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Desconfiar de la desconfianza

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

Nada más terrible para un escéptico que tener que confiar en su escepticismo para dudar de sus propias dudas. A fuerza de someterlo todo al fuego de sus resquemores, el escepticismo se vuelve adictivo y funde todo en la nada inclemente de su lógica paralizante. Y muchos confían en eso, dogmáticamente. No confundir con la duda científica.

Por eso ellos necesitan atacar todo “optimismo”, destruir lo que suene a “esperanza”. Necesitan pintar con negro cualquier color y cualquier luz que, incluso débilmente, implique confianza en algo o en alguien. Especialmente si ese algo son los pueblos organizados, con ideas claras y posibilidad de triunfo. Hay muchos casos sueltos. Con sus salvedades.

El escepticismo sabe disfrazarse. Incluso se auto-fabrica gestos de moda y de secta como distintivo secreto para reconocerse entre sí. Una miradita descalificadora, una sonrisita socarrona y unas cuantas “frases hechas” como conjuro ante aquello que pueda inducir a organizarse y tener moral de batalla para cambiar en infierno en el que vivimos. Dudar de todo a toda costa para que nada cambie, para que nada valga, para que todo sea sospechoso, inútil… imposible.

Suele ser expresión de miedos y angustias. En el mejor de los casos es un problema individual, una crisis de personalidad pero en sus expresiones más perversas en una operación ideológica que se ha perfeccionado largamente para -disfrazada como posición progresista- generar resultados conservadores y reaccionarios. Es una forma del pensamiento armada con un sistema ideológico que borra todo aquello que genera mientras va creciendo… para llegar a nada. La duda boba.

El escepticismo más burdo es una forma del idealismo burgués que se esclerotizó en la historia por la trampa lógica que lleva dentro y en la que no hay escapatoria para el razonamiento que quiere salir de las catacumbas y de la postergación. Recorre un arco muy amplio y pleno de matices. Va de los extremos depresivos a los detalles cínicos. No se conforma, nada lo satisface ni hay autoridad que lo detenga. Todo lo contrario, el escepticismo se alimenta con desafíos muy diversos. Cuanto más evidentes son las posibilidades de cambio superador, más se revitaliza la idea de desconfiar, agudamente, como principio y como finalidad. De la palabra Revolución, de sus victorias y sus expresiones más diversas… mejor ni hablar. Para los escépticos se reduce a espejismo.

Pero el escepticismo es también una forma de búsqueda que se garantiza fracasos. Necesita el refugio de la decepción (en alguno de sus grados y matices) para dar sentido a su sinsentido. Por eso el escepticismo triunfador es depresivo e iracundo. Por eso acude a las periferias del sentido a buscar fallas, debilidades o fracturas con las que crea las bases para su siempre moralista conclusión pesimista. “Nada nuevo hay bajo el sol”, la “humanidad es insalvable”, “nada puede hacerse contra los poderes fácticos” y el clásico: “uno nunca sabe”.

Su herencia como “Doctrina filosófica” nos obliga a creer que considera que no existe saber firme ni opinión segura. No es posible el conocimiento y lo único cierto es la duda. Es su manía desconocer la verdad y sus muchos matices nos obligan distinguir los varios rostros del escepticismo como corriente filosófica de los siglos IV a.C. – s. II d.C. y el escepticismo como teoría de moda en tiempos “posmodernos”. Son, porque es su sino, inoportunos, antipáticos y amargos. Siempre en grados diversos según sus grados de creencia (o des-creencia) y según su propia capacidad de adaptación a las frustraciones que les proliferan. Aparecen de mil maneras y “siempre hay uno a la mano”. Suelen ser protagonistas de películas gringas y suelen ser docentes universitarios en las Ciencias Sociales. Ahí son devastadores. Publican libros, conferencias y disertaciones traficadas con toda impunidad, e impudicia, y a la luz de los aplausos que les profieren sus “fans”… tarde o temprano también escépticos que no creen una sola palabra de sus “profes”. O así debiera ser, si son coherentes. Un camino promisorio hacia la nada misma.

Mientras tanto una parte nada pequeña de los seres humanos busca (como puede y con los que tiene) la salida del infierno capitalista en que estamos hundidos y sabe que abrir la puerta requerirá de fuerzas enormes producto de alianzas y acuerdos bien organizados y eficaces. En la base de esos acuerdos anida el requisito de la confianza (crítica si se quiere) que es necesaria para repartir las cargas y las fuerzas rumbo a un futuro que, de valer la pena, ha de incluirnos -por igual- a todos. Y entre debates y acuerdos tal confianza organizada implica saber, aprender, reconocer afirmaciones verdaderas y descartar falsedades. Implica creer en algo y confiar en conquistarlo entre todos y para todos. Sin ingenuidades ni idealísimos. Ya hemos aprendido amargamente de esas trampas.

En ese espacio no hacen falta los “escépticos” ni los “deprimidos” de ocasión. No hacen falta las muecas ideológicas del “desconfiado” full-time ni las desolaciones ensayadas por los fanáticos del pesimismo ocioso y rentable. En general no hace falta ninguna de las payasadas ideológicas burguesas ideadas para desmoralizar o para desmembrar las organizaciones populares que, por su parte, suelen ser toda alegría, confianza y fortaleza moral. En plena batalla.

Otra cosa es la interrogación científica en la dialéctica del conocimiento. Las luchas de la clase trabajadora, en todo el mundo, requieren de dispositivos teóricos y prácticos para someter a debate y superación los idearios, las creencias y las actitudes de cada unos de sus militantes. Para no llevarse sorpresas a la hora de la verdad (que es la lucha revolucionaria) y encontrarse con que alguno anda diletando poemas deprimentes por las calles en lugar de ocupar su lugar, convincente y productivo, donde la lucha exige más creatividad, más entereza y más convicciones dinámicas y firmes. Batalla de las ideas pues, en casa.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=221309

 

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POSTALES: El maestro del miedo

Por: Raymundo Riva Palacio

Nadie interesado en saber por dónde sigue sangrando Alemania puede visitar Berlín sin darse una vuelta por el viejo cuartel general de la Stasi, el Ministerio para la Seguridad del Estado de la extinta Alemania Oriental, que es el ejemplo más puro de lo que fue la perversión del socialismo legado por José Stalin en la Unión Soviética, donde sus pupilos provocaron heridas en la sociedad que durante los 45 años de dominio ruso se espiaron los unos a los otros, provocando que toda una generación después de la reunificación no haya recuperado aún la confianza. La Stasi fue una policía política sofisticada con la cual se controlaba a la sociedad, y cuyo último jefe, Erich Mielke, es descrito como un funcionario más duro, brutal y criminal incluso, que quienes manejaron a la Gestapo nazi.

El antiguo cuartel de la Stasi se encuentra en las profundidades del viejo Berlín Oriental, donde se pueden ver edificios de arquitectura estalinista –inmensos, cuadrados y grises- sin nadie que los habite y cafés con nombres rusos que cerraron hace años. La actividad comercial en el barrio donde se encontraba la Stasi, como muchos otros en Berlín, está deprimida. No hay nada que ver en esa zona de la capital salvo el edificio 1 del desaparecido ministerio, que tenía fichadas a seis millones de personas, espió a más de dos millones de alemanes y reclutó a 180 mil de sus ciudadanos como informantes, que reportaban todo lo que hacían sus vecinos, sus amigos, sus familiares, y en los casos extremos, incluso sus propios esposos y esposas.

Ahí estaba el corazón de la Stasi, el acrónimo de Staats (Estado) y Sicherheit (seguridad), rodeado por lo que fueron los departamentos de inteligencia –el brazo internacional de la política y la diplomacia-, contrainteligencia –el espionaje interno-, operaciones sicológicas, financiamiento, tecnología, y el que revisaba cada una de las cartas y piezas postales que salían o entraban de Alemania Oriental, convertidas hoy en unidades habitacionales. Nadie que no sepa qué había en ese hoyo negro, conocen la pesadilla que se vivía en el número 103 de la Ruschestrasse.

John Koehler, que trabajó en Berlín para la agencia de noticias Associated Press y fue director de Comunicaciones en la Casa Blanca durante el gobierno de Ronald Reagan, apuntó en su libro ‘La Stasi: la Historia No Dicha De La Policía Secreta de Alemania Oriental’, en 2000: “Los tentáculos de la Stasi probaban cada aspecto de la vida. Había oficiales trabajando en todas las principales plantas industriales, y sin excepción, uno de cada persona en cada edificio, era designado para vigilar a sus vecinos y reportarlos al representante de la policía en la zona, que también trabajaba para la Stasi.

“Las escuelas, las universidades y los hospitales estaban infiltrados. Los doctores, abogados, periodistas, escritores, actores y deportistas también. Igualmente eran informantes los meseros y el personal de los hoteles. Los clérigos y las jerarquías católicas y protestantes fueron reclutados en masa como informantes secretos, mientras sus oficinas y confesionarios estaban infestados de sistemas de escucha. Casi 100 mil líneas telefónicas en Alemania Oriental y Berlín Occidental eran escuchadas 24 horas al día por dos mil agentes de la Stasi”.

No había nada de lo que la Stasi no se enterara durante el largo reinado de Mielke, “El Ángel del Terror”, un comunista de cepa que peleó contra los nazis, que fue asesino en su juventud, y peleó en las brigadas internacionales durante la Guerra Civil española. Participó en la Gran Purga estalinista en la Unión Soviética y en la resistencia alemana contra el régimen de Adolf Hitler. Llegó a dirigir la Stasi en 1957, y ahí se mantuvo inamovible hasta que prácticamente lo arrancaron de su austera oficina, ubicada en el primer piso del edificio 1 en enero de 1990, en la debacle final de Alemania Oriental.

Mucho dolor causó Mielke a los alemanes. Según los historiadores, fue el arquitecto de la colectivización de las granjas en Alemania Oriental que forzó la primera emigración masiva hacia Occidente, que lo llevó a idear, para frenarla, la construcción del Muro de Berlín, aunque otros expertos sostienen que fue por iniciativa del líder soviético Nikita Kruschev. Mielke supervisó la creación de policías secretas al estilo soviéticas y guerrillas en todo el mundo. En México, creó corredores para permitir el escape de aquellos a quienes apoyaban en América Latina, proporcionándoles pasaportes falsos, e infiltró al gobierno mexicano.

Mielke, que llegó a ser considerado la persona más poderosa de Alemania después del presidente Erich Hoenecker, fue detenido en diciembre de 1989 por peculado, y en enero de 1990 por alta traición y al igual que el ex presidente, por espionaje telefónico y postal. Finalmente fue juzgado por el asesinato de dos policías en Berlín en 1931, y durante su juicio apareció ante el tribunal sentado en una silla y protegido por vidrios blindados. En la cárcel, le proporcionaron un teléfono rojo similar al que tenía en su oficina, y sostenía conversaciones y daba órdenes imaginarias, porque no tenía línea. Sus facultades mentales iban en detrimento y en noviembre de 1994, el juez determinó que no estaba en condiciones para enfrentar un juicio. En 1995, después de mil 904 días en la cárcel, fue liberado. Cinco años después, murió. El periódico sensacionalista Bild lo reportó así: “Su mal corazón ha dejado de latir”. Con Mielke murió la Stasi, pero no su nefasta memoria ni infame legado.

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/postales-el-maestro-del-miedo

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Asignatura pendiente

Por: Ana Lilia Herrera Anzaldo

Erradicar de raíz la discriminación, la violencia y los feminicidios es un tema de formación.

En la antesala de la segunda década del siglo XXI, va siendo hora de que nuestro país erradique, para siempre, cualquier práctica de inequidad o desigualdad motivada por el género.

Ello exige la premisa fundamental de fijar que la fuerza y la talla no son símbolo de superioridad, pues los seres humanos nos convertimos en una especie superior no por nuestra fuerza, velocidad o agudeza de los sentidos, sino por la inteligencia. Lo relevante es ejercitar la razón.

El propósito de la igualdad entre hombres y mujeres, y los principios de no discriminación están orientados a destacar la dignidad del ser humano y establecer los valores de las personas como un baluarte para la vida y para el desarrollo social, tomando en cuenta un ámbito cultural y educativo que otorgue mejores condiciones sociales a la gente.

Son muchos los documentos y manifiestos que a lo largo de la historia se han esmerado en proclamar la equidad de la mujer respecto al hombre, tal como la Carta o Declaración Internacional de los Derechos Humanos, la cual expone la necesidad de un pleno desarrollo y progreso de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.

Hoy, en México y el mundo, tenemos marcos normativos, información e indicadores que ya desagregan por género diferentes fenómenos, pero erradicar de raíz fenómenos como la discriminación, la violencia y los feminicidios es un tema de formación.

La desigualdad social no es superioridad. Se debe de convencer de que el rico no es superior al pobre, o el blanco sobre el moreno, el más instruido sobre el menos educado; el católico sobre otras religiones; el que nació aquí sobre el que nació allá; el mestizo sobre el indígena; el religioso sobre el ateo; el sano sobre el enfermo; el capacitado sobre el discapacitado; el joven sobre el viejo; o el adulto sobre el niño. La igualdad debe ser un horizonte en todos los ámbitos.

Es urgente, desde la escuela, fijar la idea de que los hombres y las mujeres somos y seremos diferentes, pero ello no nos hace superiores o inferiores entre nosotros. La percepción y la inequidad son construcciones sociales que reclaman con urgencia cambios sociales dirigidos, como el que se logró con la política de población implementada en nuestro país en la década de los años 70 y que redujo de manera notable el número de hijos por pareja.

Así como las máquinas no pueden estar construidas de partes iguales, la sociedad se compone de seres diferentes que, en conjunto, deben perseguir el mismo fin: el bienestar de todos. Equidad no es que todos hagan lo mismo, sino que todos nos pongamos de acuerdo en función de nuestras capacidades y habilidades.

La inequidad de género que aún persiste en diversas regiones de nuestro país es –a querer o no– una forma de discriminación. Es urgente consolidar la idea de que el tratamiento subordinado de la mujer es una forma de discriminación tan atroz como la discriminación racial, religiosa, de clase o por alguna discapacidad.

Sin duda, hoy debemos plantearnos la formación en valores y en la defensa de nuestros derechos como personas desde el hogar, pero la escuela debe constituirse en una plataforma de inclusión, solidaridad y promoción de la igualdad.

El objetivo es extender la igualdad y el respeto de nuestros derechos a todos los campos de la vida social, empezando por la relación hombre-mujer, a través de asignaturas que desde la educación básica eduquen para lograrlo.

Por ello, hoy resulta indispensable una auténtica herramienta de cambio en el desarrollo de mujeres y hombres, como la implementación de una estrategia educativa transversal en materia de derechos humanos de las mujeres y perspectiva de género, que se centre en transformar los patrones culturales y enseñe a las niñas, niños y adolescentes, entre otras cosas, a identificar la violencia, a no generarla y a denunciarla.

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/articulo/asignatura-pendiente

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La edad del futuro

Por: Nieves y Miro Fuenzalida

El mensaje sutil de la época es que el pasado es una perdida de tiempo y lo único que importa es llegar al futuro tan rápido como sea posible. La época del tecno-futurismo con largo alcance ha llegado. Y es muchísimo mejor que el patético presente.

La posesión del conocimiento, que una vez significó la comprensión del pasado, ahora es la habilidad de hacer predicciones. Conocer o predecir el futuro es mucho mas productivo y rentable que estudiar el pasado. Y para ello, en lugar de leer las hojas de te, mirar la bola de cristal o tirar el I Chi, podemos usar el instrumento científico apropiado, es decir… “Big Data”, la aplicación de las matemáticas a enormes cantidades de datos para inferir probabilidades.

En el 2011 el Foro Económico Mundial anuncio que “Big Data” debe ser considerado como una nueva clase de activo económico, algo que uno puede poseer y gozar de sus beneficios. Es la energía que lleva al futuro. “Big Data” es la primera aplicación tecnológica del siglo XXI cuyo único propósito es conocer lo que viene. Starbucks, Walmart, Amazon, Google, Target, Adidas, etc. ahora pueden saber quien, que, cuando, como y donde pueden vender exactamente sus productos. El jefe ejecutivo de la firma FICO, por ejemplo, con todo atrevimiento ahora puede anunciar… “nosotros sabemos donde tu vas a estar mañana”. Hay múltiples maneras de coleccionar datos… cuando clicleamos el internet, cuando compramos, cuando hablamos por teléfono, cuando vamos al banco, cuando estamos en el trabajo, etc. etc. Cada acción que emprendemos es aprovechada para generar probabilidades acerca de que acción vamos a tomar. Las grandes Corporaciones invierten billones de dólares en esquemas para convertir el mundo en datos. Lentamente van mejorando mas y mas la habilidad para influir y darle forma al porvenir.big-data

¿De donde viene este afán por el futuro? Si consideramos los datos antropológicos encontramos que desde el Homo erectus hasta el comienzo de la civilización mesopotámica el humano no vivió en el flujo segmentado que caracteriza nuestro tiempo. En aquellos tiempos no había pasado ni futuro. Solo el gran presente. Las sociedades tradicionales lograban la predictibilidad “transformando el tiempo cíclico en círculos”. La seguridad se encontraba en seguir haciendo lo que siempre se había hecho. La noción de medir las épocas en décadas y centurias solo ocurrió en 1890. La revolución industrial trajo el fin del orden tribal y con ello la seguridad que el conocimiento de nuestro   origen y destino nos daba.

¿No será entonces, si consideramos esto, que la obsesión contemporánea por adueñarse del futuro es el intento de recuperar la seguridad por otros medios? Según el filósofo español Innerarity hoy operamos, no con el conocimiento del futuro, sino con la ignorancia estructural del porvenir que se cierne sobre todo lo que la era industrial y digital ha traído, llenándonos con ansiedad y presentimientos de colapso. Llegar rápidamente al futuro con la ayuda de los medios científicos es el intento cada vez mas elaborado de compensar por nuestra falta de certidumbre social. El surgimiento de “Big data” y la iniciativa tecnológica empresarial encuentran su raíz en este deseo inconsciente de volver al tiempo en que no teníamos que saber que viene después porque, simplemente, no había después… solo el eterno presente.

El impulso al futuro, que siempre encontramos presente en los procesos cognitivos humanos, es bien diferente de la retorica futurística del complejo tecno industrial. La búsqueda del futuro ha sido, primariamente, saber que es lo que va a pasar para evitar cambios peligrosos y desestabilizantes. La idea es ver el peligro, esquivar el escollo y mantener, tanto como sea posible, nuestra forma de ser. El discurso futurista corporativo que hoy encontramos, en cambio, tiene como objetivo interrumpir, alterar e inventar   todo y cualquier cosa tan pronto como sea posible.

Donde mejor se ve esto es en el intento de un influyente sector tecnológico de lograr “la singularidad” , de vivir lo suficiente para ser integrado en la conciencia virtual o cerebro global conectado a la maquina digital que, al extenderse a todo el universo, culminara con el alumbramiento sublime, un estado libre de toda limitación temporal, física y mental. Un eterno presente.

Resultado de imagen para big data¿Es del todo claro que todo este transhumanismo va en dirección del mejor interés del ser humano? ¿No será que todo este proceso tiene mas que ver con creencias que con ingeniería y ciencia? Según el consenso de la comunidad científica estamos a miles de años de una inteligencia no-biológica. En la edad del “Big data”, dice el critico cultural Hal Niedzviecki, en lugar de un conocimiento significativo del futuro, lo que tenemos es la promesa de ese conocimiento. Creemos que el mapear todos los aspectos del mundo físico y mental tiene el potencial de crear un mundo virtual paralelo de maleabilidad infinita capaz de llevarnos a un estado de absoluta certidumbre e inteligencia sin limite, a pesar de que la evidencia muestra que el precio de esta certidumbre es la perdida de las libertades cívicas y del derecho a no ser vigilado por las Corporaciones y el Estado.

El punto no es si realmente podemos conocer el futuro. El punto es la historia que nos contamos acerca de el. Lo que importa mas que su conocimiento, dice Niedzviecki, es el sentimiento de control que podamos lograr sobre el porvenir. Es creer que la cuantificación, alteración y ruptura es innovación y progreso.

Los tres últimos cambios tecnológicos mas grandes de nuestra historia, comenzando en 1890, han sido la invención del motor a vapor, el dominio de la electricidad y el surgimiento de la computación. Todo lo que hoy hacemos se construye en base a estas tecnologías. Lo que hacemos en el siglo XXI es el legado del siglo XIX. Nuestra supuesta era de “ruptura”, comparada con estos tres cambios, es mucho menos innovativa de lo que parece… la televisión en el teléfono, el telegrama en el tweetter, el libro en la tableta digital. Lo curioso es que todas estas revoluciones masivas no han transformado en lo mas mínimo nuestra inclinación al saqueo de los débiles, de las otras naciones o de la naturaleza. Lo que ha cambiado es que ahora el saqueo es mucho mas grande y mucho mas rápido, por lo que cada vez van quedando menos lugares para seguir con el pillaje. El precio de acelerar el consumo a través de la tecnología y consecuentemente organizar la vida alrededor de el puede, finalmente, destruir las condiciones ecológicas que sostienen la civilización y reclamar la existencia de toda la especie. Lo que la industria llama innovación es, en realidad, la inauguración de nuevas formas de consumo.

Todos los cambios tecnológicos han favorecido la replicación de nuestros genes. Mas gente vive mas tiempo. Progreso, desde el punto de vista de la evolución biológica, es la capacidad de sobrevivencia de la especie. El animal humano, no solo ha sobrevivido, sino que se ha ubicado en la cúspide de la cadena alimenticia… por ahora. La verdad es que con el tiempo nuestra conducta hace cada vez mas problemática la sobrevivencia humana a largo plazo.

En la era de la revolución informática y la carrera al futuro todo fluye y la estabilidad   es bien difícil de encontrar. La desigualdad económica aumenta, la clase media desaparece, la educación no garantiza trabajo y, mucho menos, uno significativo. Desempleo, subdesempleo, rebaja de salarios y pobreza son la norma ¿Por qué, a diferencia de la revolución industrial que no produjo perdida de trabajo, la innovación informática ha creado un ejercito de desempleados? La respuesta esta en la interconectividad digital que ha sido posible gracias a mas pequeños y baratos procesadores que permiten aumentar la producción sin la necesidad de emplear mas gente o aumentar los salarios.

La cuestión, sin embargo, es esta… si la red tecnológica es tan buena para todos ¿por qué, entonces, el mundo tiene que sufrir tanto con la expansión de la tecnología informática? Muy pronto tendremos camiones sin choferes, barcos sin tripulación, aviones comerciales sin pilotos, laboratorios sin técnicos, hospitales sin doctores, farmacias sin farmacistas. Producción con menor costo. Pero … ¿qué va a pasar con estos millones de servidores? La computarización ha provocado la desaparición masiva de trabajos… desaparición que todavía no termina. No seria arriesgado decir que por primera vez en la historia humana los trabajos se pierden, no se crean, con la tecnología. Digamos, seres humanos reemplazados por un futuro mas eficiente.

¿Qué se putecnologiaede hacer con un sistema basado en la interrupción sistemática? La primera opción es… nada. El futuro viene y no podemos pararlo… “ la innovación es un fuerza impersonal”, y la única manera de sobrevivirla es darle la bienvenida y adaptarse, dice la elite informática. La estabilidad es obsoleta. La ansiedad que plaga la época no es tanto el rechazo al cambio, como el miedo a fracasar en medio de el, de quedar atrás en la carrera del futuro.

La segunda opción es la salida del futuro, el rechazo a la tecnotopia, el abandono de la ideología prevalente. Los que van a quedar atrás, según los survivalistas, son los que frenéticamente persiguen el futuro. Los survivalistas, por el contrario, se preparan para la catástrofe por venir, para la caída del sistema… guardan comida, agua, medicamentos y municiones para tres meses, suficiente para sobrevivir los primeros días. Al igual que muchos ecologistas, indigenistas y libertarios, no anhelan el futuro, anhelan el pasado, el retorno a un tiempo mítico cuando todo era simple, estable, con pequeñas ciudades, granjas y tiendas de abarrotes y la gente estaba en control de sus destinos en lugar de ser datos para el gobierno o las empresas privadas. Es el anhelo de la renovación de una vida tribal que surge de las ruinas del posmodernismo cibernético.

Nuestra alternativa entonces, según esto, estaría en la redención tecnológica o en la vuelta al pasado. ¿Cierto?… Bueno, no realmente. La carrera al futuro esta saboteando el futuro y la vuelta a un pasado estable y harmónico es imposible. Nunca ha existido.

Luego… ¿con qué nos quedamos? ¿No será hora de cancelar la esperanza y parar de creer que todo va a mejorar? Los que han venido luchando por un mundo diferente, según la opinión del escritor Paul Kingsnorth, están perdiendo y seria mejor reconocerlo, antes que seguir mintiendo. La economía de consumo no va a cambiar y no vamos a parar la emisión de carbón. Esta es una sociedad global que se esta desmoronando y, a pesar de ello, es incapaz de cambiar de conducta.

La cosa, dice Kingsnorth, no es prepararse para el apocalipsis, sino ajustar las expectativas para vivir a través de algcontaminacion16o que ya esta ocurriendo. No el fin del mundo, sino su deterioración y declinación inevitable, a veces imperceptible, de la que da cuenta la ciencia. Es el reconocimiento, dice el ecologista Robert Jensen, “de que cada sistema que regula la vida moderna no esta a la altura de la tarea. Y no hay manera de reformar esto. La revolución no viene…”

¿Es esto la admisión de nuestro fracaso? ¿Y de que frente al fracaso lo único que nos queda es tratar de mantener algún sentido humano en un mundo que se desploma?

Fuente: http://www.surysur.net/la-edad-del-futuro/

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Las religiones minoritarias son las más cultas

Por: Diario Uno

Un estudio mide el impacto de las religiones sobre el nivel educativo de sus adeptos.

La religión no influye en el nivel de educación de sus adeptos de igual forma en todas partes, ha descubierto un estudio que ha analizado el impacto de una confesión religiosa sobre el nivel de educación de sus adeptos en más de 70 países, del que informa Daily Science.

El estudio ha puesto de manifiesto que hay países en los cuales los adeptos son más educados que los otros habitantes, y países en los que los adeptos de una confesión tienen un nivel educativo medio inferior al de su entorno. También que hay países en los que no hay diferencias entre el nivel educativo de la población y el de los adeptos de una confesión religiosa.

El impacto varía en función del contexto en el cual se desarrolla cada confesión religiosa, ha determinado este estudio, si bien ha podido establecer un hecho destacado: cuanto más minoritaria es una religión en un país, más posibilidades tiene de alcanzar un nivel de educación más alto entre sus seguidores.

Para explicar esta constatación, los investigadores avanzan posibles hipótesis. Las minorías pueden compensar su diferencia invirtiendo en la educación de los miembros de su confesión. Si son discriminados por motivos religiosos en el colegio o el trabajo, los adeptos de una confesión minoritaria pueden compensar esta discriminación incrementando su nivel educativo.

Si por el contrario, los miembros de una confesión minoritaria son impulsados al exilio, el bagaje cultural es lo único que pueden llevarse consigo, independientemente del lugar de destino.

También consideran que los miembros de una confesión religiosa minoritaria pueden reforzar vínculos sociales más estrechos en su comunidad si destacan en sus estudios, lo que puede explicar la constatación de que los miembros de las religiones minoritarias muestran un nivel de estudios superior al de su entorno.

Los estereotipos pueden influir también en este fenómeno social, ya que están asociados a determinados colectivos que pueden influir en su comportamiento educativo. Un ejemplo que apuntan los investigadores es el de los asiáticos en Estados Unidos, a los que socialmente se les considera que son buenos en matemáticas.

Si este estereotipo puede llevar a muchos miembros de la comunidad asiática de Estados Unidos a especializarse en matemáticas, de la misma forma cualquier otro estereotipo vinculado a una confesión puede determinar un compromiso especial con la educación entre sus adeptos.
Confesión y educación

La investigación sobre las religiones se asocia frecuentemente a un tipo de actitud hacia la educación. Para los protestantes, por ejemplo, es importante que cada miembro pueda leer por sí mismo la biblia, por lo que hay que saber leer muy bien.

Esta necesidad ha llevado a esta confesión a abrir escuelas para enseñar a leer, y al mismo tiempo, para enseñar todo lo demás.

Según los investigadores, muchos estudios han comprobado que los países de religión protestante fueron alfabetizados antes que los países de confesión católica.

La investigación se basó en un estudio realizado en más de 70 países por el proyecto internacional World Value Survey, que analiza la evolución de los valores y creencias a lo largo del mundo.

Gracias a este estudio, hemos obtenido informaciones sobre el nivel de estudio de los habitantes interrogados, así como de su confesión religiosa, dicen los investigadores. Para cada religión, nos preguntamos si existía un vínculo entre la confesión religiosa y el nivel educativo. De esta forma, pudieron comparar el impacto de cada religión en el nivel educativo de sus adeptos en cada país, así como entre diferentes países.

Las confesiones estudiadas fueron siete: catolicismo, protestantismo, ortodoxos, budistas, islam, judaísmo e hinduismo.

Fuente: http://www.diariouno.com.ar/a-fondo/las-religiones-minoritarias-son-las-mas-cultas-20170107-n1317162.html

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Aprender de verdad

08 de enero de 2017 / Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/

Por: Aurora Lacueva

Las expectativas de principios de curso se apagan frente a un academicismo acartonado, que fragmenta los conocimientos en piezas aisladas y poco significativas, no diferencia lo importante de lo secundario, y no alcanza a vincular las nociones con los temas vitales de quienes aprenden

Muchas y muchos lo hemos vivido: a menudo las clases en la escuela o el liceo no logran despertar el interés del estudiantado y tampoco resultan en aprendizajes trascendentes y duraderos. Las expectativas de principios de curso se apagan frente a un academicismo acartonado, que fragmenta los conocimientos en piezas aisladas y poco significativas, no diferencia lo importante de lo secundario, y no alcanza a vincular las nociones con los temas vitales de quienes aprenden. Así, se memorizan las capitales de los países de América o las partes del aparato respiratorio, se repite a ciegas el concepto de “valencia” o de “adverbio”, y se clasifican los alimentos sin por ello mejorar los hábitos alimenticios, o los hidrocarburos sin por ello entender la naturaleza del petróleo.

¿Cómo es posible que tantos valiosos saberes producidos por la humanidad a lo largo de su historia, fruto del esfuerzo de hombres y mujeres empeñados en explicar fenómenos y ofrecer respuestas a nuestras necesidades, con frecuencia no alcancen a prender una chispa en la mente y el corazón del alumnado? ¿De qué manera favorece la adquisición de estos saberes y su aplicación en la participación ciudadana activa y crítica y en un mejor desarrollo personal?

El nuevo currículo del nivel medio elaborado por el Ministerio de Educación busca atender estas preguntas, y es así como plantea un estudio más integrado, no por disciplinas como Física o Geografía, sino por áreas amplias como Ciencias Naturales, que engloba Física, Química, Biología y Ciencias de la Tierra, o como la llamada “Memoria, Territorio y Ciudadanía”, que se apoya en nociones de Historia, Geografía y Educación Ciudadana. Al integrar disciplinas e incorporar también otros saberes junto a cuestiones sobre valores y actitudes, se permite explorar el mundo de manera más pertinente y con mayor sentido. A ello se suma la propuesta de abordar cada año, no multitud de pequeños conocimientos vistos rápidamente, sino unos pocos grandes temas, trabajados con tiempo y en profundidad, gracias a procesos de investigación, innovación y acción social. Estas ideas generales están en línea con la mejor pedagogía, pero se presenta ahora el gran reto de concretarlas en la práctica. Para ello, al ministerio le falta mucho que hacer todavía.

lacuevat@hotmail.com

Fuente artículo: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/politica/aurora-lacueva-aprender-verdad/

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La extrema década del clima

08 de enero de 2017 / Fuente: http://www.razonpublica.com/

Por: Manuel Guzmán Hennessey

Un examen sereno de los datos muestra que entre 2000 y 2010 se agravaron los fenómenos climáticos, que ellos son causados por el hombre y que las perspectivas indican mayores riesgos. El fracaso de las negociaciones internacionales, sin embargo, puede dar pie a la esperanza paradójica de que por fin se actúe frente al desafío.

Manuel Guzmán Hennessey*

Un daño hecho por el hombre

La primera década del siglo XXI bien podrá ser considerada como uno de los períodos decisivos en la evolución del cambio climático global. Este fenómeno, que algunas veces se nombra como «calentamiento global» y otras como «cambio climático», es nuevo en la historia humana, y su origen no va más allá del siglo XX, por lo cual debe considerarse lo que los expertos llaman «un fenómeno emergente de la cultura«, relacionado con el ideal de progreso humano que guió a la civilización desde el siglo XIX.

En esta década se confirmó lo que muchos sospechaban desde hacía mucho tiempo: que el responsable del fenómeno había sido el comportamiento del hombre y no el de la naturaleza. Esto ocurrió en 2007, y el dato causó revuelo cuando el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) lo reveló en París. Los científicos confirmaban la fuente del fenómeno con un adjetivo enfático: es inequívoca la responsabilidad de la acción humana en el cambio climático.

Luego sucedieron otras cosas, que se encargaron de corroborar hasta qué punto esta acción humana podía modificar las condiciones de la atmósfera, y desencadenar con ello un proceso complejo de desequilibrio creciente en las relaciones del hombre con la biosfera.

Entre 2000 y 2010 ocurrieron los peores desastres climáticos de los últimos cien años, algunos directamente relacionados con el cambio climático, otros indirectamente.

La ciencia no ha avanzado aún lo suficiente como para establecer estos vínculos, pero todo parece indicar que buena parte de lo sucedido dentro de ese periodo, en materia de desastres naturales, de inundaciones, sequías, deshielos polares, deforestación, pérdida de cosechas, nuevas enfermedades, olas de calor, nevadas inusuales e inviernos severos, está relacionado con el fenómeno climático global.

Largo sería hacer aquí una revisión pormenorizada de aquellos sucesos. Dos son los indicadores más significativos del problema. Uno, el aumento de la temperatura promedio del planeta; y, el otro, el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera.

El primer indicador nos remite al calentamiento global, y con ello a los múltiples efectos que este aumento de las temperaturas origina en los ecosistemas vivos. El segundo confirma la responsabilidad humana en el problema, pues las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera provienen especialmente de la actividad de los hombres, es decir,  por la producción de energías provenientes de combustibles fósiles, el uso incontrolado de la electricidad, la deforestación, el uso de medios de transportes contaminantes, y un largo etcétera.

2000 a 2010, la década del clima

Me concentraré en lo que ocurrió durante la primera década de este siglo, tan solo en el indicador de la temperatura promedio del planeta, para no atiborrar de datos y consideraciones demasiado técnicas esta nota periodística.

Empiezo por el año 2010, que fue, con 2005, el más caliente desde 1880, que es el año cuando empezamos a tener registros de temperatura. El dato lo confirmó el Instituto Godard de Estudios Espaciales, de la Administración Nacional Aeronáutica y del Espacio (NASA), de Estados Unidos, cuyo director, James Hansen, es uno de los más connotados científicos abanderados de la lucha contra el cambio climático. El instituto dijo que «si la tendencia de calentamiento continúa, como es esperable, si siguen aumentando los gases de efecto invernadero (especialmente el dióxido de carbono) el récord de 2010 no durará mucho«.

Quiere decir esto que entre 2010 y 2020 puede haber años más calurosos que 2010, y con ello debemos esperar el desencadenamiento de un conjunto de consecuencias asociadas con este fenómeno. Lo que actualmente vive Colombia, en forma mal llamada de «emergencia invernal», es tan solo una alerta sobre lo que nos puede pasar en la década que acaba de comenzar.

Otros datos refuerzan el argumento de que la década 2000-2010 fue la década del clima. Durante ella ocurrieron 7 de los 8 años más calurosos de los últimos cien años. Los de 2010 y el 2005, que ya mencioné, y los de 2002, 2003, 2006, 2007 y 2009.

Y como si lo anterior fuera poco, 2010 fue el año más húmedo desde que hay registros, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), otro centro científico de Estados Unidos que trabaja en el seguimiento del cambio climático.

Los niños y las niñas

Me referiré brevemente a «los niños y las niñas», como suelen decir con alguna vehemencia el señor vicepresidente, Angelino Garzón, y tres o cuatro damas bravas de este país atravesado por la retórica de los géneros.

El fenómeno de El Niño, y el de La Niña no son consecuencia del cambio climático, pero se relacionan con éste si ocurren en períodos o muy cálidos, o muy lluviosos, y como el aumento de la pluviosidad y los períodos de calor sí están indiscutiblemente ligados al fenómeno del clima, una de las cosas que habrán de acometer las nuevas ciencias del clima, es la de estudiar conjuntamente ambos fenómenos.

La Niña, un fenómeno periódico que enfría la temperatura en el océano Pacífico, fue en buena parte responsable del mal llamado fenómeno invernal de Colombia durante el 2010, pero el cambio climático está ahí, imbricando sus consecuencias con «niños y niñas», y aumentando la complejidad de las relaciones que establece el hombre con su medio ambiente.

El Niño, que vendrá este año, probablemente será peor en materia de sequías y establecerá un nuevo récord, como se anticipó a decirlo el investigador Phil Jones, del Reino Unido será de sequías, que como se sabe, son otro fenómeno asociado con el  efecto climático.

Temperaturas record

Los científicos suelen hacer el seguimiento del problema comparando década tras década. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la década pasada es la más cálida de los últimos cincuenta años, puesto que se presentaron temperaturas 0,46 grados por encima de la media que hubo en el período 1961-1990.

De la misma manera que los fenómenos de «El Niño» y «La Niña» repercuten de manera contraria en aumentos de la sequía o de las lluvias, el cambio climático puede manifestarse con inviernos muy severos (como ocurrió en buena parte de Europa central, Irlanda y Escocia, principalmente),  o veranos muy calientes, como el de Rusia, que en 2010 soportó una ola de calor similar a la que en 2003 sacudió a Europa occidental.

– La temperatura media durante el pasado mes de julio en Moscú, fue 7,6 grados por encima de la media. El día 29 de ese mes se estableció un récord en la capital rusa que parecía imposible, pues el registro llegó a los 38,2 grados. Y durante los siguientes 33 días se mantuvo por encima de 30 grados, causando 11.000 muertes.

– En Mohenjo Daro (Pakistán) se alcanzaron los 53,5 grados el 26 de mayo del año pasado, la mayor temperatura registrada en Asia desde 1942.

– El norte de África y la Península Arábiga también registraron picos en 2010 como los 50,4 grados en  Doha (Qatar), o los 47,7 de Taroudant (Marruecos), según datos de la OMM, y en el norte del Canadá se registraron temperaturas de hasta seis grados por encima de la media.

Ahora bien, en los primeros nueve años de la década que pasó, las temperaturas mundiales promedio registraron un aumento de 0,7 grados centígrados sobre el promedio que hubo entre 1951 y 1980, según la NASA.

Deshielo y escasez de agua

En los últimos tres veranos el mar Ártico sufrió importantes deshielos. Groenlandia aumentó en un 3 por ciento la cantidad de agua que vierte a los océanos, y la capa de permafrost cedió cada vez más (permafrost es el hielo subterráneo sobre el cual se asientan grandes ciudades de las regiones polares del planeta).

En la década 2000-2010 hubo un enorme retroceso en los glaciares (entre ellos los de Colombia) y se redujeron significativamente las fuentes de agua dulce para millones de indios, chinos y suramericanos. Igualmente perdieron agua los grandes lagos del África debido al aumento de las temperaturas, la evaporación y las sequías.

La ONU sin dientes

En la institucionalidad de las Naciones Unidas sucedieron también cosas importantes en la década que acaba de terminar. Se cumplieron las conferencias de Bali, Copenhague y Cancún, poniendo en evidencia cuán frágil puede ser este sistema para enfrentar los problemas comunes del hombre del Siglo XXI.

La década terminó con la creación de un fondo verde en la última conferencia de las partes del Protocolo de Kyoto, que expira en 2012. No obstante, es evidente que las negociaciones sobre la crisis climática global no avanzan como la humanidad espera. Unas veces fracasan estruendosamente, como en la pasada cumbre de Copenhague, de diciembre de 2009; otras, como en Cancún 2010, entregan victorias pírricas, que en ningún caso reflejan las afugias que la ciencia le ha señalado a la sociedad sobre la verdadera magnitud del problema[1].

Muchos tienen la sensación de que la ciencia va por un lado y los negociadores por otro.

En efecto, si uno revisa el IV Informe de Evaluación del IPCC publicado en 2007, encuentra que los escenarios proyectados para el periodo 2020-2040 resultan más que alarmantes.

Una luz de esperanza

Aunque pueda sonar un poco extraño, al empezar la segunda década del siglo y constatar, como en efecto constatamos que el Protocolo de Kyoto va camino de  fracasar  y que por un lado sigue yendo la ciencia y por otro la dirigencia del mundo, vamos camino de recuperar la esperanza en la solución de la crisis climática global.

La sociedad, metida entre el sándwich de la ciencia y sus dirigentes, ha empezado a reaccionar. El optimismo sobre la luz que podemos entrever en el final del túnel, se basa en esta paradoja, probablemente cruel: en la primera década de este siglo fracasaron todas las negociaciones entre los países firmantes del Protocolo de Kyoto orientadas a reducir las emisiones de carbono de los países industrializados.

El volumen de las emisiones ha crecido, sobre todo en países como China, Brasil, India e Indonesia; el Protocolo de Kyoto muy probablemente expirará sin haber alcanzado el cumplimiento de la pequeña meta que se propuso: un 5,2 por ciento de reducción de las emisiones globales de carbono, a pesar de que en las cumbres de Bali (2007), Copenhague (2009) y Cancún (2010), tanto los científicos como las organizaciones de la sociedad, abogaron conjuntamente por metas que oscilaban entre un 40 y un 80 por ciento, para los años 2020 y 2050, respectivamente[2].

Una de las principales enseñanzas que hoy nos deja el fracaso de Kyoto es que la humanidad erró el camino de la confianza en el sistema de las Naciones Unidas como organismo idóneo para solucionar sus grandes crisis en general, pero la del cambio climático en particular.

No obstante, si miramos el problema desde otro ángulo, descubriremos la oportunidad agazapada en la crisis, como bien lo señala el ideograma chino: la principal ventaja que puede tener este descalabro de la diplomacia internacional es que podemos poner los ojos en otros esquemas de soluciones que nos permitan plantearnos metas más escalables en áreas que hoy resultan estratégicas y que, partiendo de acuerdos entre pocos países, puedan ser más viables.

En eso estamos.

Postdata

Una nota de actualidad me sirve para cerrar este artículo, pues la considero una buena síntesis de lo que nos deja la década del clima: a Nicholas Stern, autor de un amplio estudio sobre el impacto económico del cambio climático, encargado por el Gobierno británico, le fue entregado esta semana el premio «Fronteras del Conocimiento de Cambio Climático», de la Fundación BBVA.

En el acto de premiación hizo una rectificación esencial: «Estimamos que la mayor probabilidad era un impacto (económico) de un 5 por ciento del PIB mundial y ahora creo que estará más cerca de un 20 por ciento, que era nuestra estimación más pesimista».

Pero al lado de su rectificación deslizó una esperanza, también en forma de enmienda: «Otro error es que no nos dimos cuenta antes de lo atractivas que resultan las economías bajas en carbono, una nueva revolución industrial llena de innovación y descubrimientos, una oportunidad para crecer en tiempos de crisis«.

¿Cómo asumirá la sociedad este desafío? ¿Cómo educar a las nuevas generaciones sobre la necesidad de construir las bases de una nueva sociedad? Esa es la reflexión que aquí les dejo a los lectores.

Fuente artículo: http://www.razonpublica.com/index.php/economia-y-sociedad/1722-la-extrema-decada-del-clima.html

Foto: https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwjuzsL6v67RAhVHZCYKHUSqAVAQjhwIBQ&url=http%3A%2F%2Fwww.juventudrebelde.cu%2Fmultimedia%2Ffotografia%2Fgenerales%2Fdebaten-sobre-el-clima%2F&psig=AFQjCNEEK0AMiPs_7pnbezJ8AIIB5ohRYg&ust=1483825784170383

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