Page 1966 of 2492
1 1.964 1.965 1.966 1.967 1.968 2.492

Ciudadanía Digital, una oportunidad por explorar y trabajar en Colombia

08 de enero de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com/

Por: Ángela Escallón Emiliani

Desde el año pasado, hemos venido escribiendo y reflexionando sobre una nueva aproximación a las herramientas tecnológicas que permiten potenciar la relación entre las instituciones públicas y la sociedad civil. Estas herramientas, que incluyen proyectos de datos abiertos, laboratorios ciudadanos, aplicaciones web y móviles, entre otros; se enmarcan dentro de una estrategia de empoderamiento ciudadano en la era digital a través de la tecnología, conocida como Civic Tech. (lee aquí nuestro anterior artículo relacionado con este tema).

A pesar que aún en Colombia se habla muy poco sobre este tema, es un hecho que en la actualidad el mundo está girando su atención a la oportunidad que abren estas herramientas para incentivar una participación ciudadana que trasciende los espacios tradicionales, a veces poco eficientes y poco llamativos: La oportunidad de fomentar una ciudadanía digital que acerque la sociedad civil al gobierno.

Dentro de esta innovadora comprensión de la tecnología al servicio de la ciudadanía, tuvimos el placer de ser invitados como panelistas al pasado encuentro regional de las Américas organizado por el Open Government Partnership y el gobierno de Uruguay, que se realizó en Montevideo. Este evento es una muestra de cómo esta nueva aproximación está tomando relevancia en la agenda internacional a la hora de hablar de la relación entre las instituciones de los gobiernos y la sociedad civil.

En esta ocasión, además de tener un espacio para compartir nuestra experiencia con la plataforma de datos abiertos que desarrollamos, Ciudatos, el encuentro fue una gran oportunidad para aprender sobre las buenas prácticas que sobre este tema se vienen trabajando a nivel hemisférico, y el papel central que jugará la tecnología en el fortalecimiento de la democracia.

Un primer aprendizaje que nos llamó la atención fue la alta aceptabilidad que existe en los distintos países de la región del concepto de promover y contar con un Gobierno Abierto, articulado, con herramientas tecnológicas con fines cívicos en los que se comparta información, factor que promueve a su vez una ciudadanía más conectada e interesada en lo público que reafirma la necesidad de gobiernos más receptivos a los aportes ciudadanos.

Este tema ha evolucionado casi con la misma rapidez que lo hace la tecnología. Hoy a pesar de lo que muchos creen, el Open Data ya no es suficiente ni es lo más avanzando. Actualmente, nos encontramos ante experiencias que trascienden la lógica de apertura de datos en términos del simple acceso a la información -los cuales se limitan a publicar series de datos-. En contra parte, han empezado a surgir iniciativas generadas desde la sociedad civil y los sectores no gubernamentales, donde el gobierno participa como un aliado en la construcción de soluciones colectivas basadas en el análisis y estudio de la información disponible.

Estas nuevas lógicas buscan romper con el tradicional papel del Estado, hacia un modelo en el cual este se convierte en un prestador de servicios de calidad hacia la ciudadanía; promoviendo un acercamiento efectivo entre la sociedad civil, el sector privado y los gobiernos, que utiliza la tecnología para invitar a las personas a consumir la información, e incluso a producirla ellos mismos.

Un buen ejemplo de una estrategia de esta naturaleza, es el portal de Energía Abierta del gobierno de Chile, el que cuenta con una interface de estadísticas fácil y amigable de explorar, incluso a nivel georreferenciado. Este espacio permite observar visualizaciones interactivas sobre los precios de los combustibles a nivel local, el estado de la autonomía energética del país y otros indicadores sobre la producción y demanda de energía por sectores que ayudan a la ciudadanía a informarse sobre un sector, que para el caso chileno, es el que impulsa el empleo, las exportaciones y el crecimiento económico.

Portales como el de Energía Abierta, son sobretodo un insumo para que académicos, estudiantes y periodistas utilicen la información para realizar estudios, análisis y reportajes dirigidos al resto de la sociedad, generando un debate informado en sociedades donde la desinformación frecuentemente prevalece.

Un referente interesante de otro país que se enmarca en esta dirección, es el portal del gobierno municipal Decide Madrid, dirigido a una ciudadanía informada e interesada en involucrarse en lo público. Este caso puntual integra datos abiertos, información sobre transparencia del gobierno municipal, y un espacio dedicado en donde el ciudadano puede involucrarse en la construcción de procesos participativos, debates del ayuntamiento y puede votar sobre proyectos de ley que estén siendo tramitados en el legislativo local. Este es un ejemplo del tipo de participación que se fomenta desde esta iniciativa.

Vale la pena resaltar también el pilar de “sociedad de la información” que se encuentra dentro de la estrategia de gobierno abierto del Uruguay, un lineamiento de política que pretende acercar al país a una tendencia internacional de masificación de los medios digitales para mejorar la calidad de vida de las personas. La idea de este concepto es que “todas las personas puedan consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para que puedan emplear plenamente sus posibilidades en la promoción de su desarrollo y en la mejora de la calidad de vida”. Esta iniciativa del gobierno uruguayo recoge los beneficios de portales, como el caso de Energía Abierta y Decide Madrid, para generar una revolución en la forma como funciona la democracia representativa en una era digital.

Todo este panorama es una gran oportunidad para Colombia, en donde hay mucho por hacer en este campo, si se quiere dar el salto hacia una ciudadanía digital. Es necesario tener la claridad que las herramientas tecnológicas cívicas no son un fin en sí mismas, son instrumentos que nos facilitan alcanzar los ambiciosos objetivos que nos proponemos para lograr un verdadero involucramiento ciudadano con gobiernos participativos y alineados a las verdaderas necesidades de las personas.

Si quieres profundizar otros ejemplos de cómo crear una Ciudadanía Digital, te invitamos a escuchar esta charla de TED ¿Cómo actualizar la democracia para la era de Internet?, por Pia Mancini.

Fuente artículo: http://pcnpost.com/angela-escallon-ciudadania-digital-una-oportunidad-por-explorar-y-trabajar-en-colombia/

Comparte este contenido:

La Educación: Entre la inquietud de sí y el emplazamiento del poder-saber para “ser”

Jorge Díaz Piña

diazjorge47@gmail.com

 

Sin el propósito de simplificar lo que es complejo, podemos proponer  que pese a las demás determinaciones que las envuelven, y  de las que nos ocuparemos después,  las prácticas educativas que regulan los procesos de enseñanza-aprendizaje o “prácticas pedagógicas interactivas de resignificación constructiva” en la educación escolar a diferentes  niveles, éstas se encuentran condicionadas por la relación tensa entre la inquietud de sí mismos de los estudiantes y el emplazamiento del poder-saber para “ser” que la institución o dispositivo escolar propicia sobre aquellos.

La noción inquietud de sí mismo (epimeleia heauteu) es recuperada y actualizada de la cultura griega antigua por Michel Foucault en su texto Hermenéutica del sujeto (2009), atribuyéndole el significado siguiente, “la epimeleia heauteu es una actitud: con respecto a sí mismo, con respecto a los otros, con respecto al mundo… implica cierta manera de prestar atención a lo que se piensa… acciones que uno ejerce sobre sí mismo” (p. 28).  Este ocuparse o preocuparse reflexivamente de sí mismo por parte del sujeto,  según Foucault (ob. cit.), también implica su relación con “la verdad”, o régimen de verdad hegemónico e histórico impuesto en una sociedad dada,  asumiéndolo como efecto y causa del poder-saber.  Para el caso que nos ocupa, la verdad se relaciona con los discursos o regímenes veridictivos  de los otros, esto es, de los discursos  legitimados como verdaderos por el poder-saber de los docentes y de la institución escolar (sus saberes, sus  conocimientos, sus hipercorrecciones, sus exhortaciones e imperativos éticos y morales, etcétera).  En Foucault (1978), “la ‘verdad’ está ligada circularmente a  los sistemas de poder que la producen y la mantienen y a los efectos de poder que induce y que la acompañan” (p. 189)

Estos últimos discursos, en tanto los otros pretenden incidir en la conducta o modos de ser de los estudiantes, son acciones o prácticas discursivas de poder que se articulan con los saberes producidos con anterioridad sobre ellos para  normalizarlos (tecnologías disciplinarias) como cuerpos dóciles y útiles en términos foucaulteanos (saberes examinadores, psicológicos, sociológicos, médicos, diagnosticadores prácticos, etcétera), por consiguiente, son formas de poder-saber ya que para Foucault (1985), “es efectivamente en los discursos donde poder y saber vienen a articularse” (p. 231).  De aquí que se considere a la institución escolar como un dispositivo de emplazamiento del poder-saber para “ser” que actúa sobre la inquietud de sí de los estudiantes, ”estudien para ser alguien en la vida” se les reitera predicativamente. Aquí el término “ser” está referido a su uso generalizado para indicar al tipo de hombre o mujer, presuntamente realizador de estos, que declarativamente  los sistemas educativos manifiestan querer producir ideológicamente para la reproducción o transformación de las sociedades.

Actuación institucional o normalizadora, o de la gubernamentalidad –a decir de Foucault–, sobre los estudiantes que registra una dimensión tensional graduada según sea mayor o menor la discrepancia o distancia entre la inquietud de sí y el emplazamiento del poder-saber para “ser”.  Que pudiera traducirse desde el imaginario del estudiante como la tensión  entre lo que “yo soy o quiero ser” y “lo que la escuela quiere que yo sea”. Tensión que puede expresarse en comportamientos estudiantiles que irían desde la franca resistencia a las imposiciones del poder-saber hasta manifestaciones de renuencia,  o evasión, abarcando además,  las de adecuación simulada y las de adaptación por el cese  transitorio  o definitivo de las resistencias y renuencias.  Con respecto a los efectos de rechazo que produce el poder por más que este  enmascare y justifique su fuerza o coacción  persuasora, el mismo Foucault (1985), advierte que “allí donde hay poder hay resistencia” (p. 116).

Las resistencias, las renuencias y las evasiones estudiantiles contribuirían, en su vinculación con otros condicionamientos que trataremos, a explicar la mal denominada deserción estudiantil, ya que consideramos que la escuela por reproductora  es  su propiciadora principal por “desertógena”,  debido a sus excluyentes prácticas de emplazamiento del poder-saber para “ser”.  Asimismo, ayudarían a comprender la ideológicamente manipulada estigmatización de los estudiantes culturalmente resistentes, renuentes y evasivos como de “bajo rendimiento académico”, y de los docentes y escuelas públicas que los toleran al  no excluirlos por la “baja calidad  educativa” que se les endilga por ello, sin que dicha tolerancia implique el reconocimiento dignificador de su otredad cultural, su  modo de ser diferente al que prescribe la escuela.

En los casos de los estudiantes que son inducidos a excluirse o “desertar”, opera además su reflexión evaluadora del tiempo existencial suyo  comparado con la temporalidad de permanencia en las instituciones escolares para egresar definitiva o certificadamente en correspondencia con las posibilidades de manutención del contexto sociofamiliar de procedencia popular o de clase empobrecida y marginada socioeconómicamente.  El tiempo de permanencia escolar para “ser” es percibido como muy prolongado y excesivo para mantener su trayectoria o recorrido en él, presionando para su exclusión consentida o “deserción”. En estos casos, opera la significación de “ser” dada por Heidegger (2010), en su obra El ser y el tiempo: el sentido del ser es el tiempo.

Lo expresado anteriormente respecto a los docentes, no obsta para señalar que además de ser reproductores del discurso emplazador del poder-saber de “ser” de la gubernamentalidad ante los estudiantes, registran una ambivalencia, por cuanto muchos de ellos son también portadores-continuadores  de su inquietud de sí estudiantil pasada pero perdurable en el tiempo, no sin modificaciones, que resiste, es renuente, evasiva  y simuladora de su adecuación institucional a la escuela. Producto tanto de su  procedencia social clasista de sectores excluidos, marginados o populares, de su origen étnico o condición de género, como de su recorrido escolar para optar por “ser docentes”, y de las vicisitudes o experiencias no-realizadoras o des-realizadoras por contraventoras de la gubernamentalidad transitadas en su trayectoria de vida profesional.  Los docentes estarían así, envueltos en una dialéctica del sí mismo y las obligaciones institucionales contraídas.

Es de resaltar que el acervo sociocultural que portan  los docentes de origen popular o no-moderno, pese a su ambivalente adecuación a la cultura moderna durante  su trayectoria de formación y ejercicio profesional escolar, es refractaria a la naturaleza sociocultural clasista dominante, hegemónica o moderna de la escuela capitalista. Naturaleza que es legitimada ideológicamente como neutral, universal o científica, y que le justifica establecer estándares meritocráticos de evaluación compulsiva de comparación  jerarquizadora o calificadora-descalificadora de  docentes, estudiantes y escuelas.  Esto,  bajo la apariencia de un presunto propósito igualador  de la calidad educativa. Estándares establecidos con base en predeterminadas pruebas con un  baremo que parten de establecer desempeños anticipados descalificadores por elitescos socioculturalmente, o a sabiendas que son  logros que pocos pueden alcanzar, es decir, son reveladores del oculto trasfondo sociocultural desigual  clasista de la sociedad.  Instrumentos complementados con desempeños de dificultad media o baja, u otras gradaciones,  para revestirlos de objetivos,  equilibrados o justicieros.  Asimismo, son  revelados como estimulantes de la rivalidad  entre docentes, estudiantes y escuelas, en función de articularlos a la supuesta competitividad económico-empresarial neoliberal globalizadora.

Ello explicaría muchas de las conductas docentes descomprometidas o disfuncionales para la gubernamentalidad respecto de  la institución escolar, y su “resistencia al cambio”, por lo que los culpan del “bajo rendimiento” de los estudiantes y de la “baja calidad” de las escuelas, y no a la estructura reproductora clasista de la institución escolar que provoca su relativa disfuncionalidad con relación a la eficacia cualificadora de la fuerza de trabajo  acorde con las exigencias de la capitalista división del trabajo; relación también estimada perversamente por capitalizadora de un bien  considerado público por gratuito, desde la lógica mercantil economicista de la rentabilidad costo-beneficio del capital por la tecnocracia contracultural  neoliberal que desea privatizarlo. Por consiguiente,  se les descalifica e indignifica al no querer comprender la ambivalencia que los atraviesa, ya que es debida a las contradicciones clasistas y socioculturales que cruzan al dispositivo reproductor de la institución escolar que se ve obligado, por la  propia dinámica desigualadora y excluyente que le es congénita al capitalismo, a cooptar o escoger a los educadores de los sectores sociales distintos a los dominantes. Contradicciones clasistas y socioculturales que no puede admitir el sistema capitalista ya que se sustenta ideológicamente en la irreal y fetichista  “igualdad social” jurídico-liberal.

Por otra parte, la ambivalencia que sufre el tipo de docente referido, le ocasiona patologías severas que afectan su bienestar físico y mental, al verse obligado sin convicción interna  a realizar su oficio profesional.  Patologías que van desde su estresamiento hasta afecciones psicosomáticas más severas.  De la cuales no se sobrepondrá  si no hace conciencia de las causas que originan su situación y no se dispone reflexiva y comprometidamente a contrarrestar las dinámicas institucionales de poder que lo coaccionan y, que a su vez,  le hacen coaccionar a los estudiantes, impidiéndole atenuar y superar sus efectos.  Sin hacerse ilusiones pedagogistas en las cuales refugiarse y reguardarse ya que éstas si no se encuentran articuladas a posibilidades  de cambio de las estructuras reproductoras, no incidirán en la transformación de las relaciones escolares. De aquí que deba  incluir en sus reflexiones y prácticas,  alternativas radicales de transformación que le puedan llevar a optar estratégicamente a luchar por  nuevas instituciones educativas de contrapoder, incluso  desescolarizadas, correspondientes  anticipadamente a una nueva sociedad sin estructuras de dominación y reproducción clasistas principalmente, no únicamente.

Retomando el hilo en torno al  modo de ser de los estudiantes, señalamos  que además de marcar su inquietud de sí, tiene que ver con la formación sociocultural de su habitus, su código  y su identidad personal.  El habitus, categoría propuesta por Bourdieau (1977), define las relaciones entre las disposiciones y tomas de posición en los individuos a partir de las determinaciones que produce su origen de clase social.  Las estructuras sociales objetivas preexistentes predisponen las conductas en tanto estructuras de percepción, pensamiento y acción en el mundo sociocultural; esto es el habitus, estructuras estructurantes “heredadas” por transmisibles y reiterables en un contexto dado, de disposiciones perdurables en los sujetos. Es un haber histórico o “biográfico” de los individuos o grupos,  un acumulado sociocultural hecho ser o corporeidad.   A diferencia del código, con el que guarda también semejanzas, concepto incorporado por Bernstein (1998), que refiere a la gramática seleccionadora e integradora subyacente y reguladora de la orientación prevaleciente de los  significados  relevantes, las formas de su realización y los contextos evocadores en los individuos, adquiridos tácitamente según su procedencia sociocultural familiar y de clase social.

Ambos conceptos, inciden en la constitución subjetivadora e individuante de las identidades personales y grupales o comunitarias como identificaciones con valoraciones, concepciones, creencias, normas, representaciones, etcétera, que permiten reconocer y reconocerse a las personas en su singularidad social, y como  disposiciones adquiridas y posicionamientos duraderos del carácter  ante sí, ante los otros y ante el mundo o entorno.  Aunque las disposiciones duraderas del carácter que identifica a los individuos perduren, no son invariables, ya que, de acuerdo con  Ricoeur (1996), la identidad, a través de someterse a su despliegue narrativo como modalidad reflexiva de sí, –identidad narrativa–, puede sufrir variaciones al restituirle el relato su movimiento retrospectivo, permitiéndole así a los sujetos la reapropiación personal de su historicidad.

No obstante estos condicionamientos del  habitus, del código y     de las disposiciones adquiridas que configuran las identidades,  –imprescindibles para comprender  la actuación de la inquietud      de sí de los estudiantes que resisten, son renuentes, simuladores de su adecuación y evasivos frente al emplazamiento escolar del poder-saber para “ser” al tratar de imponer ideológicamente su instituida cultura escolar,  que igualmente responde a concepciones y representaciones   clasistas de los grupos  sociales dominantes y hegemónicos en la sociedad, y que provocan el desencuentro y la confrontación socioeducativos causantes de esos comportamientos estudiantiles al no reconocerles su condición ético-cultural dignificadora diferente–, deseamos agregar las determinaciones de base  que reivindica Guattari (1996), las semióticas asignificantes y las significantes que constituyen desde su más  temprana edad a los individuos y preconfiguran sus disposiciones posteriores como, por ejemplo, las de aprender.

Él utiliza las categorías de semiótica asignificante y semiótica significante para tratar los componentes semióticos que contribuyen a producir la subjetividad, teniendo en cuenta la obra de Stern (2005), El mundo impersonal del infante.  En esta obra, la subjetividad pre-verbal se expresa a través de semióticas simbólicas asignificantes en una relación problemática y complicada con la máquina social lingüística o semiótica significante.  Esa subjetividad pre-verbal, pre-cognitiva o pre-individual, que subyace a todos los modos de subjetivación, es encubierta e ignorada.  Antes de la adquisición del lenguaje, los niños y niñas construyen activamente formas de percibir, de expresarse y de experimentarse a sí mismos en el mundo por medio de una semiotización no verbal diversificada y diferenciada.

El texto de Stern (ob.cit.),  socava la supuesta unidad del sujeto al enumerar la multiplicidad de “sis” o “yoes”, de relaciones y de afectos pre-verbales que lo constituyen.  Él distingue tres sentidos de sí.  Un sentido de sí emergente, de sí nuclear y de sí intersubjetivo que preceden la aparición del sentido de sí verbal.  El sentido de sí, en los tres primeros casos, no significa un concepto de sí, ni un conocimiento de sí, ni una conciencia de sí ya que esas experiencias no son traducidas o expresadas por el lenguaje, la consciencia o la representación.  Los distintos sentidos de sí, anteriores al sentido linguístico de sí, no constituyen etapas pero si son niveles de subjetivación o vectores de subjetivación no verbales que se manifiestan en el transcurrir de la vida de manera paralela con el habla y la conciencia.

La relación consigo mismo presupone un posicionamiento que es existencial o afectivo antes de ser linguístico o cognitivo, y que es el centro de la subjetividad. Más aún, es a partir de ese núcleo asignificante que podrá haber significación y lenguaje.  Este asunto tiene implicaciones importantes para nuestros planteamientos ya que sobre esa subjetividad asignificadora que perdura a lo largo de la vida, actúa el emplazamiento del poder-saber para “ser”, que trata de manipular los afectos, las percepciones,  los ritmos, los movimientos, las duraciones, las intensidades y otras semióticas asignificantes.  Actúa tratando de  controlar y modular los efectos de subjetivación y des-subjetivación.

Una estrategia para neutralizar, ordenar y normalizar o disciplinar la acción de las semióticas simbólicas y asignificantes de la inquietud de sí que exceden las significaciones dominantes en la escuela, esto es, la representación y los significados, consiste en jerarquizar estas últimas.  La subjetivación asignificante o afectiva funciona fuera de la conciencia y  expresa la matriz existencial desde la que se asimilan las experiencias a partir de las cuales surgen  pensamientos, formas percibidas, actos identificativos y sentimientos verbalizados.  Es un reservorio en el cual toda experiencia creativa puede prosperar.  Asimismo, todo acto de aprendizaje en última instancia, depende del sentido de sí emergente en los meses iniciales.

Guattari (ob. cit.) indica que es desde estas subjetividades de sí articuladas como universo protosocial, de carácter pre-verbal, que son  adquiridos los caracteres familiares, étnicos, de clase, etcétera, a modo de inconsciente cultural por medio de la comunicación contigua, es decir, el habitus, el código sociocultural y las disposiciones duraderas del carácter que forman la identidad, y en definitiva, la inquietud de sí.

Después de haber expresado nuestras consideraciones respecto a la dialéctica de la inquietud de sí  de los estudiantes y docentes, y del emplazamiento escolar del poder-saber para “ser” sobre ellos, queremos cerrar señalando una posibilidad  terapéutica liberadora, en cuanto atención a sí mismos, para contrarrestar los efectos de las acciones de poder de la gubernamentalidad escolar.

Creemos que es posible inscribir la inquietud de sí en el contramarco de la reconstrucción hermenéutica crítica de la subjetividad alienada o del cuidado de sí,  cura sui, en tanto tecnología del yo, de repensarse y hacer retroacciones terapéuticas sobre sí mismos a partir de la revelación narrativa de las sujeciones institucionales de la escuela que los han constituido, a semejanza de lo referido con anterioridad sobre la identidad narrativa en Ricoeur (1996).

 Terapéutica de autoanálisis socioinstitucional recíproco de interpelaciones  y co-interpretaciones entre estudiantes, entre docentes y, entre docentes y estudiantes, funcionando como agenciamientos colectivos de enunciación, propuesta formulada por Félix Guattari. 

Agenciamientos  que reflexiva  y satisfactoriamente corroan las subjetivaciones de poder interiorizadas  como   significaciones y representaciones  sujetantes dentro de sí (semióticas significantes), hasta donde sea realizable como experiencias de “conversión”.  Sin creer que se puede hacer coincidir plenamente el sí mismo consigo mismo, pero que gratifican y potencian placenteramente el deseo reiterable de emancipación que se manifiesta al renombrar el mundo o de resignificar lo significado para cambiarlo (semióticas asignificantes y contrasignificantes), cuando se sentidiza que no se debe ser objeto de poder, sino ser sujetos con poder de transformación de sí y de la sociedad.

REFERENCIAS

Bernstein, B.  (1998).  Pedagogía, control simbólico e identidad. Madrid: Editorial Morata.

Bourdieu, P.  (1977).  La reproducción.  Barcelona: Editorial Laia.

Foucault, M.  (1978).  Vigilar y castigar. México: Siglo XXI Editores.

—————–  (1985).   Historia de la sexualidad (I). La voluntad de saber.  México: Siglo XXI Editores.

__________  (2009). Hermenéutica del sujeto. México: FCE.

Guattari, F.  (1996).  Caosmosis. Buenos Aires: Editorial Manantial.

Heidegger, M.  (2010).  El ser y el  tiempo.  México: FCE.

Ricoeur, P.  (1996).   Sí mismo como otro. Madrid: Editorial Siglo XXI.

Stern, D.  (2005).  El mundo interpersonal del infante. Buenos     Aires: Editorial Paidós.

Imagen Autor: Frato

Correo: diazjorge47@gmail.com

 

Comparte este contenido:

Discalculia versus dificultades de aprendizaje en las matemáticas

08 de enero de 2017 / Fuente: http://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

Las matemáticas elementales junto con la lectoescritura constituyen los aprendizajes básicos que realizan los niños en los primeros años escolares. El conocimiento matemático les permitirá desenvolverse no solo en la escuela sino en muchas situaciones de la vida cotidiana. Además, constituye la base para continuar la adquisición de otros conocimientos más complejos, en caso de seguir estudios de larga duración (Defior, 2000).

Para el año 2000, solo el 57% de los niños españoles de 13 años alcanzaban un nivel funcional mínimo para responder a las demandas cotidianas y poder desenvolverse en la sociedad actual o lo que es lo mismo, un 43% de estos niños no poseen esta habilidad en su valor instrumental básico. Por su parte, según el DSM V, alrededor del 1% de los niños en edad escolar sufren un trastorno de cálculo, que se suele poner de manifiesto en segundo o tercer curso de primaria (Defior, 2000).

La diferencia de las dificultades de aprendizaje (DAM) de las matemáticas y la discalculia, radica en que esta única se basa en la dificultad de aprendizaje específico en las matemáticas sin otros problemas asociados (Defior, 2000).

Las DAM entendidas como dificultades de aprendizaje matemático no asociadas al retraso mental o a un problema en la escolarización, incluyen las siguientes características (Defior, 2000):

– Discrepancia entre el rendimiento esperado y el real.
– Implica una alteración significativa en la vida cotidiana.
– La dificultad no se debe a déficits sensoriales, baja inteligencia o problemas de escolarización.

Desde la psicología cognitiva, se reconoce que el remedio de la fobia generalizada hacia las matemáticas, tan frecuente entre los alumnos, y más específicamente, el remedio de las DAM, no estriba en encontrar mejores procedimientos didácticos, sino que más bien debe buscarse en una enseñanza en correspondencia con la comprensión de los procesos cognitivos que subyacen al pensamiento y la ejecución de las matemáticas (Defior, 2000).

Actualmente, los estudios indican que la competencia matemática sigue un proceso de construcción lento y gradual, que va de lo concreto y específico a lo abstracto y general, y que las actividades concretas y manipulativas con objetos constituyen el cimiento de esta construcción (Defior, 2000).

Se acepta que la habilidad matemática elemental se puede descomponer en una serie de subhabilidades entre las que se distinguen la numeración, el cálculo, la resolución de problemas, la estimación, además del concepto de medida y algunas nociones de geometría(Defior, 2000).

Algunos principios que deben estar presenten en el aprendizaje y enseñanza de las matemáticas son (Defior, 2000):

– La adquisición del conocimiento matemático considerado como un proceso de construcción activa y no una mera absorción por parte del sujeto.
– Los conocimientos previos ocupan un papel crucial en el aprendizaje, ya que constituyen la base para la adquisición y comprensión de otros nuevos.
– Se distinguen dos tipos de conocimientos declarativo, que implica conocer qué o el conocimiento de los conceptos matemáticos y el procedimental, que se basa en saber cómo o conocimiento de los algoritmos y de las estrategias de resolución y cuándo aplicarlos.
– Para lograr el pleno dominio de las habilidades es primordial la automatización de los procedimientos. Dadas las limitaciones de procesamiento del ser humano, se hace necesario liberar recursos cognitivos en la ejecución de las operaciones matemáticas, como por ejemplo, las combinaciones numéricas básicas (3+3, 2×2, 8:2) o los algoritmos.
– Para lograr la competencia matemática es necesario aplicar el conocimiento en una gran variedad de contextos.
– Los aspectos meta cognitivos de control y guiado de la propia actividad constituyen otro grupo de procesos cognitivos de gran relevancia en la ejecución competente.
– El análisis de los errores sistemáticos es un procedimiento de gran valor para la comprensión de los procesos y estrategias de pensamiento de los sujetos, ya que, como expresa Riviére (1990): “muchas veces son las únicas ventanas por las que podemos ver las mentes de los alumnos” (p.116). En este sentido, permite al profesor detectar reglas o estrategias incorrectas que tiene su origen en procedimientos viciados, inventados para resolver situaciones nuevas para las que no tienen respuesta.
– Finalmente, desde la psicología cognitiva, la persona humana no se entiende solamente como un procesador activo de información sino que en su comportamiento influyen igualmente las emociones, los intereses, los afectos y las relaciones sociales.

Los principios que todo profesor debería tener en cuenta como guía de actuación son (Defior, 2000):

– Concentrarse en estimular el aprendizaje de relaciones.
– Concentrarse en ayudar a los niños a ver conexiones y a modificar sus puntos de vista.
– Planificar la enseñanza teniendo en cuenta que el aprendizaje significativo requiere tiempo.
– Estimular y aprovechar la matemática inventada por los propios niños o matemática informal.
– Tener en cuenta el nivel de desarrollo y la preparación de cada individuo.
– Utilizar el interés natural de los niños por el juego.

Fuente artículo: http://www.isep.es/actualidad-educacion/discalculia-versus-dificultades-de-aprendizaje-en-las-matematicas/#more-8370

Comparte este contenido:

Porque amo a los bosques pienso en las personas

08 de enero de 2017 / Fuente: https://www.servindi.org/

Por: Rodrigo Arce Rojas

Reiteradamente he señalado que gestionar bosques es al fin y al cabo gestionar personas. Esto incluye a las personas al interior de las organizaciones forestales como lo que se ha dado en llamar los usuarios forestales. Si esto es así, habría que revisar el lenguaje que se usa en la administración forestal pública cuando divide el mundo en dos categorías que aparecen excluyentes cuando no de imposición: administradores y administrados. No es tan ingenuo como pudiera parecer porque presentado así desde un lado está la norma, el procedimiento, “la razón” y desde el otro lado está el cumplimiento de la norma, el procedimiento y el que necesita conocer la razón del administrador.

En esta dualidad del administrador y el administrado se asume que los marcos paradigmáticos, los marcos conceptuales y los procedimientos son conceptos acabados que no requieren revisión y que solo queda la labor de hacer que se cumplan. Pero objetivamente, ¿esto es así? Si eso fuera cierto entonces bastaría para que se cumplan las políticas públicas y normas para tener un sector forestal boyante y los grandes problemas forestales (deforestación, degradación de bosques, corrupción forestal) estarían camino a ser resueltos pero bien sabemos que hay muchas dificultades para afirmar que vamos camino a resolver estos grandes problemas que son más bien estructurales y complejos.

Claro que necesitamos que se cumpla el estado de derecho en el sector forestal, pero también necesitamos reconocer que el “estado de derecho” aludido no es perfecto, que tienen aún muchos vacíos y mucho espacio para seguir mejorando. La clave está en qué estamos entendiendo para decir que se está mejorando. Para algunos será que el sector forestal aporte más visible y tangiblemente al desarrollo económico, otros dirán que contribuya más efectivamente a la conservación de los bosques, y otros dirán que la contribución del sector forestal se traduzca en oportunidades, calidad de vida de la gente, respeto a sus derechos humanos, oportunidades para las poblaciones en situación de riesgo, oportunidades para las mujeres. Pero también habrá algunos quienes piensen que la mejora no se mide con un foco unidimensional y que el aporte forestal debe tratarse desde una perspectiva multidimensional. Depende entonces del sesgo o visión que tengan los actores para decir de qué manera el sector está mejorando.

Algunos dirán, sin embargo, que el problema en el sector forestal no es crear más políticas o normas, sino cómo se hace cumplir lo que existe, entonces se ubicarán en el grupo de los que aborden el estado de derecho como “conceptos acabados”. Visto desde esa perspectiva los énfasis están en cómo comunicar, cómo capacitar para que los usuarios cumplan lo que ya se ha normado. Pero, ¿estamos seguros que ese estado de derecho tiene los paradigmas correctos? ¿Correcto en función de qué mirada: económica, social, ambiental, integral o sostenible? De todo ello se desprende la imperiosa necesidad que todos los actores tengan que revisar sus paradigmas y asegurarse que apuntan a la sostenibilidad. Si sirve para crecer económicamente pero sigue la deforestación y la corrupción no estamos en el camino correcto. Si sirve para atender necesidades sociales pero no contribuye a la sostenibilidad tampoco estamos en el camino correcto. En muchas ocasiones, la atención a lo social (o a nombre de ello), relaja las consideraciones ambientales, y lo que es peor, beneficia más a terceros que a los que se pretende beneficiar en nombre del carácter social.

Tan importante como que la administración se acerque al bosque es que el bosque (la realidad) se acerque a la administración (mejor aún si la administración se hace directamente donde se encuentran los bosques).

Ahora bien, si asumimos que el marco político y normativo está orientado a un proceso de mejora continua y de fuerte orientación a la atención de los usuarios forestales con los más altos estándares de calidad (que incluye la sostenibilidad de los bosques indefectiblemente), entonces tan importante como comunicar o capacitar es escuchar, es reconocer la realidad para que permanentemente se busque afinar, ajustar, sincronizar el marco político y normativo para que dé cuenta de la mejor manera la diversidad biológica, ecológica, cultural, lingüística y de significados. Tan importante como que la administración se acerque al bosque es que el bosque (la realidad) se acerque a la administración (mejor aún si la administración se hace directamente donde se encuentran los bosques).

Escuchar es fundamental en una propuesta de gestión forestal empática que no solo se atiene a consideraciones técnicas sino que además se interesa vivamente en la historia del usuario forestal, sus necesidades, sus sueños, sus proyecciones, sus afirmaciones, sus preguntas, sus incertidumbres, sus vacíos, sus temores y sus alegrías. No es la distancia fría entre administrador y administrado sino es una relación humana afectiva de vivo interés por el otro, de escucharlo, se sentirlo, de darle voz, darle espacio y oportunidades.

Lo que estoy señalando es fundamental para realidades de alta diversidad biológica y cultural como las nuestras. Es reconocer la riqueza de la sociodiversidad y los subgrupos (subculturas) que existen en grandes categorías como madereros, castañeros, shiringueros, manejadores de fauna, cazadores, entre otros. Nuestros mapas de actores forestales tienen entonces el encargo de recoger la diversidad dentro de la diversidad de cada grupo. Asimismo, es importante que podamos recoger los diferentes significados existentes entre los diversos actores con su propia diversidad interna. Esto es de suma importancia porque conceptos como árbol, Estado, democracia, formalidad, legalidad, manejo, entre otros tantos, tienen diferentes formas de ser entendidos, sentidos, vivenciados y valorados. Algo que no hemos constatado por ejemplo es el concepto de “Estado” que existe entre los diversos actores. Esta a-sintonía semántica crea muchas fracturas o vacíos de los que no hemos percibido o no hemos querido percibir en nombre de la uniformidad o de la generalidad.

Desde esta perspectiva de gestión forestal sostenible con enfoque de complejidad no se actúa solamente para imponer sino fundamentalmente para entender las lógicas, los sentidos que tienen los actores forestales en su actuación forestal. Incluso lo que desde la perspectiva mayoritaria pueda ser entendida como informal o ilegal. Si no nos metemos al corazón de los informales o ilegales nunca vamos a poder entender sus motivaciones, sus significados, sus patrones de referencia. Pero esta mirada acogedora del informal o del ilegal no es para justificar la destrucción de bosques sino es para generar las condiciones de diálogo que contribuyan a encontrar juntos salidas sostenibles. Tenemos que superar enfoques de exclusión que en nombre de las normas condenamos a miles de hombres y mujeres. Además no solo tenemos que preguntarnos porqué esos actores actúan de manera informal o ilegal sino qué factores son los que han producido (producen o reproducen) esa situación. Preguntarnos también ¿Cuál es el efecto de la forma cómo hemos venido haciendo la gestión forestal en la informalidad e ilegalidad existente? Necesitamos abrir paso a las preguntas valientes y transformadoras. Es solo desde la empatía, desde la comprensión, desde el diálogo generativo y transformador que vamos a tender los puentes necesarios para encontrar salidas compartidas, sensatas, justas, equitativas y sostenibles.

Necesitamos avanzar hacia la gestión sostenible de los bosques, pero en todo lo que ello implica, con responsabilidad y con visión de país y visión planetaria. Tenemos grandes retos para contribuir efectivamente hacer frente al cambio climático, para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y ello implica extender nuestra mirada y actuación más allá de lo biofísico (sin que ello quiera decir minimizar su atención) para incorporar un enfoque más humano en comunión con la naturaleza y el cosmos. Necesitamos fortalecer los procesos de gobernanza forestal y de diálogo forestal para que podamos construir el concepto de corresponsabilidad en la gestión sostenible de los bosques. Solos, ningunos de los actores va a poder avanzar, juntos en la sensatez, en la sostenibilidad, en las grandes visiones compartidas y con gran espíritu colaborativo vamos a poder aprovechar las grandes oportunidades y atacar de manera creativa los grandes problemas forestales.

No más exclusión por defecto, no más visiones reduccionistas que no reconocen la complejidad forestal, no más cegueras o sorderas frente a la corrupción forestal, no más decisiones técnicas tomadas ligeramente y que no se basan en sustento científico o los aportes valiosos de los conocimientos locales. Nadie niega el carácter de los negocios forestales, ni las oportunidades de aprovechar las riquezas de los bosques pero este deben hacerse bajo la garantía de la justicia, equidad y sostenibilidad. Para lograr un desarrollo forestal sostenible se requiere voluntad política, ciudadanía forestal activa, participación social, diálogo, compromiso y sentido de trascendencia. Ello requiere también de ciencia con consciencia y con valores. Fundamentalmente, reconocer que los bosques no solo pueden y deben contribuir a la riqueza económica, sino también a la riqueza espiritual y cultural. Nuestros hijos nos demandarán por ello.

Fuente artículo: https://www.servindi.org/actualidad-noticias-opinion/27/12/2016/porque-amo-los-bosques-pienso-en-las-personas-apuntes-para-la

Comparte este contenido:

Lo que no sabías sobre el descubrimiento de la Penicilina

08 de enero de 2017 / Fuente: https://revistaeducacionvirtual.com/

Por: Claudia García

La penicilina es un importante antibiótico, usado durante la mayoría de procedimientos médicos, y sigue siendo el antibiótico más usado en el mundo después de medio siglo de su creación. Lo que no se sabía es que fue descubierta en medio del sucio laboratorio de Alexander Fleming durante el año 1928.

Por esta gran invención, ganó el premio Nobel de Medicina en el año 1945, a lo que él respondió: “A veces uno encuentra lo que no está buscando”

Todo sucedió cuando Alexander salía a vacaciones durante quince días del laboratorio donde trabajaba en el hospital St. Mary. Se rumora que era un poco desorganizado, por lo que no limpió su lugar de trabajo antes de salir de él, por lo que dejo una serie de cultivos de bacterias dentro de las placas que estaba estudiando.

A su regreso, el notó que había algo extraño puesto que había moho en las placas que había dejado, por lo que roció Lysol (químico para eliminar las bacterias) pero en una de las placas el moho había matado la bacteria que allí estaba cultivando, por lo que para él fue algo especial.

Después de los respectivos estudios el nuevo medicamento fue vital para salvar muchas vidas dentro de los campos de batalla, debido a infecciones contraídas por las heridas causadas a los soldados. Esta también ayudó a tratar diferentes enfermedades como la neumonía, la sífilis, la tuberculosis entre otros.

Al final de la guerra las empresas químicas ya producían la penicilina en masa para el tratamiento de las personas.

Fuente artículo: https://revistaeducacionvirtual.com/archives/2756

Comparte este contenido:

La Reforma de la educación en la primera infancia no es solo más cobertura.

Por: Maria Isabel Diaz.

A propósito de los resultados de la encuesta CASEN 2015 en el ámbito de educación parvularia resulta necesario destacar las medidas de fortalecimiento integral que se están realizando, que se extienden más allá de la construcción de jardines infantiles. Estamos convencidos que un ambicioso plan de cobertura para la primera infancia, como así lo ha demostrado la experiencia internacional, difícilmente será sostenible en el tiempo si no se introduce un conjunto de factores de calidad y de institucionalidad. En ese camino estamos avanzando y concretando.

De acuerdo a la CASEN 2015 la tasa neta de asistencia a educación parvularia entre 0 y 5 años es de 50,3%, dato que refleja que estamos aumentando permanentemente desde 1990.

Para los tramos de 4 y 5 años en cambio, se ha incrementado sobre el 90%, lo que implica que caminamos hacia la universalización, como lo señala el reporte de la OCDE, donde Chile se destaca como el segundo país, después de Japón, que más ha aumentado su cobertura para la población de 4 años.

Por otra parte, la encuesta vuelve a destacar un antecedente que forma parte de los principales desafíos de la reforma; aquellas familias que no llevan a sus hijos o hijas al jardín infantil, sostienen entre otras razones, que no es necesario, ya que los pueden cuidar en la casa.

Sobre ello podría leerse un relativo desconocimiento respecto de la tarea que cumple el Jardín Infantil, que es una real oferta de espacio de aprendizaje, más que mera “guardería”. Se requiere entonces fortalecer una confianza básica en los jardines infantiles y en su personal y legitimar que son establecimientos educacionales que cuenten con un proyecto educativo, personal competente, equipamiento, dispositivos curriculares y normativos oficiales propios de este nivel.

Convencidos de que lo que ocurra en la primera infancia es determinante para el futuro de cualquier persona, este gobierno le ha otorgado especial protagonismo a este nivel educativo, planteando una ruta de Reforma que contempla un conjunto de medidas que se organizan en tres ejes: cobertura, calidad e institucionalidad. En cobertura contamos con más de 500 nuevos establecimientos con exigentes estándares de calidad en diseño y materialidad, que conjugan tecnología, innovación e identidad local.

En el ámbito de la equidad, contamos con un plan de homologación de remuneraciones para los equipos pedagógicos, también el ingreso de las educadoras a la carrera docente, la ejecución de programas de formación continua, la actualización de bases curriculares y la elaboración del marco para la buena enseñanza que apoyará el desarrollo profesional de las educadoras.

Por otra parte, con la finalidad de resguardar la calidad y el buen funcionamiento de los jardines infantiles, se han creado la Subsecretaría y la Intendencia de Educación Parvularia que ya han comenzado a operar y que son un ejemplo a nivel internacional. En este sentido, se ha iniciado la marcha blanca de la certificación de jardines infantiles y posteriormente su fiscalización, lo que dará por cierto más confianza y seguridad a las familias.

Así la educación parvularia experimenta importantes avances en el marco de una reforma en cuya base está el derecho social a una educación de calidad, poniendo en el centro a niños, niñas y comunidades educativas. Para esta gran tarea, hemos contado con el apoyo de diferentes actores del campo educacional.

Aprovecho esta tribuna para invitar a conocer las medidas y profundizar en ellas.

Fuente: http://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/la-reforma-de-la-educacion-en-la-primera-infancia-no-es-solo-mas/2017-01-02/122933.html

Imagen: http://www.ciudad.utalca.cl/wp-content/uploads/2014/12/14-15.jpg

Comparte este contenido:

¿Como aprender mis alumnos? Los hallazgos de la neurociencia para la educación.

Por: Marcela Paz Muñoz I.

Pese a que no son la panacea, es esencial que los docentes estén al día sobre los hallazgos neurocientíficos. Como el hecho de que las percepciones que tienen los estudiantes sobre sus capacidades y el contexto en que el niño se desarrolla son factores clave para un aprendizaje de calidad.

Según las últimas investigaciones de la neurociencia, alumnos en educación parvularia estarían capacitados para aprender matemática de una manera compleja y sofisticada. El problema es que no todos cuentan con las oportunidades para desarrollar esas habilidades.

Al parecer, “lo más importante para el desarrollo de un niño, no es la cantidad de información que se consigue incorporar en su cerebro. Lo crucial, más bien, es si somos capaces de ayudarlo a desarrollar un conjunto diverso de cualidades, entre las cuales se incluyen: la perseverancia, el autocontrol, la curiosidad, la meticulosidad, la determinación y la autoconfianza”, dice Paul Tough en “Cómo triunfan los niños”.

Coincide con aquello Howard Gardner, quien recientemente visitó nuestro país. En aquella oportunidad, señaló estar convencido de que la educación que se enseña hoy sigue siendo básicamente una actividad para el pasado, “en lugar de ser una preparación para los posibles mundos del futuro”.

Por ello, es relevante, dice el destacado científico y profesor chileno Sergio Mora, comprender que “las capacidades esenciales para el aprendizaje, como la atención, la memoria, la inteligencia y el razonamiento surgirían, según las recientes investigaciones, de la organización, evaluación e interpretación de la información que cada individuo hace a través de esquemas o estructuras mentales”.

A su juicio, el aporte de las neurociencias modernas está revolucionando la manera en que entendemos la conducta y, lo que es más importante aún, “cómo aprende nuestro cerebro, cómo guarda la información y cuáles son los procesos biológicos que facilitan el aprendizaje. Ahora; se sabe que el aprendizaje es algo físico que se puede ver y dimensionar y que no depende de constructos inmateriales como la “mente”. En efecto, se produce como consecuencia de una serie de procesos químicos y eléctricos; y está posibilitado por las estructuras del cerebro, ya que la memoria se almacena en redes neuronales que están siendo modificadas constantemente por nuevos aprendizajes”.

Coincide con lo anterior la psicóloga Isidora Mena, para quien “las ciencias neurocognitivas han sido muy importantes para mostrar el efecto del aprendizaje y de la no estimulación, como también para apoyar teorías pedagógicas que ya se habían formulado”.

Un ejemplo de aquello, dice María Inés Susperreguydocente de la Facultad de Educación UC y experta en Psicología del Desarrollo, es el hecho de que “las creencias o percepciones que sostienen los estudiantes sobre sus capacidades (por ejemplo, si creen que la inteligencia es una entidad fija o si, por el contrario, consideran que la inteligencia es maleable) afectan sus procesos cognitivos y su aprendizaje. Recientes investigaciones revelaron que el aprendizaje de los estudiantes no está supeditado a etapas fijas del desarrollo, sino que se relaciona con el contexto en que el niño aprende”.

En esa misma línea, agrega Isidora Mena, es crucial el interés que tenga el alumno por aprender. “Esto se relaciona con el hecho de que el aprendizaje sea significativo para la vida del estudiante y tenga un desafío cognitivo; es decir, que implique cierto esfuerzo creativo, investigativo e imaginativo para él”.

Asimismo, los últimos estudios muestran que los niños en educación parvularia están capacitados para aprender matemática de una manera compleja y sofisticada. “Sin embargo, no todos cuentan con las oportunidades para desarrollar esas habilidades desde la educación parvularia, por lo que las oportunidades tempranas de aprendizaje que se les ofrezcan son centrales”, señala la académica de la Facultad de Pedagogía UC.

Otros hallazgos explican que los alumnos pueden potenciar sus habilidades de autorregulación, que son centrales para el aprendizaje, gracias a las estrategias que implemente un profesor en el aula, tales como la organización y estructura de los contenidos. Por ello, según el profesor Mora, “el gran desafío para los profesores es conocer los principales hallazgos neurocientíficos aplicables a la educación, comprenderlos e implementarlos”.


La importancia de motivar 

Dentro de las investigaciones más significativas está la importancia que se debe otorgar a la atención y motivación de los alumnos para que se produzca el aprendizaje. “Sin ella, la información ni siquiera es capaz de ingresar a la memoria de corta duración y simplemente no es considerada por el cerebro. Para que esto suceda los contenidos deben poseer componentes atractivos para los alumnos,  y ser lo suficientemente novedosos para despertar la curiosidad”, dice Sergio Mora.

“Aquellos alumnos que se involucran en actividades académicas por motivos intrínsecos (por ejemplo, porque disfrutan desarrollar una tarea o participar de una actividad) muestran una mejor retención de la información a lo largo del tiempo y menor ansiedad, lo que afecta positivamente sus resultados académicos”, dice la académica de la UC.

A ello se suma el hecho de que “las creencias que sostienen los estudiantes sobre sus propias capacidades, como por ejemplo su inteligencia, se relacionan con la forma con la que enfrentan las tareas, persisten en ellas, y asumen desafíos académicos. Los estudios de Carol Dweck han mostrado que los jóvenes que consideran que la inteligencia es maleable e incremental, sostienen metas de aprendizaje. Es decir, esos alumnos se interesan en aprender, se involucran en actividades que requieren mayor esfuerzo, y asumen nuevos desafíos, lo que favorece su aprendizaje y resolución de problemas”, dice María Inés Susperreguy.

En ese sentido, admite el doctor Mora, para los profesores “no hay recetas únicas y, probablemente, cada uno tenga la suya propia. Por ejemplo, iniciar la sesión con una pregunta, planteando un problema a resolver, presentando un caso o mostrando un video sobre el tema. Particularmente, pienso que una buena estrategia es plantear el tema de la clase como una historia, en la cual se genere un suspenso y el alumno se sienta partícipe de ella y sienta la necesidad de aprender para llegar a la solución de algún problema”.

Educación y los “neuromitos”

Otro de los avances más importantes de las neurociencias  es acerca de la neuroplasticidad; es decir, el hecho de que el cerebro, y en particular el de los niños, tiene una extraordinaria y sorprendente capacidad de cambiarse a sí mismo como consecuencia de la experiencia y del aprendizaje. “Las neurociencias han demostrado que cada vez que conocemos algo nuevo se genera una conexión neuronal cuya fuerza se incrementa con la repetición, llegando así a formarse redes que almacenarán la información por tiempo indefinido. Aprender no es otra cosa que generar conexiones, y enseñar consiste en facilitar las condiciones para que se produzcan estas conexiones en el cerebro de nuestros alumnos”, indica Sergio Mora.

Por ello, para la académica de la Facultad de Pedagogía UC, María Inés Susprreguy, uno de los mayores desafíos del campo denominado “neurociencia educacional” es que sus hallazgos no sean traducidos a la práctica educacional a partir de concepciones erradas. “Es muy común encontrar ‘neuromitos’ en la población. Uno de los más comunes es creer que los estudiantes tienen estilos de aprendizaje (visual, auditivo y kinestésico) y que los profesores deben identificar esos estilos para beneficiar el aprendizaje de los niños. Por lo tanto, los profesores deben estar atentos a los resultados que se traducen desde las neurociencias a la práctica educacional, poniendo especial atención en la simplificación que a veces se realiza de los hallazgos”.

Resulta central que los profesores, tanto en formación como en ejercicio, conozcan a cabalidad los hallazgos que las neurociencias han aportado a la comprensión del aprendizaje de los niños. “Las investigaciones han avanzado en identificar las bases neurológicas de los procesos de lectura, escritura y aritmética. Asimismo, han permitido comprender cómo la ansiedad y los procesos de atención afectan el aprendizaje. Más recientemente, incluso se han focalizado en otros aspectos que afectan el aprendizaje, como, por ejemplo, motivación y procesamiento socioemocional”, dice María Inés Susperreguy.

Otro de los factores que han recibido mayor atención en las investigaciones es el efecto de las expectativas de los profesores en los estudiantes. Cuando los profesores tienen expectativas altas sobre el desempeño de sus estudiantes, estos se involucran en las tareas y muestran mayor motivación. De esta forma, los estudiantes que trabajan con profesores que sostienen altas expectativas de sus capacidades, son capaces de persistir en sus actividades académicas y evidenciar mejores resultados de aprendizaje.

Asimismo, dice el doctor Mora, el aprendizaje tiene que ver con la etapa de desarrollo o maduración en que se encuentra el niño. “La neuroplasticidad está presente durante toda nuestra vida; sin embargo, es mayor en ciertos periodos, considerados ‘sensibles’: entre los 2 y 3 años de edad, y al inicio de la pubertad. “En esas etapas, el cerebro es extraordinariamente permeable a los estímulos externos, como la estimulación temprana, el aprendizaje adecuado y la nutrición, pero también está expuesto a daños provenientes de su entorno. El cerebro y sus capacidades cognitivas dependen en gran medida de cómo este fue modificado por las experiencias tempranas”.

Por último, advierte el doctor Mora, las emociones tienen un gran impacto sobre el aprendizaje. “Esto que ahora nos parece tan obvio no era considerado por las teorías del siglo XX. Se pensaba que, por el contrario, las emociones atentaban contra la cognición. El principal requisito para que se produzca el aprendizaje en el cerebro de nuestros alumnos es que quieran aprender y esto ocurre solo si lo que tratamos de enseñarles tiene un componente emocionalmente significativo para ellos, que tenga que ver con sus deseos y necesidades”.

Factores que perturban 

 “El conocimiento requiere el funcionamiento normal de todos los dispositivos cerebrales que procesan la información y generan el aprendizaje. Es fundamental la integridad anatómica y funcional de los órganos de los sentidos, por lo que es necesario revisar tanto la capacidad visual como la auditiva de los niños, ya que la miopía y la hipoacusia pueden ser causales de dificultades de aprendizaje, aunque no dan origen a dificultades específicas del aprendizaje” dice Mora.

En cambio, existen trastornos genéticos, enfermedades virales de la madre, deficiencias nutricionales en el embarazo, exposición a niveles elevados de estrés o ansiedad, alcoholismo, tabaquismo y drogas que sí causan alteraciones en el aprendizaje. “Un alto consumo de alcohol durante el embarazo se ha ligado al síndrome alcohólico fetal, una condición que puede llevar a bajo peso al nacer, debilidad intelectual, hiperactividad y algunos defectos físicos. Algunos investigadores creen que las dificultades de aprendizaje, como el síndrome deficitario atencional, pueden estar relacionadas con consumo de drogas, como cocaína, durante el embarazo”.

Especial mención hay que hacer de los factores emocionales. “Es casi totalmente reconocido por docentes que los aspectos emocionales pueden interferir negativamente en los procesos de aprendizaje. El maltrato, la falta de cariño maternal, el abandono y el estrés durante los primeros años de vida generan huellas profundas en el cerebro que afectan las capacidades cognitivas del niño y el adolescente y, a veces, no se borran. Cuando se trata de explicar por qué unos niños aprenden y otros no, generalmente nos remitimos a teorías cognitivistas y se escucha decir: Ese niño aprende porque es inteligente”, explica el investigador de la U. de Chile.

Finalmente, a juicio del doctor Mora, no basta tener un cerebro sano para aprender, así como no basta tener piernas sanas para caminar o un aparato fonador sano para hablar. “El niño necesita de adultos que lo consideren capaz de aprender y deseen que aprenda a caminar y a hablar. En consecuencia, un desarrollo emocional sano es un factor primordial para asegurar un aprendizaje exitoso”.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/como-aprenden-mis-alumnos-los-hallazgos-de-la-neurociencia-para-la-educacion/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2017/01/plataforma.jpg

Comparte este contenido:
Page 1966 of 2492
1 1.964 1.965 1.966 1.967 1.968 2.492