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El agotamiento de la propuesta educativa del gobierno de Peña Nieto.

Por: Miguel Ángel Perez.

En la historia reciente de la educación en México nunca como ahora se había presentado una propuesta con tanta improvisación, carencia de legitimidad y ausencia de claridad en los planteamientos e ideas educativas, sociales y culturales, como el actual planteamiento mal llamado reforma educativa.

Los errores en el planteamiento de la propuesta educativa del gobierno de Peña Nieto, es fiel reflejo de un gobierno débil e inseguro. Como lo han reconocido algunos analistas como Gil Antón y Alberto Arnaut, Peña Nieto es producto de televisa y la empresa de televisión pensó que un gobierno sexenal es como una telenovela de seis capítulos uno por año, todos malos, e igualmente improvisados.

Desde el llamado Plan de once años, pasando por la Reforma educativa de Luis Echeverría, Plan Nacional de Educación con López Portillo y el proyecto de Modernización educativa con De la Madrid y Carlos Salinas hubo cierto nivel de claridad en cuanto a las intenciones con el curso de acción de las políticas, la SEP en sus momentos específicos se dejaba ayudar de cierta manera por los investigadores, Pablo Latapí es un personaje emblemático en esta misma historia, que sirvió de contrapeso y que animó verdaderos debates educativos en los espacios en donde él confluía. Podemos estar a favor o en contra de sus ideas y de su estilo personal de hacer análisis de las políticas educativas, pero Latapí es un clásico en la investigación y en el análisis de la educación en nuestro país.

La crisis del gobierno ha contagiado los espacios académicos también se ha tornado en la crisis del análisis y del debate educativo, el llamado Modelo educativo tiene ocupados a muchos analistas e investigadores y es documento insípido que servirá para muy poco.

El gobierno actual pervirtió el potente concepto de REFORMA EDUCATIVA, a partir de una caricatura deforme quiso presumir que estábamos ante una obra de arte, y aquí estamos muchos atorados en viejos debates, sin poder avanzar, la parte más triste y mas desfavorable del gobierno actual junto a su incapacidad para diseñar una propuesta coherente que le de rumbo y soporte al presente y futuro de la educación en nuestro país, es su falta de disponibilidad para debatir, para hacer circular las ideas, para hacer una auto-critica de su actuación y para reconocer que se han equivocado en el galimatías que ha diseñado y que erróneamente le llamaron reforma educativa.

Hoy en día vivimos un paralelismo en el diseño de las propuestas, por un lado, el gobierno sigue empecinado en su complejo proceso de cometer errores y por el otro los analistas, investigadores, académicos e instituciones educativas, seguimos en un debate permanente produciendo propuestas y contra propuestas, en el centro de dicho espacio los maestros movilizados nos reclaman que los visibilicemos y que les permitamos hacer uso de su voz y de sus propuestas. Estamos inaugurando la cultura de la sordera institucional, cada loco con su tamborcito espera que lo escuchen los demás, pero nadie escucha, y son pocos los que hablan.

Necesitamos un dispositivo que destrabe el estado actual de cosas, un recurso estratégico que siente en una mesa de diálogo a los sordos y los obligue a escuchar y un mecanismo versátil que garantice que el gobierno si puede corregir el rumbo de la educación en este país.

En educación pública, seguimos en caída libre desde el aparato de gobierno y el abismo aun está muy lejos, por favor hay que parar y corregir el rumbo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-agotamiento-de-la-propuesta-educativa-del-gobierno-de-pena-nieto/

Imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/12/pe%C3%B1a-escuela-300×200.jpg

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Buen bachiller, buen profesor.

Por: Andres Gomez.
Hace años era muy repetida esta frase en círculos populares: «si no puedes entrar a la Universidad, ándate a la Normal”. En mi tierra solían agregar unas palabras más: «al menos deberías ser «chajra” maestro (profesor rural), si no puedes ser otra cosa”.
Ambas frases expresaban menosprecio a la profesión de maestro y daban por establecido que algunos bachilleres estaban destinados a las normales, más que todo por deficiente formación y causas económicas que le impedían aspirar a otro nivel académico. Quedarnos con esta idea sería consumar una injusticia, cuando por experiencia propia puedo dar fe que hay excelentes profesores en escuelas y colegios.
Sin embargo, como en todo, hay malos y buenos. Pero en la profesión de Maestro sólo debería haber excelentes y nunca deficientes, lo que significaría cribar en el ingreso a las instituciones de formación, como en otros países. Puede sonar discriminatorio, pero la educación es un bien determinante para el crecimiento humano. Falla la educación, falla la sociedad. Y para tener una buena educación, hay que tener buenos profesores.
La consecuencia no necesita mucho análisis, la educación saca de la pobreza a los pueblos y los convierte en sociedades con bienestar social y económico, autoestima y felicidad. A las escuelas va el futuro del país. Ergo, ¿cómo podemos dejar a nuestros hijos, que son ese futuro, en manos de los peores bachilleres? Es probable que algunos que eran deficientes en la escuela, por diferentes razones, sean muy buenos en la Universidad Pedagógica. Hay excepciones.
Pero, lo que uno es en el colegio suele ser en el resto de su vida académica. Cierto, tampoco se garantiza que un excelente bachiller, sea un excelente profesor. Quizás no sea su vocación. Tal vez sepa mucho, pero no tenga carácter como para compartir y construir conocimientos. Sin embargo, un buen bachiller siempre tendrá más chances de ser un gran educador y no sólo alfabetizador; ser un innovador y no repetidor porque entenderá rápidamente que educar es moldear almas libres ávidas de conocimientos que generen bienestar en sus sociedades.
Ya sé, un buen bachiller busca generalmente una profesión con mayores ingresos económicos, así tenga vocación de enseñanza, pues, finalmente, hemos venido a vivir bien y no a sufrir con bajos salarios.
Para seducir a los mejores, el Estado debería subir considerablemente el sueldo de maestro por su importancia determinante. Entonces, dormiríamos más tranquilos sabiendo que nuestros hijos (el futuro de Bolivia) aprenderán con los mejores profesionales y mejores seres humanos del país.
Un buen ingreso económico permitiría, por ejemplo a una maestra, dedicar el 100% de su tiempo académico a la educación, podría comprarse más libros y leer más; produciría más conocimientos y no se preocuparía por sobrevivir hasta fin de mes.
Es sabido que para ser una sociedad con desarrollo humano, primero hay que invertir en educación, luego en educación y después en educación. Los países que no lo hacen tienen gobernantes que ignoran que la diferencia con los desarrollados no es la riqueza, sino el conocimiento y éste se adquiere sólo invirtiendo en educación.
Desde la década del 90, cuando llegó dinero estatal a los municipios, veo excelente infraestructura escolar, pero no sé si hay excelentes profesores. Ya no escucho aquellas frases, será porque ahora hay otras opciones académicas o hay exceso de maestros. Antes había déficit, por lo que muchos bachilleres llegaron a las aulas sin formación pedagógica, más que todo, en las zonas rurales alejadas, a donde ningún titulado normalista quería ir.
Empero, se repite hoy con frecuencia otra frase: «del colegio vienen  con mala formación, aquí en la Universidad ya no podemos hacer nada”. Entonces, algo sigue fallando, no es la infraestructura, ni la ley, sino la gente y este problema se resuelve sólo con la mejor gente en educación.
Fuente: http://www.paginasiete.bo/opinion/andres-gomez-vela/2016/9/4/buen-bachiller-buen-profesor-108624.html
Imagen: http://ined21.com/wp-content/uploads/CLAVES-PARA-SER-UN-BUEN-PROFESOR-Magazine-INED21-01.jpg
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El carácter y la felicidad en la educación.

Por: Berta Gonzalez de Vega.

Es curioso comprobar cómo en educación todo vuelve, como en la moda. Ahora, algunas políticas educativas han descubierto el carácter. La forja del carácter. Puede sonar a «educar en valores» pero no parece que sea lo mismo. Según el diccionario, «carácter» es la  «Señal espiritual que queda en una persona como efecto de un conocimiento o experiencia importantes» En esta entrevista, el filósofo Gregorio Luri hablaba de cómo «La educación del carácter es esencial en la tradición pedagógica británica y no se puede decir que les haya ido mal. Se ha llegado a decir que las guerras mundiales las ganaron los británicos en los campos de deporte de Eton. Incluso ahora Nicky Morgan, secretaria de Educación (2), insiste en que la educación del carácter ha de ser equiparable a la formación académica. Nosotros consideramos mucho más ese discurso bonito de la educación en valores que es un fomento de la náusea en lugar del apetito. Les intentamos inculcar a nuestros alumnos lo mal que se han de sentir ante determinadas conductas, pero no les impulsamos a dar ejemplo, es decir, a manifestar sus valores en sus conductas».  O sea, no se trataría solo de manifestar repulsa por unos comportamientos,  si no de actuar en el mejor sentido. No de explicar qué es el bien, si no de ser bueno. 

Ahora se trata de elegir qué rasgos del carácter se pueden potenciar en la escuela. En EEUU, el coraje y la determinación, el esfuerzo, tienen predicadores tan potentes como Angela Duckworth, que tiene un laboratorio dedicado al estudio del carácter,  o Paul Tough, autor de Cómo los niños tienen éxito. En el fondo, parte del debate es sobre qué hace a una persona valiosa o buena y se sabe que muchas empresas, por ejemplo, no contratan por los títulos pero sí por los rasgos de personalidad más acentuados, gente que tenga capacidad de aguante o sepa resolver situaciones complejas sin venirse abajo y, a la vez, sea considerado con los demás. Pero forjar el carácter no tendría como objetivo conseguir un empleo si no una atmósfera general, un ambiente, en el que la mayoría de las personas haga lo correcto, no lo fácil. El respeto y ayudar a quien lo necesite sería también indispensable y eso pasa por forzar actitudes como dar las gracias, desde el bedel a la limpiadora, al profesor o a los compañeros.  Así,  se cambia el ambiente, de entrada, en un colegio o instituto.

En los últimos años, hemos visto cómo calaba el mensaje de que los niños tienen que encontrar la felicidad en el colegio, que los profesores deben tener como objetivo que los niños sean felices, igual que los padres. De hecho, en muchos colegios ponen ahora el énfasis en que están embarcados en la misión de hacer felices a los alumnos. Nadie duda de tan loable deseo pero, como explica aquí Richard Weissburg, profesor de la facultad de Educación de Harvard, se trata de conseguir que los niños sean felices siendo amables, responsables y haciendo lo correcto. Para conseguirlo, se puede empezar con exigir unas simples reglas de cortesía y, sobre todo, predicando con el ejemplo en casa.

En su libro «Mejor Educados»,  Luri alertaba contra esta burbuja de la felicidad: La infancia feliz, entendida como un cuento, obvia que es la etapa en la que se forman «el juicio y el carácter», que consiste en acomodar deseos infantiles a las exigencias de los adultos. «El edificio del carácter se levanta sobre pequeñas frustraciones», seguía explicando. Y, eso, incluye la necesidad de postergar muchas veces la satisfacción del deseo -como un pastelero no se come los ingredientes mientras hace un pastel–.  «Una persona incapaz de reprimirse a sí misma es una persona que puede ser incapaz de elegir». Elegir es renunciar a algo. Elegir es asumir riesgos. Y es la forja del carácter. El coraje es saber lo que está bien y lo que está mal y actuar en consecuencia. «Es la fuerza que nos permite hacer realidad lo que es posible y deseable» o «Es la capacidad de hacer lo que hay que hacer «. Y eso, a veces, no es hacer lo más fácil y lo más popular. Además, pasa por tener clara una frase que se ha repetido mucho de padres a hijos: No se puede tener todo. Si eliges, renuncias a algo. La vida es eso.

El otro día, Emilio Calatayud en el periódico contaba su ya tradicional receta para conseguir tener un hijo delincuente: «Darle todo lo que pida, no darle ninguna educación espiritual, no regañarle nunca, hacerle todo, ponerse de su parte cuando tenga un conflicto con los profesores». En principio, todo eso podría hacer al niño feliz de inmediato.

Vivimos  una época en la que hay demasiada ideología en la educación y el carácter se considera algo conservador porque trata de «lo que se tiene que hacer», no de la educación emocional. El carácter sería la dignidad en el desarrollo de lo que hay que hacer, poner un plus de voluntad. En ocasiones, se ha acentuado la existencia de un carácter nacional. Hay corrientes que han intentado enfrentar a la creatividad con el carácter pero no hay nada que pruebe que  sean incompatibles. Al fin y al cabo, muchos de los grandes creadores fueron alumnos de instituciones académicas donde había disciplina, se exigía buen comportamiento y se castigaban las conductas poco éticas como copiar o plagiar.

Mientras, en Singapur, el ministro de Educación, Ng Chee Meng, lleva tiempo diciendo que en la educación hace falta poner menos énfasis en las notas y más en el carácter. En un congreso con miles de profesores, dijo: «En otras palabras, debemos encontrar el equilibrio entre lo que puede medirse, como las notas, y lo que sólo puede ser observado, como los valores y el carácter».  El debate queda abierto sobre cómo hacerlo.

Y acabamos con cita de Ortega y Gasset: «Es falso decir que en la vida deciden las circunstancias. Al contrario: las circunstancias son el dilema, siempre nuevo, ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter.»

Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/2016/09/08/el-caracter-y-la-felicidad-en-la.html

Imagen: http://estaticos.elmundo.es/blogs/elmundo/mejoreducados/imagenes_posts/2016/09/08/173291_540x324.jpg

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La clave del éxito en la educación.

“La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes”; es la conclusión categórica del reporte McKinsey & Company (2007) en respuesta al intento de comprender de qué tienen en común los 10 mejores sistemas educativos del mundo que encabezan la tabla PISA.

Por: Lea Sulmont.

Esta conclusión refuerza algo que, en el fondo, todos sabíamos y como lo expresa un funcionario coreano, haciendo mención al impacto de este factor en la educación de su país: “la calidad de un sistema educativo no puede ser mejor que la de sus profesores”; y es que el nivel educativo de un país depende de la formación, motivación y aprendizaje permanente de sus profesores.

¿Y qué estamos haciendo en el Perú para mejorar la calidad de nuestros docentes?. Definitivamente existen buenas iniciativas y hay que seguir apoyándolas, como el desarrollo de una Carrera Magisterial, que debe ser cada vez más atractiva y ágil; un Marco del Buen Desempeño docente que pone al alumno en centro de la actividad docente; un acompañamiento a los docentes y a las Instituciones Educativas, por citar algunas iniciativas que se vienen impulsando desde el Ministerio de Educación.

Pero el alcance de este reto es titánico, solo en el sector público tenemos más de 370 mil docentes de Educación Básica que atender. Sin duda la participación del Estado es crucial, pero creo que un primer reto es lograr una continuidad y sinergia entre los numerosos esfuerzos -tanto del sector público como del privado- para lograr efectivamente un magisterio renovado y actualizado. En este sentido, existen iniciativas que promueven la convergencia de varios sectores como el Programa de Actualización Docente (PAD) organizado por MINEDU y UNESCO, focalizado en reforzar los desempeños de los docentes de escuelas con bajos resultados en la Evaluación Censal (ECE 2013), que para su ejecución ha convocado a prestigiosas universidades  privadas con experiencia en modalidades virtuales de aprendizaje.

Hoy en día la integración de las tecnologías en la educación nos ofrece muchas opciones de lograr mayor impacto en cobertura, sin embargo, no debemos descuidar también lograr impacto en calidad. Para ello el diseño de la formación debe insistir en desarrollar competencias docentes para el siglo XXI y adaptadas a las distintas realidades en las que viven alumnos y docentes. Y este es http://semanaeconomica.com/cadeenagenda/2016/09/08/la-clave-del-exito-en-la-educacion/unsegundo reto importante: el aprendizaje no puede separase del contexto donde se produce y tampoco de sus actores. Por ello es importante incorporar al docente en las propuestas de formación que se diseñan, reconociendo sus necesidades e interés.

Finalmente un tercer reto es focalizarse no solo en cubrir brechas, sino en potenciar las buenas prácticas y propuestas experimentales de instituciones y docentes que vienen desarrollando nuevas formas de enseñar y aprender. Por ello, el marco normativo, en todos los niveles educativos, debería contemplar rutas para alentar la innovación y la creación de propuestas exitosas que respondan a las necesidades de nuestra realidad.

Transformar la calidad de nuestros docentes nos exige actuar en sinergia, de manera contextualizada e innovadora. Este año en CADE por la Educación 2016, principal foro de educación del país, nos planteamos pensar en la educación fuera de la caja y encontrar, en este sentido, estrategias de impacto para atraer y promover el desarrollo de los docentes que el país necesita.

Fuente:http://semanaeconomica.com/cadeenagenda/2016/09/08/la-clave-del-exito-en-la-educacion/

Imagen: http://imagenes.lainformacion.com/2014/01/19/asuntos-sociales/familia/educacion-padres-profesores-formen-equipo_662944132_76599317_667x375.jpg

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Las pruebas estandarizadas, otro mito del proceso de la reforma educativa.

Por: Dario Balvidares.

Hace muchos años que venimos analizando las políticas que se van implementando con la llamada reforma educativa, y hemos visto, dicho y caracterizado el sesgo privatizador del proceso, por lo menos en dos sentidos. Uno, el negocio con la educación que realizan las corporaciones empresariales, vía fundaciones. Dos, el control de las políticas educativas a través de ong,s y universidades privadas que responden al mandato corporativo y, por supuesto, participan de las ganancias del proceso de reforma.

Hemos señalado el debilitamiento, cada vez más intenso en lo que respecta al universo público de la educación, producto de las “recomendaciones” realizadas por los organismos internacionales y sus informes producidos por sus teóricos y técnicos desde hace más de 25 años.

De hecho el proceso de reforma es la reforma. Infinitas “capacitaciones” a docentes, a directivos, pruebas estandarizadas, ya aplicadas a docentes en México y Chile para medir el desempeño y precarizar aún más su trabajo o sacarlo del sistema. Los salarios docentes atados a incentivos que tienen que ver con las capacitaciones y, por supuesto, la productividad, a estándares de calidad jamás explicados y mucho menos argumentados.

Un breve paseo por la desertificación discursiva que aparece en algunos textos en la página del Ministerio de Educación de Chile da cuenta de los estatutos de presión que recae sobre los docentes desde el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP)

“El objetivo del Sistema de Desarrollo Profesional Docente es reconocer que la docencia es una profesión y un ejercicio complejo, y por lo tanto requiere de apoyos situados y pertinentes a cada realidad. Para esto crea dos derechos: a la inducción en los primeros años de ejercicio y a la formación continua a lo largo de toda la vida profesional, de manera situada en la escuela”, destacó el director del CPEIP, profesor Jaime Veas. (…) El director del CPEIP destacó todo el trabajo que se está realizando en este ámbito, que también contempla la elaboración de estándares disciplinarios y pedagógicos para la Formación Inicial Docente (FID), los cuales se vincularán con las evaluaciones diagnósticas y a su vez con el Marco para la Buena Enseñanza (MBE), el cual se encuentra en proceso de actualización. Ambos instrumentos deberán estar aprobados por el Consejo Nacional de Educación (CNED) en un plazo de dos años.

“La Ley 20.903 aborda múltiples dimensiones, desde la formación inicial docente en adelante” señaló el profesor Veas, quien destacó que cada seis años la implementación de este sistema debe ser evaluada por un organismo internacional; “esta ley tiene alojada en su interior la lógica de la mejora continua”, indicó.

“En promedio, remuneraciones aumentarán en 30% para las educadoras y profesores que ingresen al Sistema de Desarrollo Profesional, pudiendo incluso llegar a duplicar sueldos actuales de acuerdo al tramo de desarrollo alcanzado.

“Además de apoyo formativo preferencial, se crea una asignación que permitirá aumentar hasta en cerca de $300 mil las remuneraciones de los profesores que hayan alcanzado los más altos niveles de desarrollo dentro de la carrera y que trabajen en establecimientos de alta concentración de alumnos prioritarios.”1

Esta lógica de premios y castigos que desde los inicios de la reforma funciona como herramienta de presión en múltiples sentidos afectando directamente la subjetividad, se perfecciona tras la máscara de la profesionalización. El ejemplo de Chile y la promoción de su sistema de profesionalización muestra como “derechos” lo que en realidad son obligaciones, esta es una práctica discursiva muy generalizada en los documentos de la reforma: la carnavalización, el disfraz. Presentar una obligación como si fuera un derecho.

Por supuesto que esos “derechos” luego serán medidos por “estándares disciplinarios y pedagógicos”, “evaluaciones diagnósticas” y el monitoreo al funcionamiento: “la evaluación del sistema a cargo de un organismo internacional”. Aunque ya sabemos que si el monitoreo internacional es negativo, también los resultados recaerán sobre los docentes.

Los últimos dos textos privilegian los “incentivos” y como no puede ser de otra manera el ranking.

El proceso de reforma educativa no es más, ni es menos, que la expresión de una reforma económica que instala a la educación como mercancía dentro del mercado global; esta mercancía está valuada en miles de millones de dólares como ya lo hemos descripto y analizado en otros trabajos.

El eslogan constante de la “crisis educativa”, repetido hasta el hartazgo, nos lleva a pensar, en una primera aproximación, que los que impulsan el proceso de reforma, por lo menos desde la firma del documento de Jomtien, Tailandia, “Educación para Todos”, han fracasado en su intento de hacer una educación de “calidad”, sin embargo, contrariamente, insisten en seguir aplicando las mismas herramientas y las mismas recetas, que utilizando su propios calificativos, devienen obsoletas.

Tal vez hemos llegado al momento en que las estrategias, las herramientas y las “recomendaciones” del proceso de reforma educativa de fracaso en fracaso, para lograr sus objetivos, hayan devenido obsoletos.

Tal vez hayan sido obsoletos desde su propio nacimiento, tal vez sea porque no se trataba de una transformación en la educación, que probablemente necesitaba de adecuaciones, pero pedagógicas, didácticas, de contenidos; pero bajo la máscara de las sustituciones en los diseños curriculares, los contenidos se diluyeron. La celebrada educación por competencias sustituyó la educación en saberes (que, seguramente, deberían ser revisados).

No se recurrió a la potencia de los maestros y profesores, no. Muy por el contrario se los destrató, se los calificó de poco “motivados” y poco “capacitados”, se les puso el estigma de ser los responsables de la “crisis” y de los “malos” resultados del “avance” del proceso de reforma. También, hoy continúa ese discurso agresivo de la “resistencia al cambio”.

Los estudiantes, críticos del proceso reformista, se manifestaron en muchas oportunidades y lo siguen haciendo, enfrentando desde los dispositivos represivos (Chile), hasta las desapariciones de Ayotzinapa, así como los docentes asesinados, víctimas de la represión estatal (México).

Todo en un solo ademán de la mirada economicista de la educación.

Al principio de este artículo, hablamos del sesgo privatizador del proceso de reforma en dos sentidos que se complementan: negocio y control.

Brevemente, todo discurso sobre educación hace foco en la cuestión de la calidad, curiosamente, nunca se conceptualizó calidad: ¿qué es la calidad en educación para los reformadores?

Entonces, la calidad es algo medible por las pruebas estandarizadas, los resultados que supuestamente permitirían monitorear y producir políticas. Y qué políticas fueron las que darían más “calidad” al sistema: 180 (o más) días de clase; promocionar más la jornada extendida para que los estudiantes estén más tiempo en la escuela (y la entrada sesgada de fundaciones y ong’s en las escuelas gracias a la extensión); monitoreo sobre la gestión de los equipos directivos, capacitación permanente y descentralización pero con centralización de las pruebas estandarizadas, nacionales e internacionales.

Para este proceso de reforma la calidad de la educación es el resultado de las pruebas (por supuesto que, además, es un negocio millonario). Pero ese modelo sigue desde hace años mostrando decadencia o, en el mejor de los casos estancamiento tanto para los países de la región como para los Estados Unidos.

Simplemente y como anécdota, Finlandia ha sido puesto como faro por sus resultados en las pruebas internacionales PISA, lo curioso es que después de haber sido el primero en 2000, 2003, 2006, los países asiáticos hoy lideran el ranking del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA). Esta prueba establecida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es uno de los instrumentos centrales del proceso de reforma educativa.

En sintonía, también existe la rankeadora de universidades, la corporación QS que según sus propias mediciones establece cuáles son las universidades a nivel mundial de mayor calidad, sin distinción entre públicas y privadas, por supuesto que en los primeros puestos aparecen las de Estados Unidos y se alternan con algunas del Reino Unido (también depende de lo que pagan por este servicio).

Hablando de ranking, para Estados Unidos los resultados de las pruebas PISA 2012 fueron Matemáticas, puesto 36; Ciencias, 28 y Habilidad Lectora, 24. Aquí vale una pregunta: ¿Es creíble que sus universidades sean las de mayor calidad en el mundo? ¿O hubo fallas en las mediciones? ¿O todavía no sabemos que es calidad? ¿O algunos de los rankings mienten?

Es necesario hacer una cita de autoridad, en este punto, sobre las evaluaciones estandarizadas. Robert Glaser, sicólogo estadunidense, uno de los creadores de las pruebas estandarizadas, afirmó que “éstas no miden lo que los alumnos saben, sino la capacidad de recordar procedimientos, o reconocer un resultado cuando se les presentan opciones múltiples”2. No hay demasiado para agregar. Sólo resaltar lo que dijo uno de sus creadores: “estas (las pruebas estandarizadas) no miden lo que los alumnos saben”

Sin embargo, continúan siendo los vectores de la reforma, pero lo que hay que señalar ahora es que estamos frente a políticas que tienen que ver con la reforma de gestión pero difícilmente con la educación.

Políticas que no se cuestionan el sistema, sino que son instrumentos de presión sobre el último eslabón del sistema, la escuela.

Políticas de gestión y medición que ya deberían haberse desechado por ineficaces para la educación. Sólo eficientes para los intereses de los reformadores: políticos, funcionarios y sindicalistas que desde los comienzos del proceso de reforma le entregaron la educación a los economistas instrumentales del mercado, que intentan convertir la educación en una disciplina del pragmatismo al servicio de la corporación empresarial para optimizar ganancias y aumentarlas aún más con la educación como mercancía.

Así que para finalizar, podemos arriesgar, sin temor a equivocarnos que el Operativo Aprender 16 es otro instrumento fallido para la educación, más allá de los resultados que arroje, sólo será otro instrumento más de presión para los fines reformistas, pero no para educación.

Para pensar la educación están, la filosofía, la pedagogía, la psicología y la sociología, apoyándose en la historia y en la antropología; por fuera de los enfoques instrumentales y de las evaluaciones estandarizadas. Pensar la educación desde el enfoque economicista-corporativo es, de alguna manera, incluirla entre las políticas extractivas, una especie de monsantización, de monocultivo desertificante. El monoaprendizaje que incluye los resultados, como el paquete de semillas transgénicas que incluye el letal químico que desertifica e impermeabiliza la tierra, le extrae la actualización de sus nutrientes con su producción sistémica; será la instrucción del futuro, pero no la educación que necesitamos para transformar el mundo.

Los tiempos del pensamiento no son los tiempos de la transacción, los tiempos de la pedagogía no son los tiempos de la estandarización evaluatoria.

Habrá colecciones de “instruidos” que estarán en estado de capacitación permanente para seguir siendo utilizados como recurso humano de un mundo que no diseñaron, y mucho menos pensaron. Como en las pruebas estandarizadas, más específicamente en el Operativo Aprender 16, donde los docentes son “aplicadores” y los directivos, “verificadores” de un instrumento que ni pensaron, ni diseñaron y lo peor, que además es tan secreto como el contrato entre YPF y la transnacional Chevron.

El extractivismo educativo llegó de la mano de la reforma. Muchos pensamos que otro mundo mejor no sólo es posible, sino necesario, pero para ello necesitamos de la educación en sentido social, no instrucción instrumental.

En Argentina a mediados del siglo XIX se había instalado la polémica que proponía la instrucción para las clases más humildes y la educación para las élites adineradas, modelo conceptual que sobrevive en la estructura educativa, y que es preciso superar porque en el pensamiento de la reforma está su profundización.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216473

Imagen: http://archivo.estepais.com/site/wp-content/uploads/2013/09/fernandez-a-269.jpg

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Hay que promover la curiosidad y el deseo de aprender.

Por: Alejandro Finocchiaro.

Una buena educación es aquella en la que todos los alumnos pueden aprender y en la que se prioriza la enseñanza, el acto de la transmisión. Es en ese acto en el que una generación pasa un legado a otra. La finalidad es habilitar el acceso a todos los signos disponibles de la sociedad sin restricción y promover la curiosidad y el deseo de aprender.

Además de la transmisión, una buena educación debe promover justicia educacional; lo que significa, básicamente, la capacidad de garantizar una distribución del bien social educación que redunde en una mejora en la posición de todos los miembros de la sociedad, en particular la de sus sectores más postergados.

En un buen sistema educativo las diferencias socioeconómicas desaparecen o se achican y las brechas en los resultados educativos no reflejan las brechas sociales.

En la Argentina en general, y en la Provincia de Buenos Aires en particular, esto no sucede: el nivel educativo está atado no sólo al origen social del alumno sino a la escuela a la que asiste. La segmentación del sistema es un factor decisivo que dificulta el logro de este objetivo fundamental.

En los últimos años, la política educativa se focalizó en estrategias fragmentadas en lugar de promover estrategias sistémicas e integradas.

Se privilegió la mera incorporación de tecnologías en lugar de ver cómo éstas pueden ser medios para apoyar y transformar los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Se apuntaló a la capacidad individual del docente en lugar de entender que la enseñanza es un trabajo en equipo. Se incorporó en la agenda educativa la evaluación más como un mecanismo de rendición de cuentas y de medición de resultados que la oportunidad de comprender como la misma es parte de un proceso que proporciona información para el armado de un plan de mejora. Uno que contemple la situación particular de cada escuela y que permita elevar la calidad de la educación conociendo cual es su punto de partida.

La clave de la mejora de la educación está en la construcción de capacidades nuevas en los estudiantes, en los docentes, en las escuelas y sus matrices organizativas.

Éste es nuestro desafío.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/promover-curiosidad-deseo-aprender_0_1645635569.html

Imagen: https://pbs.twimg.com/media/CrnQrPHWYAAM4hW.jpg

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Tecnologías educativas, la clave en el nuevo aprendizaje.

Incorporar las TIC en el sistema educativo puede tener un efecto multiplicador.

Por: Simón Vargas Aguilar.

El modelo educativo ha sufrido una serie de transformaciones importantes en la última década, a través de los programas educativos se ha visto imperativo la introducción de equipos de cómputo, redes de internet en las escuelas y la contratación de profesores de tiempo completo han sido los primeros cambios.

Las tecnologías educativas vinieron a conformar parte de la agenda en la educación desde los años 50 en Estados Unidos, se concebía como un nuevo paradigma que revolucionaría el futuro de las generaciones nacidas en siglo XXI.

Con ello, el tema de las reformas educativas se viene gestando desde hace más de una década en todo el mundo, dentro de esta renovación, se han venido a integrar políticas transversales de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

En 1968, México destacó en América Latina y el Caribe por la implementación del programa Telesecundaria, como estrategia para extender la educación secundaria en las comunidades lejanas utilizando la televisión como herramienta de aprendizaje, a un costo menor.

Hoy día, los efectos de la conectividad mundial y la evolución tecnológica han convertido al conocimiento como el eje central de competitividad en el mercado económico y laboral.

Como resultado de este cambio en el mundo moderno, fue que se dio a conocer el término de la Sociedad del Conocimiento, es decir, aquella sociedad donde se centra la educación y el conocimiento como factor para impulsar la innovación, el desarrollo empresarial y la economía. http://bit.ly/1uE5cLk

Incorporar las TIC en el sistema educativo puede tener un efecto multiplicador, por un lado, enfatiza el aprendizaje en la formación integral del estudiante; y por otro lado, mejora las oportunidades de competir en el mercado global, con una visión en el desarrollo inclusivo y la reducción de la pobreza.

A lo largo de los años se han desarrollado las estrategias necesarias para ir incorporando los equipos y el software necesario para actualizar las aulas e incluir en los programas educativos aquellos contenidos relacionados a la informática y la programación.

Ejemplo de esto sucedió en el 2004 con la introducción de Enciclomedia, un sistema de e-learning conformado por una base de datos, cuyo funcionamiento fracasó, pues se hicieron modificaciones en el programa de educación básica pero no incluyeron este sistema digital.

El desafío que implica la introducción de las tecnologías educativas, para que esto funcione, además del compromiso de los gobiernos, es necesario la revisión de la infraestructura y el análisis del contexto, debido a que muchas veces no se capacitan a los docentes y los estudiantes les llevan la ventaja en el funcionamiento de los equipos y el manejo de internet.

En los ciclos escolares, 2013-2014 y 2015-2016, el gobierno federal entregó dos millones de lap tops y tablets a niños de quinto y sexto de primaria en diferentes partes del país, con una inversión de 6 mil millones de pesos, como parte de la estrategia de transformar la educación tradicional mediante la tecnología.

La estrategia también fracasó debido a que los equipos no cumplieron con los requerimientos necesarios, se convirtieron en distractores en lugar de una herramienta de aprendizaje, las licencias vencieron, y algunos de los equipos les fueron robados a los alumnos.

Este escenario demuestra que introducir equipos de cómputo de bajo costo a los estudiantes de escasos recursos no ha demostrado que haya un incremento en el desarrollo de habilidades en lenguaje o matemáticas.

Por el contrario, se debe comprender que las soluciones no fueron diseñadas para encajar del todo en contextos donde los retos son más complejos, es decir, cada estrategia debe ajustarse a las necesidades de cada país, en lugar de replicar los modelos existentes.

Una aproximación alternativa, en lugar de introducir equipamiento centrado en la educación, otra opción sería cómo aprovechar la tecnología existente que ya se encuentra en el lugar. En muchas comunidades de escasos recursos, la mejor tecnología es aquella que la gente ya tiene, sabe usarla y puede costearla, por ejemplo, el celular.

En lugares remotos como África, se han implementado programas donde llevan el internet a las comunidades a través de camionetas equipadas que permiten la conexión de los estudiantes a través de celulares o computadores que ellos mismos les proporcionan. http://bit.ly/26wmxXB

Se dice que con las nuevas tecnologías se reemplazarán a los maestros que no saben utilizarlos por los que sí, pero en la práctica se ha demostrado que en realidad son el eje central de las TIC para el éxito en la implementación de las estrategias educativas.

México requiere hacer ajustes en los programas antes que en los equipos, además se debe integrar la preparación de los docentes para adoptar técnicas efectivas que potencialicen el proceso de aprendizaje, a través de metodologías que puedan alinearse al programa académico con los procesos pedagógicos de las nuevas generaciones.

Fuente: 

http://lasillarota.com/tecnologias-educativas-la-clave-en-el-nuevo-aprendizaje#.V9GxkNLhAts

Imagen: http://lasillarota.com/pub/uploads/thumbs/educacion-nino_460x290_pub-uploads-columnistas-Imagenes2016-2.jpg

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