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Buenas prácticas docentes en la perspectiva de la pedagogía de la virtualidad (Parte II).

Margarita Gómez

Desterritorialización de la institución educativa

La universidad reterritorializa clases, laboratorios, profesores y la gestión para el ciberespacio. Al conectar la gestión educativa, profesores, estudiantes, bibliotecas, edición electrónica, objetos de aprendizaje escaneados, videoconferencia, laboratorios de simulación, iPads, smartphones, tablets y redes sociales se forman comunidades que con nuevo impulso reinventan el proceso de aprendizaje, la dinámica social y las políticas públicas.

En esta universidad, parece coherente la iniciativa de desarrollar internamente y divulgar las prácticas docentes locales que con pertinencia social, política y económica, encuentran resonancia en la comunidad mundial. Por lo general, estas iniciativas de buenas prácticas de gestión administrativa y académica y de intercambio con la comunidad, son desarrolladas siguiendo orientaciones de organismos internacionales. Para eso se escoge –siguiendo alguna dinámica específica- una temática y se diseña un proyecto, que involucra especificar: 1. Una institución como un todo, el conocimiento de esa comunidad sobre el tema; 2. Trazar los objetivos del proyecto con sus respectivas acciones; 3. Definir el público que participará con sus respectivas acciones; el modo como será ejecutado el proyecto, describiendo los momentos principales, etapas de implementación y características, mencionando, todavía, 4. Si hay otras instituciones involucradas y las responsabilidades de cada una; 5. Las características innovadoras que tornará exitoso el proyecto y las respectivas acciones; 6. Las dificultades de proyecto provenientes de la concepción, planificación, ejecución, información e infraestructura, material y personal; periodo de ejecución; 7. Lo que se pretende conseguir como producción; el tipo de evaluación y la frecuencia de realización; si es un proyecto abierto a otros colaboradores institucionales y personales. Esa ‘simple dinámica’ parece generar una cultura en torno a la intervención, sugiriendo una ciencia sustentada en la innovación.

O sea, las prácticas con tecnología en la universidad pública convencionalmente han seguido orientaciones, con más o menos resistencias, para atender procesos de gestión y de aprendizaje interpelando, aceptando o contestando las mismas.

Con esto, las prácticas educacionales con artefactos tecnológicos y digitales adquieren una dimensión contextual que exige la interlocución con profesionales de varias áreas del conocimiento, para que estas prácticas pedagógicas no incentiven el consumismo, burgués y capitalista, que en realidad es la batalla trabada por las corporaciones contra grupos sociales religiosos que no tienen el consumo como pilar de la movilización social.

La iniciativa de realizar buenas prácticas se orienta a conseguir las mejores posibles, las que son viables en ciertas condiciones, con ciertos profesionales, en diversas áreas de conocimiento, infra-infoestructura, las que son percibidas porque están dentro de nuestra historia y cultura y por las cuales sus miembros empeñan su desempeño.

Condiciones para la educación

Frente a la realidad referida, la enseñanza con tecnologías contemporáneas pide algunas condiciones de infra-infoestrutura para que la población pueda tener acceso al ciberspacio. El alcance limitado de la banda ancha, cara y lenta, y la cobertura de la educación superior. O sea, no solamente la experiencia en la red es restricta, sino que existen otras restricciones que son anteriores. En este sentido, les proponemos pensar las prácticas educativas con tecnología a partir de la pedagogía de la virtualidad que encuentra sustento en la teoría pedagógica de Paulo Freire, en el concepto de rizoma, de sujeto de la praxis, y en la educación en red. La propia práctica educativa de Paulo Freire nos ofrece elementos para comprender lo que para nosotros significa ‘buenas prácticas educativas’. Consideramos que lo bueno procede de, que en primer lugar, el laboratorio de su experiencia fue la realidad concreta de la gente sin alfabetización, donde desarrolló una propuesta teórica de alfabetización de adultos, una metodológica, observó las orientaciones legales ‘para concordar o no’, propuso un tipo de evaluación y de difusión de los nuevos conocimientos, trascendiendo más allá de Angicos, Río Grande do Norte, Brasil, donde inició sus practicas.

Freire, educador brasilero, patrono de la educación de este país, es renombrado y conocido en el mundo por su método de alfabetización y por haber acuñado el concepto “Educación bancaria” para referirse a una educación que domestica las personas mutilando su creatividad, que es lo más sagrado en el proceso de aprendizaje. El alcance de su propuesta nos permite comprender la educación contemporánea, a partir de las convergencias humanas y tecnológicas que permiten criar comunidades, conseguir la unidad en la diversidad, como fuerza de transformación social.

Es importante rememorar momentos de la trayectoria de Freire en relación con la propia, como educadora(es), para encontrar puntos de conexión/aproximación personales o profesionales (idea, persona o proyecto/teoría). Personalmente, “conocí” a Paulo Freire, en 1989, en ocasión de la primera conferencia que ofreció en la Facultad de Educación de la Universidad de São Paulo (USP), después de su regreso a Brasil (1980), luego de casi 16 años de exilio. Creo que era la primera vez a ser invitado por esta universidad y en esa oportunidad él se refirió especialmente a su experiencia en África. Antes, en mi curso de formación inicial en Ciencias de la Educación, tuve oportunidad de consultar sus obras con algunas restricciones pues se había publicado una resolución años antes, durante el último proceso militar argentino, que determinaba colocar sus libros en la lista de los “prohibidos” (ZEBALLOS, 2007)

En mi tesis de doctorado Educación en red a partir de una perspectiva emancipatoria, investigué orientada por Moacir Gadotti, un compañero de Freire, algunas aproximaciones de su propuesta pedagógica con las prácticas en la cibercultura. Conseguí entender el rechazo de Freire a ciertas prácticas académicas de postura y pensamiento arrogante, como también a qué se refería cuando decía que los ‘libritos’ que él escribía eran solamente relatos de prácticas, de memorias. Fue en la praxis, en la dialéctica teoría/práctica que buscó el diálogo con intelectuales para fortalecer su propuesta dejando ver que la palabra encarnada tiene fuerza de transformación, de cambio social.

Yo tengo un sueño: pasión, denuncia, anuncio

Yo tengo un sueño”, expresión que también resume la trayectoria de Paulo Freire, la que se entiende a partir de sus propias palabras: “la pasión con que conozco, hablo o escribo, no disminuye el compromiso con que denuncio o anuncio. Soy una entereza y no una dicotomía. No tengo una parte esquemá- tica meticulosa, racionalista y otra desarticulada, imprecisa, queriendo simplemente bien al mundo. Conozco con el cuerpo entero, sentimientos, pasión y, también, razón. (FREIRE, 1997, 18).

En este sentido no vamos encontrar linealidad y si recursividad en su obra, lo podemos constatar si la revisamos en cuatro contextos relacionados: Brasil (1921-1964), Exilio (1964-1980), Retorno a Brasil (1980- 1997) y Legado (a partir de 1997), dejándola abierta para otras realizaciones -como por ejemplo, la pedagogía de la virtualidad-.

Del primer momento, voy a destacar la participación de Freire, como relator/delegado por Pernambuco por la 3ra Comisión Regional, en el Segundo Congreso Nacional de Educación de Adultos, realizado en Río de Janeiro (1958)(1). En este evento Freire relató que había una baja frecuencia de estudiantes adultos, que las escuelas funcionaban precariamente, que la remuneración de los profesores era baja, el material didáctico inadecuado y que los estudiantes adultos eran tratados como chicos. Consideró que esa situación ya era suficiente para la falta de interés y el fracaso de las propuestas de alfabetización. Enfatizó la poca comunicación entre alumnos y maestros y de éstos con el material didáctico, su contenido y método totalmente descontextualizado de la cultura y de las necesidades de esas personas de las clases populares.

Al pensar la existencia situada de esta gente, Freire comenzó a criticar a las propuestas de alfabetización basadas en el saber (be-a-ba) fragmentado por medio de las cuales el profesor, que era quien pensaba y poseía el saber, depositaba y llenaba la cabeza de los alumnos de contenidos de la misma forma que se hacen depósitos en el banco, para después cobrar lo que les fue transmitido. La educación bancaria, literalmente referida a la noción de banco, es un concepto acuñado por Freire para designar ese modelo por él criticado (2).

La concepción bancaria de educación negaba la dialogicidad de la educación, tornándola anti-dialógica y al sujeto un objeto pasible de manipulación. Es un tipo de educación que domestica y silencia ya que controla la vida de los estudiantes desvirtuando su curiosidad y su creatividad, que es lo más sagrado de ellos. Afirma que no basta pensar ideas, hay que pensar la existencia concreta de la gente.

Después de haber investigado y pensado la situación de la gente y las prácticas de alfabetización de la época, en el informe de 1958 defiende que la alfabetización está relacionada directamente al mundo cotidiano del adulto, el cual al ser conocido por él vuelve a este mundo para criticarlo y transformarlo con su participación activa. Es el inicio de lo que será conocido como Método Paulo Freire -o teoría del aprendizaje- pensada con y para la gente, con el pueblo, no solamente para los pobres. Este método de alfabetización propone codificar/decodificar situaciones-problema, de domesticación y silenciamiento, por parte de las personas.

Si bien, en aquel momento, no se consiguieron acciones para contrarrestar la situación de analfabetismo ni implementar en todo el país el “Método Paulo Freire”, quedó claro que uno de sus trazos fuertes era incorporar al adulto en el proceso de alfabetización como tal, con sus saberes, su cultura y no como niños. En esto radica una de las originalidades de su ‘método’

En su práctica de alfabetización con 300 campesinos realizada en 45 días, por 40 horas en Angicos, Río Grande do Norte, constató que el analfabetismo de los adultos, ni cualquier situación de opresión, puede ser arrancada de raíz, como si fuera una planta, de un momento para otro, porque son construcciones sociales e históricas, sustentadas, en parte, por políticas públicas.

Transitar de una visión mágica del conocimiento para una visión crí- tica o científica, en el proceso de alfabetización, el alfabetizador asume una solidaridad orgánica acompañando el alfabetizando, porque es parte de su realidad, e la investigación de su universo, para enseguida, con ellos, tematizar, problematizar y construir nuevos conocimientos. El alfabetizador no solamente enseña a leer y a escribir, sino que aprende la cultura del otro -y viceversa- y cuando provoca la curiosidad epistemológica se permite cierta autonomía para liberarse del analfabetismo –científico, tecnológico – que le impide pensar, crear y decir y, por lo tanto, liberarse de la opresión de la sociedad capitalista sobre él.

Notamos que uno de los obstáculos para el aprendizaje en nuestras prácticas educativas en esta perspectiva, es que llegamos a las clases populares con nuestros esquemas teóricos y tecnológicos montados y muchas veces no nos preocupamos con lo que ya saben para, a partir de eso, producir nuevos conocimientos. Cuantos de nosotros al trabajar con tecnologías procuramos saber sobre las conocidas por la gente, las tradicionales, las menos sofisticadas o las más actuales en su cultura, tornando la enseñanza en algo solamente instrumental.

Y ese es, todavía, uno de los grandes desafíos pues los profesores continúan preocupados en pasar contenidos y técnicas sin conseguir ver el otro, su cultura, lo que él sabe, su situación ni su relación con otros elementos intervinientes en el proceso de aprendizaje.

Sin dudas, creemos que la educación no es una entrega de contenidos como si fuera mercadería, es un acto de conocimiento y un acto político que implica la competencia conceptual específica –de lo que el profesor quiere enseñar o aprender – y también, la competencia política del para qué, con qué, para quién, con quién y contra quién. Freire, como Bertolt Brecht, acredita que “el analfabeto político es el más problemático por no conocer las causas de su situación.”

En esta propuesta pedagógica, el aprendizaje – de acuerdo con la UNESCO es el eje estructurador de la Educación- sustenta los cuatro pilares de la educación para el siglo XXI (Aprender a ser, a convivir, a hacer, a aprender. Cf. Delors, 1998). Paulo Freire (1999, p.26) considera que:

Enseñar no existe sin aprender y viceversa y fue aprendiendo socialmente como, históricamente, mujeres y hombres descubrieron que era posible enseñar. Fue así, aprendiendo socialmente, como en el transcurso de los tiempos mujeres y hombres percibieron que era posible –después, preciso-trabajar maneras, caminos, métodos de enseñar. Aprender precedió a enseñar o, en otras palabras, enseñar se diluía en la experiencia realmente fundadora de aprender. No temo en decir que carece de validez la enseñanza de que no resulta en un aprendizaje en que el aprendiz no se ‘volvió capaz de recrear o de rehacer lo enseñado, en que lo enseñado que no fue aprendido no puede ser realmente aprendido por el aprendiz.

Queda explícito que su obra no se agota en su método de alfabetización de adultos sino que este es el inicio de la práctica de un educador y fundamentalmente un pensador que abre e instala nuevas visiones de mundo, de pensar y hacer educación, y por lo tanto, de hacer ciencia.

Del segundo momento de Freire

Considero que la temporalidad de este momento esta dada por el exilio, cuando en Chile escribe Pedagogía del oprimido (1970), la que es retomada en Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con Pedagogía del oprimido (1992), para responder a ciertas críticas. Es cuando Freire da organicidad semántica a su narrativa del antes, el durante y el después del exilio. En este libro Freire teje una trama abierta de su trayectoria que en su dimensión mediatizadora permite que otros educadores entren en ella con su propia historia, su propio esfuerzo, para hacer la educación que les es posible en ciertas circunstancias y situaciones.

En Pedagogía de la Esperanza (1992), retoma su trayectoria y responde a las críticas realizadas a Pedagogía del Oprimido (1970) haciendo una relectura de su experiencia en Chile, Bolivia, Estados Unidos, Ginebra, África, América Latina, re-otorgándole un nuevo sentido para organizarla y re-apropiarse de ella. Por otras vías posibles por la recursividad retoma cuestiones para reelaborarlas junto con los otros, desde otras vertientes.

Al rememorar su trayectoria, amarró textos que parecían desconectados, para una trama que rehacía con las adhesiones y con las críticas recibidas. Él ya entendía que la escritura no era una forma neutra, que la palabra verdadera era dinámica e interpersonal, que conllevaba acción, reflexión, transformación y, en su dimensión antropológica, era parte constitutiva del hombre y de la mujer que se hacían también en el len- n también en el len- n también en el lenguaje, del diálogo mediador, socializador de la praxis en comunidad.

Así, las memorias del exilio latino-americano, americano y europeo le permitieron prácticas discursivas que lo llevaron al auto-conocimiento, a situarse/asumirse frente a los dialogantes (semejantes y diferentes), a ejercerlas como derecho humano, a ocupar un lugar importante en el contexto de la educación y de la extensión necesarios para interactuar con su realidad.

En Pedagogía de la esperanza, él responde dialógicamente a los críticos con relación a su lenguaje machista; a su solidaridad orgánica y no mecánica con el pueblo, que va más allá del simple discurso; a la cuestión estética de la escritura, -considera que escribir bonito no es solamente de poetas-; a la ideologización de su obra acusada por los intelectuales que consideran a la historia como dada y no como posibilidad; a su memoria traída del exilio.

Allí, él fortalece su reflexión acerca del contexto de gestación de su obra y las cuarentenas por las que pasaban para volver a ellas renovado y curioso, diferente de la espontaneidad y rapidez de la respuesta a un e-mail. Pero, el uso de la oralidad, de diversos textos y fuentes se torna importante para él conseguir indagar sobre su memoria de sombras, de exilio y de reencuentros.

Paulo Freire recuerda su exilio:

Nadie llega solo a ningún lado, mucho menos al exilio. Ni siquiera los que llegan sin la compañía de su familia, de su mujer, de sus hijos, de sus padres, de sus hermanos. Nadie deja su mundo, adentrado por sus raíces, con el cuerpo vacío y seco. Cargamos con nosotros la memoria de muchas tramas, el cuerpo mojado de nuestra historia, de nuestra cultura(3). Habitan igualmente en la agitación del alma la frustración de la pérdida, los slogans mediocres de los asaltantes del poder, el deseo de un regreso inmediato que lleva a un sinnúmero de exiliados a rechazar cualquier gesto que sugiera una fijación en la realidad prestada, la del exilio(4). Es difícil vivir el exilio. Esperar la carta que se extravió, la noticia del hecho que no ocurrió. Esperar a veces a gente real que llega, y a veces ir al aeropuerto simplemente a esperar, como si el verbo fuera intransitivo(5).

Y es en esa interacción conciencia-mundo que hizo conexiones y relaciones, más allá del puro contacto, con activistas e intelectuales -muchos de ellos exiliados-. México fue uno de los países que recogió los exiliados y donde reencontró amigos. Él recuerda sus conversaciones en Cuernavaca (1969) con Iván Illich, que dirigía el Centro de Formación Inter-Cultural de Cuernavaca y que publicó algunos de sus textos que luego fueron incorporados en Pedagogía del oprimido.

En oportunidad de participar, en Cuernavaca (12 de julio de 2014), de la celebración de las actividades del CIDOC (Centro intercultural de documentación), se recordó el contexto fértil para una comunidad experimental convivencial que, entre utopías y desencantos, consiguió reunir intelectuales de la grandeza de Paulo Freire. El CIDOC recordaba la actuación de Iván Illich y con la exposición buscaba provocar un diálogo sobre la relevancia actual de la imaginación utópica y el aprendizaje producido por la frustración.

Imaginación utópica y aprendizaje por la frustración son constantes en nuestras prácticas porque involucran culturas, invasión cultural y silencios constitutivos de nuestro pensamiento. En ese movimiento cultural, se puede decir que si bien Freire no propone el exilio como estrategia de aprendizaje, algunas veces hay que exiliarse, perderse de sí mismo, en el sentido de tomar distancia de una sociabilidad o de una educación, de una ciencia, de una tecnología que nos impide pensar, crecer, agotando nuestra curiosidad y alegría…partiendo hacia otro plano, otras modalidades de pensar, vivir y educarnos…perderse de sí mismo para encontrarse en otro lugar, no necesariamente en Facebook.

En Pedagogía del oprimido (1970), Freire afirma que “los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema”. Y dedica esa obra a los desarrapados del mundo – y a quienes-descubriéndose en ellos- con ellos sufren y con ellos luchan pues solamente ellos podrán comprometerse con la liberación mutua.

Freire afirma: “Nadie libera a nadie, nadie se libera solo, los seres humanos se liberan en comunión” y, es así, que el educador brasilero asume al otro como un acto de amor, como una opción ética y como diálogo (CINTRA, 1998). El diálogo con el Otro implica la espera activa de los que buscan ser éticos, presentes, pues, no hay diálogo si “no hay un profundo amor al mundo, a los hombres [y a las cosas]. No es posible la pronunciación del mundo, que es un acto de creación y recreación, si no hay amor que la infunda…¿Cómo puedo dialogar, si me admito como un hombre diferente, virtuoso por herencia, delante de los otros, meros ‘estos’, en que no reconozco otros Yo?” (FREIRE, 1985, p.103)

El sujeto pensado con el otro permite que cuando los oprimidos descubren que alojan al opresor y que mutuamente se pueden libertar inauguran una actitud ética de magnitud humanizadora, porque son sujetos cognoscentes, toman consciencia de su situación. (Cf. Paulo Freire, 1970)

El sujeto procesual, del oprimido al Otro, se reconoce en la propia praxis transformadora. El sujeto ‘por venir’ en la perspectiva de Freire, es importantísimo porque el devenir se produce en el diálogo crítico, en la reflexión y en la acción social y en el reconocimiento del Otro, en su alteridad total.

De la trayectoria de Freire, lo parafraseamos para destacar los principios de la educación popular que sustentan las buenas prácticas educacionales (GOMEZ, 2005):

  • Radicalidad: radicalizar la singularidad sociocultural del lugar, la situación de la gente y del educador/educando generando un interés y una preocupación, interna y externa, en torno de la praxis. No hay educación neutra, como un acto de conocimiento y un acto político parte de lo viable, en los espacios posibles, para generar crítica, creatividad y posibilitar la acción transformadora.
  • Cultura del silencio: en el silencio están los elementos para la movilización social y popular que permiten al hombre y a la mujer decir su palabra y “dejar de ser la sombra de los otros”. Por la acción política, el silencio como una situación donde no acontece la interacción generacional ni la solidaridad, es desvirtuado con el diálogo, con las manifestaciones, ya sea en la calle, en una asamblea, en un consejo de clase, en una discusión, para asumir la propia identidad social y cultural.
  • Pronunciamiento, comunicación y diálogo: educación es comunicación y diálogo que permite leer, expresar y cuestionar la propia situación. Con diferentes visiones de mundo se cuestionan, se interpelan y se diseñan posibilidades por no aceptar visiones impuestas. La tarea más digna de la formación es darse existencia en un espacio ciudadano de comunicación y diálogo sin permitirse ser un depósito silencioso de datos, textos o mandatos.
  • Sujeto de la praxis: al invertir la lógica burguesa de pensar y hacer educación (hombre ideal, del deber, resultado de la producción), el hombre praxiológico transforma y es transformado, siempre inconcluso y consciente de eso se abre al otro por una cuestión ética. En una sociedad conflictiva no es suficiente la conceptualización, la tematización y la teorización del hombre desvinculado de su realidad. Por ser un sujeto cognoscente y político, se asume en la búsqueda constante de ser más humano.
  • Organización: el espacio y el tiempo son organizados de acuerdo con la cultura pedagógica en que los sujetos intervienen, aspecto indispensable de la educación. La organización a partir de su dimensión socio-histórica, permitirá abrir otros espacios de formación, más allá de la escuela y en los pequeños espacios posibles, en las brechas comunitarias, en la universidad, el barrio, la iglesia, la internet y en los movimientos sociales.
  • Metodología: la educación dialógica retoma el círculo de cultura en la virtualidad y como una estrategia y un lugar de aprendizaje, la interacción de los participantes moviliza culturas, conocimientos para encontrar, por medio del diálogo, el tema generador a partir del cual problematizar y desarrollar nuevos conocimientos. Aquí no hay transferencia de contenidos, dueños del saber, ni contenido pronto y si una acción conjunta para generar espacios de conocimiento; profesor y estudiante activos, ambos, de manera interactiva, construyen un nuevo conocimiento por entender que no hay matriz curricular pronta. El vínculo funciona de acuerdo al principio establecido por Paulo Freire (1970): aquí nadie educa a nadie. Nadie se educa a sí mismo; las personas se educan entre sí mediatizadas por el mundo.
  • Relación entre texto y contexto: el texto sin desvincularse de la realidad permite su lectura, permite tomar distancia para codificarla, para conocerla y volver a ella para transformarla y transformarnos. Es haciéndonos sujeto que nos rehacemos.Del tercer momento/contexto de su trayectoria Destacamos cuando Freire y su familia regresan al Brasil en 1980, después de la Ley de Amnistía. El reencuentro con el país, con su casa original le permitió reaprender con otros la situación educacional del país. La humildad de aprender con los otros es ,también, uno de los rasgos fundamentales en el arte de educar

    Freire quería regresar para Recife, su primer mundo, pero no fue posible ya que la Universidad de Pernambuco no tenia condiciones –creo que político-pedagógicas para invitarlo- y se dedicó a trabajar en las Universidades de Campinas y en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC/SP).

    Sus clases de la universidad fueron desarrolladas en círculo, permitiendo que las personas se asumiesen en una situación en que sabían y donde el conocimiento sería compartido.

En la décima carta del libro Cartas a Cristina (1994), reflexiona sobre un aspecto que fue una constante escuchar en los corredores de la Universidad: la orientación de los alumnos de la maestría y afirma: o se apuesta en el miedo al riesgo o en la osadía de la curiosidad y aventura del espíritu creativo.

En su dimensión antropológica, la osadía nace de la propia existencia histórica, situada y de la curiosidad que moviliza a vivir peligrosamente y no de la inmovilidad que imprime el miedo -de asumir y desarrollar nuestros proyectos de vida o de investigación-.

Aunque Paulo Freire sea conocido por su propuesta de alfabetización de adultos, él también pensó y trabajó en la educación superior. Como él, respetando las debidas diferencias, presentamos públicamente nuestros trabajos, sobre el tema que hoy nos convoca en México. Freire estuvo en Cuernavaca en 1969, reunido con Iván Illich y otros intelectuales críticos como Eric Fromm, Paul Goodman y Peter Berger5 . En 1994 participó del Seminario sobre Educación Superior, realizado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), organizado 5 Cf.: http://www.ivanillich.org.mx/ por Miguel Escobar Guerrero6 , Alfredo L. Fernández D. e Gilberto Guevara-Niebla, donde se debatió bastante el tema con ellos y otros profesores-investigadores. Y fue en México que Freire, de cierta manera, sistematizó lo que pensaba sobre la educación universitaria, el poder, el currículo, la realidad social y los intelectuales.

En nuestra estadía en México, por primera vez en 1989, investigando las redes de colaboración científica con los países de América Latina, y en 2004, presentando, en la Feria Internacional del libro de Guadalajara, la obra Educación en red: una visión emancipadora para la formación (UdG), además de otras realizaciones con educadores, percibimos que México es un país que se ha destacado en la región por recibir, proteger, hospedar a intelectuales, artistas del mundo entero y formar comunidades. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial cuando recibió diferentes personalidades: León Trotsky, Tina Modotti, Elena Poniatowska entre tantos otros, también latinoamericanos. México ha dejado circular el pensamiento que enseña la especificidad humana, la solidaridad y la justicia.

En esa misma época, en la ciudad de San Pablo, Freire asume la Secretaría de Educación (1989-1991), experiencia sustentada en la edu- a de Educación (1989-1991), experiencia sustentada en la edu- a de Educación (1989-1991), experiencia sustentada en la educación como práctica de la libertad, para una de las mayores metrópolis del mundo y que está registrada en su libro Educación en la ciudad (1995).

En la gestión democrática, orienta la formación de profesores y la mejoría/ lindura (‘boniteza’) de la escuela apostando a la osadía y no al miedo. Antes de terminar el mandato se despidió, dejando una carta a la Secretaría de Educación de São Paulo (mayo de 1991) donde hace un manifiesto afirmando que continuará presente en la educación de otra manera, contribuyendo para una política educacional democrática.

Fue una decisión coherente con su proyecto de vida. En Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios a la práctica educativa (1996), él ya se refiere a la permanente búsqueda de coherencia entre el discurso y la práctica pedagógica; la coherencia, entre los saberes inherentes a la práctica educativa, indisociables de la ciencia, están la ética y la estética que son considerados necesarios para las práctica docente y los sistematiza así: 1. No hay docencia sin discencia; 2. Enseñar no es transferir conocimientos; 3. Enseñar es una especificidad humana. Saberes que en el quehacer del profesor, implican la investigación, reflexión, crítica, apostar en la osadía y no en el miedo, con sensibilidad, generosidad y fundamentalmente autonomía de quien se sabe que haciendo se hace gente.

Saberes que convergen en la educación libertadora, solidaria con orientaciones contra la competitividad y el consumo que exige transparencia, seguridad y vigilancias digitales, que enseñan el miedo y no la osadía democrática que se aprende de la relación humana.

Es en su pedagogía que encontramos una concepción de sujeto, de educación, de sociedad a partir de los cuales optamos trabajar. En esta no hay centralidad del profesor ni del alumno, si bien el docente es quien orienta el proceso de aprendizaje dialógico no es un mero ejecutor de políticas públicas ligadas a intereses bancarios que inviabiliza el trabajo a favor de las demandas populares, académicas, ciudadanas. “El arte de enseñar es mucho más de que puramente entrenar el educando en el desempeño de destrezas.” (FREIRE, 1996, p.7). O sea, es mucho más que las respuestas técnicas que podamos dar.

Podemos decir que si bien Freire no se refiere a la didáctica, como una técnica o arte de enseñar, esta ya no se sustenta en la racionalidad técnica o práctica, en la disciplina y en el castigo. Notamos que por mucho tiempo estuvo preocupada con las regularidades y las igualdades que se generan en cierta disciplina escolar o académica originando la cultura del deber y de las certezas.

Hoy, aquí, entendemos que la competencia pedagógica releva el sujeto participante y su cultura en la organización de estrategias y actividades de aprendizaje en una sociedad altamente informatizada. El arte de educar, de enseñar-aprender, busca su realización en la racionalidad/ sensibilidad emancipadora, en la pedagogía participativa, en la omnilate- 200 Emancipación digital: Políticas, prácticas educacionales e investigación, 2015. Buenas prácticas docentes en la perspectiva de la pedagogía de la virtualidad ralidad en lugar de la unilateralidad, en la ubicuidad (en todo lugar, propagado, difundido) en lugar de solamente en la presencia local.

La relación dialéctica entre teoría y práctica, es praxis hecha por los hombres y las mujeres en relación, son prácticas que se desterritorializan de lo físico y presencial para lo virtual criando cultura en su entorno, la cibercultura.

En un cuarto momento

Freire nos deja un Legado como un conjunto de aperturas para continuar nuestro trabajo en la virtualidad ya iniciado en 1989 junto a Felix Guattari & Gilles Deleuze (1988) y con ellos Pierre Levy (1999) que contribuyen con el concepto de rizoma y de hipertexto porque privilegian la multiplicidad, la diversidad, las relaciones y las dinámicas de las conexiones ramificadas en todos los sentidos y consideran que la posibilidad cognitiva, de conocer, no está en la secuencialidad y sí en la descentralización del sistema de escritura hipertextual, donde el arte encuentra un fuerte aliado ya que despierta la sensibilidad.

Fuente: http://www.flordeceibo.edu.uy/sites/default/files/documentos/Emancipacion%20digital.pdf

Fuente de la imagen: https://diagramworkshop.files.wordpress.com/2011/12/tanaka11.jpg

Credito de la imagen: Obra de Atsuko Tanaka

Fecha de publicación en OVE: 22 Mayo 2016

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Una educación para la paz

Por: Teresa Ortuño

Esta semana, el Presidente Peña envió una iniciativa para lo que se ha dado a conocer como “matrimonio igualitario” y las redes sociales se desataron. No siempre con tolerancia. No todos con educación. Temas polémicos deben tratarse con respeto y sin descalificaciones para quienes pueden y quieren diferir y debatir. He visto lamentables excesos en ambas posiciones. ¡¡Cómo nos hace falta una EDUCACIÓN PARA LA PAZ!!

Comienzo por adelantar que no estoy de acuerdo con la iniciativa presidencial, aunque entiendo que surge de una instrucción de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y como tal debe ser acatada, pero no me puedo sumar a algunos posicionamientos que solicitan el rechazo a la iniciativa, en defensa de la familia, que usan un lenguaje muy intolerante, que no expresa ni remotamente aceptación a lo diferente, tolerancia, respeto y amor a los demás. Tan importante lo que se dice como la forma en que se dice.

Hace poco leía una encuesta acerca de la discriminación. En México no reconocemos que somos un país altamente discriminador. A muchos les molesta la apariencia de alguien, su forma de vestir, quizá el uso de tatuajes, su color, tamaño, obesidad, discapacidad, piercings, etc. En una palabra, molesta lo diferente. Eso está muy mal. Debemos trabajar en el cambio de mentalidad, de la cultura discriminatoria. El amor a todos debe ser la regla. La apertura a lo diferente.

Desde que se aprobó esta figura jurídica en la Ciudad de México, se han mantenido los mismos porcentajes: el 99.98 por ciento de las bodas civiles, son entre varón y mujer. Solo el 0.02 por ciento entre personas del mismo sexo. Sé perfecto que los derechos no son cuantitativos. Lo menciono para ubicar el porcentaje de personas que ejercen este llamado “derecho al matrimonio”. Eso sí, personas que viven juntas sin estar casadas hay muchísimas más. No sólo homosexuales. Para ellos debe ajustarse el marco legal para que puedan alquilar o comprar vivienda, ser deudores solidarios, la derechohabiencia de la seguridad social, etc. Todos somos libres de vivir con quien queramos y tenemos el derecho a no ser molestados por ello, con el único requisito de que sea decisión libre por ambas partes.

La Constitución es clara. Todos los derechos son para todos, pero esto aún no se cumple. Aunque está plasmado nuestro derecho a la vida, salud, educación, vivienda, trabajo, medio ambiente limpio, etc., es un hecho que no es una realidad. Y no es necesario precisar que este o aquel derecho son para ricos y pobres, hombres y mujeres, feos y guapos, sanos y enfermos, tontos y listos, flacos y gordos, homosexuales y heterosexuales. Dice: toda persona. Nadie debe ser discriminado por irle a un equipo de futbol, tener cierto color de piel, profesar alguna religión o por su preferencia sexual. Nadie.

matrimonio-homosexualA las personas homosexuales les hace mucha falta que cambiemos de mentalidad. Que todos puedan aceptarlos con naturalidad. No ser discriminados en el trabajo, en el acceso a algún lugar, etc. Urge trabajar en la tarea del amor y la aceptación para todos. La regla debe ser el amor. El respeto al otro, a la decisión que tome. En esto hay mucho por recorrer. Eso sí que es importante y si afecta la vida diaria.

Pero equiparar la unión entre dos personas del mismo sexo al matrimonio, tiene consecuencias no valoradas ni medidas. Es verdad que ya tenemos muchos tipos de familias, y las autoridades deben tener políticas públicas para todos. Sí, claro, apoyar, más no promover. Los embarazos adolescentes, por ejemplo, son una realidad. Debe atenderse. Pero no promoverse. Ha de educarse en la autoestima, en tomar decisiones bien informadas, etc.

Oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo no es homofobia. Aunque concedo que sí lo parece la forma como algunas organizaciones plantean su desacuerdo con la propuesta presidencial. Ser de la comunidad de la diversidad sexual o ser diferente, no debe ser mal visto, y algunos lo equiparan hasta con delincuencia. Eso es intolerancia, es intolerable.

Pero también es intolerancia ofender y llamar homofóbicos a quienes con respeto expresamos nuestro desacuerdo con esa figura jurídica. El matrimonio entre hombre y mujer es anterior a cualquier religión o creencia. Existe en todas las culturas, y en todas se le protege por el bien social que representa esa sociedad conyugal.

Difiramos o coincidamos sin ofender ni ser ofendidos. TOLERANCIA Y RESPETO son el nombre de la PAZ.

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Recuperando Japón, ¿un libro de texto de historia a la vez?

Nevin Thompson

Para muchos de mis amigos—residentes “foráneos” de muchos años con vinculos y conocimientos profundos de Japón—el esfuerzo desmesurado del gobierno de Abe para “hacer a Japón grande nuevamente” era como una pesadilla vuelta realidad. El país que todos habíamos llegado a amar parecía estar desapareciendo, lo que nos llevaba a preguntarnos si nuestros hijos podrían llegar a tener un futuro aquí.

El paso forzado de esta nueva legislación de seguridad ha sido simplemente el ejemplo más notable del esfuerzo constante del primer ministro Shinzo Abe, durante estos últimos tres años, para cambiargradualmente la tendencia política de Japón hacia la derecha. Abe ha sido quizás el primer primer ministro en criticar directa y abiertamente a los medios, también ha sido acusado de intentar convertir a la NHK, la nominalmente imparcial transmisora de televisión nacional de Japón, en un portavoz del gobierno que promueve la postura actual de Japón al respecto de disputas territoriales con Corea del Sur, Rusia, China y Taiwan.

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“Tomemos de vuelta a Japón.” LDP. Imagen compartida ampliamente en redes sociales”

En los 20 años que le siguieron al fin de la burbuja financiera de Japón en 1991 el principal foco nacional había sido rearrancar la economía, esto sin prestarle atención al nacionalismo ni a un cambio de la constitución del país.

Para mí y mi familia, esta “década perdida” de 20 años no era un mal momento para vivir en Japón. La deflación económica significaban abarrotes mas baratos y gangas en artículos de ropa—de hecho, era más barato criar una familia en Japón que en Canadá. Programas de incentivos gubernamentales invirtieron en nuevos proyectos de infraestructura en todo el país, lo cual condujo a un mejor transporte publico, más museos y además, en la región rural donde nosotros vivimos, nuevos y resplandecientes almacenes de compra.

A pesar que nos mudamos de regreso a Canadá en el 2004 en la búsqueda de un mejor empleo y también por lo que pensaba que serían mejores oportunidades y educación para nuestros hijos, en menos de un par de años nos encontrábamos de vuelta en Japón por varios meses cada año. Como escritor, me es posible trabajar en cualquier lugar, y he visto como nuestros hijos cruzan fronteras culturales y asisten a la escuela sin problemas en ambos países. De hecho, nos preguntábamos si valía la pena mudarnos de vuelta a Japón.

Sin embargo, en marzo del 2011, el “triple desastre” en Tohoku lo cambió todo: el terremoto masivo desencadenó un tsunami que a su vez causó un serio accidente nuclear en Fukushima. El caos y pánico del desastre de Fukushima causaría aún otro cambio trascendental en la política japonesa. El Partido Democrático de Japón (DPJ por sus siglas en inglés) estaba en el poder durante esta crisis, y muchos japoneses se decepcionaron y enfurecieron por la reacción del DPJ a la crisis nuclear y a la devastación masiva causada por un tsunami que destruyó más de 1,000 kilómetros de costas.

Prometiendo “tomar de vuelta a Japón”, Shinzo Abe y el LDP arrasaron en las elecciones en su vuelta al poder en el 2012. Sin embargo, a nadie se le ocurrió que Abe duraría más de un año. Típicamente, debido a una política de facciones, los primeros ministros son solo figuras decorativas, y rara vez fungen como tal por más de un año. Pero para el verano del 2015 Abe se había vuelto uno de los primeros ministros de más larga duración en casi una década. Agregado a esto, había estado ejecutando continuamente su agenda oculta.

Desde hace ya largo tiempo, Abe ha formado parte de un poderoso grupo nacional de electorados, que incluye partidarios tales como la organización Nippon Kaigi, de la cual varios miembros del parlamento del LDP forman parte. El lema mas reciente de Abe, “Una sociedad en donde todas y cada una de las 100 millones de personas tienen participación activa” parece tener un gran parecido con el lema fascista de tiempos de guerra, “100 millones de corazones latiendo como uno solo” (一億一心). También, de cierta manera decepcionante, ha estado desarrollándose en la cultura japonesa una innegable nostalgia por la Segunda Guerra Mundial. En años recientes, quizás en respuesta a lo que es percibido en gran parte como un comportamiento agresivo de China, se han vuelto más comunes en Japón los libros y filmes que echan una mirada nostálgica al heroísmo y auto-sacrificio de la Segunda Guerra Mundial.

También es evidente que el gobierno de Abe esta intentando, de cierta manera, implementar en el país un plan de estudios con un tono mas nacionalista. Partiendo de una directiva del ministro de la educación, las casas editoriales japonesas proponen eliminar el término ‘mujeres de consuelo’ en los libros de texto. Además de planes para formalizar la “educación moral” (道徳, doutoku), el ministro de educación decretó a comienzos del 2015 que la historia de Japón, así como es enseñada en las escuelas, debería de reflejar la postura gubernamental en cuestiones históricas y territoriales.

”Let's make sure our children have a textbook that tells them the truth about history." Image from Wikimedia user Japanexperterna.

“Vamos a asegurarnos que nuestros hijos tengan un libro de texto que les diga la verdad sobre la historia”. Imagen del usuario de Wikimedia Japanexperterna.

Esta no es la primera vez que el gobierno japonés ha intentado usar los libros de texto escolares para imponer su propio revisionismo histórico, y me llego a preguntar sobre la posible efectividad a futuro de esta jugada. Es importante recordar, por ejemplo, que en las escuelas de Japón no existe algún libro de texto de historia que deba ser utilizado obligatoriamente. Cada escuela puede escoger de una lista de libros aprobados por el ministerio, e históricamente, muchas escuelas han rechazado libros que parecen encubrir descaradamente la historia. En las escuelas que mis hijos atienden por varios meses cada año, poco parece haber cambiado desde los tiempos en los que yo mismo enseñaba como maestro en el sistema escolar japonés hace 15 años. No hay lemas patrióticos ni imágenes del emperador en todos los salones de clases como solía ser en los tiempos de antes y después de la guerra

También es verdad, vista la manera en la cual la historia es enseñada en Japón, que parecen haber pocas oportunidades para explorar otros puntos de vista dentro del salón de clases. Los libros de texto japoneses estan diseñados para preparar a los estudiantes a aprobar exámenes, no a comunicar propaganda. La memorización juega un gran rol en el sistema de educación japonés: si hay un examen estudias para el mismo, y en los exámenes hay respuestas correctas e incorrectas.

Esto no quiere decir que la manera japonesa de abordar la educación es poco sofisticada. En la escuela primaria hay un énfasis en el aprendizaje encabezado por los mismos estudiantes, a partir de proyectos y a través del liderazgo. Y, desde un punto de vista práctico, es más efectivo usar la memorización para aprender los aproximadamente 2,000 kanji (caracteres chinos) que los estudiantes deben saber antes de graduarse del bachillerato (educación previa a la universidad).

Mientras que estos textos repletos de información tienen a ofrecer una narrativa nacional convencional de los últimos dos mil años de historia japonesa—una que es generalmente reafirmada en la cultura japonesa, particularmente en los cómics históricos llamados “rekishi manga” los cuales se encuentran en bibliotecas y tiendas de libros a lo largo del país, aún es debatible la posibilidad que, en el siglo 21, el gobierno pueda de alguna manera programar lo que piensan los niños al cambiar unas cuantas palabras en algún libro de texto. En primer lugar, las clases de historia son enseñadas por maestros quienes, como seres humanos, llevan consigo sus propios valores al salón de clase y los mejores maestros instruyen a sus alumnos la habilidad de investigar y explorar la historia por ellos mismos.

Es por esto que no me preocupa mucho que las reformas de libros de texto de Shinzo Abe le enseñen a los estudiantes japoneses una versión alterada de la historia. El propósito de los libros de texto japoneses es, después de todo, ayudar a los estudiantes aprobar sus exámenes de bachillerato y de entrada a la universidad, los cuales los revisionistas no pueden controlar directamente. Encima de todo esto, la historia es un tema difícil de enseñar, y los estudiantes estan apenas dándose cuenta de lo ocurrido en el pasado.

A pesar de lo anterior, también tengo mis reservas sobre cómo le es enseñada la historia a mi hijo cuando asiste a la escuela en Canadá. Mientras que ese país es a menudo visto como un lugar pacifico, tolerante y progresista, la realidad es que hay un sistema de facto de segregación racial el cual no aprendemos en la escuela: indígenas canadienses y “colonizadores” post coloniales rara vez interactúan entre sí. La injusticia, por ejemplo, del sistema escolar residencial de Canadá esta apenas comenzando a ser enseñada formalmente en las escuelas.

La historia a final de cuentas es sobre las personas, cuyas historias individuales nunca podrán ser todas contadas en un libro de texto aprobado por el gobierno.

En vez de eso, es importante incitar a que nuestros hijos conserven su sentido de la curiosidad, que hagan preguntas y que exploren la historia por su propia cuenta. En sociedades libres, democráticas y fuertes como las de Canadá y Japón donde hay pocos limites en lo que concierne la libertad de expresión, el problema no es el adoctrinamiento por el estado. El desafío al que nos enfrentamos es la apatía. Después de escribir sobre un reciente acuerdo logrado entre los gobiernos de Japón y Corea del Sur para resolver el “tema de las mujeres de consuelo”, me sorprendió ver el poco interés demostrado por el ciudadano común japonés.

Esto es por lo que, sin importar en que parte del mundo termine mi familia, mi objetivo como padre es inculcarles a mis hijos que intenten explorar el pasado, reconocer la injusticia y dar su opinión, para que así ayuden a mejorar las cosas.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2016/05/22/recuperando-japon-un-libro-de-texto-de-historia-a-la-vez/

Traducido por Constantino Saldaña

Fecha de publicación en OVE : 22 Mayo 2016

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Cristina, mi amor

Ilka Oliva Corado

 No soy feminista, ni roja, ni de izquierda, ni revolucionaria. Sé muy bien a dónde pertenezco: soy paria y  Cristina es mi amor. Como lo es Mercedes Sosa, Dilma, Evita y la Violetona  Parra.

 Y como articulista gritar este amor a los cuatro vientos me ha valido censuras. Me han acusado en más de una ocasión de ser mercenaria, de vivir en Estados Unidos con dinero que me envían Cristina y Dilma para que escriba sobre ellas. ¡Válgame! Las mujeres ni saben que existo, pues… Y ni que yo fuera una articulista leída mundialmente, (la verdad es la verdad) con gran peso en las plataformas comunicacionales y que moviera masas con solo un tronar de dedos, como sucede con otros.  Sé muy en dónde estoy parada.

 Y lo digo con claridad: Cristina, mi amor. Aunque ella es el amor de miles, como lo sigue siendo Evita. Ya perdí la cuenta de cuántos medios me han censurado por escribir sobre ellas, sobre los logros de sus gobiernos y sobre la violencia de género que han vivido. Me han llamado fanática y desvalorizan mis opiniones por no tener un título universitario o el mote de intelectual que las respalde. No los necesito: yo hablo desde el corazón, desde la sangre. No necesito recurrir al alarde de ilustrada  para recibir aplausos y agradar: mi expresión existe por sí misma, sin cuñas. Como existimos los nadies y los parias.

 El patriarcado no acepta que una mujer admire a otra, y mucho menos que lo diga públicamente tan quitada de la pena,  nos quiere ver divididas, odiándonos, peleándonos,  para que no nos desarrollemos  y nos fortalezcamos como género. Para que siempre estemos en las sombras, atrás, a pasos cansados, con el yugo de ser invisibles y sumisas y envidiosas. Sin derechos, sin equidad, sin igualdad social.

 El amor no se esconde, tampoco el agradecimiento.  No soy imparcial, no puedo ser imparcial ante la injusticia y no puedo pretender no ver los logros del gobierno de Cristina y la sonrisa y alegría que dio a los descamisados de Evita cuando los nombró y les devolvió sus derechos. Cuando peleó por ellos contra el capital internacional, cuando les brindó comida, techo y educación. Salud y beneficios laborales. Herramientas para un desarrollo integral.

 No puedo mantenerme a distancia y no agradecer el Matrimonio Igualitario. La educación pública. No tengo los ojos cerrados, nos quedó debiendo el derecho al aborto. Era ella, tenía que ser ella quien lo diera, pero no fue. Deuda con las mujeres argentinas. No todo es perfecto y no todo es como debería ser. Aún así, su gobierno es intachable, y las pruebas  y el tiempo lo confirman.

 Nunca reprimió en su gobierno marchas de ideologías distintas. Los dejó ser, respaldó la libertad de expresión así  esta fuera para insultarla y denigrarla como mujer. No enjuició a ningún medio por la violencia de género que vivió constantemente cuando sacaban en portadas de periódicos y revistas fotografías suyas con  improperios que llamaban a la violencia de género y al feminicidio.

 No, no es fanatismo, es amor y el amor fluye, el amor se expande, florece. A Cristina somos millones las que la amamos alrededor del mundo. Sí, millones.

Porque admiramos y aplaudimos su capacidad, su inteligencia, sus osadía,  su entrega. Su coraje y su temple. La forma en la que ha dignificado a todo un pueblo. A Generaciones, Cristina es atemporal como lo es Evita. Ni la muerte podrá con ellas.

 Tan atemporal y tan amada que ese mismo pueblo que la llevó a la presidencia la fue a despedir el último día de su mandato, y la fue a recibir el día que volvió a Buenos Aires a hacer florecer las quimeras.

 Tiempos difíciles se viven en la región, y Cristina sigue brillando: entera, capaz, insobornable, indestructible. ¿Por qué? Porque es mujer, y las mujeres hemos demostrado a través de la historia de qué estamos hechas.

 Cristina ha encausado a miles de mujeres alrededor del mundo, con su sola presencia. Con su palabra transparente, con su sentir y con su acción política que ha dejado plasmada en la historia  su lealtad a los parias. Su gobierno fue populista, claro que sí, fue populista porque fue el pueblo el que la votó y para ese pueblo gobernó, no para oligarquías vende patrias.

 Cristina nunca se fue, siempre ha estado con los nadies,  y los nadie estamos con ella.

 Y como paria que soy, que ha sido testigo de los beneficios de su gobierno para con los míos, la nombro y grito a los cuatro vientos que es mi amor. Para que no quede duda alguna.

 Cristina, mi amor.

 Blog de la autora:  https://cronicasdeunainquilina.com/2016/05/18/cristina-mi-amor/

 Ilka Oliva Corado.  @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

18 de mayo de 2016 Estados Unidos.

Fuente de la imagen: https://c1.staticflickr.com/3/2900/14266837111_37dd76bbbf_b.jpg

Fecha de publicación en OVE: 22 Mayo 2016

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El clasismo mexicano en el cine, ¿Entretenimiento o un asunto serio?

Por J Tadeo

Publicado el 19/05/2016 21:19 GMT

Como se ha apuntado en trabajos anteriores, la desigualdad económica y pobreza que aquejan al país han dado lugar a que las personas con alto poder adquisitivo se conduzcan con soberbia y arrogancia respecto al resto de la población, haciendo más notoria la asimetría con sus excesos y extravagancias.

No es baladí que la película ‘Nosotros los nobles‘ (2013) haya sido en su momento la obra mexicana más taquillera de todos los tiempos. Se trata de la historia de una familia ficticia que después de encontrarse en la cumbre de la élite socioeconómica mexicana, se enfrenta a las complicaciones de vivir como el resto de la población, es decir, con el producto de los empleos mal pagados a los que la gente sin influencias ni poder tiene acceso: un personaje es contratado como empleado de un banco, otro conduce una unidad de transporte público y otra es mesera en una cantina donde debe usar una ajustada minifalda durante la jornada laboral.

En mayo de 2016 aproximadamente 1,100 salas de cine en el país exhibieron el estreno de ‘¿Qué culpa tiene el niño?’ del director Gustavo Loza. Según el periódico Milenio la cinta superó en audiencia a ‘The Angry Birds Movie‘ y a la multimillonaria superproducción de Hollywood ‘Captain America: Civil War‘. La fórmula es la misma de siempre: hacer mofa del clasismo mexicano. Alejandro Alemán la resumió así:

El humor en esta cinta versa sobre un solo gag. La diferencia social entre Maru y Renato así como el choque de clase que presupone la reunión de ambas familias. Mientras Maru es hija de un importante diputado (Jesús Ochoa haciendo su personaje de siempre) que vive en una cuasi mansión, Renato vive en una unidad habitacional con su mamá (Mara Escalante, haciendo de su personaje una revisión de otro similar que hace en la televisión); mientras Maru tiene un trabajo respetable en Santa Fe, Renato tendrá que meterse de repartidor de pizzas; mientras la familia de Maru bebe champaña, la familia de Renato bebe tepache.

[Nota: Santa Fe es una zona de la Ciudad de México que en la última década ha pasado por un proceso de gentrificación gracias a la construcción de oficinas y espacios comerciales exclusivos. Por otra parte, el tepache es una bebida de piña fermentada en riesgo de caer en desuso, normalmente reservada a los presupuestos más limitados de la capital mexicana.]

El morbo que generan entre la audiencia nacional las relaciones sentimentales de personas pertenecientes a estratos sociales distintos, ha sido explotado en ‘Amarte duele‘ (2002) y un sinnúmero de ejemplares de la cinematografía mexicana, algunos incluso desde el año 1959 como el mismo Alejandro Alemán lo apunta en su texto.

La desigualdad social como punto central de la película fue advertida en redes sociales por usuarios como Rufián, que en Twitter dijo:

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Francisco Blas, por su parte, comentó que el objetivo de ir al cine es la diversión:
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Es de mencionarse que la industria del cine mexicano popular es poco reconocida fuera del país pues son escasas las obras de calidad que trascienden a las fronteras. Se cuentan con los dedos de una mano los largometrajes mexicanos destacados. Quizás el más importante de ellos sea ‘Amores perros‘ (2000) dirigido por el ahora multigalardonado e internacionalmente reconocido Alejandro González Iñárritu.

El trabajo de Luis Estrada no puede dejar de ser mencionado, con su oportuna crítica a la podredumbre de la clase política y los poderes fácticos, tanto en ‘La ley de Herodes’ (1999) como en ‘La dictadura perfecta‘ (2014) y las obras dirigidas por Estrada entre éstas. Pero hasta ahí. El grueso del cine comercial en México ha sido dominado por la comedia romántica aderezada con el profundo clasismo que caracteriza (y pareciere gustar) a gran parte de la sociedad mexicana.

La sátira le ha dado sazón siempre a la crítica de conductas indeseables o que debieran superarse. En México el clasismo se utiliza como gancho de venta para llevar a la gente a las salas de cine y hacerlas reír por un rato. No obstante, dicho clasismo en algún momento deberá ser abordado de forma seria, como un problema que ya no le causa risa a todo mundo y que ha llevado en los últimos meses a penosos episodios de discriminación, de abuso de poder y de agresiones a servidores públicos, como ya lo hemos informado en otras piezas.

Tomado de: https://es.globalvoices.org/2016/05/19/clasismo-cine-mexicano/

Créditos de la imagen: Portadas de películas mexicanas destacadas que son mencionadas en este post. Imagen del autor.

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Transformar la Secundaria: Una iniciativa desde Argentina

 

Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza
Director Marcos Fagioli. Secundaria Rural. Orquesta Juvenil. Escuela N° 4-189 Alamos Mendocinos. Fray Luis Beltrán. Maipú. Mendoza

En un mundo y en un tiempo tan complejos como estos en donde nos toca vivir, la educación está en el centro de debates muy fuertes que ponen en evidencia posturas extremas y divergentes. Lo que está claro es que unos y otros acuerdan en que la educación juega y jugará un rol muy importante respecto del futuro de la humanidad toda y de cada uno de los países.

Mientras las diferencias sociales se profundizan en el mundo entero y las riquezas se concentran más y más en pocas manos, muchos ven la educación como la puerta a una movilidad social que parece vedada a quienes recorren otros caminos, como por ejemplo, el trabajo.

En este marco, en un mundo en el que las tecnologías marcan un rumbo sin retorno y dan la sensación generalizada de aceleramiento de la misma historia, hablamos de la sociedad del conocimiento como el modelo social que se está construyendo, con consecuencias aún inimaginadas..

Si bien toda la educación atraviesa múltiples desafíos, en Argentina, pero también en América Latina, los de la Escuela Secundaria son de los más importantes.

Desde los expertos que investigan sobre educación, pasando por los docentes, directivos, autoridades, y llegando hasta los padres, madres y estudiantes… todos coinciden en que es necesaria una profunda transformación para dar respuesta tanto a las expectativas que la sociedad tiene sobre el nivel, como a las necesidades que los sujetos educativos reconocen respecto de la misma.

La mayoría de los países de la región ha ido avanzando hacia el reconocimiento de la universalización de la secundaria como un derecho. Numerosas normativas nacionales lo reconocen y llaman a los gobiernos a garantizarlo. Esto ha implicado que muchos de los actuales estudiantes, provengan de familias que nunca antes pudieron alcanzar este nivel educativo.

La Escuela Secundaria ha alcanzado más logros en los esfuerzos por incorporar grandes sectores sociales anteriormente excluídos de este nivel que en las posibilidades reales de brindarles a todos una educación adecuada a sus propias necesidades y formatos de aprendizaje.

La complejidad de los mundos juveniles requiere, además, un tipo de abordaje pedagógico específico que contemple las diversidades y las nuevas maneras de aprender que los adolescentes han desarrollado.

Por otra parte, en la educación secundaria se está profundizando la fragmentación social y los circuitos diferenciados según las distintas pertenencias sociales y económicas de los estudiantes que concurren a las diferentes escuelas. El avance de la educación de gestión privada atendiendo a las clases más altas ha sido otra constante en la región que, en muchos casos, potenció esta fragmentación de manera agravada.

Esto ha implicado que la educación de los sectores más empobrecidos e históricamente postergados se concentre en escuelas públicas que sufren por la falta de recursos adecuados y por condiciones laborales muy frágiles para la mayoría de los docentes que en ellas desarrollan sus actividades.

No por ello, el compromiso pedagógico en dichas instituciones ha bajado los brazos. Por el contrario, en cientos de escuelas encontramos equipos docentes, educadores y estudiantes muy comprometidos que están llevando adelante experiencias sumamente valiosas que pueden inspirar y señalar los caminos que debemos recorrer para tranformar la secundaria.

Sabemos que los desafíos son variados y los aspectos sobre los que debemos trabajar son también diversos. Estamos convencidos de que la investigación educativa y las prácticas docentes han dado ya suficientes pistas para avanzar. Ha llegado el momento de hacerlo.

 

Pero es necesario reconocer que en todos los países sufrimos dificultades enormes para consensuar entre los diferentes actores que trabajan, organizan, financian, opinan o participan de distintas maneras en el Sistema Educativo y en la Educación Secundaria en particular. Sin intercambiar miradas, sin compartir perspectivas, sin construir consensos y lograr acuerdos … es imposible avanzar sólidamente en las transformaciones que se necesitan.

En Argentina hemos comenzado un programa de trabajo, impulsado desde distintos actores y  sectores, convocados por la Fundación VOZ, en donde buscamos que todos los involucrados en la Educación Secundaria se comprometan en un diálogo sincero y plural, reconociendo el lugar privilegiado de docentes, estudiantes y sus familias, como núcleo de una comunidad educativa que se amplía y extiende a muchos otros sectores que buscan comprometerse con el futuro de la educación de nuestro país.

“Transformar la Secundaria” es el nombre de este programa. No creemos que sea posible alcanzar cambios de manera inmediata. Estamos decididos a acompañar un proceso que movilice a la sociedad entera tras esta gran causa. A fin de este año, 2016, realizaremos un encuentro importante entre representantes de los diversos sectores para que este diálogo se materialice en espacios visibles y plurales, a la vez que respetuosos con las convicciones de cada uno de los participantes.. A partir del reconocimiento de los consensos y diferencias, esperamos poder aportar para seguir construyendo la secundaria que queremos y necesitamos. Entre todos.

Puedes encontrar más información sobre nuestro programa en : https://drive.google.com/open?id=0ByFBpf0I-wMJQmtDR0FrS042Vkk

Nos encuentras en el facebook: https://www.facebook.com/Transformar-la-Secundaria-1587177998259863/?fref=ts

y en el Twitter:   @TransformarOrg

 

Alberto Croce

Transformar la Secundaria.

Director Ejecutivo- Fundación VOZ

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Desplazar al objeto: la importancia de pasar de los instrumentos a la cultura del aprendizaje en el contexto del arte + educación

A finales del 2015, en Matadero Madrid tuvo lugar una experiencia singular. Una experiencia a la que hemos llamado Ni arte ni educación  niartenieducacion.com y que ha sido comisariada por GED (Grupo de Educación Disruptiva de Matadero Madrid) y coordinada por Pedagogías Invisibles. Faltan ya pocos días para que termine (concretamente, el 10 de enero) y vamos a necesitar muchos meses para digerirla y analizarla.

Dentro del contexto de Ni arte ni educación hemos intentado, entre otras cosas, abandonar la importancia del objeto como centro de los procesos de la educación artística y desplazarlo fuera de la acción, un problema recurrente no solo en las exposiciones, sino también, y fundamentalmente, en el ejercicio cotidiano de la enseñanza de las artes visuales en los contextos educativos de cualquier tipo. En muchos de ellos, ya hablemos de museos, de escuelas o de la propia universidad, la educación artística se encuentra muy vinculada a la realidad de los instrumentos, de las cosas, a la idea de que el ADN de nuestra disciplina se despliega básicamente en producir objetos, supuestamente bellos, en probablemente menos de cuarenta y cinco minutos.

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Cerremos los ojos y construyamos una ficción en la que se despliegue el imaginario social de la educación artística: un atelier de técnicas múltiples donde construir esos “objetos” que, una vez terminada la “clase”, llevaremos a nuestra casa: un ratón creado a través de un envase reciclado de yogur, un cenicero (???) realizado en barro para el día del Padre, un collar de macarrones, un mural…

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La educación artística dentro de este paradigma solo se entiende a sí misma como un servicio, como un producto para agradar estéticamente a ese destinatario del cenicero, del collar, del mural. Una educación artística donde la técnica es el vehículo desde donde se construye un armazón formal vacío de significado, una educación artística que cumple firmemente su objetivo: silenciar las artes visuales como una estrategia de conocimiento.

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Pero lo que pretendemos desde Ni arte ni educación es reformular este paradigma, poner sobre la mesa la realidad de que la sociedad liberal neocapitalista en la que vivimos necesita otra educación artística porque necesita, precisamente, ser desestructurada. Por esta razón, una educación artística conectada con la realidad social asume el fracaso del proyecto modernista y puede ser entendida desde tres ideas base.

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1. Pasar de los objetos bonitos a los proyectos incómodos

En el momento actual, quizá la premisa más importante sea la de transformar los objetos en proyectos; en proyectos que tal vez contengan objetos, pero construidos en diferentes fases, incidiendo en la idea de proceso que subyace en la producción de cualquier relato; un proceso que, salvo en casos milagrosos, no se completa en cuarenta y cinco minutos, sino en mucho más tiempo. Necesitamos proyectos largos que deriven en procesos profundos y complejos desde donde abandonar la idea de servicio, desde donde repensar la estética y, quizá, abordar el arte contemporáneo.

Necesitamos los proyectos para reflexionar sobre la visualidad. Descubrir que construir una imagen es un proceso sumamente complejo en el que se suceden miles de capas de significado. La trampa más efectiva de la educación artística tradicional es la de transmitir la idea de que las imágenes sí que pueden completarse en muy poco tiempo, siendo este el aprendizaje que nos conduce a muchos de nosotros a cuestionar la profesionalidad de muchos artistas y la credibilidad de muchas obras.

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2. Utilizar la técnica al servicio del conocimiento

Si analizamos los procesos de trabajo de los artistas visuales, vemos que en muchos casos la técnica deviene en un requisito secundario a la idea, siendo esta, precisamente, el comienzo de la acción. Pero si analizamos los procesos de trabajo en la educación artística, muchas veces ocurre justo al revés: es la técnica la que vertebra la acción, de manera que el recurso que se convierte en el comienzo y en el fin de la actividad es un acercamiento (imposible) al dominio de un procedimiento concreto.

Hemos de partir de la base de que quizá esta transferencia deba invertirse; de que si la técnica asume un papel secundario en las artes visuales contemporáneas (incluida la realidad de que, en muchas ocasiones, la realización técnica de determinadas piezas es directamente contratada por los artistas a profesionales ajenos), en la educación artística que queremos crear también debe ser secundario el papel de la técnica y, siendo muy valientes, sería pertinente diseñar actividades sin materiales físicos o actividades desde donde resignificar los materiales tradicionales para renovar no solo los procesos de construcción, sino también los resultados de dichos procesos.

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3. Teorías refutables y experiencias i-replicables

Como dijo Mónica Hoff en “Antes que se vuelva pedagogía” (http://www.niartenieducacion.com/project/antes-que-se-vuelva-pedagogia-ni-arte-ni-curaduria-ni-educacion/): “Hoy estamos aquí para crear teorías refutables y pedagogías sin importancia”. Y es que otra de las cuestiones importantes de este proceso de cambio que hay que poner encima de la mesa es la irreplicabilidad de los procesos de arte + educación. La idea de desplazar al objeto conecta con la propuesta de abandonar la réplica desde la simplicidad. En esta otra educación artística que debemos crear no es posible copiar ninguna de las experiencias que los arteducadores diseñan e implementan, sino que tendremos que entenderlas como fuentes de inspiración para crear otros proyectos; así podremos abordar las formas simples de manera compleja, en vez de abordar las formas complejas de manera simple.

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Como le acabo de escuchar decir a Antonio Lafuente en México:“Hay que pasar de dar valor a los instrumentos de aprendizaje a dar valor a la cultura del aprendizaje”. Quizá sea este el cambio que englobe a los demás: dejar de entender la educación artística como la construcción de una sucesión de instrumentos para entenderla como una cultura de aprendizaje en sí misma, como una metodología de trabajo desde la que construir cualquier tipo de conocimiento, tal como explica Luis Camnitzer a través de la visibilización del concepto Art Thinking (http://supercommunity.e-flux.com/texts/thinking-about-art-thinking/).

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Esta propuesta es clave en nuestra parcela, pero también es clave en todas las parcelas educativas. Y precisamente es clave para deshacer las parcelas, porque entender las artes visuales no como una asignatura aislada, sino como una metodología de creación de conocimiento para cualquier asignatura, es uno de los grandes retos que tenemos que ejecutar para abordar el cambio de paradigma en educación.

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*Las fotos de este post pertencen a la sesión “Ni arte, ni curaduría ni educación” impartida por Mónica Hoff en el contexto de “Ni arte ni educación” y han sido realizadas por Jorge Mirón www.jorgemiron.net

Fuente del artículo: http://www.mariaacaso.es/desplazar-al-objeto-la-importancia-de-pasar-de-los-instrumentos-a-la-cultura-del-aprendizaje-en-el-contexto-del-arte-educacion/#more-1589

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