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Orígenes e implicaciones del discurso moralista

Por: Leonardo Díaz

 

En el primer caso, se abordan los efectos y no los factores causales. Por ejemplo, si se forma parte de una sociedad hipercorrupta, estructurada económica, social y políticamente con base en la corrupción, se intenta remediar la situación corrigiendo unas prácticas corruptas puntuales.

Los orígenes del discurso moralista no se encuentran, como podría pensarse, en los sectores comprometidos con una transformación estructural de la sociedad. Como han señalado Marcelo Moriconi, en su escrito: “Desmitificar la corrupción”; https://nuso.org/articulo/desmitificar-la-corrupcion/ y Elvin Calcaño Ortiz, en su artículo: “La trampa de los discursos anticorrupción”, https://www.alainet.org/es/articulo/207881 la arenga anti-corrupción hunde sus raíces en sectores comprometidos con el statu quo y con una concepción maniquea del mundo.

En otras palabras, el impulso de la mirada moralista es que la preservación del orden social establecido es incuestionable. Lo cuestionable son determinados ciudadanos que, en función de un conjunto de prácticas reñidas con la moral convencional, distorsionan la naturaleza ideal del statu quo.

Una deficiencia de la mirada moralista es que observa el fenómeno de la corrupción sólo como una anomalía en el desarrollo de la sociedad y nunca se centra en la dimensión estructural de la corrupción. De ahí su tendencia a focalizar el análisis en individuos, nunca en instituciones; en acontecimientos circunstanciales, no en procesos sociales e históricos. Dos problemas se derivan de esta perspectiva:

No se impulsan seriamente las transformaciones requeribles para la construccion de una sociedad decente.

Como los fundamentos del orden social son incuestionables, la manera de evaluar los valores morales depende de si se ajustan o no a preservar ese orden, no la validez de los mismos.

En el primer caso, se abordan los efectos y no los factores causales. Por ejemplo, si se forma parte de una sociedad hipercorrupta, estructurada económica, social y políticamente con base en la corrupción, se intenta remediar la situación corrigiendo unas prácticas corruptas puntuales. Mientras tanto, se obvia abordar el problema de las condiciones, los presupuestos y los mecanismos que estructuran a la sociedad para que funcione de tal modo que convierta a la corrupción en la norma, no en la excepción.

El segundo caso, el de asumir los valores morales en función de su adecuación al orden social preponderante, lleva con frecuencia a evaluar de modo asimétrico las prácticas en función de si reproducen o no dicho orden. Así, una misma práctica puede ser juzgada de modo distinto dentro de un mismo ordenamiento jurídico dependiendo de quien sea el infractor de la norma, su estatus económico, su influencia social, sus relaciones políticas, o sus filiaciones partidarias.

No es de extrañar que terminemos, como ha escrito Moriconi, asumiendo que: “para la corrupción funciona el mismo principio con el que Friedrich Nietzsche define el bien y el mal: la diferencia entre los corruptos y no corruptos es que los no corruptos somos siempre nosotros o (quienes están con nosotros)”

Fuente: https://acento.com.do/opinion/origenes-e-implicaciones-del-discurso-moralista-8854032.html

 

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La escuela postpandémica acumula muchas incógnitas, incrementará desigualdades

Por: Carmelo Marcén

Toca cerrar por unas semanas el escaparate de la ecoescuela abierta, que ha querido llevar a los domicilios de los escolares confinados, al profesorado, una parte de la naturaleza para hacerla perceptible en su relación con las personas: cometido social o asignatura escolar que todavía necesita bastantes empeños. Estos días de julio, muchas escuelas, a un lado y otro del Atlántico, retoman las vacaciones. Pero ahora todo resulta extraño; ni las pausas lectivas se miran como antes. La emergencia sanitaria nos ha roto los ritmos, además de otras muchas cosas. Lo ha hecho en España, pero qué decir de lo que sucede en México, Perú, Ecuador o Brasil por citar solo unos ejemplos de América Central y del Sur.

olvamos al pasado prepandémico. Es incuestionable que los sistemas educativos no estaban preparados para lo que se les ha venido encima, de golpe y con virulencia. El impacto de la COVID-19 ha sido terrible. Cabría haber hecho algo antes. Siquiera, se nos ocurre así de pronto, haber introducido las pandemias como contenido escolar en el tema de salud comunitaria. De esta manera el alumnado hubiese dispuesto de más argumentos para entender lo que sucedía y llevar a cabo una lectura crítica sobre lo que supone disponer o no de acceso a una educación formal continuada. En este cometido, que también se aprende, buena parte del alumnado no valora lo que supone tener a alguien cerca a quien se le puedan preguntar las dudas, que guíe por las sendas que hay que recorrer para aprender a aprender. También se debería reconocer más y mejor lo que significa hacerlo en compañía, de los otros y con los diferentes, en convivencia con quienes sean de círculo próximo de amistades o no. Todo esto, que ya era difícil, se ha roto mucho más con el cierre escolar por la COVID-19.

Hay que lamentar que el sistema de gobernanza mundial no hubiera previsto esta emergencia, no se le ocurría imaginar que la salud global pudiese estar en peligro en algún momento. Sorprende ese despiste pues en 2016, tras el ébola, la OMS había recordado que en 1995 había impulsado una Iniciativa Mundial de Salud Escolar, que entre sus estrategias principales señalaba: la investigación para mejorar los programas de salud escolar, la creación de capacidades para abogar por programas mejorados de salud escolar; el fortalecimiento de las capacidades nacionales y la creación de redes y alianzas para el desarrollo de escuelas promotoras de la salud. Llegó el impacto y se cerraron escuelas por todo el mundo. Asustan los datos del seguimiento pormenorizado que lleva a cabo Unesco. A fecha 28 de junio de 2020 se contabilizaban 109 cierres a escala país, lo cual supone 1.058.897.779 estudiantes afectados (en todos los tramos educativos desde infantil a la universidad), un 60,5 % del total de alumnos matriculados. De ellos más de 37 millones y medio en México, casi 13 millones en Colombia, 14 millones en Argentina, unos 10 millones en Perú, 8 millones en España; por citar solo algunos ejemplos entre los países desde los que se asoman a menudo a El Diario de la Educación.

En estos meses, los cierres han ocasionado graves prejuicios en todo el mundo, más todavía en los países de ingresos medios como es el caso de una buena parte de Latinoamérica. Para entender la dimensión del impacto cabe echar mano a lo que dice Unesco: los aprendizajes se vieron interrumpidos, de forma especial en aquellos estudiantes que no disponen de oportunidades educativas más allá de la escuela; la nutrición saludable, gratuita o con descuentos, que las escuelas proporcionan a muchos niños y jóvenes se vio comprometida; la confusión y el estrés del profesorado y del alumnado no ha podido ser paliada con las transiciones a plataformas de aprendizaje a distancia, en bastantes casos desordenadas y frustrantes; muchas familias no estaban preparadas para la educación a distancia y en el hogar, sin la necesaria formación y con recursos limitados; el cuidado de niños y niñas se ha resentido mucho si los adultos han tenido que trabajar dejándolos solos en los domicilios; la situación ha provocado altos costos económicos en algunas familias o un quebranto laboral; el aumento de las tasas de deserción puede ser una realidad en muchos países; la mayor exposición a la violencia y la explotación por la no asistencia a clase ha aumentado en algunos lugares; las estrategias para medir y validar el aprendizaje se han resentido en casi todos los casos, tanto para el profesorado como para el alumnado y las familias.

El retroceso que conllevarán estos cierres va a ser tremendo. El último informe GEM (Global Education Monitoring) de Unesco pronostica que las ayudas a la educación mundial, que habían alcanzado buenos valores en 2018, van a sufrir un descenso por la COVID-19 cercano al 12 %, lo cual deja inermes a muchos escolares de países con evidentes dificultades educativas. Además, en territorios en los que las desigualdades en ingresos familiares ya alcanzaban valores graves, el virus no ha hecho sino flagelar todavía más a los desfavorecidos, acaso provocarles cicatrices permanentes. Estas heridas serán pésimas acompañantes para retomar los impulsos educativos cuando las circunstancias los permitan. El secretario general de la ONU, António Guterres, avisó en un informe en abril de 2020 de que la emergencia económica y social está provocando una merma considerable de los derechos humanos, por lo que urgen medidas de emergencia para socorrer a sectores y grupos sociales más desprotegidos.

Cuando la emergencia de salud disminuya habrá que renovar la educación colectiva y particular; hacerla más reflexiva. En este proceso, cabría preguntarse si la monotonía escolar dificulta su comprensión organizativa, si no se interioriza la dimensión de la escuela como institución, con sus virtudes y sus defectos. Nos tememos que tampoco queda manifiesto, aquí y en América Latina, ese cometido ecosocial dirigido a ayudar a entender la vida cotidiana y el mundo, circundante o no, en temas como el cambio climático o la pobreza e igualdad de oportunidades, por ejemplo.

Mucho de lo que la escuela y la educación significan, con sus fortalezas y debilidades, se vino abajo, incluso los momentos compartidos en la búsqueda de compromisos sociales y transformadores, que también los hay en muchas ecoescuelas abiertas. La formación on line no fue, no será, la solución universal: no hace fácil la cercanía entre profesorado y alumnado y no está al alcance de muchas familias, menos todavía en los países de ingresos bajos pero también en sectores importantes de los de ingresos medios e incluso altos, tampoco en barrios de las megalópolis. El paisaje educativo tras la pandemia ha perdido nitidez, y debe enfrentarse a graves retos en los cursos venideros.

En fin, feliz descanso. ¡Fuerza renovada cuando se retomen las clases presenciales! Hará falta, pues en un ambiente de recesión global no es extraño que se extienda el pesimismo educativo. Levantarse va a ser laborioso, pero no queda otra solución que intentarlo aunando fuerzas y comprometiendo todos los recursos necesarios.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2020/07/24/la-escuela-postpandemica-acumula-muchas-incognitas-incrementara-desigualdades/

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Necropolítica: los dominios de lo simbólico (conceptos para el análisis de la pandemia mundial por Coronavirus)

Por: Fernando J. Gómez

Introducción

La necropolítica incumbe al poder. Al poder que se ocupa de gestionar, de movilizar, de administrar y eventualmente, de suprimir a ciertos grupos o a cierta categoría de población que podría considerarse excedentaria. Este tipo de población es también un producto del capitalismo y en su creación la forma neoliberalismo tiene la principal responsabilidad. Su institución rompe esos grandes cuerpos colectivos disciplinados (del modo anterior de producción) lo que implica quitarle poder a los sindicatos, porque disminuye la cantidad de población ocupada, y aumenta el sector servicios. Se construye así una enorme cantidad de población excedentaria que nunca más entrará al  mundo del trabajo y la población precarizada. Este es uno de los objetivos del neoliberalismo, para esto necesitaba condiciones materiales (tecnologías) y condiciones ideológicas. Estas masas excedentarias de población son lo que hoy se llaman marginalidad. Para Murillo (2008) la ideología tiene que ver con algo que el yo alude y elude (el cuerpo desgarrado) en la ideología hay una construcción imaginaria que elude la muerte pero que a la vez alude a la muerte. Si para el ingreso del sujeto en la cultura se necesita la introyección de la ley el neoliberalismo opera destituyendo la ley.

El extractivismo, el saqueo y la depredación se organizan en una dialéctica que profundiza los usos necropolíticos de los poderes que crea el capitalismo. La necropolítica podría considerarse un modo de relación entre los poderes, entre ellos destaca el del Estado que actúa sobre poblaciones e individuos que habitan no lugares; los campos de desplazados, los campos de refugiados, los lugares de retención de migrantes, pero también las calles, las plazas, las villas miseria. ¿Hasta dónde los centros clandestinos de detención, eslabón y vértice del genocidio en Argentina y en otros paises de Nuestra América, pueden considerarse en esta serie?

Sabemos que el genocidio va precedido desde el poder por una autodefinición de sí mismo y del otro, del mismo modo que la práctica del exterminio va acompañada por un discurso “modernizante”, por cuanto aquellos siempre ocurren en períodos de crisis y transición, donde se le propone a la sociedad una nueva imagen, para la cual la exclusión de los exterminables se justifica en su señalamiento como rémora y obstáculo para alcanzar esa “nueva sociedad”. (Duhalde, 2013, p. 92, comillas en el original)

Conglomerados de población

¿Cómo se gestiona una población de forma necropolítica? Para esta caracterización se tendrán en cuenta lo que se conoce como mínimos biológicos, ciertos umbrales entre los que existirían algunos individuos, a estos individuos (sobre los que actúan los poderes), se les permite seguir con vida a expensas del Estado pero esa sujeción será a costa de excluirlos y conformarlos como una masa excedentaria. La gestión necropolítica de las poblaciones aspira a la destrucción de todo vínculo, de toda historia, de referentes culturales y locales, de infraestructura y de proyectos. Con la experiencia pandémica el concepto de Necropolítica ha traspasado los límites del mundo académico (de la filosofía y las ciencias sociales) y ha tomado cierto espesor en los discursos massmediáticos. Se habla de necropolítica en Brasil, en Bolivia, en Argentina, en Estados Unidos.

El término necropolítica proviene del pensamiento del filósofo e intelectual africano Achille Mbembe que desarrolla sus principales tesis en dos textos que se convierten en lectura de rigor para la problemática: Necropolítica (2006) y Sobre el gobierno privado indirecto (1999). Ambos textos plantean los contornos oscuros de la relación entre el Estado y la ciudadanía. Ambos textos son atravesados por el pensamiento postcolonial y por la resignificación y reconfiguración que sufren los Estados del continente africano durante las décadas inmediatamente anteriores a la primera publicación. El poder o los poderes utilizan la necropolítica para lograr legitimidad y control. Sus grandes interlocutores son las transnacionales depredadoras de recursos y seres humanos. La necropolítica se relaciona con el control de territorio y se cristaliza en este control.

La sociedad debe responder a la exigencia de otorgar al sujeto puntos fijos respecto del sentido del mundo (el pasado, el futuro, los proyectos individuales y colectivos) se debe otorgar a los sujetos herramientas que les permitan significar su presente. En la actual irrupción de una catástrofe mundial, de pandemia primero, luego de aislamiento (físico, tangible, corporal) algunos de estos parámetros pueden verse sacudidos. Cuando no existe el espacio físico en el que se encuentran los cuerpos, los lugares comunes en los que se goza de la presencia del otro; parques, pasillos, aulas, bares, peatonales, o éstos se restan, todo el juego de la corporeidad desaparece. Así se pierde la posibilidad de empatizar con el otro ¿otro que se transmuta en una línea infinita y distante de ceros y unos que no precisan de la escucha o de la compañía? El ensimismamiento del sujeto comporta su propia identificación a una fantasmagoría virtual carente de sustancia.

Con la irrupción de toda una lógica de lucha contra la pandemia de Covid-19 (o realidad pandémica), se crea como imposición, una realidad que puede resultar de difícil apropiación para el sujeto (es una realidad mortífera). Indefectiblemente, en todo el mundo, ha ocurrido una drástica modificación del escenario de la vida, esto es lo que nos otorga como primera imagen la pandemia del Covid-19, aquel lugar por el que se transita y donde transcurre la vida ha cambiado, en general, se ha reducido y se ha visto invadido. El orden es aleatorio, así como los resultados concretos pueden definirse: contagios, muertes, recuperados. No introduce esto una reducción de ciertos aspectos desde el punto de vista de la información y las posibilidades de análisis. Debería poder considerarse cierto papel de los medios de comunicación en una estrategia de deprivación sensorial que introduce o reintroduce al sujeto como histórico y concreto.

Habitan los  humanos en las Polis, es decir territorios donde la institución de lo simbólico permite entretejer pulsiones de vida y pulsiones de muerte. Es en la concretud de un imaginario arraigado en memorias locales, tradiciones, historias, etc., donde sucede la institución de un Otro para cada sujeto. Sin embargo siempre resulta posible el malentendido. Explica Mbembe que la eliminación biofísica del Otro como reaseguro de la propia vida y seguridad compone uno de los tantos imaginarios de la soberanía de la (primera y última) modernidad (2011: 24). Puede componerse una serie de estos imaginarios ligados a la percepción del Otro como un atentado a la propia vida. En ambos textos destaca la precisión con que Mbembe recrea lo que produce este tipo de imaginario en cuanto a la alteridad. La percepción de la existencia del otro se prevé como “peligro absoluto cuya eliminación biofísica reforzaría mi potencial de vida y de seguridad” (2011: 24). Se puede otorgar cierta verosimilitud a las ideas que relacionan la necropolítica con lo que se ha intentado con las prácticas derivadas de las ideas de inmunidad del rebaño; ideas que hacen existir a los prescindibles. Invocando la excepción se actúa de facto, componiendo leyes, realidades, sistemas, agenciamientos, rechazos, expulsiones, desapariciones, invisibilidades.

Para la consideración de la necropolítica resulta necesario concentrar el análisis en relación al sistema mundo, como capitalismo mundial integrado (globalizado) y la contradicción (ruptura metabólica) con la supervivencia de la especie.

Capitalismo extractivista y ruptura metabólica con la naturaleza

Aquí permítase interponer las especificaciones que se concentran al considerar la fórmula capitalismo extractivista como depredador de un territorio, que incluye resistencias locales. Se afirma que una estrategia es un conjunto de tácticas que se enfrentan a un conjunto de resistencias. A su vez esto permite identificar modos locales de estas resistencias que se recortan como elementos rizomáticos de un mapa con múltiples entradas.

En relación con la nueva geografía de la extracción de recursos, asistimos al nacimiento de una forma inédita de gubernamentalidad que consiste en la gestión de multitudes. La extracción y el pillaje de recursos naturales por las máquinas de guerra van parejos a las tentativas brutales de inmovilizar y neutralizar espacialmente categorías completas de personas o, paradójicamente, liberarlas para forzarlas a diseminarse en amplias zonas que rebasan los límites de un Estado territorial. (Mbembe, 2011: 62)

Nuevamente la creación de esos mapas supone reterritorialización de esas configuraciones. Es en esta perspectiva que quizás deba considerarse con la mayor profundidad, la idea de estar viviendo en la experiencia de confinamiento global, dimensiones de lo real como variables que aún desconocemos por lo que desconocemos sus efectos. Pero sí pueden rastrearse posibles o supuestos. Ha sido trabajado (Murillo, 2008; Gómez, 2020) el hecho de que el neoliberalismo explota ciertas emociones primarias de los sujetos (otorgando central importancia al terror) y que a través de estas vías se permea o fragua la gubernamentalidad neoliberal. La gubernamentalidad neoliberal se propone gobernar a los sujetos desde sus emociones más primarias, para ello trabaja sobre la muerte y la finitud del sujeto (Murillo). El Otro tiene resonancias profundas para el psicoanálisis, una primera ponderación debe plantear que en la instancia subjetiva (psiqué) se introduce la problemática de la propia identidad en tanto el Otro procura un lugar para cada sujeto. Las formas históricas de la subjetividad se encarnan en los sujetos, en los cuerpos. La indeterminación y la incerteza sobre el futuro promueven funcionamientos paranoides en los sujetos, en los colectivos y en los Estados.

En varias oportunidades es el funcionamiento de los Estados el que promueve políticas de la muerte. ““Un día hablé con un entregador que dijo que hay muchachos que están con hambre adelante manejando la moto y huelen la comida que tienen atrás”, dijo el ex presidente durante una transmisión por Twitter con el gobernador de Maranhao, Flavio Dino, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) y considerado un presidenciable para 2022.” (Redacción Rosario, 29/06/20). Las formas que se instalan a través de la necropolítica, representan una simbiosis entre nuevas tecnologías (o Tecnologías de la información y la comunicación, TICs) y el mundo del trabajo, a la vez son concretas y también, como la pandemia, han producido notables modificaciones de lo cotidiano. El covid-19 se recupera como una imagen concreta en aquello que Daniel Libreros plantea como bioética utilitarista ligada a los sistemas de salud y los equipos en España e Italia que tenían que elegir sobre los cuidados (recursos) aplicados (destinados) a los pacientes de Covid- 19. En nuestro país (Argentina) aún no llegan las noticias sobre la desconexión de respiradores a pacientes internados en terapia intensiva.

Conclusión

Aceptar la propuesta de una necropolítica, supone aceptar que el concepto devela nuevas formas de dominación, sumisión y tributo (Archambault, 2011: 15). La extensión de la perspectiva que se constata en Mbembe, permite aplicar sus ideas a Nuestra América ya que la pandemia disparó una serie de problemáticas presentes en aquella población que vive en estado de precariedad absoluta habitando los no lugares, las calles, los aeropuertos, los edificios públicos, las villas miseria, cuyas vidas se encuentran en manos del necropoder. Así se ven alteradas variables sociales, económicas, sanitarias, de ingeniería social o subjetivas.  Se impone la gravedad de la geografía en tanto orbitan sobre las metáforas espaciales los cuerpos abyectos. Invisibilizados, reales, denegados, hambreados y moribundos.

Referencias bibliográficas

Archambault, Elizabeth (2011) Introducción. En Achille Mbembe Necropolítica seguido de Sobre el Gobierno privado indirecto, (pp. 9-15). Traducción y edición a cargo de Elisabeth Falomir Archambault. España: Editorial Melusina.

Gómez, Fernando (2020) Sobre la experiencia del Equipo de Salud Mental del Programa de Protección a Testigos y Querellantes en causas por delitos de lesa humanidad (Terrorismo de Estado) de la provincia de Santa Fe. Sus prácticas y desafíos. Universidad Nacional de Rosario – Facultad de Psicología. Secretaría de Estudios de Posgrado. Tesis de Doctorado en Psicología (en evaluación).

Mbembe, A. (2011 [2006]) Necropolítica. En Achille Mbembe Necropolítica seguido de Sobre el Gobierno privado indirecto, (pp. 17-76). Traducción y edición a cargo de Elisabeth Falomir Archambault. España: Editorial Melusina.

Murillo, Susana (2008) Colonizar el dolor. La interpelación ideológica del Banco Mundial. El caso argentino desde Blumberg a Cromañon. Buenos Aires. Clacso Libros.

Redacción Rosario 29 Junio, 2020. Previa del paro mundial de repartidores. Lula calificó a los cadetes de las app como «microesclavos». Ingreso 29/06/20 Recuperado de: https://redaccionrosario.com/2020/06/29/lula-a-los-cadetes-app-les-dicen-microemprendedores-pero-son-microesclavosok/

*Autor es investigador de CII-OVE

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«Si queremos reducir la violencia en los jóvenes debemos prevenir, empezando por las escuelas»

Por: ABC

El pasado jueves 25 de junio se ha celebrado una jornada de debate online bajo el título «Reducir cualquier tipo de violencia en las aulas y en la sociedad», en la que han participado diversas entidades y profesionales del sector educativo como la Fundación Edelvives, la Asociación GINSO, y el programa dide, entre otros, para compartir iniciativas enfocadas a reducir o prevenir la violencia entre los jóvenes y para destacar la importancia de la educación en este ámbito.

Juan Pedro Castellano, director general de la Fundación Edelvives, ha expuesto el programa «No te calles, cuéntalo», nacido en 2018 con el claro objetivo de combatir los abusos sexuales a menores. Este proyecto, ofrece herramientas y material didáctico, dirigido a familias, educadores y los propios mejores con el objetivo de prevenir y de denunciar este tipo de abusos. De hecho, según Arturo Cavanna, coautor del cuento #Notecalles y Director de Desarrollo Tecnológico – Transformación Digital en Grupo Edelvives de Edelvives, «gracias a este proyecto se han detectado e intervenido en más de 70 casos en escuelas españolas ya que, después de trabajar la historia en las aulas, los niños han comunicado los casos de abuso a sus padres o docentes».

Aunque queda mucho por hacer, desde la Fundación Edelvives se destaca la importancia de educar para prevenir situaciones de violencia tanto en el entorno escolar como fuera de él. «No podemos olvidar que el 70% de los casos de abuso sexual a menores se producen en el hogar. En España ha habido más de 3.000 denuncias relativas a abusos a menores durante el confinamiento». Es por ello por lo que programas como «No te calles, cuéntalo» buscan sacar a la luz estos casos de violencia a menores a través de la educación.

En esta línea, la Fundación Edelvives, junto con Google, y la colaboración de la Fundación ANAR, y la Guardia Civil, han apadrinado una herramienta llamada «Safe School» para que los niños o adultos puedan denunciar cualquier tipo de abuso. Esta plataforma desarrollada por Arturo Cavanna y seleccionada por la Academia de la Innovación de Google, contará con una aplicación y extensión para Chrome que será lanzara en octubre y que estará disponible en los dispositivos de las escuelas que los habiliten.

Educar, la clave para prevenir la violencia

En la jornada digital sobre violencia en los jóvenes también han participado José Luis Sancho, director clínico del programa RECURRA Ginso, y Javier Urra, presidente de la Comisión Rectora de Recurra GINSO. Ambos ponentes han explicado cómo abordan la prevención de la violencia desde el programa RECURRA Ginso, señalando que la educación es la clave para prevenir la violencia en los jóvenes, en concreto el acoso escolar dado que «es una de las principales causas de suicidio infanto-juvenil», según ha recordado Javier Urra durante su intervención.

Para ello, RECURRA Ginso cuenta con el programa Generación Convive, un programa de convivencia escolar que conjuga tecnología y educación y que trabaja la educación en valores y la inteligencia emocional. «Todo ello para evitar que sea necesario intervenir. Nuestra experiencia nos dice que muchas de las conductas violentas que se ven en los jóvenes son conductas aprendidas y ensayadas, por eso la prevención y la educación desde las escuelas es tan importante», ha recalcado José Luis Sancho.

Desde RECURRA Ginso han querido destacar además la importancia de recuperar en la escuela una virtud esencial, que es la humildad. «Cuando se educa a un menor en la humildad, esto les invita a auto cuestionarse, a asumir que no son poseedores de la verdad, a generar curiosidad científica y a intentar ver que el otro también es valioso y tiene algo que decir», ha puntualizado José Luis Sancho.

Identificación temprana de las dificultades

díde es una herramienta educativa de información de las necesidades educativas de los menores que ayuda a identificar tempranamente sus dificultades recogiendo información de las personas que mejor los conocen: sus padres y profesores.

Como bien es sabido, una vez que se conoce qué niños tienen predisposición a desarrollar estas conductas y se tiene conocimiento de qué le sucede al menor, se puede hacer la intervención que se requiera y manejar estos perfiles con las familias y los profesores desde los 4 años.

Con la metodología díde (creada por especialistas en educación, psicología y nuevas tecnologías) es posible, a través de unos cuestionarios digitales que responden padres y profesores, buscar un patrón en todo un curso para identificar tempranamente a niños/as que puedan presentar este perfil.

Mesa de debate

La mesa de debate organizada por la Fundación Edelvives, Díde, GINSO y NivelA, y retransmitida a través de elcolesiguetv, ha contado además con la colaboración de Arturo Cavanna director de Desarrollo Tecnológico y Transformación Digital en GRUPO EDELVIVES, Ana Cobos, presidenta de la asociación de orientadores de España COPOE y profesora en Universidad de Málaga, Google for Education, Óscar Belmonte, especialista en educación en el departamento de sensibilización y políticas públicas de UNICEF España, Ricardo Lombardero, founder & CEO LOMBER Soluciones. Creador del Método LOMBER©, Francisca Escobero, 0rientadora educativa, presidenta de la Asociación para la defensa de la inclusión educativa de Extremadura y óscar A. Pérez Sayago, Secretario General de la Confederación Interamericana de Educación Católica – CIEC.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-si-queremos-reducir-violencia-jovenes-debemos-prevenir-empezando-escuelas-202007060211_noticia.html

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Descolonizar la ciencia: ¿qué es “parachute science”?

Por: Paola Estrada Villafuerte

 

Siglos después del dominio imperial, la academia no occidental continúa en la construcción de mecanismos para afianzar la investigación y el talento científico local. 

Durante el siglo XVII, tras las constantes invasiones occidentales a su territorio, los indígenas del Amazonas cayeron enfermos por padecimientos hasta entonces desconocidos por los médicos locales. Sus tratamientos ancestrales no resultaron eficaces y tuvieron que recurrir a la ciencia y hospitales de aquellos que introdujeron la enfermedad.

Las acciones realizadas por parte de los imperios europeos para el control de los contagios en estas comunidades llevaron al control de dietas, rutinas y movimientos de sus habitantes. David Arnold denominó este proceso político como la “Colonización del Cuerpo”, donde la medicina occidental se convirtió en un arma para asegurar el dominio imperial.

En estas circunstancias, la ciencia se utilizó para establecer una jerarquía definitiva en función del poder europeo, donde el pensamiento hegemónico se posicionó como verdad absoluta e indiscutible y terminó por monopolizar el conocimiento. Según Jorge Molero-Mesa, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la estrategia tras su “infalibilidad” residía en un menosprecio y descrédito constante de los métodos indígenas. Este discurso se diferenciaba de otros mecanismos de colonización, ya que, a diferencia de conceptos religiosos, de orden social y económicos, la medicina no admitía ninguna discusión de su validez universal.

Desde el punto de vista imperialista, el pueblo indígena, al desconocer las metodologías occidentales, se encontraba en un “atraso secular” significativo, por lo que colocaban al proceso colonizador como un medio moralmente justificado. Sophie Bessis lo explica de la siguiente manera: “La paradoja de la ciencia occidental reside en su facultad de producir universales, elevarlos al rango de lo absoluto, violar con un fascinante espíritu sistemático los principios que de ellos derivan y elaborar las justificaciones teóricas de estas violaciones”.

La subordinación epistemológica entonces generada, pretendió alargar la dependencia científica y tecnológica de los países colonizados el mayor tiempo posible. Estos conocimientos eran ofrecidos como un regalo divino de lo que significaba para las autoridades europeas, “el fin de la barbarie y el comienzo de la civilización”, relegando así la medicina nativa a un papel secundario en el desarrollo de investigaciones científicas.

El éxito científico europeo en este periodo se basó en el saqueo de pueblos colonizados, ya que los mismos procesos violentos que le otorgaron al imperialismo su poder, fueron utilizados para generar el conocimiento científico de la época. “La ciencia moderna se construyó efectivamente sobre un sistema que explotaba a millones de personas. Al mismo tiempo, ayudó a justificar y sostener esa explotación, en formas que influyeron enormemente en cómo los europeos veían a otras razas y países”, menciona Rohan Deb Roy para Smithsonian Magazine.

La medicina occidental es considerada como una de las herramientas más poderosas y penetrantes de todo el proceso de colonización, y este último, como uno de los legados más duraderos que prevalecen aún en las tendencias de la ciencia actual.

“Colonial Science” o “Parachute Science” en la academia moderna 

Asha de Vos, fundadora de Oceanswell, la primera organización de investigación y educación sobre conservación marina de Sri Lanka, explica para Scientific American, el término parachute science como “el modelo de conservación donde los investigadores del mundo desarrollado llegan a países subdesarrollados, investigan y se van sin ninguna inversión en capacidad humana o infraestructura.” Consecuentemente, esto “crea una dependencia de la experiencia externa y paraliza los esfuerzos locales de conservación. El trabajo es impulsado por motivos y necesidades personales, lo que lleva a un desequilibrio de poder desfavorable.”

Este método implica que distintas instituciones educativas poderosas y corporaciones privadas se benefician de investigaciones y cuerpos académicos que se encuentran bajo la dependencia financiera y disciplinaria de sus países originarios. E igualmente, da prioridad a las experiencias y descubrimientos de las primeras mencionadas.

A raíz, se ha tenido como resultado diversos llamados a “descolonizar la ciencia”. La revista científica Nature define esto último como un movimiento para eliminar, o al menos mitigar, el legado desproporcionado del pensamiento y la cultura europea en la educación; teniendo como objetivo principal la generación de fuentes de investigación equitativas, a la par de inversiones continuas en talento e infraestructuras científicas locales.

En distintos escenarios, la huella de la jerarquía científica puede observarse aún muy presente. La mayoría de las revistas, investigaciones académicas y rankings pertenecen a las instituciones de Estados Unidos y Europa Occidental. “La colaboración científica entre países puede ser una forma fructífera de compartir habilidades y conocimientos, y aprender de las ideas intelectuales de los demás. Pero cuando una parte económicamente más débil del mundo colabora casi exclusivamente con socios científicos muy fuertes, puede tomar la forma de dependencia, si no de subordinación”, menciona Deb Roy.

Un estudio de la Academia Húngara de Ciencias elaborado en el 2003, analizó las publicaciones revisadas por pares de más de 7000 revistas en todas las ciencias y encontró que las publicaciones de investigación realizadas en los países menos desarrollados, no tienen coautoría de institutos de investigación locales en el 70 % de los casos, y que la mayoría de los trabajos son publicados por institutos de investigación de los países más industrializados del mundo.

En el mismo estudio, se examinaron las posibles causas de estas tendencias entre las opiniones de los autores antes mencionados y muchas de ellas definen las tácticas utilizadas por investigadores de países desarrollados que avalan la importancia del reconocimiento en la contribución, pero excluyen deliberada y sistemáticamente la coautoría de instituciones más pequeñas, como una forma de neocolonialismo científico.

“Descolonizar y no solo diversificar los planes de estudio es reconocer que el conocimiento está inevitablemente marcado por las relaciones de poder”.

También se encontró que, en la mayoría de los estudios elaborados, los científicos locales eran mucho más propensos a realizar trabajo de campo en su propio país para investigadores extranjeros. Igualmente, la poca representación y discriminación hacia investigadores que pertenecen a minorías étnicas –aún más si son mujeres–, habla mucho acerca de los obstáculos que la ciencia todavía aloja para todos aquellos que no forman parte del prototipo científico occidental.

Pew Research Center encontró que las personas de etnias racializadas trabajando en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por sus siglas en inglés) son cuatro veces más propensas que las personas caucásicas a decir que su lugar de trabajo no presta suficiente atención al aumento de la diversidad racial y étnica. Cerca de la mitad de ellos menciona que han llegado a experimentar discriminación laboral, y “aproximadamente uno de cada ocho (12 %) de este grupo dice que se han enfrentado a barreras específicas en la contratación, promociones y salarios en forma de salarios más bajos o menos oportunidades de promoción que sus compañeros blancos”. “El lugar de trabajo todavía está orientado a la promoción de los blancos sobre las minorías, independientemente de las leyes vigentes para promover la igualdad en la fuerza laboral”, explica uno de los encuestados.

En casos donde la subordinación sistémica racial se une con el sexismo, el escenario se torna menos alentador. La UNESCO afirma que en Sub Sahara, solo el 30 % de los investigadores en todas las ramas son mujeres. Muchas de las que se encuentran en los campos STEM, tienden a abandonar carreras de investigación científica en su segundo año, ya que el sistema en el que se encuentran no fue creado ni se ha adaptado para su protección e impulsión académica. Y para aquellas que ya se encuentran trabajando profesionalmente, las responsabilidades y el poder para tomar decisiones se encuentran bastante minimizadas.

Consecuencias en esta problemática tras la pandemia

Asha de Vos también explica cómo en áreas de conservación ambiental, las investigaciones en países extranjeros se vieron afectadas tras el confinamiento por el coronavirus. Muchos de los investigadores que no trabajaron en la capacitación continua de socios locales para el trabajo de campo, tendrían que afrontar un agujero de datos en recolecciones científicas que ya llevaban años trabajando.

Mientras las fronteras permanecen cerradas y el mundo en práctico aislamiento, Asha afirma que “este período resalta la necesidad de asociaciones sólidas en el terreno si queremos tener éxito en nuestros esfuerzos de conservación”.

Pasos en el proceso de descolonización científica

Rohan Deb Roy sugiere que se debe alentar a las instituciones, organizaciones y museos que cuentan con colecciones imperiales a reflexionar los procesos políticos violentos en los que estos objetos de conocimiento global fueron adquiridos. Esto con el propósito de proporcionar investigaciones mucho más éticas y democráticas.

En el mismo rubro, las colaboraciones científicas mencionadas con anterioridad deben sufrir cambios transversales en los métodos de reconocimiento para coautorías e investigaciones científicas fuera del mundo hegemónico. Comenzar la conversación sobre los limitantes que la academia no convencional ha tenido que sufrir también generaría un cambio significativo en la participación de estas dentro de la creación científica.

“Un currículum descolonizado traería al diálogo cuestiones de clase, casta, raza, género, habilidad y sexualidad, en lugar de pretender que existe algún tipo de identidad genérica que todos compartimos”.

La difusión de un aprendizaje con fuentes equitativas es crucial para la reflexión y memoria colectiva consciente acerca del camino no siempre ético que el descubrimiento científico recorrió durante la historia. Los alumnos deben tener la oportunidad de conocer el uso que la medicina occidental tuvo en el proceso colonizador y en la creación de prejuicios raciales y sexistas que aún persisten en el mundo moderno. Deb Roy también afirma que una reconstrucción en el conocimiento dominado por el hombre blanco europeo es necesaria, y aún más, que esta historia descolonizada del desarrollo de la ciencia llegue a las escuelas.

Priyamvada Gopal, profesora de la universidad de Cambridge señala que “descolonizar y no solo diversificar los planes de estudio es reconocer que el conocimiento está inevitablemente marcado por las relaciones de poder. Un currículum descolonizado traería al diálogo entre sí cuestiones de clase, casta, raza, género, habilidad y sexualidad, en lugar de pretender que existe algún tipo de identidad genérica que todos compartimos”. También apunta que aquellas minorías no acostumbradas a verse reflejadas en el desarrollo científico del mundo moderno tienen el mismo derecho que “los hombres blancos de élite para comprender cuál ha sido su propio papel en la forja de logros artísticos e intelectuales”.

Aunque la mayoría de las universidades que ha decidido realizar acciones al respecto, ha empezado por incrementar el número de investigadores provenientes de estos grupos, distintas fuentes aseveran que una evolución del conocimiento únicamente occidental deberá empezar a destacar la contribución histórica de comunidades marginalizadas en la historia y enfrentar ciertos aspectos desagradables de la historia en la ciencia.

El llamado hacia la eliminación del parachute science, es un tanto más complejo que sólo un aumento en el número de autorías de investigadores minoritarios en papeles científicos (aunque también muy necesario). Principalmente, es transformar la manera en la que se leen los textos convencionales y hacer preguntas incómodas acerca de los procesos científicos que se llevaron a cabo en siglos anteriores. “La descolonización va a suceder en la mente”, dice Siyanda Makaula para Nature.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ciencia-colonialismo

 

 

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Los feminismos y los límites de lo transformable

Por: María Inés Martínez 
Hoy el feminismo es el movimiento social y la lucha política más grande y radical de Uruguay y de América Latina. Como Furtado y Sosa (2020), creo en la importancia de hacer memoria de lucha. Vivimos el presente de una historia que le excede; las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar. Hace tres años que el 8 de marzo es día de paro, pero las mujeres también toman las calles el 3 de junio bajo la consigna Ni Una Menos, el 25 de noviembre contra la violencia de género, y casi semanalmente, ante cada feminicidio, hay una alerta feminista que corta 18 de Julio.

Pero el feminismo no sólo se vive en las calles; permea tanto el espacio público como el privado. Se reeditó El segundo sexo, que hace unos años era difícil de conseguir, se repiensa la heterosexualidad y se cuestiona el amor romántico, se discute sobre la abolición o regulación del trabajo sexual, se populariza la copita menstrual, alguien le dice “no, después de ti” al señor que la quiere hacer pasar primero en el ómnibus, hasta el tío Ruben aprendió a hablar con la ‘e’ y no le parece tan grave como al principio. El feminismo parece estar en todos lados, incluso en el nuevo gobierno.

Beatriz Argimón, Mónica Bottero y Laura Raffo son algunas de las mujeres de la coalición de derecha del nuevo gobierno que se identifican como feministas. Esto, como no podía ser de otra forma, ha disparado nuevas-viejas preguntas: ¿existe el feminismo de derecha?1 ¿Qué es el feminismo? Y ¿cuáles son los intereses de las mujeres? Más que contestarlas, compartiré aquí, desde mi lugar de enunciación, algunas reflexiones, para pensarlas. Soy mujer, joven, uruguaya, socióloga y también me identifico como feminista. Considero importante no sólo analizar las desigualdades sociales, sino también las luchas por la igualdad, y las contraluchas o backlash que estos despliegues de fuerza transformadora generan.

Según Sonia Alvarez (2014), ha habido tres grandes momentos en la trayectoria de los feminismos (entendidos como campus discursivos de acción) contemporáneos en América Latina. En primer lugar, la configuración del feminismo en singular. En segundo lugar, un momento de descentramiento y flujos verticales, que pusieron el foco en la cuestión de género. Por último, el momento actual, que se caracteriza por flujos horizontales, en los que los feminismos se multiplican y crecen. Algunos intentan influir institucionalmente en las políticas de Estado. Otros procuran desafiar el discurso dominante del desarrollo, incluso el de izquierda, ese que ve en la incorporación de las mujeres al trabajo remunerado un medio para el crecimiento económico.

Se han multiplicado los espacios antineoliberales, antirracistas, populares. Los feminismos jóvenes son heterogéneos, plurales y descentralizados, lo que trae consigo ciertos conflictos y contradicciones, propios de un campo feminista más amplio (Alvarez, 2015). Hoy vemos una proliferación de actores que se identifican con el feminismo y disputan el espacio y el poder en él. A pesar de no tener una agenda única, el movimiento feminista se ha destacado por su capacidad de convocatoria y articulación. Esta pluralidad de voces, más que quitarle profundidad crítica, hasta el momento, ha sido su fortaleza (Gutiérrez, 2019).

Esto no debería ser subestimado, ya que por mucho tiempo la izquierda masculinista creyó imposible que radicalidad y masividad fueran de la mano. Menos aún entre mujeres, a quienes se pensaba como seres en competencia. Sin embargo, hoy, en América Latina los feminismos lograron articular la masividad social con la radicalidad política. Yendo más allá de los derechos civiles y la igualdad formal, incorporando una perspectiva decolonial, que entiende el cuerpo de las mujeres como un territorio en disputa. Aquí el feminismo es enorme, plural y profundamente transformador. En este contexto, ¿cómo pensar el posicionamiento de actoras de derecha desde el feminismo?

Las actoras de derecha que se definen como feministas suelen enfocarse en las desigualdades de género que existen en los espacios de liderazgo y poder históricamente masculinos, como el trabajo remunerado y el gobierno. No obstante, estos esfuerzos no siempre vienen acompañados de una valorización de las tareas reproductivas de las que históricamente las mujeres se han encargado. La forma en que se define la igualdad de género trae aparejada diferentes estrategias para conseguirla. Si igualdad significa una equitativa representación de mujeres y varones en los altos cargos de las instituciones poderosas, por más importante que esto sea, los esfuerzos estarán puestos allí y no en otro lado.

Además, en lugar de buscar cambiar las estructuras de dominación que producen la desigualdad, ya sea por medio de cambios institucionales o tejiendo redes por fuera del Estado, se hace énfasis en que las mujeres puedan elegir (lo que se conoce como choice feminism). Pero no hay una preocupación sobre cómo estas decisiones afectan a otras mujeres, ni un reconocimiento de los privilegios que ciertas mujeres tienen en relación a otras. Cada mujer es responsable de promover los cambios para sí misma, ya sea disputando una promoción en su trabajo, o una distribución más justa de las tareas domésticas y de cuidado en su hogar (Sandberg, 2015). Debe hacerse un lugar entre los varones, ser asertiva “como estos”, sobreponerse a las dificultades, esforzarse y lograrlo. Aunque le cueste el doble. Se trata de “empoderarse” y correrse del lugar de víctima. En este modelo, cada una lucha por su lado contra la dominación sistémica y la discriminación estructural. Se trata de un cambio de actitud, y quienes deben cambiar son las mujeres.

Una posible interpretación, optimista, de este fenómeno, es que cada lucha hace su aporte. Que las explicaciones y soluciones que se basan en lo individual son tan importantes y necesarias como las que se basan en lo estructural. Desde esta perspectiva, las necesitamos a todas: a las de la segunda ola, las lesbianas, las trans, las afro, las de la tercera ola y hasta las liberales. Sus intereses no se contraponen; se complementan.

Si entendemos al género como una estructura social con diferentes capas: la de lo individual, la de la interacción, y la de lo institucional o estructural (Risman, 2018), entonces, para revertir la desigualdad, necesitamos cambios en cada uno de estos niveles. Tanto aquellos que apuntan a lo individual, entendiendo al género como algo que internalizamos y se vuelve parte de nuestra identidad, como aquellos que buscan cambiar las estructuras sociales, por ejemplo, poniendo el cuidado de la vida en el centro.

No obstante, podría argumentarse que poner el foco del problema –y consecuentemente, la solución– en lo individual circunscribe nuestra capacidad crítica, impidiendo que las instituciones y estructuras más profundas sean cuestionadas. Si las mujeres cambian, pero no cambian las responsabilidades y posiciones que les son asignadas por ser mujeres –especialmente las tareas reproductivas y el lugar en que estas quedan ubicadas en el orden social–, y si además no cambian los varones, difícilmente alcancemos algún tipo de igualdad.

Otra posible interpretación, más crítica, entiende que el feminismo es la teoría y acción política que lucha por liberar a todas las mujeres: indígenas, afro, de la clase trabajadora, pobres, en situación de discapacidad, lesbianas, migrantes, queer, trans, viejas, así como a las mujeres blancas, heterosexuales y privilegiadas económicamente. Si se cubre algo menos que esto, entonces no es feminismo (Smith, 1980). Desde aquí, el feminismo no es tal sin antirracismo, anticapitalismo y decolonialidad. Quienes se focalizan únicamente en las mujeres privilegiadas en términos de clase, raza y nacionalidad lo hacen a expensas de la realidad de la mayoría de las mujeres (Rottenberg, 2014), desconociendo la alianza entre patriarcado y capital (Federici, 2010). Alianza según la cual género y raza son construcciones sociales funcionales al capitalismo, en tanto fomentan divisiones entre las personas económicamente oprimidas (Federici, 2010; Alesina y Glaser, 2004).

No basta con “lo personal es lo político”, sino que “lo político también debe ser lo personal” (Thompson, 2002). Es necesario un compromiso íntimo con ciertas causas políticas, más allá de que hayamos sido oprimidas directamente o no por estas causas. En otras palabras, no necesitamos ser parte de un grupo oprimido para reconocer una injusticia y luchar contra esta. Así, los feminismos deben reconocer y actuar en contra de otras desigualdades, más allá del género, incorporando una perspectiva interseccional.

De esta mirada, al ubicarse desde el feminismo, estas actoras de derecha disputan su sentido, con el riesgo de circunscribir su capacidad crítica. Ya que cuando se fomenta cierto análisis crítico sobre el estado de las cosas, se delimitan los parámetros de lo criticado. Se dice “es esto lo criticable y no esto otro”.

Por ejemplo, Estados Unidos se presenta, paradójicamente, como modelo en temas de género, a la vez que genera una autocrítica sobre la cuestión en su territorio en relación al “conflicto trabajo/familia”. Esta autocrítica lo hace parecer más abierto, a la vez que neutraliza reclamos emancipatorios de otros feminismos, por ejemplo, de aquellos que incorporan temas raciales (Rottenberg, 2014). Además, la ideología neoliberal (que pone el foco del problema y su solución en lo individual) hace que muchas madres se culpen a ellas mismas (en lugar de al Estado, a los varones, o a quienes las emplean) frente a la dificultad de “balancear” trabajo remunerado y no remunerado (Collins, 2019). De esta forma, instituciones y estructuras continúan sin ser interpeladas y son las mujeres quienes deben adaptarse a un sistema masculino.

En síntesis, la primacía de cierta mirada crítica, que se presenta como la crítica, calla otras miradas, interpretaciones y demandas (Rottenberg, 2014). Así, por momentos, la legitimidad del feminismo liberal ha silenciado otros feminismos. Sobre todo cuando este predomina en espacios de poder, como el gobierno.

En Uruguay, el movimiento feminista ha crecido y tomado cada vez más fuerza; el nuevo gobierno no puede pasarlo por alto. Por ello, en lugar de irle en contra, propone su propia versión: genera una crítica circunscrita. Según Gutiérrez (2019), una forma de contener, limitar o capturar una lucha es generar una imitación deformante e impostora de esta. Como respuesta a la expansión feminista, “como contraefecto de nuestra propia audacia, de nuestra propia fuerza desplegada”, se establece una disputa de sentidos (Gutiérrez, 2019). Esto es lo que hace la derecha con las autopercepciones feministas de Raffo, Bottero y Argimón: disputa la definición del término feminismo y lo reclama para sí, queriendo sacarlo del monopolio de la izquierda. Esto obliga al movimiento a perder energías, que estaban puestas en su expansión y radicalización, gestionando sus diferencias para distinguirse de quienes se presentan como parte de él, coartando su horizonte emancipatorio.

La pluralidad puede ser un arma de doble filo si no se conserva un núcleo de lucha: contra la violencia patriarcal en todas sus formas, lo que incluye violencias capitalistas y coloniales.

El cambio de gobierno es un momento donde el Estado se presenta como “el hecho político legítimo por excelencia”, por lo que es de esperar que avance sobre el movimiento feminista (Gutiérrez, 2019). Ante demandas que crecen en rebeldía y alcance se intenta hacer una síntesis desde arriba, decir: “Este es el objetivo del feminismo”. Esto es, de cierto modo, “ponerle un cerco” a la lucha, decir “hasta acá llegó,” cuando el “hasta dónde” venía siendo abierto. En este sentido, la pluralidad puede ser un arma de doble filo si no se conserva un núcleo de lucha: contra la violencia patriarcal en todas sus formas, lo que incluye violencias capitalistas y coloniales (Gutiérrez, 2019). No alcanza con medidas punitivistas, derechos formales o cambios de actitud. Como señala Di Giorgi,2 no es lo mismo reclamar la igualdad de género dentro de un orden determinado que proponerse desarmar el orden en sí mismo.

En definitiva, la pluralidad de los feminismos tiene la potencialidad de funcionar como impulso, revitalizando ideas y prácticas, o como amenaza, circunscribiendo su fuerza y su capacidad crítica. Tal vez sea una invitación a poner, aún más, el foco en las violencias capitalistas y coloniales que se intersectan con las patriarcales, en soluciones estructurales más que individuales, en cambios sociales más que en las mujeres. Una invitación a reafirmar el compromiso en este núcleo, recordando que no será el último ni el definitivo, que el sentido y la forma de lo que se desea cambiar siempre son maleables e inconclusos, y que hay allí una fortaleza. Una invitación a recordar la potencia que existe en no delimitar los términos de lo transformable, no encorsetar el deseo, y decir que queremos cambiarlo todo.

Inés Martínez es socióloga. Este artículo fue publicado originalmente en Razones y personas.

Referencias

Alesina, Alberto y Edward Glaser. 2004. Fighting Poverty in the US and Europe: A World of Difference. Oxford University Press.

Alvarez, Sonia E. 2014. “Para além da sociedade civil: reflexôes sobre o campo feminista”. Dossiê o Gênero Da Política: Feminismos, Estados e Eleiçoes. Cadernos Pagu (43): 13-56.

Alvarez, Sonia. E. 2015. “Compromisos ambivalentes y resultados paradójicos. Movimientos feministas y desarrollo”. En Verschuur, C., Guérin, I. y Guétat-Bernard, H. (eds.), En desarrollo, género. IRD Éditions.

Collins, Caitlyn. 2019. Making Motherhood Work. How Women Manage Careers and Caregiving. Princeton University Press.

Federici, Silvia. 2010. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Tinta Limón.

Furtado, Victoria y María Noel Sosa 2020. “Huelga feminista: memoria de lucha, tiempo de rebelión. Notas sobre el feminismo en Uruguay hoy”. En: Horizontes políticos desde nuestra América. Entre el dolor y la esperanza. Servicios para una educación alternativa. EDUCA A.C. y Colectivo Editorial Pez en el Árbol.

Gutiérrez Aguilar, Raquel. 2019, “Desborde feminista: bucle virtuoso de masividad y radicalidad”. Entrevista de Mercedes Echeverry y Diego Castro, Zur, 21 de abril de 2019, Montevideo, recuperado el 19 de junio de 2020 de www.zur.org.uy/content/desborde-feminista-bucle-virtuoso-de-masividad-yradicalidad

Risman, Barbara J. 2018. Where Will The Millenials Take Us. A New Generation Wrestles With the Gender Structure. Oxoford University Press.

Rottenberg, Catherine. 2014. “The Rise of Neoliberal Feminism”. Cultural Studies. 28(3): 418-437.

Sandberg, Sheryl. 2015. Lean In: Women, Work, and the Will to Lead. Ebury Publishing.

Smith, Barbara. 1980. “Feisty Characters and Other People’s Causes”, en The Feminist Memoir Project: Voices from Women’s Liberation, ed. Rachel Blau DuPlessis y Ann Snitow (New York: Three Rivers Press), 479-81.

Thompson, Becky. 2002. “Multiracial feminism: Recasting the chronology of second wave feminism”. Feminist Studies 28(2) 336.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/7/los-feminismos-y-los-limites-de-lo-transformable/

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Uruguay: Foro Social Mundial, ¿un espacio para el debate o para coordinar planes de acción?

Foro Social Mundial, ¿un espacio para el debate o para coordinar planes de acción?

Aram Aharonian

 Otro mundo es posible

Fuentes: Rebelión – CLAE

Otro mundo es posible: ese fue el disparador que enamoró a quienes luchaban en contra de la injusticia y la destrucción del planeta, pero obviamente lo que se intentaba era evitar este mundo de la financiarización y el despojo mundial. El Foro Social Mundial (FSM) pasó a ser desde 2001 y por varios años un punto de encuentro de los movimientos sociales contrarios a la globalización neoliberal y se constituyó en voz alternativa a las directrices del Foro Económico Mundial de Davos.

Casi dos décadas después, algunos de los históricos fundadores convocaron a replantear objetivos y evaluar potencialidades. Pero hoy lamentamos la ausencia de varios de los pensadores críticos que le dieron fuerza al Foro, desde nuestro Eduardo Galeano, pasando por José Saramago, Samin Amin, Immanuel Wallerstein, Francois Houtart, Samuel Ruiz. Eso habla también de la falta de renovación del pensamiento crítico (o de la falta de su difusión y socialización)

«¿El Foro Social Mundial, que celebra su vigésimo aniversario en 2021, es sólo un espacio abierto o puede, debería ser, también un espacio de acción? Esta cuestión ha sido discutida durante años en su Consejo Internacional y hasta ahora no hubo posibilidad de llegar a una conclusión”, señala el manifiesto de los fundadores.

El Foro Social Mundial todavía tiene un gran potencial para darle voz y ayudar a los movimientos a poner sus alternativas en un contexto global donde los nuevos discursos y prácticas puedan converger. Es por eso que pedimos un “renovado foro social mundial”, agrega..

“Nos enfrentamos a una crisis global multidimensional; se necesita acción a nivel local, nacional y global, con una articulación adecuada entre ellos. El FSM es el marco ideal para promover esta acción. De eso se trata esta iniciativa», concluye el documento

 Desanclarse del pasado

Durante muchos años, muchos “progresistas”, anclados en el pasado, trataron de sortear las críticas a la realidad del FSM. Hace un par de años señalábamos que muchos habián tomado posturas cercanas a la máxima que dice que “en una fortaleza sitiada, la crítica es traición” (lo único fuera de debate son los principios). Las dudas siguen vigentes: continuar dentro del FSM para introducir estos debates tan necesarios o construir otra herramienta y en ambos casos, con quién.

Claro, todo ésto en plena ofensiva neocolonial y en un declive del progresismo a nivel latijoamericano y mundial, una mirada conservadora impuesta por los medios hegemónicos y las redes sociales, y el temor de algunos “organizadores” a perder a sus patrocinantes.

Estamos a la puerta del efecto de las nuevas tecnologías en la sobrevida de los trabajadores y la economía, así como las noticias falsas (fake news), la posverdad y la inteligencia artificial, lo que hace necesaria un nueva agenda, pero manejada desde el sur. Claro, de todo esto ni se hablaba en 2001 en Porto Alegre…

Señalábamos que el comité brasileño nunca quiso dejar el poder en un modelo anárquico abstracto basado quizá en la visión de las comunidades de base católicas brasileñas, sin ninguna relación con la realidad. Y el Comité Internacional, de personalidades, siguió manejado por pequeños grupos y figuras que más allá del altermundismo, representan a ONG (algunas a sueldo), cada una de ellas con líneas y propósitos tan concretos como propios, y muchas veces apenas a sí mismos.

Nueva agenda, nuevas formas

La única posibilidad de reflotarlo es para que vuelva a ser un espacio de acción (y no sólo de debate) que incida en el mundo, reviendo su carta de principios acorde a la realidad de un mundo peor que el de hace 20 años, poniéndose acuerdo sobre los temas a debatir, incluyendo el cambio climático, las migraciones, las guerras, la deuda externa, el dominio de las nuevas tecnologías, las finanzas especuladoras, la enorme desigualdad, el hambre, los modelos de desarrollo.

En el foro de San Salvador, por ejemplo, ni se habló del cambio climático. Se impusieron los temas canalizados por ONG europeas y estadounidenses, interesados en temáticas que no son urgentes ni importantes para nuestras sociedades, pero que cuentan con financiamiento para su organización.

Durante mucho años, el discurso de la horizontalidad se contradijo permanentemente con el autoritarismo y la manipulación desde las estructuras del poder del FSM), más entusiasmadas en organizar eventos (todo es eventual, no hay continuidad ni seguimiento de los temas y debates) entre convencidos, que dar la pelea por el pensamiento crítico anticapitalista.

Recordamos que cuando los movimientos políticos comenzaron a acercarse al Foro, se hizo todo lo posible para alejarlos, con la excusa de evitar la contaminación. Y nuestros presidentes progresistas no fueron bienvenidos. E incluso, recordemos, el grupo brasileño impidió que el Comité Internacional emitiera un comunicado contra el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff. Ni siquiera se defendió la democracia.

En los primeros foros, por ejemplo, el panel que se organizó sobre la Utopía demostró la necesidad del debate, de la batalla de ideas, en la guerra cultural contra el capitalismo y las fuerzas neocoloniales.

Hace unos años, las personalidades que dieron vida y prestigio al FSM coincidían en señalar la profunda crisis, como indicaban las cifras y la falta de repercusión y entusiasmo, e insistían en la necesidad de dar paso a una horizontalidad siempre inclusiva y transparente, pero aceptando que es necesaria un mínimo de organización y estructuración.

Desde el comienzo del proceso se insistió (desde los medios alternativos) en la necesidad de que se crearan instrumentos para compartir con los que no concurrían a los foros Pero el FSM fue quedando con iniciativas endogámicas: de cada Foro no llegó nada de las experiencias al resto del mundo.. Hoy los medios electrónicos hacen posible lo que hace 20 años era impensable.

El antiguo diseño del FSM es facilitador de la fragmentación, de que cada panel crea que lo más importante es su lucha y no la que dio origen al mismo, la necesidad de inventar un mundo diferente, justo, equitativo, de paz, de respeto a la naturaleza. Como decía Galeano en los setenta, mientras algunos hacen la revolución, Brigitte Bardot lucha en defensa de las ballenas azules…

En más de tres lustros, el FSM corrió los peligros como la rutinización, la oenegización, la cooptación, la burocratización, la falta de participación de movimientos reales, la dispersión, la infiltración, el copamiento. Y esta realidad lo confirma. En medio de la crisis sistémica del capitalismo, con una crisis climática, política, social, sanitaria, migratoria, alimentaria sin precedentes, se insistía en apostar a la tan mentada horizontalidad, que solo beneficia al pensamiento único y al inmovilismo.

El FSM ha perdido peso e influencia en nuestra región, quizá porque aquellos movimientos sociales que llevaron a nuestros presidentes reformistas al gobierno, desaparecieron de las calles, porque también ellos fueron cooptados (y burocratizados) para tareas del gobierno y los movimientos desmovilizados.

Hoy muchos otrora altermundistas buscan foros sobre temas que tienen interés para ONG europeas y estadounidenses y huyen de los temas acuciantes para el futuro de su propia gente, quizá para no perder la gimnasia forista… y su financiamiento.

El desafío es saber hacia dónde caminar, con quién caminar. Decía Antonio Machado que “no hay camino, se hace camino al andar”.

Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Mágister en Integración. Fundador de Telesur. Dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) y preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA).

http://estrategia.la/2020/08/21/foro-social-mundial-un-espacio-para-el-debate-o-para-coordinar-planes-de-accion/
Fuente de la Información: https://rebelion.org/fsm-un-espacio-para-el-debate-o-para-coordinar-planes-de-accion/

 

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