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La OCDE analiza las tendencias globales que el sistema educativo debería tener en cuenta los próximos años

Por: La Diaria

Globalización, democracia, seguridad, envejecimiento y cambio de patrones culturales son abordados en un informe.

Cada dos o tres años, técnicos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) elaboran un informe en el que analizan las principales tendencias de cambio a nivel social, político y económico que impactan en la educación. Pocos días atrás, el organismo publicó el informe de 2019, bajo la premisa de que “examinar el futuro de la educación a la luz de las tendencias globales es clave” para el “desarrollo pleno de los individuos como personas, ciudadanos y profesionales competentes”. El informe sostiene que en el mundo actual, “complejo y en rápida transformación”, estar atento a las tendencias globales “podría implicar actualizar” contenidos educativos y volver a “imaginar las formas de prestación del servicio, incluyendo la reorganización de los entornos de aprendizaje formal e informal”.

De todas formas, el texto señala que a la hora de pensar la educación en el largo plazo se debe tener en cuenta las tendencias actuales, “pero también pensar en las distintas formas en que estas pueden evolucionar en el futuro”. El informe de la OCDE se centra en tendencias a nivel “panorámico” del sistema educativo y no se concentra “en el nivel ‘micro’ de los individuos y las familias”. Al contrario de ediciones anteriores, en las que se dedicaba un capítulo exclusivo para hablar de las tendencias vinculadas al desarrollo tecnológico, esta vez aparecen transversalmente en todos los capítulos.

Según se sintetiza en el resumen ejecutivo de la publicación, en el primer capítulo se habla de un “desplazamiento” del “centro de gravedad global” hacia Asia, gracias a “economías gigantes emergentes” como China e India. En este sentido, se analiza que “la globalización facilita la aparición de redes y comercio transnacionales”, sumado a que “la movilidad transfronteriza ha aumentado” gracias a los avances en materia de transporte y comunicaciones. Por su parte, se señala que “el crecimiento económico ha permitido a muchas personas salir de la pobreza”, lo que resulta en “la expansión de la clase media global”. No obstante, se señala que “la globalización también presenta nuevos desafíos: niveles de consumo crecientes, uso insostenible de los recursos y, para algunos, un sentimiento de haberse quedado atrás”.

El informe afirma que “la educación tiene un papel importante que desempeñar en equipar a los estudiantes con las competencias necesarias para progresar en el futuro global”. En relación con los nuevos desafíos señalados, se sostiene que el sistema educativo “puede desempeñar un papel en la lucha contra el cambio climático y la desigualdad”, aunque se admite que “la educación sola no es suficiente”.

Otras áreas

En materia de ciudadanía y democracia, el informe advierte que indicadores como la participación electoral han caído en muchos países y que “la creciente desigualdad y la brecha entre áreas rurales y urbanas crean desequilibrios en términos de oportunidades de vida y acceso a los servicios básicos”. Más allá de que se afirma que la digitalización facilitó el acceso a la información, lo ha hecho “sin garantías sobre la calidad del contenido disponible online”. “De hecho, la ubicuidad de las redes sociales ha facilitado la difusión de inexactitudes y mentiras, y existe una creciente preocupación por los algoritmos y ‘burbujas’ digitales que sólo confirman nuestras creencias existentes”, cuestiona el documento. Según continúa, la combinación de estos elementos se conecta “con preocupaciones sobre la disminución de la confianza y el creciente malestar político y social”. Por lo tanto, afirma que la educación “es importante para fomentar la ciudadanía democrática y mejorar la participación cívica y social”.

El análisis también recuerda que “la seguridad” es un derecho humano y establece que, para garantizarlo, los países se enfrentan a desafíos cada vez más complejos. El cambio climático y las “redes terroristas” son señalados especialmente, al tiempo que se advierte sobre la ciberseguridad: “Una gran cantidad de datos confidenciales se almacenan en servidores de todo el mundo, y el robo de datos y las filtraciones tienen importantes consecuencias económicas, sociales y políticas. Quién controla qué datos (individuos, empresas o gobiernos) también es un tema de debate”. Pese a que se señala que hubo una disminución en las tasas de criminalidad, el informe indica que las personas perciben un mayor nivel de riesgos. En ese sentido, considera que la educación puede “ayudar a comprender, prevenir y mitigar los riesgos que amenazan la seguridad” y “a distinguir entre riesgos percibidos y riesgos reales”, además de “preparar mejor a los ciudadanos para resistir frente a la adversidad”.

En suma, en una sociedad cada vez más envejecida el informe de la OCDE señala que “las personas mayores y más sanas viven y trabajan durante más tiempo”, mientras que “tienden a ser relativamente más ricas, en promedio, creando nuevos mercados de productos y servicios dirigidos a sus necesidades específicas”. Entre los “riesgos” que trae el envejecimiento, se nombra el aumento de enfermedades crónicas como la diabetes y la demencia. Si bien se señala que “la digitalización puede ayudar a abordar muchos de los riesgos relacionados con una mayor fragilidad y dependencia”, se advierte que, al mismo tiempo, “facilita amenazas dirigidas específicamente a las personas mayores, como el fraude digital”. Por lo tanto, el texto sostiene que la educación, “a menudo considerada algo para los jóvenes, puede beneficiar a los adultos mayores” si se plantea preguntas como de qué forma “promover una cultura de aprendizaje a lo largo de toda la vida”.

Con respecto a los aspectos culturales del mundo actual, el informe niega que se esté viviendo en un mundo más individualista y establece que, por el contrario, el sentido de pertenencia a distintos grupos y organizaciones está cambiando, pero no desapareciendo. “Los patrones de trabajo y vida evolucionan a medida que disminuyen las tasas de matrimonio, más mujeres ingresan en el mercado laboral y más hombres desempeñan un papel activo en la crianza de los hijos. Los mercados digitales diluyen fronteras de espacio y tiempo, conectando más fácilmente a compradores y vendedores, pero transformando también nuestro modelo de consumo, donde cada vez más pagamos por el acceso a los bienes (por ejemplo, libros, música) en vez de obtenerlos en propiedad. También la sostenibilidad y las elecciones éticas tienen un peso progresivo en nuestros hábitos de consumo, por ejemplo, en el uso de vehículos eléctricos u otros intentos de reducir nuestro impacto sobre el planeta”, se analiza. En este contexto, se afirma que “la educación juega un papel crucial en equipar a las personas con las habilidades, los conocimientos y las actitudes necesarias para prosperar en sus vidas personal y profesional”. En suma, afirma que el sistema educativo debe “adaptarse” a la creciente digitalización y “evolucionar para aprovechar las herramientas y las fortalezas de las nuevas tecnologías”, además de abordar “posibles abusos como el fraude, el robo de identidad o el ciberacoso”.

Fuente: https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2019/2/la-ocde-analiza-las-tendencias-globales-que-el-sistema-educativo-deberia-tener-en-cuenta-los-proximos-anos/
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Medioambiente y escuela solo se entienden hoy en clave de sostenibilidad

Por: Carmelo Marcén

Las palabras que expresan ideas grandiosas deben manejarse con cuidado y respeto; de otra forma se deprecian para siempre. Una palabra como medioambiente puede acumular significados, por su simple concepto o por el uso; esconder en sí misma múltiples relaciones. En más, si muchas personas la pronuncian con la misma intención y tono, si se cultiva con amor y destreza, llega a provocar emociones, deseos y argumentos de vida a quienes la usan o la combinan acertadamente con otras similares; quienes en ella creen no dudan en expandirla entre los que les rodean e incluso más allá, porque el futuro les preocupa. Así ha pasado en las ocasiones en las que la escuela ha dejado que entrase en ella; hecho que afortunadamente sucede más en las últimas décadas. De esa forma, mientras disfrutaba de acogimiento en las aulas, y casi sin que nadie se diese cuenta, se ha encontrado con otra palabra grandiosa: que expresa una idea nueva, reciente aunque vieja en sus argumentos, inabarcable para algunas personas y docentes y fundamento de vida para cada vez más gente; esa idea creciente afortunadamente es sostenibilidad.

Por su modernidad, y por el incorrecto uso que de ella se hace, se ve sujeta a interpretaciones difusas; va de un lado a otro del lenguaje político y ciudadano sin quedarse en convicciones concretas, quizás es complicada de entender bein. ¡Ojalá encuentre su acomodo en la escuela; allí convertirá a esta institución en espacio ambiental y socialmente posible. Al mismo tiempo, la animará a enseñar el medioambiente –el profesorado se verá interpelado- y lo hará en clave de inquieta búsqueda de espacios y tiempos acordes con el maremágnum que se nos viene encima a diario. Ese complejo caos que provocan las incertezas –cambio climático y fenómenos asociados, migraciones, salud ligada a contaminación, desigualdades de generación territorial, etc.- lo sufrirán o disfrutarán dentro de unos años los chicos y chicas que ahora conviven en las aulas de la enseñanza obligatoria.

Para llamar a la sostenibilidad escolar nos hemos decidido a escribir Medioambiente y escuela para la editorial Octaedro. Es un librito de poco más de 100 páginas, lleno de preguntas y con algunas respuestas; unas y otras siempre abiertas y formuladas más en clave de estrategias metodológicas secuenciadas que de recetas de efectos seguros. En sus páginas se reflexiona sobre la existencia o no de una serie de saberes ambientales que tengan carácter universal porque, claro, la escuela necesita enseñar algo para que el alumnado aprenda. Pero esos saberes son complejos, cambian con el tiempo como lo hace cada sociedad.

Ahora mismo, la escuela puede ser un laboratorio de participación en torno a lo que es la vida, a cómo las sociedades han llegado a ser ecosociales, a debatir de qué forma se puede mitigar las complejas problemáticas ambientales o compartir si simplemente nos queda adaptarnos a ellas. Para lograrlo, debe llevar a cabo una revisión crítica de sus currículos, una buena parte de ellos obsoletos y marcadamente epistemológicos. Además, la escuela debe ser en sí misma sostenible, como institución formada por personas que se relacionan con distintos intereses: la gestión de los recursos, la generación de residuos, el uso de la energía, los planes de movilidad que aconseje al alumnado y al profesorado, etc. En el libro hay pistas para esa doble intención.

Han pasado más de 40 años desde que las cuestiones de la naturaleza llamaron a las puertas de las escuelas; se puede decir que entraron en ellas. Alguien opina que el camino ha sido largo y el recorrido demasiado corto. Es por eso que en el libro se habla brevemente del pasado ambiental escolar pero sobre todo se centra en mirar de forma crítica el presente e imaginar el futuro de un momento ecosocial extremadamente complejo: viejas problemáticas ambientales que se intensifican, sin duda ayudadas por otras nuevas que emergen con una rapidez que no nos da tiempo ni a entenderlas. La interacción de ambas nos reduce certezas y nos sume en continuas incertidumbres; de ambas debe hablar el alumnado con fundamento razonado, para resolver cómo y dónde participa en mitigar los efectos o adaptar su vida a la nueva dinámica ambiental.

El camino de adaptación se recorre con el alumnado de forma pausada, aunque haya que actuar con rapidez en algunos casos. En el libro se habla de cómo se ayudan o interfieren el conocimiento cotidiano de los sucesos o tendencias ambientales con el conocimiento escolar, demasiado estático y escasamente crítico en sus planteamientos; de lo que se trata realmente es de rescatar la posible trascendencia de la escuela en la mejora o el deterioro del escenario ambiental y social, y de sus múltiples expresiones.

El librito no se olvida de proponer pequeñas prácticas educativas en torno a un blog escolar sobre medioambiente, al cambio climático, a la ecoauditoría energética, al ciclo de vida de los productos y la gestión de residuos generados, a proponer visitar virtuales a espacios naturales o singulares, a analizar la incidencia de la contaminación en la salud urbana, a la relación entre migraciones masivas y percepción del medioambiente global que tiene su expresión en la ciudadanía sin fronteras, a la irrupción de plásticos en nuestras vidas y su incidencia en la calidad de los entornos naturales y la salud; entre otras propuestas. Para ello aporta estrategias metodológicas diversas, en las que prima la participación, el debate y la búsqueda de soluciones compartidas; que es una buena forma de adquirir/construir compromisos.

Quienes utilicen el libro para inspirar su quehacer pedagógico, nunca olviden que, al margen de un buen o mal material sobre la sostenibilidad, cuentan los liderazgos y en la escuela el profesorado tiene mucho que decir y, sobretodo, hacer. Y siempre tengan presente que cuando se crea disponer de todas las respuestas a las problemáticas socioambientales, después de un trabajo bien hecho, seguro que aparecerán nuevas preguntas; eso es el diálogo vivo entre medioambiente y escuela: (en)clave de sostenibilidad.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/02/01/medioambiente-y-escuela-solo-se-entienden-hoy-en-clave-de-sostenibilidad/

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La diversidad cultural vista como riqueza y otras virtudes de llevar el arte a la escuela

Por: Saray Marqués

En este reportaje hay centros gueto, otros que no lo son pero casi, y otros que lo fueron y han dejado de serlo. También, centros que lo son por lo contrario de lo que nos suele llevar a emplear esta etiqueta: No son representativos de la sociedad porque toda su población escolar es autóctona blanca. Aparece además un semisótano en un bloque de 13 pisos en la calle Prado, 11, en Bellvitge (L’Hospitalet), donde pasan cosas. Unos y otros nos demuestran cómo el arte y la educación construyen una alianza imbatible para abordar la diversidad cultural (nos toque de cerca o de más lejos).

“Cada cuerpo tiene su armonía y su desarmonía. En algunos casos la suma de armonías puede ser casi empalagosa. En otros, el conjunto de desarmonías produce algo mejor que la belleza”. Este poema de Mario Benedetti, Teoría de Conjuntos, da nombre al proyecto del CEIP Manuel Núñez de Arenas de Vallecas (Madrid) en colaboración con la Fundación Daniel y Nina Carasso (como el resto de los que aquí se recogen), en marcha desde el curso pasado. Que el proyecto, con el arte y la defensa de la diversidad cultural como mascarones de proa, haya recalado en este centro tiene muy poco de casualidad. El colegio, con su apuesta por la educación artística, las metodologías activas y el aprendizaje cooperativo, donde el trabajo es por proyectos, que cuenta con una orquesta de instrumentos reciclados como buque insignia, era terreno propicio. También lo era por sus aulas multiétnicas.

Y se pusieron manos a la obra. Teoría de Conjuntos es un proyecto educativo y musical que, en palabras de Marta Malo, madre del centro, “pretende reivindicar músicas subalternas como el flamenco, la música negra o los ritmos latinos apreciando los cruces entre ellas y respetando el lugar del que viene el otro”.

El proyecto, nos explica, consta de tres patas: Dame tu duende, un taller musical semanal con un artista residente –el año pasado, la cantaora y percusionista Noelia Heredia, La Negri, y este, la directora de coro cubana Aiblín Brito–; un laboratorio mensual con un músico invitado –recientemente les han visitado Foaud Hanniumi y Laura Honrubia, de Dale al aire– con el que hablan no sólo de música, sino de su historia de vida y que, por ejemplo, en este caso les han descubierto las conexiones entre la música árabe y el flamenco, y, por último, un laboratorio de innovación pedagógica, todos los lunes, donde tanto los músicos en residencia como los responsables del taller de teatro –en colaboración con Calatea Teatro– como los educadores del centro ponen en común sus observaciones y analizan el proyecto desde el punto de vista metodológico. El proyecto no se queda dentro del centro y también realizan salidas –el año pasado, con el mundo gitano como eje, al tablao Casa Patas, a la escuela de flamenco Amor de Dios y a un estudio de grabación– y celebran una muestra final para dar a conocer los frutos de su creación.

“El objetivo es abrir mundos”, relata Malo. Y, en este sentido, está todo muy pensado. Que el año pasado fuera Noelia Heredia –mujer y activista LGTB en un mundo de hombres, el del cajón– la artista residente tampoco fue por azar. Como tampoco lo fue el hecho de que se hayan centrado en derribar estereotipos étnicos. El centro llegó a rondar el 85% de alumnado gitano cuando el número de niños por aula estaba en torno a 12 y hoy, con hasta 28, se sitúa en torno al 30% –“el porcentaje que hay en el barrio”, explica Malo–: “No es que se hayan ido los niños y niñas gitanos, es que han llegado más niños y niñas: sobre todo autóctonos payos, pero también subsaharianos y latinos que, en menor proporción, también viven en el barrio”. Así, con una agenda cultural muy rica y una mirada muy centrada en el respeto a la diferencia (cultural, de género, etc.) se ha ido desprendiendo el Núñez de Arenas del efecto gueto, siendo consciente, como decía Benedetti, de que “el conjunto de desarmonías produce algo mejor que la belleza”.

Fouad El Hammoumi, de Madera de Cayuco, y Laura Honrubia

‘Collage’ musical

Dentro del proyecto artístico Antropoloops surgen los talleres Antropoloops, que llegan el curso pasado al CEIP San José Obrero de Sevilla. El primero pretende, desde 2012, tejer “la diversidad musical del mundo”, crear un paisaje sonoro de músicas tradicionales y populares de diferentes épocas y culturas descubriendo las conexiones que existen entre ellas, creando mezclas que encajen a través de las herramientas digitales y el sampleado. Nos lo explica Rubén Alonso (música y diseño), cofundador junto a Esperanza Moreno (visualización de datos), de Antropoloops. Con varios discos en su haber, en los festivales en los que actuaban empezaron a sugerirles la idea de desarrollar talleres con niños y adolescentes.

Así trasladan su collage sonoro con retazos de música de diferentes culturas a las aulas, “como herramienta para trabajar la inclusión cultural y poner en valor la riqueza de la diversidad cultural”. Nuria García, que, junto con Rubén y Esperanza, Fran Torres, Daniel Gómez y Miguel Vázquez-Prada conforma el equipo de Talleres Antropoloops, fue quien dio la pista del San José Obrero, en el Distrito Macarena de Sevilla, con 55% de alumnado de origen cultural diverso, lo que se traduce en 32 nacionalidades distintas. No se trataba ahora de “poner a tocar juntos” a músicos de épocas y lugares diferentes, sino de que los propios alumnos de 5º y 6º de primaria fueran protagonistas de esta creación musical desde la lógica de la remezcla digital, con los rasgos de su identidad cultural saliendo a flote.

“Al principio hubo debates en el equipo. Queríamos ser lo más respetuosos posibles. Estábamos trabajando con sus identidades culturales, pero no queríamos que sintieran que estábamos instrumentalizándolas para nuestros fines”, reconoce Alonso. La acogida del alumnado y del equipo de profesores les refrendaron. Los primeros compusieron emotivas historias de vida musicales en forma de paisaje sonoro –con Camarón mezclándose con El Cóndor Pasa, San Juanito con música tradicional rumana– y collage gracias a entrevistas a sus familias, recopilación de músicas de sus países de origen, pero también fotos, objetos, monedas… que les sirvieron para visibilizar su identidad ante el resto.

Los segundos se han volcado de tal forma que las actividades propuestas en los talleres los están rebasando, contagiando ya otras dinámicas del centro: “Intervenimos con cada curso una hora a la semana en semanas alternas, lo que suman de seis a ocho días de intervención al trimestre. Echamos en falta más tiempo, que este año estamos ganando gracias a un intercambio sonoro con dos colegios, uno de Varsovia y otro de Estambul, en horas de lengua, inglés y música. El equipo docente nos ha facilitado desde el primer momento la introducción de estas experiencias dentro de sus horas lectivas”, explica Alonso, que se propone, como reto, que no solo alumnos y profesores se impliquen este curso, como el pasado, sino también las familias.

Planteles con arte

Los Planters de ConArte Internacional surgen en el curso 2016 por la propuesta de la Hoja de Ruta para la educación artística de la UNESCO (2006) de incentivar la colaboración y el trabajo conjunto entre el mundo profesional del arte y el mundo profesional educativo. El propósito es hacer vivir el arte a gente que normalmente no lo vive, a esos alumnos y alumnas de centros considerados de especial dificultad para quienes es muchas veces un terreno vetado, también por el divorcio cada vez mayor entre la práctica cultural y el aprendizaje en el ámbito escolar, como plantea Gemma Carbó, presidenta de ConArte internacional.

Los Planters, en colaboración, entre otros, con el Ayuntamiento de Figueras, pretenden darle un lugar preeminente a las artes (teatro, danza, música) en las aulas, con los maestros y profesores en tándem con los artistas, y demostrar que, con ello, se está contribuyendo, además, a un mejor equilibrio emocional y clima escolar, fomentando la integración social, el diálogo intercultural y las capacidades de aprendizaje de sus integrantes.

Marcela Otárola, del equipo de ConArte Internacional, explica cómo el proyecto afronta su quinto curso y trabaja en ciclos de dos a tres años con cada centro, aunque hay algunos que llevan en él desde principio. Se desarrolla en horario lectivo y la colaboración puede cobrar diferentes formas (orquesta de cuerda, grupo de ukelele, teatro, danza, audiovisual…). Actualmente, funciona en 10 centros –de infantil y primaria y de secundaria–, todos en Girona. En todos ellos existe una diversidad cultural muy amplia, con algunos que rondan el 100% de la matrícula de niños de familia migrante, otros en que se sitúa en el 60% y la mayoría en torno al 40%. También los hay en que el 60% de la población se autodefine como gitana y el 40% restante, magrebí.

Los alumnos no sólo acaban presentando su producción artística al final de ciclo sino que además, durante él, tienen una participación más activa en la vida cultural, con asistencia a espectáculos, presentaciones culturales y talleres y la visita de artistas invitados al centro. Además, el programa se completa con formación continua en metodologías de trabajo que aúnen arte y educación tanto para los profesores como para los artistas participantes, a través de grupos de trabajo en cinco sesiones al año y con un seminario de formación una vez al año, abierto a todas las personas interesadas.

Las experiencias de los centros son variopintas. Desde un instituto que declinó participar en el tercer año, por falta de motivación para jugársela por el proyecto, o por no querer complicarse más la existencia, a colegios en que la directora asegura que serían capaces de montar una manifestación en la puerta para que volvieran a contar con ellos.
“Sería reducirlo mucho, pero en ocasiones vemos que la implicación de una sola persona, de una sola profesora, puede ser tal que es capaz de contagiar a todo el equipo, del profesor de ciencias sociales al de castellano, del de catalán a los tutores”, señala Otárola.

Los resultados en las dinámicas de centro muchas veces también son palpables: “Se ve cuando de repente todos los alumnos de 4º de ESO, del A, B, C y D, en grupos separados por niveles, colaboran juntos durante dos años y medio, y hacen amigos en los otros grupos, con el grupo de actores, con el equipo técnico con los alumnos mezclados, con lo que se crean alianzas”.

“Pretendemos demostrar que se puede abordar la educación en y desde las artes, que estas tienen un potencial del que muchas veces no nos damos cuenta, y este es aún mayor en determinados contextos”, plantea Otárola. Su objetivo ahora es demostrar mediante evaluaciones cuantitativas que allá donde están interviniendo está mejorando la motivación del alumnado, que está teniendo un efecto en su aprendizaje de forma transversal, más allá de las percepciones de sus profesores, que le achacan a los Planters un incremento de la participación, una mejor cohesión del grupo e, incluso, una mayor atención.

Recrear el crisol de un instituto

Dentro de The Crossborder Project, surgido en 2010 en Nueva York, donde su fundadora, Lucía Miranda, cursaba un máster en teatro y educación, funciona la Escuela de Teatro Aplicado o Escuela Cross. La escuela y la compañía, asentados desde 2012 en España de la mano de un grupo de artistas y educadores, ejercen como dos patas de un mismo proyecto: “En la primera es clave la participación de la gente de fuera del teatro, a través de una obra participativa, de una obra documental a base a testimonios, etc.”, relata Nacho Bilbao, compositor, creador sonoro, artista escénico y educador del proyecto. “La segunda nace porque nos damos cuenta de que estamos interviniendo en contextos que tienen mucho que ver con lo educativo o lo comunitario”.

Desde la Escuela Cross se da formación en teatro aplicado principalmente a profesores y profesionales del tercer sector. De forma presencial -con cursos y una escuela de verano la primera semana de julio en Medina de Rioseco (Valladolid)-, pero también, desde 2018, a través de tutoriales. Y se trabaja con diferentes colectivos para que construyan, a través del teatro aplicado, obras de teatro, piezas, performances… “Queremos que lo usen para plantear cuestiones importantes para ellos, para visibilizar problemas, que sirva de herramienta de expresión y empoderamiento a distintas comunidades”, reflexiona Bilbao.

Obra “Fiesta, fiesta, fiesta”.

Entre las temáticas está muy presente la migración, con distintos proyectos comunitarios en que jóvenes migrantes de primera generación reflexionan en obras de teatro acerca de sus inquietudes. En ellos se mentoriza a los jóvenes, se les pone en contacto con el tejido cultural o se les acerca a colectivos de activistas por los derechos de los migrantes.

La migración es protagonista también de la última producción de la compañía, Fiesta, fiesta, fiesta, obra de teatro documental estrenada en noviembre de 2017: “Nace del interés por la enorme diversidad cultural y étnica en las aulas, con personas que vienen con historias de vida muy diferentes pero que, al tiempo, son españolas y, en muchos, casos han nacido aquí… Apenas se escribe de esto, se quiere como borrar, pero la españolidad está cambiando”, repara Bilbao. La obra bebe de los testimonios de chicos y chicas, profesores, personal no docente y familias de un instituto medio de la Comunidad de Madrid. Habla un actor pero lo hace como lo hizo en la entrevista un chico de 14 años. Los chicos y chicas de los proyectos comunitarios de la Escuela Cross han sido a su vez público de Fiesta, fiesta, fiesta. “Yo he sido todos los personajes en algún momento de mi vida”, reconocía una de las chicas tras presenciar la obra.

Desmontar todo lo desmontable

Mariló Fernández llegó a Bellvitge (L’Hospitalet) hace 12 años para dar clases de dibujo a un grupo de vecinos y vecinas del barrio. Hace seis, en ese mismo territorio, surge la cooperativa con formación en arte LaFundició: “Hasta entonces éramos más nómadas, pero empezamos a habitar un espacio de creación comunitaria, Prado 11, en el semisótano de un bloque de 13 plantas que al estar en zona de humedales no es habitable, se inunda”. En este tiempo se ha inundado dos veces, lo que no ha evitado que un buen número de colectivos del barrio lo sientan como su casa: familias realojadas, migración reciente, comunidad gitana, gente mayor, niños…. “Desde aquí nos sentimos parte de la comunidad, estamos en el umbral, muchas capas nos atraviesan. Habitamos este espacio como práctica artística contemporánea, trabajamos en el cruce entre educación, arte y cultura como actividades controversiales y pretendemos desguetizar: que no vengan las mujeres a hablar de cosas de mujeres; los niños, de cosas de niños; los migrantes, de cosas de migrantes… Que se encuentren niños, migrantes, mujeres, gitanos… Que surjan conversaciones que no se dan en otros espacios porque hemos perdido la plaza como espacio de encuentro”, proclama Fernández, que hace años que vio la necesidad de “romper con la lógica de los talleres, de consumo cultural, pero también con la relación niño-adulto vinculada al proceso de aprendizaje reglado o no reglado, siempre con el adulto como figura de referencia”, de, en resumidas cuentas, “desmontar todo todo el rato”.

Llegado este punto casi es más sencillo preguntarle qué colectivo del barrio no tiene las llaves de Prado,11. De vecinas que pintan y que tras el contacto con LaFundició hoy ya se autodefinen como artistas, al Encierro de Migrantes, de un grupo de jóvenes del barrio a la asamblea No más bloques tienen su copia. “Dentro de Prado,11 se dan procesos que tienen que ver con la creación y que a veces pueden leerse más desde el campo artístico que otras. Para nosotros no hay un arte social. Todo lo es”, resume Fernández. A los niños les ofrece “tiempo y espacio para activarse en comunidad”: “Tratamos de derribar la mirada adultocéntrica, propiciar el juego de niños y adultos, que no tiene por qué ser en parques, estamos con Tonucci en que si un espacio no es bueno para los niños no lo es para nadie, y les animamos a reflexionar sobre la escuela como institución, por ejemplo, sobre cómo podría ser de otra manera”.

¿Eje Boadilla-Lavapiés?

El CEIP José Bergamín de Boadilla del Monte (Madrid), el segundo municipio de España con mayor renta media anual per cápita, sería “una suma de armonías”, si volvemos al poema de Benedetti. Pero también allí, en un centro acostumbrado al trabajo cooperativo y por proyectos y con una gran sensibilidad por la educación artística, se ha abordado la diversidad cultural a través del arte.

“Seleccionamos un músico, un artista o una época relevante, con centros de interés para los profesores. Damos forma a una obra de teatro y abordamos al tiempo temas transversales”, explica la artista, creadora y directora del proyecto, Lorena Matsuki. El año pasado la figura de George Gershwin, pionero a la hora de fusionar la música clásica y el jazz, sirvió como eje para abordar el fenómeno del racismo en el pasado y en el presente. En 1º y 2º de primaria, por ejemplo, se centraron en la primera niña negra que fue al colegio en una época en que no había colegios para negros; en 3º y 4º analizaron la distribución de la población en diferentes barrios de una ciudad… pero hubo también salidas a museos, investigaciones sobre lo difícil que lo tuvieron los músicos negros con una música que sólo hacían ellos, reflexiones sobre derechos y marginación. “Cuesta hablar de esa convivencia con otras culturas cuando para ellos es algo muy lejano. No es algo que pase, lo tienen idealizado”, asume Matsuki, que reconoce que sería positivo a este respecto unir la orquesta del centro con otras de barrios muy alejados de esta zona residencial –están en conversaciones con el proyecto Da la Nota, de Lavapiés, con un 99% de los integrantes de origen migrante–, plantear un repertorio común en diferentes centros, “para que los niños salgan de su zona y convivan con otros niños”. “En nuestro centro, a la hora de recrear los cantos de trabajo en los campos de algodón, por ejemplo, nos encontramos con que tenemos que explicarles a los niños, caracterizados con las caras pintadas de negro, lo que significa la apropiación cultural”, concluye.

Imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/arteyeducacion/wp-content/uploads/sites/17/2019/02/EscuelaGegantDelRecMuestra-15-3-768×512.jpg

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/arteyeducacion/2019/02/04/la-diversidad-cultural-vista-como-riqueza-y-otras-virtudes-de-llevar-el-arte-a-la-escuela/

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Venezuela define el futuro de toda la región

Por: Claudio Katz

La autoproclamación de Guaidó es la apuesta golpista más ridícula y peligrosa de los últimos años. Con el descarado sostén de Washington, la derecha pretende colocar a un desconocido en la primera magistratura.

Esta vez la señal de largada no fue un acto terrorista, ni otro intento de asesinato de Maduro. Trump puso al frente de la escalada a varios expertos en conspiraciones (Abrams, Pence, Bolton, Rubio) y decidió capturar la empresa venezolana que opera en Estados Unidos (CITGO). Sepultó todos los principios de la seguridad jurídica, para comenzar la apropiación del petróleo de un país que concentra la principal reserva mundial de crudo.

Los gobiernos derechistas de Sudamérica propician el golpe por otras razones. Duque pretende enterrar los Acuerdos de Paz con la guerrilla, luego de encabezar el desmantelamiento de UNASUR. Ya alberga en Colombia al contingente de marines requerido para acompañar cualquier provocación.

Bolsonaro continúa identificando a Venezuela con todas las desgracias del «populismo». Con esa retórica encubre su improvisado debut en la presidencia y pospone la inevitable decepción de sus votantes.

Macri es un cruzado de la primera hora, que compite con otros servidores del imperio. Por eso redobla los actos de sumisión, designando a una funcionaria de su propio equipo como embajadora de Guaidó. Exime a los inmigrantes venezolanos del hostigamiento a los extranjeros, para que no se hable de la inflación, el desempleo o las tarifas. Fractura además a la oposición, compartiendo la denigración de Venezuela con los líderes del peronismo federal (Urtubey, Massa, Pichetto).

Sin el sostén del mandante norteamericano, Duque, Bolsonaro y Macri son totalmente inefectivos. Su «Grupo de Lima» no logró siquiera boicotear la asunción de Maduro. A esa ceremonia concurrieron más delegaciones extranjeras que a la investidura del delirante capitán brasileño.

La atomizada derecha venezolana actúa bajo las faldas de un presidente de fantasía. Nunca pudo ganar la elección presidencial y fracasó en todos los intentos de impugnación de esos comicios. Aceptó sin chistar el veto yanqui a las negociaciones con el chavismo y periódicamente se desbarranca con brutales acciones de violencia. Por el momento actúa como simple marioneta del Departamento de Estado y ha quedado sujeta a los humores tuiteros de Trump.

La doble vara

Los golpistas caribeños han reaparecido como grandes estrellas de los medios de comunicación. Cuentan con la complicidad de los periodistas, que atribuyen a Maduro una variedad de pecados visibles en otras administraciones de la región. El simple registro de esa similitud tornaría injustificable el complot o exigiría el mismo cambio de régimen en numerosos países.

Se resalta especialmente el carácter ilegítimo del gobierno venezolano, como si hubiera surgido de un fraude electoral. Pero en realidad fue ungido con la participación del 67% de la población, es decir con un porcentual superior a los últimos comicios de Chile o Colombia. Esta baja concurrencia de electores no induce a ningún comunicador a proponer el derrocamiento de Piñera o Duque.

Es cierto que un sector de la oposición convocó a la abstención, pero otro participó y los resultados finales no fueron impugnados. Tampoco se presentaron evidencias de fraude, en un sistema electoral que ha sido elogiado por varios organismos (Carter) y figuras (Zapatero) internacionales. Con la misma modalidad de votación fueron electas en el 2015 las autoridades de la Asamblea Nacional que lidera la oposición. Compartiendo un mismo cimiento electoral, Maduro es objetado y Guaidó es reconocido.

En las últimas dos décadas el régimen chavista ha celebrado 24 elecciones, que incluyen una significativa modalidad de revocatoria presidencial. Ese derecho no rige en ningún otro país de la región. La participación de los votantes no es obligatoria, pero ha sido habitualmente superior al promedio latinoamericano. La oposición nunca reconoce las derrotas y siempre justifica los resultados adversos con denuncias de fraude.

Con su habitual duplicidad, los comunicadores que critican esos comicios consideran totalmente normales las elecciones brasileñas, que se desarrollaron con Lula en prisión. Impugnan el sistema judicial venezolano, enalteciendo al magistrado que persiguió al líder brasileño (Moro). Ni siquiera objetan el premio ministerial que le otorgó Bolsonaro.

Los medios también denuncian la detención de líderes opositores (Carmona, Ledesma, López), pero omiten precisar las causas de ese encierro. No fueron a prisión por emitir opiniones críticas, sino por incentivar golpes de estado o por su complicidad con las sangrientas guarimbas callejeras. Al chavismo se le exige una conducta tolerante que no impera en ningún rincón de Latinoamérica. Se supone que debería ser comprensivo con los intentos de magnicidio.

Los comunicadores tampoco mencionan la brutal violación de los derechos humanos que practican los gobiernos más enemistados con Venezuela. Desde la suscripción de los Acuerdos de Paz, los paramilitares colombianos (amparados por el oficialismo) han asesinado centenares de líderes sociales. En Argentina se multiplican los presos políticos y rige la impunidad para los responsables de los crímenes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. En Brasil aumentaron los atentados contra los cooperativistas del MST y se destaparon los vínculos de los asesinos de la luchadora Marielle Franco con el hijo de Bolsanaro.

El chavismo es también denunciado por imaginarias conexiones con el narcotráfico. Pero los acusadores ocultan el comprobado financiamiento que brinda esa mafia a la derecha de Colombia. Ningún organismo internacional penaliza tampoco a ese país por el continuado cultivo ilegal de drogas. Lo ocurrido en México es mucho más grave. Todo su territorio quedó desgarrado por una masacre de 200.000 muertos, sin que la OEA promoviera alguna intervención regional.

Ciertamente Venezuela padece una emigración masiva como consecuencia del drama económico que afronta. Pero en coyunturas semejantes, estos mismos desplazamientos se han verificado en otros países. La miseria siempre empuja a buscar refugio en algún vecindario.

Si esas desgracias constituyen «crisis humanitarias», la misma caracterización correspondería aplicar a las migraciones equivalentes. Pero nadie presenta en esos términos la terrible huida de las familias centroamericanas hacia el Norte. Ese tormento no incentiva ninguna recolección piadosa de socorros. Sólo induce a construir un terrible muro fronterizo. Durante la guerra interna que vivió Colombia se registraron también masivos traslados humanos, que tampoco suscitaron convocatorias a la intervención extranjera.

Los grandes medios siempre coronan sus coberturas de Venezuela con alguna imagen de violación de la libertad de prensa. Pero los trastornos que retratan son irrelevantes, en comparación al sistemático asesinato de periodistas que han padecido México y otros países centroamericanos. Los fabricantes de mentiras aplican la doble vara a su propia actividad.

Contradicciones bajo la superficie

Basta recordar lo ocurrido en Irak y Libia para notar la gravedad de la amenaza actual. El imperialismo puede provocar destrucciones inimaginables. Si consuma una intervención de gran porte, América Latina perderá el resguardo que mantuvo frente a las catástrofes bélicas de África o Medio Oriente.

La derecha descarta ese peligro y supone que obtendrá un rápido triunfo, sin ningún costo. Ya anuncia la retirada del chavismo, el aislamiento de Maduro y la próxima deserción de la cúpula militar. También remarca la cohesión de su propio campo y el respaldo internacional unánime a su causa. Pero esas fábulas no resisten el menor análisis.

El propio comando de Washington está afectado por severas disidencias, en el difícil contexto político-judicial que afronta Trump. Los fiascos de Medio Oriente han multiplicado las prevenciones frente a cualquier incursión externa. Los militares yanquis están desconcertados y fueron obligados a retirar sus tropas de Siria y Afganistán. Las propuestas de repetir la ocupación de Granada o Panamá han sido desechadas y se pospone el típico ultimátum que precedió el ataque contra Hussein o Gadafi. Por ahora el Pentágono sólo evalúa operaciones acotadas, que comenzarían con el burdo pretexto de ingresar ayuda humanitaria.

Tampoco los socios europeos están dispuestos a participar en aventuras bélicas. Intervienen en el complot contra Venezuela sin emitir amenazas contundentes. Hay divergencias en el mando occidental, que han impedido consensuar la aplicación de sanciones en la OEA y en la ONU, mientras persiste la neutralidad del Vaticano.

Los conspiradores han tomado nota también del creciente protagonismo de Rusia en el aprovisionamiento del ejército venezolano. Esa presencia puede complicar la jugada petrolera de Trump, si se confirma la tenencia de acciones rusas en CITGO. No se sabe, además, quién será el principal perjudicado por esa expropiación. Algunos expertos estiman que Estados Unidos logró autonomizar su provisión del combustible venezolano. Pero esas compras aún representan el 13% de las importaciones y su cancelación podría impactar sobre el precio de la energía.

Todas las dificultades que enfrentan los golpistas son rigurosamente ocultadas por los medios. Despliegan una cobertura triunfalista, silenciando la ausencia de logros significativos de la derecha en la primera quincena del complot. Mientras los sobornos, las amenazas y las promesas yanquis no erosionen a las fuerzas armadas, Guaidó seguirá ejerciendo un mandato fantasmal.

Batallas en dos frentes

Es cierto que la derecha recuperó capacidad de movilización, pero el chavismo ha respondido con manifestaciones igualmente masivas. En el pico de la crisis social el gobierno mantiene una llamativa capacidad de convocatoria. Todos saben que el gobierno no entregará el poder por la simple repetición de marchas callejeras. La indefinición actual puede resultar muy problemática para la oposición.

Sus líderes afrontarán nuevamente el dilema de retomar la violencia (que los aisló en el 2017) o aceptar un status quo (que los desgasta). Por ahora evitan la repetición de las guarimbas en los barrios ricos, mientras ensayan algunas provocaciones en las zonas populares.

También el gobierno aprendió de las confrontaciones anteriores y se maneja con cautela. Tolera las fotogénicas apariciones de Guaidó, apostando a su paulatina desmoralización. Pero el derrumbe de la economía crea serios interrogantes sobre el acompañamiento popular en la batalla contra la derecha. Toda la sociedad venezolana está desgarrada por un colapso mayúsculo del ingreso.

La contracción del producto registrada en el último quinquenio ya destruyó el 30% del PBI. Esa regresión tiene el mismo alcance que la Gran Depresión sufrida por Estados Unidos en 1929-1932. La debacle golpea a todos los sectores.

La estratégica extracción de petróleo se ha reducido a la mitad y el financiamiento monetario del déficit fiscal ha provocado la mayor hiperinflación del siglo XXI. El índice de precios saltó del 300% (2016), al 2.000% (2017) y actualmente promedia una cifra incuantificable.

Esa escala demuele el salario, recrea el trueque y provoca una aguda escasez de alimentos y medicinas. Los padecimientos cotidianos son terribles y la supervivencia depende de las redes oficiales de abastecimiento (CLAPS).

Los medios de comunicación presentan este desmoronamiento como una inexorable consecuencia del «populismo chavista». Pero omiten la responsabilidad directa de los artífices de la guerra económica. El cerco exterior y el sabotaje interno desplomaron la extracción de petróleo, achicaron las reservas internacionales y encarecieron las importaciones básicas. Los capitalistas extranjeros y locales han provocado ese desmoronamiento, para facilitar el advenimiento de un régimen político afín a sus negocios.

Esta indescriptible adversidad de la economía ha sido agravada por la improvisación, la impotencia y la complicidad del gobierno. Maduro ha tolerado pasivamente el derrumbe de la producción. Rechazó todas las propuestas del chavismo crítico para penalizar a los burócratas corruptos y a sus socios millonarios.

Estas iniciativas constituyen el punto de partida para frenar el desmoronamiento del nivel de actividad. Incluyen un control efectivo sobre los bancos para impedir la fuga de capital, cambios radicales en la asignación de divisas al sector privado, gravámenes progresivos al patrimonio, incentivos a la producción local de alimentos y numerosas medidas para involucrar a la población en el control de los precios.

Este programa requiere además un replanteo de la deuda, para lograr un anclaje de la moneda que permita contener la hiperinflación. Ningún «petro» o «bolívar soberano» podrá funcionar, mientras subsista el amparo oficial a la boliburguesía. Esa franja de privilegiados sobrefactura importaciones, transfiere fondos al exterior y se enriquece con la especulación cambiaria y el desabastecimiento. La derecha no sólo está embarcada en tumbar el chavismo. También opera al interior de un gobierno que no frena la demolición de la economía.

Compromiso o neutralismo

Frente al agravamiento del conflicto, muchas voces proponen generar nuevas condiciones para que los venezolanos puedan resolver democráticamente su futuro. La legitimidad de ese principio es indiscutible. Pero el gran problema radica en precisar cómo implementarlo, puesto que si triunfa el golpe esa aspiración quedará definitivamente enterrada. La vigencia de la soberanía del país y la defensa de los derechos populares requieren ante todo la derrota de los escuálidos.

El conflicto en curso ya perdió su condición de «asunto interno» de Venezuela. La confrontación desbordó ese punto de partida territorial y actualmente involucra a toda la región. Los dos principales fogoneros de la crisis tienen objetivos muy precisos. Estados Unidos pretende recuperar el dominio pleno de su patio trasero y las clases dominantes locales intentan sepultar todas las demandas populares, que emergieron durante la década pasada.

Si los golpistas logran derrocar al chavismo, avanzarán inmediatamente sobre Bolivia y Cuba, para extender el autoritarismo neoliberal a todo el continente. En Venezuela se disputa el freno o la extensión de esa oleada reaccionaria.

Esta disyuntiva ha sido correctamente percibida por los partidos, organizaciones e intelectuales que rechazan el golpe en forma categórica. Esa contundencia se verifica en su impulso de movilizaciones antiimperialistas. Las vacilaciones que se observaron durante las guarimbas del 2017 han decrecido significativamente. Los propósitos de la derecha están a la vista y son evidentes los daños irreparables que causaría un Bolsonaro en la presidencia de Venezuela.

El dramatismo de esa perspectiva no atempera ninguna de las objeciones al rumbo que ha seguido el gobierno chavista. Pero resulta indispensable situar esos cuestionamientos en un campo común de batalla contra los golpistas.

Esta lucha exige superar también las posturas de ambigua neutralidad que transmiten ciertos pronunciamientos. Esas declaraciones toman distancia de los protagonistas del conflicto situándolos en un mismo plano. Cuestionan con la misma vara a Maduro y a Guadió sugiriendo una ilegitimidad compartida. Critican simultáneamente el autoritarismo del régimen y las aventuras de la oposición. Objetan tanto la amenaza militar de Estados Unidos como la presencia geopolítica de Rusia.

¿Pero esa condena conjunta de Maduro y Guaidó supone el desconocimiento de ambos? ¿Implica la abstención frente a las marchas que convoca el gobierno y la oposición? ¿Entraña una indiscriminada condena de los marines y del ejército bolivariano?

Los neutralistas elogian la actitud de los gobiernos de México y Uruguay, que promueven la inmediata reanudación de las negociaciones entre ambas partes. Esa iniciativa abre un canal de conversaciones que Maduro ya aceptó y Guaidó rechaza.

Es evidente que la concreción de esas tratativas dependerá del desenlace de la lucha. La derecha no aceptará negociar mientras vislumbre alguna posibilidad de capturar el gobierno. Derrotar esa pretensión es la condición para recomponer las tratativas. Los resultados de esas conversaciones reflejarían, además, el balance de fuerzas. Derrotar a la derecha es la categórica prioridad del momento. En esa batalla se juega el destino de América Latina.

Fuente: https://www.aporrea.org/venezuelaexterior/a275505.html

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La nueva Guerra Fría y Venezuela

Por: Boaventura de Sousa Santos

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

Lo que está pasando en Venezuela es una tragedia anunciada, y probablemente causará la muerte de mucha gente inocente. Venezuela está al borde de una intervención militar extranjera y el baño de sangre que resultará puede asumir proporciones dramáticas. Quien lo dice es el líder más conocido de la oposición a Nicolás Maduro, Henrique Capriles, al afirmar que el presidente-títere Juan Guaidó está usando al pueblo venezolano como “carne de cañón”. Él sabe de lo que está hablando. Sabe, por ejemplo, que Hugo Chávez tomó muy en serio el destino de la experiencia socialista democrática de Salvador Allende en Chile. Y que, entre otras medidas, armó a la población civil, creando las milicias, que obviamente pueden ser desarmadas, pero que muy probablemente ello no ocurrirá sin cierta resistencia. Sabe también que, a pesar del inmenso sufrimiento a que el país está siendo sometido por la mezcla tóxica de errores políticos internos y presión externa, en particular a través de un embargo que la ONU considera humanitariamente condenable, en el pueblo venezolano continúa arraigado un sentimiento de orgullo nacionalista que rechaza con vehemencia cualquier intervención extranjera.

Ante la dimensión del riesgo de destrucción de vidas inocentes, todos los demócratas venezolanos opositores al gobierno bolivariano se hacen algunas preguntas para las que solo muy duramente van teniendo alguna respuesta. ¿Por qué Estados Unidos, acompañado de algunos países europeos, se embarca en una posición agresiva y maximalista que desde el principio inviabiliza cualquier solución negociada? ¿Por qué se hacen ultimátums típicos de los tiempos imperiales de los que, por cierto, Portugal tiene una amarga experiencia? ¿Por qué se rechazó la propuesta de intermediación hecha por México y Uruguay, que tiene como punto de partida el rechazo de la guerra civil? ¿Por qué un joven desconocido hasta hace unas semanas, miembro de un pequeño partido de extrema derecha, Voluntad Popular, directamente involucrado en la violencia callejera ocurrida en años anteriores, se autoproclama presidente de la república tras recibir una llamada del vicepresidente de Estados Unidos, y varios países se disponen a reconocerlo como presidente legítimo del país?

Las respuestas irán surgiendo con el tiempo, pero lo que va siendo conocido es suficiente para indicar de dónde vendrán. Se empieza a saber que, a pesar de poco conocido en el país, Juan Guaidó y su partido de extrema derecha, que ha defendido abiertamente una intervención militar contra el Gobierno, son hace mucho los favoritos de Washington para implementar en Venezuela la infame política de “cambio de régimen”. A esto se une la historia de las intervenciones de Estados Unidos en el continente, un arma de destrucción masiva de la democracia siempre que esta significó la defensa de la soberanía nacional y cuestionó el libre acceso de las empresas estadounidenses a los recursos naturales del país. No es difícil concluir que lo que está en juego no es la defensa de la democracia venezolana. Lo que está en juego es el petróleo de Venezuela. Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo (el 20% de las reservas mundiales, mientras Estados Unidos tiene el 2%). El acceso al petróleo de Oriente Medio determinó el pacto de sangre con el país más dictatorial de la región, Arabia Saudí, y la destrucción de Irak, Siria, Libia, en el norte de África; la próxima víctima bien podría ser Irán. Además, el petróleo de Oriente Medio está más cerca de China que de Estados Unidos, mientras que el petróleo de Venezuela está en la puerta de casa.

El modo de acceder a los recursos varía de un país a otro, pero el objetivo estratégico ha sido siempre el mismo. En Chile, conllevó una dictadura sangrienta. Más recientemente, en Brasil, el acceso a los inmensos recursos minerales, a la Amazonia y a las reservas petrolíferas del presal, implicó la transformación de otro favorito de Washington, Sérgio Moro, de ignorado juez de primera instancia a ganar notoriedad nacional e internacional, mediante el acceso privilegiado a datos que le permitieron ser el justiciero de la izquierda brasileña y abrir el camino para la elección de un confeso apologista de la dictadura y de la tortura que estuviese dispuesto a vender las riquezas del país como desperdicio y formase un gobierno del que el favorito pronorteamericano del futuro de Brasil formara parte.

Pero la perplejidad de muchos demócratas venezolanos tiene que ver especialmente con Europa, también porque en el pasado Europa estuvo activa en negociaciones entre el gobierno y las oposiciones. Sabían que muchas de esas negociaciones fracasaron por presión de Estados Unidos. De ahí la pregunta: ¿también tú, Europa? Son conscientes de que si Europa estuviese genuinamente preocupada con la democracia, hace mucho habría roto relaciones diplomáticas con Arabia Saudí. Y de que si Europa estuviese preocupada por la muerte en masa de civiles inocentes, hace mucho que habría dejado de vender a Arabia Saudí las armas con las que este país está llevando a cabo el genocidio en Yemen. Incluso tal vez esperasen que las responsabilidades históricas de Europa delante de sus antiguas colonias justificasen alguna contención. ¿Por qué este alineamiento total con una política que mide su éxito por el nivel de destrucción de países y vidas?

Paulatinamente irá quedando claro que la razón de este alineamiento reside en la nueva Guerra Fría que estalló entre Estados Unidos y China, una Guerra Fría que tiene en el continente latinoamericano uno de sus centros y que, tal como la anterior, no puede disputarse directamente entre las potencias rivales, en este caso, un imperio declinante y un imperio ascendente. Tiene que ser acometida por vía de aliados, sean ellos, en un caso, los gobiernos de derecha en América Latina y los gobiernos europeos y, en otro caso, Rusia. Ningún imperio es bueno para los países que no tienen poder para beneficiarse por entero de la rivalidad. Cuando mucho, procuran obtener ventajas del alineamiento que les está más próximo. Y el alineamiento, para ser eficaz, debe ser total. Esto es, se necesita sacrificar los anillos para no perder los dedos. Esto es tan verdad en Canadá como en los países europeos.

Me he reconocido bien representado por el gobierno de mi país (Portugal) en el poder desde 2016. Sin embargo, la legitimidad concedida a un presidente-títere y a una estrategia que muy probablemente terminará en un baño de sangre me hace sentir vergüenza de mi gobierno. Solo espero que la vasta comunidad de portugueses en Venezuela no tenga que sufrir con tamaña imprudencia diplomática, para no usar otro término más vehemente y verdadero sobre la política internacional del gobierno en este caso.

*Fuente: https://blogs.publico.es/espejos-extranos/2019/02/06/la-nueva-guerra-fria-y-venezuela/

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La Institución Escolar en Tiempos de Crisis: Reflexiones desde una Perspectiva Crítica

Por: Eduardo Sandoval Obando

La institución escolar ha debido enfrentar una serie de conflictos y demandas sociales durante el último tiempo (tales como: el fenómeno de la migración en el contexto latinoamericano, las tomas feministas abogando por una mayor igualdad de género, el aumento de los costos de vida y la progresiva brecha en términos de resultados de aprendizaje entre el sistema público y privado, etc.). Estas problemáticas han tensionado significativamente las pauta de comportamiento y dinámicas relacionales desplegadas dentro de la escuela. Particularmente, en los docentes se respira un ambiente de perplejidad, agotamiento y frustración, al ser testigos del cuestionamiento sistemático hacia los fundamentos epistemológicos que legitimaban la escuela y los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y es que según Pérez Gómez (1998: p. 76) “la escuela, que durante siglos ha contribuido a la extensión del conocimiento, a la superación de la ignorancia y de las supersticiones que esclavizaban al individuo, a la preparación de los ciudadanos, y a la disminución de la desigualdad, ha sido fiel reflejo de los valores y contradicciones de la cultura moderna”.

Creemos que lo anterior, es la consecuencia de un modelo escolar que abraza sistemáticamente el modelo positivista del conocimiento científico, sobre el currículum y las prácticas pedagógicas, abocándose a la transmisión deliberada de contenidos y la homogeneización de los aprendizajes, respondiendo a los ‘intereses’ de un sistema neoliberal altamente alienante e individualista. Por ende, la escuela y la lógica cartesiana que la caracteriza, ha olvidado las particularidades y complejidades socioeducativas de sus estudiantes, así como su desarrollo cultural, desatendiendo aquellos aspectos socioemocionales, históricos o incluso políticos del aprendizaje.

Por tal razón, los niñ@s y jóvenes que ingresan a la escuela no llegan como fracasados o encasillados según su rendimiento, sino que es en la institución escolar, donde se les clasifica y etiqueta muchas veces con el rótulo de fracasados. Es decir, los educandos exhiben desde temprana edad, su propensión a aprender (Sandoval-Obando, 2012; Calvo, 2016), pero ésta comienza a anquilosarse producto de las lógicas positivistas y fragmentarias que dominan el currículum escolar.

Pero ¿qué podemos hacer ante esta realidad tan paradójica? ¿Qué herramientas o reflexiones podríamos identificar para apoyar la práctica pedagógica? Al respecto, Sandoval-Obando (2017) profundiza en las experiencias vitales de aquellos docentes que se desempeñan pedagógicamente en contextos vulnerados donde asisten jóvenes vinculados a episodios de infracción de ley, admitiendo la emergencia de un marco intercultural más amplio, capaz de integrar los diversos valores, costumbres, creencias, intereses y aspiraciones de sus educandos, promoviendo al mismo tiempo, la reflexión crítica, el respeto y la autonomía en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La función educativa de la escuela desde una perspectiva crítica, exige tensionar los fundamentos que la sustentan y, al mismo tiempo, tales reflexiones deben contribuir a que los docentes distingan que muchas veces se encuentran en una posición intermedia, entre cubrir la totalidad del programa de una determinada asignatura (cumpliendo con el currículum imperante) y la necesidad de construir un espacio y tiempo escolar, que favorezca el desarrollo integral de sus estudiantes, aminorando el efecto negativo, que muchas veces produciría el contexto de origen o factores personales del educando. Nótese, que no negamos que, por la razón que sea, algunos niños, niñas y jóvenes, aprenden más lentamente que otros o de una manera diferente. Pero lo cierto es que “sin los arreglos sociales que atribuyen importancia a los ritmos diferenciales de aprendizaje, la discapacidad de aprendizaje no existiría (McDermott, 2001: p. 295).

Finalmente, el gran desafío que enfrentan los países latinoamericanos radica en la elaboración de políticas educativas inclusivas y democráticas, dirigiendo sus esfuerzos a la mejora de la calidad en la educación, compensando en parte, las desigualdades existentes entre la educación pública y privada. Para ello, se hace necesario: 1) la creación de mecanismos complementarios permanentes que fortalezcan la formación inicial docente y la mejora continua de la práctica pedagógica; 2) la promoción de estrategias pedagógicas innovadoras que potencien la relación educador-educando, favoreciendo el despliegue de sus potencialidades; y por último, 3) el aumento de la participación de los padres en la educación de sus hijos, conformando comunidades educativas participativas y autoorganizadas, centradas en el aprendizaje de sus estudiantes y en la mejora transversal de sus procesos de desarrollo institucional (Sandoval-Obando y Lamas, 2017).

Referencias

Calvo, C. (2016). Del Mapa Escolar al Territorio Educativo. Disoñando la Escuela desde la Educación (4° Edición). La Serena: Nueva Mirada.

McDermott, R. (2001). La Adquisición de un Niño por una Discapacidad de Aprendizaje. En S. Chaiklin y J. Lave (Comps.). Estudiar las prácticas. Perspectivas sobre Actividad y Contexto. Buenos Aires: Amorrortu.

Pérez Gómez, A. (1998). La Cultura Escolar en la Sociedad Neoliberal. Madrid: Morata.

Sandoval, E. y Lamas, M. (2017). Impacto de la Ley SEP en las Escuelas: Una Mirada Crítica y Local en torno Al Rol de los Psicólogos de la Educación. Paideia, Revista de Educación, (61). 57-81.

Sandoval-Obando, E. (2017). El Docente como Mediador Emocional y Cognitivo de Jóvenes en Contextos Vulnerados: Tensiones y Desafíos para la Transformación de la Práctica Pedagógica. Tesis conducente al Grado Doctor en Ciencias Humanas. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Impresa.

Sandoval-Obando, E. (2012). Construcción Socio-histórica de la Propensión a Aprender de los Adolescentes Infractores de Ley. Tesis de Magíster en Educación, Mención Políticas y Gestión Educativa. Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Austral de Chile. Impresa.

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Un futuro para la educación en el Perú

Por: Sandra Carrillo.

Uno de los principales pensadores franceses, Alain Touraine, señaló alguna vez que la manera cómo una sociedad gestiona la educación de su gente nos informa mucho más que cualquier otro discurso acerca de la naturaleza y de los objetivos de esa sociedad.

Si bien la educación apunta a asegurar la integración social y reducir las desigualdades, en América Latina se ha evidenciado que los sistemas educativos pueden reproducir esas mismas desigualdades, mantenerlas o reducirlas, por lo que el discurso vinculado al enfoque de derechos es potente, ya que refleja a lo que aspiramos como sociedad.

Este enfoque coloca las dimensiones fundamentales de ese derecho que han de expresarse en las políticas públicas para educación en la región.

Al mismo tiempo, en los últimos diez años por lo menos, hay un importante desarrollo de enfoques específicos que son imprescindibles al momento de pensar la educación de calidad. De acuerdo con este enfoque:

“El derecho a la educación significa el derecho a aprender a lo largo de la vida y está fundado en los principios de obligatoriedad y gratuidad, y en el derecho a la no discriminación. La relevancia se refiere al desarrollo de las competencias necesarias para participar en los diferentes ámbitos de la vida humana y construir proyectos de vida con relación a los otros. La pertinencia alude a la necesidad de flexibilizar la enseñanza para que la educación dé respuesta a la diversidad de necesidades de los individuos y contextos”. (UNESCO/OREALC, 2007: 5)[1]

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), luego con la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien 1990), la Agenda del Milenio (ODM 2000), y actualmente la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS 2015), hay un claro énfasis en el “efecto multiplicador” de la educación al ser la puerta de entrada para todos los demás derechos humanos.

La situación en Perú

Si bien en las últimas dos décadas el Estado peruano ha incrementado la inversión en educación mejorando sus principales indicadores, diferentes estudios apuntan a la inequidad del sistema educativo.

Estas desigualdades profundizan la brecha en los indicadores de cobertura y calidad con estudiantes pobres o pobres extremos, indígenas, o que viven en zonas rurales y estudiantes con alguna discapacidad.

Así, por ejemplo, en 2015, la tasa de conclusión de primaria (en el grupo de edades 12-13 años) fue de 82% para todo el país (88% en la zona urbana y 69% en la zona rural).

En el caso de secundaria (17-18 años), solo el 69% de jóvenes del país culmina esa etapa de formación (72% son castellano hablantes y 49% con lengua indígena).

En cuanto a los aprendizajes, en el 2015, en segundo de primaria, por ejemplo, tan solo el 50% de niños logran lo esperado según su grado y edad (45% de escuelas públicas y 61% de escuelas privadas); en el caso de matemáticas, el 27% logran los aprendizajes esperados (29% son del área urbana y 12% del área rural).

En segundo de secundaria, el 15% comprende lo que lee (16% urbano y 2% rural; 10% de escuela pública y 29% de escuela privada), y en matemáticas sólo el 10% logra los aprendizajes esperados (10% urbano y 2% rural; 6% de escuela pública y 19% de escuela privada).[2]

Hoja de ruta

Ante esta situación, la Oficina de UNESCO en Lima apuesta por una educación, relevante y pertinente, inclusiva y equitativa, es decir de calidad, para generar oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida de todas las personas.

Este enfoque debería contribuir a romper el círculo intergeneracional de la pobreza, acortar las brechas de desigualdad y generar sociedades más justas y solidarias, en el marco de los derechos humanos.

Mediante el Programa Horizontes, que la Organización lanzó en diciembre 2018, se viene implementando acciones para mejorar la educación en cuatro regiones, respetando sus lenguas y legados culturales, que en los próximos años puede cambiar la vida de cerca de 8000 adolescentes del país.

Siguiendo el lema de los ODS, “No dejar a nadie atrás”, UNESCO Lima está comprometida con los estudiantes, docentes y directivoscon más desafíos por atender.

Trabajamos con el estado peruano, con diversas instituciones de la sociedad civil y la empresa privada para promover la educación como un derecho fundamental de las personas, y de la sociedad en su conjunto, reconociendo que gracias a ella se pueden confrontar los desafíos del desarrollo del país y de sus ciudadanos.

La Oficina UNESCO Lima está comprometida con el papel fundamental que desempeña la educación en transformar nuestro mundo, y por ello celebra el primer Día Internacional de la Educación, proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado mes de diciembre.


[1] UNESCO (2007). Educación de calidad para todos: un asunto de derechos humanos. Santiago de Chile: UNESCO-OREALC.

Fuente del artículo: http://www.unesco.org/new/es/lima/work-areas/sector-educacion/un-futuro-para-la-educacion-en-el-peru/

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