Page 121 of 2675
1 119 120 121 122 123 2.675

Aguinaldo ¿Compromiso cumplido?

Por: Manuel Alberto Navarro Weckmann

 

«Tenemos el ejemplo del pago del aguinaldo al personal de la educación estatal jubilado en Chihuahua que durante décadas se estuvo pagando invariablemente en el mes de noviembre, en una sola exhibición…»

Vivimos en un tiempo de grave extremismo político, a nivel nacional y local solo hace falta ver los medios impresos y digitales para darse cuenta del radicalismo exacerbado que se vive en el día a día, lo que hace que, la propia esencia de la política que es la construcción de acuerdos se diluya de manera inconveniente como agua que se desvanece de entre las manos y con ello a cada paso perdemos la oportunidad de construir en conjunto un mejor futuro para la sociedad. Tan malo es un extremo como el otro.

En este marco, no es inusual encontrar aspectos, en donde incluso con compromisos escritos, con la mano en la cintura se asume que hay nuevas condiciones y se eliminan o modifican acciones y compromisos, incluso cuando se trata de compromisos laborales, especialmente en tiempos del neoliberalismo en que se trastocaron y transformaron la vida de cientos o miles de trabajadores y sus familias.

Así, en educación, ejemplos sobran, a nivel local, por ejemplo, la pérdida de prestaciones como la llamada Clave “L” en el nivel básico, la eliminación de la Comisión Mixta de Escalafón para el caso del Nivel Superior que no tenía por qué verse afectado y que tiene a decenas de trabajadores a expensas de las “buenas intenciones” de funcionarios que poco o nada conocen al respecto al igual que en el caso de decenas de trabajadores de este mismo nivel que se han pronunciado permanentemente porque no se les ha hecho el pago del estímulo de por sus 28 y 30 años de servicio respectivamente sin mayor declaración que “vamos a estudiar el caso” a pesar de que las últimas décadas se haya pagado de la misma manera.

Asimismo, tenemos el ejemplo del pago del aguinaldo al personal de la educación estatal jubilado en Chihuahua que durante décadas se estuvo pagando invariablemente en el mes de noviembre, en una sola exhibición y antes que lo recibiera el propio personal en activo, en reconocimiento explícito al agradecimiento por una vida dedicada a la educación de decenas de miles de niñas y niños en la entidad y que con la mano en la cintura, a partir de hace un par de años, se decidió hacerlo hasta el último momento, después del personal activo y en dos emisiones, lesionando la economía y organización de cientos de familias de dicho gremio.

Es por eso por lo que no se entiende cómo, en un marco en el que la hoy Gobernadora Maru Campos repitió hasta el cansancio en radio y en propaganda escrita en su campaña política dirigida a este sector, que se mejoraría el servicio médico, que se darían las prestaciones al personal de nuevo ingreso de inmediato entraran y que se volvería a pagar el aguinaldo en una sola exhibición al personal jubilado.

En este sentido, no se entiende como el innecesario pleito y obstaculización por parte de legisladores locales del Partido Acción Nacional, quienes ADUCIENDO UNA LEGISLACIÓN QUE JAMÁS HA EXISTIDO, expresaban que era improcedente dicho pago en una sola exhibición como fue propuesto en su momento, a la par de que se requiriera el pago de los organismos estatales que adeudan a Pensiones Civiles del Estado (PCE) y que tienen en riesgo de operación de dicho Organismo Descentralizado.

Así, hubo que realizarse una importante movilización política en medios y de manera presencial por parte de la Organización Sindical para forzar la emisión que, aunque sigue en dos partes y fue un día después de la fecha límite establecida en la ley, para que se llevara a cabo.

No cabe duda de que es necesario que este y otros compromisos pendientes, se asuman por escrito y el próximo año no se esté en esta situación de incertidumbre que no contribuye más que a la precarización de la vida de cientos de familias chihuahuenses. Felices fiestas y muy feliz año 2023.

 

Fuente de la información: https://profelandia.com

Comparte este contenido:

Balance político y perspectivas para el 2023

Por: Javier Tolcachier 

En el año que se va, en términos electorales, lo sobresaliente han sido los triunfos de las fuerzas progresistas en Colombia y Brasil, llevando a la presidencia a Gustavo Petro y por tercera vez, a Lula da Silva, luego de la persecución judicial encarnizada de la que fue objeto.

De gran importancia es el fortalecimiento del proceso de paz en Colombia y también el cambio de signo en la relación entre Colombia y Venezuela, gobiernos que han dado pasos concretos con la apertura de sus fronteras y la progresiva normalización en sus relaciones.

También en Cuba se produjo un avance relevante con la aprobación mayoritaria de un nuevo Código de las Familias, que amplía y actualiza derechos de protección de niñas y niños, adultos mayores, personas con discapacidad, condena la violencia intrafamiliar y reconoce la diversidad de realidades que existe entre las familias cubanas, entre otras cuestiones positivas.

En el Caribe anglófono, destaca la re-elección de la laborista Mía Mottley como primera ministra de Barbados, convertida en república independiente de la corona británica, en un nuevo avance de descolonialización.

Tanto en Granada como en San Cristóbal y Nieves, triunfaron las oposiciones, tratándose en el caso del granadino Dickon Mitchell, del Congreso Nacional Democrático, de una renovación generacional en el ambiente político de la isla.

La derecha pudo también cosechar algunas victorias, como la obtenida por Rodrigo Chaves en Costa Rica contra José María Figueres Olsen, candidato del ya vetusto Partido de la Liberación Nacional, ex presidente e hijo del caudillo fundador de la Segunda República.

Una de las derrotas más dolorosas de este año ocurrió en el plebiscito constitucional de salida en Chile, que debía ratificar el nuevo texto constitucional para dejar atrás la herencia pinochetista y fue rechazado por una mayoría abultada.

En Uruguay, pese al logro de la izquierda que cosechó 800.000 firmas para levantar la consulta popular sobre la Ley de Urgente Consideración, la coalición oficialista neoliberal de Lacalle Pou alcanzó un triunfo ajustado que abre la puerta a un programa de restauración conservadora.

En otros niveles de gobierno, se produjeron en México elecciones en algunos Estados que arrojaron como resultado el fortalecimiento de Morena y la figura de Andrés Manuel López Obrador, mientras que en términos municipales, el Frente Sandinista ganó todas las alcaldías en Nicaragua sin mayor oposición y la ultraderecha se hizo con la alcaldía central de Lima.

En lo que se pensaba sería un eclipse político total a causa del mundial de fútbol en Qatar, varios hechos políticos sacudieron el mapa regional.

En el Perú, luego de repetidos e infructuosos intentos, la oligarquía centralista violentó la voluntad popular derrocando al maestro rural y sindicalista Pedro Castillo a menos de año y medio de su mandato.

En Argentina, mientras la euforia popular se desataba ante la obtención de su tercera copa mundial de fútbol, el campo popular sufrió un fuerte revés. Maniatado el país por una deuda odiosa contraída por el gobierno de Macri y con claros visos preelectorales, la mafia judicial-mediática, en su carácter de gestora de los grupos de poder concentrado y de la estrategia de lawfare estadounidense, logró – al menos de momento – sacar de la cancha a la principal referente progresista, la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, proscribiendo su posible candidatura mediante una sentencia viciada.

Mientras tanto, en la convulsionada e intervenida Haití, los movimientos populares lograron un acuerdo con el gobierno irregular de Ariel Henry, que estipula una salida institucional ante las dificultades que atraviesa su población y la amenaza de una nueva invasión de fuerzas multinacionales.

Asimismo, en Chile se abre un nuevo capítulo para avanzar hacia un nuevo texto constitucional. Constitución que emergerá (en el mejor de los casos) de una modalidad “en la medida de lo posible” y destrabará algunas cuestiones, pero dada la naturaleza cupular de este renovado intento, de ningún modo logrará cumplir con las necesidades de cambio que expresó el “Despertar” chileno de 2019.

Ya en el estertor del año, se efectúa la detención de uno de los principales agentes del golpismo en Bolivia, Luis Fernando Camacho, quien en conjunto con las logias cruceñas dominantes escenificaron este año una nueva intentona para conmocionar al país, del mismo carácter racista y secesionista puesto de manifiesto en el transcurso del proceso constitucional que llevó a la fundación del Estado Plurinacional o con el desconocimiento de los resultados electorales en 2019.

Perspectivas para el 2023

Si se mantiene el contexto de un sistema capitalista hiperconcentrado y financiarizado, son pocas – o ninguna -, en este esquema, las válvulas de escape para los pueblos latinoamericanos.

La rasante tecnologización digital de la economía y las relaciones sociales promovida por los mismos actores (corporaciones y fondos de inversión) sin control ni incidencia social, se revela como falsa promesa de “innovaciones”, cumpliendo la función de fetiche distractivo, de reconversión de las fuerzas productivas sin progreso humano real y por ende, de postergación.

En términos geopolíticos, la cada vez más dura puja de los Estados Unidos por detener el avance de un mundo más multipolar genera un marco de tensión permanente contra las aspiraciones de soberanía y autodeterminación de los pueblos de la región, los que tendrán que fortalecer alianzas intrarregionales de signo emancipador (como por ejemplo la CELAC) y extra-regionales (como el BRICS+) para no ser arrastrados por las intenciones neocolonizadoras.

En este marco, es previsible que las derechas continúen usando todas las estratagemas a su alcance para evitar, minimizar los alcances, aislar e incluso liquidar nuevas experiencias progresistas o de izquierda en América Latina y el Caribe.

De este modo, no habrá que extrañarse ante una combinación de estrategias de demonización mediática, proscripción judicial, bloqueos parlamentarios, medidas coercitivas comerciales y financieras unilaterales, nuevos intentos de golpe o incluso magnicidios hacia gobiernos proclives a producir cambios a favor de sus poblaciones. Es decir, el repertorio completo de artimañas del poder establecido para frenar las demandas populares.

Por otra parte, es evidente que persiste una extendida y justa insatisfacción popular, lo que no deja mucho margen para procesos de mediano plazo. Los pueblos exigen de sus representantes electos coherencia y rapidez en la solución de las graves problemáticas que atraviesan, coherencia y velocidad que encuentra barreras difíciles de superar en la cerrada oposición del poder económico y mediático – principales ejecutores de la crueldad capitalista.

De este modo, habrá también nuevas protestas masivas, paros, rebeliones populares y también represión ante las pretensiones de gobiernos conservadores de mantener y profundizar el decrépito y asfixiante sistema establecido.

En general, el mapa político se ha vuelto algo más favorable a las transformaciones, haciendo eje en tres bloques. Por una parte, el “hexágono moderado” de inclinación socialdemócrata, que conforman México, Brasil, Argentina, Colombia, Honduras y Chile, gobiernos fruto de la unidad en la diversidad. Por otro lado, el “cuadrado” formado por Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, cuyo carácter antiimperialista es mucho más definido. Finalmente, el archipiélago de naciones anglófonas del Caribe, cuyo signo, por necesidad del presente y pasado compartido, es en general de actuación colectiva en pos de una mayor autodeterminación.

Frente a ello, persisten enclaves reaccionarios como Paraguay, Guatemala, Ecuador, Uruguay, El Salvador, Costa Rica o Panamá, que atestiguan con el incremento de la violencia en su interior, la imperiosa necesidad de cambio de dirección en el timón político.

En síntesis, el panorama de 2023 presenta retos similares al del año que culmina. 

Ante el deterioro de la democracia formal, es preciso avanzar hacia una democracia real de carácter multidimensional, es decir, de distribución progresiva del poder en todos los ámbitos, fortaleciendo las capacidades de decisión de la base social.

En esa dirección, la conquista de una comunicación plural, la redistribución de ingresos, la descentralización creciente del poder político, la elección directa del poder judicial, la democratización del espacio digital, la colaboración para la resolución conjunta de los desafíos comunes a través de la integración regional, la ampliación y cumplimiento de derechos humanos y sociales,  la inclusión plena de las demandas generacionales, la transformación del modelo de consumo que genera endeudamiento y depredación medioambiental, la supresión de la gestión corporativa multinacional de los recursos naturales comunes, la desmercantilización de la salud y la educación, son algunas de las medidas a encaminar en lo inmediato.

Sin embargo, para que estas transformaciones adquieran nuevamente un carácter de revolución, es preciso incluir en la concepción de la misma, en simultáneo con las conquistas sociales, poner energía en promover cambios en la interioridad humana.

Es impensable creer que la lucha histórica colectiva hacia la liberación podrá acometerse sin modificar los sentidos comunes que guían el actual accionar de los grandes conjuntos humanos.

Desde la perspectiva de un nuevo humanismo, para ahondar la inacabable e indetenible ruta desde el campo de la determinación al campo de la libertad, es imprescindible la reflexión sobre el sentido más profundo de la existencia y sobre la necesidad de modificar en cada hogar, cuadra y vecindario, hábitos impuestos por la violencia, que dificultan, enlentecen o retrotraen el avance.

Se necesita una revolución que acople a la transformación del mundo exterior, la del mundo interior de cada persona, que estructure en una misma unidad ambos mundos, dotándola de coherencia entre el pensar, el sentir y la acción. En definitiva, una revolución integral, afuera y adentro, cuyo advenimiento no dependerá de fuerzas mecánicas sino de la intencionalidad de los pueblos.

¡Ojalá el nuevo año y la marea de la historia nos encuentre fortalecidos en la tarea de humanizar y humanizarnos, de aprender sin límites, de superar el resentimiento y las contradicciones y de amar la realidad que construimos, día a día, de todxs y para todxs! Entonces, el nuevo año será realmente nuevo.

Comparte este contenido:

Guerra mediática, una guerra que no hemos entendido

Por:Fernando Buen Abad Domínguez 

Algunos dudan de que estemos en el epicentro de una “guerra mediática” híbrida. No ven que están desplegadas todas las armas ideológicas, financieras y militares del capitalismo. Algunos no se percatan de que hablamos los lenguajes colonizantes que nos imponen; que compramos compulsivamente sus tecnologías; que relatamos la historia con las premisas lógicas de ellos; que financiamos sus monopolios mediáticos; que regimos nuestras vidas con “valores” y “cultura” que nos infiltran. Piensan que es conspiranoia. ¿En qué guerra las víctimas financian sus victimarios?

A pesar de los logros de cierta izquierda y progresismo, o precisamente por eso, las ofensivas de las clases dominantes (militares, financieras, eclesiásticas…) avanzan retrógradas hacia un neo-nazifascismo porque atraviesan una crisis de vacío intelectual que se coagula en un proceso de condensación de odios y miedos. Ven que el “espíritu que recorre al mundo” gana adeptos. Supuran lawfare, persecuciones mediáticas, fake news, espionaje, represión y golpizas inflacionarias. Pergeñan “reformas laborales” y desorganización inducida contra la clase trabajadora. Mientras tanto, algunos gobiernos siguen transfiriendo sumas de dinero enormes a los monopolios mediáticos que los atacan o los chantajean. ¿Qué no entendimos?

Está bajo amenaza la cordura social. El arsenal mediático monopólico se organiza y se despliega en todos sus frentes camuflados como entretenimiento, como iglesias mediáticas, como noticieros y como programas de concursos. Las mesas de redacción y las direcciones editoriales están infestadas por “servicios” de inteligencia y espionaje. Casi todo está barnizado con canalladas y calumnias contra la voluntad organizativa de los pueblos en lucha y contra sus líderes. De mil maneras infiltran la “anti-política” y están reclutando jóvenes, académicamente anestesiados, con ilusiones de dinero o con ideología chatarra de orientación supremacista o nazi. ¿No lo vemos?

Está en la “tele”, las redes o los tabloides que despliegan los ataques diseñados por la manipulación simbólica. Para colmo, la impotencia nos gana encerrados en un festín de sorderas disfrazadas de “diálogo”. Y empeora en periodos electorales. Hay gobiernos de ricos encumbrados con los votos de los pobres; hay consumismo desaforado de mercancías encarecidas. Se generan ganancias siderales con los salarios raquíticos del pueblo trabajador. Una inmensa minoría hambrea a la inmensa mayoría. Con unas cuántas armas se reprime a masas de trabajadores. ¿Qué no entendemos?

La memoria también es un campo de batalla semiótica. Quieren resetearlo todo, el olvido es su gran negocio. Su “Teoría del Estado” se aferra a una concepción medieval de la “comunicación” que se dedica a fabricar predicadores armados con histrionismo mussoliniano. Se multiplican como hongos. Así avanza la “guerra mediática” convertida en comunidad de sentido opresor financiado por el “real poder” rumbo al dogmatismo férreo de la aniquilación del otro. Nazi-fascismo que soñó y vio crecer Hitler. En eso trabajan los centros de operación responsables de la guerra simbólica, repleta de vaciedades y banalidad. El objetivo es sembrar odio de clase contra todo lo que se organiza en clave de rebeldía. Inyectar miedo contra cualquier intento de modificación del status quo. A estas horas la catarata de falsa conciencia, vehiculada por los mass media, descarga emboscadas legaloides comandadas por las jaurías judiciales y sus aparatos policiales y militares, de represión objetiva y subjetiva. Lawfare le llaman a esa “guerra judicial”.

En el corazón de la Guerra Mediática habita la aberración supremacista, reloaded, empeñada en convencernos de que ellos siempre tienen la razón, que debemos agradecer que nos saqueen y exploten. Agradecidos por este mundo, al borde del desastre ecológico y ahogado en el fracaso civilizatorio del capitalismo. Agradecidos por un planeta intoxicado con hambre, miseria, pobreza, insalubridad, ignorancia y humillaciones. Quieren que agradezcamos esto como la mejor herencia para nuestra prole… que estemos orgullosos de eso. Guerra hibrida por todos los medios. ¿Qué parte no entendemos?

Paradójicamente la “guerra mediática” tiene frentes internos. Guerra entre nosotros mismos donde la tarea de la unidad, que es la más importante hacia una comunidad de sentido emancipador, se empantana entre refriegas de celos, sectarismos y burocratismos hacen grandes favores al poder fáctico hegemónico porque, entre otras cosas, nos somos capaces de comunicar una salida humanista superadora de nuevo género y les ahorramos el trabajo de dividirnos porque nos dividimos solos, y gratis (en el mejor de los casos). Nos urge una comisión internacional de los pueblos, extensiva de aquella que redactó el Informe MacBride, para solucionar los problemas mundiales de la comunicación. Enfrentar, ordenadamente a la Guerra Mediática en desarrollo. Vienen tiempos peores.

Comparte este contenido:

¿Qué es la renuncia silenciosa? Te vi en línea y te escribí

Por Sofía Scasserra

La imagen de un trabajador que comienza joven en un puesto, hace su carrera y se jubila glorioso después de 40 años de servicio está en peligro de extinción. La falta de una estabilidad laboral propia de nuestra época nos vuelve disponibles 24/7.

No sólo hacemos lo que se supone que debemos hacer, sino que también estamos cada vez más ocupados en un mundo que no descansa. Frente a este escenario crece una tendencia: la renuncia silenciosa, una forma de ir “desapareciendo” del entorno laboral, sin iniciativa, sin compromiso, sin respuestas imaginativas.

Un trabajador comienza a temprana edad en un puesto, crece, adquiere conocimiento, hace su carrera y se jubila glorioso luego de 50 años de servicio (¡o más!) con un premio en la mano, una placa de agradecimiento y un brindis con compañeros a los que seguramente les enseñó cómo moverse en la empresa. Una imagen en peligro de extinción.

Se dice que vivimos una nueva revolución industrial, que existen nuevas formas de trabajo. No estoy tan segura de que así sea. Son, más bien, viejas costumbres laborales con elementos novedosos que cambiaron algunos procesos productivos. La introducción de tecnología de forma vertiginosa y masiva resulta disruptiva: nos agregó tareas y simplificó otras, nos resolvió problemas y nos generó nuevas demandas, nos exigió nuevas habilidades y capacitaciones, nos sumió a través de la hipercomunicación a una disponibilidad 24/7. Esto no quiere decir que antes no hacíamos más de lo que nos correspondía, sino todo lo contrario. Tener puesta la camiseta de la empresa significaba también hacer cosas que no eran propias de nuestra labor. Trabajar más, poner más de nosotros y sumarnos actividades fue la cultura del trabajo que nos enseñaron y se promocionó a nivel institucional en los espacios laborales.

A medida que la tecnología avanzaba se sumaban más tareas rutinarias, más informes, más cargas de sistema y más verificaciones. Hoy no sólo hacemos lo que se supone que tenemos que hacer, sino que también estamos cada vez más disponibles en un mundo que no descansa.

Con su llegada a Twitter, el multimillonario Elon Musk echó a la mitad de sus empleados, avisó que debían trabajar más horas y, si era necesario, dormir en la oficina. Hace pocos días publicó un tweet mostrando unas remeras encontradas en un placard de la empresa que decían #StayWoke(mantenete despierto), y entre risas y bromas sugirió cambiarlas por #stay@work (quedate en el trabajo). Evidentemente la cultura de la explotación en la compañía no comenzó con él. Solo la exacerbó.

***

Laura corrige exámenes en su casa desde hace varias horas. Es fin de trimestre, llega  exhausta. Todavía tiene que preparar contenidos para la clase de mañana. Por momentos se acuerda de ese chico, Matías, el del segundo banco a la izquierda, que siempre se olvida los útiles. Piensa en ir a comprar algunos y charlar con él para ver si pasa algo en su casa. Necesita un café. Se levanta. En el camino recuerda todo lo que le queda por hacer: cargar informes en el sistema, los presentes de la semana, mandarle un mail a la directora y hacer otro informe, uno interno para la institución. Mira el teléfono, son las 9 de la noche y el Whatsapp de profes está estallado. Alguien preguntó por ideas para una clase y algunos salieron a socorrer. Le cae un mensaje privado.

—¡Hola Lau! Te vi conectada y aprovecho para consultarte algo. Viene el egreso de los chicos de 6to grado, ¿les preparamos algún regalito? Ya estamos con la colación de grados. Quiero que salga bien la ceremonia, ¿pero tendremos que agregarle alguna cosa más personal?

Laura no puede más. Piensa si tan solo pudiera concentrarse en enseñar. No reniega de su trabajo, pero sí de las horas que nadie reconoce ni paga. Y le surge una pregunta: ¿qué pasaría si trabajamos a reglamento?

***

Estamos, también, frente a otro cambio importante: la falta de estabilidad laboral es propia de nuestra época. La terciarización, el teletrabajo, la volatilidad del mercado laboral y la puja por la flexibilidad son elementos que nos jugaron en contra como trabajadores y trabajadoras, y nos quisieron convencer de que a esa realidad había que disfrutarla y vivirla en incertidumbre. Existen películas de Hollywood en las que ser despedido no es más que un nuevo comienzo y que lo mejor es lo que está por venir. No nos mintamos: si las empresas buscan precarizar el mercado, necesitan convencernos de que lo mejor que nos puede pasar es el cambio, ser dúctiles y flexibles, ser resilientes y capaces de generar nuestro propio empleo o, de lo contrario, abrazar el salto de empresa a empresa como un plus. ¿Cómo pretenden sostener el compromiso con la empresa y el amor al lugar donde trabajamos si, por otro lado, nos convencen de que el touch and go laboral es lo mejor de la vida?

Hoy estamos, mañana no. ¿De qué sirve comprometerse con una institución que sólo desea descartarnos apenas pueda? Esto comenzó a formar una nueva cultura entre los jóvenes conocida como quiet quitting (en nuestro idioma, renuncia silenciosa). Esto es, trabajar de forma estricta dentro de los horarios estipulados y ejecutar solamente las tareas requeridas. Una forma de ir “desapareciendo” del entorno laboral, sin iniciativa, sin compromiso, sin respuestas imaginativas. Y un círculo vicioso: al trabajar cada vez menos, la demanda será cada vez menor. Esta tendencia comparte muchas características con una forma ya utilizada de protesta sindical: trabajar a reglamento, hacer sólo lo que se nos exige y en los horarios establecidos de forma exigente y taxativa. Esta práctica deja en evidencia no sólo todo lo que realizamos y que jamás se nos reconoce, sino que ralentiza el trabajo haciendo, en cierta medida, inoperativa a la empresa.

Un ejemplo de lucha sindical fue un vuelo de la empresa Iberia que venía para Argentina. Los pasajeros ya estaban listos para el despegue cuando el comandante anunció por parlantes que el vuelo no salía ya que no había cumplido con las 10 horas y media reglamentarias de descanso. En medio de un conflicto entre los trabajadores y la empresa, la medida fue efectiva y llamó la atención de quien correspondía.

La renuncia silenciosa ya es una práctica común en nuestros tiempos. Se estima que en Estados Unidos el 50% de las personas trabajadoras entran dentro de esa categoría. Para las empresas la situación es alarmante, puede significar serios problemas. Existen culpas cruzadas: ¿son los malos jefes que no saben motivar a sus equipos de trabajo y desalientan la participación? ¿O es la generación Z la que debe ser juzgada como una generación de vagos que quieren todo fácil y que tienen una falta de compromiso con sus entornos laborales?

Señalados con el dedo, culpabilizados y preocupados: si la tendencia es la deserción silenciosa, va a ser cada vez más difícil trabajar, hacer equipos, tener espíritu de empresa, comprometerse con los objetivos a perseguir y, finalmente, tener un capitalismo que no para de monetizar nuestras vidas. La pregunta que subyace es: ¿no será que se les fue la mano con la precarización y la rebelión silenciosa los pasó por arriba?

***

Ramiro está frente a la computadora en su casa. Quiere cerrar el día pero no puede. Tiene que entregar una ilustración para mañana a un cliente. Sigue dibujando. Sigue perfeccionando su trabajo. Sigue diseñando. Pero el teléfono no para de sonar. Entre chats familiares y de amigos que lo invitan a jugar al fútbol también hay nuevos trabajos, los que consultan por presupuestos, plazos y formas de entrega, los clientes ya fieles que se tomaron la confianza de pedir cualquier cosa y los que reclaman porque no les gustó algo que fue entregado hace semanas. Tampoco falta el que le pide favores, el que quiere que trabaje gratis porque —dice— “te va a servir promocionarte”, ni la invitación a dar alguna charla a estudiantes jóvenes que quieren saber qué tal es dedicarse a esto.

Todo se suma a la agenda. Todo parece hacerlo colapsar. Se acuerda que debería mejorar su página web y darle más bola a sus redes sociales. El trabajo no le falta, pero hay tanta competencia que si uno no se sostiene y muestra una imagen innovadora y diversa, esa suerte rápidamente puede cambiar. Los ojos se le cierran. “¡Bueno, basta!”, piensa, y apaga la computadora con el fiel compromiso de levantarse temprano para terminar y enviar antes del mediodía. Ya sabe que mañana es sábado, pero para el freelancer no existen los fines de semana. No se puede trabajar a reglamento cuando sos “tu propio jefe”. No se puede renunciar silenciosamente. Para la generación de monotributistas no existen formas de protesta sindical.

***

La misma revolución silenciosa que se gestó en los puestos de trabajo formales puede jugarnos en contra generando más “emprendedores” que no pueden renunciar a ser explotados 24/7. Si de algo sirvieron estas nuevas formas de emprendedurismo es para generar de nuevo empleados “con la camiseta puesta” para hacer lo que hay que hacer. La oficina virtual no cesa en un teléfono saturado de mensajes y de tareas por hacer. Aunque sea para potenciar el propio trabajo, esa búsqueda de excelencia se debe a un sistema que se plantea como una forma de explotación en un mundo que le ha dado la espalda al trabajo registrado. No somos autoexplotados. Somos explotados por un sistema.

Pero ese no es el camino inevitable. No es la única salida. No es aceptar o morir en el intento. Existen formas de cambiar la realidad, y es a través de más revoluciones silenciosas. En el mundo se está luchando por un nuevo derecho: el derecho a la desconexión digital. Ciertamente vivimos en una cultura de la disponibilidad legitimada con frases como “me clavó el visto” o “te vi conectado y te escribí”: si tenés un teléfono en la mano debés estar disponible para el mundo, donde sea, cuando sea, como sea. ¿No llegó la hora de poner cada cosa en su lugar y reclamar como sociedades el derecho a no estar disponibles? Que yo esté conectado, ¿le da a mi interlocutor el derecho a obtener una respuesta inmediata?

Es necesario empezar a imponernos límites de tiempo y de espacio, tanto para los trabajadores en relación de dependencia como para los autónomos. Hay que recuperar el orden en los nuevos espacios de trabajo virtuales y establecer, también, límites claros en los trabajos a realizar: plazos, formas, intervenciones, correcciones y otros menesteres deben ser fijados de antemano. Si no se puede trabajar a reglamento, deben existir las normas mínimas que permitan escudarse en lo pactado previamente. Y la responsabilidad no puede quedar en manos de individuos aislados. Se necesita organización, promoción y nuevas reglas.

Para el discurso hegemónico empresarial la culpa siempre es del otro: de los malos jefes que no saben motivar o de los empleados que quieren comodidad y la vida resuelta. Nunca se plantean la posibilidad de que el problema sea sistémico y estructural a una precariedad que avanza al ritmo de la extinción del trabajo asalariado. Si se va a poner en jaque al propio capitalismo a través de la renuncia silenciosa, la respuesta no puede ser hacer remeras que incitan a quedarse en el trabajo 24 horas al día, 365 días al año. Al contrario, es preciso humanizar el trabajo, brindar seguridad y reglas claras para combatir la cultura de la renuncia silenciosa. Si quieren que nos pongamos la camiseta, vuelvan a mostrar compromiso, vuelvan a enamorar a la clase trabajadora.

El Estado tiene mucho por hacer. En primer lugar, promover comunicaciones sanas desde la educación inicial. Hoy vivimos en internet, accedemos a nuestros derechos, a un trabajo, a entretenimiento, al consumo y a la información. Hay que enseñar a ordenar ese mundo online desde la educación. Esas comunicaciones saludables se deben promover también en espacios de trabajo, de militancia, de familia, y comerciales, prohibiendo el spam y las llamadas a cualquier horario.

En segundo lugar -y principalmente-, debe combatir esta cultura del descarte de los trabajadores que busca una flexibilización laboral a imagen y semejanza de los intereses corporativos. Las quejas y las líneas editoriales en contra de la defensa de los derechos de los trabajadores serán, en definitiva, para salvar un sistema capitalista que colapsa porque se está comiendo su propia cola. Por eso, y ante estos abusos, la renuncia silenciosa se instala en una generación desenamorada.

Fuente: https://www.revistaanfibia.com/renuncia-silenciosa-te-vi-en-linea-y-te-escribi/

Comparte este contenido:

Libro: El día que las máquinas se volvieron locas

El día que las máquinas se volvieron locas

Alexander Estrada Ramírez

Primera Edición 2018

Universidad Autónoma del Estado de México

AV instituto Literario 100 OTE

Toluca – Estado de México

ISBN: 978 – 607 – 422 – 624 – 9

«Es satisfactorio ver cuando los adultos se acercan al auténtico pensamiento del niño, a su espontánea conducta que brota de sentimientos y emociones libres de prejuicios y de miradas; de y hacia un mundo adulto convencional.
Hasta hace poco tiempo algunos escritores han confundido lo ‘infantil’ con lo ‘tonto’ cuando redactan cuentos
‘infantiles’. Olvidan que si un adulto es un niño que ha crecido, entonces el niño debe ser una persona mayor en
potencia. Y ese olvido, que no es otra cosa que una gran falta de respeto a los pequeños, provoca el desequilibrio al resaltar la idea de lo ingenuo como un concepto obsoleto y preexistente y no como una producción dinámica.» (Introducción, p.6)

Descarga este libro para leerlo en familia durante estos días de descanso, en el siguiente enlace:

el-dia-que-las-maquinas

 

 

 

Fuente de la Información: https://openlibra.com/es/book/el-dia-que-las-maquinas-se-volvieron-locas

Comparte este contenido:

Portugal: Por una autocrítica de Europa

Por una autocrítica de Europa

Boaventura de Sousa Santos

 

Debido a que Europa no ha sido capaz de hacer frente a las causas de la crisis, está condenada a hacer frente a sus consecuencias.

El polvo de la tragedia está lejos de haberse asentado, pero, aun así, nos vemos obligados a concluir que los líderes europeos no estaban ni están a la altura de la situación que estamos viviendo. Pasarán a la historia como los líderes más mediocres que Europa ha tenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora están haciendo todo lo posible en la ayuda humanitaria, y no se puede cuestionar el mérito de dicho esfuerzo. Pero lo hacen para salvar las apariencias ante el mayor escándalo de este tiempo. Gobiernan pueblos que, en los últimos setenta años, más se han organizado y manifestado contra la guerra en cualquier parte del mundo donde sea que esta se haya producido. Y no fueron capaces de defenderlos de la guerra que, al menos desde 2014, se venía gestando en casa. Las democracias europeas acaban de demostrar que gobiernan sin el pueblo. Hay muchas razones que nos llevan a esta conclusión.

Esta guerra estaba siendo preparada hace mucho tiempo tanto por Rusia como por los Estados Unidos. En el caso de Rusia, la acumulación de inmensas reservas de oro en los últimos años y la prioridad otorgada a la asociación estratégica con China, concretamente en el ámbito financiero, con miras a la fusión bancaria y la creación de una nueva moneda internacional, y en el comercio donde hay enormes posibilidades de expansión con la iniciativa Belt and Road en Eurasia. En las relaciones con los socios europeos, Rusia ha demostrado ser un socio creíble, dejando claras sus preocupaciones de seguridad.

Preocupaciones legítimas, si por un momento pensamos que en el mundo de las superpotencias no hay buenos ni malos, hay intereses estratégicos que hay que acomodar. Este fue el caso en la crisis de los misiles de 1962 con la línea roja de los Estados Unidos que no quería misiles de mediano alcance instalados a 70 km de su frontera. Que no se piense que fue solo la Unión Soviética la que cedió. Los Estados Unidos también desistieron de los misiles de mediano alcance que tenían en Turquía. Cedieron de manera recíproca, se acomodaron, y tuvieron un acuerdo duradero. ¿Por qué no fue posible lo mismo en el caso de Ucrania?  Veamos la preparación en el lado estadounidense.

Ante el declive del dominio global que ha tenido desde 1945, los EE.UU. buscan consolidar a toda costa zonas de influencia, que garanticen facilidades comerciales para sus empresas y acceso a materias primas. Lo que escribo a continuación se puede leer en documentos oficiales y think tanks, por lo que se prescinde de teorías conspirativas. La política del regime change no está dirigida a crear democracias, solo gobiernos que sean fieles a los intereses de Estados Unidos. No fueron estados democráticos los que surgieron de las sangrientas intervenciones en Vietnam, Afganistán, Iraq, Siria, y Libia. No fue para promover la democracia que alentaron golpes de Estado que depusieron a presidentes elegidos democráticamente en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), Bolivia (2019), sin mencionar el golpe de 2014 en Ucrania. Desde hace algún tiempo, el principal rival es China.

En el caso de Europa, la estrategia estadounidense tiene dos pilares: provocar a Rusia y neutralizar a Europa (especialmente a Alemania). La Rand Corporation, una conocida organización de investigación estratégica publicó en 2019 un informe preparado a petición del Pentágono, titulado «Extendiendo Rusia. Competir desde terreno ventajoso».

En él se analiza cómo provocar a los países para que la provocación pueda ser explotada por los Estados Unidos. Con respecto a Rusia, dice: «Hemos analizado una serie de medidas no violentas capaces de explotar las vulnerabilidades y ansiedades reales de Rusia como un medio para presionar al ejército y la economía de Rusia y el estatus político del   régimen en el país y en el extranjero. Los pasos que hemos examinado no tendrían la defensa ni la disuasión como objetivo principal, aunque podrían contribuir a ambos. Por el contrario, tales pasos se consideran elementos de una campaña diseñada para desestabilizar al adversario, obligando a Rusia a competir en campos o regiones donde Estados Unidos tiene una ventaja competitiva, llevando a Rusia a expandirse militar o económicamente, o haciendo que el régimen pierda prestigio e influencia a nivel nacional y/o internacional.”

¿Necesitamos saber más para entender lo que está sucediendo en Ucrania? Rusia fue provocada a expandirse para luego ser criticada por hacerlo. La expansión de la OTAN hacia el este, en contra de lo que se había acordado con Gorbachov en 1990, fue la pieza clave inicial de la provocación. La violación de los acuerdos de Minsk fue otra pieza. Cabe señalar que Rusia comenzó por no apoyar el reclamo de independencia de Donetsk y Lugansk después del golpe de 2014.  Prefería una fuerte autonomía dentro de Ucrania, como está establecido en los acuerdos de Minsk. Estos acuerdos fueron rotos por Ucrania con el apoyo de Estados Unidos, no por Rusia.

En cuanto a Europa, el principio es consolidar la condición de socio menor que no se atreva a perturbar la política de las zonas de influencia. Europa debe ser un socio fiable, pero no puede esperar reciprocidad. Por eso la UE, ante la ignorante sorpresa de sus líderes, fue excluida del AUKUS, el tratado de seguridad para la región del Índico y el Pacífico entre EE.UU., Australia e Inglaterra. La estrategia del socio menor requiere que se profundice la dependencia europea, no sólo en el ámbito militar (ya garantizado por la OTAN) sino también en el económico, es decir, en términos energéticos.

La política exterior (y la democracia) de EE. UU. está dominada por tres oligarquías (no solo hay oligarcas en Rusia y Ucrania): el complejo militar-industrial; el complejo gasífero, petrolero y minero; y el complejo bancario-inmobiliario. Estos complejos tienen ganancias fabulosas gracias a las llamadas rentas monopólicas, situaciones privilegiadas de mercado que les permiten inflar los precios. El objetivo de estos complejos es mantener al mundo en guerra y crear una mayor dependencia de los suministros de armas estadounidenses. La dependencia energética de Europa en relación con Rusia era inaceptable. Desde el punto de vista de Europa, no se trataba de dependencia, se trataba de racionalidad económica y diversidad de socios.

Con la invasión de Ucrania y las sanciones, todo se consumó como estaba previsto, y la apreciación inmediata de los precios de las acciones de los tres complejos tenía champán esperándolos.  Una Europa mediocre, ignorante y sin visión estratégica cae impotente en manos de estos complejos, que ahora les dirán los precios a cobrar. Europa está empobrecida y desestabilizada por no haber tenido líderes a la altura del momento. Además de eso, se apresura a armar a los nazis. Tampoco recuerda que, en diciembre de 2021, la Asamblea General de la ONU adoptó, a propuesta de Rusia, una resolución contra la “glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia”. Dos países votaron en contra, Estados Unidos y Ucrania.

Las negociaciones de paz en curso son una equivocación. No tiene sentido que sean entre Rusia y Ucrania. Deberían ser entre Rusia y los EE.UU./OTAN/Unión Europea. La crisis de los misiles de 1962 se resolvió entre la URSS y los Estados Unidos. ¿Alguien se acordó de llamar a Fidel Castro para las negociaciones? Es una cruel ilusión pensar que habrá una paz duradera en Europa sin compromiso real por parte de occidente. Ucrania, cuya independencia todos queremos, no debería unirse a la OTAN. ¿Finlandia, Suecia, Suiza o Austria han necesitado hasta ahora la OTAN para sentirse seguros y desarrollarse?

De hecho, la OTAN debería haber sido desmantelada tan pronto como acabó el Pacto de Varsovia. Sólo entonces la UE podría haber creado una política y una fuerza de defensa militar que respondiera a sus intereses, no a los intereses estadounidenses. ¿Qué amenaza había para la seguridad de Europa que justificara las intervenciones de la OTAN en Serbia (1999), Afganistán (2001), Irak (2004), y Libia (2011)?  Después de todo esto, ¿Es posible seguir considerando a la OTAN como una organización defensiva?

Fuente de la Información: https://rebelion.org/por-una-autocritica-de-europa/

 

Comparte este contenido:

Libro: La revolución del arcoiris y su escala de grises: movimiento indígena del Ecuador

La revolución del arcoiris y su escala de grises: movimiento indígena del Ecuador

Stalin Herrera Revelo

CLACSO Secretaría Ejecutiva
Karina Batthyány – Directora Ejecutiva
María Fernanda Pampín – Directora de Publicaciones
Equipo Editorial
Lucas Sablich – Coordinador Editorial
Solange Victory y Marcela Alemandi – Producción Editorial
Julián Rebón y Bernardo Mançano Fernandes – Coordinación de la colección
Herrera Revelo, Stalin
La revolución del arcoiris : movimiento indígena del Ecuador / Stalin Herrera Revelo. – 1a ed. –
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : CLACSO, 2022.
Libro digital, PDF – (En movimiento)
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-813-379-9
1. Pueblos Originarios. 2. Movimiento Social. I. Título.
CDD 305.8
Corrección: Licia López de Casenave
Diseño de cubierta: Ezequiel Cafaro
Diseño y diagramación: María Clara Diez
CC BY-NC-ND 4.0
© Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales | Queda hecho el depósito que establece
la Ley 11723.
El contenido de este libro expresa la posición de los autores y autoras y no necesariamente
la de los centros e instituciones que componen la red internacional de CLACSO, su Comité
Directivo o su Secretaría Ejecutiva.
CLACSO
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – Conselho Latino-americano de Ciências Sociais
Estados Unidos 1168 | C1023AAB Ciudad de Buenos Aires | Argentina
Tel [54 11] 4304 9145 | Fax [54 11] 4305 0875 | <clacso@clacsoinst.edu.ar> | <www.clacso.org>
Este material/producción ha sido financiado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Asdi. La responsabilidad del contenido recae enteramente sobre el creador.
Asdi no comparte necesariamente las opiniones e interpretaciones expresadas.

«La potencia de las luchas sociales se destaca en los trazos de la historia reciente y en la geografía denuestra América. Diferentes movimientos y, en ocasiones, verdaderas rebeliones ciudadanas han empujado cambios en los tiempos sociales y políticos de nuestra región…

La política de las calles y de los campos representa así un elemento significativo en la disputa por el futuro y el horizonte del cambio.» (Bernardo Mançano Fernandes / Julián Rebón, p.17-18)

Este interesante LIBRO puedes descargarlo en el siguiente enlace:

 

 

Revolucion-arcoiris

Fuente de la Información: CLACSO / Novedad Editorial: Dos nuevos libros de la Colección en Movimiento

Comparte este contenido:
Page 121 of 2675
1 119 120 121 122 123 2.675