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EDUCO: cuidado con las críticas a la historia oculta

El Salvador / 16 de septiembre de 2018 / Autor: D. Brent Edwards Jr / Fuente: El Faro

Después de escribir un artículo en El Faro Académico sobre la historia oculta del program EDUCO, Óscar Picardo publicó una columna de opinión en la cual ofreció una perspectiva diferente y rechazó varios de los hallazgos que yo había compartido sobre la historia de EDUCO. En dicha columna, Óscar descalifica varios de los hallazgos, dejando en evidencia que no había leído de forma rigurosa las publicaciones en las cuales se basaron. Todo lo que digo en mi artículo ha sido investigado y explicado detalladamente en mis varias publicaciones académicas, que incluyen no sólo un libro sino numerosos artículos (aún escritos en español).

No es mi costumbre responder a columnas de opinión sobre mi trabajo científico y tampoco lo haré esta vez, sin embargo, dado el manto de duda que pudo haber generado sus ligeros comentarios sobre la seriedad de mi trabajo, me permito escribir este comunicado, no en respuesta a Óscar, sino en beneficio de las personas que deseen ir más allá de la opinión y quieran ir directo a las evidencias disponibles. Algo que él no hizo.

Paso entonces a ilustrar cada punto con algunas de las evidencias disponibles. Debo decir que este ejercicio no resultará difícil en tanto que todo está detallado en mis otras publicaciones sobre el tema:

  • Los archivos de Mirian Basso: Óscar menciona los documentos de Mirian Basso, quien trabajó con el Ministerio de Educación (MINED) en los años 90 (pero no fue empleada del mismo) y quien desempeñó un papel importante en la historia de EDUCO. Todavía tengo todos los documentos (220 páginas), y en forma digital, para quien desee revisarlos. Cabe destacar también que Basso sí fue consultora con UNESCO en El Salvador (no UNICEF, como dice Óscar), a partir del 11 de junio de 1990, como revelan sus archivos, con el “Proyecto movilizador de alfabetización y educación básica para todos”.  Parece que Óscar no conoce muy bien los detalles de los archivos que tiene. Después, entre marzo 1991 y diciembre 1993, Basso fue la coordinadora de EDUCO y su cargo fue financiado por un préstamo del Banco Mundial.
  • Otros archivos y entrevistas: Además de revisar los documentos de Mirian Basso, investigué los archivos de todas las organizaciones relevantes, incluyendo el MINED, el Banco Mundial, la Agencia de Desarrollo Internacional de los EE.UU. (USAID), FUSADES, La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy. Se debe subrayar que sólo es posible acceder a importantes archivos del Banco Mundial si uno visita la sede de esta institución en Washington D.C. Esto fue, justamente, lo que tuve que hacer. Más allá de los archivos, en mi estudio realicé 82 entrevistas a representantes de dichas organizaciones. Entre los entrevistados están todos los ministros de Educación entre 1990 y 2009, la consultora de UNESCO (Mirian Basso), los miembros de la oficina de EDUCO del MINED (además de otras personas clave del MINED), los funcionarios del Banco Mundial y de la USAID que trabajaron en El Salvador antes y después del inicio de EDUCO, y especialistas de FUSADES, FEPADE, la UCA y otras organizaciones. Todo esto y más se detalla en el capítulo 4 de mi libro sobre EDUCO.
  • El interés en EDUCO de los países vecinos: Óscar plantea una discrepancia sobre la cronología de la atención que recibió el programa EDUCO. El hecho es que, en septiembre de 1992, el MINED de Guatemala hizo contacto con el MINED salvadoreño para arreglar una visita para estudiar el programa, como menciono en mi libro (capítulo 8, p. 197). Están de evidencia, también, los archivos de Mirian Basso.
  • La evidencia cuantitativa de EDUCO: Existen seis estudios cuantitativos de EDUCO producidos por el Banco Mundial; Óscar menciona sólo uno de ellos. Él también afirma que estos estudios indican la superioridad de EDUCO. Un análisis sobre la metodología y las limitaciones de las estadísticas de cada uno de los seis estudios puede verse en mí artículo “El programa EDUCO, las evaluaciones de impacto y la economía política de la reforma educativa global ” (Edwards y Loucel, 2016). Como podrá verse ahí, no hay evidencia clara de que EDUCO haya producido resultados mayores. Incluso los autores del estudio más famoso admiten esto. En 1999, en su discusión sobre el desempeño de los estudiantes, los autores Emmanuel Sawada y Yasuyuki Sawada sostuvieron lo siguiente: “el efecto de EDUCO sobre las calificaciones en los exámenes de lenguaje es positivo y significativo, mientras su efecto en el desempeño en matemática es positivo y no significativo” (Jimenez & Sawada, 1999, p. 428). Sin embargo, esta afirmación es precedida por la siguiente salvedad: “Nuestra medición de la ventaja que muestra EDUCO en las calificaciones de lenguaje, puede ser imprecisa. Nuestra medición del coeficiente de EDUCO es sensible a la especificación de la ecuación de participación” (p. 428). Ellos hacen referencia al hecho de que sus modelos más específicos (es decir, más completos) muestran claramente que los resultados tanto de lenguaje como de matemática no son significativos.
  • Pruebas estandarizadas: Óscar afirma que tiene resultados de pruebas estandarizadas que indican que los estudiantes de las escuelas EDUCO obtuvieron mejores resultados en tales pruebas, pero como él mismo debe saber, de los resultados absolutos o crudos nada se puede asegurar, pues hay que controlar las diferencias en los estudiantes para poder hacer una comparación entre el efecto del modelo EDUCO y el modelo de gestión de las escuelas rurales tradicionales.
  • Efecto negativo de EDUCO: Aunque no lo mencioné en mi artículo para El Faro, hay más evidencias que expresan los efectos de EDUCO. De hecho, Helga Cuéllar-Marchelli, quien trabaja para FUSADES, investigó los efectos de EDUCO en su tesis doctoral (Cuéllar-Marchelli, 2003) e intentó mejorar los modelos estadísticos de Jiménez y Sawada (1999). Increíblemente, cuando incorporó sus cambios, ella encontró que el programa EDUCO fue asociado con resultados peores a los de las escuelas rurales tradicionales. (Véase el capítulo 2 de mi libro).
  • La evidencia cualitativa: Hay por lo menos seis estudios cualitativos serios de la implementación de EDUCO (además de otras evaluaciones formativas de 1991-1992), la mayoría de los cuales no son bien conocidos. En un artículo -que ya fue aprobado y que saldrá proximamente en la Revista de Humanidades y Ciencias Sociales- reviso todos los estudios y examino lo que dicen sobre cada aspecto del programa en la práctica. Como noto allí, el estudio más profundo de la implementación del programa fue llevado acabo por el MINED en 2005 e incluyó 23 comunidades en 10 de los 14 departamentos del país. Es irónico que un estudio que salió durante un gobierno de ARENA (y cuando Darlyn Meza era la Ministra) documentara extensivamente los desafíos, limitaciones y fracasos del programa en la realidad (Ayala, 2005).
  • La Comisión Nacional de Educación, Ciencia y Desarrollo: Óscar cree que esta Comisión dirigió la Reforma Educativa en El Salvador en los años noventa. La verdad es que el informe de esta Comisión fue, más que todo, un aporte simbólico para el proceso de formación de la política educativa que tomó lugar durante 1993-1995. No había duda de que EDUCO iba a continuar como programa prioritario para el MINED. (Véase el capítulo 7 de mi libro).
  • Programas previos a EDUCO: Óscar menciona varios programas que cree que antecedieron al programa EDUCO. Como aclaro aquí, ninguno de los que Óscar subrayó tenía que ver con los inicios de EDUCO. Un informe escrito por Mirian Basso (1994) reveló que en noviembre de 1990 “se tomó la decisión de oficializar el modelo encontrado en donde la comunidad realiza la gestión en el nivel local” (Basso, 1994, p. 15). En términos específicos, tanto Óscar en su columna de opinión, como el Banco Mundial en los documentos internos, hablan del programa PAIN (PAIN significa Programa de Educación Pre-primaria y de Estimulación Temprana para Niños con 0-6 años de edad, o, en inglés: “Pre-primary Education and Early Stimulation Program for Children aged 0-6 years old”). Mientras Óscar no ofrece una fecha, el Banco Mundial mencionó este programa en noviembre de 1990. En todo caso, lo importante es que este programa se orientó a proveer servicios de salud a los 78 municipios más pobres del país y no involucró el aspecto de la gestión comunitaria. En el ámbito de la educación, los documentos internos del Banco Mundial también abordaron (por primera vez, en noviembre de 1990) las “Asociaciones Comunitarias de Educación Parvularia”. Fue esta iniciativa la que llegaría a ser el programa EDUCO, después de probar el modelo en seis comunidades piloto, lo cual comenzó en diciembre de 1990 (véase p. 184 de mi libro). En cuanto al programa SABE, que Óscar también mencionó, es otra vez fácil de responder. El nombre SABE significa Strengthening Achievement in Basic Education, o Solidificación del Alcance en la Educación Básica en español. Mientras el convenio de donación para el mismo fue firmado en septiembre de 1990, el programa no comenzó sino hasta 1991, como la evaluación final lo afirma (AED, 1998). Es más, el convenio de donación hace evidente que USAID tenía en mente otras formas de participación comunitaria. Tal como declara el convenio, las actividades en las cuales se enfocaban las acciones de USAID incluían “un fondo local de incentivo escolar que proporcionaría premios como juegos de enciclopedias para competencias entre escuelas y apoyo para la expansión de las asociaciones de Padres de Familia/Maestros” (USAID, 1990, p. 23).
  • Tensiones entre MINED y comunidades afiliadas con el FMLN: Óscar hace la afirmación de que EDUCO no fue un intento del gobierno para subyugar a las comunidades afiliadas con el FMLN. No obstante, no es un secreto que habían tensiones entre el MINED y estas comunidades, especialmente antes de la firma de los Acuerdos de Paz. Para saber más de la manera en que estas dinámicas afectaron el desarrollo de EDUCO, uno puede referirse al capítulo 7 de mi libro (pp. 181-187, 195-197). Como un ejemplo de estas tensiones, retomo las siguientes palabras de un alto funcionario de USAID, quien trabajó en El Salvador a principios de los años 90: “El MINED, a veces, sabotearía… cualquier cosa que avanzara con el FMLN. El MINED simplemente no estaría de acuerdo con que parte del dinero (v.g. asistencia internacional) sea para ellos. Y esa respuesta negativa hacia los rebeldes, tú sabes, era como una dinámica de hombre rico, hombre pobre. Si se comportan bien, están bien, pero, si no, necesitamos eliminarlos. Y ella, la Ministra Gallardo de Cano, tenía esa actitud… Y en términos de las escuelas con educación popular, ella quería que desaparecerian” (Edwards, 2018, p.182).
  • Cambios estructurales, FUSADES y FEPADE: Óscar arroja dudas sobre el papel de USAID en la evolución de FUSADES y FEPADE. Para empezar la respuesta, hay que notar primero que las estructuras políticas y económicas del país cambiaron en los años 80, tal como ha sido bien documentado por historiadores (LeoGrande, 1998) y los economistas políticos (Robinson, 2003). En este proceso, no hay ambigüedad cuando hablamos del apoyo que Alfredo Cristiani y la “nueva derecha lúcida” recibió de los EE.UU. y USAID (Foley, 1996; LeoGrande, 1998; Quán, 2005; Robinson, 2003, p. 87). Además, como parte de la estrategia de fomentar la emergencia de una élite política que estaría dispuesta a sacar adelante la liberalización económica, USAID ofreció apoyo significativo a FUSADES, una organización dedicada a los asuntos económicos y sociales que llegaría a ser “el ‘think tank’ (o tanque de pensamiento) con más influencia en El Salvador” (Foley, 1996, p. 71). Si bien FUSADES fue fundado en 1983 por unos salvadoreños ricos que contribuyeron con $1.600 cada uno, esa suma fue incrementada en 1984 por un contrato con USAID que eventualmente tendría un valor de $50,46 millones de dolares (Foley, 1996). A través del tiempo, entre 1983 y 1993, USAID otorgaría a FUSADES contratos con un valor no menos de $150 millones (Robinson, 2003). Pero de igual importancia, hay que reconocer que FUSADES sirvió como un espacio organizacional para incubar y promover la ideología económica neoliberal. Parte de esta estrategia fue traer economistas conservadores directamente de la Universidad de Chicago y de Chile para desempeñar el papel de asesores para el desarrollo de programas económicos y sociales que se convertirían en política de gobierno una vez que Cristiani ganara la presidencia. Y tal como escribí en mi artículo para El Faro Académico, “por lo menos 17 líderes del sector empresarial y otras personas vinculadas con FUSADES entraron al nuevo gobierno” (Segovia, 1996, p. 55). Esto contó con el apoyo político e intelectual del Banco Mundial. De hecho, un economista del Banco (José Marqués) tomó un año sabático para trabajar en el equipo económico de FUSADES, mientras su esposa ocupaba un importante puesto en el gabinete económico (Sollis, 1993). Como puede verse, no se trata de una teoría conspirativa, como sugiere Óscar, sino de una estrategia clara de colaboración por parte de USAID y el Banco Mundial durante una época en la cual el entorno político y económico del país cambiaba de manera drástica. Estos cambios sólo habrían sido posibles gracias a la co-occurrencia de la guerra civil y la Guerra Fría, pues esto detonó el involucramiento extensivo de los Estados Unidos en los asuntos salvadoreños, generando, además, limitaciones y oportunidades reales para los actores políticos y económicos del país. (Para ver con más detalle este contexto, véase el capítulo 6 de mi libro).
  • Investigaciones de Óscar Picardo: Óscar intenta establecer credibilidad para sus críticas cuando hace referencia a sus propios informes sobre EDUCO (la mayoría de los cuales no fueron publicados). También tengo estos (Picardo, n.d., 2001; Picardo et al., 2008). Dos de ellos abordan la historia de EDUCO, pero ofrecen una perspectiva sobre esta historia sin incluir documentación académica y sin una discusión de métodos de investigación. Por ende, son informes que presentan una visión limitada. Si bien son útiles, y mucho de lo que dicen es cierto, todavía son incompletos en su tratamiento de la historia de EDUCO. Es más, los informes indican que Óscar no tiene un entendimiento profundo del aspecto político del programa. A tal fin, aunque Óscar quiere ser “menos imaginativo y más realista,” parece que no quiere ser más riguroso ni completo en sus investigaciones o declaraciones acerca del mismo ni más realista en términos de reconocer que la reforma educativa siempre tiene un aspecto político y siempre se hace dentro de limitaciones de naturaleza política.
  • “La madre” de EDUCO contra la historia de EDUCO: Óscar concluye su artículo recordando que Mirian Basso fue la madre de EDUCO. Como fue escrito anteriormente en este ensayo, y como explico con más detalle en mi libro, Mirian Basso fue un personaje muy importante en la historia de EDUCO. Pero eso no cambia la realidad de que Miriam tuvo que enfrentar las limitaciones de su situación cuando interactuaba con otros actores del MINED y del Banco Mundial. Es esto lo que ella personalmente me explicó cuando la entrevisté en mayo y junio de 2012; es también esto lo que yo explico con más profundidad en el capítulo 7 de mi libro (específicamente páginas 181-187). Pero el punto más importante aquí es que la historia de un programa o una política va más allá del conocimiento y la experiencia de una sola persona. A tal fin, la historia que contiene mi libro es una historia matizada de los desafíos y posibilidades que dieron paso a la evolución del programa EDUCO. La mayoría de los matices se pierden en un artículo corto para El Faro Académico, pero resulta fácil encontrar todos los detalles que uno quiere—y más—si se hace un esfuerzo serio para buscarlos.
Alumnos del centro escolar Cantón San Antonio Grande, en El Paisnal. Esta aula reúne a estudiantes de sexto y séptimo grado, aunque en algunas escuelas se reúne en un mismo salón a tres grados distintos. Foto de archivo | El Faro 
 
Alumnos del centro escolar Cantón San Antonio Grande, en El Paisnal. Esta aula reúne a estudiantes de sexto y séptimo grado, aunque en algunas escuelas se reúne en un mismo salón a tres grados distintos. Foto de archivo | El Faro

La diferencia entre el comentario de Óscar y mi análisis es que este último se basa en años de exploración sistemática de toda la información relevante, dentro y fuera de El Salvador. Como tal, soy capaz de proveer evidencia para cada aspecto de mis hallazgos. (A tal fin, digitalicé todas las miles de páginas de archivos que revisé, si alguien desee investigarlas). Es más, mi análisis ha sido juzgado y publicado en varias revistas científicas, y todos los artículos están disponibles gratis en mis páginas de web. Mi récord está allí para quien quiera investigarlo más.

Tal como demuestran mis publicaciones académicas, hago ciencia social; no me ocupo de escribir mis opiniones en periódicos para alimentar mi perfil público. Si alguien quiere presentar otra perspectiva de la historia de EDUCO, le sugiero que lo haga de forma académica. Uno puede buscar credibilidad en los archivos que posee (v.g. de Mirian Basso), pero los archivos no ayudan si uno no sabe la información que contienen y si uno no ha profundizado su conocimiento con otras fuentes que vayan más allá de la recolección personal.

Al final, lo importante es darse cuenta de que la reforma educativa sí tiene un aspecto político y que los intereses particulares siempre la afectan. Es imperativo que entendamos estos intereses, la manera en que interactúan y la forma en que se resuelven porque, al hacerlo, nos permite considerar si queremos que los procesos sean diferentes.

Las publicaciones en español sobre la historia de EDUCO :

Edwards Jr., D. B. y Loucel, C. (2016). El programa EDUCO, las evaluaciones de impacto y la economía política de la reforma educativa global. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 24 (92), 1-53. Disponible en:https://epaa.asu.edu/ojs/article/view/2019

Edwards Jr., y Pages, M. (2016). Análisis crítico de las evaluaciones de impacto dentro de la economía política de la reforma educativa global : El caso del programa EDUCO. Epítome Educativo, No. 1. Disponible en:http://www.uca.edu.sv/mpe/wp-content/uploads/2016/05/01-Epitome-final.pdf

Edwards Jr., D. B. y Pages, M. (próximamente). La historia oculta de EDUCO y sus resultados desconocidos: Conexiones entre EDUCO, el apoderamiento comunitario y la Guerra Civil en El Salvador. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales.

Edwards Jr., D. B., Victoria, J.A., & Martin, P. (2014). Corrientes internacionales, desarrollos estructurales, preferencias nacionales y la implementación de políticas educativas: Hallazgos en El Salvador durante el periodo 1990-2005. Journal of Supranational Policies of Education, 2, 111-140. Disponible en:https://revistas.uam.es/index.php/jospoe/article/view/5630

Referencias:

AED. (1998). Strengthening Achievement in Basic Education SABE Project: Final Report.

Ayala, R. (2005). Evaluación del programa de Educación con Participación de la Comunidad-EDUCO. MINED: San Salvador.

Basso, M. (1994). EDUCO: Una experiencia en marcha. MINED: San Salvador.

Cuéllar-Marchelli, H. (2003). The cost-effectiveness of EDUCO and traditional public school in rural El Salvador. Unpublished dissertation. Teachers College, Columbia University: New York

Edwards Jr., D. B. (2018). The trajectory of global education policy: Community-based management in El Salvador and the global reform agenda . New York: Palgrave MacMillan.

Edwards Jr., D. B. y Loucel, C. (2016). El programa EDUCO, las evaluaciones de impacto y la economía política de la reforma educativa global. Archivos Analíticos de Políticas Educativas, 24 (92), 1-53. Disponible en:https://epaa.asu.edu/ojs/article/view/2019

Foley, M. (1996). “Laying the Groundwork: The Struggle for Civil Society in El Salvador.” Journal of Interamerican Studies and World Affairs, 38 (1): 67-104.

Jimenez, E., & Sawada, Y. (1999). Do community-managed schools work? An evaluation of El Salvador’s EDUCO program. The World Bank Economic Review, 13 (3), 415-441.

Lindo-Fuentes, H. y Ching, E. (2012). Modernizing minds: Education reform and the Cold War, 1960-1980.Albuquerque: University of New Mexico.

Picardo Joao, O. (sin fecha). Educación y participación: Dos experiencias Centroamericanas.

Picardo Joao, O. (2001). EDUCO: Diez años de educación de calidad con participación.

Picardo Joao, O., Escobar Banõs, J. C., y Pacheco, R. (2008). EDUCO, en Diccionario enciclopédico de ciencias de la educación. (pp. 171-176). San Salvador: Universidad Dr. José Matías Delgado.

LeoGrande, W. (2000). Our own backyard: The United States and Central America, 1977-1992 . Chapel Hill: University of North Carolina.

Lindo-Fuentes, H. y Ching, E. (2012). Modernizing minds in El Salvador: Education reform and the Cold War, 1960-1980 . Albuquerque: University of New Mexico.

Quán, A. (2005). Through the Looking Glass: U.S. Aid to El Salvador and the Politics of National Identity. American Ethnologist, 32 (2): 276-293.

Robinson, W. (2003). Transnational conflicts: Central America, social change, and globalization . Verso: New York.

Segovia, A. (1996). Macroeconomic performance and policies since 1989. In J. K. Boyce (ed.), Economic policy for building peace: The lessons of El Salvador. (pp. 51-72). Boulder: Lynne Rienner.

Sollis, P. (1993). Poverty alleviation in El Salvador: An appraisal of the Cristiani government’s social programme. Journal of International Development, 5 (5), 437-458.

USAID. (1990). Convenio de donación para Solidificación del Alcance en la Educación Básica entre la República de El Salvador y los Estados Unidos de América, septiembre 21, 1990. San Salvador, El Salvador: USAID.

Fuente del Artículo:

https://elfaro.net/es/201803/columnas/21656/EDUCO-cuidado-con-las-cr%C3%ADticas-a-la-historia-oculta.htm

ove/mahv

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Libro: Las políticas educativas después de los ’90 (PDF)

Argentina / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Myriam Feldfeber y Nora Gluz [Coordinadoras] / Fuente: CLACSO

Fernanda Saforcada. Pablo Imen. Alejandro Burgos. Lucía Caride. Mariel Karolinski. Myriam Feldfeber. Nora Gluz. Oscar Graizer. María Eugenia Grandoli. [Autores de Capítulo]
…………………………………………………………………………

ISBN 978-987-1891-37-5
CLACSO. Facultad de Filosofía y Letras – UBA .
Buenos Aires.
Febrero de 2018

Los capítulos que componen este libro son resultado de las distintas líneas de investigación del Proyecto UBACyT Los modos de construcción de la política pública en el campo educativo. Regulaciones, actores y procesos. El punto de partida del mismo fue la preocupación por comprender los modos de construcción de la política pública en el campo educativo en el nuevo escenario caracterizado por la asunción de gobiernos surgidos de las luchas sociales contra el neoliberalismo y que, con diferentes énfasis y no pocas contradicciones, buscan generar las condiciones para superar la desigualdad y garantizar los derechos de los ciudadanos, entre ellos el derecho a la educación.
Link para la descarga:
https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/contador/sumar_pdf.php?id_libro=1340
Fuente de la Reseña:
https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1340&pageNum_rs_libros=4&totalRows_rs_libros=1329
ove/mahv
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EDUCO: la otra historia desideologizada

El Salvador / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Óscar Picardo Joao / Fuente: El Faro

Tengo en mi oficina todo el archivo de EDUCO que me dejara Miriam Basso, una investigadora y consultora argentina de UNICEF (no de UNESCO), quien llegó al país a finales de los 80, procedente de Bolivia, en donde trabajó y diseñó el programa Sí Podemos de alfabetización de mujeres. Miriam era una profesora e investigadora bastante liberal, de izquierda, que jamás se prestaría a las conjeturas de Brent Edwards en su historia oculta de EDUCO… El archivo es muy detallado y cuenta con informes, memorándums, cartas y otros documentos mecanografiados de la época; algunos fueron revisados por Brent; otros, no… Para quien los quiera revisar están a la orden.

Es muy -pero muy- difícil de creer que investigaciones tan liberales como Participación de los Padres en la Educación: Hacia una Taxonomía para América Latina (María Martinello, Harvard) o Participación y Comunidad en las Escuelas EDUCO (1999 – 2000, Héctor Lindo Fuentes, IADB) se puedan prestar como fachada para proyectos neoliberales, tal como propone Brent en su artículo. Pero más allá de los estudios -excepto Do Community-Managed Schools Work? An Evaluation of El Salvador’s EDUCO Program? (Jimenez, Sawada, The World Bank, 1998)- yo le pondría cuidado a los datos y estadísticas que revelan contextos más profundos y complejos. Véase por ejemplo el cambio en la progresividad de la matrícula en Parvularia y Básica a partir del año 1992 con EDUCO.

Matrícula Sector Público y Tasas de Crecimiento por niveles y zonas 1989-96

 

Años

Niveles Educativos

PARVULARIA

BÁSICA

Urbana %

Rural (*) %

Urbana %

Rural (*) %

1989

35,869

——–

6,103

——–

476,198

——-

399,933

——-

1990

36,895

2.86

7,702

26,20

465,685

-2.21

354,861

-11.30

1991

39,440

6.90

13,266

72,24

465,318

-0.08

399,217

12.50

1992

44,749

13.50

20,736

56.31

445,307

-4.30

436,100

9.24

1993

47,615

6.41

44,410

114.17

466,675

4.80

469,210

7.59

1994

50,904

6.92

53,389

20.22

457,264

-2.02

492,512

4.97

1995

53,359

4.82

59,697

11.8

466,255

1.97

510,281

3.6

1996

55,914

4.80

94,108

57.6

457,256

-1.93

594,123

16.4

(*) Incluye EDUCO a partir de 1991

Y este crecimiento no corresponde al dudoso dato de los 13,000 estudiantes del sistema educativo del FMLN…. Existen muchos otros estadísticos de cobertura, deserción y calidad que demuestran el impacto de EDUCO en el sistema educativo, inclusive mejores resultados en ciertas áreas de pruebas estandarizadas en Lenguaje y Matemáticas.

Brent hace varias afirmaciones con pocos fundamentos y datos, por ejemplo:

Tesis de Brent Edwards

Otra explicación de los hechos

 

“El MINED transfirió la responsabilidad legal de la gestión de asuntos educativos del gobierno central al nivel local”.

Primero se descubre el modelo de gestión rural educativa –no sólo en comunidades controladas por el FMLN-, posteriormente se institucionaliza y se transfieren a las comunidades controles administrativos con alto nivel de participación, pero el MINED nunca perdió el control legal de la escuela.
Desde sus inicios, EDUCO fue adaptado por países vecinos (Nicaragua, Guatemala y Honduras), estudiado por diseñadores de políticas de todo el mundo y presentado en las publicaciones de alto perfil de las organizaciones internacionales como el Banco Mundial, la UNESCO y el Banco Interamericano de Desarrollo.  

No fue al inicio, sino a mediados de los 90 y fue sólo en Honduras –PROHECO- y en Guatemala (PRONADE). Ambos fracasaron.

Los partidarios de EDUCO lo han promovido como una política naturalmente superior (…) Esta narrativa dominante, o «historia oficial», se puede encontrar en publicaciones presentadas por el MINED, el Banco Mundial y varios consultores del Banco Mundial. Hay estudios muy serios y nunca se promovió como un “programa superior”, sino como un modelo que empodera a la comunidad organizada; nadie mejor que los padres y madres en el área rural saben qué sucede con la educación de sus hijos, en el MINED ni se dan cuenta…
‘(…) para recibir la aprobación de un préstamo del Banco Mundial, generalmente los países tenían que adoptar reformas económicas neoliberales rígidas. Fue por esta razón que el MINED, bajo el liderazgo de Cecilia Gallardo, nombrada ministra en agosto de 1990, consideró primero imitar la reforma educativa chilena. Falso. La reforma educativa de El Salvador se gestó con la Comisión de Educación, Ciencia y Desarrollo y gracias al fuerte apoyo del Departamento de Educación de la UCA, quienes dirigieron las reformas legales, la PAES, los libros de texto, las reformas curriculares, entre otros instrumentos.
Hacia fines de 1990, el MINED y el Banco Mundial comenzaron a implementar EDUCO. Lanzaron un breve programa piloto en seis comunidades a principios de 1991, y poco después se comprometieron completamente con el programa. A mediados de 1991, el Banco Mundial aprobó los fondos para el programa, lo que significaba que EDUCO se implementó incluso antes de que se firmaran los Acuerdos de Paz en 1992, y antes de que comenzara oficialmente el proceso de reforma educativa de posguerra.  

Falso. Primero se implementó el programa PAIN de alimentación escolar en 1989-1990, luego el programa SABE. Los registros de Mirian Baso son de julio de 1991 en adelante.

“Tanto el MINED como el Banco Mundial se resistieron a imitar un enfoque que tenía orígenes en las comunidades del FMLN”. En todos los informes se describe el modelo, sean comunidades “rurales” controladas o no por el FMLN.
“ (…) ese diseño permitiría al gobierno socavar y subvertir el sistema educativo que el FMLN había construido durante la guerra, y que se estima que atendió a más de 13,000 estudiantes con una coalición de aproximadamente mil educadores populares” El FMLN no tenía un sistema educativo, había comunidades aisladas –en tres Departamentos el 96%- en donde la acción educativa era dirigida por maestros populares, y se crearon programas para escalafonar a estos maestros. Hay datos y estadísticas sobre esto.
“El programa EDUCO requería que las ACE contrataran maestros con credenciales oficiales (es decir, un certificado de enseñanza), las comunidades del FMLN no podían contratar a sus educadores populares”. Las ACE les dieron a las comunidades institucionalidad legal, y se expandieron en todo el país. No tenía nada que ver si eran o no del FMLN; y eran parte del requisito para oficializar el sistema educativo alterno, parte de ello era que los maestros populares obtuvieran su escalafón, y varias universidades colaboraron con este proceso.
Un aspecto final de la historia oculta de EDUCO es el papel de los Estados Unidos y el contexto de la Guerra Fría. EDUCO nunca hubiera existido de no haber sido por la creación de FUSADES y FEPADE, ambos financiados en parte por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Esto parece de película. Ojalá pudiera demostrar el autor la relación de EDUCO con FEPADE y FUSADES como agentes del imperio…
Aunque los defensores de EDUCO hacen una variedad de afirmaciones sobre su éxito, una lectura atenta de la evidencia revela que no produjo mejores resultados educativos. Por el contrario, tuvo efectos negativos en los resultados de las pruebas. Tengo en mi poder resultados de pruebas estandarizadas que dicen todo lo contrario. No son resultados significativamente mejores, pero sí superan en su mayoría a las escuelas tradicionales rurales CDE, sobre todo el Lectura y Matemáticas de 9º grado.
No existe evidencia que indique que EDUCO fue más eficiente, que condujera a una forma más sólida de participación comunitaria, o que promoviera la rendición de cuentas entre los docentes y las ACE. Por el contrario, existe mucha evidencia sobre formas sólidas de participación y rendición de cuentas. Y aquí está el problema con las gremiales, que aducían falta de estabilidad laboral ya que en muchas ACE´s si el maestro faltaba no le renovaban el contrato.

 

No estoy de acuerdo con la permanencia Ad Infinitum de EDUCO, pues era como un sistema paralelo. No obstante, fue un modelo con alta participación comunitaria que permitió un buen y necesario nivel de empoderamiento de las comunidades y familias sobre las escuelas y su gestión y, sobre todo, permitió la transición de las escuelas rurales hacia el nuevo sistema educativo en democracia; que además posibilitó y enseñó a las comunidades la institucionalidad legal –todas las ACE lograron personería jurídica- y manejo de cuentas bancarias para EDUCO y para otros proyectos. Muchas de las ADESCO actuales tienen vida gracias a EDUCO.

Brent, como muchos becarios e investigadores que van tras el aporte “total y último” a las ciencias, buscan y presentan historias o descubrimientos de conspiraciones del “Imperio Yankee” en contra de los sistemas revolucionarios (así como otros enajenados creen que muchas políticas de Estados Unidos son inmaculadas). Seamos menos imaginativos y más realistas con las “historias ocultas”. Los académicos debemos ser serios y basarnos en la evidencia. Hablé bastante con Brent, le presté los archivos de Mirian Basso con agilidad y transparencia, pero desde el inicio noté que su aparato epistemológico estaba desviado. Tengo datos, estadística, documentos que pueden respaldar cada afirmación.

Creo, además, que EDUCO tiene una madre putativa y es Miriam Basso (no el MINED ni el Banco Mundial ni las Ministras de turno ni el fantasma neoliberal ni mucho menos los revolucionarios del FMLN). Algunas gremiales con apoyo del actual Presidente aniquilaron EDUCO, y pregunto: ¿está mejor el sistema educativo ahora sin EDUCO? ¿Cuál fue el verdadero argumento para eliminarlo? ¿La política neoliberal? ¿Entonces por qué no quitan la dolarización o los tratados de libre comercio?

No tengo ni una razón para atacar o defender a EDUCO más que los datos del sistema educativo; nunca tuve contrato con el BID, Banco Mundial, USAID o MINED para escribir o investigar sobre EDUCO, sólo realicé estudios eminentemente universitarios que nunca se publicaron. Hago ciencia, no politiquería.

Fuente del Artículo:

https://elfaro.net/es/201802/columnas/21484/EDUCO-la-otra-historia-desideologizada.htm

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Carta desde el aula a Esteban Moctezuma

México / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

C. Lic. Esteban Moctezuma Barragán.

A través de los medios informativos, hemos sabido que usted ocupará el cargo de titular de la Secretaría de Educación Pública del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de la República para el período 2018-2024. Por tal motivo, le expreso algunas inquietudes, preguntas y sugerencias, con respeto y desde el aula, sobre la situación educativa mexicana en el momento actual, en mi condición de profesor de tiempo completo y ciudadano de a pie.

Los retos que enfrentará su gestión al frente de la Educación en México, son grandes y de enorme complejidad. Por ello, considero que en esta importante responsabilidad se requerirá no solamente de imaginación, voluntad y experiencia, sino también de talento político y oficio en el ejercicio del servicio público, y de un liderazgo ejemplar, desde el más alto nivel hasta los mandos medios y operativos de la SEP. Además, se requerirá de tolerancia, actitud de escucha y diálogo permanente, atento, conciliador con todos los actores que, directa e indirectamente, están involucrados en los asuntos de la Educación.

Pienso que, para construir una agenda educativa, a efecto de identificar las más sentidas necesidades educativas nacionales, es pertinente en primer lugar, conversar con el personal de base, es decir, con las maestras, los maestros, directivos, personal de apoyo, asesores y asesoras técnicos, padres de familia y estudiantes de todos los niveles y modalidades educativos, para saber, desde abajo, cuál es el estado en que se encuentra la Educación, hoy, en nuestro país, no desde arriba; y, posteriormente, definir, desde ahí, el tipo y la profundidad del cambio educativo que requiere nuestra nación en las condiciones actuales.

Para ello, adicionalmente, será conveniente que usted y su equipo, se den a la tarea de evaluar cuáles son las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales que demandan dichos cambios en la actualidad y con prospectiva hacia el año 2024. En esta parte incluyo, por supuesto, el entorno del desarrollo científico, tecnológico y humanístico que vive México, como para darle un marco de referencia al cambio.

También es importante ubicar todas estas ideas de transformación, de “cambio verdadero” como lo ha dicho AMLO, en su justa dimensión, y reconocer que dichos cambios se podrán llevar a cabo en el mediano y largo plazos, y a varios niveles: Por ejemplo, desde la reorganización del sistema educativo; la creación de nuevas instituciones nacionales; la formulación y puesta en operación de nuevos programas educativos, hasta la adaptación o continuación de algunos programas o proyectos que actualmente existen, y que requieren de su fortalecimiento, previo análisis, discusión y estudio de factibilidad, mismos que podrían contribuir al desarrollo educativo, cívico y cultural de los mexicanos.

Reorganizar el Sistema Educativo Nacional (SEN), no es una labor fácil debido a su excesivo burocratismo y centralismo. Como usted seguramente sabe, hoy las atribuciones y facultades que establece la Ley General de Educación, para lograr cambios progresistas en los planes y programas de estudio de la Educación Obligatoria (Básica y Media Superior), están limitadas a las decisiones que asume el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Poco es el margen que da la ley a los gobiernos y a los congresos estatales, y menos aún a los ayuntamientos, a nivel municipal, sobre cuestiones curriculares.

Lo mismo sucede con las facultades para llevar a cabo nuevos programas nacionales de formación inicial y continua para docentes, asesores técnicos y directivos. Por lo que urge modificar el marco legal hoy existente, previa discusión que se deberá llevar a cabo en los ámbitos del poder ejecutivo y los órganos del legislativo, a efecto de lograr una verdadera descentralización educativa. Una discusión amplia y democrática en la que participen, en igualdad de condiciones, el magisterio en general, no sólo con sus representaciones gremiales; los medios de comunicación; las universidades públicas y privadas; las instituciones formadoras de profesionales de la educación; las organizaciones de la sociedad civil; así como representantes empresariales; estudiantes, padres y madres de familia, entre otros. Ello con la finalidad de crear mecanismos legales y distribuir la toma de decisiones pedagógicas y administrativas en los niveles federal, estatal y municipal, para alcanzar así una democratización de las determinaciones y las acciones relacionadas con la Educación Obligatoria (Básica y Media Superior) y otros niveles educativos relevantes para el país, como es la educación superior y el posgrado.

A reserva de su mejor opinión, considero que conviene a nuestro Sistema Educativo Nacional contar con mediaciones federales, estatales y municipales (los llamados tres órdenes de gobierno), puesto que una distribución de poderes de tal naturaleza abriría las puertas a una mayor participación de la sociedad en los asuntos educativos cruciales en cada región y localidad (¿Qué opina usted acerca del rezago educativo existente, que incluye no solo el analfabetismo, sino también la no conclusión de la Educación Primaria y la Secundaria en amplios sectores de la población?). Abrir los canales de análisis y decisión acerca de los contenidos y los métodos de la educación obligatoria en México, supone una más amplia participación de los ciudadanos en estos quehaceres, y ello se traduciría en beneficios para las prácticas democráticas y la extensión significativa, oportuna y pertinente de los aprendizajes escolares.

Pienso, Lic. Moctezuma, que una transformación de fondo de la educación pública en nuestro país, demanda de un cambio en la base misma de su organización, y eso debe pasar por el impulso de una modificación del modelo “centralista”, hoy ya decadente, que ha prevalecido en México desde 1921; en su lugar, deberá de operar un modelo planificado y consensuado, a partir de un criterio de descentralización efectiva de los órganos responsables en la toma de decisiones educativas, es decir, tanto en lo pedagógico como en lo administrativo (ello incluye la participación crítica y autocrítica del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación como organismo autónomo); y que esto último acompañe a ese tipo de decisiones, y no al revés, como ha sucedido hasta ahora. En ese sentido espero, Lic. Moctezuma, que la descentralización no quede reducida sólo en un simple traslado de oficinas federales de una ciudad a otra.

A reserva de realizar una revisión más exhaustiva, opino que es necesario y pertinente modificar, también, los términos en que se encuentra vigente la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD), desde 2013. Sobre todo cambiar los conceptos y métodos en que se impuso dicha ley y que generó una condición adversa, es decir, que pone en desventaja a los docentes, asesores y directivos de la educación obligatoria en servicio. Si bien es cierto, que los procesos de evaluación (ingreso, promoción, reconocimiento y desempeño) son oportunos y necesarios, éstos no deben considerarse como medios para la terminación o conclusión de las relaciones de trabajo de los profesionales de la educación (de ahí que se debe eliminar el término “permanencia” en la redacción de la misma ley). Y menos aún debe seguir así porque, primero, y en especial en la escuela pública, como obligación del patrón o sea del Estado mexicano, es necesario emprender robustos y efectivos programas de capacitación, actualización y acompañamiento hacia las figuras educativas mencionadas, y luego, no antes, llevar a cabo las evaluaciones departamentales correspondientes, con un sentido formativo no “punitivo”.

Como lo he comentado en otros textos en este mismo medio, considero justo que, a la par de esta modificación a la LGSPD, he planteado que se discuta la pertinencia de evaluar no sólo al profesional de la educación en servicio, en lo individual, sino evaluar de manera integral y completa el desempeño de los colectivos escolares (como lo han sugerido, en varios espacios, algunos académicos reconocidos como el Doctor Ángel Díaz Barriga, del IISUE-UNAM), de tal manera que con ello se tengan evaluaciones (no sólo mediciones parciales), acerca de lo que realmente el centro educativo requiere, en un sentido educativo y pedagógico, para que sus estudiantes aprendan lo que de verdad requieren aprender, en el aquí y el ahora, y para su vida futura.

Sería un acierto que el nuevo gobierno creara un Instituto Nacional para la Profesionalización de Docentes, Asesores y Directivos de la Educación Obligatoria. Aun cuando sabemos que existen Escuelas Normales y otras instituciones importantes de educación superior (como la Universidad Pedagógica Nacional), encargadas de la formación inicial de docentes y profesionales de Educación Básica, es evidente que no existen instituciones dedicadas a la formación profesional y especializada de asesores y directivos de Educación Básica ni de docentes, asesores y directivos de Educación Media Superior. Por ello, la propuesta de crear una institución de este tipo, daría respuesta a esa inminente demanda social a favor de la profesionalización de todas las figuras educativas.

Hasta el momento, los docentes, asesores técnicos y directivos de la educación obligatoria, en su mayoría, no cuentan con una institución que les proporcione programas de formación profesional, sino que se tienen que preparar “sobre la marcha”, con sus propios recursos materiales y financieros. Además, la creación de una institución de esa naturaleza, sentaría las bases de un cambio de paradigma y en el orden de las prioridades educativas. Para este razonamiento, parto de la siguiente premisa: los docentes, antes de ser los únicos responsables de la realidad educativa nacional, son corresponsables junto con los directivos, los padres de familia, los estudiantes mismos y las autoridades que toman decisiones a nivel de sistema educativo y subsistemas, en su conjunto; es decir, en los niveles de decisiones federal y estatal, para efecto de las evaluaciones de los aprendizajes escolares y para la formación integral en general de niños, niñas y jóvenes. Lo que quiero expresar con esto, es que el docente no es la única figura educativa responsable del escandaloso fracaso escolar que vive México.

Espero que usted, como líder del sector educativo en el país, a partir de diciembre próximo, y como responsable de las políticas públicas educativas, así como de la gestión educativa de los funcionarios federales, académicos, especialistas y expertos, autoridades de todos los niveles de gobierno, tomadores de decisiones, etc., cumpla plenamente con sus tareas y haga también las veces de animador del cambio educativo en otros ámbitos, esto es, que logre convocar a políticos, empresarios, legisladores y líderes de opinión, así como a las organizaciones no gubernamentales, que tengan interés en desarrollar iniciativas progresistas en esta materia.

Por último, le solicito que no deje de hacer acercamientos y contacto con las escuelas, con la gente en las aulas, los laboratorios, las canchas deportivas, jardines, talleres y patios de usos múltiples para que, juntos, podamos conversar y discutir, de manera abierta e informada, sobre los avances que se vayan dando del cambio educativo en México.

Agradezco de antemano su atención y le envío un cordial saludo.

Santiago de Querétaro, Qro., 1 de agosto de 2018.

*Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/08/01/carta-desde-el-aula-a-esteban-moctezuma

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La reforma, los maestros y la ADP (1 de 3)

República Dominicana / 16 de septiembre de 2018 / Autor: Jesús de la Rosa / Fuente: Hoy Digital

La diferencia específica entre los países desarrollados y aquellos que no lo son casi siempre viene dada por la disponibilidad de recursos materiales y humanos de que disponen los primeros, en contraste con las carencias de los mismos de parte de los segundos. La velocidad de los cambios y de crecimiento constante en el dominio tecnológico internacional plantean a los países en desarrollo el reto de abordar, en niveles de excelencia comparable, aquellas áreas o campos considerados los más estratégicos para su futuro desarrollo. En ese contexto, las escuelas y los profesores tienen que enfrentarse a muchos problemas, incertidumbre y desafíos. La educación, a pesar de las sucesivas crisis que ha venido enfrentando, todavía se considera como la solución a muchos de los problemas que afectan a la humanidad y como fuente del bienestar social y económico. Muchos son los documentos elaborados por organismos internacionales que destacan la expansión de la oferta educativa y, en consecuencia, la calidad como un desafío a enfrentarse.

La calidad la entendemos a grosso modo como la capacidad que tenemos nosotros los maestros de hacer que nuestros alumnos aprendan, lo que supone que debemos de tener un buen desempeño, a tiempo en que presentemos una cualificación compatible con nuestro diario quehacer.

Esta época de grandes cambios en casi todo el mundo encuentra al país sumido en una crisis social y económica de grandes proporciones. La comprobada situación de deterioro en que se encuentra el sistema dominicano de instrucción pública es, al mismo tiempo, una manifestación de esta crisis y un factor que contribuye a agravarla.

Recuerdo haber leído en un documento escrito hace ya algunas décadas por el destacado educador dominicano Nicolás Almánzar que “existía una severa crisis educativa; que resultaría necio y absurdo negarlo, cuando la realidad era más fuerte que el pálido reflejo de los que escribíamos sobre la misma, los especialistas, y los formadores de opinión”. Como veremos más adelante, a pesar del tiempo transcurrido, todavía tenemos que enfrentarnos a situaciones, sino iguales, muy parecidas a las ya señaladas.

La idea, no del todo cierta, de que la mejora del desempeño de los alumnos es un factor dependiente casi exclusivamente de la calidad docente, ha llevado a que los problemas del aprendizaje se justifiquen en la baja cualificación profesional de los docentes. Esto está dando lugar a señalar a los maestros como los únicos culpables del fracaso de las autoridades del sector al definir los principios orientadores de la educación y al elaborar planes con miras a mejorar la pertinencia y calidad de las funciones docentes.
Es cierto que la calidad de la educación de un país no es superior a la calidad de su profesorado. Pero, si el profesorado es clave para la calidad de la enseñanza, debemos admitir también que no se puede mejorar el trabajo del docente sin lograr al mismo tiempo mayores niveles de calidad en el funcionamiento de las escuelas o del sistema de instrucción en general.

¿Son los profesores los únicos culpables de las fallas que en los últimos meses se ha venido registrando en el sistema dominicano de instrucción pública y que hoy afectan seriamente el desenvolvimiento del recién iniciado año escolar? ¿Son los dirigentes de la ADP los únicos encargados de propiciar el desarrollo de actividades educativas con miras a ofrecer igualdad de posibilidades de educación para todos?

Mejorar la calidad de la enseñanza y enseñar mejor sigue siendo uno de los principales objetivos de la educación. Otro, tan importante como esos que mencionamos, es lograr que la calidad de la enseñanza alcance a todos, es decir, que haya mayor equidad.

Fuente del Artículo:

La reforma, los maestros y la ADP

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Foros de consulta educativa: qué consultar

Por: Abelardo Carro Navas

Hace unos días, sostuve una amena e interesante conversación con algunos profesores de educación primaria y secundaria. Como parece obvio, el tema que dio para hablar en demasía, fue el relacionado con los “Foros de Consulta” que el gobierno encabezado por el Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador, viene realizando en el país con el propósito de lograr un “Acuerdo Nacional Educativo”. Acuerdo que, a decir de muchos colegas, habrá de dar paso a la cancelación de la mal llamada reforma educativa que logró imponer el gobierno de Peña Nieto y compañía.

Así las cosas, llegado el tema de las propuestas, recuerdo que de la nada surgió una pregunta que a más de uno nos dejo pensativos por un momento: si la idea es realizar una serie de foros para recoger un cúmulo de propuestas que nos lleve a lograr un acuerdo educativo que beneficie a todos los mexicanos, ¿tendría que realizarse dichos foros si necesariamente tiene que mejorarse prácticamente todo el Sistema Educativo Mexicano (SEM) dados los problemas que existen en los diferentes niveles y subsistemas educativos? La respuesta, aunque parece obvia, encontró sentido si volteamos a ver al país, tal y como Peña lo ha dejado en esta materia.

Sí, se hace necesaria la atención de los problemas existentes, y sí, se hace necesaria la realización (aunque a más de uno no nos guste) de los foros que, por arte de magia, lograrán ese Acuerdo Educativo como el que en su momento logró: Salinas en 1992 (Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica), Fox en 2002 (Compromiso Social por la Calidad de la Educación), Calderón en 2008 (Alianza por la Calidad de la Educación), Peña en 2012 (Pacto por México, que incluye sus famosas reformas estructurales, entre ellas, la educativa).

Y es que mire usted, lejos de lo que el mismo foro o foros puedan representar, éste se hace necesario como un ejercicio democrático que todo gobierno que se diga democrático debe realizar… pero, ¿cuál es su fin educativo? En un instante iré a ello. Obviamente que, al plantear tal interrogante, en absoluto demerito la participación que los interesados puedan realizar en un momento determinado. Como se sabe, en los estados de Chiapas, Puebla, Durango y Nuevo León, ya se realizaron esos foros y, en próximos días, Veracruz, Estado de México y Tabasco, harán lo propio. Sí, en todos ellos han participado cientos de maestros, padres de familia, integrantes de la sociedad civil, entre otros actores, y cuya voz ha sido escuchada y, en su caso leída por quién sabe quién, pero que al final de cuentas, ha participado, y que bueno que sea de esta manera, puesto que esto abre la posibilidad para que el día de mañana, esos mismos actores participantes, exijan el cumplimiento de los acuerdos y/o propuestas que se derivaron de un evento en el que éstos participaron. Bendita democracia.

Ahora bien, por el tema educativo (al que aludía en el párrafo anterior) llama la atención que, en los formatos que se entregan a quienes acuden a este evento, éstos solamente le destinen un espacio muy breve al tema del aprendizaje y la formación continua, y sí varias interrogantes al diagnóstico y a algo que no logro entender y que fue denominado “Propuesta de Guelatao”. Y bueno, sobre el perfil del egresado de una escuela pública, sobre la revalorización social del magisterio, y sobre el compromiso que asumiría cualquier ciudadano para la mejora de la educación pública, mejor ni hablamos, son tres rubros que se dejaron abiertos, sin ninguna opción a considerar, salvo la opinión que usted o yo pueda tener al respecto.

¿Es este un instrumento que recoja las problemáticas reales que lleven a formular una propuesta educativa de profundo calado? No, en absoluto. La respuesta es contundente en estos términos: si a usted le preguntaran qué tipo de educación quiere para sus hijos con seguridad la respuesta sería “la mejor”. Si en los formatos que les entregan a los participantes en los foros se cuestiona o solicita que se priorice o valore las necesidades en cuanto a equidad, calidad, fortalecimiento de la educación inicial, de las escuelas multigrado, de las escuelas tiempo completo, de la inclusión y atención de alumnos con discapacidad, que haya más universidades, más becas, etcétera, etcétera, etcétera, la respuesta, aunque parece obvia, lo llevaran a elegir una de las opciones que, tal vez, no represente o signifique su necesidad más apremiante. ¿Y entonces los formatos tienen cierto sesgo? Ya lo creo, aunque el sesgo no es realmente una preocupación que me agobie, lo que me causa cierto conflicto, es saber cómo le van a hacer para atender las necesidades que, por varios sexenios, se han dejado a la deriva y que nos han llevado a ocupar el lugar que conocemos en distintas pruebas nacionales e internacionales, o a las carencias que en varias regiones y entidades se observan con el simple hecho de salir y visitar una escuela del nivel educativo que usted guste.

No, el problema no es qué consultar, el asunto aquí es cómo se atenderán y fijarán esas prioridades. No, el problema no es la democracia, el asunto es cómo se aplica esa democracia.

Ciertamente el gobierno que en próximos meses entrará en funciones, no es del todo responsable del gran problema educativo que priva en México; no obstante, el que se realicen estos foros, sin mucha claridad y transparencia, y mucho menos, con información contundente, genera cierto “sospechosismo” de gobierno cuya bandera es la democracia y la rendición de cuentas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/foros-de-consulta-educativa-que-consultar/

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Los fines de la educación

Por: Robert M Hutchins

Robert M. Hutchins criticó en 1941 los principales problemas en la educación universitaria: escepticismo, presentismo, cienticifismo y antiintelectualismo. Defiende que una universidad que se precie no debe aspirar a formar al hombre por completo, sino enseñarle a pensar, para lo que se necesita de la metafísica. Su enseñanza es más actual que nunca.

ace seis años (1) tuve el honor de dirigirme a mis colegas de Yale hablando sobre La educación superior en América. Me sorprendió ver que esas lecciones no tuvieron el efecto que pretendí que lograran. Por el contrario, todas las actitudes que se calculaba que esas lecciones podrían cambiar, siguieron adelante con fuerza o fueron consolidadas con firmeza.

En ellas ataqué la trivialidad, y cuarenta y dos estudiantes se apuntaron al curso breve de jefes de tambores en Oklahoma University.

En ellas ataqué que la universidad se convirtiera en formación profesional, y la University of California anunció un curso en cosméticos diciendo que: «La profesión de esteticista es la que crece más rápidamente en este Estado». Me quejé de los cursos dedicados a proporcionar información caduca, y uno de los más distinguidos sociólogos de Estados Unidos anunció que nuestro nivel de información crece tan rápidamente que para volcarla entera en nuestros estudiantes tendríamos que prolongar la adolescencia hasta los cuarenta y cinco años de edad.

Sostuve que la educación superior debería ser primordialmente intelectual, y el rector del New York State College for Teachers dijo: «La educación no es en primer lugar intelectual. La educación es el proceso por el que se socializan tus emociones».

Un profesor, casi por casualidad, estaba de acuerdo conmigo. E hizo estos comentarios escandalosos en un libro: «Siempre quedarán», decía, «ciertos valores permanentes que debe cultivar la educación, como la honestidad intelectual, el amor a la verdad, la habilidad para pensar con claridad, las cualidades morales». El hecho de que fuera de Teachers College, Columbia, y que se pudiera suponer que estaba solamente haciendo una broma, no le salvó. Fue reprendido agudamente por otro profesor de la Ohio State University que dijo que en este punto debía «discrepar de este libro, por lo demás sin duda interesante, porque hace sospechar que su autor tiene todavía algo de absolutista». Y es que este quería que la educación cultivara la honestidad intelectual, el amor a la verdad, la capacidad de pensar con claridad y las cualidades morales.

Resulta que la sabiduría y la bondad son el objetivo de la educación superior.

No negaré que una o dos personas prestaron alguna atención a mi libro. Uno de estos, que en su tiempo libre es profesor de Yale, resumió todo el asunto diciendo que el problema conmigo era mi intenso idealismo moral. Lógicamente esa cualidad desenfocaría a cualquiera su visión de la educación. ¿Un rector de universidad culpable de idealismo moral? ¿A dónde vamos a llegar? Me vinieron a la cabeza algunos de los comentarios de uno de nuestros antiguos alumnos que en una discusión reciente en la University of Chicago dijo que todo lo que yo había dicho sobre el fútbol era perfectamente lógico. «Pero», señalaba, «si la universidad elimina el fútbol, mi hijo, que ahora tiene quince años, no querrá ir allí». En otras palabras, ‘lógico’ es un término de reproche, y la University of Chicago debería aspirar a ser iló- gica porque uno de sus antiguos alumnos tiene un hijo ilógi- co. Incluso he escuchado la palabra ‘educativo’ con la misma connotación difamatoria cuando un graduado de Princeton escribió a Woodrow Wilson diciendo: «Ya no tendré más relación con Princeton. Usted está convirtiendo mi querido viejo collegeen una institución educativa». Un rector universitario del que se sospecha que está interesado en la moral, el intelecto, o incluso en la educación, se merece la mayor de las condenas por parte de aquellos que tienen auténtica preocupación por los verdaderos intereses por nuestro país.

Pero todas estas cosas se quedan en nada si las comparamos con la amenaza de la metafísica. He sugerido suavemente que la metafísica podría unificar a la universidad moderna. Sé que se trataba de una palabra muy larga, pero pensaba que mi audiencia formada por críticos bien educados conocerían su significado. En cierto modo quedé muy sorprendido al encontrarme con que para ellos metafísica era como una serie de globos, flotando sobre la superficie de la tierra, que eran traídos hacia abajo por gente de mente viciosa y débil cada vez que querían ganar una discusión. La explosión de uno de estos globos, o la suelta de los gases que contuviera, podría silenciar pero no convencer a un hombre sabio. El hombre sabio se marcharía murmurando «Palabras, palabras, palabras», o «Contrario a la ciencia», «Reaccionario» o incluso «Fascista». Sabiendo que no puede haber nada verdadero a no ser que la ciencia experimental lo haga verdad, el hombre sabio conoce que la metafísica es simplemente el vocablo técnico de la palabra superstición.

El papel de la filosofía en la educación

Podría enfrentarme ahora contra todo esto. Me interesa la educación, la moral, el intelecto y la metafísica. Incluso voy lo suficientemente lejos como para sostener que hay una relación necesaria entre todas estas cosas. Quiero afirmar que si falta una de ellas no podemos tampoco tener las demás, y que sin las otras no podríamos lograr aquello que me importa de forma principal, la educación.

Por otra parte, insisto en que todo lo que ocurre hoy en el mundo confirma la necesidad inmediata y urgente de ponernos a una y entrar en directo a considerar estos temas. El mundo está probablemente más cerca de la desintegración ahora [segunda guerra mundial] que en ningún otro momento desde la caída del Imperio Romano. Si nos quedan algunas fuerzas, aunque sean leves y poco efectivas, para clarificar y unificar criterios, deberían ponerse en marcha, movilizarse ya, o aquello que conocemos como la civilización occidental podría desaparecer.

Incluso si asumimos que las condiciones ordinarias se restaurarán pronto, debemos aceptar que nuestro país se ve afectado por problemas que, aunque aparentemente no tienen solución, deberían resolverse si es que quiere conservarse o en caso de que merezca la pena conservarlo. No hablo de problemas materiales. Debemos tener fe en los grandes recursos de nuestra tierra. Nuestros problemas son de carácter moral, intelectual y espiritual. La paradoja de morir de hambre en mitad de la riqueza ilustra la naturaleza de nuestras dificultades. Esta paradoja no se resolverá con habilidades técnicas o datos científicos. Se resolverá, si es que eso es posible, por medio de la sabiduría y la bondad.

Resulta que la sabiduría y la bondad son el objetivo de la educación superior. ¿Cómo podría ser de otra manera? La sabiduría y la bondad son los fines de la vida humana. Si discutes esto, estás en ese momento entrando en una discusión metafísica, pues te encuentras debatiendo sobre la naturaleza del ser y la naturaleza del hombre. Así debería ser. ¿Cómo podríamos conocer el destino del hombre si no nos preguntamos lo que el hombre es? ¿Cómo podemos hablar de preparar hombres para la vida si no nos preguntamos cuál debería ser este fin? En la base de la educación, así como en la base de toda actividad humana, se encuentra la metafísica […].

Lo mismo pasa con la ética y la política. Queremos llevar una vida buena. Queremos un buen gobierno como un medio para conseguir esa vida. De nuevo, para encontrar la buena vida y el buen gobierno, debemos investigar la naturaleza del hombre y los fines de su existencia. En el momento en que hacemos eso nos hacemos metafísicos a pesar de nosotros mismos. Y la solidez de nuestras conclusiones morales depende de si somos buenos o malos metafísicos […].

Abrir el currículo a las buenas asignaturas condujo de modo natural (a Eliot, rector de Harvard) a permitir también las malas para al final destruir ambas.

Y lo mismo ocurre con la educación. En este asunto el gran criminal fue Mr. Eliot quien, como rector de Harvard, dedicó su genio, habilidades y su larga vida a la tarea de robar a la juventud americana su herencia cultural. En el momento en que sostuvo que no había buenas o malas materias que estudiar, su laudable esfuerzo por abrir el currículo a las buenas asignaturas lo condujo de modo natural a permitir también las malas para al final destruir ambas. Hoy, para conseguir educarse en una universidad americana, un hombre tendría que ser realmente brillante y saber mucho, si es que tiene la intención de hacerse con aquello que realmente no necesita. Nuestras instituciones dan completo apoyo a aquella frase de Gibbon de que «la instrucción raramente es eficaz exceptuando aquellos temperamentos felices en los que resulta casi superflua». Hoy el joven americano abarca solo de forma accidental la tradición intelectual de la que forma parte y en la que debe desarrollar su vida: porque sus fragmentos dispersos y carentes de unidad se encuentran desparramados de un lado al otro del campus […].

El error principal es el de sostener que nada es más importante que lo demás, que no puede darse un orden entre los bienes ni un orden en el terreno de lo intelectual. No hay nada central y nada periférico, nada primario y nada secundario, nada fundamental y nada superficial. El camino del estudio se rompe en pedazos porque no hay nada que lo mantenga unido. Trivialidad, mediocridad y formación profesional lo conquistan todo porque no tenemos ninguna medida objetiva desde la que juzgar […].

Vemos entonces que la metafísica juega un doble papel en la educación superior. Desde ella los educadores deciden qué educación deberían ofrecer. Desde su metafísica sus estudiantes deben construir los fundamentos de su vida moral, intelectual y espiritual. Por medio de la metafísica yo llego a la conclusión de que la finalidad de la educación es la sabiduría y el bien, y que los estudios que no nos acercan a estos objetivos no tienen cabida en una universidad. Si tienes una opinión diferente deberías mostrar que tienes una metafísica mejor. Por medio de la metafísica, los estudiantes podrían recuperar una visión racional acerca del universo y de su papel en él. Si niegas esta proposición, cae de tu lado la responsabilidad de defender que la visión racional del universo y el papel que uno tienen en él no es mejor que una visión irracional o la ausencia total de cualquier visión.

Educación y mejora social

A la luz de estos principios vamos a estudiar la relación entre educación y la mejora de la sociedad. Todos queremos que la sociedad avance, y queremos que haya graduados universitarios por su educación para mejorar la sociedad y porque aprenden cómo hacer eso. Las diferencias aparecen cuando discutimos sobre el método con el que se pueden alcanzar estos objetivos […]. Discutiré únicamente el modo por el que una institución puede desarrollar en sus estudiantes un conocimiento social y una conciencia social.

En una primera mirada parecería que todos estaríamos de acuerdo en que para hablar sobre la sociedad o su mejora deberíamos ahondar en la naturaleza de lo social, en las características comunes y perdurables de la sociedad, y en aquellos animales tan especiales que la componen, llamados hombres. Querríamos examinar sus objetivos, los distintos caminos para alcanzarlos y la medida en que cada uno de ellos ha triunfado o fracasado. Pero para hablar de éxito o fracaso necesitamos algunas nociones sobre lo que significa ser una buena sociedad. Sin tales conceptos no podríamos valorar las sociedades que tendríamos que poner en consideración ni aquella en la que vivimos. Necesitaríamos alguna concepción de buena sociedad para decidir cuál es el significado de mejora; pues todos sabemos que a veces hemos dado la bienvenida como beneficiosas a medidas que, una vez adoptadas, parecían dejarnos en una condición tan insatisfactoria como la que teníamos antes. Si nos enfrentamos a la gran tarea de mejorar la sociedad sin prejuicios, deberíamos también tratar de entender la naturaleza, el propósito y la historia de las instituciones que ha creado el ser humano. La búsqueda de la mejora social es una búsqueda perpetua. Desde que existe la sociedad el ser humano ha pretendido mejorarla. Podemos pensar que las ideas y la experiencia de la humanidad debería colocarse en las manos de la generación venidera pues esta continúa con la búsqueda perpetua.

Nadie puede pensar sobre un problema práctico, como es el problema de cómo mejorar la sociedad, si no conoce los hechos. Y no podrá hacerlo si no tiene un nivel básico de crítica y acción.

Esto significa que si queremos que un estudiante tenga un sentido de responsabilidad social y deseo de sacar adelante sus obligaciones, debemos haberle proporcionado, para lograr esta meta, lo mismo que le hemos entregado para otros propósitos. Una educación en historia y filosofía, junto con las disciplinas que se necesitan para entender estos campos. Para hacer de él alguien que acreciente la sociedad hemos de tener la esperanza de convertirle, aunque sea de forma modesta, en maestro en la sabiduría política de su estirpe. Si carece de cualquier intuición de esto, no podrá entender el problema de la sociedad. Tampoco podría criticar ninguna institución social. Estaría sin las armas necesarias para atacarlas o defenderlas. No podría distinguir una buena de una mala. No podría pensar de forma inteligible sobre ninguna.

Nadie puede pensar sobre un problema práctico, como es el problema de cómo mejorar la sociedad, si no conoce los hechos. No podrá aportar comentarios útiles sobre la situación en Alemania, a no ser que conozca cómo es esta situación. Y no podrá hacerlo si no tiene un nivel básico de crítica y acción. Este criterio no puede ser, por supuesto, una fórmula matemática o alguna máquina intelectual automática y milagrosa que, una vez aplicada a los hechos, produzca de forma inmediata e infalible la respuesta correcta. El mundo práctico es un mundo de cosas singulares y contingentes y no un sistema matemático. Nadie ha subrayado este aspecto con tanta fuerza como Aristóteles. Pero esto no le supuso un freno para intentar descubrir en la Ética y en la Política los principios generales de la vida buena y del estado justo, o para intentar mostrar la utilidad de esos principios en su sociedad y, según pienso, en cualquier otra.

El mundo práctico es un mundo de cosas singulares y contingentes y no un sistema matemático.

En consecuencia, si vamos a tener principios para la crítica social y la acción social, y si estos quieren ser algo más que principios emocionales, deben provenir del estudio filosófico e histórico y del hábito del pensamiento correcto. Sería una cosa maravillosa si todos estuviéramos tan condicionados que nuestros reflejos trabajaran al unísono en la dirección adecuada cuando nos enfrentáramos a la injusticia social o económica, si hubiéramos sido entrenados desde la infancia para reconocerla y luchar contra ella. Pero aun en el caso de que pudiéramos llegar a la adolescencia en esta situación feliz, me temo que nuestros excelentes hábitos se derrumbarían bajo la presión. Se necesita algo para mantenerlos, y eso es la capacidad de comprender. Esta es otra manera de decir que el intelecto manda sobre la voluntad. Nuestros padres deberían dedicar todos los esfuerzos posibles durante nuestra infancia para moderar nuestras pasiones y habituarnos a la justicia y a la prudencia. Pero el papel de la educación superior, en esta conexión, debe ser la de proveer de fundamentos firmes y duraderos que sostengan esos hábitos cuando los problemas de la vida adulta golpeen contra ellos.

Cuatro falsos cultos

Me parece obvio que urge la clase de educación que favorezca el desarrollo del conocimiento social y de la conciencia social. ¿Por qué esto no es evidente para el resto de la gente? La primera razón, pienso, es lo popular que es el culto al escepticismo. He defendido que quiero dar al estudiante conocimiento sobre la sociedad. Pero nos hemos metido en tal situación mental que cualquiera que no se dedique a la ciencia natural que diga que conoce algo, se convierte en un dogmático y en un autoritario […].

Sería una cosa maravillosa si todos estuviéramos tan condicionados que nuestros reflejos trabajaran al unísono en la dirección adecuada cuando nos enfrentáramos a la injusticia social o económica.

Si no podemos conocer nada sobre la sociedad, si solo podemos tener opiniones sobre ella, y si la opinión de un hombre es tan válida como la de cualquier otro, entonces podemos decidirnos a conseguir lo que queremos de una forma irracional sirviéndonos de medios irracionales, es decir, por la fuerza. En un mundo escéptico apelar a la razón es algo vano. Esa apelación solo puede tener éxito si aquellos a los que se apela tienen algunos puntos de vista racionales sobre la sociedad de la que forman parte.

Otra razón por la que algunos dudan de la utilidad social de la educación que yo apoyo, es que pertenecen al culto de la inmediatez, a lo que puede ser llamado presentismo. Desde este punto de vista, la manera de comprender el mundo consiste en lidiar con lo que tú descubres sobre ti. Recorres los almacenes y las plantas de acero y entiendes el sistema industrial. No existe el pasado. Cualquier referencia a la Antigüedad o a la Edad Media muestra que no te interesa el progreso social. La filosofía solo es una actividad de su tiempo y su lugar. Vivimos en un tiempo diferente y, por lo general, en un lugar distinto. De ese modo, los filósofos que vivieron ayer no tienen nada que decirnos hoy a nosotros.

Sin embargo no podemos comprender nuestro entorno con solo mirarlo. Este se presenta ante nosotros como un desorden incomprensible de cosas. Si nos limitamos a coleccionar esas cosas no nos formaremos un criterio […]. Nos enfrentamos a problemas viejos sin saber que son viejos y caemos en los mismos errores porque no sabemos que ya se ha caído en ellos […].

El culto a la ciencia

El escepticismo y el presentismo se relacionan con un tercer «ismo» que desenfoca nuestra visión del método de educa- ción para la mejora social. Este «ismo» es el culto a la ciencia, un culto al que, de modo suficientemente curioso, pertenecen muy pocos científicos naturales. El cienticifismo es un culto compuesto por aquellos que confunden la naturaleza o el papel de la ciencia. Dicen que la ciencia es moderna; que la ciencia es provisional; que la ciencia es progresiva. Cualquier cosa que no sea ciencia les resulta anticuada, o por lo menos irrelevante. Un escritor del International Journal of Ethics nos ha invitado a que sigamos a la ciencia en nuestra búsqueda de la vida buena, y el hecho de que este autor sea un filósofo sugiere que el culto al cienticifismo ha encontrado devotos en los lugares más insospechados. Porque es claro que aunque podamos y debamos usar la ciencia para mejorar nuestra sociedad, no podemos seguirla hacia este destino. Y la razón es que la ciencia nunca nos contará dónde tenemos que ir. Los hombres pueden usarla para propósitos buenos o malos, pero son los hombres los que tienen los propósitos, y estos no se aprenden gracias a los estudios científicos.

La ciencia nunca nos contará dónde tenemos que ir. Los hombres pueden usarla para propósitos buenos o malos, pero son los hombres los que tienen los propósitos.

El cienticifismo es un mal servicio a la ciencia. El crecimiento de la ciencia es el hecho más importante de la vida moderna. No se debería permitir que ningún estudiante completara su educación sin entender esto. Las universidades podrían y deberían apoyar y animar la investigación científica. De una educación científica podemos esperar una mayor comprensión de la ciencia. De una investigación científica podemos esperar conocimiento. Pero confundimos el asunto si exigimos respuestas a aquello que no tenemos derecho a preguntar, si lo que buscamos aprender de la ciencia son los fines de la vida humana o de la organización social.

Por último tenemos el culto al antiintelectualismo, que por extraño que parezca tiene un surtido grupo de miembros. Ellos van desde Hitler, que piensa con sus glóbulos rojos, hasta los miembros de los tres cultos a los que me acabo de referir (escepticismo, presentismo, cienticifismo), pasando por los hombres de buena voluntad que, dado que solo son hombres de buena voluntad, se encuentran en el polo opuesto a Hitler pero que no pueden ofrecer una justificación racional de por qué están allí […].

El sentimentalismo es un deseo irracional de ser de ayuda para nuestro prójimo. A menudo parece una cualidad digna de alabanza o redentora en aquellos que no pueden o no quieren pensar. Pero el sentimental es en realidad una personalidad peligrosa. Desconfía del intelecto, pues este podría mostrar que el sentimental está en el error. Cree en la primacía de la voluntad, y eso es lo que lo hace tan dañino. No sabe lo que debería querer; no sabe tampoco por qué quiere lo que quiere. Pero sabe que lo quiere.

De una educación científica podemos esperar una mayor comprensión de la ciencia. Pero confundimos el asunto si lo que buscamos aprender de la ciencia son los fines de la vida humana o de la organización social.

Fácilmente esto deriva hacia la idea de que porque tú lo quieres, deberías tenerlo. Y tú eres un hombre de buena voluntad, de modo que por definición los que se opongan a ti no lo son. Ya que deberías tener lo que quieres, deberías obtenerlo si te haces con el poder. Y de ese modo el camino desde el hombre de buena voluntad hasta Hitler se cierra.

De hecho, esta es la postura en que los miembros de los cuatro cultos (escepticismo, presentismo, cienticifismo, antiintelectualismo) se encuentran cuando plantean preguntas sobre la mejora social. En la medida en que no pueden saber, tienen que sentir. Lo único que nos cabe esperar es que se sientan bien. Pero no podemos estar demasiado esperanzados. ¿De dónde viene la buena voluntad? Hace tiempo que la campaña anterior al plebiscito de Austria nos dio las primeras noticias de la primera vez en que Hitler se dejó guiar por una revelación especial. Muchos hombres de buena voluntad no reclaman ese contacto íntimo con la deidad. Pero son uniformemente misteriosos acerca de la fuente de su inspiración. Si esta no es el conocimiento, y por consiguiente filosófica, tiene que ser un hábito, y un hábito de la clase más irracional. Una universidad no puede tener nada que ver con hábitos irracionales, excepto para intentar moderar los malos y apoyar los buenos. Pero si por hipótesis no podemos hacer eso por medios racionales nos vemos forzados a concluir que una universidad debe ser como una guardería que con cariño trata de conservar los buenos hábitos antes de sufrir un shock, con la esperanza de que estos puedan ser conservados durante el tiempo suficiente para que aguanten a lo largo de la vida, aunque sin ningún tipo de fundamentación racional […].

La pretensión de educar al hombre completo

Difícilmente nos ayudaría decir aquí, como hacen muchos antiintelectuales, que la educación debe educar al «hombre completo». De todas las frases sin sentido que hay en la discusión sobre educación esta se lleva la palma. ¿Acaso quiere decir que la educación debe hacer ella sola el trabajo de convertir el «niño entero» en un «adulto entero»? […] ¿Nos vemos obligados a asumir que nuestros estudiantes no pueden aprender nada de la vida o que no tenían una vida antes de venir a nosotros y no la tendrán después? Estamos buscando un criterio para saber dónde poner la importancia que debe tener la educación superior. Hablar del hombre completo parece implicar que el educar no debería tener ningún tipo especial de énfasis. Todas las «partes» del ser humano tienen la misma importancia: vestir, comida, salud, familia, negocios. ¿Debe la educación recalcar todas ellas? […] ¿Sería decir demasiado defender que si podemos enseñar a nuestros estudian- tes a llevar la vida de la razón haremos todo lo que puede esperarse de nosotros y, al mismo tiempo, haremos lo me- jor que puede hacerse para el hombre completo? La tarea de la educación es ayudar a que los animales racionales sean más perfectamente racionales.

El sentimental es en realidad una personalidad peligrosa. Desconfía del intelecto, pues este podría mostrar que el sentimental está en el error. Cree en la primacía de la voluntad.

Vemos, en consecuencia, que la búsqueda de la mejora social no tiene término. Los hombres siempre han querido una sociedad mejor, no diferente. Qué sea una sociedad mejor y cómo llegar a ella ha sido uno de los problemas permanentes de la filosofía y uno de los principales asuntos de la tradición del mundo occidental. Solo aquellos que reconocen el lugar fundamental que ocupa la filosofía y la sabiduría de la tradición en la educación de los ciudadanos pueden esperar formar hombres y mujeres que puedan contribuir a la mejora de la sociedad y que quieran hacerlo. El culto al escepticismo, al presentismo, al cienticifismo y al antiintelectualismo nos llevarán hacia la desesperación, no solo de la educación, sino también de la sociedad.

 


© de la traducción: Javier Aranguren.

© de la imagen principal: Wikimedia Commons (La Hutchinson Commons de la Universidad de Chicago en noviembre de 2014).

(1) Los fines de la educación es una conferencia que Robert M. Hutchins (1899–1977) pronunció en 1941 en la Universidad del Estado de Louisiana en la que critica los cuatro principales problemas en la educación universitaria de su tiempo (que parecen ser los nuestros): escepticismo, presentismo, cienticifismo y antiintelectualismo. Su tesis es que una universidad que se precie no debe aspirar a formar al hombre por completo, sino limitarse (y ya sería mucho) a enseñarle a pensar. El papel de la filosofía (de la metafísica) en esta tarea es fundamental. Esa conferencia se recogió en el libro  Education For Freedom, p. 19 y ss., publicado por primera vez en 1943. 

Fuente: https://www.nuevarevista.net/destacado-principal/los-fines-de-la-educacion/

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