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Calidad educativa en contexto, riesgos y oportunidades

Por: Blanca Heredia 

El reinado de tantos años de la agenda centrada en la calidad educativa (evaluación, transparencia y uso de evidencia en la formulación e instrumentación de la política educativa, entre otros) ha entrado en posición defensiva. Ello, a raíz de los pronunciamientos del candidato puntero a la presidencia en materia educativa, cuyo foco ha estado en el combate a la exclusión social y no en la calidad de los aprendizajes.

Sería gravísimo para los estudiantes y para el país en su conjunto que, como resultado del posible triunfo de AMLO, se fuera por la borda el tema de la calidad educativa. Olvidarlo en aras de conseguir votos y, sobre todo, sacrificar lo avanzado a fin de retribuirle su apoyo a la parte relevante del magisterio organizado, supondría un retroceso y un costo colectivo enorme.

¿Qué hacer para evitar que, en caso de que ganara López Obrador, quede totalmente marginado el tema de la calidad de la educación y se vaya al traste lo conseguido en los últimos años?

Algunos piensan que lo procedente es resistir a toda costa y seguir insistiendo en el recetario conocido (evaluaciones docentes, en particular). Respeto esa posición y pienso que es importante y útil que siga manifestándose con fuerza. Considero, sin embargo, que para fincar las bases de avances que redunden en mejores resultados educativos en un plazo razonable y que sean sostenibles en el mediano plazo, tenemos que construir consensos mucho más amplios en torno a una nueva agenda para la transformación educativa.

Esa agenda renovada debiera de empezar por hacerse cargo de la realidad mexicana. Muy en especial, de tres elementos. Primero, las brutales desigualdades sociales que nos caracterizan y los altísimos niveles de exclusión a los que están sometidos millones de niños y jóvenes mexicanos que “no escogieron bien a sus papás”, mismas que, con muchos otros elementos, han contribuido a nuestra crisis de inseguridad. Segundo, el papel central que, lamentablemente, aún tiene el magisterio organizado corporativa y clientelarmente en la gobernabilidad de un país, cuya institucionalidad democrática formal es endeble y en el que el ‘imperio de la ley’ es, en la práctica, papeleo abundante y exención selectiva del castigo para las élites afines o útiles a los gobernantes en turno. Tercero, la existencia de una economía que no genera empleo productivo suficiente para atender la demanda y que, por tanto, no ofrece las condiciones materiales para que puedan realizarse las ganancias –privadas y sociales– de la inversión –privada y pública– en la educación.

Para cambiar la educación, tenemos que empezar por reconocer la realidad del contexto en el que opera. A partir de ello, habría que plantearnos como objetivo fundamental el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes, pero también, y con igual prioridad, la necesidad insoslayable de atender y darle cabida a los millones de jóvenes largamente excluidos de oportunidades efectivas en lo educativo y en lo laboral.

El aterrizaje de un planteamiento de este tipo en las aulas requerirá atender, simultáneamente, muchos frentes. El presupuestal; el de la coordinación entre el ámbito federal y el estatal; el de comenzar a construir esquemas capaces de reconciliar más acceso y permanencia, más calidad y más equidad; así como, y prioritariamente, el de hacer de docentes y directivos agentes y no sujetos del cambio educativo.

Ninguno de los frentes anteriores es fácil y atenderlos todos representará una labor titánica. Con todo, la parte más espinosa tendrá que ver con la capacidad para darle viabilidad política a un proyecto de este tipo en un contexto como el mexicano, en el que la función ‘gobernabilidad’ del magisterio lleva décadas chocando con la función educadora del sistema educativo.

Para encarar este asunto, habría que comenzar por reconocer abiertamente la importancia de ambas funciones y buscar acomodos entre ellas que, sin comprometer más nuestra precaria gobernabilidad, lastimen cada vez menos la parte educativa. Acomodos y soluciones que permitan ir construyendo, en paralelo, formas de gobernabilidad menos dependientes del control corporativo-clientelar del magisterio, y un sistema educativo que ofrezca acceso equitativo a todos los mexicanos a la oportunidad de obtener saberes y desarrollar destrezas para ser parte activa de sus comunidades y dueños de vidas más significativas, libres, plenas y productivas.

Una mirada que combine de mejor forma lo posible y lo deseable y una agenda renovada que incluya tanto el afán a favor de la calidad como la necesidad urgente de darle cabida y respuesta a millones de jóvenes mexicanos excluidos de oportunidades educativas, constituye nuestra mejor apuesta. Mucho mejor que la de concentrarnos sólo en atender exclusión olvidando la calidad o la de seguir insistiendo en el recetario de la calidad sin tomar en cuenta la realidad existente.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/calidad-educativa-en-contexto-riesgos-y-oportunidades/

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Ciencia ciudadana y aprendizaje-servicio

Por: Josep Maria Puig

Ciencia ciudadana y aprendizaje-servicio comparten un núcleo común, el aprendizaje mediante el trabajo altruista para una organización o una persona que puede mejorar a la comunidad en la que se inserta.

No hace mucho, la Fundación Catalana del Esplai organizó una jornada para presentar diferentes proyectos de ciencia ciudadana y para relacionar estas experiencias con el aprendizaje-servicio. Creo que fue una iniciativa acercada, con un gran futuro para todas las partes y con posibilidades claras de sumar esfuerzos en beneficio de los jóvenes, la ciencia, la educacion y, naturalmente, el entorno y de la comunidad. Vamos, pero paso a paso. Antes de preguntarnos por los motivos para vincular la ciencia ciudadana y el aprendizaje-servicio, dos palabras sobre aquellas dos tradiciones de trabajo participativo.

La ciencia ciudadana tiene como objetivo incorporar ciudadanos a la realización de tareas propias de la investigación científica. Animados por las enormes posibilidades que ofrece esta iniciativa, se han multiplicado los proyectos, y más que surgirán en el fututo. Tres ejemplos cas al azar: el Proyecto Golondrinas que estudia los pájaros en el medio urbamo y pide colaboración para hacer un censo de los nidos de golondrina cuablanca que permita conocer la población de estas aves, sus necesidades ecológia y también prevenir las medidas de protección que necesita la especie; el Proyecto Plástico 0 parte de la constatación de que buena parte de los residuos que producimos los humanos son plásticos y pretende, entre otras iniciativas, promover su localización y clasificación y también la detección de los microplásticos en la arena del mar para alcanzar en los dos casos un diagnóstico y buscar soluciones; el Poryecto Alerta Forestal está pensado para analizar el estado de salud de los bosques, y su propuesta es recoger datos sobre diferentes amenazas que pueden partir de los bosques con la intención de confeccionar mapas que nos den una idea de la situación actual, dle futuro previsible y de lo que cabría hacer para prevenir algunos problemas.

En estos, como en otros muchos ejemplos, estamos ante un proceso de creación del conocimiento gracias a la participación de la ciudadanía en tareas de investigación. La suma de múltiples colaboraciones realizadas por ciudadanos con una variada formación científica permite completar tareas imposibles de abarcar de otra manera y alcanzar así resultados relevantes. El diálogo entre científicos y ciudadanos ayuda a detectar temas socialmente relevantes, a hacerlo con un mayor control de la ciencia por parte de la ciudadanía y también a aumentar el eco social y la implicación del conjunto de la sociedad en los cambios que inevitablemente han de emprenderse en muchos órdenes de nuestra forma de vida.

En síntesis, la ciencia ciudadana es una magnífica herramienta de compromiso social y de democraticación del trabajo científico. Pero a más, permite a los ciudadanos implicados aprender sobre la temática investigada y realizar una contrubución cívica positiva. En este sentido es importante señalar que para aportar datos, interpretarlos o ayudar en el diseño de las investigaciones, quienes participan pueden contribuir a crear una opinión sobre los problemas abordados y a promover acciones de transformación.

Si ahora miramos la tradición del aprendizaje-servicio, nos encontramos con una gran variedad de proyectos. También tres al azar: niñas y niños que participan en una actividad de recuperación de la memoria histórica grabando personas mayores que explican aspectos significativos de su vida y después difunden los resultados; futuros maestros de primaria que haven un recuerzo escolar con niños y niñas que tienen dificultades de aprendizaje; un grupo clase que colabora con el Banco de Sangre y organiza en su barrio una campaña de promoción de la donación de sangre. Son algunos de los muchos ejemplos de una metodología que combina el aprendizaje curricular y el servicio a la comunidad.

Puede ser que ahora estemos en mejores condiciones de hacernos una pregunta que sobrevuela desde el inicia: ¿Para qué vincular la ciencia ciudadana y el aprendizaje-servicio? El motivo es muy claro: compartimos un núcleo común. En los dos casos los participantes aprenden (haciendo observaciones, actividades de investigación o simplemente estudian), en los dos se presta un servicio altruista a la comunidad (se ayuda a hacer investigación y a difundir los resultados, se ayuda a alguna entidad social), y todo ello se hace para alcanzar un reto real y, a veces, urgente que motiva el proyecto (paliar una necesidad de una persona o de un grupo, o bien responder a una pregunta científica con relieve social). Como decimos, ciencia ciudadana y aprendizaje-servicio tienen un mismo esqueleto conceptual: enfrentarse a problemas de mejora de la vida de la comunidad. Por tanto, podemos decir que la ciencia ciudadana es también aprendizaje-servicio, o bien que una de las modalidades del aprendizaje-servicio es la ciencia ciudadana. Naturlamente, los dos ámbitos tienen su propia especificidad, pero pueden establecer potentes sinergias en beneficio de la ciencia democrática y la educación comprometida.

Lo que imaginamos, en alguna medida, ya se está haciendo. La participación de las escuelas en proyectos de ciencia ciudadana no es novedad. De hecho, cuando se trabaja con escolares la metodología del aprendizaje-servicio a menudo ya está incorporada en los proyectos de ciencia ciudadana. Y tampoco es nuevo ver proyectos catalogados de aprendizaje-servicio que son buenos ejemplos de ciencia ciudadana. Está claro que los nombres y las tradiciones no merecen más tiempo. Creo que la cuestión es probar formas de colaborar que permitan al mundo de la ciencia y al de la educación introducir la ciencia ciudadana en el currículo de todos los escolares, y hacerlo con los requerimientos de la metodología del aprendizaje-servicio. Sería una contribución al conocimiento científico, a la democratitzación de la ciencia, a la formación científica de los jóvenes y, quizá por encima de todo, la formación como ciudadanos con criterio científico, capacidad crítica y voluntad de intervenir en la transformación de las formas de vida que hoy van contra la vida.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2018/06/05/ciencia-ciudadana-y-aprendizaje-servicio/

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Propuestas para mejorar el proceso de acogida en educación infantil

Por: Alicia Halperin

Este momento del final de curso puede ser idóneo para que las familias y las niñas y niños que empezarán nuevas en el centro conozcan la escuela, a sus profesionales y su trabajo cotidiano.

El ingreso de bebés, niñas y niños pequeños a la institución escolar es una gran conmoción. Para las criaturas es uno de los mayores retos a que se enfrentan en la primera infancia, para las familias es la dificultad de desprenderse de sus pequeños tesoros, y ¡qué decir de esta época para el profesorado! Solemos afirmar que es el momento más exigente de todo el curso, el de mayor demanda, abundancia de llantos… ¡no damos abasto!

Y si sabemos que para todos son momentos difíciles, ¿por qué no aprovechar el tiempo que queda de aquí a septiembre para crear situaciones de conocimiento mutuo y acercamiento que faciliten el encuentro? Son muchas las aulas y centros en su conjunto que llevan a cabo algunas de estas propuestas. Aunque puedan suponer un esfuerzo extra en junio, también es cierto que con poner en marcha algunas de ellas, estaremos abonando el terreno para un período de ingreso más fácil para el conjunto.

Para empezar, podemos convocar una reunión con las familias de admitidos para el próximo curso en la que les mostremos la escuela o el colegio, les contemos cómo funcionamos y vean fotos de situaciones cotidianas y de momentos que documenten cómo vivimos y aprendemos entre todos. Incluso, si nos dan los tiempos podemos organizar una jornada de puertas abiertas donde vayan pasando escalonadamente las familias con los niños y niñas para vernos “en acción”.

Es cierto que en el actual período de fin de curso se nos amontonan las tareas, pero quizá si logramos organizarnos también podemos hacer un hueco para realizar una entrevista individual con las nuevas familias, a la que asistan los niños y niñas, cuando tengan ya edad para ello, para conocer el espacio y al profesorado, aunque aún no sepamos exactamente con quién estará cada grupo. Podemos elaborar y entregarles un cuadernillo para facilitar a las familias formas de presentar a sus hijos e hijas las cosas con que se encontrarán en la escuela. Pueden contarles el mismo cuento que en septiembre escucharán en clase, hablarles de sus tutoras o tutores para que conozcan sus nombres, escuchar música y canciones que cantaremos en la escuela, prestar atención a los elementos de la naturaleza con los que jugaremos (piedras, frutos, etcétera). También podemos darles fotos del centro: las aulas, los patios, los servicios, los espacios donde comen… Les daremos así oportunidad de ir hablando de la escuela a la que se van a incorporar, y de nombrar a las personas del equipo educativo.

También resulta interesante explicar a las familias cómo enfocamos en su conjunto este proceso de incorporación, y por qué, a partir de la confianza y seguridad que intentamos transmitirles, una buena actitud por su parte es un aporte imprescindible. Podemos adelantarles lo que sucede durante el proceso de adaptación y los elementos que implementamos para abordarlo, las formas de enfocar los momentos conflictivos y la necesidad de consultarnos mutuamente ante estas situaciones, sin transmitir a sus hijos e hijas las dudas e inquietudes familiares.

Otra manera de adelantarnos al periodo de adaptación es pedir a las familias que durante el verano preparen pequeñas cosas para traer a la escuela: por ejemplo, una planta que los niños y niñas estén cuidando para dejarla en clase y seguir su crecimiento. Los libros viajeros que van y vuelven de la escuela a casa pueden iniciarse este verano pegando fotos de la escuela, fotos con su familia, una foto de algún momento de las vacaciones, una frase describiéndola… Esto facilitará a las familias la posibilidad de hablar de cosas concretas de la escuela con los niños y niñas, y las vivencias familiares se podrán hacer presentes en el grupo.

Aunque tengamos muchas ganas de que los malestares se terminen lo antes posible, la realidad es que no nos sirve jugar carreras contra el tiempo: al contrario, demos tiempo a que las criaturas que recibimos puedan procesar todas las cosas que les pasan como lo merecen, con tranquilidad, priorizando que cada niña y cada niño se sienta escuchado y atendido, y buscando la forma de generar bienestar. Entendamos que este proceso tiene una duración mayor que una o dos semanas, como suele estar tradicionalmente estipulado, y que será diferente en cada persona.

El llamado período de adaptación también puede verse como un proceso de adaptación de duración flexible, ya que es difícil acotar a un tiempo determinado la cantidad de emociones que despierta la incorporación de cada cual a la escuela.

Lo que pasa a primer plano en estas situaciones son las cuestiones afectivas, la sensación de seguridad o inseguridad, el placer por alguna percepción, por un momento de encuentro con alguien. Demos prioridad al respeto por las manifestaciones individuales y hagamos una escucha activa de las mismas, demos oportunidad para que se produzcan situaciones de bienestar la mayor cantidad de veces posible, y no nos preocupemos porque otras actividades que podamos planear salgan perfectas. Tengamos en cuenta que los procesos no son lineales, que hay idas y venidas, niñas y niños que un día se sienten bien pueden sentirse mal al día siguiente.

Si lo consideramos desde nuestro lugar de anfitriones, también podríamos llamar a todo esto proceso de acogida o recepción, marcando el especial cuidado que tenemos que tener ante quienes a edades tempranas se incorporan a un lugar desconocido. La institución en su conjunto y nosotras como personas también tenemos que adaptarnos a sus nuevos integrantes. Recordemos que esta es una tarea a compartir con las familias. Planifiquemos recibir a niños y niñas en tiempos escalonados, en grupos pequeños, en diferentes días y en parte del horario escolar, buscando darles la mayor calidez, cuidado y dedicación posibles a cada cual. Demos lugar a que traigan alguna cosa de casa como objetos que les permitan la transición, les acompañen y sostengan afectivamente, tengamos sitios para que las tengan accesibles tanto si quieren compartirlas con los demás como si quieren verlas y dejarlas a resguardo. Creemos espacios dentro del aula donde se puedan ubicar los primeros días las familias que pueden acompañar el proceso, a quienes hemos de recomendarlo muy enfáticamente, de modo que puedan estar accesibles para los niños y las niñas cuando necesiten tenerlas cerca.

Y no olvidemos que a quienes por algún motivo llegan a la institución en otros momentos del curso escolar, les debemos el mismo respeto, trato cálido y recursos de atención para que tengan una buena incorporación.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/04/propuestas-para-mejorar-el-proceso-de-acogida-en-educacion-infantil/

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Terrorismo en el aula

Por: Enrique Díez. El Diario de la Educación. 06/06/2018

Necesitamos repensar los contenidos escolares de forma crítica a partir de los principios y valores consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No introducir nuevas formas de adoctrinamiento partidista.

El gobierno del Partido Popular pretende que el alumnado de 15 años de 4º de la ESO de todo el Estado, estudie desde el próximo curso, dentro de la asignatura Geografía e Historia, el terrorismo y su evolución en España, a través de una unidad educativa, elaborada por el Ministerio de Educación, el Ministerio del Interior y la Fundación Víctimas del Terrorismo, y editada por el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa.

Esta unidad didáctica parte de la definición de terrorismo como “herramienta para imponer por la fuerza un determinado proyecto político, para lo que se trata de infundir miedo en los oponentes”. Pero se centra única y sesgadamente en el que denomina “terrorismo de ideología nacionalista radical”, “yihadista”, “extrema izquierda” (no olvidemos que así es como califica el gobierno y el partido popular a todos los colectivos y organizaciones a la izquierda del PSOE, desde Podemos a las plataformas contra los desahucios) y “utraderecha”.

Un enfoque que olvida deliberadamente no solo el análisis de las causas de los diferentes tipos de terrorismo, sino que obvia abordar otros tipos de terrorismos que siguen produciendo víctimas diarias, como el terrorismo machista, el terrorismo económico o incluso el terrorismo político y de Estado.

Sorprende además que la historia del terrorismo se haya convertido en una prioridad como materia de estudio para el gobierno, cuando el Partido Popular se ha negado de forma reiterada a condenar el terrorismo ejercido por la dictadura fascista del general Franco, a pesar de las reclamaciones de la sociedad civil democrática y de tantas asociaciones por la recuperación de la memoria histórica. De hecho, solo se hace alusión a la dictadura franquista por su “falta de libertades”.

Si, como aseguran algunos de sus portavoces “era necesaria una ley para el reconocimiento a las víctimas, para que no se sientan olvidadas”, cómo es posible que hayan dejado durante años en la cuneta y en el olvido a los miles de víctimas del terrorismo fascista de una dictadura que se niegan una y otra vez a condenar. ¿O es que hay víctimas de primera y víctimas de segunda? ¿O es que para el gobierno éstas no son víctimas porque defendían la libertad y la democracia legalmente elegida de la II República?

A esto hay que añadir el nuevo temario que el Gobierno prepara para incluir la defensa de España como materia educativa. Incluye la inmigración irregular como “una de las 12 principales amenazas para la seguridad de España”, entre las armas de destrucción masiva y el crimen organizado. De esta forma, el Partido Popular introduce en las aulas una educación que criminaliza “al otro”, al “inmigrante irregular”, ligándolo al terrorismo, presentando los ‘flujos migratorios irregulares’ como un peligro para nuestros valores y que tienen implicaciones para la política de seguridad.

Está claro que los contenidos que el Partido Popular intenta introducir en las aulas no parecen destinado a analizar las causas y consecuencias de todos los terrorismos y a honrar a todas las víctimas, sino a un determinado terrorismo definido como tal por quien detenta y maneja el poder político, económico y cultural. ¿Se incluirá también la historia, evolución y consecuencias del “terrorismo” de España y la UE con su política migratoria que provoca miles de víctimas inocentes en las profundas aguas del mediterráneo, relacionada con su política de expolio de los países del sur y de rearme de los conflictos que generan millones de refugiados? ¿Se analizarán los “terrorismos” de estado también, que promueven y financian intervenciones militares criminales en otros países, sea al servicio de los intereses imperiales de Estados Unidos o en el marco de la OTAN? ¿Se abordará la inacción política actual ante las víctimas del terrorismo machista por violencia de género? ¿Quizá no se tendría que honrar también a todos los periodistas (Couso, por ejemplo) que han sido víctimas de estos terrorismos por informar verazmente o a miembros de ONGs y movimientos sociales, quienes dieron su vida por causas y derechos humanos de forma consciente y comprometida? ¿Incluso, no habría que honrar también a los sindicalistas y trabajadores, víctimas del terrorismo del poder económico, que perdieron la vida luchando por los derechos laborales y las libertades de toda la clase obrera e incluir su historia, las causas de su lucha y las consecuencias de su generosidad y compromiso?

En cualquier caso, habría que replantear la historia que se desarrolla en los contenidos de los libros de texto escolares, donde el protagonismo tiende a ser el relato de los vencedores, quienes perpetran las guerras, las invasiones y las masacres, mientras que las víctimas siguen olvidadas en las cunetas de la historia y de la memoria escolar. Sean los millones de seres humanos, víctimas de guerras emprendidas por los poderosos para controlar territorios y recursos, o las víctimas de una cultura patriarcal amparada y sostenida por un modelo social machista o las víctimas de un sistema económico que saquea a los pobres para dárselo a los ricos, legalizando los desahucios y el rescate de los bancos.

Necesitamos repensar los contenidos escolares de forma crítica a partir de los principios y valores consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No introducir nuevas formas de adoctrinamiento partidista, que parece que solo considera víctimas a quienes decreta los intereses del partido gobernante de turno.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León, Coordinador del Área Federal de Educación de IU y miembro del Foro de Sevilla.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/25/terrorismo-en-el-aula/

Fotografía: Asociación Educar

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El papel sigue estando ahí

Por: Graziella Pogolotti

El acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación ha puesto en crisis la impresión, sobre la base del papel, de libros y periódicos. En más de un sentido, parecería que está llegando a su término la era iniciada por Gutenberg, asociada a una inicial democratización del conocimiento y a una visión humanista del universo.

Por aquel entonces había comenzado la progresiva multiplicación de lectores, junto a la demanda de un personal cada vez más calificado para responder a las necesidades de una modernidad emergente. La industria del libro y la prensa conocieron una expansión sin precedentes a lo largo de los siglos XIX y XX.

Ahora el futuro es incierto. Se puede acceder a muchas obras a través de las computadoras, existe un mercado para el libro electrónico y muchos periódicos se distribuyen por la vía digital. Acogido con euforia por amplios sectores, el cambio plantea interrogantes de variada índole. Entramos, quizá, en una etapa de transición que impone análisis, reflexión y ajustes necesarios. Como suele suceder año tras año, el asunto motivó un enjundioso debate en la Feria del Libro de  Guadalajara.

Al cabo de una prolongada jornada laboral ante la computadora, muchos prefieren optar por el descanso visual que ofrece la tradicional impresión sobre papel que constituye, por lo demás, un ejercicio de lectura más reposado, disfrutable y reflexivo. Por otra parte, el terremoto que sacudió a México el año pasado evidenció de manera dramática la precariedad del registro digital con vistas a su preservación. En pocos minutos, desaparecieron archivos y materiales de trabajo de difícil  rescate.

A pesar de todo, el libro sigue estando ahí, como objeto de deseo, tanto por parte de los lectores como para el mundo empresarial. De hecho, tal y como ocurre en otros sectores, las poderosas transnacionales extienden su dominio sobre los mercados y se han ido tragando de manera progresiva a las pequeñas editoriales y a consorcios que hasta ayer parecían sólidamente establecidos. Las redes sociales han dado voz a muchos, pero ofrecen espacio a la circulación de falsas verdades y, para bien o para mal, son manipulables con propósitos políticos.

Se ha emprendido entre nosotros un ingente esfuerzo dirigido al logro de la imprescindible informatización de la sociedad. Sin embargo, el acceso a nuevas tecnologías todavía dista mucho de tener alcance universal. En nuestro contexto específico, el envejecimiento de la población es un factor a tener en cuenta, tanto por los desafíos que impone la adquisición de habilidades, como por el arraigo de hábitos y estilos de vida.

Más allá de sus contenidos, el libro es un objeto disfrutable en el plano sensorial. Cuando llega a mis manos un ejemplar de reciente publicación, saboreo el olor a tinta fresca y valoro la calidad del papel, tan satisfactorio al tacto. Comparto con muchos otros el  hábito de repasar las páginas  de los periódicos. Ante la palabra impresa, el lector deja de ser receptor pasivo, vale decir, un mero consumidor. Actúa como un sujeto autónomo que reordena, jerarquiza y selecciona la información a su manera. Algunos comienzan la lectura por la última  página. Otros se dirigen directamente a la plana deportiva. No faltan quienes se detienen en el tema que despierta curiosidad.

Transitamos por una época compleja, de creciente interdependencia, condicionada por los efectos de la globalización neoliberal.  El poder hegemónico se ejerce a través de la manipulación de las conciencias, la construcción de imaginarios ilusorios, la transformación de la realidad en espectáculos audiovisuales en detrimento del peso históricamente concedido a la palabra, la práctica de la desmemoria y la proliferación de la banalidad.

 Ante esa arremetida, debemos reconocer  en la capacidad de selección y descarte prevaleciente entre nuestros lectores, el germen de un sujeto crítico al que corresponde estimular y desarrollar. Es un destinatario merecedor del mayor respeto, un interlocutor al que debemos abordar despojados de actitudes condescendientes. La noticia de última hora habrá de llegarle por otros medios. Corresponde a la prensa situar el acontecimiento en su contexto y antecedentes y ofrecer las herramientas necesarias para el análisis de la realidad, porque la búsqueda de la verdad en medio de tantas señales confusas constituye un propósito  irrenunciable.

Para el  periodista, el desafío es enorme. Al concluir los estudios universitarios está iniciando el aprendizaje que durará toda la vida. La superación permanente forma parte de un compromiso que vincula ética y responsabilidad. El acceso a las fuentes es indispensable. Ante la información recibida, hay que saber formular las preguntas pertinentes. Tiene que alcanzar cierto grado de especialización en áreas determinadas del conocimiento, tales como la economía, la política internacional, la cultura. Le corresponde desentrañar las líneas fundamentales de los conflictos que definen la contemporaneidad. Al tanto del acontecer cotidiano, debe explorar el trasfondo oculto tras los hechos de la realidad.

Los adelantos de la técnica presentan un servicio de indiscutible valor al trabajo de investigadores, especialistas, maestros, periodistas. Según advirtió Maquiavelo, cada solución engendra nuevos problemas. El uso indiscriminado de las técnicas contemporáneas puede inducir a adicciones que interfieren con el desarrollo de un sujeto crítico. En el plano  de las ideas, la euforia ante lo novedoso alienta la presencia creciente de un pensamiento de inspiración tecnocrática contrapuesto a la tradición humanista que debemos preservar.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2018-01-14/el-papel-sigue-estando-ahi-14-01-2018-22-01-36

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La alegría de volver al colegio

Por: Ángel Pérez Martínez

Este es un acontecimiento extraordinario, al cual damos poco valor como Sociedad, más del 20% del total de los colombianos estarán en las aulas escolares en el 2018, somos aún un país joven.

Con seguridad la mayoría de los estudiantes volverán con alegría a sus instituciones escolares, su identidad con el colegio es tal que se refieren a él como “mi colegio”, o “mi profesor” y “mis compañeros”; la institución escolar es su otra casa, su otra familia, una parte de su vida.

Triste reconocer que parte de esa alegría, para algunos niños y jóvenes, será una oportunidad de escapar al hacinamiento en el cual viven; para otros una oportunidad de reforzar la alimentación o de transportarse en una ruta escolar, que parte de un sitio próximo a su casa (de donde casi nunca salen) a otro sitio de la ciudad o del área rural; así mismo, si el colegio cuenta con los espacios y las dotaciones adecuadas al proyecto pedagógico, ellos podrán jugar, practicar deportes e ir a la biblioteca y hasta conectarse a la Internet (piensen en los más de 2 millones de estudiantes del sector rural). También, puede ser una oportunidad para escapar de padres autoritarios, ser escuchados en igualdad de condiciones y hablar hasta de lo inimaginable en igualdad de condiciones con su profesor y con sus compañeros.

 De igual manera los intereses de los padres de familia pueden ser diferenciados, para la mayoría debe ser motivo de alegría el hecho que su hijo asista a un buen colegio; reconocer que él hace parte de un proceso, con una intencionalidad educativa y un plan para lograrlo, en el que el niño o el joven aprende, comparte su desarrollo con otros y la institución promueve habilidades para que el estudiante conviva y se integra a la sociedad, más allá de su entorno familiar; estos padres saben que tienen que ser solidarios con los profesores, hablar con ellos de manera permanente, y sobre todo, ayudar y colaborar en su proceso de formación. No puede haber calidad de la educación preescolar, básica y media, con padres irresponsables y que no se involucran en el proceso educativo de sus hijos.

Por lo anterior, es muy grave que el interés de algunos padres de familia sea cómo deshacerse de sus hijos, matricularlos y mandarlos al colegio, hasta ahí llega su responsabilidad, el resto lo debe hacer el colegio y los docentes. ¿Qué y cómo aprenden? ¿Cuáles son las debilidades y las necesidades de apoyo físico, emocional y de aprendizaje del estudiante?, eso no importa, este tipo de padres de familia, normalmente, los más pobres y con menos educación, por necesidad o por desconocimiento no privilegian la educación de sus hijos.

Los colegios y los docentes deben planear la participación y las formas de integrar a los padres de familia al proceso educativo, antes del comienzo del año escolar. Una docente de un colegio oficial del municipio de Santa Rosa, cerca de Cartagena, me comentó que cerca del 50% de los padres de familia de su curso no tenía ningún interés en participar en las actividades que ella con cuidado y dedicación preparaba, sin embargo, ella, año tras año, persiste, algún día lo logrará. Se requieren esfuerzos de las dos partes, no siempre los horarios del colegio coinciden con los horarios laborales, y como siempre, los obreros y los empleados de menor rango dependen de permisos, que se niegan, sin olvidar a quienes trabajan en la informalidad, ellos deben proteger sus sitios de trabajo. Hoy es posible innovar con la participación de los padres de familia, aún con aquellos de menos ingresos, a través del uso de las redes, los teléfonos celulares y el WhatsApp, entre otros. Además, siempre una nota personal a un padre de familia tendrá un efecto positivo, si se realiza con cuidado y con carácter pedagógico, no importa si el estudiante conoce su contenido.

También los maestros deben conocer a fondo a sus estudiantes, la lucha contra la deserción y la repetición de años escolares arranca en el primer mes de clases, no en el último mes de escolaridad. Un problema de la educación, de manera especial con los niños y jóvenes más pobres, es la estandarización, con quienes menos rinden o tienen problemas de atraso se requiere trabajo personalizado y apoyos especiales. Los sistemas educativos y los colegios de mejor calidad son aquellos que se concentran en los estudiantes que tienen problemas de aprendizaje.

Nada más importante para un colegio que los niños que ingresan por primera vez: los estudiantes de preescolar y aquellos que llegan por traslado intencionado y porque están obligados a asistir a un nuevo colegio por desplazamiento de sus familias por diversa índole. Insisto, el colegio y los docentes deben conocer a fondo las condiciones en las que viven sus estudiantes, el tipo de familia y entorno donde permanece el niño, el grado de escolaridad de los padres o de quienes los cuidan, así como tipos de trabajo y condiciones socioeconómicas. Este conocimiento de los estudiantes permitirá a futuro acciones más precisas y puntuales en favor de los escolares.

Por último, cerca de 440.00 docentes y 32.000 directivos docentes (según DANE, 2016) estarán trabajando con los estudiantes durante el año 2018, ellos son profesionales, la mayoría mujeres (más del 60%) y el 30% con posgrados en educación, ellos merecen nuestro reconocimiento y apoyo, si los dejamos solos la repetición, la deserción y el fracaso escolar estarán a la vuelta de la esquina. Buen año 2018 para la educación en Colombia.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/la-alegria-de-volver-al-colegio-por-angel-perez/254465

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Vargas Llosa y la violencia

Por: Atilio A. Boron 

Demostrando que los años lejos de tornarlo más sabio han potenciado su obcecación y su fanatismo Vargas Llosa declaró hace un par de días en Madrid que la elección de Gustavo Petro en la próxima elección presidencial de Colombia sería un grosero error. Según el novelista peruano Petro es “un candidato muy peligroso que puede empujar a Colombia cada vez más hacia soluciones de tipo colectivista y estatista, es decir, a un populismo.” Por supuesto, se trata de opiniones que carecen de fundamento. A esta altura de su vida Vargas Llosa no se preocupa por estudiar seriamente los temas sobre los cuales opina sino que emite despreocupadamente sus “ocurrencias”, productos cerebrales que no deben confundirse con las ideas, que son expresión de un razonamiento complejo por completo ausente en aquéllas. Quien quiera ver un completo catálogo de sus “ocurrencias” no tiene más que leer su último libro, La llamada de la tribu, para comprobarlo.

En el caso que nos ocupa no sólo el Nobel peruano no se tomó la molestia de estudiar la propuesta de Petro y de Colombia Humana, la coalición política que lo apoya, sino que además se permitió incurrir en un dislate mayúsculo al afirmar que Colombia “es una democracia que funciona; las instituciones en Colombia funcionan, hay una tradición institucional.” Una democracia que estuvo en guerra durante más de cincuenta años y que por la presión de una parte del Congreso y el Poder Judicial (no así la Corte Constitucional) ha incumplido y saboteado sistemáticamente el proceso de paz. Recordar también que, cuando consultada, la población rechazó los acuerdos de paz entre el gobierno y la guerrilla (50.2 % por el no, 49.8 % por el sí) y los medios de comunicación tuvieron mucho que ver con tan lamentable resultado que mostró, además, la profunda fractura que divide a la sociedad colombiana. Una democracia que, según cifras oficiales “desde el momento de la dejación de armas en junio de 2017, han sido asesinados 85 ex combatientes o sus familiares … y entre comienzos del año pasado y lo corrido de este, la violencia homicida ha recaído sobre 260 ‘líderes sociales’, entre los cuales cuentan parte de los 166 de Marcha Patriótica asesinados entre el 2011 y 2018”. [1] Seguramente cuando Vargas Llosa habla de “tradición institucional” estará pensando en la que instituyó el padrino del candidato que goza de su favor, Iván Duque. Hablamos, claro está, del narcopolítico Álvaro Uribe Vélez, denunciado como tal por el FBI y la DEA en 1991 y que desde entonces es un rehén de Washington, so pena que le pase lo que le ocurrió a otro narcopresidente, el panameño Manuel Antonio Noriega, que terminó purgando una condena de cuarenta años de cárcel. [2] En su condición de rehén de Estados Unidos Uribe -y por extensión su peón, Iván Duque- deberán hacer lo que Trump les ordene. Y si el rehén del rehén no obedece Uribe puede seguir los pasos de Noriega. Seguramente que para Vargas Llosa este es un detalle menor que para nada empaña la inmaculada tradición institucional de Colombia. Lo mismo que haya 13 estrechos colaboradores durante la presidencia de Uribe Vélez condenados o procesados por la justicia colombiana. [3] O que, cuando presidente, Uribe Vélez hubiera organizado el reclutamiento (o el secuestro) de miles de jóvenes colombianos de los pueblos más apartados del país engañándoselos con la promesa de un empleo, se les vistiera de guerrilleros y luego se los fusilara, para mejorar las estadísticas, presentando a esas víctimas como prueba de la “eficiencia” de la política de combate a la guerrilla que proponía el presidente. Hay que recordar que cómplice de estos crímenes fue el actual presidente Juan Manual Santos, que era su Ministro de Guerra. Las fosas comunes que se encuentran por todo el territorio colombiano son otro indicio de la calidad de la democracia de ese país, puesta en peligro ahora por la candidatura de Gustavo Petro lo mismo que los más de siete millones de desplazados por el paramilitarismo, el narcotráfico y el conflicto armado. [4]

En fin, las listas de las monstruosidades perpetradas por esta peculiar “democracia” colombiana sería interminable. Pero eso no arredra en lo más mínimo a Vargas Llosa, devenido en un killerliterario fiel a sus reaccionarias obsesiones y leal con sus jefes políticos en Washington y Madrid. Por eso sale a matar con sus palabras a quienes, como Petro o López Obrador hoy, y antes Cristina Fernández, Dilma Rousseff, Lula, Chávez, Maduro, Correa, Evo, Kirchner, en suma, a todos los que tuvieron la osadía de negarse a ser sirvientes del imperio. ¿Cómo calificar la conducta del narrador peruano? Simple. Eso se llama “apología de la violencia”, y es una figura criminal.

Notas:

[1] https://www.semana.com/opinion/articulo/proceso-de-paz-en-colombia-y-duque-columna-de-jorge-botero/569556 ) Los datos de Marcha Patriótica se encuentran en el Informe del Equipo Nacional de Garantías y Derechos Humanos de esa organización.

[2] Sobre la relación de Uribe Vélez con el narcotráfico ver https://nsarchive.gwu.edu/briefing-book/colombia/2018-05-25/narcopols-medellin-cartel-financed-senate-campaign-former La información estaba disponible desde 1991, pero sólo fue hecha pública años después, lo que no impidió que Washington apoyara la candidatura presidencial de Uribe.

[3] Cf. “Las batallas perdidas del uribismo en la justicia”, El Tiempo, 18 de abril de 2015. Disponible en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-15593157 Por si al escritor peruano le asaltan las dudas sobre este tema puede disiparlas leyendo otra nota de El Tiempo, 8 de abril del 2008: “Escándalo de la ‘parapolítica’ completó 51 congresistas involucrados y 29 presos”, enhttp://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4085772

[4] “Colombia abre la mayor fosa común de desaparecidos del mundo” en Público, 28 de julio de 2015, disponible en http://www.publico.es/internacional/colombia-abre-mayor-fosa-comun.htmlSegún el periódico El Espectador el gobierno certificó que al 18 de Junio de 2017 había 7.400.000 desplazados internos en Colombia. Ver https://www.elespectador.com/noticias/el-mundo/colombia-sigue-siendo-el-pais-con-mas-desplazados-internos-74-millones-articulo-698945

*Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242491

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