Page 1533 of 2732
1 1.531 1.532 1.533 1.534 1.535 2.732

Desarrollo infantil temprano en México

24 de enero de 2018 / Fuente: https://www.iadb.org/

Autores: Robert Myers, Arcelia Martínez, Marco Antonio Delgado, Juan Luis Fernández y Adriana Martínez. Enero 2013

Todavía persiste la noción dominante de que el desarrollo infantil es el resultado espontáneo de la buena salud, alimentación y cuidado en vez de un proceso integral que incluye e impulso al desarrollo motor, cognitivo, de lenguaje, social y emocional de los niños y niñas. En este estudio se analizan las opciones para el mejoramiento del desarrollo infantil temprano en México.

Enlace para descargar: www.iadb.org/en/publications/publication-detail,7101.html?id=67186&dcLanguage=es&dcType=Monographs&doctype=&docTypeID=AllPublic&searchLang=&keyword=mexico&selectList=All&topicDetail=0&tagDetail=0&jelcodeDetail=0&publicationCover=0

Fuente documento: https://www.iadb.org/es/desarrolloinfantil

Comparte este contenido:

La etnografía en el ámbito educativo: una alternativa metodológica de investigación al servicio docente

24 de enero de 2018 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Revista Educación y Desarrollo Social-Universidad Militar

Este artículo propone el uso de la etnografía como método de investigación cualitativa apropiada y pertinente para el desarrollo de estudios en el entorno educativo.

Este artículo propone el uso de la etnografía como método de investigación cualitativa apropiada y pertinente para el desarrollo de estudios en el entorno educativo.

En general, los estudios etnográficos contribuyen en gran medida a interpretar y conocer las identidades, costumbres y tradiciones de comunidades humanas, situación en la que se circunscribe la institución educativa como ámbito sociocultural concreto.

La reflexión propuesta insta al empoderamiento de los docentes como intelectuales de la educación; como actores sociales protagónicos; como líderes investigadores, auténticos conocedores de sus propios contextos.

Se plantea el uso del método, como una valiosa alternativa para el emprendimiento de estudios en educación, especialmente encaminada al desarrollo o fortalecimiento de la investigación social, en cumplimento de la insoslayable tarea docente de potenciar la producción académica e investigativa en sus comunidades.

Al hacer uso de la etnografía como herramienta investigativa, el docente tiene la oportunidad de desarrollar una amplia gama de estudios acerca de su contexto; sus propias prácticas, escenarios y procesos didáctico-pedagógicos.

Como miembro de la comunidad educativa, el maestro goza del contacto cotidiano; el ejercicio de su labor le facilita ser parte del grupo, hacerlo de manera comprometida. Es una oportunidad para aportar y gestionar nuevos conocimientos que contribuyan de manera más efectiva a la comprensión de problemas educativos, su intervención y la transformación social de las propias comunidades educativas, condición sine qua non para el mejoramiento y cualificación de la educación desde su ámbito de actuación: el quehacer docente.

Lea el contenido completo en Revista Educación y Desarrollo Social –  Universidad Militar Nueva Granada.

* Publicado bajo licencia Creative Commons-Reconocimiento-No comercial-4.0 International (CC BY-NC 4.0).

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/opinion-y-analisis/columnas/la-etnografia-en-el-ambito-educativo-una-alternativa-metodologica-de-investigacion-al-servicio

Comparte este contenido:

Innovación pedagógica en Colombia, ¿más de lo mismo?

24 de enero de 2018 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/

Por: Javier Pombo

Las propuestas de cambio en las aulas educativas del país han sido casi siempre de mejora, no de innovación profunda. 

Una tarea compleja que tienen los miembros del sector educativo es el de definir y comprender el concepto de innovación educativa, ya que según el estudio El aprendizaje bajo la lupa: Nuevas perspectivas para América Latina y el Caribe, de Inés Aguerrondo y Denise Vaillant (2015), los sistemas escolares en América Latina y el Caribe han demostrado ser algunos de los aparatos institucionales más renuentes al cambio.

Las propuestas de cambio han sido casi siempre de mejora, no de innovación profunda, y han ofrecido hasta ahora ‘más de lo mismo’. Las estrategias difícilmente cuestionan los supuestos arraigados que estructuran el modelo educativo tradicional, por lo que es necesario hacer cambios radicales ya que no es suficiente reformar el antiguo sistema.

En cuatro casos inspiradores de innovaciones educativas en América Latina se identificó que tienen en común que rompen con el modelo tradicional de enseñanza. Estás son: Comunidades de Aprendizaje basadas en Relaciones Tutoras, en México; la Escuela Nueva, en Colombia; los proyectos de Aprendizaje en Servicio, en varios países de la región, y el uso de los MOOC, en Uruguay.

Es de notar que el peso de estas experiencias reside en las competencias que desarrollan en los estudiantes más que en los contenidos que se enseñan. Las cuatro experiencias se basan en la necesidad de cambiar la cultura memorística y de reproducción de la información por una nueva, en la que la información no sólo se busca, sino también se procesa, se transfiere y se utiliza como estrategia de solución a problemas concretos en situaciones específicas.

Este cambio en los factores permiten que la tendencia de un proceso cambie de dirección y es ahí cuando podemos hablar de una disrupción, como por ejemplo el caso de Tomás Alva Edison, quien al descubrir el bombillo eléctrico en 1879, cambio las prácticas de la iluminación, tal y como como lo refiere Luis Maldonado en su artículo Experiencia disruptiva (Revista Magisterio No. 84, pg, 15).

Lo nuevo surge a partir de los conocimientos previos y en ese sentido las experiencias individuales juegan un papel importante, por eso es que si se quiere propiciar un cambio educativo se deben tener en cuenta las experiencias: perceptiva del entorno y de sí mismo, imaginaria o virtual y la práctica, cuando esto se asimila de manera diferente a la tradicional abra cambios en los procesos de aprendizaje y por lo tanto podemos hablar de prácticas disruptivas.

Por eso es que cualquier cambio que se le realice a una práctica o gestión pedagógica para alterarla puede ser o no considerada como una innovación. Los cambios no solamente se dan en el salón de clase, razón por la cual una innovación puede darse entre otros contextos: distribución de los estudiantes en el salón de clase, uso de materiales de enseñanza novedosos para favorecer el aprendizaje de los estudiantes, planes de área que introducen competencias y contenidos que responden a las necesidades de los educandos para el siglo XXI, horarios flexibles, sistemas de evaluación basados más en procesos que en resultados, trabajo por proyectos  y en diversas formas de administrar una institución educativa.

Para tratar de delimitar el concepto y no caer en el facilísimo de que todo vale, es decir que cualquier cosa es una innovación educativa o lo contrario, la Fundación Compartir ha concentrado sus esfuerzos, en estos meses, en recoger experiencias y artículos que hablan sobre innovación, los cuales han sido publicados en el portal, adicionalmente se hizo miembro de la Red Nacional de Escuelas por la Innovación (Redeinnova) y sus funcionarios han estado entrevistando rectores y directivos docentes de colegios, con el fin de aportar a la discusión de que se puede considerar una innovación educativa y que no lo es.

Por eso, invitamos a los lectores a comentar, divulgar y reseñar a través del portal los artículos, entrevistas y videos que conozcan sobre innovación, para así entre todos poder generar un repositorio de experiencias y textos sobre innovación pedagógica que sean de utilidad para todos los interesados que están y estamos llamados a innovar.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/editorial/innovacion-pedagogica-en-colombia-mas-de-lo-mismo

Comparte este contenido:

Polarización y nuevos movimientos

Por: Raúl Zibechi

Lo peor, como en buena parte del mundo, el ascenso de la represión estatal, de la mano de políticas de ajuste que perjudican a los sectores populares. El panorama general que presenta la región es de creciente polarización política, social, económica y cultural.

En el terreno político se verifica una potente confrontación derecha-izquierda o conservadores-progresistas, con resultados dispares que anticipan la continuidad de las fricciones. Mientras en Chile y Argentina se fortalecen las derechas, en otros países las cosas están más parejas.

La movilización social es en gran medida consecuencia de una mayor desigualdad económica y del aumento de tarifas de servicios públicos. Pero en otros casos, como en Perú, se registra una amplia movilización contra el indulto al dictador Alberto Fujimori concedido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, para salvar su mandato de las acusaciones de corrupción.

En el plano socio-cultural asistimos a una batalla con epicentro en Brasil, pero que atraviesa toda la región, entre las iglesias y las derechas contra las mujeres y los colectivos LGBT. El momento más fuerte de esa ofensiva reaccionaria se produjo durante la visita de la feminista Judith Butler, con movilizaciones y una campaña mediática en contra de la «ideología de género».

Butler fue agredida en el aeropuerto y quienes acudieron a sus presentaciones fueron acosadas por multitudes que creen, porque lo expresan pero también lo sienten, que sus hijos e hijas corren riesgo de «contagio», como si la opción sexual de cada quien fuera un virus contagioso.

La oleada conservadora –respuesta de las clases medias al crecimiento de la autoestima de los sectores populares, de las mujeres, los indígenas y los afros– anticipa un 2018 más tenso aún. Porque la polarización no es solo política, sino que expresa en ese terreno una intransigencia que nace en la vida cotidiana, levantando muros de odio y desprecio que nos acercan a sociedades estilo apartheid, donde a la segregación de clase suman la racial, sexual y residencial.

Por ahora, el movimiento que mejor resiste es el de las mujeres, ya que la violencia está escalando casi tanto como las movilizaciones y debates públicos que muestran dos caras irreconciliables de las sociedades. Si miramos el tiempo largo, podemos observar alineamientos similares a los que se produjeron en la guerra civil española o durante las dictaduras latinoamericanas. Las iglesias y las clases dominantes, junto a sus aparatos de poder armado y no armado, como la «justicia», casi impermeables a los cambios culturales y sociales de las últimas décadas.

Esto nos indica que estamos ante una profunda grieta social que divide el mundo en mitades más o menos equilibradas y llegó para quedarse, en este período de crisis sistémica que provoca angustias y desazones en todas las clases y sectores sociales. Todo lo que parecía estable o relativamente consolidado, se deteriora a pasos de gigante. Casi nada va quedando en su lugar.

En América Latina, los gobiernos progresistas se evaporan de diversos modos: en Chile y Argentina porque las derechas ganan elecciones; en Brasil por una ilegítima destitución de la presidenta; en Honduras por un fraude electoral evidente; en Ecuador, por increíble que parezca, el progresismo pierde por haber ganado en las urnas ya que los dos principales dirigentes (Rafael Correa y Lenín Moreno), tomaron caminos antagónicos.

Sería demasiado simplista atribuir estas derivas a traiciones o maniobras de unos u otros. Las cosas son mucho más complejas. Las derechas, obvio, hacen su trabajo. Tienen a su favor el poder económico, los aparatos estatales armados y burocráticos, el conservadurismo de gran parte de la sociedad, los medios de comunicación, el sistema financiero internacional, las grandes potencias y, también, la profunda división de las izquierdas.

Los progresismos han llegado a una meseta y desde 2013 asistimos a su declive. Tienen en su contra el desgaste de ser gobiernos durante más de una década, la corrupción galopante, la deserción de las clases medias y de sectores populares deslumbrados por el consumo, la caída de los precios de las materias primas, la falta de autocrítica y de humildad, entre las más importantes.

La vida tienen ciclos. La vida política también. Es seguro que estamos en el otoño del progresismo, que ya dio de sí lo que podía dar: reducción de la pobreza, ampliación de los servicios de salud y educación, y un clima político que redundó en el empoderamiento de los excluidos. Al no haber realizado cambios estructurales (reformas agraria, urbana y de la renta, entre las más urgentes), las políticas públicas hacia la pobreza se agotan y en períodos de crisis son revertidas por gobiernos de signo opuesto. La oleada conservadora navega cómoda en esta aguas que contribuye a contaminar.

Sin embargo, por debajo de la polarización, más allá incluso de la creciente represión (como hemos visto días atrás en Buenos Aires), se están configurando nuevas realidades sociales. Pequeños cambios que suceden por debajo de la línea de atención mediática, en espacios considerados como poco trascendentes por los partidos y los políticos del sistema. En los márgenes de nuestras sociedades, se multiplican las señales de un nuevo ciclo de luchas y de nuevos movimientos.

He mencionado al principio el movimiento de las mujeres. En cifras, el 8 de Marzo pasado millones de mujeres en las calles. Las concentraciones más concurridas que se recuerdan en Montevideo (Uruguay) con 300.000 personas reclamando contra los feminicidios. En Argentina se han realizado desde el fin de la dictadura 32 encuentros nacionales de mujeres. En los tres últimos acudieron entre 50 y 70.000 de todo el país, que debatieron durante tres días en cientos de talleres autogestionados, sin dirigentes ni caudillos.

Hay muchísimo más. En Colombia existen 12.000 acueductos comunitarios que suministran el 40% del agua a las zonas rurales y el 20% a las ciudades. Cada acueducto fue construido y es sostenido por una o varias comunidades.

En Brasil hay 5.000 asentamientos del movimiento sin tierra (MST), que ocupan 25 millones de hectáreas recuperadas del latifundio improductivo, donde viven dos millones de personas y funcionan 1.500 escuelas gestionados por el movimiento, además de cooperativas de producción y distribución.

En Argentina existen casi 400 fábricas recuperadas y cien bachilleratos populares donde finalizan la secundaria los adultos que no han podido terminar sus estudios. Son gestionados por docentes y alumnos de forma igualitaria y los modos de aprendizaje están inspirados en la educación popular de Paulo Freire. Además hay 200 revistas culturales autogestionadas (impresas y digitales) que ocupan más 1.500 personas y son leídas por siete millones.

A todo lo anterior habría que sumar las millones de personas que se desempeñan en la «economía popular» (cooperativas populares, centros sociales y culturales, emprendimientos del más diverso tipo que producen alimentos, bienes y servicios que se distribuyen por canales propios). Y, por supuesto, al zapatismo.

Este es el mundo que está levantando cabeza en plena oleada conservadora y que va a sorprender a muchos en los próximos años. Sobre todo a los gobiernos de derecha.

Fuente: https://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2018-01-07/hemeroteca_articles/polarizacion-y-nuevos-movimientos-en-america-latina

Comparte este contenido:

La pujante economía boliviana

Por: Hedelberto López Blanch

Cuando por América Latina soplan aires extremos de neoliberalismo que imponen desempleo, privatizaciones y rebajas de programas sociales, Bolivia aparece como faro de luz para las grandes mayorías de la región.

Impulsadas desde Estados Unidos con pleno apoyo del Fondo Monetario Internacional, el Banco mundial, las oligarquía nacionales y los medios de comunicación capitalista, Latinoamérica ha sufrido en los últimos años un retroceso significativo en aras de la integración regional y en detrimento a las personas menos favorecidas.

Grandes programas de austeridad han adoptado varios gobiernos como Brasil, Argentina, Honduras, Paraguay, Guatemala que elevan los índices de pobreza y el hambre entre la población, mientras son favorecidas las minorías adineradas del país y las compañías transnacionales.

Por eso resulta notorio el caso de Bolivia que a partir de 2006 cuando el primer mandatario indígena en su historia alcanzó la presidencia tomó una serie de medidas para nacionalizar empresas y riquezas productivas, mineras y de servicios, en aras de mejorar la precaria vida de la población.

Desde entonces, la situación en la nación andina dio un vuelco de 180 grados pues anteriormente las características eran la pobreza, hambre, falta de educación y de atención a la salud del pueblo, mientras que la economía sufría el saqueo por parte de las transnacionales y el resto del capital paraba en manos de unos pocos nacionales.

La economía de Bolivia es la de mayor crecimiento en los últimos cinco años y se ha convertido en la más sólida y estable de América   Latina.

Bolivia creció en 2017 un 4,2 % y para este 2018 si se mantienen los precios del gas y de sus otros productos de exportación, puede alcanzar hasta 4,5 %.

Los logros de Bolivia no solo se deben a las estabilidad en los precios de las materias primas sino también al esfuerzo del pueblo, al aporte del sector productivo y a la política de nacionalización que se implementó para recuperar los recursos naturales y las empresas estratégicas de país .

En apretada síntesis, resultaron nacionalizados o renegociados los leoninos convenios que habían sido firmados por gobiernos anteriores con empresas extranjeras entre los cuales aparecen la de madera, oro, aviación, telecomunicaciones, electricidad, telefonía, transporte público, minería, hidrocarburos y metalúrgicas.

Esa política resultó en un cambio radical del sistema neoliberal que existía anteriormente, que mantenían a esa nación, según organismos internacionales, como el tercer país más atrasado y pobre de América Latina.

Según el listado que anualmente publica el FMI Bolivia se ubicaba en 2005 en el número 117 por el Producto Interno Bruto (PIB) entre los países a nivel mundial y ahora aparece en el puesto 75. Es decir, avanzó 42 puestos en solo 11 años. En 2006, el PIB era alrededor de 6 000 millones de dólares y ahora es de 37 000 millones.

También la adopción de una política financiera inteligente, le ha permitido pasar de una reserva monetaria de 700 millones de dólares a 20 000 millones de dólares.

Por toda la nación andina surgen nuevas fábricas de papel, cartón, pintura, sal, almendra y derivados; la agricultura aporta soya, azúcar, maíz, quinua, se construyen carreteras, puentes, almacenes, lo que ha permitido que el Estado tenga una de las tasas de desempleo más bajas de Latinoamérica, de solo 5,1 %.

Antes de la llegada de Evo Morales al poder, nueve de cada 10 bolivianos de origen campesino se hallaban en la extrema pobreza, sin tener acceso al agua potable, electricidad, salud, educación y alimentación.

Cifras de organismos financieros internacionales señalan que el Gobierno ha logrado disminuir la pobreza moderada del 59 % al 28 %, entre 2005 y 2016, y el coeficiente Gini de desigualdad bajó de 0,60 a 0,41.

Fundamentalmente han sido los programas políticos-sociales instaurados por el Estado Plurinacional los que han posibilitado esos adelantos.

Con la utilización del método cubano Yo Si Puedo se eliminó el analfabetismo al aprender a leer y escribir 850 000 bolivianos, que hoy estudian para alcanzar el sexto grado.

Se estableció el pago de rentas vitalicias de entre 1 800 y 2 400 pesos a la población mayor de 60 años (Renta Dignidad) , y de 1 820 pesos a mujeres en estado de gravidez y madres puerperal (Bono Juana Azurduy) hasta que sus hijos cumplan dos años, lo cual ayuda a combatir los índices de morbilidad infantil y de féminas gestantes.

Con el objetivo de que los menores no estén obligados a trabajar en edades tempranas, se crearon programas sociales para niños, mediante el cual el Estado abona 200 pesos anuales a 1,7 millones de estudiantes entre el primero y octavo grado que han revertido los índices de deserción escolar en el país.

En el plan diseñado hasta el 2020 se establecieron cinco ejes principales: elevar las inversiones en el sector petrolero; exportar energía eléctrica; desarrollar la petroquímica; expandir el agro, e industrializar el litio, donde el sector privado y la inversión extranjera directa están llamados a jugar un importante papel.

Como pocos países de la región, la nación andina ha ir solucionando en solo 11 años, una deuda social de 500 años que padecía debido a siglos de colonialismo, neocolonialismo y neoliberalismo.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236776&titular=la-pujante-econom%EDa-boliviana-

Comparte este contenido:

Los 10 mejores libros de economía marxista de 2017

Por: Michael Roberts

El año pasado se publicaron algunos libros fundamentales e importantes de economía marxista, incluyendo: la obra maestra de Anwar Shaikh, Capitalismo: competencia, conflictos y crisis (que voy leyendo poco a poco de forma regular); Fred Moseley, Dinero y Totalidad, una imponente defensa de la teoría del valor de Marx; Francois Chesnais, El Capital Financiero en la actualidad, que describe las tendencias  de las finanzas modernas; así como las importantes contribuciones de Tony Norfield y John Smith (El Imperialismo en el siglo XXI).

Es difícil competir con ellos en 2017. Sin embargo, este año se conmemoró el 150 aniversario de la publicación del Volumen I de El Capital de Karl Marx, por lo que se publicaron algunos libros importantes sobre él que todo el mundo debería leer.

En mi opinión, Guía de lectura de El Capital de Joseph Choonara es la más clara y concisa de todas las “guias” y conferencias en vídeo disponibles o que fueron publicadas este año. Choonara lleva de la mano al lector a través de cada capítulo del Volumen I con análisis explicativos y comentarios relevantes. Choonara afirma que “está diseñada para ser leída en paralelo con El Capital, pudiéndose consultar cada capítulo del libro antes o después de digerir las secciones pertinentes de la obra de Marx”. El objetivo, a diferencia del enfoque más amplio de Harvey en sus conferencias en vídeo, es  “detenerse en aquellas áreas que son las más importantes para la comprensión general de la obra de Marx y las que más a menudo confunden, a partir de mi propia experiencia en la enseñanza de El Capital a estudiantes y trabajadores de izquierdas en la última década”. Porque, en opinión de Choonara, Marx intentó en El Capital analizar el capitalismo desde el punto de vista de los trabajadores y está dirigido a un público de clase trabajadora. El Capital hace evidentemente lo primero, pero es más dudoso que lograse su objetivo de llegar a los lectores de clase obrera. La Guía de Choonara puede ayudar a ello.

Desde luego, saqué más partido a la Guía de Choonara que al libro de William Clare Roberts, el Infierno de Marx, ganador del premio Memorial Isaac Deutscher de este año. Partiendo del tema del infierno de Dante de Marx para describir las iniquidades del capitalismo, Roberts nos presenta una ‘teoría política del capital’. No estoy seguro de la utilidad de este enfoque. Como dice David Harvey en su reseña del libro, “Mi objeción más grave es que Roberts trata el Volumen 1 de El Capital como un texto independiente y trata de interpretarlo ignorando su relación con otras obras de Marx”.  Y el tema del infierno tiene poco que decir acerca de la teoría económica de Marx, excepto para aceptar la interpretación de la teoría del valor de Marx de Michael Heinrich (incorrecta desde mi punto de vista).

Si lo que quiere leer es teoría económica marxista, tengo que recomendar la edición de Rick Kuhn de los ensayos de Henryk Grossman sobre la dinámica económica, la teoría de las crisis de Sismondi y sobre las diversas tendencias de la teoría económica burguesa. Nos ayuda a comprender el alcance del penetrante análisis del capitalismo de Marx en comparación con las principales corrientes burguesas y los socialistas utópicos. El análisis de Marx destruye la idea de que todo puede ser explicado por el intercambio y los mercados. Hay que ahondar debajo de la superficie para llegar al proceso de producción, en particular a la producción de valor (valor de uso y valor de cambio). Como Grossman dice: “Marx hace hincapié en la importancia decisiva del proceso de producción, considerado no sólo como un proceso de valorización, sino al mismo tiempo como un proceso de trabajo … cuando el proceso de producción es considerado como un mero proceso de valorización -como en la teoría clásica- tiene todas las características del acaparamiento, se pierde en la abstracción y ya no es capaz de captar el proceso económico real” (pág. 156).

A pesar del poder del análisis de Marx, son todavía las ideas de Keynes las que dominan el pensamiento de los economistas heterodoxos en su oposición a la corriente ortodoxa. Y esto no es casual. En un excelente libro, Geoff Mann, de la Universidad Simon Fraser, presenta una explicación sofisticada del predominio de Keynes en el movimiento obrero y la izquierda. En su A largo plazo todos muertos, Geoff Keynes sostiene que la hegemonía de Keynes se debe porque ofrece una tercera vía entre la revolución socialista y la barbarie, es decir, el fin de la civilización como ‘nosotros (en realidad la burguesía como Keynes) la conocemos’. Ello ha atraído (y todavía atrae) a los líderes del movimiento obrero y a los “pregresistas” que desean un cambio. La revolución es arriesgado y podemos acabar hundiéndonos con ella. Mann afirma: “La izquierda quiere democracia sin populismo, quiere política de cambio sin los riesgos de cambiar; quiere revolución sin revolucionarios”. (pág. 21).

Mann sostiene que la teoría economica keynesiana es predominante en la izquierda a pesar de sus falacias y fracasos porque expresa el temor de muchos dirigentes del movimiento obrero a las masas y a la revolución. A modo de ejemplo, basta leer el último libro del economista keynesiano James Kwak. Kwak cita a Keynes: “En general, creo que el capitalismo, gestionado con prudencia, probablemente puede ser más eficiente para la consecución de los fines económicos que cualquier sistema alternativo conocido, pero eso mismo es en muchos aspectos muy objetable. Nuestra tarea es diseñar una organización social que sea lo más eficiente posible sin ofender nuestras nociones de una vida satisfactoria”.  Y comenta Kwak:  ‘Ese sigue siendo nuestro desafío hoy’.

Para ser justos, no es fácil optar por una política económica que amenaza al orden establecido. los medios de comunicación y las instituciones burguesas lo convierten en un infierno. En el libro autobiográfico del año, del economista Yanis Varoufakis, ex-ministro de Finanzas griego durante la crisis del euro de 2015, describe los tortuosos y laberínticos debates y reuniones que tuvo en el Eurogrupo en su intento de luchar contra el infierno que la troika del FMI, el BCE y la UE querían imponer a Grecia. Comportarse como adultos: mi batalla contra el establishment europeo, es un relato personalizado, por decirlo suavemente. El análisis de la crisis de Varoufakis y su justificación de lo sucedido (la capitulación del gobierno de Syriza y su dimisión del gobierno griego) tienen todas las características de su ‘marxismo errático’ (como se describe). Perdió su batalla, pero la guerra continúa.

2017 fue también el primer año del reinado de Donald Trump sobre el capital estadounidense. Uno de sus objetivos principales era desregular el sector de las finanzas y de las empresas de las limitaciones impuestas por el Congreso (hasta cierto punto) después de la crisis financiera global. Desregulación en casa, pero proteccionismo cara al extranjero. El libro de Brett Christophers, El Gran Nivelador, analiza esta tensión dinámica entre la liberación del capital de la regulación y, sin embargo asegurar que no hunde la casa. Christopher argumenta que en esta dinámica, se menosprecia el papel del derecho y las normativas legales en el intento de preservar un  “delicado equilibrio entre la competencia y el monopolio”,  que es necesario para  “regular los ritmos de acumulación capitalista”. El tema que subraya Christophers es el papel de la ley a la hora de limitar las anárquicas oscilaciones entre el monopolio y una competencia mortífera en diferentes períodos del capitalismo. Se trata de una nueva visión.

Pero el 150° aniversario de El Capital no podía pasar sin un nuevo libro de David Harvey, el marxista más influyente en la actualidad. En su La locura de la razón económica, Harvey expone su última interpretación del esquema de Marx en El Capital. Es un libro bien escrito y fácil de leer y no demasiado largo. Y hay muchas clases en video de Harvey sobre los principales argumentos del libro. Harvey presentó su última tesis en el seminario Capital.150 que ayudé a organizar junto al Kings College en noviembre (y del que SP publico mi reseña).

Harvey argumenta que el Volumen I de El Capital sólo se ocupa de la parte de la producción del circuito (la producción de valor y plusvalía). El Volumen II aborda la realización y la circulación de capitales entre los sectores en su reproducción, mientras que el Volumen III se refiere a la distribución de ese valor. Y mientras que Marx hace un gran análisis de la parte de la producción, sus volúmenes posteriores no están completos y fueron editados en su conjunto por Engels. Y por lo tanto, de acuerdo con Harvey, el análisis de Marx no llega a explicar la evolución del capitalismo moderno. En el siglo XXI, las crisis en el capitalismo son probablemente causadas también, si no más, por un colapso en la circulación o la realización de la plusvalía que por problemas en su producción. Y así, las crisis son más propensas ahora en las finanzas y por la deuda, debido a la ‘financiarización’.

Quienes siguen mis artículos, incluyendo la nota que redacté sobre dicho seminario y debates anteriores con Harvey sobre estos temas, saben que no estoy de acuerdo con su visión de El Capital. Defiendo que la producción de plusvalía y la acumulación de capital sigue siendo fundamentales en la explicación de Marx del capitalismo y sus contradicciones, que conducen a crisis recurrentes. Como escribió Marx: “El beneficio de la clase capitalista tiene que existir antes de poder ser distribuído”.  La producción de valor no es, como sostiene Harvey, “una pequeña parte del valor en movimiento”, sino la principal, tanto conceptual como cuantitativamente, en Marx, ya que en cualquier economía capitalista, el 80% de la producción bruta se compone de medios de producción y productos intermedios en comparación con el consumo. En mi opinión, la lucha de clases en el lugar de trabajo sigue siendo el centro del capitalismo porque se trata de la lucha por la división del valor entre la plusvalía y la parte del trabajo, tal como Marx demostró en el Volumen I.

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/los-10-mejores-libros-de-economia-marxista-de-2017

Comparte este contenido:

Obsoleto desde el primer día

Por: Fander Falconí

Francia fue el primer país que sacó una ley en 2015 contra la obsolescencia programada. Esta se define como una estrategia de diseño industrial que obliga al consumidor a comprar un producto nuevo, antes de lo necesario.

Dicen que lo ‘cool’ es tener el último iphone, usando expresiones de los ‘millenials, otro anglicismo. Puede ser que, dentro de poco, sea una mala inversión. Apple enfrenta demandas en Estados Unidos, Francia e Israel por obsolescencia programada. Está comprobado que el procesador de los modelos 6, 6S, SE y 7 vienen programados para reducir su desempeño en un tiempo fijado, no por desgaste normal.
Como dice León Martínez (2018-01-10, El Economista, México) es como si le vendieran un automóvil con batería solo accesible al fabricante. Cuando su batería empieza a desgastarse en un tiempo fijo, se activa un dispositivo que reduce la velocidad. Supuestamente el fabricante hace eso para alargar la vida de la batería, pero no le avisó eso cuando compró el carro. La batería, que solo puede cambiar Apple, cuesta 8% del precio de un teléfono nuevo. Pero eso se entera usted si averigua en internet a los consumidores insatisfechos. Porque los vendedores le dirán que mejor se compre el último modelo.
Francia fue el primer país que sacó una ley en 2015 contra la obsolescencia programada. Esta se define como una estrategia de diseño industrial que obliga al consumidor a comprar un producto nuevo, antes de lo necesario. El autor ya citado, en la misma publicación de 2017-12-09, comenta que la primera vez que se invocó esta ley para demandar a una empresa fue contra Epson, por el tema de las impresoras y sus cartuchos. Comprobar que existe obsolescencia programada en muchos productos actuales, nos lleva a tres conclusiones: 1) el capitalismo entró a una fase en la cual la codicia se impone al sentido común, 2) eso de que las cosas de antes duraban más, es un dicho muy vigente y 3) el exacerbado consumismo provoca mayor presión ambiental debido a la cantidad de residuos (incluso radioactivos) de difícil o imposible asimilación planetaria, en cortos periodos de tiempo.
Ejemplos de productos con obsolescencia programada abundan. Los ya nombrados cartuchos de las impresoras cuestan tanto como estas máquinas. Además, si sacamos impresiones a color, generalmente un color se agota primero. Entonces se desactiva la impresión, aunque sobren los otros colores. Muchas personas, aunque los fabricantes adviertan como en una película de terror que solo usen sus cartuchos nuevos, rellenan los viejos con otras tintas o compran cartuchos genéricos. Los focos eléctricos duran unas mil horas en promedio. Nada impide que los fabriquen para durar 10.000 horas como los de hace 100 años que exhiben algunos museos. Nada lo impide, excepto la codicia.
Los videojuegos tienen por naturaleza obsolescencia programada. El software de las computadoras también. Todos sabemos que una persona pobre no puede tener un automóvil viejo. Lo que paga en matrícula y en combustible, la falta de repuestos, etc., dejan esos carros para los coleccionistas o para chatarra. De los aparatos electrónicos y de los electrodomésticos ni hablemos. Ya vimos el caso de los celulares. Recordemos las lavadoras que dan 2.500 lavadas y ahí mueren, sin reparación. La refrigeradora de la abuela todavía funciona, aunque haga más escarcha que un nevado.
¿Recuerdan los mayores esos tiempos cuando heredábamos el texto escolar del hermano mayor? Eso era antes. Ahora exigen la última edición, con una que otra modificación. El teorema de Pitágoras y el binomio de Newton no han cambiado, pero los textos de geometría y álgebra sí lo han hecho. Es cierto que también hemos mejorado determinados contenidos y metodologías de aprendizaje, pero debemos desterrar muchos absurdos de la cultura del descarte. La obsolescencia programada no solo afecta a la economía familiar, también contamina el planeta.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236665&titular=obsoleto-desde-el-primer-d%EDa-
Comparte este contenido:
Page 1533 of 2732
1 1.531 1.532 1.533 1.534 1.535 2.732