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La barbarie pedagógica en el siglo XXI

Por: José de Jesús Reveles

“Todos hablan de paz, pero nadie educa para la paz. Hoy en día se educa para la competencia y la competencia es el principio de cualquier guerra”.  (Lipnizka, 2012)

El conductismo es una corriente que se desprende de la psicología, su referente teórico es John B. Watson (1913), quien se basó en los estudios de Pavlov. El conductismo en la educación toma al alumno como si éste fuese una tabula rasa, es decir, que los alumnos vienen sin conocimientos previos al aula y que el docente es quien posee ese conocimiento y debe transmitírselo, por lo tanto, el rol del docente suele distorsionarse, en lugar de establecer un vínculo positivo con el alumno.

Según Los Santos (2004) el profesor debe dejar de ser un transmisor de información para convertirse en un facilitador del aprendizaje, debe dejar de ser el único portador de verdades inamovibles, haciendo del alumno un protagonista de su propio aprendizaje. Es decir que el ambiente de la clase debe ser un proceso de relaciones y vínculos, que encuentre un equilibro dinámico permanente.

Pero en los últimos años la relación entre alumnos y docentes ha tomado un rumbo que no favorece a la educación, ya que quienes tienen el control de la clase resultan ser los alumnos y no necesariamente la conducción paradigmática de los profesores.

Por lo tanto, hoy en día la incógnita que se presenta dentro de lo aquí explicado es; qué rol debe cumplir el docente frente al alumno, si teniendo una relación simétrica, donde existe un vínculo entre el estudiante y el profesor, los alumnos en la actualidad actúan de manera agresiva y no es privativo de un lugar en específico en el mundo, es una situación globalizada.

Por ejemplo, en la película “La educación prohibida”, uno de los docentes entrevistados expone que, en teoría todas las leyes nos hablan de objetivo de desarrollo humano, profundo: tales como cooperación, comunidad, solidaridad, libertad, paz, felicidad y se llenan de palabras hermosas.

La realidad es que cada vez más se tienen ejemplos en los que la estructura básica del sistema promueve justamente los valores opuestos: la competencia, el individualismo, la discriminación, el condicionamiento, la violencia emocional, el materialismo, cualquier idea que se promueve del discurso es incoherente con la estructura que se sostiene.

Por lo tanto, existe un doble discurso pedagógico, ya que genera una controversia que resulta visible no sólo en la relación alumno-profesor, sino también en la relación alumno-alumno.

Actualmente es fundamental preguntarse si estas actitudes son producto de la competencia que se genera dentro del aula mediante el proceso de la evaluación del conocimiento, si son producto de la teoría conductistas donde el alumno no es un individuo, sino como se suele entender en muchos de los casos, es sólo un número que asiste a clase, adquiere conocimiento y luego se enfrenta a un conjunto de profesores donde será evaluado.

Es decir que el alumno no importa cómo sea, sino que es solamente una esponja que debe absorber lo que se enseña en clase y ese conocimiento será extraído al momento de la evaluación, tal como lo explica Freire en su concepto de pedagogía bancaria.

En este contexto surge la necesidad de preguntarse si el constructivismo o la cognición serán capaces de resolver los problemas planteados anteriormente, generando así un discurso único e indiscutible basado en la paz y el compañerismo.

Pero para que este ideal de educación se construya y sea ejercido en su totalidad, tanto alumnos como profesores deberán provocar un cambio que tendrá resultados fructíferos a largo a plazo, con el fin de generar un discurso único donde la violencia y la competencia estén suprimidas.

Estimado lector, agradezco de antemano la atención prestada al presente y espero que haya sido de su interés… y como siempre y para siempre ¡VIVA LA VIDA!

Fuente noticia: https://www.elsoldezacatecas.com.mx/columna/la-barbarie-pedagogica-en-el-siglo-xxi

Fuente imagen: http://1.bp.blogspot.com/-CmTLEfZFp1o/Uo_pNteLK_I/AAAAAAAAABM/iKTCoWZzKqM/s1600/Cultura1.jpeg

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Tratamientos para la educación especial: una mirada diferente a la discapacidad

27 de septiembre de 2017 / Fuente: https://www.isep.es/

Por: Mayka Gómez Alcaraz

Una jornada con familias y personas con necesidades especiales

Entre castillos de arena vemos a Sergio, un niño de 8 años, que ríe junto con sus compañeros de una asociación de discapacitados en una soleada tarde de junio. Nos encontramos en Gran Playa de Santa Pola, junto a diez niños y niñas, aprendiendo nuevos juegos en un entorno provisto de rampas, zona de sombra con tarima de madera, caseta para guardar material, sillas y muletas anfibias, grúa de transferencia, zona balizada, etc.

Sergio tiene Síndrome de Down. Es muy sociable y divertido, por ello, no tarda nada en presentarnos a sus amigos/as. Observamos que, con la supresión de barreras arquitectónicas y materiales adaptados, todos/as pueden disfrutar de un baño refrescante, a pesar de tener parálisis cerebral, espina bífida u otros síndromes que hacen difícil su movilidad en nuestra sociedad actual.

Paula, vicepresidenta de la asociación y madre de Sergio, comparte con nosotras, voluntarias de una ONG, la merienda organizada para todos/as los/as compañeros/as del grupo, y nos va explicando los motivos de su participación tan activa desde hace un año en esta asociación.

Afrontar la noticia de tener un niño con Sindrome de Down

“Sentí muchas dudas y miedos junto con mi pareja cuando nos dijeron el diagnóstico de Sergio. Pensaba que iba a ser más fácil el proceso de adaptación, al ser mi segundo hijo. Sin embargo, en aquel momento me vi sobrecargada, viví un estado de profunda tristeza al percibir que las cosas iban a ser muy diferentes a las soñadas. La incertidumbre y la falta de información, unida a los problemas de salud que tenía Sergio, hizo que me sintiera perdida. Poco a poco fui encontrándome con personas que me enseñarían un nuevo camino a seguir y me invitaron a recorrerlo con ellos. Ahora queremos ir creando más recursos para tener más calidad de vida. Sergio, siendo bebé, estuvo en atención temprana con distintos profesionales: fisioterapeutas, psicólogos y logopedas hasta la edad de seis años”.

Iván, padre de Sergio, nos explica el funcionamiento de la Asociación, dando detalles sobre los talleres de psicomotricidad, musicoterapia, fisioterapia, talleres para el desarrollo de la autonomía, habilidades sociales, lectoescritura, logopeda, jardinería y las actividades que favorecen la inserción laboral, en coordinación con distintas empresas del municipio.

Allí realizan una “Escuela de Padres” para transmitir información sobre las diferentes discapacidades, tratamientos, servicios y ayudas disponibles tanto de material como de prestaciones económicas.

También hay talleres de apoyo emocional tanto individual como grupal, en los que se aportan técnicas para el manejo de situaciones de estrés, de conflicto, que hacen disminuir sentimientos de culpabilidad y preocupaciones por el futuro. En ellos los padres también estarán trabajando habilidades sociales y de comunicación, mientras realizan talleres de mindfulness, psicoeducación, actividades de ocio y tiempo libre, favoreciendo el respiro familiar y la comunicación entre padres de usuarios/as.

La trabajadora social de la asociación, en coordinación con servicios sociales, da información sobre recursos existentes. Entre ellos, se encuentra la Ley de Promoción de Autonomía Personal y Atención a personas en situación de Dependencia, conocida como “Ley de Dependencia“. Dicha legislación está vinculada a personas que, por pérdida de autonomía física, mental, intelectual, sensorial o discapacidad mental; necesitan cuidados de otras personas para realizar actividades de la vida diaria que le ayuden a paliar su falta de autonomía personal. La psicóloga de la asociación también está en coordinación con los tutores de los niños/as, alumnos/as de los diferentes colegios del municipio.

La atención a la diversidad en el aprendizaje

Por otra parte, esta trabajadora social nos enseña un tríptico que tiene información interesante sobre una nueva visión dentro del aprendizaje en los centros ordinarios, que pretende hacer una “educación para todos/as y con todos/as”. Esto me recuerda a lo aprendido en mi módulo de atención a la diversidad, con Jose Luis Soler, y que quiero compartir con vosotros:

Diferencias entre la escuela integradora y la escuela inclusiva*

Escuela Integradora

Centrada en el diagnóstico, dirigida a la educación especial, basada en principios de igualdad y competición, la Inserción es parcial y condicionada, exige transformaciones superficiales, se centra en el alumno/a (se ubica en programas específicos), tiende a disfrazar las limitaciones para aumentar la posibilidad de Inserción.

Escuela Inclusiva

Centrada en la resolución de problemas de colaboración, dirigida a la educación en general(todos/as los alumnos/as), basada en principios de equidad, cooperación y solidaridad (valoración de las diferencias como oportunidades de enriquecimiento de la sociedad), la inserción es total e incondicional, exige rupturas en los sistemas (transformaciones profundas), se centra en el aula (apoyo en el aula ordinaria), no disfraza las limitaciones, porque son reales.

Es una meta a alcanzar llegar a hacer realidad una escuela inclusiva, en la que cada centro escolar se encuentra a cierta distancia, más o menos, en función de las condiciones que tiene en su proyecto.

Las condiciones para una escuela inclusiva, de acuerdo con un trabajo de investigación llevado a cabo en Cataluña en el marco del Proyecto UNESCO (1.995), concretamente de la experiencia de una de las escuelas participantes en dicho proyecto (Faro y Vilageliu 2000), se recogen los siguientes puntos (Giné 1998).

– Trabajo colaborativo entre profesorado: intervención conjunta de dos profesores/as en el aula, planificación conjunta de las unidades de programación, colaboración conjunta hacia el alumnado/a.

– Estrategias de enseñanza-aprendizaje: prácticas efectivas, trabajo colaborativo y cooperativo, organización del aula, optimización de recursos.

– Atención a la diversidad desde el currículo: mejora de la formación del profesorado en este campo, elaboración de objetivos compartidos y definidos, definición de criterios de Centro en el desarrollo del currículo, acuerdo con criterios de evaluación.

– Organización interna: autoevaluación y evaluación interna, estructura organizativa favorecedora de la cohesión, potenciar el intercambio entre profesorado, distribución de horarios coherentes con los fines.

– Colaboración escuela-familia: fortalecimiento de comunicación y vías de participación de los padres en la toma de decisiones, desarrollo de contactos formales e informales.

– Transformación de los servicios/ recursos destinados a la educación especial: para todo el Centro centrados en el currículo, el profesor/a de apoyo, psicopedagogo/a implicado/a en la estructura del centro, la transformación de los Centros de Educación Especial en Centros de recursos para la educación inclusiva.

Para poder poner todo ello en práctica, podemos establecer coordinación con centros y personas que ya han realizado aportaciones para hacer realidad la inclusión educativa.  El “Aprendizaje basado en proyectos a través de las Inteligencias Múltiples“, desarrollado por Coral Elizondo, sería un claro ejemplo de buenas prácticas.

Ahora que ya se acaba el día, concluyo que la experiencia ha sido realmente enriquecedora, mientras nos despedimos de todos los chicos y miembros de la asociación porque ya todos/as se encuentran en el vehículo adaptado de vuelta a casa. Quedamos invitadas en ir a ver la Asociación un día e intercambiar experiencias que espero poder compartir con vosotros.

* Fuente: Arnaiz, 2003; Moriña, 2002.

Fuente artículo: https://www.isep.es/actualidad-educacion/tratamientos-para-la-educacion-especial-una-mirada-diferente-a-la-discapacidad/

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Evaluación continua: el camino para valorar progresivamente el aprendizaje.

27 de septiembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Robinson Conde Carmona

El educador no sólo debe evaluar al final del proceso de aprendizaje el desarrollo de las competencias por parte de los educandos, sino que proponer actividades. 

Evaluación continua es una forma de entender la evaluación educativa. Es un proceso que se debe llevar a cabo durante todas las etapas de aprendizaje del educando. Ésta se entiende como un proceso fundamental para la enseñanza que aumenta la probabilidad de que sea efectiva para el aprendizaje de los educando. La evaluación continua permite al educador manejar las diferencias entre los educandos en un aula de clases, y por lo tanto también se entiende como una práctica inclusiva.

La evaluación continua incluye la evaluación de tipo diagnóstico, formativa y sumativa.

En nuestro contexto educativo, tradicionalmente, la evaluación se ha centrado en la etapa final del aprendizaje y se ha concebido, de forma general, para aprobar más que para aprender; por otro lado, el educando enfoca su aprendizaje en función del tipo de evaluación seguida.

No obstante, el educador no sólo debe evaluar al final del proceso de aprendizaje el desarrollo de las competencias por parte de los educandos, sino que a lo largo del curso, debe proponer con cierta periodicidad actividades, de carácter evaluable, que faciliten la asimilación y el desarrollo progresivos de los contenidos de la asignatura y de las competencias que deben alcanzarse, respectivamente.

De esta forma, la evaluación se convierte en continua o progresiva, y el educador puede realizar un mayor y mejor seguimiento del progreso en el aprendizaje del estudiante, ya que permite una valoración integral. Se trata en definitiva, de apostar por un aprendizaje significativo.

Para que se evidencie la evaluación continua en las aulas de clases es necesario que los educadores planifiquen sus unidades de aprendizaje, pero que al mismo tiempo la modifiquen clase a clase tomando en cuenta los aprendizajes obtenidos por los educandos. Para esto los educadores deben seguir los siguientes pasos de un ciclo de evaluación, según (Miranda, 2010):

  1. Definición de objetivo de aprendizaje: establecer un objetivo de aprendizaje tomando en cuenta los conocimientos previos de los estudiantes evidenciados en una evaluación diagnóstica previa.
  2. Construcción de indicadores y criterios: estos indicadores y criterios deben guiarse por el objetivo de aprendizaje establecido anteriormente y deben ser observables. El nivel de logro de los indicadores establecerá el cumplimiento o no del objetivo de aprendizaje propuesto.
  3. Construcción del instrumento y de la actividad de evaluación: evaluar, elegir y modificar tareas y textos en función de una meta de aprendizaje específica. El instrumento debe evaluar la actividad planificada y debe cumplir con los indicadores y criterios propuestos anteriormente.
  1. Implementación de la clase: realizar la clase aplicando la actividad de evaluación diseñada para ella. De esta forma se evalúan los aprendizajes de la clase implementada y se generan evidencias observables del nivel de logro de los indicadores de evaluación propuestos.
  2. Aplicación del instrumento y/o recolección de evidencias de aprendizaje: recoger las evidencias de aprendizaje de los estudiantes y aplicar el instrumento diseñado, el cual nos permitirá sistematizar el nivel de logro según indicador de los estudiantes.
  3. Sistematización de las evidencias: sistematizar todas las evidencias recogidas en tablas y analizar los resultados.
  4. Toma de decisiones: a partir de los resultados analizados y del nivel de logro de los indicadores alcanzado, tomar decisiones en relación a la planificación y adecuar los objetivos de aprendizaje según las necesidades observadas en las evidencias.

Si miramos detenidamente cada paso, podemos notar que estos tienen una relación estrecha con los que se propone en la evaluación integral, que a fin de cuenta lo que nos propone, es que saquemos la información del contexto en que vamos a trabajar, y a partir de los datos que obtengamos del mismos, hagamos una valoración que nos permita tomar decisiones, para diseñar y/o rediseñar nuestro plan a seguir en un comienzo, luego esté puede ir siendo modificado durante el proceso, dependiendo de los resultados y de las necesidades del contexto en circunstancias puntuales, y no en medio de la generalidad, ya que en ella pueden pasar desapercibidas muchas situaciones que podrían ser causales para que el educando no avance significativamente en su procesos de aprendizaje.

Por lo anterior,  Zabalza (2003) propone, debemos encadenar los siguientes procesos para completar efectivamente la evaluación continua.

  • Plantear.
  • Ejecuta
  • Evaluar
  • Reajustar

Debido a que el proceso debe acomodarse con las modificaciones realizadas con la toma de decisiones de los cambios con la evaluación.

Por otra parte, para Delgado (2006) la evaluación continua tiene por objetivo la valoración del grado de aprendizaje conseguido por el educando, la evaluación adquiere una nueva dimensión al girar el aprendizaje en torno al educando. En este sentido, debe estar correctamente diseñada para que permita valorar si el estudiante ha alcanzado el objetivo, no sólo los conocimientos sino también las competencias previamente definidas por el educador para una materia concreta.

Por ello, el sistema de evaluación continua ofrece sin lugar a dudas, ventajas de parte y parte; tanto para el educando, como para el educador. Dado que aquellos educandos que participan en una evaluación continua tienen mayores garantías para aprender, crecer, mejorar progresivamente su propio techo, por otra parte, también de superar el reto; que es superar la materia en curso.

En efecto, porque de forma gradual y progresiva van desarrollando las competencias de la asignatura, y en segunda porque conocen la manera de valorar del educador, es decir, se ven involucrados en el proceso. En tercera, el educando recibe información de su propio ritmo de aprendizaje, y es capaz de autorregularse para corregir sus errores y vicisitudes, llegando a tal punto que pueda él solo, reorientar su proceso de aprendizaje; ser autosuficiente y autónomo.

Todo para que a fin de cuenta sea capaz de autoevaluarse, que es un proceso que poco a poco va tomando mayor importancia. Según San Martín (2014) la autoevaluación es básica para tener autonomía o para lo que denominamos aprender a aprender. Es fundamental darse cuenta de si estás haciendo las cosas bien y de apoyarte en los soportes necesarios para mejorar. Las personas que se autoevalúan son las que aprenden, las que no, sólo repiten.

Para finalizar, debemos apuntar que, si la evaluación continua está bien diseñada, debería superar la asignatura sin la necesidad de hacer una prueba final; en definitiva y en resumen a la hora de diseñar una evaluación continua podemos resaltar tres elementos claves; en primer lugar, su planificación, en segundo lugar, su información al educando (objetivos, criterios de evaluación, número de actividades, periodicidad, esfuerzo…), y en tercer lugar, las actividades concretas de evaluación (tipología, criterios de corrección, dedicación horaria, temas abordado (Delgado, 2006).

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/evaluacion-continua-el-camino-para-valorar-progresivamente-el-aprendizaje

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Sistema de Monitoreo al cumplimiento de los estándares de calidad de educación inicial en instituciones educativas distritales

27 de septiembre de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: IDEP

Este artículo evidencia los retos que supone el diseño e implementación de este Sistema de Monitoreo en los colegios distritales de Bogotá, Colombia.

Con él se propone apoyar la generación de conocimiento relacionado con las condiciones que favorecen el desarrollo integral de la primera infancia por medio del cual la Secretaría de Educación del Distrito garantiza a través del Proyecto 1050 la atención a 41.000 niñas y niños. Para ello, describe los fundamentos del Sistema de Monitoreo, así como su estructura.

El Plan de Desarrollo Bogotá Mejor para Todos 2016-2020, busca fortalecer los programas, proyectos y estrategias de intervención e investigación relacionadas con la primera infancia, bajo la perspectiva del favorecimiento de su desarrollo mediante la generación de condiciones que promueven que se garantice la atención integral a quienes forman parte de este grupo poblacional.

En esta apuesta, la Secretaría de Educación del Distrito a través del Proyecto 1050 Educación inicial de calidad en el marco de la ruta de atención integral a la primera infancia y el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP), celebraron el convenio 1452 de 2017 para definir e implementar un Sistema de Monitoreo al cumplimiento de los estándares de Educación Inicial en las instituciones educativas distritales.

El estudio del Sistema de Monitoreo en particular enfrenta al menos dos importantes retos tanto para la Secretaría de Educación como para el IDEP. Por un lado, contribuir en la comprensión y configuración del sentido de la educación inicial en el marco de la atención integral en instituciones educativas distritales; y por otro, consolidar un sistema que brinde información para identificar y visibilizar el mejoramiento continuo en el cumplimiento de los estándares de calidad, al tiempo que facilite la generación de estrategias de acompañamiento, gestión y seguimiento para garantizar una educación inicial que promueva el desarrollo integral de las niñas y los niños de primera infancia.

La Ley 1804 de 2016, consolida los acuerdos y avances del país en términos políticos, técnicos y de gestión en relación con la primera infancia. Para promover el desarrollo integral de las niñas y los niños de primera infancia, la misma Ley ha determinado la necesidad de adelantar una atención integral, entendida como el “conjunto de acciones intersectoriales, intencionadas, relacionales y efectivas encaminadas a asegurar que en cada uno de los entornos en los que transcurre la vida de los niños y niñas, existan las condiciones humanas, sociales y materiales”. (Ley 1804, Congreso de Colombia, 2016. Art. 4).

Respecto a la educación inicial, el Ministerio de Educación Nacional (2014), estableció que esta tiene sentido en sí misma, que su propósito principal es potenciar las capacidades de las niñas y los niños a través de acciones pertinentes y oportunas que responden a sus particularidades.

De esta manera, al hablar de una educación inicial de calidad, se hace referencia a las condiciones que posibilitan la promoción del desarrollo integral de la primera infancia con equidad, a través de la definición de estos componentes: Familia, Comunidad y Redes; Salud y Nutrición; Proceso Pedagógico; Talento Humano; Ambientes Educativos y en evidencia fundamentada; ayudar en el desarrollo y análisis de políticas, así como en el desarrollo de programas; ayudar a administrar actividades en el nivel de programas y proyectos a través de la identificación del uso más eficiente de los recursos disponibles; incentivar la transparencia y apoyar las relaciones de rendición de cuentas revelando hasta qué punto el gobierno ha logrado sus objetivos.

Lea el contenido completo en la revista Aula Urbana.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/sistema-de-monitoreo-al-cumplimiento-de-los-estandares-de-calidad-de-educacion-inicial-en

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¿Deberíamos aprender a programar en las escuelas?

27 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Eduard Muntaner

En la actualidad vivimos un boom de iniciativas que intentan acercar la programación a los niños. Algunos ejemplos podrían ser campañas como las de code.org (respaldadas por nombres como Bill Gates o Mark Zuckerberg), grandes proyectos como Codecademy, o la reciente incorporación de la asignatura obligatoria de programación web en la Comunidad de Madrid. La aparición de entornos de programación tan intuitivos como ScratchApp Inventor, plataformas abiertas como Arduino, y kits de robótica tan fáciles de usar como los LEGO Mindstorms, han creado un entorno favorable y han vuelto a poner sobre la mesa un tema que en realidad lleva estudiándose desde finales de la década de los 70: ¿Puede la programación ayudarnos a aprender de nuevas maneras y a tomar control consciente de nuestro propio aprendizaje?

Es importante señalar que muchas de estas grandes iniciativas actuales tienen un enfoque bastante menos atrevido, y en vez de esto, más pragmático y utilitarista: “enseñemos programación a los niños porque será una competencia básica en los trabajos del futuro” o “enseñemos programación a los niños para fomentar vocaciones científico-tecnológicas”.

Estos enfoques son sin duda interesantes, porque en este mundo cada vez más digital necesitaremos muchos informáticos e ingenieros, pero a la vez, estos planteamientos son cortos de miras, porque no ahondan en los beneficios de aprender a programar durante la infancia.

Según los pioneros en el tema, como Seymour Papert (creador del lenguaje LOGO) y otros investigadores posteriores: aprender a programar cuando somos niños nos ayuda a articular y analizar nuestro conocimiento, y a tomar control de nuestro proceso de aprendizaje. De hecho existen evidencias científicas que prueban que aprender lenguajes formales durante la infancia favorece que los niños hablen y piensen de forma más precisa sobre problemas complejos. Además, la programación estimula la creatividad y las capacidades de atención y de resolución de problemas.

Teniendo en cuenta sus beneficios, parece obvio que la introducción de la programación en las escuelas puede ser interesante, pero ésta no debería tener como objetivo principal formar a futuros programadores profesionales (de la misma manera que la música en la escuela no tiene como objetivo formar a futuros músicos profesionales). Por supuesto, si con su introducción además aumentamos el número de vocaciones científico-tecnológicas, especialmente entre las niñas, pues perfecto. Pero este debería ser un efecto secundario, no el objetivo principal.

En la actualidad usamos el término Pensamiento Computacional para referirnos a todas aquellas técnicas y metodologías de resolución de problemas que aprendemos y asimilamos mediante la programación, y que no son solamente útiles para resolver problemas informáticos, sino para comprender y razonar sobre todo tipo de sistemas, procesos y problemas.

La ventaja del Pensamiento Computacional es que puede introducirse de forma transversal, a través de cualquiera de las áreas que habitualmente se estudian en las escuelas, da igual si es arte, lengua o ciencias. En cualquier asignatura los niños pueden crear (individualmente o en equipos)  sus propios juegos, simulaciones, historias interactivas, robots, proyectos artísticos, etc. Además se complementa a la perfección con el aprendizaje basado en proyectos (PBL) y con la cultura maker que está resurgiendo en estos últimos años. Su introducción puede ser relativamente económica, ya que no requiere grandes equipamientos, y en la actualidad existen innumerables entornos y plataformas. Y lo más importante de todo: ¡a los niños les encanta!

Así que, ¿por dónde empezamos?

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/deberiamos-aprender-programar-en-las-escuelas/

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Inteligencias múltiples y matemáticas

27 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Dácil González Martel

Teniendo en cuenta la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner, en la que manifiesta que la inteligencia es una capacidad, no innata, y que la educación puede desarrollarla y potenciarla, vamos a  hacer una propuesta de cómo podemos trabajar, en el área de las matemáticas, cada una de las ocho inteligencias que nos propone Gardner.

  • Inteligencia lingüística-verbal: es importante tener en cuenta que las matemáticas no son sólo números y que muchos de los procesos necesarios para la resolución de problemas y conocimiento de los aspectos necesarios de éste área se pueden trabajar a través de la capacidad lingüística y verbal.
    • Crear un programa de radio a través de podcast, en el que los alumnos elaboren diferentes grabaciones con aspectos teóricos, propuestas de juegos de ingenio o contando las historias creadas en la primera actividad propuesta.
    • Inventar eslóganes originales sobre conceptos matemáticos a modo de reglas nemotécnicas para recordar con mayor facilidad los contenidos.
  • Inteligencia lógico-matemática: la inteligencia lógico-matemática va mucho más allá del uso de números, ya que también engloba la capacidad para comprender relaciones lógicas, elaborar enunciados y propuestas a problemas de ingenio o realizar esquemas y abstracciones.
    • Inventar juegos de estrategia en los que estén presentes los contenidos matemáticos adquiridos hasta el momento.
    • Elaborar líneas de tiempo con hechos históricos matemáticos del trabajo realizado en el aula a lo largo del curso a modo de diario de aprendizaje visual.
  • Inteligencia musical: hoy en día la música es uno de los mayores hobbies y entretenimientos de los jóvenes y podemos sacarle muchísimo provecho en nuestras aulas introduciéndola como un elemento más.
    • Crear presentaciones orales que incluyen acompañamiento musical, creado por los alumnos.
    • Escribir letras de canciones sobre los contenidos estudiados.
  • Inteligencia espacial: si trabajamos la capacidad espacial desde principio de curso y de manera constante, temas tan complejos como los de poliedros o movimientos en el plano, en los que los alumnos necesitan tener una visión espacial avanzada, no supondrá mayor complicación.
    • Elaboración de mapas mentales, individuales o grupales, de cada uno de los bloques de contenidos estudiados.
    • Hacer salidas fuera del aula para aprender el uso de la brújula a través de geolocalización, uso de realidad aumentada,…
  • Inteligencia corporal-cinética: muchas veces nos encontramos dentro del aula con niños que se mueven constantemente, hablan y no están quietos mientras trabajan. Quizás esta forma de actuar se debe porque lo necesitan para poder estudiar y aprender. Es aconsejable que el docente propicie este tipo de experiencias dentro del aula para sacar el mayor provecho a las capacidades de estos niños y desarrollar en mayor medida este tipo de inteligencia.
  • Inteligencia interpersonal: gracias a la inteligencia interpersonal somos capaces de relacionarnos con las personas que nos rodean (búsqueda de pareja, de amigos, de trabajo). Nos permite entender a los demás y con ella desarrollamos la empatía y la capacidad de manejar situaciones en las que haya relaciones sociales.
  • Inteligencia intrapersonal: es la primera que se centra en el conocimiento personal y la autoestima del alumno. Muchas veces estamos tan centrados en lo académico que nos olvidamos de esta parte personal y que en gran medida puede determinar el éxito o fracaso de los alumnos. El control de las emociones en los estudiantes es muy importante, no solo durante pruebas escritas, sino en el día a día.
    • Escribir un diario de aprendizaje, en el que los últimos cinco minutos de clase apunte todo lo que ha aprendido y cómo lo ha utilizado. Es importante que el profesor haga un seguimiento y de feedback al alumno.
    • Recibir la opinión de los compañeros acerca de la resolución de problemas o la presentación oral de trabajos relacionados con diferentes temas.
  • Inteligencia naturalista: el desarrollo de esta inteligencia no es diferente de la enseñanza de las matemáticas, de hecho podemos introducir actividades y adaptar nuestras clases para que nuestros alumnos trabajen al máximo esta capacidad de investigación.
    • Explorar el entorno cercano en busca de objetos y símbolos matemáticos. Con todo lo encontrados crear una colección con características de cada uno de los descubrimientos.
    • Crear investigaciones “a lo Sherlock Holmes” en la que los alumnos a través de pistas deben resolver un hecho misterioso investigando por todo el centro escolar.

No debemos olvidarnos que tenemos dentro del aula una gran variedad de alumnos, que no todos son iguales, y que cada uno de ellos aprende y se desarrolla de maneras muy diferentes. Es por ello necesario no centrarnos en el desarrollo de todas estas capacidades por igual en los alumnos, sino en descubrir cuáles son las que tienen más desarrolladas y potenciarlas, sin dejar de lado el resto.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/inteligencias-multiples-y-matematicas/

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Un cambio de paradigma para la escuela del siglo XXI

27 de septiembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Mario de Jesús González Cano

Cuando se habla de innovación en la escuela, se hace referencia al hecho de ser creativos, el cambiar las viejas prácticas pasando por una transición de lo conocido hacia lo que no lo es, pero en busca de la transformación del acto educativo. Esto implica pasar a  la acción, lo que para algunos docentes se podría tornar incómodo.

Si se hace un ejercicio reflexivo y crítico de la película-documental La Educación Prohibida, se pueden encontrar elementos en los que se debate las formas de la educación moderna. En ella se propone la necesidad de un nuevo paradigma educativo y se cuestiona el sistema tradicional, que carece de condiciones frente a las diferencias y plantea un escaso ofrecimiento para lograr una educación de calidad, al no incluir algunos tópicos que refieren la formación del ser desde sus capacidades e intereses.

La escuela de hoy está caracterizada e identificada desde la aplicación de un modelo conductista, en el que se establecen unos parámetros que mantienen el estado de confort de muchos actores de la educación, quienes a su vez desvalorizan el uso de la palabra de los estudiantes generando resentimiento y exclusión. Unos estudiantes que anhelan avanzar hacia una educación integral, en la que se les integre fundamentalmente como personas.

Aunque existe de parte de algunos docentes cierto temor para arriesgarse a pasar de lo predecible hacia lo impredecible, es hora de traspasar ese paradigma hacia el deseado cambio. Un cambio que debe partir desde las aspiraciones de cada uno, en ese afán de innovar desde el aula de clase. Sería reflexivo acogerse a las palabras de Einstein, que invitaba a “no hacer siempre lo mismo, si se busca resultados diferentes”, pero, primordialmente, se deben hacer las cosas con gusto y con el corazón.

La sociedad del siglo XXI vive en continuo cambio, y con ella también el conocimiento. La llamada Sociedad del conocimiento implica cambios profundos que involucran nuevas demandas cognitivas y nuevas capacidades. Por ello, requiere nuevas formas de enseñar y nuevas formas de interactuar en la escuela. Los centros educativos no deben estar ajenos, más aún cuando se cuenta con estudiantes con ritmos y necesidades diferentes, y que requieren una atención desde las diferencias.

¿Por dónde empezamos?

Es tiempo de cambio, y ese cambio debe comenzar con la forma de concebir al estudiante.Es tiempo de hacer un miramiento a ese ser que se desarrolla individual y colectivamente, reconociéndolo como sujeto que requiere, no solo ser acogido como persona a quien impartirle conocimiento, sino también una persona sedienta de afecto y orientación desde sus potencialidades y necesidades. Así que se hacen necesarios procesos para generar oportunidades de transformación positiva y crear espacios de formación, donde la educación crezca de la mano con un estudiante humanizado.

Por esta razón, se exhorta pensar en un Nuevo Paradigma Educativo de la EducaciónUnparadigma que dimensione al estudiante como un individuo con derechos incluyendo su valor intrínseco. Un ser humano a quien se le respete como persona autónoma para desempeñarse y tomar decisiones, con un respeto enmarcado desde la espontaneidad individual a través de la acciones. Un ser a quien se eduque con sentido desde la libertad, sin descuidar sus límites, a quien se le brinde una razón de ser con coherencia de criterio y ejemplaridad, para que se sienta acompañado y atendido desde su integralidad de acuerdo con sus necesidades e intereses propios.

Es imprescindible el rol que desempeña el maestro de hoy, incluyendo sus retos y desafíos. Se requiere un docente actualizado y preparado para enseñar a pensar, un docente con vocación de servicio, apasionado y motivado por el interés de un alumno que aprende. Un educador que acompañe los procesos de búsqueda hacia la innovación partiendo de lo que le ofrece el entorno social, y lo que se puede desarrollar desde la libertad.

De esta manera, se podría afirmar que se está trabajando en la búsqueda del cambio, un cambio que surja desde el maestro, desde su actitud, desde esa transformación personal, como cambio paradigmático que avance hacia el bienestar del ser humano y que conlleve a la formación de seres autónomos, libres, críticos y constructores de futuro.

Fuente noticia: http://blog.tiching.com/cambio-paradigma-la-escuela-del-siglo-xxi/

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