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UNESCO Quito organiza curso-taller sobre sistemas socioambientales complejos en la Reserva de Biosfera Yasuní, Ecuador.

El Sector de Ciencias Exactas y Naturales de la Oficina de la UNESCO en Quito y Representación para Bolivia, Colombia Ecuador y Venezuela, organizó y participó en el curso-taller “Sistemas socioambientales complejos: conceptos y herramientas para la evaluación de sostenibilidad en reservas de biosfera” al que asistieron 32 participantes provenientes de 19 instituciones de Ecuador y el extranjero. El curso se desarrolló en la Reserva de Biosfera Yasuní del 24 al 28 de julio de 2017 y, además de brindar las bases teóricas y prácticas para el análisis y el diseño de sistemas de manejo de recursos naturales sostenibles, proporcionó la plataforma para la conformación de la Red Nacional MESMIS de Sostenibilidad.

Fuente:http://www.unesco.org

Uno de los retos que enfrenta la humanidad tiene que ver con la creciente necesidad de armonizar las acciones humanas con el cuidado del ambiente, y para ello es preciso contar con marcos metodológicos holísticos e interdisciplinarios. La metodología MESMIS (Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo de Recursos Naturales incorporando Indicadores de Sustentabilidad) es una herramienta desarrollada por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y utilizada en más de cien casos de estudio, que busca lograr el desarrollo sostenible de los territorios, incorporando la visión de paisaje y apostando por modelos agroecológicos. Esta demanda es válida para muchos territorios, particularmente para zonas de amortiguamiento y de transición de reservas de biosfera, figuras que cuentan con el reconocimiento internacional de la UNESCO y el compromiso de los Estados Miembros donde se encuentran.

Fue en una de las seis reservas de biosfera que existen en el Ecuador, la Reserva de Biosfera Yasuní, donde durante una semana se desarrolló el curso-taller sobre la metodología MESMIS. Desde el inició quedó patente el gran interés y pertinencia de la temática del curso, ya que contó con la presencia de representantes de las siguientes diez universidades del Ecuador: la Universidad Andina Simón Bolívar, la Universidad Central del Ecuador, la Universidad Estatal Amazónica, la Universidad de la Fuerzas Armadas ESPE, la Universidad Internacional SEK, la Universidad Nacional de Estudios Superiores (UNAE), la Universidad Regional Amazónica Ikiam, la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), la Universidad Técnica de Machala y la Universidad Técnica de Cotopaxi. También acudieron representantes de cuatro instituciones gubernamentales, el Ministerio del Ambiente (que aloja al Punto Focal de Ecuador ante el Programa sobre el Hombre y la Biosfera de la UNESCO), el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) y la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES). De la misma manera destaca la presencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), así como de docentes de la UNAM y la Universidad de Florida (EE.UU.).


Parte del grupo de participantes en una comunidad waorani conociendo la gran diversidad cultural y ecológica de la zona núcleo de la Reserva de Biosfera Yasuní.

La Reserva de Biosfera Yasuní ofrece un marco inigualable para profundizar en el entendimiento de la complejidad y el dinamismo de los procesos socioambientales de un territorio, ya que existen muchos y muy diversos agentes involucrados. El Parque Nacional Yasuní, zona núcleo de la reserva de biosfera, es uno de los lugares donde mayores niveles de biodiversidad existen en el ámbito mundial. En la zona de amortiguamiento de la reserva habitan poblaciones de colonos, instalados a raíz del auge petrolero, causando la extensión de la frontera agrícola y ganadera debido a la creciente presión poblacional. La existencia de grupos indígenas como los waorani y de pueblos en aislamiento voluntario, añade complejidad a un territorio donde las madereras o la caza furtiva de animales también forman parte de la realidad. Por ello, explorar el uso de herramientas participativas para facilitar la evaluación de sostenibilidad y la comprensión de los sistemas complejos era y sigue siendo importante no sólo para esta zona, sino para el mundo.

Otro de los logros del curso-taller fue la conformación de la Red Nacional MESMIS de Sostenibilidad. Existen instituciones que ya están trabajando con esta metodología y han llevado a cabo estudios de caso a lo largo de todo el país. En los territorios de reservas de biosfera, se pueden destacar estudios preliminares llevados a cabo por la UNAE en la Reserva de Biosfera Macizo del Cajas, por Ikiam en la Reserva de Biosfera Sumaco y por la UEA en la Reserva de Biosfera Yasuní. La Red Nacional MESMIS de Sostenibilidad puede funcionar como una estructura de vinculación entre instituciones de diversa índole y de engranaje entre las reservas de biosfera con otros territorios en pro de la investigación-acción participativa y del desarrollo sostenible.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/about-us/single-view/news/unesco_quito_organiza_curso_taller_sobre_sistemas_socioambie/

Imagen: http://www.culturaypatrimonio.gob.ec/wp-content/uploads/2014/02/Unesco-logo.jpg

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Tareas escolares y mediocridad

Por: Fabián Cueva Jimenez

El Acuerdo Ministerial sobre la normativa para regular las tareas escolares preocupa a todos. Opiniones en favor y en contra, fruto de percepciones, es decir, de impresiones que a través de los sentidos recibe e interpreta el cerebro. La percepción viene a ser solo una idea o hipótesis que requiere de investigación para llegar a conclusiones reales. En la ciencia pedagógica se debe cumplir obligatoriamente con todos los pasos establecidos.

Los principios de pertinencia, planificación y cantidad sustento del Acuerdo, teóricamente son claros pero insuficientes. Se producirán errores en su aplicación, como la supresión de vacaciones decembrinas, trabajo docente a tiempo completo en las instituciones, cambios curriculares sin consenso o con los procesos de capacitación con temas tomados de otras realidades.

La Subsecretaría de Fundamentos Educativos debe publicar la investigación y sus resultados, no criterios de percepción, porque es subjetiva (varía según los estímulos de unos a otros), selectiva (no se percibe todo al mismo tiempo) y temporal (fenómeno de corto plazo que cambia). Congraciarse en época electoral es pésima iniciativa, en dos meses comenzará y pronto terminará.

El tiempo por los alumnos fuera de la institución es para escribir un libro de didáctica. Depende de la realidad familiar, de la capacitación docente, de la conciencia del alumno para organizar su tiempo, de la agenda institucional, de las asignaturas y las estrategias de aprendizaje, de los períodos claves del proceso, de los espacios e instrumentos para la recreación y de mucho más. Simple es anunciar algo tan complejo, fácil responsabilizar y sencillo disponer que el gobierno escolar trabaje para consensuar. Importante el tema, poca seriedad académica y mucha mediocridad.

Fuente: https://lahora.com.ec/noticia/1101997506/noticia

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Yo voto por el que diga

Por: Ángel Pérez Martínez

También, el “yo voto por quien diga otro” es muy común en el país, donde la democracia está restringida por el clientelismo y los negocios en la política. Existe evidencia donde se ha demostrado cómo contratistas, empresarios y políticos se reúnen de manera previa y definen quién será el gobernador o alcalde de turno. Los resultados, después de elecciones muestran, que el pueblo acató la orden de votar por quienes ellos dijeron.

El problema de fondo en Colombia es que estas formas de participar en la política, son parte de una cultura asociada a lo fácil, al sueño dorado de ganar una lotería, un chance o que suceda algo extraordinario “un buen de trabajo” y seamos ricos mañana.

Desde que llegaron los españoles no hemos dejado de buscar el dorado, la guaca que está enterrada, donde el único problema que tenemos es encontrar el camino para hallarla, aunque seguimos muriendo de pobreza económica y de otros tipos de pobreza. La cultura de lo fácil es un estímulo para no luchar, para no trabajar con esfuerzo en el objetivo social de crear, producir y aumentar la riqueza. En esta visión de vida la riqueza está ahí sólo hay que ser hábil para apropiársela.

Me pregunto si esta pobre visión de la vida, de la mayoría de colombianos, no es la que permite que sigamos rezando y pidiendo a Dios que él nos ayude a ganar la lotería y en caso contrario que se nos aparezca a la vuelta de la esquina un tesoro en forma de narcotráfico, lavado, corrupción o sobre explotación a otros.

La riqueza fácil lleva implícito que el progreso de la vida personal y social se sustenta sobre tres pilares:

  1. El éxito humano se logra sólo a través de la posesión de bienes materiales (el señor dinero).
  2. El egoísmo, solo importo yo,
  3. Una cultura donde el progreso y el desarrollo humano se alcanza sin mediar el trabajo, el esfuerzo y la lucha personal por avanzar. Una cultura donde no existe una condición de progreso colectivo, en la que se avance paso a paso, de manera solidaria y equitativa, con mi aporte.

Recomendado: Rectores de colegios Oficiales dedicados a temas administrativos y no a la Educación

Este escenario de desarrollo de la vida fácil tiene incidencia directa en la escasa valoración que otorgamos a la política, hasta aceptar que otro defina por quién voto. Un estudio realizado por la Universidad Sergio Arboleda para la Registraduría Nacional sostiene que Colombia es el país con la mayor abstención de América Latina. Por ejemplo, en el plebiscito de la paz sólo votaron el 37,4% del total de los colombianos habilitados, significa que aceptamos que el 19% decide el destino del país.   

Un país cuya cultura de lo fácil y del todo vale no requiere un gran sistema educativo. Tampoco, necesita tener una democracia participativa y transparente, y menos, un sistema político que promueva en los ciudadanos que piensen y actúen con total libertad desde los interese del país y los retos de la sociedad.

Un sistema educativo debe ser crítico de este estado de cosas, desde la educación básica y media hasta la educación superior, en las aulas adolescentes y jóvenes deberían razonar, discutir y tomar posiciones irreverentes frente a la aceptación de “yo voto por el que diga otro” y todo lo que se esconde detrás de esta afirmación: seres humanos que no son responsables de sus propias vidas, admitir que la política es ilegítima y que no importa, no pasa nada. El país requiere jóvenes con liderazgo, autónomos, con capacidades de defender y proteger su escenario político, que razonen. Esto es calidad de la educación.

Insisto en la necesidad de preparar a los jóvenes para ser poder o para colaborar con otros, los mejores, para que ellos sean poder y actúen en la política, entendida ésta como un escenario que permite la definición y solución de los principales problemas nacionales o locales, que inciden de manera directa en mi bienestar y en mi calidad de vida, así como en la vida de los seres que amo.

Recomiendo, a los maestros el bello texto de Kant donde él dio respuesta a la pregunta de qué es la Ilustración: “La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella, sin la tutela de otro. La pereza y la cobardía son causa de que una tan gran parte de los hombres continúe a gusto en su estado de pupilo …; también lo son que se haga tan fácil para otros erigirse en tutores. Para esta ilustración no se requiere más que una cosa, libertad; y la más inocente entre todas las que llevan ese nombre, a saber: libertad de hacer uso público de su razón íntegramente”.

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/yo-voto-por-el-que-diga-por-angel-perez/248016

Imagen: http://pedagogiascontemporaneasytipos.blogspot.com/p/pedagogia-critica.html

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Juana Rivas está en mi casa

Por: Lidia Falcón

Y en la de todas las personas de buena voluntad. Porque no podemos consentir que una vez más se ponga en peligro la vida, la salud y el bienestar de unos niños, entregándolos a la insania de un padre maltratador.

Este 8 de agosto todos y todas debemos manifestarnos en la puerta de los juzgados, allí donde estemos, exigiendo que Juana pueda vivir con sus hijos en paz. Porque ese día la jueza –y una mujer tenía que ser- del número 3 de Granada ha impuesto a la madre que hoy debe entregar a su exmarido, condenado por maltrato, sus dos hijos -de 3 y 10 años. Como es ciudadano italiano se los llevará a su país. Y todo este drama mientras el Tribunal Supremo todavía no se ha posicionado sobre el caso tras el recurso de Juana, y suponiendo que se ha aprobado un  pacto de Estado donde se prohíbe entregar la custodia de menores al padre que sea maltratador.

La jueza ha señalado la entrega de los dos menores para las 16.30 horas del día 8 en el Punto de Encuentro Familiar de Granada, al que deberán ser llevados por la madre a fin de que el padre los recoja  y traslade a Italia, donde tiene su «residencia habitual».

Porque el Patriarcado está triunfante en esta nueva ofensiva de los machistas. Los tribunales se llenan de casos en los que jueces y juezas se niegan a proteger a los menores de padres violentos, abusadores sexuales e incluso homicidas.

Veintiséis niños han sido asesinados por su padre cuando convivían con él cumpliendo el régimen de visitas impuesto por algún juzgado. Ángela González Carreño presentó 51 denuncias antes de que el padre asesinara a la hija de 8 años, en la tarde de visita que impuso el juez.

José Bretón quemó vivos a sus dos hijos, Ruth y José, en su finca de Córdoba cuando se los llevó la tarde de visita que impuso el juez.

Daniel Ubiel Renedo asesinó hace dos años a sus dos hijas, Amaia y Candela con una radial y un cuchillo, después de haberles proporcionado unos calmantes, que en el caso de la mayor de 9 años no tuvieron efecto, ya que hubo señales de lucha cuando intentó librarse de la cinta adhesiva con que la había atado. Ubiel había llamado previamente a la madre para decirle que pensaba matar a las hijas para vengarse de ella.

La serie de asesinatos de niños y niñas perpetrados con absoluta crueldad por sus propios padres a fin de hacerle daño a la madre excede de la crónica de un siglo XXI. Solamente en los ritos satánicos y las sectas fanáticas de la Edad Media encontramos hechos semejantes.

Y sin embargo, en el primer tercio del siglo XXI las mujeres seguimos teniendo que defendernos de los ataques de agresores machistas, jueces y juezas formados en los más reaccionarios principios patriarcales que, amparándose en su libertad de criterio, dictan resoluciones que dejan en la indefensión a las madres y a los niños, fiscales que no cumplen con su mandato de proteger a los débiles y legisladores que no piensan modificar las normas legales vigentes, ni aún para garantizar la seguridad de los menores.

Las feministas no sabíamos que los avances conseguidos, tan largas y penosas luchas, durante el siglo XX, para reconocer a las mujeres como ciudadanas con igualdad de derechos con los hombres, podrían revertirse de forma tan cruel y desaforada. Como dice Susan Faludi, la reacción de los sectores machistas de la sociedad no se ha hecho esperar.

Si algún reconocimiento se otorgó a las mujeres en tiempos bien difíciles como los de la dictadura fue el de que indiscutiblemente eran buenas madres y en los procesos de separación se les entregaba la custodia de los menores sin vacilaciones. Ha sido alcanzar la legalización de la igualdad cuya implantación en la sociedad se supone, por eso incluso tuvimos un ministerio de Igualdad y una ley que la garantiza, para que a las mujeres se les achacaran toda clase de maldades, a través de perversas campañas de difusión de la más atrasada ideología patriarcal.

A partir del momento en que se difunde la consigna de que la igualdad se ha instalado en nuestra sociedad, se hace más aguda la discriminación social respecto a los hombres. Ya no basta con que los salarios sean el 30% más bajos que los de los hombres, ni que apenas tengan poder político ni económico, que las violaciones se hayan multiplicado y que la mayoría sufran explotación laboral y acoso sexual, ahora hay que convertirlas en sujetos detestables.

Se ha difundido la especie de que las mujeres presentan denuncias falsas de maltrato; se las acusa de influir malévolamente en los hijos para separarlos de su padre, según un delirante diagnóstico de padecer el SAP, que ninguna autoridad médica ha reconocido, y se les imponen multas y penas de cárcel si no cumplen las órdenes judiciales de entregar sus hijos a un padre violento y peligroso que puede acabar con su vida. Y cuando obediente y mansamente las más sumisas cumplen lo ordenado por el juzgado y el progenitor los asesina, nadie es responsable del incumplimiento del deber de protección que tiene el Estado, según nuestros preceptos constitucionales.

La tutela judicial efectiva que tan pomposamente impone la Constitución es una declaración vacía para los 500 niños que han quedado huérfanos porque el padre mató a la madre, para los más de 60 que han sido asesinados por su propio padre, para las 1.200 víctimas de feminicidio que hemos contado en los últimos diez años.

Como en un remedo de los tiempos siniestros de la persecución de las brujas, las mujeres están siendo víctimas, cada vez en mayor número, de la insania de maltratadores y asesinos, de jueces y fiscales que se complacen en perseguirlas y castigarlas, de funcionarios y médicos y trabajadores sociales que creen que su labor consiste en investigar la maldad de las mujeres en vez de protegerlas, de legisladores que mantienen las normas patriarcales.

Y se cometen cada vez más frecuentemente  infanticidios ante la indiferencia de los responsables de proteger a nuestros niños.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/08/07/juana-rivas-esta-en-mi-casa/

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Lo que robamos a los niños al ‘encarcelarlos’ en casa

Por: Jennifer Delgado Suárez

Los hijos se han convertido en trofeos para sus padres y, como todo trofeo que se precie, deben estar a buen recaudo, preferentemente entre las cuatro paredes de casa, donde supuestamente estarán seguros. De hecho, la tendencia a encerrar a los niños en el hogar para protegerles de los peligros que les acechan allá “afuera” es cada vez más preocupante.

Los niños pasan menos tiempo al aire libre que los presos

Un estudio realizado recientemente ha desvelado que la mayoría de los niños pasa menos tiempo al aire libre que los reos en las cárceles. Esta investigación analizó los hábitos de 12.000 familias con hijos de entre 5 y 12 años y descubrió que a lo largo de diez países, los niños solo pasaban una media de 30 minutos al día jugando al aire libre.
Este estudio también desveló que en Estados Unidos casi la mitad de los niños y niñas en edad preescolar no salen a jugar fuera de casa todos los días. En el Reino Unido la realidad no es muy diferente: el 64% de los niños sale a jugar fuera de casa menos de una vez a la semana y el 20% nunca se ha subido a un árbol.
Curiosamente, los investigadores no encontraron ninguna relación entre el tiempo que los niños pasaban fuera de casa jugando y los ingresos económicos del hogar o la percepción de la familia sobre la seguridad del barrio. Esto significa que se trata de una tendencia generalizada que va mucho más allá del nivel socioeconómico. El problema de base es mucho más sencillo: la mayoría de los padres no quieren que sus hijos se suban a los árboles, persigan ranas, se ensucien con el barro o jueguen solos con otros niños.
Para poner estos datos en perspectiva, basta pensar que los internos de las prisiones de máxima seguridad de Estados Unidos salen al patio al menos dos horas al día. Es un derecho. Al igual que debería serlo para los niños. Pero los padres y las escuelas se lo están arrebatando, y pretenden que los pequeños ocupen ese tiempo con las pantallas.
De hecho, si les preguntamos a las personas de más de 40 años cuáles son sus mejores recuerdos de la infancia, la mayoría se referirán al juego y la diversión al aire libre. Sin embargo, muchos de los niños de hoy no tendrán esos recuerdos, o al menos no podrán darle forma a tantas memorias de ese tipo. En la actualidad solo el 21% de los niños sale a jugar todos los días al aire libre, aunque al 71% de sus padres sí se les permitía.
¿Por qué es tan importante que los niños jueguen al aire libre con sus coetáneos?
Existe un sinfín de buenas razones para que los niños pasen tiempo jugando al aire libre, preferentemente con sus coetáneos.
1. Aprenden a tomar decisiones, resolver problemas, autocontrolarse y seguir las reglas. El juego al aire libre, sin la supervisión de los adultos, es un excelente maestro para que los niños vayan aprendiendo a resolver los problemas que se presentan. De hecho, si quieren ser aceptados por el resto del grupo, también se verán obligados a controlar algunos de sus comportamientos y a seguir las reglas pactadas.
A medida que los niños negocian con sus coetáneos van aprendiendo a controlarse, tomar decisiones y resolver sus propios problemas. Se trata de habilidades fundamentales que les enseñan que ellos tienen el control de sus vidas, una sensación de empoderamiento que les protege de la ansiedad y la depresión, trastornos muy difundidos que suelen ser el resultado de la sensación de falta de control sobre la vida.
2. Aprenden a manejar sus emociones, incluyendo la ira y el miedo. En el juego al aire libre, sin la supervisión de los padres, a menudo los niños se meten en situaciones complicadas, tanto desde el punto de vista físico como social. Si quieren salir airosos, deben aprender a controlar sus emociones. Por ejemplo, es probable que la primera vez que un niño tenga que subirse a un árbol sienta miedo, pero muy pronto lo dominará, sobre todo si está delante de sus amigos.
De esta forma ese niño aprenderá a regular sus emociones y a tomar el mando. Aprenderá que hay situaciones que dan miedo pero que ese temor se puede vencer sin necesidad de sentirse ansioso o abrumado porque en realidad no hay ningún peligro. Este “entrenamiento emocional” natural le permitirá ir creando un arsenal de herramientas psicológicas que le serán muy útiles en su vida futura.
3. Aprenden a ser más creativos. Cuando los niños juegan fuera de casa se sienten más libres, por eso suelen apostar por juegos no estructurados que estimulan su fantasía, creatividad e inteligencia. Imaginar castillos en el aire, criaturas mágicas o convertir la rama de un árbol en una espada estimula las conexiones neurales y potencia el desarrollo del cerebro, sobre todo del hemisferio derecho.
Por otra parte, los juegos al aire libre les permiten explorar el mundo que les rodea y hacer nuevos descubrimientos sorprendentes. Las cosas que encuentran a su paso estimulan constantemente su fantasía ya que no son juguetes diseñados para un fin preciso, sino que pueden tener mil usos diferentes en función de cuánto dejen volar su imaginación. Por eso, los niños que pasan más tiempo en la naturaleza suelen fijarse más en los detalles y aprenden muy pronto a apreciar los pequeños placeres de la vida.
4. Aprenden a ser independientes y responsables. Cuando los niños están lejos de sus padres y estos no pueden fungir como mediadores ni resolver los problemas en su lugar, deben aprender a encontrar soluciones por sí solos. Esto significa que deberán valorar diferentes alternativas, probar distintas soluciones y quizá equivocarse, hasta que encuentren la respuesta que necesitan.
De esta manera los niños aprenden a ser autónomos e independientes, van tomando las riendas de su vida y desarrollan una mayor responsabilidad pues poco a poco van comprendiendo que sus decisiones tienen consecuencias, y que estas dependen casi exclusivamente de ellos. Así se formará un adulto consciente y seguro de sí.
5. Aprenden a apasionarse y a desarrollar intereses propios. En la escuela los niños no suelen elegir las actividades en las que se involucran, deben seguir a la letra el plan de estudios. Además, en muchas ocasiones se esfuerzan solo por alcanzar una buena calificación, un trofeo o una alabanza, pero no porque les interese realmente la actividad.
Al contrario, el juego libre es una oportunidad única para que los niños exploren sus intereses, sin ningún tipo de presión social. En este caso, los niños pueden abandonar la actividad cuando se aburran, porque el objetivo final no es alcanzar un resultado sino disfrutar de lo que hace. De esta forma los niños aprenden a apasionarse por lo que hacen, buscan sus pasiones y comprenden que más allá de los resultados, lo importante es disfrutar del proceso. Así escapan de las garras del «conclusionismo«.
6. Aprenden a hacer amigos y a llevarse bien con los demás. El juego social es una forma natural de hacer amigos y aprender a relacionarse con los demás de una manera justa. De hecho, como el juego es una actividad voluntaria y los niños pueden abandonarlos en cualquier momento si se sienten incómodos, muy pronto los pequeños comprenden que para divertirse necesitan a sus compañeros de juego y tratan de limar las asperezas que puedan surgir para seguir jugando.
Por eso el juego, sin la supervisión de los adultos, les permite a los niños entrenar sus habilidades sociales, desarrollar la sensibilidad y la empatía. Los pequeños aprenden muy pronto a detectar las emociones de los demás y a responder en consecuencia, modulando sus actitudes y comportamientos. De esta forma se estimula su inteligencia social, que es fundamental para tener éxito en la vida e incluso para evitar el acoso escolar.
7. Aprenden a ser felices. El juego no es solo una actividad desarrolladora sino que es una fuente de felicidad, satisfacción y bienestar. La mayoría de los niños se sienten felices jugando al aire libre con sus amigos. Cuando corren, juegan y están en contacto directo con la naturaleza sus sentidos se estimulan, lo cual genera sensaciones muy placenteras.
Por otra parte, este tipo de juegos les ayuda a liberar energía y, a la larga, genera una agradable sensación de tranquilidad. De hecho, un estudio llevado a cabo en la Universidad de Cornell desveló que los niños que vivían en grandes ciudades y no solían estar en contacto con la naturaleza tenían niveles más elevados de estrés y ansiedad, en comparación con los pequeños que vivían en entornos rurales y salían a jugar a menudo, quienes también eran más resilientes ante la adversidad.
Por tanto, no les robemos a los pequeños estas increíbles experiencias, que son también una valiosa oportunidad para crecer. No olvidemos que los niños deben jugar, salir a la calle y ensuciarse, esa libertad les convertirá en adultos más seguros y felices

Fuente: http://www.rinconpsicologia.com/2016/06/ninos-encerrados-en-casa.html

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En las aulas se define el porvenir

Por: Fander Falconí

La historia lo demuestra. El Renacimiento empieza en Italia en el siglo XV y continúa hasta el siglo XVI. Las artes, la política, la filosofía y las ciencias avanzan aceleradamente desde Florencia, cuyo dialecto toscano se convierte en el italiano moderno. Al mismo tiempo, en Venecia y en Génova, aparecen las que serían algunas herramientas del futuro capitalismo: los seguros marítimos, las letras de cambio, las cuentas corrientes y los libros de contabilidad. Era una explosión incomprensible de conocimientos y de talentos que cambiaría el mundo. Del oscurantismo nacían miles de luces.

Parecía que la Edad Media recién despertaba de su letargo. Pero no era así. La investigadora colombiana Clara Tamayo de Serrano (2007, Universidad de la Sabana) relata que a fines del siglo IX aparecieron las primeras escuelas ‘anexas’ a los monasterios que enseñaban a leer y escribir a la gente común, además de dar acceso al público a las representaciones teatrales religiosas. La primera universidad europea fue italiana (Bolonia, 1088). Cuando se da el Renacimiento, Europa ya no es el continente destruido de mil años atrás. Hay gente preparada en artes y ciencias, en comercio y en navegación. Tras siglos de aferrarse al latín como única lengua escrita, ahora se conoce el griego antiguo y las lenguas locales empiezan a escribirse.

Los que creen que el Renacimiento fue una coincidencia de talentos o una intervención extraterrestre se equivocan. Esta explosión del saber y de la cultura fue el producto de varios siglos de intervenciones en la educación, hechas casi siempre por el ala progresista de la Iglesia de Roma, institución que en ese entonces era la más rica y con más poder (claro que tenía también un ala ultraconservadora que fue la que diseñó la Inquisición). El siglo XV amanece sediento de cultura y crece enfocado en las aulas. Por ejemplo, Miguel Ángel no asomó de improviso a esculpir su gigantesca estatua de David. De niño aprendió de los picapedreros en Carrara, de adolescente acudió a la Academia de Artes de los Médici, mecenas florentinos.

Algunos países, afectados por las frecuentes crisis económicas, cometen el error de ajustarse los cinturones quitando presupuesto al único sector que puede sacarlos de las crisis: el sector educativo. A lo largo de la historia, las potencias han caído y han vuelto a levantarse en el mismo lugar en el que han caído. No es que los recursos materiales hayan vuelto a reproducirse, ha sido el elemento humano educado el que ha reconstruido esos países, como se observó en el siglo XX. Estados Unidos no habría salido de la depresión de la década de los 30, si es que no hubiera tenido una población preparada en las escuelas públicas (las mismas que hoy está destruyendo el Gobierno, como informa US News 18-04-2017). La extinta Unión Soviética no habría lanzado el primer satélite artificial del planeta en 1957, si en 1917 no hubiera cambiado el sistema educativo aristocrático de la Rusia zarista, por un sistema popular de inclusión con altos presupuestos estatales.

En nuestro siglo XXI, con más razón, solo invirtiendo en la educación pública podremos enfrentar los retos del futuro inmediato.

Fuente noticia: http://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/1/en-las-aulas-se-define-el-porvenir

Fuente imagen: http://www.colegiosenbuenosaires.com/wp-content/uploads/2016/03/tecnología-en-las-aulas-vs-desconexión_1.jpg

 

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¿Hacia dónde vamos los pueblos indígenas en Abya Yala?

Por: Itzamná Ollantay

A una década de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos, y a casi tres décadas de la aprobación del Convenio 169º de la OIT sobre el tema, el 9 de agosto (Día Internacional de los Pueblos Indígenas), es ocasión para reflexionar hacia dónde vamos los pueblos indígenas en América Latina.

Los diferentes derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas (derecho a la autodeterminación, a tierra y territorio, a la consulta previa y libre, a la identidad cultural, etc.) ya tienen mayoría de edad como normas jurídicas vigentes a nivel internacional y nacional.

Pero, las condiciones de vida y oportunidades no han mejorado para la gran mayoría de los pueblos indígenas. Los informes oficiales sobre condiciones de vida, tanto de entidades nacionales, como internacionales, en la región, muestran signos positivos a nivel global. Pero, en los diferentes países de la región, las poblaciones indígenas continúan con un promedio de 70 u 80% de empobrecimiento.

Es más, en países con mayoría demográfica indígena como Guatemala, Perú o Bolivia, las familias indígenas, en la actualidad, subsisten en peores condiciones que en épocas de la Colonia (cuando por lo menos tenían acceso a tierra-agua y disponibilidad de fuentes de vida). Ni hablar de las condiciones laborales de neoesclavitudes en las que jornalean en los monocultivos agrícolas de la región

¿Qué pasó con los derechos declarados entonces?

Los derechos declarados, mientras no haya sujetos que la ejerza y defiendan,  y autoridades que garantice su cumplimiento, no cambia casi en nada la realidad cotidiana de los pueblos.

Si bien, en los últimos años, la autodefinición de personas como indígenas cobró fuerza en segmentos demográficos crecientes de países multiculturales, en especial. Sin embargo, esa conciencia identitaria no necesariamente significó una clara conciencia política de “ser indígena” en países racializados. Y, en consecuencia, la emotiva autodefinición de las personas como indígenas no necesariamente implicó el ejercicio individual y/o colectivo de los derechos sociopolíticos indígenas. Somos sujetos “culturales” sí, pero aún siervos “apolíticos”.

A nivel general, en países multiculturales como Guatemala o Perú, la “lucha” de la gran mayoría de actores indígenas no ha superado el culturalismo folclórico “apolítico”. Permitido y aceptado por el hegemónico
sistema neoliberal.

Peor aún, en países como Perú, los aborígenes no se autodefinen como indígenas, sino como campesinos (una categoría social ideológicamente construida para implantar el mestizaje rural).

En países como Bolivia, Ecuador, México, algunos movimientos indígenas y/o núcleos organizados con conciencia política están o han dado saltos significativos del ejercicio de  los derechos culturales al ejercicio de los derechos sociopolíticos. Pero, incluso en dichos países los resultados evidentes para cambiar las condiciones de colonialidad y de dominación de los pueblos indígenas son aún insipientes.

En países como Nicaragua o Bolivia, los actuales gobiernos progresistas han logrado titular grandes extensiones de tierras para indígenas, bajo propiedad colectiva. Es más, en el caso de Nicaragua, el 33% del total del territorio nacional está legalmente reconocida como territorio autónomo indígena (con tierras tituladas), con sistemas de autogobierno propio. Pero, justamente son estas zonas autonómicas las más empobrecidas y marginadas del país. Entonces, al parecer, las autonomías indígenas tampoco son panaceas per se, para avanzar hacia el Buen Vivir.

Los derechos individuales y colectivos para las y los indígenas están reconocidos y declarados. Pero, hace falta que las y los indígenas organizados o no, demos el salto de la cómoda autodefinición indígena (que incluso nos da algunos privilegios en un mundo amante de lo exótico) hacia el ejercicio de los derechos sociopolíticos indígenas, de manera coherente.

Los bicentenarios estados criollos o mestizos no van a implementar más leyes a favor de pueblos indígenas. Es más, como en el caso de Guatemala o Perú, el derecho a la consulta  previa, ya fue manipulado para que las comunidades digan sí a las empresas (pero son pocos los indígenas que protestan).

Transitar del culturalismo al ejercicio de derechos políticos implica constituirnos en sujetos políticos para repensar los estados racistas y construir nuevos estados para todos/as. Estados plurinacionales lo llaman.

Esto implica que los movimientos y pueblos indígenas construyamos nuestros propios instrumentos políticos (organización política) incluyentes para disputar el poder electoralmente a los poderes oficiales, e impulsar procesos de asambleas constituyentes plurinacionales. Pero, con métodos y contenidos que superen el individualismo metodológico y el capitalismo suicida.

Los derechos de los pueblos indígenas tiene que ser el fundamento, argumento y horizonte que haga realidad las postergadas transformaciones estructurales en beneficio de los pueblos. No puede ser únicamente el vehículo discursivo o laboral para el ascenso socioeconómico de unos pocos indígenas. Y, en esto, la esponsabilidad mayor lo tenemos las y los indígenas que fuimos formados o malformados en la academia occidental, y todos cuantos ocupan responsabilidades en las academias y  en las ventanillas de los estados y de la cooperación internacional.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Hacia-donde-vamos-los-pueblos-indigenas-en-Abya-Yala-20170809-0004.html

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