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El pacto del engaño

Por: Lidia Falcón

Se ha filtrado el borrador del Pacto de Estado Contra la Violencia de Género (como le llaman), sabiendo como sabemos todos que solo se filtra lo que interesa. En ese documento, trascendental para la supervivencia de las mujeres, dicen que se contemplan 200 medidas para atajar los feminicidos y el maltrato machista.

DOSCIENTAS MEDIDAS, repito asombrada, y me pregunto ¿son necesarias tantas? Siguiendo la guía que nos marcan los Diez Mandamientos diría que éstas se resumen en dos: meter en la cárcel a los maltratadores y dar ayudas económicas a las víctimas.

No he leído las 70 u 80 páginas que llenan las 200 medidas, porque me parece que a mi edad no me lo merezco. Y no creo que las lean ninguno de los diputados, y sobre todo diputadas, que las firman, –para eso tienen sus sherpas que son los que las redactan. Pero tampoco las leerán los fiscales ni los jueces ni los policías ni las asistentes sociales ni los psicólogos ni los forenses a los que conciernen, porque eso es ilegible.

Gracias a los resúmenes que se difunden por las redes me he enterado de que quieren aumentar el dinero destinado a las víctimas y sus defensas y terapias y casas de acogida, pero poquito a poco. En cinco años o así. Y que se lo repartirán a los Ayuntamientos para que ellos carguen con la molestia de atender a las llorosas féminas con sus churumbeles gritones agarrados a las faldas. Que ampliarán la red de casas de acogida, gabinetes asesores y terapéuticos, y poca cosa más. Como también que ahora se enterarán de que una mujer es víctima de maltrato sin necesidad de que vaya a la policía a denunciar, cosa que por lo visto hasta hoy no sucedía. Porque ¡tantas técnicas de igualdad, asistentes sociales, policías municipales, médicos, forenses, psiquiatras, y otros profesionales ad hoc, que pagamos, eran incapaces de saber que la mujer que acudía a su consulta con un ojo morado o un brazo roto no se había dado un golpe con una puerta o caído por la escalera!.

Todavía ni siquiera se han puesto de acuerdo en retirar el régimen de visitas, la custodia y la patria potestad de los desgraciados menores sometidos al poder omnímodo de machos maltratadores, violadores y asesinos, porque se deben seguir preservando los privilegios del patriarca.

Me repito, ¿era necesario escribir 200 párrafos de mala literatura para describir las desgracias de las mujeres y  designar a psicólogos, asistentes sociales, abogados de oficio, casas de acogida y demás mecanismos de ayudas para pobrecitas desgraciadas que ni siquiera saben denunciar? ¿Hacer un vademécum de la caridad organizada por el Estado?

No sé si el PSOE ha firmado semejante engendro, y ni siquiera quiero saberlo para no desanimarme definitivamente. Pero lo evidente es que los partidos dominantes en el Parlamento, con la complicidad y el contento de Ciudadanos,  han llevado adelante una farsa que ha durado siete meses, fingiendo que se preocupaban mucho de la situación de la mujer y de la infancia. En esos 7 meses han asesinado a 49 mujeres y 5 niños, han violado a casi una docena y han maltratado a millones de ellas. Calculando la media anual, habrán denunciado 50 o 60.000 más que están siendo apaleadas por sus parejas, y que según los cálculos internacionales es aproximadamente el 10% de las víctimas reales. Las violaciones todavía se denuncian menos.

Y a ese manifiesto que documenta el engaño le llaman Pacto de Estado.

Ya sabemos el Estado que tenemos abandona a los más desgraciados y entrega nuestro dinero a la OTAN, al Ejército, a los bancos, a la Iglesia católica, a las grandes corporaciones que significan “el mercado” y a las Casas Reales –no hay que olvidarse que disfrutamos de dos, más que ninguna otra monarquía.

Ya sabemos que el Estado es un eufemismo que encubre a los partidos que gobiernan, y que como decía Marx, es el consejo de administración de El Capital. Ya sabemos que bajo una maraña de legalismos y constitucionalismos los que montaron este supuesto Estado de Derecho han convertido la democracia en una construcción hueca dentro de la cual sólo se encuentran los privilegios de los ricos.

Pero en el caso de la violencia contra la mujer es demasiado desvergonzado que se proteja de tal manera al maltratador, porque disponer de una ley que obligue al acusado a demostrar su inocencia y exonere a la víctima de aportar las pruebas, que ordene la detención y prisión de los maltratadores y los obligue a cumplir íntegras las penas, no cuesta dinero, no pone en dificultades al Capitalismo y apenas le da una patada al Patriarcado.

Solamente la crueldad y el machismo de Ciudadanos, la indiferencia satisfecha del Partido Popular y el obstinado empecinamiento del Partido Socialista pueden conseguir que después de meses de trabajos –y de cobro de primas- la Ley de Violencia de Género salga tan incólume como entró en los trabajos de la Subcomisión.

Dicen que la adecuarán al Convenio de Estambul, que parece el tratado del “no va más” de la protección de la mujer y que en realidad únicamente se limita a reconocer que todas las víctimas merecen protección y a aconsejar que se las proteja. Pero, incluso para cumplir con ese compromiso internacional que alguno de nuestros gobiernos  aceptó ratificar por quedar bien con sus colegas, sin tener la menor intención de cumplirlo, se recurre a la astucia de proponer redactar otra ley que ahora llaman marco –siempre hay alguna categoría para engañar- para no tener que modificar el horrible redactado del artículo 1 de la Ley de Violencia de Género, que es el único que acepta “perfeccionar” el PSOE. Y la Ley tiene 72 artículos, 20 disposiciones adicionales, 2 disposiciones transitorias, 1 disposición derogatoria única y 7 disposiciones finales.

Ese perfeccionamiento se va a realizar con otra disposición adicional y otra ley –más leyes- que se llamará de Todas las Violencias, para introducir la trata de personas, las violaciones, los abusos sexuales, la mutilación genital, etc. que al parecer, y no me había enterado, hasta ahora no estaban penadas por nuestra legislación.

Es decir que es imposible aceptar para esos diputados,  y sobre todo diputadas, que hay que modificar el impresentable redactado de la Exposición de Motivos y del artículo 1 de la nunca tan ponderada Ley, para reconocer que las víctimas de un maltratador o asesino pueden ser mujeres de todas las categorías sociales y de todas las variables familiares, y cambiar ese engañoso constructo verbal de “violencia de género” que desidiologiza y despolitiza el maltrato a la mujer, por el término preciso de violencia machista. Como tampoco están dispuestos, ni dispuestas, a introducir la inversión de la carga de la prueba, no vaya a ser que los buenos y pobrecitos hombres sean acusados falsamente por las malvadas mujeres.

En definitiva, no cabe duda, por un lado, que los diputados y diputadas se ganan su sueldo y sus retribuciones extraordinarias, dada la cantidad de horas que han invertido en discutir los detalles y sutilezas del redactado de las 200 medidas aprobadas –hay que incluir las que nos han dedicado a los expertos y a las asociaciones de mujeres que han testificado en la Subcomisión,  las visitas, entrevistas, llamadas telefónicas, etc. con que las activistas y las militantes del Partido Feminista les hemos entretenido y fastidiado.

Por el otro, que llegados a este punto, el 22 de julio de 2017, hay que perder toda esperanza de que de esa Subcomisión salga un acuerdo decente que proteja a las mujeres españolas. El Patriarcado saldrá triunfante nuevamente de esta prueba, y yo no volveré a aconsejar a mis clientas que presenten denuncias ante las autoridades competentes. Les aconsejaré que se compren una pistola.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2017/07/22/el-pacto-del-engano/

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Nuestros hijos

Por: Graziella Pogolotti

Cuando nace una criatura, sus rasgos son borrosos. Todos la contemplan, deseosos de reconocer en ella las huellas de un parecido. En su desarrollo, la ciencia ha demostrado que somos portadores de cierto determinismo genético. Sin embargo, la impronta definitiva en términos de hábitos, expectativas y valores habrá de imponerse a través de la vida.

Porque lo hemos engendrado, el bebé que dormita en la cuna es nuestra hechura. Habrá de serlo mucho más en el delicado proceso de construcción de su subjetividad, porque la responsabilidad no se limita tan solo a afrontar sus necesidades materiales básicas. La siembra más profunda, aquella que nos acompaña a lo largo de la existencia y nos capacita para afrontar desafíos, desgarramientos y para hacernos de un destino propio, se produce en el fértil terreno de los valores espirituales.

Bajo el aplastante calor veraniego, en medio de los apremios laborales y domésticos, se impone encontrar un instante para meditar acerca del presente y el futuro de nuestros hijos, porque el mañana se nos viene encima en el día que transcurre. De manera natural, en la criatura que traemos al mundo con plena responsabilidad, estamos colocando nuestros sueños. Aspiramos a reconocer en ellos lo mejor de nosotros y buscamos también en la realización personal de cada uno el logro de todo aquello que no pudimos alcanzar en términos de bienestar, y sobre todo, quisiéramos que encontraran la clave de la felicidad. El desafío se  acrecienta cuando la sociedad, nuestro referente inmediato, se transforma rápidamente por la acción simultánea de numerosos factores económicos, sociales y tecnológicos.

En contextos cambiantes, cuando muchos valores parecen tambalearse, cuando las vías de escape se manifiestan en la aparición de adicciones destructivas y los comportamientos al margen de la legalidad proponen caminos peligrosos, hay que defender, desde las edades más tempranas, el espacio sagrado hecho de diálogo y calores de intimidad. La realidad virtual nunca podrá sustituir el apoyo y consuelo de la palabra, el contacto reconfortante de una mano en el hombro en los instantes de angustia y de incertidumbre. La  protección ante las trampas que ofrece la vida consiste en formar hombres y mujeres de bien, capaces de autorregularse. La continuidad en el vínculo cercano permite detectar en la difícil etapa de tránsito de la pubertad y la adolescencia las primeras anomalías en gestos y actitudes, síntomas de la aparición de fenómenos indeseados.

Tan rápido se desliza el tiempo, que los crecidos en el periodo especial han devenido hombres y mujeres actuantes en la vida. Los hijos del nuevo milenio avanzan hacia la pubertad y la juventud, edades siempre complejas en lo sicológico, en las que comienzan a definirse los horizontes del porvenir. Para las generaciones que les precedieron, tuvo peso significativo la posibilidad de acceder, independientemente del origen social, a los más altos niveles de educación. Los padres asistían orgullosos a la graduación del primer universitario de la familia. Ahora, los apremios son otros. Prevalece la necesidad de ingresar desde temprano a empleos mejor remunerados. Palpable en la vida cotidiana, la tendencia se refleja en el descarte de la opción de proseguir estudios en los institutos preuniversitarios.

El problema traspasa el ámbito familiar para convertirse en cuestión que atañe el presente y el futuro de la sociedad. Algunos –los conozco– se apresuran en vincularse a un trabajo remunerado para afrontar necesidades objetivas propias y de sus familias. Otros vacilan por insuficiente información. En este sentido, la orientación profesional tiene que ser más precisa, abarcadora e incluyente para abrir horizontes desde la escuela y a través de los medios de comunicación.

Además, habrá que considerar en algún programa de desarrollo vías de rescate y recalificación.
Nuestros hijos son también hijos de su época. En medida diversa, según las particularidades individuales, ambos factores intervienen en la formación de la personalidad y de los sueños que acompañan nuestras vidas. De ese modo, se constituye el perfil generacional. Portadores de historias de vida que consolidaron un hacer y un pensar, los adultos también conservamos rasgos generacionales. Atravesamos etapas de cambios en las que arraigaron convicciones y conductas.

Entonces, enjuiciamos con frecuencia a nuestros mayores y fuimos enjuiciados por ellos. Reconocer las razones de las diferencias es un primer paso para viabilizar un diálogo imprescindible, liberado de paternalismo y de intolerancia. En ese camino de encuentro, no podemos andar solos, validos apenas de nuestros sentimientos, de nuestra inteligencia y de nuestra perspicacia para observar el entorno inmediato. A escala social, lo visible, con frecuencia impactante, enmascara realidades más profundas y contradictorias. Ciertas tendencias de la moda nos resultan perturbadoras. La aglomeración de jóvenes en el ocio nocturno de las noches capitalinas sugiere preguntas inquietantes. En ese contexto, las diferencias en las posibilidades de ingreso se tornan más palpables. Sobre esas impresiones surgidas de una realidad parcial concreta se derivan generalizaciones abstractas que conforman juicios acerca de la juventud de ahora. Tras los rasgos generacionales comunes se oculta una multiplicidad derivada de la especificidad de factores ambientales, urbanos y rurales, asentados asimismo en las disparidades de origen de una sociedad cada vez menos homogénea.

Para encontrar la verdad en el complejo territorio sumergido en lo no visible, el auxilio de las ciencias sociales resulta imprescindible en la formulación de las preguntas adecuadas y en el trabajo de campo destinado a tomar el pulso de la realidad palpitante en su mayor cercanía a la base de la pirámide. Sabido es que existen investigadores dedicados a esa tarea. Pero los resultados se socializan de manera insuficiente y con tardanza. Debidamente empleados, pueden constituirse en herramientas al servicio de acciones transformadoras eficaces, ofrecen información para intervenir en la solución de problemas de orden objetivo y en aquellos otros nada desdeñables relacionados con el delicadísimo tema de la subjetividad humana. Pueden iluminar problemas económicos, sociales, y deben ser tenidos en cuenta en el diseño de las políticas de nuestros medios de comunicación. El periodismo renovador al que aspiramos tendrá que contar con ese instrumental.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2017-07-23/nuestros-hijos-23-07-2017-21-07-48

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Remembranza histórica de la afrodescendencia

Por: Pedro Rivera Ramos

Una de las deudas principales que la sociedad panameña sigue sin saldar para con sus afrodescendientes reside en la necesidad de lograr, cuanto antes, su efectiva y plena participación e integración en todos los órdenes de la vida social y con ello reconocer plenamente sus innegables aportes culturales, artísticos, sociales, políticos y religiosos, que han contribuido a la conformación de la Nación panameña. Ello exige, además, facilitar y promover una extensa, intensa y permanente difusión educativa, sobre las verdaderas causas y consecuencias de la aventura mercantil y deshumanizada que representó la trata transatlántica de esclavos, principalmente hacia las plantaciones agrícolas de América y el Caribe.

Pese a los siglos de esclavitud, explotación, opresión y discriminación a que fueron sometidos nuestros antepasados africanos ayer, a que han sido sometidos hoy, es posible asegurar sin temor alguno a equivocarnos que no existe ni un solo resquicio dentro del entramado social ni popular nacional que no haya recibido la notable influencia del quehacer vibrante de la etnia afrodescendiente o se haya mantenido exento del contacto de la extraordinaria riqueza que nos legara la africanía.

Sin embargo, múltiples, variadas y hasta sutiles formas de discriminación son padecidas aún hoy por grandes sectores de nuestra población, sin que no siempre seamos capaces de reconocerlas y revelarlas. Una de las formas más conocidas y que ilustran mejor la discriminación ha sido y sigue siendo la discriminación por el color de la piel. Y es que, evidentemente, con el fin de la esclavitud no terminaron las discriminaciones e intolerancias raciales. Ellas persisten y persistirán, mientras en sociedades, como la nuestra, se mantengan las lacerantes e injustas desigualdades sociales y económicas.

Nunca resultará fácil borrar, de ningún modo, la tragedia histórica que significó el traslado forzoso y traumático de nuestros antepasados africanos a estas tierras de América. De hombres, mujeres y niños libres, pasaron a ser considerados bestias que solo merecían ser esclavos, tener propietarios y ser vendidos como una mercancía más. Separados con brutalidad y crueldad de sus lugares de origen, por aquellos que un día entraron furtivamente a tierras americanas, fueron obligados a embarcarse en una travesía que causó, según algunos historiadores, que, de 60 millones de negros introducidos en las calas, a estas tierras solo terminaran llegando 10 millones de ellos.

Este colosal crimen contra la humanidad que duró del siglo XVI al XIX y que fuera reconocido así por la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, celebrada en Durban (Sudáfrica), del 31 de agosto al 8 de septiembre del 2001, sigue impune y aguarda aún un examen objetivo y riguroso de las causas, consecuencias y lecciones que se desprenden de la esclavitud y de la trata negrera.

La tragedia de la esclavitud más vil, que es, en resumen, la tragedia de ayer y de hoy del continente africano, no ha terminado con el fin de la trata transatlántica de esclavos y el establecimiento de normas y leyes que, en teoría, garantizan la igualdad de derechos de todas las personas. Entre los afrodescendientes de nuestro hemisferio y del cual nuestro país no escapa, sigue persistiendo una discriminación estructural que no resulta siempre fácil de demostrar, pero que se expresa con mucha frecuencia en sus accesos al empleo, a la calidad de la educación, a su atención por los servicios sanitarios, en el sistema judicial y en la representación predominante que puebla nuestras cárceles.

La diáspora africana, que tuvo su mayor expresión con el traslado forzoso hacia América en calidad de esclavos, no ha concluido, aunque ya no se utilicen barcos ‘negreros’ y cadenas de hierro. Nuevas formas modernas de esclavitud han surgido como consecuencia de las exigencias actuales de la comercialización capitalista y del lucro desmedido. El continente africano sigue perdiendo a sus hijos en una emigración que la opulenta Europa no tolera ahora, pero que forzó en el pasado; sufre el robo despiadado de sus recursos naturales; la creciente privatización de sus mejores tierras por el capital extranjero y el aprovechamiento de su mar territorial, como en el caso de la empobrecida Somalia, para robarse sus recursos pesqueros o usarlo como depósito de basura tóxica o radioactiva.

Ciertamente con esta remembranza de nuestras raíces, de nuestra cultura y de nuestra identidad, no desaparecerán los cuatro siglos de dolor, horror y vidas sacrificadas, que una aventura netamente comercial gestada e impulsada por sociedades que se creyeron civilizadas y cultas, causaron a nuestros antepasados africanos; pero sí servirá para demostrar que nuestra etnia conserva y conservará intacta su alegría de vivir y de soñar, por un mundo de sincera igualdad y genuinamente humanos.

No hay duda alguna de que se han hecho esfuerzos nacionales para ir superando en cierta medida el legado que nos dejó la esclavitud y el racismo estructural que aún hoy subsiste. Sin embargo, es evidente que lo hecho hasta ahora es totalmente insuficiente. Persisten desigualdades y discriminaciones bien definidas, resultado de modelos de desarrollo excluyentes y de la ausencia de políticas sociales conducentes a garantizar los derechos y accesos plenos a la educación, salud, trabajo y seguridad de los afrodescendientes.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/remembranza-historica-afrodescendencia/24002674

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El individuo alienado y la sociedad del control

Por: Enric Llopis

Los estudiosos de la obra del artista José Iranzo Almonacid (1931-2006), conocido como “Anzo”, subrayan 1967 como un año decisivo. El pintor valenciano hoy no figura en los grandes carteles, pero hace medio siglo participó en la prestigiosa Bienal de Sao Paulo; Y más aún, inició la serie “Aislamientos”, un conjunto de obras y grabados que recupera el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en una exposición que se prolonga hasta el cinco de noviembre. Esta fase de su obra durará algo más de dos décadas, hasta 1985. ¿En qué consiste el giro conceptual que inició entonces? Anzo comienza a pintar lienzos metafísicos, con calles desérticas y espacios urbanos de fantasmagoría. Representa así el pesimismo, la alienación moderna de un individuo incomunicado frente al régimen de dominación. Un óleo sobre lienzo, el “aislamiento” número diez, pone de manifiesto esta idea. Aparece un individuo que, aunque alejado, divisa una acera con las tapaderas de los sumideros abiertas. En otro óleo de 1967 (“aislamiento” número cuatro) se aprecia a un personaje que, desbordado por el tamaño de la gran vía urbana, camina solo por los adoquines. La crítica aplaudió la originalidad de esta forma de existencialismo pictórico.

La muestra del IVAM en colaboración con la Fundación Anzo consta de 80 pinturas, serigrafías, documentos de archivo, libros y películas documentales. Pero el recorrido de Anzo no se inicia con los “aislamientos”. Superada la etapa de formación, José Iranzo Almonacid es uno de los fundadores del grupo Estampa Popular en Valencia, integrado por artistas plásticos de ideología antifranquista; entre otros, Andreu Alfaro, Rafael Solbes, Manolo Valdés y Joan Antoni Toledo. Anzo abandonó pronto el grupo, aunque la crítica considera que éste le dejó una intensa huella. Muchos de los artistas también formaron parte de los célebres Equipo Crónica y Equipo Realidad. Utilizaron la sátira política en la crítica al franquismo, lo que incluía señalar las contradicciones en la naciente sociedad de consumo española. A esta época corresponden obras como “Vida amb nina” (1965), donde enfrenta el busto de una muñeca de juguete a una nevera llena de refrescos; “Senyoret, compre’m este rameiet” (1965), “També a ells els agrada tricotar” (1965), “El bes” (1966) o “El sant” (1966). En casi todos los casos, se trata de un óleo y esmalte sobre lienzo y tabla.

La fase que comienza un año después -los “aislamientos”- se caracteriza por el uso de nuevos materiales, poco habituales en la época: fotolitos, aceros pulidos, plásticos, rodamientos y hasta representaciones de circuitos de computadora. Con estos ingredientes, el artista valenciano se adentra en un debate recurrente en los años 60 y 70 del siglo XX: la expansión de los espacios alienantes, claustrofóbicos y distópicos. Según los paneles de la exposición del IVAM, “la soledad humana en un mundo tecnificado y masificado”. La idea cristaliza en el “aislamiento” 12, uno de los mejores ejemplos para entender la crítica que plantea el artista. En la pintura aparece un caminante, anónimo y solitario, que transita por una avenida. Él es pequeño, sobre todo si se compara con las tres moles de acero y cristal, las torres Trade de Barcelona: cuatro edificios de oficinas construidos entre 1966 y 1968, a la manera de los enormes rascacielos de Chicago y Nueva York. “Este icono de la arquitectura franquista opera como un gran espacio de deshumanización”, señala el comisario de la exposición, Joan Ramon Escrivà.

La muestra recoge junto a la mencionada pintura una reflexión del filósofo de la Escuela de Frankfurt, Herbert Marcuse: “Una ausencia de libertad cómoda, suave, razonable y democrática, señal del progreso técnico, prevalece en la sociedad industrial avanzada. ¿Qué podría ser, en realidad, más racional que la supresión de la personalidad en el proceso de mecanización?” Del mismo modo, un ejemplar de la revista “Novática”, de 1974, incluye el siguiente anuncio: “Es imposible en un anuncio exponer las ventajas de los multiprocesadores NCR”. Se intenta persuadir al lector de que si se pone en contacto con esta empresa, podrá beneficiarse hoy de la tecnología del futuro. Varios titulares de la revista “Triunfo”, de 1965, ahondan en el problema. “La civilización de los ordenadores”, afirma uno de los textos expuestos en las vitrinas. Califica a las computadoras como “indispensables”, pero además de una esperanza constituyen una amenaza.

En plena época de incertidumbre, la citada publicación de izquierdas recogía un informe del escritor y periodista Jean Francis Held, de titular elocuente: “Una amenaza del futuro. El fin de la vida privada”. Sostiene que ante los “viejos” sistemas de investigación, el ser humano tenía posibilidad de defenderse, pero no ocurre lo mismo con el megacomputador; “Objetivo, glacial y sin fallos de memoria”, el individuo sometido a esta máquina perderá el control sobre su vida. En los “aislamientos” de finales de los años 60 e inicios de los 70, elaborados con técnicas mixtas (por ejemplo, acero con chorro de arena y esmalte acrílico), José Iranzo Almonacid expresa todas estas inquietudes. Lo hace en las obras artísticas (más depuradas en los años 70), pero también en los textos: “Padece aislamiento el encargado de las computadoras, el que no encuentra quién escuche sus problemas, el que se siente un ser anónimo al cruzar la calle entre una inmensa masa que camina ingobernable”. Además el artista aborda el significado de la oficina, que considera otro “lugar de alienación y control del ser humano”, explica el comisario de la exposición. Y las metáforas del círculo y el laberinto, donde se halla recluido el individuo en el actual sistema de producción y consumo. Esta realidad se plasma en composiciones grises, planas y frías.

El pintor participa en numerosísimas exposiciones y muestras durante estos años. La muestra del IVAM se detiene en una de las primeras, la Bienal de Venecia de 1968, a la que Anzo fue invitado. Durante más de cien días, los alumnos de la Escuela de Bellas Artes ocuparon las calles y las aulas. El artista presentó en la Bienal una decena de obras sobre su gran preocupación: la soledad individual ante el avance del progreso tecnológico. Refuerzan este punto de vista algunos libros recogidos en la exposición: “Vigilar y castigar”, de Foucault; “Ideología, praxis y mito de la tecnocracia”, de Juan Vallet de Goytisolo; y un texto de Siegfried Kracauer, “Los empleados”. El cine también aporta argumentos similares. Un fragmento de la película “Playtime” (1967), del realizador Jacques Tati, narra la peripecia del señor Hulot por un edificio de oficinas, donde los empleados –estandarizados y debidamente uniformados- desarrollan mecánicamente sus rutinas. El filme “Mechanical Principies”, de Ralph Steiner encuentra un hueco en la muestra, al igual que el vídeo de una rata aprisionada en un engranaje circular que rueda sin pausa. “Es el aislamiento de los integrados; es la soledad de los engranajes de las piezas que funcionan al unísono con las restantes del mecanismo”, subraya José Iranzo Almonacid. Así, individuos eficientes controlan al prójimo mientras son objeto de control. “Archivan, registran, clasifican e incluso a veces deciden algo”.

La cuestión tenía vigencia en la época. De ahí la floración de novelas que seguían el precedente de los clásicos: “1984”, de Orwell; “Un mundo feliz”, de Huxley; “Farenheit 451”, de Ray Bradbury; o “Nosotros”, de Yevgeni Zamiatin, entre otros. La exposición del IVAM incluye los ecos que esta literatura encontró en el estado español, desde la mitad de los años 60, en novelistas como Miguel Espinosa (“Escuela de mandarines”), Juan José Plans (“Paraíso final”), Antonio Burgos (“El contrabandista de pájaros”), Miguel Delibes (“Parábola del náufrago”), Enrique Jarnés, Jorge Ferrer-Vidal (“Los papeles de Ludwig Jäger) o Manuel García-Viñó. El cine español de los años 60 y 70 también se hace eco de la angustia por una sociedad deshumanizada. Dos de los ejemplos fueron “El asfalto” (1966), de Narciso Ibáñez Serrador; y “La cabina” (1972), de Antonio Mercero. En esta película José Luis López Vázquez queda enclaustrado en una cabina telefónica de la vía pública, que opera como metáfora. A partir de 1985, y hasta 1993, Anza desarrolló una nueva fase de su obra, que los críticos han llamado de “Geometría Lírica”. Además trabajó las piezas escultóricas y el arte monumental en los espacios.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229481&titular=el-individuo-alienado-y-la-sociedad-del-control-

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Estos son los motivos para establecer el teatro como asignatura en el aula

Por: Haydeé Mesa

Autoconocimiento, juego, aprendizaje profundo, fomento del vínculo y la cohesión social… La introducción del teatro como una asignatura más en la escuela proporciona varios beneficios a los estudiantes. En Brasil, por ejemplo, ya se contempla como materia.

No hace mucho que me sorprendí gratamente al leer la noticia de que Brasil ha decidido integrar el teatro y la danza en su plan educativo. En efecto, estas disciplinas son un completo instrumento para estimular el aprendizaje profundo y necesario para un eficiente desarrollo cognitivo y emocional. Este artículo pretende hacer un breve repaso de los beneficios que pueden aportar las Artes Escénicas al alumnado, con la ferviente esperanza de que pronto los niños  puedan optar también por ellas como asignaturas en sus centros formativos. 

1. Aprendizaje profundo

Integra cuerpo, emoción, mente y espíritu, y se articula mediante una:

-Estimulación corporal sensorialA través de la expresión corporal, el teatro desarrolla la Inteligencia cinestésica y el dominio del cuerpo.

-Estimulación de la inteligencia emocional: El teatro y la inteligencia emocional caminan siempre de la mano. Si por inteligencia emocional entendemos la capacidad de identificar, comprender, controlar y modificar emociones no te quepa la menor duda de que es esta la esencia del trabajo del actor.

-Estimulación de facultades de las capacidades mentales como la memoria, la atención, la percepción…

-Estimulación de valores que nutren el espíritu: De la mano del trabajo en equipo, se fortalecen valores como la empatía, la colaboración, el respeto, la tolerancia y la autenticidad.

2. Autonocimiento

El alumno adquiere conocimientos sobre su persona, sus características y peculiaridades. Es la base de la autoestima. El teatro la potencia profundamente, en la medida en que contrasta, las cualidades del alumno que actúa con la del personaje que va a ser interpretado.

3. Juego y diversión

Como dice el neurocientífico español Francisco Mora: “El juego es el disfraz con que la naturaleza ha disfrazado los procesos cognitivos y de aprendizaje.” El teatro en sí no es más que un juego entre la imaginación en estado puro y el cuerpo que pretende materializarla.

4. Mirada crítica y compromiso social

No sólo te divierte, sino que te conmueve y te hace pensar soluciones empáticas a la problemática del ser humano que el teatro muestra a tu alumno a modo de espejo.

5. Cultura

El teatro se nutre de la cultura (música, pintura, cine, danza, literatura…) y a su vez impacta en ella.

6. Fomenta el vínculo y la cohesión social

Lo hace a través del empleo de dinámicas grupales que garantizan el respeto y la confianza necesarias para que pueda darse el grado óptimo de desinhibición que permita al alumno enfrentase a un público.

7. Inteligencias múltiples y motivación

Menos la Lógico-Matemática, potencia todas las demás inteligencias y cuenta con un repertorio de actividades vivenciales que estimulan cada una de ellas formando parte del entrenamiento diario de quien actúa. El teatro ofrece formas de aprendizaje para todo tipo de perfiles y, por eso, es muy motivador.

Fuente: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/7-motivos-teatro-asignatura-aula/45454.html

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¿Cómo son los niños de alta capacidad? Un perfil aproximado

Por: Javier Tourón

Cada uno es cada uno, de esto no cabe duda. Es más, cada uno es único e irrepetible, tiene su propia familia, historia, gustos, intereses, etc. Vamos que ¿si no hay dos personas iguales qué sentido tiene este título?.

Pues lo tiene. Habiendo hecho la precisión anterior, ahora puedo señalar que hay unas características típicas relativamente comunes a todos los alumnos de alta capacidad, que se dan en éstos en diverso grado o con diferente intensidad, que algunas pueden estar presentes y otras no tanto… Vamos que, por seguir un simil médico, podemos decir que no hay enfermedades si no enfermos.

Utilizando otra aproximación terminológica podríamos decir que la manera de expresar fenotípicamente las características propias de un determinado genotipo serán distintas por la intervención del ambiente.

Hay muchos repertorios de características propias de los niños más capaces y con talento. Aquí os ofrezco una primera aproximación, que no será la única que os ofrezca, que he adaptado y traducido de un libro relativamente reciente de Webb y colaboradores (2007), cuya portada y dirección de acceso os incluyo en la fotografía.

A los padres os pueden dar pistas, pero a los profesores también. Son una pequeña relación que ampliaré en unos días al presentaros unos cuestionarios específicos que se utilizan en la nominación (así se llama) que padres, profesores, o compañeros pueden llevar a cabo respecto a los niños más capaces.

Un conjunto de 21 características comunes a los niños más capaces podría ser este:

  • Estado de alerta inusual ya en la infancia
  • Aprendices rápidos, capaces de relacionar ideas con rapidez
  • Retienen mucha información y suelen tener buena memoria
  • Vocabulario inusualmente amplio, uso de estructuras oracionales complejas para la edad
  • Comprensión avanzada de los matices de las palabras, metáforas e ideas abstractas
  • Les gusta resolver problemas que involucren números y acertijos
  • En gran parte autodidactas, leen y escriben ya en su edad preescolar
  • Inusual profundidad emocional, intensos sentimientos y reacciones, muy sensibles
  • El pensamiento es abstracto y complejo, lógico e intuitivo
  • El idealismo y el sentido de la justicia aparecen a una edad temprana
  • Gran preocupación por temas sociales y políticos y por las injusticias
  • Atención más prolongada, persistencia en la tarea y concentración intensas
  • Preocupados por sus propios pensamientos, sueñan despiertos
  • Impacientes consigo mismos y con las incapacidades de los demás o su lentitud
  • Capacidad de aprender las habilidades básicas más rápidamente con menos práctica
  • Hacen preguntas de indagación, van más allá de lo que se les enseña
  • Amplia gama de intereses (aunque a veces extremo interés en una sola área)
  • La curiosidad altamente desarrollada; preguntas ilimitadas
  • Gran interés por experimentar y hacer las cosas de manera diferente
  • Tendencia a relacionar las ideas o las cosas en formas que no son corrientes u obvias (pensamiento divergente)
  •  Agudo y a veces inusual sentido del humor, sobre todo con juegos de palabras

Si crees que tu hijo o tu alumno tiene en cierto grado muchas de estas caracteristicas, quizá sea el momento de que un especialista evalúe su capacidad intelectual. Ya sabes, el talento que no se cultiva…puede perderse. Pero para poder intervenir es preciso antes evaluar.

Fuente: http://www.javiertouron.es/2012/05/como-son-los-ninos-de-alta-capacidad-un.html

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Como un salto al vacío

Por: Carolina Vásquez Araya

Al salir de la niñez, los seres humanos ingresan en un mundo tan plagado de amenazas como de posibilidades. El color del espectro dependerá, entonces, no solo del nuevo entorno sino de cómo se ha vivido la niñez desde el momento del nacimiento; si fue una feliz llegada al mundo o estuvo rodeada de pobreza, amenazas y violencia. Si durante el transcurso de los primeros años hubo amor  o una carencia profunda de nutrición emocional y física, elementos indispensables para garantizar el desarrollo adecuado del nuevo ser. De acuerdo con los Informes de Desarrollo Humano de los años recientes, en Guatemala la niñez es uno de los segmentos poblacionales más castigados por la pobreza y el abandono. Del universo infantil, las niñas son quienes sufren mayores carencias y abusos.

La idea de una adolescencia feliz es -en los países con mayores deficiencias en su manejo de los asuntos públicos, como Guatemala- una burla desde todo punto de vista. Las políticas educativas dependen de la voluntad de sectores opuestos al desarrollo humano, porque su atención y esfuerzos están centrados en obtener los mayores beneficios posibles del manejo de los haberes del Estado y de las riquezas nacionales. Una sociedad educada, preparada y potencialmente fuerte en términos de ciudadanía representa una amenaza que no figura en los planes de quienes detentan el poder.

Lo anterior, deslizado muy hábilmente como política de Estado, ha representado la eliminación de institutos vocacionales para jóvenes que emergen de una niñez con baja cobertura educativa y programas inadecuados para enfrentar los desafíos de un mundo cambiante. De ese modo, sus aspiraciones de alcanzar sueños de vida capaces de eximirlos del triste destino de integrar huestes de desempleados, se ven aniquiladas incluso antes del intento.

Las cantidades obscenas de dinero de las arcas públicas desviadas hacia los bolsillos de quienes han hecho feria del presupuesto de la nación revela de manera inequívoca que esa estrategia de oscurantismo educativo es efectiva, porque produce una especie de vacío entre los operadores político/económicos y el resto de la población cuya capacidad de reacción ha sido prácticamente abolida, incluso entre sus estratos más privilegiados. Ante la cruda realidad de la corrupción y el crimen organizado, la ciudadanía parece preferir el estatus a un cambio radical cuyas consecuencias son impredecibles. Y los tiburones, satisfechos, aprovechan el temor de sus víctimas nutriéndose de su sangre.

De ahí que sea conveniente apagar el fuego juvenil incluso antes de prender. Quitarles la savia, rodearlos de obstáculos para su desarrollo y mantenerlos en un estado de perenne frustración en donde cualquier oferta de trabajo mal pagado les parezca una puerta al paraíso, son estrategias puntuales sacadas de un tratado de la más vil ideología de la explotación. La juventud se debate, entonces, entre lo poco legítimo a lo cual tiene acceso y la abundante oferta de organizaciones criminales, cuyos intereses prevalecen por encima de los objetivos comunes de una población abandonada.

Surgir de una niñez plagada de carencias -para el 60 por ciento de la ciudadanía- malnutrida, violentada y sin perspectivas, para ingresar de golpe en una etapa de adolescencia y juventud más amenazante aún, es la vida diaria de miles de guatemaltecos. Niñas madres a los 12 años, niños sicarios capaces de asesinar por dinero, jóvenes transformados en monstruos por una sociedad que prefiere aplicarles la pena de muerte a luchar por ofrecerles educación y trabajo, es la fórmula perfecta para el fracaso.

ROMPETEXTO: Jóvenes enfrentados a un mundo que los rechaza y los margina, es componente toral de la crisis.

Blog: http://www.carolinavasquezaraya.com
@carvasar

Fuente: http://iberoamericasocial.com/salto-al-vacio/

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