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La Carta a una maestra cincuenta años después

Por Xavier Basalú

¿Qué podemos aprender hoy de la Carta? Que necesitamos sujetos maduros, independientes, celosos de su intimidad y de su libertad, capaces de hacer lo correcto aunque todo nos arrastre a subir al carro del que más grita, de la mayoría…, personas auténticamente soberanas.

En mayo de 1967 la Libreria Editrice Fiorentina publicó un libro de título más bien inocuo (Lettera a una professoressa) y de autoría extraña (Scuola di Barbiana), una escuela alegal de un pueblo recóndito y prácticamente desconocido. A pesar de ello, su radicalidad, la frescura y la franqueza de su lenguaje, por una parte y, por otra, el hecho de aparecer en el momento álgido de la contestación social y cultural contra el capitalismo triunfante y un entramado institucional (entre ellas, la familia y la escuela) constreñidor de la libertad individual y colectiva, lo convirtió en un auténtico revulsivo, cuyas denuncias, interrogantes, dilemas y propuestas han llegado hasta hoy.

Sabemos que detrás de la Carta había un cura singular, Lorenzo Milani, convencido de que solo una escuela profundamente clasista (con conciencia de clase) y el dominio del lenguaje -de todos los lenguajes- podrían garantizar la libertad y la capacidad de ejercerla a los pobres, a los últimos, a los oprimidos, en lenguaje freireano.

Un cura incómodo, marginado por la jerarquía eclesiástica de aquellos años, que acaba de ser rehabilitado públicamente por el papa Francisco, y que murió a las pocas semanas de su publicación. Había también, detrás de la Carta, una técnica humilde al servicio del arte de escribir, la escritura colectiva, un proceso de selección, discusión, análisis y redacción extraordinariamente riguroso, reflexivo, lento, austero, sincero y eficaz.

Cincuenta años después es llegado, tal vez, el momento oportuno de que quienes no hayan leído la Carta lo hagan: no les ocupará mucho tiempo y seguro que no les dejará indiferentes, y de que quienes la leyeron hace tiempo la lean de nuevo: comprobarán como los clásicos siempre tienen algo que decirnos y como los años nos han hecho, a lo mejor, más lúcidos… o más escépticos…

¿Qué podemos aprender hoy de la Carta? ¿Cuál es su lectura del mundo, cuáles son sus interpelaciones?

La adherencia a la realidad: a la más cercana y concreta, la que viven los propios aprendices y sus familias, pero también la más remota, la que entra en nuestro mundo a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, siempre desde la perspectiva de las víctimas, de los últimos, porque nada de lo que es humano nos es ajeno.

Un currículum competencial, sí, que señale cuales son las competencias básicas que debe tener todo ciudadano, pero con un contenido surgido de la actualidad para lograr comprenderla, analizarla desde distintas perspectivas, contrastarla con distintas fuentes, hoy que la tecnología nos lo pone tan fácil, desde criterios claros, desde el respeto inalienable por la dignidad de todos los seres humanos.

Una escuela problematizadora, estrictamente instrumental, lejos de su tradición bancaria, porque no se trata de depositar en los alumnos ninguna cultura concreta, sino de utilizar diestramente el material técnico disponible, los lenguajes, el diálogo, para fabricar una cultura nueva, despojada de los sesgos clasistas, sexistas, homófobos y etnocéntricos que todavía tiene la cultura dominante.

Una escuela que reivindique la política, porque política es trabajar para formar personas libres e independientes, que asuman la tarea de construir un mundo más humano y más justo. En palabras de Francuccio, un alumno de Barbiana: “¿Cómo quieres amar al prójimo si no es con la política?”. Una escuela de donde no salgan ciudadanos que abominan de lo político, como ocurre ahora, sino al contrario: capaces de hacer frente a unas élites insensibles al dolor y a la desigualdad, seguros de sí mismos para no caer en manos de antisistemas de salón o de charlatanes cínicos y mal educados.

Una escuela que eduque, al servicio de todos y cada uno de los alumnos, con un profesorado que genere la confianza suficiente como para conocerlos, amarlos, ayudarles, detectar sus debilidades y potencialidades para compensarlas o impulsarlas, que ese es el sentido profundo de la evaluación pedagógica. Una escuela y un profesorado que se niegue a seleccionar, a clasificar y a poner notas, porque esta no es su misión y, además, el hacerlo pervierte todo lo que toca, las relaciones, los saberes, las actividades, los valores.

Una educación que apueste por todas las tecnologías disponibles, abierta a todos los recursos que posibiliten un conocimiento más eficaz, más informado, más complejo y más interdisciplinar. Las tecnologías son vehículos que facilitan las tareas y expanden las posibilidades: el problema no está en ellas, sino en su manejo y en el sentido de su uso, que justamente demanda sujetos sólidamente entrenados, conscientes y responsables de sus decisiones y acciones.

La necesidad imperiosa de ampliar y aprovechar el tiempo educativo que pasa, por un lado, por planificar adecuadamente el tiempo escolar, por dedicar el horario de la escuela a aquello realmente relevante y que difícilmente pueda aprenderse fuera de ella, en definitiva, por no perder el tiempo. Y, por otro, por convertir la ciudad en un espacio cultural y educativamente poderoso, de forma que el tiempo no lectivo, los fines de semana, los veranos, no se conviertan en momentos de empobrecimiento o embrutecimiento cultural, sino en un campo abierto de posibilidades vinculadas a las artes, al deporte, a las relaciones, al estudio, y eso implica que las instituciones locales surtan una oferta suficiente y barata para que no se convierta en lo que desgraciadamente suele ocurrir: en un territorio que incrementa las desigualdades y priva a los pobres de oportunidades educativas.

Una escuela que, en un mundo sin referentes indiscutibles, donde parece que todo vale y todo tiene justificación, donde la libertad individual y la tolerancia han hecho avances significativos, fortalezca a los sujetos, les haga conscientes de que ellos son los únicos responsables de sus actos y de sus decisiones, que si quieren pueden ampararse en alguna narrativa de salvación –política o religiosa-, pero que ello no les libera de su responsabilidad. Porque, somos seres esencialmente ambiguos y vulnerables, capaces de lo mejor y de lo peor, extraordinariamente influenciables por las presiones o los condicionamientos de nuestro entorno: por eso necesitamos sujetos maduros, independientes, celosos de su intimidad y de su libertad, capaces de hacer lo correcto aunque todo nos arrastre a subir al carro del que más grita, de la mayoría…, personas auténticamente soberanas.

Xavier Besalú es profesor de Pedagogía de la Universidad de Girona

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/13/la-carta-una-maestra-cincuenta-anos-despues/

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Familia, Educación, Estado y la autocontradicción del bus de la libertad

Por Mauro Basaure

Los buses de la libertad y de la diversidad han originado mucha broma, mucho meme, mucha intervención destemplada, a ratos diferencias conceptuales que parecen de conversación de curados… un absurdo vergonzante. ¿Hay algo serio en todo esto? Sí, y muy serio: la relación entre familia, Estado y sistema educativo.

Hasta ahora, la discusión en Chile respecto al sistema educativo se ha centrado en el acceso y la calidad; es decir, en el límite que debe existir entre el Estado, los derechos y el mercado. La derecha —especialmente en el Chile deudor de Jaime Guzmán— no sólo es neoliberal; también es conservadora: no sólo quiere menos Estado y más mercado, sino también menos Estado y más familia. Esto es, que el Estado no intervenga en los contenidos educativos de la escuela, especialmente en materia de educación y del trato a la diversidad sexual. El “bus de la libertad” apela a la “libertad” respecto del Estado.

Efectivamente, esa libertad no es respecto a cualquier agente externo a la familia. Sus impulsores no tienen problema con la intervención de las iglesias. Estado no, iglesias sí. Aquí adquiere toda su relevancia uno de los conceptos más importantes para el conservadurismo chileno: la libertad de la familia a elegir el proyecto educativo de la escuela.

Las movilizaciones y la reforma estudiantil —concentrada de modo justificado, sin duda, en cuestiones económicas y de calidad— han pasado de largo en este tema que es crucial. En Chile, la relación entre familia-escuela-iglesia tiene una fuerza descomunal y la legitimidad del Estado de educar en derechos, en ciudadanía, es cuestionada una y otra vez.

Los del “bus de la libertad” no son víctimas de un atropello. Más bien tienen en Chile un paraíso anti-republicano. No es sólo un paraíso neoliberal. Tiene una Constitución —hecha a la medida de este doble paraíso— a la que se puede acudir sin problemas (vía Tribunal Constitucional) no sólo para rechazar la reforma laboral sino que también para poner en jaque el libro “Nicolás tiene dos papás”.

A quienes llevan adelante la iniciativa del “bus de la libertad” se les ha olvidado algo fundamental: ellos apelan al derecho de manifestarse libremente en democracia, pero su máxima anti-Estado socaba precisamente las bases que hacen posible ese derecho. Viven cada minuto en una contradicción, en la esquizofrenia entre su particularismo familiar-religioso y la apelación a derechos universales.

La familia es legítimamente el terreno de lo particular, de lo propio y concreto. Pero por lo mismo, ella no es el terreno donde se genera a los ciudadanos de derechos, menos aun cuando está en férrea alianza (muchas veces asociada a estrategias de clase) con colegios religiosos. Así es, en el mundo moderno, es sólo la escuela —entendida como pública y republicana, aquella que tiene como obligación educar en el respeto a la diversidad, no sólo sexual— la institución elegido para realizar el tránsito desde el ser particular, familiar y religioso, al ciudadano preparado para la vida pública.

Un colegio religioso puede establecer una alianza con lo público en vez de establecerla sólo con la familia. De hecho, los hay. Pero no es algo que se les pida necesariamente. Sí, a la educación pública. Ella debe preparar ciudadanos para hacer y reconocer leyes que expresen lo universal; capaces de habitar lo público, con cercanos y extraños, a quienes debe aprender a tolerar, y respetar por igual también en sus derechos y deberes, en tanto seres humanos.

Contraponer el Estado a la Familia, lo universal a lo particular, como lo hace el “bus de la libertad”, es un error, pues si quisieran ser coherentes no deberían ni reclamar derechos o, más radicalmente aún, deberían aceptar como decisión soberana de la familia el maltrato infantil, la violencia intrafamiliar, entre muchas otras cosas que ocurren puertas adentro y donde el Estado, no sin dificultades, ha logrado llegar.

Nuevamente, ¿hay algo serio en juego en todo este absurdo mediático? Sí, nuestro concepto de sociedad y los Derechos Humanos.

Fuente: http://www.latercera.com/voces/familia-educacion-estado-la-autocontradiccion-del-bus-la-libertad/

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Estabilidad para avanzar

Por: Aurora Lacueva

De manera dramática se impone más y más cada día la necesidad de alcanzar la estabilidad política para poder avanzar en nuestro desarrollo como sociedad. El área educativa, donde me desenvuelvo, no escapa a ello. Desde luego, se está trabajando: hace poco terminó el año escolar y se graduaron 363 mil bachilleres. También 28 mil adultos lograron culminar su educación media con la Misión Ribas y 66 mil su primaria con la Robinson, sin olvidar a 6 mil nuevos alfabetizados. Y una excelente noticia es que recibieron su título más de mil cuatrocientos profesoras y profesores, que van a ayudar a cubrir la necesidad de docentes de diversas especialidades en nuestros liceos. Pero resultados como estos son solo una limitada porción de todo lo que se pudiera lograr en un ambiente político ya no digamos óptimo sino, al menos, simplemente “normal”. Hay muchos asuntos pendientes, que exigen tiempo y dedicación intensa de las autoridades: en la formación docente, en la construcción y reparación de planteles, en una dotación que rompa esquemas, en nuevas visiones de la evaluación, en un currículo de avanzada que resulte a la vez aplicable, en el apoyo a la investigación e innovación educativas…

Necesitamos construir una convivencia pacífica, regulada por la Constitución y sus principios de democracia y justicia social, que nos permita destinar muchos más recursos y energía a los grandes problemas de fondo. Es por ello propicia la invitación que lanzó el presidente Maduro el domingo a la oposición, para un nuevo ciclo de diálogo. La casa por cárcel otorgada a Leopoldo López abona en esa misma línea. Lamentablemente la convocatoria presidencial a una Asamblea Constituyente juega en sentido contrario: hacia el enfrentamiento y una mayor inestabilidad. Gobierno-Psuv y oposición-MUD debieran reconocerse mutuamente, cosa que aún no hacen. Debieran aceptar que ambos bandos tienen seguidores y que existe además una mayoría de venezolanos que no se identifica ni con uno ni con otro. La democracia implica coexistencia de diversas corrientes, y su acceso al poder mediante elecciones periódicas por voto universal, directo y secreto. Implica alternancia y respeto a la institucionalidad. El diálogo es crucial en este momento y merece el apoyo de todas y todos.

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/aurora-lacueva-estabilidad-avanzar/

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Horario y salario crítico en la universidad venezolana

Por: Luis B. Saavedra M.

Profesores, estudiantes, empleados y obreros de las universidades venezolanas, es decir, buen número de los miembros de la comunidad académica y sus colaboradores, en estos últimos días o meses asumen, tal vez como un mal menor, lo que se ha dado en llamar «Horario Crítico». Que ni remotamente es igual a una huelga de brazos caídos luchando por la «Escala móvil de salarios», vieja aspiración del movimiento obrero y de los trabajadores en general en el mundo contemporáneo. No, el horario crítico no es sino una especie de «paro móvil».

Así, cada semana los días de paro y clases se alternan, lo cual no deja de ser un «bochinche», merced a la actitud anti-gubernamental a ultranza de los demócratas adeco-copeyanos aglutinados en Fapuv, procurando apoyar desde ese ámbito la llamada «Salida», lo mismo que huestes violentas de PJ y VP por brazo del lumpen urbano industrial ejecutan en calles de cada vez menos urbanizaciones de Venezuela y bendecidos por obispos y curas de la santa Iglesia. Pero es al Gobierno Bolivariano al que acusan de no honrar sus compromisos para con la universidad venezolana y asesinar manifestantes pacíficos, ya que algunos policías y sargentos, de tan brutos ciertamente han cometido esos crímenes; aunque ya están detenidos, ciertamente un comportamiento muy diferente a la Cuarta República, lo que no niega la gravedad de la cuestión.

Se cuenta con un presidente obrero y ciertamente constantemente hace aumentos del salario mínimo pero del campo o campus universitario más bien habla poco y los ministros del ramo menos, conformándose con las ya viejas políticas que al respecto diseñó y ejecutó el comandante Chávez, que no es poca cosa; pero repite uno de sus errores más gruesos, a saber, la poca satisfacción laboral del universitario, principalmente el personal académico; lo que ha dado lugar a la migración de buena parte de profesores investigadores, además de que la ampliación de la oferta en la educación superior en Venezuela, de por sí muy loable, no se ha traducido en mayor calidad en la investigación y en los procesos de enseñanza y aprendizaje, además que lamentablemente y según los testimonios en las nuevas universidades se van repitiendo los viejos vicios en la administración de los recursos asignados al transporte, comedor, sueldos y otros rubros; donde por cierto en esas nuevas universidades no hay centros de investigación, que se sepa.

Por otra parte, es bueno señalar que buena parte de los integrantes de la comunidad universitaria descreen del actual gobierno y argumenta que Maduro lo que hace es comprar más bombas lacrimógenas a fines de contener o reprimir una escalada de protestas que no parece amainar. Al contrario, ambas formas de accionar (protesta-contención) cada vez se tornan más violentas. Aunque el presidente ha dicho que la guarimba ya fracasó, deseo que muchos opositores deseen secretamente también porque ya sus «Libertadores» los tienen fastidiados, por decir lo menos.

Volviendo al tema central de esta nota, todos quienes prestan servicios en las muy queridas y maltrechas universidades autónomas o experimentales tradicionales (11 adscritas a AVERU y donde históricamente ha recaído el mayor peso de los trabajos de investigación, docencia y extensión, algunas de las cuales aparecen en ranking de las mejores universidades del mundo o América Latina, al menos; cuestión que a muchos aunque salidos de su seno, creen no sea cierto y participan de la percepción de que estas corporaciones educativas están siendo abandonadas a la buena de Dios, o implosionadas).

Quienes trabajan en esas universidades de larga data en Venezuela, padecen ese estrés del horario crítico, o el paro indefinido eufemístico como forma de presión que no se siente porque el gobierno lo aprietan por todos los lados, afectando gravemente a todos, pero especialmente a la población estudiantil; que parce poco les preocupa eso, sobre todo a quienes andan metidos en eso de las protestas («¿Quiénes somos? ¡Estudiantes! ¿Qué queremos? ¡Libertad!») y hasta algunos son dizque «rescatistas», que no es sino otra forma de penetración de las ONGs financiadas por el Departamento de Estado norteamericano al suelo patrio, según.

Y peor aún, en la universidad venezolana padece de un salario crítico. O depauperado por este contexto socio económico de hiperinflación de Venezuela. Consecuencia de muchos factores, como la crisis capitalista mundial con una estrepitosa caída de los precios del petróleo (que es idea principal expuesta en un documento del movimiento «El Topo Obrero» (2017), publicado en esta misma página recientemente; en ese sentido también sostuvo idea similar, hace ya más de veinte años, el historiador Reinaldo Rojas (1992), a saber que «Una discusión sobre las perspectivas de la evolución futura de Venezuela hacia el siglo XXI, se hace en los actuales momentos de crisis global, construcción indispensable para la acción política revolucionaria del presente. Se trata de interrogar a la historia preguntándonos: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?» (. 13).

De donde se tiene que de esta narrativa no se debe olvidar que esta crisis, aun reconociendo los aspectos citados anteriormente, es consecuencia de la contumaz agresión económica que país alguno ha padecido en la historia moderna. Además de la tragedia de no contar con una «burguesía nacionalista» que arriesgue e invierta en el país de manera más decidida, como parece que sí tienen otras naciones; sin negar que «la inversión extranjera» no se realiza tampoco en Venezuela dado «el riesgo país» que elaboran ciertas organizaciones de estilo, por ejemplo.

Pero, en fin, continuando con esta crónica de la universidad venezolana actual conviene decir que en cambio que se observa otra cuestión digna de mencionar, pues tal horario crítico es inobservado en las instituciones de educación superior experimentales de nuevo tipo, surgidas al rescoldo de la «Revolución Bolivariana» (42 0 43 en total, según); donde no es que todo sea allí «tejar y cantar» o «Aquí no ha pasado nada» (Ángela Sago, dixti); sino que en esos nuevos dispositivos universitarios tienen otra actitud. Aunque el salario sea igual al de las anteriores universidades autónomas y experimentales tradicionales, que según el Dr. Cécil Pérez, vecino de los espacios de opinión en esta web, explosionaron por mor de la politiquería.

Cabe preguntar sin embargo: ¿A qué obedecen semejantes diferencias? ¿Cuestión de ideología? ¿La satisfacción por el trabajo allí es mayor que en las anteriores e históricas entidades de trabajo académico? ¿Confianza en la Federación de Trabajadores Universitarios de Venezuela, FTUV? ¿Coacción?

Como fuere, los nuevos ministros del presidente Maduro en educación universitaria y del proceso social del trabajo, en los últimos días no se le ha oído decir «Esta boca es mía» sobre el IIICC, imaginamos que andan con lo de la constituyente popular, ¿pero cuándo firmarán la nueva contratación colectiva de los trabajadores universitarios? ¿O será mejor que le den largas para que después paguen un buen retroactivo? ¿Es eso serio? ¿Son serios esos señores?

Por cierto, y a propósito de la constituyente popular, ¿cómo están pensando la universidad semejantes figuras? ¿Qué ha pasado con la universidad productiva de que había hablado el ministro del mppeutc, Lic. Hugber Roa? ¿Se han desarrollado grandes unidades de producción en nuestras casas de estudio o apenas unos tristes patios productivos o ni siquiera eso? Asimismo: ¿Confunden el rol de las universidades con simples organizaciones políticas sobre las que aspiran ejercer control férreo?

En estos tiempos de crisis el rol de las universidades como fuentes de experiencias valiosas para las personas que conviven en el campus y en sus ámbitos de la docencia, investigación y extensión, así como para quienes apoyan en las labores administrativas y obreras, se torna cada vez más necesaria eso que Emilio Arévalo (1998) da en llamar: «… vivencia de valores»; que remiten a una base moral de la convivencia social. Por eso se tiene de resultas que, más allá de las diferencias supuestas de uno tipo y otro de los modelos universitarios, que aquí hemos llamado por comodidad autónomas, experimentales históricas y de nuevo tipo, la responsabilidad del Estado-Nación es ineludible, según disposición constitucional; luego, no es que las universidades han «implosionado», ¿no será más bien que el Estado y su gobierno legítimo no ha podido cumplir cabalmente sus funciones de Estado Docente? O, en otras palabras, ¿cómo ha sido la asignación de recursos financieros para el cabal funcionamiento de la universidad venezolana? ¿Cómo ha sido la supervisión o la aplicación de la contraloría social?

Ah, pero perdón, volviendo al asunto central de esta nota, tornamos a preguntar: ¿Qué ha pasado con la III convención colectiva de los trabajadores universitarios, Sr. Presidente? ¿Su firma se hará antes o después de la Constituyente? ¿Qué irá a pasar con las normas de homologación? ¿Cuestión periclitada? ¿El nuevo salario, cuando se alcance a firmar el susodicho contrato, será «dolarizado»? Que según es lo que piden desde nuestra flamante FAPUV, tan mal vista por algunos pero es la asociación que tiene, por la vía de su talento humano y capital intelectual, una mejor visión de la cuestión salarial; aunque sus válidas exigencias por una democracia efectiva para Venezuela desde la perspectiva liberal, sería cuestión de discutir, ya que parece optar por una restauración de la IV República y el Pacto de Punto Fijo; perspectiva que uno creía haberse superado en la actual V República, pero luego han surgido serias dudas porque muchos supuestos revolucionarios se han dejado tentar por la corrupción y también propulsores de acuerdos entre corruptos y no se han creado los consensos necesarios con fines de superar los urgentes problemas que nos agobian.

Pero eso es otro asunto, lo cierto que gremios universitarios o sus sindicatos y gobierno bolivariano requieren crear consensos en torno a esta institución y su talento humano, más allá de las visiones partidista; porque no se sabe si es que a veces creen que la universidad venezolana sea un anexo de la MUD y otros compañeros creen que lo sean del PSUV, de tal suerte que ambos extremos políticos en ese aspecto «se parecen igualito». Como fuere, lo que interesa resaltar aquí es que quien tiene la última palabra en este aspecto salarial es el presidente Maduro y él decidirá hasta arroparnos hasta donde alcance la cobija, aunque por eso ya muchos no quieren bien, pero eso tampoco sucederá si el movimiento de los trabajadores no activa más allá de los paros y genere una política universitaria común, ¿utopía o realidad?

Nota bene:

El asunto central viene a ser cómo el gobierno venezolano logra estabilizar las cifras macroeconómicas, así llamadas, principalmente lo atinente al cambio de la divisa y la estanflación, lo que hace que cualquier aumento de salario se vuelva «sal y agua», la balanza de pagos y la reforma fiscal. ¿Qué medidas tomar entonces? Deben estar inscritas en la línea del socialismo democrático, aunque el Banco Mundial en abril de 2017 ha informado que dispone ya de un conjunto de recomendaciones, de talante liberal, por su puesto y se supone es lo que aspiran desde la MUD y Fapuv, pero Guillermo Ortega (2017) en el suelto periodístico titulado «Temas para debatir» realiza una aproximación interesante a este último asunto, sin ser un especialista ya que «… la crisis que padecemos tiene antecedente más profundos que controversia política» (p. 23).

Referencias.

Arévalo, E. (1998). «4. UN COROLARIO-ÉTICA Y PERTTINENCIA UNIVERSITARIA», en: Ética y Pertinencia Universitaria. 20 ensayos y un corolario. Upel. Caracas.

Banco Mundial (2017, abril, 27). «Venezuela Panorama general-Banco Mundial. Documento Disponible en www.bancomundial.org/../overview.

El Topo Obrero (2017). «ANC mediatización y elecciones regionales sin seguro: escenario de la pugna de dos alas de la burguesía». Documento disponible en www.aporrea.org, sábado, 10/ 06/2017 06:18 PM

Rojas, R. (1992). «Venezuela hacia el 2000», en: La crisis: 1973, 1983, 1991. Seis ensayos de interpretación histórica. UCLA-FUNDACION BURIA. Barquisimeto Pp. 13-17.

Pérez, C., 2017: «La implosión de las universidades y la expansión de otras», en www.aporrea.org, 22/06/2017.

Ortega, G. (2017, junio, 25). «Temas a debatir». Últimas Noticias. Caracas. P. 23.

Fuente: https://www.aporrea.org/educacion/a248222.html

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Ética para la Emancipación

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

“Y por ética entendemos la atención reflexiva, teórica, a la moral en uno u otro plano

 –el fáctico o el ideal– que no son para ella excluyentes.” Adolfo Sánchez Vázquez

Entendida como ciencia la Ética es la praxis rigurosa de todos los rigores por el bien de la humanidad. Y eso no acepta disquisiciones blandengues. Poseedora de protocolos paradigmáticos, la Ética ha madurado -a lo largo de su historia- con el instrumental necesario para intervenir en el análisis y la critica del comportamiento moral más diverso. Algunos de esos instrumentos, especialmente los de matriz más añeja, se han pulido con esmero y han perfeccionado su precisión al calor de las necesidades históricas de una humanidad cada vez más compleja, diversa y amenazada. Y el poderío teórico-metodológico de ese instrumental no puede ser sepultado por ningún delirio reduccionista tenga la factura ideológica que tenga.

Se entiende aquí la Ética como la definió Adolfo Sánchez Vázquez: ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad constituido por un tipo peculiar de hechos y donde lo científico radica en el método, en el tratamiento del objeto, y no en el objeto mismo. Con tal Ética es urgente intervenir sobre un mundo secuestrado por la Industria de la Guerra que, sólo en lo que va del siglo XX y XXI, ya ha producido monstruosidades abrumadoras muy opuestas al ideal humano de paz, desarrollo, solidaridad y fraternidad para todos por igual. Que la Ética sea la Estética del futuro.

Con la Ética es urgente intervenir en un mundo secuestrado por las Industrias de la “información” y el “entretenimiento” (en manos de 6 dueños) que ya han logrado obturar el derecho a pensar, sentir y actuar independientemente en innumerables países hoy sometidos a la dictadura de la desinformación y de las banalidades de mercado. Con la Ética es necesario fijar orientaciones firmes contra un circo de espejismos, empeñado en destruir la verdad y la realidad, para convertir en mercancía de moda esa “post verdad” de la que tanto se habla; necesitamos con urgencia Ética para la crítica al capitalismo, para diseñar el proyecto de nueva sociedad y para la práctica política revolucionaria y permanente. Ética contra las mercancías del miedo y de la mentira.

A estas alturas de la Historia, el respeto por la Vida, tanto como el respeto por el trabajo, el respeto por la inteligencia y el respeto por la identidad de los pueblos, deberían ser paradigmas inviolables. No debería haber objeción ni debería haber excusas. A estas alturas de la Historia no deberíamos aceptar un sistema de valores basado en el desprecio, la exclusión, la esclavitud o la postergación del derecho humano al “buen vivir”. No deberíamos aceptar una sistema económico corrupto basado en robar a los trabajadores el producto de su trabajo ni deberíamos aceptar estratagema alguna para engañar a quien produce la riqueza, obligándolo a ceder su trabajo para que unos cuantos vivan en un paraíso y la mayoría viva en un infierno.

Así, la Ética como conjunto sistemático de conocimientos racionales y objetivos, debe desarrollar el escrutinio minucioso de la moral (actividad humana, histórica y social) que regula las conductas concretas de los seres humanos. Actos no siempre conscientes y no siempre voluntarios de los individuos que afectan a otros, a determinados grupos sociales o a la sociedad en su conjunto. La Ética no es un recetario de conductas.

 Hoy la Ética, entre mil tareas, debe responder a las necesidades de la juventud que es blanco de todas las desorientaciones más perversas, para luchar contra los anti-valores burgueses aunque fuse en un grado modesto, e interrogar desde la Ética al poder, a la democracia, a la libertad, al Estado, a la sociedad civil, las relaciones (visibles e invisibles) de la economía y la política, con sus sedimentos culturales y mediáticos.

En el plano teórico-político, la realidad nos impone la necesidad de abordar la verdadera utilidad de la Ética que ha sido ocultada tras los más diversos velos ideológicos. A esa necesidad, entre muchas otras instancias, deben responder los laboratorios de análisis y producción simbólica (que necesitamos) armados sobre una base Ética rigurosa para esclarecer la praxis que es necesaria, deseable y posible de una Ética confrontada con lo realmente existente.

Ante las recientes lecciones de la historia bélica, en todo su arco destructor, incluidas las máquinas de guerra ideológica y las perspectivas de la incertidumbre para la humanidad, estamos obligados a preguntar también: ¿es posible la transformación del mundo, por qué luchar en condiciones asimétricas? ¿por qué no resignarse y pensar, como quieren algunos, que la humanidad no tiene remedio? Para responder eso la Ética debe ser una herramienta científica poderosa capaz de poner en claro que el desastre que vive la humanidad no es obra suya sino de un sector dominante empeñado en someter a la mayoría.

Bajo el capitalismo los problemas morales son inseparables de las relaciones de producción y de los modos de producción y eso es un problema, también, Ético con las consecuencias que afectan a una comunidad entera y a los individuos. Bajo el capitalismo los seres humanos se ven obligados a ajustar su conducta a las normas que impone la ideología de la clase dominante que determina qué actos son aprobados o desaprobados moralmente. En la vida diaria los seres humanos asimilan las normas imperantes, con base en ellas formulan juicios y desarrollan argumentos que justifican decisiones prácticas y teóricas. Y eso constituye una Cultura que se comunica transversal y generacionalmente. Urge la crítica.

Necesitamos desarrollar la crítica del método de dominación de la conciencia convertida en mercancía y que la burguesía impone como in-transformable para que perviva “intacto” ante la lucha de clases y la historia. Critica Ética a un mundo de mercancías que absorbió a la mano humana y a los productos de la mente humana, hundiéndolos en las “neblinosas comarcas del mundo religioso” como “figuras autónomas dotadas de vida propia, en relaciones unas con otras y con los hombres”. Fetiches, pues.

Nuestra Ética considera la importancia central de no quedarse encerrada en idealismos sino intervenir en el campo histórico-cultural concreto como una praxis social necesaria, posible y realizable. Esta Ética no se apoya solamente en las tradiciones filosóficas sino también en la experiencia práctica de las luchas humanas más diversas. La tarea fundamental de nuestra Ética es la de toda ciencia: observar críticamente, explicar, esclarecer o investigar hechos y resolver problemas sociales. Ética que busque servir socialmente para fundamentar una moral superadora orientada por ese anhelo humano sabedor de que “de lo que se trata es de transformar al mundo”. Ojalá pronto.

Urgencia de escrutinio ético sobre la producción cultural y comunicacional.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Etica-para-la-Emancipacion-20170519-0004.html

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Breve mirada ante la sociedad innovadora

Por: Rosalía Nalleli Pérez-Estrada

“Todas las sociedades avanzadas se enfrentan, en mayor o en menor grado de profundidad, al reto de reinventarse” dice Innerarity (2017) en su libro titulado ¿Cómo es una sociedad innovadora?.

 En él, establece que el reto mayor de las sociedades radica en reinventarse, teniendo a la innovación como eje central de la competitividad y sostenibilidad, sin dejar de poner acento en las personas, quienes requieren construir redes de colaboración y potenciar la educación para lograr una mejor cohesión social, múltiple.

Su propuesta es interesante sobre todo cuando establece que para lograrlo, la ciudadanía en su totalidad debe de ser implicada pero siendo coherente con sus valores asociados, así como el comportamiento y las actitudes. La lectura del libro se vuelve necesaria y lleva a la reflexión de cuánto hace falta el rescate de valores  mientras que al leerlo, se contempla desesperanzadamente cómo la convivencia familiar se va difuminando  con tanta modernidad. La nueva tecnología facilita la unión de las sociedades del conocimiento pero al mismo tiempo ayuda a diferir  la comunicación directa.

Su uso se vuelve indispensable en el siglo XXI y ayuda a la competitividad pero a la vez se vuelve una limitante para la comunicación que se genera cara a cara, cuando se usa de manera indiscriminada y sin una educación adecuada. Las limitantes, llamadas pantalla, distancia, teclado y redes,  más la carencia del calor humano o del timbre de voz hacen que la distancia sea más certera pero, al mismo tiempo, que se vuelva absorbente para los usuario y que a la vez  impide, por ejemplo,  a unos padres de familia en una fiesta familiar, perder de vista a sus 4 hijos de aproximadamente 11 y 12 años de edad, todos ellos  besándose en la boca entre todos y a la vez, más una chica de aproximadamente 16 años tomándole fotos y que a la vez haya gente observando y que no se sienten con la autoridad moral o social, para explicarles que esas manifestaciones de amor son interesantes, pero que ya en  triejas o cuatriejas suelen ser ligeramente incómodas para quienes no están acostumbrados ante tanta modernidad o nuevos comportamientos.

Todos (los cuatro chicos) riendo y bebiendo, festejan a su modo,  mientras la gente que los observa mira atónita su desparpajo y su rebeldía al ser echados a un lado, por la tecnología que está en las manos de sus padres. Los padres, -8 personas diferentes-, sentados a escasos 30 metros y tomando cerveza también sin hacerles caso, ensimismados en sus móviles de  vez en cuando, ven a uno y a otro hijo acercarse a ellos, como diciendo, “no se preocupen estoy bien”. Los padres, sin percatarse de la situación, continúan en su fiesta.

Para los que observan,  la invasión del sentimiento de tristeza y de coraje inunda sus corazones sin saber exactamente qué hacer ante tal panorama. Una rabia infinita los invade porque al igual que el autor del libro que habla de una sociedad innovadora, saben que hace falta generar cambios que lleven a la innovación social, pero que ante todo, hace falta revisar la crisis global a la que hace referencia el autor, cuando también sugiere que se refuercen los valores, tales como la educación, la formación, la igualdad de género, el respeto a la diversidad pero sobre todo observar lo que se quiere cambiar.

Indudablemente la sociedad está cambiando. Las tecnologías inundan los mercados  y la competencia y los egos generan el deseo de acceder a todos para estar a la altura de las exigencias sociales. Sin embargo,  la búsqueda de  la innovación  no debería  de perdernos, como dice el autor “nos está tocando vivir la paradoja de una sociedad que presume de conocimiento (así nos autodenominamos) y al mismo tiempo vive sumergida en una permanente y profunda incertidumbre, impotente ante los ritmos en que se producen los cambios”. Estos cambios requieren ser también considerados en la educación formal, para saber cómo guiar a aquellos que son huérfanos a causa de la tecnología y que están creciendo y buscan experimentar nuevas sensaciones.

Nuestra responsabilidad al estar inmersos en estas nuevas sociedades empieza cuando debemos de saber qué decir o qué hacer ante estos cambios sociales, sin caer en el rechazo ni en la crítica, y sí poder apoyar a quien a gritos pide la atención de un adulto.

Daniel Innerarity (2017) ¿Cómo es una sociedad innovadora? E-book.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/breve-mirada-ante-la-sociedad-innovadora/

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No a la educación financiera en la escuela

Por: José Antonio Marina

Hace más de dos años, publiqué en El Confidencial un artículo sobre este mismo tema. Insisto en él, porque acaba de celebrarse en México el EduFin Summit 2017, organizado por el BBVA a través del Centro para la Educación y Capacidades Financieras. Hace 10 años que el BBVA comenzó a impulsar la educación financiera, siguiendo las indicaciones de la OCDE. En su inicio colaboré con Antonio Ballabriga, director del proyecto, de quien me consta su interés y competencia. El tema siempre me ha interesado. Hace más de 20 años gané el Premio Giner de los Ríos a la Innovación Educativa, por un programa para introducir las nociones básicas de economía en la asignatura de Filosofía; dirigí un prometedor proyecto de emprendimiento en la escuela, financiado por Caja Navarra, y colaboré en los programas de ‘aprender a emprender’, promovidos por la Fundación Príncipe de Girona.

Sin embargo, dejé de participar en el proyecto del BBVA porque me pareció que el enfoque dado por la OCDE está equivocado. No es educación financiera lo que necesitamos, sino educación económica, una parte de la cual es la educación financiera. Aislada, esta es muy poca cosa. González-Páramo, director general de BBVA, ha dicho que quiere que los clientes de su banco sean “ahorradores consistentes y deudores responsables”, por lo que “es fundamental incluir la educación financiera en los centros educativos”. Flore Anne Messy, directora de la División de Asuntos Financieros de la OCDE y coautora del Informe PISA, lamentó que la educación financiera no sea una asignatura obligatoria en los colegios desde los primeros años del ciclo escolar. Señaló la digitalización como un factor decisivo para la inclusión financiera de los jóvenes porque la tecnología facilita la accesibilidad de los productos financieros. Pero el problema no está en la falta de conocimiento de los productos financieros, sino en que no tienen acceso a ellos porque no tienen trabajo.

La educación financiera no es suficiente. Un ciudadano debe poder entender las noticias económicas de un periódico

Ballabriga da otra justificación: “Hay cierto consenso entre los especialistas en que si hubiéramos tenido una mayor educación financiera, la crisis habría sido otra crisis”. Vamos a ver. La crisis financiera comienza en Estados Unidos porque hay una política de conceder hipotecas sin garantía, ya que los bancos endosaban la responsabilidad del cobro a otras instituciones (que acabaron por quebrar). Las primas de los vendedores se relacionaban con las hipotecas vendidas, no con las hipotecas cobradas. Los bonus de los directivos se relacionaban con el aumento de los balances, no con la rentabilidad y seguridad del negocio. Crearon instrumentos financieros de tal complejidad que ni los mismos directivos de los bancos (por ejemplo, el presidente de Lehman Brothers, según confesión propia) los entendían. Productos financieros fraudulentos que, sin embargo, las agencias de ‘rating’consideraban AAA, y los auditores dieron por buenos.

La crisis que nadie vio

Los bancos se lanzaron a una política de ‘titularización’ de activos basura, con lo que extendieron su insolvencia como una epidemia. El mismo Alan Greenspan (tiene bemoles el asunto), máximo gurú de las políticas financieras del mundo, presidente de la Reserva Federal estadounidense, confesó que no entendía lo que estaba pasando. Incluso la reina Isabel de Inglaterra, en su visita a la London School of Economics, preguntó con razón a los economistas: ¿cómo no supieron ver lo que estaba sucediendo? La respuesta fue muy pobre.

No salen las cuentas. (iStock)
No salen las cuentas. (iStock)

La misma pregunta habría que hacérsela a los políticos y a los organismos de vigilancia como, en nuestro caso, el Banco de España o la Comisión Nacional de Valores. A la vista de esa situación, quienes parece que necesitan educación financiera son los presidentes de los bancos, los ingenieros financieros, las agencias de ‘rating’, los auditores, los organismos reguladores, los directores de sucursales, los comerciales bancarios. Los expertos contratados por las grandes empresas siempre van por delante de los expertos contratados por los estados. Lo que en el fondo está diciendo la educación financiera es que no podemos fiarnos de nadie. Que todos van a intentar engañarnos y que debemos ser absolutos responsables de nuestras decisiones. ¿Es esto realista? Creo que no.

​El ciudadano debe comprender la economía

¿Significa esto que el ciudadano debe desinteresarse de los asuntos económicos? Todo lo contrario. Es imprescindible que comprenda los mecanismos económicos. Como saben mis lectores, creo que hay que conocer para comprender y comprender para tomar mejores decisiones y actuar. Gran parte de nuestras decisiones políticas, familiares y personales tienen un componente económico, y debemos comprender. Pero la educación financiera no es suficiente. Un ciudadano debe poder entender las noticias económicas de un periódico.

Leo en los de este fin de semana: “Según el secretario de Estado de Hacienda, la presión fiscal en España está en un nivel medio-bajo respecto al resto de Europa”. ¿Esto es verdad? ¿Cómo se mide? ¿Es bueno o malo? “Hay que sacar adelante el techo de gasto” ¿Qué es? “La deuda mundial supera ya los 190 billones de euros, equivalente al 327% del PIB mundial”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Podemos vivir sin deuda? “La UE multa a Google por prácticas monopolísticas”. ¿Deben prohibirse los monopolios o dejar que el mercado decida? Después de décadas temiendo la inflación como se teme al lobo, ahora el mundo está preocupado porque no sube la inflación. ¿Nos estarán tomando el pelo?

Necesitamos una economía creadora de posibilidades, y para eso hemos de volver al individuo consciente de sus capacidades

Cuando todavía estamos padeciendo el estallido de la ‘burbuja inmobiliaria y financiera’, el reputado economista Lawrence Summer dice que “estamos en una economía que necesita las ‘burbujas’ para poder alcanzar pleno empleo, y que sin ellas podemos estancarnos secularmente”. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, se pregunta por qué en EEUU el partido republicano está decidido a eliminar la prestación sanitaria, lo que resultaría cruel para decenas de millones de personas, solo para conseguir una reducción de impuestos, el 40% de la cual afectará a personas con unos ingresos superiores al millón de dólares anuales.

Peter Hartz, ex jefe de personal de Volkswagen, y presidente de una fundación para luchar contra el paro juvenil, escribe una carta a Macron, proponiéndole un plan para abrir el futuro a 500.000 jóvenes en paro. Para financiarlo, propone la creación de una línea de financiación por el Banco Central Europeo. En el País Vasco, más del 80% de los alumnos de la Formación Profesional Dual encuentra trabajo al día siguiente. ¿Sería posible una ‘renta básica universal’? Son noticias económicas que afectan profundamente a la vida de todos los ciudadanos, y necesitamos saber a qué atenernos. Hay una definición clásica de la economía —ciencia de la gestión de recursos escasos— que resulta triste y anacrónica. Necesitamos una economía creadora de posibilidades, y para eso hemos de volver al individuo consciente de sus capacidades.

El mundo económico es más que el financiero​

Es verdad que debemos saber tomar decisiones para nuestra economía familiar. Algunas, evidentes. ¿Debemos invertir en la educación de nuestros hijos o en la nuestra propia? ¿Debemos vivir de alquiler o hipotecarnos? ¿Cómo podemos asegurar nuestro futuro? Pero también tenemos que tomar decisiones sobre políticas económicas, porque van a influir decisivamente en el éxito de nuestros proyectos. Tenemos dos formas de hacerlo: mediante el voto político y mediante el voto que ejercemos en cada acto de compra. Impera la idea de que la economía es un sistema global donde la acción del ciudadano es nula. Si pensamos así, acabará siéndolo.

Eso solo es verdad en la ‘economía descendente’ (mercados mundiales, multinacionales, presión internacional sobre los estados, presión de los estados sobre el individuo). Pero hay también una ‘economía ascendente‘ (parte del ciudadano como agente económico, y asciende a través de la iniciativa empresarial, de las decisiones de ahorro y consumo, de la participación política, de la presión de los estados sobre las políticas económicas internacionales, etc.). Necesitamos una educación económica que la favorezca, y la educación financiera no nos dice nada de eso.

Debemos saber tomar decisiones en nuestra economía familiar. (iStock)
Debemos saber tomar decisiones en nuestra economía familiar. (iStock)

No basta con criticar a los demás e imponer deberes al aire. Siempre me ha indignado una escena de película en que después de un accidente un individuo grita: «¡Que alguien llame a una ambulancia!». ¿Y por qué no la llamas tú? En vez de quejarse hay que actuar. Por eso, en la Fundación Universidad de Padres, que dirijo, y que tan presente ha estado en El Confidencial, vamos a lanzar en septiembre un curso ‘online’ titulado ‘Lo que todo ciudadano debe saber de economía, si no quiere ser engañado ni meter la pata’. Vamos a estudiar los mecanismos económicos básicos, y también la necesidad de elaborar un proyecto económico personal (con las implicaciones financieras que conlleva). Como enlace entre uno y otro tema, trataremos el problema laboral en un mundo en que el trabajo va a ser escaso y cambiante. Cuando el curso comience, volveré a hablar de él, para que nos ayuden a que sea un éxito.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2017-07-04/no-educacion-financiera-escuela_1409017/

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