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Empatía animal en las aulas: ¡súmate al cambio!

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Cristina Jiménez Muñoz

Mi motivación para escribir este artículo surge al observar  en las aulas  la falta de empatía hacía los animales y que normalmente se traduce en una falta de empatía hacía el medio ambiente y hacia personas que se alejan de nuestro entorno más cercano.

Hay estudios que demuestran que esta falta de empatía genera un clima de aceptación y tolerancia de la violencia (resumen de estos estudios). Si queremos cambiar a esta sociedad tenemos que hacerlo educando en el respeto a todo ser vivo, empatizando con todo lo que nos rodea, y esto es imposible transmitirlo si el propio docente ha perdido esa empatía.

Algunos recursos educativos para empezar a recuperar nuestra empatía

Libros

  • Los 10 cuentos para que tu bebé respete a TODOS los animalesDirigido a todos los docentes y especialmente a aquellos que son padres, para empatizar con todas las especies desde pequeños (también te ayudará a ti).
  • Los niños y la naturaleza. Juegos y actividades para inculcar en los niños el amor y el respeto por el medio ambiente, de Leslie Hamilton.
  • Sin palabras, de Roger Olmos: En este vídeo se pueden ver algunas de sus impactantes ilustraciones.
  • En ese sitio maldito donde reina la tristeza: Reflexiones sobre las cárceles de animales humanos y no humanos.
  • Leche que no has de beber, de David Román (Mandala Ediciones).
  • Paz para el ratoncito: una reflexión sobre el respeto a la naturaleza y a los animales, de Théodore Monod.
  • Mis Recetas Anticáncer. Alimentación y vida Anticáncer, de Odile Fernández.

Vídeos

  • Documental “Terrícolas”: En él se muestra la realidad de las industrias alimentarias y mucho más. No apto para personas sensibles, pero imprescindible si participas en el sistema para saber de que estás siendo cómplice al consumir esos alimentos.
  • Película “Blackfish”: La película que retrata la vida de las orcas en cautiverio. Los espectáculos comerciales de los delfinarios pueden parecer divertidos pero la realidad es muy grave. Encuentra más información en sos.delfines.org
  • Documental “Empatía”:  Ed recibe el encargo de realizar un documental para tratar de cambiar los hábitos de la sociedad que perjudican a los animales. Pero totalmente ajeno al mundo de la protección de los animales, se dará cuenta de que para llevar a cabo el proyecto antes debe convencerse a sí mismo. El propio proceso de documentación y realización del documental y las conversaciones con Jenny, un miembro de FAADA -la fundación de protección de los animales que le encarga la película- le servirán para contrastar sus dudas y buscar respuestas sobre cómo vivir de una manera más responsable con respecto a los animales.

Actividades

  • En los centros educativos se programan excursiones a zoológicos, granjas de animales… Infórmate de santuarios de animales que haya en tu provincia, protectoras de animales o si te vas a desplazar fuera, acude a alguna asociación o fundación que se encargue de recuperar animales salvajes para devolverlos a su hábitat natural o animales de granja que ahora viven felices. Encuentra más información en:
    • Circos.org
    • Proyecto Zoo XXI
    • AnimaNaturalis es una organización no gubernamental y sin fines de lucro, que trabaja para la defensa de los animales en España y Latinoamérica. AnimaNaturalis se centra en evitar el sufrimiento de los animales.
    • PACMA: El Partido Animalista – PACMA defiende los derechos de todos los animales.
  • Si en tu centro hay comedor escolar, promueve que al menos un día a la semana el menú sea vegetariano o vegano. Y que ese cambio vaya acompañado de información sobre los efectos en la salud, en los animales y en el medio ambiente.
  • Invita a protectoras de animales en navidades para que informen a los niños y a los padres de la importancia de adoptar animales y del compromiso que comporta esta decisión.
  • Crea murales de concienciación animal y realiza excursiones al campo con la única excusa de observar los animales en libertad y respetar la naturaleza, observarlos, hablar bajito para no molestarlos, tener cuidado de no pisar las hormigas…
  • Alternativas distintas a las “mascotas del aula”: apadrinar a un animal abandonado, cuidar una colonia de gatos, poner casitas a los pájaros…
  • En la cafetería de tu centro promueve hábitos de alimentación sanos: frutas, batidos de verduras, bocadillos vegetales… El objetivo es crear conciencia ecológica y hábitos saludables.

A día de hoy, la consideración hacia los animales no está contemplada en los planes educativos pues es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Está en nuestras manos impulsar el salto para que el respeto hacia los animales entre en las aulas con el inmenso bien que hará a la sociedad. ¡Súmate al cambio!

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/empatia-animal-en-las-aulas-sumate-al-cambio/

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Los alumnos ya están motivados… ¿y ahora qué?

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Pilar Román Sanchís

Hace ya unos cuantos años escribía sobre la motivación de los alumnos y cómo aprender haciendo. Eran reflexiones que habían surgido como consecuencia del trabajo de aula. En ese proceso de reflexión consideraba que los alumnos necesitaban conectar y apreciar el aprendizaje de otra forma para poder disfrutar con él y el profesor, sin duda, debía acompañarlo de forma distinta a la que hasta ese momento se estaba dando.

Durante los siete años que han pasado desde estas reflexiones, en las aulas he seguido fomentando el aprendizaje activo, realizando proyectos en los que el alumno pudiese contextualizar su aprendizaje. En este proceso he usado el ABP, Flipped Classroom, pedagogías invisibles, trabajo cooperativo… Todo para que los alumnos puedan conocer los contenidos y sobre todo porque sé desde hace tiempo que yo debía hacer algo para avanzar en la aulas.

Ahora, reconozco que mis alumnos saben mucho de herramientas TIC y que muchos están dispuestos a aprender entusiasmados y conocer cualquier herramienta nueva que se les presente. Por otro lado estoy convencida de que el hecho de estar realizando tareas con herramientas TIC (muchos se han dado cuenta ya) no garantiza el aprendizaje, pero es evidente que lo contextualiza y dinamiza las tareas que pueden ser repetitivas en el aula tradicionalmente.

Hace unos días leí un artículo que nos informaba de que a pesar de usar herramientas como el ordenador, los alumnos no obtenían mejores resultados. En ese momento pensé “sí, es cierto, ya tenemos a nuestros alumnos motivados con herramientas… ¿ Y ahora qué hacemos?”

Si los alumnos están motivados porque tienen herramientas potentes para aprender, ¿qué ocurre con los contenidos que el profesor da en el aula?, ¿por qué muchos siguen sin tener  buenos resultados?

Aquí es donde quiero enfocar mi atención. ¿Por qué le sigue costando a un alumno redactar o desarrollar un problema, responder a una pregunta en la que deba comparar, analizar, explicar, definir, señalar, relacionar y demás verbos de ejecución? Todos nuestros alumnos están siendo educados y bombardeados por patrones de estímulos continuados, pero quizás alguno se conforme solo recibiendo unos pocos que le sirvan para ejecutar tareas. En mi asignatura podría ser la de escribir. ¿Damos el suficiente valor en el aula a la escritura? Escribir supone activar un instrumento de aprendizaje y tiene una incidencia importante en el desarrollo cognitivo.

¿Estamos motivando a los alumnos solamente? ¿O estamos guiando al alumno en el momento que está motivado?

¿Por qué digo esto? Creo que los alumnos agradecen que podamos ofrecerles un aprendizaje guiado, pero para eso se requiere que previamente nuestros objetivos estén bien marcados. Tenemos que aprender a diferenciar entre guiar y proponer continuas tareas en el aula sin un objetivo determinado.

En el ABP se aprecia que existe un interés visible por parte de los alumnos, es incuestionable la participación e implicación de los mismos. Pero ese momento “mágico “ se desvanece cuando entra la “evaluación” con calificación en el aula. El ABP es algo más que tareas, es una forma que el profesor tiene de entender el aprendizaje en las aulas. Durante este proceso se construye en mayor o menor medida el aprendizaje, se guía al alumno y el efecto de superación contribuye a motivarle.

Últimamente se ha hablado mucho del papel del profesor en el aula, del Flipped classroom o clase al revés, del temor del profesor a no encontrar su sitio y ser relegado y sustituido por herramientas o vídeos explicando lecciones o tareas. Nada más lejos de la realidad, si nos damos cuenta y analizamos estos métodos, una clase al revés o Flipped classroom no hace más que buscar la forma de encontrar más tiempo para dedicar al alumno en el aula. Un tiempo valioso que los profesores saben lo mucho que cuesta distribuir, si tenemos en cuenta las variables que acompañan: programaciones de aula, temporalizaciones, alumnos con necesidades específicas o diversidad.

Existe todavía mucho trabajo pendiente en las aulas, en ocasiones el sistema educativo no nos acompaña y el profesor es el que mejor conoce las dificultades que eso además conlleva. Ahora bien, simplemente por encontrarme “a pie de aula” puedo asegurar que el alumno sigue necesitando a ese profesor para que le guíe, le paute y le oriente en su aprendizaje. Los alumnos necesitan que les entrenemos para cada una de las competencias, destrezas o estándares de aprendizaje. Además de acompañarle para poder gestionar las emociones, la memoria, autonomía, comprensión lectora… ser capaces de verbalizar lo que han aprendido y cómo lo han aprendido.

Así que, he de decir que conozco muchas herramientas para trabajar en  el ordenador, todas ellas muy útiles, que me ayudan a acercar la materia a los alumnos, pero también sé que la que más les va a ayudar es la labor que realice como facilitador en su proceso de aprendizaje y esa, creo, es la más importante para innovar.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/los-alumnos-ya-estan-motivados-y-ahora-que/

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Trabajo manual y su influencia en la memoria y el estado de ánimo

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://www.isep.es/

Por: Maribí Pereira

En la década de 1950, el neurocirujano Wilder Penfield comprobó que una de las tareas más complejas para nuestro cerebro y que implicaba más áreas del mismo era precisamente el movimiento del pulgar. Años después, la tecnología PET (tomogragía de emisión de protones) ha demostrado que cuando escribimos, tejemos una bufanda o montamos un mueble, activamos varias zonas del cerebro distantes y no solo las relacionadas con el movimiento, sino también con las áreas visuales y auditivas, lo que ayuda a que recordemos y aprendamos mejor lo que estamos haciendo o escuchando. Por ello, fijamos mejor en la memoria aquello que escribimos que lo que tecleamos en el móvil o en un teclado (Romo, 2014). La investigación y formación en neuroeducación o neuroaprendizaje está en auge: comprender nuestro cerebro no solo nos ayuda a nivel psicológico o médico, sino que optimizará nuestros procesos de aprendizaje.

El vínculo entre movimientos corporales y memoria se ha estudiado en gestos aún más simples, como cuando cerramos los puños. Según un estudio realizado por Ruth Propper de la Universidad de Montclair (New Jersey, EEUU), si apretamos el puño derecho durante al menos 90 segundos ayudamos a que nuestra memoria sea más eficiente. Y si apretamos el izquierdo mientras escuchamos o vemos algo, conseguimos recordarlo durante más tiempo (el experimento se hizo con diestros). En este caso, se debe a la activación del lóbulo frontal, el director de orquesta de nuestro cerebro e implicado también en la memoria (Daza, 2014).

Además, según el psicólogo Mihaly Csíkszentmiályi (1975) realizar una actividad manual de forma sostenida y focalizando nuestra atención en ella permite que se desarrolle la fluidez. El flujo también conocido como “la zona” es el estado mental operativo en el cual una persona está completamente inmersa en la actividad que ejecuta. Se caracteriza por un sentimiento de enfocar la energía, de total implicación con la tarea, y de éxito en la realización de la actividad. Esta sensación se experimenta mientras la actividad está en curso.

“Cuando estamos involucrados en algo que requiere creatividad, sentimos que estamos viviendo más plenamente que durante el resto de nuestra vida”. “Sabes que lo que necesitas hacer es posible de lograr, incluso si se trata de algo difícil, así que la sensación de tiempo desaparece. Te olvidas de ti mismo. Te sientes parte de algo mucho mayor” (Csíkszentmiályi, 2004). Nuestro sistema nervioso solo puede procesar cierta cantidad de información a la vez, explica. Ésa es la razón por la que no puedes escuchar y entender a dos personas mientras te hablan al mismo tiempo. Así que cuando alguien empieza a crear, su existencia fuera de esa actividad se “suspende temporalmente”. “No le queda suficiente atención para monitorear cómo se siente su cuerpo, o sus problemas en casa. No siente hambre o cansancio. Su cuerpo desaparece”.

Nuestros cuerpos están en un constante estado de estrés debido a que nuestro cerebro no puede establecer la diferencia entre una reunión con el jefe y un ataque de un oso. Los movimientos repetitivos de tejer, por ejemplo, activan el sistema nervioso parasimpático, lo cual disipa esa respuesta de “lucha o huida” (Schindler, 2007). En su estudio “Las bases neurológicas de la ocupación”, Schindler y la coautora Sharon Gutman afirman que los pacientes podrían aprender a utilizar actividades como dibujar o pintar para de una manera no farmacéutica de regular las emociones fuertes como el enojo o prevenir los pensamientos irracionales. “La fluidez tiene el potencial de ayudar a los pacientes a disipar el caos interno” (Schindler, 2007)

“La dopamina en sí es nuestro antidepresivo natural”, dice Levisay (cp. Wilson, 2014). La idea es no depender de los medicamentos para activar el centro de recompensas. De hecho, hay evidencia de una encuesta que respalda el efecto de la dopamina al hacer manualidades. Según la neuropsicóloga Catherine Carey Levisay “… crear algo, ya sea a través del arte, la música, la cocina, el pactchwork, la costura, los dibujos, la fotografía o la decoración de pasteles nos beneficia de varias maneras” (Wilson, 2014)

En un estudio realizado con más de 3.500 tejedores, publicado en The British Journal of Occupational Therapy, el 81% de los encuestados respondieron que se sentían más felices después de tejer. Más de la mitad informó que se sentían muy felices.  Y la recompensa de las manualidades va más allá de la creación, puesto que al ver el producto final decorando tus paredes o recibiendo los elogios de un ser querido puede ofrecer varios estímulos de la dopamina, que como se indicó, nos hace sentir bien (Wilson, 2014).

Hacer manualidades mejora también la auto eficacia o cómo se siente la persona respecto a desempeñar tareas específicas. Los investigadores han postulado que un fuerte sentido de auto eficacia es clave para la forma en la se abordan nuevos retos y se superan decepciones en la vida. Por otro lado, dicha actividad mejora la memoria y lapso de atención mientras involucra el procesamiento visual-espacial, la creatividad y las habilidades de resolución de problemas (Levisay, cp. Wilson, 2014).

En síntesis, lo que se plantea es que “…mientras más estimulante sea tu ambiente más estarás aumentando la complejidad del cerebro, y así, es más lo que te puedes dar el lujo de perder”. “Estás creando una reserva”, dice Levisay (cp. Wilson, 2014). Y esto debe aplicarse en cualquier entorno de aprendizaje, incluyendo la escuela. Los programas como el Máster en Neuroeducación de ISEP son claves para iniciar este cambio en las aulas y optimizar los procesos de aprendizaje actuales.

Fuente artículo: http://www.isep.es/actualidad-neurociencias/trabajo-manual-y-su-influencia-en-la-memoria-y-el-estado-de-animo/

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Juego, arte y educación: Los títeres también van a la escuela

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Aaron Samuel J. Crombé

Educar significa sacar las potencialidades. Apelar a la genialidad de cada individuo, a sus talentos personales, sean los que sean. Más que decirle quién es y cuáles son sus talentos, hay que inspirar, tocar las cuerdas profundas de la persona para que, al resonar desde dentro, este sonido haga salir sus propios colores.

Estamos en la era de la información, de la tecnología, de los cambios vertiginosos. Más que en ningún otro momento de nuestra historia, lo que nos aporta felicidad y un lugar en el mundo son los talentos originales. La sociedad necesita espíritus libres capaces de pensar fuera de los límites y capaces de navegar con sus emociones. Individuos que hacen lo que aman y aman lo que hacen. Es un cambio de paradigma: del formateo para sobrevivir a la educación para vivir.

En este marco se encuadra el arte como una herramienta educativa fundamental. El arte se nutre del Ser y desde esta esencia anima a sacar del interior los talentos personales y descubrir los potenciales individuales. El arte en todas sus formas acoge a la persona sin prejuicios, sin agendas y fluye con ella. “Una gran parte de las cosas que nos importan se aprenden completamente en el proceso creativo”, afirma Kenneth Ginsberg, pediatra del Children’s Hospital de Philadelphia (EEUU) y autor del libro Building Resilience in Children and Teens(Construyendo resiliencia en niños y adolescentes).

Hace 10 años comencé a trabajar con las marionetas. En primer lugar como una herramienta de crecimiento personal, un poco más tarde las introduje en mis actividades como psicólogo y como pedagogo, y por último en mi faceta como padre. Hoy en día me doy cuenta de porqué lo hice y lo sigo haciendo. Constato que los títeres apelan directamente al juego, al entusiasmo y al asombro. Tres elementos que han sido identificados por la neurología moderna como los motores más potentes del aprendizaje. El juego, el entusiasmo y el asombro son atributos naturales del niñ@, que le dan ganas de explorar su mundo personal y su entorno para desplegar sus vías propias de descubrimiento y creación. Al utilizar los títeres, permitimos que l@s niñ@s se mantengan cerca de esta esencia.

Pero aún mucho más importante, trabajar con marionetas acerca a los adultos al mundo de la infancia de un modo diferente, los conecta con el niño interior. El niño interior es, entre otras muchas cosas, el reservorio de juego, entusiasmo y asombro del que disponemos los adultos. En palabras de Carl G. Jung, “el niño interior es el símbolo de la parte del ser humano que quiere desarrollarse y llegar a todo”.

Fueron las necesidades de una maestra de infantil el catalizador para la materialización de una década de investigación. Y así en 2014 nacen Les Travelling Títeres,  un proyecto que lleva a las aulas el juego, el entusiasmo y el asombro.

Les Travelling Títeres es una troupe de marionetas viajeras que durante todo un trimestre van enviando tarjetas, vídeos y canciones a los niños. Todo este material se convierte en un juego pedagógico en manos de los profesores y profesoras. Son marionetas trilingües así que, hasta el momento, el proyecto se ha aplicado sobre todo en el aprendizaje de idiomas. Y después de tres meses de postales, vídeos y canciones, las marionetas llegan a la escuela y hacen un espectáculo. Las letras y las músicas son originales, así como las historias que se representan en el espectáculo final, creadas exclusivamente para este proyecto por dos educartistas con profundas raíces y experiencia en psicoterapia.

Otro de los pilares de este proyecto es la cooperación. La cooperación entre adultos (maestras y educartistas) necesariamente impregna todo el trabajo y llega hasta los niños como un baño sutil. Como decía Gandhi “mi vida es mi mensaje”: solamente cooperando podemos animar a los niñ@s a confiar los unos en los otros.

Les Travelling Títeres es una propuesta entre muchas. Lo fundamental es fomentar pedagogías que permitan, simplemente, que las niñas y los niños se mantengan en contacto con su esencia de aprendices innatos. Pero, aún más importante, es que estas pedagogías empujen a las personas adultas a volver a contactar con su propio asombro y entusiasmo. Esto es, con un amor verdadero hacia su propio niño interior para que pueda expresarse hacia fuera con los niños que les rodean a través del respeto de sus procesos y del acompañamiento de sus progresos. El momento es ahora.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/juego-arte-y-educacion-los-titeres-tambien-van-a-la-escuela/

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12 ideas para tener una relación de calidad con las familias

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Sara Arranz Ramiro

Cuando hablo de innovación educativa, no solo me refiero al uso de tecnología en la escuela.  Estoy hablando de un nuevo uso de espacios, tiempos y recursos. Un recurso valioso y necesario son las familias. Un buen comienzo tiene siempre un buen final. Cada vez que un nuevo curso escolar comienza, estoy deseosa de conocer a cada una de las familias de mis estudiantes.

Agradezco mucho la información que comparten conmigo en nuestro primer encuentro. Este diálogo de inicio es clave para que tengamos un año escolar exitoso. Me emociona saber que tengo la oportunidad de visitar a cada una de mis familias en su propio hogar, haciendo la comunicación mas fácil y agradable. Sé que muchos maestros se preguntarán porqué y/o para qué necesitamos ese primer contacto. ¿Sobre qué vamos a hablar si no nos conocemos aún?

Quiero señalar que necesitamos hacer de esas familias “nuestra propia gran familia”. Debemos hacerles saber cuánto vamos a querer a sus hijos y que les deseamos el mayor de los éxitos. Debemos ofrecerles nuestra ayuda y apoyo de forma incondicional. Durante el tiempo que sus hijos estén en nuestra aula, compartimos un trabajo: educarlos.

Aun así, es importante hacerles saber cuáles son sus responsabilidades. Permíteme que comparta unas técnicas que uso y me han convertido en una educadora más efectiva:

  1. Comparte con las familias tu información personal: email y teléfono, con un horario claro. Aunque recomiendo flexibilidad al comienzo de curso.
  2. Explícales claramente las expectativas para este curso escolar: gestión de la clase (comportamiento, permisos, consecuencias),  el horario, materiales y recursos que usarán, tareas, etc.
  3. Todas esas expectativas deben ser visibles en el aula. Recomiendo que designes una pizarra o tablón para esta información, además de otros tablones donde se pueda visualizar el trabajo que realiza el alumnado y así los padres puedan ser partícipes del aprendizaje.
  4. Pide a los padres que se comprometan, haz uso de un contrato que refleje que cooperarán contigo.
  5. Explica el currículo o metodología que usas en tus clases (espacios, materiales, tiempos, recursos, etc.).
  6. Envía “tarea” semanal. No necesita ser nada extenso o meramente académico, pero si algo que ayude a las familias a saber que esté ocurriendo en el aula. A mí me gusta llamarlo “Aprendizaje compartido con el hogar”. Ofrece a las familias la posibilidad de hacer uso de tus materiales, comparte, sugiere y proponles ideas.
  7. Haz cartas mensuales en forma de “noticiero”. Las familias deben estar informadas de todo lo académico y no académico; por ejemplo, actividades extra que vayamos a realizar: visitas, excursiones, fechas importantes… Siempre añade tu información de contacto como recordatorio.
  8. Reserva un minuto para llamar a cada familia, enviar un email o un mensaje de texto compartiendo alguna buena noticia con ellos, como un éxito de su hijo o hija esa semana.
  9. Envía fotos o vídeos que muestren cómo trabajan, exploran, investigan, debaten, comparten o socializan sus hijos.
  10. Invita a tus familias a formar parte de lo que está pasando en el aula: que sean entrevistados, que compartan alguna destreza, lean a los estudiantes o donen su tiempo para ayudar en clase. A los estudiantes les encanta ver a sus padres involucrados. Esto les manda un mensaje de “mi familia se preocupa por mí y mi aprendizaje”.
  11. Si surge algún conflicto de cualquier tipo, encuentra un momento para sentarte con esa familia y resolverlo cuanto antes. Recuerda y repíteles que “estamos en el mismo barco” remando hacia una misma isla: educar a sus hijos.
  12. Comparte la alegría que da tener esta relación conjunta con sus hijos y encuentra un momento para sonreír o reír con ellos.

Finalmente, quiero compartir un mini proyecto como parte de mi “plan de innovación”. Este año dediqué la primera semana de escuela, fuera del horario de las clases, a realizar un taller Escuela para mis padres”. En estos talleres/encuentros compartíamos información valiosa sobre expectativas y procedimientos, como trabajar juntos y pedir ayuda o asesoramiento, o como encontrar recursos y materiales y compartir ideas y opiniones.

Sin duda, estas horas “extras” que reservé al comienzo de esta gran historia me han ayudado a ser una educadora más efectiva, práctica, válida y reconocida por mis familias. Ellas se sienten seguras e informadas, escuchadas y asesoradas, pero sobre todo felices de conocer a fondo la persona que lidera la clase donde sus hijos pasan la mayor parte del día.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/12-ideas-para-tener-una-relacion-de-calidad-con-las-familias/

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Visual thinking y matemáticas

07 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Dácil González Martel

“Si no puedes dibujarlo es que no lo entiendes” (Albert Einstein)

Muchas veces, como profesores de matemáticas en Primaria, cuando explicamos conceptos nuevos a nuestros alumnos tales como fracciones, operaciones combinadas, superficies o volúmenes vemos en ellos caras de “esto es un lío”, “no lo entiendo”, “esto es muy abstracto”…

Cuando explicamos conceptos nuevos que nosotros consideramos de “fácil” comprensión, debemos ponernos en el lugar de los niños de 6 a 12 años, adaptando nuestras explicaciones y nuestras actividades a su nivel y su lenguaje.

Aún recuerdo la primera vez que expliqué el concepto de fracción a alumnos de 4º de Educación Primaria. Comencé explicando que una fracción eran las partes iguales que cogemos o dejamos de la unidad. Me quedé mirando las caras de los 26 alumnos, me miraban con extrañeza y, sin decirlo, me estaban pidiendo que volviera a explicarlo. Cogí unas cuantas tizas de colores y realicé un dibujo como el siguiente, ante el cual los alumnos fueron sonriendo y diciendo: “¡Ahora lo entiendo!”

El visual thinking es una herramienta que nos ayuda a expresar ideas a través de dibujos simples con el objetivo de entenderlas mejor, buscar soluciones a problemas, generar nuevas ideas, etc. El 80% de nuestro cerebro asimila y procesa imágenes, por lo que le supone menor esfuerzo que leer un texto. Es por ello que debemos aprovechar dicha capacidad innata a la hora mostrar nuevos conceptos matemáticos a nuestros alumnos.

No hace falta que seamos unos artistas, basta con conocer una serie de formas básicas (punto, cuadrado, triángulo, círculo, línea) y a partir de ellas hacer dibujos sencillos. En el visual thinking no es tan importante la perfección del dibujo, sino la expresión de ideas a través de ellos.

Como profesores podemos utilizar dicha herramienta para explicar conceptos más abstractos, para ayudar al estudio de nuestros alumnos a través de resúmenes o de mapas mentales, para la comprensión de problemas matemáticos…Visual thinking | TichingDebemos animar a nuestros alumnos a realizar visual thinking en sus cuadernos para explicar conceptos, para resolver problemas o ejercicios, a realizar mapas mentales para organizar sus ideas… Los niños de 6 a 12 años aún no tienen prejuicios, dibujan sin parar y sin pensar en el resultado final, aún no ha aparecido en ellos la frase de “yo no sé dibujar”. Es por ello que debemos aprovechar dicha capacidad para enseñarles a aprender a pensar a través de imágenes.

Visual thinking | Tiching

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/visual-thinking-y-matematicas/

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¿Qué significa educar?

07 de diciembre de 2016

Por: Vicente Berenguer

¿Qué significa educar? ¿Cuál es la función de los docentes dentro de la educación? Las respuestas a estas preguntas podrían en principio parecer obvias aunque si se reflexiona sobre cómo es el funcionamiento del actual sistema educativo la obviedad no es tanta.

Si atendemos a las bases de los modelos educativos de los distintos países, que salvo excepciones son prácticamente los mismos, vemos que estos están basados en unas series de premisas. Por ejemplo advertimos que una de ellas es que la educación debe fundamentarse en la respuesta. Esto quiere decir que se transmiten una serie de conocimientos que el alumno debe incorporar. La persona, de este modo, irá adquiriendo una cultura y en definitiva unos contenidos que le serán supuestamente útiles a lo largo de la vida. Conocer la tabla periódica de los elementos, el volcán más alto de Nicaragua o los ríos más importantes de China es algo muy recomendable y son materias que deben ser enseñadas por los sistemas educativos. El problema surge cuando el sistema basa por completo la educación de los ciudadanos en las respuestas y en la absoluta memorización de contenidos y no en la reflexión.

Tenemos una educación basada en la respuesta y no en la pregunta, y la respuesta es, como decimos, el principal pilar o premisa de nuestros modelos educativos. Se nos enseñan contenidos, los memorizamos para posteriormente olvidar muchos de ellos y sin embargo no se nos instruye desde la pregunta. Y es que la pregunta, al contrario de la respuesta, moviliza al pensamiento y lo expande, no lo constriñe, posibilitando así que el alumno reflexione y explore posibilidades. Con la respuesta todo viene dado, en cambio, mediante la pregunta, se activa nuestro pensar: no el pensar de los demás sino el mío propio. Tenemos ya pistas de por qué la educación no se basa en el “arte” de la pregunta sino en las respuestas, pistas que nos conducen a la conclusión de que el sistema no busca ciudadanos reflexivos con pensamiento autónomo sino todo lo contrario: busca personas sin capacidad para la crítica ni el cuestionamiento. Porque pensar es también cuestionar: pensar es no aceptar intelectualmente cualquier idea por el hecho de formar parte de la tradición, la cultura, la política o la religión de una zona. Pensar es reflexionar sobre cualquier cuestión de forma autónoma, es poder realizar un análisis personal manteniendo la autonomía, y la autonomía y la libertad es algo que no gusta a los poderes fácticos, tanto es así que, como decimos, el que debería ser el pilar educativo -la pregunta- no lo es y en cambio aquello que son aspectos secundarios -como la memorización- pasan al primer plano.

No se nos enseña a hacer preguntas, no se nos instruye en el hacernos preguntas para nosotros mismos porque lo que se busca son justamente ciudadanos que no piensen, personas que no expandan sus mentes; justo al revés: se pretende construir seres simples mentalmente y sin capacidad de crítica. La misión de estos futuros adultos dentro de la sociedad no será pues el cuestionarse todo: el sistema económico, el tipo de organización social, la legislación, el reparto de la riqueza…no será esta nuestra función sino otra distinta, el aceptar todo aquello que se nos diga ya que los futuros adultos no podrán vislumbrar alternativas a lo fáctico debido a que no se les ha enseñado ya de jóvenes a preguntarse y a pensar sino a dejar de hacerlo. De esta forma el sistema logra “fabricar” una sociedad que no se cuestiona nada, consigue construir ciudadanos sumisos ya que desde pequeños se nos aparta del arte de la pregunta y por tanto del pensamiento.

 Educar es enseñar a pensar

Tenemos pues que desde el sistema no se busca fomentar el pensamiento sino lo contrario, que se deje de pensar; y partiendo de estas premisas, de las premisas de una educación no basada en el pensamiento sino en la mera memorización de contenidos el resultado no puede ser otro que unos ciudadanos sin capacidad de crítica y análisis, ciudadanos que no cuestionarán nada sino que sencillamente aceptarán lo que se les diga y también cualquier sistema social injusto.

Pero hemos convenido que educar -o mejor dicho la verdadera educación- no es simplemente el obligar a memorizar, es mucho más: es formar a individuos, en efecto, con capacidad crítica y reflexiva, personas que se hagan preguntas, que se cuestionen, ciudadanos creativos que puedan aportar soluciones y conclusiones propias…seres con autonomía que puedan realizar un examen de cualquier situación y también un autoexamen; en definitiva, seres capacitados y libres. Porque pensar, algo que cada vez es menos frecuente, nos hace libres: libres en cuanto a poder elaborar un pensamiento crítico y propio y libres en cuanto a poder desarrollar nuestras capacidades evitando convertirnos así en puros autómatas.

Será por tanto la responsabilidad y tarea del docente formar al alumno no en la memorización -que también será necesario pero nunca el fundamento- sino en la reflexión y en la creatividad, porque estas nos hacen libres. Deberá el maestro, sí, ser un amigo que colabore y busque la expansión de las mentes de sus alumnos y no su constreñimiento, ser un guía que fomente la creatividad y el cuestionamiento; en pocas palabras: alguien que enseñe a pensar y por tanto a ser libre.

 

 Vicente Berenguer

vaberenguer@gmail.com

Foto: http://quientieneelpoder.com/wp-content/uploads/2012/07/educar-400×256.jpeg

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