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Libro: Tiempos para pensar Investigación social y humanística hoy en Venezuela

Alba Carosio. [Compiladora]

Alba Carosio. Allison Acosta S.. Luis Bonilla. María Magdalena Sarraute. Liliana Medina. Carlos Avendaño. Jorge Eliécer Díaz Piña. Iliana Marina Lo Priore Infante. Criseida Barrios. Ana Rivas. Lydia Pujol. María Antonia Cervilla. Marianicer Figueroa Agreda. María Ángela Petrizzo. Marx Gómez. Jacinto Dávila. Alejandro Ochoa. Vidalina De Freitas F.. Guillermo Yáber-Oltra. Miguel Fuentes. Ana Isabel Márquez. Cristóbal Rodríguez-Montoya. Elisabel Rubiano Albornoz. Isabel Zerpa Albornoz. María Cristina González. Doris Marlene Acevedo. Alejandro Rísquez. Luis Jackson. Miguel Balza. Fidel Rodríguez. Naylet Bello. Carlos Yabichella. Dilsi Santander. Julimar Mora. Valentina Trejo Zulay. Néstor L. Villegas L. Celiner Ascanio. Hortensia Caballero Arias. Yheicar Bernal Rodríguez. Javier Carrera Rubio. Liliana Buitrago Arévalo. Ana Castellanos. Eleonora Cróquer Pedrón. Nancy Farías. Franklin León. Mitzy Flores. Sonia García. Ximena González. Carmen Hernández. Romina Hortegano. Francis Lugo Arguinzones. Carmen O. Mambel. Neller Ochoa. María del Carmen Porras. Nelly Prigorian. Jesús Puerta. Indhira Libertad Rodríguez. José Antonio Sánchez Meléndez. Silvana Saturno. Marymili Segura Vera. Mirna Torres. María Alejandra Vega Molina. Eilyn Bárbara Vicuña. [Autores de Capítulo

ISBN 978-980-399-069-5
CLACSO. CELARG.
Caracas.
Diciembre de 2015
 

En nuestros tiempos, hacer investigación en Ciencias Sociales y Humanidades e intentar aportar pensamiento crítico es un hacer personal y también una tarea colectiva que se gesta en el intercambio y en el encuentro, en el debate y en la puesta en común de visiones, análisis, puntos de partida y espacios que se recorren. Hay desafíos del nuevo tiempo que son desafíos de las sociedades, e interpelan a la producción de conocimiento social y humano, le proponen preguntas y encomiendas, exigen que responda a sus demandas éticas y epistémicas desde el Sur, piden que se construyan saberes alternativos, decoloniales, que expliquen, acompañen y prefiguren la emancipación. Este libro, que cuenta con dos tomos, encara este desafío con rigurosidad y espíritu crítico.
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libro: Cristianismos en América Latina Tiempo presente, historias y memorias

América del sur/Argentina/noviembre 2016/reseñas/http://www.clacso.org.ar/

Fortunato Mallimaci. Elizabeth Judd. [Compiladores]

Yves Solís. Eloy Mosqueda Tapia. Eduardo Gusmão de Quadros. Emilce Cuda Dunbar. Amílcar Carpio Pérez. Marcos Carbonelli. Aldo Rubén Ameigeiras. Dennis Armando Valvert Gamboa. María Soledad Catoggio. Imelda Vega-Centeno B.. [Autores de Capítulo]
…………………………………………………………………………
Colección CLACSO-CROP.
ISBN 978-987-1891-57-3
CLACSO.
Buenos Aires.
Julio de 2013

 

El Programa CLACSO-CROP de estudios sobre pobreza en América Latina y el Caribe y la Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América Latina y el Caribe (CEHILA) tuvieron la iniciativa de realizar una tarea poco frecuente en nuestros medios académicos y socio-religiosos: compartir esfuerzos y capitales sociales, simbólicos, económicos y culturales a fin de lograr un debate pluralista sobre un tema significativo de agenda y seleccionar los mejores trabajos para ser publicados en un libro de difusión masiva. Luego de varias reuniones de los equipos de coordinación de ambas instituciones, se decidió convocar a la presentación de trabajos para el Seminario Internacional Historia del tiempo presente del cristianismo en el mundo de los pobres en un contexto de globalización, que se realizó del 4 al 6 de octubre 2010 en Buenos Aires, Argentina. La temática elegida es el fruto de una constatación: nuestra percepción sobre el pasado, el presente y el futuro se ha transformado radicalmente. Los conceptos y paradigmas que hasta ayer fueron hegemónicos en las ciencias sociales, hoy ya no son capaces de responder a lo que vivimos. Se han convertido en categorías zombies. Conocer lo que sucede hoy en el cristianismo de América Latina y el Caribe desde una perspectiva de historia del tiempo presente en un área tan sensible como las identidades, pertenencias e imaginarios religiosos no puede realizarse sin tener en cuenta el período de democracia más extendida en el área y las actuales globalizaciones, donde la dinámica religiosa, lejos de desaparecer, se recompone, pluraliza y reestructura. Una vez más afirmamos que la secularización no es la desaparición de las creencias religiosas sino la pérdida de significancia simbólica y material de las instituciones religiosas y el crecimiento de un cristianismo cuentapropista que se expande de múltiple formas y subjetividades por todo el continente. Expansión que nutre el conjunto de las clases sociales mostrando una época de transición que nos exige revisar categorías y conceptos provenientes de un pasado colonial y una hegemonía neolibera.
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La enseñanza de la Filosofía Marxista en Cuba Pensar, hablar y obrar bien

Considero que de la mano del debate sobre los problemas de la enseñanza de la Historia, va la problemática de la Filosofía, la que impartimos y también la que no entregamos en nuestras escuelas, institutos y universidades. En la prensa y los medios cubanos no emerge este tema, y solo aparece tangencialmente en algunas publicaciones académicas. El esfuerzo de reflexión y de propuestas, que han realizado varios colectivos de profesores en las universidades de Las Villas y La Habana, en Ciencias Médicas y en otros centros e instituciones académicas, no ha contado con la promoción que la importancia del asunto reclama. Me interesa proponer este debate para acompañar, tanto los cambios positivos que en la enseñanza se han realizado desde el Ministerio de Educación, como las transformaciones en curso en la Educación Superior, y en particular las que atañen a las carreras de Marxismo e Historia. Es muy difícil y se corren innecesarios riesgos, cuando los cambios y las transformaciones se comienzan a hacer sin tener en cuenta el balance histórico de lo que nos antecede.

Un maridaje fallido

La relación problémica entre la Enseñanzas de la Historia y la de la Filosofía, tienen como punto de partida decisiones tomadas a principios de los años setenta del pasado siglo. Entonces la Filosofía que recién nacía como disciplina marxista en la universidad cubana, fue sustituida en nomenclatura y alcance, por el contenido manualesco en el que nos formamos buena parte de quienes hoy ejercemos la enseñanza y la labor de investigación social. Con la entelequia de apellido Marxista-leninista, no solo sufrió por reduccionismo la propia filosofía revolucionaria fundada por Carlos Marx y Federico Engels, sino que de hecho se fracturó la historia de la Filosofía y del pensamiento cubano, en negación del aporte trascendental de José Martí, y de las corrientes de pensamiento nacional revolucionario y socialistas, que con la impronta de Julio César Gandarilla, Alfredo López, Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena y Antonio Guiteras, se mantuvieron beligerantes durante el siglo XX, y que en buena medida articularon con el marxismo y el leninismo desde la tercera década del siglo, para fundar con el liderazgo de Fidel Castro Ruz, las bases ideoteóricas que hoy reivindican los documentos y acuerdos aprobados por el Partido Comunista de Cuba en sus dos últimos congresos del 2011 y el 2015, y en la Primera Conferencia Nacional del Partido del 20121. Precisamente el pensamiento de Fidel fue y es continuidad, y a la vez ruptura dialéctica de esa fértil tradición.

En el reinado de la Filosofía Marxista-leninista, se construyó un orden jerárquico que subordinó a la Historia y a las demás ciencias sociales. De ahí los énfasis crípticos en las aulas para enseñar y evaluar regularidades, causas y consecuencias de los procesos históricos, a costa de desdibujar y hasta perder la objetividad de los hechos y sus protagonistas. Tales decisiones en el orden historiográfico dieron la prioridad –casi la exclusividad- de concentrar los recursos, para atender solo a la historia que sustentaba la tradición del primer Partido Comunista de Cuba, historia robusta y heroica, sobredimensionada –y en tanto afectada en su incuestionable aporte-, por el errático propósito de silenciar y sustituir el hacer de la totalidad del movimiento histórico, de los partidos, organizaciones, instituciones, personalidades y circunstancias, confluentes o paralelas en la Cuba real. Tal situación tuvo como colofón el reducir la enseñanza, a la historia del movimiento obrero y comunista nacional e internacional.

Durante más de treinta años los fórceps dogmáticos gravitaron en el hacer pedagógico de la Historia y la Filosofía en la escuela y la universidad cubanas. La rectificación de tendencias y errores negativos a partir de 1985-1986 en tanto revolución profunda en el pensar y el hacer de la Revolución Cubana, criticó los fenómenos más visibles que afloraban en la educación cubana, pero no tuvo tiempo para más, en medio de la abrupta crisis económica que se precipitó en el país en 1990-1991, tras el derrumbe de la URSS, la implosión y la regresión capitalista en el otrora país de los soviets y en la totalidad de los países del socialismo europeo.

El IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en octubre de 1991, retomó el curso de prioridad a la tradición nacional, pero el hacer y el pensar dogmático enquistado en el cuerpo de la institucionalidad revolucionaria, posesionado en un sector burocratizado de sus directivos y funcionarios, y en cientos de cuadros medios y de base formados bajo su influencia, aún daría y da sus batallas retardarias, incluso a pesar de los lineamientos, objetivos y la plataforma teórico política, aprobados en los ya citados y recientes cónclaves partidistas.

Las tres capacidades de Demócrito

La formación del maestro y la maestra para el ejercicio de la enseñanza de la Filosofía requiere de un significativo número de requisitos pedagógicos y didácticos, y de dotar al futuro profesional de un grupo de herramientas teóricas que le permitan realizar con éxito su labor, entendida esta como un ejercicio de constante autoestudio y reflexión, orientado a los fines de una educación para la emancipación y transformación revolucionaria del hombre, la mujer y sus circunstancias. Para el perfeccionamiento de la formación del maestro y la maestra de Filosofía, debemos enfrentar al menos, tres problemáticas centrales, que por demás son de vieja data.

Se deben tener en cuenta las tres capacidades que en opinión de Demócrito (460-370 a. C), aporta la Filosofía: la capacidad de pensar, hablar y obrar bien2. La Filosofía es una forma peculiar y específica de conocer el mundo, pero es también una forma de ser y estar en, ante y para el mundo. Por tanto, la enseñanza de la Filosofía debe considerar esos aspectos característicos, que van más allá del ámbito epistemológico y se ubican en el nivel ontológico, y en lo axiológico, puesto que en la clase de Filosofía se ponen en juego concepciones de ser y formas del ser, así como los valores y las posibles valoraciones que el estudiante debe efectuar acerca de la naturaleza, la sociedad y de sí mismo. Esta necesidad pedagógica se manifiesta en:

  • El proceso pedagógico de la construcción del conocimiento científico.
  • La naturaleza del enfoque metodológico.
  • El protagonismo histórico-concreto, del profesor y el estudiante.

Pensar con el corazón

Una primera problemática de partida, está en que no se ha entendido suficientemente, que si bien el proceso de la construcción científico-filosófico, da prioridad al factor racional, a la lógica y el discurso de la ciencia filosófica; el proceso pedagógico de la construcción del conocimiento científico: la enseñanza y el aprendizaje de esa teoría, discurren por otro camino. Ya Vladimir Ilich Lenin en: «Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo» (1910) sistematiza el valor de la teoría revolucionaria dividiéndola en dos partes necesariamente complementarias y conexas. Lo que el genial conductor refiere como la parte del materialismo histórico (la ciencia) y la parte que compete al arte político de intervenir en la lucha de clases y fundir el socialismo (la enseñanza y divulgación) en el seno del movimiento obrero.

Para Lenin: “La dialéctica del desarrollo histórico (del marxismo) ha sido tal, que en el primer período estaba a la orden del día la realización de transformaciones inmediatas en todos los aspectos de la vida del país, y, en el segundo, el estudio de la experiencia adquirida, su asimilación por capas más amplias, su penetración, si se puede expresar así, en el subsuelo… de las clases sociales” 3.

Se trata de un proceso eminentemente educativo, y en tanto a la par y primero que lo “racional”, la enseñanza como ciencia pedagógica, parte de lo ideológico, de lo ético, de lo praxiológico valorativo, lo que permite incentivar, mover y desarrollar el conocimiento científico y la inteligencia racional. “En la actualidad –definía Martha Martínez Llantada, nuestra más reconocida especialista en Filosofía de la Educación-, es imprescindible propiciar cambios conceptuales, procedimentales y actitudinales en el trabajo docente educativo, la importancia del clima del aula y los aspectos motivacionales son de vital importancia y la necesidad de un enfoque científico en su tratamiento se vuelve tarea de primer orden, si de verdad se quiere propiciar el desarrollo y enfrentar la educación a la altura de las exigencias del tercer milenio”4.

Se hace necesario partir desde la inteligencia emocional, la psicología colectiva, las circunstancias histórico-culturales, y las características personológicas de los sujetos del proceso, de los estudiantes y del maestro y la maestra, que en tanto educan, son educados. No son pocos los autores que de una forma u otra analizan, desde diversos puntos de vista esta problemática. Quizás el más conocido internacionalmente sea Paulo Freire (1921-1997), y en Cuba tenemos un maravilloso libro que se titula Pedagogía de la ternura, de la autoría de una pedagoga mayor Lidia Turner Martí, y la profesora Balbina Pita Céspedes5.

Pensar desde los principios

La  neutralidad no es posible en el oficio y en el acto educativo. El punto de vista del marxismo es el de la dignificación del ser de los explotados, excluidos y discriminados, el de los pueblos y los individuos en emancipación.

El marxismo primero que ciencia, es una ideología política de profundo contenido ético, al colocar en el centro de su pensar y hacer, los principios de la justicia, la honradez, la igualdad y la solidaridad, como condiciones de existencia de la dignificación, lo que se expresa de manera radical en la crítica a la depredación de la naturaleza y el medioambiente, a la explotación y dominación de unos hombres sobre otros, a la inmoralidad de los hombres que se convierten en lobos de otros hombres, a la indignidad de la explotación de la mujer en la pareja, la familia y la sociedad, a la maldad del racismo y de todas las discriminaciones, a la manipulación de sentimientos, en particular del sentimiento religioso de los pueblos.

En segundo lugar, por ser una ética del humanismo, posee un contenido estético, en tanto lo mejor del ser humano resulta una y otra vez, en explosión de sensibilidades que se afirman desde lo bueno en lo bello.

En tercer lugar, por ser una hermosa propuesta de significación, organización y realización de la vida social que se propone adelantar un reino de armonía y comunión con la naturaleza, de felicidad para todos y todas, resulta una propuesta que por más utópica que parezca, merece luchar por ella, merece dedicarle la vida.

En cuarto lugar, esta teoría justa, hermosa, que reclama todo nuestro entusiasmo y dedicación: es realizable. Resulta una posibilidad de presente y futuro posible, porque se sustenta en un sólido basamento científico, con demostrada capacidad para interpretar el mundo, intervenirlo y pronosticarlo.

Y lo más trascendental de esta teoría es, que a diferencia de todas las propuestas existentes, lo científico en el marxismo, no solo se valoriza “en la ciencia”, sino que existe para realizarse y preciarse en la práctica revolucionaria, lo que nos coloca en el punto de partida de lo ideológico y ético, y en consecuencia confirma la validez del camino del conocimiento pedagógico que proponemos. La comunicación desde la moralidad, la ética y la necesidad y belleza de la lucha revolucionaria, resulta mucho más rápida y convincente, por estar más cerca de las praxis de vida.

La expresión del enfoque didáctico que refiero está una y otra vez, en la lógica pedagógica de Fidel: Felicito a todos los que luchan, a los que no desisten jamás ante las dificultades; a los que creen en las capacidades humanas para crear, sembrar y cultivar valores e ideas; a los que apuestan por la humanidad; ¡a todos los que comparten la hermosa convicción de que un mundo mejor es posible!”6

Pensar con modestia

Se busca hoy una filosofía clara, que concilie todas las fuerzas, que no tenga la soberbia de la infalibilidad”7, recomendaba José Martí. Lenin siempre criticó como uno de los principales males, el engreimiento de los comunistas, y es que querámoslo o no, siempre habrá una cuota de vanidad y petulancia, cuando nos comunicamos con quien no sabe, quien duda, o tiene otro punto de vista, desde la afirmación de la pretendida cientificidad y la superioridad del marxismo. Esa postura nos crea barreras a veces infranqueables.

Proclamarse “marxista” no otorga por generación espontánea sabiduría. Hay que estudiar muchísimo y obrar bien, porque de muy poco vale el estudio si no se le emplea en acciones concretas.

Es imprescindible la modestia. Siempre vamos a estar lejos del dominio que realmente necesitaríamos para solucionar con conocimiento y profesionalidad pedagógica, cada uno de los muchos retos que se abren en un debate filosófico, más en la medida que nos acerquemos a la búsqueda de soluciones prácticas a problemas concretos. No conocemos toda la teoría creada por los fundadores y sus más brillantes continuadores, somos hombres normales y ellos fueron genios. De ahí el valor del trabajo colectivo. No se equivocó el General de Ejército Raúl Castro Ruz, cuando afirmó que el más genuino sustituto de Fidel es el Partido. Comunista de Cuba.

Formar en la cultura de la inteligencia de masas, resulta un objetivo decisivo, en el que el debate filosófico tiene un lugar no despreciable. Y es que la labor colectiva es tan importante por el resultado que promueve las fortalezas, como en la trascendencia ejemplarizante del hecho colaborativo en sí mismo.

Además de modestia, para romper con las resistencias y el no saber de los sujetos de nuestra práctica docente, se necesita de paciencia y tolerancia. Si además pretendemos enseñar Filosofía, y ganar para el marxismo a esos interlocutores, el hacer pedagógico y didáctico precisa de una alta y eficaz suma de delicadezas y calidades inteligentes, del logro de la máxima atención por la vía del compromiso y la autodisciplina, necesita tiempo y condiciones para el aprendizaje personalizado. Si preparamos y realizamos en la clase de Filosofía las acciones instructivas y educativas que refiero, estaremos también abriendo el proceso a las diversidades, las inteligencias, los talentos y los muchos saberes presentes. La clase de Filosofía puede aspirar a ser el ágora pedagógica donde se comparte y aprende, donde se estimule la especulación y la duda, y el error no abochorne ni “preocupe”, pues unos y otro acompañan la construcción de las certezas.

Pensar en el compañero

La clase de Filosofía Marxista es para los que saben que no saben, y quieren aprender en ejercicio de sus conocimientos y reto a sus valores humanistas. Incluso la clase puede ser también para los que estén ganados por los postmodernos-viejos prejuicios antimarxistas, y los nihilismos y eclecticismos en boga. Con la sencillez de la sabiduría, Isabel Monal, la figura más importante de la Filosofía marxista cubana contemporánea, explica: Hoy vemos todavía a muchos compañeros negar el marxismo o ignorarlo. Creo que es un grave error. Y muestra, entre otras cosas, una incomprensión de lo que realmente ha ocurrido en el mundo. Hoy no se puede ser revolucionario si no se es antiimperialista, y el marxismo y el leninismo es la única concepción que ofrece una interpretación y comprensión del fenómeno imperialista contemporáneo: un arma tremenda de lucha”8. Insisto en fijar el concepto y el método que refiere la profesora Monal: Concepto, de compañeros que todavía no han entendido… Y compañero es un concepto muy distinto al término demoburgués de “ciudadano”, con sus esencias ya prostituidas por la dictadura implacable del capital. El término compañero es una conquista epistemológica del movimiento socialista y comunista: Hablamos de nuestro camarada, hermanado en derechos y deberes democráticos, en tareas, aspiraciones y retos comunes dentro de la Revolución.

Mientras la docencia esté organizada para “vencer” contenidos, y el dictado del discurso sabio y profesoral sea lo prevaleciente, no avanzaremos en la aspiración de lograr una enseñanza eficiente de la Filosofía Marxista. Podemos desplegar toda una batería de “métodos activos”, mejorar la calidad de la clase, la comunicación y el rendimiento, pero no alcanzaremos trascender la disciplina escolar, en el objetivo de convertir la Filosofía revolucionaria en convicción profunda y el ejercicio de filosofar en recurso, en arma de lucha para la actuación y vitalidad social de cada alumno y alumna, de los estudiantes.

La clase no se piensa y realiza por el profesor solo para cumplir un programa, ni para aprender a prender Filosofía. Tengo la opinión y al menos mi práctica como maestro me lo ha confirmado, que lo primero a lograr está en trabajar con el criterio de que nuestros interlocutores antes, durante y después de la clase, son NUESTROS COMPAÑEROS. Y no les vamos a dar y evaluar en clase “contenidos”, los vamos a dotar de herramientas teóricas para pensar, hacer y defender la emancipación en la Revolución martiana y socialista.

Pensar, hablar y obrar bien

No me siento responsable de los errores pasados. También pienso que yo no lo hubiera hecho mejor. Como hombre agradecido estoy muy comprometido con el esfuerzo de todos los que con desaciertos incluidos, hicieron posible que llegáramos hasta aquí. Pero ya en el hoy, nada puede justificar que no pongamos en acción lo aprendido, tanto en política como en ciencia. Y asumo por cada hora de no obrar bien, crece nuestra responsabilidad.

Desafortunadamente en el caso que nos ocupa, no todos los que se adentran en la crítica, para buscar soluciones, reparan en la infertilidad y trascendencia negativa que tuvo y aún tiene, el maridaje que se produjo entre el filosofismo dogmático y el historicismo sectario. Me refiero a los que buscan soluciones, porque abundan bastante los eternos adoradores de la mujer de Lot, los patriotas oficiales, y los que intentan militar a la izquierda de la izquierda revolucionaria, a unos los caracteriza el escudo de la desconfianza, a otros el creerse que ellos son la historia misma, y todo lo pasado fue un “imperdonable” error. Coinciden en el inmovilismo de buscar culpables, en repetirse y auto flagelarse continuamente. Les es crónica la falta de confianza en las potencialidades humanistas, en los valores y la inteligencia creada por la Revolución. En estos compañeros abunda el no implicarse personalmente en acciones concretas en la profundidad y cotidianidad del movimiento social cubano. Con unos y otros no van a avanzar en lo inmediato y mediato las tareas del perfeccionamiento de la enseñanza de la Filosofía y de la Historia

De urgencias importantes vivimos, y si queremos avanzar las soluciones, hay que tomar no uno –la enseñanza de la Historia en este caso-, sino todos los toros por sus cuernos, aún a riesgo de las cornadas que provocará nuestra impericia, y en su accidente o defecto, la probable ingratitud de los hombres que -como lo predijo Martí-, siempre asecha cuan miseria perversa en la vorágine del acontecer humano. Quienes somos maestros, por demás, no podemos dejar pasar un solo día sin hacer pedagogía, historia y filosofía para el cambio, pedagogía de y para la Revolución: martiana, marxista, leninista, fidelista. Enseñar y estudiar. Educar y educarnos.

Notas:

1 El Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba se celebró en la Ciudad de La Habana, entre los días 16 y 19 de abril de 2011. El séptimo también se realizó en La Habana entre el 16 al 18 de abril de 2016. La Primera Conferencia Nacional del Partido se realizó en La Habana los días 28 y 29 de enero del 2012.

2 Según Sexto Empírico (IX, 24), Demócrito creía, como otros pensadores, en tres principios: pensar bien , bien hablar y obrar bien. Ver: José García López: La religión griega, Ediciones AKAL, 1975, p 2373 Ver: V. I. Lenin: “Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo». Ver: V. I. Lenin: “Acerca de algunas particularidades del desarrollo histórico del marxismo«. En: V. I. Lenin, Marx Engels. Marxismo Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1980, p 321-27.

4 Martha Martínez Llantada: “Vigencia de la Filosofía martiana de la educación ante las demandas del siglo XXI», Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”, La Habana, 2009 (Centro de Documentación Pedagógica. Documento inédito), p 11-12

5 Ver: Lidia Turner Martí, y Balbina Pita Céspedes: Pedagogía de la Ternura. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2002.

6 Ver: Fidel Castro Ruz: “Discurso pronunciado por el Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en ocasión del aniversario 45 del triunfo de la Revolución Cubana, en el teatro «Carlos Marx», el 3 de enero de 2004”, http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2004/esp/f030104e.html

7 José Martí: Escenas mexicanas, México. 21 de septiembre de 1875. En: Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. La Habana, 1963, Tomo 6, p. 332

8Ver: Paquita Armas Fonseca: Isabel Monal: una autoridad política, La Jiribilla, La Habana, Año V, 28 de octubre-4 de noviembre del 2006, http://www.lajiribilla.co.cu/rss/dossier.xml

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Aprendiendo la transrevolución

Claudia Korol

Me invitaron a formar parte del Comité Académico del Bachillerato Popular para Jóvenes y Adultos “Mocha Celis”, un “proyecto educativo con enfoque de género, dirigido –sin ser exclusivo- al colectivo travesti, transgénero y transexual”.
Es difícil imaginarme parte de un Comité Académico. Es una invitación atrevida para alguien que cree que “La Academia” ha sido históricamente el lugar del saber colonizador, del saber para el poder.
Acepto sin embargo con gusto la invitación. La acepto por pura curiosidad, por puro deseo, pensando que se trata –fundamentalmente- de participar en la aventura de travestizar los saberes y los poderes, de desorganizarlos cuidadosamente, de descolonizarlos.
Agradezco la posibilidad que han creado con esta experiencia, de travestir incluso a la educación popular con los colores del arco iris… para sumarnos a la fiesta libertaria de reinventar las maneras de enseñar y aprender, de poner el cuerpo –nuestros cuerpos- en los procesos pedagógicos y políticos, de crear los lugares que no existen para las y los excluidos de siempre, de pensarnos juntas en tránsito hacia otra manera de ser y de sentir, de soñar y vivir el mundo que habitamos… para cambiarlo. Para hacer inaceptable toda exclusión, toda discriminación, toda muerte innecesaria, toda humillación, toda injusticia.
Para quienes entendemos la educación popular como rebelión frente al orden capitalista, patriarcal, racista, heteronormativo, violento… corrernos de la institucionalidad central hacia los bordes -para correr los bordes mismos de la institucionalidad-, viviendo en el centro de un desborde popular y prolongado, en la encrucijada de una creación permanente, es una manera de ejercer y de afirmar nuestras maneras de revolucionar la revolución.
Quiero decir, sin embargo, que la alegría que sentimos en esta inauguración, no puede taparnos la reflexión sobre las causas que dan origen a este bachillerato popular: la persistencia de un sistema educativo, cultural, social, económico, político hegemónico, que deja a sectores sociales, a comunidades, fuera de sus oportunidades, condenándolos a múltiples exclusiones. Como respuesta a esa exclusión han nacido los bachilleratos populares, las Universidades Populares, y las diferentes experiencias de educación popular en las que participamos o hemos participado, y muchas de las que no somos parte, pero que valoramos y reconocemos.
No todas estas experiencias han logrado sostenerse con este contenido y carácter transgresor, esencialmente rebelde. Muchas de ellas han sido domesticadas, mediatizadas, coptadas.
Los poderes construyen su hegemonía, excluyendo y-o coptando, subordinando, ordenando, “normalizando” la diferencia, homogeneizando incluso la diversidad con sus tonos de grises.
Por eso, la apuesta fundamental es que al tiempo que vamos conquistando espacios bajo el mismo cielo, sobre la misma tierra, sepamos reconocernos en la rebeldía no “civilizada” de nuestros esfuerzos cotidianos. Sepamos crear desde nuestra autonomía, desde nuestros sueños, un nuevo lugar de resistencia a la mediocridad, al sentido común, a los saberes que reproducen una y otra vez las muchas opresiones.
Que sepamos reconocernos en la rebeldía, por todo lo que nos cuesta cada pequeño derecho conquistado. Rebeldía por todos los derechos que nos faltan ganar. Rebeldía por el mundo aterrador de destrucción, guerras, intolerancia, violencia en el que nos toca actuar. Rebeldía por todas nuestras muertas, las que conocemos y las que no…. Rebeldía, por las marcas que llevamos en la piel y en nuestras vidas, por las palabras que nos lastiman como cuchillos, por los desprecios antiguos, por los dolores actuales, por las huellas en nuestra experiencia de la travestofobia, la transfobia, la lesbofobia, la homofobia, y todas estas expresiones de la «civilización sarmientina» que construyó la subjetividad alrededor de un sujeto hegemónico que es el hombre burgués, blanco, macho, heterosexual, con la vista puesta en Europa, y la hipocresía y la doble moral como escudo de Occidente.
Compañeras travestis, transgénero, transexuales, transfeministas y transgresoras… celebro este acto de creación de un territorio propio, abierto a todas las furias, las emociones, las reflexiones, los deseos. Celebro este espacio de encuentro y estudio, donde espero que las teorías se enamoren de las prácticas, las ideas de los sentimientos, las palabras de los actos… y bueno, todos los amores imaginados y los todavía no imaginados.
Celebro este lugar en el que la duda, la curiosidad, la pregunta, la investigación, la búsqueda, estén en la base de la pedagogía y de la política.
Celebro la alegría que hoy sentimos y compartimos, después de tantos años de lucha por un mundo en el que quepan todos los mundos.
Recuerdo aquí a Emma Goldman, que nos pedía una revolución que sepa bailar, que nos deje bailar, que nos invite a bailar. Esta danza trava, trans, es como la proyección en el presente de las danzas ancestrales de todas las comunidades que se han creído desaparecidas por el poder colonial, y que ahora se visibilizan en un mundo que se autodestruye por sus propias lógicas de muerte. Esta danza trava, trans, es nuestra manera de desafiar la destrucción burguesa, patriarcal, colonial, desde un baile colectivo, solidario, incluyente, libertario, rebelde, en el que el deseo fluya como ríos sin represas, como viento, como los sueños de todas las generaciones.
Quiero ser parte de esa danza, en las que veo también junto a nosotras, a Nadia Echazú, a Mocha Celis, a Pepa Gaitán, a la Moma, a Néstor Perlongher, a Carlos Jáuregui, y a tantas brujas que me enseñaron a caminar más libre por el mundo, riéndonos de nuestros miedos, burlándonos de nuestras desventuras, rompiendo dogmas y solemnidades, y creando – inventando -nuestras propias vidas, nuestros propios cuerpos, nuestra propia historia.

Fuente del articulo: http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/content/view/1067/245/

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¡Gracias Fidel!

Telesur /

Por tu testimonio de vida, de revolucionario, que fue construyendo nuevos paradigmas de sociedad para el pueblo cubano y Nuestra América. Tu voz resuena en el mundo. Fuiste sembrando en las conciencias y voluntades de los pueblos caminos de liberación, seguro de que otro mundo es posible, libre de dominaciones. Sembrastes la esperanza y resistencia revolucionaria en el corazón de los pueblos, trabajando con la paciencia de artesano, con la palabra y los hechos que marcan caminos y construyen un nuevo amanecer de derechos e igualdad para todos y todas. La solidaridad del pueblo cubano en el mundo es ejemplo de humanidad. Cuba la gran Escuela de Medicina del mundo. Cuba la gran educadora del mundo en su lucha contra el analfabetismo que nos dice «Yo si puedo». Cuba la gran misionera de vida en todos los rincones del mundo donde el imperio y las guerras llevan la muerte.

Cuba la que enseña que la revolución es cultural, social y política. El imperio intentó una y otra vez callar tu palabra, tus ideas, tus gritos de libertad, buscó quebrar la revolución recurriendo al bloqueo, que aún permanece y daña al pueblo cubano ofendiendo a todos los pueblos del mundo. El imperio fracasó y tuvo que beber su derrota. No pudo con el pueblo cubano porque la libertad, la dignidad y el espíritu revolucionario no se compra ni se vende. Partes a tus 90 años, la vida física es finita, pero siempre vivistes como si fueras eterno y es ahí donde tu pensamiento y testimonio de vida permanecen en la conciencia y vida de los pueblos.

Nunca olvidaré nuestras charlas hasta las tres de la mañana ni las movilizaciones a las que me invitaste a recibir el calor del pueblo cubano. Nunca olvidaremos tu ejemplo. Querido hermano Fidel y pueblo cubano, gracias! su lucha permanece en la vida de nuestros pueblos. ¡¡Hasta la Victoria siempre!! Gracias Fidel !

Con Información de Telesur

http://entornointeligente.com/articulo/9309198/Gracias-Fidel–26112016

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Sí se puede: los de abajo como sujetos

Por Raul Zibechi

Cuando los de más  abajo, los jóvenes (varones y mujeres) pobres de las periferias, los ninguneados de siempre, toman las riendas de sus vidas y además lo hacen en colectivo, es porque algo muy profundo está cambiando. Un mundo nuevo comienza a despuntar cuando el intelectual, el dirigente, el estratega (en masculino), se disuelve por la potencia de lo colectivo que anuncia un vendaval político, social y cultural de largo aliento.

El viernes 19 de noviembre una multitud de más de 20 mil personas caminó la décima Marcha de la Gorra, en Córdoba (Argentina). Había que ver y sobre todo sentir a esos chicos danzando, cantando, gritando en la cabecera de la marcha, esos que día a día son golpeados, asesinados y desaparecidos por la policía provincial, una de las más letales del país. Una marcha que comenzó en 2007 exigiendo la derogación del Código de Faltas, hoy travestido en Código de Convivencia, que equipara las faltas con los delitos penales, una trampa jurídica del poder provincial para perseguir jóvenes peligrosos. O sea, pobres que viven en las periferias.

En Córdoba existe un Estado policial funcional a un capitalismo militarizado, que tiene en el extractivismo soyero y en la especulación inmobiliaria urbana sus núcleos de acumulación de capital. Los que no consumen sobran; no existen ni para el poder ni para los medios, son los culpables de la inseguridad y, como señala Giorgio Agamben, pueden ser asesinados sin que eso se considere delito. El Código de Faltas aprobado en 1994 es la pieza legal de este engranaje.

El año pasado fueron detenidas 73 mil personas, en su mayoría por portación de rostro, o sea, por su aspecto, por ser jóvenes de piel más oscura, llevar gorras y ropas sospechosas para los uniformados. Unos 200 chicos son detenidos cada día. Desde 2011, más de 150 fueron asesinados y varios miles golpeados y heridos. La figura legal que utiliza la policía es el merodeo, que puede ser confundido con pasear, caminar o circular. El 80 por ciento de los jóvenes de 18 a 25 años fueron detenidos alguna vez.

Lo peor es que el código otorga a la policía la potestad para detener, instruir y juzgar en cualquier punto de la tramitación del hecho. Impunidad es la palabra más adecuada. No les permiten salir de las periferias. La policía los detiene sistemáticamente en los puentes y en las salidas de los barrios y los persigue cada vez que retornan a sus casas.

La definición de Estado policial la sintetiza Huayna, militante de la Federación de Organizaciones de Base, en Barranca de Yaco, un barrio periférico de casas precarias levantadas sobre un basural. Llamamos a la ambulancia y viene la policía. Llamamos a los bomberos y viene la policía. Es el único servicio que tiene el Estado para nosotros.

Esos chicos que encabezan la marcha con los retratos de sus amigos asesinados, como Güere Pellico, de 18 años, fusilado por la espalda cuando volvía a su casa en moto, han recorrido un largo camino. Ahora son capaces de redactar un texto memorable, como la Carta abierta al Estado policial, la proclama que se leyó al finalizar la caminata.

No pretendo echar luz sobre la acción pública que, finalmente, es similar a las que protagonizan los abajos a lo largo y ancho del mundo. El punto central fue cómo los jóvenes pobres se convirtieron en sujetos.

Desde el ciclo de protestas 1997-2002, cuyo pico fue el levantamiento del 19 y 20 de diciembre de 2001, decenas de estudiantes universitarias y licenciadas (mayoría mujeres) trabajan en barrios pobres creando talleres de teatro, murga, revistas y radios comunitarias con base en la educación popular. Hacia 2007, relata la sicóloga comunitaria Lucrecia Cuello, los jóvenes de los barrios comenzaron a reunirse en grandes asambleas hasta de 300 integrantes. Ahí se produjo un hecho formidable.

Nos dijeron que las decisiones las querían tomar ellos, que querían salir a la calle y no sólo hacer talleres. Nos dijeron que los técnicos nos apartáramos a un lado y que luego nos volverían a llamar, explica Cuello. Se apartaron y esperaron. Pero, sobre todo, comprendieron que su lógica académica de trabajo reproducía el tutelaje colonial sobre los pobres, que siguen siendo subalternos en relación a las ONG y los partidos de izquierda. De esos encuentros nació el Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos que convoca las Marchas de la Gorra.

Con el tiempo y la permanencia en los territorios, un puñado de licenciadas acompañaron a los jóvenes que desbordaron la educación popular gracias al encuentro que tuvieron entre ellos, que fue determinante para romper con el técnico y con el militante que va al territorio. Se trata de una explicación similar a la que ofrecen Huayna y otros militantes de la decena larga de organizaciones sociales que trabajan en las periferias. Nosotros por nosotros, sería la síntesis, aunque cada vez más se debería usar el femenino, ya que ellas empezaron a tallar fuerte en los años recientes.

Hasta ahí, en apretada síntesis, el relato de ese ponerse de pie que hizo posible la Marcha de Gorra, desde la doble mirada de las periferias y de los técnicos. Se agolpan las preguntas. ¿Estamos en condiciones de pensar, y de sentir, que los más pobres pueden ser sujetos? Los que nos decimos militantes, ¿aceptamos colocarnos a un lado para simplemente acompañar a los sujetos de abajo? ¿Sentimos realmente que pueden cambiar el mundo sin vanguardia política o intelectual?

Llegados a este punto, ¿cuál es el papel de los militantes, o como le llamemos a esa actitud de vida? Lo primero, comprender con la piel, hacer nuestros los dolores colectivos. Lo segundo, acompañar un proceso sin dirigirlo. Lo tercero, regocijarnos por ser aceptados como uno/una más. Lo cuarto, decir lo que pensamos cuando nos lo pidan y guardar silencio el resto del tiempo. Políticas de la ética y la humildad. De lo contrario, nuestra revolución se limitará a reproducir el colonialismo y el racismo.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/11/25/opinion/024a2pol

Imagen tomada de: http://tiempoyforma.com/img/publicaciones/chiapas-primer-lugar-de-pobreza-extrema-en-mexico-coneval.jpg

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Pedagogía Trump

Por María Acaso

Nos lamentamos de lo ocurrido, no damos crédito, no lo entendemos. Nadie sabe muy bien por qué un hombre como Donald Trump ha llegado a donde ha llegado, ni cómo una mujer de las características de Melania puede ser la primera dama. Y su hijo Barron, sentado en su león de peluche, también nos sorprende, aunque menos que los vídeos en los que su padre sale imitando a los jugadores de lucha libre y aporreando a quien parece ser un miembro del público. El presidente de los Estados Unidos aporreando a alguien; la primera dama, posando desnuda; uno de sus hijos, sentado en un león de peluche. Eso es lo que tenemos. Es real. No es una película de Hollywood, es algo que está ocurriendo en un lugar del planeta.

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La clave, una vez más, no está solo en la política, en la economía o en la sociología: está en la educación. Y sería interesante reflexionar en la dirección adecuada: no hay que echarse las manos a la cabeza porque ahora Trump vaya a desarrollar una pedagogía del miedo, es la pedagogía del miedo la que nos ha traído a Trump. Una pedagogía que empieza en el 2001 y que tiene unos objetivos claros y concisos; una pedagogía que, por encima de todo, interpone nuestras diferencias como los lugares comunes, atiende la diversidad desde la uniformidad, percibe lo distinto desde una igualdad que todos sabemos que es imposible. Una pedagogía que, tras quince años de trabajo, está recogiendo sus frutos.

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Desde las escuelas, las universidades y los museos, pero también desde la programación televisiva, las series, el fútbol o la prensa del corazón, esta pedagogía nos dice a todas horas qué debemos comer, a qué equipo debemos gritar, qué tamaño de culo debemos tener. Una pedagogía insana, que nos insta a mantener vínculos con personas a las que no queremos y que nos aleja de las que deberíamos querer, que mantiene nuestro cerebro narcotizado a través de drogas mediatizadas por rituales de consumo, en apariencia banales y frívolos, pero cuya potencia nos perfora con la misma intensidad que cualquier otra adicción. Una pedagogía donde lo perverso, la mentira y la psicosis operan como estamentos de verdad, inmovilizando nuestra capacidad de respuesta, imposibilitando nuestra voluntad de acción.

Y esta pedagogía empieza a los pocos días de vida, cuando nuestras madres se ven obligadas a separarse de nosotros porque deben regresar a los trabajos que necesitan para sobrevivir. Los niños y las niñas de pocos meses entran así ya en la rueda de los horarios y las rutinas frías, desconociendo los afectos y las peticiones a demanda. Se trata de una pedagogía que teme los riesgos físicos (encender un fuego, utilizar un cuchillo, escalar una montaña), pero que no nos prepara para los riesgos virtuales, para el acoso en la red, para los deseos compulsivos, para el bullying de cualquier tipo.

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Demos la bienvenida a Trump en el poder, porque esta va a ser la única manera posible de des-articular, no sus formas de hacer, sino las formas de hacer que le han llevado a representarnos; las maneras de entender el mundo desde una óptica hipercapitalista, donde los Estados han hecho un trabajo impecable al relegar la educación al último confín, diseñando leyes absurdas, pagando a los profesores lo menos posible y transformando la universidad en un lugar infame, donde en vez de generar conocimiento se venden certificaciones. Las maneras que han hecho real un sistema estandarizado en el que los test de inteligencia lógica rigen las vidas de millones de alumnos que estudian planteándose como único objetivo la necesidad de aprobarlos. Maneras de hacer que inviabilizan las artes, el pensamiento crítico y la autonomía, y nos embadurnan de información desconectada de lo que ocurre en la realidad social.

Maneras de hacer que no es que nieguen el cuerpo, sino que, precisamente porque reconocen su potencialidad, se han asegurado de atarlo a una silla incómoda y fea durante ocho horas al día para desactivar el poder transformador del cuerpo en libertad. Maneras de hacer que nos impiden desear cualquier alimento más allá de la comida basura, ver cualquier producto de ocio más allá de lomainstream, desear cualquier opción vital más allá del conformismo. Maneras de hacer que sitúan la alfabetización visual en la periferia, que solo fomentan la pasión vinculada al consumo, la empatía relacionada con Kim Kardashian, la libertad en conexión con la libertad de compra.

El triunfo de Trump es más que necesario: es la única manera que tenemos de permitirnos vernos a nosotros mismos reflejados en él; de darnos un espacio desde el que pensar lo que somos, de lo individual a lo social, para reflexionar sobre el sí al brexit, sobre el no a la paz en Colombia o sobre los nueve meses de desgobierno en España y unos resultados electorales que muestran un dramático paralelismo con la Pedagogía Trump.

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Sí, este es el momento que estábamos esperando, un momento en el que el asombro nos brinda el espacio que necesitábamos para pensar, para preocuparnos y, quizá desde hacía mucho tiempo, reflexionar sobre cómo es posible que pase lo que está pasando.

Porque lo que está pasando está pasando gracias a mí. Nosotros somos los únicos responsables de lo que les hemos dejado hacer a los gobiernos con la educación. Lejos de ser un descuido y una ausencia, es más bien la consolidación de un intenso y devastador programa para que votemos a Trump, votemos sí al brexit, votemos no a la paz.

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Ahora no toca preguntarnos cómo ha sido posible que Trump haya llegado al poder. Ahora es el momento de que juntos reflexionemos y encontremos otras pedagogías que nos lleven a votar de manera diferente a como lo hemos hecho durante estos últimos quince años.

Fuente: http://www.mariaacaso.es/pedagogia-trump/#more-1730

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