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Pedagogía e información

Por. César Emilio Torres N.

Un buen maestro debe ser un buen comunicador. Estar dispuesto a entrar en relación con sus discípulos receptores y transfórmalos en perceptores con quienes se establece una comunión. La Educación asociada a la Comunicación revela el proceso e importancia de estos dos aspectos para el desarrollo del individuo en el marco social.
De la lectura sugerida y discusión en clases, complementada con lecturas adicionales, se desprende que en esta simbiosis participan las ciencias relacionadas a la comunicación. Para dar la interpretación propongo los siguientes esquemas:
Psicología y comunicación
La Psicología denominada como la ciencia del alma, suma la experiencia, la conducta y de visión integral. Esta en el proceso de la comunicación, se determina en tres niveles a saber: Nivel individual – Canal-Personal; Nivel Interpersonal-2 individuos con capacidades-Formado por estereotipos; Nivel Grupal-Relaciones con los otros-Medios de Comunicación afecta la persona.
En este proceso el enfoque tradicional concibe la transmisión de una serie de contenidos dominados por el docente, bajo la premisa que el profesor lo sabe y el alumno no, y lo convierte, como lo denominó Paulo Freire, como la educación bancaria, donde el alumno recibe una serie de depósitos de conocimientos, para inculcar nociones y que este memorice y repita.
Un buen educador debe ser un buen comunicador. Estar dispuesto a entrar en relación con sus estudiantes como  perceptores con quienes se establece una comunión. El código es un elemento del mensaje que trabaja el comunicador-educador y lo expone de un modo eficaz y eficiente. Este modelo, por las nuevas redes de interacción, sustituye al sistema educativo tradicional, parecido al fin de los medios de masas.
Sociología y comunicación
Un aspecto para el orden, lleva a incluir la sociología en el análisis como una ciencia que permite interpretar la realidad social y los fenómenos sociales, en un campo normativo entre el deber ser y lo que realmente es.
Ciertamente, ser maestro y comunicador es una especie de arquitecto de la conducta humana, practicante de la ingeniería del comportamiento. Desde el enfoque de la sociología crea vínculos entre la educación y la comunicación en los ámbitos del contexto social. No puede haber sistema social si no hay comunicación. El estatus que creado a quienes participan del proceso se vincula desde los aspectos de la edad, el sexo, la religión, la ideología, la posición política, los ingresos, las creencias y sobre todo el entorno donde crece.
En los medios de comunicación converge la importancia y el fenómeno que en definitiva desde el enfoque sociológico explica los efectos en la evolución de las sociedades contemporáneas.
Una razón filosófica
En ese proceso, ¿por qué se comunica el hombre? Pero es que, ¿en realidad se comunica? Este tema abordado concluye en tres interrogantes. ¿Cómo se comunica el hombre con el mundo?, ¿cómo es percibido? y ¿cómo logra comunicarse?
La articulación de la psicología, sociología y filosofía como ciencias para el estudio y la comprensión del individuo y la sociedad muestra los efectos de los medios.
La combinación del proceso de comunicación con el modelo educativo aspira a que los medios masivos se conviertan realmente en medios para la comunicación. Para ello deben empezar por transformarse de un modo profundo y radical. Bajo este esquema lo mas importante no es qué se aprende (contenidos) sino cómo se aprende (procesos). El análisis y la crítica prevalecen sobre la memorización, donde el profesor es un asesor del aprendizaje y el alumno es sujeto de su propio aprendizaje.

Leer más en: http://www.elmundo.com.ve/Firmas/Cesar-Emilio-Torres-N-/Pedagogia-e-informacion.aspx#ixzz4MsS7LV2e

Imagen: internacional.uabc.mx/uabcscholarship/spanish/images/campus-mexicali/facultad-de-pedagogia-e-innovacion-educativa/nos-destacamos/nos-destacamos-big.jpg

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Las «arritmias» del ritmo académico en Europa

Europa/Euronews

Millones de niños han vuelto este martes a la escuela en Italia, España y Alemania. Es una mera coincidencia, ya que el curso escolar no empieza ni termina al mismo tiempo en la mayoría de los países europeos, aunque, por lo general, existen grandes similitudes en todo el continente.

En la mitad de los países, los niños vuelven a clase a principios de septiembre, aunque los hay más “tempraneros”, en los que las aulas se vuelven a abrir entre el 8 y el 31 de agosto.

Los países del sur son los más tardíos, incluyendo en esta franja no solo a los de la ribera del Mediterráneo, sino también a Bulgaria, Luxemburgo y Rumanía. Aquí las clases suelen comenzar en la segunda mitad de septiembre.

La distribución de las vacaciones durante el año escolar también presenta particularidades, con la excepción del periodo navideño.

En 17 países los niños tienen una o dos semanas de descanso antes de la llegada del invierno. En otros, las vacaciones de otoño, simplemente, no existen.

En Navidad, casi todos los países cierran sus escuelas durante dos semanas. Las excepciones son Hungría y Polonia, donde solo hay una semana, y Suecia, donde hay tres semanas de vacaciones.

También hay un periodo de descanso entre Navidades y Semana Santa. En 18 países, dura una semana. En Francia y Polonia, las conocidas como “vacaciones de la nieve”, son dos semanas.

Las mismas variaciones se presentan durante la Semana Santa que, según la ubicación geográfica, supone una, dos o tres semanas sin clase. Los menos afortunados se conforman con 4 días.

La fecha de finalización del año escolar oscila entre finales de mayo y la segunda quincena de julio. A nadie extrañará, pues, que las vacaciones de verano supongan apenas 6 semanas sin clase para un alumno alemán, holandés o británico y 14 o 15 semanas para los escolares de países como Italia o Bulgaria.

Si lo que se tiene en cuenta es el número de días de clase también hay diferencias remarcables. En Francia, los estudiantes de primaria van de media al colegio unos 162 días al año. En Italia y Dinamarca, son 200 días.

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Democracia, civismo y educación cívica

Por: Carlos Ornelas

El artículo 3 de la Constitución considera a la democracia “no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”.

El vocablo civismo surgió con la Revolución Francesa y la secularización del Estado. A grandes rasgos significa la aceptación de reglas que permiten a los humanos vivir en sociedad, respetar los derechos de los demás y cumplir con las obligaciones comunes.

Educación cívica o educación ciudadana o, en México, formación cívica y ética —de acuerdo con la propuesta curricular para la educación obligatoria que hace a SEP— se plantea como un espacio “formativo que propicia en los estudiantes la reflexión, el análisis, el diálogo y la discusión en torno a principios y valores que contribuyen en los alumnos a conformar una perspectiva ética y ciudadana propia, en su actuar consigo mismo y con los demás”.

Desde la polis griega, el ejercicio de la democracia requiere de un ambiente de debate y consenso dentro de la libertad. No obstante, a lo largo de la historia los enemigos de la democracia han gobernado sobre pueblos y naciones. La democracia, como régimen político de cierta envergadura, apenas tiene poco más de 200 años de vida. ¡Y siempre bajo amenaza!

En la historia de México la democracia es más joven aún. Apenas comenzamos a vivir su experiencia y, para desgracia de la nación, la desilusión cunde por dondequiera porque los políticos la deprecian con sus acciones. A pesar de ello, los ánimos democráticos sobreviven y se abren campo.
No que se quiera comprar todo lo que se dijo en la séptima edición del Foro de la Democracia Latinoamericana —organizado por el Instituto Nacional Electoral y la Universidad Nacional Autónoma de México— pero hay asuntos que vale la pena considerar porque muestra afanes institucionales por avanzar por el camino democrático.

Por causas que desconozco, el rector de la UNAM, Enrique Graue, no participó en el Foro. El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, fue quien le entró al tema de la educación cívica. Dijo cosas interesantes, claro, de acuerdo con la línea política que maneja. Tal vez lo más llamativo fue que no se encasilló en la formalidad de la formación cívica y ética que, al final de cuentas, desemboca en nociones de derecho positivo y en sugerencias de actividades escolares.

Hubo dos partes centrales en su argumentación. Primera, la Reforma Educativa es democrática porque terminó (todavía no) con un sistema clientelar y corrupto de asignación de plazas y puestos. Con ello, según Nuño, se encumbra al mérito sobre relaciones corporativas. Lo cual es una ventaja con respecto a lo que teníamos, pero eso no elimina prácticas verticales y autoritarias que todavía sobrellevan maestros y alumnos.nuño-cide6

Segunda, Nuño alegó que el ejercicio de la democracia requiere de una pedagogía para debatir, argumentar, respetar, ver puntos de vista y tener una conciencia de la pluralidad que tiene la democracia. Ésa es la parte del debate político que se opone a la diatriba y al insulto. Además, complementó: “También requiere una pedagogía muy importante, de la que a veces se habla poco, y que es fundamental: la del respeto a las reglas”. Ésa es la forma de alcanzar consensos, la otra porción del ambiente político.

Sin estos elementos, la democracia siempre será frágil, expuesta a los ánimos autoritarios y a la supervivencia de relaciones corporativas. Éstas son las que impiden que la democracia sea como la define el artículo tercero.

Los críticos dirán —algunos tal vez con razón— que no son más que palabras. Pero prefiero apostar por que se lleven a la práctica —incluso con la presión desde abajo— a nada más juzgar y pensar que es imposible.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/democracia-civismo-y-educacion-civica/

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No gestione su tiempo. Gestione sus neuronas

Por: Ing. Ricardo López Rodríguez

Lejos de los recursos naturales y del avance tecnológico que ya alcanza nuestra sociedad, existen dos recursos curiosos y de alguna manera esquivos que influyen determinantemente en el progreso de nuestras carreras y, consecuentemente, en nuestra vida cotidiana y en las organizaciones a las que pertenecemos.

Además… raramente estamos conscientes de ello. Esos recursos son complementarios, pero tienen formatos opuestos:

Uno de ellos es abundante, renovable, ilimitado. Muy probablemente vamos a terminar nuestras vidas sin poder usar siquiera la mitad de su potencial, aunque estemos utilizándolo sin descanso. El otro recurso que poseemos, por el contrario, es limitado, escaso, no renovable, por lo tanto necesita ser administrado de una manera sumamente profesional, ser dado en cuentagotas, para que no haya ningún desperdicio

El recurso abundante son las NEURONAS (especialmente en el hemisferio derecho), la capacidad de crear, de hallar soluciones innovadoras, de idear, fantasear, soñar, imaginar. El otro recurso tan precioso y especial es el TIEMPO.

Esos dos recursos son la base y la medida de nuestro potencial. La buena administración de esos recursos hace que seamos eficaces. Con ello potenciamos nuestro talento, asertividad, creatividad, astucia, recursividad, intuición. La aplicación constante de estas “virtudes”, mas la ya tradicional inteligencia (en cualquiera de sus acepciones “modernas”) obviamente nos coloca en el umbral del éxito.

Siendo así, la administración del tiempo y de las neuronas es la razón directa y la medida justa de nuestra felicidad. Nos cabe por lo tanto ser especialistas en la gestión de estos recursos. Aquí comienza nuestro calvario por el desafío del cambio.

Considerando que el tiempo es un bien de características tan fugaces, sería lógico pensar que el uso económico y adecuado de ello es una práctica frecuente; sin embargo no es así. El primer error que se comete es no percibirlo como un recurso escaso. Creemos que siempre tendremos tiempo suficiente para realizar todo lo que deseamos. Desperdiciamos nuestro precioso tiempo como si fuese ilimitado. Perdemos tiempo… “un pecado”. Hay días que deseamos que el tiempo pase más rápido (¡Que inconsciencia!). Rezamos para que la semana acabe.

Siendo un bien tan perecible no deberíamos nunca perder ni siquiera un minuto, pero tiramos por la ventana de nuestros días el valioso tiempo que puede llevarnos a alcanzar todo el éxito que anhelamos. Su administración eficaz es un reto, aunque mejor está decir “administrarnos nosotros mismos” en el tiempo que disponemos, pues este es el único recurso que todos tenemos por igual.

Además, como suelo señalar en los seminarios que dicto sobre el particular: existe un “tiempo vertical” constituido por las contadas 24 horas de cada día, y un “tiempo horizontal” que dura lo que dure nuestra existencia. Es decir, “lo que no pudiste hacer hoy… pues mañana tienes otro chance de exactamente la misma duración, esto es 24 horas, y así sucesivamente !!! .

Lo paradójico es saber que con las Neuronas, un recurso tan abundante, ocurre justamente lo contrario. Ahorramos ideas, mantenemos durante años las mismas rutinas, tenemos dificultad de alterar métodos, nos quedamos atados a antiguos hábitos (decía Einstein:…”no es difícil incorporar nuevas ideas, lo verdaderamente difícil es desechar las viejas ideas)

Nuestra capacidad de tener ideas y de desarrollar soluciones está limitada por nuestras estructuras actuales. Sin embargo, podemos desperdiciar ideas tranquilamente, tener ideas inútiles, deshacernos de las ideas sin miedo, porque siempre hay posibilidades de tener más y más. Y otra cosa, lo que más impresiona en ese recurso es que cuanto más activamos nuestras Neuronas -a través del aprendizaje, de la sintonía con el mundo que nos rodea, con reflexiones sobre causa y consecuencia- cuánto más ideas tenemos, mayor es nuestra capacidad de tener ideas (decía Linus Pauling: para tener una buena idea, hay que comenzar por tener muchas ideas. Y dicho de otra manera: lo más peligroso de una idea, es que sea la única).

Las Neuronas son un recurso fabuloso. Pueden incluso maximizar el uso del recurso tiempo. Pueden transformar todos nuestros resultados, crear oportunidades, apuntar caminos, hallar soluciones inusitadas. La mayoría de las veces ni siquiera utilizamos ese vasto recurso. Esperamos que el tiempo (escaso) resuelva todos los problemas, y dejamos a las Neuronas (abundantes) fuera de acción.

Un reflejo de ello es la forma en que el mercado comercializa esos recursos. Las organizaciones contratan a causa del recurso Neuronas; sin embargo administran nuestro recurso tiempo. Quieren saber a qué hora llegamos, verifican a qué hora salimos, están focalizadas en la cantidad de horas que les vendemos por semana. Llegan a pagar por horas extras que podamos ofrecerles, pero muy difícilmente recompensan nuestras ideas, casi nunca miden nuestro uso de Neuronas, jamás remuneran por ideas extras, excepto las organizaciones de vanguardia y las personas de avanzada.

En esa práctica -de cabeza para abajo- del mercado, vendemos nuestra escasez, el tiempo y ahorramos nuestra abundancia… las Neuronas. Asumimos con las organizaciones un compromiso dictado por el reloj, no por el proyecto. Trabajamos por el número de horas, no por la tarea. Tenemos fechas, horarios y plazos en nuestro compromiso de trabajo, pero si no tenemos ideas originales, no inventamos ningún método extraordinario ni encontramos soluciones nunca antes pensadas, no hay ningún problema.

La mayoría de las veces nadie espera que usted entregue en Neuronas el valor que recibe como remuneración. Pero todo el mundo va a quedarse preocupado si usted llega una hora más tarde, o si no vuelve del almuerzo un martes lluvioso. Van a descontarle del salario el tiempo que usted no entregó a la empresa, pero no pasa por la cabeza de nadie, no pagarle su salario si durante el mes usted no tuvo ninguna idea nueva, si no propuso alguna mejora, la solución a algún problema o el aprovechamiento de alguna oportunidad.

Lo peor de todo es percibir cuánto estamos sumergidos en ese modelo, inconscientes del valor de los recursos que poseemos. No deberíamos jamás vender nuestro tiempo, siendo él un recurso tan especial. Deberíamos estar preservando nuestro tiempo de manera inteligente, administrando cada momento, decidiendo lo que tiene valor, lo que es más importante, lo que debe ser realizado aquí y ahora; eligiendo cómo vivir cada minuto, haciendo lo correcto de acuerdo con nuestros propósitos de vida.

Deberíamos, sí, vender nuestras Neuronas, ofrecerle al mercado ideas creativas. Producir soluciones a medida, con patrones globales de calidad, en un sistema just on time. ¿Para qué debemos entregar un mes entero de nuestro tiempo, para dar a luz una única idea válida, producida en apenas media hora?. El foco está en el lugar equivocado.

No tenemos tanto tiempo para venderle al mercado. Hay siempre un sin número de cosas que queremos realizar, aprender, desarrollar, disfrutar, pero nunca hay tiempo suficiente, ni siquiera para la familia, que debería ser lo primero e inaplazable. Lo que es contradictorio (es un hecho por todos conocido) es que no utilizamos de forma productiva el 100% de nuestro tiempo en las organizaciones. Y es claro también, que a las organizaciones les interesa mucho más las Neuronas que el tiempo de sus colaboradores. Minztberg dice que “.Quizás el recurso más importante que el directivo asigna es su propio tiempo.”

Son las Neuronas que pueden obtener resultados, alcanzar metas, producir con calidad, generar ganancias. Es la suma de las Neuronas actuantes de una organización la que le da valor a la Marca y crea las posibilidades futuras. No importa cuánto tiempo las personas entregan a una empresa, sino la utilización eficaz de las Neuronas durante ese tiempo, es decir la creatividad en su máxima expresión como vía hacia el éxito y felicidad en nuestros proyectos.

Fuente: https://josecristancho.com/2016/02/15/no-gestione-su-tiempo-gestione-sus-neuronas/

Imagen: https://josecristancho.files.wordpress.com/2016/02/cerebro.jpg?w=415&h=218

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La ‘guerra’ de los deberes: padres contra padres por las tareas escolares

Por. Olga Sanmartin

La Ceapa insta a no hacer las tareas mientras la Concapa dice que «jamás» admitirá «esta insumisión»

La guerra por los deberes que, desde hace unos años, genera fricciones entre las familias y los centros educativos se ha intensificado durante este comienzo de curso poniendo a unos padres, los de la Ceapa, frente a otros, los de la Concapa. Los primeros instan a las familias a no hacer las tareas escolares. Los segundos censuran con contundencia esta postura. «Jamás admitiremos que se llame a la insumisión», advierte su presidente, Pedro Caballero.

Bajo la premisa de que hay que «recuperar el tiempo libre para los niños», la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Ceapa) anunció ayer en rueda de prensa que va a pedir a los profesores que no pongan deberes para los fines de semana de noviembre. Si los docentes no les hacen caso, llama a las familias a negarse a que sus hijos los hagan, aunque esto les baje la nota.

Para ello van a repartir entre las familias un documento que podrán entregar en el colegio en el que se dice que «mi hijo no lleva deberes por una decisión familiar», parecido al que ya han difundido cuando hay huelga. Se da la circunstancia de que, en 2012, la Ceapa llamó a no llevar a los hijos a clase contra la Lomce en la primera huelga educativa de la historia protagonizada por las familias.

José Luis Pazos, presidente de esta confederación que representa a 12.000asociaciones de la escuela pública, asegura que «la percepción de las familias es que cada año hay más deberes y que cada vez se adelantan más». «Nos encontramos a niños de Infantil que salen de clase con deberes. Pedimos la desaparición de los deberes tal y como están planteados ahora. Lo escolar debe quedar resuelto en la escuela, la casa debe ser el espacio para hacer lo que al niño le motive», defiende.

Y esgrime un estudio que ha realizado la Ceapa tras consultar a 1.748 padres y 472 menores, la mayoría de la escuela pública, del que se desprende que el 40% de las familias opina que sus hijos tienen demasiados deberes y el 48% piensa que estas tareas afectan de forma negativa a su vida familiar.

Según esta encuesta, uno de cada cinco padres asegura que sus hijos hacen dos horas diarias de deberes. Esto, resaltó Pazos, «da una suma de 10 horas a la semana».

¿Tenemos muchos deberes?

Según los datos que maneja la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los alumnos españoles realizan 6,5 horas de ejercicios a la semana, frente al 4,9 que se dedica, de media, en otros países.España es el quinto país que más deberes pone, advierte este organismo, que considera que las tareas «son una carga para los alumnos con desventajas socieconómicas», ya que se encuentran con más dificultades a la hora de encontrar un lugar tranquilo, o tener tiempo para hacerlos, o recabar ayuda de sus padres. La OCDE concluye que en la escuela privada se hacen más deberes que en la pública.

La Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (Concapa), que representa a cerca de tres millones de familias de la escuela privada concertada, defiende que se pongan deberes «de forma proporcional», pero también opina que «los deberes son necesarios porque generan un hábito y afianzan lo aprendido en clase».

«Son imprescindibles en su orden y medida», opina Caballero, que censura la postura de la Ceapa. «Jamás admitiremos que se llame a la insumisión. Eso supone educar a los niños en que las normas no sirven para nada. Las normas hay que cumplirlas».

Aunque los deberes competen a los centros, las autonomías están empezando a debatir sobre ellos a instancias de los padres.La Asamblea de Madrid aprobó una propuesta de Ciudadanos en la que se pide limitar las tareas en Primaria.

¿Qué dicen los profesores?

Los profesores se muestran abiertos a hablarlo. «Hay una cierta preocupación por el hecho de que en los indicadores internacionales salga que en España se hacen más horas de deberes que la media y que no haya correlación entre el trabajo en casa y los resultados académicos. Es necesario abrir un debate», expresa Francisco García, secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO.

Constata lo que varios profesores han denunciado ya: «Es posible que la Lomce, en la medida en que es una ley con currículos más cargados y pesados, esté generando una mayor carga de trabajo para casa». Aunque la ley no regula los horarios, hay centros de distintas autonomías que han reducido la duración de las clases de 60 a 45 minutos. Los críos tienen que hacer lo mismo en menos tiempo, algo que puede haber incrementado la carga de las tareas.

¿Pero hacen bien los padres en quejarse? «Lo de la insumisión no es el camino. No se debe desautorizar a los profesores delante de los hijos», responde Ricardo Moreno Castillo, catedrático de Matemáticas y autor de La conjura de los ignorantes. En su opinión, negarse a hacer los deberes «no debe ser una opción». Pero añade, eso sí, que «los deberes deben ser menos y más útiles». «Algo está funcionando mal. Los deberes hacen falta, pero ahora son excesivos. Eso de construir con tus manos un volcán y de hacer trabajos durante toda la tarde no sirve de nada».

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Educación para el siglo XXI

Por Ramsés Vargas

Las carreras tecnológicas, de diseño y mercadeo, seguidas por las ciencias de la salud, son las carreras del siglo XXI.

Está muy en boga por estos días referirse a las universidades y otros centros educativos como entidades sin ánimo de lucro, como si estas se ocuparan solamente de buscar vehículos jurídicos que les permitiesen aliviar sus cargas tributarias, y no como instituciones con un objetivo y mandato superior cuál es el de ocuparse de la formación de las nuevas generaciones.

Temas como el desmantelamiento de redes de convalidación de títulos de especialidades médicas, las propuestas para endurecer los requisitos para acceder al título de abogado; y muchos otros temas de naturaleza regulatoria y sancionatoria ocupan el debate nacional en torno a la educación.

Pero, me pregunto si además del debate en calidad –muy pertinente por demás-, no estamos olvidando el debate acerca de lo necesario. Seguimos buscando formar profesionales en áreas clásicas de lo que consideramos una educación pertinente, abogados, médicos, ingenieros y profesionales en ciencias sociales, entre otras.

Los gobernantes, educadores, profesionales y ciudadanos debemos entender que la agenda educativa es un espacio de concertación permeado por diferentes variables, tales como el mercado laboral, la oferta, la demanda y las necesidades del sector productivo. Tal vez la humanidad nunca había avanzado tan rápido como en nuestra era, y ello conlleva que los ámbitos académicos y de formación tengan que adaptarse constantemente.

La educación virtual, las tecnologías de la información y el teletrabajo, entre otras situaciones, ciertamente imponen retos a la manera en la que vemos la educación. En igual sentido, los jóvenes de este siglo y los llamados millenials son cada vez más inquietos, su vida laboral no es de más de 1 o 2 años por posición, y sueñan con emprendimientos, eso también nos hace replantear las competencias por las que se decantan en su ámbito educativo.

El ‘boom‘ alrededor de la economía creativa, el emprendimiento y los desarrollos tecnológicos han generado un maridaje excepcional entre la creatividad artística, musical, literaria, artesanal, los derechos de propiedad y las patentes, y las carreras de tecnología, diseño e ingeniería; esto, que es un terreno de jóvenes, debe ser aprovechado por las instituciones, los gobiernos y los educadores para fomentar desde los colegios la creatividad, e identificar talento con el fin de construir currículos adecuados que permitan al alumno un tránsito eficaz hacía la vida universitaria.

Atrás quedaron esos años en donde los muchachos desubicados optaban por una ciencia social, o donde los padres imponían una carrera por tradición o seguridad económica, hoy día un diseñador de cualquier ámbito, un chef, un arquitecto o un músico gana lo mismo o más que un abogado, y en ello es en lo que nos debemos concentrar. El bono demográfico que tiene Colombia le impone el reto de conciliar política educativa con realidad social, ello es lo que no solo nos llevará al anhelado desarrollo, sino que nos hará más competitivos.

Las carreras tecnológicas, de diseño y mercadeo, seguidas por las ciencias de la salud, son las carreras del siglo XXI, hay un déficit por ejemplo en materia de expertos en ciberseguridad, analistas de información, desarrolladores de software, todas áreas novedosas que debemos buscar promover de una manera responsable y articulada.

En la medida en que aprendemos a través de ordenadores, equipos tecnológicos y trabajamos a distancia, y gracias a las tecnologías de información podemos lograr mayor cobertura educativa, mejor oferta y reducir los costos de matrículas, desplazamientos y útiles, logramos una verdadera materialización de derechos en cuanto a la posibilidad de acceso a la educación.

Que bueno soñar con un Chocó o una Guajira interconectada que pueda recibir virtualmente lecciones y transferencia de conocimientos desde cualquier universidad de Colombia, que los niños y jóvenes aprendan desde su entorno y realidad, y que practiquen lo que aprendieron en sus zonas, que el conocimiento se quede y se difunda en donde más se necesita, no en esa migración educativa en donde solo aquellos que cuentan con los recursos económicos, o acceden a una beca, pueden ir a los centros urbanos a buscar una universidad, y mucho menos que escojan carreras clásicas como el derecho para regresar a una vida de escritorio.

Este es el reto de la educación del Siglo XXI, en donde la información está a la mano en un mundo cambiante con jóvenes inquietos y universidades que se deben adaptar a las nuevas realidades, este segundo renacimiento que vivimos gracias a las tecnologías de la información y el resurgimiento de la inquietud iluminista, es el terreno para que un país lleno de talento como Colombia se posicione en la segunda década del siglo como un líder en innovación y desarrollo.

* Rector de la Universidad Autónoma del Caribe

Fuente: http://www.semana.com/opinion/articulo/ramses-vargas-lamadrid-educacion-para-el-siglo-xxi/498722

Imagen: www.lampadia.com/assets/uploads_images/images/Using-ipads-in-the-classroom.jpeg

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Hipotecando la infraestructura educativa: Hacia un nuevo modelo de financiamiento

Por: Alma Maldonado. 

El punto cinco del decálogo para la segunda mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto, dado a conocer el pasado 2 de septiembre, indica que: “pondremos en marcha la mayor renovación de infraestructura educativa en las últimas décadas, con una inversión de 50 mil millones de pesos, así como la emisión en la Bolsa Mexicana de Valores de Infraestructura Educativa”. Mientras no se conozcan las características específicas de estos instrumentos, se pueden adelantar algunas incógnitas.

dinero

El uso de estos instrumentos financieros es relativamente reciente en México, en el 2009 se modificó la normatividad para permitir la existencia de Certificados de capital de desarrollo (CKDs)2 o de los Fideicomisos de Inversión y Bienes Raíces (Fibras).3 En el caso de la infraestructura educativa el instrumento propuesto sería un “Certificado Bursátil Fiduciario (Cebure) cuya fuente de pago es el Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM-Ramo 33) de las entidades federativas” (Salgado, 2005). En otros términos, estos bonos funcionarían como una especie de hipoteca en donde los recursos que de todas maneras se recibirían (vía Ramo 33-FAM) para infraestructura educativa se concentrarán en un fondo que lanzará bonos a la venta en la Bolsa Mexicana de Valores. Con ello, el gobierno federal y los estados dispondrán de una gran cantidad de recursos inmediatos para invertirlos en este sector. Las interrogantes sobre estos certificados deben considerar al menos a tres actores diferentes: los futuros inversionistas, los usuarios de los servicios educativos y los involucrados en la política educativa.

Una ventaja para los posibles inversionistas es que la garantía de pago de estos certificados será el Ramo 33. El Cebure es un certificado mediante el cual un inversionista adquiere derechos alícuotas (cantidades proporcionales), dependiendo de su participación, sobre el total de cierto activo que está cedido a un fideicomiso emisor. Hasta ahora se ignora: ¿Qué tasas de interés pagarán? ¿Qué activos quedarán afectos al fideicomiso? ¿Si se tendrá algún régimen fiscal preferente en la compra de estos certificados? ¿Qué derechos se adquirirían? ¿Cómo va a ser el repago de estos certificados?, entre otras dudas.

Según el Banco de México (2015), las acciones emitidas por la Bolsa Mexicana de Valores son instrumentos utilizados cuando las empresas requieren de capital  y sus dos posibilidades son usar “préstamos en forma de créditos o títulos de deuda” o emitir “capital nuevo”. Las escasas declaraciones de funcionarios respecto a estos certificados niegan rotundamente que se trate de instrumentos de deuda, pero se puede suponer que tampoco se trata de la emisión de capital nuevo. El secretario Aurelio Nuño señaló que: “lo que se hace es traer recursos del futuro al presente. Entonces, en lugar de tardarnos 20 años en gastarlos, lo hacemos en tres años, generando el mayor programa de infraestructura educativa para poner en buenas condiciones las escuelas” (Cano y Poy 2015). Si esta idea no remite a una especie de hipoteca, donde se adelanta un capital que luego se irá pagando, no denominarlo deuda se antoja imposible por más que el dinero provenga de un fondo “seguro”.

Por otra parte, las preguntas para los usuarios de los servicios educativos van por otro lado:¿Cuáles son los riesgos de invertir por adelantado el dinero que de cualquier forma sería destinado para infraestructura educativa? O, en otras palabras, ¿Se pueden tomar malas decisiones en materia de inversión en infraestructura y uno como usuario de los servicios qué garantías tendrá sobre su correcto aprovechamiento y sobre la rendición de cuentas? ¿En una hipoteca la garantía del prestador es la propiedad adquirida, aquí serán los recursos del Fondo de Aportaciones Múltiples (FAM) del Ramo 33? ¿Bajo qué circunstancias?

Se debe recordar que el FAM es uno de los ocho fondos que conforman el Ramo 33, el cual es “el mecanismo presupuestario diseñado para transferir a los estados y municipios recursos que les permitan fortalecer su capacidad de respuesta y atender demandas de gobierno en los rubros de: educación, salud, infraestructura básica, fortalecimiento financiero y seguridad pública, programas alimenticios y de asistencia social e infraestructura educativa” (SHCP, 2014). El FAM se conforma a partir del 0.0814% de la Recaudación Federal Participable y está destinado a dos rubros: asistencia social (comprende desayunos escolares; apoyos alimentarios; asistencia social en pobreza extrema y apoyos a población en desamparo) e infraestructura educativa básica, media superior y superior (comprende la construcción, equipamiento y rehabilitación de infraestructura física de los niveles de educación básica, media superior y superior en su modalidad universitaria) (SHCP, INAP, BID, 2014). En términos de gasto, el FAM sólo representa cerca del 2% de todo el presupuesto que se ejerce del Ramo 33 (Mejía, 2012), porque  más del 80% se la lleva el Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB) que paga los salarios de los maestros.

Una duda desde la política educativa es que con el uso del Ramo 33-FAM, cuya finalidad fue descentralizar el presupuesto ¿Veladamente se volverán a centralizar decisiones cruciales? Tal y como se puede inferir de las declaraciones del subsecretario Javier Treviño: “se firmarían convenios entre el gobierno federal y de los estados para definir claramente cuáles son los planteles que se van a beneficiar y esto va a implicar una gran transparencia en el uso de los recursos” (Educación Futura 2015). El subsecretario de Hacienda puntualizó que será a través del Censo Educativo (CEMABE) como se identificarán los 32 mil planteles donde “se requieren las obras” (Soto, 2015). ¿Y los estados como Chiapas, Oaxaca y Michoacán que no se censaron entre un 41% y un 27% de sus escuelas? ¿cómo va a negociar la federación los 50 mil de millones de pesos considerando que las necesidades entre entidades federativas variarán considerablemente?

Todos los fondos del Ramo 33 cuentan con fórmulas que buscan evitar la discrecionalidad en la asignación, pero en el caso del mantenimiento y construcción de planteles la fórmula dependía hasta hace poco de la densidad poblacional lo cual no necesariamente significa un criterio con fines compensatorios (Arellanes, 2013). ¿Qué garantizará que el manejo de los certificados no reproduzca estos problemas y se destinen a los municipios que más lo requieran? ¿Estamos frente a la mejor modalidad posible en materia de financiamiento inmediato y masivo de infraestructura educativa?

Finalmente, el panorama del financiamiento público destinado a la educación se antoja muy complicado en el contexto de la caída del precio del petróleo y de la fluctuación del dólar. Se estima que los 22 mil millones reportados en el tercer informe de gobierno como una “inversión histórica en educación” quedarán en una buena anécdota porque para 2016 habrá un recorte de 7.8 mil millones de pesos a la SEP, más recortes a las instituciones de educación superior (de cerca de 1,182 millones de pesos sólo a siete de las IES más importantes del país) y al CONACYT (de 900 millones) más los que se acumulen. Por un lado, se entiende la necesidad de buscar mecanismos financieros que aseguren la viabilidad de proyectos para mejorar la infraestructura educativa, por otro, ¿cuál será el costo de la obtención de recursos inmediatos? ¿Qué implicaciones tendrá el uso de estos certificados en materia de la rectoría del Estado en la educación pública? ¿Dejamos en manos de la Bolsa Mexicana de Valores, una entidad privada, el manejo de algo tan delicado como el dinero público que se destinará a infraestructura educativa en las próximas décadas? ¿Hipotecar de esta manera el financiamiento de la infraestructura educativa a cambio de liquidez es la mejor vía?

Alma Maldonado es investigadora del DIE-CINVESTAV.


1 La autora agradece la lectura y comentarios a este texto por parte de dos economistas anónimos y la asesoría de un director de finanzas de un grupo empresarial mexicano.
2 Permiten la inversión del dinero de las Afores para áreas como infraestructura aeroportuaria, terrestre o de ferrocarriles, proyectos inmobiliarios o de minería.
3 Permiten la inversión en bienes raíces al colocar Certificados Bursátiles Fiduciarios inmobiliarios en la Bolsa. De hecho, el decálogo de Peña Nieto también anunció la creación de una Fibra especializada en energía.

Referencias:

Arellanes, A. (2013). Una solución a la paradoja de las aportaciones federales para los municipios (Ramo 33 municipal).Premio Nacional de Finanzas Públicas. México: Centro de Estudios de las Finanzas Públicas-LXII Legislatura Cámara de Diputados.

Banco de México (2015). Sistema financiero.

Cano, A. y Poy, L. (2015, sept. 7). “Para este gobierno la prioridad es la educación”. La Jornada.

Educación Futura (2015, sept. 4). “Los bonos para infraestructura no significan deuda: Javier Treviño”. Educación Futura.

Mejía, F. (2012). Presupuesto federal en educación y su distribución por tipo de gasto, ramo y fondo. Impacto de la fórmula de la distribución del FAEB, 2008-2012. Revista Latinoamericana, v. XLIL, n. 3.

Salgado, A. (2015, sept. 3). Bonos de infraestructura educativa a BMV”. Excélsior.

SHCP (2014). Aportaciones federales. Ramo 33.

SHCP, INAP, BID (2014). Resumen ejecutivo de la consultoría para realizar evaluaciones del Ramo 33.

Soto, G. (2015, sept. 4). “Pedirá gobierno prestado para las escuelas”. Reforma.

Fuente: http://educacion.nexos.com.mx/?p=20

Fotografía: columnaalmargen

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/hipotecando-la-infraestructura-educativa-hacia-un-nuevo-modelo-de-financiamiento/

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