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Sobre la violencia (II)

Por: Leonardo Díaz

Emergen nuevas formas de pensar y sentir el mundo que terminan normativizándose y convirtiéndose en nuevos referentes de la conducta moral como son los valores de buscar la coexistencia pacífica en un proyecto de ciudadanía común.

La disminución histórica de la violencia, tesis sostenida por el científico Steven Pinker, parece inaceptable. El siglo XX nos dejó el estalinismo y el fascismo, dos grandes guerras mundiales, los genocidios de Camboya y de Ruanda, así como los regímenes sanguinarios de Latinoamérica. El siglo XXI es testigo de un conflicto en Ucrania y de otros menos mediáticos, pero con similar secuelas de víctimas.

Estos escenarios no parecen favorecer la tesis de que seamos más pacíficos que nuestros antepasados. Sin embargo, ¿hasta qué punto, como sostiene Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro, nuestra percepción del problema se encuentra sesgada por la naturaleza de nuestra mente?

El autor afirma que calculamos la posibilidad de un acontecimiento a partir de la facilidad con que somos capaces de recordar casos concretos relacionados con el mismo. Las imágenes de violencia son más fáciles de recordar porque son reforzadas por los medios de difusión masiva, sean estos la televisión o las redes sociales. ¿Acaso el tiroteo de 50 niños en una escuela no recibe más promoción mediática que la implementación de un programa que estimule el aprendizaje en el mismo centro?

En el referido texto, Pinker realiza un análisis detenido de documentos fundamentales de nuestra civilización para mostrar los imaginarios de la violencia de épocas pasadas y defiende su tesis recurriendo a datos cuantitativos que comparan los índices de violencia en sociedades pasadas y actuales.

El autor agrega un interesante argumento para explicar la disminución de la violencia: la emergencia de una actitud más sensible hacia las prácticas agresivas normativizadas en el pasado, producto de nuestro proceso de pacificación. De la misma manera en que nuestros estándares educativos son más altos en la medida en que estamos más educados, nuestros criterios de vida pacífica son más exigentes en la medida en que nos hacemos menos violentos. Por ello, no aceptamos hoy prácticas agresivas que en el pasado eran institucionales: esclavizar a individuos de etnias distintas, violar a las niñas y a las mujeres, encerrar a personas con problemas cognitivos, o golpear con instrumentos a los niños.

Pinker muestra como nuestro razonamiento abstracto ha progresado históricamente, nuestra capacidad para razonar abstrayéndonos de los detalles concretos de la experiencia inmediata (efecto Flynn), lo que ha potenciado la posibilidad de trascender los localismos y comprender con mayor claridad valores universales.

En este sentido, apuntamos a un progreso moral al ser capaces de comprender relaciones y valores que eran ajenos a formas de conceptualización del pasado típicas de las moralidades tribales. Esto no significa un progreso moral rectilíneo -es obvio que hoy existen dichas moralidades y tienen gran influencia- sino un proceso mediante el cual emergen nuevas formas de pensar y sentir el mundo que terminan normativizándose y convirtiéndose en nuevos referentes de la conducta moral como son los valores de buscar la coexistencia pacífica en un proyecto de ciudadanía común, no maltratar a los animales o cuidar el medioambiente.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/sobre-la-violencia-ii-9073050.html

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Las heridas abiertas de la guerra sucia

Por: Luis Hernández Navarro

Apesar de la diferencia de edades y de las ciudades de origen, sus recuerdos concuerdan. Ambos son guerrerenses y luchadores sociales. El profesor Vicente Estrada Vega, estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa y compañero en distintos momentos de Lucio Cabañas, nació en Taxco, Guerrero, y creció en Tixtla. Su padre fue minero. Tiene 87 años. El antropólogo Abel Barrera, defensor de derechos humanos, vio la luz en Tlapa, hace 62 años. Su familia se dedicaba al comercio. Forma parte de la Comisión de la Verdad.

Vicente cuenta: “Conozco desde niño la tonada de los soldados que protegen al estado. Viví mi niñez en Tixtla y ahí jalaban a los indios de por Atliaca. Vi cómo los agarraban, los maltrataban, los amarraban con un palo atravesado y los arrastraban; cómo los colgaban y los fusilaban.

“Fui a Los Piloncillos, que es un caso histórico. Está a 60 kilómetros sobre caminos muy adentro de la Sierra. La gente se había ido al campo. Ya no estaban los hombres que trabajan. Ahí llegó el Ejército. Fue como a las 9 de la mañana. Engañó a la gente. Gritaron “¡Viva el Che Guevara!”. En realidad iban a matarlos. Agarraron a los que pudieron, como a siete gentes y los asesinaron ahí en la cancha.

El pueblo agarró y se fue a la comandancia a preguntarles a los militares: ¿por qué? El general, o lo que haya sido, pretextó: nosotros no fuimos. Nunca mandamos tropa. Los campesinos le respondieron: “¡Cómo no! Nosotros vimos que eran los guachos los que mataron a nuestros compañeros”.

“Supe cómo agarraban y les decían a los campesinos: ‘súbete a la palmera y corta cocos’. Y ya arriba, los cazaban, los mataban. Es muy triste.”

Corría la década de 1970. Abel rememora sus tiempos de seminarista. Vio cómo la policía judicial y el Ejército bajaban de la Montaña a indígenas amarrados como si fueran animales. Los traían caminando, salvajemente golpeados, con la ropa raída y los pies desnudos y ensangrentados.

Los uniformados, que se ostentaban como la ley y el orden, con pistola al cinto, los acusaban de haber matado, robado o violado. Los llevaban hasta la comandancia, en pleno zócalo, y después de torturarlos, los dejaban atados en la calle para el escarnio público. No era un hecho casual. Sucedió una y otra vez. Algunos de los detenidos ni siquiera llegaban hasta la ciudad. Simple y sencillamente los colgaban en el camino.

Desde que en 1994 se formó el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel ha escuchado, literalmente, cientos de abusos de policías y soldados en toda la geografía guerrerense, contra indígenas, campesinos, maestros, ecologistas y mujeres. Los informes que documentan esas gravísimas violaciones suman miles de páginas.

Zacarías Osorio Cruz es un ex militar mexicano asilado en Canadá. Fue parte del Cuerpo de Paracaidistas del Ejército. Especialista en tiro, recibió, en varias ocasiones, una instrucción tajante por parte de sus superiores: desaparecer a campesinos y luchadores sociales guerrerenses.

Recibía ciertas órdenes y me elegían porque mi especialidad era disparar. La orden era que tenía que desaparecer a esta gente, que tenían que morir porque le traían problemas al alto mando, declaró bajo juramento al solicitar refugio político en aquel país.

Zacarías realizó su primera operación en Atoyac, Guerrero. Los desaparecidos fueron, según él, quienes encabezaban a ciertos grupos que querían manifestar su descontento con el gobierno. Estos eran los que eran arrestados y puestos en nuestras manos.

Los operativos en los que Osorio Cruz participó no fueron obra de un escuadrón de la muerte que actuara al margen de las fuerzas armadas. Fueron acciones de guerra en forma, realizadas por militares en servicio, en cumplimiento de órdenes oficiales.

Una de las piezas más dramáticas del rompecabezas de esta guerra contrainsurgente fueron los vuelos de la muerte, en los que soldados y miembros de la aviación arrojaron al océano Pacífico a opositores y presuntos guerrilleros. Años después del testimonio de Osorio, la Comisión de la Verdad (Comverdad) formada por el Congreso de Guerrero, recuperó de evidencias de estas barbaridades.

Entre las evidencias que la comisión obtuvo hay tres relatos, dos de sobrevivientes y uno más de un piloto de la Fuerza Aérea Mexicana, que arrojan luz sobre las tinieblas de estos sobrevuelos. Metían a las víctimas en sacos de ixtle llenos de piedras. Algunos iban aún vivos. Los aviones descendían para tirar los cuerpos mar adentro. En las comunidades costeras empezaron a aparecer restos humanos.

La comisión encontró también un reporte “en el que se señala que, cuando empezaron aparecer cuerpos mutilados, quemados, torturados, se especulaba en la sociedad si pertenecerían al hampa y serían venganzas. Sin embargo, el mismo informe dice que discretamente se llegó a conocer que eran personas relacionadas con Lucio Cabañas. La lista de las atrocidades perpetradas por los militares es interminable.

En la ceremonia de instalación de la Comisión para el Acceso de la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidas de 1965 a 1990, el general secretario Luis Crescencio Sandoval anunció que se autorizó a inscribir los nombres de militares fallecidos con motivos de los hechos del pasado en el Monumento a los Caídos de las Fuerzas Armadas. La indignación entre los familiares de las víctimas explotó.

“Me quiero equivocar –dice Vicente Estrada cargando sobre sus hombros una larga lista de agravios de militares–, pero este gobierno no va a resolver el asunto de los desaparecidos. Conozco al Ejército. Para que cambien, debe empezar por hacerse una autocrítica profunda de qué es lo que han hecho mal ante el pueblo. Pero hasta ahora no se les ha visto el interés. Nosotros vamos a seguir con el mismo problema”. Más claro, ni el agua. Las heridas siguen abiertas.

Twitter: @lhan55

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2022/06/28/opinion/019a2pol

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Consejos para evitar que los niños sufran con un cambio de colegio para el próximo curso

Por: ABC

Consejos para evitar que los niños sufran con un cambio de colegio para el próximo curso.

El cambio de colegio puede ser una experiencia complicada para los niños. Este nuevo episodio significa, entre muchas cosas, el cambiar de amigos, de entorno, de profesores, de hábitos y de rutinas. Sin embargo, aunque como seres humanos es natural que sintamos incertidumbre ante los cambios, si sabemos gestionarlo adecuadamente, podemos convertirlo en algo positivo.

Realmente, existen diversos motivos por los que los padres pueden plantearse cambiar de colegio a sus hijos: porque busquen mejoras o vean un programa educativo más amplio, entre otros. Sin embargo, en muchas ocasiones suelen ir acompañados de cambios familiares, de hogar o de residencia. Por ello, si no sabemos gestionar la situación adecuadamente, el bienestar emocional de nuestros hijos podría llegar a verse afectado.

A priori, estos procesos pueden llegar a traer consigo momentos de estrés y miedo para los niños. Por ello, necesitarán nuestra preparación previa y todo nuestro apoyo y comprensión en cada momento. Y es que, empezar de cero casi nunca es fácil (para nadie), sea en el contexto que sea, lugar o edad.

Por todo ello, es necesario que este cambio se realice de la manera más llevadera posible. Para ello, es importante fortalecer la comunicación con ellos y que entiendan que es un proceso complicado, pero a la vez estimulante ya que conlleva nuevas oportunidades para un futuro mejor.

Desde International College Spain (ICS), nos dan varios consejos para evitar que los niños vean el cambio de colegio o de residencia como algo negativo en sus vidas:

-Hazles saber desde un principio esta decisión: Los cambios son parte de la vida, y apoyar a nuestros hijos durante este proceso es crucial. Potenciar la comunicación es un factor clave para hacer frente a estas situaciones. Un punto de partida importante en este proceso es comunicar lo que permanece igual y anticipar lo que será nuevo. En otras palabras, comience con un punto de referencia familiar y «construya un puente» hacia un futuro diferente y a la vez positivo.

-Ten presente sus sentimientos: recordemos que es un nuevo comienzo en el que nuestros hijos pasan por muchas emociones antes, durante y después del cambio de colegio o residencia. Es común tener sentimientos encontrados donde un día se sienten felices y entusiasmados, y al día siguiente se sienten tristes y desolados. Por ello, tenemos que reforzar la empatía y la paciencia, validando sus sentimientos y siendo un apoyo para ellos.

-Hazles partícipes de la decisión: hablar sobre este tema les ayudará a ir perdiendo el miedo al cambio progresivamente. Dejemos que nuestros hijos sientan que pueden preguntarnos todo, y que podemos responder a todas sus preguntas e inquietudes. Ser honesto y abierto con ellos les ayudará a sentirse seguros, a tener mayor autoconfianza y a estar mejor preparados para el cambio. Aclaremos sus dudas y hagámosles saber qué decisiones pueden tomar en esta nueva vida, como, por ejemplo, qué actividad extraescolar les gustaría practicar.

-Mantener el contacto con su entorno anterior: esto es importante de cara a que nuestros hijos no se autoaislen. Además, mantener el contacto con sus amigos y sus personas de confianza hará que no se sientan solos durante este proceso y que entiendan que pueden mantener sus amistades, aunque cambien de entorno, manteniendo así presente una parte importante de sus vidas.

-Hacer énfasis en lo positivo: Puede ocurrir que nuestros hijos al enterarse de un cambio de colegio o de residencia se enfoquen solo en los aspectos negativos. Por este motivo es esencial centrarse en todas las cosas positivas que este traslado pueda tener, como, por ejemplo: tener más amigos o conocer nuevos lugares. Además, comentarles qué características tiene el colegio nuevo que les llamen la atención para que no se resistan a ir, como que éste sea más grande o tenga más actividades interesantes y novedosas.

Es importante recordar que todo es temporal. La vida, desde que nacemos, está llena de cambios que, muchas veces, ni siquiera vemos venir. Por ello, es importante saber gestionarlos de la mejor manera posible. Si al principio ésta es una situación complicada, no olvidemos que, con las estrategias correctas, el período de adaptación resultará favorable tanto para ellos como para nosotros.

Por último, debemos recordar que el bienestar de los niños es en gran medida un reflejo de sus padres. Con los niños, no se trata de lo que predicas, sino de cómo actúas. Si estás en un buen lugar, ellos están ahí con nosotros.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-consejos-para-evitar-ninos-sufran-cambio-colegiopara-proximo-curso-202206250227_noticia.html

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TODES LIBRES. Queremos vidas plenas y felices

Por: Tercera Información

Manifiesto ALEAS-IU Red de Activistas LGTBIQA+ de Izquierda Unida con motivo del Orgullo 2022.

Martes, 28 de junio 2022.

Libertad es no depender de la voluntad de otro. Libertad es vivir libre de sometimiento y discriminación. Libertad es un ejercicio colectivo contra la explotación y la dominación. Libertad es autodeterminación.

Para caminar libres y en igualdad nos organizamos y reconocemos el trabajo de tantas y tantas personas que nos han precedido, activistas y militantes. Sabemos que vuestras conquistas, de las que dependen nuestra libertad e igualdad, no son irreversibles. Han pasado 53 años de la revuelta de Stonewall, 45 años desde la primera manifestación de personas LGTBIQA+ en España, 44 desde que se dejó de criminalizar la homosexualidad en nuestro país, 17 desde que existe el matrimonio igualitario. Los derechos se conquistan, y si no se cuidan y se ensanchan, se ponen en peligro.

Creemos que la mejor manera de avanzar en nuestros derechos es con una férrea alianza social y política que defienda los derechos sociales, económicos, laborales, educativos, sanitarios y culturales de trabajadores y trabajadoras. Nuestras identidades han sido históricamente portadoras de desigualdades materiales, sociales y culturales. La orientación sexual e identidad o expresión de género de las personas LGTBIQA+ ha sido causa de discriminación y exclusión, y lo sigue siendo. Frente a ello, una alianza de clase, feminista, ecologista y republicana es nuestra opción.

Somos conscientes de haber crecido y avanzado con esta alianza y saludamos cada logro que nuestra lucha, la de las personas LGTBIQA+, ha conquistado. El último de ellos, demandado durante décadas por Izquierda Unida, ha sido la aprobación del Proyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.

También creemos que debemos comprometernos a llegar más allá. Hoy, reconociendo todo lo logrado para que este junio sea también de alegría, estos son nuestros compromisos:

  • Los derechos de las personas menores trans, las personas no binarias, las personas migrantes deben ser reales y efectivos. Tan reales como ellos, ellas y elles son y tan efectivos como la ciudadanía de pleno derecho que no se les reconoce. Nuestro esfuerzo estará en un proceso colectivo que durante el trámite parlamentario no les deje atrás, entonces, sí celebraremos.
  • Trabajamos cada día fuera de las grandes manifestaciones y ciudades. Orgullo el de nuestros pueblos, para que todos sean seguros. Trabajar hasta el último rincón de la España más rural para que nuestro orgullo sea más grande.
  • Sí, aún tenemos miedo. Tenemos miedo a la discriminación, al abandono, al auge de la extrema derecha y el populismo liberal que nos señala para que otros nos disparen. Tenemos el deber de crear espacios seguros para protegernos, enfrentarles y avanzar. Hasta ganar una vida libre y digna para todas, todos, todes. Nos cuidan nuestres amigues.
  • Somos las personas LGTBIQA+ quienes debemos tener voz para garantizar nuestros derechos; como militantes de Izquierda Unida nos comprometemos a que cada uno de nuestros pasos sea dado con una alianza social. Que sea de verdad que nadie se quede atrás.
  • Es difícil tejer alianzas desde el privilegio. Queremos aquí, caminando a nuestro lado a todas las personas migrantes, racializadas, LGTBIQA+ a quienes otros ocultan y agreden. Nuestra alianza es antirracista.

Miramos adelante unidas, unidos, unides. Nuestra alegría es nuestra trinchera. Rebeldes y en lucha. Queremos vidas plenas y felices. Nos queremos TODES LIBRES.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/opinion/28/06/2022/todes-libres-queremos-vidas-plenas-y-felices/

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Un antiguo campo de batalla

Por: Carolina Vásquez Araya

Un antiguo campo de batalla

“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres” Simone de Beauvoir.

En los días recientes, tres decisiones de la Corte Suprema estadounidense han delineado la ruta de un retroceso radical en cuestión de derechos, pero también la constatación de una postura reiteradamente contradictoria en cuanto la defensa de la vida y la libertad. La derogación del derecho al aborto, al eliminar la histórica decisión Roe vs Wade, de 1973, la cual consagraba esta opción como un derecho constitucional, deja a millones de mujeres estadounidenses desprotegidas y sujetas a enfrentar serios riesgos para su salud, pero sobre todo expuestas como objeto de control político bajo la pobre excusa del derecho a la vida. Esta decisión de la Corte constituye otra de las formas de violación de los cuerpos de las mujeres, semejantes a las perpetradas en cualquier escenario bélico y, para más ironía, con los mismos propósitos.

La segunda decisión de la Suprema viene a ratificar el cinismo de los grupos de extrema derecha en ese país, al anular las restricciones sobre la tenencia de armas en la vía pública en el Estado de Nueva York. Es decir, mientras por un lado se restringen los derechos de las mujeres, por otro se relajan las normas sobre uno de los derechos constitucionales más peligrosos para la vida humana. Y la tercera decisión viene a confirmar una vez más la doble moral de las altas instancias jurídicas -reflejo, claro está, de toda una tradición de fundamentalismo- abriendo la puerta para subsidiar con fondos del Estado el adoctrinamiento religioso en las escuelas, lo cual contraviene la tradicional separación entre Iglesia y Estado.

Como espejo de este regreso a un marco normativo que vulnera gravemente derechos ya consagrados, se establece de modo agresivo un retorno a las prácticas restrictivas para grupos específicos de la sociedad -mujeres y niñez- desbaratando de golpe una labor de largo aliento que ha costado muchas vidas. La violencia implícita en estas decisiones delinea un giro histórico hacia un fascismo solapado, vestido de moral. Toda decisión dirigida a eliminar derechos ya conquistados a un grupo específico de la sociedad, es una práctica inmoral y carente de verdadera sustentación jurídica, toda vez que representa un acto de discriminación.

El cuerpo de las mujeres es y ha sido siempre un antiguo campo de batalla. Destruirlo físicamente -o destruir su esencia- equivale a aniquilar una parte fundamental del tejido social. Es por ello que la lucha por los derechos de las mujeres se mantiene siempre vigente: porque jamás estarán garantizados mientras existan bajo un sistema patriarcal, de dominación económica y política, en donde su sitio no tiene sustento sólido. Esta es una realidad en cualquier sociedad, no importa cuán elevado sea su nivel de desarrollo.

El discurso pro vida, institucionalizado con fervor por gobiernos cuyos líderes amparan los crímenes de guerra bajo la bandera de intereses corporativos, choca de frente con iniciativas destinadas a poner un cepo contra la seguridad, la vida y la libertad de más de la mitad de su población. La intromisión de las doctrinas religiosas en esta muestra escandalosa de cinismo y abuso, incluso en países cuyos textos constitucionales establecen una división estricta de sus espacios de intervención, deja muy en claro cuánto impacto tendría la plena libertad de las mujeres en un sistema capaz de reconocer sus talentos y sus valores. Este, todavía es un tema pendiente.

La plena libertad para la mujer es un tema pendiente en todas las sociedades.

Fuente de la información: www.carolinavasquezaraya.com

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Asistencia voluntaria, promoción automática y efectos secundarios.

 Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz*

Un padre de familia llegó a una escuela primaria urbana en el centro de la ciudad para solicitar inscribir a su hijo. Al ser atendido por el director del plantel y ser cuestionado sobre el grado solicitado, el padre del menor titubeó. Dijo un grado, luego otro, hasta terminar por confundirse y ser incapaz de dar una respuesta certera. La situación anterior quizá pueda relacionarse, entre otros factores, con dos medidas que se han implementado en los últimos ciclos escolares, con motivo de la emergencia sanitaria: la asistencia voluntaria y la promoción automática. Quizá desde las oficinas no se perciba, pero desde las escuelas se observa que ha acrecentado el desentendimiento de las obligaciones escolares de algunos padres de familia.

Por disposición del acuerdo 23/08/21, si bien se reanudó el servicio presencial en los planteles, el ciclo escolar 2021-2022 se desarrolló dando la posibilidad a los padres de familia de, voluntariamente, optar por no llevar a sus hijos a la escuela. Además, todo parece indicar que, por tercer ciclo escolar consecutivo, los estudiantes de educación básica serán promovidos automáticamente. No se puede negar que, en su momento, la asistencia voluntaria y la promoción automática tuvieron justificación, pero vale la pena reflexionar sobre las repercusiones de estas dos medidas dada su aplicación tan prolongada.

Delfina Gómez Álvarez, secretaria de Educación, expresó en diciembre del año pasado que habían regresado a las escuelas, de manera presencial, 24,063,286 alumnos en 196,524 escuelas de todo el país. Si se toman como referencia la matrícula oficial de educación básica del ciclo anterior (35,588,589 alumnos), una tercera parte del alumnado continuó, en el mejor de los casos, estudiando desde casa, si no es que algunos truncaron su trayecto escolar. Es imposible saber cuántos de éstos se encontraban voluntariamente en su hogar.

La asistencia voluntaria fue determinante para disminuir las tensiones al reabrir los planteles escolares, siendo una medida implementada no sólo en México sino en diversas regiones del mundo para promover un regreso gradual. Sin embargo, valdría la pena analizar las repercusiones de su aplicación tan extensa. ¿Por qué no reanudar la obligatoriedad del envío de los hijos a la escuela cuando las autoridades de salud han señalado una y otra vez que ésta no representa un espacio de riesgo sanitario o cuando se ha dicho ya que el COVID-19 llegó para quedarse?

Las autoridades educativas han caído en una contradicción al intentar recuperar la matrícula escolar: exigen a directivos y docentes acciones para revertir el abandono escolar, incluso mediante visitas domiciliarias, mientras sigue siendo voluntario estar o no en la escuela. Sin soslayar los estragos económicos y sociales que la pandemia ha dejado y que indudablemente han menguado las posibilidades de ir a estudiar, parecería lógico suponer que el primer paso para recuperar al alumnado es reanudar la obligatoriedad presencial. Lejos estamos de que los porcentajes de asistencia escolar, como en lineamientos de evaluación anteriores, sean considerados como requisito mínimo para la acreditación de un grado.

Por otra parte, la promoción automática evitó que se agudizaran problemas como la repetición escolar o la extraedad grave. Sin embargo, es necesario revisar si tal media ha contado con estrategias efectivas para que, en cambio, se pueda hablar de una promoción acompañada. El periodo de regularización de tres meses al inicio del ciclo escolar, propuesto por la autoridad educativa federal, fue insuficiente. Pareciera que se minimizó el impacto de la pandemia en los aprendizajes, pues la secretaria de Educación aseguraba que era posible realizar actividades remediales a la par del desarrollo de los programas escolares de cada grado. Queda la incógnita si la práctica pedagógica en las aulas realmente privilegió los aprendizajes fundamentales y si hubiera resultado útil la generación de un currículum mínimo para efectos de regularización.

No se intenta decir que la reprobación sea el remedio para los problemas de aprendizaje, pues varios especialistas advierten sobre lo inadecuado de esta acción. Tampoco se sugiere, por más ingenuo que parezca, que la asistencia diaria borraría el impacto de la pandemia en las condiciones del alumnado para aprender. En su momento, sobre todo cuando la enseñanza remota era generalizada, ambas medidas resultaban necesarias. Sin embargo, a la fecha, hay elementos para señalar que dejaron de tener pertinencia en los últimos meses. Es importante que la continuidad de ambas disposiciones dependa de la perspectiva de quien puede distinguir con mayor claridad sus efectos reales: el docente de grupo.

 

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Fuente de la información e imagen: http://proferogelio.blogspot.com

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SER maestro, SER humano

Por: Ventura Alfonso Alas* 


Ser maestro significa construir, en el espíritu y la inteligencia del niño,
el panorama cultural necesario para capacitar
su ser en el nivel social contemporáneo.
Ojalá que quienes leen estas líneas hayan encontrado
alguna vez un verdadero maestro, uno que sentía su misión;
que la vivía. Un maestro como deberían ser todos los maestros.
El hombre es inteligencia, pero también sentimiento,
y anhelo metafísico, y sentido religioso.
Julio Cortazar, Esencia y misión del maestro, 1939.

A propósito he querido dejar pasar el día célebre para el día del maestro en El Salvador (22 de junio). No ha sido casualidad, porque entre otras razones quería aprovechar para saludar a todo el magisterio latinoamericano a través de este espacio; ya que en otros países tiene fechas distintas su celebración.

Por primera vez en El Salvador se estableció un “receso educativo” de una semana, comprendida entre el 20 y el 24 de junio. No dejaron de haber maestros y directores desconcertados, el fin de semana previo aún había incertidumbre. Nunca se había dado una semana de receso en ese marco.

Han habido celebraciones individuales, grupales, institucionales (escolares) y a nivel ministerial (departamentales y nacional). Han participado financieras, empresarios, diputados, alcaldes, gobernadores y evidentemente los titulares del ministerio de educación de diferentes jerarquías.

Todos los participantes (discursantes) han coincidido en agradecer la labor docente, que es una profesión poco valorada por la sociedad, que el maestro representa la columna vertebral del sistema educativo, en la necesidad de dignificar la labor docente… mariachis y otros géneros musicales han desfilado por los escenarios de las celebraciones, regalos sorpresas y refrigerios; ha sido la tendencia.

¿Y ahora qué sigue? Justamente esta semana, los maestros han retomado labores en las parvularias, escuelas e institutos de todo el país. Reconozco y valoro todo esfuerzo que vaya encaminado a festejar a los compañeros docentes, a (re)conocerles su labor social, la importancia que tienen en el tejido de la sociedad… Sin embargo será muy importante cuestionar(nos); sobre la relevancia que debería tener esta fecha en el marco de reflexiones profundas que nos encaminen a la transformación de este sistema educativo salvadoreño.

Desde que me he dedicado a estudiar educación y ejercer la docencia en diferentes niveles educativos; voy leyendo y escuchando voces sobre la necesidad de reformas educativas que transformen la educación de este país. Ya he transitado varios esfuerzos, desde la reforma educativa del año 95, que representaba en aquel momento un instrumento de transformación y que respondía a la necesidad de formar una sociedad que apenas había firmado los acuerdos de paz.

De allí en adelante muchos cambios se han incorporado, planes y proyectos se han diseñado en diferentes escritorios; consultores internaciones (de distintas financieras multilaterales) han visitado los despachos ministeriales para asesorar sobre lo mejor que le conviene al país en materia educativa. El currículum nacional (programas de estudio), la evaluación, inglés, computación, formación inicial y actualización docente… han sido los principales temas en el debate gubernamental.

Parece que todos los sectores de la sociedad coincidimos en la importancia de la educación, que se deben inyectar más recursos, que se deben mejorar salarios a los maestros, que se debe mejorar la infraestructura de las escuelas, cualificar los recursos de aprendizaje… ¿Reforma educativa? ¿Reforma curricular?

Desde los acuerdos de paz para acá, en la memoria educativa más reciente; cuanto plan, programa o proyecto ha sido diseñado y ejecutado; también ha sido llamado a desaparecer en cuanto surge uno nuevo. Pareciera que aparecen y desaparecen como las modas. ¿Será que solo hemos estado cambiando los odres? ¿Que el producto sigue siendo el mismo y reemplazamos el empaque?

Ahora mismo será muy importante reflexionar como magisterio salvadoreño si nuestra forma de ejercer la docencia, nuestros enfoques educativos, nuestra manera de compartir los aprendizajes siguen siendo los mismos de hace 20 ó 30 años. ¿Estamos haciendo hoy lo mismo que hicimos ayer y haremos mañana lo que hacemos hoy?

Evidentemente la pandemia por covid-19 ha venido a destapar las debilidades del sistema educativo que intentamos ocultar por muchos años, nos desnuda y nos coloca nuevos retos y desafíos en relación a la educación en modalidad virtual. Reconozco la gravedad del problema y en medio de todo esto pedirle al maestro que mejore su práctica educativa pareciera injusto; sin embargo, demostrado está que todos los cambios que se han inyectado bajo decreto y con un efecto cascada han estado condenadas al fracaso, parcial o total.

Como lo he dicho antes, para mejorar el sistema educativo pasa por resolver los principales problemas estructurales que tiene esta sociedad, es una tarea titánica, se han tirado gobiernos y colocado otros con esas esperanzas y finalmente esos sueños quedan petrificados en esas urnas.

Por eso hay que SER maestros. Considero desde mi limitada experiencia colocar en este espacio de debate al menos 4 dominios básicos para ejercer la docencia, el orden en que los presento no corresponden a una jerarquía de prioridad, se complementan entre sí:

  1. Dominio Curricular: Me parece imprescindible que un maestro debe tener claridad no solamente de ¿qué enseñar? ¿quién aprende? ¿Cómo aprende? ¿cuándo enseñar? y otros cuestionamientos a que nos somete el currículum nacional; sino también a los enfoques que está adscrito.

Elemental es que el maestro de ciencias sociales domine geografía, economía, sociología, ecología…; que el maestro de lenguaje lea, escriba, cuente cuentos, relate historias y leyendas, declame poesía…; que el especialista de matemáticas, sea matemático; que las ciencias naturales estén en manos de profesores que sepan de biología, de ecología, de química… Me refiero a que el maestro encargado de una disciplina o un grado específico tengan el dominio curricular-disciplinar del área que le corresponde compartir. Claro está que el maestro no es todólogo, pero debe tener dominio elemental de su asignación en el aula.

  • Dominio Metodológico: ¿Cómo compartir los conocimientos? ¿Cómo construir caminos que nos lleven al conocimiento? Estos cuestionamientos nos llevan a puntualizar que es importante que el maestro disponga de un abanico de posibilidades para dinamizar sus clases. Mucho se habla del tedio y aburrimiento de los estudiantes, de metodologías tradicionales y activas. De enseñanza, de aprendizaje.

Claro está que no voy recomendar algo específico porque estoy en contra de las recetas educativas, de los libretos ministeriales. Construir nuestra propia metodología ya es un buen camino. En sintonía con el dominio anterior, si hay que preguntarnos si metodológicamente estamos desarrollando un currículum o simplemente  ejecutamos un libro de texto.

Cabe preguntarnos si estamos en un proceso de extensión o comunicación.

  • Dominio para la disciplina escolar: Muchos de los problemas escolares se originan por la falta de referentes teóricos y prácticos por parte de los docentes para canalizar emociones y expresiones de los estudiantes, así como resolver conflictos específicos en el aula o escuela. Un grito o una risa escandalosa de un estudiante han sido, en muchas ocasiones, motivos para merecer un castigo.

No estoy juzgando, ni mucho menos condenando a los colegas maestros, reconozco la carga de emociones a lo que son sometidos diariamente; por sus estudiantes, por los padres y madres de familia y en muchas ocasiones incluso desde sus mismos compañeros de trabajo. Esta situación ubica al maestro en una posición que le exige formarse y aprender lecciones de su propia práctica para mejorar permanentemente la relación docente-estudiante-padre o madre de familia.

  • Comunicador: Por excelencia, el dominio de la palabra, independientemente del nivel o área en que se desenvuelva el maestro; saber expresar con claridad de manera expedita, concisa y precisa sus ideas; sin duda que será un eje que va a vertebrar todo su quehacer docente. Saber comunicar(se) por escrito y de forma oral e impulsar esa relación dialógica con sus estudiantes, le permitirá avanzar hacia un rol como problematizador del proceso de construcción del conocimiento.

Avanzar de una pedagogía de la respuesta (a preguntas que los estudiantes no se hacen), a una pedagogía de la pregunta, nos coloca en la ruta del conflicto cognitivo.

Podría enlistar cualidades que haya leído en algún lado que considero que debe cumplir un perfil docente. Copiar un decálogo y ampliar su conceptualización. Este escrito no pretende ser un libreto. Intento colocar en el debate elementos poco visibilizados en estos contextos.

No quiero repetir frases y retórica trillada para el maestro, pero es indudable que nuestra labor está directamente relacionada con la actividad humana, con el crecimiento intelectual, con las habilidades y destrezas de un individuo, con el fortalecimiento emocional y espiritual de la sociedad. Todo esto nos obliga a SER humanos.

En cada espacio que tenemos con nuestros estudiantes, nos encontramos con la obligación legal y moral de seguir construyendo esta humanidad, de continuar tallando al ciudadano, de hacer educación prohibida si es necesario y posible (popular alternativa). Dejar de competir, porque cooperar es esencia humana.

*Subdirector del Portal Insurgencia Magisterial para El Salvador. Chalatenango. El Salvador


Fuente de la información e imagen: https://insurgenciamagisterial.com

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