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Receta Escolar

Por: Teresa Ortuño

La política, dijo un pensador, es la expresión más alta del amor. Bueno, así debería ser. Los mexicanos la asocian con algo deshonesto, lejano, ajeno, corrupto. No tendría por qué ser así, habiendo ciudadanía. Analicemos lo que hace en el ámbito educativo.

La voluntad política de un gobierno puede empujar la Educación para mejorar los indicadores de todo tipo o puede gestionar arreglos para que las cuotas de poder (y de dinero) permitan al gobierno en turno ejercer control sobre los actores educativos.

En un país como México, los datos duros nos revelan avances, pero no a la velocidad necesaria.

En Matemáticas, dos terceras partes de los alumnos de educación básica, y la mitad de los de Media Superior, no pasan del nivel más bajo, según datos de la prueba PLANEA. Y si sumamos los dos niveles más bajos, allí encontramos a cuatro de cada cinco estudiantes mexicanos. En comprensión lectora, las cifras son un poco mejor, pero no consuelan a nadie: siete de cada diez estudiantes están en los dos rangos de menor calificación, de los cuatro que las autoridades utilizan para medir el aprendizaje.

Los alumnos de Educación Básica que se ubican en el nivel más alto, van del rango de 2.6 a 6.8 por ciento, en Comprensión lectora y Matemáticas. Es decir, según la materia, uno de cada 39 o uno de cada 15 alumnos tiene buenos resultados académicos en esas asignaturas.

En cualquier caso, son resultados que reflejan años de atraso, rezago y crecimiento de la población. Hay ocasiones que los Secretarios de Educación se definen en función de quien enfrenta al Sindicato, y no de cómo garantizar el derecho de los estudiantes al aprendizaje.

Ya hay suficientes recetas de lo que hay que hacer para revertir el fracaso escolar, es decir, para garantizar el derecho a una educación de calidad.

padresSe requiere, en primer término, de ciudadanía. De organización social, padres/madres de familia que recuerden que la Declaración de los Derechos Humanos les reconoce como primeros educadores. Que asuman ese papel, formando tejido social. El primer grupo que requiere su presencia es el Consejo de Participación Escolar. Así, podrán estar al pendiente de que los recursos asignados a la escuela se gasten bien, además de apoyar y acompañar la labor de docentes y directivos de la comunidad escolar.

Sociedad civil y gobierno deben colaborar para empujar esta agenda:

  • Fortalecimiento de la escuela, a través del aprendizaje;
  • Autonomía y acompañamiento;
  • Desarrollo profesional docente;
  • Infraestructura, equipamiento y materiales;
  • Revisión de planes y programas de estudio. Aquí, urge dotar de facultades a las autoridades locales, acorde al principio de subsidiaridad, para que los contenidos puedan ser determinados de manera flexible por ellos;
  • Equidad e inclusión;
  • Vinculación con el mercado laboral;
  • Cambios administrativos para asegurar la transparencia y la contraloría social.

Por lo general las soluciones de fondo no brindan los resultados deseados a corto plazo, pero la ciudadanía debe compensar a quien se arriesga a tomar las decisiones correctas, no las populares.

Conocemos las causas del fracaso escolar. Cambiemos la receta, por favor.

 

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Aproximación histórica del pensamiento criminológico en las Ciencias Sociales

“La criminología es como una bella doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella.” (Anitua, 2005, pág. 3) 

La criminología, síntesis de la cuestión criminal

La criminología resulta ser un espacio controversial, si se realiza una revisión sobre los programas de formación en distintas universidades del mundo, lo criminológico está asociada al ámbito Jurídico, a pesar de ello, los juristas consideran a la criminología como algo de los sociólogos y/o psicólogos, paradójicamente los sociólogos y psicólogos ubican a la criminología como tema de los juristas; en esta disyuntiva la criminología trasciende y se abre lugar a medida que se fortalece en el propio ejercicio profesional y en la investigación.

El campo de estudio de la criminología se ha visto empañado de discusiones recurrentes al menos en América Latina (Gabaldón, 2014), han existido en medio de las disputas académicas posturas, por un lado, a favor de circunscribir la criminología al ámbito del orden jurídico para alcanzar respetabilidad científica y por el otro a tomar en cuenta referentes sustantivos por fuera del derecho para poder construir la noción de delito (Aniyar de Castro, 1986), el estudio de los cambios sociales para algunos dogmáticos no es asunto de los académicos sino de los luchadores sociales (Novoa Monreal, 1985).

El hecho de que la criminología se ubique en mayor medida en las escuelas de derecho, es una limitación para su propio desarrollo (Gabaldón, 2014), puesto que se impone un dogmatismo jurídico propio de la formación de los abogados que claramente delimita mucho más el campo de análisis de la criminología, dejando de lado la necesaria validación empírica y estudios desde la perspectiva social que pueden generar áreas de aplicabilidad más allá de lo normativo-jurídico.

Hablar de criminología como ciencia social es hablar de las propias ciencias sociales y los problemas que han devenido en su conformación, comenzando por considerar a las ciencias sociales como una creación (Wallerstein, 1997), una construcción reciente al igual que la criminología y en constante crisis. La confrontación entre teorías, posturas epistemológicas y paradigmas que caracterizan las ciencias sociales también lo son en el pensamiento criminológico.

La criminología es un ámbito del conocimiento, necesario para todas las ciencias y disciplinas que se relacionan con el control social, la criminalidad y el comportamiento delictivo, espacios ontológicos que se resumen en lo que se llama “la cuestión criminal”, existe mucha discusión sobre la condición de “ciencia” en la criminología, en este trabajo no profundizaremos en ésta disyuntiva, nos concentraremos en la criminología como espacio del saber vinculado a las ciencias sociales más allá del contexto jurídico-penal.

Un breve recorrido histórico de las ciencias sociales

En el transcurso de la historia, las ciencias sociales han desempeñado un rol importante, produciendo conocimiento fundamental para el desarrollo de las personas y las sociedades. En la historia de las Ciencias Sociales, debemos hacer referencia a la historia del pensamiento científico a través del mundo, la manera de gestionar el conocimiento responde a momentos históricos precisos.

Si comenzamos revisando desde el Medievo occidental podemos destacar que el conocimiento era exclusivo del mundo clerical (Wallerstein, 1997), en el renacimiento los filósofos desde la racionalidad descubrieron las leyes naturales y comenzaron a construir los saberes de su tiempo, en el siglo XVIII comienzan a cuestionarse a los teólogos y los filósofos surgiendo un grupo de personas que postularon que la verdad se descubre empíricamente y no por ordenamientos divinos ni deducciones de leyes naturales, estos individuos comenzaron a llamarse científicos dándose así la primera división de los saberes.

Así nace lo que se conoce en el siglo XX como las dos culturas: la cultura filosófica humanística y la cultura científica natural dando origen a una reestructuración de las universidades, en el Medievo europeo la universidad tenía cuatro facultades: medicina, derecho, teología y filosofía. La medicina y el derecho eran saberes específicos para personas que desempeñarían una práctica en la sociedad, la teología era un área de los clérigos y para el resto la filosofía, siendo ésta última la base de todo el saber que se construyó hasta hoy en día, por un lado las ciencias naturales o puras y por el otro humanidades o de artes y letras variando los nombres de acuerdo a los países (Wallerstein, 1997).

Posteriormente con la revolución francesa se fraguan una serie de cambios profundos en la geocultura que trasciende a la idea de tener que estudiar los cambios que pueden darse en las sociedades, así surge un área de conocimiento que se conoce luego como ciencias sociales. Por un lado de las humanidades y por el otro de las ciencias naturales.

En principio se retoma un concepto más antiguo, la “historia” y se ubican a estudiar lo concerniente al pasado. Para estudiar lo concerniente al presente surgen la economía, la política y la sociología respondiendo a la “lógica liberal que concibió la modernidad como la separación de tres áreas diferentes de la realidad: el mercado, el Estado y la sociedad civil” (Wallerstein, 1997, pág. 15), luego de la segunda guerra mundial hubo una expansión enorme del desarrollo acompañado de igual forma de un crecimiento en intereses intelectuales.

En el transcurso de la historia, las ciencias sociales se han enfrentado a dualismos que las ubican en un área en constante movimiento pendular: en un extremo las ciencias puras y en el otro las humanidades, por ejemplo, se encuentra la economía más cerca de las ciencias naturales y  la historia más cerca de las humanidades. Por ende, las ciencias sociales han pasado los últimos dos siglos oscilando entre esas dos epistemologías.

Cuando dentro de los cambios sociales, se estudian los comportamientos humanos considerados indeseados. o que en un sentido más amplio las propias sociedades rechazan, se comienzan a generar conocimientos que más adelante se incluirán en un ámbito de conocimiento llamado criminología.

Un poco de historicidad en los pensamientos criminológicos

Cuando se realiza una lectura de los orígenes de la criminología, nos encontramos con diversos pensamientos y discursos sobre la cuestión criminal, que responden a la sincronía histórica que los caracteriza. Ubicar en la historia un origen concreto de la criminología es difícil, los diferentes discursos están relacionados a la construcción del conocimiento, que de forma diferencial. se hace de acuerdo a las sociedades que se analizan, es por ello que en lugar de analizar una historia de la criminología es más adecuado ubicar el análisis en los pensamientos criminológicos que caracterizaron cada época.

Al realizar un recorrido histórico, la mayoría de los autores comienzan en la Ilustración o desde los planteamientos de Cesare Lombroso con “el Hombre Criminal” (Garrido, Stangeland, & Redondo, 2001), a los criminólogos no nos gusta hablar de un origen muy particular pero totalmente cierto que es el de la “demonología”, estos saberes provenientes de la teología tienen su auge en los inicios de lo que se conoce como el poder punitivo.

En el siglo XIII europeo apareció la estructura del Estado y a través de ella, comienzan a gestionarse los conflictos y una nueva actitud para determinar la verdad de las conductas que se consideraban desviadas; en esa época el método utilizado para esclarecer los hechos y llegar a la verdad era la “inquisición”. Malleus maleficarum (el martillo de las brujas) es el primer tratado de criminología de la historia y tuvo un impacto muy destacado en el juicio contra las brujas del continente.

En el siglo XVIII, ese Estado absolutista sería fuertemente criticado, y uno de los aportes más importantes que se realiza es la inclusión de los conceptos de “delito, pena y juicio”, ello representaría la gestación de una nueva legitimidad en la administración del poder punitivo por parte del Estado. Sectores sociales llamados burguesía, hicieron surgir nuevos discursos criminológicos e instituciones que también conformaban prácticas discursivas como: alienismo, evolucionismo y positivismo; policías y médicos. El pensamiento criminológico de las clases dominantes posteriores al siglo XIX se pretendería no político; “al despolitizar la cuestión criminal, centrándose en la figura del autor de lo definido como delito, el objeto de estudio pasa a ser el delincuente y en concreto el comportamiento criminal.” (Anitua, 2005, pág. 119).

El siglo XIX es precedido por la “revolución industrial” que trajo consigo las innovaciones tecnológicas como las máquinas a vapor que reemplazaron la manufactura y el artesanado, formas de economía típicas de los “campesinos sin tierra”; estos cambios dieron origen a nuevas formas de administración económica. Esta forma de pensar influiría decisivamente en el pensamiento criminológico de la época y, en consecuencia, en sus aportes prácticos, un ejemplo es la difusión en el siglo XIX de las policías nacionales[1]. La Francia post-revolucionaria organizó su policía en 1798 de acuerdo al modelo centralizado absolutista, con el agregado de la legalidad típica de la dominación burocrática. Irlanda creó una policía nacional en 1823, en Londres se creó la Policía Metropolitana en 1829, y en 1844 apareció la Guardia Civil en España (Anitua, 2005)

La principal institución de control formal elegida por la clase burguesa fue la prisión. En el pensamiento imperante de este período (democrático-burgués) los métodos de control eran la escuela, la fábrica, el ejército y la cárcel; ésta última, es la que con mayor claridad impone la disciplina individual y el control de masas.

Estos sistemas estuvieron centrados fundamentalmente en dos modelos: el primero, denominado celular o sistema filadélfico, desarrollado en 1790 y aplicado por primera vez a treinta (30) internos de una antigua prisión del condado en la calle Wainut de Filadelfia. Se basaba en el aislamiento, la prohibición de trabajar, la educación religiosa y el silencio absoluto. El segundo modelo, se desarrolló en 1821 con la intención de hacer una modificación para incluir el trabajo, y por consiguiente, la rentabilidad de las prisiones. Bajo este modelo surge el penal de Auburn en el estado de Nueva York, donde se introdujo el trabajo colectivo en estricto silencio durante el día y mantenía el aislamiento durante la noche.

Este sistema se reprodujo rápidamente por los Estados Unidos y luego por Europa, en donde se implantaron ambos modelos; el primero era considerado más humano por tener en cuenta la introspección; sin embargo; eran frecuentes los casos de suicidio y locura por lo estricto del aislamiento. El segundo modelo fue considerado menos humano porque se realizaban trabajos forzados y se establecieron jornadas laborales exhaustivas de hasta diez (10) horas diarias los siete días de la semana.

La cárcel en el devenir histórico ha cumplido diversos papeles, dependiendo de la forma como cada sociedad ha reaccionado frente al delito. Las formas penales han variado desde sanciones como el descuartizamiento hasta una fase que pudiésemos llamar “moderna” la segregación o el aislamiento del delincuente como terapia para sus males y la defensa social. De igual forma han cambiado los paradigmas en cuanto a lo carcelario, desde el sólo castigo corporal, la expiación de las culpas en soledad, el trabajo y finalmente la educación y readaptación.

En las sociedades democráticas de la modernidad, encontramos que la razón de ser de un sistema penitenciario es la rehabilitación. Sin embargo, desde cualquier punto de vista, la cárcel ha fracasado como institución recuperadora, en términos generales lo que parece conseguir es la promoción de comportamientos delictivos y la profundización de conductas desadaptadas a la luz de las sociedades convencionales por efecto del proceso de prisionización[2]; incluso las que cuentan con una infraestructura adecuada imposibilitan cualquier tipo de intervención eficaz centrada en la persona que pueda finalizar en un cambio conductual tendiente a la  readaptación.

Los pensamientos criminológicos en el espacio científico

El siglo XIX fue un siglo caracterizado por la ciencia aplicada, por el desarrollo de grandes invenciones, en el cual las distintas disciplinas científicas alcanzaron una madurez que aún hoy marcan las explicaciones del sentido común sobre la mayoría de los fenómenos naturales. En el caso de la criminología y la sociología, este siglo marcó el inicio de su concepción científica, a pesar de que las concepciones etiológicas que las nutrían venían desarrollándose en  tiempos anteriores; en el caso de la criminología destacan las primeras concepciones sobre el hombre criminal y la influencia del pensamiento positivista, por ejemplo: la concepción del criminal nato, descrito por Lombroso en donde se hace hincapié en las características físicas-antropológicas (Garrido, Stangeland, & Redondo, 2001).

Éste siglo también marcó el inicio de la estadística delictiva y el estudios probabilísticos sobre ocurrencia del crimen tomando en cuenta elementos de todo tipo como la zona geográfica, condiciones climatológicas, raza, edad, género, entre otros. Los discursos criminológicos con estas inclinaciones, se mantendrían durante el siglo XX, y la sociología adquirió un carácter predominante en ellos, la inclusión de la sociología en el estudio del comportamiento delictivo dio origen a la sociología criminal.

En la primera y segunda década del siglo XX en los Estados Unidos surge lo que se conoce como la Escuela de Chicago, cuya gran virtud fue la inclusión del discurso del desviado en la explicación de la desviación y el delito, en ese sentido comprenden la desviación como una estrategia adaptativa al entorno, contribuyendo al desmantelamiento de la idea de la delincuencia como patología, producto del estudio del desviado como cifra de laboratorio o como dato estadístico (Antón Prieto, 2011).

La influencia de los pensamientos criminológicos desde la perspectiva social originó una serie de planteamientos teóricos enfocados en las relaciones sociales y la influencia de las interacciones entre los individuos como elementos etiológicos del comportamiento delictivo. Autores como Sutherland escriben sobre la teoría de la asociación diferencial y reflexionan sobre los delitos de cuello blanco. Surgen de igual modo las teorías de la reacción social, teorías del conflicto, el marxismo y el pensamiento crítico respecto de la cuestión criminal.

En la década de los años 60 y primeros de los 70, el pensamiento criminológico está marcado por las teorías del Etiquetamiento y la reacción social, donde el grueso del análisis se dirige hacia el control social. Aquí existe una interacción entre el individuo desviado y la sociedad, donde ésta es el sujeto fuerte y el desviado, el débil. Por consiguiente el delito y el delincuente son etiquetas, construcciones sociales que los sujetos frágiles cumplen en el transcurso de la carrera delictiva.

Este pensamiento, es la base de la criminología crítica, donde se afirma que el Estado con su principal herramienta, el derecho penal, son los creadores por definición del delito y del delincuente, el primero una expresión del capitalismo y el segundo una forma de resistencia y respuesta a dicho sistema (Antón Prieto, 2011), situación que se evidencia incluso en nuestros días en los sistemas penales: en general los privados de libertad resultan ser jóvenes, inexpertos, pobres o pertenecientes a grupos minoritarios, es decir sujetos frágiles, vulnerables.

En lo que se ha denominado la época de la postmodernidad, caracterizada por diversos eventos como la caída del muro de Berlín en 1989 y el surgimiento de la sociedad de las redes, se presenta la caída del pensamiento universal, los postulados en las ciencias sociales ya no se pueden generalizar, aparecen los pensamientos concretos, contextualizados, y los paradigmas tradicionales ya no se asumen con tanta solides; la relativización de estos paradigmas epistemológicos desembocan en una crisis etiológica de la criminología (Antón Prieto, 2011).

El acceso a la información global, permite el análisis de una cantidad de situaciones que ponen en tela de juicio los postulados criminológicos más tradicionales: se observan disminuciones en las tasas delictivas en períodos donde se incrementa la pobreza y el desempleo, así mismo aumentan los delitos en etapas de bonanza económica; las clases medias y altas delinquen igual o más que los pobres; es más abundante el delito en áreas acomodadas que en las pobres. Por supuesto, estas situaciones contradictorias con los postulados de la criminología no se dan de la misma forma en todos los lugares, por ejemplo: en Japón la prosperidad y las tasas delictivas tienen una relación inversa, pero en América Latina el aumento de la pobreza parece relacionarse con el aumento de la delincuencia (Antón Prieto, 2011).

En definitiva, el conocimiento de la historia de las sociedades y de la historia de los pensamientos criminológicos, resulta fundamental para comprender aquellos conceptos que forman parte de los discursos actuales, como el de “criminología” que tiene una particular historicidad. La criminología, tiene en la actualidad múltiples y hasta opuestos significados, dependiendo del autor y del enfoque al cual se pertenece. Esto brinda distintas formas de reflexionar sobre la “cuestión criminal”. Los diferentes esquemas de pensamiento acabados en “ismo” han realizado enfoques sobre aspectos distintos de esa cuestión y, también desde presupuestos políticos igualmente disímiles. Estas formas de reflexionar, han permanecido e influyen en el pensamiento criminológico de la actualidad (Anitua, 2005)

Una mirada actual

Al mirar en la historia la evolución de los distintos pensamientos criminológicos, los más antiguos provienen del surgimiento del Estado absolutista, posteriormente surgen los primeros modelos criminológicos integrados de criminología de la Edad Media; pasando por aquellos pensamientos expresados en movimientos como la Ilustración y la Revolución Francesa que generaron importantes cambios en las sociedades; el surgimiento de los sistemas penitenciarios en el siglo XIX; el positivismo criminológico; la inclusión de la sociología y la Escuela de Chicago; las criminologías de la Segunda Guerra Mundial y el nacimiento del pensamiento crítico respecto de la cuestión criminal; hasta llegar a los pensamientos criminológicos de finales del siglo XX.

La criminología afronta numerosos retos en la actualidad, por un lado el estudio de las instituciones de control social formal como el sistema de justicia y por el otro del delito, constructo mucho más complejo, ya que no es considerado un asunto solamente político, ni jurídico, ni policial mucho menos médico psiquiátrico, tampoco sociológico; por lo que requiere un análisis superior, transversal que no puede adjudicarse a un modo de generar conocimiento ni a una forma de pensar, es aquí donde la criminología se justifica como ciencia multidisciplinaria y social.

Aún queda camino por recorrer, la praxis reflexiva en las sociedades modernas nos conduce a plantear nuevas formas de generar conocimiento, nuevas formas de abordar los fenómenos sociales, sobre todo los vinculados a la cuestión criminal, que no pueden ser exclusivos de un área o disciplina particular. Su estudio transversaliza las ciencias sociales, humanas y trascienden lo jurídico-penal. Un importante paso para esta tarea es la promoción de la criminología en espacios universitarios no vinculados, exclusivamente, a las escuelas de derecho, que motiven a profesionales con otras miradas a contribuir en la expansión del campo de estudio de la criminología.

Los criminólogos hoy en día no sólo necesitamos ampliar los modos de comprender el fenómeno de la desviación, sino también debemos comprometernos a ser impulsores de la interdisciplinariedad, para lograr desde la participación de las diferentes ciencias sociales y disciplinas la construcción de saberes criminológicos aplicables a los contextos sociales de la actualidad.

 

Bibliografía

Anitua, G. I. (2005). Historias de los pensamientos criminológicos. Buenos Aires: Editores del Puerto s.r.l. .

Aniyar de Castro, L. (1986). «El jardín de al lado» o «Respondiendo a Novoa sobre la criminología crítica». Doctrina Penal (9), 305-313.

Antón Prieto, J. I. (2011). La criminología como ciencia social. Pasado, presente y futuro. Dialnet (http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3687937) (13), 38-45.

Clemmer. (1940). The prison community. New York: Rinehart and Winston.

Gabaldón, L. G. (2014). Criminologías Latinoamericana y Norteamericana: Una visión desde el Sur. En L. G. Gabaldón, & Y. Monsalve, Control Social y Seguridad, Investigación para la Política Pública (págs. 19-60). Mérida: Universidad de los Andes, Consedo de Publicaciones Universidad Católica Andrés Bellos.

Garrido, V., Stangeland, P., & Redondo, S. (2001). Principios de Criminología. Valencia: Tirant lo Blanch.

Novoa Monreal, E. (1985). ¿Desorientación epistemológica en la criminología crítica? Doctrina Penal (8), 2636-275.

Silva, A. (2003). Criminología y Conducta Antisocial. Mexico, D.F.: Pax México.

Wallerstein, I. (1997). La historia de las Ciencias Sociales. México: Signum Editores S.A.

[1]  Aunque tienen su origen en Francia, antes y durante el Antiguo Régimen, con el objeto de delación y control total terrorista

[2] El término hace referencia era un proceso similar a la asimilación, observando que de la misma manera como un inmigrante adopta los patrones culturales del lugar al que llega para empezar a vivir, una persona que entra en la prisión sufre un proceso en el que adquiere las costumbres, normas y valores que le son propios a la prisión y a los prisioneros (Clemmer, 1940)

Fuente de la foto: http://mlc-s2-p.mlstatic.com/historia-de-la-criminologia-wehner-669501-MLC20361926892_072015-F.jpg

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Reflexiones de la Cultura y la Contracultura en la Educación Venezolana.

Pensando y repensando en el trabajo pedagógico y formativo de las escuelas desde la etapa de inicial.

 

Para los educadores, maestros, maestras y  forjadores de la educación, el estado debe tener el compromiso de mantenerlos en formación permanente en cuanto a lo social, cultural, académico y sobre todo lo más trascendental en lo político que les ayuda, a fortalecer sus prácticas pedagógicas y cada vez más avanzar a la transformación educativa, que no es más que tener conciencia de cómo nos formamos como maestros. Así lo decía Simón Rodríguez: El maestro tiene que enseñar para la vida.

Siempre hay que analizar los contenidos los trabajos que se despliegan en las escuelas y hasta en sus aulas, ya que estamos hablando tenazmente de trasformación educativa, por lo que hay que tener bien claro que los maestros somos los garantes de qué es lo que enseñamos y para qué.

De algo si tenemos que estar atentos todos los educadores y todos los Venezolanos,  es que desde que se inició la revolución en este país, no hemos encaminado a desmontar y acabar esta inoculada escuela burguesa que poco a poco le hemos ido dando madero.

La escuela burguesa enajenada donde aún existe la industria cultural, que no es más, que un espectáculo para que brillen los trajes o vestimentas, ya que son los eventos que desvían la visión pedagógica y apuntan a la hegemonía cultural, estamos claros que el dominio es solo histórico, sino que tiene fuertemente su génesis en lo enajenado.

Ahora bien por un lado mientas hay un grupo de maestros, maestras y educadores, directores trabajando vigorosamente para derrumbar la cultura escolar burguesa, por otro lado nos encontramos con jefes directores maestros, maestras que apoyan la alienación del desarrollo cultural, dejando a un lado lo endógeno y pertinente. ENTONCES PARA DONDE VAMOS, con este régimen de reproducción capitalista del que nos obliga y nos somete la escuela, allí es donde se develan las contradicciones y la división escolar.

Hay un poder y un gran poder que tiene los docentes, el de convencer a esos representantes para que vistan a los niños y niñas con ciertos trajes a veces no se los ponen más, gastando dinero por que hacen creer que es para alcanzar las competencias académica, en muchísimos y la mayoría de los casos es para que los niños y niñas hagan espectáculos fuera del contexto pedagógico.

No podemos descansar en esta lucha de la transformación educativa hay seguir dándole madero a esta hegemonía escolar que hemos vivido todos, ya es la hora de seguir dando profundos cambios a la educación y valorizar nuestra cultura.

No podemos darle paso al imperio. Tenemos que mantenernos firmes con rodilla en tierra sobre nuestra patria la patria grande que soñó Bolívar.

Artículo enviado por su autora a la redacción de Otras Voces en Educación.

Imagen tomada de: https://nuvomagazine.files.wordpress.com/2013/05/contracultura.png

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Las nuevas tendencias en educación y la reforma educativa

Por Miguel Angel Perez

El presente artículo es producto de una conversación con el Dr. José Luis Martínez Rosas, de la Escuela Normal de Guanajuato, quien dentro de su tesis de doctorado trabajó a profundidad las tendencias mundiales en educación. Puede reconocerse en general que las tendencias mundiales aspiran a globalizarse o a preservar el desarrollo local.

A globalizarse, es decir a crear un sólo sistema mundial en educación, en cultura, en economía o en cualquier esfera de desarrollo que se pudiera pensar, la tendencia (es obvio pensarla) se trata de dinamizar, desde la visión de quien tiene el mayor poder o un cierto tipo de capital especial para dirigirlo. En ello se reconoce entonces que la tendencia es la de generar y proyectar un amplio y muy complejo sistema mundial de educación, cuyos componentes estén articulados y sincronizados de tal manera que todos o la mayoría de los países en el mundo y desde la iniciativa de sus gobiernos respectivos estén bajo estas ideas de mundialización, en ello juega un papel muy importante (desde esta propuesta) la evaluación de todo el sistema y sus componentes, el uso o manejo de las nuevas tecnologías, el idioma inglés como forma de comunicación al interior del sistema, la organización de enfoques y contenidos de estudio en un sistema mundializado y la formación de los nuevos educadores, como un sujeto acotado al desarrollo y cumplimiento de tareas de carácter técnico e instrumental.

La cara pública en la gestión de este sistema mundial en educación lo brindan los organismos multinacionales como la OCDE, el Banco Mundial y algunos organismos regionales, su papel es aportar directrices a los países que estén en proceso de incorporase y dar un panorama lo más fiel y objetivo posible de su situación local interior, a modo de diagnóstico. De esta manera, el caso de México lo conocen mucho más en la OCDE que los propios intelectuales al servicio de la SEP. A esta tendencia global, no le interesan demasiado las diversidades o asimetrías sociopolíticas y culturales de los países y sus regiones, de lo que se trata es de arribar a un modelo o un esquema mundial de educación el cual estará regulado y es pautado desde los propios organismos internacionales con una visión siempre desde arriba hacia abajo y desde el norte hacia el sur. Los objetivos pueden ser de dos tipos: garantizar el control político pero también homologar el desarrollo de manera más homogénea desde la lógica de quien hegemonice dicho sistema.

B) Tendencias locales. En la contraparte se encuentra toda la tendencia pensada en garantizar el respeto a las diferencias y diversidades mundiales, sobre todo en lo relacionado a los países originarios y su cultura, las costumbres locales y la forma de concebir el mundo y de concebirse en el mundo deberá preservarse por encima de todas las cosas, en ello juega un papel muy importante el idioma, las costumbres y la cultura. Esta propuesta es más de resistencia que de alternativo que pase a la ofensiva. Su ideología es decolonial y se nutre por las aportaciones de algunos intelectuales locales, Paulo Freire es uno de los principales inspiradores de esta postura.
Como podrá verse, la propuesta de reforma educativa mexicana está pensada en acercarse al sistema mundial en educación, en ello la CNTE y sus movilizaciones se tornan en un obstáculo, de ahí que haya que derrotarlas por todas las vías que se puedan. Y en ello, también el carácter o la definición de lo nacional, cuya tendencia es como la que estamos viviendo y tiende a reconfigurarse radicalmente.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/las-nuevas-tendencias-en-educacion-y-la-reforma-educativa/

Imagen tomada de: http://definicion.de/wp-content/uploads/2011/08/reformaeducativa.png

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Malhumor: «Es el nuevo estrés social”

Alejandro Grimson

Hay malhumor en la sociedad, malhumor en la calle. Más insultos en el tráfico, más nervios en los comercios, una irritabilidad que se expande. En una oficina pública de la ciudad, del Estado ya modernizado y alegre, vi un empleado que dejaba de atender a los ciudadanos diciendo “con la inflación que hay, yo ya trabajé demasiado”. ¿Huelga individual? Y la larga fila, como se dice en la calle, “se queda pagando”, como si no nos afectara la inflación.

Cada uno se mira un poco más el ombligo. Cuando levanta la cabeza y mira al conjunto, crece la incertidumbre. De manera vertiginosa, un optimismo que nunca fue unánime se transmuta en creciente desesperanza. Cada vez hay más caras que parecen preguntar “¿qué es todo esto que está pasando?”. No quieren respuesta cliché, quieren entender algo que se nos escapa de las manos. Algo que nos pone nervioso porque es escurridizo.

Si bien la Argentina está retrocediendo en la distribución del ingreso, avanza en la distribución de la mala onda. Es el estrés social. Atravesamos el pico de nerviosismo al compás de que ya el boleto de colectivo no es lo que era, la luz y el gas ya no son lo que eran. Dicen que se sinceraron, pero la verdad es que la plata no alcanza. Obvio, prometen que el futuro será el paraíso, pero en nuestra coyuntura hasta la palabra paraíso nos pone la piel de gallina.

Dos amigos, con opiniones políticas opuestas, me responden de idéntica manera a mi trivial pregunta ¿qué tal? “Todo bien, salvo el país”. La hiperinformación aceleran el pulso, incrementa la tensión. Tenemos la capacidad de atención desbordada. Estrés. ¿Cuándo te da descanso la Argentina? ¿Cuándo baja el ritmo y se aleja del precipicio? ¿Ya hay noticias? Prendé la radio, mirá tuiter, entrá cada segundo a refrescar la web.

La emocionalidad está a flor de piel mientras se deshojan las margaritas. Declara, no declara, recusa, aceptan, deniegan, imputan. Las palabras se vuelven locas. Hace mucho tiempo atrás, recuerdo que un fiscal solicitó la imputación de la expresidenta, y el título principal de algún diario daba a entender que era culpable. Ahora, que cambió la vara de la república y que el presidente en ejercicio está imputado, se informó tal como dicen las leyes, que la imputación sólo implica la apertura de una investigación donde se presume inocencia.

Es el doble estándar a la enésima potencia. Presumís la inocencia de los amigos y descontás la culpabilidad de los enemigos. Sí, la palabra “adversario” debería ser reservada para la política, la contraposición de argumentos y la contienda electoral. Ahí no hay “enemigos”. Es una guerra de palabras, claro, pero convencé a los pseudo republicanos de que los adversarios tienen derechos humanos. Hasta Videla había tenido aquí derecho al debido proceso. Hace dieciséis años que no escucho ansiedad por las causas de Menem, algunas que duermen el sueño de los justos en el tribunal más elevado previsto por la Constitución.

Cuando se escucha la frasecita “que ella vaya presa”, ¿dónde se perdió la pretensión de ser republicanos? ¿Dónde ha quedado el derecho a la defensa, el debido proceso, la necesidad de pruebas? He visto en la televisión y he escuchado en off tanto a los militantes de todo encarcelamiento como a quienes saben que una decisión irresponsable puede poner este país patas para arriba.

Todavía recuerdo, parece haber sucedido en otro siglo, al presidente afirmando que había opositores presos en Venezuela. También parece otro siglo cuando decían que el kirchnerismo quería parecerse a Venezuela. Ahora estamos tan excéntricos, que si fuera cierto lo que decía Macri, la Argentina alcanzaría ese nuevo estándar en la violación a los derechos humanos con la gestión actual.

Admito que me pone nervioso que los antikirchneristas emocionales no me entiendan. No importa lo que yo piense sobre la actuación de Milagro Sala. Tampoco importa si me gustó mucho o poco el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. No importa lo que yo piense del gobierno de Juan Domingo Perón. Lo que importa es que él jamás estuvo prófugo. Estuvo 18 años exiliado, que es muy diferente. Proscripto.

Lo que importa es que me gusta y defiendo la Constitución. Todos los ciudadanos, entiéndase bien, todos y cada uno, tienen derechos y obligaciones. Ahora, si nos creemos 42 millones de jueces supremos, hay un detalle: el supremo se calla la boca hasta que se apela después de la segunda instancia.

De pronto, todo resulta justificable. Cualquier derecho que sea eliminado, sean los descuentos del Pami, sean trabajos en el Estado, cualquier reducción de salarios vía inflación y tarifazos, todo puede ser decorado con palabras como sinceramiento, ñoquis, ladrones. Todo, obviamente, en pro de “unir a los argentinos”. La idea es sencilla: si se produce un auténtico terremoto que parta la tierra en dos, todos podremos reunirnos en el fondo de la grieta.

El artista plástico León Ferrari seleccionó decenas de noticias gráficas de los años de la dictadura que mostraban que había indicios, incluso en plena censura, de lo que estaba sucediendo. Tituló la obra con una frase que espero que nadie utilice ante los Panamá Papers: “Nosotros no sabíamos”. ¿Se procesa o desprocesa al ritmo de los cambios políticos? Nadie cree en el poder judicial y ese es el problema. El doble estándar se va a eternizar en la Argentina mientras no exista un tercero, un poder judicial limpio y transparente que se eleve por encima de todos los partidos y facciones, que responda a las leyes. Una justicia que honre esa palabra sería decisiva para bajar el estrés social, la ansiedad, para desacelerar. Si todos creyéramos que se va a hacer justicia, dormiríamos mucho más tranquilos.

Habría que avisarle al General que esto, entre todos, no lo vamos a arreglar. Las probabilidades están cerca de nadie. De hecho, a veces parece que hay quien cree que un país sin recaudación fiscal sería el verdadero paraíso.

Fuente del articulo: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/malhumor/

Fuente de imagen: Foto de portada: Federico Cosso.

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Kendy Moreno y la pedagogía del garrote

Luis Hernández Navarro
Kendy Moreno Mercado es maestra rural en La Laguna. Tiene ocho años de servicio docente. Labora en la primaria Pablo L. Sidar, en el ejido Santa Fe, en la que no sirven los bebederos, los utensilios eléctricos dejan de funcionar al prender los aparatos de aire y no hay canchas deportivas.
Además de maestra, Kendy es abogada y una mujer muy valiente. El pasado 10 de junio encaró al secretario de Educación, Aurelio Nuño, en una reunión que el funcionario tuvo con docentes destacados en San Buenaventura, Coahuila, feudo sindical de Carlos Moreira –hermano del gobernador–, para venderles las bondades de la reforma educativa.
De frente, la profesora Moreno dijo al secretario: De verdad siento empatía con mis compañeros del sur y lamento que el diálogo con ellos esté condicionado; son tan dignos ellos como nosotros; trabajamos en medios distintos; nuestras escuelas del norte muchas no están en tan pésimas condiciones como en el sur; sería muy enriquecedor para ustedes y para nosotros como maestros que tuvieran un diálogo con ellos.
Nervioso, el funcionario le respondió con el mismo mantra que entona diariamente desde hace casi un mes: Para poder dialogar, los niños deben regresar a las aulas, además de que los maestros tienen que cumplir con la Constitución.
En lugar de arredrarse, la maestra rural le reviró a Nuño Mayer: El derecho de protesta y la no retroactividad están de igual manera en la Carta Magna y se están violando.Nada está por encima del interés superior de los niños a la educación, le contestó el secretario, al tiempo que insistía en señalar el daño que los docentes de la coordinadora provocaban.También yo dejé a mis alumnos hoy por estar en este diálogo; hoy se quedaron mis niños sin educación, remató la profeKendy, evidenciando la doble moral del secretario, que admite que se suspendan clases para realizar reuniones de promoción y lucimiento personal.
El ejemplo de la maestra Kendy Moreno Mercado es un botón de muestra del fracaso de la política autoritaria de Aurelio Nuño hacia el magisterio. La actitud de la docente lagunera, su articulada argumentación, expresa el sentir de muchos mentores en todo el país. La reforma educativa con sangre no entra en el imaginario de los profesores. Y su rechazo se expresa de múltiples maneras: desde el paro hasta la desobediencia.
Pero, en lugar de atender ese rechazo, de escuchar el profundo malestar que la reforma educativa ha generado y la indignación que la cerrazón gubernamental al diálogo ha producido, el secretario Nuño ha decidido aplicar la pedagogía del garrote. Así lo acaba de hacer en Oaxaca.
Dos fechas, 10 años de distancia, una misma resistencia. El 14 de junio de 2006, el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, ordenó el desalojo violento de un plantón magisterial en la capital del estado. El 11 de junio de 2016, el gobierno de Enrique Peña Nieto detuvo a dos dirigentes de la sección 22 y reprimió salvajemente la acampada de profesores y padres de familia frente a las oficinas del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (Ieepo). De la represión de 2006 nació la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y la Comuna de Oaxaca. Ante la actual ofensiva gubernamental contra el magisterio en la entidad, los maestros y los pueblos están articulando una vigorosa e inédita resistencia. Lejos de amedrentar a los docentes y sus aliados, la detención de sus dirigentes y la violencia policiaca han propiciado el renacimiento de las barricadas y bloqueos carreteros en distintos puntos del estado.
Oaxaca no es el único lugar donde la represión gubernamental ha pegado duro. Como si quisieran conmemorar a su manera el Jueves de Corpus, el pasado 10 de junio policías antimotines golpearon despiadadamente a padres de familia de la comunidad chontal Tamulté de las Sabanas, municipio de Centro, Tabasco, que bloqueaban la carretera Villahermosa-Frontera. Demandaban abrir una mesa de negociación sobre la reforma educativa con el gobierno federal.
Lejos de apagar la protesta en Tabasco, la represión la extendió a ocho comunidades aledañas. Falsamente se dijo que 10 periodistas habían sido secuestrados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Según el profesor Julio Francisco Mendoza González, de la dirección política estatal y nacional de la coordinadora, los representantes de la prensa salieron corriendo cuando la multitud indignada les dijo que los iba a amarrar. Nunca se les retuvo, ni se les ató ni se les secuestró. En Chiapas, junto a los maestros, marchan el Pueblo creyente, Los Parachicos (danzantes tradicionales en la fiesta grande de Chiapa de Corzo), marimbas, empresarios, miles de padres de familia y hasta policías municipales. La sociedad chiapaneca está sacudida hasta sus cimientos.
Tan es así, que apenas el pasado 12 de junio, el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi, dio a conocer el documento Maestros, adelante con verdad y justicia. Allí reconoce a los docentes que es su derecho y su deber marchar por la defensa de lo que en justicia les corresponde, asienta que la reforma educativa no es integral, sino sólo administrativa y laboral y apoya la lucha contra ella.
Para imponer a sangre y fuego la reforma educativa (e impedir las protestas por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa), el gobierno ha asesinado a tres maestros (Claudio Castillo, Antonio Vivar Díaz y David Gemayel Ruiz), encarcelado en penales de alta seguridad a ocho dirigentes de Oaxaca, girado decenas de ordenes de aprehensión en varias entidades del país, cesado a más de 4 mil, golpeado salvajemente a cientos, impedido el libre tránsito, y puesto en la calle a miles de policías. Y a pesar de su pegagogía del garrote, no ha podido frenar las protestas masivas ni callarle la boca a maestras como Kendy Moreno.
Fuente del articulo:http://www.jornada.unam.mx/ultimas/bloggero.info?luis-hernandez-navarro/entrada_2016-06-16kendy-moreno-y-la-pedagogia-del-garrote
Fuente de la imagen: https://2.bp.blogspot.com/-YIi4hcvuAVw/V2NATUzEdeI/AAAAAAAAAjU/jvfbBHAhZv4a-yeFmtduiF8vkMJUmXhrACLcB/s1600/fisgon33.jpg
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Justicia para Berta es revolucionar las revoluciones

Claudia Korol

Justicia para Berta es sobre todo multiplicar las revoluciones, los sueños, la confianza en nuestras luchas, la lealtad en la amistad, el diálogo de saberes, la espiritualidad rebelde de los pueblos. Es seguir sosteniendo y reinventando la esperanza, contra todos los malos pronósticos que siembran el odio y el sálvese quien pueda.»

En distintos lugares del mundo hoy estamos exigiendo justicia para Berta.

Es necesario hacerlo, aunque sea difícil exigir con este nudo en la garganta, con este agujero en el corazón, y esta herida en la piel.

Es importante nombrar a Berta, aunque al hacerlo una toma conciencia una y otra vez del desgarro gigantesco que provoca su ausencia.

Ayuda saber que otras y otros están reunidos en distintos puntos del planeta, con la presencia de Berta tan cercana, desde el día de su crimen.

Ayuda saber que estaremos abrazando a Salva, su hijo, que tanto creció en el dolor hasta parecer que nos sostiene a todxs, y abrazando a distancia a sus hijas, y a mamá Berta, de las que seguimos aprendiendo a caminar erguidas.

En esta Argentina, en este sur del mundo, en el centro de la ciudad de Buenos Aires, alrededor del Obelisco porteño, donde tantas veces caminamos con Berta, la nombraremos entre muchas organizaciones sociales que aprendimos con ella que se puede andar con dignidad las batallas que parecen perdidas, que se puede crecer desde la raíz, que se puede ser río y selva, tierra y semilla.

Justicia para Berta, es la exigencia de una comisión investigadora independiente, sí.

Justicia para Berta, es la demanda de que se suspenda definitivamente la hidroeléctrica en el Río Gualcarque, sí.

Justicia para Berta, es el reclamo de que los Bancos dejen de financiar al Estado terrorista de Honduras, sí.

Justicia para Berta es todo eso, sí. Pero es sobre todo multiplicar las revoluciones, los sueños, la confianza en nuestras luchas, la lealtad en la amistad, el diálogo de saberes, la espiritualidad rebelde de los pueblos. Es seguir sosteniendo y reinventando la esperanza, contra todos los malos pronósticos que siembran el odio y el sálvese quien pueda.

Justicia para Berta es refundar nuestras revoluciones anticapitalistas, antipatriarcales, descolonizar nuestro pensamiento, es revolucionar a nuestras izquierdas machistas y racistas, desaprender nuestros modos de no entendernos y de no escucharnos.

Justicia para Berta es no tener miedo a vivir nuestra utopía, nuestra ley, nuestra manera de estar en el mundo el tiempo que nos toque, y sembrar… no sembrarnos, sembrar la tierra de esta humanidad rota, hasta que nazcan las rebeldías necesarias, fertilizando el horizonte, sin darle posibilidades ni guiños derrotistas a la derrota.

Justicia para Berta es habitar las calles, las plazas, los amores, con la libertad ganada en más de cinco siglos de resistencia.

Fuente del articulo: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Justicia_para_Berta_es_revolucionar_las_revoluciones

Fuente de la imagen:http://i2.wp.com/www.marcha.org.ar/wp-content/uploads/2016/06/Berta.Nota_.Pa%C3%B1uelos.jpg?resize=600%2C300

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