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¿Por qué los hijos de inmigrantes tienen peores resultados educativos?

España/ 02 de Junio de 2016/

Por: Héctor Cebolla

Hasta hace no muchos años, la inmigración tenía una visibilidad extraordinaria en los medios de comunicación y en los debates públicos. Ahora, cuando en las grandes ciudades convivimos con muchos ciudadanos inmigrantes y de origen inmigrante, curiosamente, la situación se ha invertido. El asunto sin embargo volverá antes o después a recuperar la atención que merece. La forma en la que se incorporan los hijos de los inmigrantes al sistema educativo es uno de los grandes determinantes de lo que será nuestra estructura social en el medio y en el largo plazo.

Tres regularidades internacionales, que también se cumplen en España, son de gran utilidad para entender los procesos de incorporación escolar de esta población. (1) La aproximación de los inmigrantes al sistema educativo es fundamentalmente optimista. Los padres inmigrantes y sus hijos, esperan tener trayectorias educativas más largas y prestigiosas que los hijos de los autóctonos con igual nivel de rendimiento escolar. Es decir, a igualdad de notas, los hijos de padres inmigrantes que esperan llegar a la universidad son más numerosos que sus compañeros autóctonos. Esto es una buena noticia: si no se enfrentaran a ningún obstáculo añadido al afrontar cualquier transición educativa, habría niveles más bien bajos de desventaja entre inmigrantes y autóctonos. Sin embargo, (2) en la práctica totalidad de los países desarrollados (con algunas excepciones como Australia, Canadá o Nueva Zelanda), los estudiantes de origen inmigrante tienen un rendimiento medio más bajo que el de los hijos de los autóctonos, y esto explica que no materialicen sus expectativas educativas. Finalmente (3), la mayor parte de la diferencia en el rendimiento de los hijos de inmigrantes y autóctonos se explica por la distinta acumulación de recursos en hogares autóctonos e inmigrantes. Esto quiere decir que el rendimiento de los hijos de inmigrantes de una determinada extracción social no es muy diferente del de los hijos de autóctonos de la misma procedencia socioeconómica.

En España la desigualdad en rendimiento por estatus migratorio es muy visible. El primer gráfico describe con detalle la brecha en los resultados en lectura/lengua, una materia básica en el currículo de primaria y secundaria, entre los hijos de inmigrantes y sus compañeros autóctonos. El cálculo está hecho a partir de las encuestas de diagnóstico de primaria (2009) y secundaria (2010), ambas representativas del conjunto del país. La diferencia entre inmigrantes y autóctonos se describe por separado para cinco grupos de rendimiento: los percentiles 5 (es decir, el 5% de los alumnos con peores notas), 25, 50, 75 y 95 (el 5% con los mejores resultados). En el eje horizontal, también se presenta entre corchetes la puntuación media en cada uno de estos cinco grupos de rendimiento. La línea roja marca el escenario en el que no habría diferencias en los resultados de los inmigrantes y los autóctonos. Como se puede ver, los hijos de inmigrantes obtienen resultados sistemáticamente más bajos en los cinco grupos.

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Así, podemos concluir que los estudiantes de origen inmigrante tienen resultados medios entre un 8 y un 10% más bajo que el de los nativos. En secundaria, su desventaja va de un 15% menos para los que están en el grupo con un rendimiento más bajo, a un 7% cuando están en el que tiene los resultados más altos. ¿A qué se debe esta brecha? La mayor parte de esta desventaja en resultados escolares se debe a factores relacionados con los recursos del hogar y, si nacieron fuera del país, a otros como la edad de llegada a España. Esto se aplica tanto al caso de la primaria como de la secundaria.

 

Esto quiere decir que el sistema educativo lleva a los hijos de familias inmigrantes a tener resultados medios muy parecidos a los que tienen sus compañeros autóctonos de idéntica procedencia social. Si el objetivo es mejorar el rendimiento de los estudiantes de origen inmigrante y reducir su desventaja con respecto a los autóctonos, lo más lógico sería optar por medidas de aplicación universal que garanticen la igualdad entre los alumnos de distinto origen social. Dicho de otra forma, los datos sugieren que para mejorar la equidad en el rendimiento sería preferible desarrollar medidas específicas que no diferencien a los alumnos en función de su estatus migratorio.

De entre todas estas posibles medidas, una parece tener una importancia destacada. En algún otro post he discutido con otros compañeros la capacidad igualadora de la educación infantil. Según la evidencia más fiable, la escolarización en las fases 0-3 y 4-6 es la medida más eficiente en términos de coste y beneficios para igualar los rendimientos de los alumnos procedentes de hogares con recursos muy diferentes. Sin embargo, existen indicios de que la escolarización temprana en España podría no estar incrementando la equidad entre los hijos de autóctonos e inmigrantes en la medida que cabría esperar. Según la encuesta de diagnóstico de primaria (ver Figura 3), el rendimiento en lengua/lectura que tendrían los hijos de autóctonos por haber estado escolarizados más de dos años en la fase 0-6 es mayor que el que obtendrían los hijos de inmigrantes. Tampoco parece que la escolarización temprana contribuya a reducir las diferencias en educación secundaria.

Fig3 768x597

Esta limitación en la capacidad igualadora de los resultados de los hijos de autóctonos e inmigrantes podría deberse a diferencias en la calidad de los centros de educación infantil en los que, predominantemente, se escolarizan estas dos poblaciones. Sin tener en cuenta la calidad, la escolarización con anterioridad a la primaria puede no generar por sí misma los resultados igualadores que se le atribuyen.

En resumen, aunque los datos de que disponemos no permiten producir diagnósticos más recientes ni mucho más detallados, podemos pensar que los hijos de los inmigrantes se enfrentan a una desventaja escolar muy temprana que está más bien relacionada con procesos cognitivos. Dado que sabemos que las expectativas de las familias inmigrantes ante la educación de sus hijos no son un obstáculo, estos problemas de rendimiento temprano explicarían los elevados niveles de abandono en etapas posteriores a las que se han analizado aquí. Las medidas más eficaces para afrontar este problema parecen ser políticas de equidad educativa general que estén destinadas a reducir los diferenciales por origen social. Contra lo que se suele creer, más allá de la primera acogida, las intervenciones específicamente diseñadas para garantizar la correcta incorporación educativa de los hijos de los inmigrantes podrían resultar poco útiles (su comportamiento no es diferente del de la mayoría de los autóctonos con los que debemos compararlos). Sin embargo, el recurso a la escolarización antes de los seis años parece no estar contribuyendo, como debería, a garantizar la equidad entre los hijos de inmigrantes y autóctonos. Y ello diferenciará sus trayectorias escolares futuras.

Fuente: http://www.mdzol.com/opinion/675612-por-que-los-hijos-de-inmigrantes-tienen-peores-resultados-educativos/

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La Educación Social frente a la desigualdad

España/26 de Mayo de 2016/ El Diario de Mayorca

Por: Francisco J. Caparrós

No hay en el mundo cínico lo suficientemente recalcitrante como para exclamar en público que la pobreza, en los primeros años de la vida de un individuo, no deja huella ninguna. No puedo poner en duda de que en privado o petit comité lo defienda, pero si es así seguro que solamente lo hace para justificarse a sí mismo o al propio entorno que le rodea; de otra forma, ya no estaríamos tratando con cínicos sino con sociópatas. Y es que, cualquiera en sus cabales, no dudaría en aceptar como irrefutable un razonamiento a todas luces contrastado.

 Es más, cuando el estado de necesidad se prolonga más allá de la infancia y de la adolescencia, o incluso si la carestía es sobrevenida por diferentes causas que no entraremos a valorar aquí, da la casualidad que también existen estudios que corroboran una teoría fuertemente extendida sobre todo entre los psicosociólogos: que el estatus socioeconómico subjetivo del individuo condiciona en buena medida su salud. No parece darse otro indicativo más claro y si lo hay yo no lo he encontrado que pueda explicar esta hipótesis de manera fehaciente. Robert Sapolsky, neuroendocrino de renombre e investigador de fama internacional, además de autor del celebrado ensayo ¿Por qué las cebras no tienen úlcera?, lo resume en un sencillo pero contundente aforismo: no se trata tanto de ser pobre como de sentirse pobre.

El sociólogo Harold R. Kerbo, profesor universitario y probablemente el mayor experto en el análisis de la estratificación en las sociedades humanas, que estudia desde hace décadas la desigualdad en los Estados Unidos de América con relación al resto de los países industrializados, viene advirtiendo de la importancia de establecer un programa que garantice unos ingresos básicos para las familias que se sitúan por debajo del umbral de la pobreza, además de una seguridad social global a escala nacional que satisfaga las necesidades médicas de todas ellas; en lugar de elevar la inflación, tan solo por poner un ejemplo, aumentando el valor del índice de precios al consumo sobre los artículos de primera necesidad, como se lleva haciendo en España y en los demás estados de la Unión Europea afectados por una crisis económica más feroz que la del resto, durante estos últimos cuatro años.

Con estas políticas macroeconómicas tan agresivas como insolidarias, asevera Kerbo, las dificultades para mantener un nivel de vida satisfactorio de las categorías más bajas de la escala de ingresos se multiplican, lo que conlleva una merma de autoestima sobre todo en los integrantes más jóvenes de las familias que padecen este tipo de problemas, por otra parte tan difíciles de superar si no es con ayuda externa, es decir, de las propias administraciones públicas sobre las que recae, o debería recaer en cualquier caso, tamaña responsabilidad social. De ahí que el sentimiento de desprotección al que se refiere Sapolsky, a menudo se prolongue en el tiempo mucho más allá de la superación del trauma que lo ha generado.

Aprender a vivir con ello no es sencillo. Desgraciadamente, las cicatrices de la pobreza están siempre ahí para recordarnos el estado de penuria económica que en un determinado momento de nuestra vida padecimos. Pero si además de todo eso, como responsable subsidiario de la situación de todos y cada uno de sus miembros, la sociedad no mueve un solo dedo, ya no para paliarla en la medida de lo posible sino reprobando la humillación a la que suele someterse a quienes tienen la desgracia de caer en un círculo vicioso, que no genera más que frustración e impotencia.

Parafraseando a Jung, la pobreza propiamente dicha no existe más que como concepto. Existen, eso sí, los pobres. La responsabilidad del educador social, amén de muchas otras que le competen por formación, es hacerlos visibles a todos y explicar de qué manera y en qué grado las carencias dictaminan el futuro de los individuos. Y que no es de recibo, si se trata de personas, enjuiciarlas al amparo del tanto tienes tanto vales.

Fuente: http://www.diariodemallorca.es/opinion/2016/05/27/educacion-social-frente-desigualdad/1120963.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=educacion+social+frente+a+desigualdad&biw=1024&bih=489&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwjkn6CLt5HNAhUGGD4KHSv0ATsQ_AUIBigB&dpr=1#imgrc=HjnpYw2LnBxnzM%3A

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Mitos sobre la lectura temprana

Por: Elisa Guerra Cruz

Es un honor incluir en este espacio un artículo escrito magistralmente por Glenn Doman, fundador de Los Institutos para el Logro del Potencial Humano, en el que aborda los mitos más extendidos sobre la lectura temprana:

¿Quiénes tienen problemas, los lectores o los no-lectores?

Tuve la fuerte tentación de titular este artículo “Algo Espantoso va a Suceder”, ya que iniciará la discusión de las sombrías predicciones de las cosas que pasarán a los niños que leen muy pronto. Hablaremos sobre mitos acerca de los bebés y el aprendizaje.

Mito #1: Los niños que leen demasiado pronto tendrán problemas de aprendizaje.

Hemos estado enseñando a niños pequeños a leer por  más de 55 años. Aún no hemos sabido de un solo niño que tenga un problema de aprendizaje como resultado de saber leer. El ser capaz de leer con gran disfrute a los tres años no evitará que el niño pequeño  tropiece y se corte el labio, pero sí evitará que sea parte del 30% de los niños que fracasan en el aprendizaje de la lectura en el primer grado.

El problema de los niños en la escuela no es que aprendan demasiado pronto, sino al contrario, que aprenden demasiado tarde. En el primer grado, un niño aprende muy poco, muy tarde. Por eso tantos y tantos niños fracasan en aprender a leer en el primer grado. Algunos de ellos nunca podrán leer al nivel de su edad: muy poco, muy tarde.

Mito #2: El niño que lee muy pronto tendrá problemas de lectura.

En el medio siglo que tenemos enseñando a bebés sanos y ayudando a muy pequeños niños con lesión cerebral a leer, queda claro que tener la habilidad de leer no es un problema, sino una solución. Nunca hemos visto a un niño que haya sufrido daño alguno por aprender a leer. Si enseñar a leer a los niños fuera algo dañino, ¿no deberíamos de tener cientos de cartas de madres hablando de ello? No las tenemos. Lo que sí tenemos, son miles de cartas de todo el mundo contándonos sobre la gran alegría y disfrute para mamá y bebé aprendiendo juntos.

Los niños que pueden leer no tienen problemas de lectura. Los niños que no pueden leer son los que tienen problemas de lectura.

Mito #3: Los niños que leen muy pronto se convertirán en pequeños genios detestables. 

A ver, creadores de mitos, pongámonos de acuerdo:  ¿Qué van a ser los lectores tempranos, zopencos o genios?  Es sorprendente cuántas personas lastimosamente predicen el mito 1 y al mismo tiempo también el mito 3. El hecho es que ninguno de los dos es cierto. Conocemos a miles de lectores tempranos, y en ellos hemos encontrado a niños felices, bien adaptados, que tienen más cosas que disfrutar que otros niños. No estamos sosteniendo que la lectura temprana resolverá todos los problemas a los que puede enfrentarse un niño, y suponemos que si buscan lo suficiente podrían encontrarse a un niño que fue un lector temprano y que por otras razones también resulta ser un chico desagradable.

En nuestra experiencia, tendrían que buscar mucho más arduamente un chico así entre los lectores tempranos, que lo que tendrían que buscar entre los que aprendieron a leer en la escuela. El niño que aprende a leer a los 6 en la escuela tiene un 30% de posibilidades de no aprender a leer bien. Tenemos bastante certeza en que sería más fácil encontrar niños infelices y mal adaptados entre los lectores tardíos y los no lectores. Son muy comunes.

Mito #4: El niño que aprende a leer muy pronto no aprenderá la fonética. 

El hecho: puede ser que no aprenda la fonética, pero si no lo hace no le hará falta.

La fonética se define como: “Relativo a los sonidos del habla, su producción, o su transcripción a los símbolos escritos”.

El Dr. O.K. Moore, un verdadero pionero en enseñar a los niños de tres años a leer, se negó a involucrase en la tonta batalla entre la “fonética” escolar y el modelo escolar “mirar-decir” para la enseñanza de la lectura, lo que él llamaba una lucha estéril. Uno podría preguntarse: “¿Le enseñé a mi bebé a escuchar el lenguaje con el método fonético, o simplemente hablándole? También podría preguntarse, “¿Qué tan bien le fue?” Si él aprendió a hablar su lenguaje bastante bien, señal de que el sistema que usó fue un buen sistema.

La idea de que aprender a entender el lenguaje oral a través del oído es una función cerebral (lo cual, por supuesto, es cierto) pero que aprender a leer el lenguaje a través del ojo es una materia escolar, es pura tontería. Ambas son funciones del cerebro.

Todos los niños pequeños sanos aprenden a escuchar y hablar su lengua nativa escuchándola desde que son bebés, y como resultado llegan a la escuela ya comprendiendo el lenguaje oral. Los niños pequeños a los que no se les muestra el lenguaje escrito cuando son bebés, no aprenden a “ver” el lenguaje hasta que van a la escuela y como resultado leen lentamente (o no leen para nada).

Los niños pequeños a los que se les enseña el lenguaje escrito llegan a la escuela leyendo, y leyendo bastante bien, por cierto. No aprendieron a leer fonéticamente, así como no aprendieron a escuchar fonéticamente, pero son fonetistas de primer nivel. Todos los niños son genios lingüísticos.

Si, es cierto, es posible que su niño se pierda la fonética si le enseña a leer cuando es pequeño – ¿Y no sería eso algo bueno?

Mito #5: El niño que aprende a leer muy pronto se va a aburrir en la escuela.  

El hecho: Si, no hay duda de que se va a aburrir en la escuela. Justo como casi cualquier otro niño en el primer grado.

¿Alguna vez, amable lector, ha vivido días tan largos como los que pasó en primer grado? Pregúntele a cualquier niño de seis años qué tan largo es el día escolar, comparado con el sábado o el domingo.   ¿Significa esto que no quiere aprender? Para nada. Los niños de cinco años pueden llevar conversaciones altamente sofisticadas. Se cuenta la historia de dos niños de kinder que durante el recreo discutían si el avión 707 que acababa de pasar volando podría o no ser supersónico, cuando sonó la campana. “Ya es hora de regresar a seguir ensartando esas malditas bolitas” le dijo uno al otro.

Cuando un avispado niño de siete años tiene que leer frases como “Susi amasa la masa” o “Mira el brillante carro nuevo”, ¿podemos culparlo por sentirse aburrido?  El no sólo puede ver el carro nuevo. El podría decirle el fabricante, el modelo, el año, el tipo de chasis y quizá incluso la potencia. Si hay cualquier otra cosa que quiera saber sobre ese coche solo pregúntele. A menos de que esté usted muy enterado de los coches, pregúntele – probablemente él sabe más que usted.

Los niños sin lugar a dudas se aburrirán en la escuela hasta que les demos material que sea digno de su interés. El asumir que el niño que más sabe es el que más se va a aburrir, es asumir también que el niño que menos sabe será el más interesado y por ende el menos aburrido.

Si la escuela es interesante, sólo aquellos que no sean capaces de entender se aburrirán.

¿Se acuerda usted de la escuela primaria? Si es así, probablemente usted recuerda precisamente lo que yo recuerdo.

Yo fui a la escuela esperando pasarla muy bien. Cuando llegué, una vieja bruja que me pareció como de cien años, y que sabía que yo no quería aprender y que me tendrían que forzar a hacerlo, me dijo: “Tú, chiquillo, siéntate aquí, miráme, cállate y piensa lo que yo estoy pensando.”

Para mi sorpresa, ella era capaz de hacerme sentar donde ella quería que me sentara, que mirara hacia donde ella quería que mirara, y que me callara. Afortunadamente, para mi cordura y aprendizaje, ella no era capaz de hacerme pensar lo que ella pensaba. Durante los siguientes mil o 50 años, mientras ella parloteaba sin parar, yo escuché casi nada de lo que ella decía. Mientras que ella y los otros que la seguían repetían y repetían, yo escalé el Everest mucho antes de que lo hiciera ese tipo de Nueva Zelanda, y exploré los oceános más profundo de que lo que Costeau  jamás había llegado. Me di cuenta de que la escuela era un montón de interminables años de aburrimiento, interrumpidos por segundo de terror profundo. Aquí estaría yo en el medio del desierto del Sahara, con mi fiel rifle y mi camello, mirando a la Esfinge. Mientras observaba a la Esfinge en estupefacción y agrado, lentamente me haría consciente de que alguien decía “Glenn”. No era la Esfinge la que hablaba, no era el camello y no era yo. Mi delicia en haber encontrado a la Esfinge se convirtió en terror puro. No era que yo no supiera la respuesta que me pedía la maestra. Es que no sabía la pregunta.

¿Te suena familiar?

Mark Twain decía que el nunca permitió que su escolarización interfiriera con su aprendizaje .Yo intenté que tampoco lo hiciera la mía. ¿No lo hizo usted?

¿Se aburrirá su niño en la escuela si aprende a leer antes de llegar a ella? Lo más probable es que lo hará, lea o no lea. La verdadera pregunta es, ¿Quién será más capaz de protegerse a sí mismo de los problemas presentados por el aburrimiento? ¿El niño más brillante o el más torpe?-Glenn Doman

*Articulo tomado de: http://www.elisaguerra.org/blog/mitos-sobre-la-lectura.html

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En la memoria las mujeres embarazadas detenidas y desaparecidas en la dictadura.

Por: Radio Villa Francia

Recuerdo de las mujeres embarazadas detenidas desaparecidas durante la dictadura chilena de Pinochet

En una nueva celebración -comercial- del día de la madre, quisiéramos darle un sentido, un cariz distinto, sacar “la fecha consumista” y aprovechar de reflexionar en nuestra memoria reciente.  Es así como rescatamos la historia de las mujeres que padecieron dolores y sufrimiento frente al poder fálico y machista de los uniformes prusianos de las fuerzas armadas en el periodo de 1973 a 1990 en el Chile de la Dictadura de Pinochet. En esas historias, cientos de ellas, aparece la de 9 mujeres quienes al momento de ser detenidas se encontraban embarazadas. En este, insistimos, día comercial del “día de la madre”, la memoria debe prevalecer y traer a nuestro presente a aquellas mujeres y sus vientres que resistieron la atrocidad de una dictadura que aún hoy tiene huellas en nuestro presente.

Entre las cientos de mujeres detenidas y torturadas durante la dictadura, se sabe que las siguientes nueve mujeres estaban embarazadas al momento de su detención:
Cecilia Miguelina Bojanic Abad fue detenida junto a su esposo Flavio Oyarzun el 2 de octubre de 1974, cuando tenía 5 meses de embarazo. Testigos la vieron por última vez con vida en Cuatro Alamos.

Jaqueline Paulette Droully Jurick, 24 años, fue detenida el 30 de octubre de 1974, con 3 meses de embarazo. Fue vista por última vez por testigos cuando agentes de la DINA la sacaron junto a su esposo de Cuatro Alamos a paradero desconocido.

María Cecilia Labrin Lazo, asistente social de 25 años, fue secuestrada el 12 de agosto de 1974 y llevada a la casa de torturas de la DINA Calle Londres 38. Un ex agente de seguridad de la Marina declaró extra-judicialmente que María Cecilia dió luz a una niña en marzo1975.

Gloria Lagos Nilsson, madre de tres hijos y embarazada de 3 meses, fue tomada como rehen para presionar a su compañero, miembro del MIR que se había fugado de la DINA. Fue vista en Cuatro Alamos en septiembre de 1974.

Nalvia Rosa Mena Alvarado, 20 años, fue secuestrada junto con su esposo Luis Emilio Recabarren Gonzalez y su cuñado Manuel Guillermo Recabarren Gonzalez el 29 de abril de 1976. Tenía 3 meses de embarazao cuando testigos la vieron en Villa Grimaldi.

Michelle Peña Herreros, militante del Partido Socialista y estudiante de ingeniería de 27 años de edad, tenía más de 8 meses de embarazo. Fue detenida el 20 de junio de 1975 y llevada a Villa Grimaldi, donde fue vista por última vez con vida. Su madre se informó que fue llevada al Hospital de la Fuerza Aerea para dar a luz.

Reinalda del Carmen Pereira Plaza, 29 años, tenía 6 meses de embarazo al momento de su detención el 15 de diciembre de 1976.

Elizabeth de las Mercedes Rekas Urra, 27 años y 6 meses de embarazo, fue detenida el 15 de diciembre 1976.

* Datos extraídos del Trabajo realizado por la Coorporación “La Morada” y La Fundación Instituto de la Mujer.

**Video “Cuerpo Quebrado” (Broken Body) Mujeres embarazadas detenidas desaparecidas chilenas

Fuente: http://www.radiovillafrancia.cl/en-el-dia-de-la-madre-en-la-memoria-las-mujeres-embarazadas-detenidas-y-desaparecidas

Fotografía: pueblonomeolvides

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Más allá de un gran deportista: Muhammad Ali, el boxeador que golpeó a las conciencias

Por: La Revista chilena London Prize

Esta historia comienza con un joven alto de 18 años, que hace muy poco había viajado a Europa, participado en las Olimpiadas de Roma 1960 y logrado una histórica medalla de oro en boxeo en la categoría de pesos pesados. Un logro notable tomando en cuenta la ventaja que los países de la órbita socialista tenían sobre las preseas en ese deporte. Así, el joven Cassius Clay se había transformado rápidamente en una celebridad debido a su corta edad y extrovertida personalidad.

Sin embargo un día en Miami quiso entrar con un amigo a un restaurant del centro de la ciudad, uno exclusivo en donde pudiera alardear frente a los blancos de clase alta su triunfo, sin embargo al entrar al local fue rechazado inmediatamente por su color de piel y expulsado ante tamaña osadía.

De este modo Clay fue consiente por primera vez en su vida que no importaba lo que hiciera ni la medalla que había logrado para su país, esto porque el sistema segregacionista en los Estados Unidos no tenía excepciones, no importaba cuan famoso fueras, siempre serías un ciudadano de segunda clase. De pronto algo germinó en ese joven, algo le dijo que la vida ya no se volvería a vivir con liviandad y sin mayores preocupaciones más que el boxeo. Pero al igual que cuando un púgil soporta la ráfaga de golpes para poder contragolpear, esperó su momento y este vendría en 1964 cuando derroto al brutal Sonny Liston, el campeón de la mafia, un ex presidiario que era el rey de los pesos pesados, violento y sin muchas nociones del momento político de su época, él solo cumplía el papel de sus amos, era un gorila para que el boxeo siguiera siendo un deporte de bajos fondos en donde los apostadores ganaran su parte en el espectáculo.

Clay, como se llamaba en ese momento, fue hábil con un buen manejo publicitario, saliendo en televisión llamando “oso feo” a su rival, acusándolo públicamente de ser un matón de cuarta categoría, incluso llegó a reunirse con The Beatles, cuando solo era .en ese momento- “el retador”, pero logrando incluso ser más llamativo en lo público que los mismísimos cuatro de Liverpool. Y es que Clay sabía boxear flotando con sus pies en el ring y picando como una abeja, pero también sabía boxear fuera del ring y comprender su época en la que los medios de comunicación comenzaban a consolidar su poder. Así llego el día de enfrentar al terrible Sonny Liston, y esta pelea tuvo de todo en los primeros asaltos. Esa noche del 25 de febrero de 1964, Clay flotaba en el aire, Liston lo perseguía para intentar darle alguno de sus lentos y telegrafiados golpes, pero nada funcionaba , así que el campeón de la mafia buscó otros métodos, se untó los guantes con un químico irritante y salió al 4to asalto a amarrar a su rival frotándole los guantes, Clay cegado, intentó sobrevivir hasta que pudo llegar su esquina y ser socorrido. Lo siguiente fue una paliza para Liston, jab de izquierda llovían en su rostro y no encontraba forma alguna de conectar limpiamente a su rival, ante el fracaso en el 6to asalto Liston, como digno matón, alegó una lesión al hombro y se retiró, ese fue el fin de Liston y el comienzo de la leyenda cuando ante 9 mil espectadores que lo aclamaban en el Miami Beach Center, Clay gritaba subido en las cuerdas “Soy el Rey del mundo“.

Al día siguiente de esa histórica pelea, el 26 de febrero de 1964 y cuando todos los medios y ojos del mundo estaban sobre él, Cassius Clay anunciaba su nuevo nombre y se declaraba públicamente como miembro de la Nación del Islam. De este modo señalaba: “Cassius Clay era mi nombre de esclavo, no lo escogí, no lo quería, y Muhammad Ali es el nombre de un hombre libre“. Así nacía la leyenda de Muhammad Ali.

Al principio el medio del boxeo creyó controlar a Ali, pero más bien fue al revés, ahora con el poder mediático que le producía ser campeón peso pesado del mundo, entró en contacto con el célebre activista Malcolm X, un pastor musulmán que proclamaba la emancipación racial de los afroamericanos en Estados Unidos. Su ingreso a la Nación Islam, una organización islamista “satanizada” por los medios de comunicación de la época, cayó como un balde agua fría en sectores cristianos blancos conservadores.

muhammad Ali y Malcolm X

En la fotografía: Muhammad Alí junto a Malcolm X.

Sin embargo su golpe maestro al establishment norteamericano se produjo en 1966, cuando se proclamó públicamente objetor de conciencia y se negó ir a la Guerra de Vietnam, agregando “que ningún vietcong lo había llamado negro en su vida“, cosa que sí le habían dicho compatriotas en su propio país. Esto provocó todo tipo de reacciones y encendió la hoguera en los Estados Unidos. Así, Ali fue despojado por secretaria de su título debido a su negación de participar en la guerra y declararse públicamente en contra de ésta, quedando sin licencia para combatir en Estados Unidos hasta 1970, después de este periodo en el que sobrevivió a duras penas gracias a la ayuda de otros púgiles como Joe Fraizer, volvió a luchar con múltiples combates entre el que destaca tal vez el más conocido de todos ocurrido el 30 de octubre de 1974, cuando en un multitudinario estadio en Kinshasa, Zaire, venció a George Foreman, probablemente el púgil con más fuerza física que haya existido, en un combate espectacular en donde Ali logró noquearlo con más inteligencia que fuerza.

Alí, mucho más que un gran deportista

Los combates de Ali son celebres y sería una tautología repetirlos y hablar de ellos una y otra vez. Además, es muy probable que los medios estén hablando de esto durante días y veamos una y otra vez repeticiones de sus cómicas declaraciones y espectaculares reflejos. Sin embargo, Muhammad Ali no solo fue el más grande por hacerlo bien, fue y será el deportista más grande, por ser capaz de indignarse cuando había que hacerlo, de retar al sistema cuando éste debía ser retado, de proclamar sus derechos en público y hacer y decir “lo incorrecto” cuando la situación lo ameritaba y ser capaz vivir con las consecuencias.

De 1966 a 1970 estuvo cuatro años sin trabajo, por creer en lo correcto, participó activamente en la defensa de los derechos civiles y raciales. El legado de Ali no se trata de golpes, fintas y KO. Sino de conciencia, de saber que cuando tienes una pantalla en frente no tienes solo la oportunidad de hablar de a cuántos bautizos has ido, de cuántos tatuajes, caballos y autos tienes. Se trata de entender el medio, el entorno en el que vives y ser capaz de ser consciente que tanto en 1960 como hoy la desigualdad, el racismo, el clasismo y la pobreza siguen siendo tan lacerantes como siempre y que tú a pesar de tus millones sigues teniendo un origen y clase de la cual ser consiente.

Es por esto y muchas más cosas, que Ali no solo será recordado como uno de los más grandes deportistas en la historia, Ali es una leyenda y un ejemplo a seguir, porque peleó también fuera del ring por sus convicciones y por aquello que creía correcto y  asumió las consecuencias aún cuando era más cómodo no hacerlo. Ali fue un boxeador que golpeó la conciencia de millones en el mundo, un artista, un deportista y un activista, activista. Muhammad Ali se ganó el derecho de llevar el nombre de un hombre libre y que a pesar de su muerte a sus 74 años, seguirá golpeando a esas figuras que con mucha técnica y millones, solo serán recordadas por que fueron buenos, pero que no serán la leyenda de alguien que encarnó el cambio social y se negó a aceptar lo injusticia como algo normal, aunque un golpe de conciencia siempre puede llegar: “Porque imposible es solo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo” (Muhammad Alí).

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Chile y el desmonte del neoliberalismo educativo

Por: Pablo Imen

         No se ha insistido lo suficiente en el carácter ejemplar del modelo educativo chileno como expresión más del más paradigmática de una política educativa y una pedagogía exitosas. Voces “autorizadas” como el Banco Mundial o la Organización de Estados Iberoamericanos han destacado los (presuntos) grandes logros de una propuesta cuyos principales pilares mercantilistas, autoritarios y tecnocráticos fueron aplicados sin desmayo.

         Es preciso al menos señalar algunos de sus elementos. Así, el Estado avanzó en procesos de descentralización educativa – descargando en los Municipios el sostén de la educación pública- y generó procesos inéditos de privatización educativa al habilitar múltiples formas de fundar establecimientos educativos concebidos como verdaderas oportunidades de negocios subsidiados por el eraro público. La creación de un sistema de cheques escolares o vouchers era el valor de cambio en este sistema educativo enteramente mercantilizado. Pero el financiamiento no sólo servía para estimular la competencia que, según la improbable teoría neoliberal- permitiría elevar la calidad.  Era, a la vez, un dispositivo para introducir un proyecto pedagógico.

         Este modelo pedagógico consagrado – de la más pura cepa tecnocrática- consistió hasta aquí en la medición, comparación y rankeo de estudiantes, instituciones y docentes a través de la aplicación de exámenes estandarizados que terminan incidiendo tanto los montos asignados a los establecimientos educativos como en los (magros) salarios de los docentes.

         Las condiciones laborales docentes fueron precarizadas hasta lo indecible, y el proceso de trabajo – que consiste en la práctica compleja de enseñar y aprender- se intentó reducir a un mecanismo eficaz de buenos resultados a conseguir en operativos de evaluación homogéneos.

         Este modelo, que fue construido en un contexto dictatorial y más tarde profundizado en los sucesivos gobiernos de la Concertación, no puede escindirse, a nuestro juicio, de la victoria cultural del neoliberalismo en el país transandino.

Es cierto que el golpe pinochetista puso en marcha un gigantesco laboratorio que se desplegó por un doble carril. De un lado,  un feroz disciplinamiento represivo. Y por otro, la construcción de la hegemonía del capitalismo neoliberal, de sus principales valores y principios, sus más claras convicciones. El período abierto con Pinochet – posiblemente apalancado en el trabajo que se aplicó sobre las capas medias en el proceso destituyente contra la Unidad Popular- habilitó una rotunda victoria cultural. El proyecto que sucedió al gobierno de Salvador Allende consumó la generalización conformista del egoísmo y la competencia, hizo sentido común del postulado (y la condena) por la ineficacia de lo público y lo estatal así como espoleó la difusión  una fe incuestionable acerca de la eficacia de lo privado.

El triunfo cultural se plasmó la aceptación de una sociedad de ganadores y perdedores donde cada quién era responsable de su suerte.  El único problema es la realidad. Lo cierto es que décadas consecutivas de aplicación impiadosa de fórmulas neoliberales generó la más significativa brecha social desde la Colonia a nuestros días. Y con el despertar del continente Latinoamericano y Caribeño – en este cambio de siglo- también Chile fue escenario de sucesivas manifestaciones que tuvo en la educación su principal campo de batalla.

         En efecto, en 1997 contra la llamada Ley Marco; la lucha del 99 por la democratización de las Universidades; la de 2001 los secundarios; luego con la Revolución Pingüina en 2006 y las masivas movilizaciones de 2011 fueron puntos de inflexión de legítimas protesta. En cada caso, el inicio del conflicto estuvo signado por reivindicaciones puntuales, como la consideración de mejores condiciones para el incrementar el presupuesto para los créditos que otorgaba el Estado para pagar la Universidad (primero “crédito universitario” para rebautizarse luego como “fondo solidario”), es decir,  la generación de condiciones viables para los créditos educativos. De aquellas primeras protestas se fue avanzando hacia cuestionamientos más profundos donde no sólo se cuestionaba alto el interés de las cuotas de las deudas contraídas por estudiar sino que se impugnaba el hecho mismo de que la educación fuese concebida como una lisa y llana mercancía.

         Las masivas movilizaciones exigiendo la gratuidad de la educación – concepto que es un aspecto de la idea de educación como derecho humano o social- tuvo en el gobierno de Sebastián Piñera las más elocuentes respuestas. Las pacíficas y originales movilizaciones que comenzó por los estudiantes pero involucró a amplísimas capas sociales, fueron respondidas con la represión directa.  En los momentos en que el gobierno neoconservador se dignó a expresar una repuesta verbal, manifestó con honestidad brutal su punto de vista y el sustento de su política pública: “Todos quisiéramos que la educación, la salud y muchas cosas más fueran gratis para todos, pero yo quiero recordar que al fin y al cabo nada es gratis en esta vida. Alguien lo tiene que pagar.”

         El triunfo de Michelle Bachelet – ahora bajo una nueva coalición política que incorporaba al Partido Comunista – ha dado algunos frutos que reflejan los avances populares en materia de democratización de la vida social tras muchos años de injusticia sistemática.

         Fue aprobado en el Congreso normativa que asegura la gratuidad de la educación y casi simultáneamente otra que mejora las condiciones laborales docentes, superando el grado de total precariedad de sus condiciones de trabajo bajo el predominio del modelo neoliberal.

         Se trata de indudables avances que redundarán en alivios ciertos para que buena parte de la sociedad pueda ir incorporándose a un sistema educativo que debe ser reconstruido bajo nuevos cánones.

         El camino es arduo y prolongado. Nuestros pueblos deben celebrar estas conquistas y pensar los nuevos pasos.

         Nuestra América, hoy en la búsqueda de su segunda y definitiva independencia, debe ser capaz de construir una pedagogía acorde a los Pueblos, Repúblicas y Patria Grande que aspiramos plasmar como tarea pendiente desde nuestras primeras victorias por la libertad, la soberanía, la justicia, y, por sobre todas las cosas, el indelegable derecho y deber de ser nosotros mismos. Chile ha librado una victoriosa batalla contra las posiciones político-educativas más reaccionarias. Otros pueblos – México, Colombia, Haití- cuya educación está crecientemente privatizada- continúan las batallas por el derecho a la educación.

         Hasta aquí se ha dado un paso en la dirección correcta- entender la educación como un derecho humano y social, avanzando en la gratuidad de la educación como condición de reconocimiento de un derecho. También hubo algunas conquistas en materia de derechos laborales docentes.  Pero en el adocenado edificio educativo neoliberal conservador hay otros cimientos que desarmar para dar lugar a un proyecto político educativo emancipador. Desde los dispositivos del gobierno de la educación pasando por la construcción curricular, las relaciones escuela-contexto o el propio formato del proceso de trabajo docente. Todo debe ser revisado, y de hecho está ocurriendo con más o menos intensidad en toda Nuestra América, especialmente en países como Bolivia o Venezuela.

         En esta época de luchas civilizatorias, el campo de la educación tiene mucho que hacer, comenzando por el desmonte neoliberal y la reconstrucción de una educación pública, popular, democrática, emancipadora. Bienvenido Chile a esta nueva etapa de la contienda en que subimos un escalón en la creación de un mundo sin intolerables exclusivismos ni indignantes exclusiones. O, para decir mejor, por una sociedad justa, igualitaria, democrática y que ofrezca a cada quién un destino de reconocimiento y dignidad.

*Fuente de la imagen: http://www.2001.com.ve/en-el-mundo/120852/la-educacion-universitaria-vuelve-a-ser-gratis-en-chile.html

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Educar para la felicidad

Por Tracy Burton Bravo

“La felicidad es íntima, no exterior; y por lo tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”, afirmó una vez el escritor estadounidense Henry van Dyke. La ONU incluso reconoció en 2011 que la búsqueda de la felicidad es un objetivo y una aspiración universal. Sin embargo, no son pocos los que se pierden por el camino. Por eso, expertos y profesores han decidido dedicarse a impartir clases que ayuden a las personas a alcanzar la felicidad.

Muchos especialistas sostienen que la verdadera felicidad es síntoma de una mente sana y equilibrada, al igual que el bienestar físico es signo de un cuerpo sano. El objetivo detrás de las clases que se imparten en el internado es dotar a los alumnos de las herramientas necesarias para conocerse a sí mismos, además de enseñarles a autogestionarse. Seldon presume de que, en los últimos años, el rendimiento académico de su centro ha mejorado de manera notable.

Tal Ben-Shahar también se ha convertido en un referente en lo que se refiere a clases sobre felicidad. El psicólogo y filósofo estadounidense e israelí ha conseguido atraer a más de 1.400 alumnos cada semestre en la Universidad de Harvard. “La felicidad es una sensación general de placer y significado: una persona feliz disfruta las emocionespositivas al mismo tiempo que considera que su vida está llena de significado”, afirma Ben-Shahar. “Puede que una persona experimente dolor en ocasiones, pero que sea feliz en lo global”.

Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia y uno de los autores del Informe Mundial de Felicidad, defiende que garantizar felicidad y bienestar debería estar en la agenda de todos los países. “La educación, incluida la educación moral y el mindfulness, pueden jugar un papel fundamental para conseguir una mayor satisfacción vital”, apuntó Sachs tras presentar los resultados de 2015.

Ecoportal.net

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