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«El balón es un corazón adicional en mi cuerpo»

Alexis García/ El Espectador /Entorno Inteligente

Fue Eduardo, su hermano, la persona que le inculcó el amor por el fútbol. Aunque no había con qué comer, ni mucho menos con qué comprar balones, guayos y canilleras, Alexis aprendió a jugar en las polvorientas canchas de Quibdó (Chocó). No importaban sus pies descalzos y su ropa desgastada; el talento era más fuerte que las adversidades. «Mi hermano fue un mentor en el que encontré la inspiración para hacer lo que más me gusta», recuerda Alexis García en diálogo con El Espectador. Su papá, quien murió cuando él apenas tenía siete años, era quien lo llevaba al estadio, cuando ya vivían en Medellín. No obstante, no le gustaba que su hijo jugara fútbol y se enojaba por eso. Prefería que el tiempo que le invertía al balón se lo dedicara a algo más productivo, como el estudio, «pero cuando uno tiene un sueño y lucha por él, no se lo quita ni el papá», afirma el hoy técnico de Independiente Santa Fe, quien como futbolista triunfó con Atlético Nacional y gracias a su liderazgo dentro del campo fue apodado el Maestro.

¿Entonces le tocó ser rebelde con su papá?

Uy sí. Me gané muchas pelas y correazos. Pero no había nada que me hiciera abandonar el fútbol, y la idea en mi casa era que yo no siguiera jugando con tanto fervor como lo hacía.

¿Qué tan importante es esa rebeldía para un futbolista?

Yo pienso que la rebeldía tomada para desarrollar un sueño es una vitamina para el espíritu del que quiere lograr algo importante. Es la manera de dar un grito de independencia ante lo férrea que es la educación, en donde no permiten que el sueño vaya antes de la obligación. Esos soñadores que tienen la capacidad de rebelarse contra las normas y las cosas que atentan contra sus sueños van a lograr todo lo que quieren.

¿Cómo fue crecer sin un padre?

Fue difícil, porque primero era el sustento económico de la casa, así que las carencias crecieron por miles. Mi papá era el de las normas, y eso se necesita por más rebelde que uno sea. Además, era la seguridad. El vacío que dejó fue grandísimo. Yo sólo tenía siete años, tenía toda la vida por delante.

¿Qué es lo que más recuerda de él?

Su férrea disciplina. Mi papá siempre decía que la gente que logra triunfar lo hace gracias a la disciplina y la responsabilidad. Él despreciaba el talento y decía que siendo disciplinado se podría lograr lo que uno quisiera.

¿Y así de recio es usted con sus hijos?

Uno es muy alcahueta. Yo con mis hijos no soy de extremos sino de puntos medios. Siempre les doy el espacio para que sean felices y mis consejos no les cambien su forma de pensar y su esencia. Esa es la lucha diaria en el papel más importante que desempeño, que es el de ser papá.

¿Y a sus futbolistas los trata igual?

Es parecido. Yo con ellos soy como un padre, pero que exige y castiga. Un padre que les da la confianza de encontrar en mí a un amigo y la seguridad de que si hacen caso les va a ir bien. Uno sólo piensa en el bienestar de ellos y en un objetivo. En mi vida siempre he sido derecho con ellos y por eso tengo la autoridad para educar.

¿Cómo se describe como técnico?

Soy un formador que se preocupa por el ser humano más que por el futbolista, por la persona más que por el personaje. Voy más al corazón del jugador y tomo decisiones, siempre pensando en el bienestar de las personas y no de los jugadores.

¿Qué sería de Alexis García sin el fútbol?

Eso es como el cuerpo humano sin el corazón. Para mí el balón es un corazón adicional en mi cuerpo, en mi vida. Yo en el fútbol he desempeñado casi todos los papeles. He sido jugador, directivo, entrenador, cazatalentos, mánager, periodista. No me veo fuera del fútbol nunca.

¿Hubo alternativas en lugar del fútbol?

No las hubo (piensa unos segundos). En realidad hubo alguna idea, cuando terminé el bachillerato, de estudiar derecho. Me presenté a la Universidad Nacional y la de Antioquia, y en ambas pasé, pero al lado del fútbol esa carrera no tenía nada que hacer.

¿Al 10 que más admiró fue a Alejandro Brand?

Sí. Cuando estaba pequeño él iba a Medellín a jugar con Millonarios. Por lo enano, me dejaban entrar al estadio los últimos 20 minutos de los partidos. Por una pequeña ranura de la malla lo veía sólo a él y luego en el barrio quería hacer todos sus movimientos. Quise emularlo siempre, su elegancia, su estilo, todo.

1 ¿Recuerda su debut, justamente contra Santa Fe?

Sí, qué coincidencia (sonríe). Yo jugaba con Once Caldas y el partido fue en Manizales contra Santa Fe. A la siguiente fecha jugué contra Nacional e hice gol. Creo que lo canté como ningún otro. En la celebración le di por ahí tres vueltas al estadio.

¿En qué momento se dio cuenta de que su futuro sería como técnico?

Yo creo que eso lo descubrí desde mis últimos años en Manizales. Era un hombre que participaba en muchas de las decisiones del equipo. Incluso en la contratación de Pacho Maturana como DT en el 86 yo tuve que ver porque me preguntaron mi concepto. También empecé a descubrir que me hacían caso mis compañeros en lo que decía. Luego, cuando llegué a Nacional, me dieron la oportunidad de entrenar a compañeros, como a Néider Morantes, Juan Pablo Ángel y León Darío Muñoz. Fui sintiendo esa vena de formador y comencé a capacitarme, a hablar con entrenadores y escribir. Por eso es que mis compañeros comenzaron a decirme Maestro, por los consejos que yo les daba. Desde ahí me lo comencé a creer.

¿Qué disfruta más: jugar o dirigir?

Jugar. Incluso todavía lo disfruto más.

¿Usted se parece a quienes lo dirigieron?

Creo que lo que no es buen ejemplo es una buena advertencia. He sido una esponja con mis entrenadores. Con Maturana, Bolillo, Juan José Peláez, Pacho González, Tucho Ortiz, Hugo Gallego. Son hombres que hoy en día todavía consulto. También lo hago con algunos técnicos alrededor del mundo a quienes admiro y trato de sacarles algunas cositas.

¿Cómo quiénes?

A mí me gusta mucho como entrenador Arsene Wenger, el técnico del Arsenal de Inglaterra. También Guardiola, a quien no he podido ver entrenar, pero he ido a charlas de él y es una persona espectacular. Con Carlo Ancelotti hice una amistad y disfruto mucho de su trabajo, y finalmente a Jorge Valdano, quien es mi amigo, admiro y quiero mucho.

Valdano una vez dijo que «no puedes jugar con Riquelme sin jugar para Riquelme». ¿En Santa Fe aplica esa frase con Ómar Pérez?

Cuando vos tenés una lámpara que alumbra tanto en un lugar, lo único que tienes que hacer es desocuparle el resto del salón para que ilumine mejor. Es posibilitarle al jugador diferente la opción de que ejecute su talento en bienestar de todos. Claro que hoy en día cada futbolista tiene que cumplir una función dentro de un equipo, y Ómar lo sabe hacer muy bien.

Siempre alabó a Ómar Pérez. ¿Dirigiéndolo lo ha sorprendido más?

He podido confirmar que hay un talento andante, una enciclopedia del fútbol que cuando entra a la cancha no corre igual que antes, pero piensa más que antes. Ahí hay un futbolista bueno, pero una persona espectacular.

¿Por qué pasó tanto tiempo sin dirigir antes de llegar a Santa Fe?

Me salió la opción de ir al Cúcuta y de dirigir dos equipos de Perú, pero no me quería mover de Bogotá. Estuve un año y medio dedicado a capacitarme, leí más libros que nunca, compartí y hablé de fútbol con muchísima gente, y me puse una meta clara y fue que mientras no encontrara un proyecto que valiera la pena no iba a exponerme y a estresarme.

¿Qué tanto le enseñó a usted el descenso con Fortaleza?

Aprendí que no todo depende del técnico sino de la organización. A veces tenemos la osadía de pensar que todo lo podemos arreglar, pero realmente no es así. El trabajo de uno llega hasta un punto. Ni Guardiola puede sacar adelante un proyecto cuando no hay organización detrás.

¿Llegó a dudar de usted?

La verdad, en ese momento no. En otros sí he dudado de mis condiciones, pero creo que el fracaso hace parte de un nuevo comienzo. Cuando uno tiene la certeza de lo que es, nadie se la arrebata.

¿Ha visto en Santa Fe a un líder como usted?

He visto a varios líderes y eso me ha sorprendido, porque hoy en día hay equipos sin líderes. Tú te pones a buscar y en la selección colombiana, desde la salida de Mario Yepes, no se ha visto uno. Pero en Santa Fe hay varios y eso me parece espectacular.

Gustavo Costas dejó marcada una frase: «ganar no es lo más importante, lo es todo». ¿Qué frase quiere dejarles usted en la cabeza a estos jugadores?

Esa frase me parece muy linda, pero la verdad no me mueve, porque para mí el cómo se gana sí es muy importante. Yo les repito mucho a los muchachos que sin exigencia no hay excelencia.

¿Ha hablado con Gerardo Pelusso después de que saliera?

No, no he tenido esa oportunidad.

«El balón es un corazón adicional en mi cuerpo»: Alexis García

Con Información de El Espectador

Originalmente Publicado: http://www.entornointeligente.com/articulo/8296435/El-baloacute;n-es-un-corazoacute;n-adicional-en-mi-cuerpo-Alexis-Garciacute;a-24042016

Imagen 1: http://www.entornointeligente.com/images-noticias/2016/04/gonzalo-morales-miami–El-bal-oacute-n-es-un-coraz-oacute-n-adicional-en-mi-cuerpo—Alexis-Garc-iacute-a.jpg

Imagen 2: http://acento-main-cdn.odsoluciones.netdna-cdn.com/wp-content/uploads/1000_1396038297.jpg

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ALUMNO = ¿SIN LUZ? UN EQUÍVOCO

ADRIAN FILIBERTO CONTRERAS C. *ALUMNO = ¿SIN LUZ? UN EQUÍVOCO/ Publicado en Diario Los Andes y Diario Católico

La imaginación y la invención de significados a las palabras, pareciera, se han convertido en acciones de nimia preocupación. Esta actividad pudiera ser de poca trascendencia en otras áreas, aunque no lo creo, mas no lo puede ser en el ámbito educativo. Desde hace muy poco tiempo, se ha venido incorporando de manera furtiva, pero con mucha fuerza y solidez, sobre todo por la autoridad que ostentan  quienes lo han empezado a difundir, una connotación de la palabra alumno que a todas luces es errónea. Según ese criterio, la palabra alumno es un vocablo compuesto por el prefijo “a” que significa sin, ausencia o carencia (el significado del prefijo es correcto en palabras compuestas) y de la raíz “lumen – luminis” que significa luz; por tanto, según los proponentes alumno significaría “sin luz”. Ello es un error de concepto y de derivación etimológica ingente.

Infortunadamente, en los colectivos universitarios, docentes y de un buen número de alumnos de distintos niveles de estudio se ha empezado a aceptar como válido esa acepción. Nada más lejos de la verdad. Veamos cuál es la derivación de esa hermosa palabra que no puede sonrojar, perturbar o hacer sentir mal a quien ejerza el rol de alumno, en cualquier instancia, grado, nivel de estudio. Comienzo afirmando de manera contundente: alumno no es una palabra compuesta. Ella en sí misma es un lexema, o una raíz propia, digamos primitiva, afijada (sin prefijos) podría decirse, que deviene del sustantivo latino alumnus – alumni, que significa discípulo, alumno, niño o pupilo, en caso de ser masculino. Por el contrario, si es femenino es alumna – alumnae y significará: alumna, discípula, niña o pupila. Además, hace referencia a la persona criada o educada desde su niñez por alguno respecto de éste. También, cualquier discípulo, respecto de su maestro, de la materia que está aprendiendo o de la escuela, clase, colegio o universidad donde estudia. De todo lo expresado se colige que no se puede señalar, afirmar o asumir que alumno es una palabra compuesta por el prefijo “a” y “lumnus”; es un error conceptual y error etimológico muy serio; por tanto, no se puede hacer la derivación etimológica de “lumen”, un sustantivo latino que no puede, ni remotamente,  forma parte del vocablo alumno.

Ahora bien, para profundizar un poco más en el asunto, cabe preguntarnos ¿de dónde proviene o  se deriva, el sustantivo latino alumnus? Este viene de “alére” que significa alimentar y es el infinitivo latino de  alo – alui – alére – alitum  que, entre otras cosas, significa: alimentar, nutrir, cultivar, educar. Por añadidura será el que se alimenta, el que se nutre, como biológicamente, lo hace el niño, cuando busca el pecho de su madre. De allí deviene la expresión: “Alma Mater” referida a nuestras universidades, como fuente de nutrición del conocimiento universal.

Así pues, en los espacios educativos, este alimentar está referido al alimento intelectual que se obtiene, que se busca, que se comparte y se construye, tanto en los recintos universitarios, como en los planteles educativos de media diversificada y profesional, básica, preescolar, educación de adultos o en cualquier situación en la que se promueva procesos de reflexión y aprendizaje. A raíz de todo esto, considero que se hace necesario tomar mayores precauciones en torno a la intención de definir etimológicamente las palabras que proferimos y usamos. Conviene, de esa manera, volver sobre las raíces de los vocablos, bien latinas o griegas que nos ayudan a encontrar el verdadero sentido de lo que queremos enunciar. Lamentablemente, en algunas de nuestras universidades se ha eliminado del proceso de formación del futuro docente de la mención Castellano y Literatura, la enseñanza de esas dos lenguas. El argumento, el hecho de que ya nadie las utiliza. Eso, podría ser una gran verdad. No obstante, para los alumnos que transitan por el aprendizaje de la disciplina denominada Castellano, el estudio de esas dos lenguas se hace sumamente importante por cuanto le ayuda a conocer el origen y la etimología verdadera de las palabras. Empero, ello sería tema que será tratado en otro momento.

En lo que a la significación de la palabra alumno concierne, deseo, sin considerarme la autoridad máxima en esta área, que la explicación proporcionada ayude a clarificar el desvío que, de ese vocablo, no sé si ingenuamente, se ha empezado, a difundir, y que considero se convierte en un error pedagógico lamentable. A los efectos, de revisar y profundizar más sobre el asunto, puede consultarse en el Diccionario de la Real Academia, o en el filólogo español Joan Corominas (1984). En ese sentido, incorporo lo manifestado por este estudioso del lenguaje en su SENTIDO ORIGINARIO (COROMINAS) “alimentar para crecer «alumno» tomado del latín «alumnus» = persona criada por otra; y éste de un antiguo participio del verbo «alere» = «alimentar».  Por tanto, un «alumno» es alguien al que se «alimenta», para que «crezca», sano y fuerte. Y el crecimiento mas importante es el crecimiento interior, como persona. Y uno «crece» interiormente y es mejor persona cuanto más y mejor se conoce, se asume y se quiere; se debe saber lo que se desea y lo que no se desea, y lo que le hace a uno sentir intensamente y ser muy feliz, que, además, de es forma uno está en mejores condiciones de querer y hacer felices a los demás.

Adiciono este pensamiento de autor anónimo: …“todos somos alumnos, porque todos aprendemos cosas de los demás y nos sirven para conocernos mejor y enriquecernos, y el buen profesor debe ser también buen alumno y aprender de sus alumnos”

 

APUNTE LINGÜÍSTICO: La forma sugerida como correcta, o adecuada al buen sentido de la lingüística, de pronunciar y escribir la expresión que se presenta a continuación es como sigue: “En relación con o con relación a”; no debemos referir, escribir o expresar,  a pesar de la aparición constante en libros y discursos de doctos,  “En relación a”.  Esto se considera un dislate.  (adriancontreras@cantv.net     y     adrianfi@movistar.net.ve)

Publicado originalmente en: http://docyalum.fullblog.com.ar/alumno-sin-luz-un-equivoco.html

Imagen: https://1.bp.blogspot.com/-6ngkuEZ3LcE/VtRgjXrZr4I/AAAAAAAAAIc/hacXSbHAV_A/s1600/ser-y-tener.jpeg

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Con dinero y sin dinero, aprender es lo que quiero

Con la educación se busca brindar igualdad de oportunidades de aprendizaje a todos: pobres y ricos. Pero… ¿logran esta meta los sistemas educativos? ¿Pueden los niños y jóvenes más pobres tener desempeños destacados? A la fecha, no existe una respuesta única en la literatura a ninguna de estas dos preguntas.

Es decir, la evidencia sí nos dice que los aprendizajes responden a la mezcla de diversos ingredientes. Entre ellos, las habilidades innatas del estudiante, los factores del hogar y de la familia, la calidad de la escuela, la efectividad de los docentes y la relevancia de las políticas públicas de cada país. Entre los factores del hogar más importantes, resalta el nivel socioeconómico de la familia. En ese sentido, los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) y de otras pruebas nacionales e internacionales muestran que los estudiantes más pobres tienden a obtener puntajes más bajos. Sin embargo, también nos presentan estudiantes, escuelas y países que alcanzan altos aprendizajes en condiciones adversas, en especial, en situación de pobreza.

Para arrojar luces sobre si es posible que los sistemas educativos ofrezcan igualdad de oportunidades de aprendizaje a todos, nos propusimos hacer un análisis detallado de las pruebas PISA y nos encontramos con que existen estudiantes con nivel socioeconómico similar, en países distintos, que obtienen resultados marcadamente diferentes.

Veamos un par de ejemplos. Por un lado, algunas escuelas pobres tienen buenos resultados y son dignas de convertirse en modelos a imitar dentro del sistema. Así, dentro del cuartil de centros educativos con mejor desempeño de Perú en la prueba PISA, el 12% pertenecen a la mitad más pobre. En Corea del Sur, esta cantidad asciende al 14%. Entre los 100 estudiantes que obtuvieron los puntajes más altos en la prueba PISA enPerú, 7 pertenecen a la mitad más pobre mientras que en Corea del Sur son 17.

Por otro lado, pertenecer a un nivel socioeconómico alto no es una condición suficiente para obtener un desempeño destacado en las pruebas de aprendizaje. El gráfico que colocamos a continuación utiliza el índice de nivel socioeconómico de PISA para mostrar disparidades entre países. En Corea del Sur, los alumnos con un nivel socioeconómico con un índice de 1 obtienen, en promedio, un puntaje de 600 en la prueba PISA de matemáticas. En Perú, para los alumnos con el mismo nivel socioeconómico, este resultado es de 450. Además, aquellos estudiantes con nivel socioeconómico  de -2 alcanzan 500 puntos en promedio en Corea del Sur; en Perú, solo registran 350 puntos.  Es decir, incluso aquellos jóvenes que pertenecen al estrato más rico en Perú, tienen desempeños inferiores a los de sus pares en Corea del Sur. Esto nos lleva a pensar que la forma en que los sistemas educativos están organizados en Perú y Corea del Sur podrían explicar las diferencias de aprendizaje entre los individuos con condiciones socioeconómicas similares.

Resultados PISA Matemáticas 2012 por Nivel Socioeconómico

Corea del Sur vs Perú

Estas diferencias de puntajes entre estudiantes con nivel socioeconómico similar en distintos países demuestran que si bien la pobreza constituye un obstáculo para los aprendizajes, este se puede superar. PISA nos ayuda a identificar casos exitosos que pueden ser ejemplo para otros países. Vietnam es uno de ellos. Sin embargo, estamos seguros de que existen numerosas experiencias en América Latina y el mundo que demuestran que la pobreza debe dejar de ser una barrera para acceder a una educación de calidad. Te invitamos a compartirlas.

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No sabes lo que sabes: gestión del conocimiento individual

Conozco muchas personas descontentas con su apariencia física, desesperadas porque no encuentran la manera de bajar de peso. Demasiadas personas sufren con su trabajo y no por la naturaleza especialmente aburrida del mismo ni por su nivel de responsabilidad o por el tipo de empresa. Si se presta atención a lo que dicen, es común escuchar declaraciones como estas:

  • Estoy desbordado porque tengo más cosas que las que puedo manejar. Esto me hace sentir agobiado, que perdí el control y que siempre corro detrás de las tareas, dejo cosas sin terminar, tengo problemas para cumplir los compromisos contraídos, perdí la confianza de otros y en otros y lo que es peor, he llegado a dudar de mi propia capacidad. Este agobio genera índices anormales de agresividad, algo fácil de comprobar cuando conduces un coche en cualquier ciudad del mundo aparentemente desarrollado.
  • Estoy frustrado porque no me puedo desconectar del trabajo (ni de la BlackBerry) lo que hace que cada vez tenga menos tiempo para mi familia y para cuidarme a mí mismo lo que está afectando mi alimentación y disminuyendo notablemente el ejercicio físico y el descanso (especialmente el sueño).
  • Estoy desesperado y angustiado porque no le veo salida a esta situación. No puedo dejar de trabajar porque tengo una familia que mantener, una casa y un coche que pagar, colegios… y cada vez las tareas son más complejas, la cantidad de información es mayor, la presión por los resultados…

¿Por qué ocurre todo esto? ¿Trabajar es sinónimo de estrés? ¿Comer equivale a engordar? Al igual que nadie te enseñó qué hay que hacer para mantener una alimentación equilibrada y sana, tampoco nadie te enseñó cómo trabajar y por tanto, lo que te ocurre es natural. Si, ya lo sé, pasaste entre 17 y 22 años (si es que hiciste un doctorado) entre el colegio y la universidad pero allí dedicaste el tiempo a estudiar asignaturas y aprobar exámenes. En lugar de enseñarte a tomar las riendas de tu propia vida, nunca tuviste control sobre lo que hacías y cómo lo hacías porque eran otros quienes decidían qué podías o no hacer y cuándo estaba bien o mal hecho. Nadie se preocupó de entregarte un método de trabajo ni de prepararte para lo que se te venía encima: Lidiar con los imponderables de la vida donde los problemas no están ni siquiera medianamente definidos, las circunstancias cambian sin previo aviso, las personas no se comportan de manera predecible ni necesariamente colaboran, no cuentas con toda la información ni el tiempo que te gustaría y no necesariamente aparece siempre la luz al final del túnel. Todo esto ocurre porque no tienes el conocimiento sobre cómo trabajar, no porque no sea factible trabajar sin dolor. Afortunadamente, igual que puedes aprender a comer de manera ordenada, puedes aprender a trabajar de manera más sistemática y disfrutar de ello e incluso alcanzar el anhelado estado de flujo. Si de algo están convencidos la mayoría de directivos es que las personas podrían ser mucho más productivas y “dar más kilómetros por litro” sin que ello signifique trabajar más sino mejor.
Existen 3 ingredientes imprescindibles con los que realizas el trabajo: tu conocimiento, la información que manejas y el tiempo. Lo que ocurre es que no tienes apenas conciencia del conocimiento que atesoras y por tanto no le sacas todo el partido posible. Tampoco cuentas con estrategias definidas sobre qué hacer con tanta información, cómo buscarla, seleccionarla y guardarla para su fácil uso posterior. Y por si fuese poco, careces de una metodología que te permita usar el tiempo de manera óptima, estableciendo prioridades y desechando lo que no es necesario.
Veamos cada uno de esos ingredientes:

1. Conocimiento:
Aunque hemos hablado con anterioridad de gestión del conocimiento a nivel organizacional y a nivel de equipos/proyectos, sorprendentemente es muy poco lo se ha explorado a nivel de la gestión del conocimiento individual. Igual que sucede con las empresas, las personas necesitan un sistema que les ayude a gestionar su propio conocimiento que es el único activo del que disponen y en el que siempre debiesen estar dispuestos a invertir para incrementarlo (aprender). El primer paso es obvio: contar con un mapa de conocimiento individual. Ocurre que las personas saben muy poco acerca de su conocimiento lo que dificulta mucho gestionarlo. La razón es muy simple: el conocimiento es inconsciente y como tal, elude a su dueño. Un ejemplo cotidiano para entenderlo es revisar el proceso que vivimos para aprender a conducir un coche (abusando de la paciencia de nuestro padre):

  1. No sé que no sé. Cuando tenías 5 años, no sabías conducir ni sabías que hubiese que saber conducir porque no era un tema que te preocupase lo más mínimo ya que alguien se ocupaba de transportarte.
  2. Sé que no sé. Con 18 años te das cuenta que conducir es algo útil, no sabes hacerlo y no quieres seguir dependiendo de otros para ejercer tu libertad de movimientos.
  3. Sé que sé. Cuando te bajas del coche el día que recién aprobaste el examen práctico, eres consciente de que legalmente estás habilitado para conducir aunque necesitas pensar cuidadosamente cada paso que das porque careces de la más mínima fluidez.
  4. No sé que sé. Hoy, miles de horas y de kilómetros más tarde, cuando te subes al coche, ni siquiera necesitas pensar en lo que haces. Ponerte el cinturón, arrancar el coche, soltar el freno, pisar el embrague, meter marcha atrás mientras escuchas la radio, hablas por teléfono… indudablemente cuentas con el conocimiento que se ha convertido en algo inconsciente y que, por tanto, te cuesta mucho trabajo explicitar.

La primera pregunta que hago a bocajarro a los participantes es los talleres de gestión del conocimiento es: A ti, ¿por qué te pagan? Las caras de estupor son inenarrables porque se ven enfrentados a un cuestionamiento muy simple pero que nunca antes se habían planteado. Las respuestas son siempre verbos que, por un lado apenas tienen que ver con lo que estudiaron en la universidad (o en los masters de rigor), y por otro, les crean la sensación de que esos verbos son una injusta simplificación de las  funciones por las que reciben su sueldo. Por ejemplo, hay quien responde: “me pagan por dirigir personas, o por liderar o por tomar decisiones”. Cuando les pregunto ¿En qué consiste dirigir personas? ¿Qué conocimiento es necesario y cómo se sabe cuándo alguien lo hace bien? ¿Cómo y dónde se aprende a dirigir personas? la herida se va haciendo cada vez más profunda pero sorprendentemente, causa más placer que dolor porque, a fin de cuentas, estamos buceando en lugares desconocidos de su inconsciente que suponen un agradable descubrimiento. Si no sabes lo que sabes, difícilmente lo aprovecharás al máximo. Si eres un piloto de aviones comerciales podrás  contestar que te pagan por llevar una aeronave de un punto a otro, de forma segura, en el tiempo especificado y cumpliendo las normas. Es posible, desde luego, ir desgranando el conocimiento necesario para dirigir un avión en los distintos “momentos” de un viaje. Pero nunca hay que perder de vista  hasta qué punto la labor que realizas puede ser llevada a cabo por una máquina porque, viviendo en la era de la automatización, cuando una maquina pueda hacer lo que tú haces, lo hará, y por tanto tendrás que buscar otros horizontes. Para poder gestionar tu conocimiento y construir tu Mapa de Conocimiento Individual, necesitas empezar con 3 preguntas muy simples:
1. ¿Qué haces? Procesos
2. ¿Qué sabes para hacer lo que haces? Conocimiento
3. ¿Qué necesitas saber para hacer bien lo que haces? Aprendizaje
El ejercicio de construir tu mapa incluye otras preguntas igualmente simples: ¿Cómo lo adquiriste? ¿Qué tareas haces en tu trabajo donde uses ese conocimiento? ¿Cuánto vale tu conocimiento? Si te marchas ¿Cuánto pierde tu organización y cómo sustituye ese conocimiento? ¿Cómo lo vas a transferir/compartir con otros miembros? ¿Qué conocimiento necesitarás pero no tienes? ¿Cómo lo vas a adquirir y quién te lo puede aportar?
Para sacar partido de tus activos, debes conocerlos al detalle para poder explotarlos adecuadamente, tanto los que tienes, como los que necesitarás aprender y que influirán decisivamente en tu futuro. Las organizaciones hacen esfuerzos en implementar, por ejemplo, modelos de gestión por competencias que en la mayor parte de casos tienen serios inconvenientes porque las competencias te hablan de “lo que debería ser” mientras el mapa de conocimiento individual te habla “de lo que es”. Toda organización necesita gestionar el mapa de conocimiento de cada uno de sus colaboradores, convenientemente actualizado.

2. Información
La semana pasada, participé en un evento sobre Desarrollo Energético Sostenible en Punta del Este, y mientras buscaba un sitio para comer, iba dictando a mi BlackBerry (otras veces lo anoto en una libreta) las ideas y pensamientos que me iban surgiendo que no fueron pocos. Los 2 beneficios de esta actividad  son obvios: no se te olvidan esas ideas y liberas al cerebro del esfuerzo de recordar (para el que no es muy hábil) para que se dedique a lo que es más útil que es seguir generando ideas nuevas. Si hubiese tenido que recordar todo lo que se me iba ocurriendo, hubiese sido incapaz, pero lo que es peor, hubiese tenido que renunciar de manera inmediata a seguir generando nuevas ideas.
Nuestra vida transcurre en medio de un smog informativo que solamente se va a seguir agravando ya que para manejar la complejidad del mundo cambiante, nos han convencido que resultan imprescindibles toneladas de información y participar permanentemente en redes sociales. Recibimos mucha más información de la que solicitamos, de la que necesitamos y de la que somos capaces de procesar. Este hecho nos produce sentimiento de culpabilidad porque no podemos estar al día, leer y saber todo lo que desearíamos. En algún momento debemos decidirnos a actuar con la información que tenemos que nunca será la ideal. Nos causa sentimiento de rabia porque perdemos muchísimo tiempo tratando de buscar información útil y sobre todo, tratando de encontrar información que sabemos que tenemos pero que no podemos recordar dónde está, con el fin de reutilizarla. Todo esto ocurre porque cada persona utiliza su propio método (cuando utiliza alguno) para poner nombre a los documentos y decidir donde guardarlos en su computador, lo que resulta ineficiente e imposible de gestionar para que, por ejemplo, otros lo puedan aprovechar. Las cosas son mucho más simples si se decide manejar la información en base a una serie de criterios básicos: El primero es que en lugar de que tú vayas a buscar la información, sea esta la que te encuentre a ti cuando tú lo necesitas. Esto es posible por ejemplo si organizas esa información a partir de la cadena de valor y el mapa de procesos de tu organización, donde se pueden anticipar las tareas en que participa cada persona y la información que necesita para realizarlas (si necesitas algo relacionado con ventas, con el sector farmacéutico, si buscas un presupuesto, si incluye datos de los competidores, si se ganó o se perdió y por qué, qué personas participaron, etc.). Necesitas además un buen sistema de captura de la información que te llega (que puede ser incluso un cuaderno) que te obligue a responder esta pregunta: ¿Quiero hacer algo con esta información? Si la respuesta es “no”, la dejas pasar. Si la respuesta es “ahora no pero en el futuro si”, la guardas en un sistema confiable donde puedas ir a buscarla en el momento que sea pertinente. Si la respuesta es “sí”, entonces necesitas decidir qué resultado quieres obtener y que vas a hacer para lograrlo, es decir que acción o acciones tomaras. Es imprescindible acordar la forma en que se organizarán las carpetas en tu computador y los mails en tu Outlook y esa lógica debe tener en cuenta la manera en se trabaja en tu empresa y en que nuestro cerebro procesa la información y no de lo que artificialmente nos proponen los software actuales.
La situación es delicada porque vives al borde de la sobrecarga cerebral y con la sensación de que nunca te puedes relajar y disfrutar de los logros obtenidos, jamás es suficiente porque sientes sobre ti una espada de Damocles que te recuerda que lo que sabes hoy, mañana ya no servirá y necesitas estar continuamente aprendiendo. No solo resulta un proceso agotador sino lo que es peor, tampoco nadie te enseñó a aprender… Nuestro cerebro es mucho más útil en tareas más elevadas que almacenar y buscar información. Dado que nuestra capacidad de atención es finita, apoyarse en cerebros externos (computadores) que hagan el trabajo sucio de almacenar y entregarnos información y en metodologías de organización que faciliten esa tarea es ya urgente. Ahora bien, esa labor no puede seguir quedando al libre albedrio de cada cual. Los GPS son un ejemplo cotidiano que abordaremos en otra columna.

3. Tiempo:
En cierta ocasión, me invitaron a dar una charla sobre Innovación en Educación para los padres de un colegio Montessori. Al finalizar la actividad, se me acercó un padre quien me dijo con gran entusiasmo que coincidía con mis ideas y quería reunirse conmigo pero que al día siguiente salía de viaje a Nueva Zelanda por 6 meses con toda su familia para aprender inglés y que apenas estuviese de regreso me contactaría. “Claro, cómo no” le dije, e inmediatamente pensé “otro caso más de los que prometen cosas que saben que jamás van a cumplir”. 6 meses después, recibí un mail donde mí hoy amigo, José Caraball, recién llegado de su viaje me preguntaba si me acordaba de él y me proponía que nos viésemos para celebrar la conversación que dejamos pendiente… José demostró contar con un sistema de organización de las tareas de una eficacia prodigiosa que suele implementar para sus clientes (de hecho me está ayudando a implementarlo a mi)  y cuyo objetivo es muy claro: gestionar nuestra gran ventaja competitiva oculta, el tiempo. Ya me referí en su momento al tiempo como el único elemento que todos tenemos en la misma cantidad aunque elegimos gastarlo de modos muy diferentes. El tiempo es la principal variable en situaciones como el establecimiento de prioridades en tus tareas, la dificultad para coordinar a los participantes en equipos/proyectos o las posibilidades que brinda el teletrabajo pero me quiero referir a 2 en particular:

  • Manejar adecuadamente tu tiempo implica limitar al máximo las interrupciones (en algunos casos convertidas en adicciones) que afectan severamente a tu productividad: llamadas telefónicas, correos electrónicos, redes sociales (facebook, twitter), multitasking, reuniones imprevistas, visitas inesperadas… que aunque amplían nuestras opciones de comunicación, perjudican nuestras posibilidades de reflexión. Para enfrentarlo, nada mejor que establecer un flujo de trabajo, conservar siempre que sea posible el foco en la tarea actual y derivar lo que te preocupa, los planes o ideas futuras, a una memoria externa y a una lista de recordatorios en la que confías y que consultarás en otro momento. Un ejemplo muy simple: podemos decidir revisar los correos o twitter 5 veces al día: Al inicio de la jornada, media mañana, almuerzo, media tarde y al final del día.
  • Gestionar reuniones. El responsable de gestión del conocimiento del Ejército de Singapur me confesaba cómo diseñaron su sistema de organización de reuniones para evitar malgastar el tiempo. El proceso comienza siempre varios días antes de su celebración con la socialización del orden del día por parte del convocante y la exigencia a cada participante para que se pronuncie por escrito sobre los temas a abordar y comparta su opinión. Algunos rasgos característicos son la estricta puntualidad (esa cualidad cada vez menos frecuente), un orden del día bien detallado en tiempos, contenidos, resultados esperados y responsables, el registro de todos los acuerdos y el seguimiento exhaustivo de los mismos, etc. Nada nuevo bajo el sol…

Todo el mundo tiene en la boca la misma expresión: no tengo tiempo. Una realidad en cambio continuo produce estrés e incertidumbre porque tus planes se ven permanentemente frustrados poniendo a prueba tu capacidad de adaptación y reacción.No cabe duda de que casi nadie se marcha a su casa tras la jornada de trabajo con todo resuelto y sin nada en la cabeza. Y parece evidente que las personas somos menos productivas de lo que realmente podríamos ser si supiésemos trabajar manejando adecuadamente esos 3 elementos:

  • Siendo bien conscientes del conocimiento que tenemos (lo que sabemos) y también del que no tenemos y necesitamos aprender mediante un mapa de conocimiento individual.
  • Teniendo una estrategia para procesar y organizar la ingente (y creciente) cantidad de información que recibimos y generamos.
  • Contando con una metodología que nos permita retomar el control de la situación, aprovechar el tiempo de manera más eficiente para ser más productivos y al mismo tiempo disfrutar del trabajo en condiciones más relajadas, con mucho menor stress y con la cabeza despejada.
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Las reválidas de Primaria afectan este año a dos mil niños en Arousa

Los exámenes crean división de opiniones entre los padres, que no tienen nada claro el uso que dará la Xunta a los resultados

Son 2.060 chavales. Cursan 3º. y 6º. de Educación Primaria en los 34 centros que funcionan en el territorio de Arousa. Solo en Vilagarcía se trata de 744 niños, de 8 y 11 años. En cuestión de tres semanas se verán las caras con las controvertidas reválidas que la no menos polémica Lomce, la ley educativa acuñada por el exministro Wert, ha reincorporado a la dinámica escolar en España. Mejor dicho, quienes lo hagan porque, como ya ocurrió el año pasado, entonces únicamente en tercero, no fueron pocas las familias que decidieron que sus hijos se ausentasen del colegio aquel día, evitando así someterlos a una prueba que está cosechando un alto nivel de rechazo.

No existe, en cualquier caso, un posicionamiento unánime entre los padres de los escolares. La postura generalizada en la coordinadora de asociaciones se caracteriza por una rotunda oposición a esta medida. Sin embargo, varios de sus representantes reconocen que entre sus asociados hay opiniones para todos los gustos. De ahí que, más allá de las reuniones informativas que se pondrán en marcha en cada colegio, no exista una recomendación oficial por su parte. Eso sí, la mayoría de las directivas no enviarán a sus niños a la prueba.

«As probas están ben deseñadas, máis para medir o grao de comprensión e de aplicación dos coñecementos que para avaliar os contidos en si, outra cousa é para que se quere e o que se vai facer con esa información», sostiene un profesor desde Cambados. En este punto reside, en efecto, el quid de la cuestión. La Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria se remite a lo que Manuel Corredoira, director xeral de Educación, explicó el martes. Esto es, que los resultados no tendrán efectos académicos para los chavales, que pondrán a prueba sus competencias en castellano, gallego, matemáticas, inglés y ciencias y tecnología (solo las tres primeras en el caso de 3º.), que los exámenes se desarrollarán entre el 11 y el 13 de mayo y que su único propósito es detectar las debilidades de los centros. Pero la réplica de las AMPA es inmediata: «Quen mellor que o profesor que traballa co neno todo o curso para coñecer o seu nivel e as necesidades que teñen os colexios».

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RECONSTRUIR LA EDUCACIÓN POPULAR EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN La deconstrucción: una estrategia para lograrlo

“La lectura crítica del mundo es un quehacer pedagógico-político indicotomizable del quehacer político pedagógico, esto es, de la acción política que envuelve a la organización de grupos y de clases populares para intervenir en la reinvención de la sociedad. Una de las tareas de la pedagogía crítica radical liberadora es trabajar y legitimar el sueño ético político de una realidad injusta… es defender una práctica docente en la cual la enseñanza rigurosa de los contenidos jamás se haga en forma fría, mecánica y mentirosamente neutra.” Paulo Freire

Esta cita, tomada del libro que escribía el maestro de la Educación Popular, Paulo Freire, en el momento de su muerte, bien nos sirve a nosotros para comenzar este texto, donde tratamos de dar cuenta de la vigencia de un pensamiento que, en su acumulado histórico, intenta reconstruirse para volver a construir impugnación y empoderamiento de excluidos, segregados y discriminados del nuevo proceso de dominación capitalista.

I. LA EDUCACIÓN POPULAR, UNA ACCIÓN DE IMPUGNACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

1. Breve visión histórica

Si bien las discusiones de la Educación Popular, como educación escolarizada para todos, están en el corazón del proyecto de la Reforma protestante cuando se pretendía que todos los fieles, sin distingos de lugar y origen pudieran leer las sagradas escrituras, y atraviesa esa primera fase de la modernidad buscando una escuela que sea construida para todos (también presente en el ideario educativo de San Juan Bautista de La Salle) ese nombre adquiere concreción en las discusiones de la Asamblea francesa, cuando intentaba darle forma a las tareas de la revolución de 1789, y en abril de 1792 da forma a una escuela única, laica y gratuita. Ese intento de dar escuela a todos como base de una construcción de igualdad social, va a ser la base de lo que hasta ese momento se llamó Educación Popular.

Esa discusión es ampliada cuando llega a América y es retomada en los pensadores que dieron forma a las nacientes repúblicas americanas (Simón Rodríguez, Domingo Faustino Sarmiento, José Martí). Por ello podríamos reconocer diferentes troncos históricos4 en nuestra realidad.

a. En los pensadores de las luchas de independencia, siendo en este período el más claro Simón Rodríguez, maestro del libertador Simón Bolívar. Habla explícitamente de una educación que él denomina como popular y que en sus escritos aparece con tres características:

· Nos hace americanos y no europeos, inventores y no repetidores.

· Educa para que quien lo haga, no sea más siervo de mercaderes y clérigos.

· Hace capaz de un arte u oficio para ganarse la vida por sus propios medios.

b. En los intentos de construcción de universidades populares a lo largo de la primera mitad del siglo XX en América Latina, siendo las más notables las de Perú, El Salvador y México. En ellas se trabajaba para dar una educación también con características diferenciadas de las otras universidades:

· Educaba a los obreros y requería, por los sujetos destinatarios, cambiar el contenido, los tiempos y la manera de hacer real la educación.

· Los dotaba de conciencia sobre su lugar y su papel en la historia.

· Construía y orientaba hacia la organización que defendía los intereses de estos grupos.

c. En las experiencias latinoamericanas de transformar la escuela y colocarla al servicio de los intereses de los grupos más desprotegidos de la sociedad, siendo una de las más representativas la escuela Ayllu en Bolivia, promovida por Lizardo Pérez, donde algunos de sus fundamentos serían:

· Existe una práctica educativa propia de los grupos indígenas, derivada de su cultura. Por ello, plantea hacer una propuesta de educación como movimiento, proceso de creación cultural y transformación social.

· Se constituyen las “escuelas del esfuerzo” en cuanto se plantean una pedagogía basada en el trabajo.

· La escuela se extiende y es comunidad su arquitectura, su propuesta educativa. Es por ello que afirma: “más allá de la escuela estará la escuela”

En este sentido, el P. Vélaz y su intento por construir una escuela desde la Educación Popular como fundamento del Movimiento Fe y Alegría, se inscribiría en esta tercera, corriente, con particularidades propias.

2. El resurgir de la Educación Popular en la década de los ‘60

Esta década está marcada por una manera de intentar modificar las relaciones desiguales a nivel mundial, y la recepción de esta búsqueda en América Latina marca muy fuerte las corrientes y grupos que alimentan la búsqueda de transformación social y a su vez la construcción de un proyecto educativo coherente con esos ideales de cambio, y que va a tomar el nombre de Educación Popular. Las principales dinámicas que se gestaron en el continente y alimentaron y generaron un proceso de constitución de la Educación Popular fueron:

a. La revolución cubana, que en su momento significó la posibilidad de construir formas de organización social en el continente con un signo diferente al de la égida capitalista norteamericana y que animó desde una visión antiimperialista las luchas de liberación, así como la respuesta de las élites, quienes trazaron para el continente como respuesta una política de reformas agrarias y de modernización de los estados.

b. La teoría de la dependencia, especie de lectura tercermundista y latinoamericana del fenómeno del imperialismo, en la cual los aspectos de atraso y pobreza de nuestros países eran derivados de causas externas en las cuales sobresalía, fundamentalmente, la dependencia durante mucho tiempo como colonias y la forma semicolonial que para esa década del ‘60 mostraba como manifestación la presencia de esos países del primer mundo en los países del tercer mundo. Allí, autores como Celso Furtado, Raúl Prebisch, y el actual presidente brasilero, quien en esos tiempos era el “príncipe de los sociólogos” y hoy se ha convertido en el “sociólogo de los príncipes” (según comentarios callejeros brasileros).

c. La teología de la liberación, lectura cristiana desde América Latina y desde los grupos oprimidos que exigen una lectura radical del cristianismo manifestado como crítico de la iglesia como institución reaccionaria, que hace imposible la reconciliación del amor cristiano con la explotación de los seres humanos, planteando su esperanza en el Dios de la historia y de los pobres donde la encarnación de Jesús se convierte en hecho central, y por lo tanto su proyecto es que el reino de Dios debe instaurarse ya en la tierra por un pueblo que camina hacia su liberación. Allí está autores como Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, John Sobrino y muchos otros.

d. La investigación-acción. Diferentes grupos de sociólogos, especialmente en América Latina y el Asia, retomando algunas teorías norteamericanas de la acción (Kurt Lenk, entre otros), plantean que el único conocimiento que se produce no es el acumulado a través de la academia, sino que existe la posibilidad de recuperar una serie de saberes que se convierten en conocimientos paralelos al conocimiento académico o “verdadero”. Para ello diseñan metodologías en las cuales la relación entre sujeto-objeto es transformada radicalmente, por una en la cual el sujeto queda inmerso en el conocimiento que se produce en el proceso investigativo. Esta posición lleva a instaurar una crítica a la forma positivista del conocer en las ciencias sociales. Allí hay autores como Orlando Fals-Borda, Vera Gianotten, Anisur Rahman.

e. Protagonismo de la sociedad civil. Igualmente en el continente comienzan a encontrarse expresiones de la sociedad más allá de las simples organizaciones gremiales que se mueven en el esquema clásico de económico-política, dando paso a infinidad de formas de organización comunitaria de procesos en torno a grupos de fe, que en algunos casos adquieren núcleo en la conformación de las organizaciones no-gubernamentales (ONGs). Estos procesos van teniendo una visibilidad en la sociedad que los coloca como una especie de tercero en la discusión y que abre un espacio para la construcción de esa sociedad civil en el continente, aparecen con fuerza los grupos de derechos humanos, de género, de grupos étnicos

f. Freire representaría la consolidación de un pensamiento latinoamericano y tercermundistaque bien podría representar la sexta de estas corrientes y que retomando la idea de Educación Popular5 se convierte en pensamiento que jalona procesos sociales en América Latina, sectores de Asia y África, y luego se abre más universalmente a latitudes del mundo del norte.

Desde esos seis troncos básicos se abren caminos de búsqueda, que siguen intentando construir especificidades desde nuestro contexto. Allí están, La filosofía latinoamericana de la liberación (E. Dussel), La comunicación popular (M. Kaplún) y el teatro del oprimido (Gonzaga).

Como vemos, igualmente a lo largo y ancho del continente se inicia un proceso en el cual la incidencia de una cierta “latinoamericanización” se da desde las más diversas expresiones, contando con variedad de matices y con representación de ellas a través de fenómenos sociales con manifestación pública, así como con hechos teóricos que entraban a disputar en el campo del saber y el conocimiento, haciendo que cualquier pensamiento desarrollado en la época tuviera que entrar en diálogo, en discusión, y en algunos casos con influencia de ellas. Están todavía poco desarrollados, por los afanes de estos tiempos de globalización, los análisis de estas incidencias, pero ya en la recepción norteamericana de Freire se le da mucha fuerza a la teología de la liberación

(……. continua en los próximos días)

 

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¿Cómo identificar en kínder a los alborotadores del mañana?

¿Qué pasaría si las escuelas y los hacedores de política fueran capaces de predecir con una buena dosis de fiabilidad a los alborotadores y los casos de éxito del mañana? ¿Y si esto podría hacerse de una manera rentable en el momento en que los niños entran en el kínder?

Una nueva investigación fascinante sugiere que estamos a punto de hacer precisamente esto. La evidencia proviene del Proyecto Fast Track, una intervención integral diseñada para ver cómo los niños se desarrollan a través de sus vidas al proporcionar tutoría académica, el desarrollo de habilidades sociales y la regulación de la conducta. Trabajando en cuatro comunidades diversas y vulnerables en los EE.UU. (Durham, Nashville, Pennsylvania rural y Seattle), el proyecto identificó y evaluó a casi 900 niños de kínder, en tres cohortes sucesivas (1991, 1992 y 1993), y al azar les asignó a un grupo de control o de intervención. El proyecto trabajó con estos niños en durante su trayecto en la escuela, recogiendo datos en puntos claves hasta el presente.

Como parte del proyecto, los maestros de kínder aplicaron la Subescala de Habilidades Prosociales-Comunicacionales de la Escala de Competencia Social a sus alumnos (en grupos de control y de intervención). Esta subescala consta de nueve sencillos ítems. Por ejemplo: si el niño coopera con sus compañeros sin tener que pedírselo, si ofrece su ayuda a otros, si es bueno en la comprensión de los sentimientos, o si puede resolver problemas por su cuenta. No es ciencia espacial. Nada complicado. Sólo nueve preguntas que los maestros pueden responder acerca de sus estudiantes en una escala de cinco puntos: 1) nada, 2) un poco, 3) moderadamente bien, 4) bien y 5) muy bien.

Al analizar la evidencia de esta subescala aplicada solamente a los niños del grupo de control, es decir, aquellos niños que no recibieron intervenciones del proyecto en la etapa del kínder, se encontraron resultados asombrosos.

Casi veinte años después, el ranking de maestros de kínder demuestra ser increíblemente profético. La puntuación de un niño en la subescala de nueve preguntas predice una serie de resultados claves en  adolescentes y adultos jóvenes, incluyendo el graduarse de la escuela a tiempo, entrar y graduarse de la universidad, tener un empleo estable como adultos jóvenes, si reciben asistencia pública, y si han sido arrestados. Todo esto, controlando los factores clave, como la pobreza, la raza, el tener padres adolescentes, la agresión y los niveles de lectura en el kínder. Usted puede adivinar fácilmente qué niños terminaron dónde. Los niños con niveles más altos de habilidades prosociales tienen más probabilidades de alcanzar con éxito los hitos clave como adolescentes y como adultos jóvenes. Aquellos con niveles más bajos tienen más probabilidades de repetir el curso, de estar en la educación especial y/o de ser delincuentes o alborotadores juveniles. De hecho, los niños que obtuvieron una puntuación alta en la subescala señalaron tener cuatro veces más probabilidades de graduarse de la universidad que los que anotaron puntuación baja.

Pensemos en el poder y el potencial que tienen estos resultados. Para niños. Para las escuelas. Para las sociedades. La obtención de estos datos es económica y no invasiva. Y tenerlos puede resultar muy valioso para la identificación de niños en riesgo a una edad temprana y para la focalización de intervenciones eficaces desde el ingreso a la escuela en adelante. Las habilidades socio-emocionales son más maleables que otras (por ejemplo, las cognitivas), lo que significa que necesitan empezar a trabajarse temprano, pero se tiene un período de tiempo más largo para hacer una diferencia. Los niños necesitan formar y mantener lazos significativos con sus pares, con adultos sanos. Y las instituciones como la escuela pueden evitar muchos de los ganchos de riesgo en la vida.

Hay un buen número de programas que pueden ayudar y que han sido rigurosamente evaluados, tales como Fast Track. Los datos como los recogidos por la Subescala Prosocial-Comunicacional pueden informar el proceso de selección y agudizar la focalización. Y, si esto no es convincente, según algunas estimaciones, la costo-efectividad de los programas de aprendizaje social y emocional llega a US $ 11 por cada dólar invertido (Teachers College, 2015).

Comparemos esto con iniciativas difíciles de poner en práctica como la reducción de tamaño de la clase o la de focalizar los programas de capacitación laboral para jóvenes marginales (generalmente los alborotadores) para los que los rendimientos son negativos o intrascendentes.

¿Qué pasa si más escuelas y hacedores de política se dieran cuenta de la evidencia de esta manera? ¿Los alborotadores recibirían el apoyo y las intervenciones que necesitan de manera oportuna y rentable? ¿Habría menos de ellos? ¿Llegarían a convertirse en adultos productivos y veríamos niveles inferiores de delincuencia, de asuntos mentales y otras cuestiones socialmente destructivas?

Mi apuesta es que sí.

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