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Juego de niños

Por: Gabriela Aguilar

 

El silencio de un niño encierra muchas respuestas, quizá más de las que estamos preparados para escuchar. En el caso de Camila fue el cambio de conducta durante sus actividades diarias lo que encendió la alarma en casa: se aislaba, no permitía que la tocaran, hasta el baño diario había cambiado su dinámica y los padres saben leer las señales.

Fueron semanas de hostigamiento los que a sus nueve años Camila vivió por parte de tres de sus compañeros en noviembre de 2019, y aunque en su momento lo reportó con su profesor no hubo ninguna acción al respecto: ni sanción para los tres niños responsables ni para sus padres ni para la madre de Camila. Todo se quedó en un juego de niños.

Pero esa violencia disfrazada de juego escaló a los golpes hasta llegar al abuso sexual… Sí, entre menores de apenas nueve años. El criterio del profesor no alcanzó para identificar lo que sucedía: para frenar el hostigamiento y para darse cuenta de que entre sus alumnos se estaba presentando una conducta irregular.

Ante las primeras alarmas, la madre de Camila solicitó información con el profesor del grupo, el cual negó cualquier indicio de abuso. Finalmente pidió ayuda profesional y fue a través de las sesiones de terapia que la pequeña reveló lo que le sucedía en la escuela. Más tarde pudo decírselo a su madre. Se rompió el silencio.

Tras la denuncia en enero de 2020, se reveló que en el mismo plantel de la primaria Marco Antonio Montes de Oca, en Zapopan, sucedió otro caso similar: el de Nínive, y en esa bola de nieve resultaron sancionados cuatro servidores públicos por omisión. Sin embargo, han pasado casi 18 meses sin justicia para las pequeñas y cuando finalmente llegó el día de la primera audiencia, el pasado 7 de julio, no se presentaron ni el profesor del aula ni la directora del plantel bajo el argumento de que “no fueron notificados”.

Tras la decepción y la impotencia, las madres se apoyaron de colectivos como Arpías Guadalajara para exigir respuestas a las afueras de las instalaciones de la Secretaría de Educación Jalisco, y las acciones de esas mujeres el pasado 9 de julio ganaron el ojo público por los daños al edificio, calificados como vandalismo, y no los denunciados en el caso de las pequeñas víctimas de abuso. Un caso más por el que incluso Amnistía Internacional emitió un llamado de atención a las autoridades estatales para no criminalizar a las manifestantes.

En esta enredada madeja de omisiones varias por parte de servidores públicos, de autoridades aletargadas, de manifestaciones con daños materiales y de menores víctimas de abuso, ¿a quién le corresponde brindar justicia a dos niñas que a sus escasos 10 años ya saben lo que es la violencia de género, la impunidad y la dilación de justicia?

 

Fuente de la información: https://www.informador.mx/ideas/Juego-de-ninos-20210714-0022.html

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La era del hambre

Por: Carolina Vásquez Araya

 

“El arma de los imperialismos es el hambre. Nosotros, los pueblos, sabemos lo que es.” (Evita)

 

Con retraso en el crecimiento, peso inferior al 60 por ciento del previsto para la edad, escasa o nula grasa subcutánea, extremidades delgadas, diarrea, infección respiratoria, tuberculosis y signos de otras carencias nutricionales como deficiencia de micro nutrientes, se manifiestan algunas características de un cuadro de desnutrición en la infancia. En nuestro continente, un continente rico en recursos pero sometido a un sistema económico y político criminal, discriminatorio y deshumanizante, las grandes mayorías enfrentan la peor de las pandemias: el hambre.

El hambre, definido como el producto de la escasez generalizada de alimentos básicos que padece la población de forma intensa y prolongada, es una violación de un orden jurídico cuya premisa principal es la protección de la persona contra el abuso de autoridades, servidores públicos y particulares. Esta especie de patología política contraviene las garantías de los textos constitucionales y se encuentra presente con diferente intensidad y extensión en todos nuestros países, respondiendo a un sistema de reparto injusto de la riqueza pública y a la acumulación del patrimonio común en manos de una élite explotadora. La paradoja, es que el empobrecimiento resultante provoca un inevitable colapso de las capacidades productivas de la comunidad y, por ende, una disminución progresiva de los atributos intelectuales y físicos del recurso humano que pudiera contribuir al progreso de esa misma élite.

En América Latina, la pobreza impuesta de manera tan implacable a las grandes mayorías podría definirse como una fórmula estratégicamente concebida por los genios del sistema neoliberal: A mayor pobreza, menor poder ciudadano y, por ende, más oportunidades de enriquecimiento y concentración del poder para el sector privilegiado. La aplicación de esta norma perversa alcanza sus mayores cotas en países centroamericanos, en donde la carencia nutricional ha colocado a millones de niñas, niños y adolescentes ante un escenario de privaciones, enfermedad, dolor y muerte precoz por la carencia de algo tan básico como el alimento.

Para las élites en el poder, el hambre no es un problema. Es una realidad supuestamente inevitable reflejada en estadísticas más o menos manipuladas y asépticas, mediante las cuales la tragedia humanitaria se reduce a números. Esto, con el propósito de justificar políticas públicas sesgadas e ineficaces y así, mediante el uso de su poder mediático, endosar la responsabilidad en quienes lo padecen. De ese modo, para las castas políticas se abren nuevas oportunidades de enriquecimiento ilícito a través de donaciones de la comunidad internacional, préstamos cuyos fondos van a caletas y paraísos fiscales y otras argucias estratégicamente creadas con el mismo propósito.

En un escenario ideal, el hambre como tragedia humanitaria no debería existir. El planeta tiene recursos suficientes para satisfacer esa necesidad y, de no imperar los intereses corporativos que obligan a desechar millones de toneladas de alimentos cada año, con el único propósito de mantener los precios de mercado, nadie debería morir por falta de nutrientes. En la realidad, la vida de la niñez condenada al peor de los destinos, tiene menos importancia para las clases privilegiadas que los índices económicos, sólidamente asentados sobre la base de la injusticia y el despojo. Nuestros países necesitan con urgencia un relevo político capaz de construir las bases de un sistema inclusivo y justo para todos, pero sobre todo la actuación de líderes inteligentes, capaces de comprender y asumir el desafío de romper las estructuras y construir auténticas naciones.

Para las élites en el poder, el hambre es un fenómeno “inevitable y natural”.

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com/la-era-del-hambre/

Fotografía: Radio Macondo

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La contextualización de la educación y la complejidad

Por: Luis Palacios Ortega*

 

La educación actual,  ¿descontextualiza?

 

La educación no ocurre por partes, separada, sino en forma compleja, integrada, holística. No es posible dividirla por rubros, fragmentarla, ya que terminaríamos destruyéndola y privándola de sentido. Aprendemos por la vía de la complejidad, respondiendo a nuestras propias motivaciones, decidiendo qué conocer. Pero dichas motivaciones no provienen exclusivamente de la inteligencia sino también del sentido que le damos a nuestra vida, donde  significar va más allá de una aplicación, significa inventar, crear, asumir el mundo.

Descontextualizar es sacar algo (objeto, contenido, persona) de su contexto natural e introducirlo en otro al que no pertenece. La educación convencional, a través de la formación  por competencias ha sacado de su contexto al alumno al pretender lograr: la innovación, la competitividad, la productividad o la excelencia, como lo han mencionado en muchas oportunidades el Gobierno Mexicano en turno. La educación convencional descontextualiza, debido a que obliga a los estudiantes a aprender conceptos, apropiarse de modelos, atender demandas y a ser evaluados con contenidos, estándares e instrumentos  ajenos a sus necesidades e idiosincrasia, a esto hay que agregar lo que Elie Wiesel dice, que el problema de la educación es que: “ha enfatizado teorías en lugar de valores; conceptos más que seres humanos; abstracciones en vez de sentido; respuestas y no preguntas; ideología y eficiencia, más que conciencia” (citada en Orr, 2004).

Descontextualiza debido a que ha restringido el aprendizaje  exclusivamente a lo que sucede en la escuela, a las competencias a desarrollar, a los perfiles de egreso a cubrir y a las evaluaciones estandarizadas, sin comprender que la educación se nutre con la experiencia personal y social. Esto promueve procesos de enseñanza  descontextualizados, que  no abonan a la comprensión de la dimensión local-regional como parte constitutiva de la trama vital del planeta y que permita a las comunidades construir sistemas ecológicos sanos y resilientes (Rutter, 1993). La educación ha trabajado en favor del llamado desarrollo económico, dejando de lado el social o el sustentable. Contrario a lo que expresa Schön (1998), la educación deja de lado un proceso importante para el docente: confrontar la teoría con la práctica cotidiana, imposibilitando el compromiso reflexivo en la acción.

Con el distanciamiento social la tecnología (las TIC), el internet y la llamada educación a distancia crean en los estudiantes y docentes “trampas” sutiles. La pantalla y los buscadores nos llevan a creer que se tiene una biblioteca en casa y pueden enterarse y leer sin comprar libros. El cómputo, su velocidad  y los instrumentos sofisticados, nos distraen y han llegado al punto de conceptualizarse como herramientas “indispensables”, más allá de lo que podemos lograr con ellas. El problema que se presenta en esta era de la información, no es cómo utilizar el internet o la biblioteca para encontrar o canalizar información, sino cómo transformar esta información en conocimiento y cómo transformar el conocimiento en sabiduría. Los estudiantes deben saber cernir, desgranar la información que entra por nuestros sentidos, como la corriente de agua subterránea que se purifica al pasar por el manto de piedra.

Por si fuera poco, cuando nos conectamos a internet ya no vemos el bosque, bueno, ni siquiera los árboles, vemos sólo hojas y ramas, pues entramos a un ecosistema de tecnologías de interrupción, donde tanto Google como Microsoft nos presentan pedazos o fragmentos de la realidad a través de sus buscadores (Carr, 2010).

¿Qué es contextualizar?

Morin (2000), en su texto: “La mente bien ordenada”  plantea que la contextualización y el desarrollo de las aptitudes para contextualizar, se han convertido en un imperativo de la educación. El desarrollo de las aptitudes para contextualizar promueve un pensamiento que sitúa todo acontecimiento, información o conocimiento y promueve habilidades respecto de su entorno cultural, social, económico, político y natural. Es por ello que se hace necesaria una educación que permita a las personas responder a los desafíos de la globalidad y de la complejidad en la vida cotidiana, social, política, nacional y mundial, es ahí donde cobra importancia la contextualización.

Contextualizar es el manejo de conocimientos e información crítica que permita entender el contexto,  donde el entramado de conflictos, emociones y situaciones diversas, son resultado de la complejidad (Morin, 2000). A partir de ella plantea siete principios para la educación, de los cuales  rescato los dos que considero abonan a la contextualización. El primero es el principio dialógico, el cual:

[…] ayuda a pensar en un mismo espacio mental lógicas que se complementan y se excluyen […] puede ser definido como la asociación compleja (complementaria/concurrente/antagonista) de instancias necesarias, conjuntamente necesarias para la existencia, el funcionamiento y el desarrollo de un fenómeno organizado (Morin, 2002, p. 31).

El segundo es  el principio de reintroducción del cognoscente en todo conocimiento. Éste principio propone devolver el protagonismo del observador/computador/estratega (o sea del educador), en todo conocimiento, en virtud de que el sujeto no es un reflejo de la realidad, la construye. Así mismo señala que el conocimiento no es la acumulación de datos o de informaciones, sino su organización.

Contextualizar ayuda a describir, comprender y detallar cómo se dan las relaciones entre un fenómeno determinado y su apropiado contexto para ser bien interpretado. Es buscar la explicación del por qué se dan los eventos o fenómenos, y cómo se producen. Un aspecto importante en el proceso de explicación del por qué en la contextualización lo representa la inferencia.  Inferir es  llegar a una conclusión a partir de hechos, proposiciones o principios, ya sean generales o particulares.

El educador contextualiza cuando vincula la educación al contexto. En la Educación Normal, por ejemplo, esto es posible cuando los estudiantes normalistas realizan sus actividades de práctica docente en condiciones reales. Esto representa un contacto directo con el ámbito local-regional en el que se ubica un centro educativo. Se hace necesario orientar la Educación Normal  hacia el fortalecimiento esta actividad, con elementos que le permitan al estudiante normalista, no sólo “cumplir” con  los requerimientos de una actividad en teoría formativa, sino abrirse al estudio del territorio local, pensarlo y participar en su transformación, descubrir las conexiones ocultas en las cosas más cotidianas, en los fenómenos que afectan al planeta entero (Guillaumín, 2009).  Es necesario  transitar hacia nuevas formas de educar y de recuperar la relación entre las comunidades y los contextos locales, relación rota por la globalización, la cultura global, la sociedad del conocimiento y la economía.

Desarrollar esta educación requiere un docente que piense (planee, programe, dosifique, medie), considerando la complejidad y se comprometa a fomentarlo con los estudiantes, así como a promover la organización de sus ideas y conocimientos a partir de la interpretación de  los fenómenos, problemas y acontecimientos, con la idea de promover y acompañar a los estudiantes hacia una visión educativa distinta, al abordar todos los fenómenos de la naturaleza, la curiosidad, el desarrollo de la observación y la indagación constante, lo que posibilita intervenir en su realidad y contexto.

Cuando me refiero a contextualizar, me refiero también a que el docente disponga el ambiente necesario para un proceso educativo donde un estudiante descubra, comparta, discuta y construya significados propios. Esto no es una idea nueva en sí misma, lo que es nuevo es el cambio paradigmático que le da curso, ya que es lograr que pase a otro nivel de consciencia, a través de un planteamiento distinto en relación con el uso de sus sentidos  y de su interacción con el medio y sus problemáticas. Para ello se hace necesario que el manejo curricular sea abierto, dinámico y que permita que se aborden los contenidos a través de situaciones reales. No me refiero a la “manoseada” flexibilidad curricular sino a una visión renovada de ésta.

Es evidente y criticado por innumerables actores en el proceso educativo, que los actuales procesos de enseñanza, desconectados del contexto, no motivan la reflexión crítica sobre la realidad social del entorno. En la educación convencional se intentan establecer algunos vínculos, que se limitan a esfuerzos aislados, que no transcienden a la reflexión ni a la toma de posturas ante las diferentes problemáticas de la región o del país. Es necesario educar para la vida en comunidad, por lo tanto ésta debe formar parte de la institución educativa, a través de incorporar los contenidos o problemáticas locales a las escuelas. Hacer referencia a los asuntos del medio, para así, comprender la realidad.

Contextualizar la educación tiene  una importante relación histórica. Representa una alternativa que busca revertir los rasgos representativos básicos de la Modernidad, de las ideas que influenciaron al desarrollo: a) La industrialización, que representa la principal herramienta a través de la cual se aspira a aumentar la productividad, la economía y se aspira al llamado desarrollo;  b) la innovación: bajo esta idea las tradiciones del pasado se consideran obsoletas, por lo que se promueve su revisión, actualización y los cambios constantes; c) el conocimiento científico: la ciencia, la experimentación práctica y la razón  son  las bases del conocimiento superando el antiguo dominio de los saberes ancestrales;  d) la capacidad de creación: se enfatiza en la capacidad creativa y creadora del hombre en relación a su potencial para modificar su entorno a través de la ciencia y la tecnología al servicio del mercado y  e) la individualidad: se ha fomentado la introspección, la búsqueda de objetivos y recursos económicos de forma individual, que brinden status y permitan acceder a satisfactores de necesidades creadas por el mercado (Lasso, 2015).

La contextualización y la complejidad 

Existe una relación entre complejidad y  contextualización.  La complejidad puede pensarse como un tejido y no como la existencia de objetos y fenómenos separados. Es por ello que se necesario asociar los contenidos de aprendizaje en relación con el entorno, así como vincularlos con el estudiante, que tengan un significado para su vida. Esa sería una aproximación al concepto de contextualización. La relación entre la contextualización y la complejidad se origina con el término contexto, en relación a la idea de un entramado o tejido de significados provenientes del medioambiente. El contexto tiene las características de un todo; de un todo articulado, entrelazado, imbricado, que se desarrolla sobre planos distintos, y que evoluciona, vive, se genera en un constante proceso dialéctico entre sus componentes, que están caracterizados por una propia autonomía organizacional y experiencial.

Contextualizar representa un proceso cognitivo, en el que se reconocen los múltiples contextos (escalas, dimensiones) de fenómenos, hechos y situaciones, es decir, existen fenómenos que se presentan el contexto familiar, escolar, comunitario o regional que afectan al estudiante. El resultado del proceso de contextualización se refleja en la consciencia con la que el estudiante analiza y  representa su entorno y la comprensión de la unión entre el fenómeno que se intenta comprender y el contexto en el que se ha situado.

La contextualización  ayuda a describir, comprender y detallar cómo se generan las relaciones entre un fenómeno determinado y su apropiado contexto para ser bien interpretado. No sólo tiene que ver con acompañar/vincular las informaciones de un tema concreto con las circunstancias (naturales, sociales, históricas, culturales) que sitúan dinámicamente en tiempo y espacio los fenómenos. También tiene que ver con la «conexión» de dicho tema con las experiencias (o la ausencia de ellas) de los estudiantes. Cuando se habla de contextualizar la educación, lo primero que se piensa es en contextualizar las materias del curriculum, es decir, los contenidos a trabajar.

Presento a continuación dos esquemas, el de un currículum convencional y el de mi propuesta de un currículum orgánico (Palacios, 2018). En el ejemplo del currículum en la educación convencional: cuadrado, rígido, donde las materias se encuentran dispersas, aisladas. Sus contornos están perfectamente delimitados sin vinculación entre ellas, lo que provoca que los estudiantes aprendan a pensar por separado y a ubicar los problemas en una asignatura, sin vincularlos a otras ni a la realidad. No se articulan con el ámbito local donde se ubica la escuela, éste se encuentra fuera de esa propuesta:

En el ejemplo que presento a continuación relativo a un currículum orgánico, los cursos comparten algunas áreas y contenidos. Un curso sigue teniendo un centro, contenidos disciplinares, pero ahora consigue articularse a otros saberes contenidos en otras materias. Lo que se consigue es que se «expandan» y comiencen a «tocarse» e «introducirse» entre ellas. Los límites que separan a los cursos desaparecen. El ámbito local es donde esas materias, cursos y contenidos interactúan, generan un sistema de conocimiento e informaciones y producen emergencias en forma de informaciones y conocimientos nuevos, que se traducen en una paulatina contextualización del proceso de aprendizaje:

En la formación de docentes durante su Educación Normal, la contextualización puede concretarse, en primer lugar, al orientar a los estudiantes hacia la observación y análisis de problemáticas educativas, sociales o ambientales a partir de una visión integradora de su práctica docente. Por ejemplo, las  relacionadas con atender el desfase que existe en  lo relativo a la comprensión lectora, a través de los contenidos de otras asignaturas, como la geografía o la historia.

En segundo lugar, al promover el desarrollo de una práctica docente cuya referencia sea el contexto y la complejidad, lo que  implica estrategias orientadas hacia: a) pensar, tratar y resolver problemas en situaciones de complejidad; b) el desarrollo del pensamiento como arte dialógico, en la esfera del lenguaje, la lógica y la conciencia y c) la reflexión, es decir la capacidad de “pensar bien”,  de reflexionar acerca de nuestros pensamientos, volvernos capaces de elaborar y practicar estrategias, llevar a cabo nuestras apuestas (en este caso educativas) de manera absolutamente consciente. Esforzarse por  pensar bien es practicar un pensamiento que privilegie contextualizar y totalizar las informaciones y los conocimientos.

¿Cuáles son los desafíos hacia lograr la contextualización en la educación?

La contextualización en la educación requiere ser abordada a través de un currículum diferente, que promueva el conocimiento y estudio del territorio, que permita la religación de saberes, su vinculación en función del contexto e integración del conocimiento de éste a un  currículum  diferente. Este planteamiento se traduce en una práctica docente fundamentada en el conocimiento contextual del que emerge una pedagogía de la complejidad que promueve alumnos participativos, activos, que comprendan los fenómenos complejos y una escuela desprogramada, abierta al territorio, que reconozca la causalidad, simultaneidad y las contradicciones, cuya función sea la transformación de la sociedad actual, dominada por la cultura globalizadora a una que estreche sus relaciones con el mundo natural.

Un proceso educativo puede promover la contextualización de los conocimientos cuando el contexto adquiere una mayor importancia en la concepción del mismo, ya que determina y condiciona, en gran medida, lo que el estudiante realiza en el aula, la manera en que asume ciertas tareas de aprendizaje, su percepción del estudio y su estilo particular de actuación en la institución educativa. La contextualización privilegia el aprendizaje y reconoce al profesor como uno de varios mediadores del conocimiento y de la cultura social.

La contextualización es posible cuando el currículum promueve en los alumnos la visión del conocimiento de una disciplina,  la física por ejemplo, como parte de una compleja red de valores y actividades que afectan al entorno y a la sociedad. Así, la enseñanza de la física en el contexto de las situaciones del mundo real evitaría dar a los alumnos la idea que las ciencias no tienen que preocuparse de los problemas de la sociedad, que los científicos sólo se preocupan de inventar teorías y de hacer descubrimientos sin que les interese si estos se usan o cómo se usan. La enseñanza en el contexto del mundo concreto le daría real valor a la premisa que la educación (incluyendo la educación científica o artística) es para todos.

Cuando la información se contextualiza (se pone en contexto y es significativa) genera aprendizajes significativos. Se logra un aprendizaje significativo a través del uso del aprendizaje incidental (en forma no deliberada y sin esfuerzo),  donde las ciencias se aprenden al tratar de resolver problemas de otras áreas.  Esto es posible, por ejemplo, a través de estrategias como presentar  algunos organizadores visuales (Terán y Apolo, 2015), previos basados en el conocimiento que ya poseen los alumnos y relacionarlo con la vida diaria. Si el conocimiento es  un entramado de estructuras conceptuales, éste puede ser construido por el  alumno a partir de estos organizadores. Por otra parte, como el proceso enseñanza-aprendizaje es una actividad social, donde tienen lugar diversas interacciones (profesor-alumno, alumno-alumno, etc.), el profesor debe guiar el aprendizaje a fin de inducir la formación de esas interacciones. El manejo de conocimientos e información crítica permite comprender el contexto: el entramado de conflictos, emociones y situaciones diversas  resultado de la complejidad. El educador contextualiza cuando vincula la educación al contexto  y desarrolla habilidades para contextualizar a través del desarrollo de un pensamiento y una habilidad  situar todo acontecimiento, información o conocimiento respecto de su entorno cultural, social, económico, político y natural.

Se contextualiza la educación  si las situaciones de aprendizaje son plenas de sentido  para el alumno, logrando que el aprendizaje sea significativo, tengan sentido.  Pero, ¿qué es lo que tiene sentido para el alumno? La experiencia en la docencia de alumnos de la Escuela Normal, así como la observación de la práctica docente en diversos centros escolares, me permiten afirmar que los contextos cercanos a la experiencia cotidiana de los alumnos son los que tienen sentido para él, los que despiertan su interés, los que favorecen una disposición positiva hacia el aprendizaje y sirven para que los alumnos, guiados por el profesor, vayan estableciendo conexiones entre situaciones ya conocidas por ellos y los conceptos científicos o contenidos de aprendizaje nuevos necesarios para comprenderlos y que se articularán a lo largo del proceso educativo, a partir de esto podemos aproximarnos a un aprendizaje significativo. ¿Cómo saber si fue significativo? Una de los efectos es que después de algún tiempo, los alumnos recuerdan con claridad los temas tratados, aun en el caso de aquellos que regularmente habían tenido bajos rendimientos y se manifiesta en una mejor opinión de los alumnos acerca de alguna asignatura, por ejemplo, en la Física.

Debemos recordar que tener sentido o darle sentido al proceso educativo implica un fenómeno racional y emocional. De forma abstracta, el sentido puede ser la capacidad de una idea de tener coherencia y funcionalidad.  Sentido viene del latín sensus, la cual a su vez se deriva del vocablo sentío (sentir)  y tiene varios significados. Cuando me refiero a  “tener sentido o darle sentido”  a lo educativo a través de la contextualización,  me estoy refiriendo a la capacidad de percibir, tanto por los sentidos físicos como por la inteligencia, para conocer, saber o darse cuenta, así como para juzgar u opinar (http://deconceptos.com/general/sentido#ixzz4I66biBJU).

El proceso de contextualización de la educación se vincula a diversas vertientes educativas, un ejemplo de ellas es la Educación Basada en lo Local (EBL). La EBL se convierte en un vehículo para ello al promover una pedagogía que ayude a resistir a los embates de la economía neoliberal con dos propósitos fundamentales: la descolonización del espacio local,  una liberación progresiva de los efectos de las fuerzas económicas que dañan el ámbito local y la rehabitación del espacio local. Esto significa re-aprender a  habitar nuestros lugares sin hacer daño a los demás,  humano o no humano, lo que  representa otra dimensión del currículum.

Un currículum contextualiza la educación cuando la escuela se desprograma de la cultura globalizadora y evoluciona de un currículum convencional que enseña a través del entorno,  a uno que organiza los conocimientos alrededor del contexto con la consciencia de que  el entorno dicta su propio currículum y cuyos rasgos debieran aparecer en éste. La estrategia para lograrlo es promover  la investigación sobre problemas identificados por los propios niños y jóvenes,  a través de metodologías  como la investigación-acción,  que permitan conocer científicamente el territorio y vincular los contenidos de un currículum orgánico, lo que permite establecer una educación ambiental como una parte las vidas de las personas en sus lugares.

La contextualización promueve a través del currículum descubrimiento, la curiosidad y la experiencia como promotoras de la innovación. En ese proceso  se problematiza la realidad a partir de diversas perspectivas y actores. Se contextualiza cuando se involucra a profesores y estudiantes en los procesos de problematización, de investigación y de enseñanza-aprendizaje y descubren las posibilidades de crear relaciones posibles. Esto se contrapone, por ejemplo,  al planteamiento del enfoque por competencias del Aprendizaje Basado en Problemas (ABP),  que  adapta problemas a los contenidos de aprendizaje del plan de estudios. La diferencia está que la estrategia cambia: mientras el ABP cambia los elementos de un problema, los estudiantes en la EBL proponen soluciones a problemáticas partir de su interés, el diálogo y su narrativa de la realidad,  se extraen los elementos del problema y se ubican en relación con sus conocimientos, y lo más importante, se relacionan con lo que ignoran, lo que genera la necesidad de indagar, explorar, descubrir, investigar y proponer alternativas de solución.

En la contextualización, el educador, traslada sus saberes pedagógicos a la comunidad, a fin lograr la reintegración de los vínculos entre los individuos y su entorno. Su práctica docente se realizaría a través de una pedagogía crítica del lugar, cuya estrategia  parte de observar, junto con los actores del proceso educativo (alumnos, padres de familia, autoridades educativas), las afectaciones de la economía y corporaciones a su espacio vital, problematizar y buscar soluciones alcanzables, lo cual  representa poner el  currículum alrededor del estudio y del cuidado del lugar provee elementos hacia construir un currículum orgánico que se anida en  el contexto. El aula y la escuela se abren a los acontecimientos del entorno y a las experiencias e intereses del alumno. No se renuncia al trabajo áulico, se establecen y re-establecen las relaciones con lo que le rodea. Esto inspirar el cuidado del territorio y promueve la revitalización de la ciudadanía.  La estrategia consiste  en analizar, enriquecer y vincular el currículum oficial  a partir de la apertura de la escuela a los acontecimientos del entorno, lo que hace necesario un planteamiento (enfoque) diferente del currículum.

En una educación contextualizada, el currículum se abre al contexto y a sus características, evoluciona hacia un currículum que he llamado orgánico, el cual se desprograma y el contexto le provee de temáticas, informaciones y problemáticas que le dan sentido y enriquecen el aprendizaje. La relación entre los cursos produce nuevos conocimientos y contenidos, la interacción y complementariedad de los cursos producen emergencias.

 

La contextualización y la religación de saberes

 

La contextualización es una alternativa para  religar los conocimientos que están fragmentados y dispersos en las materias, asignaturas o cursos en el currículum convencional. Bajo el enfoque de que el contexto genera conocimiento, éste  cobra sentido para los estudiantes cuando el educador vincula los contenidos del currículum al contexto, y esos contenidos al interactuar producen emergencias. En esa idea el currículum orgánico se conformará al cambiar, sustituir o enriquecer los cursos en función de esas emergencias y las necesidades y condiciones histórico-sociales de los estudiantes.

Religar los conocimientos en el proceso de aprendizaje conlleva ámbitos que van desde la escritura de un texto hasta la aplicación de conocimientos científicos en su contexto. El estudiante puede tratar de explicar el ciclo el agua a través de la narrativa, a partir de los contenidos de la física o de las matemáticas, así como  un fenómeno social puede ser explicado por la narrativa desde la visión de  la estadística o la sociología. La estrategia es que el alumno  logre percibir  que los contenidos de los cursos de español, matemáticas o ciencias, tienen relación entre sí,  ya que existe una diversidad de formas de vinculación en la realidad, por lo que la propuesta es el reconocimiento de áreas, contenidos y saberes comunes, que permitan articularse con el contexto de aplicación. Un ejemplo es que a través de la indagación de un tema de ciencias (como pudiera ser el magnetismo), se utilice la narrativa para comunicar los resultados de un experimento y las alternativas o posibles aplicaciones en su realidad.

Otro aspecto que abona a  la contextualización y la religación de saberes es la integración del observador (el docente) a lo observado  (grupo escolar), a través de metodologías como la investigación-acción, y cómo esa visión transforma la percepción de lo que es el conocimiento y el aprendizaje, lo que favorece la capacidad de reflexionar, de meditar sobre el saber y eventualmente de integrarlo dentro de su propia vida. La integración del observador a lo observado, el aprendizaje de la religación,  aprender a problematizar y el estudio del pensamiento complejo, son ámbitos que se hacen necesarios en la Educación Normal a fin de religar, contextualizar, reflexionar y tratar de integrar el saber con la vida. Lo anterior provee  coherencia en la diversidad y complejidad de los fenómenos y permite comprenderlos.

La contextualización y la  religación de saberes permiten distinguir  dos vertientes que se hace necesario revisar en la educación: 1)  lo relativo al currículum y 2) una pedagogía de la complejidad:

  • Lo relativo al currículum.

A fin de que el currículum se contextualice,  es necesario incorporar a su diseño temas significativos para los alumnos. Si se tiene en cuenta como se aprende, se ve la imperiosa necesidad de partir del aquí y del ahora, lo que permitiría salir definitivamente de la fragmentación y diseñarlo pensando en qué es lo que los alumnos deben aprender y cómo se deben estructurar los aprendizajes para lograr resultados significativos. Se debe poner énfasis en ayudar a los alumnos a lograr resultados desde  perspectivas más amplias, desarrollar habilidades de pensamiento del más alto nivel y darles las oportunidades de hacer las conexiones entre los contenidos y los problemas de la vida real.

Se trata de dar el lugar central al diálogo, la confianza y el respeto, como forma de conexión enfocada hacia los problemas o preocupaciones compartidas, que tome en cuenta cada una de las perspectivas individuales y donde sus miembros establecen sus propios procedimientos para pensar, juzgar y comportarse. Las circunstancias que los alumnos deben enfrentar determinan lo que deben saber, lo que deben saber hacer y las actitudes que deben tener para que su vida sea una fuente de constante aprendizaje. En ese proceso desarrollan la comprensión, es decir,  la habilidad para usar el conocimiento en situaciones nuevas;  la capacidad de superar la acumulación de información y la transformación de las comunidades que forman parte.

La meta es construir el currículum que mejor abarque y atienda el proyecto institucional de cada escuela, el cual debe promover la comprensión de los objetivos a cumplir, eligiendo el modo de acceder al aprendizaje, conociendo sus posibilidades y desarrollando y buscando soluciones para potenciar sus capacidades.  Las implicaciones que conlleva el diseño de un currículum orgánico contextualizado:

  • El curriculum muestra lo que se piensa sobre lo que se debe aprender y lo que es importante para los alumnos a partir del conocimiento del ámbito local donde se ubica la escuela.
  • Debe estar lo más cercano a la realidad de los estudiantes, llevándolos a realizar patrones de asociación mental, a cuestionarse, a transformar, a formular nuevos modelos mentales más profundos, más complejos.
  • Tomar en cuenta que el aprendizaje es algo personal, y que el saber debe servir para la vida misma, a partir de contenidos y procesos significativos.
  • Pensar en un curriculum interdependiente, que refuerce la aptitud interrogativa, exigir la capacidad de contextualizar, de plantearse los problemas del hombre y del medio, de buscar soluciones, de ejercer un pensamiento riguroso.
  • Debe garantizar la libertad, es decir, ofrecer la posibilidad de elecciones permanentes. Esto garantiza el objetivo de aprender a elegir, de responsabilizarse por lo elegido y desarrollar al máximo sus capacidades. Logra que el alumno esté altamente motivado, dedicado a algo que le es significativo y, por lo tanto, poniendo todo su esfuerzo y voluntad para lograrlo.
  • La evaluación de este curriculum debe ser integral y realista, donde se demuestre la comprensión, la apropiación y la aplicación del conocimiento, las habilidades, actitudes y valores en una situación de vida real; la resolución de problemas, la habilidad para utilizar el lenguaje de las disciplinas en situaciones complejas, la habilidad para demostrar, explicar o enseñar ideas o habilidades a otros y la habilidad para resolver situaciones inesperadas.

La estrategia más adecuada es hacerlo a través de un enfoque sistémico, pero, ¿cuál es el beneficio de este enfoque en la educación?  La educación no debe estar organizada para que domine rígidamente la estructura y el orden, porque un sistema completamente ordenado es incapaz de interactuar con su medio y producir algo nuevo. El enfoque sistémico permite a la educación  contar con principios organizativos que incluyen  lo azaroso,  para sacudir el orden inestable del que está hecha la vida, para arribar a situaciones en las que prevalezcan ciertos principios que permitan el entendimiento y la colaboración, con una dosis de desorden y desorganización, que no es sino expresión de la libertad creativa de quienes reflexionan para explorar situaciones educativas novedosas.

  • Una pedagogía de la complejidad.

Una pedagogía de la complejidad propone caminos, conduce a algo que es posible; indica vías, trayectorias, movimiento, orientaciones, hacia formas realizables,  hacia aperturas, conocimientos, realidades y propuestas. Expresa una búsqueda, un deseo de descubrimiento, un sentido de incertidumbre, de duda. Implica un acercamiento, una manera de observar, de leer, de  comprender la realidad. Es una teoría abierta a posibilidades y diversidades y al mismo tiempo una praxis intencional generadora de cambio y de reflexiones que en espiral continua se abre en juegos de oposiciones y resoluciones, de convergencias y divergencias (Morin, 1998). Jimeno Sacristán (en  Pujolás, 2010) la plantea como una estructura educativa capaz de enseñar con un alto nivel intelectual en clases que son heterogéneas desde el punto de vista académico, lingüístico, racial, étnico y social, de forma que las tareas académicas puedan ser atractivas y retadoras.

Se constituye como elaboración permanente, como análisis, como explicación, en un entrecruzamiento de praxis y teoría. Pretende ser un cuestionamiento constructivo desde la complejidad de los fenómenos  que estudia. Se presenta como construcción de conocimiento acerca de la enseñanza, que es su fuente y su meta, como un esfuerzo por parte del espíritu para enlazar, articular  y religar la dispersión de nuestro saber vivir y de nuestra capacidad de comprensión. Consiste en la respuesta del espíritu frente a la fragmentación y dispersión de los conocimientos que no pueden hacer frente a la emergencia  de los fenómenos complejos. Finalmente  es un pensamiento que relaciona, el arte de pensar y una estrategia del espíritu frente a la paradoja que anima el actual contexto que globaliza y al mismo tiempo fragmenta.

Para que el conocimiento sea pertinente deberá  ubicar las informaciones y los elementos en su contexto para que adquieran sentido. La contextualización determina las condiciones de su inserción y los límites de su validez. El desarrollo de la aptitud para contextualizar tiende a producir el surgimiento de un pensamiento ecologizante en el sentido de que sitúa todo acontecimiento, información o conocimiento en una relación inseparable con el medio cultural, social, económico, político y por supuesto, natural. (Morin, 2001). Es en el salón de clases donde se conjugan las diversas perspectivas de abordaje de la didáctica y donde es posible (re)plantear las estrategias que hagan posible una  pedagogía de la complejidad como construcción dialéctica, que conjuga la teoría con la práctica a través de un método y a partir  del  contexto.

Es necesario abordar el ámbito de la didáctica en relación directa y profunda con el del salón de clases, el patio escolar, el parque o cualquier lugar que sirva de aula, en virtud de que sea ahí donde los niños y los jóvenes sean capaces de transformar sus percepciones, informaciones y datos en conocimientos significativos, a conocer y revalorizar sus propios lugares. Esto puede posibilitar la construcción de alternativas al sistema económico hegemónico que vivimos, al atender a los alumnos como seres ubicados en contextos particulares, no como recursos que deben moldearse a las necesidades del mercado. Esto implica la no disciplinarización de la educación y, como lo he mencionado, la no linealización de los currículos.

Replantear la didáctica hace necesario proponer contextualizar la educación, lo que implica complejizarla, y que se traduzca en cambios en las estructuras de aprendizaje. Ello conduce a la necesidad de considerar la importancia de un aprendizaje diferente al acumulativo, y situar abiertamente en el foco la importancia de la innovación, a diferencia de lo que convencionalmente se realiza: simplemente la educación doma, condiciona, determina. En contraste, en la complejización de la educación a mayores grados de libertad mayor complejidad.

La educación  ha sido vista simple y llanamente como un fenómeno centrado en la memoria, didáctica, programas, indicadores, mediciones, impacto, habilidades y competencias, a partir del trabajo en un salón de clases.  En contraste, complejizar en éste tiene que ver con poner claramente sobre la mesa, a plena luz del día, el papel fundamental del juego, la imaginación, la fantasía. En otras palabras, el significado de las emergencias y la autorganización,  por encima de los programas y currículos, siempre eminentemente secuenciales y lineales y que no permiten ni admiten sorpresas, es decir, aprendizaje. En ese sentido los educadores debemos tener claro que la institucionalización-escolarización es un proceso opuesto a la contextualización-complejización de la educación a la que me he referido, cuyo impacto se refleja en las dinámicas y estructuras de orden institucional (Morin, 2004).

Una especie de conclusión…

Contextualizar la educación representa el desafío de crear un sistema que responda al sentido más humanista de la educación: la capacidad de un sujeto para formular y realizar su proyecto personal de vida, para ser protagonista activo de la sociedad del mañana, la cual se presenta compleja, cambiante, globalizada, llena de oportunidades, rica en conocimiento, pero abatida por los problemas ecológicos, económicos  y sociales generados por el capitalismo devorador. Es necesario plantear un modelo alternativo de educación que apunte a la reunificación y contextualización del conocimiento, que  reintegre y (re)articule las disciplinas científicas en el marco de las prácticas pedagógicas, en el que cada escuela pueda ser un primer circuito de aprendizaje con su entorno, captar el medio ambiente escolar de forma natural, las interacciones y entrecruzamientos con el contexto, al que deberá cuidar y dar nuevas respuestas en cada instancia. La idea es mejorar la educación, no la escolarización de los estudiantes.

*Académico de la B.E.N.V.


REFERENCIAS

De conceptos. (2021). Concepto de sentido. Recuperado de: http://deconceptos.com/general/sentido#ixzz4I66biBJU

Guillaumín, A. y Ochoa, O. (Eds.). (2009). Hacia otra educación. Miradas desde la complejidad. Xalapa. Arana Editores.

Lasso, S. (2015). Modernidad: Qué es y características. Artículo. Recuperado de:

http://arte.about.com/od/Que-es-el-arte/fl/Modernidad-Que-es-y-caracteristicas.htm

Morin, E. (1998). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Editorial Gedisa

Morín, Edgar (2000). La mente bien ordenada. Barcelona: Editorial Seix Barral.

Morín, Edgar (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. México:

UNESCO.

Morin, E., et. al. (2002). Educar en la era planetaria. España. Universidad de Valladolid.

Morin, E. (2004).  Epistemology of complexity. Artículo. Gazeta de antropología.

Recuperado de:  http://hdl.handle.net/10481/7253

Orr, D. (2004), Earth in Mind. On education, environment, and the human prospect, Island Press, Washington.

Palacios, L. (2018). Hacia un currículum orgánico para la Educación Normal. Tesis Doctoral. Universidad Popular Autónoma de Veracruz, México.

Pujolás, P. (2010). No es inclusión todo lo que se dice que es. Aula de Innovación Educativa, 191. Recuperado de:

Pedagogía de la complejidad

Rutter, M. (1993). La resilencia. Artículo. Recuperado de:

http://resilnet.uiuc.edu/library/resilencia/resilencia2.pdf

Schön, D. (1998). La formación de profesionales reflexivos. Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el aprendizaje en las profesiones. Barcelona. Paidos.

Terán, F. y Apolo, G. (2015). El uso de organizadores gráficos en el proceso de enseñanza-Aprendizaje. Artículo. Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo. Recuperado de:

http://www.eumed.net/rev/atlante/2015/05/organizadores-graficos.html

Fuente de la información: https://profelandia.com/

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Haití, miseria y política en el Caribe

Por: Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

La República de Haití, en la parte occidental de una de las grandes islas del Caribe (su vecino oriental es la República Dominicana), es el tercer país más extenso de la subregión (27.750 km2), con una población que ya superó los 11 millones de habitantes (90% de origen africano) y entre la cual más del 80% vive en la absoluta pobreza.

Su realidad económica, social y política, tanto como su historia, son normalmente desconocidas en la misma América Latina, lo que acentúa el aislamiento del que ha sido víctima el país desde la época de la colonia.

En 1492 Cristóbal Colón llegó a la isla, a la que bautizó como La Española. Iniciada la conquista, la escasa población nativa fue devastada, por lo cual, desde los primeros años del siglo XVI, comenzó la importación de esclavos, literalmente cazados en África. Cuando los españoles dejaron de interesarse en esa porción del territorio, a mediados del siglo XVII la zona fue ocupada por Francia, que estableció uno de los más brutales sistemas coloniales esclavistas, que marcó el origen de la miserable condición humana de la población de la isla por entonces llamada Saint-Domingue. Se convirtió en la colonia más famosa y valiosa.

Producida la Revolución Francesa (1789) y proclamada por la Convención Nacional la libertad de los esclavos (1794), estalló en la isla la rebelión anticolonial liderada por Toussaint Louverture, que el 1 de enero de 1804 proclamó la independencia. Fue la primera revolución mundial de negros y mulatos por la libertad nacional y contra la esclavitud, además de pionera en Latinoamérica. Tan idílica situación fue novelada por Alejo Carpentier en El reino de este mundo (1949). En la realidad, para someter a los luchadores independentistas, Napoleón envió un ejército de cerca de 25 mil soldados, que finalmente fue derrotado (1803), incluso por la muerte debida al acelerado contagio de enfermedades tropicales.

La vida de la naciente república transcurriría bajo la permanente inestabilidad interna, el cerco de las grandes potencias y el asedio de los EE.UU. Francia impuso a los haitianos el pago de 150 millones de francos-oro como indemnización por la independencia, que Jean-Bertrand Aristide, primer presidente electo en la historia (1991, 1993 y 2001) reclamó, exigiendo la devolución de 21 mil millones de dólares, monto al que ascendía, en términos actuales, aquella infame reparación pagada. Tampoco puede dejar de considerarse que los EEUU intervinieron directamente con sus tropas en Haití en 1915 y que se apoderaron de la isla Navaza, del archipiélago haitiano. Imposible no hacer referencia al domino del corrupto y perverso régimen de los Duvalier (François Duvalier alias “Papa Doc”, entre 1957-1971 y su hijo Jean-Claude, entre 1971-1986), quienes establecieron un dominio terrorista interno, sostenido por los sanguinarios Tontons Macoutes. Al escapar del país, Jean-Claude Duvalier se apoderó de 900 millones de dólares que se llevó a Francia, donde se instaló y garantizó su impunidad.

Las dos obras que han marcado la historiografía sobre el Caribe y que igualmente sirven para tomar dimensión de lo que significa Haití en la geopolítica del capitalismo en América Latina, pertenecen a dos ilustres escritores y políticos: una es la de Juan Bosch y se titula De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe, frontera imperial; otra es la de Eric Williams, titulada From Columbus to Castro: The History of the Caribbean 1492-1969. Bosch fue el primer presidente electo de República Dominicana (1962-1963) después del dominio brutal de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961). Sus posiciones progresistas y anticolonialistas siempre despertaron inquietud, de modo que en 1963 fue derrocado, siguiendo luego la invasión norteamericana (1965). Williams fue Primer Ministro de Trinidad y Tobago (1962-1981) después de la proclama de independencia de la isla (1962) y también fue anti colonialista.

La coincidencia de los títulos entre esos dos autores (además sus obras se publicaron en 1970) no descarta la igual coincidencia que tuvieron en múltiples interpretaciones. Siguiendo a Juan Bosch, España y Portugal triunfaban en el continente haciéndose de amplios territorios coloniales, mientras en el norte se establecían los ingleses (Estados Unidos) y en parte los franceses (Canadá); pero el Caribe fue, desde la llegada de Colón, la región de disputa entre todas las grandes potencias coloniales del mercantilismo de la época, que tampoco dudaron en establecer allí sus bases para llenar los mares con piratas, bucaneros o corsarios, que actuaron bien en beneficio propio o como intermediarios alentados y protegidos por los Estados colonialistas. Eso explica que las diversas islas de la subregión se caractericen por haber sido territorios colonizados por España, Francia, Inglaterra, Holanda y que en el siglo XX sean objetivos del “americanismo” estadounidense, que logró incorporar a Puerto Rico como “Estado Libre-Asociado”, largamente impuso sus intereses en Cuba e intervino directamente allí, como lo hizo en Centroamérica, para edificar el traspatio de su dominación.

De modo que Haití es un producto histórico de esa cadena de dramas y vorágines. En 2004 incluso revestida como intervención “humanitaria”, las NNUU crearon la MINUSTAH, que llegó a Haití y tampoco sirvió para la estabilidad gubernamental. Puerto Rico se mantiene vinculado a los EE.UU.; y el bloqueo más escandaloso de la época contemporánea sigue manteniéndose contra Cuba, a pesar de que las NNUU, en su reciente y última Asamblea (junio 2021), resolvió por 184 votos a favor y 2 en contra (EEUU e Israel) más 3 abstenciones (Colombia, Ucrania y Emiratos Árabes Unidos) pronunciarse por el fin de ese bloqueo que lleva décadas (se suma a las 28 resoluciones adoptadas anualmente desde 1992, https://bit.ly/2T8Aezm), que es el causante final del estrangulamiento económico de Cuba y que origina las dificultades sociales de la isla, en la que, contrariamente a lo que se cree, es precisamente gracias al socialismo que se ha impedido un deterioro mayor.

El asesinato del presidente Jovenel Moïse en Haití, ocurrido el pasado 7 de julio (2021), nuevamente se une a los episodios del escándalo, entre miseria social e inestabilidad política, que caracteriza a una república sin paz ni desarrollo. Tampoco se trata del primer episodio y la BBC recordaba, al respecto, en un interesante artículo (https://bbc.in/36tv18e), el magnicidio de Vilbrun Guillaume Sam, ocurrido en 1915, que derivó en la intervención con los marines norteamericanos y que duró 19 años. Lo que alarma en la actualidad es que la muerte de Moïse sea obra de un comando mercenario, integrado en su mayor parte por colombianos contratados por varias compañías (https://lat.ms/3AObyNn). Un hecho inquietante para América Latina, región en la cual las luchas políticas parecen “internacionalizarse” por todos los medios. No ha habido empacho alguno en proveer de armas al régimen de Jeanine Áñez en Bolivia, un asunto que involucra a los gobiernos de Mauricio Macri en Argentina y Lenín Moreno en Ecuador (https://bit.ly/3htJo2K); no hay alarma sobre la reunión del director de la CIA con el presidente Jair Bolsonaro y su gabinete en Brasil (https://bit.ly/3k7FKx8) y la abierta preocupación despertada por la “ola progresista” (https://bit.ly/3yLYXIY).

Desde luego, también se conforma plenamente una “internacional neoliberal”, impulsada por Mario Vargas Llosa a través de la “Fundación Internacional para la Libertad” (https://bit.ly/3yPwHVR) que logró reunir, hace poco, a reconocidas figuras políticas y también a los presidentes Iván Duque (Colombia), Sebastián Piñera (Chile), Guillermo Lasso (Ecuador) y Luis Lacalle Pou (Uruguay), bajo la predisposición de frenar la “pandemia populista” (https://bit.ly/3e2vD8P).

Blog del autor: http://www.historiaypresente.com/haiti-miseria-y-politica-en-el-caribe/#prettyPhoto/0/

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La era del hambre

Por: Carolina Vásquez Araya

Para las élites en el poder, el hambre es un fenómeno “inevitable y natural”.

“El arma de los imperialismos es el hambre. Nosotros, los pueblos, sabemos lo que es.” (Evita)

Con retraso en el crecimiento, peso inferior al 60 por ciento del previsto para la edad, escasa o nula grasa subcutánea, extremidades delgadas, diarrea, infección respiratoria, tuberculosis y signos de otras carencias nutricionales como deficiencia de micro nutrientes, se manifiestan algunas características de un cuadro de desnutrición en la infancia. En nuestro continente, un continente rico en recursos pero sometido a un sistema económico y político criminal, discriminatorio y deshumanizante, las grandes mayorías enfrentan la peor de las pandemias: el hambre.

El hambre, definido como el producto de la escasez generalizada de alimentos básicos que padece la población de forma intensa y prolongada, es una violación de un orden jurídico cuya premisa principal es la protección de la persona contra el abuso de autoridades, servidores públicos y particulares. Esta especie de patología política contraviene las garantías de los textos constitucionales y se encuentra presente con diferente intensidad y extensión en todos nuestros países, respondiendo a un sistema de reparto injusto de la riqueza pública y a la acumulación del patrimonio común en manos de una élite explotadora. La paradoja, es que el empobrecimiento resultante provoca un inevitable colapso de las capacidades productivas de la comunidad y, por ende, una disminución progresiva de los atributos intelectuales y físicos del recurso humano que pudiera contribuir al progreso de esa misma élite.

En América Latina, la pobreza impuesta de manera tan implacable a las grandes mayorías podría definirse como una fórmula estratégicamente concebida por los genios del sistema neoliberal: A mayor pobreza, menor poder ciudadano y, por ende, más oportunidades de enriquecimiento y concentración del poder para el sector privilegiado. La aplicación de esta norma perversa alcanza sus mayores cotas en países centroamericanos, en donde la carencia nutricional ha colocado a millones de niñas, niños y adolescentes ante un escenario de privaciones, enfermedad, dolor y muerte precoz por la carencia de algo tan básico como el alimento.

Para las élites en el poder, el hambre no es un problema. Es una realidad supuestamente inevitable reflejada en estadísticas más o menos manipuladas y asépticas, mediante las cuales la tragedia humanitaria se reduce a números. Esto, con el propósito de justificar políticas públicas sesgadas e ineficaces y así, mediante el uso de su poder mediático, endosar la responsabilidad en quienes lo padecen. De ese modo, para las castas políticas se abren nuevas oportunidades de enriquecimiento ilícito a través de donaciones de la comunidad internacional, préstamos cuyos fondos van a caletas y paraísos fiscales y otras argucias estratégicamente creadas con el mismo propósito.

En un escenario ideal, el hambre como tragedia humanitaria no debería existir. El planeta tiene recursos suficientes para satisfacer esa necesidad y, de no imperar los intereses corporativos que obligan a desechar millones de toneladas de alimentos cada año, con el único propósito de mantener los precios de mercado, nadie debería morir por falta de nutrientes. En la realidad, la vida de la niñez condenada al peor de los destinos, tiene menos importancia para las clases privilegiadas que los índices económicos, sólidamente asentados sobre la base de la injusticia y el despojo. Nuestros países necesitan con urgencia un relevo político capaz de construir las bases de un sistema inclusivo y justo para todos, pero sobre todo la actuación de líderes inteligentes, capaces de comprender y asumir el desafío de romper las estructuras y construir auténticas naciones.

@carvasar

La era del hambre

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Piratas pandémicos

Por: Sergio Ferrari

Ganancias multimillonarias del sector farmacéutico mundial

La industria farmacéutica mundial es uno de los grandes ganadores de esta etapa marcada por la pandemia. Saca provechos multimillonarios por derecha e izquierda. Multiplica las ventas y se beneficia, al mismo tiempo, de suculentos fondos públicos destinados a la investigación.

La empresa Moderna anunció recientemente que las vacunas anti COVID 19 le significarán este año una facturación de 19.200 millones de dólares estadounidenses en tanto BioNTech proyecta 15.000 millones.  En mayo, Pfizer, hizo pública su proyección de 26.000 millones en ventas lo que representa casi el doble de los 15.000 millones que calculaba apenas hace algunos meses.

En el primer trimestre del 2021, Moderna contabilizó una ganancia de 1.200 millones de dólares a partir de la venta de sus vacunas, entre las más caras en el mercado internacional. En igual periodo, la Pfizer reconoció beneficios netos de 4.877 millones de dólares, un 45 % más que en el mismo momento del pasado año, gracias, en buena medida, a las ventas de su vacuna contra el COVID-19.

El periódico mexicano El Financiero anticipaba ya en mayo pasado que nueve empresas “farmacéuticas disfrutarán multimillonarias ganancias de hasta 190.000 millones de dólares”, si alcanzan las metas de producción previstas para 2021.

Cifras llamativas si se recuerda que, al inicio de la pandemia, algunas de esas firmas afirmaron no tener intención alguna de obtener ganancias con la producción de los medicamentos preventivos, tal como lo señala el analista suizo Dominik Gross en un reciente artículo publicado en le revista Global de Alianza Sur.

Sin embargo –acota el portavoz de la plataforma helvética que reúne a las más importantes ONG de cooperación al desarrollo del país–, estas cifras no son tan sorprendentes si se consideran los modelos y mecanismos de mercado empleados por los gigantes farmacéuticos.

La ONG Public Eye (mirada ciudadana) analizó recientemente estos modelos en su informe Big Pharma takes it all (Las grandes farmacéuticas se lo llevan todo) https://www.publiceye.ch/fileadmin/doc/Medikamente/2021_PublicEye_BigPharmaTakesItAll_Report.pdfY subraya, que uno de los principales instrumentos para maximizar los beneficios de la industria farmacéutica es la concesión de patentes sobre los principios activos de los medicamentos.

Por otra parte, el informe recuerda que en 2020 se inyectaron 93.000 millones de euros –más de 100.000 millones de dólares– de fondos públicos para la investigación y el desarrollo mundial de estos principios activos, como parte de una intensa cooperación con las universidades. Sin embargo, los derechos de patente aseguran que solo las empresas (co)desarrolladoras de estos principios se beneficien de los ingresos por la venta de los medicamentos.

No se autoriza a terceros a fabricar o vender los ingredientes activos sin adquirir una licencia de los propietarios. Estas normas están vigentes desde hace 25 años en el marco del Acuerdo ADPICque regula los diferentes aspectos de los derechos de la propiedad intelectual relacionados con el comercio, recuerda Dominik Gross.  (https://www.wto.org/spanish/tratop_s/trips_s/t_agm0_s.htm).

Este Acuerdo se firmó en 1995 como producto de la presión de los países del Norte. Desde hace meses, numerosas naciones, organizaciones ciudadanas y la misma OMS (Organización Mundial de la Salud) advirtieron que este Acuerdo agrava el riesgo sanitario planetario. Ya que la protección a las patentes crea una escasez artificial de vacunas, lo que produce el aumento de los precios y dificulta así la eficaz y equitativa distribución entre todas las naciones. Llamaron y siguen exigiendo que, ante la emergencia pandémica, se libere ese derecho de patente y se permita democratizar la producción de vacunas en forma descentralizada allí donde se puedan fabricar.

El enfoque de las grandes transnacionales farmacéuticas perjudica especialmente a los habitantes de los países del Sur con bajos ingresos que no pueden permitirse una atención sanitaria ni vacunas costosas. Según el blog Our World in Data, al que hace referencia la revista Global, mientras que en América del Norte y Europa ya se han administrado, respectivamente, 58 y 43 vacunas por cada 100 habitantes, en África sólo se contabilizan 2 vacunas cada 100. Asia y Sudamérica se sitúan en un punto intermedio, con 18 y 24 vacunas administradas.

En una perspectiva a mediano plazo, según las previsiones publicadas por The Guardian – y retomadas recientemente en el sitio francés Statista, se calcula que Moderna será la empresa con mayores ventas de su vacuna por más de 35.000 millones de euros entre 2021 y 2023 (unos 43.000 millones de dólares). Las ventas de Pfizer, en ese mismo periodo, se proyectan en casi 20.000 millones de euros.

La misma fuente asegura que el costo medio mundial, a valores de marzo 2021, de las dos dosis, es de 31 euros (casi 37 dólares) tanto para la Pfizer/BioNTech como para la Moderna; 23 euros cuestan la Sinovac; 17 euros la producida por Gamaleya y 6 la de AstraZeneca. Una dosis única de la Johnson-Johnson oscila en los 8 euros.

¡Al abordaje!

La pandemia causa un impacto devastador en todo el mundo, pero especialmente en los países en desarrollo y emergentes. Las naciones ricas han acaparado casi todas las vacunas, tratamientos y pruebas disponibles en el mundo.

La desigualdad en el acceso a estos dispositivos médicos esenciales se debe a una escasez artificial creada por el sistema de monopolio farmacéutico basado en patentes. En lugar de cuestionar este modelo de negocio perjudicial, los países ricos lo defienden con vehemencia, denuncia Public Eye.

Y pone de manifiesto la hipocresía de esas naciones, así como de la industria farmacéutica, cuyas grandes declaraciones de solidaridad nunca han estado tan alejadas de la realidad como durante esta crisis sanitaria mundial. “Los Estados tienen el deber de proteger el derecho humano a la salud: deben intervenir para garantizar un acceso equitativo a las tecnologías médicas para combatir el COVID-19. Las soluciones existen; es una cuestión de voluntad política”, subraya la ONG helvética.

El Big Pharma takes it all analiza las diez estrategias utilizadas por los gigantes farmacéuticos para maximizar sus beneficios y aprovechar la crisis sanitaria en su beneficio, en detrimento del interés público.

Un punto de arranque de esas estrategias es la definición de las prioridades de investigación y desarrollo en función de la ganancia que obtendrán. El control abusivo de las patentes constituye otro pilar del modelo transnacional que prioriza, fundamentalmente, las necesidades de los países ricos y no el bien común planetario.

Como lo señala el estudio, “los gigantes farmacéuticos y los países ricos también son cómplices durante una pandemia como la de COVID-19. Las naciones ricas como Suiza firman acuerdos exclusivos (ndr: con esos gigantes) a precios excesivos y hacen recaer la carga de estos contratos opacos en la salud pública”, que paga el contribuyente con sus impuestos.

Todo esto, sin ninguna transparencia y rechazando la obligación de rendir cuentas; socializando los riesgos, pero “privatizando los beneficios”; aprovechando al máximo de los fondos públicos; imponiendo precios injustificables e incontestables y priorizando la distribución de dividendos por sobre la inversión en nuevos medicamentos.

La estrategia multinacional farmacéutica integra también el trabajo a gran escala de cabildeo y presiones en las esferas de decisión. En Estados Unidos, señala Big Pharma takes it all, el mayor mercado del mundo, 39 de los 40 representantes legislativos que han recibido las mayores contribuciones de las empresas farmacéuticas forman parte de los comités que se ocupan de las cuestiones parlamentarias relacionadas con la salud. También en Suiza, “los grupos de presión de la industria farmacéutica son omnipresentes y no están regulados”, y cualquier intento de reducir el precio de los medicamentos –que es uno de los más caros del mundo–, se enfrenta a una intensa resistencia, subraya.

Resistencia ciudadana

Sin poner en duda la importancia decisiva de la vacunación para enfrentar la pandemia, cada vez son más los actores de la sociedad civil planetaria que critican con vehemencia esta nueva ofensiva de las multinacionales del sector.
Y se pronuncian, como los autores del Pharma takes it all , a favor de medidas posibles, que están a la mano de gobiernos y empresas, para abaratar costos, democratizar la producción de vacunas y generalizar el derecho de cada ser humano a estar protegido contra el COVID-19.

Entre ellas, el apoyo al fondo común de acceso a la tecnología COVID-19 (C-TAP), lanzado por la Organización Mundial de la Salud como solución global para el acceso equitativo a pruebas de diagnóstico, tratamientos y vacunas. Así como el sostén a la solicitud de una exención temporal de determinados aspectos del Acuerdo ADPIC para productos médicos necesarios en el control pandémico. Instan –sobre todo a los países ricos—a no almacenar vacunas y apoyar el mecanismo internacional COVAX para la equidad de la distribución de las vacunas.

Como ejercicio básico de transparencia, proponen que se publiquen los contratos firmados con los fabricantes de vacunas. Y se pronuncian a favor de fomentar las iniciativas de ciencia abierta para un acceso equitativo a la prevención, al diagnóstico y al tratamiento de enfermedades. Y la necesidad de aplicar la resolución de la OMS sobre la mejora de la transparencia de los precios de los medicamentos.  La inversión pública en investigación y desarrollo debe estar sujeta a condiciones claras y a una política razonable de precios.

En síntesis, estos actores sociales del mundo entero denuncian a los piratas modernos del sector farmacéutico. Les exigen que bajen de sus naves, que entreguen sus espadas y dejen de aprovecharse del COVID 19 para maximizar sus beneficios. Que no impongan cláusulas de confidencialidad a los gobiernos y acepten que los contratos salgan a la luz pública.

El debate de sociedad está abierto y toca a su misma médula: la vida de la humanidad y el tipo de sistema de salud para asegurarla. Anteponiendo a los piratas modernos de la industria farma ávidos del botín con el hombre de a pie que exige gratuidad y reivindica un servicio de salud pública de calidad al servicio de todas y todos.

Sergio Ferrari, desde Berna, Suiza.

Piratas pandémicos

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Cumbre de los dueños de la alimentación

Por: Silvia Ribeiro

No podemos vivir sin comer. Los alimentos y todo lo que les rodea están en la base de la vida de todas las personas. Por ello controlar ese mercado es un objetivo fundamental de las empresas trasnacionales. Al día de hoy, cuatro o cinco grandes empresas de agronegocios controlan más de la mitad del mercado global en cada eslabón de esa cadena industrial. Con la pandemia aumentó explosivamente la entrada de las gigantes tecnológicas y de comercio en línea, lo cual ha cambiado las estructuras de producción y quiénes controlan a productores y consumidores. Para legitimar este asalto digital y biotecnológico a nuestra comida y sentar nuevas normativas internacionales (leáse evitar regulaciones y control públicos), se concibió la llamada Cumbre de Sistemas Alimentarios, a realizarse en septiembre de 2021

Aunque se presenta como una cumbre de Naciones Unidas, fue una iniciativa del Foro Económico Mundial (Foro de Davos en lenguaje popular, donde convergen las mayores empresas trasnacionales). António Guterres, secretario general de la ONU, anunció en 2019 su realización antes de que los propios órganos de Naciones Unidas relacionados a agricultura y alimentación –como FAO y el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial– supieran de ésta. Pese a ser oficial, esta cumbre será un evento público-privado, donde el sector privado tiene más participación e influencia que los coorganizadores de Naciones Unidas (https://tinyurl.com/cd7rhptb).

La comida no es sólo nutrición, es además un pilar esencial de la organización de las sociedades y las culturas. Durante más de 99.9 por ciento de la historia de la humanidad los alimentos, la forma de obtenerlos, producirlos y procesarlos ha sido diversa y descentralizada según geografías y culturas, basada en sistemas locales y, en su vasta mayoría, sustentable social y ecológicamente. El capitalismo y su Revolución Verde (paquete tecnológico de semillas híbridas y transgénicas, maquinaria pesada, agrotóxicos y fertilizantes sintéticos) junto a la globalización impuesta, logró dañar en algunas décadas parte de esa realidad milenaria, con una industria alimentaria basada en el lucro, en la uniformidad genética de plantas y animales, groseramente quimicalizada –agrotóxicos, conservantes, saborizantes, espesantes, colorantes, etcétera–, con cada vez más elementos sintéticos y artificiales. Industria que es también uno de los mayores factores de contaminación de suelos, agua y tierra y causante del cambio climático. Adicionalmente, también es el mayor factor de producción de epidemias y pandemias (https://tinyurl.com/1lydnlmh).

Es uno de los 10 mayores mercados industriales globales, lista en la que ha ocupado entre el primero y séptimo lugar en la década pasada. Esto pese a que esa contabilidad sólo toma en cuenta la industria y apenas parcialmente los alimentos que provienen de redescampesinas, pesca artesanal, huertas urbanas y recolección tradicional, que son quienes proveen alimento a 70 por ciento de la población mundial. (https://tinyurl.com/fjx7hm)

Desde hace pocos años, las gigantes de tecnología digital y de plataformas de venta en línea (como Google, Facebook, Amazon, Microsoft, etcétera) han entrado en la agroalimentación. Han introducido programas de control digital del agro (ofertados por las empresas de agronegocios y maquinarias en sociedad con las tecnológicas) y diversos instrumentos para ello, como drones y sensores, a la vez que expanden y controlan las ventas en línea, tanto entre empresas como a consumidores (https://tinyurl.com/zw2xksxz).

Por todo ello, más allá de la retórica, los principales objetivos de esta Cumbre de Sistemas Alimentarios son: a) La promoción y avance a gran escala de la industria agroalimentaria digital o Agricultura 4.0, con nuevas biotecnologías, sistemas informáticos, extracción y acumulación masiva de datos del campo, de ecosistemas y de nuestras conductas alimentarias; b) establecer sistemas de gobierno alternativos sobre agroalimentación, donde las empresas tengan el papel principal junto a algunos gobiernos: sistemas público-privados, marginando incluso a Naciones Unidas y buscando eliminar a las organizaciones campesinas, indígenas, de mujeres, trabajadores, que no puedan cooptar; c) establecer nuevos conceptos como producción positiva a la naturaleza, para conseguir subsidios y cooptar producción orgánica si les sirve para el lucro, y otros como soluciones basadas en la naturaleza que es una cobertura para abrir nuevos mercados de carbono en agricultura y mercados de compensaciones por destrucción de biodiversidad.

La Vía Campesina y la vasta mayoría de movimientos campesinos, ambientalistas, de agroecología, de mujeres y pueblos indígenas de todo el mundo rechazan esta cumbre y se han propuesto desmantelar las mentiras y maniobras que entraña (https://tinyurl.com/4atvcnf4).

Más graves aun cuando el mundo sigue en pandemia y el sistema agroalimentario industrial que pretende avanzar la cumbre es uno de los factores clave en la generación de epidemias. Por ello, realizarán una contracumbre a finales de julio, donde una gran diversidad de organizaciones y comunidades presentarán las realidades y propuestas que necesitamos para alimentar a todo el mundo, con justicia y cuidado del medio ambiente.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/07/03/opinion/021a1eco

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