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Del sentido común, la educación y el ambiente

 «La población general no sabe lo que está
ocurriendo, ni siquiera sabe que no lo sabe».
Noam Chomsky

                                                                       “La revolución tendrá que ser en defensa de la tierra o
no habrá donde hacerla”.
Graffiti urbano.

Resulta una perogruyada a esta altura recordar que en la cadena de transmisión del conocimiento que la sociedad genera y divulga específicamente a través de la educación institucionalizada los educadores -docentes- reconocidos agentes de esa transmisión ejercen (de hecho, pero cada vez menos conscientemente, parece) un rol determinante en la conformación de la conciencia ciudadana y de una determinada configuración de la visión del mundo y la realidad (aunque esta última, de un tiempo a esta parte, haya sido secuestrada por los medios,).

Ese rol, estratégico por cierto, en términos del devenir histórico posible, parece omitido en la conciencia del colectivo educador en el presente neoliberal y desestructurante que caracteriza el momento actual, muy sintomáticamente en Argentina donde claramente “todo apunta a que, a no mucho tardar, ni el mercado ni el Estado podrán garantizar ya de forma general los servicios prometidos por el progreso que suponemos derechos irreversibles —por limitados que ahora puedan parecernos— en educación, salud, pensiones y dependencia, y no podemos saber hasta qué punto podrá cumplir mínimos decentes en alimentación, en energía, en mantenimiento de las infraestructuras o en orden público y defensa”[1].

El modelo de desarrollo ha atacado las fuentes mismas de la vida y con ello anula la posibilidad de cualquier mejora en todos los ámbitos de la existencia. “Ningún sistema puede funcionar con su fuente de alimentación deteriorada”. (Vilar, ob.cit); pero en Argentina prevalece, incluso en sectores progres, el mito de que esa fuente aun goza de buena salud y de que “arreglando la economía arreglaremos todo” como escuche decir a un joven alfabetizado e ignorante fan del anarco libertarismo.

¿Se puede ser alfabeto o profesional e ignorante a la vez? Definitivamente sí! Y es que la ignorancia  que resta, en términos de otorgar sentidos a la vida, no es aquella que denota iletradismo o carencia de “cultura”, sino aquella que extravió el sentido común mas humano. Ese que la educación debería, de mínima, garantizar. Necesitamos menos especialistas y mas buenas personas.

Si algo es evidente que como humanos hemos perdido, es precisamente el sentido común, esa intuición capaz de ordenar las capturas de los sentidos externos sin mucho reflexionar, y rápidamente adoptar, frente a un hecho pasado, presente o potencial una postura u opinión. Y digo hemos perdido porque si bien el sentido común es desde siempre moldeado por los contextos socioculturales, de un tiempo a esta parte ese moldeado ha mutado en manipulación y esa capacidad  ese “don natural” para discriminar desde cierta ética mínima lo bueno de lo malo, lo sano de lo insano, la bondad de la maldad, lo justo de lo injusto, lo prudente de lo imprudente, lo verdadero de lo falso empíricamente hablando, en fin lo razonable de lo insensato, se ha degradado y con ello la propia naturaleza humana, única presuntamente capaz de dirimir entre estos opuestos. Y por ello, aun cuando el sentido común fuese moldeado históricamente por cada cultura y aceptara o convalidara hechos o prácticas aberrantes e injustas prevalecía detrás una razón/explicación cultural (religiosa o mítica) que en general era aceptada por la totalidad del grupo social, incluso aunque no siempre desde luego, por aquellos que eran victimas de esa costumbres.

Ocurre que esta situación ya no se da y la humanidad actual actúa su existencia social y ecológica en la mayor ignorancia sin marcos culturales ordenadores del sentido común, en un caos ético o directamente en ausencia de ética alguna. Sin compromiso y solidaridad con el o los colectivos a los que pertenece, sus propios congéneres y mucho menos con “les otres” especies vivas.

No es solo desestructuración cultural sino insensibilidad suprema que convierte a la especie humana  en agente de destrucción de la vida. La guerra como práctica naturalizada, la naturalización de la pobreza y la marginalidad, de la explotación infantil y la trata de personas, la tortura, el maltrato a los animales y la destrucción de ecosistemas son ejemplos cotidianos del extravío en que ha caído el sentido común, colonizado por pulsiones de muerte naturalizadas bajo la cortísima historia del  capitalismo.

El punto es que la educación, la que se practica cotidianamente en las instituciones, allí donde (además de alfabetizarse) se modelan, presuntamente, la razón, la sensibilidad y el sentido común de los ciudadanos, lejos de contrarrestar esta cultura tanática – cultivada perversamente en el marco de las configuraciones socioeconómicas antropocentradas que objetualizaron la naturaleza e instrumentalizaron la vida-, estimula aquella y estas, por acción u omisión. La educación hermanada con la ciencia que es su referente principal, aportan fantásticos  conocimientos a la ciudadanía, mismos que pueden ser utilizados y puestos al servicio de la (pulsión de) vida o la (pulsión de) muerte, sin embargo lo cierto es que ni ciencia ni educación centran su interés y su propósito en orientar el sentido común hacia la valoración de la vida y por omitir tal fundamental componente político, contribuyen en sentido contrario, abandonando de hecho al ciudadano a la influencia de ese otro gran y hegemonizante formador del sentido común que son los medios, las redes y el algoritmo, no casualmente sino estratégicamente dominados por el poder.

La pregunta es ¿puede, todavía, la educación hacer su aporte en sentido contrario? No la educación en abstracto, ni su institucionalidad burocrática que inevitablemente serán expresión del modelo social, pero sus actores o una parte de ellos, en los escenarios educativos concretos subvirtiendo el sentido instituido?

Para re-educar y recuperar o restaurar aquel sentido común capaz de privilegiar la vida, ante todo conviene preguntarnos y responder con toda franqueza una pregunta olvidada (e independientemente de que el currículum lo mencione de alguna manera en algún lugar….) ¿educamos para…? ¿Sabrán (sabremos) esos actores hacer honor al lugar en que los coloca la historia?

Y consecuentemente proponer un “otro” Programa educativo orientado y puesto al servicio de un propósito reconstitutivo imperativo, lo cual supone recrear escenarios concretos de reproducción de vida sin importar el tamaño ni el contexto. No alcanza ya con disputar la interpretación de nuestra identidad e historia colectivas, la lucha por la emancipación requiere “asumir el carácter político del hecho educativo, en la medida en que hay no solo un orden educativo que transformar sino un orden social a ser reinventado”.[2] Proponer escenas de aprendizaje donde los valores regidores de la práctica sean la cooperación, la solidaridad, la austeridad, la dignidad, la diversidad y la tolerancia y el principal objetivo del aprendizaje la recreación de saberes y la formación de capacidades para autosatisfacer las necesidades fundamentales de la vida. Capacidades para recuperar soberanía sobre nuestras asociadas y colectivas necesidades vitales, sobre nuestros cuerpos, para abandonar la dependencia de “la maquina” y de un sistema que nos ha convertido en seres llenos de información pero vacíos de saberes elementales, sometidos a la tiranía urbana de tener que recurrir al servicio mercanitilizado para todo porque lo cierto es que la educación realmente existente no enseña a comer, a consumir, a cultivar, a cooperar, a valorar, a usar racionalmente el agua, la energía, ni a cuidar la naturaleza, ni a querer y valorar a los otros seres con los que compartimos el mundo, tampoco enseña a considerar el derecho de las generaciones venideras pues nada apunta en la educación a proteger la capacidad de la tierra de proveer bienes necesarios para la vida de una población creciente y futura. Producción de alimentos sanos (sin venenos), conservación y restauración de ecosistemas autóctonos, erradicación de especies exóticas, reformulación de las ciudades, cuidado del mar, preservación de la calidad del aire, reconocimiento de derechos de comunidades ancestrales prexistentes, son entre muchas otras, ausencias en la enseñanza instituida. En lugar de estos, la escuela incluye la educacion financiera, la formación emocional y la inteligencia artificial, se abandonan la filosofía y la historia y se refuerzan las matemáticas, la informática y la tecnología, y como correlato trágico de este mirar umbilicadamente solo el universo creado por el humano, en los medios ya aparecen ofertas tales como turismo de ultima oportunidad, una forma mas de mercantilización (gentrificación de la naturaleza?) ahora, de la extinción, a la que la misma propuesta contribuye llevando miles de turistas a visitar zonas y especies en peligro o en la certeza de desaparecer.

La ciudad como hecho cultural y material paradigmático del capitalismo y en tanto conflicto ecosocial y ambiental no es materia de reflexión alguna en ningún momento ni espacio educativo, siendo tal vez el principal componente de la crisis ecológica y psicosocial. Mucho menos es problematizado el uso del dinero o la oposición entre competencia y cooperación que podría abrir una revisita critica a las nociones de valor de uso y valor de cambio para ver que otras relaciones sociales fueron y son posibles e incluso rever la noción de competencia, falsamente legitimada como la fuerza del progreso y la evolución.

La pregunta es pertinente ¿desde los sectores educativos que reivindican otra sociedad posible, no hay nada que decir y hacer al respecto? O es que siguen creyendo posible cambiar la sociedad con el mismo manual que fue destruida?

Si algo debería hacerse desde la escuela en el momento actual (y promoverse desde la educación en cada organización social, religiosa, deportiva o cultural) es suscribir este mandato imperativo que el valor de la vida nos impone como especie: contribuyendo a rescatar la vida, la igualdad, la compasión, la dignidad, el derecho al futuro; poniendo todo el conocimiento que heredamos, supimos y podemos generar al servicio de rescatar-nos del colapso y recuperar nuestros mejores y mas amorosos valores, haciendo vida mediante practicas contraculturales, subvirtiendo el sentido común impuesto por la hegemonía cultural del productivismo capitalista. Incluyendo todo el conocimiento y todos los sujetos excluidos.

Esos actores sociales tan importantes que son los trabajadores de la educación, ¿van a seguir apenas defendiendo el piso mínimo (casi obsoleto) de su estratégico rol social y cultural (solo el salario y el trabajo) y reivindicando, aunque con todo derecho por cierto, la contención social que siempre ofrecen por fuera de su compromiso instituido, cada vez que todo se va a la mierda, y la inclusión sin horizonte, pero sin ir mas allá, sin desobedecer las reglas del Programa, sin asumir la inutilidad del mismo en el marco de destrucción presente, es decir sin proponer nada nuevo, diferente y contracultural?

Hemos superado la etapa en que aun era plausible (?) confiar en una transformación posible de la relación humanidad naturaleza dentro del esquema de las relaciones de producción capitalistas. Confianza que en rigor solo era atribuible a la fuerza cooptadora del discurso universalista que sobre todo desde foros internacionales suavizaban los datos de la crisis ecosocial, invisibilizan las realidades locales en cada territorio y reciclan constantemente las esperanzas en un posible cambio de conciencia en poblaciones, gobiernos y empresarios que fructificara en el cambio necesario.

La UNESCO se ha dedicado a este ejercicio de dilación desde hace décadas, la Carta de la Tierra mas allá de sus poéticas expresiones de principios, parece haber devenido en ONG que subsiste de cobrar sus cándidas propuestas de capacitación, que sigue difundiendo mas en ingles que en español. La Internacional de la Educación y su versión latinoamericana no agendan la crisis ecosocial entre sus prioridades políticas y tampoco sus sindicatos adheridos. Todo este tímido por no decir condescendiente posicionamiento, a contribuido a reciclar permanentemente la ilusión de que dentro del statu-quo capitalista siglo XXI tendremos gracias a la tecnociencia y a un presunto cambio de actitud social frente, sobre todo, a las consecuencias del Cambio Climático (devenido central pero en modo alguno único aspecto de la crisis ambiental) sera posible superar esta etapa crítica y encaminar el desarrollo hacia la sustentabilidad; dos conceptos a esta altura vaciados de todo significado.

Como complemento el sistema de educación pública, y en particular todos sus actores, se resisten a acusar recibo de esta realidad que en buena medida termina de sepultarlos bajo la obsolescencia que ya le impuso la tecnología de la información y comunicación. Cada vez mas lejos de ofrecer emancipación alguna el sistema educativo, incapaz de autocrítica, lastra su verdadero desafío contribuyendo a la inercia generalizada. Las experiencias educativas ambientales, que representan una irrelevante parte de los procesos educativos (contra el desmedido e ingenuo optimismo que generó la sanción de una ley de EA en 2021, sobre lo cual advertimos oportunamente), transitan una superficialidad desinformada exasperante, mientras las que acaso debieran ser mejores opciones, tales las experiencias educativas populares que se referencian en prácticas y teoría Freireana, las autodenominadas populares o aquellas que se dan en contextos de lucha socioambiental, al no cuestionar los fundamentos mismos del sistema educativo y de su edificio curricular, aun cuando incorporan sesgos con enfoques socioterritoriales, de genero, decoloniales, etc. convalidan explícita o tácitamente el modelo social hegemónico y así estiran la ilusión de su posible transformación mediante un ejercicio crítico que le interpela ocacionalmente desde la palabra, pero casi nunca subvierte la practica efectiva y con ella los fundamentos de una concepción educativa epistémicamente sometida y sometedora: no desobedecen, no cuestionan el fondo ni el contenido, apenas la forma mientras el propósito parece no requerir revisión alguna. Moralista y obediente la practica educativa toda parece confirmar lo que Iván Illich temía y vaticinaba hace 50 años (exageradamente en esos años, pero no ahora): que “el sistema escolar de hoy en día desempeña la triple función que ha sido común a las iglesias poderosas a lo largo de la historia. Es simultáneamente el depósito del mito de la sociedad, la institucionalización de las contradicciones de ese mito y el lugar donde ocurre el ritual que reproduce y encubre las disparidades entre el mito y la realidad”.

“Necesitamos la mejor ciencia y el máximo respeto a la verdad. Pero ésto sólo permite conocer el mundo, no transformarlo. Transformarlo es un juego de afectos, pasiones, identidades compartidas, mitos comunes, de alianzas, de intereses y de pericia en el ejercicio del poder. La rebeldía es un estado de ánimo que no se alimenta de ideología ni de conceptos. Es algo que arde en la certeza de sentir que la vida es el máximo don que no se puede desperdiciar. La necesidad histórica del momento es la de dar a luz una forma de producir, consumir, habitar e imaginar un mundo que deje atrás la depredación de la biósfera y adopte los principios de la cooperación y la simbiosis”[3].

Nunca como ahora, frente a la posibilidad cierta del colapso civilizatorio, educación y rebelión fueron nociones tan afines. Frente a la amenaza de disgregación nacional, destrucción cultural y depredación extrema de nuestros bienes comunes, esperamos aún que los actores educativos conscientes de su rol, asuman el papel y el poder que en ello tienen!!!


[1]https://www.15-15-15.org/webzine/2024/02/01/mesorreligion-para-una-accion-intersticial-con-sentido/

[2]Imen Pablo (2022) Pensamiento pedagógico Latinoamericano en prospectiva, en ¿Que docencia para estos Tiempos? CETERA.

[3]https://www.nodal.am/2023/12/el-colapsismo-ecologico-por-nieves-y-miro-fuenzalida/

Fotografía: desinformemonos

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

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Argentina: el temor es que el descontento se desborde

Los conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea editorial de NODAL. Consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de la región.

Antes de su discurso de apertura de las sesiones legislativas, el ultraderechista presidente argentino Javier Milei argumentó que “mientras el Congreso tenga su composición actual, creemos que es difícil aprobar reformas”, lo que dejó un sabor a que planea gobernar por decreto, pasando por encima de las instituciones.

Milei minimizó el impacto de su ajuste al tratar de despejar las dudas sobre la estabilidad sobre lo que insisten los organismos internacionales: “hay cero posibilidades de que se produzca un levantamiento social, a menos que haya un evento con motivaciones políticas o infiltrados extranjeros».

Durante una semana Argentina vivió una escalada sin precedentes que enfrentó al gobierno de Milei con casi todos los gobernadores, a partir de la retención de fondos de coparticipación de la provincia patagónica Chubut, situación finalmente solucionada por un fallo judicial, pero que sigue latente.

El mandatario provincial Ignacio Torres (de Propuesta Republicana, partido neoliberal aliado de Milei) retrucó que «si para el miércoles no nos quitan la pata de encima, no va a salir un barril más de petróleo de Chubut para la Argentina”.

Pero el choque no se produjo y el petróleo siguió fluyendo: un fallo judicial (de un juez de Rawson, la capital de Chubut) ordenó al Gobierno nacional «cesar con la retención» de los fondos hasta tanto se avance «en una refinanciación de la deuda».

Seguramente ésta no será ni la primera ni la última vez que el Poder Judicial intervenga en este caliente escenario político, El fallo le dio aire a Torres evitando llevar adelante una amenaza que probablemente no quería ni podía cumplir.

Milei, desde la red social de su amigo Elon Musk (al que ya le concedió ingreso a la telefonía satelital y le prometió el litio), había avaldo una discriminatoria publicación que buscaba burlarse de Torres al retratarlo en una foto con los rasgos de una persona con Síndrome de Down.

¿Cuánto odio puede haber en una persona que con sorna tuitea riéndose de un chico con Síndrome de Down? ¿Qué le puede haber pasado a esa persona en la vida para tener tanto odio y resentimiento?», cuestionó Torres. “Esta Argentina no va a salir adelante nunca si subimos a enemigos imaginarios al ring fomentando el odio y el desprecio para correr de la agenda los problemas reales”, respondió el gobernador.

Por su parte, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich no quiso perder protagonismo, tras el fracaso de la idea de un cogobierno con el neoliberal Mauricio Macri e hizo una brutal descalificación a todos los chubutenses. La ministra represora y presidenta del PRO atacó al gobernador y señaló que «En Chubut no vive nadie, hay un millón de guanacos» (un mamífero artiodáctilo de la familia camelidae propia de la Patagonia), disparó la ministra.

Milei insiste en su estrategia provocadora, con el aparente objetivo de que la agenda pública se concentre en nimiedades, en asuntos de orden irrelevante, alejando la opinión pública de los hechos graves que su gestión genera. Su pelea pública con Lali Espósito logró poner del lado de la cantante a gente que ni siquiera conocía sus canciones. Lali no se amedrentó: en el Festival Cosquín Rock dedicó “¿Quiénes son?” a “los mentirosos, los giles, las malas personas, las que no valoran, los antipatria”.

Preocupaciones

En Argentina parece estar en desarrollo un concurso de disparates, en el que va ganando, por mucho, el gobierno mileinista, mientras altos funcionarios estadounidenses y del Fondo Monetario Internacional (FMI) temen que este bombardeo de medidas de ajuste y de otras represivas para calmar el disenso, tenga como final de fiesta un estallido social o la balcanización del país.

Todavía está en la retina de los argentinos el estallido del 2001, corolario de una crisis política, económica, social e institucional, que llevó a la revuelta popular generaliza bajo el lema de “Que se vayan todos”, y causó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa, que abandonó la Casa Rosada en helicóptero. Al estallido siguió un período de inestabilidad: cinco personas ejercieron la presidencia en pocos meses.

Apenas días después de su visita al país y sostener una reunión con el mandatario libertario (pero también con militares, empresarios y dirigentes sindicales), la subdirectora gerente del FMI, la economista y académica indio-estadounidense Gita Gopinath, puso reparos a la dolarización que impulsa -al menos de palabra- el presidente Milei, al evaluar y analizar su programa económico.

Si bien trascendieron algunas conversaciones de los estadounidenses y los funcionarios del FMI con políticos locales, empresarios, exportadores, representantes de la banca y de los fondos de inversión atentos a quedarse con las riquezas argentinas que Milei prometió privatizar, poco se supo de las conversaciones con militares, en las que no participó la vicepresidenta Victoria Villarruel, próxima a los mandos castrenses, desde la época de la dictadura cívico-militar genocida.

«Para cualquier régimen cambiario, incluída la dolarización, se necesitan buenas condiciones previas (…) se necesita una cantidad suficiente de reservas y buenos marcos de política macro», señaló Gita Gopinath, tras advertir que «lo que vemos por la experiencia de otros países es que la dolarización no resuelve todos los problemas». «Si no tienes disciplina fiscal, aunque dolarices, puedes acabar teniendo problemas si no eres capaz de controlar, contener tu política fiscal, así que no es una panacea», dijo.

“Confidencial”, un boletín mensual que suele llegar a embajadas extranjeras, señala que la idea de los militares consultados sería la de “intervenir sólo si se produce un levantamiento o estallido social o subversivo”. Lo que preocupa al gobierno estadounidense (y otros europeos) y al FMI es la pauperización y la desestabilización que producen las medidas económicas regresivas del gobierno.

Desde Roma, el papa Francisco envió un mensaje a jueces de la Argentina, en el que aseguró que el Estado «está llamado a ejercer ese papel central de redistribución y justicia social» hoy  «más importante que nunca», al tiempo que alertó por los «modelos deshumanizantes y violentos» y sostuvo que, en los cargos públicos, «no alcanza con la legitimidad de origen».

«Los derechos sociales no son gratuitos. La riqueza para sostenerlos está disponible, pero requiere de decisiones políticas adecuadas, racionales y equitativas”, señaló el Sumno Pontífice católico. Por su parte, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que en el Gobierno a «la palabra del papa Francisco la respetamos y escuchamos», pero señaló que, «con algunas de ellas no estamos de acuerdo y está muy bien que así sea».

Siguiendo con la retahila de disparates libertarios, Adorni sorprendió (a algunos) al anunciar el martes que Milei había mandado a “eliminar el uso del lenguaje inclusivo en el Estado” y todo “lo referente a la perspectiva de género en la administración pública”. 

A veces los sistemas de filtración de información económica que el Gobierno hace a cuentas pagas en la red social X entran en crisis, como sucedió con un mensaje que el propio Milei tuvo que desmentir el preanuncio de una dolarización inminente, con apertura de cepro, feriado bancario y corralito.

Pero el rechazo presidencial no fue por un supuesto contenido falso del envío; Casi todo lo que se mencionó en la cuenta de Emilio Raiden, asesor informal de Milei en materia económica, es tema de conversación no sólo en el Ministerio de Hacienda, sino con las autoridades del FMI y, sobre todo, con el ministro de Economía, Luis Caputo. Pero la data resultaba explosiva para un gobierno que no tiene divisas y está presionado todo el tiempo para volver a devaluar, y que podía adelantar un estallido.

Luis Caputo y Kristalina Georgieva – Foto Twitter

«Perdón, presidente, fue una expresión de deseo», escribió Raiden en su cuenta de X, luego de haber recibido presiones por el revuelo que causó su mensaje. Pero el impacto ya se había producido.

En sus granjas de trolls y bots se trata de crear el imaginario colectivo de que en el gobierno se sienten cómodos en el conflicto, y que retroceder o ceder significaría perder iniciativa, desencantar a su base electoral. Y temen que le licúen su poder en negociaciones donde llevaría las de perder.

Milei quiere perpetuar la imagen del león dispuesto a todo con la lapicera presidencial para compensar todas sus demás debilidades, partiendo de la premisa de que lo que salga bien, será su mérito y lo que no, seguramente la culpa la tenga “la casta”. Esta política aventurera carece de garantía contra fallos y por eso se teme que algún gran conflicto o el descontento social se le vaya de las manos…

*Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente de la información e imagen:  https://www.nodal.am

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Reflexiones en torno al 8M: Día Internacional de la Mujer

Por: Karina Fuerte

«Invertir en las mujeres es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos y la piedra angular para crear sociedades inclusivas. Los avances para las mujeres benefician a todo el mundo».

 

En el mensaje editorial del mes pasado les compartí unos datos que me dejaron helada: «La igualdad de género se está estancando: faltan 131 años para cerrar la brecha». Sigo pensando en ese número: 131. Como el ritmo del cambio se ha ralentizado, se calcula que no será sino hasta el 2154 que las mujeres alcancemos la paridad (si es que esta se alcanza).

Disculpen si sigo un poco pesimista, pero es que a pesar de años y años de lucha, las cifras actuales no son muy alentadoras:

  • Al menos 4.050 mujeres fueron víctimas de femicidio/feminicidio en América Latina y el Caribe (CEPAL, 2023).
  • Entre el 63 % y el 76 % de las mujeres ha experimentado algún episodio de violencia por razón de género en distintos ámbitos de su vida en los países de la región (CEPAL, 2022).
  • El 8 % de la población femenina mundial (+340 millones de niñas y mujeres), vivirán en pobreza extrema en 2030 (Panorama de género 2023).
  • La brecha en el ingreso laboral medio entre mujeres y hombres es de 82,6 % en América Latina (promedio simple) en 2022 (CEPAL, 2023).
  • La principal barrera para la inclusión laboral de las mujeres es la carga de trabajo de cuidados, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
  • Las mujeres dedican 3 veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado (CEPAL, 2023).
  • Las mujeres rurales producen más del 45 % de los alimentos en los países en desarrollo, por lo que las sequías, inundaciones y otros fenómenos las afectan de manera considerable (ONU Mujeres, 2022).
  • Los eventos naturales y climáticos extremos cobran proporcionalmente más vidas de mujeres que de hombres.
  • De los 110 líderes mundiales que asistieron a la COP 27 solo 7 eran mujeres (United Nations Climate Change Conference COP 27, 2022).
    Fuente: ONU Mujeres

Estas son solo algunos de los datos y cifras publicados por ONU Mujeres en el marco del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) que este año lleva el lema: «Invertir en las mujeres: Acelerar el progreso”. Y es que ninvertir en las mujeres, no solo en tema de equidad y brecha de género, sino también para erradicar los problemas e injusticias a los que nos enfrentamos, es para beneficio de toda la sociedad, no solo para nosotras las mujeres. «Invertir en las mujeres es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos y la piedra angular para crear sociedades inclusivas. Los avances para las mujeres benefician a todo el mundo», señala un comunicado oficial de ONU Mujeres.

Quienes nos siguen desde hace tiempo saben que en el Observatorio IFE nos preocupan (y nos ocupan) problemáticas mundiales como la desigualdad, la equidad de género, la discriminación y la brecha de género, el cambio climático, la pobreza, los estereotipos, sesgos, la violencia de género, y un largo etcétera. Estos son problemas que tenemos presentes día con día, y que por lo tanto, buscamos darles visibilidad los 365 días del año, en la búsqueda de respuestas, soluciones y con el objetivo de crear consciencia sobre estas grandes problemáticas.

El mes de marzo, por supuesto, no es la excepción. Por eso, esta semana estaremos publicando contenidos relacionados al Día Internacional de la Mujer, con reflexiones muy interesantes de parte de nuestro equipo de redacción y de otras áreas dentro y fuera de la institución. A continuación te comparto algunas de estas publicaciones:

 

Hasta la próxima,

Karina Fuerte
Editora en jefe, Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0 

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Más allá de Aurelio Nuño y Marx Arriaga

Por: Abelardo Carro Nava

 

¿Hay una realidad educativa más allá de Aurelio Nuño y Marx Arriaga? Desde luego, pero esa se desprecia o se finge demencia.

 

Hace unos días, una maestra de cuarto grado de primaria me platicaba sobre una situación que recién había vivido con sus alumnos, particularmente con un niño, cuando éste fue sorprendido “trepado” en una silla con celular en mano y tomando algunas fotografías hacia el interior de los baños de las niñas. Al ser descubierto por un maestro, el estudiante fue conducido a la dirección de la escuela con la finalidad de que el director tuviera conocimiento de la situación y, probablemente, se tomaran algunas decisiones. Como parece obvio, el pequeño desde que fue interrogado negaba lo que el profesor había observado y por lo cual lo había conducido con la autoridad escolar (tomar fotografías). Ante esta reacción y ante la imposibilidad de revisar el celular del infante (la escuela ya tenía una denuncia en derechos humanos porque una practicante de una escuela normal sorprendió a un niño tomándole fotografías al interior del salón cuando ella estaba de espaldas y, al darse cuenta de ello, tomó el celular de niño y lo revisó), fueron citados sus padres de familia para que en este momento se presentaran al plantel educativo. Los padres no llegaron, solamente acudió el abuelo y, con la autorización del éste se revisó el celular y, en efecto, se observaron imágenes del interior del baño. Acto seguido se retiró el abuelo con el niño, con la promesa de que hablaría con sus padres y con el infante.

Semanas atrás, también tuve la oportunidad de dialogar con dos maestras de secundaria; pienso que ellas, de alguna forma querían ser escuchadas porque la situación por la que atravesaban les preocupaba. Se trataba de algunos chicos y chicas que, en pasillos, se rumoraba consumían algunas drogas. Un rumor que días más tarde comprobaron cuando a algunos de ellos les encontraron unas bolsitas transparentes con “crico” (metanfetamina cristalina) en sus mochilas, pero también, una “cangurera” (bolsa para la cintura) con dinero que habían obtenido por la venta de dicha droga en la escuela. Al ser requeridos los padres de familia de los estudiantes descubiertos, éstos asistieron solo para confirmar que estaban sabedores de la situación y les “recomendaron” a los maestros y directivos que pensaran muy bien si es que tenían pensado denunciarlos antes las autoridades.

En otro escenario, desde luego ligado al ámbito educativo y escolar que vengo tratando, en esas constantes charlas que llegan a tenerse en algunos espacios en las instituciones, varias colegas de preescolar me comentaban sobre las distintas problemáticas que, no de ahorita sino de antaño, se vienen presentando y agudizando en los jardines de niños. Como parece obvio, los padres de familia son, por “default”, uno de los tantos temas que indiscutiblemente se colocan en las conversaciones, tanto por su falta de involucramiento en las actividades de aprendizaje, así como por su exceso de involucramiento en dichas actividades; desde luego, sin olvidar los efectos de una crianza que son tan palpables en cada uno de los niños cuando interactúan con otros pequeños o con las maestras y maestros. Crianza que poco abona al trabajo docente cuando dichas escuelas son vistas como “guarderías” y las maestras como personal de servicio que debe estar a la entera disposición de los paterfamilias. Esto, sin olvidar que el propio Sistema y, tal vez los distintos gobiernos, poco o nada han hecho para hacerle entender a la sociedad que, por ejemplo, de los preescolares, los niños no deben egresar leyendo, escribiendo o contando. La charla culminó planteando una sencilla pregunta: ¿todo es responsabilidad de la educadora o educador?

Y bueno, ya que hablamos de educadores, no hay que perder de vista los efectos que ha dejado la implementación de distintos planes de estudios, desde el 2004 hasta la fecha, en la educación básica, en las escuelas y, particularmente en la profesión docente, con los docentes y sus alumnos.

Desde luego, este tema es extremadamente amplio y complejo de abordar, y por obvias razones, en este espacio poco podría tratar al respecto. De hecho, si se analiza con detenimiento nos podríamos dar cuenta, que han pasado casi 20 años desde que comenzó este “ciclo reformista” en nuestro país y, a la fecha, poco análisis, diálogo, debate o conversaciones se han hecho sobre este aspecto: el de la implementación de los planes de estudio y sus efectos en el ejercicio docente y en los alumnos. Peor aún, si poco se ha dialogado sobre este tema, no quiero pensar que poco o nada se han tomado en cuenta los estudios que se pudieran haberse realizado para que la toma de decisiones se acercara lo que más se pudiera a lo que en las escuelas se vive y no a lo que, por ejemplo, desde “Palacio Nacional” se mandata.

¿De qué manera un modelo educativo, currículo o plan de estudios abona a la atención de las diversas problemáticas o situaciones que son tan comunes en los jardines de niños, primarias o secundarias y que, en los últimos años, se han agudizado?, ¿de qué manera un modelo educativo, currículo o plan de estudios favorece el trabajo docente que se desarrolla en el aula cuando hay una estructura vertical que asfixia la paupérrima autonomía profesional?, ¿de qué manera un modelo educativo, currículo o plan de estudios valoriza al magisterio cuando se tiene una combinación algo extraña entre neoliberalismo y humanismo en las filas de la USICAMM?, ¿de qué manera un modelo educativo, currículo o plan de estudios apoya la comprensión de los distintos fenómenos sociales si desde el centro, igual que antaño, se mandatan planes de estudio, libros de texto y otros materiales educativos?, ¿de qué manera un modelo educativo, currículo o plan de estudios abona para que la sociedad tenga una percepción diferente de la escuela y de los maestros cuando en los hechos se ha complejizado su función social en los centros educativos?, ¿de qué manera un modelo educativo, currículo o plan de estudios favorece que muchos maestros o maestras no compren o adquieran planeaciones didácticas, o bien, que les permitan proponer y aplicar sus propias propuestas en razón de su capacidad, conocimiento y experiencia?, ¿en qué medida un modelo educativo, currículo o plan de estudios proporciona una mirada diferente para que la educación deje de ser vista como un gran negocio, político o económico, y en su lugar se adquiera y desarrolle un sentido emancipador a través de un pensamiento crítico?. En fin.

Interrogantes como éstas puede haber bastantes porque, desde mi perspectiva, el tema educativo no pasa por una pequeña cabina de radio donde dos personajes, pendencieros por naturaleza, establecen una conversación superflua, con dimes y diretes de lavadero.

Si se piensa bien, en el anterior “debate” que se dio entre Marx Arriaga, Director de Materiales Educativos de la SEP, y Aurelio Nuño, ex Secretario de Educación en el periodo de Peña Nieto, quien ganó fue quien invitó a ambos: Joaquín López Doriga y, desde luego, perdimos todos; es decir, volvieron a ganar los medios de comunicación que han hecho y hacen de la educación un gran negocio, y no los que verdaderamente tuvieron que haber ganado: los millones de estudiantes que a diario acuden a sus escuelas a lo largo y ancho de la República Mexicana.

Pienso que la educación del país, y todo aquello que a diario la atraviesa, no se dimensiona a través de dos posturas distintas, insisto, de personajes pendencieros por naturaleza. Tampoco ayuda que solo un medio de comunicación “difunda” lo que desde su perspectiva puede difundir sobre la situación por la que atraviesa nuestro sistema educativo en voz de un funcionario y exfuncionario.

Y bueno, como bien lo diría una colega con la cual coincido en su planteamiento: hay un tremendo desprecio al campo cultivado y una preferencia a la manipulación mediática de la que, difícilmente, podremos obtener una comprensión para dimensionar la situación educativa en nuestro país.

Seguramente, tal y como así fue acordado, vendrá un segundo capítulo cual programa televisivo, de esos que tanto desprecia este gobierno porque son parte de ese neoliberalismo que tanto daño le ha hecho a este país, teniendo a dos protagonistas de una telenovela que recién comienza y que posiblemente termine en romance; uno de ellos ya logró su cometido, estar en cartelera después de que el magisterio lo despachó hace seis años; el otro, como se dice en mi pueblo: solito se puso de pechito y cayó en su juego.

¿Hay una realidad educativa más allá de Aurelio Nuño y Marx Arriaga? Desde luego, pero esa se desprecia o se finge demencia.

Al tiempo.

Fuente de la información e imagen:  https://profelandia.com

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Precarización laboral: un triunfo empresarial

Por: Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

Si bien Adam Smith (1723-1790) es considerado como el fundador de la economía liberal clásica, los liberales, neoliberales y libertarios contemporáneos nunca han sido consecuentes con la teoría del valor-trabajo de Smith, sino que la rechazan. Es decir, desechan precisamente el lado científico del fundador, para dedicarse a las simples consideraciones del mercado y los precios. Y lo extienden a lo que han bautizado como “mercado laboral” o “mercado del trabajo”, con lo cual borran toda consideración sobre los derechos laborales, que solo aparecen como estorbos u obstáculos al mercado libre y a los empresarios.

Pero Smith vivió la época de inicios del capitalismo, mientras que los liberales contemporáneos, entre los que hay que contar a los más alabados, como Friedrich von Hayek (1889-1992), Milton Friedman (1912-2006), Ludwig von Mises (1881-1973), Murray Rothbard (1926-1995) y otros tantos entre la Escuela Austríaca y el Anarcocapitalismo, han vivido la época que va del imperialismo a la crisis civilizatoria del presente. Smith apenas pudo observar el problema social creado por el capitalismo, aunque tuvo la perspicacia de comprender que del trabajo de los obreros provienen las ganancias de los capitalistas, una realidad que consideró algo propio a las “leyes naturales” del sistema. Por eso, fueron los críticos del liberalismo clásico, que experimentaron directamente las enormes consecuencias sociales de la miseria obrera y la opulencia de las burguesías, quienes desarrollaron teorías anticapitalistas al compás del avance del siglo XIX. Prácticamente en la segunda mitad de ese siglo, Karl Marx (1818-1883) desnudó las leyes del capitalismo y descubrió, superando a Smith, que la burguesía se apropia de la plusvalía, es decir del valor creado por los proletarios, por sobre el valor de su fuerza de trabajo.

Durante el siglo XIX fueron crecientes las reivindicaciones obreras; y sus acciones, siempre reprimidas incluso en forma sangrienta, inevitablemente condujeron a que los Estados comenzaran a proclamar derechos laborales, para evitar no solo la agudización de lo que Marx llamó lucha de clases, sino por el temor de una revolución social que condujera al socialismo. Todos esos procesos han sido ampliamente estudiados por una gigantesca cantidad de obras y artículos, que han afirmado el desarrollo de las ciencias sociales.

Pero, sin duda, América Latina siguió procesos diferentes. El coloniaje europeo fue el que marcó las bases estructurales del subdesarrollo, la dependencia y la extrema polarización social que heredaron los Estados nacionales, una vez concluidas las guerras de independencia anticolonial en la región. Durante el siglo XIX fueron aisladas y pocas las conquistas sociales, como la abolición de la esclavitud, del tributo de indios o de las formas más oprobiosas del trabajo servil. De modo que es con el siglo XX y el despegue del capitalismo en América Latina, aunque en forma diferenciada entre países, cuando el desarrollo de las clases obreras y el auge de las luchas indígenas y campesinas provocaron el surgimiento de la legislación laboral. A consecuencia de la Revolución Mexicana, se expidió en este país la Constitución de 1917, que fue la primera en reconocer el principio pro-operario, jornadas máximas, salario mínimo, descansos, protección de menores y mujeres, sindicalización, indemnizaciones por despido y otros derechos de los trabajadores, así como de los campesinos sobre las tierras. Esa Constitución inspiró el desarrollo de la legislación social en otros países latinoamericanos. Desde luego, las conquistas llegaron con el ascenso de masas, de las clases trabajadoras y la acción de intelectuales y políticos sensibles a las demandas sociales.

Ese ascenso fue parcialmente detenido por la Guerra Fría, que en América Latina tomó raíces a partir de la Revolución Cubana (1959). Los derechos laborales fueron afectados y los empresarios acusaban de “comunista” a cualquier reivindicación laboral, especialmente si era sindical. Las terribles dictaduras militares de los 60 y 70 ante todo arremetieron contra demandas laborales y persiguieron a dirigentes. El inicio de las democracias estables al comenzar la década de 1980 permitió retomar la defensa de los derechos laborales. Fue por poco tiempo. Enseguida, los acuerdos con el FMI, la penetración de la ideología neoliberal y la globalización transnacional que resultó del derrumbe del socialismo de tipo soviético, crearon las condiciones favorables para que las elites empresariales definieran un conjunto de consignas orientadas a flexibilizar y precarizar las relaciones laborales, lo cual significó el golpe histórico a los derechos conquistados desde inicios del siglo XX.

En definitiva, los derechos laborales se desarrollaron ante la necesidad de proteger a los trabajadores de las arbitrariedades de los capitalistas, que en la época de Smith sobreexplotaban a obreros que trabajaban sobre las 12 horas diarias, recibían salarios miserables, no tenían descansos y peor seguridad. Su condición humana era morir trabajando para los capitalistas. Y similar historia es la que siguió América Latina, de lo cual existen estudios e investigaciones en todos los campos de sus ciencias sociales.

Liberales, neoliberales y libertarios contemporáneos no solo desconocen esa historia. Imaginan que el mercado libre podría operar como suponen que ocurría en la época de Smith. Y desde las dos últimas décadas finales del siglo XX han promovido la flexibilización de las relaciones laborales, que implica la anulación de los derechos históricamente ya avanzados. En América Latina, todos los países con gobiernos condicionados por los intereses empresariales han alimentado ese proceso. El resultado es que han provocado la agudización de la lucha de clases, no han solucionado el problema del empleo, han aprovechado de la precarización, del desempleo, el subempleo y la informalidad para presionar contra los marcos legales que han protegido a los trabajadores formales. En la región no hay disposición empresarial para crear, por lo menos, economías sociales de bienestar.

Es en ese marco que se inscribe la consulta popular y referéndum convocados por el presidente Daniel Noboa en Ecuador y que se realizará el 21 de abril (2024). Bajo un clima de inseguridad generalizada, desarticulación del Estado y penetración de mafias, que son herencias dejadas desde 2017 por los gobiernos de Lenín Moreno y del banquero Guillermo Lasso, se preguntará a la población si quiere que se modifique la Constitución para poder imponer el trabajo por horas y los contratos a plazo fijo, actualmente prohibidos por esta Carta. Es una nueva estrategia de legitimación de políticas flexibilizadoras contra los trabajadores, que aprovecha precisamente la incapacidad de atender al empleo y que, de tener éxito, la experiencia del país seguramente será replicada en otros países de la región. Pero tampoco está lejos la experiencia que ha comenzado a vivir Argentina, donde toma vuelo el sui géneris libertarianismo, que igualmente se propone arrasar con derechos laborales. En Ecuador opera en forma gradual y en Argentina mediante el shock. Da igual: de la mano de gobiernos empresariales y de empresarios presidentes, el libertarianismo ofrece un futuro de mayor inestabilidad, explotación e inseguridad. Solo pueden detenerlo los mismos trabajadores.

Blog Historia y Presente
www.historiaypresente.com

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El regreso de la crítica irreverente para electrocutar saberes. COLECTIVO CORTOCIRCUITOS 2.0

Hace siete años, la columna Cortocircuitos vio la luz pública. Luego de un paréntesis necesario que se prolongó por más tiempo del que pensábamos, ¡estamos de regreso!

La intención de fondo no ha cambiado: ejercer una crítica rigurosa y a la vez irreverente, nunca complaciente, mucho menos cómplice del poder. Lo nuestro no es ni será callar, ocultar o tergiversar las ideas, haciendo malabares discursivos para terminar justificando el razonamiento que dicta lo que se debe de hacer. Seguimos empeñados en desmontar saberes, prácticas, conceptos, teorías y discursos que obscurecen el pensamiento e impiden comprender lo que acontece en estos tiempos sombríos y complejos.

Ni antes ni ahora hemos sido críticos light, de esos que nunca cuestionan el régimen que los sostiene y por lo mismo, a nadie incomodan; de ahí a ser asesores o líderes que se erigen en voceros de los que luchan poniendo el cuerpo, solo hay un paso.

Los críticos feroces de la reforma educativa 2013, hoy guardan silencio ante el gobierno de la 4T que prometió cancelarla. Los otrora beligerantes activistas, dirigentes y representantes del magisterio democrático y la magisteria revoltosa, los mismos que lucharon contra una reforma que pulverizó lazos gremiales y desmanteló derechos conseguidos a fuerza de movilizaciones y protestas, hoy son funcionarios al más alto nivel, se transformaron en explicadores y declarantes de lo que hay que pensar y decir, consejeros del mismo poder que se apropió de las iniciativas pedagógicas y de los programas alternativos que no sin dificultades, esfuerzo sostenido, creatividad y mucha organización, construyeron las resistencias magisteriales.

En los años recientes, hemos atestiguado lo impensable, un gobierno progresista logró lo que ningún otro: desmovilizar, fragmentar y aislar las resistencias magisteriales. Para nosotros, la lección más importante que podemos extraer de este hecho es que la crítica debe cambiar. Y eso pasa por cuestionar nuestros propios principios, valores, formas de pensar y sentir. Se lee sencillo y se escribe rápido, pero en realidad es doloroso reconocer que de las críticas y estrategias de lucha de siempre no surge nada nuevo, mucho menos de la sordera o negativa a aceptar los errores políticos cometidos.

Por todo ello, en esta nueva etapa ratificamos nuestra apuesta por una crítica reveladora, ajena a la complacencia, ejercida desde otros valores y otra concepción sobre la política. Estamos de regreso, pero no olvidamos ni hacemos a un lado nuestro código ético-político:

“La crítica no es un dictado alterno, no les dice a los poderosos lo que debe hacerse o lo que debían haber hecho. La crítica es un “desafío a lo existente”. Es un instrumento de quienes luchan y no toleran lo existente.

El crítico no es el que habla por los demás, descubre verdades ocultas y pregona la verdad subyacente de las cosas. Llamamos críticos a quienes desafían el orden existente y cuestionan las formas de sujeción y los regímenes de poder.

La función intelectual no consiste en re-presentar a quienes luchan, mucho menos ser la conciencia crítica de la ´época, sino denunciar todas las formas de poder donde trabaja, donde es su instrumento y su personaje: en el saber, en la verdad, en el conocimiento.

La práctica intelectual, no le dice a los demás qué hacer, cuándo o cómo. No sustituye a quienes luchan ni programa su acción política. La práctica intelectual escudriña lo existente y reta los saberes del poder” (https://insurgenciamagisterial.com/investigadores-de-la-upn-ajusco-inician-la-publicacion-de-su-columna-cortocircuitos/ )

¡Estamos de regreso! Y eso nos entusiasma y desafía, más aún en estos tiempos revueltos en los que  la realidad cambia constantemente, tornándose cada vez más compleja. Por ejemplo, después de la pandemia han emergido o se han ocultado nuevos problemas, o quizá sean los mismos añejos de siempre, pero con rostros nuevos. Otro ejemplo es el de la violencia escolar; la de hoy no es la misma que la de hace tres décadas. Analizarlos y discutirlos desde las mismas perspectivas, con los mismos conceptos de siempre, difícilmente nos permitirá construir modos distintos de enfrentarlos.

Existen otras problemáticas prácticamente ignoradas en el análisis educativo, como la superexplotación de que son objeto los y las docentes de todas las instituciones y niveles educativos del país, a pesar de que cotidianamente aparecen aquí y allá señales de su existencia, en forma de memes, bromas o quejas sobre sus estragos en la salud física, mental y afectiva del magisterio. Las señales también están presentes en las acciones colectivas, como las recientes marchas y la suspensión de labores para exigir mejores salarios a fines del 2023.

En esta nueva etapa a la que hemos llamado Cortocircuitos 2.0, nos interesa continuar con el análisis político de coyuntura, pero también enfocarnos en determinados temas. Enunciamos los que para nostrxs resultan fundamentales.

  • Partidos políticos y proceso electoral
  • Procesos de reforma y políticas educativas
  • Continuidad neoliberal en la educación
  • Súper explotación del trabajo docente: intensificación, extensión, precariedad
  • El sistema de opresión en la educación y la escuela
  • Violencia política, institucional y escolar
  • Luchas y resistencias magisteriales, en defensa de la educación pública y lo común (micropolítica; resistencias cotidianas; pedagogía del cuidado, ecofeminismos)

Algunos de estos temas los hemos abordado de forma recurrente, otros de manera intermitente en los video programas y artículos producidos a lo largo de estos siete años de vida, al igual que el análisis de asuntos coyunturales.

Contrarios al trabajo solitario del intelectual, reafirmamos nuestra concepción del ejercicio de la crítica como una práctica de los distintos para producir algo en común sin renunciar, mucho menos ocultar las diferencias.

Atendiendo a ello, sirvan estas líneas para anunciar el regreso de los Cortocircuitos, ahora como un colectivo más amplio, pero igualmente heterogéneo. Además de la banda de lxs 3, Roberto, Lucía y Marcelino, se incorporan como nuevos integrantes, Jessica Arciniega, Marlene Escobar y Norberto Soto.

He aquí una breve semblanza de sus inquietudes e intereses analíticos

Jessica Arciniega estáinteresada en mostrar las acciones, relaciones y efectos que se dan en un espacio político como lo es el escolar, cuando ciertas figuras docentes consideradas disruptivas, interpelan y abren posibilidades para estirar y desbordar los límites de la heteronormatividad que caracteriza a las instituciones educativas, en los discursos que tienen lugar ahí, las prácticas que se viven, la forma como circula el poder y las jerarquías que se establecen.

Por ejemplo, reconocer la presencia de docentes gays, lesbianas y trans en la educación es (en apariencia) coherente con los principios de inclusión, derechos humanos y no discriminación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), sin embargo, la escuela está permeada por prácticas y tipos de relaciones donde prevalece la discriminación. De ahí la importancia de abonar a la crítica de la realidad escolar.

Marlene Escobar buscadesmontar la idea de que los docentes solo trabajan en la escuela y una vez fuera de ella son libres de ocuparse en lo que más y mejor les convenga. De igual manera, le interesa analizar la noción de vocación como una cadena de fuerza con la que se somete a los docentes para aceptar condiciones adversas de trabajo y junto con ello, asumir responsabilidades que rayan en el sacrificio. El discurso de la vocación ha sido utilizado políticamente en diferentes momentos históricos para señalar a los docentes como los responsables de todos los problemas, o bien, como los salvadores únicos de lo que ocurre en la educación. Por lo mismo, se les conmina a acatar regulaciones cambiantes, no quejarse y hacer lo que las autoridades educativas les exigen.

Abrir espacios donde el debate sea el instrumento para construir otros caminos posibles, pasa por conocer y analizar por qué los docentes hacen lo que hacen y no otras cosas, sus experiencias y modos de resistencia ante los cánones hegemónicos,

Norberto Soto analiza la forma en que el gobierno de la 4T busca presentarse como heredera de las gestas populares del pasado ─en el caso de la nueva revista educativa de la SEP, Asalto al Cielo- en su intento por expandir su hegemonía entre el magisterio de cara a las próximas elecciones, y en el contexto de la simulación que llevó a cabo respecto a la “derogación” de la reforma educativa peñanietista, conservando y profundizando los planes neoliberales para la educación a pesar de que se modificaron algunos aspectos punitivo-evaluativos.

Pensar en la manera en que la superexplotación del trabajo docente se manifiesta en la educación superior, en el marco de los cacicazgos universitarios que controlan a las universidades públicas estatales del país, es su principal línea de trabajo.

Vale la pena mencionar su colaboración en el reciente cuaderno de batalla número 5 “La super explotación del trabajo docente”, escrito junto con ellxs.

Nuevamente. ahora desde este colectivo llamado Cortocircuitos 2.0, continuaremos intentando electrocutar aquéllos saberes empeñados en decirnos cómo debemos pensar y qué debemos hacer ante una realidad que no admite rutas únicas.

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com

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Rizoma de la educación propia

En este primer ciclo escolar de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), acontece un interesante proceso: el agenciamiento de los planteamientos abstractos plasmados en su proyecto general, así como en los planes y programas de estudio, donde maestros negocian, gestionan los lineamientos de la política pública nacional, estando en sus contextos escolares específicos, a partir de experiencias pedagógicas y didácticas concretas. De esa simbiosis, puede resultar la coevolución del cuerpo vivo de una reforma educativa o bien, el fenecimiento material e intelectual de sus preceptos teóricos.

La complejidad de este micrositio de la realidad escolar y comunitaria es poco asequible a la investigación tradicional, digamos a la mirada del otro, externo a las vivencias cotidianas de las comunidades de aprendizaje; también, porque los informes de las autoridades oficiales suelen hacer generalizaciones en apologías de la macropolítica. Ahí, en las ausencias que padecen lo abstracto y lo macro, radica la importancia de que los maestros hablen, escriban, narren, registren, sistematicen, teoricen e investiguen en primera persona, para dar cuenta de los procesos socioeducativos en el territorio.

La relación dialógica que se da en este círculo de teoría-práctica-teoría, en primera persona del singular “maestro”, y del plural “comunidad”, es fundamental para elaborar propuestas de incidencia que se puedan recuperar en otras cartografías del aprendizaje; incluso, para construir las bases de una educación propia, que no se hace en soledad, sino, se teje en compartencia; es decir, con los otros que nos identificamos en una colectividad en constante transformación, ya sea con la NEM o las educaciones alternativas.

Las narrativas contadas por los docentes o la sistematización de experiencias elaboradas por el nosotros de un proyecto en comunidad, son el germen de una educación propia que se asemeja más a un rizoma y no al tallo vertical de una estructura orgánica; en esta última se espera la asimilación de las directrices conducidas de arriba abajo, por medio de las instituciones oficiales. En cambio, la educación nuestra adopta la morfología y el comportamiento de un rizoma: se enraíza con más vehemencia en las condiciones tropicales del terruño, crece horizontalmente en ramificaciones interconectadas, cuyos nutrientes son esas experiencias compartidas en redes de colectivos de maestros que dan vida a la movilización pedagógica.

Sin negar la evidente fortaleza de las estructuras sindicales democráticas, tal es el caso de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, en el sostenimiento de movimientos pedagógicos disidentes en México; estas redes de colectividades son las que han hecho prevalecer los proyectos contrahegemónicos. Por décadas se han desarrollado con independencia de los cambios de dirigencias y liderazgos, su organicidad no depende de la continuidad o el ascenso de las corrientes políticas internas, más bien, de su capacidad autónoma para ponderar la educación popular como una vertiente de la democratización social.

Es deseable que las autoridades, estructuras directivas y técnico pedagógicas de la Secretaría de Educación Pública procesen la necesidad de explicar, difundir o acompañar la política pública y la NEM; pero es mejor todavía abrir los canales para que se exprese el protagonismo de los maestros de a pie, generar los espacios de encuentro de sus vivencias curriculares, áulicas y comunitarias, no sólo en salas y auditorios, fundamentalmente en el sitio de las escuelas reconocidas por sus avances; incluso podrían ser georreferenciadas las propuestas más destacadas en mapas interactivos digitales.

Los antecedentes demuestran que cuando hay cambios de gobierno, aun si representan la continuidad de una misma alianza partidista, el proceso de reforma educativa se ve afectado por las reingenierías administrativas y de la política pública; lo hace de manera más drástica si se dan alternancias de partido y rupturas entre las élites gobernantes. En nuestro país, cada sexenio imprime su propio sello educativo y ninguno termina de asentarse por completo.

En cualquier caso, la organización rizomática de un proyecto educativo democrático es la senda más segura hacia la trascendencia de los cambios gubernamentales y del régimen. Nos lo han demostrado las alternativas populares de la izquierda magisterial. Sobrevivieron al periodo más aciago del neoliberalismo, se fortalecieron al margen de los condicionamientos constitucionales que no dejaron fisura para la autonomía profesional, pero tuvieron que ejercerla contra hostigamientos administrativos y laborales del aparato de control burocrático del Estado. La morfología de la NEM no termina por definirse todavía, entre sus posibilidades está abrirse hacia un movimiento pedagógico rizomático o cerrarse como una reforma enteramente dependiente de las estructuras estatales y sus cambios gubernamentales ¿Qué papel jugarán los maestros en estas definiciones?

*Doctor en pedagogía crítica

Fuente: https://www.jornada.com.mx/noticia/2024/02/29/opinion/rizoma-de-la-educacion-propia-1242

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