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.No matar al mensajero

 No matar al mensajero

Carolina Vásquez Araya

Lo que está en juego es la vida del planeta, por ello la protesta debería ser unánime.

La campaña mediática y los comentarios –algunos francamente indignantes y ofensivos- para descalificar la campaña de protesta y concienciación iniciada hace más de un año por Greta Thunberg, una adolescente sueca de 16 años, es uno de esos fenómenos difícilmente comprensibles. ¿Odio, miedo o simplemente rechazo a una realidad sobre la cual estamos más o menos conscientes? Quizá se pueda sumar a esta fórmula el pensamiento patriarcal, cuyo marco conceptual no solo considera a la mujer un accesorio incapaz de pensar por sí mismo, sino también coloca a la niñez y la juventud en una posición de subordinación y dependencia, cuyos límites a la libertad de expresión demarca con feroz autoridad.

Greta Thunberg dio ante la comunidad internacional una lección valiosa imposible de ignorar. Sus fuertes palabras para recriminar a los representantes de los países reunidos en la cumbre del clima en la sede de las Naciones Unidas, cayeron sobre una audiencia cuyos objetivos están determinados por la economía y el poder geopolítico, no así por la urgente necesidad de reformar sus políticas para detener el acelerado deterioro ambiental que amenaza la vida sobre la Tierra.

No es posible ignorar que un puñado de países industrializados y sus sociedades consumistas han agotado, en menos de un siglo, recursos no renovables extrayéndolos de países empobrecidos por la corrupción y los conflictos bélicos provocados para facilitar sus operaciones. Como consecuencia de esa destrucción sistemática del equilibrio natural de la vida en el planeta, la Humanidad se enfrenta a un futuro incierto y poblado de amenazas que ya es necesario atender.

Sin embargo, ese escenario resulta apocalíptico para las grandes corporaciones y los países hegemónicos que gobiernan al mundo. De establecerse parámetros estrictos de reducción de emisiones, sustitución de fuentes de energía y cese de explotación de recursos no renovables y de especies marinas, muchos serían los efectos en sus planes y perspectivas económicas, en sus políticas sociales y de consumo, pero sobre todo en un replanteamiento drástico del concepto de desarrollo. Por esa razón, observan con recelo las acciones y el impacto de una adolescente de 16 años quien, sin mayores alardes, ha levantado una oleada de protestas a nivel global exigiendo acciones urgentes para detener el cambio climático.

La situación de deterioro ambiental ha sido negada sistemáticamente por los gobiernos de países con mayores índices de consumo, por lo tanto los mayores responsables por la situación actual. Eso, porque en su carrera hacia el poder absoluto, un freno de esa magnitud echaría por tierra sus ambiciones y afectaría gravemente su hegemonía económica. De esa cuenta, el presidente de la nación más consumista del planeta no tuvo empacho en intentar descalificar la actuación de Greta Thunberg y tampoco desperdiciaron la ocasión quienes apoyan sus políticas.

Lo importante no es, en realidad, quien trae el mensaje sino lo que este comunica. Como mensajera, la joven sueca logró su cometido por la pertinencia de un tema que afecta de manera directa a la niñez y la juventud del planeta. Una juventud cuyas perspectivas de vida y desarrollo se ven limitadas por la codicia corporativa y las políticas de dominación de algunas naciones súper poderosas cuyos representantes intentaron matar –mediáticamente- a la mensajera; pero el mensaje logró infiltrarse en la conciencia de millones de jóvenes, para quienes la vida es mucho más importante que un sistema de consumo alienante, impuesto por razones ajenas al bienestar humano.

Autor: Carolina Vásquez Araya

 

 

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.La contraofensiva de la derecha pierde fuerza en el mundo Emir Sader

La contraofensiva de la derecha pierde fuerza en el mundo
Emir Sader

Después de una primera década marcada por gobiernos antineoliberales en América Latina, que han proyectado a Hugo Chávez, Lula. Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mújica, Evo Morales y Rafael Correa como los grandes líderes de la izquierda a escala mundial, la derecha retomó la iniciativa y la ofensiva en la segunda década del siglo.

Logró aislar el gobierno de Nicolás Maduro, elegir a Mauricio Macri, imponer una derrota a Evo Morales, hacer caer a Dilma Rousseff, apresar y condenar a Lula, elegir a Bolsonaro, revertir la victoria en Ecuador, elegir a Iván Duque y Sebastian Piñera. El escenario político latinoamericano ha cambiado radicalmente en la segunda década del siglo. Fueron cambios concomitantes con los que se daban en escala mundial, con la eleccion de Donald Trump, el brexit, gobiernos derechistas en Italia, en Polonia, en Hungria.

La ofensiva derechista perdió aliento, con Johnson perdiendo la mayoría en el Parlamento, con Trump teniendo que deshacerse de Bolton, su “señor de la guerra”, así como teniendo que pasar a la defensiva, con el impeachment. Con la derrota del gobierno derechista en Italia, con la elección de un gobierno socialista en España, a la vez que Netanyahu no logra organizar un gobierno en Israel. En la misma América Latina la situación volvía a tener cambios en la dirección progresista, con la elección de Lopez Obrador en México.

La agenda mundial, que había asumido tonos conservadores, con retrocesos profundos, con los dos liderazgos del bloque occidental hace más de un siglo en retirada respecto a la globalización, ha dejado un vacío de conducción, dando síntomas de agotarse. Trump tiene que cambiar las formas más radicales de enfrentar los conflictos externos. Johnson no puede implementar la salida salvaje del brexit. Un gobierno socialista en España rompe con el aislamiento del gobierno de Portugal.

En Argentina la espectacular victoria de Macri hace cuatro años, con el restablecimiento del modelo neoliberal, llevó a su gobierno a un no menos espectacular rechazo, confirmando la incapacidad de ese modelo de conquistar bases sociales estables de apoyo. Ha confirmado que la derecha no tiene alternativa a ese modelo, que promueve los intereses del capital financiero a expensas de los derechos de la gran mayoría de la población. Por ello se agota rápidamente y fracasa.

El escenario lationamericano vuelve a cambiar, con dos de los tres principales países latinoamericanos –Mexico y Argentina– con gobiernos progresistas, antineoliberales, aislando al gobierno de extrema derecha de Brasil. En Bolivia, Evo es favorito para ser reelegido en primera vuelta, mientras la disputa en segunda vuelta está abierta en Uruguay.

La contraofensiva conservadora va así perdiendo fuerza, demostrando que no tiene propuesta ni para que la economía global vuelva a crecer, ni para que los focos de guerra sean pacificados, tampoco para que las desigualdades disminuyan en el mundo y en cada país. Tenemos un mundo en que los focos de guerra se multiplican, en que un nuevo ciclo recesivo llega, en el que los gobiernos son cada vez más inestables, los organismos internacionales están cada vez más desgastados, un mundo cada vez más inseguro.

Las viejas potencias imperiales demuestran ser incapaces de conducir el mundo a un futuro mejor. Los discursos de odio y de guerra tienen como respuesta acciones violentas e inestabilidad política todavía más grande.

Nadie se ocupa del mundo. Cada gobernante de las grandes potencias piensa en los intereses inmediatos de su país. Los más fuertes saben defenderse. La gran mayoría de la humanidad se siente desvalida, entregada al hambre y a la miseria. Los conflictos bélicos siguen produciendo muertos e inmigrantes, rechazados por los mismos países responsables de esas guerras.

El impulso conservador pierde aliento, porque no tiene nada que proponer, a no ser más violencia y más beneficios para el capital financiero. Sus gobiernos se desgastan rápidamente y fracasan. Eso es lo que está pasando con Trump y con Johnson o con Salvini y con Macri.

Trump era favorito para ganar la reelección. A pesar del alto nivel de rechazo (48%), mientras la economía creciese, podría ser reelegido. Pero los síntomas de un nuevo ciclo recesivo en la economía internacional se harán sentir también sobre la economía norteamericana y el clima político tiende a revertirse. Los candidatos demócratas lo derrotan en las encuestas, proyectando un escenario de no reelección para Trump.

En el Reino Unido, el brexit no logra materializarse en los términos propuestos por la derecha, los conservadores se han dividido, hoy los laboristas aliados a los liberales, ganarían las elecciones.

En América Latina, la derrota de Macri revela el vuelo corto de la remontada neoliberal y hace prever que pasará lo mismo en Brasil.

En Europa, la derrota de la derecha en Italia y en España, confirma también el vuelo corto de los conservadores, aun antes de que la recesión económica vuelva a golpear sus economías, con la misma Alemania entrando en crisis.

Después del primer ciclo político en el siglo XXI, marcado por gobiernos antineoliberaies en América Latina, el segundo fue marcado por el ascenso de la derecha, con Trump y el brexit dando el tono. Macri y Bolsonaro eran coadyuvantes de esa tendencia.

El nuevo siglo llega al final de su segunda década con las disputas por la hegemonía mundial abiertas, con el desgaste del poderío norteamericano y el fortalecimiento de los BRICS. El neoliberalismo sigue como modelo predominante, pero su agotamiento es ahora reconocido hasta por algunos de sus defensores tradicionales, sin que el capitalismo encuentre modelo alternativo. El retorno de un gobierno antineoliberal en Argentina es un desafío importante para la apertura de un nuevo ciclo político en el siglo XXI.

La contraofensiva de la derecha en el mundo pierde fuerza y abre perspectivas para que una recuperación del ciclo antineoliberal pueda marcar la tercera década del nuevo siglo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Autor: Emir Sader
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.La envidia entre mujeres

Control patriarcal
La envidia entre mujeres
Ilka Oliva Corado
Sobre cómo el sistema patriarcal divide a las mujeres para tenerlas controladas y relegadas a la posición de la inferioridad.
Al dominio patriarcal le es afín que las mujeres sintamos envidia entre nosotras, le es grato cuando nos odiamos, nos señalamos, cuando nos dispersamos en lugar de unirnos. Cuando estamos metiéndonos zancadilla para ver caer a quien creemos nuestra rival.
La rivalidad entre mujeres es producto de los patrones patriarcales con los que crecemos y que están en todo ámbito de la sociedad. Romper con eso es nuestra misión de género. No podemos dejar a las generaciones que están por venir un legado de indiferencia, de rencores, de discriminación; esas niñas merecen crecer en una sociedad donde las mujeres se comuniquen entre ellas, donde se aplaudan los logros en lugar de apuñalarse por la espalda.
Una sociedad donde se tomen de la mano para avanzar en busca de derechos, donde puedan caminar juntas y saber que cualquier mujer en cualquier lugar del mundo será una aliada y no una enemiga.
Sí, yo sé, son sueños muy grandes pero las cimas más altas se logran conquistar paso a paso, ya han hecho tanto nuestras ancestras y aun no es suficiente, ¿qué estamos haciendo nosotras para continuar en la construcción de ese legado? ¿Qué es lo que vamos a dar a cambio de esos derechos que nos dejaron nuestras antecesoras? Porque a muchas de ellas les costó la vida; fueron humilladas, ultrajadas, desaparecidas para que nosotras hoy tengamos el derecho a levantar la voz, el derecho al voto.
¿No merecen las niñas acaso que nosotras peleemos el derecho al aborto? Una buena forma de iniciar a romper ese esquema patriarcal que nos divide sería comenzar a decirle a otras mujeres lo bien que se ven, lo lindos que le quedan esos zapatos de tal color, que su blusa le queda linda, que se expresó muy bien en tal ponencia, que su trabajo es excelente.
Que tal falda le queda linda, que su sonrisa irradia. Que su forma de ser es contagiosa. Que su humanismo es admirable, que sus acciones invitan a la imitación. Y no hay nada de malo en decirlo, no hay nada de malo en que una mujer le diga a otra que se ve bonita, que le luce su color de pintalabios, que luce linda sin maquillaje. Eso no quiere decir absolutamente nada más que eso, que luce linda y hay que decirlo.
Hay que decirle a las personas que hacen bien las cosas, cuando las están haciendo bien. Hay que decirles que las admiramos por su empeño, por su esfuerzo, por su profesionalismo. No tiene nada de malo que sea otra mujer la que se lo diga. Romper con el patrón de la envidia entre mujeres es vital para derrumbar el patriarcado. Y no, eso no significa que la otra mujer sea homosexual y se lo esté diciendo con otros fines.
Ése es el primer enganche con el que el patriarcado nos desafía, dos mujeres pueden admirarse mutuamente y eso no significa absolutamente nada más que eso. ¿Qué tal si nos desafiamos y comenzamos hoy mismo viendo a nuestro alrededor y diciendo a las mujeres que nos rodean lo lindo que se ven, lo bien que hacen su trabajo, lo admirables que son? Costará el primer día, pero al tercero les prometo que será como montar en bicicleta.
Y poco a poco iremos adentrándonos en la lucha de los derechos de género, y así ojalá un día sepamos todas las mujeres que no es necesario colocarse el apellido del esposo para ser alguien, para cambiar de status ante otras mujeres o ante la sociedad, que eso no nos hace más importantes, al contrario nos coloca en la situación de objetos propiedad de una persona.
Porque, ¿en dónde existe una ley común, de dos dedos de frente donde el esposo pueda colocarse el apellido de la esposa o diga en públicamente soy fulanito de tal, de la misma forma en que sucede con las mujeres? Sí, eso también es yugo del patriarcado contra las mujeres.
Autor: Ilka Oliva Corado
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.La mirada económica de Rosa Luxemburgo

La mirada económica de Rosa Luxemburgo

Claudio Katz

Exposición en las Jornadas sobre Rosa Luxemburgo. A 100 años de su asesinato, Buenos Aires 24 de septiembre de 2019.

Buenas tardes, gracias por la invitación y me alegro mucho de esta incorporación de Rosa Luxemburgo, a la lista de lista de revolucionarios homenajeados, como ya hicimos con Marx, Lenin, el Che o Fidel. Bienvenido este tributo a los 100 de Rosa, que fue una excepcional exponente del marxismo clásico. Como todos sus pares ella fusionaba la acción política con la teoría y la militancia con el pensamiento. Por esa razón desenvolvió una vida tan integral.

Puesto que no alumbró una corriente específica perdurable, su obra fue poco visitada y poco citada durante muchos años. Yo creo que abordó problemas de gran actualidad al actuar en un partido socialista, que principios del siglo XX ya era una organización de masas, con gran predicamento sindical y fuerte protagonismo parlamentario.

En esta mesa de las Jornadas nos concentramos en Rosa como economista y como partícipe de la extraordinaria generación de teóricos que sucedió a Marx. Yo creo que en ese terreno nos legó aportes muy significativos en varios planos.

Primero en la metodología de investigación del capitalismo. En su época ya se había generalizado el estudio del Tomo 1 de El Capital, con gran atención entrados en la explotación, la plusvalía y los desequilibrios de la órbita productiva. Rosa fue la primera en ir más allá de estos enfoques, propiciando un análisis de toda la dinámica de la reproducción. Integró especialmente la esfera de la circulación, mediante la exhaustiva incorporación del Tomo 2 a la indagación del capitalismo.

Revisó con gran audacia los esquemas de reproducción ampliada de la obra de Marx, que ofrecían un modelo integral de funcionamiento del sistema. Se propuso incluso enmendar los errores que observó en esos esquemas, para formular a partir de allí su propia teoría de la crisis.

Luxemburgo discutió acaloradamente esa corrección con varios economistas. Sus críticos objetaban la introducción de un razonamiento empírico directo, en modelos abstractos. Esos esquemas estaban concebidos con muchos supuestos, con el objetivo de evaluar cómo puede funcionar un sistema socavado por tantas contradicciones. Yo creo que los críticos tenían razón. Pero las grandes pensadoras suelen abrir extraordinarios caminos de renovación, cuando transitan incluso por pistas falsa.

Rosa inauguró el estudio contemporáneo de El Capital como totalidad y como valor en movimiento. Tomo en cuenta la metamorfosis de todos sus componentes. Sólo ese abordaje permite comprender el proceso general de distribución, realización y valorización del capital. No alcanza con indagar lo que sucede en el ámbito de la producción y en la generación de plusvalía. El capitalismo está socavado por múltiples contradicciones, que irrumpen en todos los planos de su desenvolvimiento. Ese abordaje totalizador fue comenzado por Luxemburgo.

El segundo tema es la crisis. En la época de Rosa se discutía intensamente cuál era el desequilibrio principal del capitalismo. Ella integraba la corriente subconsumista que atribuía esas convulsiones a la estrechez de los salarios, recordando que un sistema basado en la explotación no genera la demanda requerida para su propio funcionamiento. Consideraba que el capital emigraba de un país a otro para contrapesar la insuficiencia del consumo insuficiente y situaba los límites del sistema, en el agotamiento de los mercados no capitalistas.

También esa mirada suscitó fuertes polémicas con sus pares marxistas, que resaltaron cómo el propio sistema genera contrapesos a ese desequilibrio, mediante otros consumos, mayores demandas de bienes producción y nuevos mercados. De ese debate emergió en mi opinión la mejor síntesis contemporánea de la teoría de la crisis, que integra las insuficiencias de la demanda a todos los desequilibrios concentrados en la sobreproducción. El principal problema del capitalismo no es la pobreza de las masas, sino la tendencia capital a expandir la producción por encima del consumo.

Pero la atención de Rosa a los desequilibrios de la demanda tiene gran actualidad, puesto que el neoliberalismo provoca un serio deterioro del poder de compra. Incentiva el consumo sin brindar la correspondiente contraparte de ingresos superiores y e n gran parte de la periferia inferior directamente recrea el drama del subconsumo. En el caso de América Latina incide en el desencadenamiento de periódicas crisis de intensa gravedad

El tercer tema es la dimensión económica del imperialismo. Al igual que Lenin, Luxemburgo estimaba que la competencia obliga a los capitalistas a incursionar en el mercado mundial, para capturar nuevos territorios. Pero Rosa atribuía esa compulsión a la existencia de mercancías invendibles y a la necesidad de realizar en la periferia, la plusvalía no absorbida en las economías centrales. Por el contrario, Lenin explicaba el imperialismo por el proteccionismo, la supremacía financiera, el monopolio y la exportación de capitales sobrantes.

Mientras que la mirada de Lenin ha sido actualizada por los teóricos del capital rentista, el enfoque de Luxemburgo es retomado por los teóricos del Nuevo Imperialismo. Resaltan especialmente el papel de esa nueva configuración para lidiar con la sobreproducción global itinerante. Yo creo que esta segunda vertiente es más fructífera, en la medida que evita todos los inconvenientes de localizar exclusivamente la crisis en el plano financiero.

En la interpretación política del imperialismo existió total convergencia entre Lenin y Luxemburg. Ambos cuestionaban la ilusión de impedir el estallido de la Primera Guerra Mundial mediante pactos entre las potencias. Objetaban las ilusiones en el desarme negociado y convocaban a la lucha para impedir la matanza de los pueblos. En esa actitud frente a la guerra radica, en mi opinión, el eje de la teoría clásica del imperialismo. En un período de grandes guerras por la apropiación del botín colonial, ese enfoque aportó el fundamento político para el rechazo revolucionario de la guerra.

Ese escenario se modificó radicalmente a partir de la segunda mitad del siglo XX. Pero mediante el Pentágono, la CIA y los marines, el imperialismo persiste como el gran instrumento de dominación de las empresas transnacionales. Luxemburgo señalaba especialmente que el capitalismo se sostiene en el uso de la fuerza. Y como el sistema necesita recurrir a esa coerción, es un gran error suponer que el imperialismo ha sido reemplazado por rivalidades meramente hegemónicas, disputas ideológicas o búsquedas de consenso.

Yo creo que se incurre en el mismo equívoco, cuando se analizan las relaciones internacionales en términos de unipolaridad o multipolaridad. La dramática vigencia del imperialismo se verifica en las guerras que devastaron al continente africano y al mundo árabe y que han desintegrado varios países para asegurar la captura de las materias primas.

Luxemburgo nos aportó también el primer análisis de la forma en que la periferia queda plenamente integrada a la dinámica global del capitalismo. D etectó las relaciones desiguales que vinculan a las economías dominantes y subordinadas y anticipó las teorías del “desarrollo del subdesarrollo” . Describió especialmente cómo la periferia es doblemente esquilmada por succiones económicas y pillajes coloniales y señaló, además, que la acumulación primitiva de capital no fue sólo un proceso histórico de preparación del capitalismo. Constituye una dinámica recurrente en el funcionamiento del sistema.

De esa mirada surgió el concepto de acumulación por desposesión. Ya no se aplica al estudio de la depredación de las colonias durante las grandes guerras, sino al análisis de la expropiación que implementa el neoliberalismo especialmente en el terreno de las privatizaciones o el extractivismo.

Sobre el tema específico del trabajo, yo observo a Luxemburgo como una estudiosa de la compleja dinámica de la explotación. Me parece que su mirada es muy útil para evaluar el curso contemporáneo de la precarización, el desempleo y la intensificación de la jornada de trabajo. Siempre subrayaba la importancia de las conquistas obreras y los logros en materia de ingresos o condiciones laborales. Ponía especial atención a la evolución del componente histórico social del valor de la fuerza de trabajo.

Por eso entiendo que era crítica de teorías simplificadas de la pauperización absoluta y no veo sintonía de su enfoque, con un postulado general de pago usual de los trabajadores por debajo del valor de su fuerza de trabajo. Observó, en cambio, una gran familiaridad con las nuevas síntesis de la Teoría del Proceso de Trabajo, que remarcan el peso del control patronal y la dinámica contradictoria de diferenciación y recalificación de la fuerza de trabajo.

Finalmente, sobre el futuro del capitalismo Rosa nos legó dos planteos. Por un lado, cierta sugerencia de crisis terminal del sistema por agotamiento de los mercados no capitalistas, a tono con las teorías del derrumbe de la entre-guerra. Por otra parte, una gran atención a la competencia y al crecimiento exponencial, con el consiguiente distanciamiento del estancacionismo. Este segundo registro es retomado por los teóricos del Nuevo Imperialismo, cuando avizoran un futuro de crisis capitalistas sucesivas y peligrosas, pero evitando augurios de desenlaces terminales.

En cualquier caso, Luxemburgo observaba el futuro como una disyuntiva entre el socialismo y la barbarie. Y basta registrar la gravedad de la destrucción del medio ambiente para notar la dramática actualidad de esa encrucijada. Bajo el capitalismo la barbarie no es una opción de futuro. Es una realidad cotidiana en todos los países.

Y la encrucijada que planteo Rosa implica que el futuro depende de la lucha. Depende de nosotros y de nuestra construcción de alternativas. Ese fue el mensaje central de Luxemburgo: la reflexión teórica para el compromiso con las mayorías populares, el estudio para la acción militante y el debate entre compañeros para construir una sociedad sin explotadores ni explotados.

Claudio Katz, economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Autor: Claudio Katz

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.Greta, los efectos y sus causas

Greta, los efectos y sus causas

Atilio Borón

La conmovedora defensa del medio ambiente y la denuncia de los estragos producidos por el cambio climático hecha por Greta Thunberg así como su durísima crítica a la dirigencia política mundial, esa que por su ineptitud, inconsciencia o corrupción ha defraudado a los niños y jóvenes al dejar como herencia un medio ambiente contaminado, semidestruido (y, para muchas especies, invivible), adquirió en tiempos recientes una resonancia verdaderamente excepcional. Esto provocó la respuesta o la repulsa de personajes tan siniestros como Donald Trump o Jair Bolsonaro, para mencionar apenas a los más notorios, así como de otros bufones y paniaguados de la derecha y el imperialismo cuyo oficio es reproducir las barbaridades de sus jefes y alabarlos sin cesar. Pero las burlas y los sarcasmos de aquellos homínidos lejos de desmerecer la crítica de la jovencita sueca no hicieron sino ratificar la verdad y la justicia de la causa que Greta defiende con tanto ardor.

Claro está que sus planteamientos serían mucho más sólidos si tomaran en cuenta lo que una vez sentenciara Chico Mendes -el recolector de caucho, ambientalista y sindicalista brasileño asesinado en 1988 por quienes hoy incendian la Amazonía- cuando dijo que “la ecología sin lucha social, es solo jardinería.” En otras palabras, la defensa del medio ambiente y la denuncia del cambio climático y sus estragos requiere atacar las causas del holocausto ecológico en marcha. El origen de esta tragedia no puede atribuirse a “los hombres” o al “género humano” y su maldad o inconsciencia sino que se encuentra en la esencia misma del capitalismo, un régimen de producción que incesante e inexorablemente trata a mujeres, hombres y la naturaleza como simples mercancías sólo merecedoras de ser cuidadas y preservadas en la medida en que sean fuentes de ganancias. Por consiguiente, sería importantísimo que los jóvenes que se nuclean tras el liderazgo de Greta sepan que su lucha estará destinada al fracaso en la medida en que se limiten a combatir los efectos predatorios del capitalismo en el medio ambiente (y en la sociedad) y no se lancen, con el mismo ardor, a luchar contra el origen o las causas del desastre ambiental que no es otro que el capitalismo. Mientras este subsista, mientras la dinámica de la acumulación siga su carrera hacia el abismo y la barbarie, el deterioro ecológico seguirá su marcha hasta su cataclísmico final. Por eso hay que acabar con el capitalismo antes de que éste haga lo propio con la naturaleza y la humanidad. Ojalá Greta y los millones de jóvenes que la siguen en todo el mundo comprendan este mensaje.

Autor: Atilio Borón

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Revolución permanente del sentido… André Breton

Revolución permanente del sentido
André Breton
Por: Fernando Buen Abad Domínguez
No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar las banderas de la imaginación”. André Breton

Muy pronto estaremos celebrando el Centenario del Surrealismo (1924) y con él sus Manifiestos [1], que siguen vigentes y desafiantes como en la primera hora: el Amor y la Poesía como fuentes Revolucionarias; la “realidad” del “establishment” como mascarada ideológica y emboscada para esconder las verdades humanas; Revolución en las potencias lúdicas, eróticas y creadoras como vertederos de libertad y Arte; como fuerza para la transformación del mundo. (Bonet) “Breton sigue siendo un irrecuperable. Su inmenso proyecto –necesariamente inacabado– de fusión alquímica entre el amor loco, la poesía de lo maravilloso y la revolución social es inasimilable para el mundo burgués y filisteo. Permanece irreductiblemente opuesto a esta sociedad y tan duro de roer como un hueso –un hermoso hueso, semejante a los que los indígenas de las islas Salomón llenan de inscripciones e imágenes– atravesado en el gaznate capitalista”.

Es imprescindible estudiar el aporte de Bretón, y de los surrealistas, para sentir, como propia, su batalla vigente en las fuerzas revolucionarias del “sentido” que, desde muy temprano, se asentaron entre las expresiones fundamentales del Siglo XX… pero, también porque es indispensable mostrar la vigencia del Movimiento Surrealista que plantó su dinámica revolucionaria en pleno corazón de la podredumbre capitalista realmente existente. En “Primer Manifiesto” aparecen los “principios” programáticos, las bases y las herencias del surrealismo y se ofrece un método poético para la creación, la intervención directa en la vida y la subordinación de todos los instrumentos del conocimiento a la rebelión de los sentidos. En el “Segundo Manifiesto” se expone un plan político para la poesía (lo que los surrealistas definieron como poesía) y en los “Prolegómenos para una Tercer Manifiesto” se dispone a detonar todo el edificio de la ideología dominante con los explosivos del surrealismo como una semiótica-ética. Tres manifiestos que, en realidad, son una unidad indivisible. Contra todo lo que digan los sepultureros de las revoluciones.

El Movimiento Surrealista desarrolla una radiografía, material y concreta, del mundo que ha sido secuestrado por el capitalismo y propone armas para combatirlo echando mano de la emancipación de la imaginación, del amor y de la poesía. Su táctica consiste en sublevar la expresión libre, directa, sin la intervención de la “razón” hegemónica. Lo valioso de una acción surrealista no es sólo el “producto” sino, también, los estragos, las fisuras, los quiebres epistémicos duraderos que puedan ocasionarse en el “espíritu” belicista, financista, ilusionista…de la época (la ideología de la clase dominante) y en todos sus mecanismos alienantes, incluidos sus bastiones de “belleza”, “arte” e instituciones morales. El modo como se desencadena la ofensiva surrealista descansa en ráfagas de imágenes, mediante el “automatismo psíquico” que fue ensayado por primera vez por Breton y Soupault: “Campos magnéticos”. Método de insurrección consciente para facilitar las erupciones del inconsciente. Como lo entendieron.

Aragón decía: “El surrealismo es la inspiración reconocida, practicada y aceptada. No ya corno una visita inexplicable sino corno una facultad que se ejerce. De una amplitud variable según las fuerzas individuales y con resultados de interés desigual. El fondo de un texto surrealista importa en el más alto grado, pues es el que le concede su inestimable carácter de revelación”. En la palabra “revelación” para el surrealismo habita la palabra revolución. Ansias de liberar a la humanidad de toda forma de opresiones, esclavitudes y tristezas.

El movimiento surrealista fue acción directa en el territorio del sentido común hegemónico: político-cultural-artístico… y combatió sin atenuantes al sistema capitalista, sus modos de producción y sus relaciones de producción. Desmantelaron, a su modo, la ideología de la clase dominante y desnudaron el plan de alienación, cosificación y mercantilización contra la especie humana. El Segundo Manifiesto –1930- es un programa en el que se profundiza el objetivo de “arruinar las ideas de familia, patria, religión” esgrime la libertad relativa para todas las iniciativas artísticas transformadoras. “‘Transformar el mundo’, dijo Marx; ‘cambiar la vida’, dijo Rimbaud: estas dos consignas para nosotros no son más que una”.

En 1938 Breton viajó a México donde fue huésped de Diego Rivera y de León Trotsky. De ese encuentro surgió la FIARI (Federación Internacional de Artistas Revolucionarios Independientes y donde intervinieron Diego Rivera, Breton y el propio Trotsky) “Por un arte revolucionario independiente”: “Si para desarrollar las fuerzas productivas materiales, la revolución tiene que erigir un régimen socialista de plan centralizado, en lo que respecta a la creación intelectual debe desde el mismo comienzo establecer y garantizar un régimen anarquista de libertad individual. ¡Ninguna autoridad, ninguna coacción, ni el menor rastro de mando!”.

Contra todo el palabrerío desatado por los santones intelectuales de la burguesía, el Movimiento Surrealista entraña –hasta el presente- una vocación de acción revolucionaria directa conectada indisolublemente con las bases. De ninguna manera anheló ser una desplante de élite ni un plan de escándalos “estéticos” propio de artistas burgueses. Lo escribieron con todos “los puntos sobre las íes”: “El otro problema es el de la acción social pendiente. Nosotros nunca la rechazamos y afirmamos que encuentra su método propio en el materialismo dialéctico; por lo demás, no podíamos desinteresarnos de ella ya que nos adherimos sin reserva al materialismo dialéctico y consideramos la liberación del hombre la condición sine qua non para la liberación del espíritu, y sólo podemos esperar esta liberación del hombre de una revolución proletaria.” [2] Es en el Segundo manifiesto del surrealismo (1930) donde expone todas las consecuencias de este acto, al afirmar, “totalmente, sin reservas, nuestra adhesi ón al principio del materialismo hist ór ico”. Breton insiste “el surrealismo se considera ligado indisolublemente, como consecuencia de las afinidades antes señaladas, a la trayectoria del pensamiento marxista, y sólo a esa trayectoria”. No hace falta se ña lar que el marxismo que defiende Breton no tiene nada que ver con la vulgata oficial del estalinismo. Como lo definió Sánchez Vázquez.

Supieron poner el debate que arde sobre ciertas heridas en la dialéctica de la autocrítica: “…también es imposible que el marxismo se abstenga más tiempo de tomar en cuenta la base científica de las investigaciones sobre el origen y el cambio de las imágenes ideológicas.” A. Breton. Todo lo denunciado por el Surrealismo, hace casi 100 años, persiste agravado. “Muralla del dinero salpicada de sesos”. Breton dijo que, “finalmente”, habrá “una revisión radical de la historia revolucionaria de estos últimos cuarenta años, historia cínicamente deformada y donde no solamente se haga completa justicia a Trotsky, sino que también alcancen todo su vigor y amplitud las ideas por las que dio su vida”. Eso mismo habrá que decir de Bretón. Y de tantos otros.

Notas

[1] http://blogs.fad.unam.mx/asignatura/raquel_garcia/wp-content/uploads/2014/02/Primer-manifiesto-surrealista.pdf

[2] Fragmento de: Bradu, Fabienne. “André Bretón en México”. iBooks. https://books.apple.com/ar/book/andr%C3%A9-bret%C3%B3n-en-m%C3%A9xico/id839144473

*Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=260897&titular=andr%E9-breton-

 

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.Pánico en la Reserva Federal y retorno del Credit Crunch sobre un mar de deudas

Eric Toussaint

Ante la catástrofe, el martes 17 de septiembre de 2019 la Reserva Federal de Estados Unidos inyectó 53.200 millones de dólares en los bancos, ya que sufrían una escasez de financiación diaria en el mercado interbancario y también en los Money market funds (Véase el recuadro). Y lo volvió a hacer el miércoles 18, el jueves 19, el viernes 20 de septiembre, con una inyección diaria de 75.000 millones de dólares. Lunes 23 y martes 24, la Fed volvió a repetir la misma operación (https://lta.reuters.com/articulo/economia-fed-repo-idLTAKBN1W91X8 ).

Este tipo de intervención nos hace pensar en el mes de septiembre de 2008 cuando los grandes bancos, en pleno colapso, interrumpieron los préstamos interbancarios —cuestión que provocó, especialmente, la quiebra de Lehman Brothers— y tuvieron que acudir a los bancos centrales. Los grandes bancos privados habían dejado de confiar los unos en los otros. El mercado bancario se había secado de repente y el término credit crunch apareció en la prensa para designar ese fenómeno. A partir de ese momento, la Fed inyectó liquidez de manera permanente a los grandes bancos privados de Estados Unidos y también, hasta 2011, permitió a los bancos europeos tener acceso de forma masiva a la liquidez en dólares. Y había una razón: los bancos estadounidenses y europeos estaban tan interconectados que una falta de liquidez en dólares en Europa habría podido impedir a los bancos europeos mantener sus compromisos con los bancos de Estados Unidos, provocándoles graves dificultades.

El martes 17 de septiembre de 2019, los bancos deberían haber estado preparados a pagar el 10 % de interés para tener acceso al crédito en el mercado interbancario y en el mercado de los MMF, mientras que el tipo de interés con el que la Fed prestaba a los bancos se establecía entre 2 y 2,25 %. Así que, debido a la presión del gran capital y a la de Trump, la Fed prestó a los bancos privados 53.200 millones de dólares en la tarde del 17 de septiembre de 2019 (http://www.laizquierdadiario.com/La-Fed-inyecto-U-S-53-000-millones-en-el-sistema-financiero ). Y al día siguiente, bajo la continua presión de Trump, de los grandes bancos y de las grandes empresas, la Fed redujo su tipo director por segunda vez en tres meses. Desde el 18 de septiembre, el tipo de la Fed se estableció entre 1,75 y 2 %, o sea una rebaja de 0,25 % (https://www.theguardian.com/business/2019/sep/18/federal-reserve-interest-rates-trump-jerome-powell). A pesar de esta reducción, Trump expresó otra vez más una dura crítica vía twiter: « Jay Powell and the Federal Reserve Fail Again. No “guts,” no sense, no vision! » https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1174388901806362624.

¿Qué son los Money market funds?

Los Money Market Funds (MMF) son sociedades financieras de Estados Unidos y de Europa muy poco o nada controladas ni reglamentadas ya que no tienen licencia bancaria. Forman parte de la llamada banca en la sombra shadow banking. En teoría, los MMF llevan a cabo una política prudente pero la realidad es bien diferente. El gobierno de Obama había pensado en reglamentarlos ya que, en caso de quiebra de un MMF, existía un elevado riesgo de tener que utilizar recursos públicos para su rescate. Pero de eso solo se concretó la mitad. De hecho, los MMF suscitan mucha inquietud dado los fondos considerables que gestionan y la caída desde 2008 de su margen de beneficio. En 2019, los MMF estadounidenses manejaban fondos por un valor de 3,4 billones de dólares, https://www.ici.org/research/stats/mmf/mm_09_12_19), contra 3,8 billones en 2008. Como fondos de inversión, los MMF acogen los capitales de inversores (bancos, fondos de pensión, etc. Después, este capital ahorrado es prestado a muy corto plazo, a menudo diario, a bancos, empresas y Estados. En los años 2000, los préstamos de los MMF se habían convertido en un componente importante de la financiación a corto plazo de los bancos.

La agencia de calificación Moody’s calculó que durante el período 2007-2009, 62 MMF tuvieron que ser rescatados de la quiebra por los bancos o por los fondos de pensiones que los habían creado. Se trataba de 36 MMF que operaban en Estados Unidos y de 26 en Europa, por un coste total de 12.100 millones de dólares. Entre 1980 y 2007, 146 MMF fueron rescatados por sus promotores. En 2010-2011, siempre según Moody’s, 20 MMF debieron ser reflotados [1]. Esto muestra hasta qué punto estos MMF pueden poner en peligro la estabilidad del sistema financiero privado.

Lo que acaba de pasar constituye otra señal del estado de la economía capitalista mundial. El crecimiento es extremadamente débil en los países más industrializados. La economía de Estados Unidos, a la que Trump había dopado con sus medidas fiscales a favor del Gran capital en 2017-2018, está entrando progresivamente en una desaceleración que inquieta a los patrones. La economía alemana va mal, la del reino Unido también, así como la de Italia. El mercado del automóvil se encuentra en fuerte descenso en Alemania, China, India… Aunque China mantiene un crecimiento del 5 al 6 % es la tasa más baja en los últimos 30 años.

Los beneficios realizados por las empresas no son reinvertidos en la producción, o en todo caso lo son muy poco, puesto que van directamente al bolsillo de los accionistas y a la especulación con títulos financieros diversos, o sea, con el capital ficticio. Y no hablemos de la lucha contra el cambio climático que no forma realmente parte de la preocupación de la patronal empresarial ni de los grandes accionistas privados. El sector bancario, desde 2008, no fue del todo saneado y la concentración bancaria siguió en aumento. Los grandes bancos privados absorbieron un gran número de bancos medianos y prosiguieron su búsqueda del máximo beneficio inmediato mediante la especulación. Las autoridades que debían regular dejaron hacer, así como los gobiernos que están al servicio del gran capital.

La economía capitalista mundial se mantiene a flote sobre un mar de deudas, y las inyecciones masivas de liquidez operadas por los principales bancos centrales (el BCE, y los de Estados Unidos, Japón, Reino Unido y China) refuerzan esa tendencia.

Debido a las políticas llevadas a cabo por los bancos centrales y los gobiernos, la economía de los países más industrializados cayó en lo que el economista británico J. M. Keynes (1883-1946) llamaba la trampa de la liquidez. Mientras que los bancos centrales inyectan liquidez y bajan los tipos de interés, los bancos y las grandes empresas privadas prefieren tener a mano ese dinero o lo utilizan para especular.

Conviene recordar también lo que escribía Karl Marx (1818-1883) en El Capital en 1867: «Desde su nacimiento, los grandes bancos adornados con títulos nacionales, no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que se establecían al lado de los gobiernos y, gracias a los privilegios recibidos, estaban en condiciones de anticiparles dinero». [2] Y a propósito de las crisis, Marx agregaba: «La crisis estalla en primer lugar allá donde actúa la especulación, y solo más tarde llega a la producción. Un observador superficial no ve a la superproducción como causa de la crisis. La desorganización consecutiva de la producción no aparece como el resultado necesario de su propia exuberancia anterior sino como una simple reacción de la especulación que se desinfla». [3]

En la situación presente, la economía capitalista ha entrado en una nueva fase de crisis con una desaceleración acentuada de la producción, una superproducción con respecto a la demanda solvente y una especulación con una serie de activos principalmente financieros (véase más adelante). A todo ello se agregan una guerra comercial intensificada por la política de Trump, un relanzamiento de la carrera armamentística y una guerra entre divisas. Y durante este tiempo, la crisis ecológica aumenta y el gran capital, guiado por la búsqueda del beneficio inmediato, lleva a cabo una política que la profundiza. Es el momento de emprender un giro radical a favor de la Naturaleza de la que la Humanidad forma parte.


La trampa de la liquidez

En el desarrollo de este artículo, retomo el análisis del balance de la acción de los bancos centrales de los países más industrializados desde el comienzo de la crisis y resumo las amenazas que sus políticas imponen. Pero es importante subrayar el dilema al que se enfrentan, dilema del que son totalmente responsables…

Por decirlo de forma simple y un tanto esquemática, los bancos centrales se preguntan hasta cuándo podrán mantener la política actual consistente en inyectar a los bancos liquidez en forma masiva y mantener un tipo de interés real, muy bajo, próximo a cero, y, en todo caso, inferior a la inflación. Los bancos centrales saben perfectamente, y desde hace tiempo, que llevando a cabo esta política que permite que los bancos y las grandes empresas no financieras no se hundan, están favoreciendo la creación de nuevas burbujas especulativas que pueden estallar a muy corto plazo o a medio plazo. El problema no es si estallarán o no, sino cuándo estallarán…

Al mismo tiempo, saben que si reducen significativamente las inyecciones de liquidez surgirán entonces dificultades en los grandes bancos, que pueden provocar el estallido de nuevas burbujas especulativas que se han estado formando estos últimos años. Si, además, se aumentan los tipos de interés, también aumentará el riesgo de las quiebras bancarias y el estallido de burbujas. Existe también otra dificultad: si los tipos de interés se incrementan, crecerá automáticamente el coste del pago de la deuda pública, y se agravará el déficit de los Estados. [4]

Por supuesto, hay alternativas (al respecto, http://www.cadtm.org/ReCommonsEurope-Manifiesto-por-un-nuevo-internacionalismo-de-los-pueblos-en y http://www.cadtm.org/Aprender-de-la-historia-y-actuar-en-el-presente. Éstas implican optar por un cambio radical de política, abandonar el trato favorable al 1 % más rico e iniciar reformas profundas en provecho del 99 % restante. Pero los banqueros centrales no tienen ganas ni ninguna intención de cambiar el contenido de clase de su política: están al servicio del 1 % y del sistema capitalista que lo alimenta.

Y esto nos remite a su dilema. Proseguir aproximadamente con la política actual (inyecciones de liquidez a los bancos y bajos tipos de interés) o iniciar un cambio, pero sin cambiar de lógica, o sea, reducir la inyección de liquidez [5] e ir hacia el aumento de los tipos de interés. Y eso es elegir entre la peste o el cólera.

La aplicación de una política que conjuga tipos de interés bajos con inyección de grandes cantidades de dinero (liquidez) en los bancos privados produjo los siguientes efectos: [6]

1.- Los bancos consiguieron mantenerse a flote (excepto algunos casos notables) porque lograron de los bancos centrales los fondos que ya no podían obtener en los mercados financieros (una fuerte reducción de los préstamos interbancarios, grandes dificultades en la venta de títulos de préstamos bancarios a largo plazo como covered bonds y otros títulos, etc.) Por otro lado, esta financiación proveniente de los bancos centrales junto a las variadas y diversas ayudas de los Estados les permite acceder a los Money Market Funds para encontrar la financiación diaria. Sin embargo, este acceso puede cerrarse de un día para otro, como se produjo el 17 de septiembre de 2019. En resumen, los bancos privados dependen completamente del sostén de los Estados.

2.- Los bancos continuaron con sus actividades especulativas desplazándolas hacia aquellas que les ofrecían mayores rendimientos: abandonaron, por un tiempo, el mercado inmobiliario para irse a la especulación con materias primas y alimentos, (sobre todo durante 2008-2009), con títulos de deuda pública (desde 2009), con obligaciones emitidas por empresas no financieras (bonos corporativos o corporate bond), con valores bursátiles (desde comienzos de 2013), con divisas… Las técnicas especulativas se modificaron y en algunos casos se agravaron, especialmente en el trading de alta frecuencia.

3.- Los bancos disminuyeron los créditos a particulares y a empresas, en particular a las pequeñas y medianas empresas que originan la mayoría de los empleos. Las economías periféricas de la Unión Europea son por supuesto las más afectadas. Los bancos endurecieron las condiciones con las que se conceden los préstamos a la economía real (particulares y empresas no financieras, especialmente las PYME), lo que está en contra de la voluntad de los bancos centrales, que afirman que los bancos deben aumentar la concesión de préstamos. Pero, más allá de los discursos, los banqueros centrales (y los gobiernos) no toman ninguna medida coercitiva para que los bancos presten su dinero a los sectores que podrían relanzar la demanda privada, volviendo a una situación con algo de crecimiento o, al menos, sostenerla.

4.- Las grandes empresas no financieras que no tienen acceso al crédito bancario tienen el recurso a la emisión de obligaciones (las corporate bonds) para financiarse. Los bancos y otros inversores institucionales compran estas obligaciones puesto que, en general, tienen un buen rendimiento. En caso de necesidad, pueden revender las obligaciones en el mercado secundario. Las que pierden son las pequeñas y medianas empresas que no tienen los medios para emitir obligaciones en los mercados financieros. Lo que propone Mario Draghi a los banqueros europeos para alentarlos, a pesar de todo, a aumentar sus créditos a las PYME, es incrementar la producción de productos estructurados constituidos por un conjunto de préstamos a esas mismas PYME. De qué se trata: los bancos que conceden préstamos a las PYME pueden sacarlos de su balance vía titulizaciones, empaquetándolos en un producto estructurado (Asset Backed Securities). El BCE propone a los bancos depositar esos productos como colaterales (garantías) con el fin de obtener a cambio un crédito a un interés del 0% Sabiendo que los tipos exigidos a las PYME por los bancos oscilan entre el 5 y el 6 % en España e Italia, entre el 3 y 4 % en Francia y Alemania, éstos podrían obtener beneficios muy interesantes, afirma Mario Draghi. A pesar de esta proposición tentadora, los bancos son reacios a conceder más créditos a las PYME y a aumentar la fabricación de productos estructurados, como propone el presidente del BCE. Éste está muy desencantado y repite la propuesta cada vez que se le presenta la ocasión.

5.- La política de los bancos con respecto a las deudas públicas soberanas toma formas contrastadas y complementarias. Por una parte, no dudan en especular en contra de las deudas soberanas de algunos países que pueden contribuir a fragilizar. Para ello, en el caso de que no intervengan directamente, utilizan sus ramas financieras, como los Hedge Funds, Special Purpose Vehicle (SVP), fondos de inversiones… Al mismo tiempo los bancos aumentaron de manera considerable la compra de títulos soberanos como fuentes de rendimiento bastante elevado —el mercado más importante es el de los títulos italianos aunque también compran títulos ucranianos y turcos—, o como garantía y medios de liquidez (títulos soberanos de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia y Benelux, y de otros países de la zona euro). No hay que sorprenderse de políticas que pueden parecer contradictorias por parte de los bancos, ya que son unos especialistas en conciliación entre sus actividades especulativas —con la perspectiva de un rendimiento elevado— y otros tipos de inversiones.

6.- Dicho esto, los bancos no sanearon realmente sus balances y no han disminuido en forma significativa su apalancamiento. Las vicisitudes del Deutsche Bank en 2018-2019 son un claro ejemplo.

7.- Desde un punto de vista más general, la política de los bancos centrales y la de los gobiernos tuvieron efectos muy negativos para la salud de las economías, a la vez que beneficiaban a los bancos, a otras sociedades financieras, así como a las grandes empresas no financieras. Decenas de millones de empleos fueron suprimidos, millones de familias perdieron sus viviendas, la pobreza aumentó fuertemente, así como las desigualdades, la calidad de los servicios públicos se degradó de manera deliberada… y nuevas burbujas especulativas se están desarrollando.

8.- He aquí una lista no exhaustiva de las nuevas burbujas especulativas que generan importantes rendimientos y corren el riesgo de estallar:
- La burbuja de las obligaciones de empresas no financieras, las corporate bonds (Véase http://www.cadtm.org/La-montana-de-deudas-privadas-de-las-empresas-estara-en-el-corazon-de-la. El último y sonoro crash fue en 1994, el anterior había sido en 1987).
- La burbuja bursátil en plena expansión desde 2013 (la burbuja precedente estalló en 2007-2008)
- Una burbuja inmobiliaria en formación en Estados Unidos y China.

El estallido de una sola de todas estas burbujas puede provocar efectos en cadena de enorme amplitud.

La novedad de las actuales burbujas, es que se desarrollan en una situación de débil crecimiento económico, incluso de estancamiento en los países más industrializados, mientras que las fases de desarrollo de burbujas en el curso de los últimos cuarenta años se producían en fases de una cierta euforia económica y una tasa de crecimiento bastante elevada.

9.- Debido a las políticas llevadas a cabo por los bancos centrales y los gobiernos, la economía de los países más industrializados cayó en lo que J. M. Keynes llamó la trampa de la liquidez. Mientras los bancos centrales inyectan liquidez y bajan los tipos de interés, los bancos y las grandes empresas privadas prefieren guardar su dinero y tenerlo a mano. Los bancos lo guardan para hacer frente a algunos golpes serios que podrían producir las bombas de tiempo que mantienen en sus balances y en las nuevas burbujas que contribuyen activamente a fabricar. Las empresas industriales y de servicios consideran que no vale la pena invertir ya que la demanda pública y privada es muy floja. Dicho de otra manera, estas empresas se sientan sobre un enorme colchón de liquidez o la utilizan para especular. A las grandes empresas privadas no les interesa invertir en la economía productiva y / o conceder préstamos a particulares y a las PYME. Según J. M. Keynes, para salir de la trampa de la liquidez, es necesario que los poderes públicos aumenten el gasto público con el fin de relanzar la demanda y, por lo tanto, la economía: gastos de inversiones (por ejemplo en la transición ecológica, las energía renovables, las grandes obras públicas, los edificios escolares y comunitarios), gastos para contratar personal en los servicios públicos con mejores remuneraciones, gastos sociales (en sanidad, educación, servicios sociales), aumento de las pensiones y diversos subsidios sociales… Pero de eso, ni los banqueros centrales ni los gobiernos quieren hablar.

10.- Debido a su política, el volumen del balance de los bancos centrales aumentó en forma considerable. Este enorme crecimiento en un período tan corto sirvió para mantener intacto el poder de los grandes bancos privados, aunque las correspondientes economías no pudieran salir de la crisis. Es exactamente lo que indican los puntos precedentes. Más allá del efecto publicitario, no se tomó ninguna medida radical para sanear verdaderamente el sistema bancario. Gracias a la intervención de los bancos centrales (y por supuesto a las medidas gubernamentales), los grandes bancos privados prosiguen con sus actividades masivamente especulativas y a menudo fraudulentas, incluso criminales. Estos bancos están sostenidos por un mecanismo de transfusión permanente de recursos (créditos públicos ilimitados con tipos de interés casi nulos o claramente negativos), algunos, y no los más pequeños, se mantienen vivos con respiración artificial (créditos públicos ilimitados a los que se agrega una inyección de capitales públicos con el fin de recapitalizarlos, y con garantía públicas para sus deudas).

La política aplicada hasta este momento por los bancos centrales y los gobiernos produjo un fuerte aumento de la deuda pública como consecuencia de varios factores ligados entre sí: el coste del rescate a los bancos, el coste de la crisis cuya responsabilidad recae en los bancos centrales, los gobiernos, los bancos privados y otras grandes empresas, la continuación de las ventajas fiscales a las grandes empresas y a las grandes fortunas… Esto otorga un carácter claramente ilegítimo a una parte importante de la deuda pública. Su anulación forma parte de las propuestas para salir de la crisis.


La acción de los bancos centrales y la función de las crisis en el sistema capitalista

En el sistema capitalista, una crisis sirve, en cierta forma, para poner los relojes en hora: las burbujas especulativas estallan y luego el precio de los activos se acerca a su valor mercantil real; las empresas menos rentables quiebran, hay, por lo tanto, destrucción de capital. El desempleo crece y los salarios bajan. La crisis forma parte, de alguna manera, del metabolismo del capitalismo. Evidentemente, no trato de justificar las crisis o el capitalismo, quiero indicar justamente que el funcionamiento del sistema capitalista implica el estallido periódico de crisis. Razón por la cual, hace falta eliminar el sistema capitalista.

Hasta ahora, la intervención de los poderes públicos, que responden dócilmente a los pedidos de los patrones, permite evitar o impedir que la crisis cumpla con la función normal de «purga» del sistema capitalista. Mientras que por parte de la mayoría de la población, las víctimas se cuentan por decenas de millones, por parte de los responsables de la crisis no hubo un verdadero reordenamiento del capital, las quiebras de las grandes empresas fueron muy pocas, los bancos no saldaron sus cuentas y nuevas burbujas especulativas se formaron o se están formando. Y no volvió la inversión productiva.

La poca cantidad de quiebras bancarias en Estados Unidos, en Europa y en Japón sólo se puede atribuir a la ayuda aportada por los bancos centrales y los gobiernos de la UE. Los gobernantes consideraron que los bancos privados eran demasiado grandes para permitir que quebraran. El mantenimiento de una política gubernamental que favorece los intereses de las grandes empresas privadas y que ataca los derechos económicos y sociales de las poblaciones, una demanda pública y privada insuficiente y en proceso de reducción, unas burbujas especulativas persistentes, etc., constituyen los ingredientes de una prolongación de la crisis. Si no producimos un cambio radical favorable a la justicia social, la crisis proseguirá durante largos años, y/ o repentinamente podría presentar un carácter brutal.

Es necesario adoptar una estrategia internacionalista. También, debemos intentar constantemente desarrollar campañas y acciones coordinadas, a nivel internacional, en los ámbitos de la deuda, de la ecología, del derecho a la vivienda, de la acogida de las y los migrantes y de las personas refugiadas, de la salud pública, de la educación pública y de otros servicios públicos, del derecho al trabajo. Hay que emprender luchas para recuperar el control de los bancos centrales por los poderes públicos con el fin de ponerlos al servicio del pueblo, para la socialización de los bancos, de las aseguradoras y del sector de la energía, para la reapropiación de los comunes, para la anulación de las deudas ilegítimas, para el cierre de las centrales nucleares, para la reducción radical del recurso a la energía fósil, para la prohibición del dumping fiscal y de los paraísos fiscales, para la defensa y la extensión de los derechos de las mujeres y las personas LGBTI, para la promoción de los bienes y servicios públicos, para el lanzamiento de procesos constituyentes. En resumen, es necesario un programa netamente anticapitalista, feminista, internacionalista y ecologista.

Autor: Eric Toussaint

Traducido por Griselda Piñero Delledonne

 

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