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Pensamiento frágil y educación líquida

17 de enero de 2017/Fuente: cronicadelquindio

Es conocido que la materia presenta tres estados fundamentales: sólido, líquido y gaseoso, uno menos ‘popular’ es el plasma y existen muchos más que no son del caso mencionarlos.

El sólido es rígido, y el líquido se adapta al recipiente que lo contiene, es decir es cambiante en su forma y fluye.

Sygmunt Bauman (9 enero 2017- 1925), sociólogo y filósofo polaco, reflexionando sobre esos dos estados de la materia, los extrapoló a la sociedad, su cultura, la educación, la economía y su globalización, la política, etc. y escribió unos 30 libros, entren ellos, “La modernidad líquida”, “Sobre la educación en un mundo líquido”, “Los retos de la educación en la modernidad líquida”.

Como esta semana se inicia el año escolar, aspiro ofrecer un pequeño homenaje a este pensador recientemente fallecido, dando a conocer algunas de sus reflexiones sobre la educación que actualmente se les imparte a las nuevas generaciones y las conectaré con otros planteamientos.

Haber sido galardonado con el European Amalfi Prize for Sociology and Social Science en 1992, el  Premio Theodor W. Adorno en 1998 y recibir, junto con Alain Touraine, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, en 2010, refleja su importancia

Bauman fue un referente internacional

Fue profesor emérito de la universidad de Varsovia y ejerció la docencia en la London School of Economics, Tel Aviv, Leeds, así como en EE.UU. y Canadá. Desconceptuó la idea que se ha tenido de posmodernidad, replanteándola en lo que denominó “modernidad líquida”. Sus libros, sus cátedras y conferencias lo convirtieron en un referente internacional.

En su texto “Modernidad líquida” dice: “(…) la ‘fluidez’ o la ‘liquidez’ son metáforas adecuadas para aprehender la naturaleza de la fase actual –en muchos sentidos nuevas- de la historia de la modernidad”. Queriendo responder a potenciales críticos, se pregunta: “(…) ¿Acaso la modernidad no ha sido ‘fluida’ desde el principio?”. Y cita la expresión “derretir los ´solidos”, acuñada hace un siglo y medio por los autores del Manifiesto comunista.

Esa expresión se refería al tratamiento con que, como dice Bauman, el confiado y exuberante espíritu moderno aludía a una sociedad que se encontraba demasiado estancada para su gusto y demasiado resistente a los cambios ambicionados, ya que todas sus pautas estaban congeladas.

En la modernidad hubo muchos cambios. Siguiendo la analogía de Baumana, estuvo acompañada de momentos de ‘fluidez’, pero al refiere a la posmodernidad como “modernidad líquida”, quiere hacer alusión a la rapidez en que va el ritmo de la existencia de los individuos, donde nada es duradero.

En la vida moderna líquida, todo es efímero

En su texto “Sobre la educación en un mundo líquido” Conversaciones con Ricardo Mazzeo, nos aclara sus ideas cuando expresa: “Si la vida premoderna consistía en una práctica diaria de la infinita duración de todo excepto la vida mortal, la vida moderna líquida es un ensayo diario de la transitoriedad universal”.

Y agrega: “Lo que los ciudadanos del mundo moderno líquido descubren pronto es que en ese mundo no hay nada destinado a perdurar, mucho menos para siempre. Objetos que hoy nos recomiendan como útiles e indispensables tienden a convertirse en historia mucho antes de haber tenido tiempo de asentarse y convertirse en una necesidad o hábito. Todo nace con el sello estampado de una muerte inminente, (…)”.

En esta época la sociedad está naufragando en un mercado de lo efímero y lo superfluo. Como resalta Bauman; vivimos en un mundo de excesos, redundancia, desperdicio y eliminación de desechos. Es, tal vez, el momento histórico cuando más contaminamos.

Si las cosas que “se necesitan (?)” para el diario vivir son volátiles, igual se puede afirmar sobre la educación. Al respecto afirma el sociólogo: “Han tenido que transcurrir más de dos milenios, desde aquellos tiempos en que los antiguos sabios griegos inventaron la noción de paideia, para que la idea de “educación durante toda la vida” cambiara, pasando a ser un oxímoron (una contradicción en sus términos)  (…)”.

Los griegos nos enseñaron lo que debía ser la educación

Paideia, para los antiguos griegos, era  el proceso de educación de los niños, y lo  entendían tanto desde el “saber ser”, transmisión de valores, como el “saber hacer”, es decir, los saberes técnicos propios de la sociedad; ideas muy antiguas que a veces ‘reencauchan’ como nuevas.

Este concepto griego de educación cambió en tiempos recientes, y sobre ello expresa Bauman: “(…) es el resultado de los cambios, que se dan a un ritmo acelerado, en el entorno social de quienes son los dos principales actores en la educación: los maestros y quienes aprenden”.

En “los retos de la educación moderna líquida” afirmaba: “La imagen del conocimiento reflejaba que el compromiso y la visión de la educación eran una réplica de la tareas que ese compromiso fijó en la agenda moderna. El conocimiento tenía valor puesto que se esperaba que durara, así como la educación tenía valor en la medida que ofreciera conocimiento de valor duradero”.
Es decir, la educación era una adquisición que debía atesorarse y conservarse para siempre, sin embargo, como resalta Bauman, la educación contemporánea debe afrontar los desafíos de la modernidad líquida, ya que es despreciada porque todo se convirtió en un mundo virtual y las personas ya no tienen el compromiso de pensar en sólido y en duradero.

Se ha inhabilitado la memoria

Una forma de conservarse el conocimiento como es la memoria, dejó de ser útil. Unas décadas atrás tenía valor, pero hoy la han inhabilitado y se engañan aún más si la consideran inútil. Para qué usar la memoria si el dios Google me ‘sopla’ lo que no sé. Pero cuando hay que pensar en la solución de un problema laboral y no se tiene internet, se arriesga perder el empleo por incompetente.

El libro es una reflexión sobre los retos que afronta la educación actual, en una sociedad líquida, capitalista, consumista, individualista, insolidaria, en la cual la serenidad que exige aprender con solidez se remplaza por el “saber volátil” que no permite el “saber hacer”.

Todos debemos luchar por una educación que no se deje atrapar por el “agujero negro” de la modernidad líquida y luchar –construyendo- por una educación de saberes, ‘sembrando’ conocimiento, teniendo como abono la reflexión, el pensamiento lógico, memorizando lo fundamental, generando competencias en quehaceres.
Termino, con algunas frases de Bauman: “Las redes sociales son una trampa”. “Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad”. “Hemos olvidado el amor, la amistad, el trabajo bien hecho”.
Internet ha vuelto frágil el pensamiento
Son varios los libros y artículos que alertan sobre un uso inadecuado de internet. Nicholas Carr, experto en tecnología, en su libro “Superficie. ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?”, expresa: “Los medios no son solo canales de información. Proporcionan la materia del pensamiento, pero también modelan su proceso. Y lo que parece estar haciendo la web es debilitar mi capacidad de concentración y contemplación”.

Pareciera que la web debilitara la capacidad de concentración y contemplación, así como también se tiene menos paciencia para los argumentos largos, trabajados y matizados afirma Carr. Bauman coincide con él cuando expresa: “(…) hay una crisis de atención. Concentrarse es dedicarse por un tiempo prolongado a una cuestión importante”.

Los padres deben saber que la música, y si es clásica mejor, potencian la inteligencia de los niños, pero la tecnología no; solo fomenta ciertas cualidades, como eso que se afirma que los niños son digitales, pero no altera el fondo del cerebro.

Por Diego Arias Serna (*)
Madrid, España
(*) Profesor-investigador universidad del Quindío
darias@fis.ucm.es
darias@uniquindio.edu.co

Fuente: http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-pensamiento_frgil_y_educacin_lquida-seccion-la_general-nota-106351.htm

Imagen: www.cronicadelquindio.com/files/noticias/120170114033815.jpg

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Mi hijo universitario saca malas notas, ¿qué puedo hacer?

Europa/España/12 de enero de 2016/Fuente: el mundo

Claudia lleva siete años cursando Bellas Artes -tres más de lo programado-. Hace cuatro, empezó a mentir y a suspender en silencio. Desde que la descubrieron, sus padres, que no han dejado de pagar la matrícula, se han quedado con la clave de su campus virtual. Cada vez que lo creen oportuno, entran. Ella se indigna. Fernando se mudó a Madrid para cursar periodismo. Un año entre cerveza y cerveza y acabó suspendiéndolo absolutamente todo. Tras la catástrofe, sus progenitores lo mandaron de vuelta a casa. Allí sigue. Ha empezado tres carreras y no ha acabado ninguna.

Los nombres son ficticios pero las historias, reales. El fracaso en el primer curso de carrera es un mal común en la Universidad española. Uno de cada cinco estudiantes deja la Universidad en el primer curso. En España, la tasa de abandono es del 19% y la de cambio de carrera después de un año es del 7,1%, según el informe Datos y cifras del sistema universitario español 2015 del Ministerio de Educación. Los motivos de este fracaso son variados y se repiten en la mayoría de los alumnos.

Pero, ¿qué pueden hacer los padres ante los primeros síntomas de bajo rendimiento académico de sus hijos universitarios (y, por tanto, mayores de edad? «A los padres les preocupa mucho el tema», asegura Carlos Otto, director de la academia para universitarios Nuevo Futuro . «Una vez alcanzan la mayoría de edad y llegan a la facultad se supone que, en cuestiones educativas, los progenitores pasan a un segundo plano», añade Gabriel Chancel, coordinador de la Unidad de Asesoramiento Pedagógico de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que matiza: «Sin embargo, esto es sólo una cuestión legal, un tema teórico».

Desde la entrada en vigor del Plan Bolonia, la Universidad nunca volvió a ser la misma. Esta reforma, que plantea, por un lado, el aprendizaje continuo y, por otro, centra la enseñanza en el trabajo propio del estudiante, ha generado una situación novedosa en España. «Con este proceso,la educación superior se ha escolarizado», indica Chancel. Según este psicólogo, aspectos como la evaluación continua, la asistencia obligatoria, la «necesidad» de cursar un máster y la dificultad para encontrar trabajo han hecho del grado una prolongación del Bachillerato.

Mayor implicación de los padres

Por eso, mientras la Licenciatura exigía de estudiantes más autónomos, capaces de buscarse la vida por sí mismos, el Grado requiere una mayor implicación de los padres. «Es su responsabilidad, si no conocer el quehacer diario de sus hijos, sí ser conscientes de los resultados», señala Valentín Martínez-Otero, psicólogo y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). «Al fin y al cabo, son ellos los que pagan los estudios», sentencia.

Otto destaca otro factor: la falta de base. Muchos de los estudiantes que llegan a su academia, sobre todo los de la rama científica, han llegado a la carrera sin haber cursado Matemáticas o Química durante la Educación Secundaria. «Si esto ocurre, lo más probable es que aprobar los primeros cursos les sea muy complicado. Van a necesitar de ayuda personalizada», señala el director del centro. «Cuando el problema tiene como raíz el bloqueo en una materia determinada, en algún punto o examen en particular, y siempre que la familia se lo pueda permitir económicamente, lo más recomendable es recurrir a un profesor particular», advierte también Martínez-Otero.

Aunque parezca paradójico, se aconseja evitar acudir a los establecimientos especializados una semana o dos antes del examen. Si se reacciona a tiempo, bastará con tres horas semanales para solucionar el problema. De lo contrario, el estudiante precisará de, al menos, una hora diaria, y no hay garantías de que alcance el nivel exigido. Para los expertos, «la antelación es la clave». En cuanto el chico detecta que se pierde hay que poner remedio.

Otro de los obstáculos que encuentran los universitarios y que, según los expertos, también se resuelve con refuerzo personalizado es la actitud y formación del profesorado. Para Chancel, en la Universidad, son muchos los docentes que carecen de conocimientos vinculados con la pedagogía. «No son lo suficientemente plásticos», protesta. Otto coincide en su valoración: «Algunos de mis alumnos se quejan de que, en ocasiones, el tutor es consciente de que la clase es incapaz de entenderles y, sin embargo, sigue adelante con la lección. Ni siquiera intenta que sus estudiantes se enteren», reitera Otto.

Un cambio drástico

Malas notas en materias concretas a un lado, existen otros problemas más graves y complejos. A diferencia de los anteriores, que planteaban dificultades solventables, éstos sí suelen desembocar en abandono escolar y no se resuelven con clases de refuerzo. Se trata de cuestiones metodológicas, personales e institucionales que necesitan de una ayuda experta y especializada. «A menudo, los estudiantes son incapaces de adaptarse al cambio. No gestionan bien el tiempo o sólo estudian tirando de memoria, como en el instituto. Tampoco saben enfrentarse a exámenes tipo test, hablar en público o trabajar en equipo», explica Chancel.

Para superar estos obstáculos, consecuencia directa de la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, Bolonia obliga a todas las universidades de los estados miembros a implantar un Plan de Acción Tutorial que, según el asesor pedagógico de la UAB, tenía que haberse completado antes de 2017. Estructurado en distintos departamentos -Unidad de Asoramiento Psicológico, Atención a los Estudiantes con Necesidades y Servicio de Orientación-, el plan se ideó para acompañar a familias y alumnos antes, durante y después de cursar un grado.

«Si se tienen problemas profundos, lo ideal es que el tutor o los padres remitan a los estudiantes a alguno de de estos departamentos», asegura Chancel, que trabaja en uno de ellos. Desde aquí, basándose en la formación, la situación y las expectativas del alumno, se elabora un programa de trabajo para reconducir la situación. ¿El problema? Los servicios vienen implantados desde Bruselas. «Esto es un plus, claro, también en los presupuestos», lamenta el psicólogo. La Universidad Autónoma de Barcelona cuenta con sólo dos profesionales para 30.000 alumnos, y actualmente atienden a unas 130 personas.

«Me he equivocado». El miedo que invade a los padres que escuchan esta frase, seguida de un «quiero cambiar de carrera» es el sentimiento más habitual. Sin embargo, todos los profesionales consultados coinciden: lo mejor es dejarlo a tiempo, mejor perder sólo un año.

La motivación, fundamental

«A todo el mundo se le supone la sensatez», concede Martínez- Otero, «lo ideal es escuchar al joven y hacerle caso». Analizar el contexto, no alterarlo, tomar la decisión en paralelo -esto es, no abandonar a la ligera-,esperar a que se acabe el año y recurrir a un orientador son algunos consejos. «El cambio ha de ser definitivo, así que hay que reflexionar mucho», advierte Chancel, aunque señala que no hay que asustarse, «el desencanto es normal». «A veces, sólo con el nombre, es difícil averiguar de qué va la carrera. Además, durante el primer año se estudian sólo cosas superficiales. Hay que echarle calma», dice.

La falta de madurez y de motivación, además de una idea clara de lo que se quiere al llegar a la Universidad, son los principales motivos del fracaso. «Los estudiantes son ahora más adolescentes y necesitan más de los padres», indica Chancel. Para él, la Facultad es simplemente un reflejo de la sociedad actual. Los jóvenes tienen muy difícil ser económicamente independientes, así que su poder de decisión está bastante acotado.

Encarnación Ramos, jefa del Departamento de Formación Superior del instituto cordobés El Tablero, ve en el paso por un ciclo superior una posible solución. Son más prácticos que la carrera y exigen menos autonomía. «Es una forma de llegar más maduro al grado y con una formación previa, de encauzar a los estudiantes poco a poco», argumenta.

En definitiva, el papel de los padres en el éxito educativo de sus hijos pasa necesariamente por una buena comunicación con ellos. «A la Universidad van con 18 años, pero siempre han vivido en el hogar familiar», apostilla Valentín Martínez- Otero, «el papel de padre no cesa nunca».

Fuente: http://www.elmundo.es/f5/campus/2017/01/11/5875308922601d56168b45e1.html

Imagen: e03-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2017/01/10/14840745411493.jpg

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Tras la racionalidad emancipadora del docente

Por: Iliana Lo Priore. 

ililopriore@gmail.com.

Intentar precisar la posición del  docente respecto de la producción de saberes o conocimientos en el campo de la   educación escolar, nos desafía a interrogarlo en  torno a la posibilidad de su estatus  de sujeto epistémico o  productor de saberes y conocimientos en un sentido que no restringe lo epistémico exclusivamente al conocimiento elaborado por vía de la investigación formalmente cientificista.  Ello conlleva a revisar los aspectos que condicionan de manera general tanto la formación del docente como en particular su práctica educativa. Esto supone de suyo que su abordaje se haga con base en la asunción crítica de los paradigmas o racionalidades en disputa que se han formulado para ello. Esto lo hacemos  por cuanto creemos necesario siempre explicitar los supuestos a partir de los cuales se asume una mirada o punto de vista  por cuanto así se define su alcance y profundidad.

Luego que Habermas (1992),  definiera inicialmente los paradigmas teóricos en disputa en el  campo de la producción de conocimientos, se han perfilado mucho más  las implicaciones de los paradigmas técnico-instrumental, práctico-estratégico y reflexivo-emancipador con base en la relación que guardan  los intereses sociales y el conocimiento para evidenciar y concluir que no hay saberes o conocimientos desinteresados, deslegitimando así, por un lado, la presunta  neutralidad del conocimiento científico, y, por otro lado, legitimando las justificaciones ético-políticas en la producción del mismo  conocimiento; siendo ambas posturas, la de la neutralidad y la de la objetividad del conocimiento científico, expresiones ideológicas del paradigma positivista o técnico-instrumental.

De allí que  siendo la acción educativa una acción societal interesada o intencional desde la perspectiva sociopolítica (Freire, 1999), surge como más pertinente la escogencia de las opciones paradigmáticas práctico-estratégica y reflexivo-emancipadora, mucho más la segunda que la primera,  para la indagación en torno a la producción epistémica o de la lógica productora o recreadora de conocimientos y saberes por parte de los educadores. A diferencia de la racionalidad técnico-instrumental que concibe al docente individualistamente y no de manera colectiva, y circunscribiéndolo centradamente al proceso instrumental de enseñanza-aprendizaje en donde lo inscribe como repetidor de conocimientos elaborados por otros,  como un técnico que aplica o adecúa un saber-hacer del  repertorio o menú de estrategias, técnicas, procedimientos e instrumentos prescriptos en un currículo, la racionalidad práctico-estratégica, así como la racionalidad-emancipadora, enmarcan a los docentes en un contexto mucho más amplio que los inscribe como interpretantes éticos de su práctica, el primero, y como intelectuales orgánicos o praxísticos con base principalmente de los aportes de Gramsci (1967) y otros  (Giroux, 1990), el segundo.

La racionalidad práctico-estratégica concibe a los docentes desde su profesionalidad (Grundy, 1998), como productores de conocimiento y saberes de conformidad  con su compromiso ético-moral de la formación autónoma o dignificadora colectiva e interaccional de los otros, los estudiantes, con base en el  uso de su  capacidad interpretativa ante los requerimientos imprevisibles y  azarosos e incertidumbres que surgen contextualizadamente en su relación didáctico-pedagógica. Por esto, se asocia a los enfoques fenomenológicos o hermenéuticos al tratar de comprender las situaciones cotidianas que viven los docentes en su ejercicio.  De aquí que la producción o construcción de saberes y conocimientos y, en consecuencia, su innovación pedagógica, se infiere desde una “epistémica espontaneidad pedagógica experiencial” ya que responde a la inmediatez de su necesidad aúlica, en la que se subordina la creación o producción de los medios, a los fines éticos que los preceden, sin que ello obvie  que se concreten esas necesidades en la formulación formal de proyectos de investigación bajo los enfoques señalados, desde el sentido que le otorgan a sus actos, si se abren posibilidades institucionales para que los sistematice, formule  y realice.

La racionalidad o paradigma reflexivo-emancipador considera y promueve la concepción del docente como intelectual praxístico (teórico-práctico) desde su inicial formación hasta su ejercitación profesional y formación permanente, ya que resalta la capacidad impugnadora de los docentes como analizantes críticos cuestionadores de los aspectos de control y de poder instituidos que limitan su actuación, y de sus posibilidades de transformación, en las instituciones escolares. Entendiendo éstas en tanto instituciones de la sociedad para la  reproducción de las hegemonías políticas en lucha: las de dominación y las de liberación, con sus implicaciones tanto para la autoconciencia y las actuaciones políticas asumidas, como para las concepciones de la educación institucional y sus pedagogías y didácticas, en el marco de las luchas por el cambio progresista de las sociedades determinadas históricamente. Desde este punto de vista que profundiza y radicaliza en mucho el paradigma  práctico-estratégico, la epistémica espontaneidad pedagógica experiencial, al proponer y evidenciar que la práctica se modifica sustancialmente  al comprenderla desde la teoría crítica y cambiando las relaciones de poder y control de su contexto institucional, y que para lograrlo es imprescindible  articular la epistémica espontaneidad  con los enfoques y metodologías de la investigación militante o comprometida (por ejemplo, la investigación-acción transformadora, el socioanálisis o autoanálisis institucional), genera de esta manera, la  autorregulación o autonomía de sus experiencias para producir sus saberes y conocimientos y, por tanto, sus innovaciones educativas alternativas a las de la racionalidad técnico-instrumental.

Por todo lo expuesto, consideramos que la racionalidad reflexiva-emancipadora es  la opción más pertinente en el contexto sociohistórico actual en que se desenvuelve la educación regional centro-suramericana y caribeña  para revisar y orientar la producción de conocimientos o saberes en la formación docente y en la realización de  su práctica profesional en las instituciones escolares, así como para su formación permanente.

Al destacar la opción reflexivo-emancipadora, no la suscribimos en su totalidad como la han propuesto los autores europeos y norteamericanos por más críticos que éstos sean, sino que la recontextualizamos o resignificamos interculturalmente desde la perspectiva decolonizadora de los conocimientos y saberes que la dependencia cultural  colonial, neocolonial y globorrecolonizadora nos han impuesto, y desde el enfoque de la pedagogía de la liberación latinoamericana, que propone para afirmar la identidad liberadora del docente una ética contextual que sustituya la concepción reproductora del “ser-para-sí” por la del “ser-para-el-otro”.  Pedagogía liberadora que, a su vez, la inscribimos en la resistencia y lucha político-cultural o ideológica contra el proceso contemporáneo de globorrecolonización neoliberal o transnacional, que bajo la denominación ideologizadora de “globalización”, que connota semánticamente homogeneidad e igualación entre los países solapando la desigualdad que induce entre ellos, pretende reforzar redefiniéndolos, los lazos de sujeción dominadora y explotadora  de nuestras naciones y pueblos a los centros hegemónicos del capitalismo neoliberal mundial.

De lo expuesto, se desprende que privilegiamos la reflexión ético-epistémica del docente sobre su ejercicio profesional cotidiano. Asumiéndola en su acepción de doble flexión, teniendo en cuenta  los efectos resentidos de la sujeción limitante del contexto de control y de poder institucional  escolar sobre   su práctica didáctico-pedagógica y, su refracción expresada en forma de autonomía ético-cognitiva para  la producción de saberes y conocimientos, así como de  innovaciones didáctico-pedagógicas. Asimismo, por favorecer de este modo, su praxis educativa en función de los otros (sus estudiantes, el entorno comunitario, la sociedad, la nación y la humanidad).

Por ello, la consideramos como el punto basal desde el cual  hay que impulsar el reconocimiento de su potencialidad y trascendentalidad emancipadora para impulsar su redignificación, — ya no  de forma demagógica con base en una mística sacrificial manipuladora como en el pasado que le negaba auténticos reconocimientos a su denodada tarea–, por parte de los Estados-gobiernos y de la sociedad en general, al empoderarlo institucionalmente  como edificador de una educación de mayor calidad por ser más pertinente sociocultural y políticamente. Contrarrestando de esta manera, la planificación tecnocrática (o expertócrata) de la educación que descalifica y excluye la participación protagónica de los docentes porque  los concibe como meros receptores de sus elaboraciones curriculares, por su naturaleza reproductora de la división social y jerárquica del trabajo capitalista (“unos piensan y otros hacen”, “unos mandan y otros obedecen”).

REFERENCIAS

Freire, P.  (1999).  Política y educación. México: Siglo XXI.

Giroux, H.  (1990).  Los profesores como intelectuales. Barcelona: Paidós

Gramsci, A.  (1967).  Los intelectuales y la organización de la cultura. México: Grijalbo

Grundy, S.  (1998). Producto o praxis del curriculum. Morata: Madrid

Habermas, J.  (1992).  Conocimiento e interés. Madrid: Taurus

 

 

Correos: ililopriore@yahoo.es; ililopriore@gmail.com. Twiter: @ililopriore

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Paraguay: El país en el que “abrir una universidad es fácil, terminar una carrera es difícil”

América del Sur/ Paraguay/ 5 Diciembre 2016/ Autor: Kurtural/ Fuente: Global Voices.

“Ocho de cada diez estudiantes universitarios en Paraguay se enfrenta a universidades que suben cuotas y cierran carreras sin previo aviso»

«Vendo universidad privada de primer nivel en funcionamiento por viaje al exterior.» El anuncio aparece en Clasipar, un popular sitio paraguayo de ventas por internet. Cuando hago la llamada al punto de contacto, el tipo que atiende me confirma que la oferta es real. Segundos después acordamos un encuentro.

El representante del dueño de la universidad que se oferta es un hombre de edad avanzada, tupido bigote blanco y gruesos anteojos que cuelgan de una cinta alrededor de su cuello. Trae a la mesa una carpeta que rebosa de papeles. Cuenta que es jubilado, pero que abrió una consultora para este tipo de representaciones comerciales. Mejor que sentarse solitario en una vereda a esperar la muerte, como hace gran parte de la población de su edad. No es el caso de don Miguel, claro, que aún va por la vida vendiendo cosas. Una universidad, en este caso. Por internet.

Miguel abre su carpeta llena de papeles: copias del acta de constitución de la universidad, cantidad de alumnos, carreras, balance financiero, etcétera. «Son datos algo desactualizados, de hace un par de años, pero para que te hagas una idea», me dice.

La universidad que intenta vender Miguel – por casi dos millones de dólares – con información desactualizada, operando hoy en día en una única sede alquilada, y que según los datos entregados tenía 365 alumnos y 27 carreras de grado habilitadas en 2013, es la Universidad Central del Paraguay, o UCP. La institución alquila como local una casa linda pero no muy grande sobre la avenida Brasilia, cerca de la Universidad Americana, otra universidad privada.

La UCP es una de las más de cincuenta universidades privadas que operan en el país. Una investigación del periódico ABC Color indica que se originó como un negocio de un grupo de funcionarios paraguayos de la hidroeléctrica binacional Itaipú. Los accionistas de la universidad, funcionarios públicos previamente, tenían emprendimientos propios con capitales de pocos millones de guaraníes: una zapatería, una mercería. No obstante, tuvieron la capacidad de inscribir una universidad con un capital de 180.000 dólares aproximadamente.

La UCP fue creada por ley en el Congreso en el año 2006. Fue inscrita en los registros públicos en marzo del año siguiente. Ocho días después de dicha inscripción, antes incluso de empezar a operar, era ya adjudicada con su primer lote de becas de la hidroeléctrica Itaipú. Eran los años de la explosión del mercado de universidades privadas en Paraguay.

Las universidades que los pobres pagan

En Paraguay los más pobres no van generalmente a las instituciones públicas de educación superior. Pagan por estudiar en universidades privadas. Acceder a una universidad pública es difícil por múltiples razones. Por ejemplo, la oferta es territorialmente limitada y los costos de ingreso son altos. Además, los horarios de carreras como Ingeniería o Medicina impiden trabajar de manera paralela a los estudios, una obligación para quienes necesitan ganar dinero para sostenerse.

Pero éste no es un fenómeno exclusivo de Paraguay. Un estudio de Unicef muestra que en varios países, la asignación de recursos públicos en la educación del 20 % más rico es hasta 18 veces mayor que la que se invierte en el 20 % más pobre. El negocio de las universidades privadas se sostiene sobre la necesidad de cientos de miles de familias pobres que sufren la ausencia estatal y la recurrencia de la separación por la migración. Intentan luchar contra ella con capacitación. Mientras tanto, los bienes comunes dirigidos a educación no hacen más que fortalecer la inequidad y el poder de las clases privilegiadas del país.

En 2007 el Congreso creó, en promedio, una nueva universidad cada 40 días. Un total de nueve en ese año. Para 2013, ya existían 54 universidades. El negocio de las universidades privadas sigue en expansión, aunque ya no a través de la creación de nuevas universidades por ley, sino acentuando un método que cumple idéntica función: la venta de franquicias. Gerardo Gómez Morales, cuando era viceministro de Educación Superior, dijo en una entrevista sobre el modo de creación de universidades:

Eran personas que tenían un instituto técnico o una pequeña academia de informática las que compraban los derechos para usar el nombre de las universidades. Es igual a abrir un local de McDonald’s; como franquicias de empresas, se abrían filiales de universidades e institutos superiores.

En 2012, el Viceministerio de Educación Superior compartió en un informe el daño colateral del modelo de negocio de la universidad privada: solo uno de cada diez jóvenes que inicia una carrera universitaria la termina. En 2006 se apuntaron cerca de 115 mil jóvenes a una carrera terciaria. Cuatro años después egresaron poco menos de 13 mil. A la par de que casi nadie finalizaba sus estudios, se formaban nuevas universidades y cada vez más jóvenes se lanzaban en busca del sueño profesional.

Para 2012 ya eran más de 300 mil los estudiantes inscritos. De todos estos, 8 de cada 10 eran alumnos de instituciones privadas. Hoy en día, el Gobierno admite que no tiene información precisa sobre la cantidad de alumnos universitarios que existen en el país.

Es cierto que algunos estudiantes abandonan a mitad de camino y también es normal que la deserción ocurra en cualquier carrera. Pero, los restantes alumnos que sí tienen intención de seguir cursando sus estudios ya no pueden hacerlo porque la universidad cierra la carrera. Es la institución la que normalmente abandona a los alumnos.

La educación superior vuelta una trampa

Vanessa Lezcano ha decidido no migrar, aunque haya tenido oportunidades y razones para hacerlo. Vive en Choré, un pequeño pueblo ubicado en San Pedro, uno de los departamentos más pobres del país. Empezó una carrera de negocios en la Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo (UTCD) durante dos años, pero ésta cerró por no contar con el número requerido de alumnos: la institución necesitaba 10 alumnos como mínimo. En el quinto semestre ya no llegaban a ese número. Si alguna vez un grupo posterior completa el cupo, le dijeron, ella podrá sumarse para cursar la segunda mitad que le falta. De esto hace ya unos años.

Finalmente, pudo acabar una carrera en la Universidad Politécnica y Artística del Paraguay (UPAP) y ahora solo espera una fecha para defender su tesis. Allí también fueron disminuyendo los alumnos pero, para continuar, la administración ofreció a los alumnos subirles la cuota y así, según les argumentaron, completar los salarios de sus profesores. Ella y sus otros dos compañeros restantes aceptaron.

Por el momento, Vanessa trabaja para un proyecto del Gobierno de duración limitada y enseña en ocasiones como ayudante ad honorem en una de estas universidades. Pero varios de sus compañeros y familiares ya no viven en Choré.

En la Universidad Central del Paraguay, el dueño y rector de la universidad – que ha tenido cargos y lazos estrechos con el gobierno y otras organizaciones de negocios –  asume múltiples roles. Hasta hace de community manager. Así lo cuenta Gabriela Lezcano, que allí estudiaba Diseño Gráfico. Cuando empezó la carrera eran más de diez alumnos. Actualmente son tres, y el año pasado no le permitieron siquiera rendir los exámenes finales del cuarto semestre, a pesar de haberlo abonado. Nunca empezó el quinto semestre. Luego de exigir una respuesta, la institución les ofreció a ella y a sus dos compañeros restantes seguir la carrera por módulos. El primero de ellos empezó el pasado abril, luego de haber perdido prácticamente medio año en la incertidumbre. Pero en dos meses apenas tuvo un par de clases. Sus profesores le confesaron que también hay otras carreras en suspenso.

Gabriela Lezcano, en la desesperación de los meses que han pasado sin respuesta, mucho antes de que le ofrezcan la solución modular aparente, calificó en Facebook a la Universidad Central del Paraguay con la nota de 1 sobre una escala de 5 y escribió esta breve pero tajante reseña:

No recomiendo a nadie. Las carreras terminan al pedo y se quieren lavar las manos. Ni a mi peor enemigo le recomiendo.

Sorprendida, recibió una respuesta del perfil de la universidad a mitad de la noche. “Ahora sí que se quedó sin opción”, le dijeron, entre otras cosas. Luego de insistir, Lezcano logró hablar con el ingeniero, dueño, rector y community manager, en su despacho. Le reclamó la manera en que le escribieron desde el perfil de la universidad. El rector le dijo que la universidad es de él y en tanto suya podía hacer lo que quisiera. Que podía poner en su página de Facebook lo que le viniera en gana. Que se disgustó por los comentarios de ella y que a la universidad él la consideraba su bebé. Que por eso reventó y escribió lo que escribió a semejante hora, pues maneja el perfil institucional desde su teléfono celular.

Gabriela se resignó. Hoy asume que perdió años de estudio, dinero y esfuerzo. Como iba hasta ese momento, planeaba graduarse el año que viene. Pero ahora, dice, le toca empezar de cero en otra universidad.

Fuente: https://es.globalvoices.org/2016/12/03/paraguay-el-pais-en-el-que-abrir-una-universidad-es-facil-terminar-una-carrera-es-dificil/

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España: Ordenadores y resultados académicos

Europa/España/27 de octubre de 2016/Fuente: innovacion_edu?lang

¿Ayudan los ordenadores en las escuelas a mejorar los resultados académicos?

Muchos países están dedicando importantes recursos públicos para introducir información y comunicación tecnológica en las escuelas. Cabe preguntarse si es una inversión adecuada en términos de costeefectividad. ¿Ayudan los ordenadores en las escuelas a mejorar los resultados académicos?

• Los ordenadores pueden constituir un recurso adicional en el proceso de aprendizaje de los estudiantes dependiendo del tipo de uso que se le otorgue. Un punto clave, en este sentido, es el cómo se utiliza la tecnología para alcanzar un mejor aprendizaje de los alumnos.

• El coste de introducir ordenadores en los centros educativos puede ser alto, aunque el acceso a la tecnología se está haciendo cada vez más accesible.

• Al mismo tiempo, la organización y el tipo de gestión del centro educativo pueden interferir y condicionar la adquisición de habilidades informáticas y, por ende, repercutir en el rendimiento del estudiante.

• Es difícil estimar los efectos causales del impacto de los ordenadores en los resultados de aprendizaje de los estudiantes. La disponibilidad de ordenadores en el hogar y en la escuela puede estar fuertemente correlacionada con otras características del contexto familiar y/o el acceso a otros recursos educativos. Por ejemplo, estudiantes que provienen de familias de entornos favorecidos con alto nivel educativo pueden obtener buenos resultados de aprendizaje aun cuando no existan ordenadores en la escuela.

• La evidencia empírica acerca del efecto causal del uso de los ordenadores sobre el rendimiento escolar es numerosa pero con diferentes resultados (por ejemplo, Angrist y Lavy, 2002; Banerjee et al., 2007; Cabras y Tena, 2013; Fuchs y Woessman, 2004; Machin et al., 2007; Rouse et al., 2004; Spiezia, 2010).

Leer el boletin completo en: http://www.mecd.gob.es/dctm/inee/boletines/boletindeeducacion32.pdf?documentId=0901e72b8196b25d

Fuente: https://twitter.com/innovacion_edu?lang=es

Imagen: https://tecnologiasaplicadasenelaula.files.wordpress.com/2015/06/ticsenelaula1.jpg

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Más enganchados a la tecnología y con menos capacidad de emanciparse

Europa/España/18 de octubre de 2016/Fuente: levante-emv

Un estudio sitúa a los jóvenes valencianos por encima de los europeos en el uso de nuevas tecnologías, pero por detrás en los niveles de empleo y educación.

El Índice de Desarrollo Juvenil del Proyecto Scopio, un estudio del Centro Reina Sofía que retrata la juventud española y europea, revela que los valencianos de entre 15 a 29 años hacen un mayor uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ?en 0,12 puntos? que la media europea, pero tienen menos capacidad de emanciparse y sufren más las consecuencias del desempleo.

La relación jóvenes-TIC se ha estrechado en los últimos años. De hecho, ocio, compras, relaciones, estudios… han cambiado sustancialmente y han convertido a toda una generación en nativos digitales. Las nuevas tecnologías y el ciberespacio forman parte de su vida cotidiana, y han obligado a instituciones y entidades a modernizarse para atraer e implicar a este importante segmento de la población.

El estudio del Centro Reina Sofía sobre la juventud española y europea analiza cinco parámetros de forma global ?educación, empleo, emancipación, vida y nuevas tecnologías? que ponderan de forma distinta hasta sumar 10 puntos en total.

Doce comunidades autónomas superan la media de los 28 países de la Unión Europea (UE) en calidad de vida de sus jóvenes. En este indicador, que valora los niveles de fecundidad, mortalidad, de accidentes y de suicidios, los chicos valencianos salen mejor parados que la media española (en 0,2 puntos) e incluso que la europea (en 0,6 puntos).

No obstante, la Comunitat suspende en tres de los cinco parámetros utilizados para la elaboración del Proyecto Scopio. Tanto el empleo como la educación y la emancipación distancian a los jóvenes valencianos respecto a sus vecinos europeos.

La población juvenil de la Comunitat Valenciana, al igual que en el resto de las autonomías, ha sufrido de manera más cruda las consecuencias de las altas tasas del desempleo derivadas de la crisis económica de los últimos años. No obstante, existen diferencias. Madrid (0,41), Baleares (0,39) y Cataluña (0,38) se encuentran por encima de la media española (0,32); mientras que Canarias (0,18) se sitúa la última del ranking.

La lacra del paro, especialmente el juvenil, ha sido uno de los principales problemas a los que se han enfrentado todas las administraciones públicas en la última década. El empleo en la Comunitat Valenciana ha caído más del 20 % desde que se inició la crisis económica en 2008, cuatro puntos más que en España. Debido a esta baja tasa, la emancipación de los jóvenes valencianos está siendo también más tardía que en el resto de España. La falta de ingresos económicos les impide abandonar el hogar familiar, situándose en 0,15 puntos por debajo de la media europea.

Terreno académico

Otro indicador utilizado en el Proyecto Scopio es el nivel educativo. No solo el informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud refleja el bajo nivel educativo de los jóvenes valencianos sino que el informe PISA y el de la OCDE coinciden en estos malos resultados. Los recortes y el bajo presupuesto para la educación son las principales causas de que la C. Valenciana esté a 0,05 puntos de la media española y a 0,11 de la europea. Una situación que ha empujado a los jóvenes a movilizarse para reclamar una mayor financiación que permita alcanzar una educación de calidad.

A la falta de recursos económicos se unen unas altas tasas de abandono escolar que sitúan a los valencianos a la cola en cuanto a resultados educativos se refiere. En la Comunitat Valenciana la población entre 18 y 24 años que no ha terminado la educación secundaria obligatoria (ESO) representa más del doble que la europea, según un informe del Comité Econòmic i Social de la C. Valenciana.

Desigualdad Norte-Sur

¿De qué manera podría la Comunitat Valenciana equilibrar la balanza de todos estos indicadores ?calidad de vida, nuevas tecnologías, emancipación, empleo y educación? en el sector juvenil? A través del Proyecto Scopio se permite hacer una comparación entres los chavales de 15 a 29 años en el ámbito autonómico, nacional y europeo. Los resultados obtenidos ejemplifican una clara distinción entres los países nórdicos y los del sur por «los distintos niveles de renta», explica Enrique Gil Calvo, miembro del comité asesor del Centro Reina Sofía.

Desde el punto de vista general se aprecia que el paro y la tardía independencia de los jóvenes demora el desarrollo juvenil situando a nuestro país en la cola de la Unión Europea. La percepción que deriva de Proyecto Scopio revela un país, a nivel general, muy lejos de los estándares europeos. Lo mismo sufren los jóvenes valencianos.

Fuente: http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2016/10/15/enganchados-tecnologia-capacidad-emanciparse/1479837.html?utm_medium=rss

Imagen: aeronoticias.com.pe/noticiero/images/stories/12/03/060312/smarthphones1.jpg

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Paraguay: El país de las vacas que vuelan y escuelas que caen

América del Sur/Paraguay/15 octubre 2016/Fuente: Kurtural- Global Voices.

Este texto es el primero de una seria publicada por el medio paraguayo «Kurtural», y es reeditado y republicado por Global Voices con permiso. 

La educación es el centro de enfrentamientos y de insatisfacciones en Paraguay de hoy por un sistema agrietado desde hace décadas. Miles de estudiantes exigieron en las calles de la capital mejoras en infraestructura porque sus escuelas se caen, a pesar de las amenazas del ministro de Educación de Paraguay Enrique Riera. Advirtió que los alumnos que asistan a la protesta serían sancionados y a las maestras se les recortaría el salario.

Al mismo tiempo, en la Universidad Nacional de Asunción, estudiantes se movilizaron para defender el proceso de reforma a pesar de las fracasadas órdenes de captura de la Fiscalía a universitarios líderes. Por primera vez en la historia, todas las facultades fueron a paro. Algunos de los reclamos extendidos por la reforma que se pidió buscaban que se declarara la emergencia en cuanto a la infraestructura de las escuelas y que se aumentara la calidad de la docencia. De acuerdo con los sistemas de ranking internacionales, la educación paraguaya se encuentra en los renglones más bajos de calidad educativa.

Estos hechos son los síntomas de una profunda crisis de la educación en Paraguay y de un conflicto de dos partes: una clase minoritaria y poderosa que ha secuestrado el sistema educativo para mantener sus privilegios contra los muchos que buscan devolver a la educación un sentido de oportunidad. Un trabajo de Camila Vollenweider publicado por el CELAG ilustra parte de esta pugna:

Lo han puesto en evidencia los estudiantes paraguayos durante las luchas de estos años: de las 53 Universidades que hay en el país, 45 son privadas, y las 8 públicas son igualmente aranceladas; asimismo, de 32 de las 53 Universidades no han conseguido acreditar ninguna carrera por parte de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior, haciendo que proliferen las llamadas “Universidades de garage”, que han sido denunciadas recientemente por estafar a 6.000 estudiantes […]

Y continúa:

[El] presupuesto de 4,1% del PIB que destina el Gobierno a esta materia está muy lejos del 7% que recomienda la UNESCO […] La política educativa vigente data de la dictadura de Stroessner [cabeza de la dictadura paraguaya que duró de 1954 a 1989], y no ha cambiado demasiado hasta Cartes [el Presidente actual]: insuficiente presupuesto educativo -aunque este último lo haya incrementado-, endurecimiento de las condiciones de acceso a la universidad pública, criterios políticos en la designación de rectores y decanos, promoción e incremento de subsidios y becas a centros educativos privados en detrimento de la financiación del sistema público.

Educación no garantizada: Un negocio y una “llave para la acumulación de poder político”

Las historias de «Vacas que vuelan, escuelas que caen» nos acercan a este conflicto. Esta serie tiene protagonistas que le ponen cara a la batalla diaria de las mayorías por acceder al derecho a la educación. Una batalla que no debería ser tal si fuera un derecho pleno en este país.

El alto costo del acceso se puede ver en la historia de Christian Quiñónez, que se despide de sus hijos todos los días antes de ir a la universidad y cruza el río Paraguay para estudiar derecho, sin saber si retornará vivo. O los docentes de la escuela Maricevich, en el norte del país, que deben resistir al acoso de grupos armados, militares, policías, narcos y sicarios para enseñar en sus comunidades. O en el relato de cómo para acceder a escuelas, 46 mil niñas y niños deben someterse al criadazgo, un sistema de servidumbre que los explota laboralmente.

Cuando el derecho a la educación no está garantizado, se vuelve o bien un negocio, o bien la llave para la acumulación de poder político. La crisis de la educación pone en cuestionamiento el mismo modelo de producción actual, que debería generar los recursos para el bienestar de todos y todas. Si somos capaces de exportar vacas vivas por avión, ¿cómo es posible que escuelas se caigan sobre maestras y alumnos mientras dan clase?

Fuentes:

Global Voices: https://es.globalvoices.org/2016/10/11/paraguay-el-pais-de-las-vacas-que-vuelan-y-escuelas-que-caen/

Kurtural: http://kurtural.com/tag/escuelasquecaen/

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