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Corea: Nicolás Braessas, fundador de editorial Hwarang: “Lo que buscamos es no depender de las modas literarias que se imponen en Europa y en Estados Unidos”

Nicolás Braessas, fundador de editorial Hwarang: “Lo que buscamos es no depender de las modas literarias que se imponen en Europa y en Estados Unidos”

Una ola coreana de música pop y telenovelas arrasa el mundo. Hoy, todos hablan de BTS y El Juego del Calamar. Pero mucho antes de la aparición de estos productos culturales, cuando la ola recién comenzaba a formarse en esta parte del mundo -y no precisamente de la mano de libros- el traductor (y ahora editor) Nicolás Braessas vio un nicho poco desarrollado en América Latina y se lanzó. En la próxima edición de la Feria del Libro, la literatura coreana tendrá un lugar destacado, y mucho de eso se debe al trabajo que lleva a cabo Hwarang, la editorial que fundó hace ocho años. Tal como lo describe su nombre -los “hwarang” eran jóvenes guerreros que salvaguardaban la cultura en el antiguo reino coreano de Silla-, no se trata solo de una apuesta comercial, sino también de una sincera inclinación por las letras y una forma de expresar el cariño hacia el país.

– ¿Cómo comenzó tu contacto con Corea?

En el 2012 o 2013 participé de un taller de cine e historia que se realizó en el Centro Cultural Coreano, y que me propuso un universo que yo no conocía. Mi única relación con Corea hasta ese momento había sido el taekwondo que practicaba de chico. Mi pasión son las letras, y vi que faltaba algo en Argentina. En ese momento no había casi nada de literatura, y ante ese vacío, yo como traductor me puse a estudiar la lengua. Aunque todavía no estaba recibido en ese momento, ya tenía muchas herramientas. Empecé a estudiar coreano en el Barrio Coreano, pero en ese momento no era como ahora que se encuentran cursos por todos lados. Estudié varios años acá e intenté buscar todo el material literario que existía, y si bien Argentina ya tenía una colección incipiente con la editorial Bajo la Luna, la mayoría de libros provenía de España y de Perú.

– ¿Cuándo empezaste a pensar en la editorial?

En 2017 pude viajar a Corea para profesionalizarme en el idioma. Yo tuve un poco de suerte porque la profesora más importante de español allá, Sunme Yoon, es coreano-argentina. Ella me presentó al director del LTI (NdA: Instituto de Traducción Literaria de Corea), un organismo del gobierno surcoreano que apoya la difusión de la literatura coreana en el mundo. El Nóbel coreano no existiría si no fuese por el LTI, ya que todas las ediciones de Han Kang en el mundo, incluso las de una de las multinacionales más importantes de literatura, Penguin Random House, ha sido financiada por el LTI. Así que estamos viendo la misión institucional del LTI: “queremos ganar un Nóbel”.

Cuando regreso, ya vuelvo con la idea de formar una editorial. Al principio publicamos dos libros que traduje yo, pero sin el apoyo del LTI porque no éramos nadie, por eso los financié yo de mi bolsillo. El primero fue “A vista de cuervo”, y después uno de cocina coreana. El primero era de un poeta por el que no tuve que pagar derechos de autor, algo que se me habría hecho imposible en ese momento. Respecto al segundo, surgió porque era rarísimo que ya estuviéramos en el 2019 y no existieran libros de cocina coreana en español, y de hecho el libro está compuesto por recetas de mi profesora de cocina coreana que había llegado a la Argentina en 1993. Por suerte fueron libros que funcionaron.

Entonces, ya viendo que el proyecto iba en serio, y con Sunme como traductora, sacamos el primer libro con el apoyo del LTI. Ahí comenzó una etapa de publicación de autores más contemporáneos, y ahora Hwarang ya es un mix: libros con apoyo del LTI y libros que son financiados por nuestra cuenta.

– ¿Cuál sentís que es el diferencial de Hwarang en el mercado de la literatura coreana mundial?

Ahora que está tan globalizada la literatura coreana, lo que buscamos con Hwarang es no depender tanto de las modas literarias que se imponen en Europa y en Estados Unidos. Es algo muy común que lenguas como el coreano se traduzcan primero al inglés o francés, y de ahí se distribuyan al mundo. Gracias a estos apoyos del gobierno coreano se generan estas relaciones directas que nos permiten crear nuestro propio canon y evaluar lo que realmente puede llegar a ser interesante para nosotros. Hay novelas que pueden funcionar perfectamente en Estados Unidos, pero no en Argentina, o que pueden funcionar muy bien acá, pero no en Europa. Un caso muy claro es la novela “El hombre del desván” que tradujo Sunme Yoon. Es un libro que aborda la dictadura, de manera violentísima y muy gráfica, y cuya autora quería publicar en América Latina y no en España, lo cual es muy raro en el mercado hispanohablante porque el mercado español mueve más dinero. Pero era por nuestra historia de dictaduras, donde ella veía una relación entre la dictadura coreana y lo que pasaba en Latinoamérica. Y es un libro que está traducido al inglés, pero en ese idioma pasó sin pena ni gloria.

Además, hay un libro del siglo XIX del cual yo estoy muy orgulloso, “La Guerrera Bang Gwanju”, que se descubrió en Corea hace menos de 20 años en un archivo de la biblioteca de la Universidad de Seúl. Fuimos nosotros desde Hwarang quienes lo tradujimos por primera vez al español. Ni siquiera está en inglés ni francés, y es como la “Mulan” coreana. Creo que desde Hwarang podemos darnos esos gustos, sobre todo porque también tenemos un conocimiento real sobre Corea.

– Con todo este trabajo que vienen haciendo, ¿sentís que está cambiando la mirada coreana sobre el mercado de América Latina? Imagino que hasta hace pocos años no figurábamos en el radar.

En cuanto a la literatura, España sigue siendo la meca. Pero está pasando algo muy interesante con los webtoons (NdA: cómics distribuidos a través de plataformas web). El mercado es mayoritariamente latinoamericano por cantidad de lectores, y eso antes no existía. He visto hasta debates de españoles ofendidos en redes sociales porque, en lo que refiere a webtoons, tienen que traducir al español neutral como el de México. Históricamente siempre fue al revés, los latinos teníamos que localizar nuestras traducciones a la variedad de España. Incluso el LTI ha comenzado a promocionar la traducción de webtoons. En ese sentido, el LTI es muy democrático, ya que al ser un organismo que no se mueve por un interés comercial, sino más bien de difusión, puede tomar este tipo de decisiones.

– ¿Qué significa para el mercado literario coreano que Han Kang haya ganado el Nóbel?

Lo puedo ejemplificar de esta manera. Si buscás literatura de Vietnam, encontrás solamente literatura relacionada a la Guerra de Vietnam. Algo similar pasa con la literatura de Pakistán y la India, cuyo tema central es la guerra de la división. Y de Corea solamente se traducían libros sobre la Guerra de Corea. Ese era EL tema. Hace 10 años o 15 años aproximadamente, la traducción de literatura coreana empezó a transitar un período formativo que rompió ese cerco. Pero en los últimos tres años, se adentró en la literatura healing o “ficción curativa”. Se trata de un género muy repetitivo, donde por ejemplo una chica con el alma rota se escapa de Seúl, se establece en algún pueblito remoto y funda un negocio como una lavandería o librería. En cada capítulo alguien roto visita ese espacio y se termina “curando”. Pienso que ese género es un encorsetamiento, un libro de autoayuda encubierto. Por eso creo que el Nóbel a Han Kang logró hacer implosionar ese corsé, y va a ayudar a diversificar.

– ¿Cuál va a ser la presencia de Corea y de la editorial en la próxima Feria Internacional del Libro de Buenos Aires?

Hace varios años que estamos participando en la Feria del Libro con Hwarang, siempre en conjunto con otros grupos editoriales. Y si bien años anteriores estaba el stand del Centro Cultural Coreano, se trataba de un espacio más informativo e institucional. Va a ser la primera vez que habrá un stand de la Asociación de Coreanos en Argentina, donde el enfoque va a ser la literatura y venta de libros de Corea. En esta ocasión, Hwarang en conjunto con la distribuidora La Coop, se va a estar encargando de la curaduría de ocho salas y once eventos dentro el stand, es decir, 19 eventos en total. Y todo libro que tenga relación con Corea va a estar en ese espacio. Esto está encuadrado en la celebración por los 60 años de la inmigración coreana en Argentina. La idea es sentar un precedente para hacer esto todos los años.

– En el marco de la Feria también van a estar lanzando un nuevo libro enfocado en las religiones de Corea. ¿Cómo llegaron a esta propuesta?

Dante Choi, el actual presidente de la Asociación de Coreanos en Argentina, quería publicar un libro que refleje los intercambios y lazos culturales entre Corea y Argentina. Sunme Yoon propuso entonces “Chamanas, monjes y sabios: las religiones en Corea”, un libro de divulgación de religiones que es completísimo y está basado en las tres vertientes espirituales principales de Corea: confucianismo, budismo y chamanismo. Nosotros lo editamos.

Fuente de la I formación: https://reporteasia.com/entrevistas/2025/04/22/nicolas-braessas-fundador-editorial-hwarang-no-depender-modas-literarias-europa-estados-unidos/

 

 

 

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Entrevista a Aurora Gómez «Una búsqueda con ChatGPT consume 10 veces más que una búsqueda en el Google antiguo»

Por: Olivia Carballar

Tu Nube Seca Mi Río trata de sensibilizar y actuar sobre el impacto ecosocial de los centros de datos. Hace unas semanas, fue referenciado por Naomi Klein en ‘The Guardian’. «Yo es que lo tengo que decir porque estoy muy orgullosa», afirma Aurora Gómez, la persona que está detrás del colectivo.

Si eres de los que se resisten a dejar las redes sociales por miedo a que el mundo se olvide de ti, puede que te interese esta entrevista. «En la España árida y con estrés climático, uno de los grupos que pide una moratoria a los nuevos centros de datos se autodenomina Tu Nube Seca Mi Río. El nombre es apropiado, y no solo para España. Se está tomando una decisión indescriptiblemente desalentadora ante nuestros ojos y sin nuestro consentimiento: máquinas sobre humanos, lo inanimado sobre lo animado, las ganancias por encima de todo lo demás». Quien escribe estas palabras es nada más y nada menos que Naomi Klein.

«Yo es que lo tengo que decir porque estoy muy orgullosa», afirma Aurora Gómez, la persona que está detrás de ese colectivo. Porque ni todos los días una sale en The Guardian ni todos los días te cita la autora de La doctrina del shock. «Y nos ha citado sin necesidad de estar en las redes sociales privativas. Yo solo estoy en Mastodon», argumenta como ejemplo de que habitar Internet de otro modo es posible.

Foto:
«Soy huérfana de río», dice Aurora Gómez. «Este es el mío adoptivo, el Júcar, a su paso por Cuenca». CEDIDA

De profesión psicóloga, Gómez viene de 25 años de lucha por el software libre y los derechos digitales. «Si bajas la resolución de la cámara, podremos hablar mejor. O si puedes cerrar pestañas», avisa ante las interrupciones al inicio de la entrevista, por videoconferencia. Fue unos días antes del apagón. Finalmente, optamos por el teléfono. «Ahora sí».

¿Cómo surge Tu Nube Seca Mi Río?

Somos un colectivo activista que nació con la idea de sensibilizar sobre el impacto ecosocial de los centros de datos. Empezamos hablando de impacto ambiental y tuvimos que hablar también de lo social, porque nos dimos cuenta de que los impactos iban, además, hacia la población. El colectivo surgió cuando anunciaron el centro de datos de Meta en Talavera de la Reina. Yo, que soy de Castilla-La Mancha, pensé que si lo ponían ahí, nos lo iban a poner en más sitios. Y no iba muy desencaminada. En mi región estamos enfrentando no solo el tema de los centros de datos sino también el extractivismo minero de las tierras raras.

Ahora empezamos a escuchar más que la IA consume mucha agua. ¿De qué impacto estamos hablando?

Hasta hace poco no sabíamos que los centros de datos consumían agua. Lo único que hacían, para refrigerarse, era consumir mucha energía. Y eso ya era un problema climático impresionante y deslocalizado. Pero cuando aparece la inteligencia artificial y otros tipos de demandas energéticas como el streaming o los juegos multijugador online, la cosa cambia. Los centros de datos hacen tres funciones. Son como una gran caja de zapatos y dentro están los ordenadores, que tienen que almacenar la información, procesar la información y distribuir la información. Y es en la parte de procesar la información donde la inteligencia artificial consume muchos más recursos. Antes era mucho menor, pero ahora es un gran problema. Es decir, han crecido los denominados centros de datos de hiperescala, que son los que utilizan energía y agua para refrigerarse. Y, en breve, van a suponer la mitad de los centros de datos en todo el mundo.

Entre quienes defienden el uso de la IA generativa, argumentan que con ella necesitan hacer menos búsquedas que antes, con lo que el impacto ecológico sería menor. ¿Esto es así?

Es absolutamente falso. Primero, porque la información no suele ser verídica. Segundo, porque una búsqueda con ChatGPT consume 10 veces más que una búsqueda en el Google antiguo. Imagínate la diferencia de lo que estamos hablando en tan poquito tiempo. Y, en tercer lugar, todas estas visiones tecnooptimistas de la IA son visiones colonizadoras, racistas y lanzadas desde el privilegio, porque tú estás dando por hecho que tu derecho a buscar esa información o hacer una imagen del Estudio Ghibli está por encima del derecho de alguien a beber agua en otra parte del mundo. Es decir, es un privilegio atroz pensar que tenemos derecho a usar la inteligencia artificial porque sí. ¿Por qué alguien se cree con el derecho a pisotear la salud, el clima o los derechos laborales de otras personas?

Hay gente comprometida con el medioambiente que dice que prefiere no saber las consecuencias. 

Sí. Es que hay gente que se ha comido el discurso tecnooptimista y no se ha dado cuenta de que ese discurso viene totalmente imbricado con el capitalismo. Y me voy a retrotraer. En la primera revolución industrial coexistían a la vez la esclavitud y las primeras fábricas. En las plantaciones de esclavos, los esclavos se estaban rebelando, estaban con sus movimientos abolicionistas. Y en las fábricas, los movimientos obreros estaban diciendo también «oye, queremos derechos laborales, queremos salud». Ellos no estaban conectados, pero los jefes eran los mismos.

Entonces, gente como Charles Babbage lo que hizo fue decir: vamos a utilizar la automatización que separa una tarea compleja en tareas más pequeñas de tal manera que le quitemos valor a la gente. Es decir, que en la idea misma de lo que es la raíz de la IA ya hay una base colonial, capitalista y extractivista. No es un fallo de diseño, es el diseño.

Es otro invento del sistema, dicen algunos lectores, porque lo que te llevaba un día, ahora te lleva un minuto. 

Te voy a poner un ejemplo que me gusta mucho. Yo soy de una zona de Ciudad Real muy cerquita de Almagro. Almagro es superbonito, con su teatro y demás, pero tiene una característica muy curiosa: el encaje de bolillos. Allí se hace mucho porque la gente lo trajo de sus migraciones a Holanda. Y es algo que requiere una habilidad manual espectacular. ¿Pero sabes qué hacen las mujeres de Almagro mientras hacen bolillos? Hablar entre ellas. El bolillo es secundario y hablar entre ellas es lo principal. Lo principal es que salen a la puerta de su casa las noches de verano más tórridas para poder hablar en grupo. Y se oye ese sonido que tengo grabado en la mente: tuturrutu-tuturrutu. Podían haberlo hecho muy rápido, con un telar, con mucho ruido, sin hablar y ser, así, eficaces. Pero la eficacia es algo que solo le importa al capitalismo.

¿Y por qué se eligen determinados lugares para esos centros de datos?

La mayoría de los sitios que se están eligiendo son regiones con alto estrés hídrico. O sea, desiertos. Son zonas despobladas, con muy bajo poder. A esas empresas les da igual que haya agua porque se la van a llevar ellas. Tienen contratos preferentes. Y eso es lo que ya hemos visto. Por ejemplo, en Estados Unidos, tú ves el mapa de las regiones secas, donde habría un cowboy por ahí dando vueltas, y es ahí donde están todos los centros de datos. Arizona, Virginia… En España, Aragón es la región que más está creciendo con diferencia. La siguiente va a ser Castilla-La Mancha. Y luego Andalucía. Madrid y Barcelona tienen los centros de datos antiguos. Porque en Madrid y Barcelona el terreno es más caro y nos les sale rentable. Básicamente, estos centros de hiperescala irán en la España despoblada.

Algunos gobiernos, además, promueven estos centros. ¿Deberían exigir a las empresas que informen del uso de agua que conlleva su actividad?

Hay una directiva europea aprobada en septiembre del año pasado que dice que tienen que informar de cuánto gastan, pero no se está aplicando. ¿Sabes el meme este de la independencia de Cataluña? ¿Primero que sí y luego que no? Pues cuando Escrivá, como ministro para la Transformación Digital, dijo en la misma noticia que iban a legislar sobre la IA y los centros de datos para que no consuman tanta agua y su uso sea transparente, yo dije: «¡Bien!». Pero a continuación añadió: «Y entonces vamos a hacer un kit digital para que todos los autónomos, pequeñas pymes, utilicen la IA». Y yo dije: «¡No!». Tienen un cacao con la transición ecológica y digital…

¿Y qué pasó con el decrecimiento? Se volvió a escuchar mucho cuando preguntó la reina Letizia. ¿Y ahora?

Yo la escribo a diario, muchas veces. Nosotros, por ejemplo, hablamos de decrecimiento digital. Hay gente que utiliza los términos de permacomputación o de ecofeminismo de datos, como Ana Valdivia. Hay muchas maneras de afrontar cómo podría ser un mundo con otro tipo de tecnología diferente.

En ‘La Marea’, que también ha dejado la redes del ‘mal’, nos anima oír esto.

Claro. No necesitamos estar en esos otros sitios del mal y alimentar el mal. Somos nosotros los que creamos contenido y los que queremos interaccionar. Y para esas dos cosas no necesitamos esas herramientas del mal.

Pero es difícil en mitad de la gran ola.

El fallo es verlo de manera individual. Yo llevo 25 años luchando, con lo cual para mí es medianamente fácil. Pero ¿te acuerdas de lo de la huella de carbono? Ahora están intentando hacer lo mismo: trasladar las culpas individuales. Pero nosotros no tenemos poder de manera individual, tampoco en una sociedad digital. Lo tenemos en colectivo.

Un ejemplo de nuestra capacidad de acción es lo que está pasando en las escuelas. Las asociaciones de familias se están juntando y haciendo pactos contra las pantallas, que no van a permitir que sus hijos e hijas utilicen móviles hasta los 16 años. De esa manera, sí puedes sacar a tus hijos de la pantalla .  Y es lo que te decía antes de los esclavos de las plantaciones en Jamaica y los luditas en Londres. No se conocían, pero yo, por ejemplo, la siguiente reunión que tengo es con alguien de Irlanda. Y a diario hablo con muchos colectivos, franceses, portugueses… Es una cascada de activismos que van levantándose, y cada uno lo hace porque ha visto a otro y le ha inspirado.

Y actuando.

Sí, porque más allá de la parte de visibilización, ya estamos con la parte de lucha. Por ejemplo, hemos hecho alegaciones a los centros de datos de Amazon de manera colectiva, con Ecologistas en Acción. Que las actuaciones tengan consecuencias.

En resumen: ¿es entonces imposible tener IA sin consumo de agua?

Aunque resolvieras el problema aquí con los centros de datos, seguiríamos teniendo una cadena de impactos ecosociales en toda la cadena de suministro, en otra parte del globo; es decir, sería imposible.

Fuente: https://www.lamarea.com/2025/05/20/aurora-gomez-una-busqueda-con-chatgpt-consume-10-veces-mas-que-una-busqueda-en-el-google-antiguo/

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Entrevista a Gabriel Aguirre, integrante de Capítulo para la Paz en Colombia.

Por: Pablo Ruiz

En América Latina y el mundo existen diversas organizaciones y movimientos que trabajan por la paz, en hora buena. Entre ellos, encontramos al Movimiento Global “Un mundo más allá de la guerra” (WBW, World BEYOND War) organización que tiene presencia en los cinco continentes y que “utiliza la educación, el activismo y la comunicación para promover la causa de poner fin a todas las guerras y establecer una paz duradera”, como señalan.

Conversamos con Gabriel Aguirre quien es el organizador para América Latina de WBW, es de Venezuela, pero tiene su sede actualmente en Bogotá, Colombia. Gabriel Aguierre “ha sido un activista y luchador por la paz, la justicia social, la solidaridad internacional y los Derechos Humanos, y posee más de 13 años de experiencia en el trabajo social y comunitario”.

En la siguiente entrevista conversamos sobre el peligro de las bases militares en América Latina, de la base militar de EE.UU. en Guantánamo, donde están encarcelando migrantes; del encuentro del presidente de Ecuador con el fundador de Blackwater; de lo positivo que podrían resultar las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia, donde EEUU es el mediador, y aunque se una “paz imperfecta” se podría alcanzar un alto al fuego; de Palestina; y de los tambores de guerra que promueven los líderes europeos contra rusia; entre otros temas.

– Lo primero, quisiera saber un  poco más de tu organización ¿Qué nos puedes contar? Entiendo que tienen capítulos en algunos países…

Primero mencionarte que nuestro movimiento global es una organización que se fundó en el año 2014. Es un movimiento que se propone, en principio, abolir la guerra como institución; es decir, como forma para resolver y gestionar todos los conflictos en el mundo. Es una organización que se propone poner fin al militarismo, a las bases militares, y trabajar en la construcción de una cultura de paz. Es una organización que trabaja desde la interseccionalidad; es decir, entendiendo los distintos espacios y esferas de acción y de influencia que van ocurriendo en el mundo.

Nuestros fundadores, David Swanson, que es nuestro director ejecutivo, y David Hartsough, vieron la necesidad de construir un poderoso movimiento global que pusiera en el centro de la discusión sobre la gestión y la problematización de los conflictos que van surgiendo a distintos niveles en la esfera internacional, en la esfera regional, en la esfera local, y cómo desestimar, cómo sacar a la guerra, dentro del tablero de posibilidades, y de opciones que se manejan para dirimir los conflictos.

Y es algo que está muy presente en el día de hoy. Tú bien has mencionado sobre la realidad que estamos atravesando, y la coyuntura en la cual nos encontramos, que es precisamente el problema y la amenaza latente de la guerra, de la confrontación de una tercera guerra mundial, que como han dicho algunos pensadores pondría en peligro la propia existencia de la especie humana, y que, ciertamente, existen distintos movimientos a nivel mundial que también trabajan en el mismo campo de la paz. Si nosotros decimos que la paz es un camino, entonces hay distintas formas, por supuesto, de emprender ese camino.

Naturalmente hay puntos de coincidencia, hay puntos de encuentro, porque coincidimos en la importancia, en la necesidad, en resumidas cuentas, de construir un futuro para la humanidad de paz, donde podamos contar nosotros con justicia social, donde podamos contar no sólo con una humanidad mucho más humana, una humanidad mucho más solidaria, una humanidad mucho más cooperativa, una humanidad que no se decante o no se determine por la violencia o que esté marcada por el hecho de la violencia que, en resumidas cuentas, conduce a la guerra.

Entonces, nuestro movimiento se organiza a nivel global a través de sus capítulos, en cada uno de los países; nosotros tenemos, actualmente, presencia en los cinco continentes. No podemos hablar de todos los países, pero sí en los cinco continentes.

Cada región del mundo, cada rincón del mundo, con sus particularidades, pero también nos organizamos a través de organizaciones aliadas, afiliadas a “World Beyond War”, a “Un mundo más allá de la guerra”, que son organizaciones con las cuales trabajamos, porque nos reconocemos como parte de un gran ecosistema, de un gran movimiento de organizaciones, de plataformas, y de espacios internacionales que también trabajan en el mismo campo, que se proponen, de distintas formas, también lograr los objetivos que nos hemos propuesto, que no son otros, por ejemplo, en el caso de América Latina, que construir, y hacer de nuestra región una América Latina como una verdadera zona de paz.

Y para eso es importante, por ejemplo, el cierre de las bases militares. Para eso es importante que en nuestra región no existan armas nucleares, para eso es importante que en nuestra región no exista la presencia de la OTAN, que es el “dedo en el gatillo” del imperialismo. Para eso es importante que se desmantele el Comando Sur, que es una instancia que, igualmente, actúa con base a la lógica guerrerista impuesta por EEUU para extender su dominio, y mantener su papel de potencia hegemónica en el mundo, pero en particular, en América Latina.

Entonces, hay muchas cosas que todavía hay que trabajar para lograrlas, y, naturalmente, entre las distintas organizaciones podemos cooperar, podemos contribuir, y debemos sobre todo trabajar en unidad. En unidad y en alianza para poder entender y afrontar los nuevos desafíos que nos exige hoy la realidad del mundo.

– Justamente, mencionaste el tema de las bases militares. En febrero, el mes pasado, se realizó el Día Mundial Contra las Bases Militares. ¿Por qué la oposición a las bases militares? ¿Por qué el movimiento por la paz se opone a que haya esta “colaboración” entre los países?

Mira, efectivamente, la guerra tiene distintas formas de estructurarse. Hay estructuras que conforman y que permiten potenciar la guerra. Una de ellas son las bases militares. Por eso, EE.UU. posee hoy más de 900 bases militares alrededor del mundo. En América Latina son 76 bases militares y, contando, porque aún no han desistido del esfuerzo de seguir construyendo y estableciendo, sembrando en el corazón de nuestro continente, nuevas bases militares.

Para nosotros, realmente, el tema de las bases militares es un problema, y para el mundo en general, porque desde allí se desarrollan operaciones que, por supuesto, van dirigidas a mitigar los esfuerzos de los movimientos y de las organizaciones que trabajan en la construcción de un mejor futuro de su pueblo, que trabajan por la construcción, y sobre todo por lograr conquistar derechos civiles , democráticos, sociales, de todo tipo. Y es desde las bases militares, justamente, donde se desarrollan operaciones de todo tipo: operaciones de inteligencia, operaciones de interdicción, operaciones que tienen que ver, particularmente, con el perfilamiento de dirigentes y de infiltraciones de los movimientos a distintas escalas.

Desde otra perspectiva, alrededor de las bases, cuál ha sido el argumento que se ha empleado históricamente para establecer bases militares en un país: bueno, que supuestamente las bases militares van a permitir incrementar los niveles de seguridad en ese país. Bajo esa lógica, entonces, los gobiernos suscriben acuerdos con EEUU y con la OTAN, en algunos casos, para establecer instalaciones militares en ese territorio. Bien sea visto desde la forma de cooperación directa o bien sea visto desde el establecimiento de una base propiamente militar con personal estadounidense en ese territorio, etc.

Y la gran verdad – que nos ha demostrado la historia – es que no hay un sólo caso en el mundo donde la existencia de una base militar haya mejorado los niveles de seguridad de ese país. Haya acabado con el crimen organizado; haya puesto fin al crimen transnacional, todo lo contrario: los indicadores y las estadísticas nos señalan que, donde se han establecido bases militares, se han disparado los niveles de inseguridad, se han disparado la presencia de grupos irregulares, se han disparado los niveles de operaciones del crimen transnacional, y por supuesto, otros fenómenos que ocurren alrededor de las bases militares como son, por ejemplo, las violaciones a los derechos humanos de las poblaciones.

Hay que mencionar un caso muy particular, aquí en Colombia, el caso de Olga Castillo y su hija, compañera que tuvimos el honor de conocer, hace algún tiempo, el pasado año. Ella murió de cáncer exigiendo justicia para su hija. Su hija que había sido violada por los militares estadounidenses de una de las bases que está establecida aquí, en Colombia, y que, por supuesto, en el marco de la inmunidad y de la impunidad fueron devueltos a EEUU y Olga murió reclamando justicia para su hija. No pudo hacerlo el Estado colombiano, menos lo hizo EEUU, por supuesto protegiendo a sus militares, y casos como estos hay múltiples, múltiples casos en el mundo, y en América Latina en particular.

Otros fenómenos que producen las bases militares, en los lugares donde son establecidas, es que terminan contaminando el medioambiente. Hemos visto, por ejemplo, todo lo que fue la presencia de las instalaciones militares en Vieques (Puerto Rico), una zona completamente militarizada, donde se probaban armas, donde se probaban productos y armas químicas, que se tradujo en perjuicio en la  salud de toda la población viequense y que, entre otras cosas, se utilizaron armas, donde se colocaron minas en el suelo de Vieques, y se habla que hasta el año 2033, después de la retirada del ejército estadounidense, será entonces cuando se pueda hablar de un desmilitarización completa del territorio viequense.

Entonces contaminan el agua, generan perjuicios al medioambiente, se violan los derechos humanos, se incrementan los niveles de inseguridad. Adicionalmente, despilfarran cuantiosos recursos que deberían ser utilizados para realmente resolver los problemas estructurales de nuestra sociedad en acceder a derechos como el derecho a la salud, como el derecho  a la educación, como el derecho a la cultura, la recreación, al deporte, lo que permitiría una normal existencia de la vida humana se termina traduciendo en un despilfarro cuantioso de recursos. Basta con dar una mirada  a lo que es el gasto militar en el mundo y lo que EEUU invierte en la guerra y, por supuesto, un gran porcentaje de esa inversión a la guerra, que va en armas, que va a tropas, un gran porcentaje de eso va a las bases militares.

Sólo con el 3% del presupuesto que destina EEUU para la guerra en el mundo,  sería posible ponerle fin al hambre en África, sólo con el 3% de lo que se destina a la guerra. Entonces estamos viviendo en un mundo, en una sociedad que en general, con mucha inmoralidad, con mucha hipocresía, que nos mencionan, y nos dicen que se preocupan por el problema de la hambruna mundial, pero entonces invierten cuantiosos recursos para fortalecer sus bases militares y sus guerras. Y en América Latina ya lo hemos visto: ha sido precisamente desde las bases militares estadounidenses donde se han generado acciones que han ido en contra de lo que han decidido los pueblos como forma para destinar y construir su futuro.

Desde las bases militares de Colombia se ha desarrollado múltiples acciones de agresión hacia el pueblo venezolano, en distintas oportunidades, generando operaciones de organización en alianza con grupos terroristas, en alianza con fuerzas mercenarias, en alianza con otros sectores, y Venezuela se encargó de denunciar, durante muchísimo tiempo, que nos oponíamos a la existencia de esas bases militares.

En el caso de Honduras, desde la base militar Soto Cano, en Palmerola, fue desde donde se extrajo al presidente electoManuel Zelaya, en ese momento, y se le colocó en Costa Rica, por supuesto, violentando la soberanía del pueblo hondureño y la decisión del pueblo hondureño de construir un futuro con un presidente que en ese momento era el compañero Manuel Zelaya.

Entonces, para eso han servido las bases militares. No nos han generado ningún tipo de beneficio a nuestros pueblos y, en consecuencia, pensamos que es necesario, si queremos realmente poner fin a la guerra, es necesario cerrar todas las bases militares.

Nosotros tomamos el 23 de febrero porque es un día simbólico, un día significativo. Es el día en el cual se recuerda aquel tratado inmoral suscrito por el gobierno de Cuba, en 1903, por el gobierno de ese entonces, con el gobierno de los EEUU para tomar posesión de la bahía de Guantánamo que hoy es el principal centro de tortura y violaciones a los derechos humanos en el mundo y que, además, hoy está siendo utilizado por el gobierno de EEUU para enviar a los inmigrantes de todas las nacionalidades; entre esas, venezolanas; amenazarlos con enviarlos a esta prisión, que lo sabemos por todas las denuncias que se han presentado por distintos organismos internacionales, entre ellos por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y que están ocupando de manera ilegal, están ocupando en contra de la voluntad del pueblo de Cuba y que debería ser restituido a quien legítimamente le corresponde, ese territorio, que es al pueblo cubano.

– El tema de las bases militares, como bien dices, es un problema de todo el mundo y, de hecho, en Europa la presencia de bases militares de EEUU, las que comenzaron a rodear Rusia, se transformó en un problema, en un problema que llevó a la guerra en Ucrania con Rusia. Actualmente, el presidente Donald Trump está impulsando negociaciones de paz y, por otro lado, a la gran mayoría de los países de la Unión Europea les gustaría que continuara la guerra. Sin duda la guerra es un gran negocio, pero un gran negocio para pocos. ¿Qué piensas tú de las negociaciones o la guerra?

Mira, desde nuestro movimiento hemos clamado desde que se inició la guerra, hemos clamado la importancia y la necesidad de detenerla, de poner fin al conflicto, de poner fin a la guerra; por supuesto, sabemos que los actores involucrados, en este caso, todos y cada uno de ellos, aducen importancia y necesidades geopolíticas de emprender este conflicto que ha sumido a Europa del Este en una gran confusión, en una gran situación complicada, particularmente.

Sabemos que la OTAN ha sido uno de los grandes artífices de este conflicto, uno de los principales promotores los que realizaron un plan bien estructurado, que durante muchísimos años viene ejecutando para poder ir cercando, progresivamente, militarmente a Rusia, expandiendo sus fronteras, anexando nuevos países a la OTAN, inclusive países que se denominaban que eran países neutrales, por ejemplo, como Finlandia, como Suecia, que en el 2023 pasaron a formar parte de la OTAN y, recientemente, han declarado que tienen el interés de destinar más fondos para la guerra en Ucrania.

Entonces, sencillamente, es cómo estallamos y desarrollamos un conflicto, ¿verdad? Proponemos que se desarrolle un conflicto que, en resumidas cuentas, se traduzca en un mayor aislamiento a nivel internacional de Rusia, debilitamiento desde el punto de vista militar, político y geopolítico y nosotros, (la OTAN), progresivamente, vamos testeando de qué forma sería o de qué forma respondería una potencia nuclear en el marco de esta confrontación.

Para nosotros, lo peligroso de esto es que estamos señalando que en este conflicto se han sumado potencias nucleares. Lo ha declarado así la Agencia Internacional de Energía Atómica, donde Rusia posee cerca de 1530 cabezas nucleares, EEUU posee cerca de 1800 cabezas nucleares, otras tantas más en Reino Unido y en Francia.

Entonces, muy lamentablemente, parece que los gobiernos de Europa, porque no podemos hablar de los pueblos de Europa, no han aprendido nada de la historia, de los fenómenos y de las causas que se tradujeron en el estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hoy parecieran repetirse como copia y calco de cada uno de los hechos internacionales que fueron ocurriendo para que estallaran esas guerras.

Frente a la propuesta de paz, nosotros debemos señalar que, aunque sea una paz imperfecta, tiene que parar la guerra, tienen que dejar de morir personas, jóvenes, niños, mujeres, ancianos y ancianas en Ucrania y en Rusia. Porque en resumidas cuentas, eso es en lo que se traduce la guerra. Mueren personas, se genera sufrimiento en las familias. Entre otras cosas, se devastan pueblos y ciudades enteras. Entonces, la guerra debe tener un punto de finalización. Sabemos que las conversaciones de paz no son espacios o discusiones y conversaciones que sean fáciles.

Estamos seguros que en los procesos de negociación y diálogo tienen que ceder ambas partes y creo que pareciera que existe, por fin, una opinión más o menos coherente y lógica sobre la necesidad de poner fin a esa guerra. Es muy irónico, porque la propuesta surge de parte de EEUU que es el principal promotor de guerras en el mundo y que, paralelamente, dice que debemos poner fin a la guerra en Ucrania y en el siguiente mensaje, en el siguiente tweet en la red “X”, escribe: “Bueno, y si Hamas no respeta el alto al fuego, que se desate el infierno en la Franja de Gaza”.

Entonces, tú no puedes entender cómo alguien que se propone construir la paz, lo hace para un conflicto en una esquina del mundo y para otro propone entonces desatar un infierno entero que significa la muerte de más personas de los ya 40 mil muertos en la Franja de Gaza a través de la intervención y del genocidio sionista y genocida que ha propuesto y que ha desarrollado Israel, el estado sionista de Israel. Entonces, es bastante irónico, ¿no?. Naturalmente hay que aprovechar las circunstancias, hay que aprovechar el contexto. Si está planteada una negociación para poner fin a la guerra, es un esfuerzo que se debe acompañar.

Es necesario detener inmediatamente no solamente la guerra en Ucrania, sino todos los conflictos que están en desarrollo en el mundo, porque no es solamente Ucrania, no es solamente Palestina, qué nos duele muchísimo lo que ocurre en ambas naciones, sino que también son las guerras que están ocurriendo en África, por ejemplo, que muy poco se habla. Entonces, sabemos que hoy, eso es algo importante. Ojalá esos esfuerzos se traduzcan realmente en avances concretos para detener la guerra, para construir una paz justa para todos los pueblos y para los pueblos involucrados: el pueblo de Ucrania y el pueblo de Rusia.

Una paz estable, que no permita que cualquier acción o inestabilidad en la región produzca un nuevo estallido en la guerra, y, por supuesto, duradera. Que le permita al pueblo ruso y al pueblo de Ucrania desarrollar, elegir sus destinos, construirse como sociedades, construir un mejor futuro para sus pueblos, alcanzar el desarrollo en sus distintos espacios, niveles, áreas y campos, y que le permita también a la humanidad entender la importancia de ello.

Es importante que Europa no continúe su plan que lo ha develado hace unas pocas semanas a través de sus principales voceros; el presidente de Francia, Emmanuel Macron, de ponerse en una carrera armamentista contra Rusia y ganarla, además, han dicho.

Entonces parecieran los mismos discursos previo a la Primera y a la Segunda Guerra Mundial muy peligrosos, muy delicados, y que genera una sensación  de que estamos a las puertas de una nueva guerra mundial, de que estamos efectivamente gambeteando en ese espacio, en ese escenario, y la posición, desde los movimientos sociales y de nuestros pueblos, tiene que ser poner fin a la guerra, poner fin a la locura, que se propone desarrollar una nueva confrontación a nivel global, y, por supuesto, insisto, las capacidades destructivas hoy son, al menos, 100 veces superiores a las que existían durante la Segunda Guerra Mundial.

Treinta minutos de una guerra nuclear significaría la muerte de más de 3 mil millones de seres humanos – casi la mitad de la población – en sólo 30 minutos de confrontación con armas nucleares. Entonces, estamos hablando de un contexto bastante difícil, bastante complejo, pero que estamos seguros que nuestros pueblos sabrán oponerse a ello, estamos seguros que en los pueblos en Europa hay resistencia, hay movimientos que están desarrollando iniciativas. Ahora, en el mes de junio, se va a desarrollar en Europa la contracumbre de la OTAN, justamente para denunciar lo que se va a discutirse allí en la OTAN; que no van a hacer otra cosa más que ver cómo siguen reforzando su estructura y su alianza militar global que ya hemos dicho, ahora en la entrevista, que es el dedo en el gatillo del imperialismo.

Es posible también que tengamos una nueva edición del Congreso de Neutralidad (que se realizó en Colombia) sobre estas fechas como espacios de confluencia de las plataformas a las que tú hacías mención al inicio de la entrevista como espacios para la construcción y para la articulación y para el desarrollo de una agenda común, una agenda en conjunto, que ponga en el centro la importancia de alzar nuestra voz para la paz, de pedirle y decirle a los gobiernos que detengan esta locura militarista.

– En estos días se supo  que el presidente Daniel Novoa, de Ecuador, sostuvo una reunión con el fundador de Blackwater. ¿Qué opinas de esto? A mí, primero me dio risa, porque el año pasado, con EEUU se firmaron una serie de acuerdos, entregaron las Islas Galápagos,  y que todo esto iba a ayudar a resolver el tema de las bandas criminales, del narcotráfico, vimos imágenes bien impactantes de un grupo tomándose un canal de televisión ¿Qué opinas?

Mira, yo creo que ya no hay acción en contra de la voluntad, en contra de los intereses de los pueblos, que Daniel Novoa no haya realizado, en el caso de Ecuador. Desde que este caballero fue electo, y digo caballero con el respeto de los verdaderos caballeros, en el Ecuador naturalmente se tomaron un conjunto de decisiones que iban totalmente en contra de la voluntad del pueblo, porque bien lo has relatado, si hacemos una revisión, digamos en las acciones que se fueron desarrollando en el tiempo, una de las primeras fue, justamente, pasar el proceso de militarización completo de las Islas Galápagos invitando al ejército estadounidense a participar de operaciones de interdicción, de operaciones supuestamente contra el crimen transnacional, cuando utilizaron el Ecuador. Los grupos criminales transnacionales han sido  utilizados, y el paso de la droga, el tránsito de la droga, tema quehay que por supuesto estudiar, y trabajar para una próxima entrevista, utilizaron ese pretexto para establecer allí tropas en las Islas Galápagos.

Luego, se invitó abiertamente a tropas militares estadounidenses a territorio ecuatoriano. Luego se invitó al FBI, luego se invitó a la CIA y, más recientemente, bueno, entre otras cosas, se propuso cambiar el Artículo 5 de la Constitución ecuatoriana para permitir el establecimiento de bases militares extranjeras en el territorio, algo que había sido prohibido expresamente en la Constitución a partir de lo ocurrido en los desarrollos y el cierre de la base militar de Manta, donde, el ex-presidente Rafael Correa en ese momento declaró algo realmente brillante: recordamos una entrevista que le hicieron en EEUU sobre por qué estaban retirando la bases militar de Manta, si esa era una base militar cooperativa con el Ecuador: “Estamos cerrando la base militar de Manta, porque el día que ustedes nos permitan poner una base militar ecuatoriana en Florida, entonces nosotros dejaremos esa base militar estadounidense en Manta”.

Una respuesta sencilla, pero contundente, con mucha fortaleza, ahora, esto se agudiza y esto, por supuesto, se agrava en el hecho de las recientes entrevistas y publicaciones, donde Daniel Novoa con Erik Prince, el principal contratista de mercenarios en el mundo, enemigo declarado de los pueblos, enemigo declarado de Venezuela, por ejemplo. Ya lo ha dicho en múltiples oportunidades, que él, con su ejército de mercenarios va a proponerse, y va a llegar a Venezuela, y de forma fantasiosa van a derrocar el gobierno legítimamente electo por el pueblo venezolano, y van a colocar a los títeres para ser serviles a los intereses del imperialismo estadounidense y que, durante toda sus historia, no han hecho más que promover acciones desestabilizadoras contra los gobiernos; golpes de estadocontra los países y los gobiernos legítimamente electos, y, en resumidas cuentas, colocar a personas que no representan los intereses genuinosdel pueblo.

Hay que decirlo: Daniel Novoa no representa los intereses del pueblo ecuatoriano. Daniel Novoa representa los intereses de la clase económica mundial de las fuerzas y los polos de poder mundial que sencillamente se proponen seguir subordinado a los pueblos arrancándoles derechos, viendo como siguen alimentando, incrementando sus arcas en términos económicos. Entonces eso es un poco los comentarios sobre esto hay que seguir viendo los desarrollos, lo que va a continuar realizándose y desarrollándose en el caso de Ecuador, nosotros tenemos mucha claridad y hemos adelantado una campaña para poner fin a las bases  militares.

– Uno de mis temas, es el tema del entrenamiento. Colombia, Chile, Perú son, entre tantos  otros, países que siguen enviando tropas a la Escuela de Las Américas, y también viajan instructores estadounidenses a nuestros propios países. El entrenamiento es otro fenómeno del intervencionismo estadounidense en América Latina y en el mundo. ¿Qué opinión tienen ustedes sobre este asunto?

¿Cuál es la razón principal por la cual EEUU se propone crear escuelas de entrenamiento para nuestros militares de los países latinoamericanos? No es para otra cosa más de que aprendan la doctrina ya caduca de cómo oponerse, cómo debilitar a cualquier movimiento, cualquier grupo de fuerzas, desde el punto de vista de la sociedad civil, que se proponga reestablecer la verdadera democracia en esos países, en los países donde no existe democracia. Por ejemplo, sucedió mucho en la Escuela de las Américas donde existían las dictaduras donde habían movimientos que se oponían a las dictaduras y EEUU se encargaba de entrenar a los militares de esos países para golpear, para cercar, para confrontar a esos movimientos que se oponen desde distintas formas de acción. Nosotros, por supuesto, siempre reivindicamos las  formas de acción no-violentas entre esas formas no violentas de organización de los pueblos para poner fin a esas dictaduras y que también eran perseguidos por los militares, eran asesinados por los militares, eran encarcelados por los militares, y sabemos todas las violaciones a los derechos humanos, casos como esos.

Ustedes, conocen muy bien todo lo que ocurrió en Chile en la época de Pinochet, sabemos todo lo que ocurrió en la Argentina, durante las dictaduras en el Uruguay, durante la dictadura en el Paraguay,etc. Entonces si hay alguien que sabe de cómo se entrenaron a los militares para confrontar, desaparecer, para asesinar, para reprimir a los pueblos, es precisamente en el Cono Sur. Entonces, la gran realidad es que EEUU no ha abandonado esta práctica. Lo que se ha es automatizado, lo que se ha es tecnificado, lo que ha es modificado las formas, inclusive les han dado nuevas estéticas. Por ejemplo, ahora, en Colombia, se aperturó recientemente un centro de excelencia de la OTAN, es decir, donde vienen militares de todas partes del mundo a formarse en el arte de la guerra, de cómo asesinar personas, y cómo hacerlo “de mejor forma”.

Entonces, es realmente una gran amenaza. Como tú bien lo decías, muchos de los países latinoamericanos han invitado a tropas militares estadounidenses, y en algunos casos ni siquiera  invitaron; en algunos casos bajo coerción y presión de parte de EEUU de “bueno, mira: si no haces esto”, un poco lo que sucede hoy con la guerra comercial que ha desatado Trump en el mundo, que “si no haces esto, entonces te voy a imponer aranceles”. Lo ha hecho así con el tema de las tropas militares estadounidenses: “Mira, si tú no haces esto, si tú no permites ejercer mi tropas en ese territorio yo te voy a colocar tal cosa o, a nivel internacional, te voy a debilitar o te voy a aislar”, y, bueno, gobiernos que no son soberanos, gobiernos que realmente no tienen una posición de defensa nacional ceden ante eso fácilmente y algunos otros son bastante cooperativos. En el caso de Perú,  ha sido bastante cooperativa.

– En el caso de Chile, con Gabriel Boric, ha habido muy buenas relaciones con el Comando Sur, cosa que sorprende.

Por supuesto. De hecho, el año pasado, y eso era parte de lo que te iba a mencionar también, América Latina lo visitó el portaaviones “George Washington”, que es un portaaviones con capacidad nuclear, que visitó siete países de la región, entre estos Chile, Argentina, Brasil, etc., con lo cual, al final es abrirle las puertas al ejército estadounidense para desarrollar ejercicios militares conjuntos los cuales, por supuesto,  crean un impacto al medioambiente, los cuales terminan reforzando la doctrina de dominación del imperialismo estadounidense en nuestro continente, lo cual representa una amenaza clara a la paz y algo muy peligroso que nosotros denunciamos y señalamos en ese momento que era el tema de que estos portaaviones, con capacidad nuclear, son los laboratorios de ensayo para mirar cómo reacciona la región frente a la posibilidad de establecer en nuestro territorio armas nucleares.

Actualmente, en América Latina no existen armas nucleares. Hay países que desarrollan la energía nuclear como Argentina, por ejemplo, pero no existe, al menos conocida, la presencia de armas nucleares. Entonces, todas estas son tentativas para ver de qué forma reacciona nuestro continente, nuestra región. Nosotros, en el movimiento popular lo denunciamos en su debido momento. Por supuesto, pensamos que es importante que los gobiernos también lo denuncien, porque si eso no ocurre, más temprano que tarde, en este continente se van a establecer y se van a sembrar armas nucleares, y nos van a poner nuevamente en un nuevo teatro de operaciones de la confrontación a nivel global.

Nosotros lo hemos dicho con claridad: EEUU debe cerrar todas sus bases militares en el continente. Debe retirar sus tropas y sus ejércitos de nuestra región. Debe desmantelar el Comando Sur, porque todos estos representan auténticas y genuinas amenazas para la paz regional.

América Latina no necesita bases militares, América Latina no necesita ejercicios militares conjuntos con el ejército estadounidense, América Latina necesita trabajar en sus problemas y en sus preocupaciones y desafíos que no son otros más que poderle garantizar a nuestros pueblos una salud gratuita, una educación gratuita, pública y de calidad, poderle garantizar derecho a la vivienda, poderle garantizar derecho a la recreación, al arte, la cultura, el deporte.

Esas son nuestras realidades, trabajar en nuestros procesos de integración regional, trabajar en nuestros procesos de solidaridad entre nuestros pueblos. Esas son nuestras principales preocupaciones, no tiene que ser si aquí hay un portaaviones de tal capacidad o con tal equipamiento militar, o si le cambiamos a nuestros militares el fusil número tal por el fusil número tal que tiene tal capacidad más destructiva. O sea, esas no son nuestras preocupaciones. No deberían ser el centro de nuestras preocupaciones.

Foto: Gabriel Aguirre, junto a las compañeras del Capítulo para La Paz de Colombia de WBW en Bogotá.

* Pablo Ruiz es integrante del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas en Chile y editor de la Revista El Derecho de Vivir en Paz www.derechoalapaz.org

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La escuela y la sociedad. Entrevista a: Natalia Stoppani

Por: Voces

 

Natalia Stoppani

Docente, investigadora, dirigente del movimiento solidario y candidata a legisladora porteña desarrolla un análisis crítico de la situación en el país y la ciudad conducidas por proyectos políticos regresivos. Una mirada cooperativista sobre la educación.


Natalia Stoppani es licenciada y profesora en Ciencia Política y magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Hace 10 años da clase en el Profesorado Joaquín V. González e integra la Dirección del Centro Cultural de la Cooperación (CCC) Floreal Gorini, donde además es investigadora en el Departamento de Educación. También es candidata a legisladora porteña en la lista Es ahora Buenos Aires, que encabeza Leandro Santoro.

–¿Cuál es tu análisis sobre la problemática educativa en el país? ¿Qué cambió desde el año pasado?
–Lo primero es la degradación de Ministerio a Secretaría. Eso tiene implicancias políticas fuertes porque un Ministerio es el órgano rector principal y cumple una función política de regulación, de ordenamiento, de lineamiento, de orientación. Esa degradación política da cuenta de la prioridad del Gobierno. Además, estamos en el segundo año de gestión con un presupuesto prorrogado, algo degradante para toda la administración pública. Después, el Gobierno salió con una política «estrella», como fue el plan de alfabetización, poniendo el foco en lengua, cuando si uno va a las pruebas estandarizadas, lengua da mal, pero matemática da peor.

–¿Pero se hizo algo?
–Se hicieron convenios con las provincias, porque cualquier programa necesita que cada una acuerde con el Ministerio nacional. Pero es como vender espejitos de colores, porque una política nacional tiene un tiempo para implementarse. Es muy difícil que de un año para el otro cambien los resultados de aprendizaje. Se podría decir, «los indicadores podrían mejorar, aunque sean 4 años de Gobierno, del primero al último», pero tenés que ponerle una guita que no están poniendo.

–Y se necesita un compromiso de todas las fuerzas políticas.
–Eso seguro. Asistimos a un Consejo Federal que se reúne, pero no con la misma discusión política de otros momentos. Hay una tarea muy menospreciada históricamente y que ahora con (Sandra) Pettovello se ve peor, que es la asistencia a los comedores. Otra cosa importante en educación es la narrativa. Y ahí entran personajes como (el diputado Alberto) Benegas Lynch, abriendo la puerta al trabajo infantil. Me parece que el Gobierno no va a avanzar en ninguna línea de desarrollo vinculado al Instituto de Educación Tecnológica (INET), que podría pensar el trabajo y la educación. También necesitamos una nueva ley de financiamiento educativo, porque el 6% del PBI que se logró en el último año del Gobierno de Cristina Fernández ya queda lejos. Pero con este Congreso y con este Gobierno es algo medio difícil.

–¿Ves en la dirigencia política en general algún impulso como para hacerse cargo de esta cuestión o prendió tanto el discurso privatista que ya no interesa?
–Creo que la dirigencia política se debe todavía un acuerdo sobre aspectos básicos, como que la educación tiene que ser central en los programas políticos. Creo que habría consensos en cosas del estilo «no puede ser que en lengua y matemática no vayamos bien, no puede ser que no haya una vinculación con el trabajo real, no puede ser que el Instituto Nacional de Formación Docente no tenga el impulso de cuando se lanzó el Programa Nacional de Formación Permanente».

–Eso apunta también a un proyecto de país y el proyecto del macrismo y de Milei es primarizar la economía, de modo que no le hace falta la educación.
–Como siempre decimos en el Centro Cultural, no hay proyecto educativo sin proyecto político y viceversa, porque incluso en los proyectos políticos más neoliberales o fascistas como el que tenemos, lo hay. Yo nunca dije que el macrismo no tenía un proyecto educativo. Que es privatizador, que es neoliberal, que es primarizante en el campo de la economía, sin lugar a duda, pero ahora hay un proyecto político que tiene que ver con el menosprecio de lo público. Pensá que al cortarse los recursos para las provincias también se corta el financiamiento salarial del FONID (Fondo Nacional de Incentivo Docente). Provincia que puede pagar, provincia que no puede, no paga, y eso es reducción salarial. El kirchnerismo tuvo unas políticas de distribución de recursos fenomenales y políticas que discutían el sentido de la educación, algo a lo que hay que volver. Eso después es un círculo virtuoso. Si vos das la discusión de la batalla cultural en el campo educativo, la distribución de los recursos es bastante más obvia.

–La Ciudad de Buenos Aires supo tener un gran sistema público y, de hecho, muchos residentes de los alrededores mandaban sus hijos a la Capital.
–Es muy difícil hacer un balance positivo en 18 años de gestión. Creo que en el fondo, el Gobierno nacional y el de la Ciudad son lo mismo en términos de proyecto político y educativo. Pero una cosa es la conducción política y otra cosa lo que efectivamente pasa en las instituciones. Digo, así como los maestros en los 90 decían, «soy funcionario público, soy un servidor público, pero no soy Menem», en este caso pasa lo mismo.

–Como siempre, la gente de a pie es la que soluciona los problemas.
–Exacto, las docentes y las directoras, con las pocas herramientas que tienen, se enfrentan con una situación cotidiana que si te guías por lo que pasa a nivel central, no habría cómo abordar. Dicen que educación y trabajo es una relación que quieren desarrollar y sin embargo no hay señales en ese sentido. Tampoco para pensar la educación en el trabajo y el cooperativismo. La ciudad tiene 2.300 cooperativas vigentes, el 13% del total nacional. Con esa cantidad, podría tener una propuesta de aproximación al mundo del trabajo vinculado al sector de la economía social y cooperativa y no la hay.

–Tal vez no la hay porque por definición la cooperativa va en un sentido opuesto a Gobiernos como los actuales.
–Claro, los valores del cooperativismo tienen que ver con la solidaridad, con la igualdad, con el respeto, con la responsabilidad y sin lugar a dudas no son los valores que pregona el neoliberalismo. A nivel nacional, el INAES está desfinanciado. No siempre la gestión de la Ciudad estuvo como ahora en relación al sector: hubo momentos en que había más aproximaciones, pero el último año y medio –como en casi todas las áreas del Gobierno porteño– se ve el abandono. La Ciudad de Buenos Aires tiene una ley de Economía Social hecha en pandemia y está en stand by la posibilidad de que las cooperativas sean contratadas por el Estado, artículo de la ley no reglamentado. No tenemos el presupuesto para la formación que ofrecía a las cooperativas. No tenemos un padrón que permita que las cooperativas sean eximidas del impuesto a los ingresos brutos, que entre paréntesis es una ley que promovió nuestro legislador Edgardo Form en 2014. Es ideológico, pero también lo es respecto a la poca valoración de lo que las cooperativas aportan en términos económicos al sistema en el que vivimos. Un proyecto político cooperativo y el ideario transformador que nosotros y nosotras pregonamos, que es anticapitalista, abona al sistema en términos de producto bruto y ni siquiera eso les interesa. Porque, digo, las cooperativas en el país aportan casi el 10% del PBI.

–No son las únicas carencias…
–La Ciudad no tiene ley de educación propia y tampoco una ley de educación técnico-profesional. También podría tener algún programa de desarrollo de futuros investigadores. Es una pena que no tenga un programa de desarrollo científico. Hemos sufrido el intento de cerrar los 29 profesorados cuando se lanzó la creación de la Universidad de la Ciudad, como si no pudieran coexistir. Ahí mostraron explícitamente que para ellos los docentes pueden ser reemplazables por un coach, por personas que sepan manejar grupos, que sepan controlar emociones. Estanislao Antelo, un pedagogo que falleció hace unos días, se preguntaba qué queda de una sociedad sin docentes. ¿Cómo no pensar en la tarea de enseñar y la tarea de cuidado? Nosotras nos pensamos en esa función ética del docente que la enseñanza es con afecto, con sensibilidad, con cuidado. No nos da lo mismo los pibes que vienen que los que no vienen, no nos da lo mismo la familia. Por eso en secundaria, que es donde más se ve tal vez la problemática adolescente, se ve la falta de equipos interdisciplinarios con recursos económicos y con herramientas para poder resolver situaciones que en la postpandemia se ven mucho más.

–Estaba pensando en la miniserie Adolescencia. Ustedes viven situaciones difíciles cotidianamente.
–Vivimos la violencia de la sociedad en la escuela: familias que no pueden darles de comer a sus pibes y pibes que vienen como pueden a la escuela. Pibes metidos en lógicas vinculadas al consumo de drogas, pibes con violencia intrafamiliar, que son abusados en las casas, pibes cuyas familias están sin laburo. Ya sabemos que la escuela y la sociedad no son dos cosas diferentes, pero hay que volver a decirlo. Porque cuando se dice que los docentes son vagos, que no sirven para nada, hay que recordarnos que el docente es un trabajador y que por ende su vida está impactada por lo mismo que impacta a la familia. Después, pasa en la secundaria que el docente compite con la atención que logra el celular, algo que recrudeció en postpandemia. Es muy desleal la competencia entre el celular y el docente buscando la atención del pibe, metido como está en la lógica de la plataformización. El saber pedagógico se discute con el saber de las redes sociales. Discute, aunque no lo haga explícitamente; en la práctica sucede. Ni hablar de la necesidad de regular las plataformas en general y las de apuestas en línea en particular, y el macrismo se abstuvo de votar una regulación en torno a la ludopatía en el Congreso Nacional.

 

Fuente de la información e imagen:  https://accion.coop

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Capitalismo y petróleo: nuevos centros de acumulación de capital y el lugar del Medio Oriente en el imperialismo internacional.

Adam Hanieh es profesor de economía política y desarrollo internacional en la Universidad de Exeter (Inglaterra), donde su investigación se centra en el capitalismo y el imperialismo en Oriente Medio. Su último libro lleva por título Crude Capitalism. Oil, Corporate Power, and the Making of the World Market (Verso Books, septiembre de 2024). En esta gran entrevista con Federico Fuentes para LINKS, Adam Hanieh habla de la necesidad de poner de relieve las transferencias de valor para comprender el imperialismo, el papel de Israel en el capitalismo fósil mundial y la creciente influencia de los Estados del Golfo.

-Durante el siglo pasado, el término imperialismo fue utilizado para definir diferentes situaciones. A veces, es reemplazado por conceptos como globalización y hegemonía. ¿Sigue siendo válido el concepto de imperialismo? Si es así, ¿cómo lo define?

-Adam Hanieh. Sin duda sigue siendo válido y hay mucho que aprender tanto de los autores clásicos sobre el imperialismo, como Vladimir Lenin, Nikolái Bujarin y Rosa Luxemburgo, como de las contribuciones y debates posteriores, incluidos los de los marxistas anticolonialistas de los años sesenta y setenta.

De manera muy general, defino el imperialismo como una forma de capitalismo mundial basado en la extracción y la transferencia continua de valor de los países pobres (o periféricos) a los países ricos (o centrales), y de las clases de los países pobres a las clases de los países ricos. Creo que existe una tendencia a reducir el imperialismo a un simple conflicto geopolítico, a la guerra o a la intervención militar. Pero sin esta idea central de las transferencias de valor, no podemos entender el imperialismo como una característica permanente del mercado mundial que opera incluso en períodos considerados «pacíficos»

Los medios mediante los cuales se efectúan estas transferencias de valor son complejos y requieren una reflexión profunda. La exportación de capital en forma de inversión extranjera directa a los países dominados es uno de los mecanismos. La extracción y el control directo de recursos es otro. Pero también debemos examinar los diversos mecanismos y relaciones financieras que se han generalizado desde los años 80, como los pagos del servicio de la deuda efectuados por los países del Sur. También existen diferencias en el valor de la fuerza de trabajo entre los países centrales y los periféricos, algo que analizaron los teóricos del imperialismo de los años sesenta y setenta, como Samir Amin y Ernest Mandel. El intercambio desigual en el comercio es otra vía. Y la mano de obra migrante es otro mecanismo muy importante para la transferencia de valor. Reflexionar sobre estas múltiples formas nos permite comprender mejor el mundo actual, más allá de la simple cuestión de la guerra o de los conflictos interestatales.

El hecho de abordar el imperialismo a través de estas transferencias de valor permite revelar quién saca provecho de ellas. Lenin destacó el capital financiero, que era el resultado del control cada vez más integrado del capital bancario y del capital industrial o productivo. Esto sigue siendo válido. Pero ahora es más complicado, en la medida en que ciertas capas de burguesías dominadas en la periferia se han integrado parcialmente dentro del capitalismo del centro. No sólo tienen a menudo la nacionalidad de estos países, sino que además se benefician de esas relaciones imperiales. También hay mucha más propiedad transfronteriza del capital y un auge de las zonas financieras extraterritoriales, offshore, lo que hace mucho más difícil el seguimiento del control y los flujos de capital. Para entender el imperialismo hoy en día, es necesario comprender mejor quién saca provecho de esta integración en los principales centros de acumulación de capital y cómo están conectados los diferentes mercados financieros.

Una tercera característica derivada de estas transferencias de valor es el concepto de aristocracia obrera. Este concepto fue de gran importancia para debatir sobre el colonialismo y el imperialismo, remontándose a Karl Marx y Friedrich Engels, pero a menudo es malinterpretado o dejado de lado en el pensamiento marxista contemporáneo. Si vamos más allá del folleto de Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, para examinar sus otros escritos sobre el imperialismo, vemos que le dedicó especial atención al análisis de las implicaciones políticas de las relaciones imperiales en la creación de capas sociales en los países centrales cuya política se alineó y se conectó con su propia burguesía. Esta idea sigue siendo válida y debe ser subrayada nuevamente. En Gran Bretaña, por ejemplo, permite explicar el carácter claramente proimperialista del Partido Laborista británico.

Una de las características del imperialismo contemporáneo que no estaba bien teorizada a principios del siglo XX es la forma en que la dominación imperial está necesariamente vinculada a ideologías racistas y sexistas particulares, que contribuyen a justificarlas y legitimarlas. Podemos verlo hoy en el contexto de Palestina. Es realmente importante integrar el antirracismo y el feminismo en nuestra forma de pensar el capitalismo, el antiimperialismo y las luchas antiimperialistas. Neville Alexander [1936-2012, estuvo encarcelado en Robben Island de 1964 a 1974] lo hizo en el contexto sudafricano, al igual que Walter Rodney [1942-1980, fecha de su asesinato], un marxista anticolonialista de Guyana, y Angela Davis en Estados Unidos.

-Muchos coinciden en que, después del fin de la Guerra Fría, la política internacional ha estado dominada por el imperialismo estadounidense/occidental. Sin embargo, parece estar ocurriendo un cambio relativo con el florecimiento económico de China, la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la demostración de poder militar más allá de sus fronteras por parte de naciones aún más pequeñas, como Turquía y Arabia Saudita. En general, ¿cómo entender la dinámica que opera dentro del sistema imperialista internacional?

-Desde principios de los años 2000, asistimos a la aparición de nuevos centros de acumulación de capital fuera de Estados Unidos. China ocupa un lugar destacado. Al principio, esto estaba relacionado con los flujos de inversión extranjera directa en China y en la región más amplia de Asia Oriental con el objetivo de explotar una mano de obra barata en el marco de una reorganización de las cadenas de valor globalizadas. Pero desde entonces, el auge de China se ha asociado a un debilitamiento relativo del capitalismo estadounidense en el contexto de crisis mundiales profundas y cada vez más graves.

Esta erosión relativa de la potencia de Estados Unidos puede observarse a través de diferentes indicadores. En las últimas tres décadas, la dominación estadounidense sobre las tecnologías, las industrias y las infraestructuras clave se ha debilitado. Un indicador de esto es la disminución de la participación de Estados Unidos en el PIB mundial, que pasó del 40 % a aproximadamente el 26 % entre 1985 y 2024. También ha habido un cambio relativo en la propiedad y el control de las mayores empresas capitalistas del mundo. Por ejemplo, la cantidad de empresas chinas que figuran en el Global Fortune 500 superó a la de las empresas estadounidenses en 2018 y se mantuvo así hasta el año pasado, cuando Estados Unidos volvió a liderar la lista (139 empresas estadounidenses frente a 128 chinas). En el año 2000, la presencia de China en esta lista se limitaba a 10 empresas. Si bien el ascenso de China se ha producido en gran medida a expensas de las empresas japonesas y europeas, también se ha observado una disminución del control estadounidense sobre las grandes empresas: en los últimos 25 años, la participación de Estados Unidos en la clasificación de Global Fortune 500 pasó del 39 % al 28 %.

Es importante señalar que estos signos de declive relativo de Estados Unidos se reflejan a nivel nacional. El capitalismo estadounidense atraviesa graves problemas sociales: disminución de la esperanza de vida, encarcelamiento masivo, falta de vivienda, salud mental y deterioro de las infraestructuras esenciales. El neoliberalismo y la extrema polarización de la riqueza han destripado la capacidad del Estado para responder a las grandes crisis, como se pudo ver con la pandemia de Covid y, más recientemente, durante la temporada de huracanes de 2024 y los incendios de Los Ángeles en enero de 2025.

Pero debemos subrayar el debilitamiento relativo de la potencia estadounidense. No creo que vaya a producirse una caída inminente del dominio estadounidense. Conservan una ventaja militar considerable sobre sus rivales, y la centralidad del dólar estadounidense no ha sido cuestionada. Este último es una fuente importante de poder estadounidense, ya que permite a Estados Unidos excluir a sus competidores de los mercados financieros y del sistema bancario estadounidenses (especialmente evidente desde el 11 de septiembre). Gran parte de la potencia geopolítica de Estados Unidos se articula en torno a su dominio financiero, otra razón por la que debemos considerar el imperialismo más allá de sus formas militares.

También hay una visión más amplia de estas rivalidades mundiales que deberíamos destacar: las múltiples e interconectadas crisis que marcan hoy el capitalismo a escala mundial. Podemos verlo en el estancamiento de las tasas de ganancia y los grandes volúmenes de capital excedente en busca de valorización; el enorme aumento de la deuda pública y privada; la sobreproducción en muchos sectores económicos; y la dura realidad de la emergencia climática. Así, cuando hablamos de la dinámica del sistema imperialista mundial, no se trata simplemente de rivalidades entre Estados y de medir la fuerza de Estados Unidos en relación con otras potencias capitalistas. Debemos situar estos conflictos en la crisis sistémica a más largo plazo que todos los Estados tratan de superar.

-¿Cómo entiende el ascenso del presidente estadounidense Donald Trump en este contexto?

-Algunos comentaristas liberales describen a menudo a Trump como una especie de egoísta loco que se encarga de supervisar una administración desviada por multimillonarios de extrema derecha (o dirigida en secreto por Rusia). Creo que esta perspectiva es errónea. Independientemente del narcisismo personal de Trump, representa un proyecto político claro que aborda los problemas generales que acabo de mencionar: ¿cómo gestionar el declive relativo de Estados Unidos en el contexto de las crisis sistémicas más importantes a las que se enfrenta el capitalismo mundial?

Si seguimos las discusiones entre sus asesores económicos, tendremos la prueba. Un ejemplo particularmente revelador es un largo análisis [Hudson Bay Capital: «A User’s Guide to restructuring the Global Trading system, November 2024»] escrito en noviembre de 2024 por Stephen Miran, un economista que acaba de ser confirmado como presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump. Miran afirma que la economía de Estados Unidos se ha reducido en relación con el PIB mundial en las últimas décadas, mientras que Estados Unidos soporta el costo de mantener el «paraguas de defensa» mundial frente a las crecientes rivalidades interestatales. Sobre todo, afirma que el dólar está sobrevalorado debido a su papel como moneda de reserva internacional, lo que ha erosionado la capacidad de producción estadounidense.

Stephen Miran ropone resolver este problema esgrimiendo la amenaza de los aranceles para obligar a los aliados de Estados Unidos a asumir una mayor parte de los costos del imperio. Según Miran, esto contribuirá a que la industria manufacturera regrese a Estados Unidos (un elemento importante en caso de guerra). Propone una serie de medidas para limitar los efectos inflacionistas de este plan y mantener el dólar como moneda dominante a pesar de la esperada devaluación (subraya explícitamente la importancia del dólar estadounidense para proyectar y garantizar la potencia de Estados Unidos). Este tipo de perspectiva es defendida por la administración Trump, incluido el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin[ex empleado de Goldman Sachs de 1985 a 2002, cuyo padre era un alto directivo, y luego al frente de un fondo especulativo].

Lo esencial no es saber si este plan funciona o si es económicamente sensato, sino comprender las motivaciones que lo sustentan. Está explícitamente concebido como un medio para hacer frente a los problemas a los que se enfrenta el capitalismo estadounidense e internacional, y para reafirmar la primacía de Estados Unidos repercutiendo sus costes en otras zonas del mundo. La administración de Joe Biden propuso diferentes soluciones, pero se enfrentó a los mismos problemas, hablando abiertamente de intensificar la «competencia estratégica» y de la necesidad de encontrar formas para que Estados Unidos «mantuviera sus ventajas fundamentales en la competencia geopolítica» («The Sources of American Power. A Foreign Policy for a Change World», Jake Sullivan, Foreign Affairs, noviembre-diciembre de 2023).

Por lo tanto, debemos abordar la administración Trump como actores con un proyecto coherente. Es evidente que este proyecto genera numerosas contradicciones y tensiones internas, así como evidentes desacuerdos por parte de algunos sectores del capital estadounidense y de aliados históricos. Pero estas tensiones también reflejan la naturaleza muy inestable del capitalismo internacional mundial en la actualidad.

La articulación nacional del proyecto, como suele ocurrir en tiempos de crisis, se basa en la designación de chivos expiatorios, es decir: un racismo virulento y actitudes antimigratorias, un irracionalismo anticientífico, la negación del cambio climático y políticas ultraconservadoras en materia de género y sexualidad. Todos estos tipos de tropos ideológicos sirven para promover el nacionalismo, el militarismo y el sentimiento de un país sitiado. Permiten aún más represión estatal y recortes en los gastos sociales. Por supuesto, esto no se limita a Estados Unidos. El resurgimiento mundial de estas ideologías de extrema derecha es un indicio más de que nos enfrentamos a una crisis sistémica más importante a la que todos los Estados capitalistas se enfrentan.

Quiero subrayar de nuevo la urgencia climática. Podemos ver cómo la administración Trump está desmantelando las regulaciones ambientales y busca acelerar la producción nacional de petróleo y gas para reafirmar el poder del capitalismo estadounidense (reduciendo los costos energéticos). Pero también está muy claro que estamos entrando en una fase de crisis climática en cascada e imprevisible, que tendrá un impacto material en miles de millones de personas en las próximas décadas. La derecha puede negar la realidad del cambio climático, pero, en última instancia, se debe a que el capitalismo no puede permitir que nada afecte la acumulación de capital. Debemos situar la cuestión climática en el centro de nuestra política actual, ya que estará cada vez más presente en todos los ámbitos.

-Se han dado varias explicaciones contradictorias para justificar el apoyo imperialista de Estados Unidos y Occidente al conflicto de Israel contra Gaza. ¿Cuál es su punto de vista? ¿Cómo encaja el proceso de normalización entre Israel y las naciones árabes en este contexto? ¿Y qué impacto tuvieron el 7 de octubre y el genocidio de Gaza en este proceso?

-Deberíamos situar la relación entre Estados Unidos e Israel en el contexto de la región en general, y no sólo a través del prisma de lo que ocurre dentro de las fronteras de Palestina o de las motivaciones de los dirigentes israelíes. Esto requiere poner de relieve el imperialismo estadounidense (véase el artículo de junio de 2024 de Adam Hanieh en el sitio alencontre.org) y el papel central de la región en el capitalismo internacional basado en los combustibles fósiles.

El ascenso de Estados Unidos como potencia capitalista dominante estuvo estrechamente relacionado con la adopción del petróleo como principal fuente de energía fósil a mediados del siglo XX. Esto le dio al Medio Oriente un papel muy importante, como centro de las exportaciones mundiales de petróleo y zona crucial de producción de energía, en el proyecto global de Estados Unidos. En el Medio Oriente, Israel ha sido un pilar fundamental del poder de Estados Unidos, especialmente después de la Guerra de los Seis Días de 1967, donde demostró su capacidad para derrotar a los movimientos nacionalistas árabes y las luchas anticoloniales. En este sentido, Estados Unidos siempre ha estado al mando de esta relación regional, no Israel y, desde luego, tampoco un lobby proisraelí.

El otro pilar de la potencia de Estados Unidos en el Medio Oriente han sido los Estados del Golfo, en particular Arabia Saudita. Desde mediados del siglo XX, Estados Unidos estableció una relación privilegiada con las monarquías del Golfo, actuando como apoyo a su supervivencia siempre y cuando permanecieran en el sistema más amplio de alianzas regionales de Estados Unidos. Esto significaba garantizar el suministro de petróleo al mercado mundial y asegurarse de que el petróleo nunca fuera utilizado como «arma». También significaba que los miles de millones de dólares que los Estados del Golfo ganaban con la venta de petróleo se reinvertían en gran medida en los mercados financieros occidentales.

Pero, al igual que su estatus mundial, la dominación de Estados Unidos en la región ha ido erosionándose en las dos últimas décadas. Esto se refleja en el creciente papel de otros Estados ajenos a la región (como China y Rusia) y en la lucha de las potencias regionales por ampliar su influencia (por ejemplo, Irán, Turquía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos). Es importante señalar que también se ha producido un desplazamiento hacia el este de las exportaciones de petróleo y gas del Golfo, que se orientan ahora principalmente hacia China y Asia oriental, en lugar de hacia los países occidentales.

La respuesta de Estados Unidos ha sido tratar de acercar a sus dos principales aliados regionales normalizando las relaciones políticas, económicas y diplomáticas entre los Estados del Golfo e Israel. Este proyecto se remonta a varias décadas, pero se intensificó en el marco de los Acuerdos de Oslo en la década de 1990. Más recientemente, Israel normalizó sus relaciones con los Emiratos Árabes Unidos y Baréin a través de los Acuerdos de Abraham de 2020. Ese mismo año, Israel también normalizó sus relaciones con Sudán y Marruecos. Estos pasos importantes fueron seguidos en 2022 por la firma de un acuerdo de libre comercio entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel.

Debemos leer las acciones de Israel y el genocidio en Gaza a través de este prisma. Incluso ahora, después del 7 de octubre y el genocidio, y mientras se habla de expulsar a aún más palestinos de su tierra, el objetivo de Estados Unidos sigue siendo la normalización de las relaciones entre Israel y los Estados del Golfo para reafirmar su primacía en la región.

-Sin embargo, con el plan de Trump de limpiar Gaza de su población palestina, ¿no se hace más difícil la normalización de las relaciones entre los gobiernos de la región e Israel?

-Las propuestas de Trump a favor de una limpieza étnica de Gaza encuentran claramente eco en gran parte del espectro político israelí. Sin embargo, existen numerosos obstáculos para ello, empezando por el hecho de que Estados como Jordania y Egipto no quieren que sea desplazada a su territorio una cantidad tan grande de refugiados palestinos.

Pero países como Arabia Saudita, Jordania y Egipto no están fundamentalmente en desacuerdo con el proyecto de Estados Unidos. En principio, la monarquía saudita no tiene ningún problema en normalizar sus relaciones con Israel, y sin duda le ha dado luz verde a los Emiratos Árabes Unidos para hacerlo en el marco de los Acuerdos de Abraham. Existe una alineación extremadamente estrecha entre Estados Unidos y los Estados del Golfo, que se acelera bajo Trump. Podemos verlo en el hecho de que Arabia Saudita es sede de las actuales negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, y en el reciente anuncio de los Emiratos Árabes Unidos de su intención de invertir 1400 mil millones de dólares en Estados Unidos durante la próxima década.

Al mismo tiempo, es obvio que es muy difícil que este proyecto avance sin la derrota de los palestinos en Gaza y demás lugares, y sin una cierta forma de aquiescencia palestina. La posible solución a este dilema se encuentra en Cisjordania, bajo la forma de la Autoridad Palestina (AP). La AP es esencial porque ha creado una capa de políticos palestinos y una clase capitalista palestina cuyos intereses están vinculados a un compromiso con Israel y que están dispuestos a facilitar la normalización regional (ése era el objetivo de los acuerdos de Oslo). Por lo tanto, no deberíamos considerar a los Estados árabes como genéticamente opuestos a la limpieza étnica y a la normalización tal y como la propone Trump.

-Los monopolios petroleros nacionales gestionados por los Estados del Medio Oriente (y otros países no occidentales) han superado a las empresas occidentales en el mercado mundial del petróleo. ¿Cómo influye esto en la posición del Medio Oriente dentro del capitalismo internacional?

-En las dos últimas décadas, asistimos al surgimiento de grandes compañías petroleras nacionales, que están cambiando la dinámica de la industria petrolera mundial. Los Estados del Golfo se destacan en este sentido, en particular con Saudi Aramco, el mayor productor y exportador de petróleo del mundo en la actualidad, que ha superado a las grandes empresas occidentales que dominaron la industria durante la mayor parte del siglo XX.

Estas petroleras nacionales siguieron el ejemplo de las supermajors petroleras occidentales al integrarse verticalmente. En la década de 1970, los países productores de petróleo, como Arabia Saudita, se concentraban principalmente en la extracción de crudo. Pero hoy en día, sus petroleras nacionales están presentes en toda la cadena de valor. Participan en el refinado y la producción de productos petroquímicos y plásticos. Poseen compañías navieras, oleoductos, petroleros y estaciones de servicio donde se venden los combustibles. Cuentan con redes de comercialización a nivel mundial.

Al mismo tiempo, fuimos testigos del surgimiento de lo que en Crude Capitalism llamo «el eje Este-Este de los hidrocarburos». Con el ascenso de China, las exportaciones de petróleo del Golfo se desviaron de Europa Occidental y Estados Unidos hacia el este, más concretamente hacia China y Asia Oriental. No estamos hablando sólo de la exportación de crudo, sino también de productos refinados y petroquímicos. Esto condujo a una creciente interdependencia entre estas dos regiones, que ahora constituyen el eje central de la industria petrolera mundial fuera de Estados Unidos.

Esto no quiere decir que los mercados occidentales y las compañías petroleras no sean importantes. Las grandes supermajors occidentales siguen dominando en Estados Unidos y en el bloque norteamericano en sentido amplio. Pero hay que admitir que el mercado mundial del petróleo es un mercado petrolero fragmentado, en el que estas conexiones Este-Este reflejan más bien el debilitamiento de la influencia estadounidense, tanto a escala mundial como en Medio Oriente.

-¿Qué lecciones podemos extraer de la idea de que algunas empresas transnacionales o públicas no occidentales pueden funcionar con éxito sin un anclaje institucional en una potencia imperialista?

-No se trata de empresas estadounidenses u occidentales, pero tienen importantes vínculos con empresas petroleras occidentales (especialmente a través de asociaciones) y operan en los mercados occidentales. La mayor refinería de petróleo de Estados Unidos es propiedad de Arabia Saudita. Por lo tanto, no deberíamos oponerlas necesariamente, como si hubiera una diferencia fundamental en la forma en que ellas, como «bloque fósil», ven el futuro de la industria. Están absolutamente del mismo lado en lo que respecta al estado de emergencia climática. Podemos constatarlo en el papel preponderante de los Estados del Golfo, que obstruyen y desvían cualquier respuesta internacional eficaz ante esta emergencia.

-A la vez que refuerzan sus vínculos con China, los Estados del Golfo han demostrado cada vez más su voluntad de actuar de forma autónoma e incluso de rivalizar por ejercer influencia en la región. ¿Cómo explica el papel de estos Estados del Golfo?

-Junto con este debilitamiento relativo del poder de los Estados Unidos, otros actores, entre ellos los Estados del Golfo, han tratado de proyectar sus propios intereses regionales.

Han utilizado diversos mecanismos: el patrocinio de diferentes grupos armados o movimientos políticos o bien la acogida de diferentes fuerzas políticas (el caso de Qatar es un caso aparte); el otorgamiento de ayuda financiera a Estados como Egipto y Libia; la intervención militar en países como Yemen y Sudán; y el control de puertos y vías logísticas. De esta manera, los Estados del Golfo han tratado de aumentar su presencia regional.

Esto está relacionado en parte con las consecuencias de los levantamientos árabes de 2011, que se extendieron rápidamente por la región, desestabilizando a los líderes autoritarios de larga data, como en Egipto y Túnez. Los Estados del Golfo desempeñaron un papel importante en el intento de reconstruir estos Estados autoritarios después de los levantamientos.

También existen rivalidades entre los Estados del Golfo, en particular entre Arabia Saudita y Qatar, pero también entre Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. No están necesariamente de acuerdo sobre todo y a veces apoyan bandos opuestos, por ejemplo en Sudán [donde Arabia Saudita apoya a las fuerzas armadas sudanesas en la actual guerra civil, mientras que los Emiratos Árabes Unidos ayudan a las Fuerzas de Apoyo Rápido [de Hemeti-Mohamed Hamdan Dogolo].

Sin embargo, a pesar de su declive relativo, Estados Unidos sigue siendo la principal potencia imperialista de la región. Esto es evidente a la vista de su presencia militar directa en el Golfo, donde Estados Unidos tiene instalaciones y bases militares en países como Bahréin, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Estados Unidos sigue siendo la última fuerza de recurso, militar y política, de los regímenes del Golfo.

El término «subimperialista» se utiliza a veces para describir países como éstos, que están subordinados a una potencia imperialista pero que operan con cierta autonomía en su esfera de influencia. ¿Considera que este término es útil para entender a los Estados del Golfo?

-Si el término «subimperialismo» puede explicar en parte lo que representan estos Estados, los Estados del Golfo no tienen necesariamente la capacidad de proyectar su poder militar de la misma manera que las potencias occidentales. Esto no quiere decir que no estén reforzando su capacidad militar, pero siguen actuando en gran medida a través de representantes y dependen en gran medida de la protección militar de Estados Unidos. Como he mencionado, hay bases militares estadounidenses por todo el Golfo. Las exportaciones de material militar de los países occidentales a la región refuerzan la supervisión occidental de los ejércitos del Golfo, ya que estas exportaciones requieren formación, mantenimiento y apoyo permanentes.

Dicho esto, la exportación de capital del Golfo hacia la región en sentido amplio —y cada vez más también hacia el continente africano— es muy evidente. Estas exportaciones de capital reflejan transferencias transfronterizas de valor. También está muy claro que los conglomerados con sede en el Golfo han sido los principales beneficiarios de la ola neoliberal que arrasó el Medio Oriente en las últimas décadas, durante la cual se abrieron las economías y se privatizaron las tierras y otros activos. No me refiero sólo a los conglomerados públicos del Golfo, sino también a los grandes conglomerados privados. Si nos fijamos en sectores como la banca, el comercio minorista o la industria agroalimentaria, encontraremos tanto conglomerados públicos como privados basados en el Golfo.

Por eso es tan importante pensar en la región en el contexto de los intereses capitalistas y los modelos de acumulación de capital, y no sólo en el contexto de los conflictos interestatales.

-A veces se considera a Irán como una potencia de poca importancia o subimperialista, dado su conflicto simultáneo con el imperialismo estadounidense y su creciente papel en la región. Otros lo ven como la punta de lanza de un «eje de resistencia antiimperialista» en la región. ¿Cómo ve usted el papel de Irán?

-La expresión «eje de la resistencia» es engañosa porque implica una unanimidad excesiva entre un conjunto de actores bastante heterogéneos con intereses, bases sociales y relaciones con la política diferentes, tanto a nivel nacional como regional. Esta expresión trata esencialmente de poner un signo positivo donde [el expresidente estadounidense George W. Bush] puso un signo negativo con su «eje del mal». Es una forma reductora de concebir la política.

Debemos oponernos clara e inequívocamente a cualquier forma de intervención imperialista occidental en Irán o en la región en general (ya sea directamente o a través de Israel). Esto significa no sólo una intervención militar, sino también una intervención económica y otras formas de intervención. Las sanciones son un elemento importante en el caso de Irán.

Al mismo tiempo, debemos reconocer que Irán es un Estado capitalista, con su propia clase capitalista, que tiene sus propios objetivos en la región y más allá. Al igual que los Estados del Golfo, Irán busca proyectar su poder regional, en este contexto de desestabilización posterior a 2011, de debilitamiento relativo del poder de los Estados Unidos y de todo lo que acabamos de discutir.

Es cierto que Irán lo hace por fuera del proyecto estadounidense para la región, como lo ha hecho durante décadas. Pero reconocer el carácter capitalista del Estado iraní significa que también debemos solidarizarnos con las luchas sociales y políticas progresistas reprimidas en Irán, ya sean las luchas obreras y sindicales (que siguen siendo numerosas), las luchas de las mujeres, las luchas del pueblo kurdo, etc. Son movimientos que nosotros, los socialistas, debemos apoyar, en el marco de una política antiimperialista.

El punto de partida es ser sistemáticamente anticapitalista en nuestra forma de pensar sobre los Estados y los movimientos, lo que significa no dar ningún apoyo político a los gobiernos capitalistas, sean cuales sean y dondequiera que estén. Podemos solidarizarnos con las personas en lucha y al mismo tiempo oponernos a la intervención imperialista en todas sus formas, y no reducir las complejidades del capitalismo en Oriente Medio a una especie de geopolítica maniquea.

Adam Hanieh

Profesor de economía política y desarrollo internacional en la Universidad de Exeter (Inglaterra), donde su investigación se centra en el capitalismo y el imperialismo en Oriente Medio. Su último libro lleva por título Crude Capitalism. Oil, Corporate Power, and the Making of the World Market (Verso Books, septiembre de 2024)

Fuente de la información e imagen:  https://www.sinpermiso.info

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Entrevista a Julia Steinberger «El saber que incomoda al poder, la ciencia en peligro»

Por: Guillaume Matthey

Desde el inicio del segundo mandato de Trump asistimos en Estados Unidos a un ataque generalizado contra la ciencia: despidos, presiones e intimidaciones, cortes masivos de investigaciones, prohibición de usar palabras como género, incluso históricamente o mujer. Este ataque no tiene precedente en su amplitud, pero forma parte de una ola mundial de represión de las libertades académicas y de expresión en los campus. Entrevista a Julia Steinberger, corredactora del GIEC e investigadora en la UNIL.

Julia, conocerás a investigadores en Estados Unidos que sufren o son testigos de los ataques contra la investigación. ¿Puedes darnos algunos ejemplos?

Hay muchos ejemplos, en particular en las áreas de salud, medio ambiente, y en todo lo que se refiere a la equidad o a la justicia social. Puedo contarte el caso de mi colega del GIEC, la doctora Katherine Calvin. Es coautora conmigo del mismo capítulo del 6º informe de síntesis, por tanto alguien que conozco personalmente. Es una científica prodigiosa, de una inmensa competencia, que además colabora y ayuda. Había sido nombrada Científica Jefe de la NASA, un puesto de enorme prestigio, y elegida después copresidenta del 3º Grupo de Trabajo del GIEC, lo que la convierte en la científica estadounidense situada en un puesto más alto del GIEC. Trump empezó despidiendo a todo el equipo de apoyo del GIEC en Estados Unidos. Después prohibió a los científicos estadounidenses participar en las reuniones del GIEC, tratar con medios de comunicación o con sus colegas internacionales. Y ahora sencillamente ha eliminado el puesto de Científico Jefe en la NASA. La destrucción del planeta por Trump y sus aliados petroleros pasa también por la decapitación de la ciencia.

Además de las universidades están siendo también atacados muchos centros de investigaciones, como en el caso de la salud y las epidemas. Por ejemplo, el nuevo Ministro de Salud Robert Kennedy Jr. ha despedido a unas 1300 personas del CDC de Atlanta, el primer centro de investigación en salud pública del país. Hace algunos meses anunció que quería suprimir casi toda la investigación sobre enfermedades infecciosas e inmunológicas.

En efecto, es un ataque sistemático contra las ciencias (tanto sociales como naturales) más orientadas de hecho a ayudar y a proteger a la población de Estados Unidos o de otros lugares.

El ámbito científico es internacional y colaborativo: todas y todos dependemos, para nuestros cuidados y tratamientos, de avances elaborados en Estados Unidos en materia de salud, al igual que dependemos de sus centros meteorológicos para nuestras previsiones. Esta destrucción nos pone en peligro ante enfermedades que serían evitables.

¿Cómo analizas la política de Trump contra la investigación? J.D. Vance declaró en 2021 que «las universidades son el enemigo». ¿Pero contra quién se dirige: la Ciencia como tal, algunos ámbitos en particular, las universidades como focos de resistencia? La climatóloga Valérie Masson-Delmotte ha hablado de un «oscurantismo tecnófilo» para expresar el rechazo de la ciencia, salvo cuando es remuneradora o permite adquirir poder.

Las libertades de investigación y de expresión ya están limitadas desde hace tiempo por la importancia que ocupan los fondos privados en la investigación, y los ataques contra las universidades no son una novedad. Pero, para mí, el proyecto de Trump, Vance y Musk es fácil de comprender: quieren destruir la capacidad democrática (ya antes tan débil) de toma de decisión y de acción, con el fin de acumular el poder y de aprovecharse de la corrupción de las instituciones.

Las universidades son un obstáculo para este proyecto, porque los investigadores ponen al día la realidad, y permiten que la población comprenda lo que está pasando. Si la población estadounidense sufre tempestades, canículas e inundaciones causadas por el recalentamiento climático sin que ningún científico pueda explicarle la causa, estará en peores condiciones todavía para pararlo.

De manera general, el saber crítico producido en la universidad ha constitudo siempre una amenaza para el totalitarismo, el fascismo y el autoritarismo. Vance tiene razón: las universidades y los investigadores son el enemigo del proyecto Trump, porque este proyecto es fundamentalmente antidemocrático.

Para Musk, hay un aspecto suplementario: el anzuelo de la ganancia. Pretende destruir las agencias de investigación o de regulación nacional, como la NASA o la FAA (que se ocupa del control aéreo), para acaparar los fondos de la tesorería estadounidense y redirigirlos hacia su propia compañía SpaceX.  Quiere ocupar el espacio aéreo estadounidense sin la restricción de la seguridad pública. También hay un chantaje con el armamento, ya que SpaceX tiene contratos militares.

Hay estudiantes expulsados por haber participado en movilizaciones por el boicot académico, o investigadores expulsados a sus países por sus posiciones políticas. Paralelamente a los ataques contra la investigación, observamos también graves ataques contra las libertades fundamentales. ¿Cómo se relacionan estos dos niveles?

En efecto, el ataque contra las libertades fundamentales de expresión política y los ataques contra los investigadores están relacionados. Se quiera o no, la realidad expuesta por la investigación, ya sea climática o social, económica o sanitaria, expone también las fechorías del poder.

Desde el punto de vista de la «junta» de Trump, los estudiantes que exigen justicia y derechos humanos para los palestinos no son tan diferentes de los científicos que demuestran la urgencia de la acción climática. Los dos grupos exigen una acción relacionada con principios de bien comín, ya sean los derechos humanos o un planeta habitable.

¿Qué formas de resistencia y movilizaciones podemos ver hoy día?

En Estados Unidos, por el momento, desgraciadamente, demasiado pocas. Las décadas de neoliberalismo desenfrenado dan sus frutos: los estadounidenses se sienten aislados individualmente, los sindicatos han perdido su fuerza, el partido demócrata está dividido y debilitado.

Hay que reaprender toda la capacidad y los saberes de la organización por abajo y de la acción colectiva. Los movimientos estudiantiles y los activistas están mucho mejor organizados que los científicos e investigadores. Pese a todo, los científicos estadounidenses organizaron el pasado 7 de marzo Stand Up For Science, con acontecimientos en todo el país. Se suceden las manifestaciones, incluso algunos políticos prominentes, como Chuck Schumer, comienzan a criticar abiertamente los ataques de Trump.

Pero ya es tarde. El proyecto de Trump y su estratega Steve Bannon es aceleracionista: ir muy rápido y por medio de grandes impulsos para descolocar a las instituciones y los modos de regulación tradicionales. Al no estar éstos últimos a la altura: será necesario que la resistencia al proyecto Trump pase por otro sitio y que sea mucho más rápida y fuerte que hoy.

¿Y cuáles son los límites de estas movilizaciones? Parece que los científicos han comenzado a movilizarse, pero no se ven grandes manifestaciones, ni un gran apoyo en la población.

En efecto, y el papel de los medios de comunicación es importante para crear las condiciones de este abandono de los científicos por parte de la población. Cuando se constata que los multimillonarios propietarios de Los Angeles Times y del Washington Post imponen su línea editorial alineada con las políticas de Trump, está claro que la población estadounidense ya no puede contar con los medios de comunicación como institución independiente, que permitiría informarle sobre el proyecto Trump. La comunicación tendrá que hacerse de otra manera.

¿Qué observas al llegar a Suiza y cómo ves la situación? ¿Quién está aquí a la ofensiva contra las universidades y a través de qué batallas?

Quedé verdaderamente impactada a mi llegada a Suiza en 2021 al observar hasta qué punto las personas políticas se permiten atacar a las universidades y a los universitarios. Es un contexto muy inquietante.

El saber y la investigación universitaria deberían estar al abrigo de los ataques partidarios, pero en cambio los políticos en Suiza se ofuscan en cuanto los investigadores expresan su posición.

En particular, la extrema derecha querría una universidad silenciosa, neutra, difuminada, que nunca tome parte en el debate público. De hecho, no estamos tan lejos de Trump como nos figuramos, sobre todo cuando nuestro presidente de la Confederación aprueba elementos del discurso de Vance.

Parece que ha habido un recrudecimiento de los ataques contra las universidades después de las movilizaciones por el boicot académica del pasado mayo. ¿Cómo ves la situación?

Según pienso, hacemos frente a un backlash, una contra-ofensiva que quiere enterrar las movilizaciones que  molestan, el saber que incomoda al poder. Hoy día está todo en juego: la democracia real, los valores fundamentales de los derechos humanos, las exigencias de justicia social.

El frágil equilibrio ya no se sostiene: las movilizaciones estudiantiles molestan porque exponen la complicidad de las instituciones universitarias y de los dirigentes políticos con las violaciones masivas de los derechos humanos.

Las investigaciones climáticas y ecológicas molestan, porque exponen la incompatibilidad entre la supervivencia de la humanidad y las actividades de los gigantes de nuestra economía, ya sean UBS, Glencore o incluso la Banque Nationale Suisse. Estos conflictos son muy reales, e incluso existenciales.

El caso de Joseph Daher parece paradigmático: es un despido político con otro nombre. Ha sido señalado porque es árabe, tiene un puesto precario y ha sido atacado e incluso difamado en la prensa.

Exactamente. El profesor Joseph Daher es el chivo expiatorio, la presa fácil: precario, de origen sirio, abiertamente político, apoya a los estudiantes. El hecho de que sea mundialmente reconocido por sus conocimientos, que una de sus dos tesis doctorales se haya realizado en la universidad de Lausanne, que enseñe desde hace una década siendo estimado por sus colegas y apreciado por sus alumnos, todo eso no ha bastado para protegerle una vez calumniado en la prensa.

La universidad debería haberlo apoyado y exigido correcciones y derecho de réplica, y en lugar de ello lo ha sacrificado. Es un signo claro de que todos estamos en peligro. La movilización por Joseph Daher nos afecta a todos.

Texto original: Solidarités

Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/el-saber-es-la-ignorancia-la-ciencia-en-peligro/

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