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“La clase obrera sigue siendo el principal sector social en la lucha frente a la globalización”

“La clase obrera sigue siendo el principal sector social en la lucha frente a la globalización”

Entrevista a José Daniel Lacalle

Por Salvador López Arnal

José Daniel Lacalle, ingeniero aeronáutico, miembro del Consejo de la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM), su trabajo en el campo de la sociología se ha centrado en la sociología de la ciencia, las profesiones, las clases sociales y la clase obrera. En este siglo XXI se ha centrado en la situación específica de la clase obrera y el mercado laboral: “La clase obrera en España. Continuidades, transformaciones, cambios” (El Viejo Topo-FIM, Barcelona, 2006), “Trabajadores precarios, trabajadores sin derechos” (El Viejo Topo, Barcelona, 2009), “Conflictividad y crisis. España 2008-2013” (El Viejo Topo-FIM, Barcelona, 2015); también ha contribuido a la publicación colectiva, “Dígaselo con Marx” (Ediciones GPS, Madrid, 2018). Desde 2008 dirige y coordina la publicación digital “Indicadores Económicos y Sociales” en la FIM.

Me gustaría preguntarte sobre una ponencia que has presentado en la Escuela del PCE de Madrid que se celebró en Cercedilla el pasado 19 julio de 2019. Recuerdo el título a los lectores: “¿Cómo es la clase obrera de hoy?”. Te apoyas en Edward P. Thomson, y comentas que “una clase social no debe verse como un componente de una estructura sino como una relación entre componentes de una estructura”.  ¿Nos puedes explicar con algo más de detalle esta definición? ¿No valdría entonces aquella definición de que la clase obrera incluye a todos los ciudadanos asalariados no propietarios ni directivos de los medios de producción, servicios y finanzas?

Sobre a la clase obrera, yo siempre me he apoyado en los marxistas anglosajones, no solo en Edward P. Thomson, sino en Ralph Milliband y sobre todo en Eric J. Hobsbawn. Pero el concepto de clase como relación está en el mismo “Manifiesto Comunista”, en donde la burguesía y el proletariado solo existen la una en función del otro, y viceversa, es decir, solo existen en su relación, que se concreta en la lucha de clases.

En cuanto a la definición de la clase obrera como todos los asalariados no propietarios ni directivos no es una buena herramienta para acercarse a la enorme complejidad que supone el conjunto de la clase obrera dentro del capitalismo globalizado (falsos autónomos, falsos cooperativistas, y otras figuras).

¿Ser asalariado o asalariado no es lo mismo que ser obrero/a?

Evidentemente ser asalariado/a no es lo mismo que ser obrero/a; la inmensa mayoría de los asalariados pertenecen a la clase obrera, por las mismas razones que las indicadas en la respuesta anterior.

Te cito de nuevo: “Para acercarnos a la situación de la clase obrera en España y en la Comunidad de Madrid utilizaremos la encuesta de población activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística, a principios de 2019, completándola con otra serie de datos a partir de estadísticas oficiales, como encuestas salariales, de accidentes laborales, de conflictividad laboral, etc.”. ¿No hay aquí riesgo de confiar en exceso de los datos oficiales, de la documentación institucional? Pienso, por ejemplo, en las estadísticas sobre accidentes de trabajo y no son siempre datos “neutros”, “objetivos”.

Sobre la validez de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Instituto Nacional de Empleo (INEM), y me refiero a los de la Encuesta de Población Activa (EPA), Accidentes de Trabajo, Encuestas de Salarios, Datos de Huelgas y Paros laborales, son lo más fiable que puede obtenerse, y son los que aceptan en Eurostat como válidos.

En el apartado “nación de asalariados”, hablas de la importancia de la “economía sumergida” en España. ¿Por qué sigue siendo tan importante en nuestro país ese tipo de economía? ¿Qué trabajadores y trabajadoras se ven abocados a ella?

Sobre la economía sumergida, en 2019 en nuestro país, está calculada en el 25% del Producto Interior Bruto; España dobla la media de la Unión Europea y el que se mantenga alrededor de esa cifra es debido, fundamentalmente, a la falta de recursos de todo tipo (materiales y humanos) que se dedican a su persecución. Los trabajadores abocados a ella son los inmigrantes sin papeles, pero también aquellos que tienen los trabajos más precarizados.

Hablas también en este apartado de los falsos autónomos de la mal llamada economía ‘colaborativa’. ¿Qué dimensión tiene esa economía antiobrera en estos momentos en España? ¿Cómo ves el futuro de esa economía de agresión en nuestro país?

Se denominan falsos autónomos los que tienen una facturación que está monopolizada por una sola empresa, los casos de Globo, Deliveroo, Uber, Cabify, Mapfre y las corporaciones locales son los más conocidos. Se calculan, según la UATAE que son 225.000 personas en 2019, con un crecimiento de 15.000 en este último año y que la cifra continúa creciendo. El futuro de este colectivo depende de la derogación de las últimas reformas laborales y la aprobación de un Estatuto de los Trabajadores que le tenga en cuenta.

Se habla en ocasiones, tú también lo haces, de que una de las consecuencias básicas de la globalización es la diversificación y fragmentación de la clases obrera. ¿De qué diversificación y fragmentación hablamos? ¿Qué novedades generan en las clases trabajadoras esta diversificación y fragmentación?

Como ya he planteado en otras ocasiones, y perdón por la autocita: “la globalización ha incrementado las diferencias dentro de la clase, tanto a nivel internacional como dentro del capitalismo avanzado o global. La existencia de un mercado de trabajo dual entre trabajadores precarios, la mayoría, y no precarios, la minoría, que enlaza con la existencia de lo que Lenin calificó como ‘aristocracia del trabajo’; nos lleva a un mercado laboral con múltiples diferencias internas, salariales, de derechos y condiciones de trabajo, de género, de edad, por nivel de educación, por tipo de contratación” (J.D. Lacalle, “Las clases sociales en ¿El Manifiesto Comunista”, en el libro colectivo “Dígaselo con Marx”, referenciado más arriba).

Señalas también un segundo error en las previsiones de Marx y Engels. ¿Qué segundo error es ese?… Y por cierto, ¿cuál fue el primer error?

Sobre los errores de previsión en “El Manifiesto” son, en primer lugar, la desaparición de los grupos intermedios, pequeños industriales y comerciantes, artesanos y labriegos, que plantean que proceden del feudalismo, y en segundo lugar que el incremento cuantitativo de la clase obrera iba acompañado por su homogeneización. Es evidente que ninguna de las dos se ha cumplido.

Hablando de la diversidad en las condiciones de trabajo haces referencia a los trabajadores precarios. ¿Qué sería para ti un trabajador precario? Tal como estás las cosas tras las últimas contrarreformas laborales, ¿no lo seríamos todos?

Sobre el precariado, en primer lugar, un trabajo precario es aquél que no permite unas condiciones de vida y trabajo dignas. Desde luego, tras las últimas contrarreformas laborales es aplicable a la gran mayoría de los trabajadores dependientes, o de la clase obrera.

El precariado, algunos sociólogos de renombre usan esta expresión, ¿sería una nueva clase social desde tu punto de vista?

Desde mi punto de vista y aún a sabiendas de que el precariado es considerado como una nueva clase social, esto no es así. La clase obrera, a lo largo de la historia del capitalismo, nunca ha sido un grupo social homogéneo, el que esta falta de homogeneidad se haya agudizado con la globalización capitalista no nos debería llevar a inventarnos una nueva clase social.

Hablas a continuación de la importancia de la división de género. ¿Por qué es tan importante esta división?

Su importancia está en que en principio afecta a más de la mitad de la población. En el mercado laboral las mujeres están hiperresentadas (con tasas de feminización superiores al peso de las mujeres en la población en edad de trabajar) en el trabajo a tiempo parcial, el paro, el paro de larga duración y la inactividad, y prácticamente equilibradas en la contratación temporal; infrarrepresentadas lo están en la actividad, ocupación, y salarización.

¿Sigue pasando que las tareas domésticas están realizadas básicamente por mujeres?

Aunque ha habido avances en la participación masculina en las tareas domésticas, estas siguen siendo realizadas mayoritariamente por las mujeres.

La brecha salarial entre mujeres y hombres, ¿ha aumentado o ha disminuido estos últimos años?

Utilizando el trabajo de Marta Hernández para “El Mundo” de 12/2/18 a partir de los datos de GESTHA en su informe “Brecha salarial y techo de cristal”, la brecha salarial estaría creciendo; como media las mujeres cobran 4.745 euros menos anuales que los varones, un 30% menos, y en el caso de las pensiones la diferencia sube al 37% menos.

¿Cómo describirías brevemente la situación de las mujeres trabajadoras en España?

A partir de los datos de la EPA, la mayor precariedad del trabajo de las mujeres está recogida en una pregunta anterior, la que me hacías sobre la división de género.

En cuanto a la edad, ¿no ha sido siempre así? Si pienso en mi vida laboral, por ejemplo, cuando empecé a trabajar a los 14 años mis condiciones eran malas, francamente malas, mucho peores que las de mis compañeros de mayor edad.

La situación laboral de los jóvenes trabajadores es, lisa y llanamente, catastrófica en los menores de 30 años, como se deduce de los análisis de la EPA para ese grupo de edad. Con una tasa de actividad 4’5 puntos porcentuales por debajo de la del total de la población, una tasa de ocupación casi 11 puntos porcentuales por debajo, apenas por encima del 75, una tasa de temporalidad por encima del 55%, casi 29 puntos porcentuales por encima de la media, en el trabajo a tiempo parcial están contratados algo más de 1 de cada cuatro jóvenes, más de 11 puntos porcentuales por encima de la media, desempleados están casi 1 de cada cuatro jóvenes y más del 59% ni encuentran trabajo ni lo buscan.

Al referirte al nuevo salario mínimo haces referencia a las dificultades para su implantación y a su cuantía. ¿Dónde residen las dificultades para su implantación? La ley está aprobada desde hace meses. ¿Cuál sería una cuantía justa, desde tu punto de vista, para el salario mínimo en la España actual?

El problema está en lo difícil que es el seguimiento de una ley dentro de la maraña de pequeñas empresas y comercios que conforman el modelo productivo en nuestro país. La cuantía debería estar marcada por conseguir un trabajo digno.

¿Por qué es tan importante el sector servicios en la estructura económica española (¡nada menos que el 75,5% de los asalariados!)? ¿Qué consecuencias podemos extraer de ese dato?

En el capitalismo avanzado el grueso de la ocupación está en el sector servicios, de todos modos esta es una situación ficticia, puesto que el sector servicios es una especie de cajón de sastre en el que todo cabe. Hay que distinguir entre los servicios con trabajadores de elevada cualificación, como son la enseñanza y la sanidad, los servicios con alto contenido tecnológico, y el resto. En España, por desgracia, los servicios, en su mayoría, son de valor añadido bajo. Con esto quiero decir que el peso del 75% en el empleo en el sector servicios no dice nada, a priori, es un porcentaje normal.

¿Qué trabajadores españoles ganan más? ¿Los de la industria, los de la construcción, los de servicios? ¿Por qué?

En España, los salarios son mayores en la industria, un 14’7% por encima de la media, unos 4.000 euros anuales más, seguido de los servicios, la construcción es la que tiene salarios más bajos, (datos de 2017). La razón está en la productividad del trabajo en los distintos sectores.

¿Son muy importantes las diferencias salariales en las comunidades españolas? ¿Pueden ser causa esas diferencias de migraciones internas en busca de una mejor remuneración? ¿Los trabajadores de las comunidades ricas (las de mayor renta per capita) viven mejor que los de las comunidades más pobres? ¿Sus clases dominantes son más generosas?

Las Comunidades más ricas tienen salarios más altos, debido al valor añadido producido. Eso no tiene nada que ver con la generosidad o no de las clases dominantes. Además esas Comunidades tienen menor tasa de paro, que es, probablemente, la principal causa de migraciones internas.

¿Qué futuro tiene nuestro país, y sus clases trabajadoras, partiendo de la descripción que haces (que pone los pelos de punta) de la situación de los jóvenes trabajadores?

Evidentemente, la situación laboral de los jóvenes es prácticamente insostenible, como hemos mostrado en una respuesta anterior. Esto ha producido una emigración al exterior. En 2007 había en nuestro país 8,38 millones de jóvenes entre 16 y 30 años, en 2019 son solamente 6’68 millones, 1.7 millones (un 20%)  menos; la única explicación de esta caída es la emigración.

Afirmas que en España el conflicto laboral es, esencialmente, un conflicto industrial. ¿Por qué? Por lo demás, ¿no siempre ha sido así?

Hace un tiempo se generalizó la propuesta de que el conflicto laboral estaba perdiendo fuerza frente al conflicto social. Esto afirmación es la que me llevó a hacer, desde la FIM, una investigación sobre el conflicto laboral, que se publicó en 2015 y se ha ido completando en los “Indicadores económicos y laborales”. El resultado de esa investigación, que cubre desde 2007 a 2018 es que el número de huelgas diarias estrictamente laborales ha oscilado entre 2’5 y 3 en los datos del Ministerio de Empleo.

Teniendo en cuenta datos e interpretación, ¿la clase obrera es, hoy por hoy, un sector social en lucha?

La clase obrera sigue siendo el principal sector social en la lucha frente a la globalización capitalista.

Los sindicatos de clase, ¿están a día de hoy a la altura de las circunstancias? ¿Pueden hacer más de lo que hacen?

Los sindicatos de clase hacen lo que pueden, hay que recordar que un conflicto laboral registrado es generalmente llevado a cabo por uno o más sindicatos.

¿Por qué sigue habiendo tan baja afiliación sindical en España?

La afiliación sindical en España siempre ha sido muy baja, con la crisis y la recuperación macroeconómica el porcentaje de afiliación ha bajado, del 17’1% en 2008 al 13’9% en 2015. Hay que tomar en consideración que en la negociación colectiva, que llevan a cabo los sindicatos es aplicable a todo el colectivo, estén o no sindicados.

Hablan los sociólogos de la desaparición de las clases medias, de su proletarización creciente. ¿Es así? La crisis económica en la que seguimos inmersos, ¿les golpeó con más dureza?

La desaparición de las clases medias y la progresiva proletarización de las mismas. A lo largo de la historia el capitalismo ha jugado con la existencia de los grupos intermedios con el fin de encontrar una barrera que evitan la existencia de un enfrentamiento entre las dos clases principales. Es cierto que la globalización ha incrementado las diferencias de ingresos y modos de vida, ahora bien, volver a plantearse la progresiva proletarización hasta la desaparición no creo que se vaya a producir

Mil gracias por tu tiempo y tus documentadas respuestas.

Fuente: El Viejo Topo, enero de 2020.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/la-clase-obrera-sigue-siendo-el-principal-sector-social-en-la-lucha-frente-a-la-globalizacion-capitalista/

Fuente de la Imagen: El viejo Topo

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Andreu Navarra: «Profes extenuados, alumnos desanimados, padres agresivos… en las aulas hay demasiado estrés»

La docencia es el mejor oficio del mundo y en el profesorado tenemos lo mejor de la sociedad. Esto opina Andreu Navarra, profesor de secundaria y autor de ‘Devaluación continúa’. Pero a la vez advierte que “los profesores con ganas de sumarse a las nuevas pedagogías, ¿con que se encuentran? Que tienen 150 alumnos, los edificios son los mismos y el wifi no va”.

Por Víctor Saura

Parece evidente que Andreu Navarra no llegó a este mundo para pasar por él de puntillas. Es un doctor en Filología Hispánica que los fines de semana toca la batería en un grupo de heavy metal. Y es un profesor interino de lengua castellana (ha pasado por media docena de institutos de varias ciudades del Baix Llobregat) que enseguida se transmuta en prolífico escritor, ya que a sus 39 años ha publicado cuatro novelas y ocho ensayos. Solo uno de estos libros tiene como temática su propio oficio, se titula Devaluación continúa (Tusquets), salió después del verano y en pocas semanas en las librerías se convirtió en un auténtico best seller. Es un libro crítico, pero realista, asegura Navarra, que rechaza que le etiqueten ni de tradicionalista o ni de antisistema.

¿Dónde está el secreto del éxito de ‘Devaluación continúa’?

Pues no lo sé. Quizás es que ya hay muchos libros sobre teoría y cambio pedagógico, y en cambio el mío se centra en el profesor en todo su planteamiento.

Profesores que lloran, que están estresados… El retrato que hace es muy duro. ¿Ningún compañero le ha comentado que tal vez exagere un poco?

Más bien me dicen que es ecuánime. De hecho, no he relatado mis experiencias más duras. Por ejemplo, que me dispararan con una pistola de balines, o cosas de contenido sexual en tutoría, todo esto no lo he puesto. Es un libro con voluntad de no ser truculento. Creo que si el libro ha tenido éxito es porque precisamente es realista.

O sea que el libro es moderado.

De hecho, una tercera parte está dedicada a ir contra los apocalípticos y contra este tipo de prosa desatada.

¿Quiénes y qué son los apocalípticos?

Estos libros donde todo son quejas. Yo solo quería plantear cómo están las cosas, y especifico siempre que no todo lo que describo ocurre en todos los centros, digo que tenemos la red para construir un sistema democrático, pero pienso que los contenidos se están mercantilizando y que tendríamos que contribuir más a la igualdad social. Tenemos un panorama social que es muy duro, con muchos problemas que están fuera del sistema educativo pero que llegan a él. Un sistema educativo mejor financiado podría asumir estos problemas mucho mejor.

Pero lo que está claro es su escepticismo respecto a la innovación educativa.

Cuando hablo con otros profesores que tienen ganas de sumarse a las nuevas pedagogías, ¿con qué se encuentran? Con que tienen 150 alumnos, que los edificios son los mismos y que tienen ordenadores que tardan 20 minutos en encenderse o que el wifi no funciona. Lo que digo en el libro es que estas reformas, si son buenas, tienen un problema de aplicabilidad. Si se pudiera trabajar con menos alumnos todas estas reformas serían mucho más fáciles de aplicar. Pedir ratios más bajas no es revolucionario, no me parece disparatado. Yo pido esto y pido un neohumanismo que vuelva a los valores democráticos y de justicia social que había en los años setenta. Pero yo no soy un antisistema, al revés, soy un defensor del sistema, pero soy crítico con el populismo, con las promesas que no tienen los pies en el suelo.

Le han acusado de tecnófobo.

No soy ni tecnófobo ni tecnocrático. Lo que planteo es que haya una auténtica innovación tecnológica. Por ejemplo: ¿por qué no enseñamos programación a los alumnos? Está comprobado que alumnos con problemas económicos, si se les enseña a programar, tendrán una herramienta estupenda para poder prosperar laboralmente. Somos poco ambiciosos con la ciencia. Y también me dicen que insisto mucho con el problema de las humanidades, y es verdad, tenemos un problema con las humanidades, pero también con la ciencia. En los institutos se tiene que hacer ciencia, in situ. Creo que estamos nivelando a la baja y que nuestra juventud tiene potencial. No estamos construyendo los cimientos como para poder acoger vocaciones científicas. Y por eso construimos un país abocado al monocultivo del turismo cuando podríamos hacer mucho más. Estamos frenando a la juventud.

Veo que le preocupa mucho la ciencia, que no es su materia.

Enseñar lengua es maravilloso, porque yo les dejo crear. Se ponen a escribir, me piden redacciones. La semana pasada teníamos examen y como era el centenario de Galdós les pedí que hicieran un cuento literario de amor realista como los que hacía Galdós. Y fue fantástico. Es decir, es muy fácil hacer la lengua competencial. El problema es la ciencia, donde ya no es tan fácil.

Seguramente su discurso hace que se le identifique con los defensores de la pedagogía tradicional, es decir, la de la cultura del esfuerzo, la memorización y las clases magistrales.

Querría dejar claro que lo que ataco es el pensamiento único. Tenemos un alumnado plural y nuestras herramientas son plurales. El abordaje competencial puede funcionar muy bien con unos grupos, y puede ser que no funcione tan bien con otros. Por ejemplo, el Instituto de Cervera consiguió dos premios extraordinarios de selectividad con metodología tradicional. Pues a ellos les funciona. Lo que digo a lo largo del libro es que tenemos que adecuar la metodología a lo que tenemos en frente. Pero yo no defiendo el esquema tradicional, era excluyente, dejaba mucha gente afuera.

Sobre escuela inclusiva no se habla en el libro.

Es cierto. Creo que en este asunto la clave es hablar con las familias. Y las hay que tienen miedo. Hay que escuchar las necesidades de los alumnos. En España las asociaciones consiguieron que las políticas de inclusión que cerraban la escuela especial se frenaran, porque una parte de las familias consideraba que sus hijos estaban mejor allí. Un miembro de una de estas asociaciones me ponía el ejemplo de que en su escuela había 90 alumnos y 80 docentes. Esta ratio es imposible de lograr en un centro ordinario. O sea, ¿tenemos el dinero para hacer una escuela inclusiva real? Yo me pregunto esto y también me pregunto si han hablado con las familias y si tenemos las instalaciones que hacen falta. Esto no se puede hacer mal hecho.

Hay todo tipo de familias. Quizás solo ha escuchado a unas.

Pues que se escuche a todas las familias y que esto se dote de un presupuesto suficiente. Lo que no puede ser es que se creen situaciones negativas para el alumnado.

¿A lo largo de sus años de docente no ha tenido a ningún alumno con discapacidad?

Un montón.

¿Y cómo se ha enfrentado a este reto, pues?

Es que depende, cada caso es diferente.

Dicen que en infantil y primaria la predisposición del profesorado a abordar la diversidad en el aula es muy superior a la que tiene el profesorado de secundaria. ¿Cómo lo ve?

Lo que veo es que no se puede hacer innovación sin inversión, porque la innovación es cara, y que lo mismo pasa con la escuela inclusiva. Es cara y hay que invertir. Si se invierte, adelante, pero si no estás invirtiendo suficiente dinero para tener una plantilla adecuada y para que estos alumnos tengan la atención adecuada, entonces puede ser un desastre. Tienen que ser profesores con experiencia y con los protocolos muy claros. Yo he visto casos de éxito, y también he visto a alumnos de USEE [equipos de apoyo a la inclusión en Cataluña, habitualmente mal utilizados como aula de educación especial], que seguramente no tendrían que estar allí, levantar por el cuello a una profesora de catalán. Estas situaciones no tendrían que pasar. Sin dinero la educación solo es inclusiva sobre el papel. Yo he parado crisis de ansiedad de un chico que tiraba mesas y sillas a una profesora que se arrancaba los cabellos en un ataque de histeria; yo estaba de guardia y tuve que intervenir sin ninguna formación, fijándome solo en cómo lo hacía el psicopedagogo. Esto es algo cotidiano.

En el libro también se ve que le gusta su trabajo y que hay momentos muy satisfactorios…

Cada día.

…pero en cambio la mayor parte parece la descripción de un escenario de guerra. ¿No está un poco descompensado?

Por dos razones muy sencillas. Porque hay que llevar esperanza a los profesores y porque los padres tienen que saber dónde llevan a sus hijos. No podemos pensar que vivimos en un paraíso. Lo que hay es la pura realidad; cosas vistas, que diría Josep Pla. Una realidad que es compleja y que se tiene que conocer. A mí cada día me escriben padres para darme las gracias y decirme que ahora sabemos lo que hay. En las facultades se han dado cuenta de que iban tirando de teoría, pero que los alumnos que tenían que hacer de profesores de secundaria no han hecho bastante prácticas y cuando llegan a una aula ¡no tiene nada a ver!

Esta esperanza que da en el libro a los profesores debe de ser por la vía de decir que no sois los únicos que estáis hechos polvo.

Sí. Y también me llegan un montón de mensajes de profesores, y no solo españoles. Me llegan también de Uruguay, de Perú… Y otro objetivo era plantear el debate de otra manera, centrándolo en la manera como se siente el profesor. No tenemos otros, y no les podemos tener pensando que están obsoletos. Con este panorama de pesimismo y de profesores llorando no podemos ir a ninguna parte. Miremos el problema de verdad: ¿por qué hay tanto estrés en las aulas? Los padres, crispados, muy agresivos; los profes, crispados y extenuados; los alumnos, desanimados y sin las competencias básicas.

Ahora me dirá que antes los alumnos estaban mejor preparados.

El problema es que llegan muchos chicos a 1.º de ESO que no saben leer, o lo hacen con muchas dificultades. No saben prácticamente escribir. Esto no es defender la escuela tradicional, es defender la alfabetización, que seguramente es uno de los primeros derechos democráticos. Yo no defiendo la lista de los reyes Godos ni ninguna lista memorística, lo que defiendo es que el alumnado tenga suficiente léxico para analizar su mundo. Es típico que te digan: “¿De qué nos sirve saber los ríos de España?”. Es que se trata de que un alumno de Santa Coloma sepa qué río pasa junto a su casa, y trabajando por proyectos me doy cuenta de que el alumnado no sabe ni dónde vive. No sabe situar su casa en el mapa, no distingue provincia de Estado, de capital, de ciudad, de pueblo, no tienen los elementos para analizar el entorno. Hay una confusión y un gran colapso informativo que viene, evidentemente, de las redes.

Cuidado que les va a dar la razón a los que le llaman tecnófobo.

Es que el problema de lectoescritura es grave. Y es un problema que tiene que ver con la atención y la capacidad de concentración. Si tenemos alumnos adictos a los móviles y a los videojuegos… ¿les tenemos que dar más pantallas en el aula? ¿La lógica no es que el aula corrija los excesos de la sociedad?

Este sería un punto de vista. El otro es que este es su lenguaje y que si quieres que te escuchen y tenerles motivados tienes que hablar su lenguaje y hacerlo con sus herramientas.

¡Es que no es cierto! No les motiva más, les produce ansiedad, y llegan a 2º de bachillerato y se tienen que medicar para hacer un examen. Les lanzamos a una piscina que no tiene agua. ¿Quién ha dicho que tenemos que gamificar? ¿Le hemos preguntado al alumno si le gusta? Porque resulta que algunas experiencias de gamificación fracasan porque son aburridas. O sea que a veces se tiene que gamificar y a veces se tiene que hacer una clase magistral. O un grupo quiere una cosa más competencial y otro una cosa más intelectual, por lo tanto uno siempre tiene que estar auscultando a ver cuál es la metodología adecuada a aquel grupo. Pero yo no defiendo un sistema tradicional, defiendo un equilibrio.

¿Los alumnos se tienen que medicar?

Cuando se hacen estudios sobre lo que se toman los alumnos en bachillerato ¡madre mía! Ansiolíticos, antidepresivos… hay demasiado estrés. Planteémonos cómo reducir el estrés. ¿Por qué no elaboramos planes de atención?

¿Qué quiere decir?

Planes para aprender a concentrarse. Me consta que algún centro lo está haciendo. En resumen, el lenguaje de los jóvenes es el lenguaje de los jóvenes y nosotros no tenemos ni idea. ¿Realmente pensamos que reproduciremos su forma de entretenerse? Esto es paternalismo. Tenemos que reducir el estrés y lo que no podemos hacer es no atender al alumno que quiere aprender, que quiere ir más lejos.

Dice que los alumnos no saben leer pero en cambio los suyos han hecho una narración realista al estilo de Galdós…

Sí, pero, por ejemplo, hay alumnos que no ponen ni un solo acento. Esto, ¡en 4º de ESO! ¡Es muy preocupante! También insisto en que todo lo que yo digo no quiere decir que pase en todos los centros. Hay centros muy diversos, yo ahora mismo he suspendido a cuatro de 150. Pero no se trata de esto, se trata de analizar qué estamos haciendo mal en las pedagogías que hay en primaria porque llegan que no saben prácticamente leer y los profesores de matemáticas te explican que los alumnos no pueden concentrarse para entender un problema.

¿Y entonces le parece que todo es un problema de inversión?

No, pero si no se bajan las ratios no se puede innovar. Con 150 alumnos un profesor no puede aplicar todas estas innovaciones por mucho que quiera. Lo que estoy diciendo es que los profesores están extenuados. Si se les damos oxígeno todo este mundo de la nueva pedagogía lo podríamos aplicar de manera mucho más analítica y cómoda. Y bajar las ratios es también muy importante para los entornos donde desgraciadamente tenemos violencia… cosas que yo no he puesto en el libro. No es lo mismo tener 15-20 alumnos que 35. Lo único que quiero plantear es que el profesor se sienta mejor, con la energía necesaria para ser innovador, pero de verdad, por la gente que tiene delante y no por un futuro gnóstico. Hay mucha literatura pedagógica que habla de la vida llena, de la felicidad… para mí, esto es un error. Pero que quede claro que yo en el libro no paro de decir que el sistema está vivo y que está intentando reaccionar. La inquietud está ahí, pero falta una dirección y corregir las desigualdades. Por eso va bien Portugal. Portugal está matizando el sistema de competencias con un sistema de valores. Tenemos que dejar los pensamientos únicos e introducir cosas que son de sentido común. Por ejemplo, el 25% de autonomía de centro, esto ha tenido éxito ahí.

¿Se refiere a la mayor capacidad de los directores para elegir la plantilla?

Me refiero a la autonomía a la hora de confeccionar el currículum. Un alumno de la Seu d’Urgell no tiene que tener el mismo currículum que un alumno de la Mina, de Cádiz o de la Coruña. ¿Qué tiene que ver Medina del Campo con la ciudad de Valencia? Nos tenemos que adaptar a lo que tenemos en frente y perder la obsesión con los temas ideológicos.

Pues hay quien considera escandaloso que a los niños catalanes no se les enseñe la misma Historia que a los madrileños, por poner un ejemplo.

A mí los políticos no me interesan, me interesan los jóvenes. O, en todo caso, me interesará un político al cual le interesen los jóvenes. A mí tanto me da si es un partido de derechas o de izquierdas quien pone el dinero sobre la mesa, pero que lo hagan. Hemos visto propuestas de derechas y de izquierdas, ¿pero realmente es tan importante? Unos y otros han hecho auténticas atrocidades.

Pero al final son los políticos quienes deciden.

Pero con autonomía de currículum serían los profesores quienes discutirían qué hacer con lo que tienen delante. Los gobiernos tienen que perder la obsesión por controlar el currículum y dejar que el profesor dé clase.

¿En todas sus entrevistas en medios de comunicación no catalanes no le han preguntado si en Cataluña se adoctrina?

Muchas veces. Y muchas veces han intentado que diga que hay adoctrinamiento, pero no lo he dicho. Mira, a mí esto no me preocupa. Me preocupan las personas, yo delante tengo a personas de ideologías muy diversas. Lo que me interesa es crear un espacio neohumanista en el que, realmente, con una relación diferente entre el profesor y el alumno, se pueda innovar. Pero partiendo de la realidad y no de unos paraísos que no existen.

¿Pero quién promete el paraíso o habla de felicidad? Hasta ahí donde yo sé las experiencias de transformación educativa que promueven entidades como la Fundación Bofill o los Movimientos de Renovación Pedagógica se hacen tocando de pies al suelo, o cuando menos con la participación de muchos docentes que están en el aula cada día.

En mi libro no encontrarás ni una sola acusación. Yo solo digo con lo que me he encontrado y cómo podríamos mejorar. Es más, elogio muchas cosas que se están haciendo. Por ejemplo, los institutos escuela me parecen una muy buena idea, que además tiene una connotación republicana. Otro: hay un plan sobre la mesa contra el porno y a favor de la educación afectiva. Pues me parece muy bien. ¿Por qué todo el mundo se queda con el malo?

Los autores que cita más a menudo formarían parte del grupo más escéptico ante cualquier iniciativa innovadora.

Pero es que somos líderes en paro juvenil, en desigualdad social…

Pero esto la pedagogía innovadora no lo niega, al contrario.

A mí un tuitero me dijo: “Andreu Navarra tiene idealizados los ochenta”. Pues le hice una foto de la página donde digo que no se tiene que idealizar aquello. La FP de los ochenta era un guirigay. Me estoy encontrando que me ponen cosas que yo no he escrito. Lo que también está claro es que las buenas iniciativas no pueden tapar los fracasos que tenemos como sociedad.

Quizás este sea el punto de colisión. Describe a un profesorado absolutamente extenuado, usted mismo lo ha dicho, mientras que otros describen a un profesorado muy motivado para cambiar las cosas y convencidos de tener la mejor profesión del mundo.

Es que es la mejor profesión del mundo. Ahora bien, se tiene que ser realista. Yo no he visto solo llorar a profes, también he visto llorar a directores y jefes de estudio, y también he visto asesores que tenían que explicar las innovaciones diciendo que no las entendían ni se las creían. Y esto me preocupa y lo explico. De los problemas se tiene que hablar sin tabúes. Como otro problema es que se va demasiado dinero a la concertada.

Pues la concertada se considera infrafinanciada.

Desde la crisis, en España el presupuesto de la concertada ha crecido un 25%, mientras que el presupuesto de la pública continúa igual que en 2007. Esto es un insulto.

Supongo que se tendría que analizar qué ha pasado en cada comunidad.

Bien, si lo que dice el diario El Crític es verdad, en Cataluña se dedican 30 millones de euros cada año a las escuelas de la Opus Dei. Hombre… Con 30 millones seguramente mi ordenador funcionaría.

Con este cuadro tan pesimista, mientras se lee el libro uno se pregunta por qué no lo deja. ¿Se ha planteado alguna vez dejar de ser profesor?

Yo tengo dos vocaciones: soy escritor y soy profesor. A Raimon Pannikar le preguntaban: “¿Usted es católico, hinduista o ateo?” Y él decía: “Todo al 100%, no me divido”.

No me ha contestado. ¿Se ha planteado alguna vez dejarlo?

Yo empecé en la concertada, donde estuve dos años. Y después me fui a la UAB con un contrato de investigación. Y mientras hacía investigación echaba de menos a los alumnos, porque te dan mucha vida. Y volví. Alguna madre me lo pregunta: “¿Pero cómo aguantas a mi hijo con 25 más?”. Pues mira, todos los trabajos tienen días malos y días buenos, pero por cada experiencia mala hay cinco o diez que son buenas. Yo me fijo en lo que va bien, pero también observo que hay un exceso de estrés en las familias, los alumnos y los profesores. Y otra cosa: yo estoy completamente seguro de que lo mejor de nuestra sociedad está en el profesorado. Muchos de mis compañeros son héroes. Lo que llegan a hacer es increíble.

Hombre… ¿no hacen simplemente su trabajo?

No, le ponen mucho más. Un nivel de idealismo y de fe absolutamente impresionante. Yo me fijo mucho en lo que hacen los otros profesores, me dan lecciones cada día.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/20/profes-extenuados-alumnos-desanimados-padres-agresivos-en-las-aulas-hay-demasiado-estres/

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Juan Ignacio Pozo: “La educación hoy en día, para ser más eficaz, debería ser mucho más personalizada”

El especialista español en psicología del aprendizaje insiste en que se debe alentar a los estudiantes para que tomen decisiones sobre su educación.

Por ladiariaeducación.uy

“Aprender a aprender” y “autogestión del aprendizaje” son dos de los conceptos más repetidos por el académico español Juan Ignacio Pozo. Es doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, y allí da clases en la carrera de grado de Psicología y en el máster de Psicología de la Educación.

En diálogo con la diaria, Pozo comentó los últimos avances de la psicología del aprendizaje, los cambios que visualiza en el futuro en el sistema educativo –que incluyen a los videojuegos– y cómo debería transformarse la formación docente y la relación entre profesores y estudiantes. La clave, sostiene, es que los propios jóvenes sean quienes dirijan su aprendizaje, y para eso es fundamental que los docentes pierdan poder en la clase, para que lo tomen sus alumnos.

Pozo promueve el aprendizaje basado en proyectos y cree que es necesario personalizar la educación, pero de una forma muy diferente a cómo Google personaliza las búsquedas de información. Desliza algunas de las conclusiones de sus experimentos, pero advierte que el entorno cuidado de un laboratorio nunca se compara a la realidad de un salón de clases.

¿Qué cambios produjo la psicología del aprendizaje en las aulas en los últimos tiempos?

En educación, con frecuencia, los nuevos modelos, teorías y enfoques tardan mucho en llegar a las aulas, a veces incluso ni siquiera llegan. ¿Por qué? No es solamente cuestión de que los experimentos cuidadosamente realizados en laboratorios y en espacios muy controlados consigan o no demostrar determinados efectos, sino de que eso llegue a la mentalidad de los docentes y luego a sus prácticas, de que ellos lleguen a implementar esos mismos experimentos pero en grupos de alumnos grandes, en condiciones no tan controladas. Yo diría que el cambio que se ha producido en la psicología del aprendizaje, en las últimas décadas, es que cada vez se generan más oportunidades orientadas a fomentar la gestión metacognitiva del aprendizaje de los alumnos, es decir que los propios alumnos gestionen su aprendizaje, que no solamente aprendan contenidos, sino también a regular cómo aprenden, a decidir qué actividades realizan para aprender, a valorar sus propios aprendizajes, a fijarse sus propias metas. En definitiva, se ha logrado avanzar en un aprendizaje mucho más autorregulado por los propios alumnos.

Decías que estos procesos demoran en llegar a las aulas, pero ya se empieza a ver este aprendizaje autorregulado.

El cambio es muy lento porque los docentes, en su forma de enseñar, en su formación profesional, incluso por su formación como estudiantes tienen el impulso de controlar lo que pasa en el aula, que sean ellos los que regulan el aprendizaje de los alumnos, no dejar que el alumno sea. Esto hace que resulte muy difícil que los propios alumnos gestionen el aprendizaje, y además hay metas externamente fijadas en formas de evaluaciones, tareas o programas que hacen que sigamos en la misma lógica.

¿Qué cambios se pueden ver en el aula cuando el alumno empieza a tener control de sus aprendizajes?

Es que es muy sencillo: todo el control que tiene el alumno es el que perdió el docente. En el escenario de hoy el docente llega al aula y anuncia que la tarea del día será trabajar sobre la evolución de las especies, les dice a los estudiantes qué libro tomar y qué capítulo leer. El profesor se siente mucho más seguro, el currículo fija los contenidos y lo cierra, en lugar de abrirlos. Pero si pensamos en la realidad de hoy vemos otro lado de esta historia: en la vida diaria, los alumnos están expuestos a espacios muy abiertos, donde ellos deben tomar –aparentemente– decisiones sobre qué quieren ver y hacer. Se da una contradicción entre la vida y el aula.

Si se logra eso cada estudiante podría seguir su propio camino.

Podemos decir que la educación, hoy en día, para ser más eficaz, debería ser mucho más personalizada, mucho más adaptada al alumno, que lo empodere, pero hay que tener en cuenta que la personalización que tiene que hacerse en el aula es muy distinta a la que se hace en la gestión de la información digital. Con eso me refiero a que todos sabemos que si dos personas buscan la misma información en Google obtendrán resultados diferentes, porque el servidor tiene en cuenta las historias de búsquedas, los gustos y las preferencias; en definitiva, hace una búsqueda muy adaptada al cliente, y esto no sería productivo en la enseñanza.

¿Cómo un docente podría personalizar su curso cuando tiene por lo menos 20 personalidades diferentes?

En primer lugar, esto se puede lograr porque la personalización no significa que cada alumno sea distinto a otro; por supuesto que tienen diferencias, pero sobre todo tienen intereses comunes. Si se entra a un aula y se consulta qué intereses tiene el grupo, lo más probable es que haya muchos temas en común y no 30 intereses diferentes. Me refiero a encontrar diversidad al mismo tiempo que se maneja cierta agrupación de los intereses. Si queremos un sistema que parta de la diversidad social la calidad no debe estar reñida con la equidad, y esto implica incluir y diversificar. No hay una única manera de trabajar con alumnos distintos, pero sí se puede trabajar desde su entorno y realidad para ayudarles a construir conocimiento. Entonces, ¿cómo se trabaja con la diversidad del aula? Planteando tareas más abiertas que cerradas; si todos tienen que hacer la misma tarea se hace un embudo, pero si se dan tareas abiertas, distintos alumnos pueden trabajar en diferentes niveles, con intereses y metas distintas. Pero claro, para que eso pase se debe formar al docente.

Y en tu opinión los docentes aún no están formados para eso.

No lo sé en Uruguay. Hasta donde lo conozco, me parece que están en una situación muy parecida a la que hay en España. Seguimos formando profesores para una escuela que cada vez tiene menos perspectiva de futuro, profesores cuya función es dar a los alumnos un conocimiento determinado, pero en una sociedad que hace que el conocimiento fluya de formas diferentes.

“Las políticas educativas influyen en lo que pasa en las aulas, pero no son suficientes para el cambio”.

Entonces el cambio debería estar en la formación docente.

Creo que la única manera de enseñar a un docente a usar un determinado enfoque o metodología es que aprenda con él. Que aprenda la literatura no para explicarla, sino para ayudar a convertir la literatura en un elemento de transformación de la mente de sus alumnos, que aprenda ciencias para resolver ese problema en especial que se va a vincular a su marco curricular. La forma de enseñar actual hace que el profesor no tenga los recursos para trabajar en otras áreas, porque sólo se forma en su especialidad. Es lógico que le den temor otras formas de enseñanza, pero es necesario que sea él quien las explore, porque todos sabemos que las políticas educativas influyen en lo que pasa en las aulas, pero no son suficientes para el cambio: hay que cambiar a los agentes educativos, que son los que están ahí a diario.

Mencionaste lo importante que es aprender a aprender. ¿Cómo trabaja el docente con ese concepto?

Hablamos de que aprender a aprender es básicamente ayudar a los alumnos a gestionar su propio aprendizaje, es enfrentarlos a una tarea para que se fijen una meta, que puedan entender qué es lo que quieren aprender con eso, qué preguntas quieren responder, y luego las busquen. Siempre con la guía del docente, pero sin que sea él quien les diga lo que tienen que hacer. No puede ser que un alumno del siglo XXI nos pregunte: “¿Esto debo leerlo?”. Estamos en una sociedad en la que se tienen que tomar muchas decisiones sobre qué hay que leer y qué no, por eso los docentes deben ayudar a los estudiantes a gestionarse para que puedan decidir.

¿Qué lugar ocupan los contenidos en esta visión?

Los contenidos siguen siendo importantes, pero habría que entender que no son el fin de la educación, sino el medio para generar capacidades en los alumnos. La cuestión a decidir debería ser qué contenidos me ayudan a que los estudiantes tomen decisiones sobre la vida como ciudadanos; a lo mejor los contenidos que ayudan a algunos no ayudan a otros, y eso también hay que tenerlo en cuenta. Hoy importa que el docente enseñe cómo distinguir la información relevante, saber analizarla críticamente cuando aparecen ideas contradictorias.

“Creo que el cambio educativo ya no viene por incorporar las pantallas en sí mismas, sino las dinámicas que están detrás de ellas, como el aprendizaje colaborativo”.

¿Hacia dónde apunta el cambio educativo?

En todas las sociedades los sistemas educativos lo que intentan es hacer que los ciudadanos se apropien de la tecnología del conocimiento dominante en esa sociedad, ha sido así siempre. La escuela que tenemos es en buena medida un resultado de la ilustración y del conocimiento enciclopédico. El sistema educativo se apoya en una tecnología que ya no es la dominante en la sociedad; ahora predomina lo digital, y las pantallas siguen estando bastante lejos del aula. Creo que el cambio educativo ya no viene por incorporar las pantallas en sí mismas, sino las dinámicas que están detrás de ellas, como el aprendizaje colaborativo. Ellos ya tienen el acceso a la información, pero hay que trabajar en el uso crítico. Los adolescentes probablemente sean mucho más versados en acceder a la información que sus profesores, pero no en usarla críticamente. Ellos encuentran el resultado más rápido, pero no saben si es lo que tendrían que haber encontrado. Si no les enseñamos a usar las tecnologías de una manera distinta en las aulas, ¿quién lo va a hacer?

El videojuego en el aula

Pozo lidera uno de los grupos de investigación sobre educación en su universidad, y dentro de las líneas de trabajo están los diversos sistemas de representación culturales y cómo podrían ayudar a los alumnos a apropiarse del conocimiento. “Investigamos el uso de los videojuegos como herramientas educativas porque son la industria cultural más potente, más que el cine o la televisión, y sin embargo normalmente están fuera del aula y se consideran una pérdida de tiempo. Hay estudios que muestran que utilizándolos de determinada forma, los videojuegos pueden conectar muy bien con los alumnos para generar conocimiento y para ayudarlos a ponerse en el lugar de otro; realmente pueden transformar mentes. Pero si se lo dejamos todo a la industria, sólo se va a seguir trabajando para que vendan más”.

Fuente: https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:KZkhUqC73wYJ:https://educacion.ladiaria.com.uy/articulo/2020/2/juan-ignacio-pozo-la-educacion-hoy-en-dia-para-ser-mas-eficaz-deberia-ser-mucho-mas-personalizada/+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ve&client=firefox-b-d

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Entrevista a Gloria Carrión: «Es importante que todos los miembros de la familia se impliquen a la hora de cocinar»

Por: Carlota Fominaya

Para la autora de «Cocina saludable en familia», «los niños deberían comer verduras sean vegetarianos o no».

Gloria Carrión, premio «foodie 2019» y más conocida como La Gloria Vegana en Instagram, acaba de publica su segundo libro «Cocina saludable en familia»en el que nos trae la recetas tradicionales adaptadas para que sean 100% vegetales. Ideas para desayunos, almuerzos, meriendas y cenas para el día a día, pero también para ocasiones más especiales. La autora también incluye trucos para elaborar menús equilibrados y organizar nuestra cocina a través del cada vez más conocidoi método del « batch cooking».

¿Qué supone cocinar en familia?

Es importante que todos los miembros de la familia se impliquen en esta tarea tan básica y fundamental en nuestro día a día. Los adultos ya conocemos los alimentos y la forma de hacerlos, pero los más peques de la casa no. Implicarlos (que no obligarlos) en esta tarea, ayudándonos, por ejemplo, a coger los alimentos de la nevera (a la vez que le enseñamos qué son en su forma bruta), a trocear algunos, a remover alguna preparación, a poner la mesa… es fundamental para que luego coman y disfruten más de ellos en la mesa.

No creo que sea el único motivo que una los lazos familiares, pero ayuda mucho. Es una de las tareas más agradecidas. Lo mejor es la felicidad que se desprende en la mesa cada vez que comemos y, el hecho de que todos estemos agradecidos por la aportación de cada uno.

¿Cómo se puede involucrar a los niños desde el principio, desde el momento de la compra? ¿Cómo se hace esto de forma divertida y atractiva, en un mundo de prisas como este en el que vivimos?

Tengo que reconocer que ir a la compra con un niño de 3 años no es nada fácil, pero nuestro truco para que no sea algo aburrido para él es pedirle que nos ayude a encontrar el producto que buscamos. A Álvaro le encanta meter las cosas en el carro.

No se nos puede olvidar el momento de la limpieza… ¿Cómo podemos conseguir que participen también en esto?

Creo que con enseñarles a recoger sus juguetes cuando han terminado de jugar y llevar su plato vacío de vuelta a la cocina cuando han terminado de comer, y que vean a sus padres hacer lo mismo con sus cosas, es suficiente cuando son tan pequeños. Son niños, tampoco hay que exigirles tanto.

Usted considera que comer juntos es importante, porque los niños actúan por imitación pero… Muchas veces este momento no es tan tranquilo como debiera… ¿Cómo conseguirlo?

Tan importante es sentarse a comer todos juntos, como ofrecer la misma comida (o parecida) para todos. Nosotros somos su modelo a seguir, así que tenemos que darles ejemplo. Seguramente que la cena sea la única comida del día que la mayoría de las familias puedan hacer juntas, así que es importante tomarse esa hora para disfrutar en familia comiendo y hablando de lo que ha pasado durante el día.

¿Es verdad que cocinar con amor se traduce en los resultados?

Totalmente. La pasión que ponemos en la cosas que hacemos siempre se ve reflejada en el resultado, y con la cocina es así. A mí no me salen igual de ricas las comidas en los días de bajón o en los que voy con prisa.

¿Cómo conseguir que los niños coman más verduras, sin echar de menos otros productos o texturas animales?

Los niños deberían comer verduras sean vegetarianos o no. A nosotros nos fue muy bien hacer el método Baby-Led Weaning con Álvaro, que consiste, explicado de forma muy muy básica, en ofrecer siempre los alimentos en su forma bruta (cortados de forma que ellos mismo puedan manipularlos) desde que empiezan con la alimentación complementaria alrededor de los 6 meses. Es una forma de que se familiaricen con las texturas y sabores desde pequeños.

Respecto a las recetas que propone: ¿Hay algún elemento imprescindible que debemos tener para la realización de estas platos?

La mente abierta a descubrir que se puede comer, por ejemplo, un buen guiso de lentejas sin necesidad de usar ningún producto de origen animal.

¿Hay algo que debemos quitar/eliminar de nuestra despensa ya 😉 ? 

Eso es decisión de cada uno. Lo importante, desde mi punto de vista, es que, elijamos el tipo de alimentación que elijamos (vegana, vegetariana, flexitariana, omnívora…), busquemos un equilibrio que nos haga sentir bien física y mentalmente.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/vida-sana/abci-importante-todos-miembros-familia-impliquen-hora-cocinar-202002090149_noticia.html

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Entrevista a Claudia Ruiz. Ministra de Educación de Guatemala: “Yo sé la necesidad, a mí no me la tienen que contar”

Centroamérica/Guatemala/20 Febrero 2020/Autora: Ana Lucía Ola/https://www.prensalibre.com/

Dentro de las prioridades de la cartera está el programa de alimentación escolar, que ahora será de Q6 por niño, el seguro médico para los estudiantes de preprimaria y primaria, una promesa de los cien días de Gobierno de Alejandro Giammatei, y que para volverse real depende de una ampliación presupuestaria.

Ruiz expone la necesidad de sentar las bases de la reforma educativa, pero que sea inclusiva en aspectos culturales y lingüísticos, que sea permanente en el tiempo y trascienda administraciones.

Además, adelantó que en los próximos días el Ministerio de Educación (Mineduc) inaugurará el primer municipio virtual, que será La Democracia, Escuintla. Esto se desarrollará a través de una alianza entre la cartera, la municipalidad local y la Fundación Sergio Andrade Paiz (Funsepa), que donará computadoras para 17 centros educativos, donde los estudiantes y maestros podrán acudir para realizar tareas, preparar trabajos y hacer investigaciones. En el lugar habrá internet gratuito y serán atendidos por un tutor. Esto es parte de la estrategia de entornos virtuales.

¿Qué programas tienen previsto trabajar a corto plazo durante su gestión?

Leamos juntos, Contemos juntos y Vivamos juntos en armonía son programas que impactaron mucho en el Ministerio de Educación y los vamos a retomar y posicionar, porque en este país necesitamos educación en valores y prevención de la violencia escolar.

Tenemos estrategias como estaciones de lectura en las estaciones de metro, que los niños y los padres puedan llevarse los libros de una estación a otra, servirá para que haya lecturas de convivencia, de respeto, de armonía.

Con los jóvenes otro programa, es el fortalecimiento de las competencias de inglés.

Las necesidades en las escuelas son muchas, ¿qué harán para solventar esas carencias?

Sé que cuatro años no es nada. Estamos agarrando un día como si fuera el último, y tenemos que hacer lo mejor que se pueda. Yo sé la necesidad, no me la tienen que contar, yo la he vivido.

Eso lo hace a uno estar más comprometido y que la carga sea más grande, porque hay maestros con esperanza.

Sé lo que significa para un maestro que no ha tenido pizarrón que le llegue uno, es la gloria. Lo que significa que los niños estén sentados en el piso. El presidente ha priorizado la entrega de escritorios, dejando los formalismos.

¿De qué manera atenderán a todas las escuelas que están en esa situación?

En la primera semana (de la gestión) encontramos embodegados escritorios. Empezaron a venir necesidades de las direcciones departamentales y se  comenzaron a priorizar. Fueron como 29 mil escritorios los que hacían falta.

Que los recursos lleguen a la escuela, eso debería de ser normal, pero no los tenemos y al final volvemos a lo mismo: el presupuesto no es suficiente.

Un aula de calidad significa tener pizarrones, escritorio, materiales didácticos. Nuestros niños deberían tener dotaciones de útiles escolares tres veces al año, pero no tenemos recursos para hacerlo. Trabajamos en unas condiciones lamentables.

El ministerio es el aparato público de la región más grande y debería de ser al que más recursos le pongamos.

Los niños y los jóvenes son el tesoro de este país y deberíamos de estar todos preocupados y ocupados por atender la educación.

¿Tienen proyectos para ir aumentando el presupuesto en los próximos cuatro años?

Tenemos proyectos por temas, presupuestados por temas. Tenemos estudios para cuatro años.

Necesitamos sentar las bases de una reforma educativa y simultáneamente vamos a trabajar para mejorar los indicadores de calidad.

Tenemos nuestras líneas estratégicas del 2020-2024, nuestra estrategia de la reforma educativa en el aula.

Ya tenemos la experiencia de una reforma educativa que no pudo concretarse en el aula, ahora hablamos de una reforma educativa inclusiva -un tema pendiente en el país- con pertinencia cultural y lingüística.

Necesitamos sentar esas bases y tiene que haber una ley que ponga las etapas de esa reforma y que venga quien venga no puede, un día antes de irse, irresponsablemente o el 30 de diciembre, mandar un acuerdo y decir que se cambia el Currículo Nacional Base, eso no puede ser.

El sistema tiene que estar construido por etapas y todos los que lleguemos a la administración del sistema tenemos que respetar, por eso es que la reforma tiene que ser consensuada y apreciada, con aportes de entes colegiados (universidades), organizaciones de mujeres indígenas, con los docentes.

Los mismos docentes han construido estrategias de innovación en el aula y no las hemos atendido.

Tenemos que aprovechar todo lo que se pueda, adecuémoslo a la necesidad de las comunidades. Si no, no vamos a desarrollarnos.

Dentro de sus propuestas está la atención a la primera infancia, ¿cómo trabajaran con este grupo de la población estudiantil?

La atención de los niños de 0 a 4 años está en el marco de la Cruzada por la nutrición que es una estrategia de prevención de la desnutrición, porque el Ministerio de Educación solo tiene atención para los niños con estimulación temprana, pero si a esos niños les ponemos alimentación, salud, a las madres las involucramos con el Maga en el tema de los huertos familiares, tenemos entonces una estrategia integral de la prevención de la nutrición.

Si cuidamos a estos niños, cuando lleguen a la preprimaria su cerebro se desarrollará bien, y están listos para aprender.

Al ganan primer año sabemos que van a terminar sexto grado, pero el niño que repite o pierde primer grado se desmotiva y probablemente los padres ya no lo lleven a la escuela. Entonces, garantizamos el éxito escolar, la permanencia en la escuela, y que nuestros indicadores mejoren.

Los docentes son pieza clave para alcanzar la calidad educativa, un aspecto que no ha llegado a los niveles deseados. ¿Cómo trabajarán con ellos?

Tenemos que seguir con la formación de los docentes, y también está presupuestado el llevarlos hasta un grado de licenciatura.

Sabemos que a mayor capacitación, también surge en nosotros mayor sensibilidad, de un mejor compromiso. La educación a todos nos compete y luego los maestros somos personas muy sensibles a estos procesos.

Si le damos la oportunidad a nuestros maestros de estar al tanto de la metodología, de la tecnología, de la practica con enfoque reflexivo, que su estilo de enseñanza sea flexible para responder a las necesidades de todos los alumnos en el aula.

Si no le damos las estrategias a los maestros, las aulas van a seguir siendo tradicionales y no tendremos escenarios pedagógicos para esos líderes del futuro.

La alimentación escolar este año aumentó Q2 por niño, ¿por qué apostarle a este programa?

Es una estrategia para ampliar la cobertura, la alimentación escolar ya posiciona la matrícula en otra forma, porque los padres dicen: “en la escuela va a ir a comer”.  Hicimos un estudio desde la transición que con Q2 más se les puede recibir (a los estudiantes) con una avena y una fruta, y antes de retirarse de la escuela su plato con chao mein. Todos los menús están contextualizados.

Lo recibimos en la tarde con un almuercito a los que vienen y los despedimos con un su vaso de atol y una champurrada. Eso ya es diferente.

¿El seguro médico también es otro programa que implementarán?

Este es otro atractivo. Son Q300 de medicina que tiene el niño al mes, tendrá consultas ilimitadas y atenderán en los horarios que el niño lo necesite.

Es para todos los niños inscritos en la preprimaria y en la primaria. El año pasado tuvimos aproximadamente 2.5 millones de estudiantes.

El Mineduc tiene que funcionar con el presupuesto del 2019, ¿De qué manera lograrán los fondos para cubrir la alimentación escolar y el seguro médico?

Con una ampliación presupuestaria. Lo hemos venido trabajando con el Ministro de Finanzas y es parte de la solicitud que va a Congreso, de hecho, en el ministerio hemos hecho reacomodos presupuestarios para cubrir en este momento los programas internos.

Recuérdense que se tenía que pagar el 5% del cumplimiento del pacto colectivo, y lo tenemos que tomar del presupuesto. Hemos estado haciendo esos reacomodos presupuestarios.

¿Cuánto están pidiendo de ampliación presupuestaria?

Son Q2 mil 144 millones. Aquí estamos priorizando la alimentación escolar, el seguro médico escolar, la ampliación de becas para el ciclo básico. El fortalecimiento al nivel medio y a la educación extraescola, la implementación de tecnología y entornos virtuales, la cobertura a la primera infancia y otros programas priorizados.

El Ministerio de Educación tiene un lado gris, y son los compromisos adquiridos con el sindicato de maestros. ¿Cómo están las alianzas con este sector?

En este momento nuestras reuniones han sido justamente de analizar todo el tema de calidad educativa, procesos de formación inicial docente, del desafío del 5% (de aumento en el salario) que teníamos que pagar en el primer mes, de la convocatoria (de contratación de docentes) XXVII y XXVIII que ha tenido algunos desafíos.

Soy una persona abierta a hablar, a dialogar, pero soy muy sensible a la realidad del niño y del aula. En este momento no voy a decir que hemos hablado de un futuro pacto colectivo porque no ha habido tiempo para eso, nuestras conversaciones han ido en relación a lo que hemos encontrado y el tema del currículo.

¿Confía en que se puede trabajar con los sindicatos y llegar a puntos medios que favorecen principalmente a los niños?

Yo diría que está la buena voluntad y disposición de dialogar, pero que prevalezcan los derechos de los niños. Los maestros tenemos derechos, los niños tienen derechos, las autoridades tienen derechos, pero lo que el sistema debe de procurar es el bienestar de la comunidad que se atiende. Si estamos en ese mismo sentir todos, de buscar como favorecer a la comunidad educativa, a los niños vamos a estar bien.

El Mineduc es el rector de la supervisión de los colegios. ¿Cómo se puede mejorar la calidad de enseñanza de estos? ¿Se tiene un programa para controlarlo?

La intención es fortalecer la supervisión educativa, el problema es que está debilitada. Hay un supervisor para 90 centros, no se le provee de recursos. La figura del supervisor quedó en mensajero, cartero, en elaborar informes, y no tiene el espacio para hacer el monitoreo en el sector privado y público.

El fortalecimiento de las direcciones departamentales también es necesario. Hay un departamento en las direcciones departamentales que atiende a los colegios, pero este no tiene el personal completo.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/ministra-de-educacion-yo-se-la-necesidad-a-mi-no-me-la-tienen-que-contar/

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Entrevista a Cristian Olivé: «Nos obsesiona que los niños aprendan mucho, pero no que aprendan a pensar»

Entrevista/Autora: Èlia Pons/eldiariolaeducacion.com

El profesor de Lengua y Literatura de secundaria Cristian Olivé acaba de publicar el libro ‘Profes rebeldes’, en el que reivindica la necesidad de introducir cambios en el sistema educativo actual para que el aprendizaje sea más vivencial.

Licenciado en Filología Catalana, Cristian Olivé es profesor de Lengua y Literatura de secundaria en la Escuela Joan Pelegrí, del barrio de Sants de Barcelona. Las actividades innovadoras y creativas que lleva a cabo en sus clases han generado, en los últimos meses, un gran eco y admiración en las redes. Olivé propone a sus alumnos desde hacer un análisis literario de las canciones de Rosalía hasta idear una serie de Netflix en clase o crear una cuenta de Instagram para la protagonista de una de las lecturas obligatorias del trimestre. ¿De dónde saca estas ideas? Él afirma que se inspira en sus propios alumnos, escuchándoles y preguntándoles qué youtuber les gusta, a qué juegos del móvil juegan o qué series ven.

Olivé defiende una metodología basada en centrar el proceso de aprendizaje en el alumno, acercando los conocimientos que enseña como docente a la realidad de los adolescentes. Acaba de publicar el libro Profes rebeldes -editado en castellano por Grijalbo y en catalán por Rosa de los vientos-, en el que reivindica la necesidad de introducir cambios en el sistema educativo actual para que el aprendizaje sea más vivencial.

¿Qué significa para ti ser un ‘profe rebelde’?

Para mí es algo tan normal como situar al alumno en el centro de su propio aprendizaje. Esto implica que, como docente, a veces tienes que seleccionar algunos apartados de la programación y algunos que han de quedarse a parte para poder potenciar otros que no están pero deberían. Estos son, por ejemplo, el crecimiento personal, el pensamiento crítico, la reflexión sobre su entorno y sobre las relaciones personales… Para mí, más que una actitud rebelde se trata de una convicción rebelde, porque no está contemplada. Creo que muchos profesores lo intentamos hacer así, aunque muchas veces dejamos un poco de lado lo que nos tocaría.

En el libro explicas que cuando empezaste a trabajar de profesor hacías unas clases magistrales más bien convencionales. ¿En qué momento cambias tu manera de hacer?

Empecé a hacer el cambio cuando me di cuenta de que, además de proyectar mis conocimientos, si daba un espacio para que ellos también pudieran reflexionar y dar su opinión todo funcionaba mucho mejor. Además, hacer que su mundo estuviera presente en el aula lo hacía todo mucho más natural. Era más auténtico, porque lo que estábamos aprendiendo en clase tenía una correspondencia con su realidad. Fui introduciendo estos cambios poco a poco, de manera muy progresiva.

¿Crees que se debe romper con la escuela del pasado?

Yo creo que más que romper con la escuela del pasado se trata de aprender de ella, tenerla muy en cuenta, imitar sus logros, que son muchos, e intentar revertir aquello en lo que ha fallado. Yo creo que uno de los errores que ha cometido la escuela más tradicional es el de generar personas que no se plantean muchas cosas, que no están acostumbradas a pensar. Yo invito a pensar, a tener algo más que decir. La escuela del pasado se basaba más en un aprendizaje memorístico y, en cambio, yo creo que el proceso de aprendizaje debe ser más vivencial, los jóvenes tienen que aprender por placer.

Además, si no hay una emoción detrás todo se pierde, lo aprendes por un día y luego te olvidas. Lo que recuerdas es lo que te ha servido para algo y lo que te ha marcado. Buena parte de la escuela tradicional no ha tenido esto presente, porque nos hemos obsesionado con que aprendan mucho y, en cambio, no nos hemos obsesionado con que aprendan bien, con que aprendan a pensar. Pienso que este debe ser el papel de la escuela y de los docentes.

¿Crees que hay más educación emocional en las aulas?

Sí, yo creo que la metodología actual debe potenciar todo el mundo interior y emocional del alumno, que no tiene cabida hoy. Y creo que no se debe reservar en espacios de talleres ni tutorías sino que las materias deberían estar enfocadas a trabajar esto en todo momento, cada hora. También como profesores quizás deberíamos recibir una formación especial en este sentido para dar respuestas al día a día. La parte emocional es muy importante y yo creo que las alumnos deben aprender a expresarse. En buena parte de los conflictos a los que tendrán que hacer frente en el futuro lo más importante es saber hacerte entender y valorar y saber expresar lo que llevas dentro. Y creo que la escuela debe ser este espacio para poder hacerlo.

Te acercas a la realidad de los adolescentes y generas un clima de confianza con ellos. ¿No te da miedo llegar a perder un poco la posición «de autoridad»?

No la he perdido nunca, de hecho creo que se refuerza, porque al ser una relación de confianza -que no de colegueo, eh- nos estamos escuchando mutuamente, tenemos en cuenta nuestra opinión y, por tanto, sabemos que nos podemos decir muchas cosas, siempre desde el respeto. Yo la autoridad me la gano con confianza y no desde el autoritarismo, no con un golpe de fuerza. Porque la fuerza y ​​el miedo lo que hacen es parar, impiden seguir aprendiendo. Yo quiero que en mi clase cada uno pueda opinar y preguntar y que haya un clima de trabajo agradable.

En el libro hablas de potenciar las capacidades de los alumnos para que vean qué talentos tienen. ¿Esto les puede encaminar hacia su futuro?

Yo creo que sí. Otro de los errores que tiene nuestro sistema es que los alumnos terminan la ESO o el Bachillerato y no saben quiénes son, cómo son ni qué quieren ser. No lo saben porque no ha habido un espacio para preguntarles a ellos. Lo que intento es que las actividades que planteo tengan detrás una carga reflexiva y de autoconocimiento, que para mí es esencial. Una actividad me funciona cuando sé que a aquel alumno le ha servido para descubrir que tenía un talento o un potencial que no conocía, porque no se lo había planteado nunca. Como yo vengo de la rama de las humanidades, me encanta descubrir, por ejemplo, futuros periodistas o educadores sociales. Cuando esto ocurre, creo que una actividad ha sido un éxito, porque les ha servido de algo como personas.

Improvisas y cambias las actividades en función del grupo y de sus necesidades.

Sí, de hecho, yo soy muy crítico con las programaciones cerradas, con esta burocracia que nos ahoga, porque no da margen a introducir pequeños cambios según las necesidades de cada grupo e, incluso, de cada alumno. Por lo tanto, una actividad puede funcionar muy bien en una clase pero quizás en otra no, porque hay unos intereses y unas inquietudes diferentes, las que he de integrar en la actividad o programación. Cuando desde principio de curso nos obligan a una temporización cerrada y rígida, no hay espacio para esta improvisación tan necesaria.

La mejor actividad es aquella que yo presento a clase y se termina haciendo aún mayor gracias a intervenciones y sugerencias que me dan mis alumnos. De hecho, a mí me encanta cuando tengo la sensación de haber aprendido de ellos, porque tenían algo que decir. Creo que es muy honesto por parte de los docentes darles un espacio para demostrar que también puedes aprender de ellos. El aprendizaje del siglo XXI debería ser en paralelo, no sólo unidireccional.

Hablamos de los exámenes. Dices que no te parecen una buena manera de evaluar a los alumnos.

No me gustan, porque creo que dejan fuera todo lo que es importante, que es el crecimiento personal, la creatividad, el trabajo cooperativo e interpersonal. Un examen tampoco tiene en cuenta las posibles metas de cada alumno. Con un trabajo en el que yo valoro más el proceso que el resultado puedo ver todo esto; si sólo tengo en cuenta un examen que lo reduce todo a una cifra numérica, eso se pierde. Sin embargo, formamos parte de un sistema que tiene exámenes, y mis alumnos deberán examinarse cuando se quieran sacar el carnet de conducir, cuando hagan la selectividad o cuando quieran aprobar unas oposiciones. Entonces, lo que hago es hacer una especie de prueba de ensayo, para que pierdan el miedo y esta desazón de tener una nota. Pero el porcentaje que obtengo de los exámenes es muy reducido y mis alumnos lo saben. Para mí lo importante es el proceso y la evolución que hacen.

De alguna manera, propones dar la vuelta a todo el sistema educativo.

Cuando mis alumnos me preguntan insistentemente por la nota es que los hemos acostumbrado a esto, porque ellos también forman parte de un sistema educativo que no los tiene en cuenta como personas, sino como estadística. A menudo se culpabiliza al alumno de su resultado cuando no se tiene en cuenta que buena parte de los malos resultados tienen que ver con el estado del sistema educativo o con otros factores, como la situación socioeconómica familiar. Creo que hay un cambio, y creo que hay que hacerlo siempre desde las aulas. La escuela debe avanzar al mismo ritmo que la sociedad, no a lo que marquen las instituciones. Estamos educando en aulas del siglo XIX y técnicas del siglo XX a alumnos del siglo XXI. Además, los ratios que tenemos hacen muy complicado tener una atención personalizada de cada alumno.

Normalmente los móviles están prohibidos en las aulas. Tú, en cambio, los usas como un recurso educativo más. ¿Los consideras un aliado?

Para mí son un aliado por muchas razones. En primer lugar, porque es su día a día y, por lo tanto, para ellos es emocionante y sorprendente que puedan aprender con ellos. Además, porque no los estoy juzgando como adulto, que es muy habitual, y les estoy demostrando que lo que aprendemos tiene una aplicación en la realidad. También intento hacerles reflexionar en torno a las redes sociales. Una de las grandes preocupaciones que tengo últimamente son los grupos de WhatsApp que hay entre los alumnos de secundaria y qué uso se hace. A veces, se producen casos de acoso o se generan malentendidos que terminan en un conflicto muy grave. Hay que hablar en clase, hay que hablar de aquellas conversaciones en clase, comentarlas y trabajar qué relaciones sociales se están estableciendo.

No podemos dejar de lado los problemas que se originan en el mundo digital. Han de trabajarse en clase y debe hacerse de manera viva y auténtica, con el móvil en la mano. No digo que se vaya a utilizar siempre, pero creo que para poder hablar del móvil debemos tenerlo delante y debemos analizar lo que estamos haciendo. Soy un gran defensor de los móviles en las aulas, pero eso no quiere decir que en mis clases siempre estén. Están cuando tiene que ser, porque, además, tienen un potencial educativo que creo que sería un error dejar de lado.

¿Cómo se puede hacer que los jóvenes lean más?

Como profe de Lengua, la lectura es mi gran obsesión. Mi manera de trabajar la Literatura es demostrándoles que la lectura es una experiencia, por lo tanto, el trabajo que les pido es siempre vivencial. Intento evitar el estudio filológico, que lo que hace es alejar el placer de leer más que al contrario. Por ejemplo, una de las actividades que les planteé es que crearan una cuenta de Instagram sobre la lectura del trimestre, en el que debían contar con diferentes publicaciones qué es lo que hace el protagonista, por qué lugares pasa… En una otra ocasión les pedí que crearan una serie de Netflix con algún fragmento de la novela. Ellos eran los protagonistas y se grababan representándola.

Yo creo que todo esto es más auténtico porque hace que lo que están leyendo se convierta en real. Los docentes debemos despertar la curiosidad respecto a las obras clásicas, pero ellos también deben poder elegir qué lectura quieren hacer, y acercar aquella lectura a su mundo. Los alumnos deben leer novelas que den respuesta a sus inquietudes, con personajes actuales.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/14/nos-obsesiona-que-los-ninos-aprendan-mucho-pero-no-que-aprendan-a-pensar/

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“No hay neoliberalismo sin una violencia contra la sensibilidad” // entrevista a Diego Sztulwark.

Por:  Amador Fenández-Savater

Francia, Hong Kong, Ecuador, Irak, Chile… Una nueva onda de politizaciones y revueltas expresa explícitamente el malestar global contra el neoliberalismo. El filósofo argentino Diego Sztulwark, antiguo miembro del Colectivo Situaciones, encuentra inspiración en ese “reverso de lo político” para un nuevo ensayo de pensamiento político radical: La ofensiva sensible (editorial Caja Negra). Anteriormente publicó Vida de perro, balance de medio siglo de política en Argentina, junto al periodista Horacio Verbitsky.

Revueltas, revoluciones

Dice el filósofo Alain Badiou que esta es una época de revueltas, pero ya no (¿aún no?) de revoluciones. Las revueltas gritan “no”, ponen límites al poder, desalojan dictadores o gobiernos autoritarios, pero sin un modelo social alternativo y de repuesta. En este impasse o intervalo (ya no/aún no), ¿cómo te sitúas? ¿Dónde se sitúa tu pensamiento y la escritura de este libro?

No veo otra opción que situarme precisamente en el interior de este impasse. Ni en el desaliento que hace que consumamos razonamientos interesados en profundizar la impotencia, ni en alguna clase de utopismo que, paradójicamente, no puede afirmarse sin negar aspectos importantes de la situación que describes. Ni en el prestigio del realismo pesimista, ni en el autoengaño de quienes alientan a la acción sin hacerse cargo de lo que no funciona. El filósofo argentino León Rozitchner empleaba una fórmula que a mí me sigue interesando: “cuando el pueblo no lucha, la filosofía no piensa”. Es obvio que hay luchas muy importantes y hay nuevas formas de pensar. Y también es evidente que el tamaño de los problemas que afrontamos es enorme.

Jun Fujita, comentando justamente a Badiou, dice que ese impasse tiene que ver con la “dificultad de ligar la vida otra [ya en marcha en multitud de experiencias] con el otro mundo”. Hay otras vidas, pero no otro mundo.

Hace unos años decíamos que no se trataba tanto de tomar el poder como de cambiar el mundo, lo que implicaba crear nuevas formas de vida. ¿Diremos ahora que las cosas se han invertido, que ya están entre nosotros las nuevas formas de vida pero falta inventar una traducción política? Quizás sea más justo afirmar que en el reverso de lo político se articulan malestares y capacidades de poner límites al poder y la explotación, y que es preciso dinamizar desde allí nuevas articulaciones entre capacidad de veto y pensamiento político radical.

Las revueltas recientes -en América Latina, Chile, Colombia, Ecuador, pero no solo-, ¿de qué te hablan, de qué nos hablan?

Lo que se escucha es un rechazo al estado de cosas, una suma de malestares e insatisfacciones. Miremos Chile: es clarísimo el hartazgo con los dispositivos neoliberales de gestión y explotación de la vida. Un movimiento de protesta extenso, que abarca pueblos y ciudades, que surge de colegios y universidades, que encuentra un nuevo dinamismo en las poblaciones empobrecidas y que se aúna en un rechazo a la privatización de los servicios sociales. Y aunque sea posible objetar que no está claro aún qué nuevo régimen político surge de toda esta potencia de las luchas, toda la discusión abierta en torno a la constituyente evidencia un fenómeno que recorre a todo el continente: un fuerte retraso de lo político con respecto a lo que se teje en su reverso, esto es, las capacidades plebeyas de revuelta y resistencia.

La sensibilidad como campo de batalla

¿Qué es la “ofensiva sensible”?

Esta formulación, que surgió en una conversación con una compañera, me pareció muy expresiva de un estado de cosas en el cual la sensibilidad se ha vuelto el campo de batalla en el que operan tanto las opciones individuales como las fuerzas colectivas de la economía y de la política. Tanto el rechazo como la instauración de lo que suele llamarse “subjetividad neoliberal” se juega en este nivel.

Uso el término “neoliberalismo” aclarando que su significación es plural y a veces crea confusiones. Designa al mismo tiempo al menos tres cosas diferentes: la reestructuración de las relaciones sociales capitalistas operadas a partir de la década del setenta a nivel global; un partido político que en cada coyuntura intenta profundizar un programa pro-empresarial; y unas micropolíticas y modos de gobernar la vida a partir de una coacción específica destinada a subordinar nuestras estrategias de existencia mediante dispositivos de mercado.

El libro quiere afirmar entonces dos cosas a la vez: por un lado, que no hay neoliberalismo sin una violencia contra la sensibilidad. Y por otro, que no hay lucha efectiva contra lo neoliberal por fuera de una ofensiva sensible sobre el campo social.

Este uso de la “sensibilidad” lo tomo sobre todo de dos pensadores contemporáneos: de la antropóloga Rita Segato, que logra explicar con toda claridad la relación entre neoliberalismo y patriarcado como una enorme pedagogía de la crueldad contra las mujeres, lo comunitario y contra la naturaleza misma; y de Franco Berardi, Bifo, que detecta en la innovación tecnológica una dinámica de apropiación corporativa de la inteligencia colectiva en términos de la aniquilación de todos los aspectos sensuales que permitirían ir más allá de la codificación con la que opera internet y en general de las formas digitales de cooperación.

¿Y los fenómenos recientes de “fascistización” tipo Brasil con Bolsonaro o Bolivia ahora? ¿Te parece que también tienen que ver con ese ataque sobre la sensibilidad?

Sí. Y me parece muy importante señalar la conexión entre exasperación de lo neoliberal y este tipo de neofascismo. Si lo neoliberal es inseparable de un intento de someter el deseo a la realización de las mercancías, el odio a la vida del neofascismo es la cara intolerante y militarizada de este neoliberalismo. Si en tiempos de paz los neoliberales enseñan los beneficios de vivir de acuerdo al mercado, en tiempos de crisis muestran su rostro hostil, el ataque a toda tendencia de autonomización de la vida con respecto a los mandatos de valorización capitalista.

Santiago López Petit lo ha explicado muy bien en sus libros: cada vez que el “querer vivir” entra en conflicto con el proyecto de vida organizado en el mercado, se desencadena una agresividad contra la existencia que abarca todo aquello que en la vida se presenta como síntoma: anomalía o inadecuación. La intolerancia con lo que en la vida no es productividad, no es deseo dócil a las normas y las marcas.

El odio crece con relación a todo aquello que no se adecua al mandato de los mercados. A todo lo que se presenta como anomalía. El neofascismo neoliberal, ejemplificado en Bolsonaro, es un peligro muy real. Algo que subestiman algunas personas de izquierda que no vieron con claridad la gravedad del golpe a Dilma y el encarcelamiento de Lula.

Por el contrario, una política del síntoma se abre si vamos más allá del tratamiento neoliberal del síntoma, que oscila entre el coaching y la represión. La opción de escuchar el síntoma puede conectar con el proceso de creación de formas de vida y de su politización.

En este contexto el golpe oligárquico y racista en Bolivia es particularmente grave, porque retrotrae la lucha política a los tiempos en la que los gobiernos constitucionales eran derrocados por golpes militares abiertamente represivos y “pro-occidentales”. Insisto en la importancia de contar con un lenguaje propio para caracterizar estos procesos: nuestras críticas a los gobiernos llamados progresistas no tienen punto de contacto con las razones que mueven a los golpistas. Los golpes reaccionarios deben ser repudiados y resistidos por todos los medios posibles, porque no se hacen sólo contra dirigentes, sino sobre todo contra pueblos en lucha.

Lo plebeyo: figura de lo ingobernable

Escuchar el síntoma, los malestares que recorren lo social, en lugar de gestionarlos o reprimirlos. De ahí puede surgir, si entiendo bien, una fuerza rebelde que llamas plebeya. ¿Qué es lo plebeyo?

Parece ser que en la antigüedad se llamaba plebeyos a los hijos naturales de la tierra, es decir, aquellos que carecían de apellido o de títulos públicos: esclavos libertos, migrantes. Luego, en la época de las revoluciones, el significado de “plebeyo” parece oscilar entre el proletario y el villano. Finalmente, en la historia argentina y sudamericana reciente, lo plebeyo aparece reiteradamente ligado a una gestualidad irreverente e igualitarista, incapturable por la política convencional.

Lo plebeyo no ha dejado de irrumpir bajo formas semi-insurreccionales o animando luchas colectivas, más bien como reverso de la política populista, pero también de la neoliberal. Quizás se pueda decir que lo plebeyo es aquello que en nuestras sociedades insiste como desacato, sea por sustracción o desborde, de los modos burgueses de reglar los modos de vida.

No me propuse estudiar lo plebeyo como objeto de una sociología o una política, sino a la inversa: partir de esa gestualidad incapturable como un punto de vista que permite enlazar la secuencia crítica que va de la escucha del síntoma a la creación de forma de vida atravesando micro o macro politizaciones. Más que describir lo plebeyo, me interesa lo plebeyo como perspectiva desde la cual describir la escritura de un orden. Partir del punto de vista de la crisis para leer desde ahí lo que se supone normal.

Rescatas a Maquiavelo cuando afirma que toda sociedad está dividida entre los Grandes (que gobiernan y explotan) y la plebe (que rechaza ser gobernada y explotada). Pero esa división Grandes-plebe, ¿no nos pasa hoy por el medio en el neoliberalismo? No habría exactamente entonces dos bandos, sino que la “línea del frente” nos atravesaría a cada uno.

Los últimos años no pude resistir la atracción por Maquiavelo, a partir de la tradición republicana (Spinoza) y sobre todo de la izquierdista, iniciada por Antonio Gramsci. Claude Lefort sostiene que en Maquiavelo la política es la división entre quienes desean dominar y quienes no quieren ser dominados. Esa lectura funciona muy bien con toda esta referencia sobre lo plebeyo.

Lo que me tienta es usar a Maquiavelo para leer el comportamiento de una línea divisoria que se ha vuelto tan ambigua e imprevisible. Un poco lo que escribía Paolo Virno acerca de la “ambivalencia de la multitud”, o la risa del Joker que propone el cine norteamericano actual. Esa risa que es a la vez dolor y alegría, y que es inseparable de una cierta imposibilidad de discernir lo que es real y lo que es mental. Toda esta ambivalencia pasional hace difícil distinguir de modo pleno fenómenos de sumisión y de rebelión, o anticipar estallidos. En sus clases de los años 80, Gilles Deleuze buscaba lo revolucionario en lo que llamaba “líneas de indiscernibilidad”, en la proliferación de flujos “indecidibles”.

Si es posible convocar de nuevo aquí a Maquiavelo es porque el Príncipe es ante todo un lector sintomático, un lector de síntomas. En la tradición de Freud y Marx, el síntoma anuncia una nueva manera de leer y de pensar. En la que la anomalía no debe ser apaciguada, sino desplegada. El “nuevo príncipe” -que con Gramsci deviene una figura colectiva y hoy agregaríamos, sin exclusión de género- es ante todo un lector interesado por captar el potencial cognitivo de las desobediencias (los síntomas), porque ese potencial es la materia sobre la que inventar nueva forma política.

Politizaciones impuras

En Maquiavelo, el “tumulto” es el motor de mayor vitalidad política y justicia social siempre y cuando el conflicto se inspire en el “deseo de no ser gobernados” del pueblo-plebe. Pero en la realidad que se nos muestra a los ojos las cosas a veces no están tan claras. La división social ya no se deja leer simplemente en el eje izquierda/derecha. Pienso en el 15M, en los chalecos amarillos franceses, en el movimiento brasileño de Junio de 2013, en el conflicto independentista en Catalunya… ¿Podríamos hablar de politizaciones impuras, de lo plebeyo oscuro? ¿Cómo situarse ante ello?

Quizás la lectura política sea difícil siempre, dado que el texto a leer está escrito en tinta limón. Es un texto atravesado por los enunciados “indecidibles” de los que hablaba Deleuze. ¿Qué política se hace posible en base a lo que en nosotros no quiere obedecer? Formular esta pregunta abre a una fenomenología compleja: síntoma-plebeyismo-creación de formas de vida-politizaciones. El príncipe colectivo debe aprender a leer en esa indiscernibilidad de que hablábamos. Debe extraer de esa lectura un sentido para lo anómalo. Debe extraer de allí las líneas que permitan recorrer una transformación histórica. Es su tarea: crear nueva institución.

¿Resulta útil la distinción izquierda/derecha en esta tarea? Creo que sí, a condición de ligar la izquierda con un cierto sentido del conflicto. Si retomamos la idea de Maquiavelo según la cual Roma tuvo las mejores leyes gracias a la condición tumultuosa de su pueblo, quizás podamos derivar de ahí una cierta idea de izquierda: aquella que liga la creación de forma de vida con la lucha popular y deduce de allí la mejora, el cambio de naturaleza histórica, de las leyes y las instituciones. Lo que en términos contemporáneos significa afirmar al mismo tiempo el carácter común de la propiedad y del carácter colectivo de las decisiones. En un sentido opuesto, puede observarse la conformación de “derechas tumultuosas”, como es el caso reciente del macrismo en la Argentina. La derecha también gana elecciones y se moviliza, incluso puede tomar las calles. Pero esta conflictividad reaccionaria apunta a separar y a privatizar el problema de la propiedad y del de la decisión, a reestablecer jerarquías raciales, de género y de clase. Esto es más extremo aún en Brasil o en Bolivia.

Los tumultos que producen nueva imaginación política parten de y reivindican la experiencia y el deseo de lo común, no de la reivindicación de la propiedad privada.

El Estado y la plebe

Entre los Grandes y la plebe hay una tercera figura: el Estado. ¿Qué partido va a tomar el Estado, a favor de los Grandes o del pueblo? ¿Puede el Estado establecer con el pueblo-plebe una cierta alianza? ¿Puede el Estado apoyarse en la plebe y amortiguar el poder de los Grandes? Tu posición no es “purista”, no buscas un “afuera revolucionario”, como podría ser el caso del Comité Invisible. Te preguntas por la posibilidad de esa alianza precaria Estado-plebe. Pero al mismo tiempo haces un balance muy crítico de la última experiencia kirchnerista que algunos leen precisamente como un tipo de articulación así.

Tengo la impresión de que la lengua del Estado obstaculiza la de la emancipación, sin que eso implique caer en una posición de indiferencia entre gobiernos progresistas y reaccionarios. No es fácil organizar esta discusión. Es indispensable hacer una crítica desde abajo sobre lo que fueron las experiencias de los gobiernos llamados progresistas de la región latinoamericana, que descansaron sobre un modo de acumulación de capital que no se atrevieron a cuestionar. Y al mismo tiempo esa crítica exige elaborar un discurso antagónico respecto del que utiliza la derecha reaccionaria. Ellos hablan de “corrupción”, mientras que me parece mucho más útil hablar de precariedad. Y de acumulación por desposesión.

Dicho esto, no disponemos de un “afuera” preexistente respecto de la dominación neoliberal. Sería mucho más fácil contar con un lugar incontaminado desde el cual defender una alternativa. Sí existen, en cambio, modos de estar “dentro y contra”. Modos que quizás apuntan a un “más allá”. Para pensar esta dinámica me es útil la reflexión de Deleuze y Guattari según la cual el capitalismo actúa según una lógica axiomática, resolviendo sus crisis en el espacio del mercado mundial y efectuando luego modelos de acumulación en el plano de la política nacional o regional. Esos modelos varían y funcionan de acuerdo a una oscilación entre dos polos: uno propiamente neoliberal, tiende a privilegiar el mercado exterior, y otro de tipo socialdemócrata (o populista) prioriza el mercado interno y las demandas sociales. La lógica axiomática impone a los estados una actividad de adjunción/sustracción de regulaciones según los requerimientos de la acumulación. Lo vemos en la Argentina de hoy, por ejemplo, donde la exigencia del pago de la deuda se traduce en una intensificación de las economías neoextractivas. Me parece imposible que la política pueda proyectar momentos democráticos efectivos sin apuntar a destruir este juego de oscilaciones.

¿Cómo romper esta circularidad? Esta pregunta lleva a indagar en el reverso de la política. En todas aquellas existencias que no se deducen automáticamente de la axiomática, sino que fugan de ese esquema de oscilaciones entre ambos polos. Entonces, si me interesa la posición que llamas “purista” (nombras al Comité Invisible) es porque es la única que aparece con nitidez discursiva por fuera de esta dinámica de control. Solo que hay que huir de todo lo puro porque, como decía Nietzsche, solo expresa valores sacerdotales. Los purismos esconden las propias dificultades para producir realidad de un modo alternativo. Por eso prefiero el pragmatismo de las resistencias populares. La posibilidad de combinar momentos nuevos entre quienes luchan por evitar la oscilación hacia el polo neoliberal-totalitario del capital y quienes luchan contra la axiomática como tal. Se trata de un espacio complejo, lleno de contradicciones, pero en el que quizás se puedan producir nuevas zonas comunes de acción.

Me parece que este tipo de acciones comunes se imponen cuando se comprende la imposibilidad de sostener una distancia absoluta entre forma de vida y política, o entre micro y macro política. Y vuelvo a poner de ejemplo una situación argentina actual: la reciente derogación de la ley que favorecía la utilización de contaminantes de aguas para la actividad de la megaminería en la Provincia de Mendoza. Una formidable movilización popular hizo dar marcha atrás al parlamento entero. ¿Es exagerado ver en estos episodios una comunicación con la calle chilena?

Para volver a lo que decíamos de Maquiavelo, el Príncipe colectivo solo tiene chance si se aprende la diferencia radical entre gobernar y dominar. El gobierno sin dominio va en camino de crear formas de autogobierno. Pero si, por el contrario, las luchas democráticas se desligan del problema del poder, la formación de mayorías electorales permanece impotente ante los dispositivos duros de la dominación (financieros, represivos, mediáticos). Por lo que, para volver a hablar de democracia, es necesario que la constitución de mayorías electorales logre penetrar y alterar el funcionamiento de esos dispositivos dictatoriales.

No estoy seguro de que hayamos aprendido esto aún. En una reciente entrevista a Pablo Iglesias, que ingresa como vicepresidente en el nuevo gobierno de coalición de izquierdas en España, observo poca innovación a la hora de pensar la relación entre gobierno y movimientos: el gobierno cristaliza demandas, pero no abre o reparte el poder; los movimientos funcionan como legitimación democrática, pero no como fuerza de transformación. En el libro hablas de “ampliar la decisión política a nuevos actores”. ¿Qué significaría esto? 

En su libro El huracán rojo, el profesor Alejandro Horowicz reconstruye cómo la teoría y la práctica del doble poder permitió conectar, tanto en Francia como en Rusia, democracia y revolución. Esa conexión está determinada por sujetos colectivos en estado de experimentación de nuevos planos de igualdad. ¿Qué surgirá de lo que ocurre estos días en Chile en torno a la demanda de asamblea constituyente? Si algo hemos aprendido es que existe una correlación directa entre modo de acumulación por desposesión y restricción de los espacios de decisión política. Un gobierno que se quiere progresista o popular, pienso, debe honrar el compromiso de abrir espacios de transformación estratégica con todos aquellos que resisten al modo de acumulación (mega-minería, monocultivo, destrucción del medio ambiente, explotación vía endeudamiento, precarización de las condiciones de vida). Ampliar el sistema de toma de decisiones hasta abarcar actores sociales en disputa con el modo de acumulación es el único camino que imagino para modificar, en un proceso real, la realidad neoliberal en que vivimos. Es el sentido último de la idea de “ofensiva sensible”: aprender de los movimientos sociales que, como las Madres de Plaza de mayo, los piqueteros de 2001 o los feminismos populares han contribuido a resensibilizar el campo social.

Fuente e imagen: http://lobosuelto.com/neoliberalismoysensibilidad-savatersztulwark/

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