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Hay que trabajar por la gratuidad de la enseñanza pública y concertada.

Europa/España/18.10.2016/Autor: Carmen M. Gutiérrez/Fuente:http://www.madridiario.es/

La portavoz para temas de Educación de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Mayte de la Iglesia (Madrid, 1974) fue profesora e inspectora de la Consejería de Educación.Madridiario inicia con ella una serie de entrevistas sobre la situación de la enseñanza en la región.

La Comunidad de Madrid ha presentado una oferta de pacto educativo. ¿Qué le parecen las medidas?

Ellos lo han llamado Acuerdo por la Transformación Educativa. Nosotros creemos que es un título demasiado ambicioso para el tipo de medidas que aportan. Son 93 medidas un tanto dispersas, aunque las han intentado orientar en varios ejes. Pero quizá lo que echamos en falta es un eje conductor. Es decir, qué queremos con esto. Por ejemplo, reducir el abandono escolar o el fracaso escolar entre las clases más desfavorecidas en un porcentaje concreto con un plan para conseguir ese objetivo. Para que tenga algún sentido y sea un cambio real, habría que trabajarlo bastante.

¿Qué aportaciones va a hacer Ciudadanos?

Estamos ahora en fase de estudio. También queremos saber qué impacto ha tenido en el profesorado, las asociaciones, las patronales; queremos saber qué echan en falta. Y con esas aportaciones y nuestro programa haremos una valoración. Yo creo que son pistas las siete propuestas de resolución que planteamos en pleno monográfico de educación: la lucha contra el abandono escolar, la prevención del acoso, el tema de la participación de los padres en los centros educativos, el bilingüismo, porque la manera en que se ha implantado tan rápida nos preocupa y tiene que ser retocado y mejorado. Y para eso se necesita una evaluación. Y luego trabajar por la gratuidad de las enseñanzas sostenidas por fondos públicos tanto públicas como privadas concertadas. Hay que adecuar los sistemas de financiación para que esas enseñanzas sean realmente gratuitas. Durante el pleno hicimos esta propuesta y tuvo nuestros 17 votos, mientras que el resto de los grupos de la Cámara se abstuvieron. No quieren entrar en el tema. Yo creo que eso es un tema importante.

 

¿La propuesta sería amentar la dotación de la concertada para que no tengan que cobrar cuotas?

En general, he hablado de todo, es decir, de mejorar los sistemas de financiación de la educación pública y de la privada concertada. Porque también hemos oído en los medios de comunicación que algunos centros públicos cobraron por fotocopias a los alumnos. Se oye que pudiera ser porque ha habido retrasos a la hora de pagar a los centros la cantidad que necesitan por gastos de funcionamiento. Eso son anomalías que hay que conseguir que dejen de producirse. Eso no quiere decir que haya o no que aumentar el concierto. Primero, habrá que saber cuánto cuesta un tipo de enseñanza u otro, pero tampoco hay un estudio transparente al respecto. En cualquier caso lo que dice la ley es que no se puede pagar por cosas que son obligatorias. Otra cosa es que las familias paguen por actividades extraescolares fuera del horario lectivo. La idea que hay de fondo es defender la libertad de elección de centro y solo se puede defender si tienes opción de ir con independencia de tu nivel de renta.

¿Qué le parecen a Ciudadanos las desgravaciones a la enseñanza privada que hay en Madrid?

En principio, no parece lo más redistributivo o lo que supone una mayor igualdad de oportunidades y más en un contexto en el que se han producido una serie de disminuciones de los presupuestos en la enseñanza pública, con menos desdobles o recursos, que se han detraído en forma de profesorado. Si tenemos en cuenta esto, habría que calibrar dentro de las ayudas que se dan cuáles son más prioritarias y cuáles menos, porque en principio las ayudas deberían ser redistributivas e ir dirigidas a las familias con menos recursos y que tuvieran en cuenta la renta. Por ejemplo, en el tema de las cuotas de las escuelas infantiles, deberían ser más bajas o prácticamente cero para aquellos niveles de renta inferiores. Esa es nuestra política redistributiva del gasto. Sobre el otro aspecto, habría que valorar si eso está fomentando o no la igualdad de oportunidades y es discutible, lógicamente.

Ha sido profesora e inspectora y ha visto los recortes muy de cerca. ¿Están los centros públicos bien dotados en Madrid?

Nosotros creemos que hay bastante espacio de mejora, sobre todo en relación a aquellos centros que escolarizan a poblaciones más desfavorecidas. Creemos que ahí habría que redoblar los esfuerzos. Esos centros deberían tener planes de mejora y todos los recursos humanos y materiales necesarios dentro de un plan que se diseñara y se evaluara después. Para eso, tiene que haber muy buenos profesionales en esos centros y normalmente pasa lo contrario: tienen una rotación muy alta, que impide la continuidad de los proyectos. Y tienen un déficit de recursos que, si bien puede ser igual que en otros centros, en estos centros tiene un impacto superior. Entonces, no se trata de poner dos orientadores en todos los centros, sino a lo mejor en aquellos que sí lo necesitan. Es decir, habría que poner más recursos donde se necesita.

Hay familias que quieren matricular a sus hijos en un centro y no pueden, y familias que pasan meses luchando por encontrar un centro público cerca de su casa. ¿Faltan centros?

Lo que nosotros hemos hecho a lo largo del año es un estudio de necesidades educativas en centros de nueva creación y hemos visto que faltan centros o aumentar las unidades. Esas situaciones de descompensación se están produciendo en los barrios nuevos. Y la consejería ha optado en muchos casos por abrir esas nuevas unidades en lugar de optar por la construcción de un nuevo centro y eso a medio plazo va a crear un problema. Hay mucho retraso en las obras nuevas, lo hemos visto en algunos centros que han comenzado las clases y no estaban acabados. En infraestructuras la consejería ha invertido poco en los últimos cinco años. Hay un deterioro de las infraestructuras lógico por no haber invertido y, por otro lado, no ha construido lo suficiente, con lo cual encontramos barrios nuevos desabastecidos. Hay que exigir que se construya, porque obviamente las personas tienen derecho a elegir. Tienen que tener una oferta suficiente en su entorno.

El apoyo que brinda Ciudadanos al Gobierno de la Comunidad de Madrid, también le permite exigir ciertas medidas. ¿Qué medidas quiere arrancar ciudadanos en estos años a la Comunidad?

Aquellas que tengan que ver con garantizar una mayor igualdad de oportunidades y eso pasa por unas garantías claras, de gratuidad, por ejemplo, en el caso de los libros de texto. Nosotros esperamos que efectivamente eso pueda salir porque creemos que es muy importante. También una accesibilidad mayor a la educación infantil, una oferta de FP más extensa y equilibrada por zonas territoriales. Hemos exigido un plan serio para la FP, no podemos encontrarnos como el año pasado, que llegue la época de escolarización y de golpe y porrazo se cierren centros, se fusionen. Puede o no estar justificado, pero lo que parece al ciudadano y a los usuarios es que hay improvisación. Eso no se puede consentir, tiene que haber una planificación en la FP. Y, por supuesto, el combate en temas de convivencia y la lucha contra el acoso escolar, donde hay que hacer prevención.

Las tasas educativas han bajado, pero subieron muchísimo más, en algunos casos más del 100 por cien. ¿Hasta dónde quiere llegar Ciudadanos?

Queremos seguir trabajando en ese sentido y seguiremos negociando bajadas. Esa es la intención. Porque la etapa de cero a tres es lo que te permite esa igualdad de oportunidades, aparte de la conciliación. Y el tema universitario, obviamente, porque no deja de ser una fuente de empleo y poner barreras al acceso significa que tengamos menos población preparada.

Pasamos a la LOMCE. Tengo que reconocer que nunca me ha quedado claro cuál es la opinión de Ciudadanos respecto al contenido de la LOMCE. Ahora que está ya implantada, ¿qué les parece?

Estamos muy insatisfechos con la manera en que se ha implantado la LOMCE por el grado desigual de implantación e, incluso, por la manera en que las comunidades autónomas han desarrollado esa normativa de manera tardía, sin preparación, sin información para las familias y los centros, ya que está generando muchas tensiones en los centros. Y esto lo estamos viendo a principio de curso escolar. Un ejemplo: la Comunidad de Madrid publica una orden de evaluación en agosto pero el curso ya estaba empezado, con lo cual esto ha generado una serie de problemas a los alumnos ahora en septiembre. Ese tipo de cosas generan problemas a los alumnos, a los profesores, a los equipos directivos. Denota que la norma no estaba bien cerrada desde el punto de vista técnico a nivel nacional y mucho menos ya cómo se ha implantada en la Comunidad, que ha llegado cómo ha llegado. Y ya como colofón, las pruebas finales, las reválidas… tampoco hay información. Se sustituye la PAU por una prueba de la que no sabemos nada.. Además de las imperfecciones técnicas que tenía de entrada esa ley por no haber sido consensuada se añade una mala implantación y una gran improvisación.

 

Y sobre el contenido, como las asignaturas, los itinerarios, esa visión de la educación que defiende la LOMCE, ¿qué opinan?

La ley deja aspectos como el profesorado exactamente igual. Nosotros proponemos un MIR educativo. Tampoco se trata la carrera docente. Yo creo que en cuanto a la distribución de las materias, en inicio con esta ley se suponía que se iba a crear más uniformidad y al final ha creado más desigualdad, con las asignaturas que cada comunidad pone, que además no cuentan para la promoción. Es que técnicamente es muy mala la ley. No sé cuál era el objetivo de esa ley, pero lo cierto es que no lo ha conseguido. Por lo tanto, está mal hecha. Hay volverse a sentar, escuchar a todos y empezar desde el principio. Y luego hay otras aspectos relacionados con la participación, el papel de los padres, muchos elementos que quedaron desdibujados y en un futuro pacto hay que encararlos si verdaderamente queremos construir algo que se mantenga en el tiempo.

Los alumnos pueden suspender hasta cinco asignaturas y pasar de curso. ¿Cómo lo ve Ciudadanos, que proponía eliminar las repeticiones?

Son cosas diferentes. Nosotros cuando hablamos de la eliminación de las repeticiones nos referimos a que un alumno no repita el curso y haga sea exactamente lo mismo, pues va a conseguir los mismos resultados. Si no se le ponen los refuerzos suficientes cuando repite, al final va a repetir los mismos errores. En ese sentido, lo que nosotros entendemos es que haya o no repetición, el tipo de apoyo que se tiene que hacer es el adecuado para los alumnos, porque si no la repetición no sirve para nada, es un despilfarro de recursos. Ese es enfoque que nosotros tenemos, no que las asignaturas no se evalúen.

Creo que Ciudadanos estaba a favor de reforzar las asignaturas instrumentales, como propone la LOMCE, pero también quiere más horas de Educación Física o recuperar horas de Filosofía. ¿Cómo conjugar todo eso en un horario limitado?

Se pueden reforzar las instrumentales generando desdobles y una atención más individualizada. No se trata a lo mejor de duplicar las horas de Matemáticas y Lengua, sino de aprovechar mejor el tiempo. Tampoco hemos dicho cuántas horas de Matemáticas o Lengua son las buenas, lo que sí vemos es que hay determinados déficits dentro del aprendizaje y que a lo mejor hay que cambiar el modelo. También nos hemos pronunciado con respecto a que los currículos son demasiado extensos y que el aprendizaje es muy memorístico.

¿Las familias van a notar alguna novedad con los deberes este año?

Hicimos una propuesta muy ambiciosa, que fue apoyada por Podemos y el PSOE, pero las proposiciones no de ley no son vinculantes, con lo cual está en manos del PP impulsarlo o no. Ellos se abstuvieron. Ahora, en el pleno monográfico, hemos aprobado una medida para abrir el debate en los centros. Es un primer paso. Nos gustaría que ahora que se está debatiendo sobre aspectos educativos seamos más ambiciosos y llegar a un acuerdo. Pero es importante que haya un consenso por parte de la comunidad educativa, que se llegue a un punto medio entre profesores, porque hay algunos sectores muy reacios. Me gustaría añadir que una eliminación total de los deberes en un contexto en el que las metodologías no están adaptadas a ese sistema puede ser un proyecto muy ambicioso. Podemos quedarnos en un situación intermedia, pero que sea más justa y menos desigual, porque al final los deberes escolares para aquellos niños que no tienen apoyo en casa suponen un perjuicio.

Fuente: http://www.madridiario.es/437841/entrevista-educacion-mayte-iglesia

Imagen: http://www.madridiario.es/fotos/1/134335_mayte_de_la_iglesia_ciudadanos_asamblea_educacion37_kr_thumb_722.jpg

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Red publica, red privada: lo que las hace distintas.

Por:  Jurjo Torres Santomé.

Educar es parte de esencial en la conformación de un ser humano utópico, que ve la realidad como perfectible, que se siente obligado a ver siempre un mundo de posibilidades, a ser optimista en cuanto a las posibilidades de organizar modelos de sociedad cada vez más justos, inclusivos y democráticos. En este artículo se analizan las diferencias existentes entre roles e intereses propios de las organizaciones públicas y privadas en la formación del profesorado y del alumnado.

Una educación para una sociedad democrática, justa e inclusiva no es posible sin políticas públicas que traten de compensar y corregir todas aquellas injusticias estructurales que inciden y determinan las condiciones de vida de chicos, chicas y familias. Requiere, por tanto, un sistema educativo que se comprometa con estos mismos ideales y un profesorado con una pertinente formación, autonomía profesional, condiciones laborales y recursos.

En cualquier conjunto de medidas destinada a educar una ciudadanía empoderada -actores reflexivos, críticos, activos en la construcción de modos de vida más justos y democráticos- es imprescindible un profesorado con buena formación psicopedagógica para diseñar, implementar y evaluar modelos curriculares verdaderamente justos; pero también cultural, con un conocimiento riguroso acerca de cómo se construyen y reproducen las situaciones de pobreza, exclusión y de inferioridad. Un profesorado con esta clase de formación y compromiso educativo tiene mayores facilidades para comunicarse con estudiantes y familias, apoyarse en sus fortalezas para generarles actitudes más optimistas, confiar en sus posibilidades, capacidades, saberes y destrezas, así como para conocer y trabajar con los diferentes colectivos sociales de la comunidad.

Una institución educativa se comportar de modo muy diferente según se oriente por criterios de justicia social, comprometida con los derechos humanos, o por filosofías y valores de mercado. En el primer caso, educar implica atender y compaginar las necesidades individuales del alumnado con los asuntos e intereses comunes, públicos; exige poner a disposición de las instituciones escolares los mejores recursos materiales y humanos, especialmente cuando su alumnado arranca con demasiados déficits culturales, educativos, alimenticios, sanitarios, socioafectivos, etc.

En el segundo caso, cuando una institución educativa se rige bajo parámetros mercantilistas lo que va a determinar sus prioridades son las calificaciones del alumnado, pues de ellas depende su ubicación en los ránquines. La evaluación se devalúa y centra en un número muy reducido de variables, y las metodologías didácticas se restringen a entrenar para cubrir los tests; la educación se limita a la oferta de servicios que satisfacen a sus clientes, considerados cual consumidores y consumidoras, no como ciudadanía.

Políticas oficiales de sospecha sobre la educación pública

Las actuales políticas educativas van en una dirección contraria a la construcción de sociedades inclusivas, justas y democráticas. Estamos siendo gobernados por leyes y reales decretos que desde planteamientos economicistas redirigen el trabajo en las aulas en dos direcciones convergentes: por una parte, tratan de ofrecer una formación reducida a asegurar las necesidades del mercado, los intereses de los lobbies empresariales; y por otra, reproducir un conocimiento oficial con el que legitimar opciones neoliberales y conservadoras como las únicas viables y lógicas. Se responsabiliza al profesorado de todo lo que acontece en las aulas e, incluso, se transfieren las culpas al alumnado y a sus familias.

Estamos ante modelos que tratan de controlar la profesionalidad del profesorado, centrándola solo en algunas dimensiones de su trabajo; docentes que deben preocuparse únicamente de los aspectos más técnicos de su labor, dejando fuera de su control el análisis crítico de los contenidos culturales que hay que promover en las aulas.

Esta redirección neoliberal recurre, entre otras medidas, a una constante presión mediante evaluaciones externas del alumnado e, indirectamente, de su profesorado; culpándolo si los resultados no son aceptables.

Además, en las últimas décadas es creciente papel de instituciones y universidades privadas y, lo más novedoso, de fundaciones privadas promovidas por grandes grupos económicos que pretenden domesticar las facultades de educación públicas, acusándolas de ineficacia. Sus líneas de ataque inciden en que en éstas se imparte demasiada teoría y poca práctica. El practicismo y utilitarismo que vehiculizan estas fundaciones filantrocapitalistas, y su facilidad de acceso a medios de comunicación, propician que muchas personas equiparen injustamente teorías científicas con conocimiento inservible.

Se suele acusar a las facultades de la red pública de ideologización en los contenidos de sus programas de formación, por prestar atención a las dimensiones filosóficas y sociológicas del conocimiento que facilitan el análisis de la realidad. Los contenidos curriculares necesarios para entender los asuntos sociales no pueden ser tildados de adoctrinamiento, salvo que pretendamos que el profesorado desconozca las vidas de su alumnado y que ignore los problemas que inciden en la motivación y aprendizajes escolares. No podemos olvidar que en estas instituciones rige la libertad de cátedra, de pensamiento, tanto para estudiantes como para docentes; un derecho que las instituciones públicas están obligadas a garantizar y defender.Phillemon Hlunwani - "Va Vasati A Tirhweni" (Women at Work), 2015

Este tipo de políticas las vienen promoviendo en Estados Unidos fundaciones como Bill & Melinda Gates [1]o la red de fundaciones de ámbito mundial que coordinaTeach For All [2], que en España representa Empieza por educar, ExE [3]. En esta misma línea situaríamos, por ejemplo, la Fundación Princesa de Girona (FPdGi) [4], la Fundación Santillana o la Fundación SM. Fundaciones que en síntesis lo que pretenden es sustituir los programas universitarios de formación del profesorado por modelos de formación de directores de empresas, el modelo MBA (Master of Business Administration).

Son estas organizaciones las que, a su vez, están incorporando las nuevas modas y mantras educativos como:coaching, mindfulness, emprendimiento, liderazgo, estándares cuantificables, empleabilidad, etc. Sus programas de formación están pensados con finalidades muy diferentes a los de la red pública.

Diferencias entre instituciones escolares públicas y privadas – concertadas

Analizar y proponer programas de formación del profesorado obliga a considerar el significado y funciones de las dos principales redes que se encargan de la educación. Podemos subrayar siete obligaciones y responsabilidades diferentes entre las redes escolares públicas y las privadas y concertadas.

En primer lugar, los centros escolares públicos se piensan, planifican y gobiernan para atender a ciudadanos y ciudadanas, personas con idénticos derechos. Permiten y facilitan las diferencias individuales cuando no acarrean cuestiones de desigualdad, injusticia o de cercenación de derechos. No seleccionan y agrupan al alumnado por clase social, capital cultural, sexo, sexualidad, religión, etnia, nacionalidad o capacidades.

Los colegios privados y concertados se piensan, planifican y gobiernan para atender a clientes. Los servicios que se ofrecen a la clientela dependen de sus capacidades económicas, de lo que cada uno puede pagar. Se asume la lógica de la desigualdad en el potencial económico individual, por lo que a cada uno le corresponde un desigual acceso a servicios. Escogen al alumnado con la mirada puesta en las garantías y ventajas que le pueden proporcionar a las propios centros privados en el actual mercado educativo; lo principal es que garanticen mejores rendimientos académicos en los test de evaluación externos y, por tanto, situar al centro lo más arriba posible en los ránquines. En consecuencia, seleccionan atendiendo a la clase social, capital cultural, raza, etnia, nacionalidad, sexo o religión de sus clientes. Su funcionamiento sigue el modelo de losclubes privados (J. Torres, 2007).

En segundo lugar, los centros públicos se gobiernan con principios de participación democrática y posibilitan una educación emancipadora, al servicio de la comunidad, en la procura del bien común. Propician hacer realidad unapedagogía y currículo crítico, dirigido a repensar cuestiones de desigualdad, carencias y manipulaciones en las políticas de reconocimiento, en temas de redistribución y de participación democráticas. Por tanto, es factible que el currículo escolar se pueda planificar, revisar y evaluar atendiendo a su coherencia con las posibilidades de empoderar a la ciudadanía mediante el acceso a información relevante y actual, el desarrollo de sus capacidades críticas y de colaboración; si favorece un modelo de ciudadanía optimista, con conocimientos, procedimientos, competencias y hábitos que le posibilitan el análisis de las estructuras económicas, políticas, sociales, laborales y financieras desde marcos de justicia social; si impulsa una educación que capacita para cooperar en acciones comunitarias destinadas a solventar problemas y mudar estructuras injustas, a implicarse en tareas y luchas para mejorar las condiciones de vida de la comunidad y de la sociedad en general.

En las redes escolares privadas las pedagogías y currículos crítico no se plantean, y cuando se utilizan conceptos como pensamiento crítico, colaboración, solidaridad, ayuda, etc. se hace con la mirada puesta prioritariamente en el logro de beneficios individuales o del grupo de iguales. Por ejemplo, cuando trabajan una cultura del emprendimiento es para la búsqueda de lucros personales, para facilitar que se hagan negocios que producen beneficios económicos a título individual o para los accionistas. En cuanto a las injusticias sociales, en el fondo, asumen el pensamiento TINA (There Is No Alternative) de Margaret Thatcher.Pawel Kuczynski - ¿Jugamos?

En tercer lugar, los centros educativos públicos están políticamente obligados a pensar el currículo para atender a todas las dimensiones de una educación integral, con una buena formación en ciencias experimentales, sociales, humanas, artes, tecnologías y deportes. Un currículo dirigido por el optimismo y confianza en las posibilidades y capacidades de cada estudiante, independientemente de su clase social, capital cultural, etnia y nacionalidad, sexo y sexualidad, religión y capacidades. Se asume un optimismo en que otro mundo es posible y puede construirse bajo banderas de igualdad, justicia, democracia participativa y solidaridad.

En los colegios privados el currículo es más tecnocrático e instrumental, obsesionado por puntuar mejor en las reválidas externas y ránquines. Aquí se prioriza STEM (ciencias experimentales, tecnologías, ingenierías y matemáticas) y se reduce a marías las otras áreas de conocimiento.

La siguiente cuestión que hay que tener en cuenta es que las redes de enseñanza pública tienen que atender a todas las personas de la comunidad, con la finalidad de hacer realidad el principio de igualdad de oportunidades; por tanto, con mucha atención a quienes arrancan con más déficits. En consecuencia, no escatimarán en recursos en la medida en que sean beneficiosos para el alumnado. Sus políticas de gasto procurarán favorecer siempre a sus estudiantes. Los ahorros o beneficios económicos que pueden tener se contemplan siempre como futuras inversiones para mejorar servicios, adquirir nuevos recursos educativos que permitan mejorar los servicios y funciones que la sociedad les encomienda.

Los centros privados se dirigen siguiendo la lógica de atender intereses y beneficios privados. Sus directivos, docentes y trabajadores buscan obtener los máximos dividendos económicos y/o simbólicos (creencias religiosas, ideologías, etc.), con los menores recursos, para sus propietarios y accionistas. Sus beneficios sirven para ampliar la capacidad del homo economicus y consumens, incrementar las ocasiones de enriquecerse, de adquirir o invertir en bienes privados.

En quinto lugar, destacamos que las instituciones escolares públicas confían en la profesionalidad del profesorado, por lo que las administraciones públicas, cuando no están en manos de la derecha, deben facilitar su actualización permanente, dotarles de condiciones que permitan mejorar el capital profesionaldocente (A. Hargreaves y M. Fullan, 2014), lo que redundará en la mejora de su trabajo en las aulas. Como profesionales comprometidos con lo público gozan de autonomía profesional, pedagógica, para acomodarse a la diversidad del alumnado que atienden.

Las instituciones privadas controlan a sus docentes, limitando su autonomía y profesionalidad al logro de los idearios que estas redes educativas priorizan; con este fin imponen auditorías permanentes, obsesionándolos con estándares de rendimiento en cuya definición y medición no tienen voz, con criterios cuantitativos de evaluación escolar, con el fin de que su alumnado puntúe mejor en los test de evaluación que las administraciones y organismos internacionales (OCDE, IEA) periódicamente aplican.

Otro aspecto que debemos reseñar es que los centros públicos, como atienden a todo tipo de estudiantes, tratan de buscar la implicación de las distintas organizaciones de la comunidad, vertebrándolas y ponerlos al servicio de intereses públicos, para pensar, construir y lograr servicios y beneficios para la comunidad, priorizando la atención en las necesidades de las personas más necesitadas.

En las instituciones privadas el contacto con otras organizaciones se instrumentaliza para servir a los grupos sociales que escolarizan. Este tipo de colegios eligen a las familias, no al revés. Conformar personalidades neoliberales y conservadoras es su filosofía dominante.Juan Genovés

Y por último, las redes escolares públicas son estructuras democráticas, horizontales, donde la democracia es la norma con la que se organiza la participación del profesorado, de las familias, de los estudiantes y de la comunidad. En sus órganos de gestión, claustros y aulas se puede dialogar, discrepar y colaborar sin miedo a represalias de la dirección.

Los centros privados son jerárquicos; son gobernados de manera vertical por una dirección escolar al servicio de los idearios de la institución que los crea. En sus órganos de participación son más probables los miedos, silencios, coacciones y limitaciones en las opiniones y conductas del profesorado, por sometimiento a los idearios e intereses de los patronatos u órdenes religiosas a los que pertenecen.

Una política educativa que da tantas facilidades a instituciones privadas de educación de ciudadanas y ciudadanos y de formación del profesorado, convierte en muy difícil la implementación de políticas y prácticas educativas destinadas a la comprensión del otro y llevar a cabo proyectos curriculares destinados a facilitar el reconocimiento, la participación y colaboración, a tratar temas de justicia social, equidad económica, Derechos Humanos, sostenibilidad medioambiental … En resumen, una auténtica inclusión educativa y social.

Cameron Cottrill

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/red-publica-red-privada-lo-que-las-hace-distintas-espana/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/henrilamy.fr_.jpg

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España: Los sindicatos respaldan la huelga de estudiantes del 26 en Gran Canaria

Europa/España/18 de octubre de 2016/Fuente: lavanguardia

Las Palmas de Gran Canaria.- Los sindicatos de la enseñanza pública no universitaria de Gran Canaria respaldarán la huelga de estudiantes convocada en rechazo a las reválidas fijadas por la LOMCE el 26 de octubre, que han declarado como una «jornada de lucha» en la que se concentrarán ante la Delegación del Gobierno.

«Exigir la inmediata retirada» de la norma que establece la puesta en marcha de esas reválidas, así como la de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa de la que emana, la LOMCE, son los principales objetivos de esa protesta, explican en un comunicado dichas organizaciones de profesores, ANPE, CoBas, CCOO, FETE-UGT, Docentes de Canarias, Insucan-CSIF, Sepca, STEC-IC y USPS.

Con su iniciativa, los sindicatos se suman a la «jornada de lucha» convocada para el día 26 de octubre en toda España por la Plataforma Estatal por la Escuela Pública, que agrupa a colectivos de padres, de alumnos y de docentes, según destacan.

La reducción del número de alumnos por aula, el incremento de las plantillas docentes y la negociación de las retribuciones de los profesores son, según detallan, otras reivindicaciones que se plantearán en ese día de movilizaciones.

Una jornada en la que el respaldo de los sindicatos a la protesta de los estudiantes se escenificará en una concentración que han decidido organizar a las 18.30 horas frente a la sede de la Delegación del Gobierno en el archipiélago, en Las Palmas de Gran Canaria, y a la que subrayan que convocan «a todo el profesorado y a toda la comunidad educativa». EFE

Fuente: http://www.lavanguardia.com/local/canarias/20161017/411074471822/los-sindicatos-respaldan-la-huelga-de-estudiantes-del-26-en-gran-canaria.html

Imagen: s3.eestatic.com/2016/09/12/espana/sociedad/Huelgas-Huelga_general-Estudiantes-LOMCE-Revalida-Inigo_Mendez_de_Vigo-Educacion-Ministerio_de_Educacion-Sociedad_154997170_16187584_1706x960.jpg

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España: La Comunidad quiere proteger a las «víctimas perfectas» de acoso

Europa/España/18 de octubre de 2016/Fuente: madridiario

Los afectados por el síndrome de Asperger y por trastornos del espectro autista son dos de los colectivos que más sufren el acoso social en entornos como los centros escolares y laborales. Su incapacidad para comunicarse y crear vínculos con otras personas les convierten en un blanco muy vulnerable. La Comunidad de Madrid desarrolla una serie de medidas para prevenir el acoso y potenciar la inclusión de estas personas, mediante formación, cooperación entre familias, alumnos y escuelas y campañas publicitarias.

La Asociación Asperger de Madrid ha celebrado este viernes una «jornada informativa» sobre el acoso hacia las personas con síndrome de asperger o trastornos del espectro del autismo (TEA). Esta jornada ha contado con la presencia del consejero de Educación en la Comunidad de Madrid, Rafael Van Grieken Salvador, la directora del Equipo Específico de Alteraciones Graves del Desarrollo de la Comunidad de Madrid, Juana María Hernández, y la directora de la asociación, Paloma Martínez Ruiz. En ella se ha querido crear conciencia sobre la situación de las personas con estos trastornos, en concreto los niños que acuden a centros educativos, quienes se convierten en «víctimas perfectas» de acoso como consecuencia del entorno que les rodea.

En nuestro país, entre el nueve y el diez por ciento de la población sufre acoso escolar, y un 15 por ciento, laboral. Dentro de estos porcentajes, existe un grupo de mayor riesgo: las personas con síndrome de Asperger o trastornos del espectro autista. Esta patología afecta a las capacidades mentales y conductuales de los que la sufren, provocando dificultades para comunicarse, identificar determinadas situaciones y crear vínculos o relaciones con otras personas. Se trata, por lo tanto, de un grupo extremadamente vulnerable, especialmente en el ámbito de los colegios e institutos.

La Comunidad de Madrid, según ha expresado el consejero, presta especial atención al acoso escolar y ha creado la iniciativa ‘Socioescuela‘, mediante la que 470 centros educativos han realizado una serie de encuestas aportando datos sobre el comportamiento que se desarrolla en las aulas. Según los resultados de estas pruebas, alrededor del 40 por ciento de los alumnos de Primaria y Secundaria a los que se ha preguntado señalan el «comportamiento diferente del resto» como una «causa del acoso escolar». Tal y como ha explicado Rafael Van Grieken, esto pone a los niños con trastornos conductuales en el centro de la diana de los abusos escolares y, además, les coloca bajo una enorme presión para «no ser ellos mismos, ya que no se tolera lo diferente».

Entre las medidas que el Gobierno regional está tomando, ha aseverado el reposnsable de la cartera regional, se encuentra la formación especializada de los profesores y la creación de un nuevo protocolo de actuación que ya no es opcional, sino que es «de obligado cumplimiento para todos los centros públicos y concertados de la Comunidad», ha asegurado Van Grieken. Además, ha anunciado que el próximo mes de noviembre se pondrá en marcha una nueva campaña publicitaria que reflejará en todos los medios de comunicación la idea de que «quien denuncia no es un chivato, es un valiente«. Esta campaña viene a raíz de haber detectado, gracias a las encuestas de Socioescuela, que un 22 por ciento de los niños «no dice nada» en casa, mientras que un 15 por ciento «dice poco».

Las «barreras» promueven el acoso y la segregación

No obstante, Juana María Hernández ha apuntado los motivos por los que las personas con TEA o Asperger son las «víctimas perfectas» del acoso, y ha añadido que aquellos que sufren este tipo de enfermedades «sí cuentan que están siendo acosados, ya que no les preocupa acusar a otra persona». Sin embargo, «no se les escucha». La visibilidad ha sido precisamente el punto central de la presentación realizada por la directora del equipo específico de Alteraciones Graves del Desarrollo de la Comunidad, en la que ha reconocido que a pesar del trabajo que se realiza continuamente, aún existen «barreras«que no permiten la «aceptación» y provocan el «acoso» y la «segregación» hacia las personas que «no son iguales que los demás».

Finalmente, ha querido destacar los logros de la Comunidad en este ámbito, entre los que se encuentran el primer Informe Anual sobre Acoso Escolar, las campañas informativas y de sensibilización o la guía de actuación. A pesar de estos pasos adelante, aún quedan muchos retos por conseguir, como ponerse de acuerdo en la definición de acoso para evitar discrepancias entre familias y profesores, crear entornos educativos más seguros, comprender a los que sufren estos trastornos o intensificar la colaboración entre las escuelas y las familias.

Fuente: http://www.madridiario.es/437957/comunidad-victimas-perfectas-acoso

Imagen: www.madridiario.es/fotos/1/134497__KR_0146795_thumb_722.jpg

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España: Peppo quiere disminuir el índice de deserción escolar

Europa/ España/Octubre 2016/Noticias/http://www.datachaco.com/

El gobernador Domingo Peppo acompañó este sábado en la Isla del Cerrito el cierre de la jornada de trabajo y evaluación de gestión organizada por el Ministerio de Educación. Durante dos días, el ministro Daniel Farías y todo su gabinete, directores y equipos técnicos distintos niveles y modalidades educativas, áreas y directores regionales de toda la provincia, evaluaron las acciones de la política educativa llevadas adelante en los diez meses.

Peppo, frente a más de 90 funcionarios del Ministerio, reunidos en la Hostería del Sol, valoró la posibilidad de compartir con todos los responsables de aplicar la política educativa para garantizar ese derecho social a niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

“Con mi presencia quiero reafirmar el trabajo que se viene realizando en el ministerio, a partir de la gestión de Farías, en lo que denominamos el compromiso educativo”, dijo el gobernador. Al respecto, reiteró que es uno de los objetivos primordiales del Gobierno “lograr que la familia se involucre en la educación de los niños y que todos los actores de la sociedad la consideren el motor de la inclusión, el crecimiento y el desarrollo”.

En ese sentido, reafirmó el “rol preponderante” que tiene el sistema educativo, que es el marco en el que se lleva adelante todo el proceso y convocó a profundizar el trabajo en equipo, con bases en la articulación y complementación para lograr “eficiencia en los resultados”.

“Si en estos cuatro años podemos levantar la vara de la calidad educativa, disminuir los índices de deserción escolar, dar espacios a las distintas modalidades y promover la lectura, habremos cumplido los objetivos”, finalizó el gobernador.

Fuente:

http://www.datachaco.com/noticias/view/77179

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Las actitudes y creencias de los profesores de secundaria sobre el uso de Internet en sus clases

 Europa/España/Octubre 2016/Maria Clemente Linuesa/https://dialnet.unirioja.es

En este trabajo se estudian las actitudes y creencias que los profesores de secundaria tienen sobre la utilización de los recursos de Internet en sus prácticas. Se presentan los resultados obtenidos aplicando un cuestionario (n=1.721) que abarca diversas dimensiones, obteniéndose datos respecto de las actitudes de los profesores en relación al uso o no de recursos de Internet, a las tareas docentes para las que se emplean y con la formación recibida al respecto. Se ofrecen datos de los porcentajes de respuestas a los ítems del cuestionario e índices correlacionales. Entre los resultados destaca la relación entre las actitudes de los profesores y el que introduzcan estos recursos en sus prácticas, así como el papel que juega la edad y el sexo de los profesores en estas actitudes. También se pone de relieve la relación entre la creencia de los profesores en su competencia digital y la probabilidad de que utilicen los recursos de la Red en sus prácticas. Por último, lo resultados destacan la relación que aparece entre la formación recibida sobre Internet y las diferencias en la percepción sobre competencia digital de los docentes. Los resultados subrayan la necesidad de estudiar en profundidad cuáles son las creencias que explican de forma específica la adopción o no de estos recursos digitales, cómo se conforman y qué elementos las definen.

Introducción

El interés por conocer las creencias, concepciones y conocimientos de los profesores, lo que algunos au – tores han denominado pensamientos o cogniciones del profesor (Calderhead, 1996), se debe al papel cen tral que estos constructos juegan a la hora de explicar lo que los profesores hacen en sus prácticas (Ka gan, 1992; Pajares, 1992), así como los cambios que van in corporando (Putnam & Borko, 1996). Esta mis ma idea es compartida por las investigaciones sobre la incorporación de las TIC a los procesos educativos, las cuales conceden a las creencias y concepciones que los profesores mantienen sobre el uso de las TIC, un papel fundamental a la hora de explicar los procesos de incorporación de estos recursos en las aulas (Lawless & Pellegrino, 2007, Aguaded & Tirado, 2008, Mominó de la Iglesia, Sigalés & Meneses, 2008; Froufe, 2000)

 En este trabajo nos proponemos estudiar este asunto, concretamente las actitudes y motivos hacia el uso de los recursos TIC asociados a Internet, que mantienen los profesores de secundaria que utilizan dichos recursos. Este objetivo exige delimitar claramente la perspectiva desde la que se va a abordar ya que la confusión existente sobre el estudio de las concepciones y creencias de los profesores ha provocado que los resultados de la investigación sobre el tema no hayan tenido una gran repercusión explicativa sobre la formación y práctica de los profesores (Chan & Elliot, 2004; Pajares, 1992; Fang, 1996).

2. Creencias de los profesores: ¿a qué nos estamos refiriendo? El término creencias ha sido utilizado en las investigaciones con profesores de muy diferentes maneras y sentidos. Como señala Pajares (1992), términos como creencias, valores, actitudes, ideologías, concepciones, reflexiones a priori, teorías personales, teorías implícitas, han sido difíciles de diferenciar en las variadas perspectivas de investigación sobre el tema. Para nuestros objetivos, la distinción más pertinente es la que se establece entre creencias y conocimiento. Las creencias tienen una naturaleza más implícita y operan de una manera menos consistente que el conocimiento, de tal forma que se manifiestan en situaciones prácticas concretas o en episodios, buscando la utilidad en la resolución de esa situación concreta más que la eficacia y validación a largo plazo.

Las creencias, que tienen también un componente cognitivo, no buscan «la verdad» a través de la deducción científica, sino la utilidad (Pozo, 2000); creando teorías personales que vienen marcadas por el carácter social y práctico que las define y que hace que sean tan útiles a laspersonas como los conocimientos formales o científicos (Pozo & Rodrigo, 2001).

Según Nespor (1987), las creencias se conforman a través de experiencias que están siempre asociadas a situaciones y sucesos personales, por lo que incluyen sentimientos, afectos y evaluaciones, memorias de ex – periencias personales vividas, supuestos sobre la existencia de entidades y mundos alternativos, los cuales no están abiertos a la evaluación externa o al razonamiento crítico. Se van constituyendo en un gran sistema que cada vez se reorganiza en relación con la es – tructura o entramado del conocimientoEl poder que este entramado de creencias ejerce sobre cómo se configuran las prácticas docentes resulta muy importante, entre otras cosas, por el papel que desempeñan en el ejercicio de la práctica.

En el tema que nos ocupa, la incorporación de los recursos de Internet por parte de profesores de secundaria, el im – pacto que las creencias pedagógicas de los profesores tiene sobre las prácticas de clase, está bastante bien do cumentado (Lumpe, Haney & Czerniak, 2000; Koeh ler & Mishra, 2006), aunque no quede del todo claro si existe una influencia directa de las creencias pedagógicas sobre la integración de las TIC en las prácticas (Wozney, Venkatesh & Abrami, 2006). Así podemos citar resultados de investigaciones que de – muestran cómo diferentes elementos relacionados con las creencias y actitudes de los profesores sobre las tecnologías son determinantes para su uso.

Por ejemplo, las creencias que los profesores mantienen sobre su propia eficacia docente están estrechamente relacionadas con sus prácticas, consecuentemente las actitudes favorables hacia las tecnologías y una percepción positiva de la propia competencia digital se han mostrado como condiciones previas para la incorporación del ordenador en la enseñanza (Paraskeva & al., 2007). En otro orden de cosas y en un estudio llevado a cabo por McGrail (2005), los profesores expresaban las desventajas de la incorporación de las TIC cifrándolas en asuntos pedagógicos relacionados con los alumnos, con el proceso de enseñanza, con temas éticos…

Para estos profesores no resultaba nada evidente cómo ajustar las tecnologías a sus estilos de ense- ñanza o cómo integrarlas en el currículum. También en el estudio de Mueller y otros (2008), uno de los rasgos críticos que distinguía a los profesores que integraban con éxito las tecnologías de aquéllos que no lo hacían era las actitudes hacia estos recursos, estudiadas por medio de una escala que medía el grado hasta el cual el profesor estimaba que el ordenador era una tecnología viable, productiva, una herramienta cognitiva cuyo uso resultaba apropiado para sus prácticasdocentes.

Con carácter general, los estudios sobre actitudes y creencias de los profesores hacia las TIC, y hacia Internet en particular, ponen de relieve tres asuntos: 1) Las actitudes positivas hacia estos recursos aumentan la probabilidad de que se haga uso de los mismos. 2) Estas actitudes positivas están muy ligadas a la percepción que el profesor tiene de su propia competencia digital. 3) La competencia digital, por sí misma, no explica el uso de las TIC en los contextos prácticos. Esta competencia ha de vincularse además a la creencia en la mejora de la enseñanza a través de las TIC. Es decir, la competencia digital aumenta la posibilidad de utilizar las TIC para usos profesionales, siempre que sea coherente con las creencias pe dagógicas que sostienen los profesores (Groves & Zemel, 2000)

3. Material y métodos 3.1. Participantes Para llevar a cabo la investigación se enviaron los cuestionarios que explicaremos en el epígrafe de procedimiento a 411 centros que representaban prácticamente el total de los centros de secundaria obligatoria de Castilla y León.

3.2. Procedimiento La primera fase del procedimiento consistió en la elaboración del instrumento de recogida de los datos. Se elaboró un cuestionario en el que se abordaron cinco dimensiones en total. En este trabajo se presentan datos de tres de ellas, a saber: a) Actitudes respecto a los recursos de Internet en relación a tareas profesionales de los docentes; b) Aspectos metodológicos de las prácticas docentes con Internet; c) Formación recibida sobre Internet. Para la dimensiones a y b se usaron escalas tipo Likert, con 4 y 5 grados de elección (Hi nojo & Fernández, 2002).

4. Resultados La organización de los re – sultados de este apartado atiende al objetivo que nos ocupa. Así, presentaremos, en primer lugar, los datos de porcentaje de respuesta sobre las actitudes y razones .

4.1 Actitudes y razones de los profesores hacia el uso de Internet En primer lugar, en la figura 1 se recogen los resultados que reflejan en qué grado los profesores están de acuerdo o no con la utilidad que puede ofrecer In – ternet en la docencia, así como las razones que ex – plican el porqué utilizan o no estos recursos. Pode mos observar que la tendencia general muestra que los va – lores más altos se encuentran en las actitudes positivas hacia este tema. De este modo, más de la mitad de los profesores de secundaria encuestados afirman es tar de acuerdo (bastante y muy de acuerdo) con que los re – cursos que ofrece Internet, hoy en día, resultan im pres – cindibles para la docencia. Por el contrario, el 87,2% se muestra en desacuerdo (bastante y muy en desacuerdo) con la idea de que los recursos que ofrece la Red.

En primer lugar, parece quedar claro que las actitudes ejercen bastante influencia en la introducción de los recursos de Internet en las prácticas de aula. Aun – que las actitudes sean en general positivas, aquellos docentes que consideran que estos recursos no tienen va lor instructivo, no los incorporan a sus prácticas y esta relación resulta significativa sobre todo en los grupos de mayor edad, como también se pone de manifiesto en el trabajo de Paraskeva y otros (2007). Pero además de la actitud, la creencia de los profesores en su competencia digital parece explicar también la probabilidad de que utilicen los recursos de la Red en sus prácticas docentes. Y en este caso, las diferencias se de ben no solo a la edad, sino también al sexo de los docentes. Sin embargo, aunque el papel de las creencias sobre la atribución de la propia competencia parece ser determinante en la adopción de los recursos, la formación recibida sobre Internet resulta efectiva para mejorar la percepción de tal competencia digital. En segundo lugar, estos resultados demuestran que resulta ineludible introducir el tema de las creencias y actitudes dentro de la agenda de investigación sobre incorporación de las TIC a las prácticas docentes y, en particular, de Internet como recurso didáctico. Sería preciso estudiar en profundidad cuáles son las creencias que explican de forma específica la adopción o no de estas innovaciones, cómo se conformany qué elementos las definen. Además de analizar la for mación recibida sobre Internet, contenidos, enfoques instructivos, puesto que es una razón que explica el cambio en la percepción de la competencia profesional en relación con estos recursos. Por último, resulta importante desarrollar líneas de investigación que co necten concepciones pedagógicas de los profesores y creencias sobre TIC en general e Internet en particular, por la vinculación que parece existir entre am – bos factores, sin perder de vista cómo todo ello se verifica en los contextos prácticos donde realmente se llevan a cabo los procesos de enseñanza-aprendizaje.

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¿Quién fracasa cuando hay fracaso escolar?

Europa/España/Octubre 2016/Gimeno Sacristan/http://www.fracasoescolar.com/

El fracaso escolar existe. Sabemos qué variables están asociadas a él. También sabemos quienes son los que fracasan. Lo que no sabemos y no podemos aceptar es que el fracaso escolar es inevitable. El fracaso escolar es un producto resultante de la propia institucionalización de la educación En el sistema escolar es normal fracasar y la educación lo que tiene que hacer es evitar que las persones fracasen. Pero dejadas las cosas a su curso, el fracaso escolar es un producto lógico e inevitable del mismo sistema. De ahí que al hablar de las causas del fracaso escolar y, más tarde, pasar al terreno propositivo para abordar las vías de mejora, se comience por decodificar i deconstruir el aparato escolar, que es el que lo produce.

De poco sirve detectar, analizar y calibrar las variables asociadas al fracaso escolar, si después no aborda la intervención para eliminarlo. Por eso mi intención será centrarme en esta deconstrucción del sistema escolar porque es la única forma de encontrar causas más profundas que las que aluden a las variables de tipo personal, familiar, de contexto inmediato, etc.

Empezaré deconstruyendo los términos y expresiones más habituales en este territorio. El fracaso escolar se contrapone al éxito escolar. Parece una verdad de Perogrullo, pero éxito y fracaso son conceptos que aluden a realidades bastante asimétricas. Aunque a primera vista parecen contrapuestas en una especie de simetría conceptual.

El fracaso escolar es el fracaso académico. Se presenta como una especie de derrota del sujeto en las instituciones escolares, cuando en realidad es un fracaso académico. Un fracaso académico con graves consecuencias.

En la medida en que hemos reducido el derecho a la educación al derecho a la escolaridad, al fracasar en la escolaridad se fracasa en la realización del derecho a la educación. Al no cumplir los requisitos que plantea la concreta concepción actual de la escolaridad, algunos individuos fracasan i les queda cercenado el derecho a la educación.

Como, para mi, el derecho a la educación es un valor prioritario y ese bien es superior a las dificultades que en la escuela puede encontrar el estudiante, resulta que hay que desbordar el concepto de fracaso escolar o las instituciones que lo producen y que niegan el derecho a la educación. Especialmente en el ámbito de la educación obligatoria que es el territorio al cual me refiero en el discurso que estoy utilizando.

En este ámbito, el fracaso escolar es la negación al alumno a poder seguir beneficiándose del derecho a la educación. El éxito escolar tampoco es el éxito educativo. Lo que pasa es que el hecho de resolver las exigencias del sistema escolar produce la sensación del éxito educativo.

Quien crea que los “productos” que salen de nuestra institución escolar son los mejores, comete un error o le falta la visión transformadora que supone la educación. Planteado el problema en estos términos, el concepto de calidad como criterio de excelencia tiene traducciones muy distintas.

Porque la calidad como equivalente a “no fracaso” es diferente al concepto de cualidad valorable positivamente de la educación. Los buenos estudiantes no necesariamente representan los que han acumulado la buena educación.

Mientras que los malos estudiantes sí que representan la no educación porque el fracaso escolar les supone no poder beneficiarse de la continuación de la escolarización o estar escolarizados en malas condiciones. Seria interesante que nos atreviésemos a pensar que el orden escolar vigente no es el único posible. Y que, tener éxito en ese orden, no es necesariamente el éxito al que podríamos aspirar

 Desde este enfoque, hablar de las causas del fracaso escolar supone abordar las causas estructurales que lo producen, más allá de los análisis correlacionales de las variables de carácter psicopedagógico que normalmente se usan en los estudios de este problema. Modificar las circunstancias y los parámetros escolares seria la forma de combatir el fracaso.

Más allá de terapias y de medidas de asistencia de índole psicopedagógica, abordar políticamente el problema del fracaso escolar lleva a la transformación de la escuela. Porque, en definitiva, el fracaso sería la manifestación de la incapacidad que la escuela tiene para acoger a los sujetos, que tienen infinidad de diferencias y desigualdades entre ellos.

La diversidad entre los que asisten a la escuela confrontada a los parámetros homogéneos con los cuales funciona es lo que produce la dispersión de rendimientos, la desigualdad de rendimientos.

Y la desigualdad de rendimientos la concebimos como fracaso escolar. Este fenómeno del fracaso escolar viene del hecho histórico y progresista de haber universalizado la escolarización. Porque cuanto más se universaliza, mas individuos y más variabilidades se incorporan a ella, más productos atípicos produce. Ya que se trata de una institución que no ha sido configurada históricamente y que no funciona para acoger esa diversidad.

El fracaso escolar es un desajuste entre las expectativas y las posibilidades reales que la institución ofrece. Un desajuste entre la variabilidad de los sujetos y la capacidad de la institución para acoger esa diversidad.

De ahí que no quepa alarmarse cuando en la ESO se produzca un alto nivel de no-éxito y de dificultades escolares, porque es la estricta consecuencia de haber acogido agentes para los cuales el sistema no estaba previsto en cuanto al tipo de cultura, exigencia, ritmo de aprendizaje, etc.

El juicio que el abordaje del fracaso escolar nos lleva a hacer sobre el sistema educativo es el juicio a un planteamiento que históricamente surgió para realizar un sentido elitista o selectivo de la educación y que posteriormente fue elevado a la categoría de modelo universal.

Ello nos lleva al dilema entre la exclusión o la transformación del sistema. Y en cualquier caso, aunque transformemos el sistema, siempre quedaran residuos de desajuste entre las diversidades de los sujetos y los parámetros con los que funciona la escuela.

Por esa razón en la actualidad ya se contemplan y proponen una serie de medidas correctoras que afectan al currículum, a la metodología, a la organización del centro y del mismo sistema escolar para atender a las diferencias de competencias, de intereses, de ritmo de aprendizaje, etc. que se detectan entre los escolares.

La historia de la práctica escolar muestra ejemplos de como continuamente se necesita adaptar los esquemas de funcionamiento escolar para poder lograr la diversificación en la oferta escolar de manera que sea más fácil la integración de la diversidad que entra en el sistema para que se produzcan los menos desajustes posibles. Dada la variedad de alumnado existente, cuanto más restringida sea la oferta, mayor posibilidad de exclusión ofrece.

La diversidad hay que atenderla desde la variedad de la oferta. No clasificando los diversos para introducirla en el casillero del sistema. Y este es el reto político, pedagógico y global que tenemos en este momento. Reto al que actualmente se le está ofreciendo un modelo alternativo en forma de ley, que veremos como queda.

Será un nuevo intento para abordar una de las causas del malestar docente, del malestar de los padres y de la sensación de fracaso de un sistema que no responde a los sujetos. Aunque a veces lo presentan como que son los sujetos que no parecen acomodarse al sistema. Desde una perspectiva de progreso, no se trata de buscar en que fallan los sujetos para tratar de acomodarlos a los parámetros existentes, sino en que fallan los parámetros existentes para no ajustarse a los sujetos.

El aparato escolar que tenemos es un producto, por una parte del nacimiento i del crecimiento de las burocracias i, por otra, de los planteamientos tayloristas del trabajo y de la organización escolar. Con estos planteamientos pedagógicos, las disonancias de los sujetos son inevitables. El término fracaso escolar es muy reciente. En nuestro país empieza a utilizarse en los años setenta, reflejando una preocupación relevante dentro de la ideología y la práctica pedagógica. Porque cuando se generaliza y se hace obligatoria ha de atender a personal más heterogéneo.

Las instituciones escolares y los profesores no han cambiado en sus prácticas y comportamientos en la medida en que han cambiado las personas que acceden al sistema. El juicio al fracaso escolar es un juicio al funcionamiento de la escuela. Y el fracaso escolar es una manifestación, un resultado, de la evaluación: hay fracaso escolar porque hay evaluación escolar. Antes de los setenta, en la escolaridad primaria, la obligatoria, no había exámenes.

Los maestros ponían las calificaciones a su albedrío, rigiéndose por sus personales apreciaciones. Después, con la reforma del ministro Ruiz Giménez, se estableció el planteamiento de la evaluación y el registro de los rendimientos en las cartillas escolares. Y con este planteamiento, aparece la presión evaluadora.

Una presión diagnóstica, de constatación del rendimiento. Cuanto más preocupación evaluadora haya, más detección de desviaciones se producen. La información que el sistema escolar ofrece al sistema social aumenta a medida que las prácticas de evaluación se establecen y generalizan y se certifican los resultados de las mismas. Porque, como decía Foucault, una cosa es evaluar y otra dejar constancia de la evaluación.

En la práctica diaria continuamente se hacen evaluaciones, pero dejar constancia por escrito de lo que se evalúa ocurre en pocos casos. En la inspección policial, en la práctica médica, en la pedagógica y en pocos campos más.

En el sistema escolar a partir de la segunda mitad del siglo XX (a España llega en los años setenta) se ha ido instaurando un esquema tecnocrático, por el cual la evaluación forma parte de forma más o menos explícita de la racionalidad pedagógica. Una racionalidad basada en la idea que una enseñanza correctamente planteada y desarrollada consiste en establecer lo que se pretende enseñar, ajustar las actividades que se hacen y el tiempo y los recursos a ese objetivo y constatar lo que se ha conseguido.

Es un esquema simple y normal en cualquiera de las actividades humanas, pero que elevado a nivel de categoría formal supone empobrecer los planteamientos pedagógicos. La mayoría de las finalidades educativas, las densas, las más valiosas, son finalidades a medio y largo plazo que no quedan reflejadas ni en el éxito ni en el fracaso escolar. La evaluación escolar se reduce a la toma en consideración de los resultados fácilmente constatables, ya que se sigue el criterio que lo constatable, lo registrable y lo plasmable en un expediente es lo que cuenta. Aunque se sepa que detrás de los procesos hay una serie de mecanismos subjetivos y de deformación personal sumamente importantes.

Esto suena a una boutade, pero encierra una profunda verdad: cuanto más se evalúa más fracaso hay. A lo mejor hay que evaluar menos y preocuparse más de los procesos, de las intenciones, de cómo se degradan o como se realizan en educación, en lugar de preocuparse prioritariamente en la constatación. Esta racionalidad dominante tylleriana, de origen norteamericana, es la que fundamentó aquella jerga de las “programaciones” típica de los setenta y que, después, en los noventa se tradujo en la incorporación de los conceptos de conocimientos, habilidades y actitudes para condensar en términos observables las intenciones de la educación.

La “fiebre evaluadora” produce sensación de alarma. Y, probablemente, menos fiebre le da más tiempo al doctor y al paciente para entretenerse en procesos que lleven a la mejora de la calidad de la educación. La “fiebre evaluadora” produce alarma porque afecta a todo el sistema educativo. Porque no se limita a los procesos didácticos a nivel de aula sino que ha saltado a otros niveles, a nivel del propio sistema.

Y se realizan informes por parte de organismos regionales, estatales, internacionales,… con comparaciones entre países, entre momentos, que forman parte de la racionalidad de la discusión política y especialmente de las políticas educativas. Tal es el caso del Informe Pisa de la OCDE. Se ha elevado el número, fundamentalmente el número, la tasa de éxito y de fracaso escolar, a la categoría de criterio universalizable para hablar de la educación en general.

Ya no en términos de proyecto concreto, sino en términos de sistemas nacionales, de comparaciones en el plano internacional, etc. Se dice que el sistema educativo es malo, no porque sea malo intrínsecamente sino porque los parámetros constatados en lectura y matemáticas no obtienen buenos lugares en el ranking de países de la OCDE, UE, etc.

Si se tiene en cuenta que estos parámetros se obtienen de datos obtenidos de actividades con lápiz y papel, se comprenderá que hablar de fracaso escolar es hablar de una sanción negativa a un concepto pobre del proceso educativo, de su planteamiento y de sus rendimientos.

Combatir el fracaso escolar no es un problema de estructurar unas medidas de tipo técnico, “milagrosas”, más o menos acertadas y eficaces. Combatir el fracaso escolar implica deconstruir el sistema conceptual que hemos elaborado en torno a él y deconstruir y transformar el aparato escolar que da lugar a su producción. Ello no significa propiciar la actitud de “laisez faire” y que cada cual haga lo que quiera en el sistema.

Lo que se apunta es a que es precisamente la necesidad de sancionar con procedimientos constatables y registrables los procesos y los resultados de la educación lo que produce la comparación y la jerarquización de las personas en función de unas exigencias que pueden ser otras. Y que, de hecho, en algunas ocasiones y en distintos sistemas son otras.

El fracaso es el resultado de un pronunciamiento, de un veredicto o de una valoración. El hecho de que el veredicto se materialice en unas calificaciones o en unos números es lo que produce la evidencia sobre la cual discutimos sobre qué es éxito y qué es fracaso escolar. No nos damos cuenta de que el fracaso escolar no es ninguna cosa misteriosa sino que es el resultado de suspender los exámenes o de recibir una sanción negativa por determinados comportamientos dentro de la institución.

El fracaso escolar no es el resultado de una incompatibilidad entre un sujeto y el proyecto escolar ni de una incapacidad esencial del sujeto delante de la institución; simplemente es un diagnóstico producido por un sistema en el que unas personas con unas técnicas y unos hábitos hacen pronunciamientos, valoraciones, que se concretan en notas o calificaciones.

Con ellos enjuician la actuación o los productos del estudiante en el sistema escolar. En este país la evaluación también ha sido un instrumento utilizado por el profesorado como herramienta de control y, a veces, de castigo. Insistimos que la calificación es un pronunciamiento de un juez, en este caso, el profesor. Y los estudios sobre la docimologia (de docimo = medir) tratado de la medición han demostrado que las notas son relativas, arbitrarias, que pueden variar de la noche a la mañana y de un ejercicio a otro. Basta comprobar como un profesor corrigiendo un mismo ejercicio dos días consecutivos produce resultados sorprendentemente diferentes. Lo que vale en un momento, no vale en otro y lo que se aprecia en una circunstancia no se aprecia en otra.

En España los sistemas de codificación de evaluaciones y de elaboración de informes para saber lo que funciona y lo que no funciona se han basado históricamente en las pruebas internas que cada profesor produce, aplica y evalúa. Aquí no hay tradición de pruebas externas bien realizadas por departamentos de profesores o por la misma administración para realizar la evaluación.

Afortunadamente, este sistema es mejor que la aplicación de pruebas externas. Pero cuando se trata del plano institucional, a veces se pueden usar las dos modalidades, las internas y las externas. En este caso se producen diagnósticos que dan lugar a interpretaciones contradictorias o que descubren aspectos polémicos. Por ejemplo, si se constata la eficacia, la calidad, de la enseñanza pública respecto a la enseñanza privada se pueden encontrar estas dos situaciones: 1.

Las pruebas para el alumnado de 12 años que se aplicaron en todo el estado para calibrar los rendimientos del final de Primaria dan una diferencia entre pública y privada de 4 puntos en la escala de 100. 2. Si se observan los datos de calidad, relativos a la promoción de nivel en términos de idoneidad, que recoge el porcentaje de alumnado que sigue el curso correspondiente a su edad, la diferencia entre pública y privada al final de la ESO alcanza el 20 por ciento.

El sistema es tan arbitrario que puede dar lugar a dos interpretaciones absolutamente diferentes de los dos tipos de educación: con los resultados de las pruebas internas se muestra una imagen deplorable de la enseñanza pública mientras que con los aportados por las pruebas externas se muestra una imagen bastante similar. Sin embargo, como el sistema de información que públicamente se utiliza se basa en la evaluación interna, la enseñanza privada aparece como productora de éxito y la pública como productora de fracaso.

Este tipo de juegos de procedimientos y de juegos lingüísticos que se montan sobre falsificaciones respecto a la validez de los procesos que sustentan los resultados dan lugar a manifestaciones a interpretaciones y a políticas para combatir el fracaso escolar diferentes. El reconocimiento que la evaluación y que el éxito o fracaso escolar se basa en un pronunciamiento abre la posibilidad de hacer análisis críticos bastante interesantes en el sistema escolar. Todo el mundo sabe que hay profesores más duros y otros más blandos.

Y que en el mismo profesor su estado de humor (y de exigencia) varía. Incluso el orden con que los alumnos entregan y el orden con que se corrigen los ejercicios influyen a la hora de calificarlos. Propongo una prueba: cojan un ejercicio y hagan tres copias, a dos, atribúyanlas dos notas diferentes, arbitrarias (por ejemplo, a una copia un 4 y a la otra un 6) la otra déjenla sin nota. Entreguen las copias a tres evaluadores para que las corrijan. Normalmente la copia marcada con la nota de 4 es calificada entre 3 y 5, la marcada con un 6 es calificada entre 5 y 7, mientras que la que no tiene nota puede obtener una variación desde 3 hasta 8. Henry Pieron ya en los años cincuenta hizo la experiencia de calificar los exámenes de análisis de literatura a base de lanzarlos al aire y si salían cara aprobaban mientras que si salían cruz los suspendía. Los que habían salido cara, los lanzaba otra vez, a unos les ponía aprobado y a otros notable.

La distribución de notas resultante se podía hacer corresponder con las calificaciones serias. Los índices de variabilidad entre las calificaciones al azar y las resultantes de las correcciones también se correspondían. Y otra prueba: pídanle a un profesor que evalúe la lista de sus alumnos según lo buen alumno que es, lo obediente, lo disciplinado,… Si se comparan las diferentes ordenaciones se encuentran unas correlaciones altísimas.

De ahí que los estudiantes que no tienen buen aspecto no suelen recibir buenas calificaciones. Todas estas pruebas de la poca objetividad de las notas indican la necesidad de deconstruir los mecanismos internos del profesorado, los esquemas mentales, para desvelar hasta qué punto el fracaso escolar es la manifestación de una serie de mecanismos arbitrarios que operan en el sistema. Analizar las causas del fracaso pasa por discernir los criterios de quien hace los pronunciamientos o los juicios dentro del sistema. Supone cuestionar las raíces mentales, actitudes y valores que hay en el sistema y, sobre todo, en quien produce el pronunciamiento, en este caso, los profesores.

La evaluación hace una valoración de sujetos, de cada sujeto. Pero es una valoración que se basa en una parte muy reducida, muy elemental, de la realidad de ese sujeto. Ya que la realidad del sujeto y la actividad que desempeña son mucho más ricas y amplias que lo que observa, valora y registra el evaluador. Se habla de evaluación continua, formativa, integral,… pero de hecho se basa en aspectos e informaciones muy reducidos.

La ministra de educación del anterior gobierno, que estableció la LOCE, dijo que lo que no se evalúa no existe y que el sujeto no evaluado no aprende. Cuando sabemos que todo sujeto aprende de una manera u otra, se refleje en la evaluación o no. La LOCE también suprimió las calificaciones y reintrodujo los números que reflejan un positivismo con connotaciones de autoritarismo. Las notas, incluso con décimas y centésimas, han cuajado también en la universidad. Pensemos que si a veces resulta difícil decidir entre aprobado y suspenso, como debe resultar discernir entre 4 i 4,05 (¡). La única ventaja que proporciona este sistema es que permite al profesor negociar la nota con el alumno sin aprobarlo: “Si tenias un 4,65, te la subiré a un 4,70”.

Y el alumno se va contento porque se le ha subido la nota, pero continúa suspendido. El inconveniente de este sistema numérico, que cuantifica y jerarquiza, es que anula otras posibilidades y no deja lugar a entender la evaluación de otra manera más racional, más humana y, por lo tanto, más cercana al sujeto. Giner de los Ríos decía que evaluamos porque no conocemos a los sujetos. El examen es una manera de discernir qué hace o qué ha hecho el estudiante cuando no podemos conocerlo personalmente.

Y, como en el sistema educativo cada vez se puede conocer menos al estudiante porque lo tratan muchos profesores a la vez y ninguno lo ve, se da una desconexión de las informaciones sobre el sujeto que afianza la necesidad de las pruebas. Entre el profesorado predomina la mentalidad que le lleva a sobreponer el juicio a partir de una prueba al juicio que puede adquirir del trato cotidiano con el estudiante. En parte porque como lo que se le pide para el expediente es una nota numérica y de su juicio y de su conocimiento personal es difícil extraer una nota. En cambio, se aplica una prueba y a partir de ella es fácil extraerla.

Es decir, se sustituye el conocimiento personal por el conocimiento técnico, desconociendo al sujeto en una pretendida valoración más científica del estudiante. El hecho que la enseñanza secundaria y, también, cada vez más la primaria, está altamente fragmentada por los profesores de cada materia implica una proliferación del desconocimiento personal y una mayor referencia al alumnado a través de los números.

Hay profesores que llevan unas libretas de notas con profusión de números y símbolos en diferentes colores y con subrayados. El rojo se usa para resaltar la nota negativa. Cuando en reuniones con profesores me preguntan que cómo arreglaría la evaluación, les respondo que quitándola. En la educación obligatoria no tiene por qué evaluarse, salvo que sea para conocer mejor al sujeto y de esta manera ayudarle.

Y cuando me preguntan como hacer para conocer a un alumno. Yo les contesto: “Pregúntale a tu madre, como te conoció”. Y es que el positivismo ramplón que orienta la tecnocracia pedagógica que domina el sistema ha llegado a ponderar más la evaluación “científica” que la informal.

La evaluación informal ha sido eliminada por los planteamientos objetivistas de la medición. El objetivismo ha despreciado el conocimiento subjetivo. Descarta la observación y la entrevista por subjetivos. Por ejemplo, en la selección de profesorado para la universidad los miembros de la comisión no ven a los candidatos, sólo se estudian los dossieres y papeles que presentan. A los candidatos se les elige o se les rechaza sin ningún contacto directo, sin verlos actuar.

La entrevista se rechaza por arbitraria. De esta manera, entra cada individuo que resulta increíble. La despersonalización de los procesos educativos supone la atribución de autoridad a los procesos técnicos de conocimiento del sujeto. Y la creencia que eso representa la objetividad muestra el triunfo de la ignorancia. Ya que esos procesos no son más que la arbitrariedad tecnificada. ¿Una prueba objetiva para la evaluación es más objetiva que un examen amplio?

La elección de las preguntas es mucho más arbitraria en el caso de la prueba objetiva que en el caso del examen. Y la relevancia del conocimiento que se puede expresar en el examen es mucho más elevada y rica que la del conocimiento que se usa en la prueba objetiva. Las pruebas objetivas, entre ellas las de verdadero o falso, suponen un mecanismo que elimina conflictividad para el profesorado ya que despersonaliza la relación con el examinado. Y el alumnado está tan alienado que lo prefiere porque cree que con este mecanismo sabe a que atenerse. A partir de la prueba obtiene un 4,3 y no discute. La perversión ha llegado a tal punto que los tests se consideran el mejor mecanismo de conocimiento del sujeto.

Yo en unos tests que me aplicaron en la escuela de magisterio salí subnormal. Afortunadamente la profesora de pedagogía, que me conocía, dijo que no podía ser y no hizo caso al resultado del test. Estas pruebas constituyen un medio para evaluar determinados aspectos superficiales, pero no, para entrar en la relación profunda del conocimiento de los procesos educativos y de aprendizaje. Conocimiento profundo que la educación obligatoria reclama por parte del profesorado.

Porque en la educación obligatoria lo que procede es conocer al alumno, hacerle avanzar desde donde se encuentra y no juzgarle, clasificarle y ejecutar sentencias (de inclusión/exclusión). Lo que es susceptible de ser evaluado depende de la situación en la que es posible manifestar determinadas conductas o capacidades del sujeto. En cada situación el ser humano es susceptible de manifestar un tipo de conductas.

La destreza o la flexibilidad en la educación física no puede ser medida con pruebas de lápiz y papel. El aprecio por el conocimiento científico no se puede medir mediante la realización de clasificaciones de las especies vegetales. Y la capacidad de descubrimiento de las leyes matemáticas no se refleja en los ejercicios rutinarios de matemáticas.

Un objetvo de la educación primaria es desarrollar la capacidad de expresión oral. ¿Hay algún procedimiento en el funcionamiento del sistema educativo que eduque la expresión oral y que la evalúe? Sólo se utilizan procedimientos de evaluación basados en pruebas escritas. La oralidad está muy limitada, penalizada y cercenada como objetivo educativo.

De manera que del lenguaje sólo evaluamos los aspectos condicionados por las normas de funcionamiento de la institución escolar. La evaluación y el éxito o el fracaso escolar son siempre relativos al tipo de actividades que se pueden practicar o que son usuales en la institución escolar. Como el pupitre da para poco (por sus reducidas dimensiones) la actividad evaluable es la que cabe en él.

Y como la actividad de aprendizaje se circunscribe básicamente al aula, la biblioteca, el laboratorio, la sala de ordenadores, el campo de experimentación,… no son espacios generales en la educación obligatoria. Y además, la reducción de la variabilidad de actividades que se consideran aceptables y legítimas en el desempeño de la actividad escolar se va reduciendo a medida que se avanza hacia los niveles superiores. Por ello, la evaluación se hace sobre manifestaciones cada vez más restringidas de su actividad y personalidad.

Y esta reducción lleva a una estereotipación muy fuerte de los datos que sirven de base para atribuir el éxito y el fracaso escolar. He podido comprobar que el índice de fracaso en lenguaje aumenta a medida que aumenta la edad de los sujetos. También aumenta el número de sujetos que se retrasan, que cursan un nivel escolar inferior al que les corresponde por edad. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué a medida que crecen los alumnos desciende su capacidad de lenguaje o su capacidad general de aprendizaje? Lo que ocurre es que a medida que aumenta la edad aumentan, no sólo las exigencias escolares, sino también las presiones relativas al comportamiento. Lo que se premia como éxito está sujeto a los parámetros del evaluador, a la situación donde se aprecian y al tipo de conductas posibles de manifestar en la situación en la cual se evalúan. En definitiva, el fracaso escolar es la constatación del comportamiento de un sujeto ante una norma explícita o implícita, una norma que puede basarse en un conocimiento, una actividad, un resultado. Preguntémonos si el conocimiento evaluado es relevante, si la situación y la actividad que proponemos en la evaluación es la adecuada para evaluarlo, si el tiempo destinado es suficiente, si el sistema de calificación que utilizamos es funcional,… Experimentaremos una sensación de arbitrariedad manifiesta, aunque la práctica que usamos esté institucionalmente establecida y admitida. También sabemos que el tiempo requerido para una actividad no es igual para los diferentes sujetos. Cuando evaluamos comparando el sujeto con la norma, lo hacemos en un tiempo predeterminado.

Los tiempos en el sistema educativo están muy estandarizados, mientras que los tiempos de aprendizaje son singulares, idiosincrásicos. Los lentos necesitan más tiempo, pero no se les da. La evaluación no espera a los lentos. Cuantas más veces evaluemos en actividades iguales para todos y con tiempos limitados más premiamos a los rápidos y penalizamos a los lentos.

El desajuste frente a la estructura y funcionamiento del sistema escolar debería provocar una revisión de la institución escolar en el sentido de ser más acogedora en lugar de exigir normas tan estrictas. Desde el punto de vista del alumnado, el fracaso escolar se eleva a la categoría de culpabilización personal.

La familia se ve afectada (hay familias que ocultan el fracaso escolar, como una lacra). Del fracaso escolar se derivan conflictos, falsificaciones de las calificaciones, traumas, depresión,… incluso suicidios. En la educación obligatoria la calidad no debería medirse sólo por criterios de éxito sino por criterios de justicia y de ética. El éxito de las instituciones, de los niveles, de las reformas no deben quedar al albur de las informaciones proporcionadas por las evaluaciones internas o externas, sino que deben basarse en otros criterios, en valores y fundamentalmente en la equidad.

La evaluación del sistema se ha de hacer en función de la mejora que produce en la calidad del servicio para todos. Y eso supone que debe primar la compensación que deben recibir los que están menos capacitados o preparados. Y la evaluación escolar de la educación obligatoria debe desdramatizar la situación, reducir las ocasiones específicas de evaluación y dar más lugar a la comunicación. Todo se puede evaluar (sobre cualquier aspecto de la realidad se puede establecer un juicio), pero en educación no todo se debe evaluar. Hay elementos de la vida que no se evalúan. Los elementos más importantes son los que no se evalúan.

Los objetivos educativos más valiosos (provocar el deseo de aprender, de comprender i mejorar el mundo, el pensamiento crítico, la solidaridad,…) son difícilmente evaluables y, cuando se intentan evaluar, se destruyen. Porque el acto de evaluación violenta los procesos más sutiles.

En la educación obligatoria se ha de priorizar más el conocimiento del sujeto y sus procesos que la constatación de si ha conseguido un nivel determinado. Y no perder de vista que el éxito escolar no implica el éxito educativo. Este texto es una trascripción resumida de la conferencia.

Fuente:

http://www.fracasoescolar.com/conclusions2004/gimeno.pdf

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/E_XbKIzoefd_Od4zZepQDa0r-JRdtNA1kHwSllTnEY3Au70Ny7KVXZq6tHJmLqmcDSuY=s113

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