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España: Cáritas alerta del aumento de migrantes en situación irregular sobrevenida

Cáritas alerta del aumento de migrantes en situación irregular sobrevenida

Cáritas ha alertado este lunes del «importante aumento» del número de personas en situación administrativa irregular, que son atendidas dentro de los programas de recursos para inmigrantes de todo el país.

Según explica la organización, este impacto se viene detectando en los últimos años y se está viendo incrementado como consecuencia de la pandemia, en la que, a causa de la masiva destrucción de empleo y de medios de vida, está empujando a la irregularidad sobrevenida a muchas de estas personas.
«Al dejar de tener un empleo fijo, se ven abocadas a una situación administrativa irregular, a la pérdida de derechos y a unas condiciones de gran vulnerabilidad e invisibilidad social», advierte Cáritas en un comunicado, recogido por Europa Press.
Según los últimos datos de actividad aportada por las Cáritas Diocesanas de toda España, un tercio de las personas acompañadas a través de sus programas y recursos para inmigrantes están en situación administrativa irregular. Se trata de unas 120.000 personas que, además, debido a su extrema precariedad, necesitan del apoyo de Caritas durante una media que oscila entre 1 y 2 años.
PERSONAS INVISIBLES PARA LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Desde la entidad indican que es «una realidad invisible» sobre la que ahora quieren poner el foco dentro de una nueva fase de la camapaña ‘Compartiendo el viaje’ y bajo el lema ‘Esperábamos trabajadores, vinieron personas y queremos vecinos’.
‘Compartiendo el viaje»‘, explica Cáritas, se puso en marcha en septiembre de 2017 a instancias del Papa Francisco para fomentar la cultura del encuentro y un mayor conocimiento de la realidad de las personas que se ven obligadas a migrar: hombres, mujeres, niños y niñas, cada uno con su nombre y su vivencia y un lugar de origen, tránsito y destino.
Uno de los ejes estratégicos de la acción de la organización en su lucha contra la pobreza es «el trabajo con miles de personas invisibles para las políticas públicas», como es el caso de estos inmigrantes para quienes «no existen nunca fondos oficiales, ni estatales ni europeos», puesto que se trata de personas en situación administrativa irregular y, por tanto, «no cuentan, no están, no existen».
«Hablamos de personas que hasta ayer mismo desarrollaban en nuestra sociedad un trabajo legal y remunerado en sectores de actividad económica muy relevantes, como la restauración y la hostelería, el cuidado de personas dependientes, el empleo del hogar o la mensajería», explican, para indicar que, al perder estas personas su empleo, han perdido también, según «lo establecido en la actual Ley de Extranjería, su estatus legal y, con ello, el acceso a derechos básicos».
TESTIMONIOS REALES
«En muchos casos y dado que no pueden disponer de ninguna ayuda ni prestación social, estas personas tienen miedo y dejan de salir a la calle por temor a ser expulsados», advierte Cáritas.
Para la campaña, la entidad ha hecho un recorrido por distintas situaciones de irregularidad sobrevenida en las que se encuentran personas migrantes que «ponen en evidencia» cómo las leyes pueden no ser justas, como ocurre con la Ley de Extranjería.
En este sentido, explica la entidad, tanto Cáritas Española como Cáritas Europa, defienden un planteamiento alternativo del marco legal de migración, con objeto de que la puerta de acceso a los derechos de estas personas no dependa exclusivamente del mercado laboral.
A su juicio, en la situación económica actual dominada por la crisis social y económica causada por la Covid-19, tener empleo fijo no está al alcance de la mayoría de las personas. Y en el caso de miles de personas de origen extranjero, advierte Cáritas, quedarse fuera del mercado laboral significa pasar a la invisibilidad y a la pérdida de derechos propios y de sus familiares.
«La Ley de Extranjería está orientada primordialmente a la regulación del flujo de mano de obra extranjera. Sin embargo, quienes llegan son, por encima de su condición de trabajadores, personas», apunta.
Ante esa situación, la organización propone una «integración social basada en los criterios del arraigo social», que ponga en valor «las raíces de estas personas en la comunidad donde trabajan y viven», y de «la vecindad, ordenada a través de la figura del empadronamiento».
«De esta forma, quedarían garantizar la renovación o el acceso de estas personas a una situación administrativa regular y, por tanto, al disfrute de derechos básicos: «queremos vecinos», ha concluido.
Fuente de la Información: https://madridpress.com/art/280110/caritas-alerta-del-aumento-de-migrantes-en-situacion-irregular-sobrevenida
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España: Los colegios asturianos registran 337 positivos en una semana y hay 1.223 alumnos confinados

Europa/España/15-11-2020/Autoras(es): O. ESTEBAN y G. POMARADA /Fuente: www.elcomercio.es

166 centros de veinte concejos han tenido en los últimos días alguna incidencia relacionada con la covid. 50 de esos centros están en Gijón.

Lo han dicho los expertos en numerosas ocasiones: las aulas son fiel reflejo de lo que ocurre fuera de ellas. La epidemia está azotando con fuerza a la región y, por tanto, su incremento también se hace notar en los centros educativos. Y así, en esta última semana, se han notificado 337 casos positivos entre alumnado, profesorado y personal de servicios, de los que 308 corresponden a alumnos, 24 a profesores y cinco a monitores. Esto ha obligado a confinar 54 aulas y 1.223 estudiantes de todos los niveles. Hasta 166 centros (de todos los niveles de la enseñanza, públicos, concertados y privados) de 26 concejos han registrado en esta última semana alguna incidencia relacionada con la covid. Y en ese reflejo de la realidad, 50 de esos 166 centros están ubicados en Gijón, concejo especialmente castigado en esta segunda ola.

Las cifras han aumentado respecto al último informe semanal que remite la Consejería de Educación. Entre el 27 de octubre y el 2 de noviembre se notificaron 226 contagios, con 1.061 alumnos y 43 clases aisladas. Además, había entonces 70 docentes y nueve monitores en cuarentena. Ahora son 50 los docentes afectados por la situación.

Mientras que las primeras semanas de curso suponía una absoluta novedad que un colegio notificara el cierre de algún aula, la situación ha pasado a formar parte de la realidad escolar de este curso. No son pocos los centros que tienen más de un aula confinada, de hecho. Aunque en tan solo una ocasión, hasta el momento, se ha llegado al extremo de cerrar el centro entero por hallar varios positivos. Sucedió en el IES Santa Cristina de Pola de Lena, el primero en el que las consejerías de Salud y Educación decidieron la suspensión de toda actividad presencial para hacer un cribado a todo el personal. Se habían confirmado cuatro positivos entre los docentes, sin que en principio haya relación aparente entre los casos.

El último caso, en Piloña

Pese a que las cifras no hacen más que crecer, lo cierto es que las aulas y alumnos afectados suponen un pequeño porcentaje sobre la totalidad. Las unidades cerradas esta última semana con el 0,68% del total de grupos y los alumnos confinados son el 1% del total. Además, no todos los positivos suponen el cierre del aula.

Sea como fuere, se trata de un goteo constante. Ayer mismo, el Ayuntamiento de Piloña informó de un positivo en un aula de la escuela de 0 a 3 años. Ocho niños y tres educadoras están confinados.

Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/asturias/coronavirus-asturias-colegios-registran-positivos-en-una-semana-confinados-20201111000731-ntvo.html

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La sangría silenciosa: los Accidentes Laborales en España.

Por: Miguel Moneo


En 2020, en un tramo de 8 meses, han fallecido en el estado español 421 trabajadores. Desafortunadamente, el conteo no se ha detenido en esa cifra, de hecho, mientras escribo estas líneas, un trabajador de la construcción ha fallecido en un nuevo accidente ocurrido en Cantabria.

Hablamos de personas con nombre y apellidos que pasan a engrosar una terrible lista que no deja nada a la casualidad. Una dura realidad estructural relegada a páginas de sucesos en los medios locales donde pasa al olvido en cuestión de días. Hablamos de víctimas de un sistema precario puesto en duda por los sindicatos, quienes claman por soluciones.

Los datos.

Las cifras son inhumanas y por ello no ayudan a ver la magnitud de un problema presente en nuestro día a día, pero quizás logremos percibir un marco mayor de un problema que atañe a la clase trabajadora de nuestro Estado.

Estos son todos los accidentes (graves, leves, mortales, en jornada e in itinere) que, como recoge el Ministerio,  ocurrieron durante los primeros 8 meses del 2020  a lo largo del Estado Español. Unas cantidades abrumadoras, pero que podrían ser incluso mayores. Desde Comisiones Obreras nos explican que la siniestralidad que tiene lugar en la economía sumergida no está recogida por estas estadísticas que, además, presentan “deficiencias” a la hora de clasificar los accidentes de trabajo graves los cuales se notifican como leves.

En el caso de las muertes durante la jornada laboral, CC. OO. advierte que es más difícil que estas se le escapen al sistema al tener más “mecanismos de control” como la presencia “policial y judicial para el levantamiento del cadáver”.

Tras observar los dos primeros mapas, llama la atención como muchos de los accidentes se concentran Andalucía, Cataluña, la Comunidad Valenciana y Madrid. La situación en Andalucía preocupa especialmente, para el Sindicato Andaluz de Trabajadores hay “sectores esenciales predominantes como el campo donde no solo no ha disminuido la carga de trabajo, sino que incluso ha podido aumentar” lo cual ha supuesto “más accidentes laborales también porque se trabaja todavía en peores condiciones”. El SAT también denuncia el bajo número de inspecciones que les da “manga ancha a los empresarios”.

Como manejar datos absolutos puede dar lugar a engaño, acudimos a la incidencia mensual, en este ámbito podemos acudir a unos números comparables entre comunidades autónomas. Desde CC. OO. nos advierten de lo complicado que puede ser comparar datos en periodos tan cortos de tiempo. Castilla-La Mancha es la Comunidad con más incidencia de accidentes mortales con tantos trabajadores por cada 100.000 muertos.

El sector de la construcción es el que sale peor parado con una incidencia mensual de 570 trabajadores accidentados por cada 100.000 profesionales. Le sigue muy de cerca el sector agrario con una incidencia de 440 trabajadores. El sector servicios, pese a ser el predominante tiene la incidencia mensual más baja.

Aun así, conviene destacar que hablamos de un sector, el sector servicios, con cargas de trabajo aparentemente menos físicas que en otros trabajos, pero con enfermedades derivadas del trabajo que no entran en ninguna estadística. Este es el caso de sectores como el de las Kellys (camareras de piso), quienes reivindican que las dificultades que tiene que tener una trabajadora para que se le reconozca la baja. En ocasiones las mutuas mandan a las trabajadoras su médico de cabecera quien les manda de vuelta a la mutua. “Una trabajadora tiene que estar rota, es decir brazos, hombros, pierna, o tobillo rotos, sino es así la mutua no se hace cargo porque según ellos es una enfermedad común” nos dicen desde el sindicato de limpiadoras.

De todas formas, este es otro tipo de denuncia por parte de CC. OO. y es que hay enfermedades “de origen profesional” que no están recogidas siendo invisibles a ojos de estos registros estadísticos, pero no para sus trabajadores.

Según explica Comisiones hay un fenómeno de «subregistro» causado por la existencia de largos periodos de tiempo entre “las exposiciones y el diagnóstico de la patología” acuciado sobre todo “porque quien debe comunicar la enfermedad profesional y quien debe hacerse cargo de las prestaciones son las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social”.

La ausencia del Covid.

Pese al enorme impacto que la pandemia ha supuesto en nuestras vidas, las cifras de accidentes han ido parejas a las de otros años, pese a que como bien nos explican en CC. OO. los accidentes in itinere hayan descendido. Y es que la carga de trabajo no ha disminuido, todo lo contario, en algunos casos ha aumentado y las condiciones de trabajo han empeorado, lo cual ha vulnerado los niveles de salud y seguridad.

De acuerdo con las estadísticas publicadas por el Ministerio de Trabajo, unas 15 personas fallecieron a causa del COVID. Aunque como contingencia solo ha afectado. Es muy probable que el año que vienen “afloren” cifras mayores, según nos indican desde CC. OO. aunque será “difícil vincular la enfermedad con otros trabajos” a pesar de su exposición al virus.

En definitiva, hay una fuerte correlación entre las condiciones del trabajo y los niveles de salud y seguridad. La precariedad, definitivamente, determina las relaciones laborales.

Comisiones Obreras, entre otros sindicatos, pide una reforma de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales para que «esta se adapte a la nueva realidad laboral» pero también creen que se debería «actuar de manera enérgica sobre las condiciones de trabajo y eso solo pasa por la derogación de las reformas laborales que se pusieron en marcha en los últimos tiempos y que sirvieron para desequilibrar las relaciones laborales a favor de las empresas».

Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/la-sangria-silenciosa-los-accidentes-laborales-en-espana/

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España: «Golfa», un montaje que rompe tabúes sobre sexo entre adolescentes y familia

Europa/España/Noviembre 2020/lavanguardia.com

El montaje «Golfa» llegará mañana al teatro Galileo con intención de explorar la educación sexual y el acoso virtual en la adolescencia, un espectáculo para todos los públicos que aborda la sexualidad sin tapujos al mismo tiempo que persigue un discurso intergeneracional, «el sexo es salud, no un tabú».

«‘Golfa’ pretende romper los tabúes en torno al sexo, la adolescencia y la familia», ha explicado este miércoles a EFE su director José Padilla, quien asegura que no se trata de una versión de la película «Nueve semanas y media» (1986), sino de «ver el sexo de forma luminosa».

Una mañana aparece frente a la puerta de un instituto una pintada que reza «golfa», un insulto anónimo que destapa la historia de Amanda y Fran, dos adolescentes que fueron pareja hace unos meses, este es el punto de partida de este nuevo proyecto «que lleva a escena la realidad social sobre la educación sexual en la adolescencia», explica Padilla.

Un tema que, a pesar de vivir en democracia y de la formación con sensibilización, sigue siendo tabú en muchos hogares y familias, algo que no se puede hablar de forma natural. «El sexo es salud, no un tabú», dice el escritor y director de la obra.

En esta obra, que estará en cartel hasta el próximo 22 de noviembre, se aborda el sexo sin rodeos ni tapujos, «pero no desde un prisma sórdido, al contrario, se trata de forma luminosa», explica Padilla, quien considera que la salud sexual compete a toda la sociedad y «su tabú en el ámbito cotidiano puede acarrear consecuencias desastrosas».

Protagonizada por Fran Cantos, Ana Varela, María Rivera, Ninton Sánchez y Montse Díez, este montaje, que es para personas mayores de 12 años, transciende lo meramente juvenil y se amplía hasta lo familiar. «No estamos solo ante una propuesta para ser vista en familia, sino para ser debatida en familia».

En «Golfa» destaca la unión del lenguaje teatral y el audiovisual a través de la narrativa transmedia, «es una pieza muy activa, interpelamos al público, le pedimos su opinión y también le damos información para que se lleven a casa», añade Padilla, Premio Max 2019 con su obra ‘Dados’, al frente de la dirección y dramaturgia.

Otro aspecto importante de esta producción es el perfil de público al que va dirigido. «Invitamos al público de varias generaciones a la reflexión, a repensar el comportamiento», argumenta este dramaturgo tinerfeño.

«Los jóvenes tienen que volver al teatro», asegura Padilla, quien se lamenta de que durante años se les ha mirado por encima del hombro, como si fuera un público menor, que no tuviera valor».

Las nuevas generaciones ven el teatro «como un lugar que no es para ellos, debemos redoblar el esfuerzo para que ocupen la butacas», apela este dramaturgo quien se dará por satisfecho si alguna familia, tras ver la obra, «es capaz de hablar de sexo con naturalidad y respeto».

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20201111/49401096772/golfa-un-montaje-que-rompe-tabues-sobre-sexo-entre-adolescentes-y-familia.html

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España: Los trabajadores de residencias de mayores presentan alto estrés y miedo en la pandemia

La pandemia está provocando riesgos psicosociales laborales que podrían afectar gravemente el bienestar y salud de numerosos profesionales, como  los trabajadores de residencias de mayores. Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid llaman la atención sobre la necesidad de identificar y prevenir estos peligros.

Expertos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) advierten que en España los trabajadores de residencias de mayores están experimentando riesgos psicosociales laborales que podrían afectar gravemente su bienestar y salud.

En el estudio, llevado a cabo durante abril y mayo, participaron un total de 228 trabajadores de residencias de 42 provincias españolas –entre los que se encuentran médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, auxiliares de geriatría, trabajadores sociales, psicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, directores y coordinadores–.

Los resultados, publicados en el Journal of Applied Gerontology, reflejan que los profesionales sociosanitarios de las residencias presentan sobrecarga y presión social derivada de su trabajo, así como un sufrimiento importante a causa del contacto con la muerte y el dolor al que han estado expuestos.

“Estos trabajadores están preocupados por la falta de personal y de material de protección para no contagiarse ni contagiar a otros”, afirman los autores. El personal médico y de enfermería es el más perjudicado, probablemente debido a su implicación directa en el cuidado de las personas que han contraído el virus, así como debido a las decisiones extremadamente difíciles que han tenido que tomar”.

Estrés traumático secundario

Entre estos profesionales se han encontrado también niveles altos de estrés traumático secundario, siendo todavía más altos entre aquellos trabajadores de residencias en las que se detectaron casos positivos de covid-19.

El estrés traumático secundario se define como el conjunto de emociones y conductas que aparecen como resultado de ser testigos del trauma que ha vivido otra persona, o bien de ayudar o cuidar a una persona traumatizada. Los síntomas son parecidos a aquellos experimentados por las personas que viven el trauma en primera persona.

“También se apreció entre los participantes niveles moderadamente altos de miedo al contagio, que parece incrementarse entre aquellos profesionales de mayor edad. Esto es debido muy probablemente a la percepción entre estos trabajadores de una mayor vulnerabilidad a las consecuencias del virus”, añaden los investigadores.

Apoyo de supervisores y compañeros

El estudio también reflejó que, entre los trabajadores sometidos a una mayor carga de trabajo, aquellos que percibían mayor apoyo por parte de sus supervisores experimentaban menos estrés. “Ante la presión social derivada de su trabajo, aquellos que percibían poco apoyo por parte de sus compañeros experimentaban mayores niveles de estrés”, apuntan.

“Es más, el apoyo que los trabajadores perciben de sus compañeros permitió amortiguar el impacto que estresores como el sufrimiento ocasionado por el contacto con la muerte y el dolor tenían sobre el miedo al contagio”, subrayan.

Programas de prevención

Sobre la base de estos resultados, los investigadores llaman la atención sobre la urgente necesidad de implementar programas de prevención de riesgos psicosociales laborales en el sector de las residencias de mayores.

“La experiencia del estrés traumático secundario es riesgo psicosocial laboral derivado del contacto con la tarea traumática. La intervención temprana podría ayudar a prevenir el desarrollo de un problema psicológico mayor en fases posteriores”, aseguran. “Estos programas podrían prevenir el agotamiento y desgaste que presentan, e incluso disminuir las altas tasas de abandono que se encuentran en este sector profesional”.

Por último, el trabajo resalta la importancia de proporcionar a los profesionales recursos suficientes para protegerse del contagio y así reducir su ansiedad y preocupación por infectarse, contagiar a sus seres queridos o a los residentes de los centros. “Además, la disponibilidad de estos recursos probablemente aumente su sentido de control de la situación, lo que contribuye a reducir sus niveles de estrés y miedo”, concluyen los investigadores.

Referencia:

Blanco-Donoso, L.M., Garrosa, E., et al.: Stressors, Job Resources, Fear of Contagion, and Secondary Traumatic Stress Among Nursing Home Workers in Face of the COVID-19: The Case of Spain. Journal of Applied Gerontology. https://doi.org/10.1177/0733464820964153

Fuente e imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/ciencia/08/11/2020/los-trabajadores-de-residencias-de-mayores-presentan-alto-estres-y-miedo-en-la-pandemia/

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España: Cuando la ventilación de las aulas no parece factible

El invierno está a la vuelta de la esquina y cunde la preocupación sobre qué hacer cuando tener las ventanas y puertas abiertas no sea una posibilidad real para atajar posibles contagios en las aulas. Las soluciones pasarían, presumiblemente por llevar abrigos en clase, utilizar las calefacciones con las ventanas abiertas o el uso de ventilación mecánica.

Las temperaturas ya comienzan a bajar de manera ostensible en todo el Estado. Por delante, muchos meses de frío y mal tiempo que amenazan, de una forma u otra, el protocolo previsto por las administraciones sanitarias y educativas, principalmente, en relación a la ventilación de las aulas.

El gasto previsto en calefacción en los centros educativos, seguramente sea muy superior al de inviernos anteriores. De hecho, algunas direcciones ya tienen previsto invertir parte de lo que la Administración les ha facilitado del Fondo Covid solo para asumir el gasto en gasoil para sus calefacciones.

Mantener ventanas y puertas abiertas el máximo tiempo posible se va a convertir, en pocos días, en un problema relativamente importante. Y las recomendaciones desde Sanidad y Educación (ya sea gobierno central o autonómicos) no han variado. Ni tienen visos de hacerlo en las próximas semanas.

Para intentar paliar parte de estos efectos, hace unos días, el CSIC publicaba una guía práctica con consejos sobre ventilación en colegios e instituos y que, a se vez, toma parte de sus consejos de otra publicada por la Universidad de Harvard. En ella, en realidad, pocos datos nuevos que cambien los protocolos asumidos hasta ahora.

Se aconseja tener la mayor parte del tiempo posible las ventanas y puertas de las aulas abiertas para que sea lo más constante posible la ventilación cruzada. En el protocolo de los ministerios de Sanidad y Educación se establecía que, al menos, las aulas se ventilen 10 o 15 minutos al empezar y terminar la jornada lectiva, también durante el tiempo de recreo. Y, en la medida de lo posible, durante todo el día.

La guía del CSIC, a esto, suma que alumnado y profesorado utilice ropa de abrigo durante las clases para que puedan estar abiertas las ventanas, siquiera parcialmente, en un equilibrio entre el riesgo de contagio y el confort térmico.

Si la ventilación natural no es suficiente, la guía del CSIC recomienda utilizar «equipos extractores o impulsores individuales con un caudal de aire adecuados».

Como última opción, pero no excluyente de las demás, se hace necesario purificar el aire con equipos provistos de filtros HEPA. Estos han de colocarse en el centro de cada aula para que su trabajo sea eficiente, aunque dicen los expertos que pueden ser perjudiciales al causar falsa sensación de seguridad.

En cualquier caso, la guía recomienda que se hagan mediciones de CO2 para conocer las necesidades de ventilación de las aulas. En el exterior, indican, estas mediciones rondarían las 420 ppm (pastes por millón) y, en los interiores no deberían sobrepasar las 800 ppm. Si lo hicieran, se hace necesaria la ventilación de las aulas. Niveles superiores a las 1.000 ppm tienen efectos negativos en la capacidad de concentración del alumnado y en el aumento del decaimiento; y si se superasen los 2.000 empezarían los dolores de cabeza. Además, estas cifras nos indican la falta de ventilación y señalan una posiblemente excesiva concentración de la Covid en el ambiente.

Sumado a todo lo anterior, el uso de mascarillas, la higiene de manos y el mantenimiento de la distancia de 1,5 metros siguen siendo necesarias para la contención de los contagios. Contagios que siguen detectándose de forma importante en las aulas. La semana pasada, según los datos del Ministerio del interior, se produjeron 200 nuevos brotes que sumaron 1.200 personas contagiadas.

Preguntados los ministerios de Sanidad y Educación, no está prevista una revisión de los protocolos ni unas recomendaciones de cara a la llegada del mal tiempo en todo el país. Remiten a las guías ya publicadas tanto por su parte como de las comunidades autónomas.

Suspenso a las aulas

El reciente estudio de la Plataforma Edificación Passivhaus junto a la Universidad de Burgos se muestra contundente. Los colegios e institutos, en cualquier parte del país y bajo cualquier condición climática y meteorológica, suspenden a la hora de ofrecer espacios de confort y seguridad tanto para el profesorado como para el alumnado.

Durante el curso 2017-2018 estudiaron las variables de temperatura interior, nivel de humedad y de CO2 en las aulas de 43 centros educativos de todas las provincias del país. La nota media total, en una escala de 0 a 10, para la calidad del confort en las aulas es de 1,6 puntos.

Bajo la premisa de que la temperatura de las aulas sea de 20ºC a lo largo del día, con una humedad de entre el 40 y el 60 % y con una concentración de CO2 en el ambiente inferior a los 1.000 ppm.

Cuando los datos de temperatura comienzan a ser buenos en un aula es ya cerca de las 12:00 del mediodía. Momento en el cual los niveles de CO2 ya están por encima de esas 1.000 partes por millón. Cuando un parámetro está bien, algún otro deja de estarlo.

El estudio desvela que, de seis horas de clase, solo el 16 % de ellas reúnen buenas condiciones de temperatura, humedad ambiente y niveles de CO2.

Aunque el estudio se realizó antes de la aparición de la pandemia, hoy por hoy, sus conclusiones apuntan directamente a la situación que se vive en los centros educativos. Desde la Plataforma, una asociación sin ánimo de lucro, defienden la necesaria rehabilitación de todos los centros educativos del país. Con ella se conseguirían mejorar los resultados obtenidos, al mismo tiempo que supondría una importante reducción de las emisiones de CO2 de los propios centros (por bajada del consumo de combustibles para el mantenimiento de las temperaturas) y, finalmente, un importante ahorro de costes económicos.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/03/cuando-la-ventilacion-de-las-aulas-no-parece-factible/

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España: Ni el confinamiento ni la pandemia son la causa de la catástrofe

Ni el confinamiento ni la pandemia son la causa de la catástrofe

Juan Torres López

Fuentes: Público [Foto: Personal sanitario de la Unidad de Cuidados Intensivos donde se atiende a los enfermos del coronavirus, en el Hospital del Mar, en Barcelona. REUTERS/Nacho Doce]

Los dirigentes empresariales vienen advirtiendo desde hace meses del peligro de que un nuevo confinamiento produzca una «catástrofe económica» y yo creo que se equivocan.

Sí estoy de acuerdo en que puede producirse un hundimiento catastrófico de las economías, pero no por esa razón.

El confinamiento es terrible para la economía. No cabe la menor duda. Pero no sería eso lo que nos puede llevar al mayor desastre económico no producido por guerras de la historia contemporánea.

Ya hemos podido comprobar que el primer confinamiento produjo un deterioro sin par en la actividad económica, la ruina de millones de empresas en todo el mundo, a pesar de que los gobiernos se han gastado en ayudas de todo tipo para mantener sus ingresos y también el de millones de hogares unos 12 billones de dólares, según las estimaciones de diversos organismos internacionales. En España, nunca había aumentado tan rápidamente la deuda del Estado porque nunca las empresas españolas habían recibido mayor cantidad de ayudas, en menos tiempo y en condiciones más generosas. Aunque, aun así, insuficientes.

No hay que ser muy perspicaz para entender que un segundo confinamiento, aunque fuese algo menos estricto que el anterior, sería todavía peor para todos, para las empresas, para las finanzas del Estado y para las familias, en todos los lugares del mundo.

Pero la catástrofe, como digo, no la produce el confinamiento y ni siquiera la pandemia.

Las medidas que son inevitables tomar frente a la Covid-19, desde el distanciamiento más liviano al confinamiento más radical, no son el problema que hay que evitar, como creen los dirigentes empresariales, sino remedios frente al problema. Si la pandemia va seguida de una catástrofe económica, como es posible que ocurra si seguimos sin darle respuestas adecuadas, no será porque haya habido uno o más confinamientos sino porque nuestras sociedades no se han dotado de recursos para hacer frente a un tipo de daños que se sabe que pueden producirse en cualquier momento, como ha ocurrido con los generados por la difusión de un coronavirus, algo que se había advertido en multitud de ocasiones que se iba a dar.

La catástrofe deriva de que se hayan ido desmantelando en años anteriores los sistemas de salud y los servicios públicos en general, los únicos que pueden estar en condiciones de atender desastres de este tipo porque los privados, lógica e incluso legítimamente, se dedican a obtener beneficio y éste no se consigue atendiendo a toda la población por igual, tenga o no recursos, como hay que hacer en una emergencia como la que sufrimos.

La catástrofe proviene de que hayamos decidido acumular aviones de combate, tanques, misiles, naves armadas hasta la bandera… ante el peligro más que hipotético de un ataque militar y no se haya invertido en la previsión de daños más probables, como los producidos por pandemias o desastres naturales.

La catástrofe se produce porque no se ha financiado la investigación básica en el sector público que permite que luego haya innovación privada y porque hemos dejado que el desarrollo de productos básicos, como fármacos y vacunas que ahora necesitamos con urgencia, se supedite al beneficio privado.

La catástrofe se va a producir porque se ha renunciado a que los Estados y los bancos centrales se hagan cargo en última instancia de la financiación de aquello que los mercados no pueden resolver, como ocurre paradigmáticamente con los efectos de un desastre natural, de las emergencias o pandemias como la que estamos viviendo. La catástrofe se produce porque se estableció que los bancos privados financiaran a los gobiernos a costa de multiplicar la deuda a base de intereses, de modo que cuando se necesita inexcusablemente financiación pública para ayudar a las empresas se está en situación límite y, entonces, o es imposible ayudarlas más, o sólo se les puede ayudar a costa de un incremento de la deuda insostenible que hundirá a las economías durante decenios.

Al paso que vamos, se va a producir efectivamente una catástrofe económica, pero no porque se decrete un nuevo confinamiento sino porque las bolsas van a estallar llevándose tras de sí al sector financiero y después a todas las economías, pues están artificialmente infladas con una inversión especulativa que nada tiene que ver con las necesidades financieras y reales de las empresas, y porque la banca mundial es insolvente y sólo vive de incrementar artificialmente la deuda y a base de privilegios, ayudas y favores públicos.

En resumen, vamos a una catástrofe, pero por una sencilla razón que no se quiere poner sobre el tapete.

Los seres humanos no tenemos solamente los problemas que se pueden solucionar a través del intercambio mercantil, buscando el lucro privado y poniendo en marcha negocios para ganar dinero satisfaciendo las necesidades de la gente.

Es cierto que una gran parte de nuestros problemas se pueden resolver, mejor o peor según las circunstancias, gracias a los mercados; gracias a la iniciativa de los sujetos más innovadores, emprendedores o con mayor atracción por el riesgo; creando empresas que buscando el interés de sus propietarios satisfacen una parte del interés general… en fin, gracias a que el capitalismo es muy potente a la hora de resolver los problemas que tienen solución a través de los mercados, de la apropiación privada de los recursos, del afán de lucro y de la acumulación de capitales. Pero, nos guste o no, resulta que los seres humanos y la sociedad en general tienen otros problemas que es imposible solucionar mediante ese tipo de procedimientos y eso es lo que los dirigentes empresariales no entienden ni ante los palos que da una pandemia y por eso no hacen más que pedir que desaparezcan impuestos y se debilite al Estado.

Cuando nos planteamos dedicar recursos a la defensa militar de la nación no recurrimos al mercado, esperando que cada cual pague por la parte de defensa que más le interese para que así se logre una defensa común óptima. Cuando hemos de organizar la policía, la administración de justicia, la gestión del tráfico… no confiamos en empresas privadas ni en el afán de lucro, ni tampoco en el mercado que tan buenos resultados puede dar en otros ámbitos.  La defensa, la justicia, la representación política y otros muchos recursos tan esenciales como ellos son bienes comunes que o no se pueden asignar a través de los mercados o, si se pudiera, sólo sería a costa de unas ineficiencias y asimetrías inaceptables.

La catástrofe que se avecina es la consecuencia de que nuestra civilización ha privatizado y supeditado al interés individual (de unos pocos) lo que es de propiedad e interés colectivo y no dedica los recursos necesarios para mantener los bienes comunes que permiten salvar la vida, la economía y también a las empresas cuando -como ahora en medio de una pandemia- los mercados no sirven para nada y el afán de lucro es incluso contraproducente. No queremos gastar dinero en proteger el medio ambiente y la naturaleza se desangra a nuestro alrededor. No hemos querido que los Estados dispongan de financiación propia a través de los bancos centrales ni garantizar que el crédito sea considerado como un bien público esencial para que funcione la economía, y la deuda se ha desbordado y ahora no podemos darles a miles de empresas lo que realmente necesitan en medio de una emergencia sanitaria: ayudas y dinero a cambio de nada. Hemos considerado al Estado la fuente de todos los problemas y le hemos atado las manos con tal de no pagar impuestos y ahora le pedimos que nos salve con ayudas ilimitadas. Hemos permitido que los poderosos desmantelaran las democracias para que no hubiera contrapoderes capaces de limitar sus privilegios y ahora nos lamentamos de que haya gobiernos con iletrados y populistas al frente que solo saben dar palos de ciego frente a una emergencia sanitaria complicada. Nos hemos empeñado en convencer a la gente de que las personas somos átomos, individuos sin relación, ni apego, ni intereses comunes con quienes nos rodean, y ahora tenemos una sociedad fracturada y cainita que lucha y se destroza a sí misma, cuando se precisa complicidad y unidad.

La catástrofe se producirá porque no parece que seamos conscientes o porque no se quiere admitir que una pandemia como la que vivimos paraliza inevitablemente, en todo o en parte, la maquinaria capitalista de generación de ingresos y beneficios. Y que, por lo tanto, se hace imprescindible recurrir a otros mecanismos distintos a los del mercado y al afán de lucro para salvar incluso a los mercados y la ganancia de las empresas. En una emergencia como la que vivimos hay que crear dinero de la nada, como pueden hacer los bancos centrales, y no someter aún más a las economías, a las empresas y los hogares a la esclavitud del crédito privado; hay que garantizar el acceso a los ingresos e incluso a los bienes y servicios esenciales cuando estos no los pueden proporcionar las empresas privadas en el mercado; hay que ayudar a fondo perdido y promover la cooperación y la satisfacción del interés común y no la competencia. Negar la realidad -como hacen los dirigentes empresariales- y pedir que se haga frente a una emergencia sanitaria como si fuese una oleada de resfriados y a una parálisis de la economía capitalista en un buen número de actividades y sectores económicos como si fuese una crisis más, solo lleva a un desastre mucho mayor.

Le guste o no a los dirigentes empresariales, las empresas que dejan de funcionar o que sólo pueden hacerlo con baja o mínima actividad no pueden salvarse en medio de una pandemia con más capitalismo (y mucho menos con el capitalismo neoliberal de los últimos decenios que quiere acabar con el Estado) sino con bienes comunes, con ayuda pública, con iniciativa y propiedad públicas y con cooperación y solidaridad, es decir, con socialismo o como quiera llamársele, pero no con el capitalismo que un virus y las malas políticas previas han hecho que deje de funcionar. O cambian el discurso de estos últimos cuarenta años y asumen la realidad o ellos mismos van a firmar su sentencia de muerte.

Fuente: https://blogs.publico.es/juantorres/2020/11/06/ni-el-confinamiento-ni-la-pandemia-son-la-causa-de-la-catastrofe/

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/ni-el-confinamiento-ni-la-pandemia-son-la-causa-de-la-catastrofe/

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