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Reseña de Libro: Lectura en la Era Móvil. UNESCO

México/29 mayo 2016/ Fuente: UNESCO

Millones de personas no leen por una única razón:  no tienen acceso a textos. Pero los teléfonos móviles y redes celulares están transformando un recurso escaso en algo abundante.

Basándose en el análisis de más de 4.000 encuestas realizadas en siete países en desarrollo, y correspondientes entrevistas cualitativas, este informe  presenta un detallado cuadro sobre quién lee libros e  historias en dispositivos móviles, y por qué.

Los hallazgos dan a conocer, por primera vez, los hábitos, creencias y perfiles de lectores móviles. Esta información apunta a estrategias para expandir la lectura móvil y, por extensión, los beneficios educacionales y socioeconómicos asociados al incremento de la lectura.

La tecnología móvil puede fomentar la alfabetización y el aprendizaje en comunidades desfavorecidas alrededor del mundo. Este informe muestra cómo.

Para descargar el libro haga click en el enlace:

http://unesdoc.unesco.org/images/0023/002338/233828s.pdf

Fuente de la Reseña:

http://www.unesco.org/new/es/unesco/themes/icts/m4ed/mobile-reading/reading-in-the-mobile-era/

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FRANCIA: 145 años de cerezas y barricadas: la banda sonora de la Comuna de París

La música popular es un buen termómetro de la degradación de una sociedad. El hecho, muy cacareado, es que los movimientos y mareas surgidos alrededor del 15M tienen que recurrir a la banda sonora de las viejas canciones antifranquistas de los 60. Una constatación palpable del abismo que existe entre la realidad de nuestra sociedad y lo que los medios nos hacen llamar «música»: mero bien de consumo sin otro valor que los 99 céntimos de iTunes Store. Como mucho, la familiaridad con los nombres y eventos musicales sirve de visado para integrarse en la élite de los entendidos hip, cool o it, es decir, un valor tremendamente reaccionario.

En cambio, en Estados Unidos, la lucha de los negros por los derechos civiles tuvo la mejor banda sonora posible de soul, funk y free jazz. Las protestas contra Vietnam contaron con las voces de los folk singers de Greenwich Village cantando las cuarenta al Tío Sam. Los coroneles griegos inspiraron los mejores himnos de Theodorakis. El antifranquismo catalán produjo una inolvidable generación de cantautores. La cantinela favorita de los estudiantes parisinos en mayo de 1968 dio a conocer a Renaud, la futura gran figura del rock francés. Históricos son los grupos chilenos contrarios a Pinochet o los grupos punk británicos que surgieron en 1976 de la crisis laboral. Una canción de Idir cantada por Khaled fue la banda sonora de las revueltas argelinas de 1988. La lista es infinita.

No olvidemos los corridos de la revolución mexicana, ni a los soldados de nuestra Guerra Civil que convirtieron en consignas sus canciones favoritas. Pero en este mes de mayo de movimientos callejeros globales y de aniversarios de otras manifestaciones y revueltas (mayo 68, 15M), vamos a viajar mucho más atrás en el tiempo, a la primavera de 1871: a la Comuna de París. Tres meses heroicos de poder popular. Mejor dicho, dos meses y medio escasos que dejaron huella en la historia, en el pensamiento y también en la música. Lo trágico es que algunas de estas canciones podrían cantarse hoy día sin cambiar una coma.

1. Le temps des cerises – Juliette Greco

(Antoine Renard, Jean Baptiste Clément, 1868).

Es una canción romántica sobre el triste recuerdo de un amor perdido: la primavera, los pajaritos, las cerezas y las locuras amorosas. Llevaba un par de años sonando cuando la cruel venganza gubernamental y los fusilamientos en masa convirtieron el rojo de las cerezas en las gotas de sangre de los comuneros. Existen infinidad de versiones, pero escuchamos a la musa del existencialismo, Juliette Greco. Al piano, su marido y director musical, el enorme Gerard Jouannest, coautor de muchas canciones de Jacques Brel.

2. La Canaille – Francesca Solleville

(Joseph Darcier, Alexis Bouvier. 1863).

“Son un ejército enorme con harapos y zuecos, pero hoy la vieja Francia les llama a defender su bandera”. Redobles militares, como de pelotón de fusilamiento y una voz llena de ira. Francesca Solleville es una cantante engagée de origen italiano. Ha cantado a los poetas y también las canciones de los movimientos obreros y de la Revolución francesa.

3. Le mouvement du 18 mars  –  Rosalie Dubois

(Pierre Dupont, Ferré Léger. 1871).

El pueblo parisino se levanta contra las tropas y el Gobierno tiene que huir a Versalles. Se trata de una canción anterior de los mismos autores,  Chanson des soldats, con nueva letra que es prácticamente una letanía de amenazas contra los poderosos. Rosalie Dubois es una cantante especialista en revitalizar las canciones revolucionarias. Su carrera se extiende desde 1959 hasta la actualidad.

4. Jean Misère – Mouloudji

(Max Rongier, Eugène Pottier. 1880).

“Con salarios escasos y sin poder descansar, es preciso que aguantemos o que reventemos” dice la letra, llena de tristeza y serenidad en contraste con las otras canciones guerreras y ardientes. Cantante y actor de origen cabil, Marcel Mouloudji era un anarquista que bordaba las canciones románticas y costumbristas. En 1970 montó un espectáculo titulado La Commune en chantantdel que se han extraído algunas de las grabaciones que recogemos.

5. L’Insurgé – Raymond Souplex

(Pierre Degeyter, Eugène Pottier . 1884).

Muy panfletaria, con versos como: “Contra la clase patronal (el insurrecto) hace la guerra social que no acabará mientras en el mundo haya quien se haga rico sin trabajar y mientras un obrero pase hambre”. Raymond Souplex es el actor que interpretaba al comisario Bourrel en la célebre serie de televisión de los 60. En el siglo XXI se han reeditado algunas de sus grabaciones. A su muerte, la ciudad de París le dedicó una plaza.

6. Le chant des ouvriers – Marc Ogeret

(Pierre Dupont, 1846).

Es un brindis por la unidad de los obreros: “Amémonos y, cuando podamos unirnos para beber todos juntos (…) ¡Bebamos!”. Marc Ogeret es un sindicalista parisino que ha peleado duramente por los derechos de los artistas. Canta con la misma fiereza las canciones de cabaret de la Belle Époque, las tonadas revolucionarias y las de los poetas.

7. En avant la classe ouvrière! – Ensemble Madrigal de l’Île-de-France y Les Octaves

(Pierre Degeyter, Eugène Pottier. 1880).

Muy pimpante. Esta es la versión del álbum La Commune en chantant que interpreta el Ensemble Madrigal de l’Île-de-France y Les Octaves. Algunas frases son adaptación de una canción anterior titulada Fanfan la Tulipe. Podría cantarse ahora mismo: “Un monstruo abre sus mandíbulas. Ese tiburón gigante se llama feudalismo financiero”. Pottier es el autor de la letra original de La Internacional.

8. La Semaine Sanglante –  Les Amis d’ta femme

(Pierre Dupont, Jean-Baptiste Clément. 1871).

Una versión de 2005 de un grupo alternativo de Nancy que se disolvió hace unos diez años. Le han dado aires de folklore balcánico y pompe de jazz manouche. La Semana Sangrienta fue el trágico capítulo final de la Comuna. Esta canción se titulaba originalmente Chant des Paysans, pero el comunero Clément escribió la nueva letra contando cómo las tropas gubernamentales “dan caza, encadenan y fusilan a todo lo que encuentran: a la madre al lado de su hija, al niño en brazos del anciano”.

9. Le Capitaine «Au mur» – Armand Mestral con Les Octaves

(Max Rongier, Jean Baptiste Clément. 1872).

Impresionante instantánea musical del militar que decide los fusilamientos: “Aquí está la lista con los nombres de cientos de bribones, mujeres e hijos de comunistas. ¡Fusiladme a todos estos sinvergüenzas!”. Armand Mestral era un cantante lírico y actor parisino que participo en la Resistencia. Esta es una de sus apariciones en el álbum La Commune en chantant. Los coros están a cargo de Les Octaves, un cuarteto vocal de Troyes, todavía en activo, que acompañó en ocasiones al gran Mouloudji.

10. Elle n’est pas morte! – Germaine Montero

(Victor Parizot. Eugène Pottier. 1886).

Es alucinante cómo encaja en la actualidad: “Periodistas policiales, vendedores de calumnias, han propagado sobre nuestras sepulturas sus oleadas de ignominias”. Pottier compuso esta canción sobre una melodía teatral, T’en fais pas Nicolas.Germaine Montero, actriz y cantante parisina, fue intérprete de Lorca y de Brecht en escena y en microsurco. También trabajó en cine en España. Esta grabación procede de una serie de álbumes del sello Le Chant du Monde titulada Histoire de France par les chansons.

11. La Commune (1871) – Jean Ferrat

(Jean Ferrat. 1971).

Ferrat es uno de los grandes de la canción francesa engagé. En sus canciones trata todos los temas de la contestación progre, desde el Acorazado Potemkin hasta esta canción sobre la Comuna que compuso con ocasión del centenario de aquellos acontecimientos.  En la letra se refiere a los autores de las canciones: “Dejadme cantar a Pottier“ y “Escuchad cantar a Clément”.

L’Orgie Parisienne (Rimbaud) Parte I y II – Ute Lemper

(Michael Nyman, 1989).

El último día de mayo de 1871, Arthur Rimbaud estaba fuera de sí viendo regresar triunfantes a las autoridades y burgueses que habían huido de París por miedo a la Comuna. Escribió una violenta diatriba contra ellos. Les llama “Idiotas quejicas, vejestorios, marionetas, lacayos”. El pianista londinense Nyman le puso música y, en 1992, la voz hiriente de Lemper grabó está versión escalofriante.

Imagen tomada de: http://images.eldiario.es/cultura/Comuna-Paris_EDIIMA20160527_0435_19.jpg
Artículo, originalmente publicado en http://www.eldiario.es/cultura/musica/cerezas-barricadas-sonora-Comuna-Paris_0_514799376.html
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Édouard Louis: “Mi libro es una lucha contra la invisibilidad”

Una charla con el autor francés durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2016.

 Alessandra Miyagi /Redactora

«Una es más auténtica, mientras más se parece a lo que soñó de sí misma”, dijo Agrado frente a miles de espectadores en una escena memorable de «Todo sobre mi madre» (2000), de Pedro Almodóvar. Esta frase resuena como un mantra en la cabeza de un joven francés, mientras cumple cada uno de los engorrosos trámites para oficializar su cambio de identidad y acercarse por fin a la libertad, a sí mismo. Era el 2013 y tras 21 años de lucha, Eddy Bellegueule quedaba relegado al cajón de los recuerdos infantiles, para darle paso a Édouard Louis (Hallencourt, 1992), un nombre compuesto por dos nombres y ningún apellido, ningún vínculo familiar, ninguna imposición.
Hoy, Louis es uno de los escritores jóvenes más importantes del momento. Su primer libro «Para acabar con Eddy Bellegueule», una novela autobiográfica, se convirtió rápidamente en un éxito de ventas mundial y en todo un fenómeno de masas. Prueba de ello es la interminable fila de lectores de todas las edades y condiciones que espera pacientemente bajo la lluvia bogotana para obtener un autógrafo y una fotografía junto a este joven autor que retrata con lucidez la intolerancia y un primitivismo insospechado en la sociedad francesa.

Cambiar oficialmente tu nombre fue un acto simbólico muy importante, pues rompiste con tu pasado, pero también con tu familia. ¿Este fue un paso natural o fue una decisión que debiste evaluar durante mucho tiempo?
Me cambié el nombre y el apellido porque me di cuenta de que ese nombre no era simplemente una serie de letras, sino una historia, un pasado. Cada vez que oía a alguien decir “Eddy Bellegueule”, escuchaba “maricón”, “cabro”, “afeminado”… Me di cuenta de que para cambiar mi identidad, tenía también que cambiar mi nombre porque este simbolizaba la infancia que odié tan profundamente.
Y bueno, diría que sí fue un paso necesario y natural, pero también fue algo que tuve que pensar mucho. Quería cambiar mi nombre, pero al mismo tiempo es una decisión difícil, y tienes que pasar por un proceso largo: tienes que ir a la corte, justificar tu decisión… Y, por supuesto, mis padres se volvieron locos cuando les conté porque lo sintieron como un acto muy violento. Para mi padre, el nombre que me había puesto, ‘Eddy’, era una fuente de orgullo, porque fue el que escogió para su primer hijo, y cuando lo cambié, él entendió que yo estaba cambiando mi vida, que yo mismo estaba cambiando.

¿Y ahora tu familia te llama Èdouard?
Al principio se negaban a hacerlo, fue algo muy complicado para todos. Por ejemplo, cada vez que intentaba hablar con mis padres, no funcionaba porque ellos me llamaban ‘Eddy’, así que yo les decía “Si me llaman ‘Eddy’, no hablaré con ustedes”, y colgaba el teléfono o me quedaba callado. Les dije “Hablaré con ustedes el día en que me llamen ‘Èdouard’ porque es quien yo escogí ser ahora”. Del mismo modo en que si me hubiera cambiado el sexo, querría y esperaría que los demás me considerasen una mujer, que acepten lo que yo quiero ser, lo que soy.
Al principio, mi nombre fue una fuente de conflicto constante con mi familia. Pero luego de que publiqué «Para acabar con Eddy Bellegueule», mi padre me dijo que estaba muy orgulloso de mí, fue la primera vez que me lo dijo, y empezó a llamarme ‘Èdouard’.

Tu madre, por otro lado, no tomó muy bien la publicación de tu novela…
No, para nada. Se volvió loca, se puso en mi contra; me atacaba y le decía a todo el mundo, incluso a la prensa, que yo era un mentiroso.

¿Y por qué crees que su reacción fue tan distinta a la de tu padre?
Es muy difícil de saber, pero puede que haya sido porque, como mujer, mi madre aprendió a pelear para poder sobrevivir en ese mundo machista que describo en la novela. La dominación masculina es muy fuerte ahí. Aunque no me gustó la manera en la que reaccionó cuando publiqué el libro, al mismo tiempo entendí por qué: porque ella debía luchar, como luchó durante toda su vida.

En el imaginario latinoamericano, pensamos a Europa como un lugar mucho más progresista, tolerante y abierto que el nuestro. Y cuando pensamos específicamente en Francia, las ideas de igualdad, fraternidad y libertad son las primeras que nos vienen a la cabeza. Sin embargo, tu novela retrata una realidad que cuestiona esta concepción del mundo. ¿Cómo reaccionó la sociedad francesa, los grupos de poder al leer tu libro?
Precisamente, cuando se habla de Europa o de Francia, solo se piensa en una determinada clase social. Sin embargo, existen muchas otras personas, muchos grupos minoritarios que no incluimos en la idea de estos lugares, porque simplemente somos invisibles, nadie habla de nosotros. Hay una realidad que es olvidada, y nos hemos acostumbrado a no saber de ella ni por los medios de comunicación o la literatura o el arte… Es por eso que empecé a escribir «Para acabar con Eddy Bellegueule», porque tenía la impresión de que el mundo de mi infancia, el mundo de muchas personas de las clases populares, no existía en la literatura ni en el discurso político. Escribí el libro en contra del hecho de que cuando hablamos de Francia, solo lo hacemos sobre una pequeña parte. Mi libro es una lucha contra la invisibilidad a la que son sometidas estas minorías sociales en mi país.

La invisibilidad y la marginación son también maneras de ejercer la violencia sobre los demás…
Exactamente. La invisibilidad es una de las herramientas más poderosas de la violencia. Es lo que se hace, por ejemplo, contra los homosexuales, los transexuales… Los movimientos LGTB surgen para darles visibilidad a estas personas, para poder existir políticamente, porque si no hablamos de sus realidades, no podemos cambiarlas. Tenemos que hacer un diagnóstico de la realidad para poder incidir en ella.

Tuviste problemas para publicar tu novela justamente por este asunto: muchos editores te dijeron que la realidad que describes no existe. ¿Crees que hay discriminación en el mundo de las letras?
Sí, por supuesto que la hay. Nadie quería publicar mi novela; los editores me decían que era totalmente inverosímil y que nadie lo iba a creer; pero el que no podía creer esa reacción era yo. Cuando empecé a escribir el libro en París, vi una vez a una mujer muy rica, vestida de pies a cabeza con ropa Chanel… yo no podía creer que esa realidad existiera. En ese momento, me di cuenta de que todos tenemos en la mente la caricatura de alguien más. Así que cuando me reuní con aquellos editores y me dijeron “Esto que tú nos muestras es una caricatura”, yo les respondí “Pero esa es una cuestión de perspectiva. Tú eres una caricatura para mí porque estás tan lejos de esta realidad que yo conozco, porque creciste en París, porque tus padres fueron periodistas o académicos como tú, y crees que las demás realidades no existen. Tú eres tanto una caricatura para mis padres, como mis padres lo son para ti”.

La mirada del otro es un factor que muchas veces determina la identidad de uno mismo…
Exactamente, ese es uno de los temas principales de la novela. Al comienzo del libro, aparecen estos dos adolescentes que atacan a Eddy por ser diferente, lo humillan y le escupen en la cara. Y este estallido de desprecio y de violencia actúa en el inconsciente de Eddy; es decir, él es definido por ellos, por sus palabras y por el discurso que manejan. Y esta es la historia de la mayoría de los desfavorecidos socialmente: eres negro, eres marica, eres pobre, eres musulmán. La mayoría de nosotros hemos sido definidos violentamente por el lenguaje de los otros.

¿Y es por eso, quizá, que la novela está estructurada a partir del retrato de las personas que rodean a Eddy, de sus visiones del mundo?
Así es. Porque si yo quería contar la historia de mi infancia, tenía que contar lo que yo quería ser, pero también lo que los demás querían que yo fuera, tenía que hablar sobre las identidades y las vidas que me impusieron porque todas ellas forman parte de la misma realidad.
La realidad de Eddy estaba determinada de antemano por su entorno: por la idea de masculinidad que ahí se maneja, por la escuela, por lo que los demás piensan de él… Eddy es el resultado de todas estas realidades.

Otro de los temas fundamentales del libro es la búsqueda del origen de aquella violencia. ¿Cuál es?
Creo que el origen de la violencia es la dominación. Pierre Bordieu ha desarrollado un concepto muy hermoso sobre el principio de conservación de la violencia, dice que cuando estás rodeado de violencia todo el tiempo, todos los días, la terminas reproduciendo en tu propio comportamiento con las demás personas.
La violencia que mis padres demuestran es una consecuencia de la dominación social a la que están sometidos. De eso habla el libro, de la violencia como un producto de la dominación social.

¿Cómo crees que se puede romper con el determinismo social?
Creo que para romper con el determinismo, tenemos que crear más determinismo, pero uno positivo, evidentemente. Esperar que la gente escape de las imposiciones sociales sería tomar una posición pasiva; pero si creamos más determinismo, es decir, más estructuras, más programas en la escuela, más plataformas para que los oprimidos salgan de los entornos hostiles, estaríamos dándole a la gente mejores posibilidades de alcanzar la libertad. Eddy, por ejemplo, estaba sobredeterminado por su clase social y su identidad sexual, por estos dos elementos que se encuentran en oposición; es por eso que escapa, porque su vida ahí es imposible.

¿Y qué crees que hubiera pasado con Eddy si no hubiera escapado?
Se habría suicidado, sin ninguna duda. Cuando era niño, estaba obsesionado con el suicidio, pensaba en eso todos los días. Es algo bizarro pensar que a los seis o siete años, mi mente estuviera tan enfocada en esa idea. No pasaba un solo día en el que no fantaseara con esta idea porque simplemente no encontraba ninguna otra salida para lidiar con esa vida que me tocó. Esto sucede mucho entre los homosexuales.

¿Cómo alcanzaste el equilibrio entre la necesidad de olvidar y la de recordar?

Cuando me encontraba escribiendo la novela, me dije que a través de este libro yo podría perdonar todo, perdonar la violencia de mis padres, perdonar a los chicos que me escupían y golpeaban todos los días en el colegio, a la gente que me insultaba sin motivo… Porque pensé que esta gente que me rodeó en la infancia —incluso si los odiaba o si no los quería, incluso si no quiero a mis padres—también es víctima de esta violencia. Pero perdonar no significa amar. Traté de entender, lo hice y me di cuenta de que ellos no son responsables por esta violencia que reproducen o generan, sino que son las condiciones de sus vidas las que les imponen vivir inmersos en ella.

¿Podríamos decir, entonces, que la escritura de esta novela te ayudó a sublimar estos sentimientos y recuerdos negativos?
Sí, fue una suerte de sublimación, pero no fue un ejercicio de catarsis o de olvido. Luego de mi infancia, luego de que salí de mi casa, no me sentí traumatizado. Tan pronto como escapé de ahí, me sentí automáticamente bien… De chico, no sentí realmente la violencia de muchos de los episodios que cuento en la novela, para mí simplemente era la vida, por ejemplo, cuando no teníamos comida o leña para calentarnos en el invierno, porque todo el mundo vivía bajo estas mismas condiciones en mi pueblo. Escribir la novela fue una actividad muy racional, donde fui descubriendo esta violencia que no identifiqué como tal en su momento, con el fin de cambiarla.

Woody Allen dijo que la comedia es tragedia más tiempo. Evidentemente, no creo que al mirar hacia atrás puedas reírte de aquello, pero sí puedes hacerlo y sentirte tranquilo gracias a la distancia.
Estoy de acuerdo con Woody Allen [risas]. Sí, me siento bastante tranquilo con el pasado. De hecho, hay ciertas partes de la novela que son divertidas o graciosas. Aunque suene terrible, a veces la violencia resulta graciosa, cuando hacemos bromas, por ejemplo. Pero yo no quería hacer de la violencia algo bello, una estética, sino que lo que quería era escapar de ello.
Me siento tranquilo ahora que ha pasado el tiempo; si siento rabia o tristeza, no es por mí, sino por la vida que lleva mi familia. Mientras escribía el libro, eso me afectaba, así que traté de manejarlo lo mejor que pude para sentir menos rabia posible, porque sabía que no sería justo, no sería legítimo sentir rencor contra ellos.

Cuando publicaste la novela, les enviaste una copia a Almodóvar y a Penélope Cruz. ¿Alguna vez recibiste respuesta de ellos?
[Risas] ¡¿Cómo sabes eso?! También le envié una copia a Javier Barden porque me encanta [risas]. Almodóvar me escribió diciendo que le había encantado mi novela. ¡Fue uno de los momentos más hermosos e inspiradores de mi vida! Aún sigo esperando que Penélope y Javier me respondan, así que si están leyendo esta entrevista, por favor, escríbanme… [risas].
Claro, mucha gente me pregunta qué autores me han influido, pero el que me dedique a escribir no significa que solamente me inspire la literatura; me siento inspirado tan por Faulkner como por Penélope Cruz. Cuando la veo, me encanta porque es tan fuerte, y pienso que me gustaría escribir algo tan poderoso como ella.

Hablando de temas fuertes, en tu segunda novela «Histoire de la violence», hablas sobre la violación y el intento de asesinato que sufriste…
Sentí que no existe una verdadera literatura que aborde el tema de la violación desde el punto de vista del hombre. La mayor parte de estos testimonios son de mujeres porque la mayor parte de las veces son ellas las víctimas. Quería dar una nueva perspectiva sobre este asunto tan importante y dejado de lado.
La historia sucede en un ambiente cerrado, en el pequeño cuarto que alquilaba en París. La noche de navidad del 2012 conocí a un chico con quien sentí una conexión muy especial; de hecho, la novela empieza como una historia de amor apasionada. Luego, él me cuenta su pasado, la historia de su vida y, de pronto, entra en un estado como psicótico; es ahí cuando me ataca. Este libro es un intento de entender lo que pasó aquella noche, entender por qué esta violencia apareció tan abruptamente. Aunque «Para acabar con Eddy Bellegueule» e «Histoire de la violence» son libros muy distintos entre sí, forman parte del mismo proyecto.

Y ahora estás trabajando en una nueva novela. ¿En esta también abordas el tema de la violencia desde un registro autobiográfico?
Precisamente, en este libro trato de encontrar una manera de eliminar las fronteras entre la ficción y la realidad. Estoy buscando una nueva forma de narrar que me permita contar la historia de todo lo que vi, de mis experiencias, de lo que aprendí, pero de una manera genuina. Por ejemplo, en la mi segunda novela, hay un capítulo donde hablo sobre unos chicos que conocí, cuyo pasado desconozco; así que recurrí a los recuerdos, a la infancia de mis amigos o de mi familia y me imagino a estos chicos viviendo sus experiencias, porque ellos tuvieron una infancia parecida a la mis padres, mis abuelos, mis amigos del pueblo. Así que es como una manera sociológica y literaria de escribir de una manera diferente y no quedar atascado en la oposición entre la ficción y la realidad.
De todas formas, quiero mantener la línea de la realidad porque me parece que es muy potente escribir sobre hechos reales; por ejemplo, cuando Alexievich publica un libro, podemos leer la historia de personas que existen realmente, de modo que el texto nos interpela, nos demuestra que no tenemos tiempo que perder, que debemos cambiar las cosas ahora. Y siento que así, mostrando la realidad, uno puede alcanzar esos cambios más rápidamente. Lo cual no quiere decir que esté en contra de la ficción; todo lo contrario, yo leo mucha ficción y muchos de mis autores favoritos escriben ficción; solo que mi proyecto personal va por otro lado.

¿Y cuándo crees que terminarás esta tercera novela?
Me gustaría terminarla antes de cumplir los 25 años, porque André Gide publicó tres novelas antes de los 25 años, y me da mucha envidia, yo también quiero hacer lo mismo [risas].

Fuente de la entrevista: http://elcomercio.pe/eldominical/entrevista/edouard-louis-mi-libro-lucha-contra-invisibilidad-noticia-1902877

Fecha de la publicación en OVE: 23 Mayo 2015

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Europa facilita a los investigadores no comunitarios crear empresas

El Economista/20 de mayo de 2016

Noelia García | 19/05/2016 – 17:07

Una nueva directiva simplifica y actualiza los trámites burocráticos para la estancia de postdoctorales, estudiantes, voluntarios y ‘au pairs’ de fuera de la UE, con el objetivo de atraer talento, retenerlo y potenciar su desarrollo

Las nuevas reglas de entrada a la Unión Europea harán que las universidades europeas atraigan más estudiantes e investigadores de otros países no comunitarios. Se espera que con la fusión de las dos directivas existentes (una de estudiantes y otra de investigadores, Directivas 2004/114/CE y 2005/71/CE) en unas normas burocráticas más simples ayuden a atraer a más inmigrantes cualificados a la UE. Las nuevas normas también mejoran las condiciones de los voluntarios, alumnos y au pairs.

Este tipo de iniciativas han sido necesarias para el conjunto del continente, puesto que conseguir que la enseñanza superior europea sea atractiva y competitiva era uno de los objetivos de la Declaración de Bolonia, aprobada en junio de 1999.

Asimismo, los estudiantes e investigadores pueden permanecer en Europa al menos nueve meses después de terminar sus estudios o investigaciones con el fin de buscar un empleo o crear una empresa, la cual debe establecer entre sus objetivos beneficiar a la UE dentro de su marco sectorial. Los Estados expedirán, previa solicitud del investigador o estudiante, un permiso de residencia a favor del nacional de un país tercero para que desarrolle su actividad empresarial.
15 horas de trabajo

Los estudiantes de terceros países tendrán derecho a trabajar al menos 15 horas semanales al margen del tiempo de estudio, con el fin de permitirles cubrir parte del coste de los estudios. Es decir, el tiempo mínimo que a los estudiantes se les permite trabajar ha aumentado de 10 a 15 horas semanales.

En el futuro, estos profesionales de terceros países no tendrán que presentar una nueva solicitud de visa, tan sólo notificar al Estado miembro al que se están moviendo, por ejemplo, para hacer un intercambio de un semestre. Antes, los estudiantes necesitaban una solicitud completa.

Los investigadores también podrán moverse durante períodos más largos que los que hasta ahora se han permitido. Además, los miembros de la familia de los investigadores estarán autorizados a acompañarlos, y también disfrutarán del derecho de movilidad mejorado dentro de la UE.

Antes de la revisión de la Directiva, la entrada en la UE de los miembros de la familia era totalmente discrecional y no tenían absolutamente ningún derecho en cuanto a movilidad ni derechos para acceder al mercado laboral.

La categoría de alumnos y voluntarios del Servicio Voluntario Europeo se añaden a la norma como categoría obligatoria y, por su parte, los au paires como una categoría opcional. Debe tenerse en cuenta que es la primera vez que se recibe protección para au paires a través de una norma de la UE.

Directiva muy respaldada

La Directiva, que ha sido respaldada por 578 votos a favor, 79 en contra y 21 abstenciones, entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial Europeo. Los Estados miembros tendrán entonces dos años para transponer sus disposiciones en su legislación nacional.

Estas mejoras, que se han unificado para todos los colectivos, significan «que las universidades europeas serán capaces de fortalecer su competitividad en el ámbito mundial y ser más atractivas», indica la europarlamentaria Cecilia Wikström, quien defendió la nueva directiva ante el Parlamento europeo. «Más estudiantes extranjeros e intercambios internacionales impulsarían el crecimiento económico, promoverían la innovación, crearían más puestos de trabajo a largo plazo y harían que nuestros Estados miembros fueran más competitivos», añadió la parlamentaria.

Cabe destacar que la UE invierte menos en I+D que EEUU y Japón, dos grandes potencias caracterizadas por sus ilustres investigadores. Esto ha provocado que muchos de los mejores no se queden en el Viejo Continente para desarrollar sus innovaciones. Además, los expertos coinciden en que la imposición de la burocracia dificulta la recepción de mentes creativas y productivas que sólo quieren hacer su contribución a nuestras sociedades. Por tanto, la aplicación de la Directiva no favorecerá la fuga de cerebros de los países emergentes o en desarrollo. En colaboración con los países de origen y a fin de establecer una política global de inmigración, se adoptarán medidas destinadas a facilitar la reintegración de los investigadores en sus países de origen.

A su vez, es importante recordar que la creación de un mercado de trabajo abierto para los investigadores de la Unión Europea y de países terceros se consideró también uno de los objetivos prioritarios del Espacio Europeo de Investigación, espacio unificado en el que circulan libremente investigadores, conocimientos científicos y tecnología.

Dado que los esfuerzos que se han de realizar para alcanzar el objetivo de invertir el 3 por ciento del PIB en investigación afectan en gran medida al sector privado, «debe estimularse en este sector, cuando proceda, la contratación de más investigadores en los próximos años», indica el nuevo texto normativo aprobado este mes.

Fuente: http://ecoaula.eleconomista.es/universidades/noticias/7576382/05/16/Europa-facilita-a-los-investigadores-no-comunitarios-crear-empresas-.html

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Cuba en exposición en Unesco sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible

Martes, 17 mayo 2016, 10:00 | Prensa Latina

Cuba está presente hoy en la Unesco en una exposición dedicada a la Agenda de Desarrollo 2030, titulada 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La muestra es fruto de la iniciativa del proyecto Dibujos por la Paz, que desde el año 2006 promueve, a través de la obra de destacados caricaturistas, un mensaje fresco y directo sobre la importancia de lograr una mejor comprensión entre las diferentes culturas, el respeto mutuo entre todos, subrayaron fuentes diplomáticas.

En esta ocasión, pone su mirada en la necesidad de divulgar y contribuir al cumplimiento de la ambiciosa y necesaria agenda de desarrollo, aprobada en septiembre de 2015 por laAsamblea General de la ONU.

Entre los artistas con obras en esta exposición, se encuentra el cubano Arístides Hernández (Ares), prestigioso caricaturista galardonado nacional e internacionalmente en numerosas ocasiones. Su mensaje en esta ocasión, dedicado al Objetivo seis que llama a garantizar la disponibilidad de agua y su ordenación sostenible y el saneamiento para todos, alerta sobre lo imprescindible del preciado líquido para la vida.

En la inauguración de la muestra participaron representantes permanentes ante la Unesco entre los que se encontraba la embajadora de Cuba, Dulce Buergo. (Prensa Latina

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Gobierno enviará a 87 paraguayos para formarse en Francia

Paraguay/ 12 de Mayo de 2016/La Nación

Un total de 87 estudiantes viajarán a Francia para ser parte de un programa de postgrados becados por el gobierno. Federico Mora, coordinador general del programa Becal indicó en conferencia que “antes los jóvenes iban a otros países en busca de trabajo. Hoy los envíamos para su mejor formación educativa”.

Los jóvenes se habían postulado para acceder a becas de estudio en el exterior, a través del Programa Becal y el convenio suscrito con la Agencia Sfere (Sociedad Francesa De Exportación De Recursos Educativos), del país galo. De esta manera serán parte del proyecto en su etapa 2 tras pasar con las pruebas que les ayudó a obtener las becas.

Los 87 becarios fueron notificados de forma individual sobre la adjudicación de la beca e invitados para la firma del contrato correspondiente. El viaje a Francia está previsto para la última semana de este mes de mayo del corriente año.

De los 111 postulantes seleccionados para iniciar la Etapa 1 de nivelación intensivo del Idioma Francés, a cargo de la Alianza Francesa de Asunción, 96 pasaron la primera prueba de idioma.

Luego, de este grupo 92 se han presentado a la II prueba de examen oral y escrito los pasados 2 y 3 de mayo, con expreso requerimiento de obtener un porcentaje mínimo de 70 por ciento para los estudiantes de Ciencias Exactas, y de 80 por ciento para los estudiantes de Ciencias Humanas.

Fuente: http://www.lanacion.com.py/2016/05/12/gobierno-enviara-a-87-paraguayos-para-formarse-en-francia/

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Entrevista a Jacques Rancière: La Nuit Debout es la transformación de una juventud de luto en una juventud en lucha»

Entrevista a Jacques Rancière: La Nuit Debout es la transformación de una juventud de luto en una juventud en lucha»

Francia / mayo 2016 /Autor: Europa constituyente./ Fuente: http://anarquiacoronada.blogspot.mx/

¿Cuál es su opinión sobre el momento/ movimiento Noche en Pie?

Primero digamos que mi punto de vista es estrictamente limitado: es el de un observador externo que simplemente reacciona a lo que para él representan los temas y las formas de este movimiento. A primera vista, uno puede captar en este movimiento una especie de versión francesa en miniatura del «movimiento de las plazas» que surgió en Madrid, Nueva York, Atenas o Estambul. Es un movimiento tolerado en el espacio que ocupa, más que invade. Pero comparte con estas ocupaciones la preocupación por devolver a la política su dimensión de subversión material efectiva de un orden dado de espacios y de tiempos. Ha costado que esta práctica llegase a Francia, donde toda la «política» se reduce hoy a la lucha de los competidores por la presidencia de la República. A la Noche en Pie le cuesta creer en sí misma y, a veces se asemeja a una «ocupación a medias». Pero sí que pertenece a aquellos movimientos que han llevado a cabo una conversión de la forma manifestación en la forma ocupación. En este caso, ello se ha traducido en el paso de una lucha contra determinadas disposiciones de la Reforma laboral en una oposición frontal a lo que algunos llaman «uberización» del mundo del trabajo, una resistencia contra esta tendencia, que querría suprimir todo control colectivo sobre las formas de vida colectiva.

Más allá de las medidas específicas de la ley El Khomry, es de hecho lo que está en juego. La Reforma laboral fue concebida como la culminación de todo un proceso de privatización del espacio público, de la política, de la vida… ¿El contrato de trabajo es algo que se negocia para cada individuo, lo que significa volver a la situación del siglo XIX, antes del nacimiento de las formas modernas  de lucha obrera, o bien defendemos una sociedad basada en control colectivo y la discusión colectiva tanto de la vida como del trabajo?

La Noche en Pie apareció en este contexto, como una reducción a escala francesa de algo singular que podría llamarse un deseo de comunidad. Conocimos una época en que nos encontrábamos en poderosas estructuras colectivas dentro de las cuales se reñían batallas, ya sea en la universidad o en la empresa. La lucha entonces oponía en un mismo lugar dos formas de hacer comunidad. Pero hemos llegado a final de una gran ofensiva, que algunos llaman neoliberal, y que yo llamaría más bien la ofensiva del capitalismo absoluto, que tiende a la privatización absoluta de todas las relaciones sociales y a la destrucción de los espacios públicos donde dos mundos se enfrentaban.

Contra esta privatización e individualización vimos nacer, y se sentía muy intensamente en «Occupy Wall Street», un deseo más bien abstracto de comunidad que ha encontrado para materializarse el último lugar disponible: la calle. La ocupación tenía antaño por lugar privilegiado la fábrica, en la  que la comunidad obrera afirma su poder sobre el lugar y el proceso en el que sufría el poder patronal, haciendo así de ese lugar privado un espacio público. En la actualidad, la ocupación se practica en las calles y plazas, que son los últimos espacios públicos en los que se puede estar en común; discutir y actuar en común.

En la Noche en Pie se invoca a menudo la Revolución Francesa, la Comuna o mayo del 68. ¿Qué opinas de esta movilización de la historia revolucionaria, que algunos consideran más paródica que real?

Los Amigos de la Comuna tienen su puesto en la Plaza de la República. ¿Significa esto que nos encontremos por ello en la continuidad de una gran tradición histórica? Debe quedar claro que la ofensiva del capitalismo absolutizado vino acompañada de una intensa contrarrevolución intelectual, de una ofensiva revisionista contra todas las formas de la tradición de izquierda, sea esta revolucionaria, comunista, anticolonialista o resistente. Esta contrarrevolución intelectual se ha esforzado por reducir a la nada o incluso criminalizar todos los aspectos de esa tradición. La Revolución de 1917 quedó reducida a los campos de concentración estalinianos, la Revolución Francesa al Terror, el anticolonialismo al inútil «sollozo del hombre blanco» y, por último, la Resistencia a los excesos de la purga. Ha habido un gran cancelación de todo un pasado, llevada a cabo por personas que, por otra parte, no cesan de gemir por la «transmisión» perdida.

Este deseo de volver a conectar con el pasado es, pues, importante, aunque pueda parecer formal y simbólico. Estos recuerdos de una historia de lucha y de contradicciones también pueden actuar como contrapeso frente al riesgo de disolución de la política en una especie de fraternidad «New Age», en un movimiento como el de Noche en Pie, que ya no se sitúa, como el de  Mayo del 68, sobre un trasfondo garantizado de creencia marxista en la lucha de clases y los conflictos obreros.

¿Cuál es su lectura de la exigencia tan horizontalista, sin representantes ni líderes, que defiende la Noche en Pie?

Hay que situar esta exigencia dentro de un contexto que es el del creciente horror que puede inspirar la política oficial: para el 15M en Madrid, el gran lema, dirigido a aquellos que estaban haciendo campaña electoral en aquel momento, fue: «No nos representan». Pero también corresponde a un descrédito de las vanguardias políticas revolucionarias que eran todavía muy fuertes en 1968. Las asambleas actuales reaccionan contra aquellas  asambleas que conocimos, en mayo del 68 y posteriormente, manipuladas por grupúsculos. Hay que entender este recordatorio de lo que puede significar la igualdad, incluso en sus formas más materiales. Pero más allá de eso, lo problemático es la ideología de consenso, que parte de la idea de que todo el mundo debe estar de acuerdo y la fetichización de la forma asamblea, que sería sólo el lugar donde todo el mundo debe poder hablar.

Esta es una preocupación compartida también por muchas personas que participan en el movimiento: una asamblea popular no debe ser sólo una asamblea en la que cada cual viene a expresar por turnos su  problema o su rebelión y a defender su causa militante predilecta. La Noche en Pie, al igual que todas las ocupaciones de este mismo tipo,  reúne por un lado individuos deseosos de volver a crear lo común, pero también esa multitud de militancias parciales, especializadas, que se han desarrollado en el mismo contexto de privatización de la vida pública y de rechazo de las «vanguardias». Es importante que se afirme el derecho de todas las voces, pero una asamblea debe poder decidir sobre algo  y no limitarse a proclamar que «todos somos iguales».

Una asamblea debe, pues, manifestarse mediante decisiones y luchas y no sólo con una figuración formal de la igualdad. No cabe duda de que es importante plasmarla espacialmente. En 1848, hubo una propuesta de asamblea en la que los representantes estaban abajo, y encima de ellos, miles de personas comunes para supervisarlos. El aspecto propiamente material de la política igualitaria es importante. Sin embargo, el actuar de la libertad y la igualdad no puede limitarse a tomar la forma de una asamblea en la que todo el mundo tiene su  libertad de palabra. La igualdad es un proceso de verificación, un proceso de invención, no es sólo una fotografía de la comunidad.

Sigue existiendo el problema de inventar acciones y consignas para que la igualdad se ponga en marcha.

Una asamblea igualitaria no es, pues, una asamblea de consenso, incluso si la idea de consenso está en el corazón de todos los movimientos que ocupan plazas. Recuerdo la conmoción que experimenté una vez cuando me invitaron a hablar en una universidad ocupada por los estudiantes en Amsterdam ante una gran pancarta que proclamaba: «Consensus. No leaders«. La lucha contra las jerarquías es una cosa, la ideología del consenso es otra. Desafiar a los líderes y la jerarquía, por supuesto, pero eso no quiere decir que todo el mundo esté de acuerdo y que solo se haga algo si todos están de acuerdo.

¿Quiere  decir esto que hay que redefinir lo que entendemos por democracia,  cuando se ha visto con el incidente de Finkielkraut que había división sobre el contenido de este término: consenso o conflicto?

El episodio Finkielkraut ha descalificado a la Noche en Pie en entornos en los que, de todos modos, ya estaba descalificada de antemano. ¿Qué hubiera pasado si Finkielkraut se hubiese marchado sin que nadie se fijara en él ? Joffrin, Onfray y otros, en lugar de denunciar el totalitarismo, se habrían burlado: «¡mirad a los terribles revolucionarios, que ni siquiera se han atrevido a desafiar a Finkielkraut! Todo esto no tiene mucha importancia. El problema está en otra parte.

La democracia significa que dentro mismo del pueblo democrático existan posiciones que estén en conflicto entre sí y no sólo la sucesión al micrófono de una persona que viene a hablar del marxismo, de otra que discurre sobre los derechos de los animales y de una tercera que recuerda la situación de los migrantes. Se necesitan  varios tipos de asambleas: asambleas donde cada uno pueda decir lo que quiera, ya que también puede surgir algo inesperado, pero sobre todo asambleas en las que uno de pregunte: «¿qué estamos haciendo aquí y qué es lo que queremos?». El problema de la democracia es llegar a constituir la voluntad de un pueblo. ¿Conforme a qué consignas se decide que se va a «hacer pueblo», que se puede construir un colectivo democrático?

Actualmente, se tiene la sensación de estar en una especie de espacio de subjetivación, pero sin que se instaure realmente una subjetivación colectiva. Esto supondría sin duda que existan en otro lugar fuertes movimientos sociales y, en particular, que todos los jóvenes que viven como al margen de la comunidad nacional constituyan a su vez colectivos para decir lo que quieren. En la década de 1980, hubo aquella Marcha por la igualdad en la que participaron jóvenes procedentes de la inmigración, que luego fue recuperada, manipulada, aniquilada, al igual que todas las energías engullidas por la mentira «socialista». Hoy es muy difícil volver a poner en marcha la igualdad. No tengo más imaginación que otros, pero creo que es ahí donde está el problema. A menudo seguimos teniendo la idea de que cuanto mayor es la opresión, más resistencia hay. Sin embargo, las formas de opresión que nos gobiernan no crean resistencia, sino desánimo, asco de uno mismo, la sensación de que uno es incapaz de hacer nada. Así que podemos decir que la Noche en Pie funciona en el vacío y vive de ilusiones, pero salir del desaliento sigue siendo fundamental.

¿Qué piensa usted de esta temática de escribir una constitución y preparar una asamblea constituyente?

El desinterés por las formas de de la vida pública institucional en nombre de un supuesto radicalismo revolucionario ha contribuido sin duda a la desmovilización de las energías. Es importante, por lo tanto, reiterar hasta que punto el estado en que nos encontramos es una consecuencia de la desastrosa Constitución de la V República y de la anestesia de toda vida política y de la podredumbre de los espíritus que ha producido a largo plazo. Un movimiento anti-V República, o anti-Presidencia es, por consiguiente, una necesidad. Y, del mismo modo, el recuerdo de algunas verdades provocadoras acerca de la democracia, como el sorteo y lo que este implica: la desprofesionalización de la vida política.

Sin embargo, por un lado, el llamamiento a la Asamblea Constituyente se acompaña a menudo de ideologías «ciudadanistas» de poco calado y de ideologías «republicanas» algo rígidas. Pero sobre todo no hay que imaginar que vamos a salir de la podredumbre oligárquica actual limitándonos a escribir una buena constitución. Redactar una constitución es importante cuando lo hacen personas a las que no se les pidió que lo hicieran, que no tienen «calidad» para hacerlo. Pero también esto es importante cuando se integra en un proceso de lucha donde las palabras no son recetas para la felicidad futura, sino armas del presente. Estaría bien, por ejemplo, que estas constituciones «redactadas por los ciudadanos» se enmarquen en procesos de lucha efectivos contra el orden constitucional vigente, que sirvan por ejemplo para «montar lío» en las famosas «grandes primarias democráticas». Las personas allí presentes denunciarían la negación de la democracia, pero ello daría lugar a una discusión sobre el propio significado de la palabra democracia que podría ser útil.

El fondo del problema es que hay que imaginar formas de vida política, que, a la vez, sean totalmente heterogéneas con respecto a esta vida política oficial totalmente confiscada por una clase de profesionales que se reproduce indefinidamente – una situación que ha alcanzado en Francia un nivel sin precedentes en Europa occidental – y que sean capaces, sin embargo, de enfrentarse a ella conforme a sus propias formas y su propia agenda.

¿Qué le parece el reproche de homogeneidad sociológica que se hace a  la Noche en Pie?

Inicialmente, mayo del 68 fue un movimiento de un pequeño grupo de estudiantes «pequeño burgueses». Y trajo consigo la dinámica de la huelga general que transformó al propio movimiento, con la convergencia en la Sorbona de múltiples formas de lucha que estallaban aquí y allá. Hay que recordar el papel de modelo que desempeñó para la propia ocupación de la Sorbona la huelga con ocupación y secuestro que llevaba desarrollándose durante varias semanas en el taller de Sud-Aviation en Nantes. La Noche en Pie llega después del juicio simbólico que condena a penas de prisión sin fianza por el mismo delito a trabajadores de Goodyear. Se presenta en un contexto de la deslocalización de empresas, de cierres de fábricas, de derrotas obreras y de criminalización de las formas de resistencia. No puede beneficiarse de la dinámica social que se conoció en mayo del 68. Claro que harían falta movimientos de tipo Noche en Pie o de otro tipo en todas partes y en especial en los barrios que se rebelaron en 2005.

Es fácil reprochar a la gente que está en la Plaza de la República que sean estudiantes de secundaria, jóvenes precarios o personas que no se representan más que a sí mismas. Pero es el estado general de lo que se llama política lo que hay que tener en cuenta aquí. En una Francia que se ha vuelto amorfa por la llamada ofensiva neoliberal, la superchería socialista y la intensa campaña intelectual contra toda la tradición social militante, uno no puede darse por satisfecho reduciendo la Noche en Pie al hecho de que este movimiento no representa gran cosa sociológicamente.

Para que este movimiento vaya más lejos, tendría que poder inventar consignas, que lo hagan estallar más allá de sí mismo. Puede que exista la posibilidad de aprovechar la situación preelectoral para crear no unas “primarias de la verdadera izquierda», sino una muy fuerte movilización contra el sistema presidencial. Cabría imaginar que ese movimiento no sólo condujese a las declaraciones en el sentido de que nunca más vamos a votar socialista, sino a algo así como un movimiento por la no-presidencia o por la supresión de la presidencia de la República.

¿Pueden permitir las Nuits Debout salir del clima plomizo posterior a los atentados de noviembre,  simbolizada por una plaza de la República reocupada por la palabra y la lucha, cuando se había convertido en un mausoleo?

No hay que pedirle demasiado a este movimiento. Es cierto, sin embargo, que una de sus características importantes es la transformación de una juventud de luto en una juventud en lucha, aunque esa transformación no es fácil. Cuando uno va a la Plaza de la República, vemos cómo muy lentamente alrededor de la estatua los símbolos de la lucha colectiva se superponen a las expresiones de dolor. Es difícil darle forma a esto debido a la contrarrevolución intelectual que logró separar a los jóvenes de toda una tradición de lucha social con un horizonte político. La característica de todos los movimientos de las plazas ha sido la dificultad de identificarse como portadores de una potencia de futuro y  de determinar subjetivaciones colectivas, identidades que hay que trabajar y transformar contra las identidades impuestas, como ha podido ser el caso de los colectivos de trabajadores o de los colectivos de mujeres.

Esto es aún más cierto en Francia, debido al clima ideológico plomizo creado por la contrarrevolución intelectual. En Grecia hay poderosos movimientos autónomos, que han creado espacios de vida, de saber o de cuidados. En España, en torno a la lucha contra los desahucios, ha convergido un grupo que ahora ocupa el Ayuntamiento de Barcelona. No existen en Francia movimientos ni formas de organización a esta escala, y el movimiento Noche en Pie está huérfano de las bases de lucha que han podido movilizarse en otros lados.

¿Incluso si persiste la impresión de que que con la Noche en Pie pasa algo que pone de manifiesto una potencia de invención que renueva ciertas formas de pensar de la izquierda radical?

No sabemos exactamente lo que tienen en la cabeza las personas que se mezclan entre sí en la Plaza de la República. Allí nos encontramos con un montón de cosas dispares. Pero es cierto que hay una exigencia democrática que se opone a la vieja cantinela de la «democracia formal» como mera apariencia que cubre la dominación económica burguesa. La exigencia de «democracia real ya» tiene el mérito de romper con la lógica de la denuncia que dice ser radical, pero en realidad produce una especie de quietismo, en última instancia reaccionario, del tipo: de todas formas, el capital es el causante de todo, y aquellas personas que se agitan en nombre de la democracia sólo enmascaran su dominación y fortalecen su ideología. Pero, obviamente, lo ganado se echa a perder si reducimos la democracia a la forma asamblea. La democracia es una cuestión de imaginación.

¿Es importante la circulación de la palabra, la escritura, las historias en las Nuits Debout?

En realidad, hay una gran cantidad de palabras que circulan, aunque no siempre son de una riqueza inolvidable. Hay gente que viene a leer sus poemas, pero no suele ser una poesía que impacte por su novedad. Al mismo tiempo, vemos personas que nunca han hablado y que se atreven a hablar en este lugar y por eso esto es importante, incluso si por lo que podemos comprender de ella, esa circulación de la palabra es menos rica de la que percibimos en mayo del 68. Por un lado, la forma asamblea permite que venga más gente a contar su historia. Por otro lado, parece que estamos por debajo del florecimiento de consignas y de imágenes múltiples que, en muchas manifestaciones recientes, había sustituido a las pancartas unitarias de antaño. Más profundamente, se trata de que el deseo de una comunidad igualitaria no ponga freno a la potencia de invención igualitaria.

Los promotores de la Noche en Pie quieren converger con los sindicatos para el 1 de mayo ¿Cómo ve usted esa propuesta? 

La «Convergencia de las luchas» parece una versión del sueño de mayo del 68, la unión entre los estudiantes y los trabajadores. En aquel momento esto se materializó en cortejos estudiantiles en dirección de Billancourt. Billancourt hoy está arrasado y la Sorbona es un lugar donde solo se entra con una tarjeta. Se debatió así en el pequeño espacio que separa la Plaza de la República de la Bolsa del Trabajo, sobre la preparación de las manifestaciones del 1 de mayo. En cualquier caso, la cuestión de la convergencia de las luchas depende de la cuestión de la naturaleza de estas luchas

Fuente: http://anarquiacoronada.blogspot.mx/2016/05/la-nuit-debout-es-la-transformacion-de.html

Fuente de la imagen: https://1.bp.blogspot.com/-m23JLSiFAmU/Vye7TIQdZeI/AAAAAAAALM0/PLG7N5qAbuc4uXs6KsFCVh3fMt0E9LhSQCLcB/s1600/le-monde-ok-680×365.jpg

Traducción del francés de Juan Domingo Sánchez Estop.

Socializado por: Carlos A. Bracho León

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