Europa/Ucrania/18 Febrero 2017/Fuente: Prensa Latina
El conflicto en el este de Ucrania tiene a un millón de niños necesitados de asistencia humanitaria urgente, cifra que casi duplica la existente hace un año, advirtió hoy el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En un comunicado, la agencia especializada precisó que respecto a febrero de 2016, otros 420 mil menores de edad se ven afectados por las hostilidades entre el gobierno y rebeldes que declararon la independencia de Donetsk y Luhansk, tras un golpe de Estado apoyado por occidente.
La situación en el terreno es insostenible, a partir de la continuidad de los combates y un creciente deterioro de la vida en el este ucraniano, donde alrededor de un millón 700 mil personas están desplazadas, señaló.
Para la representante de Unicef en el convulso país europeo, Giovanna Barberis, se trata de una crisis con insuficiente atención internacional, pese a su terrible impacto en los seres humanos y en particular los niños, quienes han tenido que acostumbrarse a los bombardeos, la falta de recursos básicos y la destrucción de escuelas y casas.
‘Estamos ante una emergencia invisible, una crisis de tres años olvidada por la mayoría del mundo’, alertó.
De acuerdo con Unicef, a diario se producen cientos de violaciones del alto el fuego entre las partes, un escenario que pone a los pequeños en un estado físico y psicológico sumamente peligroso.
La situación es aún peor para los cerca de 200 mil niños y niñas que viven en un rango de 15 kilómetros a cada lado de la línea de contacto entre las tropas gubernamentales y los rebeldes, afirmó el Fondo.
Según la agencia de la ONU, en esa zona de separación, fijada en los protocolos de Minsk de 2015, unos 19 mil niños enfrentan a diario el peligro de las minas terrestres y los proyectiles sin explotar, mientras 12 mil residen en comunidades bombardeadas al menos una vez al mes.
‘Llamamos nuevamente a los actores del conflicto a comprometerse con el cese de las hostilidades firmado en agosto de 2015 en Minsk y a respetar las leyes internacionales humanitarias’, subrayó.
Unicef pidió 31 millones de dólares para ayudar este año a los niños del este ucraniano en el acceso a la salud, la alimentación, el agua limpia, la educación y la sanidad.
Hasta el momento, solo tenemos una respuesta de los donantes que cubre un 10 por ciento de la demanda de recursos financieros, alertó.
Innovarse, renovarse, para educar y trabajar con adolescentes es fundamental ya que suelen sumarse a cualquier cambio y normalmente se apuntan rápidamente a cualquier movida social.
Los abismos escolares de la secundaria
Las distancias entre la escuela oficial y la escuela necesaria, entre la vida del alumnado del siglo XXI y la dinámica del aula, llegan a su valor máximo cuando se trata de la educación secundaria. Suelo repetir que la crisis más aguda de todo el sistema educativo hace tiempo que está situada en la secundaria. Año tras año se ahonda el abismo entre las propuestas de la escuela oficial (que tiende a retroceder) y la realidad de las adolescencias actuales. De hecho, buena parte del actual sector innovador, de los profesionales de la educación que siguen trabajando para renovar la escuela, está hoy entre los que construyen cada día una escuela secundaria diferente. Son profesionales que consideran imposible seguir engañando a sus adolescentes con propuestas trasnochadas de aprendizaje. Lo mismo ocurre con grupos de madres y padres sensibles, impotentes ante las contradicciones educativas que descubren cuando cada día han de convencer a su hijo o hija sobre la bondad de acudir a clase. Con nombres diversos, las redes de innovación, los movimientos de padres y del profesorado proponen que “repensemos juntos la educación secundaria”.
Una parte de esas propuestas para pensar la escuela secundaria que necesitamos hoy tiene que ver con cómo formar el futuro nuevo profesorado y cómo poner a punto al profesorado actual que, por decirlo con un ejemplo, anda más centrado en cómo controlar los móviles que en descubrir qué última foto colgaron sus alumnos en Instagram antes de entrar en clase. Esta preocupación sobre cómo “educar a los educadores” que conviven con los chicos y chicas adolescentes, cómo educarnos mutuamente para ser adultos útiles en las vidas adolescente suele ser el tema de bastantes de los espacios de reflexión que comparto. Con el ánimo de ser un estímulo más para ampliar la reflexión, resumiré en este artículo cinco propuestas de “formación”. Son cinco propuestas globales para ayudar a los actuales profesores a innovarse (no sólo renovarse) y para formar los futuros evitando que, una vez más, se produzca un traspaso -con algún maquillaje de pedagogía- entre el paro de los titulados que estudiaron para otra cosa y la oferta de trabajo en la enseñanza que vuelve a ampliarse.
Educadores modernos de adolescentes cambiantes y sociedades confusas
No obstante, antes de formular las cinco propuestas tengo que hacer diversas advertencias. No se puede hacer una propuesta de formación sin resolver (al menos por mayoría social simple) dos viejos, muy viejos, debates. El primero de ellos aclarar cuál es el encargo que la sociedad adulta y los gobernantes hacen al profesorado de secundaria: ¿instruir, educar, acompañar? Si continuamos afirmando que su función es la transmisión del conocimiento y hacemos caso a los padres que reclaman su derecho a educar en exclusividad en la familia, no vale la pena pensar en cómo formar al profesorado. El segundo debate, responde a la eterna pero falsa confrontación entre la lógica de la materia y la lógica educativa del sujeto que aprende. Si no es necesario, si no hay que tener en cuenta quién es y cómo vive el alumno al que pretendemos enseñar, no hay que por qué preocuparse de cómo formar al profesorado para descubrirlo. La geografía o la gramática, eternas, son nuestra guía y hemos de seguir a los profesores que odian cualquier referencia a la pedagogía, al contexto social o al humanismo.
Además, al innovarnos pensando en cómo ser útiles a los adolescentes o al considerar cómo deberían ser los futuros profes de la secundaria, deberíamos tener presente que la renovación o la formación inicial han de referirse a tres aspectos y no tanto sólo a uno de ellos (suele ser más habitual pensar que se trata tan solo de resolver déficits en la innovación didáctica y se acepta esta formación sin entrar para nada en las relaciones educativas). Si, primero tenemos que conocer –o actualizar nuestro conocimiento- sobre cómo se enseña y cómo se aprende hoy. No podemos esconder que un parte singular de las dificultades y los conflictos actuales entre los adolescentes y la escuela proviene de la ausencia de pedagogías y didácticas mínimamente actualizadas, respetuosas con la realidad de cómo se accede al saber hoy. Formamos, nos formamos, para ser modernamente competentes al enseñar.
El segundo aspecto es considerar cómo aprenden los chicos y chicas adolescentes. Descubrir y considerar cuáles son las formas básicas de aprender de cada momento evolutivo (las claves del desarrollo) y buscar las didácticas adecuadas en la adolescencia. Finalmente, nos formamos (pensamos, compartimos, descubrimos) sobre las adolescencias, para ser expertos en conocer sus mundos, para comprender sus lógicas, para ser adultos próximos a sus vidas. A los tres aspectos hay que referirse para pensar en cómo educar educadores. Los tres están en las preocupaciones del actual profesorado activo, que cada día intenta resolver el triple dilema de cómo hacer lo que le dicen que tiene que hacer, cómo hacer próxima la escuela a sus adolescentes y cómo ayudar a aprender siguiendo las propuestas didácticas verdaderamente renovadoras que su profesionalidad implicada le ha hecho descubrir.
Los cinco paquetes de la formación
Aclarados los preámbulos inevitables trataré de sintetizar los cinco “paquetes” básicos de formación-reflexión-práctica que necesitamos hoy para conseguir tener otra educación secundaria. Un cambio que en una gran parte depende de tener una mayoría de profesorado que se renueva o se forma de otro modo. Estos serían los cinco grandes aprendizajes:
1. Aprender a descubrir y a tener en cuenta las realidades cambiantes de los adolescentes (de cada chico o chica, de los grupos, de las adolescencias dominantes en el territorio y en cada momento, en cada curso).
2. Aprender a construir una relación de influencia, una relación educativa (de cada educador adulto y del equipo educativo como tal).
3. Aprender a descubrir y diferenciar los “problemas” adolescentes, los “problemas sociales” y los personajes adolescentes que viven momentos problemáticos.
4. Aprender la adaptación de metodologías y didácticas innovadoras al mundo adolescente y a su inmersión diversa en la sociedad digital, virtual y en red.
5. Aprender a ayudar en la construcción de personas y ciudadanos, a hacer de la educación un reducto contra el conservadurismo.
Aprender a mirar sus adolescencias y conseguir que nos permitan pintar algo en sus vidas
El primero de los aprendizajes, o del proceso compartido para innovarnos, conduce a dominar la secuencia de verbos que permiten descubrir sus vidas: mirar, ver, escuchar, observar, atribuir significado, preguntar, estudiarlos, devolverles nuestras lecturas de su realidad. Cada uno de los verbos requeriría un artículo y todos tienen que ver con la necesidad de educar la mirada. Ahora, tanto sólo destacaré que hay que dominar tres herramientas: tener una pauta compartida sobre cómo hacer una observación sistemática del alumnado; utilizar “cuadernos de campo” para anotar la vida, y tener espacios de equipo para compartir las “lecturas” de las adolescencias que juntos educamos y no siempre interpretamos igual.
El segundo grupo tiene que ver con cómo conseguir convertirse en adultos positivos (de forma diversa y no con el mismo grado de intensidad para todo el mundo) para los chicos chicas que educamos. Hay que pensar qué quiere decir leerlos en positivo a pesar de sus “impertinencias”, qué significa estar disponibles, ser accesibles, tener actitudes flexibles. Las grandes habilidades a aprender tienen que ver con la gestión de los conflictos y con la capacidad de hacerlo sin tener un reglamento que lo prevea todo e incluya respuestas y sanciones tasadas. Es aquello que se suele definir como aprender a tener ascendencia sin reclamar tener poder. Aprender a controlar la inseguridad que provoca que te muevan continuamente “la silla” y te hagan preguntas impertinentes. En el fondo, de lo que se trata es de aprender a acompañar un tiempo a personajes que surfean por la vida hasta que encuentran una playa medianamente segura al final de sus adolescencias.
Aprender a descubrir sus bagajes vitales y contribuir a mantener el deseo de saber
Aprender a leer “problemas” comporta saber descubrir la diferencia entre los “problemas” de la adolescencia y la adolescencia como problema. El profesorado de secundaria tiene que ser algo así como un grupo social de “influencers” que difunde una lectura sensata de la adolescencia en una sociedad que los ve siempre a partir del desastre y la necesidad de control. La formación tiene que ver con cómo considerar educativamente las diversidades adolescentes, las “malas compañías”, el imaginario colectivo sobre el “buen adolescente”.
Hay que aprender a saber cómo considerar las realidades sociales en las pretensiones de educar, cómo tener en cuenta que a veces somos el único adulto positivo que tiene el alumno. Aprender a descubrir por qué no sirven las respuestas a las dificultades que colocan el adolescente en un callejón sin salida. También es inevitable aprender a trabajar con otros profesionales que pueden estar en sus vidas y saber compartir acompañamientos. Queda, además, saber qué hacer con padres y madres preocupados razonablemente, con los pasotas de todo tipo, con personajes que complican las adolescencias de sus hijos.
Las didácticas adolescentes son una adaptación a la lógica adolescente de las didácticas mínimamente adecuadas que, como ya he dicho, tenemos que dominar porque forman parte de la competencia profesional básica. Sin embargo, hay que advertir que la renovación y la innovación son especialmente necesarias en esta etapa porque los adolescentes suelen sumarse a cualquier cambio y normalmente se apuntan rápidamente a cualquier movida social. En clave adolescente (antes y ahora), las didácticas tienen dos componentes que hay que dominar. Por un lado, la adolescencia es un tiempo para probar y experimentar y por eso necesitan aprender descubriendo y experimentando (nunca soportando memorizaciones impuestas por los adultos). Por otro, si son adolescentes en la medida que son en grupo (o en soledades difíciles) también pueden y deben aprender en grupo. Hay que aprender a enseñar y educar de forma social.
Diga lo que diga el currículum formal el gran peligro de la adolescencia no es que no lo dominen, sino que renuncien a pensar y se agoste definitivamente su deseo de aprender. La competencia básica para la que debemos ser competentes es saber cómo conseguir que sepan pensar, no dejen de pensar. El no va más de esta parte de la formación sería descubrir cómo transmitir cada día a los adolescentes nuevas razones, nuevos argumentos, nuevos motivos para seguir viniendo al instituto a aprender.
Aprender a ser radicales como los adolescentes
A veces se olvida que, si hablamos de renovación o de innovación, si hay que cambiar la escuela, es fundamentalmente porque va dejando demasiados chicos y chicas fuera de circulación. Necesitamos formarnos, ponernos al día, porque la escuela sigue siendo un elemento clave en la construcción de las personas. Aprendemos más y diferente porque sabemos que al educar humanizamos. Además, como que la tendencia dominante es suprimir de la escuela éticas y ciudadanías hay que formarse para conseguir que el adolescente descubra que no es nada ni nadie sin los otros y que, dado que sus colegas y él consideran que el mundo es una mierda, tendremos que influir para que piensen en cómo cambiarlo.
Pero, formarse para hacer esto es asumir que educar no puede estar situado nunca entre las lógicas conservadoras de la sociedad.
Europa/España/18 Febrero 2017/Autor: Pau Rodriguez/Fuente: Diario la Educación
Entrevista al sociólogo Jordi Collet, que con Antoni Tort publica el libro ‘Familias, escuela y comunidad’: «Las familias no deben ponerse en el diseño metodológico de la escuela, pero sí que lo tienen que conocer».
Se empieza discutiendo sobre el papel de las familias en la escuela de sus hijos y se acaba defendiendo la implicación de todo el territorio en el modelo educativo. Así avanza esta entrevista al sociólogo Jordi Collet, y así se desarrolla el libro que ha escrito con el pedagogo Antoni Tort -ambos de la Universidad de Vic-, Escuela, familias y comunidad, coeditado por El Diari de lEducació -junto con Octaedro-, y que a partir de hoy podrán recibir todos los suscriptores.
En el libro identifica diferentes tipos de familias: las visibles, invisibles y las hipervisibles. ¿A qué se refiere?
Nos referimos a que las diferentes familias tienen voces, presencias y visibilidades desiguales que hay que tener muy en cuenta. Por ejemplo, esto ocurre en las relaciones informales en la escuela, pero también en las participaciones en las AMPA o los consejos escolares, la investigación ha detectado que se dan procesos de colonización. Es decir, que puede haber escuelas con un 90% de familias recién llegadas pero que al AMPA sólo tienen adultos blancos y autóctonos. Hay familias que tienen mucha voz y mucha visibilidad -incluso son hipervisibles- y los hay que no tienen -invisibles-, y la escuela debe ser consciente de qué familias tiene y qué le llegan y pensar en cómo hacerla más participativa y democrática con todos. Porque si no recurrirá al tópico: “Hay familias -invisibles- que no vienen porque no les interesa”. Y no es verdad.
Muchas familias migrantes no se acercan a la escuela porque no entienden el idioma. Esto lo explican muchos maestros.
Y no sólo el idioma, sino los códigos informales. A las familias de clase media los es más fácil. Pero si vengo de fuera hay pautas culturales que desconozco, y que pueden marcar mi relación con el tutor. Estas son las familias invisibles; las visibles suelen ser de clase media.
¿A qué relaciones te refieres cuando hablas de códigos informales?
En la relación entre tú, maestro, y yo, padre o madre. ¿Te he de dar la mano? ¿Dos besos? ¿Tratarte de usted? Todo esto, si no lo sé, me aleja de ti. Es lógico. Para algunas familias chinas la maestra es una figura muy reputada, y en muchas ocasiones se pueden preguntar quién son ellos para atreverse a decirle según qué. Para entenderlo de una manera global, a veces utilizamos una metáfora: la escuela es como un país donde hay gente que llega con pasaporte y otros son extranjeros y no conocen sus mecanismos de participación, las tareas, los códigos …
¿Qué puede hacer una escuela o un instituto para implicar a las familias? Sobre todo aquellas que le son invisibles.
Lo primero que tiene que hacer, como siempre, es hacerse la pregunta. Y a partir de aquí, hay muchos campos donde avanzar: desde la página web -quién la hace, a qué responde, quién entra…- hasta revisar las entrevistas y reuniones con los padres y madres. En la universidad siempre decimos que es importante que los maestros comiencen las entrevistas con tres cosas positivas de cada niño, porque si no los hay que acaban convirtiéndose en un auténtico interrogatorio. Debemos ser conscientes de que las familias son diversas y desiguales y buscar las formas de eliminar los elementos y barreras de incomprensión mutua.
Si tuvieras que resumir por qué la participación familiar es importante para un centro educativo, ¿qué dirías?
Las familias son parte de la solución: sin ellas y sin la comunidad no puede haber una buena escuela. Si excluyes la familia, dejas fuera uno de los actores principales de la educación. Si hay escuelas es porque hay familias que tienen hijos -cuando no tienen, se cierran escuelas, como hemos visto-. El origen de esto tiene que ver con la historia de la escuela, que en España se remonta al siglo XIX con la ley Moyano, que construye un sistema educativo que se opone a las formas de socialización de las familias, al considerar -seguramente con razón- que educaban mal a los niños. Para ello se creó una escuela para las masas que fuera cerrada, con especialistas dentro para educar a los niños. Pero eso construyó una “gramática escolar” profunda que ahora nos cuesta mejorar. Por ejemplo: arquitectónicamente en las escuelas no hay salas para las familias. ¿Dónde esperan cuando van a una entrevista con el tutor de tus hijos?
¿Depende…?
En muchos casos estorbas, en el pasillo… La escuela no está pensada para la comunidad educativa, sino para los niños y maestros. Pero con las diferentes familias implicadas, la escuela es mejor. Y con la comunidad, también. Cuanto más alejadas están las familias, sobre todo las de clases populares y las recién llegadas, más propensión hay al fracaso. La participación de las familias vulnerables facilita el éxito escolar de todo el mundo. Por lo tanto, es también una cuestión de desigualdades, que sólo se subvierte si el sistema educativo se hace estas preguntas y da respuestas inclusivas.
¿Hay casos de escuelas que hayan conseguido hacer participar a las familias menos visibles?
Claro. ¡Por suerte cada día más! Lo hacen sabiendo que cuanto más normas haya y cuanto más inflexibles y más cerradas sean, menos participarán las familias alejadas. Debemos construir una “gramática blanda” de la escuela: con porosidad, espacios y momentos de encuentro… Hacer que la relación sea fácil. Hay ejemplos. La entrada a la escuela, en vez de ser a las 9 en punto, podría ser durante un margen de quince minutos, para que los maestros salgan fuera, las familias entren en el aula… Así estableces un espacio de diálogo y comunicación, aunque sea informal. Quizás, si las madres tuvieran este tiempo para comentarte cosas, luego a las 17 no habrá líos en el WhatsApp [ríe]. También hay casos donde las familias participan en la evaluación de la escuela, porque es necesario que nos digan cómo la ven, y casi siempre lo hacen en positivo pero con ideas de mejora.
Aun así, cuando planteamos la implicación de padres y madres en la escuela sólo nos viene a la cabeza, de entrada, el AMPA y las extraescolares. ¿Por qué?
Por las relaciones de poder que se dan dentro de la escuela, La pregunta es: ¿cómo construir un gobierno de la escuela más democrático? Que implique más presencia y más responsabilidades compartidas de docentes, niños, familias y comunidad. Si no, nos puede pasar como con la participación ciudadana: que a las familias sólo los dejaremos escoger los colores del banco del patio.
Así pues, ¿deberían poder tomar parte del diseño del modelo educativo?
La ley dice que deben poder participar en el proceso educativo de sus hijos, estar informadas y tener un lugar en los espacios de gobierno del centro. Deben poder colaborar, pero no desde una perspectiva de poder en que uno dice al otro lo que tiene que hacer. A veces, en una entrevista, el maestro le dice a la familia: “Lo que deberían hacer en casa es…”. Hombre, no.
También ocurre al revés: familias que dicen al maestro que tiene que hacer.
Exacto, lo mismo. Y en ambos casos se genera un conflicto. Por eso la escuela debe evolucionar hacia ser un espacio democrático. Y eso no quiere decir que todo el mundo decida sobre todo. Las familias no deben ponerse en el diseño metodológico y educativo, pero sí que lo han de conocer y se ha de explicar. Hay elementos que, además, permiten buscar acuerdos, como es el caso de los deberes, que implican a familia, maestro y niño. Tiene que haber un lugar y un reconocimiento de voz, de capacidades, de saberes y de poderes para todos.
¿Ha detectado si cada vez más las familias quieren decidir sobre todo lo que pasa dentro del aula? Algunos maestros lo manifiestan.
Sobre todo las de clase media. Cuando esto ocurre, tienes dos respuestas: cerrarles la puerta o atender la demanda latente de estas familias, que no es otra que la de tener un lugar en la escuela. Si a esa familia “pesada”, que todo el día agobia, le das un lugar, le dices con hechos que es importante para el centro, esto se acaba.
Entre los debates escolares que más afectan a las familias hemos citado los deberes. Hay otro: los horarios. ¿Deben poder decir algo?
¡Es clave! La escuela condiciona enormemente los horarios de las familias. Debemos evitar lo ocurrido en secundaria, donde de nuevo el 80% de los centros deciden unilateralmente que hacen horario de mañana. ¿Y las diferentes familias? ¿Y los adolescentes y sus diferentes realidades? Esto no lo pueden decidir los institutos o la Consejería solos. Ante medidas como estas hay casos como los de Olot o Granollers, donde se plantea, con estas u otras palabras, un modelo de escuela a tiempo completo. Es decir, donde hay un trabajo en red para coordinar los horarios de todas las educaciones en función de las necesidades de los alumnos y las realidades familiares, escolares, deportivas, musicales…
¿Una escuela es como es en función de las familias que tiene?
No sólo… La tarea de los profesionales es muy importante. Son una pieza clave. Hay institutos o escuelas que tienen una población muy similar y unos resultados y una tasa de fracaso muy diferente.
Este año Generalitat y Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo) han puesto en marcha un principio de acuerdo para combatir la segregación escolar. ¿Las familias han de implicarse a la hora de reducir esta lacra?
Todo el mundo se debería implicar: el Departamento de Enseñanza, los municipios, la inspección, las escuelas… Y las familias. El problema es que en un contexto de casi mercado como el que tenemos, por más actuaciones que hagas para combatir la segregación, creo que nunca podrás luchar por completo contra la voluntad de las clases medias de escoger centro, porque tienen voz y voto. En mi opinión, lo que hay que hacer es desactivar las lógicas que rigen la actual elección de escuela, y en esta línea hice una propuesta para seguir pensando: que cada municipio o territorio -de entre 20.000 y 50.000 habitantes- tenga una sola escuela: la escuela-municipio.
Esto me lo tendrás que desarrollar un poco…
En un territorio de 20.000 habitantes tienes una escuela municipal, que está ubicada en diferentes edificios, y donde se agrupan los profesionales en función de diferentes criterios; docentes que, además, ya no son de una sola escuela, sino que son del territorio. Así la escuela trabaja con todo el municipio, con el museo, el teatro, el centro cívico, el horno, el taller mecánico, el estudio de arquitectura… Mi propuesta es pensar en una sola escuela-municipio, pero en realidad haciendo que las escuelas sean equivalentes, como ha propuesto recientemente Barcelona. Y desactivas la elección. Es un poco lo que pasa en Finlandia.
Estaríamos hablando de municipalizar la educación.
Sí, está vinculado a este debate. Tú apuntas a la escuela-municipio, y luego ya verás cómo se agrupan. Desactivas el núcleo y la lógica del problema, que es la elección en un contexto como el nuestro, que es de casi-mercado.
¿Cómo encaja en este modelo la concertada?
No lo tengo resuelto. Pero en el debate sobre la pública-concertada también nos tenemos que poner de forma seria, porque está mal resuelto. Es un debate donde todos se sienten agraviados: la concertada porque está infrafinanciada y por eso las familias tienen que pagar, porque sus maestros hacen más horas; la pública, porque la concertada tiene menos alumnado recién llegado y de clases populares, etc…. Hay que resolver de manera positiva, y creo que la municipalización de la educación tal vez podría ayudar.
Volviendo al papel de las familias en la segregación. ¿Hay una parte de responsabilidad que debe recaer sobre ellas? Los estudios dicen que las familias huyen de las escuelas más estigmatizadas.
Cada vez más familias de clase media tienen las bases materiales de su bienestar en el conocimiento. En este sentido, la educación lo es todo para ellos. Si vivimos en un mundo de competición global donde cada persona se tiene que construir un proyecto personal competitivo, la elección de escuela deviene determinante para tus hijos. ¿Por qué hay gente dispuesta a mentir para ir a una escuela? ¿A exagerar una celiaquía? La sociología dice que la gente se adapta a las reglas del juego; y si estas son de competición y distinción, las familias juegan a ello. Pero, en mi opinión, no se trata de culpabilizar. A nadie. Desde la sociología, de lo que se trata, es de atacar las lógicas de fondo, las que nos llevan a la competición.
El libro habla de escuela, familia… Y comunidad. ¿Qué es la comunidad?
Tiene que ver con el ayuntamiento, que todavía tiene poco papel en la educación formal pero mucho a lo largo de la vida -cuna, adultos, PFI, apoyo escolar…-. También con las familias, con el territorio y la distribución urbanística, etc. Y con todas las educaciones que son tan importantes para la socialización: con el deporte, el ocio, la música, el arte, las lenguas, internet… Y los vecinos y las asociaciones, claro.
A menudo se invoca la participación de la comunidad de forma genérica en la educación, pero ¿es posible hacer que todos estos agentes tomen parte del día a día de una escuela o de un instituto?
Por suerte hay cada día más territorios, rurales o urbanos, que avanzan hacia aquí. Tiene que ver con las ciudades educadoras, los planes educativos de entorno, con los proyectos educativos de ciudad, las zonas educativas, las zonas educativas rurales, etc. Debemos coordinar y poner en plural las educaciones. ¿Quién lleva la educación de 0 a 3 años? ¿Y los comedores? ¿Y las extraescolares? ¿Quién accede a las escuelas de música del municipio? Las clases populares, no mucho. Con los idiomas, lo mismo. Si las viejas desigualdades estaban vinculadas a la obtención de un título, las nuevas tienen que ver con todo lo que le rodea. Y aquí los municipios tienen, además de incumbencia como en lo educativo, competencias y capacidades para hacer mucho como demuestran día a día decenas de territorios en todo el país.
Las llamadas oportunidades educativas.
Exacto. Los ayuntamientos deben pensar de los 0 a los 100 años una oferta educativa potente, de servicio público y bien financiada también para romper desigualdades. ¿Por qué los niños y niñas de clases populares en mi barrio con la flauta dulce en la escuela y los otros con la flauta travesera en la escuela de música y la orquesta de turno? Esto se debe resolver, y se debe hacer desde la comunidad.
En Girona algunos profesores de escuelas de música daban clase en escuelas, dentro del plan de entorno municipal.
Acercar la comunidad y las oportunidades educativas en la escuela es una opción muy interesante. Cuando dices a una madre que vaya a aprender el idioma en el centro cívico quizás no va, pero si le dices que venga a la escuela, quizá sí. ¿Por qué la música en la escuela no la puede hacer la escuela de música para todos? ¿Y el deporte? ¿Por qué la escuela es un espacio cerrado? En Badia del Vallés en la etapa 0-3 trabajan conjuntamente pediatría, guardería, espacios familiares, ayuntamiento… En Hospitalet hacen redes educativas 0-6. En Berga se promueven acciones para conciliar horarios laborales y familiares. En Sabadell se hace el programa ciudad-escuela. En Barcelona el programa Éxito. El trabajo de comunidad educativa a los pequeños municipios… Y así mil ejemplos en todo el país. ¡Al final estamos hablando de hacer las cosas en común y para todos! Construir lógicas diferentes, entender que todo el territorio es educador, preguntarnos cómo hacer de la piscina municipal -que es un espacio muy educativo- un lugar para todos, donde participen las familias. ¡La idea de fondo, en realidad, no es otra que hacer las cosas juntos! Cómo educar juntos y juntas en un proyecto socializador potente a lo largo y ancho de la vida sin barreras para nadie.
Estamos hablando de un cambio cultural, de concepción de qué es la educación.
En estos momentos a nivel global imperan dos lógicas. Una es la neoliberal: para tener escuelas mejores, tienen que competir. Aquí estarían los casos de Inglaterra o Suecia con las free schools. La otra es la neoconservadora, que tiene que ver con la idea de control: lo que deben hacer las escuelas es lo que dice el Gobierno. A veces estas lógicas están entrelazadas y se retroalimentan. Pero lo que vemos con la investigación es que ninguna de las dos funciona a medio plazo. ¿Qué podemos contraponer a esto? El hacerlo juntos. Comunizar las educaciones. La UNESCO dice que la educación es un bien común. Pues comunicémoslo. Este verbo nos permite construir otra lógica, que se puede ver aplicada a diferentes niveles: en el plano municipal en el trabajo en red, pero también en el trabajo en los claustros -trabajamos juntos, en vez de hacerlo por separado de manera aislada-, también en el aula, donde hacemos que los alumnos cooperen, aprendan a construir conocimiento ya crecer juntos, como ocurre en fuerza escuelas, en algunos institutos, en las escuelas de segunda oportunidad, en las guarderías, las escuelas de personas adultas… Hacemos escuela juntos con las familias y la comunidad. Si cosemos todas estas actuaciones, si las conectan, estaremos trenzando una lógica alternativa. Es la idea del co-munitzar: co-construir escuelas, co-producir conocimiento, co-educar (en el sentido de la “mirada violeta” que propone la Marina Subirats) y también de educar juntas personas diferentes, co-gobernar- de manera más democrática, convivir… y sin olvidar la lucha constante contra las desigualdades y por una igualdad de oportunidades para todos.
Colectivos educativos de Getafe han puesto en marcha La Casa de la Educación, un espacio en el que educación y municipio se dan la mano para la construcción de la ciudad educadora.
Acababa mi artículo anterior, dedicado a La escuela en la ciudad educadora diciendo que muchos creemos que ya es hora de que la escuela y el municipio se reconozcan mutuamente y se propongan construir juntos la educación y la vida en común que queremos.
Parece importante que se vayan concretando algunas propuestas para desarrollar lugares y tiempos de encuentro y coordinación entre todas las instituciones, organizaciones y asociaciones de la ciudad relacionadas directa o indirectamente con la educación.
Entre esas propuestas está la de poner en marcha una “casa de la educación” o un “centro de la educación de la ciudad” o un “centro de la comunidad educativa local”, como quiera que se le llame.
Cuando nos proponemos transformar la educación en una ciudad como Getafe (177.000 habitantes, sur de la Comunidad de Madrid), entendemos que es importante tener claras las referencias que nos han de orientar en ese proceso. El referente de la educación en Getafe es la construcción de una ciudad educadora con un proyecto educativo de ciudad elaborado por toda la sociedad, sabiendo que tienen un papel central los directamente implicados en la educación formal y en la educación no formal. La Casa de la Educación puede ser un medio eficaz para este objetivo.
La realidad es que algo parecido ya se está creando y lo queremos llamar así:
El proyecto de la “Casa de la educación”. Ha comenzado a ser un hecho real en la ciudad de Getafe desde que la nueva corporación municipal hace suyo el proyecto y se implica en él, cediendo el espacio de un antiguo colegio, vacío durante largo tiempo, al que vamos dando vida poco a poco desde hace ya año y medio. En estos momentos somos siete asociaciones las que habitamos la Casa de la Educación. Ahora es importante que se vayan incorporando otras asociaciones educativas. Nos encontramos en la fase de puesta en marcha, de información y presentación pública del proyecto a las instancias educativas institucionales y a la red asociativa de la localidad.
Entre los objetivos que nos proponemos hacer realidad con la Casa de la educación está la construcción de un espacio colectivo de toda la comunidad educativa local, donde las organizaciones, colectivos y grupos educativos tengan un espacio donde reunirse y, además, puedan encontrarse con los demás miembros de la trama social educativa de Getafe. Poder así colaborar en los procesos de construcción de Getafe como ciudad educadora; participar en la elaboración, desarrollo y evaluación del proyecto educativo de ciudad, donde la Casa de la Educación sea un componente más; elaborar planes de trabajo conjuntos en los aspectos en que sea posible y tener un espacio donde desarrollarlos; plantear planes coordinados de formación, encuentros y foros de educación; tener un fondo documental y de recursos que podamos utilizar todos: biblioteca, mediateca, documentación…
Los posibles habitantes de la Casa de la Educación serían todos los actores de la educación formal ligados a la institución escolar y otras instituciones educativas: asociaciones de familias, de alumnado, de profesorado, representantes municipales en los consejos escolares, equipo técnico municipal de educación… Los protagonistas de la educación no formal: animadores socioculturales, educadores de infancia y adolescencia en el tiempo libre y de ocio, trabajadores sociales, educadores de calle… Organizaciones, redes educativas y plataformas de la escuela pública. Voluntariado educativo y asociaciones interesadas en la educación directa o indirectamente: asociaciones vecinales, de salud, de mayores, de jóvenes…
El contenido de la Casa de la Educación tiene una doble dimensión. Por una parte, están las programaciones y actuaciones de cada una de las asociaciones que forman parte de ella. Por otra, están las actividades comunes planificadas por varias o todas las asociaciones que la habitan. Estas pueden ir desde la organización interna del centro a actividades de todo tipo: planes de formación conjuntos, foros de conversación y debate sobre temas educativos, talleres, jornadas pedagógicas…
Esta es una propuesta que requiere la aportación de todos los implicados, y, sobre todo, precisa que se crea que es un proyecto viable. En nuestro país es una experiencia un tanto inédita. Sabemos que es necesario creer en la comunidad educativa local. Por ello, además de hacerla una realidad en los centros educativos, se ha de proponer ir más allá de los muros de la escuela para que esta se inserte en su comunidad y para que su comunidad penetre en ella. Así, en el ámbito de una ciudad educadora, se precisa poner los medios para la coordinación real de los actores de la educación en el municipio.
Los que estamos en la Casa de la Educación tenemos claro que hemos de auto-organizarnos para ir dando respuesta a las necesidades organizativas. Hasta este momento hay reuniones periódicas (mensuales y cuando se precisan por alguna cuestión urgente) de una comisión coordinadora con un representante de cada una de las asociaciones y la presencia esporádica de la Concejalía de Educación. En ellas se van distribuyendo las tareas y funciones que se necesitan para que el local esté en condiciones de ser utilizado por todos.
Además del local, se añaden los recursos que tiene cada colectivo en cuanto a mobiliario y otros recursos que se ponen al servicio de todos: biblioteca, medios audiovisuales… El Ayuntamiento está haciendo una importante inversión en la adecuación del edificio para hacerlo más acogedor y que responda mejor a sus nuevos usos.
En Getafe ya habitamos la Casa de la Educación. Ahora nos falta lo más importante: ir desarrollándola como Proyecto Compartido por todos y todas. Ello requiere la toma de conciencia de que hay vida más allá de nuestras particulares asociaciones, de que nos necesitamos y de que tenemos la misma problemática desde distintas especificidades de cada una de ellas, ya que no es fácil construir y encontrar lo común desde los intereses particulares de cada uno.
Es necesario también que nos demos tiempo, pues este es un proyecto a medio y largo plazo, y los cortoplacismos son enemigos de construir realidades sólidas. Se requiere que vayamos desarrollándolo poco a poco y avanzando todos juntos en este proyecto que nos ilusiona y nos abre importantes oportunidades de avanzar en la coordinación para la mejora de la educación en el objetivo común: la construcción colectiva de la ciudad educadora que quiere ser Getafe.
La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, ha defendido este viernes la gestión del departamento de Educación durante esta legislatura y ha acusado a UPN de hacer oposición «enfangando» el sistema educativo navarro. Barkos ha salido así al paso de las críticas del presidente de UPN, Javier Esparza, quien ha censurado a Barkos el «absoluto desastre» que está suponiendo la gestión educativa del Gobierno de Navarra y ha afirmado que «no se puede hacer peor».
El debate se ha producido en el transcurso de una comisión parlamentaria que había solicitado la formación regionalista, para preguntar a la presidenta del Gobierno si tenía intención de «intervenir el departamento de Educación». Barkos ha comenzando diciendo que no comparte la figura de la intervención planteada por UPN. «Comprendo que lo de intervenir es su manera de actuar, de sentir y de proponer un modelo de sociedad, pero en mi Gobierno no se intervienen los departamentos, se trabaja buscando consensos para superar problemas cuando los hay y para defender el interés general de la sociedad», ha indicado. A continuación, la jefa del Ejecutivo ha censurado que UPN «no le ha dado nunca al departamento de Educación la oportunidad ni de caminar, ni de echar a andar».
«Decidieron desde el día uno que el departamento de Educación iba a ser el pim pam pum de su raquítica política de oposición. Decidieron que cada error, por pequeño que fuera, iba a ser una gran victoria en su oposición al Gobierno. Iban a hacer de la política educativa un lodazal, pero eso no es legítimo, Critiquen al Gobierno, es su deber, pero no lo hagan enfangando el sistema educativo», ha indicado. Uxue Barkos ha repasado diferentes líneas del departamento de Educación, para señalar en 2017 se ha duplicado la partida que destinará el Gobierno a inversión e infraestructuras, que se eleva a 14,8 millones de euros, frente a los 7 millones de 2014 y 2015.
Ha destacado además que la inversión en tecnologías educativas y sistemas de información ha llegado a 4 millones, ocho veces más que en 2015; ha valorado que se va a «mejorar» la equidad en las tarifas de las escuelas infantiles y que se está ultimando el proyecto para la financiación plurianual de la Universidad Pública de Navarra. En cuanto a la Universidad de Navarra, Uxue Barkos ha pedido a UPN que «dejen ya de maltratarla y de manosearla». «Sean serios y hagan oposición con sus propias armas políticas. Dejen de utilizar a la Universidad de Navarra, a la Clínica y al Opus Dei para enfangarlo en su guerra de guerrillas», ha pedido. SEIS NUEVOS CENTROS PAI Igualmente, Barkos ha defendido que el Gobierno ha trabajado en la «revisión y mejora» del PAI y ha destacado que seis nuevos centros se van a incorporar a este programa de aprendizaje de inglés porque así lo han solicitado. Tras ello, la jefa del Ejecutivo ha considerado que «este es un buen balance, y si se compara con lo hecho por los gobiernos de UPN, es un balance importante». «Si continuara en esa progresión, sería un balance brillante», ha indicado.
CESE DEL SECRETARIO TÉCNICO Uxue Barkos se ha referido también al cese del secretario técnico del departamento, explicando que el 10 de enero se publicó la resolución que permitía a las familias que querían escolarizar a sus hijos en modelo D en zona no vascófona con dos solicitudes, una resolución que, según el Consejo de Navarra, vulnera el principio de jerarquía normativa. Sin embargo, Barkos ha señalado que el entonces secretario general técnico elaboró un informe que avalaba la resolución relativa a las dos solicitudes. Tras ello, ha explicado que los servicios jurídicos del Gobierno «trabajan atendiendo las recomendaciones del Consejo». Además, ha garantizado que «ningún niño se va a quedar sin plaza en Navarra, venga de donde venga». «Quienes hayan optado por tramitar la instancia que conlleva dos solicitudes, tendrán plaza en modelo D y, si no sale grupo, tendrán plaza en cualquiera de las otras opciones», ha asegurado. Tras ello, Barkos ha acusado a UPN de ser el que ha generado el «lío» en torno a este asunto. «Desde el 10 de enero, en que fue presentada la resolución, no se presentó ningún recurso, y el último día de plazo, el 13 de febrero, UPN hizo unas declaraciones y una hora después se presentó un recurso in extremis presentado por una madre», ha indicado, señalando que no corresponde ni a la Presidencia ni a UPN decidir si es una madre afectada, si bien ha señalado que la recurrente es «un alto cargo de UPN». Barkos ha planteado que «quizá lo que se pretende una vez más desde UPN es atacar el modelo D, la enseñanza del euskera en la red educativa navarra, y hacerlo en una de las arterias principales, como es la red educativa pública». Además, la presidenta se ha referido a la ponencia programática de UPN para afirmar que si los regionalistas vuelven al Gobierno «prohibirán a las familias navarras elegir educación en euskera, esa es la única imposición».
CRÍTICAS DE JAVIER ESPARZA El portavoz de UPN, Javier Esparza, ha afirmado que Barkos es «perfectamente consciente de que la gestión educativa del Gobierno es un total y absoluto desastre». «Ya no sé ni a cuantas personas del departamento han cesado en lo que llevamos de legislatura. Se están generando problemas de forma permanente, ya no desde el punto de vista político, que también, sino desde la gestión ordinaria de la educación. Hay una inestabilidad permanente. La gestión educativa se ha convertido en una montaña rusa repleta de inseguridad jurídica. Lo único que les preocupa es imponer el euskera, lo demás no les preocupa lo más mínimo», ha criticado. Tras ello, ha dicho a Barkos que no le va a «tolerar» que acuse a UPN de «prohibir». «Antes de que usted llegara, en los últimos 23 años, el euskera se ha desarrollado en toda Navarra. En Fontellas, en Lodosa, en Viana, hay ikastolas pagadas por todos los navarros. De prohibir, nada, pero de imponer tampoco», ha afirmado, para concluir señalando que Barkos «ha puesto en una diana el futuro de la mayoría de los navarros» y le ha pedido que haga «autocrítica».
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Los expertos animan a padres, instituciones educativas y Administración a practicar las 5C: complementariedad, comunicación, coordinación, confianza y compromiso
Cada vez más, los departamentos de recursos humanos (RRHH) buscan candidatos que sean capaces de trabajar al mismo ritmo y compartir los mismos intereses que el resto de las empresas. Unos factores que, según las propias compañías, favorecen la productividad. Para ello, una de las cualidades que buscan en los futuros candidatos es que sepan trabajar en equipo; es decir, que cooperen para lograr un fin común. Porque, la cohesión de un equipo de trabajo se expresa a través del compañerismo y del sentido de pertenencia al grupo que manifiestan sus componentes. Cuanta más cohesión exista, mejor trabajarán sus miembros y más productivos serán los resultados de sus acciones.
Por ello, cada vez más expertos animan a padres y madres, instituciones educativas y Administración a que fomenten en sus hijos la destreza del “trabajo en equipo” a partir de la incorporación del esquema de las 5C: complementariedad, comunicación, coordinación, confianza y compromiso.
María Victoria Sánchez, sénior director Page Personnel, manifiesta que, “desde hace algún tiempo, poseer la cualidad de trabajar en equipo es un requisito casi indispensable para cualquier puesto de trabajo. Los expertos en RRHH buscamos esta cualidad en los perfiles de los candidatos porque está demostrado que al trabajar en equipo se ponen más capacidades, inteligencias, ideas y destrezas al servicio de una tarea común, de tal forma que por el hecho de compartir esa actividad los resultados se consiguen de manera sólida y rápida”.
Actualmente, vivimos en una cultura en la que, cada vez más, se tiende hacia la colaboración. Según abundantes estudios, trabajando en equipo se complementan los talentos individuales; aumenta la motivación personal; las personas que trabajan apoyándose en un mismo proyecto aumentan notablemente la productividad; y el aprendizaje que se obtiene cuando se trabaja en equipo, es mayor. En este sentido, Sánchez señala que “cada vez se trabaja más en las aulas según este enfoque. El concepto “equipo” debería, por lo tanto, trabajarse desde que somos pequeños. En el ámbito educativo, estableciendo objetivos para toda una clase o mediante la incorporación de trabajos en grupo. Y también en la familia, por ejemplo a la hora de repartir las tareas del hogar con el objetivo de conseguir un resultado común en menos tiempo y con menor esfuerzo”.
Respecto a la importancia de la labor en los colegios, Dominique Cerri, directora general de InfoJobs, afirma que “es fundamental que desde las aulas se lleven a cabo dinámicas en las que se fomente el respeto a la hora de hablar y de escuchar las opiniones de los demás. También es muy valioso potenciar la escucha proactiva para que los niños y jóvenes se acostumbren a aportar sobre lo dicho en vez de lanzar críticas. Si adquieren estas habilidades cuando son pequeños, les acompañarán a lo largo de toda su vida”.
Sin embargo, familias y colegios tienen actualmente un enorme aliado en la práctica de deportes colectivos, como fútbol, baloncesto, jóquey o rugby, para el aprendizaje del “trabajo en equipo” por parte de niños y jóvenes. En este ámbito, Andrés Parada, preparador físico de FS Valdepeñas de 2ª División y director de la publicación deportiva Futsal360, señala que “desde un punto de vista meramente teórico, el deporte de equipo se caracteriza fundamentalmente por la cooperación, la oposición, la presencia de dos o más jugadores, la interrelación de los mismos, el dominio del espacio o contexto, y el móvil u objeto”. Según Parada, “todos estos aspectos, que el niño trabaja casi de manera inconsciente, podríamos considerarlos como los medios que utilizamos a través del juego para desarrollar una serie de valores o cualidades. Todos ellos se los irá encontrando poco a poco en su camino, tanto en la vida como en cualquier ámbito profesional que pueda desarrollar: “si viajas solo caminarás rápido, si viajas acompañado caminarás lejos”, “nadie puede silbar solo una sinfonía, es necesaria una orquesta” (cooperación), “un caballo nunca corre tan deprisa como cuando tiene otros caballos que alcanzar y adelantar” (oposición), “ningún jugador es tan bueno como todos juntos” (la interrelación de los jugadores), y mucho más ejemplos en los que no sabemos si hablamos de deporte, del ámbito profesional, o de la vida, porque en cierto modo, es lo mismo”.
Javier Martínez, profesor de Educación Física para Secundaria en el Colegio Los Nogales y profesor asociado del departamento de Ciencias de la Educación en la Universidad de Alcalá de Madrid, añade que, “aunque el deporte es un medio excelente para adquirir aprendizajes aplicables a otros ámbitos y a la vida cotidiana, por sí mismo no es educativo. Hay que saber emplearlo para lograr todos los posibles beneficios que conlleva su práctica. Por tanto, los chavales que aprenden a gestionarse bien dentro de un deporte de equipo son los que muestran una diferencia respecto al resto. De hecho, estos alumnos saben expresarse y escuchar de forma más adecuada e incluso se motivan más trabajando con compañeros”. Martínez añade que “las personas que hayan asimilado bien los aspectos mencionados, podrán integrarse de forma adecuada e incluso ventajosa en el mundo laboral. Destrezas con las que, además, desarrollarán actitudes de liderazgo y capacidad de competición interna, cualidades muy valoradas en la mayoría de profesionales”.
Educar y enseñar se presentan como dos funciones diferenciadas con unos responsables divorciados: los padres y los profesores
Los niños y los adolescentes de hoy en día son más maleducados que nunca. Parece que las familias no cumplen su función de educar. Aunque a lo mejor no es algo tan nuevo, porque creo que esto siempre ha pasado, mis abuelos también creían que los jóvenes no tenían (buena) educación; también lo creyeron mis padres y lo piensan actualmente muchos ciudadanos mayores de 40 años. Ir a comer con los niños a un restaurante, por poner un ejemplo, puede ser más estresante para los padres que aprobar unas oposiciones para notario. Los camareros, el resto de clientes, padres y madres sentados en otras mesas les evalúan, examinan si sus hijos están (bien) educados o no.
La educación de los pequeños de la familia me parece algo arriesgado de definir cuándo un niño (correctamente) educado parece ser más bien aquel que no molesta que una criatura con la curiosidad e inquietud propia de su edad. Así, si se le da al pequeño un móvil o una tableta para que no incordie en el restaurante, se conseguirá hacer felices a muchos, algunos hasta pensarán que es un bendito, pero creo que los que somos padres somos conscientes de que eso no es educación (de la buena).
Se ha generalizado y aceptado la idea de que se educa en casa y en la escuela se aprende. Cada vez que oigo esa frase se me remueve algo por dentro. Creo que la frase en cuestión crea una separación nada recomendable. Según esta aseveración los niños y adolescentes deben llegar (bien) educados de sus hogares al colegio, para que el maestro o profesor pueda hacer su trabajo, el de enseñar, de una manera correcta. Educar y enseñar se presentan como dos funciones diferenciadas con unos responsables divorciados: los padres y los profesores.
Así ocurre que cuando ni los padres ni los alumnos tienen la (buena) educación necesaria para convivir de manera pacífica y respetuosa, se dan situaciones que llevan a los docentes al hartazgo. Supongo que si Ramón y Cajal hubiese vivido en la época de lo digital, habría escrito un post quejándose de sus maleducados discípulos que se reían a carcajadas en sus clases magistrales. Aunque creo que por entonces, la función de educar (bien), residía más en las escuelas que en los hogares, donde a los padres aún no se les exigía toda la responsabilidad en cuanto a educación se refiere.
A mí me encantaría que no solo los niños, sino también los adultos, fueran personas (bien) educadas ¿a quién no? Nos facilitaría la vida personal y la profesional enormemente. También las familias acabamos hartas de algunos adultos maleducados cuando en el momento de educar (bien) a nuestros hijos nos encontramos con diferencias que nos crispan, incluso dentro de la misma familia. A veces a los padres no nos gusta cómo actúan los abuelos, o los tíos, o los vecinos, o los profes, o los padres de otros niños del colegio. Pero tenemos que vivir con ello.
A muchos padres, por citar algunos ejemplos, no les gusta que cuando van a cruzar la calle con sus hijos pequeños, mientras esperan a que el hombrecito – o mujercita porque los semáforos también educan, se ponga verde, llegue algún peatón y se lo salte en rojo. No les gusta que después de haberle contado a sus hijos que fumar mata y que por eso ha fallecido el abuelo de su mejor amigo, aparezca su tío con un cigarrillo en la boca. No les gusta saber que a pesar de que están inculcando a sus pequeños que los videojuegos violentos son deleznables, cuando van a casa de un amigo se hartan a jugar al Call of Duty. Pero a menos que eduques a tus hijos como Viggo Mortensen a los suyos en CaptainFantastic te vas a tener que resignar a vivir con ello. Es la maravillosa sociedad que hemos construido.
Entonces, cuando los niños no son (bien) educados en casa ¿dónde se educan? ¿Está la educación restringida a la responsabilidad familiar? ¿De verdad que las escuelas tienen atribuida únicamente la función de enseñar? Por suerte hay un sector importante de la comunidad educativa que piensa, tal y como afirma José Antonio Marina con asiduidad, que para educar a un niño se necesita la tribu entera. Según este proverbio africano, educamos todos y enseñamos todos. Para bien o para mal. Los medios de comunicación educan, la televisión, el comportamiento de los espectadores y los jugadores en un partido de fútbol, las reacciones de los padres ante un conflicto familiar, laboral o escolar están dejando huella en los niños. Somos un modelo. De nosotros depende que seamos un buen modelo o un mal modelo.
Sé que al decir que se educa en casa, se sobreentiende que se refiere a que se educa bien en casa, por eso he ido poniendo paréntesis a lo largo del artículo, porque cuando se habla de que un niño es educado, se entiende en positivo. Cuando se habla de educación, por defecto nos referimos a buena educación. Si queremos dejar claro que hablamos de mala educación, lo decimos explícitamente.
Yo no mando a mis hijos al colegio solo a aprender, como si fuesen recipientes vacíos a los que hay que llenar de contenidos, no creo que sea posible que vengan únicamente del colegio con nuevos conocimientos sin que se les haya quedado nada más; ni quiero que mi función sea solo la de educar, creo que también puedo enseñarles mucho a mis hijos. Creo que sería una pena si los padres no enseñaran y si los maestros no educaran, habría muchas buenas oportunidades desperdiciadas.
Si queremos niños y adolescentes bien educados, creo que debemos empezar por ser autocríticos, y asumir nuestra responsabilidad como educadores desde que son pequeños. Aunque no tengas niños o no trabajes con ellos, son parte de la sociedad, y tienes una responsabilidad. La educación está en manos de todos.
Casi todos los niños viven con una familia y pasan por una escuela, así que es en los dos lugares, en el hogar y en el colegio, donde se producirá el mayor impacto en su educación. Si uno de los dos flojea, creo que el otro debería tratar de dar a ese niño la oportunidad de disfrutar de una buena educación. Si en casa no se educa, algo que por lamentable que parezca ocurre, quiero creer que los niños están recibiendo una educación en las escuelas. Al menos la escuela debería ser un lugar en el que se les diera a todos los niños, independientemente de su condición social, la oportunidad de recibir no solo conocimientos sino también una buena educación. Para que cuando lleguen a la adolescencia, sean jóvenes bien educados. Y si no se consigue, no creo que el fracaso sea solo del chaval y de sus padres.
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