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UNICEF: Children in eastern Ukraine must have access to safe education and childhood

Children in eastern Ukraine must have access to safe education and childhood

KYIV, 17 February 2022 – Attacks on kindergartens and schools have been a sad reality for children in eastern Ukraine over the last eight years. More than 750 schools have been damaged since the beginning of the conflict, disrupting access to education for thousands of children on both sides of the contact line.

The conflict has taken a severe toll on the psychosocial wellbeing of an entire generation of children growing up in eastern Ukraine. Furthermore, children in eastern Ukraine live in one of the world’s most mine-contaminated stretches of land. Every day, they live, play, and go to and from school in areas littered with landmines, unexploded ordnances, and other deadly explosive remnants of war. Since the onset of the conflict, UNICEF has been on the ground across eastern Ukraine, delivering psychosocial support and mine risk education to over 180,000 children, youth, and caregivers. UNICEF also supports repairs to damaged schools and kindergartens and distributes vital education supplies such as educational kits, furniture sets and sports equipment.

UNICEF calls on all parties to respect the Safe School Declaration and protect children and their caregivers from attacks, regardless of the circumstances they might find themselves in. Educational facilities should remain a safe space where children can be protected from threats and crises and a haven where they can learn, play, and grow to their full potential. A child’s right to education cannot be safeguarded in conflict settings without education itself being protected.

UNICEF will continue to work with conflict-affected communities to provide much needed humanitarian support and address the urgent needs of the most vulnerable children and families.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/children-eastern-ukraine-must-have-access-safe-education-and-childhood-unicef

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España: Ecofeminismos: una política de clase para el 99%

Ecofeminismos: una política de clase para el 99%

¿Cuántas veces has escuchado hablar de ecofeminismos? Posiblemente sería incapaz de poner un número que se aproxima a una realidad común, posiblemente me haya perdido más de una vez tratando de explicar qué implica hablar de ecofeminismos en general y qué implica hablar de ellos desde unas coordenadas anticapitalistas.

Los ecofeminismos son un espacio de encuentro, donde confluyen corrientes de pensamiento, análisis teóricos, propuestas políticas y movimientos sociales diversos. La suma de estos enfoques moldea un cuerpo político-teórico-práctico plural con múltiples voces y sujetos que propone nuevas formas de organización y proporciona lecturas críticas sobre la realidad que nos atraviesa. Y si hay una cosa todas hemos aprendido leyendo sobre ecofeminismos es que, este cuerpo diverso y plural, sus miradas nacen de la impugnación de un sistema brutal, capitalista, genocida, colonial y heteropatriarcal[1], que se produce y reproduce en base al dominio, la explotación y la desposesión. Ante las múltiples formas de dar respuesta a esta impugnación, algunas nos planteamos hacerlo desde el marxismo, desde la posición de ser feministas ecosocialistas revolucionarias, desde la voluntad de articular un ecofeminismo materialista, decolonial e internacionalista que nos permita articular una política de clase para el 99%.

Estas líneas que siguen recogen ideas, debates y reflexiones compartidas en esferas académicas, políticas y activistas, fruto de querer ampliar la discusión, de querer socializarla, conscientes de que parten de un pensamiento situado y territorializado en el Norte Global, que cambia y evoluciona.

1. Ecofeminismo materialista frente al capitaloceno

«Las ecofeministas explican las conexiones históricas, materiales e ideológicas entre la subyugación de las mujeres y la dominación de la naturaleza». Con esta frase, Christelle Terreblanche empieza a definir el ecofeminismo en Pluriverse: A Post-Development Dictionary (2019)[2] y genera un marco de discusión clave: ¿por qué hablamos de conexiones históricas, materiales e ideológicas?

El desarrollo de una propuesta ecofeminista materialista no se da en un espacio vacío. Nuestro espacio de debate se ve mediado por la constitución de un mainstream verde en el imaginario colectivo que, lejos de ser un elemento revolucionario y de transformación, han significado nuevas formas de enunciación y acumulación del capital.

La asunción de lo «verde» no se ha traducido en propuestas de enverdecimiento real de la economía, de reconocimiento de los límites biofísicos o de valorización de aquellos trabajos de sostenibilidad de la vida. Ha dado paso a procesos de mercantilización de lo verde y a la generación de nuevos espacios de acumulación, de nuevas burbujas especulativas sobre la naturaleza, la biodiversidad y el clima. La extracción de beneficios de los desastres naturales y sanitarios, de la disminución de reservas de agua y de la extinción de especies, a través de emisiones de deuda y la consolidación de nuevos mercados transnacionales ejemplifican a la perfección este proceso.[3]

Al mismo tiempo, ha impulsado una despolitización de la cuestión ambiental a través de la hegemonización de la narrativa del antropoceno y la construcción del capitalismo verde. Por una parte, la consolidación del discurso del antropoceno en el sentido común[4] ha cristalizado en la concepción de un nosotros abstracto y totalizante responsable de la crisis socio-ecológica, escondiendo todas aquellas no privilegiadas, deshumanizadas e invisibles que se han opuesto activamente a la destrucción de la naturaleza. Así, se genera un discurso de culpabilización ante un sujeto global, ahistórico y de naturaleza destructiva –la humanidad– que contamina en todos los territorios por igual, que privatiza, canibaliza, explota, destruye y colapsa el sistema-tierra de forma inevitable. Y por otra parte, la construcción de un capitalismo verde certifica la entrada de la cuestión ambiental como mercancía y se plantea su resolución en términos de laisser-faire del capital. El reconocimiento por parte del capital del problema del cambio climático no implica una internalización de sus externalidades ni mucho menos que se vuelva sostenible: significa que corporaciones transnacionales y organismos financieros observan las necesidades de inversión en adaptación y/o mitigación climática como nuevos espacios de acumulación. Por lo tanto, la acción queda limitada a todo aquello que no cuestione el modelo de raíz, planteando así soluciones tecnológicas desde una lógica de sustitución, sin planificar ni priorizar necesidades, ni cuestionar los impactos sobre cuerpos, comunidades y ecosistemas.

Así, los ecofeminismos materialistas se construyen desde la otredad. Se construyen visibilizando que la crisis socio-ecológica, que las crisis que nos rodean, tiene una raíz histórica, que son fruto de decisiones políticas y relaciones materiales –y simbólicas– desiguales, y que estas se han dado en un sistema jerárquico de significación. Un sistema que polariza diferencias entre sujetos y las plantea como separaciones naturales e irreconciliables que se corresponden directamente a y naturalizan las opresiones de género, clase, raza y naturaleza, respectivamente.[5] Por lo tanto, las lógicas de dominación, explotación y desposesión sobre los cuerpos y naturaleza responden a un ideal performativo: un sujeto autónomo en posesión de la razón –en cuanto a la ciencia, la tecnología y el derecho– y los medios de producción, con cuyas herramientas tiene el derecho a extraer el trabajo y el valor de lo que define como otredad.

Los ecofeminismos materialistas se articulan frente a una historia social, política, económica y cultural, desigual y violenta. Los ecofeminismos materialistas son una política emancipadora, una propuesta para el 99%, para las que sostienen el mundo.

2. Cuerpos y sujetos: ¿quiénes impulsan la transición?

Si la definición del sujeto revolucionario y de la clase han sido y son una de aquellas discusiones sin fin dentro de la praxis-teoría marxista; en los feminismos, observamos un proceso similar en la definición del sujeto emancipatorio y la comprensión de la experiencia encarnada, del cuerpo. Estos debates se reproducen y se complejizan, intentando dar respuesta a pregunta de qué sujetos van a impulsar la transición –o transiciones–. Pero, ¿en qué términos se da el debate?

Las miradas ecofeministas sobre la noción de trabajo son fundamentales para el debate. Desde un análisis histórico de la división sexual, racial y transnacional del trabajo, Plumwood en Feminism and the Mastery of Nature (1993) ponía de relieve la asociación del trabajo como aquello concebido exclusivamente como productivo, con valores de sociabilidad y promoción de la cultura del sujeto autónomo y autosuficiente, aquello que se daba fuera del hogar, en fábricas y oficinas. Aquellas tareas invisibles de provisión de bienestar, de reproducción social y sostenibilidad de la vida se comprenden como menos-que-trabajo, naturalizándolas, precarizándolas, convirtiéndolas en algo más fácilmente apropiable. Así, planteaba el trabajo desde la premisa de la propiedad y la percepción de devenir mercancía en el sí de un circuito económico globalizado.

Esta lectura lleva a la teórica ecofeminista Ariel Salleh a defender la necesidad de situar el trabajo invisible de la reproducción como un frente de batalla dentro de una política económica ecofeminista. A través del concepto de clase meta-industrial[6] busca dar reconocimiento a una clase sin nombre, a aquellos que realizan trabajos que tienen una mediación directa con los ciclos humanos y naturales y que, en su desarrollo, aseguran el mantenimiento de las condiciones necesarias para el sostenimiento de la vida. Es una clase trabajadora, de cuerpos colonizados y subalternizados; que se construye desde la otredad de no ser industrial, de realizar tareas de cuidado y subsistencia, y de la contradicción estructural constante de ser recurso esencial sin condición reconocida de sujeto político.[7] Así, dentro de la clase meta-industrial encontramos cuerpos feminizados, LGBTIQ+; cuerpos comunitarios, rurales, campesinos, indígenas y racializados; sujetos que con su acción enfrían la tierra.

Stefania Barca en Forces of Reproduction (2020)[8] plantea cuáles son los sujetos clave que muestran las contradicciones del sistema, que habitan sus márgenes y lo rechazan a través de sus prácticas cotidianas y formas de existencia. Estos sujetos que denomina las fuerzas de reproducción, son cuerpos racializados, feminizados, queer, asalariados y no asalariados, que hacen tareas humanas y no humanas que, con su agencia material, mantienen el mundo vivo. Son sujetos invisibles para el sistema y olvidados en la historia, sujetos en construcción producto de la confluencia de luchas (trans)feministas, indígenas, campesinas, sindicales, en defensa de los comunes, de justicia ambiental y en lucha contra la deuda, y de todas aquellas luchas por la dignidad de «vivir vidas que merezcan la pena ser vividas».

En el reconocimiento de estas clases y los cuerpos diversos que las integran se da un espacio común de trabajo: se comprende el trabajo de cuidados, de reproducción y sostenibilidad de la vida como trabajo, como trabajo que produce un valor metabólico necesario y que es trabajo climático.

3. Entre el reconocimiento y la redistribución ecofeminista: la cuestión del sujeto

En definitiva, si abordamos la cuestión del sujeto desde los ecofeminismos nos encontramos en un debate abierto. Un debate que se da desde posiciones teórico-académicas, desde las experiencias de lucha local pero también globales, y desde los nuevos espacios donde se desarrolla el conflicto capital-vida. Así pues, la discusión está dada y ante las reflexiones planteadas por autoras como Salleh y Barca, podemos problematizar la construcción del sujeto: ¿es correcto equiparar la necesidad de visibilización de los trabajos de reproducción y los cuerpos que los desarrollan a la constitución del sujeto revolucionario?

Sería un error considerar anecdótico la necesidad de reconocimiento de todos los trabajos de reproducción social y sostenibilidad de la vida que se dan en nuestro metabolismo socio-ecológico, junto a la voluntad de visibilizar los cuerpos que los realizan. Así, es necesario poner consciencia sobre los cuerpos que hacen posible la producción agroalimentaria, la pesca y la recolección, los trabajos domésticos y de cuidados, los trabajos de cuidado agroforestales y la silvicultura, las tareas de limpieza y saneamiento de los comunes –naturales y urbanos–, y que desarrollan tareas de provisión de bienestar comunitario fundamentales como la educación, la asistencia sanitaria, la recogida de residuos, etc.; entendiendo que son formas de trabajo reproductivas esenciales para el desarrollo de la vida humana en un contexto interdependiente y ecodependiente. Y sí, como recoge Barca en su planteamiento, son tareas humanas y no humanas, de ahí la necesidad de reconocer y visibilizar los procesos fundamentales que miles de especies hacen para el mantenimiento y sostenibilidad de nuestros ecosistemas. La cuestión de reconocimiento no es menor, es un reconocimiento amplio intraespecie pero también interespecie; pero el reconocimiento derivado de la realización de estas tareas no constituye el sujeto revolucionario.

Concebimos que el sujeto se construye en la lucha de clases, se construye a través de la autoorganización por la emancipación; no viene dado sólo por el desarrollo de un papel histórico y estratégico dentro de la estructura, sino por la disputa política colectiva que se da desde ese lugar. Así, el rol del reconocimiento en la concepción del sujeto es importante pero no es definitorio y, a riesgo de pecar de androcentrismo, puede llegar a exceder las realidades que intervienen en la lucha de clases.

Otro eje de problematización que podemos encontrar es la caracterización del sujeto. Las propuestas de clase que formulan Salleh y Barca surgen de hacer un repaso histórico a las formas de organización y las relaciones de poder, reconociendo, visibilizando y valorizando todo aquello que deviene otredad. Así, tanto la clase meta-industrial como las fuerzas de reproducción se configuran alrededor de la otredad, dibujándose sobre sujetos de características concretas y dándoles, a esas características, un potencial revolucionario y de transformación de per se. Pero, si bien observamos que la composición del sujeto revolucionario hoy está formada por una diversidad de cuerpos racializados, feminizados, campesinos, indígenas, asalariados y no asalariados, entre otras características, estas no son por ellas mismas constituyentes del sujeto.

No partimos de miradas ni esencialistas ni mecanicistas: si el sujeto se construye en la lucha, es en ella donde observamos y observaremos las características del sujeto revolucionario; siendo conscientes que es posible que encontremos que no todos los cuerpos respondan a ellas. Por lo tanto, la caracterización del sujeto no es estable ni responde intrínsecamente a lo que se considera otredad: se encuentra en movimiento, evolucionando constantemente dentro de los espacios de lucha de clases.

Al plantear los ecofeminismos como una política de clase para el 99%, en lugar de definir un nuevo sujeto ponemos de relieve cómo desde las coordenadas ecofeministas materialistas tenemos la capacidad de ampliar el sujeto de clase más allá de los sectores de trabajadoras. Esto adquiere especial importancia en un momento como el actual en el que, tal como describe Tithi Bhattacharya (2019), la producción de la vida cada vez genera más conflictos ante los imperativos de producción del capital. Es por este motivo por el que aquellos cuerpos que realizan las tareas de reproducción social y sostenibilidad de la vida se sitúan en una posición estratégica de lucha revolucionaria. Es en este punto donde las lecturas ecofeministas materialistas amplían la mirada sobre el sujeto; y es desde ahí, donde podemos trabajar en la organización de un sujeto político amplio y diverso con potencial revolucionario.

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/ecofeminismos-una-politica-de-clase/

 

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La economía verde empieza a brotar en Ucrania gracias a las mujeres

En Ucrania, sede de la industria pesada y de una de las mayores explotaciones mineras de carbón del mundo, unas apasionadas empresarias adoptan nuevos modelos de negocio, dando prioridad al medio ambiente y a las personas, contribuyendo con su labor a una Ucrania más sostenible.

Valentina y Tetiana Denysenko se vieron obligadas a huir de Donetsk, en el este de Ucrania, tras el conflicto armado que estalló allí hace siete años. Se trasladaron a la región de Kharkiv y establecieron una minigranja, Verde para ti, donde ahora cultivan lechugas, hierbas y brotes tiernos de verduras que se cosechan en cuanto empiezan a crecer. Cada mes, los restaurantes les encargan 300 kilos de productos.

La OIM ayudó a las hermanas Valentyna y Tetiana Denysenko a iniciar un pequeño negocio hortícola. Ahora suministran a los restaurantes hierbas para ensaladas y microvegetales.

Verde para ti
La OIM ayudó a las hermanas Valentyna y Tetiana Denysenko a iniciar un pequeño negocio hortícola. Ahora suministran a los restaurantes hierbas para ensaladas y microvegetales.

Svidomo Made en Ucrania

Como otros muchos proyectos e iniciativas de este tipo, Verde para ti recibe el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a través de su programa de empoderamiento económico que, en 2016, proporcionó equipamiento para la granja.

Con el fin de crear una red de empresas plenamente comprometidas, la agencia de la ONU puso en marcha en noviembre de 2020 un proyecto piloto denominado «Hecho de manera sostenible en Ucrania” (Svidomo Made), que dio lugar al desarrollo de la primera norma voluntaria de sostenibilidad corporativa para las pequeñas y medianas empresas del país.

Esta norma tiene en cuenta los Principios del pacto mundial de la ONU —que incluyen la protección de los derechos humanos, las prácticas laborales éticas, la responsabilidad medioambiental y la lucha contra la corrupción—, las mejores prácticas internacionales y la legislación nacional.

En una encuesta reciente, una cuarta parte de los consumidores ucranianos encuestados afirmó que se niega habitualmente a comprar un producto de una marca si no está de acuerdo con su posicionamiento ante cuestiones sociales y medioambientales. Al mismo tiempo, la mitad de los encuestados afirmó que el aspecto más importante de la responsabilidad social de las empresas es la protección de los derechos de los empleados y unas condiciones laborales dignas, mientras que un tercio indicó que la sostenibilidad y la protección del medio ambiente son importantes.

El estudio también mostró que el 75% de los líderes de las PYME están dispuestos a aceptar la norma voluntaria de sostenibilidad corporativa porque sus principios reflejan sus propios valores.

Gracias al proyecto Svidomo Made, los consumidores en Ucrania pueden saber qué negocios son innovadores y aportan soluciones ecológicas, como la producción de pajitas orgánicas hechas de plantas.
Made in Ukraine
Gracias al proyecto Svidomo Made, los consumidores en Ucrania pueden saber qué negocios son innovadores y aportan soluciones ecológicas, como la producción de pajitas orgánicas hechas de plantas.

El gran impacto de las pequeñas empresas

A través del proyecto Svidomo Made, los consumidores de Ucrania pueden conocer cuáles son las empresas que están innovando, y que adoptan soluciones sostenibles.

«El término ‘sostenibilidad empresarial’ suele asociarse a las grandes marcas y corporaciones», dijo Anh Nguyen, director de la oficina de la agencia en Ucrania. «La gente piensa que tiene poco que ver con las micro, pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, son el motor del desarrollo económico de Ucrania, ya que aportan más de la mitad del PIB del país. Así que, aunque el impacto de una sola micro o pequeña empresa pueda parecer pequeño, su impacto [medioambiental] combinado puede ser enorme».

Para Valentina Denysenko, de Verde para ti, la pequeña empresa que dirige con su hermana, el objetivo es apoyar el consumo y la producción sostenibles, utilizando únicamente envases ecológicos y tecnologías libres de residuos; además de concienciar a los niños sobre la importancia de aprender acerca el mundo que les rodea.

«Vamos a poner en marcha un proyecto piloto en dos colegios y ayudar a los niños a crear granjas urbanas en las aulas», declara Valentina. «La generación de los teléfonos inteligentes no saben cómo crecen las plantas, ni cómo acaban en las estanterías de los supermercados. Queremos educarlos y cambiar sus hábitos alimenticios, explicándoles que añadir ensaladas y microvegetales a su dieta diaria es bueno para su salud».

Acabar con la migración irregular en Ucrania

El desarrollo empresarial sostenible y la protección del medio ambiente no son los únicos intereses de la Organización Internacional para las Migraciones. Trabaja, además, en estrecha colaboración con el sector privado, con el fin de acabar con el trabajo forzoso y defender los derechos humanos de los trabajadores migrantes. Por ello, una parte importante del Svidomo Made consiste en sensibilizar a las empresas sobre las normas de empleo seguro y ético.

«Tenemos como objetivo mejorar el clima empresarial en Ucrania y crear alternativas a la migración irregular, que lleva a las personas a buscar una vida mejor, a menudo en el extranjero, donde acaban siendo víctimas de la trata, tanto fuera como dentro de Ucrania», manifiesta Anna Karelina, coordinadora del proyecto en la oficina de la OIM en Ucrania.

 Fuente: https://news.un.org/es/story/2022/02/1504122

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En la conservadora Rusia, los educadores liberales se quedan sin empleo

n el 2021, una maestra de la ciudad siberiana de Novosibirsk fue despedida luego de subir en internet un video en que aparece bailando mientras se quita la ropa hasta quedar en lencería.

La profesora de biología Olga Shchegoleva no duró más de seis meses en una prestigiosa escuela de San Petersburgo, de la cual tuvo que irse presionada por ser autora de un blog sobre educación sexual, un signo más del aumento de la intolerancia en Rusia.

En el blog, Olga Shchegoleva trata temas como la salud sexual, la anticoncepción y el uso de juguetes sexuales.

Está dirigido a personas adultas, lo que no impidió que varios padres se quejaran ante la dirección de la escuela, que forma parte del prestigioso conservatorio Rimsky-Korsakov de la antigua capital imperial rusa.

Shchegoleva dice que le gustaba su empleo y sus alumnos, pero sintió que no tenía más opción que renunciar.

“Existe la creencia de que los maestros no tienen vida o aficiones fuera del trabajo, y que hay algún estándar ético que no está oficialmente definido pero que los maestros deben seguir”, contó.

El caso de Shchegoleva no es único. La profesora de 31 años es una de cientos de educadores que recientemente fueron despedidos u obligados a renunciar por supuesta conducta inadecuada, una tendencia que refleja la creciente intolerancia y conservadurismo en Rusia bajo el presidente Vladimir Putin.

El Ministerio de Educación no respondió a un pedido de AFP sobre cifras, pero el presidente del sindicato de maestros rusos, Yuri Varlamov, dijo que los tribunales han emitido más de 2,000 sentencias sobre conducta inmoral en los últimos cinco años. La mayoría de los casos involucran a educadores, según Varlamov.

“El despido de maestros por comportamiento inmoral ha sido usado cada vez más por empleadores contra trabajadores indeseados”, aseguró.

La legislación al respecto es imprecisa, lo que deja la puerta abierta para despidos por una amplia gama de motivos.

En un caso destacado, una educadora de la ciudad siberiana de Omsk, quien también era de modelo de talla grande, fue presionada a renunciar cuando aparecieron en internet fotos suyas de tipo “pin-up”.

En el 2021, una maestra de la ciudad siberiana de Novosibirsk fue despedida luego de subir en internet un video en que aparece bailando mientras se quita la ropa hasta quedar en lencería.

Ese mismo año, una profesora de Sebastopol, en la península de Crimea anexada por Rusia, reclamó públicamente sobre su bajo salario. Fue interrogada por autoridades policiales y despedida.

Activistas dicen que hay educadores que han sido despedidos por su orientación sexual o por apoyar a la oposición.

Valores conservadores

Putin, apoyado por la Iglesia Ortodoxa, ha promovido los valores conservadores para generar respaldo entre su base, presentando a Rusia como la antítesis de los valores liberales de Occidente.

En el 2013, Rusia pasó una polémica ley que veda la promoción o exhibición de homosexualidad a menores. Activistas dicen que la ley puede ser usada para perseguir a los homosexuales.

Nikita Tushkanov, un profesor de historia y estudios sociales de Mukin, un asentamiento de la era soviética en el noroeste de Rusia, nunca temió criticar a las autoridades.

Con un brazo tatuado y una tendencia rebelde, el educador de 27 años dice que ha irritado a muchos de sus colegas que ya han pasado la edad de jubilación.

No ocultó su desaprobación por la promoción agresiva de la enseñanza religiosa ortodoxa en las escuelas y la militarización de la sociedad.

Dijo que algunos de sus colegas eran a veces racistas y criticó que los padres eran forzados a dar dinero para comprar materiales que deben ser cubiertos por el estado.

“Nuestro país gasta miles de millones de rublos para adquirir pistolas paralizantes, pero no puede comprar libros de texto para los niños”, declaró Tushkanov.

“Cállese o muera”

Cuando los opositores tomaron las calles para apoyar al detenido crítico del Kremlin Alexéi Navalni en enero del año pasado, Tushkanov hizo una manifestación de una sola persona en Mikun. “Cállese o muera”, decía un afiche en sus manos.

Su protesta por la detención de Navalni fue la gota que derramó el vaso para la escuela, según dijo.

Fue despedido dos meses después y sus intentos de apelar en la justicia terminaron sin éxito. No ha podido encontrar otro empleo.

Cuando intentó entrar a trabajar en una escuela, la directora recibió una llamada de la fiscalía. “Le dijeron que si me contrataba, tendría problemas”, afirma Tushkanov al contar lo que le dijo la directora.

Daniil Ken, jefe del sindicato de educadores y ligado a Navalni, aseguró que ha crecido la presión sobre los educadores. Indicó que una forma de evadir las leyes que protegen a los educadores es despedirlos por conducta inmoral.

Shchegoleva, la profesora de biología que ahora trabaja en una ONG, dice que el clima actual ha causado una sensación de estancamiento en la sociedad.

“Existe la impresión de que no es posible desarrollarse, avanzar, ser más moderno, más leal, más comprensivo y tolerante”, lamentó.

Fuente: https://gestion.pe/mundo/internacional/en-la-conservadora-rusia-los-educadores-liberales-se-quedan-sin-empleo-noticia/

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España: La comunidad educativa andaluza necesita 40.000 firmas para intentar bajar las ratios

Este año es año de elecciones en Andalucía. A pesar del interés del actual presidente de adelantarlas, después de lo ocurrido con el PP en Castilla y León, se confirma que las llevará a finales de año, como estaba previsto. Un año de campaña que promete ser complicado.

Durante los próximos meses, se añade, a todo el resto de la campaña que los partidos tenían previtas, un nuevo asunto. El pasado mes de noviembre, el sindicato Ustea llevó a la Mesa del Parlamento Andaluz una iniciativa legislativa popular con la que pretenden que se realice un cambio en las ratios máximas en las diferentes etapas dentro de la Ley de Educación autonómica. Hace unos días, finalmente, el Parlamento se pronunció sobre la conformidad y la aceptación de dicha ILPA a trámite. Ahora queda la «carrera» que tendrá que cerrarse con la recogida de las 40.000 firmas que serán la llave para que se debata el texto en el Pleno de la cámara.

Esta misma semana, representantes de Ustea se reunieron con diferentes organizaciones de la comunidad educativa andaluza para explicar en qué punto del proceso se encuentra la ILPA así como para ver la posibilidad de realizar acciones conjuntas que conduzcan a la recolección y entrega de esas 40.000 firmas. Por delante, comenta Carmen Yuste, del equipo federal del sindicato, tienen un plazo de seis meses. Como otros procesos legislativos populares, a pesar de que el Parlamento andaluz se disuelva por la convocatoria de elecciones, la iniciativa no decae, de manera con aunque las autonómicas se desarrollasen en mitad del proceso de discusión, este continuaría una vez formadas las nuevas mayorías.

Según explica Yuste, «todo el mundo (en la reunión) ve la necesidad de bajar las ratios, todo el mundo recibió la información con entusiasmo». Ahora queda que en estos días, algunas de las organizaciones hagan consultas internas y con sus bases para decidir la idoneidad de adherirse a la recogida de firmas para la bajada de ratios. Se espera que el proceso de recogida de firmas pueda comenzar en los primeros días de marzo.

Desde Ustea se considera que la bajada de ratios, además de ser una petición largamente demandada en el sistema educativo público andaluz, con la pandemia se ha demostrado muy importante. Primero, por las cuestiones meramente sanitarias, puesto que ha servido para frenar o ralentizar parte de los contagios. Segundo porque, más allá de la covid, también puede servir para otros procesos como los de la grupe común, por ejemplo.

A esto habría que añadir las mejoras en los resultados académicos del estudiantado y de la convivencia en los centros al haber una menor masificación en las aulas.

Carmen Yuste, además, critica el hecho de que en Andalucía, aunque no solo, se esgrima la bajada de la natalidad para justificar el cierre de aulas, líneas o centros de la red pública de centros. Esto, al mismo tiempo que el número de conciertes permanece inalterado. Para ella y el sindicato, la bajada de la natalidad podía utilizarse como forma de bajar de manera efectiva las ratios de los centros, no para cerrar líneas públicas.

Entre las organizaciones que estuvieron reunidas esta semana se encontraban sindicatos docentes, además de Ustea (ANPE, CCOO, UGT y CGT), asociaciones de directores y directoras (ASADIPRE y DIRES), de inspectores e inspectoras de educación (USIE), de familias (CODAPA, Fampa Nueva Escuela y Escuelas de Calor), organizaciones estudiantiles (Frente de Estudiantes), partidos (PSOE, Unidas Podemos –que incluye a Izquierda Unida y Podemos-, Adelante Andalucía, Andaluces Levantaos -que incluye a Más País, Iniciativa del Pueblo Andaluz y AndalucíaXSí- y Nación Andaluza), y otras organizaciones de la comunidad educativa como AL Andalucía en Acción y Asociación REDES y de la sociedad andaluza, como APDHA.

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España: Buenos tratos, masculinidades alternativas y prevención de violencia de género para avanzar en la igualdad entre jóvenes

 

En España se han promulgado importantes y muy adecuadas leyes cuyo objetivo esencial es el logro de la igualdad entre hombres y mujeres: desde el artículo 14 de la Constitución, que excluye toda discriminación por razón de sexo, hasta la Ley Orgánica integral contra la violencia de género, de 2004; la Ley Orgánica sobre la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, de 2007; la misma Ley de reforma educativa, LOMLOE, de 2020, y la Ley de igualdad de trato y no discriminación, también de 2020.

Pero, aún siendo estas disposiciones legales muy importantes como expresiones institucionalmente vinculantes del valor superior de la igualdad constitucional, no dejan de existir brechas importantes. Así nos lo han manifestado las y los jóvenes participantes en Equilibres, la investigación acción participativa que hemos desarrollado en la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular. Todos ellos ponen distancias entre la igualdad formal establecida por las leyes y la igualdad real, muchas veces degradada o inexistente, que constituyen auténticas derogaciones prácticas y singulares que, en ocasiones, experimentan prioritariamente muchas mujeres en sus vidas cotidianas. Por eso es tan importante que la igualdad cívica que consideramos una conquista democrática para mujeres y hombres supere sus aspectos de igualdad formal de oportunidades proclamada, para convertirse en igualdad real de resultados, es decir, la igualdad palpable y efectiva en todos los planos y momentos de la vida de todas las personas; la igualdad en todas sus expresiones y circunstancias civiles, políticas, sociales, económicas, laborales, educativas, culturales, en el espacio de lo público y en el de la vida privada.

Equilibres se ha centrado en la promoción de los buenos tratos y las masculinidades alternativas al viejo patriarcado, así como a la prevención y erradicación de una endémica violencia de género que para ello requiere actuaciones de sensibilización y educación más potentes de las que hasta ahora se vienen practicando. Se trata de un relato, y también un retrato, construido con la participación de 1.000 chicas y chicos de 14 a 25 años, en el que se reflejan sus opiniones, creencias, miedos y esperanzas sobre cuestiones que afectan y condicionan mucho a sus vidas personales y sociales, como los cuidados, los privilegios de unos y las desventajas de otras, en los ámbitos familiares, públicos y relaciones de pareja, sus vivencias reales y percepciones sobre lo que entienden como alcance efectivo de la igualdad y los obstáculos derogatorios o infranqueables para la misma derivados del patriarcado sistémico y del machismo activo en muchas conductas, las agresiones sexuales, la prostitución, etc.

Resulta evidente para las chicas y chicos participantes que, frente a sus aspiraciones y proyectos de igualdad se erigen dos poderosas figuras paradigmáticas que obstaculizan sistemáticamente su realización. Hablamos, hablan, del patriarcado y del machismo. Y, de un modo más preciso, hablamos del patriarcado fundamentalista, aquel que hoy con sus sofismas, falsas noticias y propagandas pretende legitimar habitualmente la inferioridad de la mujer, ignorar la violencia de género, degradar las conquistas de igualdad y libertad de la mujer como despreciable “ideología de género”, impedir la educación afectivo-sexual tratando de imponer su rancio dogmatismo, condenar la libertad de decidir, y otras censuras extraídas de las teorías que alimentan su vuelta al pasado, al mundo de sus retrotopías. Ahora, cuando no hace muchos años las legislaciones y la conciencia social han comenzado a abordar la necesidad de eliminar la gran asimetría en el estatus y en  el ejercicio de todo tipo de derechos históricamente existentes entre hombres y mujeres.

Hoy queda claro que una de las claves más importantes de todas las batallas que culturalmente vive la moderna sociedad es la que se refiere a la conquista plena de la ciudadanía democrática igual por parte de la mitad del género humano, es decir, por y para todas las mujeres. Y esto lo saben o intuyen los jóvenes de ambos sexos, como se aprecia claramente en esta investigación participada con ellos y ellas.

El otro gran obstáculo que impide o boicotea los avances del principio de igualdad sobre el terreno de la realidad de las relaciones sociales entre sexos es el machismo, un adversario endémico, a veces íntimo y muchas veces disfrazado. Se trata frecuentemente de un comportamiento irracional frente al movimiento igualitario de liberación femenina, amparado, promovido y normalizado por diferentes orientaciones y partidos ultraconservadores, populistas y autoritarios que articulan sus doctrinas religiosas y políticas fundamentalistas en orden de combate cultural frente a las conquistas de derechos  democráticos de las mujeres. El machismo como característica típica de lo que, según Umberto Eco, cabría denominar como “Ur-fascismo” o “Fascismo eterno”, una expresión cultural reiterativa que, sin ser exactamente la creación partidaria de Mussolini en el primer tercio del siglo XX, proyecta también hoy alguna de sus manifestaciones más rotundas: “La voluntad de poder en cuestiones sexuales”. ”Este es el origen del machismo, que implica desdén hacia las mujeres y una condena intolerante de las costumbres sexuales no conformistas” (Umberto Eco, Contra el fascismo. Lumen, 2018).

Equilibres es principalmente un proyecto ideado y realizado en términos coeducativos, queriendo así poner de relieve en la Liga de la Educación la extraordinaria importancia que la coeducación tiene para abrir caminos y hacer realidad la igualdad entre hombres y mujeres. Creemos firmemente que su implantación generalizada es un importante objetivo y que de hecho está recogido en la reforma educativa regulada por la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, Lomloe, donde queda reflejado que “con el fin de favorecer la igualdad de derechos y oportunidades y fomentar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, los centros sostenidos parcial o totalmente con fondos públicos desarrollarán el principio de coeducación en todas las etapas educativas”.

Las enseñanzas y aprendizajes de estos jóvenes han quedado plasmadas en la Criaturas del Más Acá: Guía Ilustrada de seres abominables y sus patri-arcadas, una especie de animalario fantástico en el que hemos querido reflejar, desde la Liga, esos comportamientos aún tan presentes en el rango de edad que construirá la sociedad que viene, y con la que esperamos poder contribuir a su desaparición.

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Reino Unido: We must commit to inclusive education for people with disabilities

With less than eight years to reach the target year for the 17 Sustainable Development Goals, the second Global Disability Summit (GDS22) that starts today, is inviting all stakeholders to make commitments to increase inclusion and equality for persons with disabilities in line with the principle of “Leave No One Behind” and the UN Convention on the Rights of Persons with Disabilities (CRPD). Achieving inclusive education is one of the five themes for the GDS22, recognizing the importance of education for behaviours, and for building an inclusive mindset from the start.

During the 2018 Global Disability Summit organized by the UK government, governments and other organisations signed 170 commitments to tackle stigma and discrimination against people with disabilities. These ambitious commitments followed the call to move from rhetoric to action. UNICEF for example, committed to help additional 30 million children with disabilities gain a high-quality education by 2030 through programmes in more than 140 countries; and 18 governments have committed to improve the way children with disabilities learn and invest in teacher training; UN Women committed for 80% of country programmes to include a focus on girls and disabilities.

A +2 year report on Progress on Implementation of Commitments published in 2021 found that 25% of all GDS18 commitments are complete (up from 10% complete in 2019) and the majority (62%) of the remaining GDS18 commitments are still underway; they are reported to remain on-track and are expected to be delivered by the date set. Progress toward achieving the GDS18 commitments is ongoing in each thematic area of focus of the Summit; 40% of the ‘humanitarian’ commitments are complete along with 37% of the ‘Data’ commitments. The call to move from rhetoric to action yielded fruit.

This strong track record gives hope for the commitments being pledged at the summit today.

The 2020 Global Education Monitoring Report reminded us of the hurdles that still stand in the way of inclusive education. Discrimination, stereotypes, and alienation still exclude many. These mechanisms of exclusion are essentially the same, regardless of gender, location, wealth, disability, ethnicity, language, migration, displacement, sexual orientation, incarceration, religion, and other beliefs and attitudes One in five children, adolescents and youth are entirely excluded from education. Children with disabilities are more likely to be out of school than their peers, suggesting they are amongst the hardest to reach. The COVID-19 pandemic has posed unprecedented challenges to inclusive education, exposing the digital divide, stretching teacher capacity and setting inclusivity backwards for learners who lack connectivity.

For today’s summit, the GDS22 organisers prepared a  Menu of Commitments from which the final list of commitments will be pulled, and which cover the following key elements related to inclusive education. They all featured highly within the recommendations to come out of the 2020 GEM Report.

  1. Strengthen education systems so that they are inclusive of all
  2. Build capacity on inclusive education in the education work force
  3. Strengthen targeted support for learners with disabilities
  4. Promote social inclusion at community level
  5. Support inclusive education in situations of crisis and conflict
  6. Promote inclusion of persons with disabilities in vocational training and higher education
  7. Design and implement cross-sectoral strategies to provide comprehensive support to all learners
  8. Increase information and knowledge on inclusive education for policy-making and targeted interventions
  9. ­Increase sustainable long-term funding for inclusive education
  10. Strengthen tracking of disability inclusion in expenditure

Today, at a side-event at 18:00 GMT as part of the Summit, the GEM Report is standing alongside Save the Children Norway, the Global Campaign for Education, Light for the World, and the Network for Disability and Education (CaNDER) of the University of Cambridge to issue a Call to action along with 25 other organisations, emphasizing the importance of all these 10 items on the menu of commitments. The event will examine lessons learnt from the 2020 GEM Report and the COVID-19 pandemic and promising practices and solutions to address barriers to inclusive education for learners with disabilities, sharing a global call to action to prioritize disability inclusive education.

The 2020 GEM Report’s core recommendation was for all education actors to widen their understanding of inclusive education to include all learners, no matter their identity, background or ability. This message could not be more pertinent as the world seeks to rebuild back more inclusive education systems after COVID-19. We expect – and hope – that the 2022 Disability Summit will lead to concrete political commitments that will bring about genuine change for persons with disabilities, tackle inequalities, and foster inclusive development, and humanitarian action, guided by a human-rights approach. We are proud to be part of this movement.

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