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Fragmentos de «La tercera amenaza existencial de la humanidad»

Fragmentos de «La tercera amenaza existencial de la humanidad»

Por: Noam Chomsky

Fuentes: El Tiempo

Fragmento del capítulo ‘La tercera amenaza: El vaciamiento de la democracia’, perteneciente al libro Cooperación o extinción.

Si me lo permiten, quisiera comenzar con una breve alusión a un período que tiene inquietantes similitudes con la actualidad, en muchos y lamentables sentidos.

Estoy pensando en hace justo 80 años, casi exactos, el momento en que escribí por primera vez, que recuerde, sobre materia política. Es fácil ponerle fecha; fue justo tras la caída de Barcelona, en febrero de 1939.

En el artículo trataba de lo que parecía la inexorable expansión del fascismo por el mundo. En 1938, la Alemania nazi se había anexionado Austria; meses más tarde puso en sus manos a una Checoslovaquia traicionada en la Conferencia de Múnich. En España caía una ciudad tras otra bajo las fuerzas de Franco. En enero de 1939 cayó Barcelona.

Era el final de la Segunda República española. La notable revolución popular, una de carácter anarquista, que había florecido durante 1936, 1937, 1938… ya había sido aplastada por la fuerza. Parecía que el fascismo fuera a desplegarse sin límite.

No es exactamente lo que está ocurriendo en la actualidad, pero, si se me permite tomar prestada la famosa frase de Mark Twain “la historia no se repite, pero a veces rima”, lo cierto es que hay demasiadas semejanzas como para pasarlas por alto.

Tras la caída de Barcelona hubo una oleada de refugiados españoles. La mayor parte fueron a México, unos 40.000; algunos acabaron en Nueva York y abrieron sedes anarquistas en Union Square, librerías de segunda mano en la Cuarta Avenida, etc.

Me inicié en la cultura política deambulando por aquella zona. De eso hace 80 años. Entonces no lo sabíamos, pero el Gobierno de Estados Unidos también empezaba a pensar que la expansión del fascismo podía llegar a ser imparable. No lo veían con el mismo alarmismo que yo, con mis 10 años de edad.

Hoy sabemos que el Departamento de Estado mantenía sentimientos encontrados con respecto a cuál era la verdadera importancia del movimiento nazi.

Se mantenía, de hecho, un consulado en Berlín; había un cónsul de Estados Unidos en Berlín que enviaba comentarios algo embarullados sobre los nazis, en los que sugería que quizá no fuesen tan malos como se decía. Se trataba del famoso diplomático George Kennan. Lo mantuvieron hasta lo de Pearl Harbor, fecha en la que se lo revocó.

(…)

Resulta que poco después, aunque era imposible haberlo sabido entonces, en 1939, el Departamento de Estado y el Consejo de Relaciones Exteriores comenzaron a hacer planes para lo que sería el mundo posterior al conflicto, sobre qué aspecto debía tener.

Por aquel entonces asumían que en los primeros años el mundo posterior a la guerra estaría dividido entre una zona bajo control alemán, es decir, un mundo controlado por los nazis, la mayor parte de Eurasia, y un mundo controlado por Estados Unidos, que consistiría en el hemisferio occidental; el antiguo Imperio británico, con cuyo control se habría hecho el país americano, y algunas áreas de Extremo Oriente. Y esa sería, en resumen, la forma del mundo posterior al conflicto mundial.

En la actualidad sabemos que esta perspectiva se mantuvo hasta el cambio de rumbo que iniciaron los rusos. En Stalingrado, entre 1942 y 1943, y en la gran batalla con carros de combate de Kursk, un poco después, quedó muy claro que Rusia iba a vencer a los nazis.

Así que se cambiaron los planes; la imagen del mundo posterior al enfrentamiento se trastocó para convertirse en lo que hemos estado viendo desde entonces, en este último período. Pero eso fue hace 80 años.

Hoy no nos enfrentamos al auge de algo como el nazismo, pero sí estamos ante la propagación de lo que alguna vez se ha llamado la Internacional Reaccionaria, de carácter ultranacionalista, que sus partidarios proclaman sin ningún pudor, incluido Steve Bannon, el promotor teatral del movimiento.

Obtuvo una nueva victoria con la elección de Netanyahu en Israel, que refuerza la alianza reaccionaria en ciernes, todo bajo los auspicios de Estados Unidos (…).

En Oriente Próximo, la alianza se compone de los Estados más reaccionarios de la región, a saber, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos; Egipto, bajo la dictadura más brutal de su historia, e Israel, que sería el epicentro, todos ellos enfrentados a Irán.

En América Latina encaramos amenazas muy graves, como la elección de Jair Bolsonaro en Brasil, que ha puesto en el poder al más extremo y extravagante de los ultranacionalistas que campan en la actualidad por el continente.

Y Lenín Moreno, presidente de Ecuador, dio un paso recio para ubicarse dentro de la alianza de la extrema derecha al expulsar a Julian Assange de su embajada en Londres. La policía británica lo detuvo al instante, así que tiene por delante un futuro muy escabroso, a menos que haya una reacción popular importante.

México es una de las pocas excepciones en América Latina a esta tendencia. También en Europa Occidental los partidos de derecha, algunos de ellos de naturaleza muy alarmante, están creciendo.

Asimismo, hay un desarrollo a la contra. Yanis Varoufakis, antiguo ministro de Finanzas de Grecia, un individuo de gran relevancia, muy importante, ha hecho un llamamiento, junto con Bernie Sanders, a la formación de una Internacional Progresista que enfrente a la internacional de derechas en formación.

En la esfera estatal, parece que la balanza se decanta abrumadoramente hacia el lado equivocado. Pero los Estados no son meras entidades, y al nivel de las personas de a pie, las cosas son bastante distintas. Eso es lo que puede marcar la diferencia.

Hace falta proteger las democracias efectivas, incidir en ellas, aprovechar las oportunidades que ofrecen, para que la clase de activismo con el que hemos conseguido progresos trascendentales en el pasado nos pueda salvar también en el futuro.

A continuación quisiera poner el acento en un par de observaciones sobre la tremenda dificultad de mantener e instituir la democracia (…) y sobre la importancia que esto tendrá para el futuro.

Pero primero quiero decir unas palabras en torno a los desafíos que tenemos por delante, de los que ya hemos oído hablar bastante y todos conocemos. No hace falta entrar ahora en ellos en detalle, pero describir tales contrariedades como “graves en extremo” podría ser un error.

El término no captura la enormidad de la clase de dificultades que aún tenemos ante nosotros, y cualquier discusión sobre el futuro de la humanidad debe empezar con el reconocimiento de un hecho crítico, el de que la especie humana afronta ahora un dilema que nunca antes se había presentado en su historia, al cual hay que responder sin dilación, a saber, el de cuánto tiempo va a seguir sobreviviendo el ser humano.

En fin, como todos saben, llevamos viviendo 70 años a la sombra de la amenaza nuclear. Cualquiera que repase los archivos disponibles no podrá sino quedar admirado de que aún sigamos aquí.

Cada dos por tres nos ponemos demasiado cerca del desastre terminal, nos libramos por minutos. Parece un milagro que hayamos sobrevivido, pero los milagros no duran para siempre. Hay que poner fin a esto.

La actual revisión de la postura nuclear de la administración Trump acarrea un drástico incremento de la amenaza de conflagración, que tendría como resultado el final de la especie.

(…)

Bien, había tres grandes tratados sobre armas; el Tratado sobre Misiles Antibalísticos o ABM, el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio o INF y el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas o Nuevo Start.

Estados Unidos acabó con el Tratado ABM en 2002. Cualquiera que crea que los misiles antibalísticos son armas defensivas se engaña con respecto a la naturaleza de estos sistemas.

También se ha retirado del Tratado INF, firmado por Gorbachov y Reagan en 1987 y que entonces supuso una reducción abrupta de la amenaza bélica en Europa, la cual estaba destinada a extenderse rápidamente.

Unas multitudinarias manifestaciones civiles crearon la atmósfera para un tratado destinado a significar un antes y un después. (…) Pero, bueno, la administración Trump abandonó el INF, y Rusia también lo hizo poco después.

(…)

Queda el Nuevo Start, que ha sido calificado por nuestro mandamás –quien se ha descrito modestamente a sí mismo como “el mejor presidente de la historia de EE. UU.”– como el peor tratado de la historia, la designación que suele usar para referirse a cualquier cosa que hayan hecho sus predecesores.

En este caso, ha añadido que deberíamos quitárnoslo de encima. Si llega a renovarse en el cargo en las próximas elecciones, habrá mucho en juego, pues, de hecho, es mucho lo que hay en juego en la renovación de ese tratado, que ha sido todo un éxito a la hora de reducir en un grado importantísimo el número de armas nucleares (…).

Entretanto, el calentamiento global sigue su inexorable curso. A lo largo de este milenio, cada año, con una excepción, ha sido más caluroso que el anterior.

Hay artículos científicos recientes, como el firmado por James Hansen y otros, que indican que el ritmo del calentamiento global, que ha estado incrementándose desde alrededor de 1980, puede estar aumentando de manera abrupta, quizá pasando de un crecimiento lineal a uno de tipo exponencial, lo que significa que se duplicaría cada dos décadas.

Nos estamos acercando a las condiciones de hace 125.000 años, cuando el nivel del mar estaba aproximadamente a ocho metros por encima de donde está hoy. (…)

Mientras sucede todo esto, podemos leer con regularidad cómo la prensa celebra eufóricamente los progresos de Estados Unidos en la producción de combustibles fósiles. Ahora ha rebasado a Arabia Saudí, así que estamos a la cabeza de la producción de combustibles fósiles.

Los grandes bancos, como JP Morgan Chase y otros, están inyectando dinero para realizar nuevas inversiones en este tipo de combustibles, incluidos los más dañinos, como las arenas de alquitrán de Canadá.

Y el hecho se presenta con grandes entusiasmo y emoción. Estamos alcanzando el estado de “independencia energética”; podemos controlar el mundo, determinar el uso de combustibles fósiles en todo el globo. Pero apenas se puede encontrar una palabra sobre qué va a implicar todo esto, lo cual es bastante obvio.

(…)

Recientemente hemos visto, en una expresión espectacular, que se puede hacer, que puede alcanzarse una solución.

Un grupo organizado de jóvenes, el Sunrise Movement, llegó al punto de hacer una sentada en las oficinas congresuales, llamando la atención de las nuevas personalidades progresistas, dispuestas a llevar sus proclamas al Congreso.

Bajo una gran presión popular, la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, secundada por el senador Ed Markey, puso el New Deal Verde en la agenda.

Desde luego que recibe ataques desde todos los flancos, pero no importa. Hace un par de años era inimaginable que tan solo se discutiera.

Como resultado del activismo de este grupo de jóvenes, ahora está en el centro del programa; va a haber que implementarlo de una manera o de otra, porque es algo esencial para la supervivencia.

Quizá no se hará exactamente del modo propuesto por ellos, pero sí en alguna variante. Se trata de un cambio tremendo logrado por el compromiso de un reducido grupo de jóvenes.

Entretanto, el Reloj del Apocalipsis del Bulletin of Atomic Scientists se ha puesto, desde el pasado mes de enero, a dos minutos de la medianoche.

Es lo más cerca que ha estado del desastre terminal desde 1947. El anuncio de este ajuste mencionaba las dos principales amenazas, ya conocidas, la de la guerra nuclear, que aumenta cada vez más, y la del calentamiento global, que va aún peor.

Y además, por primera vez, se añadía una tercera, el menoscabo de la democracia. Y resultaba muy apropiado, porque la democracia efectiva es la única esperanza para superar tales peligros.

Las grandes instituciones, públicas o privadas, no se harán cargo si no es bajo una presión ciudadana de carácter masivo, lo cual implica que el funcionamiento de las vías democráticas ha de mantenerse vivo y utilizarse del modo ilustrado por el Sunrise Movement, por las manifestaciones masivas de principios de los 80, del modo, en fin, en que continuamos haciéndolo hoy.

Fuente: https://www.eltiempo.com/cultura/musica-y-libros/fragmento-de-cooperacion-o-extincion-noam-chomsky-510426

Autor: Noam Chomsky
Fuente de la Información: https://rebelion.org/fragmentos-de-la-tercera-amenaza-existencial-de-la-humanidad/

 

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Educación y Cuidado de la Primera Infancia en Tiempos de COVID-19

Educación y Cuidado de la Primera Infancia en Tiempos de COVID-19

OMEP

Los primeros años son de vital importancia y los Estados Parte deben tomar medidas especiales para proteger a los niños y niñas, y promover buenas
condiciones de vida basadas en el interés superior del niño, de acuerdo con lo dispuesto por la Convención sobre los Derechos del niño (CDN). En este
tiempo dominado por la pandemia mundial hay riesgos adicionales para los niños y niñas pequeños.
La pandemia no es sólo un virus, es una enorme crisis humanitaria y se verifica que los niños y niñas queviven en condiciones de pobreza, pobreza extrema y desigualdad han empeorado su situación.

También hay consecuencias indirectas que afectan profundamente la vida y el desarrollo de los niños y niñas como las muertes familiares, el miedo, el confinamiento, el hambre, el distanciamiento físico, el aumento de la violencia y el abuso, la falta de momentos para el juego y el movimiento, y la exposición
excesiva a las pantallas. Aunque el contexto y la vida cotidiana de los niños y niñas pequeños son muy diferentes, OMEP quiere destacar ciertos puntos
cruciales en nombre del interés superior de todos los niños y niñas, y su bienestar en todo el mundo.
Los Estados Parte son garantes del cumplimiento de los Derechos del Niño y tienen el deber de aplicar las políticas necesarias para proteger y apoyar a los niños, las niñas y las familias, en colaboración con las autoridades y organizaciones locales.

La Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI) desempeña un papel fundamentalen este apoyo.
• Las niñas y niños pequeños son ciudadanos y los Estados Parte deben considerar también sus necesidades específicas en el contexto de la
educación, el cuidado, la salud, la economía y el apoyo social.
• Las niñas y niños pequeños requieren la adopción de medidas específicas en el marco de la CDN. Cada niño y niña tiene derecho a expresar sus puntos de vista libremente en todos los asuntos que les afecten, y a ser tenidos en cuenta. Sus ideas, emociones, perspectivas, intereses y necesidades
deben ser consideradas en el marco de las políticas y medidas públicas desarrolladas durante la pandemia, superando los puntos de
vista tradicionales centrados en los adultos.

La pandemia ha afectado y cambiado las vidas y rutinas de las niñas y niños pequeños, a menudo con enormes limitaciones en la necesidad vital de jugar, moverse y relacionarse con sus pares, y con contactos sociales reducidos más allá de la familia.
• Los niños y niñas tienen derecho a una AEPI de calidad, lo que implica mantener relaciones estables con adultos significativos, cuidadores, maestros
y con sus pares.
• El derecho a la educación durante la primera infancia comienza al nacer y está estrechamente relacionado con el derecho de las niñas y niños pequeños a recibir el máximo apoyo para alcanzar todo su potencial. Para ello, los  Estados Parte y otros actores tienen que fortalecer la AEPI garantizando oportunidades ricas, incluso en esta crisis.
• Las niñas y niños pequeños aprenden experimentando, jugando y xplorando, junto con otros niños y niñas y «otros significativos”, utilizando múltiples  lenguajes y su contacto corporal y movimiento para comunicarse con los
demás.
• Las políticas educativas deben considerar la importancia de la continuidad de la AEPI, a través de propuestas, estrategias y materiales creativos y amplios; teniendo en cuenta la necesidad del juego y del movimiento de las niñas y niños pequeños, y que ellos no deben estar expuestos durante largas horas a las pantallas, por eso se deben difundir entre los cuidadores ecomendaciones para el uso de herramientas virtuales.
• En respuesta a las características de la etapa, la AEPI desarrolla metodologías centradas en el juego, la participación del cuerpo como una  forma de experimentar, descubrir e investigar el medio ambiente, la manipulación de objetos naturales y culturales, y el contacto humano cercano.
• La organización de los entornos y escenarios de la AEPI se caracteriza por actividades multifuncionales provistas de diferentes materiales, juguetes, muebles que permiten la libre circulación, el juego, las expresiones artísticas, la recreación y el juego al aire libre, así como las prácticas higiénicas, la crianza y el descanso.
Debido a las características de los primeros años y los modos en que construyen sus relaciones emocionales y afectivas con sus educadores y
con su grupo de pares, son necesarios los gestos,los abrazos, el contacto físico, el lenguaje corporal y la expresión facial.

El principio de autonomía progresiva implica que el lavado de manos y otros hábitos higiénicos requieren tiempo y paciencia para un desarrollo respetuoso.
Sobre la base de las consideraciones anteriores, los Estados Parte deberían,
• Incluir la consideración de las perspectivas de los niños y niñas en todos los asuntos que les afecten.
Sus ideas, emociones, intereses y necesidades deben ser tomadas en cuenta en el marco de las políticas públicas y las medidas desarrolladas durante la pandemia y la post pandemia, superando los puntos de vista tradicionales centrados en los adultos.
• Asumir que la apertura y funcionamiento de loscentros de AEPI para niñas y niños no puede depender únicamente de una visión centrada en aspectos sanitarios o en respuesta a intereses económicos.

Las decisiones deben considerar la experiencia y saberes de los educadores y las familias, así como otros sectores relacionados.
• Construir soluciones integrales con articulaciones intersectoriales para acompañar y apoyar a las familias, protegiendo el derecho de los niños y la niñas a la salud, la seguridad alimentaria, la recreación y el juego, vitales para su crecimiento y desarrollo, previniendo e interviniendo en situaciones de violencia doméstica y abuso.
• Proporcionar una protección integral de los derechos, abordando medidas especiales para los grupos más vulnerables: niños y niñas en situación de pobreza, desigualdad, hambrunas y conflictos armados; niños y niñas en migración, desplazados, que viven en campamentos o encarcelados; niños y niñas afectados por el cambio climático, la contaminación, la degradación
del medio ambiente y los desastres naturales; niños y niñas afectados por el racismo, la xenofobia y la discriminación de género; niños y niñas que sufren de explotación sexual o laboral.
• Orientar y capacitar a los educadores sobre estrategias de educación a distancia y comunicación con las familias y los niños y niñas, tanto
durante el cierre de los centros, como en la implementación de los protocolos y nuevos enfoques en los proyectos institucionales para la reapertura de las instituciones, asegurando la provisión de los materiales y medios necesarios.
• Garantizar a las niñas y niños pequeños su derecho a la salud, dando continuidad a los controles periódicos, las vacunas y la atención oportuna,
especialmente atendiendo enfermedades eruptivas y respiratorias recurrentes durante las estacionesde frío, como así también, implementando
estrategias de prevención y promoción de la salud basadas en la educación.
• Considerar la importancia de un buen uso de las tecnologías disponibles, a través de propuestas, estrategias y materiales creativos y amplios, teniendo en cuenta, por un lado que los niños y niñas pequeños no deben exponerse durante largas horas a las pantallas, y por otro que existen profundas desigualdades en el acceso de dispositivos tecnológicos y conexiones a internet.
Una NUEVA REALIDAD para la primera infancia

Por último, la crisis del COVID-19 ha demostrado lo conectados que estamos en todo el mundo. Está claro que no podemos continuar sosteniendo este
modelo civilizatorio que nos ha llevado a una inédita crisis humana, social, educativa, económica y ambiental global. Debemos centrar la mirada en
nuestra responsabilidad sobre las vidas presentes y futuras de nuestros niños y niñas, y para ello se requiere un urgente replanteamiento sobre la sociedad
que queremos.
Existe la posibilidad de crear un mundo mejor,pero requerirá un esfuerzo colectivo y solidario que capitalice las lecciones de esta crisis.
Los niños y niñas necesitan de un Estado, de una familia, de una sociedad civil decidida a promover una educación holística y humanista, y la protección
de su dignidad y sus derechos.
La OMEP quiere subrayar la importancia de crear un mundo sostenible, para la humanidad, para el planeta, y especialmente para las infancias. Continuaremos trabajando en solidaridad para defender y mantener el progreso hecho en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el ODS  convencidos y convencidas de que la educación es la principal herramienta para construir un mundo mejor para todos y todas, sin dejar a nadie atrás.

Firmado por el Comité Ejecutivo Mundial de OMEP

Fuente de la Información: https://docs.google.com/viewer?a=v&pid=sites&srcid=ZGVmYXVsdGRvbWFpbnxtaWxlY3R1cmEyMDE2fGd4OjY3ZmMxNWQ1NmMyZTBlZjY

 

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Post-Covid 19: un modo sostenible de vida bajo el reino del cuidado (III)

Por: Leonardo Boff

 Completemos el comentario del sugerente texto de la Carta de la Tierra que afirma que tenemos que buscar un nuevo comienzo para forjar un modo sostenible de vivir en el planeta Tierra.

Para eso “se requiere un nuevo sentido de interdependencia global”. La relación de todos con todos, y por lo tanto la interdependencia global, representa una constante cosmológica. Todo en el universo es relación. Nada ni nadie está fuera de la relación. Es también un axioma de la física cuántica según el cual todos los seres están inter-retro-relacionados. Nosotros mismos, los seres humanos, somos un «rizoma», un bulbo de raíces, de relaciones dirigidas en todas las direcciones. Esto implica entender que todos los problemas ecológicos, económicos, políticos y espirituales tienen que ver unos con otros. Sólo salvaremos la Vida si nos alineamos con esta lógica universal que es la lógica del Universo y de la Naturaleza. Continúa el texto de la Carta de la Tierrase requiere una responsabilidad universal. Responsabilidad significa darse cuenta de las consecuencias de nuestras acciones, si son beneficiosas o perjudiciales para todos los seres. Hans Jonas escribió un libro clásico sobre el Principio de Responsabilidad, que incluye el principio de prevención y el de precaución. Mediante la prevención podemos calcular los efectos cuando intervenimos en la naturaleza. El principio de precaución nos dice que si no podemos medir las consecuencias, no debemos correr riesgos con ciertas acciones e intervenciones porque pueden producir efectos altamente perjudiciales para la Vida.

Esta falta de responsabilidad colectiva la constatamos en la presente pandemia, que exige un aislamiento social estricto, para evitar la contaminación, y la gran mayoría no lo asume. Debe ser para todos.

La Carta de la Tierra dice además: desarrollar y aplicar con invención la visión (de un modo de vida sostenible). Nada grande en este mundo se hace sin la invención del imaginario que proyecta nuevos mundos y nuevas formas de ser. Éste es el lugar de las utopías viables. Toda utopía amplía el horizonte y nos hace inventivos. La utopía nos lleva de horizonte en horizonte, haciéndonos siempre caminar, en la feliz expresión de Eduardo Galeano.

Para superar la forma habitual de habitar la Casa Común, una relación utlitaria, tenemos que soñar con el planeta como la Gran Madre, la “Tierra de la Buena Esperanza” (Ignace Sachs Dowbor). Esta utopía puede ser realizada por la humanidad cuando despierte para la urgencia de otro mundo necesario.

Un modo de vida sostenible

La Carta de la Tierra afirma también: una visión de un modo de vida sostenible. Estamos acostumbrados a la expresión “desarrollo sostenible”, que está en todos los documentos oficiales y en la boca de la ecología dominante. Todos los análisis serios han demostrado que nuestra forma de producir, distribuir y consumir es insostenible. Es necesario decir que no puede mantenerse el equilibrio entre lo que tomamos de la naturaleza y lo que le dejamos para que se reproduzca y co-evolucione siempre. Nuestra voracidad ha hecho insostenible el planeta, porque si los países ricos quisieran universalizar su bienestar a toda la humanidad, necesitaríamos al menos tres Tierras como ésta, lo cual es absolutamente imposible. El desarrollo actual que significa crecimiento económico medido por el Producto Interior Bruto (PIB) revela desigualdades asombrosas hasta el punto de que la ONG Oxfam, en su informe de 2019, revela que el 1% de la humanidad posee la mitad de la riqueza mundial y que el 20% controla el 95% de esta riqueza, mientras que el 80% restante tiene que conformarse con sólo el 5% de la riqueza. Estos datos revelan la completa insostenibilidad del mundo en el que vivimos.

La Carta de la Tierra no se rige por el lucro sino por la vida. De ahí que el gran reto sea crear un modo de vida sostenible en todos los ámbitos, personal, familiar, social, nacional e internacional.


La importancia del biorregionalismo

Por último, este modo de vida sostenible debe realizarse a nivel local, nacional, regional y mundial. Por supuesto, se trata de un proyecto mundial que ha de realizarse procesulamente. Hoy en día, el punto más avanzado de esta búsqueda tiene lugar a nivel local y regional. Se habla entonces de «biorregionalismo», como la forma verdaderamente viable de concretar la sostenibilidad. Tomando como referencia la región, no según las divisiones arbitrarias que aún persisten, sino las que la propia naturaleza ha hecho con los ríos, montañas, selvas, bosques y otras, que configuran lo que es un ecosistema regional. En este marco se puede lograr una auténtica sostenibilidad, incluyendo los bienes naturales, la cultura y las tradiciones locales, las personalidades que han marcado esa historia, favoreciendo a las pequeñas empresas y a la agricultura orgánica, con la mayor participación posible, en un espíritu democrático. De esta manera se proporcionará un “buen vivir y convivir” (el ideal ecológico andino) suficiente, decente y sostenible con la disminución de las desigualdades.

Esta visión formulada por la Carta de la Tierra es grandiosa y factible. Lo que más necesitamos es buena voluntad, la única virtud que para Kant no tiene defectos ni limitaciones, porque si los tuviera, ya no sería buena. Esta buena voluntad impulsaría a las comunidades y, en el límite, a toda la Humanidad, a lograr realmente “un nuevo comienzo”.

Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=986

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Según la ONU la Desigualdad está aumentando, pero estamos a tiempo de arreglarlo

Según la ONU la Desigualdad está aumentando, pero estamos a tiempo de arreglarlo

Por  | 17 mayo 2020 | 

Según un informe de las Naciones Unidas, la desigualdad económica está aumentando para el 70% de la población mundial

El Informe Social Mundial de la ONU de 2020 afirma que la mayoría de los países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, muestran una brecha de desigualdad entre sus ciudadanos. El 1% de la población mundial posee el 45% de la riqueza del planeta según un informa de Credit Suisse de 2019, y esta proporción ha aumentado en las últimas tres décadas.

En contraste, el 40% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y poseen sólo una cuarta parte de activos económicos. Las diferencias dentro la clase media son las únicas que disminuyen. Asimismo, la diferencias entre países pobres y ricos siguen  presentes: el sueldo medio en norteamérica es 16 veces más alto que en África subsahariana.

La acción a nivel nacional es fundamental, pero se necesitan medidas multilaterales y coordinadas a nivel mundial para hacer frente a las desigualdades, según el informe

El informe de las Naciones Unidas de este año se centra en cómo afectan a la desigualdad los desafíos clave de la época actual: el cambio climático, las migraciones, la innovación tecnológica y la urbanización. También sugiere tres estrategias para reducir la desigualdad: igualdad de oportunidades, políticas fiscales que incluyan medidas sociales, y medidas para luchar contra la discriminación.

El cambio climático está teniendo un gran impacto en la calidad de vida de la población mundial pero los más afectados son aquellos que cuentan con pocos recursos, según la ONU. Los países pobres podrían hacerse más pobres, perdiendo los avances alcanzados hasta ahora en la disminución de la desigualdad. Si la industria optase por vías de producción más ecológicas, el empleo mundial aumentaría y, por tanto, disminuirá la pobreza, según indica el informe.

ONU desigualdad aumento

 

El efecto de la migración sobre la desigualdad tiene dos caras. Por una parte, los migrantes que envían dinero a su país de origen para ayudar a sus familias reducen la desigualdad en país del que proceden. Por otra, el país al que llegan puede ver aumentada su desigualdad cuando aceptan trabajar por menos dinero, si bien también pueden ayudar a reducir el desempleo aceptando trabajos que los nacionales no quieren hacer.

La innovación tecnológica hace crecer la economía de los países, ya que impulsa avances en la productividad y mejoras en la sanidad, educación y telecomunicaciones. Pero, como los anteriores, también puede ser causa del aumento de las desigualdades. Los avances tecnológicos hacen que muchos puestos de trabajo queden obsoletos y sean remplazados por máquinas. A cambio, crean otros nuevos puestos de trabajo para personal altamente cualificado.

Por último, las zonas urbanas, ahora más pobladas que las rurales, son las que registran mayores niveles de desigualdad ya que allí los más pobres conviven con los más ricos.

Según indica en el prólogo del informe Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, las políticas gubernamentales deben utilizar estos instrumentos para lograr un mundo más equitativo y sostenible. Así, se deberían utilizar las nuevas tecnologías para crear más puestos de trabajo y reducir la pobreza, hacer las ciudades más inclusivas, que las migraciones sean seguras, ordenadas y reguladas, y hacer más resistentes ante cambio climático a los países mas pobres.

REFERENCIAS

UNDESA World Social Report 2020

El informe de Naciones Unidas que condena a los más pobres

Fuente de la Información: https://www.quo.es/ser-humano/q2005438096/onu-aumento-desigualdad/

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Colombia: El mundo es todavía más líquido

El mundo es todavía mas líquido

Autor: José Angel Pernett C.

Karl Popper o el filósofo de la experiencia, apuntaba en cada instante que la idea y no la observación era lo que abría paso a los nuevos conocimientos; por lo que siempre será la experimentación lo que nos sacará de los atolladeros. Así se hicieron, decía, todas las nuevas rutas hasta hoy encontradas.

Pues bien, haciendo este ejercicio desde el pensamiento de Popper y pensando que el principal problema filosófico es tratar de comprender el mundo y a nosotros como parte de él, hemos acudido a Zygmunt Bauman[1]para afirmar que el mundo es aun más líquido, más que como él lo concibió. Lo digo desde su propia teoría, porque el que el mundo sea líquido no es un tema, es un problema.

¿Qué viene después de esta pandemia? La única certeza que tengo es que no es momento para detenernos y decir hasta aquí.Hay que seguir adelante y mejorarla actitud de cambio hasta ahora asumida y “comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria”, pero sobre todo oportuna, para impedir que los conflictos sociales se profundicen y continúen infectando las condiciones de vida humana.

Frente a esa pregunta, otra pregunta: ¿Qué mejoraremos? Mi punto de vista es que nadie hasta ahora logró adaptarse a los cambios ocurridos en el mundo, por mucho que se convocara para ello desde universidades, asociaciones científicas,entidades religiosas o mediante cursos, conferencias y otras tantos ejercicios académicos o espirituales. Cerca de 200 Estados independientes, que a la larga han sido un estorbo (Harari,Noah 2015) porque en su mayoría no pudieron definir los caminos para comprender cual actitud de cambio o cual de las habilidades humanas serían las necesarias para hacer que muchos jóvenes, sobre todo ellos, no sientan la tentación de quedarse al margen y de no participar en la sociedad.

De la misma manera que ningún Estado ha logrado eludir las consecuencias del daño climático, de esa misma forma, ningún Estado puede eludir la condición todavía más líquida de este mundo.

En efecto, se ha creado un imperio global y todas las profesiones y oficios miran hacia ese lado, mientras las sociedades asumen comportamientos y actitudes impávidas, aparentemente particulares, pero también globales; y lo que es peor, desorientadas mediáticamente por corrientes de información.

La escuela como institución asumió, para la comprensión de este fenómeno y adaptación al mismo, metodologías algorítmicas, de pasos o etapas con las que se han pretendido inculcar los aprendizajes y las actitudes globales.La verdad es que no sirvieron, no sirven ni servirán para este mundo más líquido. Un tsunami virulento como el coronavirus planetario, casi se ha llevado todo por delante, así sea todavía ínfimo el numero de contagios y muertes comparados con el tamaño de la población planetaria.

En una situación como la que estamos viviendo, donde lo que teníamos por seguro que íbamos a hacer, los planes que habíamos especulado, acordado, cerrado, se han visto dinamitados de una forma sorpresiva y aplastante, sólo nos deja una lección: la realidad bajo el sistema que nos cobija, no se amolda a lo que queremos; la realidad es lo que ella quiera ser.

Y en ese sentido ni la ciencia ni la técnica domeñaron las fuerzas naturales ni tampoco las sociales, porque habiéndolas puesto a su servicio, la han tratado sin consideración ni respeto. Los desarrollos tecnológicos y científicos hasta hoy alcanzados, volvieron más líquida la realidad tanto natural como social.

La globalización despertó un mundo superindividualista que siempre va en procura del autointerés y… “de ahí no pasarás”. Mercantilización extrema que no posibilitan las relaciones estables ni respetuosas a cambio de “conexiones” como en la internet que comienzan y terminan con solo apretar un botón.

Mundo líquido que no podrá transformarse, ya no para comprenderse (Karl Marx), con estrategias rigurosa de pasos y métodos inflexibles propios de “la modernidad sólida”. Acertar en las soluciones a los problemas críticos económicos, sociales y políticos que se generarán por cuenta del Covid-19 y que padeceremos mundialmente, será posible si dichas soluciones poseen características de agilidad, adaptabilidad, pero sobre todo de participación, que parecen ser las claves para darle nuevo rumbo a la vida y al mundo. La única certeza que hoy tenemos, es que cualquier metodología, así sea encubierta, pero que defienda unos pasos por encima de todo, se estrellará contra una realidad tan evidente y tan flexible como a ella se le antoje.

¿Que por qué? Porque históricamente hemos preferido competir en lugar de compartir, ya sean pensamientos, palabras, acciones y hasta omisiones. Descontando que se comparte menos la producción y muchísimo menos la riqueza. Los conceptos de colaboración, comunidad y solidaridad los derrumbó el individualismo con el“muérete, de algo hay que morir; yo estoy seguro”.

Hay que empezar la revisión de todo, pero no con el manual en mano ni a través de los algoritmos, o poniendo como los más, a los coach, consultores, asesores o gurúes empresariales. Tal revisión no debe anteponer a la esencia humana lo que vaya en contra vía de la naturaleza humana. Con el cuidado de que será una revisión bajo un contexto capitalista como sistema planetario, que rige a través de una estructura económico-productiva y una superestructura de valores científicos, jurídicos, éticos y estéticos. Es un cambio hacia reformas, no lo negamos,pero ese es el límite.

Un funcionario de la Apple en estos días explicaba en redes sociales sobre la donación que duplicaba para China; textualmente dijo que “no se trata de donaciones únicas, ya que seguirán apostando por este tipo de ayudas económicas pasado un tiempo, hasta que todo se “normalice” o entre en una situación más controlada.

Es en expresiones de esta índole donde divisamos el peligro:  pretender soluciones con la mentalidad de que la crisis de hoy no es más que una contingencia(Darin McNabb, 2020)y que, una vez superada tal contingencia todo volverá a la normalidad, o sea, a como eran antes las cosas es un error que no debe ocurrir.El mundo que se dejará atrás no es un mundo normal, es un mundo también contingente[2] y como tal, no hay que aspirar a que el mundo por venir vaya a ser como fue antes de la pandemia; ese mundo que no deseamos ni desea la sociedad planetaria.

Hay que darse cuenta que el sistema tiene que cambiar y repetimos, el peligro es ver el mundo económico, social, político y hasta cultural que desaparece, como un mundo normal y hasta necesario. Si toda contingencia es aleatoria y repentina o casual, también el mundo humano que se deja atrás es todo contingente, incluyendo todas sus instituciones.

A pesar de la cruda circunstancia que nos rodea, la verdad es que existe una posibilidad real de cambiar la convivencia mundial, además porque existen otras amenazas que podrían azotar al mundo de nuevo, relacionadas con el tema del clima o la automatización que traerá consigo el desempleo, etc.

No solo son los sistemas económicos y políticos los que deben revisarse y cambiar.Por encima de todo ello, hay que profundizar en la necesidad del CAMBIO EN NOSOTROS MISMOS. Cambiar el apestoso pensamiento individualista de “sálvese el que pueda”.

También revisar los valores con los que educamos en la escuela, esos que más tarde en el mundo laboral, productivo o artístico no ponen en práctica y que se anteponen al Ser por el Tener. Deben ser los maestros y maestras los llamados a encontrar la falla y el error educativo, ese que ni siquiera desde los hogares se percibe. Respondiendo igualmente a preguntas como ¿Por qué deposita la escuela demasiadas expectativas en la familia? ¿Por qué deposita la familia demasiadas expectativas en la escuela?, para prepararnos a participar en una convocatoria que se hará desde todas partes del mundo. No preguntaremos por el Estado porque ya sabemos su respuesta.

Agilidad, Adaptación y Participación, parecen ser las claves del mundo que se nos viene.

[1] Bauman, Zygmunt, Sobre la educación en un mundo líquido, Editorial Paidós

[2]Darin McNabb, La Fonda Filosófica, Reflexiones sobre el coronavirus, Abril 2020

Autor: José Angel Pernett C.

Fuente: OVE

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¿De qué hablamos cuando hablamos del “Nuevo Orden”?

¿De qué hablamos cuando hablamos del “Nuevo Orden”?

¿Usurpación semántica para derrotarnos con nuestras propias banderas?

Fuentes: Rebelión

Transformar al mundo es una consigna de los pueblos. Está en disputa (renovada) la hegemonía semántica sobre la idea de “Nuevo Orden”. No es la primera vez que una “crisis” internacional produce el antojo de esconder la basura, generada por la opresión, bajo la alfombra de lo “Nuevo”. Como si fuese un conjuro para saltar, sin solución de continuidad, de un estadio económico-político-social a “otro” idéntico pero desmemoriado. Aunque la vida no se comporte así. Un personaje de teleserie dijo: “el pasado nunca se queda donde lo dejas”.

Por ejemplo, las viejas manías reformistas, pertinaces e irritantes, pretenden anestesiarnos con una invocación “reloaded” hacia un “Nuevo Orden”. Añejo truco desvencijado que sólo tiene seguidores a sueldo o desprevenidos. Si los poderes fácticos hablan de otro “Nuevo Orden” hay que fijarles una agenda de mínima y de máxima, con los pies bien puestos sobre a realidad, objetiva y subjetiva, vigentes. Ya basta de “buenos propósitos” efímeros. Lo único Nuevo es el Socialismo; la comunidad organizada, por ella misma para poner como interés social supremo la vida buena, el buen vivir, inclusivo y diverso, en sociedades igualitarias. Lo único nuevo es la emancipación de los oprimidos, asumiendo su papel como dirección transformadora. Nada hay nuevo en el capitalismo, incubadora repetitiva de desorden y anarquía.

Avejentado el modelo económico que tiene al 1% de la población como poseedor del 99% de las riquezas mundiales… lo “nuevo” será crear un sistema riguroso de distribución equitativa, por ejemplo. Distribución nueva: a cada cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades. Avejentado el modelo de valores, que impone respeto y pleitesía al aparato jurídico dominante, donde la ley pesa como maldición contra los pobres y la corrupción inclina la balanza de la “justicia” siempre hacia la impunidad de los adinerados… lo nuevo exigiría un modelo de Justicia Social capaz de impedir la apropiación de las riquezas en unas cuantas manos y eso implica las riquezas naturales, comunicacionales, artísticas, científicas, éticas… lo nuevo sería salir derrotar al capital. Y así con la educación, la salud, la ciencia… No es la pandemia lo que acelera en “Nuevo Orden”, tampoco es una liturgia.

Decir “avejentado” aquí, no implica amor por el novedosísmo. Tampoco es emboscada para echar a la basura la experiencia y mucho menos la historia que siempre debe ser analizada críticamente. Implica enfatizar el peso de una injusticia cometida contra la humanidad, en un plazo específico, y que hoy sólo tiende a empeorar los daños contra el planeta y contra la especie humana. Un modelo económico e ideológico que sólo hace felices a unos cuantos privilegiados y a algunos subalternos con el cerebro lavado. El capitalismo envejeció y hoy es un catálogo macabro de inmoralidades y peligros del que urge salir en consenso, con un plan superador. Sin amos, sin patrones, sin clases sociales, sin humillaciones ni desprecios. Nuevo, radicalmente…desde las raíces, pues.

Invocar una “Nuevo Orden”, así nomás con “buena voluntad”, además de ilusionista resulta sospechoso. Es necesaria una definición dialéctica del “Nuevo Orden” basada en un trabajo minucioso sobre los núcleos mismos de las contradicciones que hicieron posible al capitalismo. Lo “nuevo” está anidado en las luchas emancipadoras de los pueblos, está en cada una de las contiendas que disputan su emancipación -en condiciones asimétricas- pero que crecen dinámicamente desde el seno mismo del aparato de dominación. En ese campo de lucha está el debate capital-trabajo y de ahí hay que entender cómo ascender hacia lo “nuevo”. El “Nuevo Orden”, que no pude ser otra cosa que la aniquilación definitiva de la explotación, exige la reivindicación del trabajo como fuente suprema de la riqueza y la revaloración histórica de la producción de la riqueza, politizándola hasta en las tareas de su distribución democrática, justa e irrestricta.

Ese “Nuevo Orden” no puede ser un repique de cencerros para regresarnos al “buen camino” de la mansedumbre. No importa que tan suculentas sean las mesas servidas con más de la misma nadería. No nos prestemos a ese juego. Tengan el apellido que tengan. La situación mundial es inobjetablemente difícil y no hay lugar para más payasadas mesiánicas ni ilusionistas. Hay que discutir el “Nuevo Orden” en clave de transformación profunda del mundo y con el ánimo más decidido a derrotar las viejas manías del engaño y todos los resquicios fabricados por el reformismo. Eso incluye a los trepadores, a los oportunistas y a los que medran siempre para agitar las banderas ajenas. La náusea misma. Ya se escuchan las alharacas en los tugurios de los prestidigitadores burgueses como Mr. Kissinger.

Es inútil esperar el “Nuevo Orden” como caído del cielo. Y eso no implica despreciar los aportes paridos con las mejores metas. El “Orden” que la humanidad reclama, lo impondrán los trabajadores con las fuerzas y los tiempos que logren ir ganándole a las condiciones concretas, pero con su agenda propia. Sin espejismos ni retóricas especializadas en idealizar soluciones o en fabricar conjuros mágicos. Transformar al Mundo es una bandera proletaria que sintetiza, en su riqueza semántica, la fuerza de la organización y la consciencia de clase. No es un “buen propósito” para decorar discursos ni una estratagema para anestesiar la rabia producida por la esclavitud. Transformar al mundo debe ser un programa humanista, minucioso e inclusivo, fincado en la convergencia de las ciencias, la ética y la moral de la lucha de los pueblos a lo largo de su historia, o será nada. No vamos a permitir que ahora, los mismos viejos artífices de las peores desgracias planetarias, resulten ser adalides de lo “Nuevo”, mientras ganan tiempo para reordenar el desastre producido por ellos mismos y se las ingenian para que nosotros paguemos, una vez más, los platos rotos de la pachanga burguesa. Ellos olfatean el hartazgo de los pueblos y necesitan tiempo para reordenarse. Cueste lo que cueste. A su espejismo le llaman “Nuevo Orden”. Ahí tenemos un escenario crucial para la Batalla de las Ideas, ascendiendo a la Praxis.

Autor: Fernando Buen Abad Domínguez

Fuente de la Información: https://rebelion.org/de-que-hablamos-cuando-hablamos-del-nuevo-orden/

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Libro: Neoliberalismo, Neodesarrollismo Y Socialismo Bolivariano. Modelos de Desarrollo y Políticas Públicas en América Latina (PDF)

 Neoliberalismo, Neodesarrollismo Y Socialismo Bolivariano.  Modelos de Desarrollo y Políticas Públicas en América Latina

Libro

Autores: Grupo de Trabajo Crisis y Economía Mundial

CLACSO

Paula Vidal Molina (Coord.)

«Nos interesó centrar la preocupación en la visibilización y análisis de la relación entre ideología, modelos de desarrollo y políticas públicas-sociales del Estado para los países y la región, porque en Latinoamérica desde el 2000 en adelante, diversos gobiernos se propusieron impulsar políticas alternativas al modelo de desarrollo neoliberal, inaugurando el “ciclo progresista” en la región bajo lo que se definió como Neodesarrollismo, Socialismo del Siglo XXI y/o del Buen Vivir, los cuales fueron abordados a partir de estudio de caso de países y sus gobiernos: Chile (neoliberalismo con Bachelet-Piñera), Brasil (Neodesarrollismo con Lula-Dilma) y Venezuela (Socialismo del Siglo XXI con Chávez). Si bien, el “modelo primario exportador extractivista” se mantuvo en los países, en algunos, el rol del Estado y sus políticas adquirieron nuevos bríos y centralidad con discursos de democracia y participación desde la ciudadanía, los movimientos sociales y los pueblos originarios.»

Tomado de la Introducción del Libro.

Descárguelo en: Neoliberalismo-neodesarrollismo

Fuente de la Información: www.CLACSO.org/arg/libreria-latinoamericana

 

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