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Abuelos digitales, las nuevas estrellas de YouTube

26 Marzo 2017/Fuente y Autor: http://gestion.pe

No hay edad para alcanzar la fama. Y los abuelos youtubers lo saben muy bien. Algunos superan los ochenta años sin embargo, enseñando y disfrutando lo que hacen, han encontrado miles de seguidores y un trabajo divertido.

¿La Internet es terreno de jóvenes? Por favor. Uno de cada cinco usuarios web en Latinoamérica son ancianos. Es más, su padre o abuelo podría estar navegando tranquilamente YouTube en este instante, en donde el 10% de público pertenece a la tercera edad.

Y es precisamente acá en donde los patriarcas del mundo comienzan a resaltar. La categoría senior en YouTube es un fenómeno creciente, y no piensa detenerse.

Esperanza Rosas es una vecina limeña de 74 años, y desde hace siete publica religiosamente y todas las semanas una edición más de “Tejiendo Perú”, su videoblog sobre, adivinen, costura.

“Tejiendo Perú” ya tiene alrededor de 744,000 suscriptores en YouTube, y sobrepasa las 260 millones de reproducciones. ¿De qué trata? Esperanza se graba enseñando las técnicas ancestrales del tejido con palillos, crochet y demás.

Pero Esperanza no es la única ‘abuelita virtual’, como la llaman sus seguidores. Al otro lado del Atlántico, en España, encontramos a Juan José Cañas, el abuelo viajero.

A sus 80 años, Cañas decidió perseguir su sueño de conocer Cuba. Pero tuvo la incréible idea de tomar el camino largo.

Entonces, podemos encontrar vídeos del español en Vietnam, Venecia o Barcelona. Todo gracias a su canal: “Atrapatuabuelo”.

Estados Unidos, por supuesto, tampoco se podía quedar atrás. Shirley Curry es una youtuber gamer, y sí, tiene 80 años.

Esta divergencia tan curiosa ha provocado la curiosidad y atracción de sus seguidores, que ahora suman más de 270,000.

Fuente de la noticia: http://gestion.pe/tecnologia/abuelos-digitales-nuevas-estrellas-youtube-2185245

Fuente de la imagen:http://d2mcuc4z4njy7y.cloudfront.net/ima/0/0/2/1/1/211184.jpg

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En América los nuevos modelos educativos y la demanda de nuevas habilidades serán claves en los próximos años.

América/ 25 de marzo de 2017.  Fuente y Autor: AméricaEConomía.com

El siguiente estudio fue presentado ayer y  forma parte de la iniciativa ICEMD Future Trends Research bajo la cual se presentarán un total de 7 estudios: “Fintech: una visión de futuro”; “Tendencias globales en el sector asegurador”; “Tendencias en el sector media”; “Últimas tendencias en eCommerce”; “El futuro de la Educación”; “El futuro de la Sanidad” y “Tendencias en Gobierno y sector Público”.

Se está produciendo una transformación digital, individual y social que está colocando a la educación en el lugar que se merece, esto es, en el centro y como máximo responsable del avance y la evolución positiva de cualquier sociedad. Por ello, el informe realiza un análisis de los factores de cambio que están influyendo en el nuevo sistema educativo, y repasa las tendencias más relevantes en educación superior y MBAs.

“Necesitamos no sólo de visión estratégica para abordar nuestros procesos de transformación digital – apunta Eduardo Gómez Martín, director general de ESIC, quien inauguró la presentación del estudio.

“Nos enfrentamos a un escenario sin precedentes. En el entorno laboral, llevamos años experimentando un proceso de cambio, que algunos denominan la 4ª Revolución Industrial, y que está muy influido por el rápido avance de la automatización y la Inteligencia artificial, pero también por las nuevas concepciones en torno al trabajo y al lugar que ocupa en la vida del individuo”, declara Joost van Nispen, presidente de ICEMD, quien  presentó las principales conclusiones del estudio. “En este escenario, debemos tener en cuenta que para que la transformación en educación sea una realidad, no sólo son necesarias las innovaciones tecnológicas o los cambios en las metodologías, sino que se hace acuciante la transformación social, una transformación profunda a nivel político y cultural, de la que poco a poco muchos actores empezamos a formar parte”, añade.

En este nuevo contexto donde tanto los alumnos como los profesores tienen que adaptarse y evolucionar, estos son los factores de cambio que ICEMD destaca como los que están influyendo en el nuevo sistema educativo:

– Estudiantes activos. La educación ya no solo es para personas con cierta edad, sino que perdura durante toda la vida, por ello se debe ser consciente de quiénes son los estudiantes (Generación Alpha, Generación Z, Millennials, Generación X, Baby Boomers). Saber a quién se le está impartiendo el aprendizaje, permitirá aprender sobre sus características, preferencias y la mejor manera de captar su curiosidad innata.

– Entorno actual. La globalización e Internet están construyendo un mundo hiperconectado, que a pesar del aumento de los radicalismos, también fomenta el respeto y la aceptación de las diferencias. La educación no entiende de fronteras en un mundo global, ni de flujos migratorios y de refugiados.

– Modelos educativos. Ante la necesidad de adaptarse a los cambios, varias escuelas han empezado a hacer uso de nuevas metodologías para que sus alumnos estén mejor preparados para los retos del futuro. Entre las más importantes: Flipped classroom; Blended learning; Aprendizaje colaborativo, Hiper Personalización; Learning by doing; Microlearning y Edutainment.

– Nuevas Habilidades. Se sabe que muchos de los oficios y habilidades que se demandan en la actualidad, desaparecerán y se transformarán en el futuro. Por ello, se hace imprescindible preparar a los niños y jóvenes para este nuevo entorno. Entre las capacidades y habilidades más importantes destacan: el lenguaje del código, STEAM, Design Thinking, Mindful Learning, Responsabilidad Social, Majority of Minorities, Soft Skills y Blockchain/Bitcoin.

– Influencia Tecnológica. La continua integración de la tecnología dentro de las aulas hace que siempre debamos echar una mirada a innovaciones como la inteligencia artificial, chatbots y robots, o M-learning. De esta manera, se pueden apreciar los diferentes rumbos que la tecnología está aplicando el sector educativo.

Tendencias en Educación Superior

Estos factores de cambio, nuevos modelos educativos y la demanda de nuevas habilidades, están afectando también a la educación superior. Se aprecia especial interés en las innovaciones tecnológicas y en la mayor personalización de contenidos, así como en la flexibilidad y en el desarrollo de proyectos prácticos reales que preparen para el entorno laboral cambiante.

Estas son las seis tendencias que se deben tener en cuenta en relación a la aceleración de la adopción de la tecnología para la educación superior, según ICEMD:

-Tendencias a corto plazo (implantación en 1-2 años):

– Aprendizaje combinado

– Aprendizaje colaborativo

– Tendencias a medio plazo (implantación en 3-5 años):

– Enfoque creciente en la medición del aprendizaje

– Rediseño de espacios de aprendizaje

– Tendencias a largo plazo (implantación en más de 5 años):

– El avance de las culturas de innovación

– Enfoques de aprendizaje más profundo

Por último, en cuanto al futuro de los MBAs, destaca el auge de la educación online y la incorporación de metodologías de aprendizaje que rompen con la educación tradicional.

“Es prioritario entender de manera profunda a las nuevas generaciones, sus motivaciones cambiantes, su cultura, sus hábitos, etc. Empatizar con el alumnado sea cual sea su etapa evolutiva y académica será fundamental para que los procesos profundos de aprendizaje tengan lugar”, concluye Joost van Nispen.

Fuente de la noticia:  http://mba.americaeconomia.com/articulos/notas/las-tendencias-en-educacion-superior-que-marcaran-el-2017

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Dos dispositivos que prometen acabar con la barrera del idioma

25 Marzo 2017/Fuente:gestion.pe /Autor: Red Iberoamericana de Prensa Económica Diario Expansión de España

A un aparato que traduce a 80 idiomas sin necesidad de conectarse a Internet se suma un audífono que dicta diálogos en el idioma deseado.

Todos han escuchado alguna vez que saber otro idioma abre puertas. Efectivamente, comunicarse en otra lengua resulta fundamental para trabajar en una multinacional y muy útil para conocer países. ¿Qué pensaría si le dijesen que ya no será necesario aprender un idioma para comunicarse con él?
Precisamente, las nuevas tecnologías pueden ayudar en este sentido.

Hace años que existen programas informáticos de traducción, pero en los últimos tiempos estos han evolucionado más.

Ahora dos dispositivos que saldrán a la venta en los próximos meses prometen ser capaces de traducir, en tiempo real, cualquier conversación.

Travis, el traductor
Durante el último Mobile World Congress (MWC) de Barcelona se presentó el dispositivo Travis the Translator, un pequeño aparato capaz de traducir a 80 idiomas.

Cuenta con un procesador para traducir audio sin retrasos. Basta con pulsar un botón y dictarle aquello que se desea comunicar en otra lengua. Es compatible con auriculares a través de conexión bluetooth.

Su batería aguanta hasta 12 horas y se conecta a Internet para actualizar las traducciones, aunque también funciona ‘offline’.

Travis saldrá a la venta en junio por US$ 199, y a partir de este mes pueden realizarse los primeros pedidos por US$ 99 a través de su página web.

Un audífono inteligente
Otro dispositivo que ha generado mucha expectativa es Pilot, un auricular inalámbrico capaz de traducir a inglés, español, francés, portugués e italiano.

Pilot filtra el ruido del ambiente para tomar solo la voz, y luego transmite la información a una aplicación que realiza la consulta en Internet y devuelve la respuesta en el idioma del usuario.

Ha sido desarrollado por la start-up norteamericana Waverley Labs y el año pasado recaudó US$ 4.4 millones de a través de una campaña de ‘crowfunding’ en Indiegogo, un 3.177% más de lo que pedían.

Este ‘gadget’ saldrá a la venta en mayo por unos US$ 300. Esto no ha impedido que más de 20.000 personas ya hayan hecho su prereserva del producto.

Fuente de la noticia: http://gestion.pe/tecnologia/dos-dispositivos-que-prometen-acabar-barrera-idioma-2185562

Fuente de la imagen: http://d2mcuc4z4njy7y.cloudfront.net/ima/0/0/2/1/1/211845.jpg

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Así enseñan los profesores más innovadores del mundo

Fuente:El País /Autor:Pilar Alvarez

Los finalistas al premio internacional al mejor docente, entre los que está el español David Calle, cuentan sus claves en el aula

Hay veces que pasa. Hay alumnos que responden lo mismo que Samantha cuando le preguntan cómo es su profesora.“Es la mejor”. ¿Y por qué? “Sin ella no hubiera conseguido ir a la Universidad”. Maggie McDonell es su maestra favorita y puede que se convierta también en la mejor del mundo, según el foro internacional que este fin de semana ha juntado a miles de personas de distintos rincones del planeta en Dubái para hablar de educación.

Compite con otros nueve candidatos, entre los que está el español David Calle, por el Global Teacher Prize, el premio al profesor global, valorado en un millón de dólares. Han sido elegidos entre los 200.000 aspirantes de 179 países que presentaron candidaturas y representan a los cinco continentes. Cada uno a su manera buscan dar a sus alumnos más posibilidades de las que la vida ofrece.

Maestra de esquimales

La profesora canadiense McDonell, en chándal y con un exultante sentido del humor, trabaja en realidad en las condiciones más difíciles. Es maestra en un pueblo llamado Salluit, la segunda comunidad inuit más septentrional de Quebec, a la que solo se puede llegar en avión. Entre sus alumnas, los embarazos de adolescentes son comunes, hay altos niveles de abuso sexual. Se ha traído a tres alumnos a la convención mundial. Su clave es precisamente contar siempre con ellos. “Hay que ser genuina y auténtica, que vean que de verdad te vuelcas y participas en la comunidad”, explica.

El profesor YouTuber

Al español David Calle, nacido en Coslada (Madrid) y profesor de una academia desde que se quedó en paro como ingeniero, lo que le funciona es hablar el lenguaje de los chicos. Los 700 vídeos que ha grabado en YouTube para explicar ciencias y matemáticas, con más de 20 millones de visitas, están llenos de superhéroes. Los consultan alumnos que se han quedado descolgados de las clases y aquellos que no pueden pagarse un profesor particular. “Les digo que si no existieran las matemáticas no tendrían WhatsApp”, explicaba ayer a un nutrido público. Este domingo sobre las cuatro de la tarde (hora española) se conocerá quién es el ganador o ganadora entre los candidatos, cinco hombres y cinco mujeres venidos de Pakistán, Reino Unido, Alemania, Jamaica, Brasil, Australia, Kenia o China.

Danzando en Kenia

La danza sacó a Michael Wamaya de la calle y con ella este keniata busca hacer lo propio con sus alumnos. “El arte es el único mecanismo para que los niños se expresen, la mejor forma de comunicar con ellos”, contaba ayer en la convención organizada por la fundación Varkey, a la que ha sido invitado EL PAÍS. Sus alumnos tienen entre cinco y 16 años, provienen de algunas de las áreas más deprimidas de Nairobi y el valle del Rift. “Con el ballet aprenden a respetarse entre todos, los mayores trabajan con los pequeños, los protegen, se conocen”, explica. En sus clases no hay barra de baile para apoyarse (“usamos las mesas”) ni un buen parqué sobre el que danzar. “Pero en África tenemos mucha creatividad y es estupendo aplicarla con nuestros chicos”.

Aprender química en el río

“Yo no consigo enseñar con teoría”, explica por su parte el brasileño Wemerson da Silva Nogueira, que viene de Espírito Santo, al sureste de Brasil. Da clases en un suburbio con altas tasas de criminalidad y problemas de drogas. Él, en vez de libros de texto, usa el mundo. Para enseñar química, por ejemplo, se desplazó con sus alumnos de 12 y 13 años a 150 kilómetros para tomar muestras del río Doce, contaminado con millones de toneladas de metales pesados dejando a 50.000 personas sin abastecimiento. Juntos analizaron esas muestras y consiguieron construir un filtro que permitió reutilizar el agua para riego y uso doméstico. “Fue un día muy feliz para toda la comunidad».

Fuente de la noticia: http://politica.elpais.com/politica/2017/03/19/actualidad/1489906645_160330.html

Fuente de la imagen:

 http://ep01.epimg.net/politica/imagenes/2017/03/19/actualidad/1489906645_160330_1489907204_noticia_normal_recorte1.jpg

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El docente en la deconstruccion derridiana

Por: Jorge Díaz Piña

El reconocido filósofo deconstructivista Jacques Derrida, para quien todos los textos, o todos los significados, están abiertos a interpretaciones alternativas, sostiene que las leyes que rigen la organización o la construcción de un texto, no resultan evidentes para el sentido común. Él lo expresa del modo que sigue: “un texto no lo es, a menos que oculte al primer lector, a la primera mirada, la ley para su comprensión y las reglas de su juego” (citado en Kinchebe, 2001, p. 145).

La deconstrucción, como lo indica Kinchebe, puede ser definida “como método de lectura, como estrategia de interpretación o como táctica filosófica” (ob. cit. p. 209). Para él, Derrida “se sirve de la desconstrucción para cuestionar la integridad del texto, y rechazar las interpretaciones del mundo tradicionales y establecidas” (ibid.).  En otro lugar con anterioridad dice que “el pensamiento filosófico y educativo occidental –argumenta Derrida- ha sido cautivado por un logocentrismo que, de modo arrogante, relaciona significante con significado” (ob. cit. p. 85).  Buscando evidenciar ésta asociación arbitraria y manipuladora entre significante y significado da un ejemplo de ello:

Por ejemplo, la civilización (el significante), que mantiene una relación inextricable con los modos de vida occidentales (el significado), no se vincula en absoluto con los modos de vida africanos. De este modo, la propia palabra “civilización” acabó por convertirse en una tiranía detentora de poder, al privilegiar determinadas formas de vida en detrimento de otras. Al privilegiar y excluir justificaba, asimismo determinadas acciones. Si un pueblo era incivilizado, resultaba mucho más fácil justificar su conquista, su  erradicación y su supresión de las páginas de la historia. (ob. cit. p. 85).

Llegando a la siguiente conclusión:

Así, al revelar la verdadera naturaleza de la relación entre significante y significado, la desconstrucción se convierte en un acto político de cognición, que subvierte la estabilidad de los significados tradicionales. En ausencia de esta desestabilización, las relaciones totalizadas entre significante y significado actúan oprimiendo las lecturas alternativas del mundo basadas en la diferencia (ibid.)

En Derrida la deconstrucción “siempre tuvo en principio por objeto el aparato y la función de la enseñanza en general” (1982, p. 66). Expresamente indicó que en la enseñanza escolar “no hay lugar neutral o natural” (ob. cit. p. 61), y agregó:

Al hacer pasar por naturales (fuera de dudas y de transformaciones, por consiguiente) las estructuras de una institución pedagógica, sus formas, sus normas, sus coerciones visibles o invisibles, sus cuadros […] se encubren con miramientos las fuerzas y los intereses que, sin la menor neutralidad, dominan –se imponen- al proceso de enseñanza desde el interior de un campo agonístico heterogéneo, dividido, dominado por una lucha incesante. (ob. cit. p. 60)

En el texto comentado, titulado Dónde comienza y cómo acaba un cuerpo docente, Derrida expone a los docentes como un cuerpo esencialmente repetidor. En tanto repetidor, el docente no debe innovar ni transformar. Su destino es repetir, reproducir y hacer reproducir formas, normas y contenidos, “debe asistir a los alumnos en la lectura y comprensión de los textos, ayudarlos en la interpretación y a comprender lo que de ellos se espera, a lo que deben responder en las diversas etapas del control y de la selección” (ob. cit. p. 70).

El docente se convierte en el representante de un sistema de reproducción   (complejo y minado por múltiples antagonismos, articulado por microsistemas relativamente independientes que en su aparente derivación, sus representantes pueden, en determinadas    condiciones,   volver   contra   el   sistema,   pero   éste    se    rejerarquiza constantemente y  reproduce), o en un experto de la demanda a que se ha visto sometido desde el principio por un contrato tácito y que él la explica, la traduce, la repite y re-presenta. Esta demanda es la que domina en el sistema y se reconoce como el poder. El repetidor la representa y la reproduce ante los estudiantes, y los ayuda a satisfacerla en función de la petición general, pero también a petición de los propios alumnos.

Derrida reitera “que el poder controla el aparato de enseñanza” (ob. cit. p. 77), y lo reitera para aclarar que no lo coloca fuera del escenario pedagógico ya que lo ubica en el interior de ese escenario mismo, cualquiera sea su naturaleza ideológica o política, para no dar a creer o pensar en una enseñanza sin poder, liberada de sus efectos. Ésta, según él, sería una representación idealista o liberalista con la que se resignaría un cuerpo docente ciego al poder que lo somete, incluso deshacerse de su propio poder es tarea difícil para un cuerpo docente, por cuanto éste lo constituye quizás estructuralmente como cuerpo. Sin embargo, señala, donde quiera que se realice la enseñanza existe lucha de poderes entre fuerzas dominantes y dominadas, conflictos y contradicciones que  llama efectos de diferencia. En todo caso, lo que interesa resaltar es que para él la repetición es una invariante estructural de poder en la enseñanza.

Referencias

Derrida, J.  (1982).  Dónde comienza y cómo acaba un cuerpo docente.  En Grisori, D. (Comp.).  (1982).  Políticas de la filosofía. México: F.C.E.

Kinchebe,  J.  (2001).  Hacia una revisión crítica del pensamiento docente. Barcelona: Ediciones Octaedro

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La  dimensión  política  como enfoque potente de  la  pedagogía  de  la  infancia

Por:  Mercedes  Mayol  Lassalle

El  artículo  propone  recorrer  ciertos  debates   pedagógicos,  alrededor  de  la  educación  infantil   argentina,  que  cobraron  centralidad  en  los   primeros  trece  años  del  siglo  XXI  y  cuyos   fundamentos  se  reconocen  dentro  de  las   pedagogías  críticas.  Los  mismos  proponen  pensar   y  sistematizar  tanto  el  conocimiento  acumulado   acerca  del  fenómeno  educativo  por  las  grandes   tradiciones  de  la  pedagogía  de  la  infancia,  como   considerar  las  prácticas  y  las  experiencias  vigentes   como  componentes  necesarios  para  el  desarrollo de  nuevas  conceptualizaciones  y  re-­significaciones   teóricas.  Para  ello,  se  plantea  el  análisis  de  tres   enfoques,  de  gran  potencialidad,  que  vienen   impactando  en  el  desarrollo  de  la  pedagogía  de  la   educación  infantil  en  la  Argentina,  que  se   encuentran  en  el  centro  del  debate  en  el  ámbito   académico  y  docente  y  que,  proponen  una  visión   transformadora  que  busca  más  sentido  para  la   educación  infantil  y  más  justicia  y  más  democracia   para  garantizar  los  derechos  a  la  educación  y  al   juego  consagrados  en  la  Convención  Internacional   sobre  los  Derechos  del  Niño  y  en  la  nueva  Ley  de   Educación  Nacional  argentina.

 Estos  enfoques  son:

1-­‐  el  creciente  consenso  de  que  la  política  es  parte   de  la  pedagogía  de  la  infancia,  definiendo  nuevos   sujetos  y  nuevos  vínculos  educativos;

2-­‐  el   reconocimiento  del  juego  como  medio  y   contenido  en  la  educación  infantil  y

3-­‐  la sistematización  y  re-­‐significación  de  los  pilares  de   la  educación  infantil.

Recorrer  el  camino  de  los  debates  pedagógicos   alrededor  de  la  educación  infantil  argentina  de   los  últimos  años,  no  es  una  tarea  sencilla.  El   campo  pedagógico  siempre  se  halla  en  conflicto   y  está  cruzado  por  ideas  y  propuestas  que   provienen  no  sólo  de  las   ciencias  de  la   educación  y  la  academia  sino  de  saberes   vinculados  a  las  concepciones  de  otras   disciplinas,  tanto  como  de  las  creencias  y   acciones  de  muchos  sectores  de  la  sociedad:  el   comunitario,  las  iglesias  y  organizaciones  civiles,   los  partidos  políticos,  el  ámbito  privado,  las   escuelas  y  pedagogías  con  nombre  y  apellido,  el   mercado  editorial,  el  mercado  pedagógico  (que   ha  crecido  en  los  últimos  años  con  gran  fuerza),   los  medios  de  comunicación  social  y  muchos   otros.

Hablar  de  pedagogía  de  la  infancia,  es   entrar  en  un  terreno  donde  nada  es  neutral,  y   que  plantea  sumergirnos  en  paradigmas  que   buscan  espacios  para  desarrollarse,  definirse  y   lograr  hegemonía  dentro  del  campo  del   pensamiento  y  de  las  prácticas  educativas  en   un  determinado  momento  histórico.  Esta   dinámica,  ha  permitido  que  el  saber  pedagógico   se  desarrolle  ampliando  e  integrando  nuevas   perspectivas  para  bien  y  para  mal.  Siguiendo  a   Jerome  Bruner,  podemos  afirmar  que  la   educación  infantil  es  una  de  las  realidades   sociales  sobre  las  que  se  han  formado  densos   debates  y  significados  en  permanente   negociación.  Así,  “las  realidades  sociales  no  son   ladrillos  con  los  que  tropezamos  o  con  los  que   nos  raspamos  al  patearlos,  sino  los  significados   que  conseguimos  compartiendo  las  cogniciones  humanas”  (Bruner,  1996:128).

En  este  sentido,   consideramos  que  la  pedagogía  es  tanto  un   foro  para  negociar  y  renegociar  significados,   como  un  conjunto  de  orientaciones  para  la   acción,  por  ello,  exige  la  asunción  de  una   función   activa  y  comprometida  a  quienes   participamos  de  esta  conversación  y   construcción.   Antelo  sostiene  que  la  pedagogía  es  “la   reflexión  sistemática  sobre  la  educación,  o  la   intervención  teórica  sobre  los  problemas  que   tienen  lugar  en  el  interior  de  los  que   denominamos  campo  problemático  de  la   educación”  (Antelo,  2005:  8).  Se  compone  de   un  corpus  teórico,  y  también  de  las  prácticas   que  se  definen  en  la  escuela  infantil,  que  al   mismo  tiempo  será  fuente  de  nuevas   reflexiones  y  teorizaciones.  En  esta  actividad   de   reflexión  sistemática,  los  educadores (1)   venimos  debatiendo  teorías  pedagógicas   diversas.  Dentro  de  los  múltiples  repertorios   de  corrientes  pedagógicas,  Demerval  Saviani   reconoció  dos  grandes  líneas:  las  no  críticas  y   las  críticas  (Saviani,  1983:  7).

 Las  primeras   incluyen  a  la  pedagogía  tradicional,  la  “escuela   nueva”  y  el  tecnicismo.  Tienen  la  cualidad   común  de  pensar  la  educación  como   autónoma  y  comprenderla  a  partir  de  sí   misma.  Las  teorías   críticas  entienden  la   educación  como  inserta  y  condicionada  por   múltiples  factores  o  determinantes  sociales.   En  los  últimos  años,  dentro  de  la   pedagogía  argentina  se  han  alzado  “versiones   del  mundo”  (Bruner,  1996:  130)  que  portan   una  gran  fuerza  epistemológica  y  práctica cuyos  fundamentos  podemos  reconocer   dentro  de  una  corriente  que  correspondería  a   las   pedagogías  críticas  o  transformadoras   (Ayuste  González  y  Trilla  Bernet,  2004:  224)   que  contienen  –en  diferente  grado  -­‐  una  dosis   importante  de  análisis  crítico  sobre  las   relaciones  de  poder  y  las  desigualdades  que  se   dan  en  los  diferentes  sistemas  que  conforman   la  sociedad  (político,  económico,  educativo,   cultural,  etc.),  que  conciben  a  la  educación   como  una  herramienta  de  cambio,  y  que   proponen  acciones  encaminadas  a  promover   su  democratización  y  ampliación.  Estas  ideas   adoptan  un  doble  sen&do:   discursivo  y   práctico  (Ayuste  González  y  Trilla  Bernet,   2004:  224)  dado  que  por  un  lado,  estas  teorías   pedagógicas  se  ocupan  de  pensar  y   sistematizar  conocimientos  acerca  del   fenómeno  educativo,  tomando  como   referentes  otras  aportaciones,  al  mismo   tiempo  que  consideran  a  la  práctica  y  la   experiencia  como  las  fuentes  privilegiadas  de   información,  y  el  componente  necesario  y   vinculante  de  la  fundamentación  teórica. En  consonancia  con  lo  dicho,  mi   intención  será  plantear  en  este  articulo  tres   enfoques,  de  gran  potencialidad,  que  vienen   impactando  en  el  desarrollo  de  la  pedagogía   de  la  educación  infantil  en  la  Argentina  y  que,   al  mismo  tiempo,  plantean  una  visión   transformadora  que  busca  dar  más  sentido   para  la  educación  infantil  y  más  justicia  y  más   democracia  para  los  niños.  Ellos  son: • el  creciente  consenso  de  que  la  política   es  parte  de  la  pedagogía  de  la  infancia,   definiendo  nuevos  sujetos  y  nuevos   vínculos  educativos; • el  reconocimiento  del   juego  como   contenido  en  la  educación  infantil; • la  sistematización  y  resignificación  de  los   pilares  de  la  educación  infantil.

La  dimensión  política  de  la   pedagogía  de  la  infancia.

Hace  pocos  años,  hablar  de  la  dimensión   política  de  la  pedagogía  de  la  infancia,  para  la   mayor  parte  de  los  educadores  infantiles  era   casi  un  extravío.  Importantes  voces  se  alzaron   en  este  sentido  pero  la  influencia  del   pensamiento  tecnocrático  fue  hegemónica  en   el  campo  de  la  educación  de  finales  del  siglo   20.  En  la  formación  docente  ninguna  materia  o   seminario  trataba  directamente  esta   perspectiva  y  recién  a  partir  de  2007  y  con  la   decisión  de  extender  a  4  años  las  carreras  de   formación  docente  para  los  niveles  inicial  y   primario  (según  lo  estableció  la  Ley  de   Educación  Nacional  N°  26.206),  fue  necesario   elaborar  nuevos  diseños  curriculares  que   respondieran  tanto  a  la  normativa  vigente,   como  a  las  nuevas  demandas  sociales,   indicándose  claramente  la  importancia  de   incluir  y  considerar  la  dimensión  política  de  la   pedagogía.  Esta  perspectiva  considera  que  no   se  trata  sólo  de  conocer  las  características  o  el   estado  de  las  políticas  públicas,  sino  también   de  reconocer  la  educación  como  un   “acto   político”  (Diker  y  Frigerio,  2010:  8)  que  define   al  niño  como  un  sujeto  con  derechos   ciudadanos  y  establece  un  nuevo  vínculo  entre   la  infancia,  el  Estado,  la  escuela  y  la  sociedad.   En  este  sentido,  Diker  y  Frigerio  sostienen  que   “la  educación  es  ese  acto  político  que   emancipa  y  que  asegura  con  justicia,  la   inscripción  de  todos  en  lo  público  y  el  derecho   de  todos  a  decir  y  decir-­‐se  en  el  espacio   público”   (Diker  y  Frigerio,  2010:  8).  Cuando   sostenemos  que  la  educación  es  un  acto   político  entendemos  que  contiene  un  bagaje   ideológico  y  que  toda  pedagogía,  desplegada  a   través  de  un  curriculum  explícito  e  implícito,   supone  la  asunción  de  una  posición  acerca  de   la  infancia,  de  la  escuela  como  espacio   público,  de  las  responsabilidades  de  los   actores  institucionales  y  de  los  derechos  a  ser   garantizados.  Tanto  las  prácticas  como  la   reflexión  pedagógica  no  son  neutrales  y   existen  interacciones  intensas  entre  el   proyecto  político  general,  las  políticas   educativas  y  la  micro-­‐política  escolar.   Así,  definir  la   socialización  y  la   alfabetización  cultural  como  la  doble  finalidad de  la  educación  infantil  es  un  acto  político.

En   Documentos  Curriculares  de  la  educación   infantil  argentina  se  reconoce  ésta  doble   finalidad  que  se  apoya  en  las  ideas  del   pedagogo  italiano  Franco  Frabboni  quien   afirmó  que  la  escuela  infantil  debe  constituirse   en  “una  instancia  formativa  capaz  de  asegurar   el  derecho  inalterable  a  la  socialización,   conocimientos,  creatividad,  desde  el  año  cero   del  niño.”  (Frabboni,  1984:  42).  Por  ello,   sostuvo  que  la  educación  infantil  trabaja  para   el  logro  de  la  doble  meta  de  la  instrucción:   como  proceso  de  apropiación  del  capital   cultural  y  de  la  socialización;  como  proceso  de   asunción  y  asimilación  los  modelos  éticos  y   sociales  de  la  comunidad  de  pertenencia   (Frabboni,  1984:  84).  Estas  ideas  coinciden  con   los  planteos  de  Miguel  Zabalza  quien  reconoce   como  ejes  de  la  acción  educadora  el  desarrollo   de  las  estructuras  básicas  del  niño,  de  sus   capacidades  genéricas  y    la  iniciación  en  el   proceso  de  alfabetización  cultural,  constituyendo   ambas  las  dimensiones  necesarias  para  una   verdadera  educación  integral  (Zabalza,  2006:   XXIX).   Es  decir,  que  en  la  acción  pedagógica  -­‐   donde  es  imposible  cualquier  neutralidad  –     “hay  un  sujeto  que  no  está  dado,  que  es   necesario  que  ad-­‐venga”  (Frigerio,  2010:  29)   La  socialización  es  un  advenimiento  que  está   mediado  por  la  cultura  y  que  podemos   nombrar  como  proceso  de  humanización.

Por   otra  parte,  la  alfabetización  cultural  tiene  algo   del  orden  de  la  entrega  de  una  herencia,  de   distribución  del  capital  cultural  o  del  tesoro   común.  En  la  educación  se  plantea  una   relación  de  igualdad  entre  el  niño  y  el  adulto,   es  decir  que  se  reconoce  al  niño  como   semejante,  y,  al  mismo  tiempo,  se  le  reconoce   como  diferenciado,  distinto,  único.  La  igualdad   es  pensada  desde  otro  punto  de  vista,  “no   como  horizonte,  sino  como  punto  de  partida   (…),  implica  sostener  que  ningún  sujeto  de  la   palabra  está  imposibilitado,  ni  inhabilitado,  en   el  territorio  de  lo  común,  para  ser  par,  para   formar  parte,  para  tener  su  parte”  (Frigerio,   2004:5).   Estas  ideas,  que  reconocen  al  niño   como  ciudadano  desde  que  nace,  apoyan  y   viabilizan  su  derecho  a  participar  activamente   y  a  apropiarse  de  la  cultura;  ideas  que  afirman,   a  su  vez,  que  no  puede  haber  educación  (ni  desarrollo)  sin  la  transmisión  cultura,  van   adquiriendo  creciente  hegemonía  en  el   pensamiento  y  las  prácticas  pedagógicas  de  los   docentes  argentinos.  El  camino  no  es  fácil  y   está  en  pugna  con  quienes  todavía  creen  que,   en  la  primera  infancia,  el  desarrollo  humano   es  fruto  de  un  proceso  “espontáneo”  y  que   tarde  o  temprano,  gracias  a  la  maduración,  el   niño  desplegará  todas  sus  capacidades   humanas.  En  Argentina,  todavía  persisten   programas  e  instituciones  que  atienden  niños   pequeños,  centradas  en  el  cuidado  y  también   aquellas  que,  aunque  originalmente  se   definían  como  educativas,  fueron  perdiendo   su  rumbo  y  quedaron  des-­‐simbolizadas  y  des-­‐ libidinizadas  (Frigerio,  2010:  19). Por  ello,  resulta  central  tener  en  cuenta   el  eje  de  la   alfabetización  cultural  como   dimensión  de  una  educación  verdaderamente   integral  y  convencernos  que   “no  hay   educación  sin  trasmisión  cultural”  (Frigerio,   2010:  21).  En  esta  línea  de  pensamiento,  los   Núcleos  de  Aprendizajes  Prioritarios  (NAP)  para   la  Educación  Infantil,  aprobados  por  el  Consejo   Federal  de  Educación  de  Argentina,  reconocen  la   importancia  de  definir  para  la  educación  de   todos  los  niños   “un  conjunto  de  saberes   centrales,  relevantes  y  significativos  que,   incorporados  como  objetos  de  enseñanza,   contribuyen  a  desarrollar,  construir  y  ampliar   las  posibilidades  cognitivas,  expresivas  y   sociales  que  los  niños  ponen  en  juego  y   recrean  cotidianamente  en  su  encuentro  con  la   cultura,  enriqueciendo  de  ese  modo  la   experiencia  personal  y  social  en  sentido   amplio”  (NAP,  2004:  9)

Tanto  en  el  espacio  latinoamericano   como  en  el  argentino,  podemos  observar   largos  y  profundos  procesos  de  exclusión  de  la   primera  infancia.  Procesos  que  hoy,  lenta  pero   progresivamente,  se  están  revirtiendo.  En  el   campo  educativo,  Violeta  Núñez  (2007:  5)   señala  que,  junto  con  estos  procesos  de   exclusión,  los  sistemas  escolares  públicos  se   ha  ido  degradando  a  meros  contenedores,  al   mismo tiempo  que  proliferan  los  programas   de  intervención  social  directa  diseñados  desde   la  idea  de  “la  prevención”  y  no  de  la  igualdad   del  derecho  a  la  educación  de  los  niños.  Por   ello  sostiene  que  “de  lo  que  se  trata,  es  de   promover  la  justicia  social,  no  de  ‘prevenir’ conductas  peligrosas…  De  plantarse  ante  las   lacerantes  injusticias.  Y  éstas,  en  el  campo   educativo,  comienzan  cuando  las  instituciones   y  los  educadores  −encabalgados  en  discursos   hegemónicos  de tintes  “progresistas”−  dimiten   de  sus  responsabilidades  de  pasadores  de   herencias  y  reduplican  el  supuesto  “destino   social  y  económico”  de  los  sujetos,  al   asignarles  el  lugar  de  desheredados   culturales.”  (Violeta  Núñez,  2007:  11).  Esta   situación  ha  llevado  a  la  “enseñanza  de  la   ignorancia”   y  hasta  a  la   “dimisión   educativa”  (Núñez,  2007:  9).

La  pérdida  del   sentido  educador  de  muchas  escuelas   infantiles;  la  fundación  de  guarderías  de   gestión  comunitaria,  debida  a  la  ausencia  de   una  acción  e  inversión  sostenida  por  parte  del   Estado;  el  aumento  de  instituciones  privadas   sin  controles  suficientes  y  la  creación  de   programas  focalizados  para  niños  pobres,  nos   viene  colocando  en  la  necesidad  de  recuperar   y  recrear  el  sentido  y  significado  de  la   pedagogía  de  la  infancia  en  relación  a  su   función  política.  El  reto  que  enfrenta  la   pedagogía  es,  como  sostiene  Henry  Giroux, “desarrollar  formas  de  críticas  adaptadas  a  un   discurso  teórico  que  medie  la  posibilidad  de   una  acción  social  y  la  transformación   emancipatoria”  (Giroux,  1995:  21)  y  este   horizonte  se  viene  concretando  en  Argentina   por  la  consolidación  y  creciente  hegemonía  de   nuevos  lenguajes  y  concepciones  críticas  de  la   mano  de  pedagogos  que  resisten  tanto  a  las   pedagogías  tradicionales,  como  a  las   posiciones  tecnocráticas  o  reproductivistas  a   ultranza.

También  la  pedagogía  se  ha  venido   redefiniendo  a  partir  de  los  debates   provenientes  del  nuevo  status  de  la  infancia,   definido  por  la  Convención  Internacional  sobre   los  Derechos  del  Niño,  que  fuera  adoptada  por   la  Argentina  en  1990,  pero  que  recién  en  2005   se  vio  reflejada  en  la  Ley  de  Protección   Integral  de  los  Derechos  de  las  niñas,  niños  y   adolescentes  (Ley  26061),  y  en  2006  en  la  Ley   Nacional  de  Educación,  (Ley  26.206).  En  el   terreno  educativo,  si  bien  en  la  pedagogía  y  en   las  escuelas  infantiles  se  plantea  casi  desde   sus  etapas  fundacionales  la  importancia  del   protagonismo  del  niño,  todavía  faltan   esfuerzos  que  permitan  ampliar  los  derechos del  niño  a  acceder  desde  su  cultura  local  a  la   cultura  universal,  al  juego  y  a  una   participación  real  y  no  simbólica  dentro  de  las   escuelas  infantiles.  Por  ello,  se  sostiene  que   “el  intentar  la  justa  y  equitativa  distribución   del  conocimiento  desde  el  Nivel  Inicial  implica   partir  de  aquello  que  forma  parte  del  territorio   vital  de  cada  niño,  ampliándolo  para  que   accedan  a  saberes  con  mayor  grado  de   elaboración  del  que  originalmente   partieron”  (Harf  [et  al.],  1996:  81).

En  este  sentido,  deseo  destacar  que  el   énfasis  en  la  importancia  de  la  alfabetización   cultural  no  debe  confundirse  con  la   primarización  de  la  pedagogía  de  la  infancia   que,  a  partir  de  mediados  de  los  años  90,   irrumpió  en  la  escuela  infantil  con  pedagogías   propias  de  la  escolaridad  primaria  o  básica,   desplazando  las  ideas  y  prácticas  históricas   como  la  importancia  del  juego  y  la   socialización  y  los  enfoques  globalizantes  e   integradores  de  la  enseñanza.

(1)  Teniendo  en  cuenta  el  principio  de  economía  del  lenguaje  y  con  la  intención  de  evitar  repercuciones  en  la   redacción  y  lectura  del  texto  he  optado  por  evitar  el  desdoblamiento  de  sustantivos  en  su  forma  masculina  y   femenina

Fuente: http://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/130/pdf

Fuente imagen: https://encrypted-tbn3.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcS1n33yzRgzx8kJe4oUjSo8S62Q0ffhSWc4m5VqS3ZmMf_GLL8x

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Desvelando el lado obscuro del nuevo modelo educativo: la imprecisión de sus fundamentos pedagógicos

Por: Marisol Silva Laya

Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE)

Universidad Iberoamericana Ciudad de México

nuño modelo educativoSon ya varias las críticas hechas al nuevo modelo educativo propuesto por la SEP. En acuciosas notas Roberto Rodríguez y Carlos Imaz han señalado las insuficiencias de interpretación (o de plano errores) en conceptos pedagógicos que serían pilares del nuevo modelo. Destacan, por ejemplo, las inconsistencias en el tratamiento de conceptos claves como “aprender a aprender” y “aprender a conocer”, así como el manejo desorientado de las competencias separadas de sus elementos constitutivos: los conocimientos, las habilidades, las actitudes y valores[1]. Por su parte, Olac Fuentes en un análisis global del modelo y de su propuesta curricular hace notar contradicciones fundamentales entre sus objetivos y la programación curricular de los mismos, que en el fondo refleja “una nueva versión del enciclopedismo”[2] tantas veces criticado.

En este texto me interesa atender otras contradicciones contenidas en dos de sus principales ejes “El planteamiento curricular” y ” La inclusión y la equidad” donde se supone precisan el sustento pedagógico del modelo. La primera tiene que ver con su base filosófica y su propuesta curricular, así como con el discurso para justificarla. Se afirma que éste se basa en una perspectiva humanista y se precisa que:

(…) la educación tiene la finalidad de realizar las facultades y el potencial de las personas para que éstas, a su vez, se encuentren en condiciones de participar activa y responsablemente en las grandes tareas que nos conciernen como sociedad. Por ello, es indispensable identificar los conocimientos, habilidades y competencias que los niños y adolescentes precisan para alcanzar su plena realización (p.39).

Como en torno a otros principios del modelo, se aprecia a simple vista un intento por recurrir a fórmulas difícilmente cuestionables debido a que refieren a aspiraciones de nuestra cultura. La educación humanista es una de ellas. ¿Quién podría cuestionar que la educación debiera tener entre sus fines el de formar “un ser que se posee a sí mismo por su inteligencia y su voluntad, capaz de envolver el mundo entero por su conocimiento y de entregarse libremente a los otros por amor? (J.J. Alvarez, retomando a Jacques Maritain)[3].nuño-osorio-convenio4

Sin embargo, al detenernos en el fraseo del modelo, salta a la vista un discurso forzado, desarticulado, pobre. ¿Cómo puede la educación realizar las facultades y el potencial de las personas? Dicho de ese modo se releva a la persona de su propia responsabilidad. El desarrollo de las facultades sólo puede hacerlo la persona misma, en libertad y aprovechando las oportunidades que le ofrece su entorno.

La segunda parte del párrafo citado materializa la formación humanista en la selección de ciertas competencias que son necesarias para la “plena realización” y “útiles para llevar a cabo las tareas que la sociedad requiere”. A pesar de la pretensión de poner en el centro la realización personal, de fondo lo que se percibe es una visión instrumental de la educación. Nada más lejos de las reflexiones de muchos filósofos de la educación, por ejemplo, Savater afirma que “la educación no es una simple preparación en destrezas laborales; no es simplemente amaestrar a los niños o jóvenes a que no hagan daño y para que trabajen y para que obedezcan. Sobre todo, es para cada uno de nosotros para, a lo largo de la vida, ir despertando y produciendo la mayor cantidad de libertad humana”[4].

Es imprescindible preguntarse ¿a qué humanismo se remiten los autores del texto que describe el nuevo modelo educativo? ¿Dónde están los elementos definitorios de una visión humanista en educación, dónde queda el cultivo de la libertad y cómo la escuela puede jugar un papel clave para ello?

Otro referente utilizado para explicar las bases pedagógicas del modelo son los desafíos de la sociedad del conocimiento. Éste resulta un apartado lleno de imprecisiones. Se confunde, la información con el conocimiento y se afirma que la característica central de la sociedad del conocimiento es el volumen de información que crece constantemente. Se establece que México debe participar de ese modelo social fundamentalmente aprendiendo a seleccionar y procesar tal información. Se afirma que:

Es necesario generar las condiciones para que las personas adquieran las habilidades del pensamiento cruciales para el manejo y procesamiento de la información, del uso responsable de las TIC, y de actitudes compatibles con la responsabilidad personal y social (pp.40-41).

Las aspiraciones del nuevo modelo refuerzan un papel pasivo, de consumo de información (como el que nos ha caracterizado hasta ahora). Sería deseable que el nuevo modelo educativo replanteara este papel e impulsara, desde la escuela, la participación decidida en la generación de los conocimientos que pueden ser valiosos en el ámbito global, pero también en el local, y que contribuirían a solucionar los problemas particulares que aquejan a nuestra sociedad.

Para estar a la altura de los desafíos de este modelo de sociedad, preconizan que la escuela debe atender prioritariamente “las capacidades de comprensión lectora, expresión escrita y verbal, entendimiento del mundo natural y social, razonamiento analítico y crítico, creatividad y, de manera destacada, la capacidad de aprender a aprender”. Una tarea que ciertamente debe asumir con toda profundidad la escuela, pero que no resulta nada novedosa. Pero, pareciera que los autores del texto temían que la declaración de objetivos resultara limitada, y rematan ese apartado haciendo mención de que la tarea educativa debe abocarse a la formación integral de los alumnos. Sostienen que “incluye, necesariamente, el desarrollo de habilidades socioemocionales, la incorporación adecuada del deporte, las artes y la cultura como elementos indispensables de su desarrollo personal y social” (p.42). Esta mezcla de dimensiones de distinta naturaleza no hace sino poner de manifiesto la poca comprensión que se tiene de principios educativos fundamentales. Una cosa es la definición y otra los medios para lograrlo. Esta cita mezcla ambas cosas. La formación integral busca no sólo impulsar el desarrollo cognitivo de la persona, sino todas sus dimensiones (corporal, afectiva, emocional, ética, estética, espiritual, relacional…). Hay para ellos varios medios, pensaría que para la dimensión corporal el deporte es uno magnífico, pero no el único.

Por otra parte, las orientaciones sobre los contenidos que debieran nutrir el currículo de la educación obligatoria (básica y media superior) ameritan un análisis más detenido, por razones de espacio sólo anoto algunos aspectos que llamaron mi atención:

  • Se toma como referente los cuatro pilares propuestos por la comisión de la UNESCO encabezada por Jacques Delors: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. No abundaré en las observaciones que hizo Roberto Rodríguez acerca de la confusión sobre el primer pilar, el cual en reiteradas ocasiones es sustituido por “aprender a aprender”. Pero sí quiero llamar la atención sobre el hecho de que el segundo pilar (aprender a hacer) se reserva sólo para la educación media superior y se le relaciona las competencias profesionales de su marco curricular. Omito entrar a discutir si es preciso introducir este principio en la primaria, sólo me pregunto ¿qué pasará con la educación secundaria técnica, en cuya identidad este pilar resulta medular?
  • Se señala que el currículo de la educación media superior debe favorecer el ingreso al nivel superior. De esta manera pareciera que se refuerza el papel propedéutico del bachillerato y se deja de lado su potencial para formar para el trabajo.
  • En un intento por abarcar a toda la educación obligatoria, se delinean orientaciones pedagógicas que terminan por desdibujar la especificidad de cada uno de los niveles. Esto es particularmente notorio para el caso de la educación media superior que aparece como un apéndice, un satélite que se adecua al currículo nacional de la educación básica.

Por último, se establece que en el nuevo modelo educativo la inclusión y la equidad deben ser principios básicos y generales que conduzcan el funcionamiento del sistema educativo. Así se preconiza que estarán presentes en todos los elementos involucrados en el sistema a saber:

(…) normatividad, infraestructura, presupuesto, becas, valores y actitudes, planes, programas, métodos y materiales, ambiente escolar y prácticas educativas, gestión escolar, evaluación, capacitación, sistemas de información, maestros, directores, supervisores, padres y madres de familia (p. 66).

Por decreto, estos principios estarán presentes lo mismo en las cosas que en las personas, en la materia física y en la intangible, en las becas y en los valores, lo mismo en los sistemas de información que en los padres y madres de familia. Esto realmente resulta un absurdo. Se vacía de contenido y sentido a estos principios que forman parte medular del derecho a la educación.

En suma, la apresurada construcción y publicación del modelo educativo tenía como finalidad hacer notar que la reforma emprendida durante este sexenio también tenía una dimensión netamente educativa. “La reforma educativa es pedagógica” afirmó la Directora General de Desarrollo Curricular de la Subsecretaria de Educación Básica de la SEP[5]. Sin embargo, lo que nos entregan es un documento impresentable, lleno de imprecisiones, errores, mezcolanza de términos carentes de sustento, que de ninguna manera puede responder a las altas y legítimas expectativas que la sociedad mexicana tiene sobre su sistema educativo. En este contexto, la consulta sobre el modelo, el debate, el análisis y la construcción de un modelo legítimo es un imperativo. Evidentemente esto no se resuelven en dos meses mediante foros apresurados que corren el riesgo de legitimar un modelo que definitivamente no es relevante para el momento histórico que vive México.

[1] Roberto Rodríguez. “Aprender a aprender o aprender a conocer”, Educación Futura 04/08/2016 en http://www.educacionfutura.org/aprender-a-aprender-o-aprender-a-conocer/?platform=hootsuite / Carlos Imaz, El modelo educativo 2016 ¡es un esperpento!, La Jornada, 08/08/2016

[2] Olac Fuentes. “Es ´Dr. Jeckyll’ y ‘Mr. Hyde’ el nuevo modelo educativo”, La Jornada, 08/08/2016

[3] Álvarez, Juan Jesús. Una filosofía verdaderamente humanista para una educación personalista: la visión de Jacques Maritain, Comunicación y Hombre, núm. 3, 2007, pp. 51-60.

[4] Savater, Fernando (2006). Fabricar humanidad, Revista Prelac, pp. 26-29 en http://www.unesco.cl/revistaprelac/esp/

[5] Elisa Bonilla Distancia por Tiempos, 25/07/, en http://educacion.nexos.com.mx/?p=286

 

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/desvelando-el-lado-obscuro-del-nuevo-modelo-educativo-la-imprecision-de-sus-fundamentos-pedagogicos/

 

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