Cursaron su maestría en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En medio de la crisis sanitaria crearon una asociación para investigar y asesorar a entidades públicas y privadas. Saben como prevenir para trabajar “con cero contagios” de Covid-19, aseguran.
Hasta antes de la pandemia su trabajo no era considerado indispensable, en muchos casos era incluso ‘inconveniente’ dentro de las organizaciones. Algunos los veían como “esa área” de la empresa que representa un gasto innecesario, aquella que obligaba a llevar el casco de forma adecuada, llamaba la atención a quienes no asistían a un simulacro o si no se usaba la ropa de trabajo de manera correcta.
La prevención es vital. Más de 300 personas alrededor del mundo mueren cada hora debido a accidentes o enfermedades laborales, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).Hoy, cuando el mundo enfrenta aún altos índices de contagio y muertes por Covid-19, el trabajo de especialistas en riesgos laborales, calidad, ambiente y responsabilidad social corporativa recobra su valor. Todas las miradas se dirigen a ellos cuando se trata de volver al trabajo de forma presencial o manejar protocolos de bioseguridad y riesgos en distintas situaciones.
Los conocimientos adquiridos en el máster han sido aplicados en los lugares de trabajo de Christian, en los que, asegura, “hemos tenido cero contagios por coronavirus”. “Eso es lo que queremos compartir con el país, no solo reaccionar cuando hay un problema, sino prevenir; ese el punto importante”, resalta Valverde.
Al igual que otros ecuatorianos que cursaron esta maestría en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), decidieron juntarse vía telemática para crear una asociación de exalumnos que investigue lo que sucede en el país y les permita asesorarse mutuamente, sobre todo para promover una cultura de prevención de riesgos laborales en el sector público y privado.
Luego de graduarse, no están solos
Orley Quimis actualmente preside esta asociación. Él cuenta que “este ha sido un espacio muy enriquecedor”, en el que se brinda ayuda mutua para solventar temas con asesoría internacional y aplicarlos a nivel nacional, pues los exalumnos de UNIR -en Ecuador- están en diferentes provincias.
“Hemos tenido la suerte de que los expertos de la universidad, todos PhD, hacen un acompañamiento permanente, nos guían en temas relacionados a seguridad, calidad, ambiente y responsabilidad social corporativa”, dice Quimis, al tiempo que resalta que UNIR también los asesora en la constitución legal de su asociación. “Para que algún día vea la luz”, explica.
“Hemos construido estrategias sobre la marcha y sabemos qué acciones dan buenos resultados y cuáles no. Estamos altamente capacitados y lo hemos demostrado en nuestros campos de acción,” asegura Oley.
Salvar vidas. Se calcula que -diariamente- 1.000 personas fallecen debido a accidentes de trabajo, mientras que otras 6.500 lo hacen por enfermedades profesionales; estas representan entre el 5% y 7% del total de muertes a nivel mundial.Actualmente la asociación tiene más de 200 miembros de varias ciudades del Ecuador: Ambato, Manta, Loja, Quito, Cuenca, Guayaquil, San Elena, Ibarra, y Portoviejo, que buscan aportar al desarrollo de la prevención de riesgos laborales en el país y evitar accidentes laborales (eliminando las causas que los motivaron), detectar la existencia de nuevos peligros, implantar medidas correctivas y aprovechar la experiencia adquirida para mejorar la prevención de riesgos laborales.
¿Qué servicios ofrecen para mejorar la gestión de riesgos y salud laboral?
La asociación tiene más de 200 miembros de varias ciudades del Ecuador: Ambato, Manta, Loja, Quito, Cuenca, Guayaquil, Ibarra, y Portoviejo, que buscan aportar al desarrollo de la prevención de riesgos laborales en el país y evitar accidentes en base a estas estrategias:
Eliminar las causas que motivaron accidentes ocurridos en el pasado;
Detectar la existencia de nuevos peligros o riesgos latentes;
Implantar medidas correctivas; y
Aprovechar la experiencia adquirida para mejorar la prevención.
Impulsar la investigación y la formación continua de sus miembros
Los exalumnos de UNIR tienen acceso a asesorías permanentemente a nivel mundial, explica Fermín Torrano, director académico del máster Universitario en Sistemas Integrados de Gestión de la Prevención de Riesgos Laborales, la Calidad, el Medio Ambiente y la Responsabilidad Social Corporativa (SIG). Esta es una política de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), para lo cual se ha diseñado un sistema de ‘openclass’ (clase abierta) para continuar apoyando a sus graduados.
“Planteamos un ciclo de ‘openclass’ en el que hablaremos de los retos y desafíos que están actualmente en la sociedad, veremos cómo dar respuesta a ellos y la forma adecuada para poder realizar la inserción laboral profesional, la necesidad que tienen las organizaciones de contar en la actualidad con personas altamente capacitadas en riesgos laborales”, recalca Torrano.
La capacitación permanente ayudará a los estudiantes a mantenerse actualizados sobre el comportamiento del coronavirus y otras amenazas, y aprender de la experiencia de España y otros países.
Diana Guayanay exalumna del máster ‘SIG’, dice que “efectivamente la ayuda y el acompañamiento permanente de UNIR con los exalumnos es de vital importancia no solo para nosotros, sino para las instituciones en donde laboramos y para el país”.
Expertos fundamentales. El Covid-19 representa un riesgo inminente y obliga a las empresas a reforzar la seguridad en sus instalaciones. Los especialistas en riesgos laborales cobran una importancia significativa.Diana tiene ocho años de experiencia en el campo medio ambiental en empresas nacionales y multinacionales. “Para mí el máster fue una gran ayuda, la excelencia y el conocimiento de los temas por parte de los profesores, nos ayuda muchísimo a la hora de poner en práctica la teoría, pues no se debe olvidar que gran parte de la normativa que debemos aplicar a nivel nacional nació precisamente en ese continente (Europa). Ahora con la pandemia estos conocimientos que apenas empezaban a tomar fuerza en la práctica entraron a formar parte de la realidad empresarial a un 100% y de una sola vez y es algo que debemos reforzar”, asegura.
Y advierte que la seguridad está en manos de todos; ellos, como profesionales, siguen en una búsqueda permanente de conocimiento para ayudar a cuidar el capital al más importante que tiene el Ecuador: su gente.
Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102339703/la-pandemia-une-a-exestudiantes-de-seguridad-y-salud-en-el-trabajo-para-impulsar-la-investigacion-
Mundo/05-02-2021/Autor: Javier Tolcachier/Fuente: www.pressenza.com
En el marco del Ciclo de Debates sobre Comunicación Alternativa, expuso este Jueves el integrante de Pressenza Javier Tolcachier sobre la experiencia comunicacional de la agencia.
Estos seminarios en formación crítica y contra el neoliberalismo educativo, totalmente abiertos y gratuitos, son organizados por el Centro Internacional de Investigación – Otras Voces en Educación (CII-OVE) en alianza con las organizaciones CEIP-H, MAEEC, Masa Critica, Savia, Kavilando, Mujer Pueblo-Magisterio, vicerrectorado de extensión de la Universidad de Panama, Emancipación, CIPCAL, colectivo Kaichuk Mat Dha, Red Global/Glocal por la calidad educativa y el colectivo CENTRO MARTIN LUTHER KING-Uruguay.
Tolcachier señaló la necesidad de incluir a la comunicación como un tópico fundamental de la educación, para lograr fortalecer el potencial educativo, frente al embate permanente de contenidos difundidos por los medios corporativos.
Junto a comentar el origen doctrinario de la acción comunicacional de Pressenza, basado en las enseñanzas de Silo, mencionó la necesidad de ampliar la difusión de la no-violencia preparando el mundo que vendrá, mundo «que se preanuncia intensamente multicultural e intercultural, de equidad, de diversidad, de horizontalidad entre personas, géneros, pueblos y culturas».
Desarrolló en su exposición las estrategias colaborativas adoptadas por la agencia, como así también el empeño puesto en procesos formativos en la comunicación para la no-violencia.
El columnista enfatizó en la necesidad de preparanos y preparar ese horizonte a través de advertir la relación estructural entre la interioridad humana y las situaciones sociales y de trabajar para transformarlas en simultáneo desde un sentido de humanización.
Reproducimos a continuación el texto íntegro de la ponencia.
Comunicación alternativa y proceso educativos
El único sentido evolutivo posible de la Educación es un sentido emancipador, un sentido que apunte a la transformación de condiciones dadas y a la superación de aquellos factores que producen dolor y sufrimiento personal y social. Un sentido que permita crecer aprendiendo sin límites.
Citando palabras de Paulo Freire, la educación verdadera es «praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo».
Los procesos de comunicación alternativa persiguen un objetivo similar, acompañando luchas sociales justas, abriendo la conciencia a nuevas posibilidades, rebelándose a discursos monopólicos cuyo propósito es la aceptación de situaciones indignas y caducas.
Ambos procesos, el educativo-emancipador y el de la comunicación alternativa comparten algunas herramientas como son los significantes y significados que no solamente transmiten y trasladan contenidos sino que los de-construyen y reconstruyen críticamente para ayudar a forjar nuevas posibilidades de realidad.
Así como el aprendizaje no queda reducido a los espacios educativos formales, tampoco los códigos transmitidos en éstos son inmunes al espacio comunicacional. Espacio que hoy todo lo abarca, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos, estemos donde estemos.
Por tanto, para tener éxito formativo, entendemos que la educación debería incorporar la comunicación a sus objetos de estudios, ya que ésta puede ser una aliada de porte o una competidora mortífera.
Por supuesto que la comunicación no se reduce al tipo mediado o intermediado al que nos estamos refiriendo hasta ahora. Aunque es obvio, es importante aludir también a la fundamental importancia de la comunicación directa, el diálogo y su manejo fluido por parte de todos los actores de cualquier proceso grupal, sea éste educativo o político, por lo que la relevancia del tema sugiere siempre una especial atención.
Volviendo al carril central de esta exposición, diremos que el ámbito educativo puede ser un gran aliado de la comunicación en sentido transformador, al fortalecer desde los primeros años de aprendizaje un sentido crítico y develador de la intención que subyace a toda producción, sea ésta de tipo objetal o eminentemente subjetiva, como son la información y la comunicación en sentido amplio.
Este develamiento de intenciones, que constituyen la verdadera materia prima de la historia humana, nos lleva a comentar la óptica de comunicación que impregna el quehacer de nuestra agencia Pressenza.
Comunicación desde una óptica de no-violencia
Pressenza es una agencia internacional de noticias de espíritu humanista que da visibilidad prioritariamente a acontecimientos, iniciativas, propuestas y escenarios ligados a la Paz, la No Violencia, el Desarme, los Derechos Humanos y la lucha contra toda forma de Discriminación. Coloca al ser humano como valor y preocupación central y celebra la diversidad. Es así que propone un periodismo activo y lúcido que respete estas premisas esenciales, apuntando hacia la resolución de las crisis y conflictos sociales en todas las latitudes.
En ese sentido, difunde estudios, análisis y acciones que contribuyan a la paz mundial y a la superación de la violencia; priorizando el desarme nuclear y convencional, la resolución pacífica de conflictos, su prevención y el retiro de los territorios ocupados.
A la vez denuncia todos los hechos y situaciones que provocan dolor y sufrimiento en las poblaciones, intentando descifrar y transformar las causas de estos eventos, yendo más allá de ser meros espectadores.
La agencia nace en 2008 para servir de soporte informativo a la 1ª. Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia. Tanto la agencia como aquella acción, que contó con la participación de millones de personas a nivel planetario, fueron impulsadas por el Movimiento Humanista.
Este movimiento coloca entre sus principales postulados al ser humano como valor y preocupación central y tiene sus raíces en las enseñanzas del argentino Mario Luis Rodríguez Cobos -más conocido por su seudónimo Silo-, quien a lo largo de 50 años desarrolló una doctrina y una praxis tendientes a la transformación simultánea del individuo y la sociedad.
Entre sus aportes principales está el tema de la intencionalidad como elemento definitorio de lo humano, cuestión que es tributaria de la fenomenología husserliana. Yendo más allá, Silo propone como definición del ser humano, la de “ser histórico cuyo modo de acción social transforma su propia naturaleza”.
Más allá de las múltiples implicancias de esta definición, esta premisa es de fundamental importancia para cualquier proceso de transmisión de contenidos, sea éste educativo o comunicacional.
La negación de la intencionalidad de un ser humano lo cosifica, lo convierte en objeto y constituye el trasfondo de la violencia, en cualquiera de sus múltiples formas: violencia física, económica, psicológica, étnica, religiosa o moral.
De allí que el humanismo esgrime -por coherencia con su propia lógica doctrinaria- la no-violencia como única metodología posible para la relación entre los seres humanos y sus inherentes móviles de transformación de lo dado.
Es preciso aquí desalojar otro prejuicio que suele ser asociado a la no-violencia, relacionándola con actitudes pasivas, contemplativas, ingenuas o reducidas a un pacifismo desconectado de las contradicciones sociales que están en la base del militarismo.
La No Violencia es eminentemente activa, transformadora y por su propia postura, tiene la estatura moral indiscutible para concitar el apoyo de los grandes conjuntos. Y en la práctica social vemos que hoy esto ya se ha consolidado como un consenso de los pueblos.
Esta actitud no-violenta debe ser comunicada, debe ampliar su influencia, debe fortalecer la comprensión y la fe en su potencial transformador. Para instalar una cultura de no-violencia, que sirva de sustento a las próximas etapas de la especie, es preciso mostrar que a diario se suscitan millones de hechos no violentos y generar matrices informativas que contrabalanceen la manipulación de los aparatos mediáticos del poder violento, interesados en justificar su ilegítimo accionar y permanencia.
La intención de Pressenza no se agota en denunciar la violencia establecida en sus múltiples formas, sino que también, en un sentido propositivo, apunta a informar sobre alternativas embrionarias o ya en curso, para afianzar horizontes de transformación efectiva.
Al mismo tiempo, el propósito de comunicar explícitamente desde la no-violencia es alentar a adherir de modo consciente a esta actitud de vida, multiplicando las posibilidades para que los conjuntos puedan sumarse a los intentos de cambio de su entorno. Del mismo modo, la comunicación desde una óptica de no-violencia tiene como misión persuadir sobre la necesidad de coherencia y reflexión sobre uno mismo, sobre aquellos contenidos de la propia interioridad que deben acompañar, pero que, si no son suficientemente advertidos, enlentecen o impiden la ansiada modificación social e histórica.
Procesos formativos de Comunicación para la No-Violencia
Un aspecto clave de la acción de Pressenza es impulsar procesos formativos alrededor de la No-Violencia y su traducción al campo de la comunicación. Esta formación es imprescindible para cumplir con sus propósitos informativos de manera apropiada, pero también para difundir y desarrollar metodologías de aprendizaje que ayuden a conformar y consolidar una actitud humanista como modo de relación interpersonal y social.
El punto de partida de estos procesos formativos es desalojar el prejuicio de que la violencia es parte de la naturaleza en el ser humano, ya que, si se afirma aquel predialogal inmovilista, cualquier esfuerzo de superación no tiene sentido alguno. Si ese axioma dañino se sostiene, es difícil aceptar que las personas también pueden ser bondadosas o compasivas, o que puedan colaborar entre sí, ya que una supuesta “naturaleza” violenta impediría esa actitud. Y si se aceptara que el ser humano puede ser de un modo o de otro, entonces en su “naturaleza” estaría la posibilidad de elegir y no la violencia.
El aserto de que la violencia es intrínseca a la conducta humana y la misma idea de naturaleza humana ha sido utilizada para justificar atrocidades y fechorías, basadas en supuestas naturalezas diferentes, clasificadas por un supuesto orden dictado de antemano, cuyos intérpretes moralistas y mandantes inmorales habitualmente se ubicaron en la mejor parte de la escala.
Sobre el tema de la “naturaleza humana”, es conveniente ilustrar el particular con una breve cita de Silo:
“La ampliación del horizonte temporal de la conciencia humana permite a ésta retardos frente a los estímulos y ubicación de éstos en un espacio mental complejo, habilitante para el emplazamiento de deliberaciones, comparaciones y resultantes fuera del campo perceptual inmediato.
En otras palabras: en el ser humano no existe “naturaleza” humana, a menos que esta “naturaleza” sea considerada como una capacidad diferente a la animal, de moverse entre tiempos fuera del horizonte de percepción. Dicho de otro modo: si hay algo “natural” en el ser humano, no es en el sentido mineral, vegetal o animal, sino en el sentido de que lo natural en él es el cambio, la historia, la transformación. Tal idea de cambio no se aviene convenientemente con la idea de “naturaleza” y por ello preferimos no usar esta última palabra como se ha venido haciendo y con la cual se han justificado numerosas deslealtades hacia el ser humano.”
Y en un pasaje más adelante:
“Estamos a una gran distancia de la idea de naturaleza humana. Estamos en lo opuesto. Quiero decir, si lo natural había asfixiado lo humano, merced a un orden impuesto con la idea de lo permanente, ahora estamos diciendo lo contrario: que lo natural debe ser humanizado y que esta humanización del mundo hace del hombre un creador de sentido, de dirección, de transformación.”[1]
Desde esta relación estructural entre la conciencia humana y el mundo, desde una necesidad evidente en los seres humanos de modificar las condiciones de vida, se construye una concepción que permite pensar en dinámica una evolución personal y social hacia sociedades y sujetos sociales no violentos.
Desde esta mirada, así como se concibe al ser humano en íntima y recíproca influencia con el medio que lo rodea, del mismo modo se aprecia el ámbito de la interioridad humana en vínculo permanente con la exterioridad circundante.
Por ello, la formación en la actitud no-violenta trabaja en la superación de factores personales, interpersonales y sociales que generan dolor y sufrimiento, factores que proyectándose, realimentan la violencia interna y externa.
Expresado en términos más sencillos, aspiramos a que, a través de procesos formativos en la no-violencia y la práctica comunicacional, este modo de comunicar actúe sobre ambos términos de una comunicación dialógica, operando transformaciones no solo en quienes reciben una información, sino también en quienes la producen.
Estrategias y desarrollo de Pressenza
Desde el comienzo, Pressenza se apoyó en virtudes provenientes de la acumulación de proceso del Movimiento Humanista: la formación, el voluntariado de sus integrantes y la posibilidad de contar con corresponsales en distintos países y culturas.
En cuanto al voluntariado, ésta no es solamente una característica de indudable orden práctico, permitiendo contar con la colaboración de cientos de comunicadores militantes y expandirse sin límites. La actitud voluntaria implica generosidad, haciendo propio un estilo de vida que desafía los valores impuestos por un sistema mezquino.
Más allá de la necesidad de supervivencia, que podría ser perfectamente cubierta con la distribución equitativa de lo socialmente producido -que hoy ya excede largamente las necesidades de toda la población mundial-, el humanismo se rebela contra la creencia que sirve de sustento a toda forma de enajenación humana: Esto es, que toda acción productiva debe corresponderse con una retribución monetaria y que ésta por tanto se convierte en una motivación central para la existencia.
A su vez, la acción militante voluntaria coloca a la agencia en total libertad de acción, no debiendo ajustar su línea editorial a ningún mecenas permanente u ocasional.
En cuanto a la presencia internacional, además de la importancia de poder brindar información desde distintos continentes, en la actualidad en 9 idiomas y contextualizando los acontecimientos con mirada global, esto tiene un valor intangible adicional fundamental.
Por la interconexión y el contacto creciente entre todas las culturas, estamos en presencia del nacimiento de la primera civilización planetaria de la historia humana. Desde esta comprensión, se hace necesario forjar entendimiento, convergencia, sentido de comunidad entre los distintos procesos culturales, objetivo que Pressenza aborda desde la riqueza de la diversidad, la resolución no-violenta de conflictos, el multilateralismo geopolítico, la reparación de las injusticias históricas y la reconciliación entre los pueblos como materias informativas.
En tiempos de fractura social y con el mismo espíritu de convergencia en los puntales de no-violencia y en la lucha contra toda forma de discriminación, la agencia abre sus puertas a un considerable número de colaboradores, asumiendo sus redacciones nacionales o por lengua un carácter de autonomía que les confiere un importante grado de libertad de acción.
Esta característica de autonomía permite fijar prioridades editoriales de relevancia local, nacional, regional o incluso cultural, adaptándose a las necesidades de coyuntura, pero también forjar un espíritu interno de ensamble de la diversidad, incluyendo sin duda el debate y profundización sobre temáticas en las que no necesariamente hay acuerdo editorial automático.
En su estrategia de desarrollo, Pressenza ha hecho del relacionamiento colaborativo un eje de su accionar. La creación y sostenimiento de redes de comunicación conjuntamente con medios y agencias de todas las regiones del planeta, crean las condiciones necesarias para desplazar la manipulación informativa de las agencias que hegemonizan el discurso público, al tiempo de proponer nuevos sentidos comunes de solidaridad, cooperación e integración.
Proyección
Mientras continuamos ejercitándonos y perfeccionando el oficio de la producción comunicacional, enfrentamos hoy el mismo desafío que todos aquellos que quieren una revolución profunda y duradera hacia una nueva matriz de relaciones, hacia una nueva organización social de características humanistas y hacia un nuevo ser humano.
Este desafío consiste en poder trabar contacto dialógico con los grandes conjuntos humanos, en lograr penetrar la capa de superficialidad inducida por la desalfabetización e incomunicación de un sistema capitalista cruel, que hoy intenta reinventarse a través de las nuevas tecnologías.
El reto para concretar este diálogo de nuevos significados se ve facilitado no solo por el desmejoramiento evidente de la situación objetiva que viven los conjuntos en la actualidad, sino por el debilitamiento cada vez mayor de los paradigmas que daban sustento a un tipo de organización social hoy ya caduca.
Sin embargo, ante la incerteza e inestabilidad que genera esta situación, emerge también lo retrógrado, lo conservador, como asidero provisorio, como ilusoria compensación a la zozobra de coyuntura.
La humanidad requiere imperiosamente nuevas bases en las que asentar su horizonte futuro, un horizonte que se preanuncia intensamente multicultural e intercultural, de equidad, de diversidad, de horizontalidad entre personas, géneros, pueblos y culturas.
Para concretar aquella imagen, el desafío se sintetiza entonces en conectar con aquel motor profundo que desde el principio de la historia movió al ser humano entre dudas y certezas, entre aciertos y errores, hacia utopías inalcanzables que luego se convirtieron en la más plena e indubitable realidad.
Así dirá Freire: “Haciéndose y rehaciéndose en el proceso de hacer la historia, como sujetos y objetos, mujeres y hombres, convirtiéndose en seres de la inserción en el mundo y no de la pura adaptación al mundo, terminaron por tener en el sueño también un motor de la historia. No hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza.”[2]
Y como lo señala Silo:
“Inútil y malvada profecía que anuncia la hecatombe del mundo. Yo afirmo que el ser humano, habrá no solamente de seguir viviendo, sino que crecerá sin límite. Y también digo que los negadores de la vida desean robar toda esperanza: palpitante corazón del acto humano.”[3]
Vale entonces la pena que lo intentemos.
Muchas gracias.
[1] Silo. Acerca de lo Humano. Habla Silo. Editorial Plaza y Valdés.
[2] Freire, P. Pedagogía de la Esperanza. Siglo XXI Editores.
[3] Silo. Humanizar la Tierra. Editorial Plaza y Valdés.
Las Naciones Unidas denunciaron este martes (02 de febrero) que la pandemia de la Covid-19 impulsa la trata de personas a nivel mundial, un tipo de esclavitud moderna que afecta especialmente a mujeres y en la que en los últimos 15 años creció la explotación de menores.
Las niñas suelen ser explotadas sexualmente, mientras que los niños acaban en trabajos forzados, según el Informe Global sobre Trata de Personas de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Onudd).
Desde abusos sexuales a tráfico de órganos
La trata es un delito que consiste en captar, trasladar y retener a una persona mediante la fuerza o la amenaza para explotarla durante largos periodos de tiempo.
Las personas más vulnerables económica y socialmente son las que tienen mayor riesgo de caer en las redes de trata, que se aprovechan de esas circunstancias. Uno de los casos más visibles es el de Venezuela.
Aunque la explotación sexual es la más común, otras víctimas sufren trabajos forzados en agricultura, pesca o minería, condiciones de esclavitud en trabajos domésticos o son obligadas a cometer delitos, mendigar o incluso sometidas a extracciones de órganos.
En América Latina
En América Latina la gran mayoría de las víctimas de trata son mujeres y niñas explotadas sexualmente, aunque en algunos países, como Argentina y Chile, los casos de trabajos forzados son mayoritarios.
Los hombres representan la mayoría de los procesados por este delito en Sudamérica. El 84 % de los condenados son nacionales del país en el que deben cumplir sentencia. De las más de 3.400 víctimas rescatadas en 2018 en América del Sur de esta forma de esclavitud moderna, el 69% eran mujeres, el 5% niñas, mientras que los hombres representaban el 25% y los niños el 1%, según Onudd.
La explotación sexual era el delito más frecuente con el 64%, mientras que los trabajos forzados suponían el 35%, y el 1% restante estaba sometido a otros tipos de explotación.
Fuente e Imagen: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102339735/la-pandemia-impulsa-la-trata-de-personas-
El primer paso es redefinir nuestro concepto de cómo que debería ser un jardín.
Las plantas y los insectos que dependen de ellas son los cimientos vivientes de nuestro planeta. Pero estos cimientos están bajo presión porque, a medida que urbanizamos y suburbanizamos áreas naturales, tenemos una desafortunada tendencia a esterilizar el paisaje.
Los campos y los bosques son reemplazados por desiertos biológicos compuestos por millones de acres de concreto, césped y una variedad de árboles y arbustos ornamentales importados de todo el mundo. Además del problema, nuestra obsesión por la perfección nos lleva a rociar pesticidas generosamente.
Estas acciones son parte de la razón por la que la biodiversidad global se está derrumbando. Hay más de tres milmillones menos de aves silvestres en América del Norte que en 1970. El verano pasado vio al menos decenas de miles de aves migratorias caer muertas desde el cielo sobre el suroeste. Las poblaciones de anfibios y reptiles están en caída libre en todo el planeta.
Investigaciones recientes muestran que el número de insectos, incluso en las reservas naturales, se ha desplomado en órdenes de magnitud, y el 40 por ciento de todas las especies de insectos pueden extinguirse en unas pocas décadas. Esta es una noticia sombría y, si bien las razones de algunas de estas disminuciones son complicadas, hay acciones que podemos tomar para ayudar a recuperar al menos algunas especies.
Cambiar, para que todo cambie
El primer paso es redefinir nuestro concepto de “jardín” para incluir más que solo plantas. Necesitamos compartir intencionalmente nuestro espacio, y no solo con los pájaros, abejas y mariposas que visitan nuestras flores, sino también con los no polinizadores menos carismáticos, los pequeños insectos que pueden comer una porción (muy raramente todas) de nuestras plantas. Los agujeros hechos por insectos en las hojas son un signo de vida y como una campana para cenar para pájaros y otros animales.
Necesitamos ver las plantas de nuestros jardines como parte de la naturaleza y no solo como decoración exterior para mantenerlas lo más prístinas posible. Por lo tanto, debemos limitar el uso de pesticidas. Es crucial para apoyar el resurgimiento de la naturaleza, y es mucho mejor para todos: ningún médico ha recomendado nunca una exposición prolongada a pesticidas.
Tu jardín invadido por plantas alienígenas
Demasiadas de las plantas exóticas que se venden en los viveros son esencialmente incomestibles para la mayoría de los animales nativos. Ha comenzado un movimiento para cambiar el rumbo y traer de regreso a los nativos, pero este impulso para restaurar se enfrenta a una gran cantidad de plantas exóticas tolerantes a la sequía que todavía se promocionan para climas áridos.
Desafortunadamente, este caleidoscopio de plantas alienígenas traídas de todo el planeta se está haciendo pasar por ecológico. La mayoría no lo son. Sí, está ahorrando agua al plantar plantas ornamentales sedientas o un césped, pero las plantas exóticas tolerantes a la sequía pueden convertirse en desastres invasivos cuando escapan de nuestros jardines.
Ayudar al medio ambiente puede ser más que ahorrar agua. Incluso en áreas más secas, como el oeste americano, la selección de plantas nativas atractivas para elegir es amplia. Si tu estilo es seco, hay suculentas nativas y una gran variedad de flores silvestres, arbustos en flor y árboles que pueden cumplir con cualquier estética y te permiten ahorrar agua y naturaleza.
Las plantas nativas olvidadas
Desafíos como el cambio climático, las especies invasoras y la destrucción del hábitat están empujando a los ecosistemas nativos al borde, haciendo que el espacio urbano y suburbano sea potencialmente crítico para muchas especies. Pero los xeriscapes dejan a muchos jardineros sedientos de verde, y hay una alternativa importante que se ha ignorado en gran medida. Para aquellos desencantados con el paisaje seco, el uso de plantas nativas subestimadas y exuberantes amantes del agua para hacer de su jardín un oasis de la vida real podría salvar la vida de la vida silvestre.
En la naturaleza, este grupo desconocido de plantas nativas se limita a las zonas ribereñas, las estrechas franjas de verde a lo largo de los cuerpos de agua, pero estos hábitats húmedos proporcionan una abundancia desproporcionada de alimento y refugio para criaturas que no existen en ningún otro lugar.
Si los consumidores los demandan, los viveros transportarán cada vez más estas especies ribereñas, y la presencia de tales plantas en el jardín proporcionará una mezcla heterogénea para muchos animales, incluidas no solo las mariposas y sus parientes, sino también pájaros coloridos como tangaras, currucas y víreos que dependen de artrópodos fomentado por estas plantas.
Sin duda, los robles tolerantes a la sequía son geniales, pero otros árboles nativos que necesitan un poco de agua, como las especies locales de sauce, álamo y arce, también mantienen un caleidoscopio de vida; arbustos como avellana , cornejo y azaleas nativas combinan exóticas con flores primaverales y colores otoñales ardientes.
Estas plantas verdes dependen de algo de agua durante todo el año, aunque, lo que es más importante, no más agua que la variedad de ornamentales exóticos que actualmente dominan nuestros jardines y paisajes. Con un poco de agua, prosperarán y sostendrán mucha más naturaleza que los exóticos estériles que han reemplazado.
En conclusión, tu jardín ideal
El jardín ideal ofrecería una combinación de plantas nativas tolerantes a la sequía y algunas especies que necesitan un poco más de agua, brindando un festín de opciones para los pequeños huéspedes y los más grandes que vendrán a comerlos. Incluso comenzar lentamente ayuda: una sola onagra en una olla en un balcón es una parada de descanso para las abejas hambrientas; pero todos deberíamos optar por tantos nativos como sea posible, y a medida que más criaturas se acerquen a compartir nuestros patios, estaremos haciendo que la naturaleza, y todos nosotros, sea un poco más saludable.
En gran parte del planeta, especialmente en las regiones más secas, el invierno es la temporada de siembra y podríamos aprovechar al máximo las cuarentenas de COVID-19 para hacer algo positivo por la naturaleza y por nosotros mismos.
Work as we know it will never be the same – but are we prepared for a drastic transformation of where and when we do our jobs?
As most knowledge workers have toiled away remotely for nearly a year, some are eager to get back to the office, while others have high hopes of being able to stay at home. Regardless of the camp you fall into, there’s one question that’s hanging over everyone: what will work actually look like on the other side of the pandemic? Will our structure revert to pre-pandemic days: 9 to 5, five days a week?
Maybe, but maybe not. Some companies are anxious to get workers back to their desks, but at the same time, employee desire is ramping for a new type of ‘hybrid’ work future – a mix of both office presence as well as some time remote.
While some of these proposals to shake up the structure of work simply focus on giving employees a little more flexibility, a few are more dramatic. Some work and productivity experts are proposing that we blow up the notion of working five days or setting standard hours and workplaces altogether. If companies and workers rally around these big ideas, they’ll create a world of work that looks very different than it did a year ago.
Working ‘3-2-2’
Three days in the office, two days remote and two days off. That’s the premise behind ‘3-2-2’, a new work-structure proposal from academics Lauren C Howe, Ashley Whillans and Jochen I Menges. The emphasis on flexibility is key here, as workers choose the set-up that works best for them and mould their days around their personal schedules. (It’s a striking contrast to China’s similarly named 9-9-6, in which employees work 9 a.m. to 9 p.m., six days a week, in a rigid structure.)
“Employees have appreciated the flexibility experienced during the pandemic, and desire more of it in the future,” says Whillans, an assistant professor in negotiations, organisations and markets at Harvard Business School. Although she expects employers to still require five days of work, generally on a Monday-through-Friday schedule, the key to the 3-2-2 model is enabling employees to pick where they work. “The exact enactment of flexibility will involve companies considering factors like Covid safety risks, employee preferences and a discussion of what kinds of activities would benefit from some in-person interaction,” she says.
Whillans adds that the 3-2-2 model would look different across different organisations – especially within larger companies in which coordinating multiple workers in person at the same time could be more complicated. But the point remains the same: honour workers’ preferences while keeping collaboration and productivity at peak.
“Every office has a different consideration set, but the general idea is to think about when to encourage employees to come to the office versus stay at home to facilitate work-life balance and increase creative and informal social interactions among employees,” she says.
Four-day workweek
The concept of a four-day workweek isn’t new – some companies have been toying with the idea, or even experimenting with it, in workplaces across the globe for a few years. The proposal has been around since the 1970s, and implemented sporadically over past few decades with mixed success. But workers are renewing the call amid the pandemic, hoping it’s a more realistic solution than ever before.
One reason is that our relationship with productivity has evolved in an unexpected way that perhaps only the pandemic could have catalysed: many are finding that while working remotely they’ve been more efficient, not needing five full days to get their work done. A survey from US jobs site FlexJobs showed that 51% of respondents reported being more productive at home – even working parents.
Part of this increased output may be the result of better focus without the buzz and clamour of colleagues. But the other element may be that there simply isn’t enough work to fill five days, and workers find ways to occupy the time just to hit their desk-hours quota (think of all the time you spend checking social media or shopping, only to quickly toggle your browser tab when your boss walks by). This isn’t a new assertion: London School of Economics anthropology professor David Graeber raised the point back in 2018 by in his book Bullshit Jobs. Plus, working more hours than necessary may also have detrimental effects, such as decreased productivity and mental-health consequences.
Advancement of the four-day workweek isn’t just a pandemic-induced dream: Covid-19 has influenced companies to take up the strategy
Advancement of the four-day workweek isn’t just a pandemic-induced dream: Covid-19 has influenced a few companies to take up the strategy.
In December, Unilever New Zealand implemented a four-day workweek trial. “Our employees will work 80% of the time, while retaining 100% of their salaries and deliver 100% of their KPIs/output,” says Nick Bangs, general manager of Unilever New Zealand. There’s no “overarching template”, he adds, so workers choose their day off. The purpose, he says, is creating a “new productivity mindset”, and encourage more flexibility and better health.
A new reality?
These two approaches represent very different re-thinks of how we work: 3-2-2 emphasises flexibility across a 40-hour week; four-day workweek maintains structure, though with less time to be on. Is one more likely to happen than another?
Of course, it’s tough to say; ongoing impacts of the pandemic will continue to shift not only our thinking and values, but also our expectations of employers. In some ways, 3-2-2 may seem more ‘realistic’ as workers demand more flexibility, which 3-2-2 offers in spades. But we haven’t quite seen the proposal in action at scale – whereas the four-day workweek is already in motion for some companies, with others considering taking up the approach.
But there are also people who hate the idea of dismantling the typical workday structure all together, saying changes may let competition get ahead, leave clients waiting for responses, damage workers’ health and even sink the corporate world as we know it.
In the past, some firms that have embraced flexible, remote working have found the move disastrous for their output and bottom lines; in 2013, Yahoo CEO Marissa Mayer actually rolled back telecommuting initiatives, and forced employees back into traditional structures.
Similarly, the four-day workweek has virulent critics. Speaking on BBC’s Business Daily in December, Marc Effron, president of global HR company The Talent Strategy Group, said, “It feels like we’re somehow rewarding people for being inefficient by saying, ‘Well, because you were wasting so much time before, now that you’ve found some of that time by squeezing it into a four-day workweek, we’ll allow you just to work those four days’.” Simply, he posits that if workers can do five days of work in four, they’re not putting in 100% effort to begin with.
And even advocates for both 3-2-2 and the four-day workweek concede the plans aren’t without their wrinkles and caveats.
Whillans says that some companies will face challenges others won’t. “Organisations will have to think carefully about how to structure the in-office time so that the right people from the right teams are coming to work at the same time… Additionally, it will be up to leaders and organisations to coordinate schedules so no one is being left out.”
And Unilever’s Bangs says that in order to stick with their new four-day approach, there needs to be a visible upside, otherwise they’ll end the experiment, currently set to finish in December 2021. “This trial is not about compromising business growth for the benefit of wellbeing, or vice versa. For this to be deemed successful, we need great business results, our people telling us they have the mental and physical energy to bring the best version of themselves to work and our customers continuing to receive the same level of excellent service we pride ourselves on.” Regardless of what happens in New Zealand, however, Unilever CEO Alan Jope says that the company will never go back to the five-day in-office structure they had pre-pandemic, which he added in a Reuters news conference «seems very old-fashioned now».
Like many elements of our daily lives, the answer is still up in the air. But among the questions, one thing seems all but certain: the way we work will never be quite the same.
Additional sourcing and reporting by Bryan Lufkin.
Fuente de la Información: https://www.bbc.com/worklife/article/20210113-whats-the-best-plan-for-a-radical-new-workday
Una parte del planeta siempre está congelada y funciona como una nevera enorme de carbono
Llevamos una semana conviviendo con nieve y hielo en todo el centro de la península ibérica. Aunque la situación es insólita en nuestro país, en algunas zonas del planeta este es el paisaje habitual todo el año. Científicos del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales se han adentrado en el mundo helado para contar qué pasaría si desapareciera.
Los precios de los apartamentos de algunas regiones nórdicas están bajando en picada. ¿El motivo? Se habían construido sobre suelo helado que parecía que sería sólido para siempre y ahora se está deshaciendo. A nivel climático, los efectos de este deshielo van mucho más allá y podrían hacer fracasar la lucha contra la crisis climática.
Tres intrépidos investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y la Universidad Autónoma de Barcelona se han embarcado en dos expediciones por el mundo helado para conocer mejor las consecuencias devastadoras del deshielo y encontrar cómo mitigarlas: una primera en Suecia, en 2018, y una segunda en Alaska el año pasado.
Son Olga Margalef, Oriol Grau y Sergi Pla. “El suelo helado de los países árticos se está degradando debido al incremento de temperaturas de todo el planeta y las fronteras han retrocedido unos 30-80 km”, comenta Margalef. “Estudiar este deshielo es muy necesario para entender qué cambios podrían darse a escala mundial cuando la descongelación avance, como por ejemplo unas emisiones enormes de CO2 y la liberación del fósforo y nitrógeno que contienen”, añade.
La atmósfera tiene entre las manos un cubito (todavía)
Cuando cogemos un cubito, rápidamente reacciona a la temperatura caliente de nuestras manos: se deshace y se vuelve agua. Lo mismo le pasa al hielo de nuestro planeta, que se va fundiendo entre la atmósfera que lo rodea y que es cada vez más cálida. Por suerte, todavía se conserva una parte que siempre está helada, incluso en verano, y que se conoce con el nombre de permafrost.
El permafrost es una capa gruesa, que puede llegar a un kilómetro de profundidad y donde la vida es casi nula. Esto hace quela materia orgánica que se encuentra y las concentraciones de carbono, nitrógeno o fósforo se mantengan intactos, como si fuera una nevera que las conserva. Por encima del permafrost existe una capa activa, que sí tiene actividad biológica, que se hiela en invierno y se deshiela en verano. Esta combinación de las dos capas, permafrost más capa activa, la encontramos en aproximadamente 23 millones de km2 del hemisferio norte. ¡Más de dos veces la superficie de EE UU!
El problema actual es que el calentamiento global está empezando a afectar al permafrost y puede provocar que deje de funcionar como una nevera. En este caso, la materia orgánica y el gran reservorio de carbono y de nutrientes que hay dentro se descompondría y se liberaría a través de gases (entre ellos el dióxido de carbono), diluidos en los cursos de agua o formando parte de los seres vivos que los absorben.
Aún no se pueden predecir cómo serán las consecuencias exactas del deshielo del permafrost, pero podéis imaginaros qué amenaza supone… Incluso, algunas expertas y expertos advierten que podría llevar a un punto de no retorno en la lucha contra el cambio climático.
Por suerte, hay una conciencia global creciente sobre la importancia ecológica del permafrost que queda patente en el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) “Fronteras 2019″ sobre temas emergentes y preocupantes a nivel ambiental. Tanto en este informe, como en el mismo Acuerdo de París, se hace un llamamiento para establecer políticas de protección del permafrost y en general de las zonas que más carbono concentran en el suelo frío: las turberas.
Las turberas para combatir el cambio climático
Bajo el nombre turbera se engloban los humedales –en general, ácidos– que tienen poco oxígeno y mucha materia orgánica (más de un 30 %), conocida como ‘turba’ y proveniente de las plantas vasculares, musgos y líquenes típicos de los climas fríos.
Como son sistemas saturados de agua y con una falta importante de oxígeno, esta materia se preserva o se descompone muy lentamente. Gracias a ello, las turberas acumulan más de 220 gigatoneladas de carbono (cerca de la mitad del carbono almacenado en los suelos de todo el mundo) a pesar de cubrir solo un 3 % del total de la superficie terrestre.
La mayor acumulación de estos humedales tan peculiares se da en las zonas totalmente heladas, como el Ártico y Subártico, donde coinciden con el permafrost. Se calcula que la combinación de turberas “capturadas” en el permafrost aparece en un total de 1,4 millones de km2 del planetacon una capa de más de 40 cm de espesor.
Si estos suelos perdieran el agua, por culpa del deshielo o para utilizarlos en la actividad agrícola, la turba preservada se secaría, entraría dentro oxígeno y la materia orgánica empezaría a descomponerse emitiendo CO2 a la atmósfera en grandes volúmenes, como miles de fábricas en funcionamiento.
Por este motivo, es importante entender el funcionamiento de estos ecosistemas árticos y subárticos y enviar a nuestros equipos de investigación a descubrirlo en vivo. ¡A pesar del miedo de pasar ellos a formar parte del cubito!
Por Verónica Couto
Técnica de comunicación del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).
Ecoportal.net
Fuente de la Información: https://www.ecoportal.net/paises/parte-planeta-congelada-carbono/
Declaración de la Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore
“Al entrar en el segundo año de la pandemia de COVID-19 y a medida que los casos continúan aumentando en todo el mundo, no se deben escatimar esfuerzos para mantener las escuelas abiertas o priorizarlas en los planes de reapertura.
“A pesar de la abrumadora evidencia del impacto del cierre de escuelas en los niños, y a pesar de la creciente evidencia de que las escuelas no son impulsoras de la pandemia, demasiados países han optado por mantener las escuelas cerradas, algunos durante casi un año.
“El costo de cerrar las escuelas, que en el pico de los cierres pandémicos afectó al 90 por ciento de los estudiantes en todo el mundo y dejó a más de un tercio de los escolares sin acceso a la educación a distancia, ha sido devastador.
“Se prevé que el número de niños no escolarizados aumente en 24 millones, a un nivel que no habíamos visto en años y que tanto hemos luchado por superar.
“La capacidad de los niños a leer, escribir y hacer operaciones matemáticas básicas ha sufrido, y las habilidades que necesitan para prosperar en el 21 st economía del siglo han disminuido.
“Su salud, desarrollo, seguridad y bienestar están en riesgo. Los más vulnerables entre ellos serán los más afectados.
“Sin las comidas escolares, los niños pasan hambre y su nutrición está empeorando. Sin interacciones diarias con sus compañeros y una reducción en la movilidad, están perdiendo la forma física y mostrando signos de angustia mental. Sin la red de seguridad que la escuela ofrece a menudo, son más vulnerables al abuso, el matrimonio infantil y el trabajo infantil.
“Es por eso que el cierre de escuelas debe ser una medida de último recurso, después de que se hayan considerado todas las demás opciones.
“La evaluación del riesgo de transmisión a nivel local debería ser un determinante clave en las decisiones sobre las operaciones escolares. Se deben evitar los cierres de escuelas a nivel nacional siempre que sea posible. Donde hay altos niveles de transmisión comunitaria, donde los sistemas de salud están bajo una presión extrema y donde el cierre de las escuelas se considera inevitable, se deben implementar medidas de salvaguardia. Esto incluye asegurar que los niños que están en riesgo de violencia en sus hogares, que dependen de las comidas escolares y cuyos padres son trabajadores esenciales, puedan continuar su educación en sus aulas.
“En caso de cierres, las escuelas deben estar entre las primeras en reabrir una vez que las autoridades comiencen a levantar las restricciones. Se debe dar prioridad a las clases de recuperación para garantizar que los niños que no han podido aprender de forma remota no se queden atrás.
«Si los niños se enfrentan a otro año de cierre de escuelas, los efectos se sentirán en las generaciones venideras».
Fuente de la Información: https://www.unicef.org/press-releases/children-cannot-afford-another-year-school-disruption
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