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El coronavirus obliga a más de 280 millones de escolares chinos a estudiar en casa por Internet

Asia/China/20 Febrero 2020/elpais.com

Los alumnos de todos los niveles de enseñanza han visto sus clases suspendidas en China por la epidemia

El mundo de Lena Wang, de doce años, se ha reducido a solo 80 metros cuadrados, las dimensiones del apartamento que comparte con sus padres y su abuela paterna en el este de Pekín. Desde las fiestas del Año Nuevo lunar, hace tres semanas, apenas ha salido de su casa, para acompañar a su madre a hacer algún recado, y siempre con mascarilla. Al principio, cuando supo que las escuelas alargaban sine die las vacaciones por el coronavirus, estaba entusiasmada. Ahora ya ese pequeño mundo se le viene encima y no tiene visos de que se vaya a hacer más grande pronto.

Los Wang, como muchas otras familias en China, han tenido que hacer ajustes a su convivencia diaria desde que comenzaron las medidas extraordinarias en todo el país contra la epidemia de Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus 2019-nCov que ha dejado ya más de 1.500 muertos y 66.000 infectados en todo el país. Los padres, como la mayoría de los empleados de oficina estos días en China, trabajan hasta nuevo aviso desde casa, una experiencia que, admiten, se les hace “extraña”. Y Lena, acostumbrada a rellenar su horario extraescolar con clases adicionales y muchos, muchos deberes, se ve con más tiempo libre del normal, pero pocas opciones para jugar.

Para entretenerse, lee en versión cómic el clásico de la literatura china Viaje al Oeste, muy popular como lectura juvenil, y practica el weiqi, un juego de estrategia, con su padre, Tony Wang, economista de 40 años. Se comunica con sus amigas de la escuela a través de WeChat, la omnipresente aplicación de mensajería equivalente a WhatsApp. “O, si no, desespera a su abuela saltando por la casa”, dice su madre, Yinxia, asesora financiera de 38 años.

Ir a ver museos, o participar en alguna actividad cultural, no es una opción. Los lugares de esparcimiento permanecen cerrados como medida para evitar la propagación del virus. El Ministerio de Educación ha prohibido a los centros de capacitación extracurricular que impartan cualquier tipo de clase presencial por el momento. Las reuniones de varias personas, incluidas las fiestas de cumpleaños, se han prohibido también hasta nueva orden. Visitar a otras amigas se desaconseja enérgicamente; muchos complejos de viviendas ni siquiera permiten el acceso a los no residentes.

A Lena no le faltan cosas que hacer. Sus padres, preocupados por que no desaprovechara el tiempo, la han inscrito en un cursillo por Internet de Matemáticas y otro de Inglés. Cada día se ocupan de que practique los complicados caracteres del mandarín escrito. Y a partir del lunes, el día en que los estudiantes debían haber vuelto a las aulas, su escuela comenzará a ofrecer las clases online que ha previsto el Ministerio de Educación chino. «Por lo menos no tengo que madrugar tanto», comenta la niña, que asegura no sentirse asustada por la epidemia. «Bueno… Un poco sí. Por eso es importante lavarse las manos y ponerse la mascarilla al salir», puntualiza.

El regreso a las clases físicas para los 280 millones de alumnos de todos los niveles educativos en China permanece aún distante. Quizá, si todo va bien, en algún momento en marzo, aunque, dado que el pico de la epidemia está aún por llegar, esa posibilidad aparece más y más lejana.

Varias de las amigas de Lena que salieron de Pekín a pasar el Año Nuevo lunar con su familia más extensa en sus lugares de origen ancestrales aún no han podido regresar, dadas las recomendaciones de que se eviten los viajes en la medida de lo posible. Las escuelas internacionales, que también han puesto en marcha algún tipo de enseñanza a distancia, no prevén el regreso antes de finales del mes próximo. Muchos alumnos de estos centros han regresado a sus países de origen, ante la inactividad prolongada, las suspensiones de rutas aéreas y las recomendaciones de Gobiernos como el británico a sus ciudadanos de que, quien no tenga razones importantes para permanecer en China, abandone el país.

En un país obsesionado con la educación como herramienta de progreso y avance social, muchos padres, como los Wang, han vuelto a las clases por Internet, que ya se habían hecho muy populares en años pasados. Según la consultora iReseach, este sector creció en 2018 un 25,7% interanual, para generar 35.900 millones de dólares.

Más de ochenta compañías ofrecen clases en línea desde el comienzo del parón por cuarentena, hace tres semanas, según publica el diario estatal China Daily. Una de las más implantadas, Zuoyebang, ofrece clases gratuitas de las principales asignaturas académicas de ocho de la mañana a las 17.40. Youdao, subsidiaria de NetEase inc, ofrece clases en directo, en streaming, para 470.000 alumnos inscritos.

El problema de las clases perdidas no atañe solo a los alumnos en las escuelas nacionales. Los estudiantes en el extranjero que regresaron a China para pasar con sus familias el Año Nuevo se han visto, en algunos casos, impedidos de volver a sus países de acogida, bien porque se han cancelado los vuelos o bien porque esos países prohíben la entrada a quienes hayan estado en China en los 14 días previos, el tiempo máximo de incubación. Según el diario Sydney Morning Herald, Australia, que acoge en sus aulas a unos 100.000 universitarios de la segunda potencia mundial, ha pedido a Pekín que relaje de modo extraordinario su censura de Internet a estos estudiantes para que puedan seguir los módulos online de sus carreras.

EN CASA DE LOS ABUELOS

M.V,L

Algunos padres de niños pequeños, como Liang, funcionaria de 33 años en la provincia de Hubei y madre de un bebé de diez meses, han optado por cedérselos a los abuelos que viven en zonas más libres de la epidemia. “Mi marido trabaja en el hospital local, así que mi suegro dijo que nuestra casa no era segura para el niño. Así que se lo llevaron el 29 de enero, y desde entonces comparten el cuidado del bebé con mis padres, se van turnando por semanas”.

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2020/02/14/actualidad/1581691357_050998.html

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Los niños son los mejores educadores ambientales

Por: Manuel Carmona.

Con el poso de la sabiduría que dan los años de experiencia, los conocimientos adquiridos y el trabajar codo con codo con otros especialistas, hablan siendo conscientes de la realidad ante la que nos encontramos desde Tierra del Fuego hasta Tokio pasando por el Cabo de Gata. Son Javier Arístegui, catedrático de Ecología e investigador del Instituto de Oceanografía y Cambio Global; Isabel Marín, presidenta de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental; y Mario Rodríguez, director ejecutivo de Greenpeace España.

Los tres lo tienen claro: las generaciones de niños y niñas y de adolescentes de 2004 a 2019, están obligando al resto de generaciones a que cambiemos los hábitos de vida.

Al igual que hace 20 años, cuando las generaciones de 1974 a 1989 impulsaron la lucha contra el tabaco, y lograron un cambio radical en su consumo; Arístegui, Marín y Rodríguez están convencidos de que nuestros menores lograrán con tesón, coherencia y valentía parar la crisis ambiental que vivimos.

“Lo hemos vivido en Sanidad con el tabaco: los mejores agentes antitabaco que ha tenido el sistema sanitario han sido los menores en los domicilios luchando con los padres cuando estos fumaban. Un niño que se conciencia desde las etapas iniciales de la Educación en sostenibilidad, en la prevención del cambio climático y en la alteración del ecosistema, es clave para que el resultado sea más exitoso. La sostenibilidad, el consumo responsable, las energías limpias o el reciclaje tienen que trabajarse de forma transversal en todos los contenidos curriculares desde pequeñitos”, expresa Marín.

«Vivimos en un mundo de noticias falsas propagadas por las redes sociales, donde los negativistas y mentirosos están dominando

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Arístegui destaca que nuestros jóvenes están poniendo el acento en otra de las llagas de este cáncer mundial: ¡erradicar las noticias falsas! Para Arístegui, “lo más importante es la Educación y la concienciación social. Vivimos en un mundo de noticias falsas propagadas por las redes sociales, donde los negativistas y mentirosos están dominando, y eso tiene una gran influencia sobre la juventud. Es necesario educar a la gente con una Educación ambiental y solidaria”.

La mirada de Rodríguez se focaliza cuando nos dice: “Observo que en los libros actuales, depende de la voluntad del profesorado que se toquen temas ambientales y que se evalúe de la forma que sea. Esa formación ambiental debiera estar, cuando menos, hasta la ESO o incluso hasta la universidad”.

Una materia ambiental

En Italia se acaba de aprobar que a partir del curso 2020-21, haya una materia dedicada a la formación ambiental. El sistema educativo español también la necesita, y que se haga con una visión práctica, clara y firme para la vida cotidiana.

Es una de las reivindicaciones que lidera Arístegui con sus compañeros: “Hay una gran necesidad desde Primaria hasta la universidad de una formación en Educación ambiental”.

Desde Greenpeace, Rodríguez reconoce con honradez y sinceridad el papel secundario hasta hoy de la organización en formar a los jóvenes: “Suministramos información en programas de colegios e IES, pero somos más pasivos que activos. Si nos llaman, colaboramos. Lo nuestro son las denuncias y protestas. Evidenciamos los problemas ambientales y sus responsables. Conectamos con la comunidad educativa a través de nuestro Departamento de Movilización para que la gente se mueva en las ciudades. Tenemos materiales actualizados que suministramos al profesorado y otros a petición de ellos”.

«Si no existe la Educación ambiental y científica, nunca habrá aceptación social de la necesidad de la transición energética

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Javier Arístegui considera necesario “explicar qué es el cambio climático, su origen, sus evidencias y consecuencias. Y, sobre todo, cómo afecta a la vida de las personas y de la humanidad. Y después hablar de la desigualdad es importantísimo”.

El catedrático de Ecología recuerda que “para 2050 seremos 10.000 millones de habitantes en la Tierra, y de estos un 90% vivirán en países en vías de desarrollo, y solo el 10% vivirán en países industrializados”, por lo que “si no somos conscientes de esa desigualdad en muchos aspectos, no seremos capaces de solucionar un problema global que nos afecta a todos”, advierte. Según el catedrático, “si no existe la Educación ambiental y científica, nunca habrá aceptación social de la necesidad de la transición energética”.

Greenpeace y Rodríguez también lo tienen claro: “Lo primero es que haya una información clara, concreta y objetiva de cuál es la problemática ambiental que vivimos (desde el cambio climático hasta la crisis de biodiversidad, desde el consumismo a la contaminación). Y, segundo, bajar a un plano más práctico que incite a los estudiantes a actuar en su vida cotidiana, por ejemplo: explicar el cambio climático con su origen, causas, consecuencias y alternativas”.

Los medios de comunicación desempeñan un papel clave en la creación de una conciencia ambiental.

Las familias y los medios de comunicación son dos agentes decisivos más para llevar a cabo la inexcusable regeneración en costumbres cotidianas y conservación de la casa común, la Tierra. ¿Qué responsabilidad y competencias les corresponden a unos y a otros?

Esta es la perspectiva de Javier Arístegui: “Me alegra ver que en algunos medios de comunicación, incluso en la televisión, se habla sobre el cambio climático y la sostenibilidad. Hay programas como la previsión meteorológica que está haciendo especial hincapié en divulgar el cambio climático. Esto lleva luego a que la gente hable en corrillos sobre esto. Y aunque la gente esté desinformada, el hecho simple de que se hable de ello, ya es importante”.

Desde la óptica de Isabel Marín, “partiendo de los gobiernos y hasta el último de los ciudadanos debiéramos de ir en línea, y un papel clave lo juegan los medios de comunicación”. “Cuando veo anuncios muy llamativos de productos de fácil consumo para los menores, y a precios muy baratos –dos menús a siete euros y te regalamos una corona–, y muy pequeño debajo escrito: mantén hábitos saludables, me enervo”, expresa.

Marín entiende que “los medios a través de la publicidad hayan de conseguir dinero, pero han de ser muy cuidadosos porque ellos influyen más que nosotros a la hora de decidir los hábitos de consumo de un menor. Y los mayores o tutores han de estar muy atentos porque es mucho más fácil y rápido atender una demanda de un menor, que explicar el por qué sí o por qué no. O seguir fomentando el Día de la Fruta en los colegios. Y evitar los productos en grasas saturadas”.

«Los medios están más focalizados en el impacto del último incendio que en hacer que la gente sepa valorar la importancia de los bosques como reservas de agua o de la biodiversidad

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Mario Rodríguez tiene claramente identificadas las lagunas de los medios de comunicación cuando tratan los asuntos medioambientales: “Vemos que los medios, salvo honrosas excepciones, están más focalizados por ejemplo en el impacto del último incendio, que en qué hay que hacer para que la gente sepa valorar la importancia de los bosques como reservas del agua o de la biodiversidad, o fuentes de suministro de alimentos. Cuando en un trabajo pones en valor la riqueza de estos ecosistemas, y propones soluciones y alternativas, pocos son los medios que se hacen eco de ello. Si hablan de la sequía les impacta más el estado de los embalses que los orígenes de la sequía y cómo se puede solucionar”.

Muchas de las medidas están testadas, probadas y demuestran que son eficaces y eficientes. Pero ha llegado la hora de dar un paso al frente. Ni los mares y océanos, ni los ríos ni los ecosistemas terrestres y de los acuíferos, pueden esperar más. Tampoco nosotros, ni el resto de especies animales y vegetales. Hablan científicos que saben y sin morderse la lengua en un diáfano ejercicio de compromiso y responsabilidad.

¿Qué acciones concretas proponen?

Arístegui aboga para reducir la huella del carbono, “que haya un cambio en la forma de desplazarnos, pero esto lo podemos hacer cada uno a nivel personal, sino que tiene que haber una infraestructura y un apoyo político al transporte público. Ser más ahorradores a la hora de usar la energía eléctrica, el agua, el reciclaje de la basura y demás. Cambiar nuestros hábitos alimenticios y hacerlos más vegetarianos. Si queremos utilizar energías limpias tiene que haber una transición clara desde la clase política para que el ciudadano no se gaste fortunas en placas solares o en energías limpias, ha de ayudársele”.

En esa línea Marín profundiza en las medidas: “Hay que legislar para que siempre la opción más sostenible sea la más fácil. Ahora es complicado cambiar todos los coches a eléctricos, pero estoy convencida de que es el futuro porque es más sostenible, más barato y porque va a dejar de emitir contaminación de metales pesados”.

Rodríguez y Greenpeace apuestan por hacer un cambio radical: “Hay que cambiar los patrones de consumo de aquí a una década. Hemos tardado en afrontarlos un siglo. Hay que acelerarlos”. ¿Cómo pueden ayudar la tecnología y las alternativas que hacen plausible ese cambio? Rodríguez cree que “es un tema psicológico, más que nada porque la información está, todo el mundo asume que hay que cambiar hábitos, pero esos patrones de consumo establecidos hacen que la gente se eche para atrás”.

Rodríguez pone como ejemplo la reducción del uso del coche particular en el tráfico diario: “Todo el mundo diría que sí, pero cuando tiene que dedicar más tiempo o el transporte público es más incómodo o le cuadra menos con la logística familiar, pues se complica. Si además a la hora de comprar un coche, el más ecológico es muy caro, necesita un sistema de fiscalidad y de ayudas que permitan comprarlo. Y así se va reduciendo el abanico”.

Fuente de la reseña: https://www.magisnet.com/2020/02/los-ninos-son-los-mejores-educadores-ambientales/

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Ilustrador crea mapamundi de la literatura

Por:  QS Noticias.

En el mapa, el ilustrador coloca por país su obra literaria más sobresaliente.

En el 2017, un usuario de Reddit identificado como “Backforward24”, con ayuda de los usuarios de la plataforma comenzó a elaborar un mapa del mundo, ilustrado con las obras literarias más representantes de cada país.

Para este proyecto de nombre “mapa literario”, la recopilación y selección de títulos fue la parte más laboriosa, pues de algunos países hay grandes concentraciones de obras y autores sobresalientes.

Fue este unos de los problemas que tuvo el autor en la primera versión del mapa, pues la obra seleccionada para España no fue Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, en un principio estaba en su lugar, “Sombra del viento”, de Carlos Ruiz Zafón, selección que causo varios descontentos, por lo que tuvo que ser corregido.

Finalmente, la lista que incluye 144 países quedó de la siguiente manera:

1. Afganistán: Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini
2. Albania: El general del ejército muerto, de Ismaíl Kadaré
3. Alemania: Los Buddenbrook, de Thomas Mann
4. Angola: A Gloriosa Familia, de Pepetela
5. Antillas Menores: El ancho mar de los Sargazos, de Jean Rhys
6. Arabia Saudí: Ciudades de sal, de Abderrahmán Munif
7. Argelia: El extranjero, de Albert Camus
8. Argentina: Ficciones, de Jorge Luis Borges
9. Armenia: El visionario, de Raffi
10. Australia: Cloudstreet, de Tim Winton
11. Austria: El hombre sin atributos, de Robert Musil
12. Azerbaiyán: Blue Angels, de Chingiz Abdullayev
13. Bahamas: The Measure of a Man, de Sidney Poitier
14. Bangladés: Días de amor y guerra, de Tahmima Amam
15. Bélgica: La pena de Bélgica, de Hugo Claus
16. Belice: Beka Lamb, de Zee Edgell
17. Bielorrusia: Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexievich
18. Bolivia: Raza de bronce, de Alcides Arguedas
19. Bosnia y Herzegovina: Diario de Zlata, de Zlata Filipovic
20. Botswana: La primera agencia de mujeres detectives, de Alexander McCall Smith
21. Brasil: Don Casmurro, de Machado de Assis
22. Brunei: Some Girls: My Life in a Harem, de Jillian Lauren
23. Bulgaria: Bajo el yugo, de Ivan Vazov
24. Bután: The Circle of Karma, de Kunzang Choden
25. Camboya: Se lo llevaron, de Loung Ung
26. Camerún: El viejo y la medalla, de Ferdinand Oyono
27. Canadá: Ana de las tejas verdes, de L. M. Montgomery
28. Chad: Las raíces del cielo, de Romain Gary
29. Chile: La casa de los espíritus, de Isabel Allende
30. China: Sueño en el pabellón rojo, de Cao Xueqin
31. Colombia: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
32. Corea del Norte: Los acuarios de Pyongyang, de Kang Chol Hwan
33. Corea del Sur: La vegetariana, de Han Kang
34. Costa Rica: La isla de los hombres solos, de José León Sánchez
35. Croacia: Café Europa, de Slavenka Drakulik
36. Cuba: Havana Bay, de Martin Cruz Smith
37. Dinamarca: La señorita Smila y su especial percepción de la nieve, de Peter Høeg
38. Ecuador: Huasipungo, de Jorge Icaza
39. Egipto: Entre dos palacios, de Naguib Mahfuz
40. El Salvador: Bitter Grounds, de Sandra Benítez
41. Emiratos Árabes Unidos: The Sand Fish, de Maha Gargash
42. Eslovaquia: Los ríos de Babilonia, de Peter Pišťanek,
43. Eslovenia: Alamut, de Vladimir Bartol
44. España: Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
45. Estados Unidos: Matar un ruiseñor, de Harper Lee
46. Estonia: Verdad y justicia, de A. H. Tammsaare
47. Etiopía: Beneath the Lion’s Gaze, de Maaza Mengiste
48. Filipinas: Noli Me Tangere, de José Rizal
49. Finlandia: Soldados desconocidos, de Väinö Linna
50. Fiyi: Tales of the Tikongs, de Epeli Hau’ofa
51. Francia: El conde de Montecristo, de Alejandro Dumas
52. Georgia: The Knight in the Panther’s Skin, de Shota Rustaveli
53. Grecia: La Ilíada, de Homero
54. Groenlandia: Islands, the Universe, Home, de Gretel Ehrlich
55. Guatemala: Hombres de Maíz, de Miguel Ángel Asturias
56. Guayana Francesa: Papillon, de Henri Charrière
57. Guyana: El palacio del pavo real, de Margarita Mateo Palmer
58. Haití: Breath, Eyes, Memory, de Edwige Danticat
59. Honduras: Cipotes, de Ramón Amaya Amador
60. Hungría: Eclipse of the Crescent Moon, de Géza Gárdonyi
61. Islandia: La voz, de Arnaldur Indriðason
62. India: El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy
63. Indonesia: Hijo de todos los pueblos, de Pramoedya Ananta Toer
64. Irán: Shahnameh, el Libro de los Reyes, de Ferdousí
65. Iraq: El loco de la plaza Libertad, de Hassan Blasim
66. Irlanda: Ulises, de James Joyce
67. Islas Salomón: Suremada, de Rexford T. Orotaloa
68. Israel: Amaneceres en Jenin, de Susan Abulhawa
69. Italia: La divina comedia, de Dante Alighieri
70. Jamaica: Breve historia de siete asesinatos, de Marlon James
71. Japón: Kokoro, de Natsume Soseki
72. Kazajistán: The Book of Words, de Abay Qunanbayuli
73. Kenia: Pétalos de sangre, de Ngũgĩ wa Thiong’o
74. Kirguistán: Jamilia, de Chingiz Aitmatov
75. Kuwait: A Map of Home, de Randa Jarrar
76. Laos: In the Other Side of the Eye, de Bryan Thao Worra
77. Latvia: Nāvas Ena, de Rūdolfs Blaumanis
78. Líbano: The Hakawati, de Rabih Alameddine
79. Libia: Solo en el mundo, de Hisham Matar
80. Lituania: White Field, Black Sheep: A Lithuanian American Life, de Daiva Markelis
81. Luxemburgo: In Reality: Selected Poems, de Jean Portante
82. Macedonia: La hermana de Freud, de Goce Smilevski
83. Malasia: El jardín de las brumas, de Tan Twan Eng
84. Mali: Sundiata: An Epic of Old Mali, de Mamadou Kouyaté
85. Marruecos: El niño de arena, de Tahar Ben Jelloun
86. Mauritania: Silent Terror: A Journey into Contemporary African Slavery, de Samuel Cotton
87. México: Pedro Páramo, de Juan Rulfo
88. Moldavia: Siberian Education, de Nivolai Lilin
89. Mongolia: Cielo azul, de Galsan Tschinag
90. Montenegro: Montenegro, de Starling Lawrence
91. Mozambique: Tierra sonámbula, de Mia Couto
92. Myanmar: Smile as they Bow, de Nu Nu Yi
93. Namibia: Born of the Sun, de Gillian Cross
94. Nepal: Palpasa Café, de Narayan Wagle
95. Nicaragua: El país bajo mi piel, de Gioconda Belli
96. Níger: Sarraounia, de Abdoulaye Mamani
97. Nigeria: Todo se desmorona, de Chinua Achebe
98. Noruega: Hambre, de Knut Hamsun
99. Nueva Zelanda: The Bone People, de Keri Hulme
100. Omán: The Turtle of Oman, de Naomi Shihab Nye
101. Países Bajos: El descubrimiento del cielo, de Harry Mulisch
102. Pakistán: El fundamentalista reticente, de Mohsin Hamid
103. Panamá: Plenilunio, de Rogelio Sinán
104. Papúa Nueva Guinea: Death of a Muruk, de Bernard Narokobi
105. Paraguay: Yo el Supremo, de Augusto Roa Bastos
106. Perú: Lituma en los Andes, de Mario Vargas Llosa
107. Polonia: Pan Tadeusz, de Adam Mickiewicz
108. Portugal: Baltasar y Blimunda, de José Saramago
109. Puerto Rico: Cuando era puertorriqueña, de Esmeralda Santiago
110. Qatar: The Emergence of Qatar, de Habibur Rahman
111. Reino Unido: Grandes Esperanzas, de Charles Dickens
112. República Centroafricana: Batouala, de René Maran
113. República Checa: Las aventuras del valeroso soldado Schwejk, de Jaroslav Hašek
114. República Democrática del Congo: El antipueblo, de Sony Labou Tansi
115. República Dominicana: La maravillosa vida breve de Oscar Wao, de Junot Díaz
116. Rumanía: El bosque de los ahorcados, de Liviu Rebreanu
117. Rusia: Guerra y paz, de León Tolstoi
118. Serbia: Diccionario Jázaro, de Milorad Pavić
119. Siria: El lado oscuro del amor, de Rafik Scahmi
120. Somalia: The Orchard of Lost Souls, de Nadifa Mohamed
121. Sri Lanka: El fantasma de añil, de Michael Ondaatje
122. Sudáfrica: Desgracia, de J. M. Coetzee
123. Sudán Sur: They Poured Fire on Us from the Sky, de Benson Deng, Alephonsion Deng, Benjamin Ajak y Judy A. Bernstein
124. Sudán: Lyrics Alley, de Leila Aboulela
125. Suecia: La saga de Gosta Berling, de Selma Lagerlöf
126. Suiza: Heidi, de Johanna Spyri
127. Surinam: The Cost of Sugar, de Cynthia McLeod
128. Tailandia: Four Reigns, de Kukrit Pramoj
129. Taiwán: Green Island, de Shawna Yang Ryan
130. Tanzania: Desertion, de Abdulrazak Gurnah
131. Tayikistán: Hurramabad, de Andrei Volos
132. Timor Este: La redundancia del valor, de Timothy Mo
133. Turkmenistán: The Tale of Aypi, de Ak Welsapar
134. Turquía: Me llamo Rojo, de Orhan Pamuk
135. Ucrania: Muerte con pingüino, de Andrei Kurkov
136. Uganda: Crónicas abisinias, de Moses Isegawa
137. Uruguay: Fútbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano
138. Uzbekistán: Chasing the Sea, de Tom Bissell
139. Vanuatu: Black Stone, de Grace Mera Molisa
140. Venezuela: Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos
141. Vietnam: El dolor de la guerra, de Bao Ninh
142. Yemen: The Hostage, de Zaid Mutiee Damaj
143. Zambia: Scribbling the Cat: Travels with an African Soldier, de Alexandra Fuller
144. Zimbabue: La casa del hambre, de Dambudzo Marechera

Checa aquí el mapa

Fuente de la reseña: https://qsnoticias.mx/ilustrador-crea-mapamundi-de-la-literatura/

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Vídeo: Cómo educar para que le pasen cosas buenas a tus hijos, por Marian Rojas Estapé

Por: Gestionando Hijos.

«Cuando comprendes cómo funciona tu mente, cuando aprendes a gestionar tus emociones y enseñas a tus hijos a gestionarlas de forma correcta, les estás impulsando para que les pasen cosas buenas. El cerebro es plástico, crece, cambia, se modifica según el entorno, el cariño y la actitud. Aprender de estos temas ayuda a mejorar nuestra vida. Además, podemos aprender a ser felices, o lo más parecido a la felicidad que se alcanza en la tierra. Los estudios respaldan esta teoría, y cuanto antes enseñas a tus hijos, más probabilidades tienes de que tu hijo se enfrente a la vida de la mejor manera posible» nos cuenta Marian en esta maravillosa ponencia. Sigue a Gestionando hijos en redes: Facebook: @gestionandohijos Instagram: @gestionandohijos Twitter: @GestionaHijos

Fuente del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Pmxn6Vj3_PI

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Libro: Existir en la No-Existencia (PDF)

Existir en la No-Existencia

Sujetos femeninos en los intersticios sociales

Olga Cabrera

En Cuba, la escritura concentra su interés en la identidad nacional. Sin embargo, esta obra remite a otras identidades omitidas por el discurso político y que tuvieron y tienen una gran importancia para pensar el proceso democrático cubano. La presencia de los intereses imperiales en el Caribe incidió en el fortalecimiento de la identidad nacional cubana. Las prolongadas guerras por la liberación contra España desarrollaron la idea de la nación independiente, mientras, el Caribe pasó a ser controlado por diferentes potencias imperialistas. Esa situación contribuyó a propiciar mayores vínculos con las naciones latinoamericanas, que en ese mismo período solidificaban la idea de la nación homogénea bajo el comando de la elite blanca, dejando fuera de la teoría (no de la práctica cotidiana) el concepto raza, favoreciendo la permanencia y desarrollo del racismo.

Mientras los países caribeños, con más del 90 % de raza negra, en la relación de las poblaciones, fueron reconocidos apenas como espacios coloniales, donde podía ser demarcada la frontera de la civilización, según llega a proponer J. A. Van Lier (1971). Cuba tuvo el mayor número 12 de negros y pardos del Caribe (en el siglo XIX llegó a representar más de la mitad y más tarde una tercera parte de la población total), con todo, pretendió oscurecer el perfil caribeño de la cultura y la presencia de la diferencia, favoreciendo el racismo y los intereses, no siempre legítimos, que se solapaban en algunas de esas posiciones.

Primera Edición 2019

Universidad de Guadalajara

Hermoso material sobre la lucha de la mujer negra por sus derechos a la libertad, a la vida digna, a su cultura, a su cuerpo y a su territorio.

Descargue el libro completo aquí: Existir en la No-Existencia

Autor: Olga Cabrera

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Libro(PDF): «Investigaciones pedagógicas»

Reseña: CLACSO

Pensador de los problemas de orden político cultural –dentro del que articuló los del campo pedagógico- Taborda fue un participante activo en experiencias de reforma escolar y colaborador de los gremios docentes en la elaboración de proyectos legislativos de reforma educativa con una visión crítica y amplia en su disposición al intercambio, capaz de mostrar los nexos indisolubles entre el pensamiento doctrinario, la toma de posición ante los problemas mundiales y nacionales y el espacio de la cultura como trama articuladora. Sus ideas aún son muy apropiadas para el escenario de las últimas décadas en que afloraron tendencias como la mercantilización educativa en todos los niveles de la enseñanza, propugnada por organismos internacionales y tecnocracias asimiladas a los lenguajes y acciones de un pensamiento conservador y la reducción de los diversos sentidos de la educación pública a restrictivas formas de utilitarismo.

Autores (as): Taborda, Saúl – Autor/a; Southwell, Myriam – Otra

Editorial/Editor: UNIPE

Año de publicación: 2011

País (es): Argentina

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-26468-3-7

Descarga: Investigaciones pedagógicas

Fuente e Imagen: http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=Pedagog%EDa&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO

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