Por Maximiliano Acosta / Diario Popular / Marzo 2016
El retrato de tres mujeres que trabajan en la mina de Potosí a la par de los hombres, e incluso más. La persistencia en un mundo machista y el dolor naturalizado de ser consideradas de mala suerte para la minería. “En ese trabajo se ven bien marcadas las desigualdades”, cuenta Loreley Unamuno, la realizadora del documental junto a Malena Bystrowicz
Lucía Armijo hace quince años que vive en el Cerro Rico de Potosí, Bolivia. Es madre soltera de seis hijos. Rompió con una maldición centenaria que prohibía ingresar a las mujeres a las minas por considerarlas de mala suerte. Francisca Gonzalesdestroza con una maza las piedras que sobran. Busca sobrevivir a la tempestad de los 4.000 metros sobre el nivel del mar. Es abuela. Domitila Chungaraapenas camina, pero carga con años de lucha sindical en busca de igualdad ante la mirada furiosa de la connivencia militar- estatal con las empresas mineras y los muertos escondidos por ambulancia fantasmas.
El documental «Mujeres de la mina» muestra cómo tres mujeres lograron sortear los obstáculos de un sistema que funciona con los carros que empujan los hombres. «El minero es violento y machista, y ejerce ese rol temerario ante las mujeres», cuenta Loreley Unamuno, una de las directoras del film.
Empujadas por su ímpetu y sin temor al sílice que carcomió los pulmones de los hombres más duros, incluso sus maridos, hasta hacerlos de «cartón», como narra Eduardo Galeano, uno de los perfectos testimonios que utiliza la película, las tres son el reflejo y la diferencia en un mundo que vive al pulso de las mazas en una oscuridad constante.
Unamuno, que realizó el film junto a Malena Bystrowicz, dialogó con DIARIO POPULAR acerca de una realidad que decidieron retratar en una hora sin escapar de la existencia de un colonialismo predominante en esa zona de Bolivia.
-Son dos mujeres que decidieron abordar un tema que está un constante debate ¿En qué les ha cambiado haber experimentado esas vivencias tan de cerca?
-Cambió nuestro punto de vista de las mujeres y la lucha, más aún con las luchas sociales que históricamente marcaron a Bolivia. Quedamos atraídas por las diferencias con nuestras culturas y la potencia, la fuerza de esas tres mujeres en ese contexto.
-Como cuenta Galeano, las mujeres son consideradas una maldición para las minas ¿Cómo notaste que llevan ese peso?
-Con el tiempo esa tradición se fue desdibujando. Hay mujeres que trabajan a la par de los hombres en las minas del Cerro Rico, que de por sí es un contexto con mucha desigualdad. En la minería trabajan en muy malas condiciones laborales.
-¿Cómo es ese contexto diariamente para ellas?
-El minero es machista y muy violento, y también ejerce todo eso como un rol temerario. Es habitual el alcohol y la violencia. Nos resultó extraño, pero es algo que lamentablemente está instalado.
-Durante la presidencia de Evo Morales, los trabajadores mineros de Bolivia han conseguido valer muchos derechos ¿Qué pensamiento les genera que haya mujeres trabajando en malas condiciones?
-La minería es muy compleja en Bolivia. Si bien se vieron en el país avances muy significativos, en Potosí no hubo, aunque ciertas cosas sí. Hay minas que son estatales, que quizás sean las que mejores condiciones ofrecen. También hay privadas, y algunas que funcionan como cooperativas, pero que tampoco funcionan de una forma legal. Los mineros de las cooperativas se resisten incluso a estatizarlas. Es muy delicado. Todavía faltan avances.
Fuente de la reseña: http://www.diariopopular.com.ar/notas/252161-mujeres-la-mina-la-maldicion-mas-hermosa-del-cerro-rico