Africa/Marruecos/15 de noviembre de 2016/Fuente: ei-ie.org
Los sindicatos de la educación que asistieron a la 22ª Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático han insistido en que esta conferencia sea la “COP de la acción”, lo que permite poner en marcha el proceso de aplicación del Acuerdo de París adoptado oficialmente el año pasado.
La 22ª Conferencia de las Partes (COP22) en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se celebra del 7 al 18 de noviembre en Marrakech, Marruecos.
Demandas sindicales
En la conferencia, los sindicatos piden un Acuerdo de París y un proceso de aplicación más estrictos. Para ello, el movimiento sindical ha exigido que los gobiernos:
· Aumenten las expectativas y alcancen el potencial de las medidas de lucha contra el cambio climático para crear puestos de trabajo
· Proporcionen fondos para las medidas de lucha contra el cambio climático y apoyen a las personas más vulnerables
· Se comprometan con una transición justa para los/las trabajadores/as y sus comunidades
“El objetivo es contener el aumento de la temperatura media por debajo de dos grados de aquí a 2020 y garantizar una transición justa a un futuro libre de carbono para los/las trabajadores/as y las comunidades”, dijo el Secretario General de la Internacional de la Educación (IE), Fred van Leeuwen.
Objetivos de la IE
Según la IE, que forma parte de la delegación sindical compuesta por 150 representantes de 50 países, la educación debe ser un elemento esencial de los esfuerzos nacionales, regionales y mundiales para luchar contra el cambio climático.
En primer lugar, al aplicar el Acuerdo de París, los gobiernos deben garantizar que el cambio climático se incluya en las políticas en materia de educación y los planes de estudios de sus países.
En segundo lugar, los gobiernos deberían adoptar medidas para reforzar la formación inicial y el desarrollo profesional continuo para personal educativo. Los/las trabajadores/as de la educación deben contar con las herramientas adecuadas para proporcionar una educación de calidad sobre la educación para el desarrollo sostenible, incluidos los retos que plantea el cambio climático.
En tercer lugar, la IE cree que es necesario reforzar el Acuerdo de París para ofrecer recursos financieros adecuados y predecibles para la educación, la formación y la investigación sobre el cambio climático.
Por último, se debería garantizar una coherencia general entre el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por las Naciones Unidas en 2015 y el Programa de Acción Mundial sobre la Educación para el Desarrollo sostenible de la UNESCO. Para la IE, esta gobernanza integrada definirá un marco internacional sólido para frenar el cambio climático.
Europa/España/15 de noviembre de 2016/Fuente:20 minutos
Las asociaciones estudiantiles ‘Acción Universitaria’, ‘Anega’ y ‘Erguer! han convocado una jornada de huelga en la enseñanza media para el jueves 24 de noviembre, en contra de la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce).
La huelga estará acompañada de diversas movilizaciones que comenzarán a las 12,00 en las siete ciudades gallegas -Santiago de Compostela en la Alameda; A Coruña, Plaza de la Palloza; Ferrol, Edificio de la Xunta; Lugo, Plaza del Seminario; Ourense, Subdelegación del gobierno; Pontevedra, Plaza de la Peregrina; y Vigo en Plaza América- a la espera de otras posibles localizaciones. Según han informado este lunes a Europa Press, con estas protestas pretenden reiterar su oposición a la Lomce y a las ‘reválidas’, un sistema que, según Iván Rodríguez de Anega, ha dejado «totalmente desprotegidos a los estudiantes» que viven una situación de «total incertidumbre» sobre cuales serán los contenidos de los que se les examinará.
Sobre estas pruebas, los representantes estudiantiles han criticado que no contribuyen a la formación del alumnado pues están diseñadas para «memorizar contenidos» y «vomitarlos» en un examen. Asimismo, también han reafirmado su oposición a la «centralización» y «españolización» de la educación, con una ley que da «más facilidades para estudiar a las élites, apoyando con ayudas públicas a centros privados». En este sentido, Claudia Pérez de Acción Universitaria ha añadido que «este curso 2016-2017 ya empieza con 84 centros públicos menos y 34 privados más».
Finalmente, Iria Figueroa de ‘Erguer!’ ha advertido que el próximo 24 «vaciarán las aulas y saldrán a la calle para exigir la paralización de la Lomce en este curso y su final derogación» en la defensa de una educación «pública, gallega, feminista, democrática, de calidad y pensada por y para nuestro país».
CAMPAÑA CONTRA LA LOMCE La Plataforma Galega en Defensa do Ensino Público, de la que forma parte el sindicato ‘Erguer!’, también se movilizará en la misma jornada del 24 de noviembre contra la Lomce y el sistema de ‘reválidas’. En concreto, la entidad se concentrará durante la tarde en al menos 10 emplazamientos de la geografía gallega, que serán a las 19.00 horas en las siete grandes ciudades -Vigo, A Coruña, Santiago de Compostela, Ourense, Lugo, Pontevedra y Ferrol- y en otras localidades como Vilagarcía (Pontevedra), Cee (A Coruña) y Carballo (A Coruña).
Va a tener lugar un campeonato de tenis en el que competirán 128 jugadores. En cada partido, el participante que gane pasará a la siguiente ronda y el que pierda será eliminado. ¿Cuántos encuentros deben celebrarse hasta que uno se proclame campeón? Este fue el reto que Óscar Abellón, director y profesor de Matemáticas del colegio Nuestra Señora del Pilar de Soria, propuso hace 15 años a alumnos de nueve y 16 años. Ante este desafío matemático puede que usted, como hicieron los estudiantes más mayores, se lanzara a realizar operaciones. Curiosamente, el primer chaval en responder correctamente fue uno de los de nueve años. «Deben celebrarse 127 partidos», aseguró rápidamente. Los alumnos de 16 años no daban ningún crédito a su respuesta y siguieron con sus operaciones. ¿Resultado? 127. ¿Cómo podía ese estudiante tan pequeño averiguar la respuesta tan pronto y sin realizar ninguna operación? «Si en cada partido se elimina a un jugador, participan 128 y sólo puede ganar uno, necesariamente han de eliminarse a 127 y, por lo tanto, habrán de jugarse 127 partidos», respondió.
«¿Por qué nos ponemos todos a hacer cuentas?», se pregunta Abellón. «Porque es la única manera que tradicionalmente se nos ha enseñado a enfrentarnos a un desafío matemático. Ese día me di cuenta de la importancia de no acabar con la capacidad de los alumnos de hallar soluciones por otros caminos».
Matemáticas siempre ha sido la asignatura hueso por excelencia y la reina de los suspensos. «Mucho tienen que agradecer las carreras de letras a la manera completamente obsoleta en que se enseña la asignatura», asegura Jaime Martínez, creador del método de cálculo ABN, acrónimo de Abierto y Basado en Números, que ya se utiliza en más de 700 colegios. Martínez, ya jubilado, fue inspector de educación durante casi 40 años. Desde el año 77 ha estado analizando los métodos de enseñanza tradicionales y desarrollando el suyo propio. «¿Cómo es posible que se siga explicando la asignatura igual que hace 60 años cuando no existían aparatos que calcularan ni ordenadores?».
Y esto, ¿para qué sirve?
A la hora de aprender matemáticas, muchos nos hemos hecho esta pregunta: ¿por qué tengo que estudiar esto que no me va a servir para nada? «Es el gran problema de la enseñanza tradicional de esta asignatura: la abstracción»,aseguran los docentes. «El modelo tradicional falla porque es individualista, memorístico, centrado en contenidos y aislado de la vida cotidiana», enumera Abellón. Para los profesores de Matemáticas del colegio Vizcaya, en la provincia homónima, el método tradicional da más importancia al programa de enseñanza que al proceso de aprendizaje del alumno. «De esta manera, los conceptos básicos no se adquieren de una forma adecuada: los estudiantes encuentran muchas dificultades con el vocabulario matemático y la comprensión de las definiciones. Además, los docentes no pueden volcarse con el alumno por lo que, en muchos casos, se produce un diagnóstico tardío de las dificultades».
Es un problema que no encuentran los titulares de otras asignaturas como Lengua: «Los alumnos se van a casa y leen y escriben continuamente: libros, cómics, mensajes a sus amigos… Con las matemáticas esto es más complicado, ningún niño va a ponerse a multiplicar los juguetes que hay en su habitación, por ejemplo», asegura Gina Betts, profesora de Matemáticas de educación infantil y primaria del colegio Montfort de Madrid. «El reto de un buen docente es convertir cada día en una experiencia matemática. Con los pequeños es más sencillo, cada día nos preguntamos cuántos compañeros van de blanco, por ejemplo, o les digo: hoy es martes que es el segundo día de la semana. Tienen que ver que las matemáticas nos rodean y forman parte fundamental de nuestro día a día».
En opinión de Martínez, la falta de conocimientos matemáticos en la población es algo muy grave a lo que no se le da la importancia que merece. «La falta de competencia matemática hace que la mayoría de la población se encuentre indefensa. Se nos engaña continuamente: con ofertas que no son tan buenas como parecen, encuestas cuya muestra no es representativa… El engaño es continúo».
Contra la desmotivación
Uno de los principales hándicap de los alumnos es la desmotivación. «El típico problema de las edades no tiene aplicación en la vida real, por eso los chavales no se interesan y acaban odiando la asignatura», asegura Abellón. En sus clases, el profesor utiliza métodos cooperativos que fomentan la autonomía, el trabajo en equipo, la investigación y el autoaprendizaje. «La lección no se limita a una explicación por mi parte. Es más, antes de abordar cualquier temario les planteo un desafío y les facilito las herramientas para que averigüen la solución por sí mismos».
Por ejemplo, para explicar trigonometría, uno de los conceptos más difíciles de encontrar aplicación en la vida diaria, el profesor les plantea el siguiente desafío: se ha avistado un objeto volante no identificado entre dos localidades sorianas, los únicos datos que se facilitan es que desde una de ellas el OVNI se divisa bajo un ángulo de 70º y desde la otra bajo un ángulo de 40º desde la recta que une ambas poblaciones. Divididos en grupos, los alumnos se las ingenian para calcular la altura a la que se encuentra el objeto y el punto exacto de la provincia sobre el que está situado. «Ni siquiera les facilito la distancia entre las localidades, ellos mismos, al conocer los nombres, pueden calcularla y cada grupo lo hace de distinta manera. Mi papel no se limita a hablarles de triángulos, debo guiarles y facilitarles las herramientas para que sean los alumnos quienes apliquen las fórmulas trigonométricas necesarias», explica.
También echa mano de ejemplos reales en sus clases Fernando Martínez, profesor de Matemáticas de Secundaria y Bachillerato del colegio Buen Pastor de Sevilla. «Para cada unidad dedico aproximadamente un mes, los primeros días, nunca más de cuatro, son de explicaciones por mi parte. Después, son los niños quienes trabajan e investigan, normalmente divididos en grupos y fijan los conceptos por sí mismos. Por ejemplo, les pregunto cómo podemos medir la Catedral de Sevilla. Sin subirnos a ella, obviamente».
¿Funcionan estas nuevas metodologías? Parece que sí, tanto el colegio vasco como el soriano se han sometido a las pruebas de PISA for School, una evaluación en la que se obtiene el nivel de un centro concreto y se compara con el de los distintos sistemas educativos. Pues bien, los estudiantes del Colegio Vizcaya obtuvieron 562 puntos en competencia matemática, mientras que los de Nuestra Señora del Pilar alcanzaron los 559 puntos. Ambos muy por encima del resultado de Finlandia (519), del de España (484) y del de las grandes potencias mundiales matemáticas: Corea del Sur (554) y Japón (536).
Aprender jugando
Tradicionalmente, Matemáticas es una asignatura que cuesta mucho. «Vamos a jugar a aprender a aprender y también a desaprender y volver a aprender. Estas son mis primeras palabras al entrar en clase, pues si pronuncio Matemáticas, a secas, los alumnos palidecen. No importa que sea Didáctica de las Matemáticas o Desarrollo del Pensamiento Matemático, el problema es Matemáticas», asegura María José Carretero, profesora de la Universidad Camilo José Cela.
La clave para disfrutar con la asignatura, como con casi todo, es entrar en un círculo virtuoso: hago algo que entiendo, como lo entiendo avanzo, como avanzo mejoro y quiero seguir aprendiendo. Para entrar en ese círculo virtuoso muchos profesores utilizan los concursos y competiciones como motivación. «En cada curso organizo concursos de cálculo mental», explica Rubén Wensell, profesor de Matemáticas y Ciencias del IES Jesús María en Madrid. «Hay que ponerse en el lugar de los alumnos. ¿Cómo aprendiste las cosas que mejor recuerdas? Jugando. Todo lo que se aprende así se retiene y, si se olvida, se recuerda con mayor facilidad. En cambio, cuando te imponían una tarea se volvía tediosa y se olvidaba en seguida. Hoy puedo decir con orgullo que mis alumnos no sólo no odian las matemáticas, disfrutan, para muchos es incluso su asignatura favorita». Pues sí que han cambiado las cosas.
Europa/Francia/ 15 de noviembre de 2016/Fuente: ei-ie.org
El Comité Sindical Francófono de la Educación y la Formación celebra su XV Encuentro donde los sindicatos francófonos compartirán experiencias sobre temas como los derechos sindicales, la precariedad de los docentes, el rendimiento de los sistemas educativos o la financiación privada de la educación.
Entre el 14 y el 16 de noviembre en Antananarivo, Madagascar, los/las representantes de los sindicatos de la educación de los 30 países francófonos participantes en el Encuentro del Comité sindical francófono de la educación y la formación (CSFEF), que agrupa a las afiliadas francófonas de la Internacional de la Educación (IE), debatirán sobre la mejor manera de promover una educación de calidad y mejores condiciones de vida y de trabajo para los docentes. Los debates se enriquecerán con las contribuciones exteriores (investigadores, UNICEF, ONG que trabajan en la educación).
Diversas mesas redondas organizadas durante este evento abordarán retos importantes, incluyendo: ¿Cómo garantizar que todos tengan acceso a una educación de calidad, en pie de igualdad, y promover las posibilidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida? Financiación para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) – ¿Abdican los Gobiernos de sus responsabilidades en beneficio del sector privado?; o ¿Cómo salir de la precariedad en la educación?
Los/las participantes tendrán ocasión asimismo de participar en talleres sobre los siguientes temas: derechos sindicales; protección social; salud y seguridad en el trabajo y condiciones de trabajo; representatividad sindical y las elecciones profesionales.
“Este Encuentro brindará la ocasión, a pocos días de la Cumbre de la Francofonía, para sensibilizar a los jefes de Estado y de Gobierno sobre la importancia de la educación en los países francófonos”, indicó el Secretario General del CSFEF, Luc Allaire, añadiendo que el CSFEF le había hecho llegar una Declaración que deja patente la movilización de la francofonía sindical por una educación pública, gratuita y de calidad para todos y todas.
Esta movilización, advirtió, será necesaria para que los países francófonos puedan alcanzar los ODS adoptados por las Naciones Unidas, y en particular el objetivo 4 sobre educación, que aspira a “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.
La declaración del CSFEF con vistas a la Cumbre de la Francofonía que se celebrará los días 26 y 27 de noviembre de 2016, recomienda a las autoridades públicas de los Estados francófonos, entre otras cosas: hacer lo posible para que todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad; velar por que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia; permitir a todos los niños y todas las niñas tener acceso a una enseñanza preescolar de calidad; construir infraestructuras escolares adaptadas y bien equipadas (laboratorios, bibliotecas, ordenadores) y garantizar la formación del personal docente en TIC; establecer un auténtico diálogo social y respetar los compromisos contraídos; consultar imperativamente al personal docente antes y en el transcurso de todas las etapas de cualquier reforma; y aumentar los presupuestos consagrados a la educación y la proporción del presupuesto general que se destina a la educación.
El Encuentro permitirá asimismo trazar las grandes líneas de acción para los próximos dos años para el CSFEF, organización internacional no gubernamental reconocida por la Organización Internacional de la Francofonía.
Entrevista/ 15 de noviembre de 2016/Fuente: el mundo/BERTAG. DE VEGA
«No hay ningún indicio de infelicidad generalizada entre los estudiantes con alto rendimiento escolar»
«Las chicas musulmanas europeas ven en el estudio un modo de escapar al control de sus familias»
«Conozco Cataluña y allí la educación ha sido obviamente el instrumento principal para el nacionalismo»
Su discurso no casa muy bien con los recientes entusiastas de la nueva educación, la que cree que los niños se aburren en clase por culpa de un sistema que no ha cambiado tan rápido como la tecnología. O sea, muchos de los acólitos del educador británico Sir Ken Robinson, los que piensan que los niños ya no pueden permanecer sentados en clase, los que creen que los colegios matan la creatividad, los que abominan de una mínima memorización.
Además, para los que confían en que un pacto educativo de todos los partidos es la panacea para los problemas de fracaso escolar que padecemos, Inger Enkvist no trae buenas noticias: quizás es más cuestión de lo que se respira en el ambiente, en casa, que en la letra pequeña de una nueva ley, como han demostrado los distintos estudios de los que ella se hace eco en La buena y la mala educaciónsobre distintas comunidades de inmigrantes por todo el mundo. Es incómodo pero, ¿por qué los descendientes de chinos lo hacen mejor que los de mexicanos en California con exactamente el mismo sistema educativo?
En España, hace años, la llamaron para escuchar su opinión sobre la ley catalana de Educación. Allí, en el Parlament, habló de resultados de la educación diferenciada entre niños y niñas. Pero un parlamentario de Esquerra le dijo que los colegios femeninos y masculinos en este país eran un símbolo de la Iglesia y de la dictadura. Quizás por eso, porque sabe lo fácil que se embarra aquí el debate, Enkvist se muestra cauta a la hora de abordar algunos asuntos. De los otros… aquí está ella.
Cuando lee o escucha que hay que cambiar la educación porque seguimos dando clase como en el siglo XIX, antes de que existiera Google, una de las frases más recurrentes entre los gurús de la nueva educación, ¿qué piensa?
Eso lo dice alguien que no es educador. En la educación de base, fundamentalmente la obligatoria hasta los 16 años, lo que necesitan aprender los alumnos no tiene que ver con Internet. Necesitan lengua, matemáticas, geografía, historia… Necesitan convertirse en buenos lectores con un amplio vocabulario y una sólida base de conocimientos generales sobre el mundo. Para conseguir esto, Internet es más una distracción que una ayuda. Internet les va a servir después de conseguir esa formación de base. Es magnífico para la persona que ya tenga conocimientos y necesite comprobar un dato o la ortografía de un nombre. Para sacar provecho de la Red, el usuario debe saber formular una pregunta y evaluar la respuesta, y eso no es el caso del alumno promedio. Se podría hablar también de un error de percepción. Hay mucho material en Internet, es cierto, pero el problema del educador de hoy no es tanto tener acceso a materiales para ilustrar lo que deben aprender los alumnos como el problema de la voluntad de hacer un esfuerzo prolongado para aprender.
En muchos países occidentales, por las encuestas de Pisa sabemos que los niños de familias sin recursos económicos apenas tienen oportunidad de llegar a la universidad. ¿Qué está pasando? La educación ha dejado de ser un ascensor social…
Tiene que ver con varias cosas pero se pueden señalar unos factores. El primero sería que, en el Estado del bienestar, los alumnos no sienten la urgencia de antes de estudiar para sobrevivir social y económicamente, y tampoco los padres ven así la situación. Segundo, con el Estado del bienestar se han difundido teorías permisivas en la educación que dicen que los profesores deben aceptar que no haya tanta disciplina en clase. Se dice que el aprendizaje debe ser divertido y, si no es así, los alumnos están en su derecho de rechazarlo. Esas teorías son negativas para todos, pero sobre todo para los que aprenden menos en su casa. Finalmente, esos factores han llevado a que no sea tan gratificante ser profesor, con lo cual los estudiantes más inteligentes e idóneos para ser profesores se dirigen hacia otras profesiones. Los nuevos docentes quizá no tengan la misma capacidad de ganarse a los alumnos con menos interés para los estudios.
En su libro de La buena y la mala educación, describe la educación en barriadas francesas como aterradora, con adolescentes que apenas se sitúan en el mundo. ¿Cómo se ha llegado a eso?
Mi explicación es que grupos de intelectuales han machacado a políticos y profesores diciendo que Occidente sería opresora y que su cultura sería «excluyente». Esto ha creado una duda de si es legítimo enseñar lo que se enseña desde siempre y en particular si es legítimo exigir que personas de otro origen étnico aprendan lo que típicamente contiene el currículum en una escuela occidental. El resultado es que los profesores no exigen un esfuerzo, los alumnos no aprenden y, a pesar de esto, obtienen el aprobado, y los políticos no intervienen porque no se sienten seguros de su mandato para intervenir. Se invierte un dineral en las escuelas pero no se obtienen resultados y se convierten en guarderías para adolescentes. Tras la edad escolar, estos jóvenes están desamparados ante la vida en una sociedad moderna.
Estudiantes aislados
Cuando dice que en esas barriadas de París están desamparados y perdidos en el mundo, ¿podría explicar en qué sentido? Y no pasa tanto con las chicas musulmanas. ¿Por qué cree?
Si los alumnos del origen que sea no adquieren en la educación primaria un vocabulario amplio, unos conocimientos del mundo y una conducta socialmente aceptable, nunca llegarán a «entrar en el mundo del libro». No se acostumbran a ver el mundo desde diferentes perspectivas, como la de un adulto o la de un anciano, de alguien de otra cultura, de otra región geográfica o de otra etapa histórica. Así corren el riesgo de adquirir menos flexibilidad mental… Sin conocimientos previos sobre el mundo y sin un vocabulario que vaya más allá de las 500 palabras e incluya las abstractas, los chicos no entienden ni el telediario. No sólo es que se sientan aislados del resto de la sociedad, es que lo están. A su vez, eso lleva a que todas las noticias les lleguen de sus compañeros en el barrio y eso da por resultado una tendencia a juzgar todo desde la perspectiva del círculo inmediato de amigos y conocidos. Así pueden crecer Estados dentro del Estado, sociedades paralelas. Se trata de un círculo vicioso. El desarrollo descrito es más frecuente entre los chicos que entre las chicas porque las familias tradicionalistas suelen acostumbrar a las chicas al trabajo y al autosacrificio. Además, para ellas, el estudio suele verse como una manera de escapar del control de la familia y, por eso, se esfuerzan más. Finalmente, en bastantes ambientes machistas, suele estar más aceptado que estudie una chica porque suelen considerar que estudiar es algo femenino.
Ahora en España mucha gente fía la solución de los problemas de la educación a que se alcance un pacto de partidos políticos pero, en su libro, describe a comunidades de chinos que lo hacen muy bien en China y también en California. ¿Hasta qué punto el desempeño académico depende de los valores familiares más que del sistema educativo?
La cultura de la casa es muy importante y más importante que el nivel socioeconómico. El ejemplo de los chinos en Occidente no cuaja con la visión de algunos partidos políticos de que todo depende del nivel económico y no del respeto por la educación y de la voluntad de los alumnos y de sus padres.
Si alabamos la educación de los niños chinos en sus familias, los hay que enseguida traen a colación la felicidad y vienen a decir que esos niños no lo son. ¿Hay pruebas de que así sea? ¿Qué deberían aprender en algunas casas occidentales de esa cultura de los padres chinos?
No hay ningún indicio de infelicidad generalizada entre los alumnos de alto rendimiento escolar. Si antes en las escuelas occidentales existía una cultura del esfuerzo sin que nadie dijera que los alumnos exitosos eran infelices, ¿por qué ahora lo dicen?
La empatía es una palabra que se ha puesto de moda en la educación pero a veces da la sensación de que, cuando se conocen las circunstancias específicas de cada alumno, se puede caer en la tentación de sentir pena y exigirle menos de lo que puede hacer. ¿Es así?
Hay unas corrientes educativas que enfatizan la empatía y proponen una educación «del cuidado», terapéutica. Es una corriente fuerte en la educación preescolar y en la educación primaria. Esta empatía puede ser negativa si no se combina con un enfoque en el aprendizaje porque, aunque protege al joven al comienzo, podría dejarle sin conocimientos para la vida adulta.
Suecia es modelo en la introducción del cheque escolar, con el que los padres eligen el colegio que quieren para sus hijos, ya sea privado o público. Y los resultados se ven con cierto escepticismo. ¿Cómo cree usted que ha funcionado?
El cheque escolar fue introducido en una situación muy especial, y por eso lo que ha pasado en Suecia no se puede tomar como un ejemplo general de cómo funciona este sistema. El cheque escolar significa, en el caso sueco, que toda la educación se paga con el dinero de los contribuyentes pero la gestión de una escuela puede ser privada. Sin embargo, los currículos, la ley escolar y las reglas administrativas son iguales para todas las escuelas. Cuando se introdujo al comienzo de los años 90 había un gran descontento con la educación pública, y lo que sucedió fue que se crearon cadenas de escuelas gestionadas por empresas más que por profesores idealistas. Estas escuelas atraen cada vez a más alumnos porque, desde entonces, la situación general de las escuelas públicas ha seguido empeorando debido a varios factores. La situación no se ha arreglado y una de las causas es que la energía del sistema escolar se dirige hacia la integración de los nuevos grupos de refugiados asiáticos y africanos.
La politización
Según explica usted, la educación, al menos en algunos sitios, se ha mezclado con la ideología, sobre todo de izquierdas, como cuando se pone en cuestión el papel de Occidente en el mundo. ¿Cree que también ha desempeñado un papel el nacionalismo como ideología en Cataluña, región que usted conoce bien?
Sí, obviamente. La educación ha sido el instrumento principal para el nacionalismo.
En ambientes tecnológicos ahora no se ve machista poner a las niñas en clases diferenciadas, sólo para ellas, para aprender a programar, por ejemplo. ¿Cree que en España el debate de la educación diferenciada está contaminado por prejuicios de la dictadura y de la Iglesia?
Creo que el tema se ha politizado en España y que se ve conectado con la Iglesia católica. No se toma en consideración lo propiamente educativo.
Si el Estado de bienestar ha conseguido un nivel mínimo en el que no se incita a los más perjudicados a luchar por la excelencia académica, ¿eso cómo se arregla? ¿Cómo se puede motivar a los de más abajo a ser excelentes y, así, en cierta manera, acortar la brecha de la desigualdad?
Haría falta más tiempo para contestar a la pregunta pero, en resumen, sería preciso hacer lo contrario de lo que se hace ahora. No tener promoción automática, ofrecer itinerarios interesantes para los alumnos que se esfuercen, y atraer a excelentes profesores en todos los niveles, y sería muy importante especialmente en la educación primaria.
Ahora parece que andamos todos un poco obsesionados con Finlandia como modelo educativo, pero, si tuviéramos que imitar lo mejor de un país, ¿con qué modelo se quedaba usted?
Mejor que mirar hacia cierto país es asegurarse de que funcionen cuatro factores: los alumnos deben aceptar que estudiar significa esforzarse, los profesores deben estar cuidadosamente seleccionados y tener una formación sólida, los padres deben apoyar la educación escolar de sus hijos y tener confianza en los profesores y el Estado debe establecer currículos y tipos de exámenes adecuados para asegurar la calidad del sistema educativo.
Europa/ España/15 de noviembre de 2016/Fuente: el confidencial
Este mes de noviembre, muchos alumnos de colegios españoles no harán trabajos en casa, animados por los padres y la Ceapa. Una medida que muchos consideran exagerada.
Este fin de semana, por segunda vez, muchos niños españoles no harán sus deberes, desobedeciendo las indicaciones de sus profesores. Es la segunda jornada de la “huelga” convocada por Ceapa (Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos), que instan a la insumisión en la realización de los trabajos escolares y para los cuales la primera jornada fue “un éxito rotundo”. El objetivo último es la regulación de las tareas escolares a través de una norma, así como la discusión sobre estas en un hipotético pacto educativo.
La convocatoria esgrime diversas razones para defender su postura. Principalmente, la manera en que los deberes condicionan el tiempo de descanso de niños y padres, que se ven obligados a adaptar sus horarios a los de sus hijos. Hace un par de años, un informe publicado por la OCDE desvelaba que los alumnos españoles son de los que más deberes hacen de todos los países occidentales, pero estos apenas sirven para nada. Además, los defensores de la huelga recuerdan que algunos de los mejores sistemas educativos del mundo no mandan trabajo para casa a sus alumnos.
La Administración debe de estar contenta, porque se deja de hablar de los problemas de la escuela y se enfrenta a padres y profesores
Muchos profesores, no obstante, consideran que la convocatoria es desacertada, en cuanto que no soluciona los problemas de fondo ni de la educación ni de la sociedad, y que tan solo sirve para enfrentar a padres y profesores. Es la opinión de CCOO. Como explica a El Confidencial Isabel Galvín, portavoz de Educación en Madrid, “la Administración debe de estar contenta, porque se deja de hablar de los verdaderos problemas de la escuela”. Como recuerda, las huelgas deberían hacerse “contra los poderes públicos y la Administración pública”. De esta manera tan solo se convierte en un enfrentamiento entre los padres y los profesores.
“La confrontación dentro de la comunidad educativa no es el instrumento”, añade la sindicalista. “En la práctica, esto se está concretando en un debate público en el que las familias cuestionan el papel del profesor, y llegan a la conclusión de que lo están haciendo mal”. La organización ha pedido que el tema se debata en el Consejo Escolar, como va a ocurrir. Otro problema es que obvia el verdadero fondo de la cuestión, que es más social que educativo: “Se está atendiendo poco al modelo de crianza y a los horarios laborales. La pregunta que me hago es si esta pelea por los deberes se va a complementar con una reflexión colectiva sobre los hogares, los excesos de los niños ante la tele o la falta de horarios de muchas familias”. Esa es la queja de muchos docentes: quizá no se trate de los deberes, sino de los horarios laborales y la conciliación. Del mundo laboral, y no del educativo.
Mirar el dedo, y no la luna
Muchos profesores miran con recelo esta huelga, por diversas razones. Luis Alberto Fernández Gago es profesor de Historia en la educación pública madrileña, y mantiene que “solo es otra manera de socavar la figura del maestro y el profesor diciéndole a sus hijos e hijas que ellos mandan por encima del docente incluso dentro de la institución educativa”. El docente ha publicado en ‘La Réplica’ un artículo en el que detalla su perspectiva sobre el asunto, y ha contestado ampliamente a El Confidencial. Entre otras cosas, se pregunta por qué se hace huelga contra los deberes y no contra otros frentes abiertos: “Ratios, inversión en Educación, educación pública y concertada, gestión de centros, recursos, modelo educativo, etc.”, añade. “Pero nos centramos en los deberes porque, como todo el mundo sabe, lo que más necesitan los alumnos hoy día es menos responsabilidades”, ironiza.
Que no intenten desprestigiarnos diciendo que si no logran pasar más tiempo con sus hijos es por culpa de los deberes
Uno de los puntos más controvertidos es, en opinión de CCOO, que la huelga tenga lugar en la pública y no en la privada, “porque añade aún más desequilibrio entre redes”. El origen de esta se encuentra en una petición de Change.org encabezada por Eva Bailén, autora de ‘Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo’ (Temas de Hoy), a la que pronto se sumaron muchos padres y madres. Gago reconoce que él no manda deberes los fines de semana, porque “están para descansar y reposar”, pero en su opinión, la Ceapa ha atacado al “rival más débil”: “Estamos cada vez más vilipendiados por los políticos, la Administración y la falta de recursos”.
En un tuit, este ironizaba con la alternativa propuesta por la Ceapa, que animaba a los estudiantes a acudir a un museo. “Y ya vemos dónde han ido”, añade. “A mí me parece estupendo que los padres busquen pasar tiempo con sus hijos donde quieran, pero que no intenten desprestigiarnos a los docentes diciendo que si no logran pasar más tiempo con sus hijos es por culpa de los deberes”. En su opinión, la huelga de deberes es “un eufemismo para decir ‘mira, hijo, no hagas caso al profesor, que aquí mando yo y como vaya a hablar con ese se va a enterar’”. Como explica, “la figura del docente es papel mojado, se hace caso antes a un niño de 14 años que a un profesor, da igual que mienta, no valemos para nada”.
Entre otras razones porque, como señala Galvín, no todos los deberes son iguales. Algunos de ellos se derivan del currículo, pero otros tienen que ver con las pruebas externas, es decir, con la polémicas reválidas “que meten a los centros una gran presión porque tienen que rendir cuentas a final de curso, lo que impacta en la organización y los tiempos de trabajo”. Los ‘rankings’ o el aumento de colegios bilingües son dos factores que también han cambiado el terreno de batalla: en unos casos, por añadir presión a la consecución de objetivos. En el otro, porque muchos padres no pueden ayudar a sus hijos con el inglés, puesto que lo desconocen.
La necesidad de estudiar en casa es mayor a medida que los alumnos se hacen mayores. (Efe/Javier Cebollada)
Elías Gomez, profesor en la educación pública de Melilla, añade por su parte que «desafiar el criterio y las actuaciones de los que nos hemos preparado para la docencia y nos dedicamos a ella es un error«. Es una queja habitual: los profesores, como él, recuerdan la importancia de que los padres se impliquen en la educación de los niños, ya que «son un pilar importantísimo en la educación de nuestros jóvenes», pero al mismo tiempo, «deben recordar que los profesionales somos nosotros».
Deberes, ¿qué deberes?
Otro aspecto polémico de la huelga es hablar de los deberes en general, y no en particular. Como recuerda Ángel Hernández, profesor en la región de Murcia, «no es lo mismo los deberes que se ponen a un niño de cuatro años que los que debe hacer un estudiante de segundo de bachillerato con 17». A medida que la edad del alumno aumenta, más obligaciones tienen, con el objetivo de desarrollar «conocimientos, destrezas y estrategias». El profesor murciano señala, otra vez, a un problema de fondo en forma de altas altas en las aulas y desigualdad social, al igual que un currículo rígido y sobredimensionado: «La saturación de las aulas y el exceso de carga horaria hace que los maestros en estas edades no puedan realizar la atención individualizada que estos niños requieren, ya que los ‘deberes’ en estas edades no deberían tener otro objetivo que fomentar la inquietud, la creatividad y las actitudes de los niños, algo prácticamente imposible bajo el paraguas de la Lomce«.
La batalla por unos horarios laborales más racionales y humanos tiene como objetivo el bienestar de los padres y de los niños
«¿Hablamos de primaria, de secundaria obligatoria o de bachillerato? ¿En qué niveles es suficiente la actuación directa en la escuela si realmente queremos conseguir los exigentes objetivos de las leyes educativas?», se pregunta Elías Gómez, que propone entre las posibles herramientas de alivio de la carga de deberes se encuentre la coordinación de los profesores para que que la cantidad sea «asumible y razonable». «Los datos objetivos dicen claramente que la escuela está fallando en su función de motor de la promoción social, pero ¿esto se arregla únicamente eliminando los deberes? En cualquier caso, creo que sí hay algo que por sí solo podría mejorar la calidad de nuestro sistema educativo, y es una mayor dotación económica«, añade.
Frente a aquellos que recuerdan que en algunos de los países con mejores resultados en PISA apenas se hacen deberes, Galvín advierte ante la tentación de intentar extrapolar realidades educativas de manera literal de una sociedad a otra, ya que en países como Finlandia o Noruega hay protocolos sobre los deberes y una mayor facilidad para las familias a la hora de conciliar. «Quizás deberíamos preguntarnos si la falta de tiempo para pasar en familia es culpa de nuestro sistema laboral, lleno de horas extras impagadas y horarios draconianos.», concluye Gómez. «Tengo la desagradable sensación de que algunos padres y madres están haciendo que sus hijos e hijas libren una batalla que en realidad les corresponde a ellos. Y esta batalla por unos horarios laborales más racionales y humanos no solamente tiene como objetivo su propio bienestar, sino el de sus propios hijos cuando se incorporen al mundo laboral».
Adiós a la clase magistral y la dictadura de las notas. Descubrimos otras formas de educar en las que prima la creatividad, la empatía y el respeto por el alumno
Alberto tenía 15 años cuando aterrizó en el colegio. Era despierto y amable; casi tanto como vago. Sólo le motivaba el balón del recreo. Repitió un curso; luego, otro. Nadie en el claustro apostaba por él. De no ser por el empeño de un tutor intuitivo y entusiasta que le dio el empujoncito necesario, Alberto habría abandonado los estudios. Aprobó selectividad por los pelos y entró con calzador en Empresariales. Fue entonces cuando descubrió que tenía un olfato especial para los números, una especie de talento no desarrollado. Hoy Alberto trabaja en el mundo de las altas finanzas, como analista, y sonríe agradecido al decir que, aunque en la escuela fue «de los torpes», el entusiasmo de aquel tutor le dio las alas necesarias para creerse capaz.
Con docentes entusiastas, la educación no es mera instrucción. Son los profes que se saltan lo convencional y relativizan la norma. Personas entusiasmadas que entienden que la labor en el aula se hace desde una perspectiva humana. Han desterrado la clase magistral y saben que, a nuevos tiempos, nuevos procedimientos. Se forman, reflexionan, nutren los foros y asisten a congresos, están a la última y, sobre todo, tienen una sensibilidad para la docencia. Son empáticos, creativos y flexibles. Son kamikazes de la educación, profesionales que apuestan por el cambio y hacen lo que haga falta con tal de sacar adelante a su alumnado. No se suicidan como hacían los aviadores japoneses, pero sí se dejan la piel innovando para que sus alumnos aprendan.
Como Jorge, que trabaja en un colegio concertado de Bilbao con alumnos susceptibles de convertirse en fracaso escolar. Ha rescatado del desván de su colegio un viejo escenario de guiñoles con el que monta obras de teatro para convencerles de que la asignatura de Lengua no es hacer análisis sintácticos, sino una excusa para aprender a comunicarse. Redactan los guiones, ensayan los diálogos, aprenden de los autores consagrados… Con la profesora de Tecnología preparan los decorados; con la de Plástica, los carteles que anuncian sus obras; en complicidad con el de Música, ensayan lo que será la banda sonora. Tal vez ninguno llegue a ser dramaturgo o actor, pero ganan en autoestima, en seguridad, en capacidad para relacionarse y, sobre todo, no tiran años por la borda siendo los parias del sistema.
Kamikazes como Marta, que en la asignatura de Filosofía de su colegio religioso de Valencia, monta el chill out de Sócrates para los debates, retirando pupitres y extendiendo cojines por el suelo. Con esa simple acción de cambio de escenografía, en lugar de caer en el desorden y el alboroto, principal temor de la Dirección de su centro, ha hecho que su alumnado participe desde la libertad, el respeto y el espíritu crítico, sintiéndose cómodos y, de alguna manera, recompensados. Dice que «el momento-cojín» es su particular cruzada, convencida de que el trinomio silla-mesa-pizarra no puede seguir siendo la única plataforma para aprender.
O como Javier, entusiasta profesor de matemáticas en la concertada en Madrid, que ha organizado una olimpiada de números simplemente sacando éstos de la pizarra y llevándolos a situaciones reales de la adolescencia: les habla de las pistas de skate, donde encuentran parábolas, poliedros, paralelas y diagonales, dimensiones, volúmenes y trayectorias. O como Natalia, que desde su asignatura de Historia del Arte les provoca manteniendo un blog cooperativo que se llama Los diez hilos de Aracne, mediante el que han creado una comunidad de aprendizaje que se escapa de los muros físicos del colegio.
DESARROLLAR COMPETENCIAS
Lo que la sociedad de este siglo ofrece y demanda a los niños y jóvenes es diferente a lo que ofrecía y pedía hace un par de décadas. Todo evoluciona, no hay duda, y también la forma de aprender. Nuestros hijos no sólo pueden aprender de otra manera, sino que deben aprender de otra manera para adaptarse al mundo del siglo XXI. Acabarán empleados en puestos de trabajo que ahora ni siquiera sospechamos, donde van a necesitar cualidades distintas a las del pasado. Se acabó el modelo tradicional. El escenario es otro y, por lo tanto, también el guión.
Ya no se trata de enseñarles sino de que aprendan. Educar no es transmitir conocimientos ni adoctrinar, sino contribuir a que cada persona desarrolle sus competencias al máximo posible.
¿Y de qué hablamos cuando decimos competencias? Inteligencias y competencias podríamos concluir que son lo mismo; no lo son exactamente, pero sirve para entendernos. Hablamos, pues, de desarrollar todas las dimensiones de la persona, no sólo la cognitiva. Es decir, desarrollar todas las inteligencias y no sólo la académica. Es lo que defiende Howard Gardner, uno de los más prestigiosos estudiosos de este tema. Según él, la inteligencia no se concibe como una única inteligencia global, sino que existen distintos tipos de inteligencias.
Por lo tanto, un profesor lo que tiene que hacer es propiciar situaciones en las que esas distintas inteligencias se desarrollen al máximo. Se suele denominar «trabajo por competencias» y es el marco en el que ahora los colegios desarrollan su actividad. Proyecto educativo, espacios físicos, metodología y talante del profesorado caminan de la mano para que esas competencias sean el motor de la acción en el aula. Un ejemplo puntero es el barcelonés Colegio Montserrat, que bebe directamente de las teorías de Howard Gardner.
ACOMPAÑAR
En el instituto de secundaria Hjalmar Lundbohmddkolsn de Kiruna tienen el Círculo Polar Ártico tan próximo que las auroras boreales no se estudian porque son parte del paisaje. Las aulas cuentan con radiadores para calentar los guantes, y en los pasillos, junto a las taquillas, vemos armarios para la ropa de nieve. Un grupo de estudiantes dialoga en los sofás del fondo de la sala. Hay mesas, sí, pero dispuestas de cuatro en cuatro y no obligatoriamente mirando a la pizarra; también hay un pequeño escenario, una biblioteca y una alfombra. Es Suecia, es la Escuela nórdica, y obtienen resultados muy por encima de la media europea. Quizás no sólo por cómo conciben el aula, pero también.
En Suecia, como en Finlandia, además de clases flexibles y amables, hay otro factor que hace que su sistema sea admirado: priman desde muy pequeños el esfuerzo, el trabajo cooperativo y la responsabilidad. Un estudiante nórdico es, sobre todo, un estudiante autónomo.
Óscar, coordinador de Bachillerato en un centro salesiano, lo sabe bien. No es Suecia, no es Finlandia, pero entiende que, como allí, el esfuerzo, la generosidad y la responsabilidad son valores que no pueden improvisarse en la adolescencia. Por eso, cuando se dirige al claustro con entusiasmo para transmitir los excelentes resultados de selectividad, asegura que el éxito es un éxito de todo el centro, no sólo de los últimos cursos. El trabajo con el alumnado empieza en Educación Infantil, dice, pues es ahí donde comienza el acompañamiento y el desarrollo de las inteligencias.
Viajamos a Canadá. Llueve al otro lado de los cristales en el Cobequid Educational Centre, el High School de Truro, en la región de Nueva Escocia. Están en sus 20 minutos diarios de lectura, el reading-period, y no se oye ni una mosca. Cuando suene la música (sustitutiva del timbre), irán a las clases, donde, por encima de todo, se sentirán protagonistas de su propio desarrollo, pues cursarán las asignaturas que el sistema les hace elegir casi «a la carta» para fomentarles autonomía y responsabilidad. Canadá tiene claro que el trabajo por competencias es un camino de acompañamiento a fuego lento. Sea o no por ello, lo cierto es que es un país a la cabeza en resultados preuniversitarios.
El logro de los sistemas educativos nórdicos y canadiense, junto a los de Corea del Sur, Japón o Israel, es una combinación de varios factores. Por un lado, la idea de la Educación como un valor social, con leyes educativas que no dependen de los cambios de Gobierno. Por otro, el hecho de que los planes de estudios vayan dirigidos al desarrollo global de cada estudiante. Y todo eso, en manos de un profesorado cualificado y con prestigio social.
En España hay también muchos ejemplos de este nuevo enfoque. Me refiero no sólo a casos puntuales de profesores entusiastas, sino a los colegios que se lanzan hacia una nueva manera de entender el aprendizaje. Son todos los centros que apuestan por la educación integral del alumnado. Proyectos educativos como los inspirados en la pedagogía de Montessori o el Modelo Pentacidad demuestran que el paradigma está cambiando. Colegios como Meres, Lauaxeta o San Patricio son sólo botones de muestra. Referentes como César Bona o José Antonio Marina, con sus publicaciones, o reflexiones como la que se hace desde Fábrica de Valientes, evidencian, asimismo, que existen buenas prácticas, héroes del aula y ganas de cambiar las cosas.
APROBAR O APRENDER
Lo importante es aprender, pero aprender no es ir aprobando exámenes. Aprender es construir un conocimiento, unas habilidades y unas actitudes. Si aprenden, aprobarán, pero no siempre que se aprueba es porque han aprendido. Desgraciadamente, muchas veces se aprueba por simple memorística, olvidando lo estudiado para el examen en cuanto éste se ha realizado. De hecho, si preguntamos al alumno si prefiere aprobar o aprender, suele responder que prefiere aprobar. Sobre esto habla Carlos Magro, de la Asociación Educación Abierta. Además, podemos obtener una segunda lectura: el miedo no es miedo a suspender, sino a las consecuencias, y al «te voy a quitar del deporte», «estarás un mes sin salir» o, peor aún, miedo al «me has fallado». Es decir, no aprobar les convierte en víctimas de la nota pues, como sanción, se pierden aficiones, espacios de socialización o fuentes de autoestima.
Ricardo es un profe de la escuela pública que busca poner en valor al alumno, por lo que el mensaje es siempre el mismo: las calificaciones no tienen que condicionar las actividades fuera del horario escolar. Piensa que no se debe privar al niño de ocasiones de socialización, desarrollo, superación… Quitar a un alumno sus fuentes de esparcimiento o de aprendizaje porque ha suspendido es un error tan mayúsculo como pensar que lo que tiene que hacer es «estudiar más». Quizás lo que haya que conseguir es que «estudie mejor», así que no le apartemos de lo que le completa como persona, ya sea practicar un deporte o una afición. Ricardo, aunque a veces discrepa con los compañeros, irradia tal pasión cuando habla, que sus alumnos, además de avanzar en sus asignaturas, continúan adelante con su vida extraescolar.
Ana, tutora de Primaria en un colegio cooperativa de enseñanza, también lo tiene claro. Educar ya no es transmitir información para que luego la repitan en un examen; educar es acompañar para que sepan cómo usar esa información, convirtiéndola en conocimiento. Mediante la evaluación, no se trata de diagnosticar lo que no dominan sino de que ellos reconozcan sus fortalezas, sus debilidades y sepan buscar maneras de mejorar. Para lograrlo, Ana se basa en la autoevaluación como complemento de la evaluación tradicional; también, en la evaluación entre compañeros de clase. Lo hace desde la confianza en sus alumnos, porque está convencida de que dándoles esta oportunidad, aprenderán a conocerse a sí mismos y a tener criterio.
Lo que importa es la persona, no sus notas. De hecho, nadie quiere un hijo con matrícula pero infeliz. El día que comprendamos que lo importante es la globalidad, y no sólo el expediente académico, nos relajaremos frente a las vacas sagradas del sistema educativo: las calificaciones. Hasta ese día, los kamikazes seguirán apostando por la persona como medida de todas las cosas.
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