Page 14 of 16
1 12 13 14 15 16

El discurso del “trabajo sexual” es el triunfo del patriarcado más neoliberal

Por: Raquel Rosario Sánchez

Las niñas invulnerables del “trabajo sexual”

Imaginemos una niña. Puede tener 8 años como puede tener 17. La niña vive en pobreza extrema. Es probable que su padre y su madre hayan fallecido en medio de un conflicto de guerra. Por lo tanto, la niña tiene que valerse por sí misma para encontrar el pan de cada día. Muchos días solo puede cenar y dice que el hambre le da dolor de cabeza, lo que le dificulta concentrarse en la escuela. La niña no está sola; hay muchas más como ella. Aparte de las adversidades descritas anteriormente las niñas comparten algo más… Primero, un ferviente deseo de ir a la escuela y superarse a través de su educación. Segundo, que diariamente los hombres (quizás uno 1, quizás 4) en su pueblo le pagan menos de un dólar para que se acuesten con ellos.

¡Ah! …y tercero: que según Al Jazeera English esto no es ni explotación sexual comercial de menores, ni prostitución “forzada” ni su genérico “prostitución” sin más ni más. No, según Al Jazeera English estas niñas son trabajadoras sexuales. Trabajadoras sexuales en quienes recae el famoso “poder de agencia”, de decidir sus opresiones. ¿Vomitaron ya o necesitan más contexto?

El día 28 de septiembre, Al Jazeera English público un fotoreportaje titulado “Educando a las niñas de Sudán del Sur”, escrito por la documentalista y fotógrafa Sara Hylton. El proyecto fotográfico fue elaborado en colaboración con la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios. Es una serie de fotografías que reflejan las vidas de las niñas y adolescentes del estado de Unidad en Sudán del Sur. Conflictos sectarios dentro de su pueblo, caminar horas para poder ir y venir de la escuela más cercana, matrimonios forzados… y pobreza; la pobreza extrema implacable son alguno de los desafíos con los que viven las niñas.

“Las niñas de Sudan del Sur son doblemente vulnerables, muchas son obligadas a contraer matrimonios forzados, sufren abusos sexuales y explotación. Es tres veces más probable que una niña adolescente del Sur de Sudán muera dando a luz, a que complete su educación primaria,” escribe Hylton. Pero a pesar de todo, son niñas fuertes con sueños y deseos inquebrantables de superación “que pelean por sus futuros en uno de los países más volátiles del mundo.”

6a00d8341bfb1653ef01a511b769c9970c

Es una historia inspiradora y llena de esperanza. Una de las niñas comenta que en su casa nadie la puede ayudar con su tarea porque nadie en su familia ha ido a la escuela pero que, aún así, ella sueña con convertirse en Ministra de Educación en su país. La valentía y determinación de las niñas y adolescentes me hicieron llorar… Por lo que me quedé helada cuando leí la siguiente descripción en una de las fotografías. “Jessica, de 14 años tiene desorden de personalidad múltiple. Vive en una casa de acogida junto con otras 50 niñas vulnerables donde recibe cuidados y educación… Según la fundadora de la casa de acogida, el trabajo sexual está normalizado entre las niñas, que ganan menos de un dólar por “cliente”. La meta de la fundadora es enseñarles a las niñas que “su cuerpo es lo que se queda” y enseñarle maneras alternativas de generar dinero.”

¿Qué? ¿Cómo saltamos de la pobreza extrema y el deseo de las niñas a empoderarse a través de la educación a que las niñas son trabajadoras sexuales con “clientes”? Me llevó un segundo entender el salto gigantesco que expresaban estas palabras en el contexto del artículo. Cuando pude analizarlo me di cuenta de que lo que tenía ante mí era una prueba de cómo la retórica del trabajo sexual es incompatible con las realidades materiales que expresan las niñas. El discurso del “trabajo sexual” no admite ni víctimas ni vulnerabilidades ni opresiones estructurales. Toda mujer y niña se convierte en un ser que encuentra poder “para decidir” acceder, curiosamente, a todo lo que el patriarcado de por sí quiere. No hay situación lo suficientemente precaria, no hay niña lo suficientemente vulnerable para ser interpretada como una “trabajadora sexual”.

No son argumentos aislados. Consciente o inconscientemente, Hylton se unía a una línea de pensamiento que insidiosamente se ha adentrado en el feminismo y el lenguaje coloquial. Mucha gente, tanto conservadora como progresista, piensan que utilizar el término “trabajo sexual” le pone un poco de dignidad y respeto al asunto. Funciona como un manto para higienizar la industria y así no tener que pensar en las realidades materiales de que hombres adultos (que curiosamente son los grandes ausentes del fotorreportaje de Al Jazeera) le están pagando menos de un dólar a niñas pobres (¿50 centavos, 75 centavos? ¿menos aún?), muchas huérfanas, para penetrarlas.

La universalización del discurso del “trabajo sexual” para hablar de prostitución es el triunfo del patriarcado más neoliberal

La universalización del discurso del “trabajo sexual” para hablar de prostitución es el triunfo del patriarcado más neoliberal. A los conservadores no les digo mucho porque nunca se han preocupado demasiado por los derechos de mujeres y niñas, pero sí quisiera recordarles a los y las progresistas que en la concepción (capitalista) del trabajo hay derechos laborales, pero también deberes. Si las niñas y adolescentes son trabajadoras sexuales, ¿puede uno de esos hombres reclamar que no le hicieron la felación como ellos querían o que no se sienten conforme con cualquier otro de los actos sexuales por los que pagaron? ¿Y pueden entonces demandar o que le devuelvan su dinero o que lo hagan otra vez? Preguntas que demuestran la trampa absurda en la que caen todos quienes asumen el discurso sin pensarlo bien.

¿Por qué tanta insistencia en que lo cubramos todo bajo el manto del “trabajo sexual”? ¿Por qué tanta insistencia en llamar “trabajadoras sexuales” a niñas que viven en la mayor de las precariedades? ¿Por qué negarnos a decir las palabras duras: explotación sexual, víctimas, sobrevivientes, violación?

Como nos explica Kajsa Ekis Ekman en su trabajo referencial ‘Being and Being Bought’ (Ser y Ser Comprada), el discurso del trabajo sexual se construye como una antítesis de la opresión de las mujeres bajo un sistema patriarcal. La trabajadora sexual es una mujer activa que encuentra empoderamiento personal dentro de un sistema opresor, dice el discurso. La trabajadora sexual comprende que nada puede cambiar el comportamiento de los hombres ni la sociedad que cosifica la sexualidad de la mujer, entonces, en vez de resistir o protestarlo, la trabajadora sexual es presentada como una sabia emprendedora que utiliza “su poder sobre los hombres” para aventajarlos en su propio juego. Bajo esta concepción, “la trabajadora sexual es interpretada como la mejor feminista”, explica Ekis Ekman. Es por eso que cuando alguien intenta hablar de los daños que causa la prostitución, la respuesta siempre es “las trabajadoras sexuales son fuertes y sujetos activos” a quienes el lenguaje de opresión y agravios minimiza. Entonces en el discurso del trabajo sexual no hay espacios para ningún tipo de víctima ni victimización.

Desmoronemos el argumento:

1.La literatura feminista que critica la prostitución como sistema opresor casi nunca habla de víctimas. Cuando me encuentro con la palabra “víctimas” en mis investigaciones sobre el tema, siempre es en el contexto de académicas en favor de prostitución que acusan a quienes están en contra de estigmatizar como “víctimas” a las mujeres en la prostitución. Estas acusaciones de las académicas que defienden el derecho de los hombres a acceso sexual e ilimitadamente al cuerpo de mujeres y niñas, nunca cita textualmente ningún ejemplo del crimen retórico que cometen quienes no apoyan la prostitución, pero siempre viene acompañado de acusaciones e improperios contra “las feministas moralistas que odian la libertad, son reprimidas, retrogradas y anti-sexo.” Poniendo de lado las connotaciones sexistas que tienen cada una de esas acusaciones, yo hago otra pregunta ¿y qué si el feminismo decidiera hablar de víctimas?

La palabra “víctima” no es una característica personal, en una descripción de una relación de poder. Si hay víctimas, se infiere que hay perpetradores. Si bajo está concepción de las relaciones de poder no podemos hablar de víctimas, entonces ¿dónde quedan los perpetradores? Si nos enfocamos sólo en resaltar lo fuertes y empoderadas que somos todas las mujeres todo el tiempo y no hablamos de las opresiones de las que somos víctimas bajo el patriarcado, entonces ¿en qué contexto hablaremos del daño que nos causa?

Ser víctima de una opresión habla mal del opresor. La víctima de x opresión puede ser una joven estudiosa, una tía cariñosa, una cocinera mediocre, una trabajadora medio vaga, una amiga ambivalente, entre otras cosas. ¿Por qué asumimos que ser víctimas de un sistema al que le encanta victimizarnos, cancela todas nuestras otras identidades? En vez de negar que el daño que nos causa el patriarcado es real y que el patriarcado es el genocidio más largo de la historia, tratando de esconder sus opresiones bajo lenguaje (y solo lenguaje) empoderador, deberíamos utilizar esa energía para decirle a los perpetradores “No, no. La víctima pude haber sido yo, ¡pero el abusador eres tú!”

2. Esa idea de que “el trabajo sexual” no es ninguna opresión contra las mujeres y niñas, sino El Gran Empoderador porque nos permite ejercer “nuestro poder” sobre los hombres, es en el fondo enteramente misógino. Una vez una amiga que baila en la barra para pagar su tratamiento de cáncer me racionalizó que el verdadero poder lo tenía ella porque a los hombres se les salía la baba cuando la veían bailar y por tanto ella tenía total control de ellos durante el tiempo que ella tenía su atención y excitación sexual.

Sí, ¿pero, cuando se les baja la erección? Cuando se les pasa, son los hombres quienes siguen teniendo el poder político, económico, cultural y estructural de toda nuestra sociedad. El dinero que nos pagan por bailarles viene de un sistema financiero que ellos controlan. Las políticas que controlan nuestro cuerpo (desde nuestros derechos reproductivos hasta el impuesto que pagarán los tampones que nos ponemos) son dominadas por hombres. Y tristemente, son los hombres quienes tienen el poder histórico de decidir que esta noche sea la pelirroja ucraniana no la morena salvadoreña quien le “trabaje” sexualmente.

Las políticas que controlan nuestro cuerpo (desde nuestros derechos reproductivos hasta el impuesto que pagarán los tampones que nos ponemos) son dominadas por hombres.

Argumentar que encontremos “poder” dentro de nuestro rol subordinado es la manera más sutil del patriarcado (como buen abusador al fin) de decirnos “Ay, ya no te quejes tanto. ¡Alégrate de que siquiera te presto atencion!”

“¿Por qué tanto miedo de llamar a alguien víctima?” pregunta Ekis Ekman. “¿Por qué es tan importante decir que gente prostituida no puede nunca, bajo ninguna circunstancia, ser víctima?”, porque, según explica, “convertir la palabra víctima en un tabú es un paso para legitimar divisiones de clase y las desigualdades de género”. Solo tras abolir el concepto de víctima, podemos crear a la persona invulnerable.

Solo tras abolir el concepto de víctima, podemos crear a la persona invulnerable.

Para llegar ahí necesitamos 2 pasos:

1. Nos creemos el cuento de que la palabra víctima no es una relación de poder sino una característica o identidad personal. Entonces nos creemos el cuento de que “víctima” significa pasividad, debilidad y apatía. Hacemos de la palabra víctima (y de cualquier persona a quien se le asocie) una caricatura patética. Nadie entonces querrá que se le llame víctima ni tildar ninguna otra opresión como victimizante. La caricatura que hemos construido es tan patéticamente inactiva que cualquier cosa, desde mirar al otro lado mientras te viola un prostituidor hasta fumarnos un cigarrillo después de un acoso, representa un acto de resistencia. Esto sabemos que son estrategias de supervivencia y que no cancelan ni las opresiones anteriores ni el daño que conllevan. Pero como ya hemos determinado que víctima=pasividad absoluta y sujeto activo=literalmente cualquier actividad, entonces asumimos que en realidad las víctimas no existen.

2. Como lógicamente nadie (excepto quizás las personas que se encuentran en un coma) es “tan pasivo” como la caricatura que hemos inventado de la víctima, decidimos que el concepto de víctima deber ser remplazado porque es una falacia. “¿Cómo puede ninguna de esas niñas ser víctimas de nada si ellas aceptan el dinero que les pagan los hombres? ¿Aceptar dinero es un acto que te convierte en sujeto activo, verdad?” Esos análisis me recuerdan mucho a los argumentos que hace la gente que no entiende ni un ápice de cómo funciona la violencia. El argumento va en la misma línea de aquel otro que asume que a menos que te estén poniendo una pistola en la nuca y te estén amenazando con tirar del gatillo EN ESE PRECISO MOMENTO, entonces nada es obligado y todo tu lo haces por voluntad. Una línea que ignora completamente que el abuso y la opresión es muchísimo más multifacética y más insidiosa que eso. Una línea de pensamiento que nunca se ha enterado que la violencia psicológica es invisible, la manipulación emocional también y que la pobreza es tanto material como estructural y conlleva un poder de coerción latente.

Como no hay víctimas que satisfagan la nueva caricatura de pasividad en que hemos convertido la palabra, no hay perpetradores. Y como la víctima es “revelada” como un sujeto activo que toma las riendas de su vida, no hay entonces porque estar hablando de opresiones ni de abusos ni hacer análisis sistemáticos de la violencia. Son unas piruetas retoricas e ideológicas complicadas pero que sirven finalmente para revelar a la persona invulnerable.

“La persona invulnerable es la versión neoliberal del mito antiguo del esclavo fuerte, la mujer pobre extremadamente trabajadora, la “supermujer” negra, la mujer colonizada que no siente los latigazos ni los golpes. La historia está llena de ejemplos de cómo las condiciones de vida son reinterpretadas como características personales.” Durante la esclavitud colonial en los Estados Unidos era común que se exaltara las cualidades “sobrehumanas” de las esclavas y los esclavos.

La supuesta fuerza y las cualidades supra humanas que se le asignan a la persona invulnerable son en el fondo una excusa para no tener que analizar las condiciones que la hacen necesitar dicha fuerza o aguantar tantas miserias. Es una táctica deshumanizadora.

La escritora Michele Wallace describe en su libro ‘Black Macho and the Myth of the Superwoman’ (El Macho Negro y el Mito de la Supermujer) cómo la mujer negra que tenía que sobrevivir dentro de varios sistemas opresores, fue convertida en una caricatura que la exaltaba, pero solo con el fin de negar las opresiones en sí. La mujer negra del imaginario “es una mujer de fuerza extraordinaria, con una habilidad inusual para tolerar el trabajo pesado y la miseria. Esta mujer no tiene los mismos miedos e inseguridades que tienen las otras mujeres, pero ella misma cree que es incluso más fuerte emocionalmente que la mayoría de los hombres.”

La supuesta fuerza y las cualidades supra humanas que se le asignan a la persona invulnerable son en el fondo una excusa para no tener que analizar las condiciones que la hacen necesitar dicha fuerza o aguantar tantas miserias. Es una táctica deshumanizadora.

Asignar a las adolescentes y niñas de Sudan del Sur la denominación de “trabajadoras sexuales” sonara muy bonito los círculos feministas más neoliberales, pero la realidad es que nos blinda de tener que hacer muchas preguntas. Preguntas verdaderamente incómodas: ¿Qué repercusiones físicas, emocionales y psicológicas desarrollarán las niñas y adolescentes al saber que los hombres de su comunidad ven sus cuerpos como objetos por los que pueden pagar menos de un dólar? ¿Por qué los hombres están explotando sexualmente de niñas que viven en tanta precariedad? ¿Habrá un contexto social que se lo permite? ¿Qué contexto geopolítico estará causando tantos conflictos internos en Sudán del Sur? ¿Tendrán algo que ver los intereses occidentales en este conflicto y será posible que de manera directa o indirecta estarán nuestros países exacerbando las condiciones que subyugan las niñas y adolescentes de este fotorreportaje?

¿Cómo hemos podido las feministas permitir que nuestro movimiento, un movimiento que centra la lucha de las niñas y mujeres, sea secuestrado por estas ideas que priorizan los intereses tanto del mercado como del mismo patriarcado?

¿Cuánto daño causará a largo plazo que esa rama del feminismo occidental tan nociva que insiste en hacer piruetas con el lenguaje y las teorías sin alterar las realidades materiales sea exportada y extrapolada a la máxima potencia en todas las esquinas y rincones de opresión imaginables? ¿en qué momento vemos niñas hablar del dolor de cabeza que les produce el hambre cuando lo que quieren es estudiar, y en vez de sentir empatía por su lucha, justificamos el sistema opresor que las considera “trabajadoras” serviles del patriarcado?

El feminismo es un movimiento que busca acabar con la violencia contra las niñas y mujeres y desmantelar el patriarcado. ¿Cómo hemos podido las feministas permitir que nuestro movimiento, un movimiento que centra la lucha de las niñas y mujeres, sea secuestrado por estas ideas que priorizan los intereses tanto del mercado como del mismo patriarcado?

Dice una de las adolescentes “Lo que encuentro más horrible es escuchar cómo todas las niñas han sido violadas. No hay nada difícil que una niña no pueda hacer… Sé que, si yo me levanto, todas las niñas también se podrán levantar…. (pero) las niñas son las que han sufrido más.”

Me parece que esta adolescente tiene muy claro su análisis feminista al priorizar en su recuento la importancia de nombrar la violencia por su nombre. ¿Le permitiremos que nos enseñe?

Fuente: http://tribunafeminista.org/2016/10/el-discurso-del-trabajo-sexual-es-el-triunfo-del-patriarcado-mas-neoliberal/

Comparte este contenido:

La lucha contra el acoso y el abuso sexual en la universidad

Por: Bárbara Brito

Durante este año se han abierto importantes luchas contra el acoso y el abuso sexual en las universidades que han tenido como exigencia principal la construcción de un protocolo institucional que pueda acoger las decenas de denuncias. Es que la universidad es reflejo de una sociedad capitalista y patriarcal que se sostiene en base a la opresión y violencia de género. La respuesta que tenemos que dar las y los estudiantes tiene que responder, por tanto, a un problema social que es estructural a la sociedad en la que vivimos.

Hasta hoy se han desenvuelto diversas iniciativas que pasan por la respuesta inmediata a casos de acoso sexual y que han culminado en la expulsión de profesores, como ocurrió en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile; hasta campañas que buscan empoderarnos a las mujeres en una sociedad que busca día a día invisibilizarnos y mantenernos lejos de los lugares de discusión política y académica. El desarrollo de las Secretarías de Sexualidades y Géneros ha sido fundamental a la hora de dar una batalla contra un sistema educativo profundamente sexista, dándole continuidad a demandas como la educación no sexista.

Hoy las y los estudiantes nos encontramos en un limbo donde nos vemos en la obligación de tomar en nuestras propias manos la lucha contra el acoso y el abuso sexual en el marco de universidades que no integran en sus estatutos mecanismos de canalización de las denuncias por violencia machista. En este camino muchas hemos aprendido a desnaturalizar prácticas cotidianas de violencia de género conquistando que se comience a hablar nuevamente de feminismo, mostrando la necesidad de pelear por una política que responda a este problema, que es factor de deserción y bajo desempeño académico sobre todo en las estudiantes mujeres. Se abre el debate entonces por cuál tiene que ser el contenido de dicho protocolo y por cómo tenemos que llevar esta lucha adelante.

Esta discusión es imposible darla restándonos de un debate que comienza a tomar fuerza entre los círculos feministas respecto a si nuestras luchas pasan por reformas parciales en la institucionalidad o por el fortalecimiento de métodos punitivos que respondan a las denuncias. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la violencia de género es estructural a la sociedad en la que vivimos y que, por tanto, la única salida efectiva pasa por idear una estrategia política que, de la mano con otros sectores políticos y sociales como el movimiento estudiantil o las y los trabajadores, en las calles y con independencia del gobierno y de la iglesia, se proponga la abolición del estado capitalista y patriarcal y conquiste la emancipación de la mujer en términos sociales.

Luego, entonces, cabe la pregunta de cuáles son las aspiraciones que podemos tener en el marco de un estado burgués y neoliberal que no sólo nos ha vendido un discurso “promujer”, sino que ha cercenado nuestros derechos. La dictadura guarda su legado también en el terreno de género arrebatándonos hasta la más mínima conquista como lo fue el derecho al aborto bajo tres causales (que hoy sigue siendo una demanda completamente insuficiente a la realidad que vivimos cientos de miles de mujeres en el mundo) y, también, protocolos que respondan a los casos de acoso y abuso sexual en las universidades, los que se configura como una expresión más del autoritarismo universitario.

Quienes militamos en Pan y Rosas estamos por que toda lucha contra la violencia de género, toda conquista, sirva para formarnos a nosotras mismas como revolucionarias en pos de cuestionar y combatir la sociedad en la que vivimos. Hoy la lucha por un protocolo institucional debe contener dos condiciones, en función de resguardar el proceso de fortalecimiento y crecimiento que viene teniendo el movimiento feminista y de mujeres en Chile haciendo de las conquistas parciales un alimento para luchas mayores: la primera, es que sea un protocolo que sea elaborado de manera triestamental y democrática; la segunda, es que su contenido sea democrático, esto es, que el organismo que defina las sanciones no sean las autoridades como los rectores o los decanos que no tienen ninguna competencia para hacerlo y que utilizarán dicho resquicio para mantener prácticas autoritarias, despidos injustificados, etcétera, sino organismos triestamentales donde sus integrantes estén formados en género.

A nivel de organización no conquistaremos herramientas que respondan mínimamente a nuestras necesidades, si es que no fortalecemos la organización estudiantil desde la base a través de las secretarías de género y los comités de ética triestamentales; tampoco lo haremos sin el apoyo de la comunidad educativa que valore y valide la generación de protocolos.

En definitiva, nuestra tarea es ardua y no contiene fórmulas: nuestro objetivo es acabar con la opresión de género, pero en el camino tendremos que probar una y mil formas para fortalecer nuestra organización y lucha. Lo que si tenemos claro es que el cese de la violencia machista no la conquistaremos en los marcos de la actual sociedad, tenemos claro también, por tanto, que no es un problema individual y que tenemos que abordarlo socialmente. Desde aquí es que apostamos por la creación de protocolos institucionales que puedan acoger las denuncias, con el límite de que esta conquista sólo la lograremos con la movilización activa del movimiento estudiantil, de funcionarios/as y académicos/as si es que no queremos que sirva para alimentar aún más el autoritarismo universitario en vez de fortalecer nuestra organización.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.cl/La-lucha-contra-el-acoso-y-el-abuso-sexual-en-la-universidad?id_rubrique=1201

Comparte este contenido:

Por qué los padres deben estar alerta: Grooming, tendencia para obtener beneficios sexuales de un menor

Por: Denisse Pérez Antonio

El Grooming es un conjunto de estrategias que un adulto realiza por medio de redes sociales para ganarse la confianza de un menor con la finalidad de obtener beneficios sexuales.

Dichos beneficios van desde charlas comprometedoras, imágenes sexuales o en su caso, tener encuentros físicos. Es entonces, un asunto de seguridad que los padres deben tomar como parte del uso del internet.

Esta práctica se basa principalmente en ganarse la confianza del niño, demostrando interés o cariño. Una alerta importante es cuando el menor comienza con el uso de las redes sociales de forma sospechosa, es decir se aísla o sostiene largas conversaciones con un “amigo” en línea. El Grooming puede ser el primer paso para la pornografía infantil y la pederastia.

Según datos de una encuesta realizada ESET Latinoamérica, los jóvenes entre las edades de 11 a 15 años son los más vulnerables, sumado a la forma anónima en la que los acosadores se mueven por la red.

Algunas medidas que los padres deben tomar para evitar que sus hijos sean víctimas de esta práctica son: razonar los horarios de conexión, además de establecer reglas para el uso de la cámara web, la cual es la principal vía que se utiliza para la circulación de imágenes.

Es vital evitar proporcionar información personal, fotos y demás datos que permitan al acechador tener acceso a la víctima.

Usar el control parental en los navegadores, es decir en Google, Yahoo! y Firefox existen configuraciones que permiten a los padres a restringir el acceso a páginas pornográficas o demás accesos no permitidos para menores.

Algunos especialistas recomiendan a los padres tener acceso directo a las redes sociales de sus hijos, con lo que podrán checar los mensajes, personas y tipo de comunicación que mantienen, como una medida importante para evitar el Grooming. Esta medida no puede ser utilizada frecuentemente, por lo que es recomendable advertir a los hijos sobre los peligros y sobre todo mantener constante comunicación para denunciar algún tipo de acoso.

El Grooming es cuestión de minutos, los acosadores son hábiles y saben por dónde atacar, por lo que los padres son la pieza vital para evitar que sus hijos sean víctimas y formen parte de los números diarios que se registran.

Fuente: http://imparcialoaxaca.mx/en-la-web/cO0/por-qu%C3%A9-los-padres-deben-estar-alerta

Comparte este contenido:

México: Exsacerdote es detenido y acusado por abuso brutal

Por: tiempos modernos.31-08-2016

Hace 20 años Jesús Romero Colín fue abusado sexualmente por un sacerdote durante cuatro años, entre 1994 y 1998, pero hasta el año del 2007 la víctima se decidió a interponer una demanda por los abusos, lo que fue investigado por las autoridades correspondientes, pero también por el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis Primada de México.

Además del proceso penal, se inició un juicio canónico en contra del sacerdote Carlos López Valdez. Cuando se recabaron las pruebas necesarias se emitió una sentencia definitiva en donde la Iglesia destituyó al sacerdote acusado de abuso sexual, prohibiéndole el ejercicio del ministerio, así como la predicación y el desempeño de oficio alguno en el ámbito pastoral.

Los abusos terminaron cuando Jesús tenía 16 años. Él se convirtió en adolescente, con problemas de drogas y alcohol:

“A los 16 años se cortan los abusos. Yo tengo mi habitación y no pasa nada. Yo lejos de defenderme le reclamaba, era agresivo cuando veo que abusa de más niños. Llegué a empujones, casi golpes. Yo era un problema ya para él”.

Jesús salió de la casa, pero los abusos a otros menores que se encontraban en ella siguieron hasta el 2007, que fue cuando denunció, pues afirma que:

“Había un niño que yo conocía y que le empezó a hacer lo mismo. Me dolió mucho, no quise que terminara como yo”.

Finalmente la justicia llegó y el exsacerdote fue detenido por el delito de abuso sexual en contra de un menor de edad y por corrupción de menores. El juez 55 penal, con sede en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, dictó auto de formal prisión.

“El inculpado fue asegurado en el municipio de Jiutepec, en el estado de Morelos, por elementos de Policía de Investigación (PDI) en cumplimiento de una orden de aprehensión librada por el juez mencionado»… En la partida 244/2008 se establece que el imputado cometió el delito contra un menor de edad, valiéndose de su investidura como sacerdote. Los hechos se registraron en 1994 cuando el imputado comenzó a someter a su víctima, a quien realizó tocamientos de índole sexual y violaciones, actos que se repitieron hasta principios del año 1998. Por este ilícito, el ofendido interpuso una denuncia en agosto de 2007.

Al tomar conocimiento del delito, el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis Primada de México solicitó que se iniciara el juicio canónico contra el indiciado, y a su vez, el Tribunal Eclesiástico informó a la congregación de la doctrina de la Fe en la Santa Sede en Roma, Italia, quienes continuaron con la investigación, remitiendo como sentencia definitiva en el 2010, su exclusión del ejercicio sagrado del ministerio; además, se le prohibió predicar y desempeñar algún oficio directivo en el ámbito pastoral ni fungir como administrador parroquial”, menciona un comunicado de la Procuraduría General de Justicia Capitalina.

Fotos: cadenanoticias.mx

Fuente: https://tmposmodernos.com/exsacerdote-es-detenido-y-acusado-por-abuso-sexual/

 

Comparte este contenido:

Siete estrategias para frenar la violencia contra los niños

INSPIRE/30 de agosto de 2016/Fuente: bebesymas

No es un problema lejano ni que afecte a pocas personas. Las cifras son estremecedoras. En el mundo, según datos de Unicef, cada cinco minutos un niño muere como resultado de la violencia, uno de cada cuatro sufre abuso físico y a lo largo de su vida una de cada cinco niñas es abusada sexualmente al menos una vez.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus asociados han presentado recientemente la renovación de INSPIRE: siete estrategias para reducir la violencia contra los niños, medidas que ya han sido puestas a prueba y demostrado su efectividad, por lo que mediante su implantación se podría reducir radicalmente las tremendas cifras con las que hemos iniciado estas líneas.

En el último año, hasta mil millones de niños han sufrido violencia física,sexual o psicológica, una violencia que adopta muchas formas pero que a menudo es invisible.

Las siete estrategias que la iniciativa «INSPIRE» pone de relieve son las siguientes:

  • Aplicación y control del cumplimiento de las leyes: como aquellas que limitan el acceso de los jóvenes a las armas de fuego y a otros tipos de armas (Sudáfrica) y las que penalizan la imposición de castigos violentos a los niños por los padres (muchos países europeos).

  • Normas y valores: modificación de las creencias y los comportamientos respecto de los roles de género.
  • Entornos seguros: adopción de medidas para eliminar los lugares conflictivos y mejora del entorno edificado, por ejemplo las viviendas.
  • Apoyo a padres y cuidadores: por ejemplo proporcionándoles capacitación en materia de crianza.
  • Reforzamiento económico y de ingresos: incluida la microfinanciación, junto con capacitación sobre normas de género.
  • Servicios de respuesta y apoyo: como programas de tratamiento para menores infractores.
  • Educación y formación en aptitudes para la vida: por ejemplo, estableciendo un entorno escolar seguro y mejorando la vida y las aptitudes sociales de los niños.

Este conjunto de estrategias ha sido elaborado en colaboración con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, UNICEF, End Violence Against Children, la Organización Panamericana de la Salud, el Banco Mundial…

Ahora queda por ver si los gobiernos, las instituciones, organismos de las Naciones Unidas, la sociedad civil, el sector privado, investigadores… unen sus fuerzas para articular soluciones de modo que se cumpla uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, «poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños».

Y es que esta violencia tiene muchas consecuencias para los menores, no solo la muerte sino consecuencias graves que perduren en su salud de por vida: lesiones, enfermedades transmisibles y no transmisibles, problemas de salud mental como depresiones, ansiedad, síndrome de estrés postraumático…

Los servicios sanitarios, jurídicos y sociales son los más afectados en todos los países por las consecuencias del maltrato infantil, y suelen ser los más comprometidos en la lucha contra este.

El primer paso, está en la familia, en nuestra responsabilidad como padres, en el respeto y amor a nuestros hijos y en la atención frente a otros modos de violencia que no provengan del núcleo familiar cercano. Por desgracia, muchos niños no cuentan con ese apoyo primario, por eso es necesaria la implicación de toda la sociedad.

Fuente: http://www.bebesymas.com/salud-infantil/inspire-siete-estrategias-para-frenar-la-violencia-contra-los-ninos

Imagen: i.blogs.es/a35f24/istock_2494204_medium/1366_2000.jpg

Comparte este contenido:

India: Delhi schools offer safe space for children to speak up about sexual abuse

Asía/India/28 Agosto 2016/Fuente: theguardian/Autor: Amrit Dhillon

Resumen: La mitad de la población estudiantil en la capital de la India sufren abuso, un tema tabú en muchos hogares. Ahora la policía están visitando escuelas para animar a los niños a denunciarlo. En el salón de actos cavernosa en la escuela pública Victor en el barrio de Delhi Shahdara, cientos de alumnos se sientan con las piernas cruzadas en el suelo para ver una historia de siete años de edad, Komal.

In the cavernous assembly hall at Victor public school in the Delhi suburb of Shahdara, hundreds of pupils sit cross-legged on the floor to watch a story about seven-year-old Komal.

Komal’s parents become friendly with a new neighbour. He treats her affectionately and her parents tell her to call him Bakshi Uncle. He gives her sweets. He plays hide-and-seek with her. Then he plays another “game” that leaves her feeling dirty. The video concludes with an explanation about the difference between “good” and “bad” touches.

Two female police officers then talk to the children about sex and sexual abuse.

The session is part of Project Nirbheek (meaning fearless in Hindi), launched in 556 schools in the north-east district of the city in August last year to raise awareness of child abuse and give youngsters a safe environment in which to speak out.

As well as the video and weekly visits by police officers, children can confidentially post any experiences of abuse or concerns they have in dropboxes installed in each school.

India has laws against child abuse, but implementation and knowledge of them are problematic.

“I realised we had to take the law into the classroom and create an atmosphere that allows children to invoke the law, otherwise the laws are pointless,” says the deputy commissioner of police, Veenu Bansal, who devised the project.

In the first six months, the police received more than 5,000 written and verbal complaints of abuse. Encouraged by the overwhelming response, Delhi police extended the programme to all schools in the capital.

“For the first time, children have a non-frightening way of reporting abuse in the familiar environment of school,” says Mukesh Kumari, one of the police officers visiting Victor public school.

Many of the children tell her that they thought adults would punish them if they talked about such “shameful” things. “Even I felt uneasy at first. It’s just not something we Indians talk about,” says Kumari.

During the session, many pupils look embarrassed. “In our house we don’t talk about such things. My father would slap me if I talked about this,” says 12-year-old Neelam Sharma.

But others were less timid. Two girls speak to Kumari and her colleague, Preeti Tomar, to complain about rowdy youths standing outside the school gates as they leave, directing obscenities at them. Another says she doesn’t like the way the auto-rickshaw driver who drives her home insists she sit close to him even when there is space on the back seat.

Across the city, one or two female police officers visit a school every week, wearing a Nirbheek armband. The police have so far interacted with more than 1 million children and installed complaint boxes in more than 1,500 schools.

Stalking, lewd comments by shopkeepers, inappropriate behaviour by auto-rickshaw drivers, and youths loitering outside the school propositioning girls are common complaints.

In many cases, it is relatively easy for the police to take prompt action against the lesser forms of harassment. If it’s a stalker, a visit to his home to speak to his family usually works. An auto-rickshaw driver can be warned. If it’s a teacher, the school authorities act to discipline, suspend or sack him. The more serious cases require a police investigation. The police have filed formal charges in 11 cases of sexual abuse so far in the north-east district alone.

The only statistics on child sex abuse (pdf) in India are from a 2007 government survey that showed half of children under the age of 18 had suffered some form of sex abuse, ranging from rape to fondling and forced kissing.

“I think the 2007 figure is an eye-opener and the actual problem may be much larger,” Bansal says. “From what I see, a very large number of girls face abuse at some stage in their lives. It’s grim. It happens under everyone’s nose. How can we let our girls, one-quarter of our population, be damaged for life by sexual abuse?”

Bansal enlisted the support of the Recovery and Healing from Incest Foundation (Rahi), an NGO that works with child abuse survivors to train police officers. About 500 have been trained so far.

“It has to be handled sensitively because the social and family dynamics can be so complex. They need to understand these aspects because it will shape their response. It’s great that the police are not waiting for cases to be registered but are being proactive,” says Rahi’s founder, Anuja Gupta.

Tomar admits to being deeply distressed hearing some complaints. “A father had been raping his daughter for years. When she told her mother, the mother said, ‘Just the way I’ve tolerated these things, you will have to tolerate it too.’ After the girl reported the abuse through the dropbox, the mother tried to force her to withdraw it but the girl refused,” she says.

In another case, says Bansal, a maths teacher had been assaulting girls for many years, touching them inappropriately when alone in the classroom. After two girls put a complaint in the dropbox, the other teachers sided with him and tried to bully the girls into retracting the allegation. But the police contacted ex-pupils who said they would testify against the teacher even if the two girls retracted their statements. The teacher is in police custody.

The success of Nirbheek in Delhi has come to the attention of Maneka Gandhi, minister for women and child development, and plans are being made to roll it out nationally using e-dropboxes, which will be hosted on the National Commission for Protection of Child Rights website.

Critics, though, say it’s not the police’s job to talk about sex abuse, and argue for sex education in schools.

Sex education is banned in 13 states and non-existent in the remaining 16. Because of ignorance, children usually don’t even know they are being abused. And the cultural pressure to respect and obey older relatives adds to their reluctance to speak out.

Fuente de la noticia: https://www.theguardian.com/global-development/2016/aug/22/children-start-talk-about-sexual-abuse-india-delhi-schools-offer-safe-space

Fuente de la imagen:

https://i.guim.co.uk/img/media/6d21c890f462075def9723b1fc1ed4c3d4f16617/0_0_2896_1738/master/2896.jpg?w=1300&q=55&auto=format&usm=12&fit=max&s=e5eca8f92853da4ecda074938904b04c

Comparte este contenido:

4 cuentos infantiles para prevenir y detectar a tiempo el abuso sexual

Por Macarena Fernández

Para evitar este daño irreparable es necesario educar a los niños a temprana edad sobre cómo reconocer un abuso sexual. Así, logramos empoderarlos y de pasada, debilitamos a los abusadores. ¿Cómo hablar este tema tan difícil con los niños? Leyéndoles cuentos.

Las estadísticas son alarmantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que 1 de cada 5 niños son víctimas de violencia sexual, incluido el abuso sexual, y que esto afecta a niños de todas las edades, razas, clases sociales y religiones. Generalmente se da en entornos cercanos y de confianza, es decir, con tíos, abuelos, primos mayores, profesores, sacerdotes, vecinos o amigos de los padres.

Sabemos que como padres no es fácil abordar este tema con nuestros hijos cuando son muy pequeños, porque tenemos miedo a sexualizarlos a muy temprana edad, a pervertir su infancia, a inculcarles la desconfianza en los mayores, y, en resumen, a presentarles la idea de que el peligro puede estar cerca, cuando lo único que queremos es proteger su inocencia e infancia, criándolos en base a la confianza, el amor y la seguridad.

Pero, aunque suene cliché, la frase «más vale prevenir que lamentar», en este caso es la gran clave. ¿Por qué? Porque los abusos pueden cometerse a cualquier edad, y porque, si los niños no saben de antemano qué es lo que está permitido que otras personas hagan con su cuerpo, jamás lo verán como un acto abusivo, y será mucho más fácil que el abusador los someta por períodos prolongados a esta violencia tan dañina.

En cambio, un niño que sabe qué es lo que es normal y qué no, estará más alerta y ante un eventual abuso, lo reconocerá rápidamente y podrá negarse, incomodarse o molestarse frente a este hecho, y comunicarlo a sus seres de confianza a tiempo, o al menos impedir que el abusador cometa el abuso. La mayoría de los abusadores actúa en base a la confianza que tiene con el niño, aprovechándose de su inocencia e ignorancia frente al tema.

¿Cómo tratar directamente estos temas tan complicados, sin ser tan explícitos? ¿Cómo llegar a la sensibilidad de nuestros hijos y hacerlos entender qué está bien y qué mal respecto a sus cuerpos, sin violentarlos con el lenguaje? ¿Cómo lograr que interioricen el tema del abuso y que sepan que es tan malo como el maltrato físico o sicológico?

Una buena forma de hacerlo es a través de cuentos infantiles creados por psicólogas especialistas, que enseñan el tema mediante un lenguaje directo y sencillo, acompañado de lindas ilustraciones que potencian el contenido y captan rápidamente la atención de los menores. Aquí les dejamos algunas recomendaciones para diferentes edades.

1. Kiko y la Mano: para niños pequeños

Este cuento infantil español se ha convertido ya en un clásico, y es material pedagógico para muchos jardines infantiles y escuelas públicas de Europa. Cuenta con una serie de materiales, llamados La Regla del Kiko, que incluye una guía, un cuento, un video y carteles, elaborados por el Consejo de Europa, para ayudar a los padres y educadores a explicar a los niños dónde otras personas no pueden tocarles, cómo reaccionar y a quién dirigirse para pedir ayuda.

Kiko, entonces, es un personaje que llega para combatir la violencia sexual contra los niños con una regla importantísima basada en tres ideas fundamentales: su cuerpo le pertenece sólo a él, existen secretos buenos y malos, y formas de tocar buenas y malas.

Los personajes son dos: Kiko y una mano, y la historia se basa en los tipos de contactos que van teniendo ambos, evidenciando así los que están permitidos y los que no, de forma clara y directa.

Aquí pueden leer el cuento, y le dejamos también el video.

2. Ojos Verdes: para niños entre 6 y 12 años

Este libro de la psicóloga española Luisa Fernanda Yágüez, cuenta la historia sobre un niño y su vecino adulto, y la relación secreta que mantienen.

Todo empieza cuando Alex, el niño, va en búsqueda de su pelota perdida y llega a una gran casa con un jardín maravilloso y se encuentra con Max, el entrenador de básquetbol del colegio, que resulta ser su vecino. Max le ofrece enseñarle a jardinear, siempre y cuando fuese un secreto. Y, al ser un conocido, Alex no ve el riesgo en esto y se somete a esta relación que termina en abuso. Por ende, el libro enseña que no se puede mantener secretos con adultos, aunque sean personas conocidas.

Aquí les dejamos el link del cuento.

3. ¡Estela grita muy fuerte!: a partir de 6 años

Este libro busca entregar a los niños una herramienta para enseñarles a hacerse respetar, para prevenir así tanto el maltrato como el abuso infantil. «Una excusa para que niños y niñas, y mayores, entablen un diálogo sobre el derecho de cualquier persona a decir no ante situaciones que nos disgustan o hacen daño», señala Isabel Olid, autora del cuento.

Además, Olid, junto a la Asociación de Red de Ayuda a Niños Abusados, en colaboración con la Editorial Fineo, elaboraron un Programa de prevención de maltrato y abuso sexual infantil para acompañar el mensaje del cuento, mediante herramientas didácticas que permite que los niños se reconozcan en situaciones de maltrato y abuso y sepan cómo reaccionar.

El libro muestra a la protagonista Estela, una niña pequeña, en dos escenarios diferentes que involucran maltrato o abuso con personas cercanas: el primero es sobre maltrato físico con su mejor amiga del colegio y el segundo sobre abuso sexual con un tío.

Les dejamos el link del cuento en PDF y también el video.

4. Cata y Benja: para todas las edades

El gobierno chileno, a través del Ministerio de Justicia, el año 2012 publicó tres libros como guía básica de prevención del abuso sexual infantil:

Cata, Benja y su Hada Madrina es el primer libro, destinado a niños menores de seis años, que enseña los límites de las demostraciones de cariño de una persona de confianza, representada por un hada madrina.

Cata, Benja y Pincho es el libro destinado a niños entre 6 y 12 años, y explica a través de un amigo, lo que significa directamente el abuso sexual, por qué es malo, y que nadie puede tocarlos de manera indebida, incluidas las personas de confianza como: tíos, primos, abuelos, vecinos, etc. Enseña que no deben existir secretos con adultos y que siempre deben contarle a sus padres aquello que les molesta.

Cata y Benja online es el último libro destinado a adolescentes y que explica los abusos que se pueden cometer a través de internet y cómo evitar exponerse de forma online ante desconocidos. La historia está basada en la conversación por el chat de Facebook entre dos amigos, quienes van exponiendo lo peligroso que es entablar relaciones con personas desconocidas a través de internet, explicándolo mediante lenguaje juvenil y casos puntuales que supuestamente le pasaron a otros amigos cercanos.

Aquí pueden leer los tres libros.

¿Cómo actuar ante un caso de abuso infantil?

El Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS), pone a disposición pública una serie de actitudes adecuadas en el caso de enfrentarnos a un abuso infantil:

1. Creer al niño/a: con tipos de respuesta: «Gracias por confiar en mí Y contármelo, así puedo ayudarte a solucionarlo».

2. Hacerle sentir orgulloso por haberlo contado: con tipos de respuesta: «Has sido muy valiente al contármelo y estoy muy orgulloso/a de ti».

3. Decirle que no es culpable: con tipos de respuesta: «Tú no has hecho nada malo», «No es culpa tuya».

4. Asegurarle que no le ocurrirá nada malo: con tipos de respuesta: «Ahora que me lo has contado, puedes estar tranquilo porque esto no volverá a ocurrir».

5. Decirle que saldrá adelante: con tipos de respuesta: «Aunque ahora estés un poco triste, todos te vamos a ayudar a que te sientas mejor».

6. Expresarle afecto con tipos de respuesta: «Te quiero y estaré junto a ti siempre que me necesites».

7. Mantener la calma: no hablar al niño nunca con demasiada carga emocional, trasmitiendo nuestro desasosiego y preocupación.

8. Asegurarse de que el menor no ha sufrido heridas, y en el caso de que las haya sufrido, acudir a un médico.

9. Proteger a la víctima: impedir que el abusador pueda volver a acceder al menor. Y el mejor método es la DENUNCIA.

¿Qué otros métodos de prevención ante el abuso sexual conoces tú?

Fuente: http://www.eldefinido.cl/actualidad/pais/7117/4-cuentos-infantiles-para-prevenir-y-detectar-a-tiempo-el-abuso-sexual/
Comparte este contenido:
Page 14 of 16
1 12 13 14 15 16