El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió de una “peligrosa desconexión” entre lo que reclaman ciudadanos y científicos para frenar el cambio climático y lo que en realidad hacen los gobiernos al respecto.
Acción Climática
COP25: Declaración sobre los niños, niñas, jóvenes y la acción climática
Un grupo de 9 gobiernos, entre ellos España, reunidos en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático el 9 de diciembre en Madrid, han firmado una declaración que recoge las prioridades identificadas por niños y jóvenes de todo el mundo.
Europa/España/
Considerando que los niños, niñas y adolescentes enfrentan riesgos mayores y específicos debido al cambio climático, que estos impactos ya están ocurriendo y que los niños, niñas y adolescentes más desfavorecidos y marginados enfrentan la mayor carga;
Reconociendo el liderazgo mundial y los llamados de los niños, niñas y jóvenes a la acción climática urgente e inmediata, así como su papel crítico como agentes de cambio;
Reconociendo también el Llamado Conjunto del Sistema de las Naciones Unidas a la Cumbre de Acción Climática de 2019 del Secretario General para que los Estados Miembros aumenten sus metas y adopten medidas concretas para limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales y se adapten a los efectos del cambio climático;
Reafirmando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y todos los instrumentos de derechos humanos relevantes para la protección, promoción, respeto y cumplimiento de los derechos humanos de todos los niños, niñas y jóvenes;
Recordando el compromiso del Acuerdo de París de los Estados de respetar, promover y considerar sus respectivas obligaciones en materia de derechos humanos, incluidos los derechos de los niños, niñas y adolescentes y la equidad intergeneracional, al tomar medidas para enfrentar el cambio climático;
Recordando también las Resoluciones 37/8, 35/20 y 40/11 del Consejo de Derechos Humanos que abordan los derechos de los niños, niñas y jóvenes con respecto al daño ambiental y el cambio climático, y que un clima seguro es un elemento vital del derecho a un ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible y es esencial para la vida humana y el bienestar;
Recordando también, entre otras cosas, la Declaración Global de los Jóvenes por la Acción Climática, el Compromiso de Kwon Gesh, la Declaración Mundial sobre la Supervivencia, la Protección y el Desarrollo del Niño, el trabajo continuado de la Iniciativa Global para Avanzar el Derecho de los Niños a un Ambiente Saludable, y la Declaración de la Cumbre de los Pueblos sobre el Clima, los Derechos y la Supervivencia Humana;
Se comprometen, por lo tanto, a:
- Abogar por el reconocimiento global y el cumplimiento del derecho inalienable de los niños, niñas y adolescentes a un medio ambiente sano, y tomar medidas para consagrar este derecho en los tratados y marcos regionales, las Constituciones nacionales y/o la legislación;
- Escalar los esfuerzos para respetar, promover y considerar los derechos de los niños, niñas y jóvenes en la implementación del Acuerdo de París a todos los niveles, incluido el reconocimiento de sus vulnerabilidades específicas, así como su condición de actores clave e implementadores, en las medidas de adaptación y mitigación climáticas nacionales de los países, Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN), Planes Nacionales de Adaptación (PNA) y estrategias de desarrollo de emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo, incluida la consideración de la función y las responsabilidades particulares del sector privado;
- Ampliar y acelerar de manera urgente la inversión en medidas de adaptación, reducción del riesgo de desastres y mitigación que respondan a los niños, niñas y jóvenes, con un enfoque particular en llegar a los niños, niñas y adolescentes más expuestos, y abogar por que los criterios sensibles a los niños, niñas y adolescentes se integren en fondos multilaterales;
- Fortalecer la capacidad de los niños, niñas y jóvenes en los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático estableciendo e invirtiendo en educación ambiental y cambio climático, y brindando a los niños, niñas y jóvenes el conocimiento y las habilidades necesarias para protegerse y contribuir a una vida segura y a un futuro sostenible, asegurando que estos esfuerzos lleguen a los niños, niñas y jóvenes más desfavorecidos;
- Optimizar la participación significativa de niños, niñas y jóvenes en los procesos de cambio climático, incluyendo el diálogo a través de la Acción para el Empoderamiento Climático, participando en el Programa de Delegados Juveniles en la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, UNFCCC, y apoyando la Beca para Juventud Global Sur de YOUNGO;
- Considerar y explorar activamente las medidas para establecer una Comisión internacional para la infancia y las Generaciones Futuras, así como mecanismos a nivel nacional para garantizar la participación efectiva de los niños, niñas y jóvenes en la toma de decisiones sobre el cambio climático;
- Adoptar medidas institucionales y administrativas, así como alianzas, a nivel nacional e internacional para alcanzar activamente los objetivos anteriores y mejorar la coherencia y un enfoque transversal en los niños, niñas y jóvenes para la acción climática, con respecto a los procesos y flujos de trabajo de la UNFCCC, y la implementación del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Fuente: https://www.unicef.es/noticia/cop25-declaracion-sobre-los-ninos-ninas-jovenes-y-la-accion-climatica
El clima es también nuestro: invitémoslo a una cumbre escolar
Carmelo Marcén Albero
Una conferencia internacional de la dimensión de la Cumbre del Clima de Madrid COP25 celebrada cerca de casa es algo que se debe aprovechar para generar cultura social. Es de esos eventos que los jóvenes nunca deberían olvidar, aunque en principio les atraiga más el estreno de una serie o la celebración de determinado concierto o competición deportiva. Sería deseable que este hito se asociase al curso escolar en el que se encuentran ahora, porque los jóvenes y adolescentes serán los más afectados por la crisis climática, como alerta UNICEF entre otras entidades. Su futuro climático y, por tanto, personal está marcado con rayones negruzcos, pero también podrían disiparse en parte y recordar este diciembre por ello.
Todo empieza el lunes de la semana próxima, el 2 de diciembre. Podríamos darle notoriedad en los centros educativos replicando un escenario similar en los colegios e institutos, durante los 12 días que dura; en caso contrario, la comunidad educativa en general sería cómplice de algún que otro desajuste futuro. Si la conferencia reclimatizadora escolar se organizase bien, con compromiso, ayudaría a la sensibilización ante problemas que afectan a muchas personas aquí mismo y en todo el mundo, podría fomentar valores democráticos de participación activa. Además, serviría para compartir esperanzas y deseos y, lo más importante, para llegar a acuerdos en el centro escolar y decidir cuándo y cómo se ponen en marcha las actuaciones. Para avanzar en la búsqueda de compromisos hará falta emplear estrategias atrevidas que primen el trabajo colaborativo. Porque esta conferencia debe incrementar para siempre el interés educativo en los problemas ambientales, de los cuales la crisis climática se ha convertido en una emergencia planetaria y así lo denuncia la OMM (Organización Meteorológica Mundial), que se manifiesta muy crítica y combativa en temas tan próximos como la salud global y de la infancia y adolescencia. También lo recogen la OMS (Organización Mundial de la Salud) y el reciente informe La cuenta atrás sobre cambio climático y salud publicado en The Lancet. Aquí cerca, en Barcelona, por ejemplo, hay investigaciones que demuestran que el aire que respiran los escolares por su ubicación no es nada saludable como vienen denunciando plataformas como Eixample respira, entre otras. Por eso, insistimos en que los centros programen su propia Conferencia sobre el Clima Saludable.
El clima es muy nuestro, por activa y por pasiva. Suponemos que los colegios e institutos ya habrán mejorado su gestión ambiental, o estarán camino de hacerlo (de esto hemos hablado en otras entradas de este blog). Tendrán planes para la reducción de la energía que consumen, para minimizar la carga contaminante de los desplazamientos de sus miembros, para gestionar mejor los recursos materiales que emplean. Caso de que no sea así, urge concretarlos y revisar los efectos positivos que conllevan, tanto en las emisiones de gases como en la reducción de los gastos del centro.
En el escenario escolar cuentan mucho los ejemplos: se imita lo que se quiere ser, mejor si se puede ver. Hay que aprovechar el impacto mediático de movimientos como Fridays for future, iniciado por Greta Thunberg, y otros más como Extinction Rebellion que muestran una juventud preocupada por un futuro incierto. La idea principal de esta actividad formativa, avalada por la ciencia y resaltada por la reciente llamada de 2.000 científicos, avisa de que los plazos para resolver esa crisis se agotan, ya es una emergencia planetaria. Por eso, han surgido plataformas como Teachers for future, que quieren ayudar desde la escuela a mejorar el clima global o las recientes Escuelas Andaluzas por el clima.
Las actuaciones escolares que se programen –entendido que no es una moda efímera, sino una necesidad estructural– deben apoyarse en la adquisición de valores democráticos mediante estrategias, ya conocidas por el profesorado, como: rigurosa búsqueda de información, organización, comunicación, diálogo, debate, propuestas, acuerdos, resoluciones y, sobre todo, compromisos ante un clima que es nuestro. En algunos centros funcionan los “clubes del Clima”, a los cuales se apunta el alumnado y el profesorado de forma voluntaria. De su trabajo aportan sugerencias para la adaptación y la mitigación del cambio climático en cada centro escolar.
Si se quiere dar forma a un proyecto de innovación que aglutine al centro, y pueda ser presentado a las autoridades educativas para su reconocimiento, se podrían considerar los siguientes objetivos:
- Reconocer que el cambio climático es, al menos, una parte cada vez más significativa de todos nosotros, lo mismo por sus causas que por las consecuencias.
- Conseguir las implicaciones personales (profesorado y alumnado) y de la comunidad educativa como colectivo en la mitigación de las causas y en la adaptación a las consecuencias.
- Crear conciencia de ciudadanía activa, crítica y comprometida, en materia de desarrollo sostenible, en todas sus dimensiones espaciales y sociales.
- Mejorar las habilidades comunicativas y la práctica de los valores democráticos entre el alumnado a través de la práctica del debate u otras metodologías en torno a la crisis/emergencia climática, tal que lleven a compromisos reales.
- Reclamar una actuación contundente de las administraciones para resolver los problemas de contaminación ambiental que afectan a los centros escolares y dañan la salud colectiva.
Para darle forma, a modo de ejemplo, cabría realizar una serie de estrategias sencillas:
- Presentación de las temáticas objeto de debate.
- Trabajo en equipos para anotar las causas de la crisis climática, escribir las repercusiones y relacionarlas con las causas. Habría que dedicar atención especial a la contaminación del aire, a la movilidad intra o interurbana, etc., dado que es aquí donde más insiste el informe de The Lancet. También para avanzar las responsabilidades y compromisos en las propuestas de solución.
- Trabajo en grupo clase para la búsqueda de consensos y elaboración de las propuestas, así como la selección de unos compromisarios, representantes, que lleven lo acordado a las reuniones generales.
- Sesiones de debate, bien programadas y con tiempo suficiente, en el centro entre los representantes/compromisarios de todas las clases para acordar unas prioridades del centro de cara a aminorar las causas de la crisis climática y adaptarse a sus efectos. Conduciría a la elaboración de la Ruta de compromisos del centro.
- Remisión a los responsables municipales y educativos de las conclusiones del trabajo y de las demandas del centro para que se reclimaticen y así cuiden la salud de los escolares.
- Comunicación a las familias de que el centro se ha organizado para ser un foco activo en la lucha contra el cambio climático.
El clima saludable nos afecta mucho; es, en buena parte, cosa nuestra; luego en su solución algo podemos decir y hacer. Convendría que se formasen comisiones ambientales (profesores y alumnos, personal laboral y familias) que hagan el seguimiento de los proyectos o compromisos pactados. Esto no es cosa de una semana, debe durar años y ser parte fundamental en los Proyectos Educativo y Curricular; por lo visto, el clima no dejará de ser algo nuestro.
Hasta que llegue la evaluación del trabajo llevado a cabo, habrá que dejar constancia en lugares visibles de las acciones positivas, ya sean del centro, de una determinada clase o de los individuos. ¡Suerte y perseverancia!, pues cuesta más hacerlo que decirlo.
Aunque hay que avisar de que lo que se necesita en realidad es algo más: transformar el mundo, no el clima. Interesa que el profesorado lea –debata con el alumnado para identificar la posición de cada cual– los veinte indicadores y medidas para lograrlo que propone Ecologistas en Acción, organización siempre atenta a lo que pasa hoy y puede suceder mañana en nuestro complejo medioambiente.
Carmelo Marcén Alber}
CLADE: Cumbre de la ONU. Destacan el rol de la educación y las niñas para el desarrollo sostenible
América del Sur/ Brasil/ 01.10.2019/ Fuente: redclade.org.
Los retos del campo educativo y la igualdad de género en un contexto político y económico depredador y patriarcal, fueron algunos de los puntos enfatizados en diálogos y ponencias que tuvieron lugar en el evento “Niñas en acción climática: soluciones sostenibles para abordar el cambio climático”. El encuentro fue realizado por Plan Internacional el 24 de septiembre, paralelamente a la 74º sesión de la Asamblea General de la ONU, que se realiza en Nueva York.
En el evento se señaló que, aunque el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de número 4, referido a la educación, se reconozca como clave para hacer cumplir todos los ODS, es necesario que otros campos sociales y los derechos humanos de manera general también avancen, para que se pueda alcanzar la transformación deseada. “Se destacó en el debate que, para que podamos avanzar, es necesario que todo el sistema político, económico e institucional adopte los Derechos Humanos como modo de vida”, relató Vernor Muñoz, director de Políticas e Incidencia de la Campaña Mundial por la Educación (CME), que acompañó el encuentro.
Durante el debate, se abordó la relación entre la educación y otros derechos humanos, y se buscó promover un enfoque de género y edad en la discusión y el análisis sobre políticas nacionales e internacionales para enfrentar el cambio climático. Se destacó la necesidad e importancia de involucrar a niños, niñas y jóvenes, especialmente a las niñas, en la toma de decisiones políticas en estos temas. Se planteó, así mismo, que es urgente invertir en nuevas tecnologías y desarrollar medidas para promover fuentes de energía renovables y sostenibles que incorporen las necesidades, el conocimiento y las realidades de las mujeres y niñas.
Para estos cambios, se señaló el rol clave que juegan la educación y la igualdad de género. “Se enfatizó en el debate que es necesario repensar la educación para que la misma permita a las y los estudiante vivir en libertad, desde procesos educativos que empoderen a las niñas y mujeres. Se necesita una educación que nos cambie a los hombres y permita construir un sentido diferente del concepto de desarrollo: si optamos por el desarrollo consumista occidental, el mundo se acaba en dos días. El único desarrollo aceptable es el que protege las necesidades y la dignidad de las personas y los pueblos”, afirmó Vernor Muñoz.
Fuente de la noticia: https://redclade.org/noticias/cumbre-de-la-onu-destacan-el-rol-de-la-educacion-y-las-ninas-para-el-desarrollo-sostenible/
¡Impulsemos la acción por el clima con la igualdad de género!
Por: Ulrika Modéer y Anita Bathia
Las mujeres padecen más las consecuencias de los desastres naturales y soportan una mayor carga de trabajo doméstico
El cambio climático ya se está dejando notar en nuestro planeta. Las investigaciones disponibles demuestran que será necesario esforzarse al máximo a lo largo del próximo decenio para limitar el calentamiento global a 1,5 grados y mitigar los catastróficos riesgos que plantean el aumento de las sequías, las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, las medidas que adoptemos no resultarán eficaces a menos que incluyan actuaciones dirigidas a mejorar la justicia social, la igualdad y la perspectiva de género. ¿Cómo podemos integrar la igualdad de género en la lucha contra el cambio climático?
El cambio climático afecta de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas debido a las desigualdades de género existentes. Además, amenaza con socavar los avances socioeconómicos logrados en las últimas décadas. Al carecer o disfrutar de un acceso muy limitado a la tierra y a otros recursos —como la financiación, la tecnología y la información—, las mujeres y las niñas padecen en mayor medida las consecuencias de los desastres naturales y soportan una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidados. Esto no es solo una teoría. Por ejemplo, las mujeres y las niñas representaron más del 96% del total de las personas afectadas por las inundaciones repentinas que sufrieron las islas Salomón en 2014; en Myanmar, por su parte, el 61% de las personas que murieron a causa del ciclón Nargis en 2008 eran mujeres. Además, como consecuencia de las sequías, las inundaciones y la deforestación, las mujeres y las niñas también tienen más dificultades y deben dedicar ahora mucho más tiempo a la recogida de agua, leña y forraje. Un tiempo que, de otro modo, podrían invertir en su educación o en actividades de ocio.
Asimismo, las mujeres y las niñas continúan marginadas en las esferas de toma de decisiones, desde el nivel comunitario hasta los parlamentos o las negociaciones internacionales sobre el clima. La financiación mundial para el clima destinada a programas de mitigación y adaptación continúa fuera del alcance de las mujeres y las niñas por su falta de información y de capacidad para aprovechar dichos recursos.
Pese a estos desafíos, las mujeres y las niñas desempeñan un papel crucial en sectores clave relacionados con el clima y han desarrollado estrategias de adaptación y fomento de la resiliencia y técnicas de adaptación. Por ejemplo, gracias a ellas ha aumentado la demanda de energía renovable en los hogares y las comunidades para el alumbrado o para su uso en la cocina u otros propósitos productivos, soluciones que ahora deben contar con el apoyo de la comunidad internacional. Las mujeres conocen los métodos agrícolas tradicionales, son las primeras en responder en situaciones de crisis y, además, son fundadoras de cooperativas, emprendedoras en el terreno de la energía limpia, científicas e inventoras, además de tomar decisiones con respecto al uso de los recursos naturales.
Las mujeres representan alrededor del 43% de la población que trabaja en el sector agrícola en los países en desarrollo y se encargan de satisfacer el 90% de las necesidades de agua y leña de los hogares en África. Algunos estudios han puesto de manifiesto que si las mujeres disfrutaran del mismo grado de acceso a los recursos productivos que los hombres, su producción agrícola superaría a la de estos últimos entre un 7% y un 23%. Por lo tanto, es esencial poner en marcha y ampliar las iniciativas del 51% de la población mundial.
En épocas recientes, las mujeres y las niñas han utilizado su conocimiento y su experiencia para liderar los esfuerzos de mitigación, desde el desarrollo de aplicaciones para llevar a cabo un seguimiento del carbono emitido como resultado del consumo individual y reducir dichas emisiones hasta la disminución de la cantidad de alimentos mediante la conexión entre los vecinos, las cafeterías y las tiendas locales para compartir los alimentos sobrantes y no vendidos. Jóvenes científicas, como la adolescente sudafricana Kiara Nirghin, están marcando la diferencia en la lucha contra el cambio climático. Estas muchachas siguen la estela y toman el testigo de otras mujeres y niñas que las precedieron, como la ganadora del Premio Nobel Wangari Maathai, que trabajó para que las comunidades fueran capaces de gestionar sus recursos naturales de manera sostenible.
Al mismo tiempo, el PNUD y ONU Mujeres colaboran para promover la igualdad de género y el liderazgo de las mujeres en la lucha contra el cambio climático. En Ecuador, por ejemplo, ambos organismos de las Naciones Unidas han unido fuerzas con el Gobierno para apoyar la inclusión del género en los planes de acción por el clima de este país. Ambos organismos han establecido asimismo una colaboración en todo el mundo para garantizar que la perspectiva de género continúe siendo un factor clave cuando los líderes mundiales adopten decisiones cruciales en relación con el cambio climático.
Si las políticas y los proyectos tienen en cuenta los cometidos, las necesidades y las contribuciones específicas de las mujeres a la acción por el clima y apoyan su empoderamiento, aumentarán las posibilidades de limitar el calentamiento global a 1,5 grados en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Debemos continuar implicando a las mujeres y a las organizaciones de mujeres, aprendiendo de sus experiencias sobre el terreno para conocer las buenas prácticas y contribuir a reproducir intervenciones más inclusivas en el ámbito climático.
La Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General de las Naciones Unidas, que se celebrará en Nueva York el 23 de septiembre de 2019, constituye una oportunidad única para elevar al máximo nivel la necesidad de que las mujeres y las niñas participen de manera sustantiva en la lucha contra el cambio climático.
En dicha cumbre se presentarán diversas iniciativas dirigidas a combatir el cambio climático, incluida una centrada en la igualdad de género. La iniciativa reconoce los efectos diferenciados del cambio climático sobre las mujeres y las niñas y busca apoyo para conseguir que estas lideren las actuaciones en favor del clima con el objetivo de que resulten más eficaces. Insta a integrar los derechos, las necesidades específicas y las contribuciones de las mujeres y las niñas en todas las intervenciones, incluso en las relacionadas con la financiación para el clima, la energía, la industria y la infraestructura. Fomenta apoyarlas en el desarrollo de herramientas innovadoras y en la participación en iniciativas de mitigación y adaptación, y exige rendición de cuentas mediante el seguimiento y la presentación de informes sobre los avances en pos de estos objetivos.
Para que la acción por el clima logre un mayor impulso y sea eficaz, necesitamos que un número suficiente de Gobiernos y otras partes interesadas firmen la iniciativa específica sobre igualdad de género que se presentará durante la Cumbre sobre la Acción Climática. El mundo no puede permitirse continuar limitando el potencial de las mujeres y las niñas en la definición de las acciones en favor del clima, dado que todas las pruebas apuntan a los beneficios que ofrece su participación.
Los Estados Miembros de las Naciones Unidas ya han manifestado su interés, como demuestra la mayor integración de las consideraciones de género en sus planes nacionales de lucha contra el cambio climático; sin embargo, se necesita un movimiento más amplio. Es preciso forjar alianzas entre múltiples partes interesadas e involucrar a una masa crítica de Gobiernos, entidades de las Naciones Unidas, mecanismos financieros y organizaciones de la sociedad civil que apoyen la iniciativa sobre igualdad de género de la Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General.
La acción por el clima debe ser sensible al género y para ello es urgente adoptar medidas inmediatas.
Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/09/18/planeta_futuro/1568817776_358146.html