“La vida sin examen no merece la pena ser vivida”.

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Para saber si se vive y o se piensa como persona o como bestia que devora los valores que deben orientar la vida buena.

Un amigo lector me pidió que escribiera sobre un tema de Filosofía que pudiera ser comprendido por todos. Así ponía de manifiesto su deseo de filosofar sobre la vida. Lo complazco. Comienzo por compartir esta sentencia “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”, atribuida al filósofo griego Sócrates (470 a.C. ), traída en la obra Apología de Sócrates escrita en el año 399 a. C. por su discípulo Platón.

Pensando en la sentencia, se entiende que debemos hacer un instante de silencio en nuestra vida para examinar nuestro camino y encontrarnos con nosotros mismos. Vale la pena hacerlo siempre, y más ahora en tiempos de la COVID-19, con tantas  emociones alteradas por el miedo, las congojas y el sufrimiento propio y el de los otros.

Es bueno examinar la vida y conocer los pensamientos que la conciencia lleva escritos sobre nosotros  mismos, grabados en el cerebro y en el corazón, sin engañarse, recordando cómo llamaba Sócrates a los pensamientos: “son una conversación honesta que tu alma tiene consigo misma”. Ojalá que cada quien se atreva a escribir  esos pensamientos y pueda construir con ellos párrafos de la propia biografía de manera auténtica, sin simulaciones y sin autoengaño.

Es conveniente examinar la vida para saber si con su estilo se engrandece o se empequeñece la sociedad. Para poder elegir  acertadamente uno de los lobos que se llevan peleando en el corazón. (“Parábola de los dos lobos”). 

Uno es malo, porque representa todos los malos sentimientos que pueden existir en un ser humano, la envidia, la ira, los celos, el orgullo, la codicia, el resentimiento, la mezquindad, la culpa, la corrupción, la arrogancia y la venganza. O el otro, que  representa todo lo bueno, el amor, la alegría, la esperanza, la generosidad, la paz,  la bondad, la compasión, la honestidad y la verdad.

En necesario examinar la vida para saber si se está transitando por los caminos adecuados para tener una vida buena, una familia buena, una comunidad buena, una reputación buena. Para mirar las huellas que se van  dejando en el paso por la vida. ¡Para escribir con sangre el epitafio sin panegíricos pagados cuando se muera!

Es necesario examinar la vida para saber el traje que se lleva  puesto. Si el de Caín o el de Abel. Si el del ángel o el de la serpiente. ¡Es necesario examinar la vida para saber si se está “vendiendo” el país para  beneficio propio o se está cuidando porque nos pertenece a todos!

El llamado a examinar la vida no sólo tiene una dimensión individual. Se extiende hasta la sociedad y sus instituciones públicas y privadas. A los gobernantes, funcionarios, políticos y líderes políticos, religiosos, económicos, académicos y sociales. Y también llama a examinar la calidad de la ciudadanía, de la justicia y de la democracia.

“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”. Es la conclusión que utiliza Sócrates para obligarnos a preguntarnos sobre la importancia de examinarse a sí mismo y a los demás para mantener una actitud crítica sobre nuestros actos y sobre nuestras vidas en comunidad con el fin último de aspirar a ser la mejor persona y  la mejor sociedad posibles.

Y si al examinar la vida y la sociedad se encuentra  que son ruines,  vacías, malogradas, degradadas, manchadas o contaminadas,  entonces, que se haga  lo que dice el poeta: Aclara el aire! Limpia el cielo! Lava el viento! Toma la piedra de la piedra, toma la piel del brazo, toma el músculo del hueso, y lávalos. Lava la piedra, lava el hueso, lava el cerebro, lava el alma, lávalos, lávalos!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-vida-sin-examen-no-merece-la-pena-ser-vivida-8947229.html

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Información e infodemia

Por: Elisabeth de Puig

Resulta más difícil fomentar la actitud crítica ante la manipulación de los hechos y los análisis intencionados cuando existe una clara tendencia a adiestrar el pensamiento de la audiencia para que no tenga juicio propio sobre la información que consume.

Vaya paradoja: es en la era de la mayor interconexión entre los seres humanos que la desinformación ha aumentando en el mundo hasta tomar proporciones dramáticas por su propagación viral por las redes sociales.

A raíz de la pandemia de Covid 19 se ha forjado un nuevo concepto: el de infodemia, que deriva de las palabras información y epidemia, y que ha sido oficializado por la OMS en febrero 2020

Nunca antes la humanidad había tenido acceso a tanto volumen de información, lo que no significa que estemos mejor informados. Más bien, es mucho más complicado ahora saber si lo que leemos es verdad o no.

La función de los medios de comunicación tradicionales era y sigue siendo la de presentar un amplio abanico de perspectivas, para que a partir de ahí los ciudadanos puedan construir su propia percepción de la realidad.

Sin embargo, en el momento que se estimula una participación activa de todos y todas en las redes sociales con el desarrollo de una velocidad de propagación impensable hace solo algunos años, nuestra época se caracteriza también por la falta de una actitud crítica y la poca calidad de los análisis sobre las informaciones

En 2020, para más de la mitad de la población del mundo desarrollado la primera fuente de acceso a las noticias y opiniones son el internet y las redes sociales. Se han quedado atrás los libros, la televisión, la radio y la prensa escrita.

Como las noticias falsas provienen, sobre todo, de las redes, es función del periodista alejarse de ellas y ofrecer cada vez más conocimientos, análisis y filtro.

De manera general es bueno entender que la desinformación busca encajar de manera directa con nuestros gustos, creencias, miedos o deseos, mientras que la información se dirige a nuestro ser racional y a nuestro conocimiento.

Se debe considerar que muchas de las noticias falsas no son inocentes y utilizan el conocimiento de la psique humana para impactar en un sentido o en el otro.

Resulta más difícil fomentar la actitud crítica ante la manipulación de los hechos y los análisis intencionados cuando existe una clara tendencia a adiestrar el pensamiento de la audiencia para que no tenga juicio propio sobre la información que consume.

La situación presente da pie cada vez más a que el usuario asuma como verdad cualquier noticia presentada de una manera que coincida con su ideología, sus valores y sus principios.

Por todas estas razones, cuando se difunden mentiras para favorecer a determinadas organizaciones o a partidos políticos, la desinformación electoral pone en riesgo la democracia; cuando se trata de noticias falsas y alarmistas sobre migrantes, minorías, casos de corrupción, como sobre el Covid 19, estas falsas noticias pueden ser letales. 

¿Cómo tratar de mitigar estos peligros que las mismas plataformas en línea no están en capacidad de controlar? Han surgido “fact-checkers”, o verificadores de hechos y de datos. El Fact-Checking Network (IFCN), perteneciente al Poynter Institute, reúne a más de 100 profesionales de 45 países dedicados a analizar la información.

Cada uno de nosotros tiene su grado de responsabilidad como consumidor y reproductor de noticias; lo menos que podemos hacer en caso de dudas es comprobar la fuente de la que proviene la noticia, su autor, el día y, si es necesario, hacer una breve búsqueda por internet y controlar el click automático y compulsivo que nos hace compartir tal o tal noticia.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/informacion-e-infodemia-8890810.html

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El problema de las “Competencias” en la Educación

México / 12 de agosto de 2018 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

Este lunes, en que este gentil espacio publicó mi comentario titulado: “SEP: Discutir la noción de “Competencias Educativas” (SDP Noticias, 6 de agosto, 2018), recibí algunos comentarios interesantes en redes sociales sobre el contenido del texto, mismos que comparto y comento a continuación.

Ayer, entre otros, la doctora Laura Frade escribió, vía Twitter: “El autor del artículo cuenta con muchas imprecisiones teóricas, históricas y filosóficas sobre la noción de competencia y sobre el propio modelo educativo 2017 que las desdibuja. Aprendizaje clave NO es igual que competencia. Desde ahí el error en su interpretación.”

Esta fue mi contestación: “Gracias por su interés, doctora. Nunca, en el texto, afirmo que ´aprendizajes clave´ sea igual a ´competencia´. Esa confusión la genera el propio texto oficial (ver glosario del Modelo Educativo 2017). Sobre las imprecisiones, le sugiero lea mi texto del 2013.” (Me refería al ensayo publicado hace cinco años, que lleva por título: “La noción de “Competencias” en la Reforma de la Educación Básica en México (2009-2011): Limitaciones y alternativas”, donde expongo, entre otros aspectos, un recorrido histórico acerca de la evolución de ese concepto. (1)

No se trata de desdibujar nada. Más allá de las definiciones o categorías teóricas o filosóficas (que han sido abordadas a profundidad por diversos autores y para lo cual hay sus respectivos espacios de debate), considero que lo importante del comentario publicado el lunes, es resaltar la actitud crítica; es decir, el hecho de que los docentes, directivos y asesores de Educación Básica, durante sus jornadas de actualización y formación continua, justamente, estén dispuestos a discutir, analizar, ponderar o valorar los presupuestos teóricos, filosóficos, históricos y metodológicos que “hay detrás” de los ideas que fueron seleccionadas por los asesores de la SEP (2016 y 2017), y que han servido de base para dar soporte tanto al Modelo Educativo (vigente) como al formato para trazar el diseño del plan y los programas de la Educación Básica, aprobados oficialmente en México (con el enfoque “competencial”). Esto incluye el análisis de los documentos de gobierno que toman como fuente dichos materiales impresos (como las Guías).

Pienso que el problema de la noción o concepto de “competencias” en la educación, es un asunto que comprende, entre otras interpretaciones, dos tipos de miradas: La primera, que adopta una concepción integracionista, “…que observa a la totalidad del educando, no lo divide en partes, como tampoco divide al conocimiento en disciplinas”(misma concepción que propone y defiende la Doctora Frade); y la segunda, que sugiere una visión “fragmentaria” sobre las competencias (criticada con argumentos por la misma Dra. Frade, cuando se refiere al Modelo Educativo 2016), que consiste en una “visualización del aprendizaje como cambio estrictamente cognitivo, (que) descarta a las competencias como médula central de la educación…”. ¿Cuál es la diferencia entre una y otra mirada? Por lo que alcanzo a observar, al revisar un ensayo reciente de la propia Dra. Frade (2), ella defiende al modelo “integral” que sobre las “competencias” sustentaba al Acuerdo 592 de la SEP, en 2011. Y critica al enfoque “fragmentario” de la propuesta oficial actual (Modelo Educativo 2016-2017); ambas concepciones fueron adoptadas por diferentes equipos de asesores de la SEP, según la coyuntura generada en cada caso.

Quizá lo más interesante de toda esta cuestión, es observar cómo ha evolucionado este concepto (de “competencias” en la educación) durante los procesos de formulación, revisión y rediseño de los contenidos y métodos educativos en los diferentes contextos de las Reformas Educativas en México. A reserva de realizar un estudio socio histórico más detallado, sistemático y riguroso al respecto, lo que queda claro es que en la escena del diseño curricular mexicano, han tomado el “poder” o la “hegemonía” dos o más diferentes equipos de expertos o asesores, mismos que han estado, con sus diferentes versiones, matices y aproximaciones sobre este concepto, cerca o dentro del círculo más próximo, íntimo, de los diferentes titulares de la SEP.

Cabe recordar que entre 2009 y 2011, la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), jugó un papel central en la definición de las políticas públicas educativas de ese tiempo (sexenio de Felipe Calderón). La hegemonía de la dirección del SNTE concluyó, (al menos en la parte de la toma de decisiones educativas técnicas, no político-sindicales), en el año 2012-2013, cuando cambió el escenario político con el relevo en el gobierno y comenzó la gestión del presidente Peña Nieto.

Queda relativamente claro, entonces, que el problema de las “competencias” en la educación no solo es un asunto técnico, ni un campo únicamente de tensiones teóricas o metodológicas, sino también es un asunto social complejo, donde impera el conflicto entre sectores de la comunidad académica, y cuya deliberación queda en manos de la política o de la alta tecnoburocracia, pero no de los docentes en servicio, es decir, queda entre especialistas y expertos que están insertados en los diferentes grupos o espacios de decisión de las políticas públicas en la educación. En otras palabras, podría decirse que los círculos cerrados de las corporaciones académicas más influyentes (públicas y privadas), siempre han estado presentes en los espacios de disputa del poder y de la toma de decisiones sobre los asuntos de la educación pública. Por ello afirmo que, hasta el momento, éste ha sido un caldo que se ha cocinado “arriba”, no “abajo”.

Ojalá que los historiadores, sociólogos y antropólogos de la educación, así como los especialistas en Filosofía y Psicología Educativa, se den a la tarea de estudiar este fenómeno, y con ello desentrañen las dudas que surgen o puedan generarse acerca del por qué hay diferentes aproximaciones sobre el concepto de “competencias” en tan poco tiempo, pero no solo eso: también sobre otros conceptos importantes como el de los “aprendizajes”, la planificación de la “enseñanza”, así como sobre los distintos modelos “didácticos”, la evaluación educativa, los materiales o recursos y el papel de los sujetos en la educación, entre otros.

Punto y aparte para analizar y discutir, es el fenómeno que se ha generado a partir de la aparición del discurso del diseño curricular (desde 1990 a la fecha) basado en el desarrollo de “competencias”, sobre el cual se ha desarrollado, en países latinoamericanos sobre todo, un amplio mercado de consumo de conocimientos y tecnologías. Algunas universidades privadas (como la del Valle de México), ofrecen a la sociedad programas de posgrado (Maestría) “hiperespecializados” sobre el concepto de las “competencias en la educación” y sus derivaciones pedagógicas. También se han creado organizaciones de profesionales o asesores independientes que venden a los docentes y directivos de todos los niveles educativos, cualquier cantidad de cursos, talleres y diplomados, libros y demás materiales de estudio, con supuestas guías o estrategias para que los participantes dominen el concepto de “competencias” en la escuela.

Cada uno de los grupos de profesionales y especialistas de la educación tiene derecho a promover sus productos y servicios de la manera en que mejor le plazca o reditúe. Sobre ello no hay discusión. Lo que no se vale es hacer creer a los docentes, directivos y demás figuras educativas, que la verdad universal, única e indiscutible en la educación contemporánea, es el diseño curricular basado en el “desarrollo de competencias”. Ese es el problema de las “competencias” en la educación en México y en el mundo.

Vayamos a otra opinión. El doctor Alejandro Castro Santander me escribió lo siguiente: “…Me gusta cómo has encarado el tema de las competencias en educación. En Argentina venimos trabajando con ellas desde 1993. Y como dice Perrenoud, no entró en la práctica de los docentes, porque no fue aprendida en su escolaridad ni en la formación superior… siempre fue teoría, cuando el modelo llama a la acción.”

Así continúa el mensaje del doctor Castro Santander, especialista y líder académico en el tema de convivencia escolar en la Universidad Católica Argentina: “Personalmente, me gusta la síntesis del Informe Delors y los cuatro saberes (pilares), luego hablemos de las «habilidades» para el S.XXI  y la estrategia de las competencias (conocimientos puestos en acción) ¿Cuándo? Cuando la escuela que tenemos del S.XIX cambie, dando la oportunidad a la innovación con sentido… Mientras tanto, evito leer completos los trabajos que no le dan un lugar importante a las habilidades socioemocionales, al clima escolar, a la convivencia. Estos factores asociados a la calidad educativa hoy son ´prioridad educativa´ «. Completamente de acuerdo.

Agradezco a todos los maestros y las maestras, asesores y directivos que me han escrito para ampliar la discusión sobre estos temas. Estoy convencido en que ése es el único camino –la confrontación de ideas-, que nos permitirá sacar adelante a los nuevos y retadores proyectos educativos que vienen para la nación.

 

(1) Juan Carlos Miranda Arroyo (2013) “La noción de “Competencias” en la Reforma de la Educación Básica en México (2009-2011): Limitaciones y alternativas”. Rev. Iberoamericana de Educación, vol. 61, Núm. 4. OEI. (versión digital)

 

(2) Laura Frade Rubio. (2016) Críticas y propuestas a la propuesta de plan curricular del Modelo Educativo 2016.

http://www.calidadeducativa.com/articulos/Vol-09/Art-50-CrIticas-y-propuestas-a-la-propuesta-de-plan-curricular-del-Modelo-Educativo-2016.pdf

 

jcmqro3@yahoo.com

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/08/07/el-problema-de-las-competencias-en-la-educacion

ove/mahv

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Uruguay: Graciela Bianchi criticó nueva Guía de Educación Sexual: “si no fuera trágico, sería para Gasalla”

América del Sur/Uruguay/30 Julio 2017/Fuente y Autor: montevideo

La Administración Nacional de la Educación Pública (ANEP) presentó esta semana un manual didáctico para el abordaje de la Educación Sexual en Educación Inicial y Primaria, que tiene como objetivo «brindar orientaciones y herramientas teóricas y metodológicas a los docentes» para que aborden los contenidos de la educación sexual.

«A través de aportes conceptuales, abordajes en la escuela, formación ética y ciudadana y, fundamentalmente, de propuestas para integrar la educación sexual en el aula, este material asume que la escuela conlleva la valiosa e imprescindible inclusión de las familias y la comunidad, para lograr un trabajo mancomunado que permita a todas las personas adultas involucradas asumir sus responsabilidades», se dice en la presentación de la propuesta.

La diputada nacionalista Graciela Bianchi manifestó sus diferencias con los contenidos del manual, asegurando que «se quiere imponer a los niños una ideología de género, donde los heterosexuales pasamos a ser una minoría discriminada».

«Se propone una imposición ideológica, donde no aparece la libre opción sexual, sino desde niños se imponen determinadas concepciones e incluso prácticas, como masajes, cosquillas. . . si no fuera trágico sería para Gasalla», dijo en declaraciones a Radio Montecarlo.

«Yo no tengo ningún problema con que se estudie la sexualidad desde la infancia, pero esto es llevar a niveles muy primitivos una concepción ideológica donde los heterosexuales pasamos a ser una minoría discriminada», manifestó.

Según Bianchi, en la guía «aparecen niños con vulva y mujeres con pene tratando de naturalizar opciones sexuales que son muy válidas, pero que se les están imponiendo a los niños ya desde pequeños».

«Si esto estuviera enmarcado en una política general educativa sobre la sexualidad, podríamos llegar a estar de acuerdo en algunas cosas, siempre y cuando no esté atravesada por esta corriente ideológica de la política, que todo lo que es homosexualidad, cambio de roles, es lo predominante», algo que considera «una discriminación al revés».

Asimismo, recordó la necesidad de «respetar la voluntad de los padres» que son «los únicos que pueden decidir la educación sexual de sus hijos».

Fuente de la noticia: http://www.montevideo.com.uy/contenido/Graciela-Bianchi-critico-nueva-Guia-de-Educacion-Sexual–si-no-fuera-tragico-seria-para-Gasalla–350261

Fuente de la imagen: http://imagenes.montevideo.com.uy/imgnoticias/201503/_W933_80/494419.jp

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Entrevista a Francesco Tonucci: La misión de la escuela ya no es enseñar cosas.

Fuente: Web del maestro

La misión de la escuela ya no es enseñar cosas. Eso lo hace mejor la TV o Internet.“La definición, llamada a suscitar una fuerte polémica, es del reconocido pedagogo italiano Francesco Tonucci».

Pero si la escuela ya no tiene que enseñar, ¿cuál es su misión? “Debe ser el lugar donde los chicos aprendan a manejar y usar bien las nuevas tecnologías, donde se transmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo”, responde.

Para Tonucci, de 68 años, nacido en Fano y radicado en Roma, el colegio no debe asumir un papel absorbente en la vida de los chicos. Por eso discrepa de los que defienden el doble turno escolar.

“Necesitamos de los niños para salvar nuestros colegios”, explica Tonucci, licenciado en Pedagogía en Milán, investigador, dibujante y autor de Con ojos de niño, La ciudad de los niños y Cuando los niños dicen ¡Basta!, entre otros libros que han dejado huella en docentes y padres. Tonucci llegó a la Argentina por 15a. vez, invitado por el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, a quien definió como “un lujo de gobernante”.

Dialogó con LA NACION sobre lo que realmente importa a la hora de formar a los más chicos y dejó varias lecciones, que muchos maestros podrían anotar para poner en marcha a partir del próximo ciclo escolar.

Propuso, en primer lugar, que los maestros aprendan a escuchar lo que dicen los niños; que se basen en el conocimiento que ellos traen de sus experiencias infantiles para empezar a dar clase. “No hay que considerar a los adultos como propietarios de la verdad que anuncian desde una tarima”, explicó.

Recomendó que “las escuelas sean bellas, con jardines, huertas donde los chicos puedan jugar y pasear tranquilos; y no con patios enormes y juegos uniformes que no sugieren nada más que descarga explosiva para niños sobreexigidos”.

Y que los maestros no llenen de contenidos a sus estudiantes, sino que escuchen lo que ellos ya saben, y que propongan métodos interesantes para discutir el conocimiento que ellos traen de sus casas, de Internet, de los documentales televisivos. “¡Que se acaben los deberes! Que la escuela sepa que no tiene el derecho de ocupar toda la vida de los niños. Que se les dé el tiempo para jugar. Y mucho”, es parte de su decálogo.

De hablar pausado y de pensamiento agudo, Tonucci transmite la imagen de un padre, un abuelo, un educador que aprendió a ver la vida desde la perspectiva de los niños. Y recorre el mundo pidiendo a gritos a políticos y dirigentes que respeten la voz de los más pequeños.

-¿Cómo concibe usted una buena escuela?

-La escuela debe hacerse cargo de las bases culturales de los chicos. Antes de ponerse a enseñar contenidos, debería pensarse a sí misma como un lugar que ofrezca una propuesta rica: un espacio placentero donde se escuche música en los recreos, que esté inundado de arte; donde se les lean a los chicos durante quince minutos libros cultos para que tomen contacto con la emoción de la lectura. Los niños no son sacos vacíos que hay que “llenar” porque no saben nada. Los maestros deben valorar el conocimiento, la historia familiar que cada pequeño de seis años trae consigo.

-¿Cómo se deberían transmitir los conocimientos?

-En realidad, los conocimientos ya están en medio de nosotros: en los documentales, en Internet, en los libros. El colegio debe enseñar utilizando un método científico. No creo en la postura dogmática de la maestra que tiene el saber y que lo transmite desde una tarima o un pizarrón mientras los alumnos (los que no saben nada), anotan y escuchan mudos y aburridos. El niño aprende a callarse y se calla toda la vida. Pierde curiosidad y actitud crítica.

-¿Qué recomienda?

-Me imagino aulas sin pupitres, con mesas alrededor de las cuales se sientan todos: alumnos y docentes. Y donde todos juntos apoyan, en el centro, sus conocimientos, que son contradictorios, se hacen preguntas y avanzan en la búsqueda de la verdad. Que no es única ni inamovible.

-¿Cuál es rol del maestro?

-El de un facilitador, un adulto que escuche y proponga métodos y experiencias interesantes de aprendizaje. Generalmente los pequeños no están acostumbrados a compartir sus opiniones, a decir lo que no les gusta. Los docentes deberían tener una actitud de curiosidad frente a lo que los alumnos saben y quieren. Les pediría a los maestros que invitaran a los niños a llevar su mundo dentro del colegio, que les permitieran traer sus canicas, sus animalitos, todo lo que hace a su vida infantil. Y que juntos salieran a explorar el afuera.

-Varias veces usted ha dicho que la escuela no se relaciona con la vida. ¿Por qué?

-Porque propone conocimientos inútiles que nada tienen que ver con el mundo que rodea al niño. Y con razón éstos se aburren. Hoy no es necesario estudiar historia de los antepasados, sino la actual. Hay que pedirles a los alumnos que se conecten con su microhistoria familiar, la historia de su barrio. Que traigan el periódico al aula y se estudie sobre la base de cuestiones que tienen que ver con el aquí y ahora. Esto los ayudará a interesarse luego por culturas más lejanas y entrar en contacto con ellas.

-¿Cómo se puede motivar a los alumnos frente a los atractivos avances de la tecnología: el chat, el teléfono celular, los juegos de la computadora, el iPod, la play station?

-El colegio no debe competir con instrumentos mucho más ricos y capaces. No debe pensar que su papel es enseñar cosas. Esto lo hace mejor la TV o Internet. La escuela debe ser el lugar donde se aprenda a manejar y utilizar bien esta tecnología, donde se trasmita un método de trabajo e investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo.

-¿Es positiva la doble escolaridad?

En Italia llamamos a este fenómeno “escuelas de tiempo pleno”. La pregunta que me surge es: ¿pleno de qué? Esta es la cuestión. La escuela está asumiendo un papel demasiado absorbente en la vida de los niños. No debe invadir todo su tiempo. La tarea escolar, por ejemplo, no tiene ningún valor pedagógico. No sirve ni para profundizar ni para recuperar conocimientos. Hay que darles tiempo a los niños. La Convención de los Derechos del Niño les reconoce a ellos dos derechos: a instruirse y a jugar. Deberíamos defender el derecho al juego hasta considerarlo un deber.

Este contenido ha sido publicado originalmente por La Nación en la siguiente dirección: lanacion.com.ar

Fuente entrevista: http://webdelmaestrocmf.com/portal/francesco-tonucci-la-mision-principal-de-la-escuela-ya-no-es-ensenar-cosas/

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EEUU: Poder transformador de la educación

Reconozco que tengo como un defecto profesional, pues me parece, y de cierta manera la experiencia me ha permitido comprobarlo, que una buena educación, desde el kindergarten hasta la universidad, es la solución más plausible para una vida plena.

Y sí, he confrontado amistosamente en este camino a muchísimos suspicaces, cuando me ponen ejemplos de personas que han llegado al éxito sin una sólida preparación profesional.

Toda regla tiene su excepción, no queda la menor duda al respecto, pero en estos tiempos de dinámica científica y tecnológica sin parangón, la persona que no se prepara apropiadamente, terminará por pertenecer a los márgenes de las grandes posibilidades.

Me perturba bastante que incluso reconocidas encuestadoras y otros tipos de organizaciones que se precian de analizar, en detalle, el desarrollo social, manipulen la realidad o se equivoquen, en ocasiones, e insistan en afirmar que no hay necesidad de estudios superiores para escapar de la mediocridad y la pobreza.

Es una recomendación malsana, sobre todo considerando que en Estados Unidos la educación universitaria cuenta históricamente con numerosas alternativas para llevarse a efecto que, en ocasiones, son puestas en solfa por estamentos políticos, algo disparatados.

Reflexiono sobre estos hechos que forman parte de mi extensa carrera en el ámbito pedagógico, enciendo el televisor y veo a funcionarios de las escuelas públicas de nuestra laboriosa y luchadora comunidad lamentando las decisiones, ciertamente perjudiciales, de la legislatura estatal con respecto al presupuesto que han asignado para nuestras escuelas.

Por muy habituado que esté a decisiones arbitrarias originadas en la grave escisión que existe entre política y realidad, cada vez más ancha, y considerando que Miami Dade College tampoco ha escapado este año al desafuero de fondos eliminados, me pregunto: ¿Cuándo fue que la educación dejó de primar entre nuestras más perdurables necesidades? ¿Por qué no asumir con responsabilidad, la entereza y vocación de miles de estudiantes?

La legislatura propone hacer el recorte más significativo que haya sufrido MDC, 14 millones de dólares. No pocas de estas disminuciones estarán sujetas al cumplimiento de parámetros de rendimiento adecuados para alumnos que estudian a tiempo completo, pero que no consideran a la gran mayoría de los nuestros, aquí en el sur de la Florida, imposibilitados de terminar sus estudios en calendarios no realistas, ya que desempeñan uno o varios trabajos y el 66% proviene de familias de bajos ingresos, así como que el 45% vive en el nivel de pobreza o por debajo del mismo.

¿Dónde fue que se perdió el sentido común, el vínculo con la realidad a la hora de premiar una labor de éxito, como la que logran nuestros profesores y empleados en los predios del College desde hace poco más de medio siglo, elogiada en la nación por su eficiencia y austeridad?

Sin embargo no hay que cejar en nuestros empeños en pro de una educación universal asequible. Ustedes lectores de este venerable Diario Las Américas disfrutaron la espléndida cobertura que hiciera de nuestras graduaciones, donde quedó más que demostrado, con hechos, el potencial transformador que tiene la enseñanza en el individuo y su contexto social.

Fuente: http://www.diariolasamericas.com/opinion/poder-transformador-la-educacion-n4122898

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