Por: Dinorah García Romero
Su compromiso con los más vulnerables y el redescubrimiento de la educación como una obra de arte para tiempos difíciles. Freire está presente. Releerlo es tarea obligada.
El año 2021 no solo se ha vuelto célebre por la intensidad y letalidad de la COVID-19.
Este año adquiere relieve especial por la celebración del Centenario de Paulo Freire. La fiesta que celebramos en América Latina y el Caribe y en otros contextos geográficos mundiales marca nuevos desafíos sociales y educativos. El nombre y el centro de la festividad es Paulo Freire. El 19 de septiembre del año en curso conmemoramos cien años de su nacimiento. La gratitud se convierte en alegría y en celebración. Los hombres y las mujeres de este continente y de otras latitudes saludan con entusiasmo el recuerdo de un educador comprometido con la transformación del pensamiento y de la práctica educativa y ciudadana. Su legado se ha extendido más allá de las fronteras de la nación que lo vio nacer, Brasil. Por ello, instituciones, grupos y países reactivan sus ideas y propuestas a favor de la libertad y de la educación integral y transformadora de las personas y de las comunidades. De sus esfuerzos por un mundo más inclusivo y una educación más audaz, podemos hablar sin fin. Hoy, su producción intelectual y su vivencia de la educación popular tienen una vigencia sin igual. Cada palabra, cada proposición, tiene fuerza propia y una direccionalidad clara: este mundo es para todos; prioridad, la constitución de sujetos con capacidad para analizar, interpretar y transformar la realidad.
La exhortación de Freire a los educadores para que asuman su rol como un acto político tiene fuerza mayor en esta época. El carácter político de la tarea educativa ha de ser reforzado para desterrar la indiferencia y el carácter intimista de la práctica educativa. Esta labor ha de comprometernos abiertamente con la construcción cotidiana de la democracia y de un tejido social cada vez menos excluyente y equitativo. Freire crea y sufre en su ejercicio como educador, para que sus pares opten por una educación radicalmente liberadora. Fuera toda atadura dirigida a minimizar capacidades y a establecer diferencias generadoras de desigualdades. Para Freire, la asunción de la educación como acto político pasa por una postura consciente y corresponsable de los educadores. Más que un llamado, este planteamiento de Freire se convierte en un grito. Los sistemas sociopolíticos que gobiernan el mundo secuestran diariamente el pensamiento libre y la práctica cambiante en el ámbito educativo.
Los planes de estudios del ámbito preuniversitario y de la educación superior han de estar alineados para posibilitar la construcción sistemática de la institucionalidad democrática, participativa y justa. Las propuestas académicas han de alejarse de la ambigüedad y de la racionalidad instrumental para que la constitución de sujetos pase del discurso a la realidad. Hemos de impregnar la educación y la sociedad de la sabiduría y de la orientación sociopolítica que Freire propone para ambos ámbitos. Él nos plantea la política como ciencia y como construcción humana que tiene como lógica y horizonte el desarrollo integral de la persona y de la sociedad para la construcción de un mundo inclusivo e igualitario. La instrumentalización de la educación para que responda a intereses privatizantes y para que priorice la excelencia por encima de la dignidad de estudiantes y educadores no es tarea de ayer. Es una amenaza constante y sutil hoy. La educación como acción y proceso político demanda una actuación educativa y gerencial comprometida con la transformación personal y social en las aulas, en los centros educativos y en las instituciones de educación superior.
Con esta motivación, el Instituto Superior Especializado de Estudios Educativos Pedro Poveda celebra este año Cien días con Paulo Freire. Son actividades para potenciar la función de los educadores como intelectuales, su compromiso con los más vulnerables y el redescubrimiento de la educación como una obra de arte para tiempos difíciles. Freire está presente. Releerlo es tarea obligada para todos los educadores interesados en una educación y un mundo más humano y justo.
Fuente: https://acento.com.do/opinion/mercenarios-colombianos-en-santo-domingo-8966771.html: