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Balance político y perspectivas para el 2023

Por: Javier Tolcachier 

En el año que se va, en términos electorales, lo sobresaliente han sido los triunfos de las fuerzas progresistas en Colombia y Brasil, llevando a la presidencia a Gustavo Petro y por tercera vez, a Lula da Silva, luego de la persecución judicial encarnizada de la que fue objeto.

De gran importancia es el fortalecimiento del proceso de paz en Colombia y también el cambio de signo en la relación entre Colombia y Venezuela, gobiernos que han dado pasos concretos con la apertura de sus fronteras y la progresiva normalización en sus relaciones.

También en Cuba se produjo un avance relevante con la aprobación mayoritaria de un nuevo Código de las Familias, que amplía y actualiza derechos de protección de niñas y niños, adultos mayores, personas con discapacidad, condena la violencia intrafamiliar y reconoce la diversidad de realidades que existe entre las familias cubanas, entre otras cuestiones positivas.

En el Caribe anglófono, destaca la re-elección de la laborista Mía Mottley como primera ministra de Barbados, convertida en república independiente de la corona británica, en un nuevo avance de descolonialización.

Tanto en Granada como en San Cristóbal y Nieves, triunfaron las oposiciones, tratándose en el caso del granadino Dickon Mitchell, del Congreso Nacional Democrático, de una renovación generacional en el ambiente político de la isla.

La derecha pudo también cosechar algunas victorias, como la obtenida por Rodrigo Chaves en Costa Rica contra José María Figueres Olsen, candidato del ya vetusto Partido de la Liberación Nacional, ex presidente e hijo del caudillo fundador de la Segunda República.

Una de las derrotas más dolorosas de este año ocurrió en el plebiscito constitucional de salida en Chile, que debía ratificar el nuevo texto constitucional para dejar atrás la herencia pinochetista y fue rechazado por una mayoría abultada.

En Uruguay, pese al logro de la izquierda que cosechó 800.000 firmas para levantar la consulta popular sobre la Ley de Urgente Consideración, la coalición oficialista neoliberal de Lacalle Pou alcanzó un triunfo ajustado que abre la puerta a un programa de restauración conservadora.

En otros niveles de gobierno, se produjeron en México elecciones en algunos Estados que arrojaron como resultado el fortalecimiento de Morena y la figura de Andrés Manuel López Obrador, mientras que en términos municipales, el Frente Sandinista ganó todas las alcaldías en Nicaragua sin mayor oposición y la ultraderecha se hizo con la alcaldía central de Lima.

En lo que se pensaba sería un eclipse político total a causa del mundial de fútbol en Qatar, varios hechos políticos sacudieron el mapa regional.

En el Perú, luego de repetidos e infructuosos intentos, la oligarquía centralista violentó la voluntad popular derrocando al maestro rural y sindicalista Pedro Castillo a menos de año y medio de su mandato.

En Argentina, mientras la euforia popular se desataba ante la obtención de su tercera copa mundial de fútbol, el campo popular sufrió un fuerte revés. Maniatado el país por una deuda odiosa contraída por el gobierno de Macri y con claros visos preelectorales, la mafia judicial-mediática, en su carácter de gestora de los grupos de poder concentrado y de la estrategia de lawfare estadounidense, logró – al menos de momento – sacar de la cancha a la principal referente progresista, la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, proscribiendo su posible candidatura mediante una sentencia viciada.

Mientras tanto, en la convulsionada e intervenida Haití, los movimientos populares lograron un acuerdo con el gobierno irregular de Ariel Henry, que estipula una salida institucional ante las dificultades que atraviesa su población y la amenaza de una nueva invasión de fuerzas multinacionales.

Asimismo, en Chile se abre un nuevo capítulo para avanzar hacia un nuevo texto constitucional. Constitución que emergerá (en el mejor de los casos) de una modalidad “en la medida de lo posible” y destrabará algunas cuestiones, pero dada la naturaleza cupular de este renovado intento, de ningún modo logrará cumplir con las necesidades de cambio que expresó el “Despertar” chileno de 2019.

Ya en el estertor del año, se efectúa la detención de uno de los principales agentes del golpismo en Bolivia, Luis Fernando Camacho, quien en conjunto con las logias cruceñas dominantes escenificaron este año una nueva intentona para conmocionar al país, del mismo carácter racista y secesionista puesto de manifiesto en el transcurso del proceso constitucional que llevó a la fundación del Estado Plurinacional o con el desconocimiento de los resultados electorales en 2019.

Perspectivas para el 2023

Si se mantiene el contexto de un sistema capitalista hiperconcentrado y financiarizado, son pocas – o ninguna -, en este esquema, las válvulas de escape para los pueblos latinoamericanos.

La rasante tecnologización digital de la economía y las relaciones sociales promovida por los mismos actores (corporaciones y fondos de inversión) sin control ni incidencia social, se revela como falsa promesa de “innovaciones”, cumpliendo la función de fetiche distractivo, de reconversión de las fuerzas productivas sin progreso humano real y por ende, de postergación.

En términos geopolíticos, la cada vez más dura puja de los Estados Unidos por detener el avance de un mundo más multipolar genera un marco de tensión permanente contra las aspiraciones de soberanía y autodeterminación de los pueblos de la región, los que tendrán que fortalecer alianzas intrarregionales de signo emancipador (como por ejemplo la CELAC) y extra-regionales (como el BRICS+) para no ser arrastrados por las intenciones neocolonizadoras.

En este marco, es previsible que las derechas continúen usando todas las estratagemas a su alcance para evitar, minimizar los alcances, aislar e incluso liquidar nuevas experiencias progresistas o de izquierda en América Latina y el Caribe.

De este modo, no habrá que extrañarse ante una combinación de estrategias de demonización mediática, proscripción judicial, bloqueos parlamentarios, medidas coercitivas comerciales y financieras unilaterales, nuevos intentos de golpe o incluso magnicidios hacia gobiernos proclives a producir cambios a favor de sus poblaciones. Es decir, el repertorio completo de artimañas del poder establecido para frenar las demandas populares.

Por otra parte, es evidente que persiste una extendida y justa insatisfacción popular, lo que no deja mucho margen para procesos de mediano plazo. Los pueblos exigen de sus representantes electos coherencia y rapidez en la solución de las graves problemáticas que atraviesan, coherencia y velocidad que encuentra barreras difíciles de superar en la cerrada oposición del poder económico y mediático – principales ejecutores de la crueldad capitalista.

De este modo, habrá también nuevas protestas masivas, paros, rebeliones populares y también represión ante las pretensiones de gobiernos conservadores de mantener y profundizar el decrépito y asfixiante sistema establecido.

En general, el mapa político se ha vuelto algo más favorable a las transformaciones, haciendo eje en tres bloques. Por una parte, el “hexágono moderado” de inclinación socialdemócrata, que conforman México, Brasil, Argentina, Colombia, Honduras y Chile, gobiernos fruto de la unidad en la diversidad. Por otro lado, el “cuadrado” formado por Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, cuyo carácter antiimperialista es mucho más definido. Finalmente, el archipiélago de naciones anglófonas del Caribe, cuyo signo, por necesidad del presente y pasado compartido, es en general de actuación colectiva en pos de una mayor autodeterminación.

Frente a ello, persisten enclaves reaccionarios como Paraguay, Guatemala, Ecuador, Uruguay, El Salvador, Costa Rica o Panamá, que atestiguan con el incremento de la violencia en su interior, la imperiosa necesidad de cambio de dirección en el timón político.

En síntesis, el panorama de 2023 presenta retos similares al del año que culmina. 

Ante el deterioro de la democracia formal, es preciso avanzar hacia una democracia real de carácter multidimensional, es decir, de distribución progresiva del poder en todos los ámbitos, fortaleciendo las capacidades de decisión de la base social.

En esa dirección, la conquista de una comunicación plural, la redistribución de ingresos, la descentralización creciente del poder político, la elección directa del poder judicial, la democratización del espacio digital, la colaboración para la resolución conjunta de los desafíos comunes a través de la integración regional, la ampliación y cumplimiento de derechos humanos y sociales,  la inclusión plena de las demandas generacionales, la transformación del modelo de consumo que genera endeudamiento y depredación medioambiental, la supresión de la gestión corporativa multinacional de los recursos naturales comunes, la desmercantilización de la salud y la educación, son algunas de las medidas a encaminar en lo inmediato.

Sin embargo, para que estas transformaciones adquieran nuevamente un carácter de revolución, es preciso incluir en la concepción de la misma, en simultáneo con las conquistas sociales, poner energía en promover cambios en la interioridad humana.

Es impensable creer que la lucha histórica colectiva hacia la liberación podrá acometerse sin modificar los sentidos comunes que guían el actual accionar de los grandes conjuntos humanos.

Desde la perspectiva de un nuevo humanismo, para ahondar la inacabable e indetenible ruta desde el campo de la determinación al campo de la libertad, es imprescindible la reflexión sobre el sentido más profundo de la existencia y sobre la necesidad de modificar en cada hogar, cuadra y vecindario, hábitos impuestos por la violencia, que dificultan, enlentecen o retrotraen el avance.

Se necesita una revolución que acople a la transformación del mundo exterior, la del mundo interior de cada persona, que estructure en una misma unidad ambos mundos, dotándola de coherencia entre el pensar, el sentir y la acción. En definitiva, una revolución integral, afuera y adentro, cuyo advenimiento no dependerá de fuerzas mecánicas sino de la intencionalidad de los pueblos.

¡Ojalá el nuevo año y la marea de la historia nos encuentre fortalecidos en la tarea de humanizar y humanizarnos, de aprender sin límites, de superar el resentimiento y las contradicciones y de amar la realidad que construimos, día a día, de todxs y para todxs! Entonces, el nuevo año será realmente nuevo.

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Desde América Latina repudian ataque contra centro cultural kurdo de París

Por: Kurdistán América Latina

La representación en América Latina del Movimiento de Mujeres de Kurdistán repudió el ataque ocurrido en París, Francia, contra el Centro Cultural Kurdo Ahmet Kaya, del barrio de Strasbourg Saint Denis.

En el ataque con armas de fuego, perpetrado por un hombre de 69 años que fue detenido luego del hecho, fallecieron Emine Kara, una de las principales figuras del Movimiento de Mujeres Kurdas; M. Şirin Aydın y Abdullah Kızıl, del Movimiento Cultural.

A continuación publicamos la declaración completa de la representación latinoamericana del Movimiento de Mujeres de Kurdistán:

¡París fue regado con la sangre del pueblo kurdo por segunda vez!

Una de las pioneras del movimiento de mujeres de Kurdistán Evîn (Emine Kara), la artista de Kurdistán Mir Perwer y un patriota llamado Abdullah Kızıl perdieron la vida en el ataque armado contra el Centro Cultural Kurdo Ahmet Kaya en el centro de París esta mañana.

El Estado francés, que no llevó a juicio a los verdaderos culpables de la Masacre del 9 de enero de 2013, y contribuyo al suprimir todas las pruebas, permitió que se repitiera la masacre que tuvo lugar hoy como hace 10 años.

La elección de las potencias internacionales de permanecer en silencio frente a estas masacres es una indicación de su asociación con la masacre. Para el pueblo kurdo, los asesinos están identificados. Para los kurdos, el asesino no es el que aprieta el gatillo, sino el poder que lo ordena.

El pueblo kurdo sabe muy bien que este ataque fue llevado a cabo por la mano del estado turco. No es una coincidencia que el ataque se haya llevado a cabo contra instituciones kurdas y lugares de trabajo de kurdos.

Nuevamente, no es una coincidencia que este ataque haya tenido lugar cerca del aniversario de la masacre del 9 de enero. Las fuerzas detrás de este ataque son el sistema genocida alimentado por la mentalidad del estado-nación.

Si bien los ataques fueron organizados por el Estado turco, el esfuerzo del Estado francés por encubrir el crimen y presentar el incidente como un simple asesinato o un ataque racista también muestra la participación del Estado francés en este ataque.

Hoy, los estados capitalistas están creando una gran manipulación al definir como terroristas a las personas que luchan por la libertad y resisten protegiendo sus derechos culturales, idiomas e identidades.

Los mismos estados capitalistas están revelando su hipocresía al ignorar a los responsables de un verdadero ataque terrorista que tuvo lugar en París contra el pueblo kurdo.

El esfuerzo por tratar el incidente en el marco de una simple investigación de asesinato diciendo que ocurrió por alguien que es mentalmente inestable o tiene pensamientos racistas hace que el estado francés sea sospechoso en este incidente, como lo fue en la masacre del 9 de enero.

Las autoridades francesas descartaron testigos oculares; es una muestra de ello que ignoran sus testimonios que demuestran que el ataque fue un ataque planeado y dirigido. Una vez más, las mismas autoridades francesas no pueden explicar el hecho de que el atacante prosiguiera el ataque durante varios minutos a pesar de que muchos policías de civil estaban de servicio en el lugar donde se produjo el ataque, y que estos policías  no intervinieron durante ese tiempo. El atacante fue capturado por patriotas kurdos en el lugar y entregado a la policía. Las autoridades francesas, por su parte, declararon que el atacante fue neutralizado por la policía.

No es una coincidencia que nuestra camarada Evin, una de las principales cuadros del Movimiento de Mujeres del Kurdistán, haya sido baleada en el ataque. Nuestra compañera de europa es una pionera revolucionaria que dedicó su vida a la lucha por la Liberación de la Mujer. Evin (Emine Kara), quien ha trabajado en muchas áreas de la lucha por la libertad de las mujeres, se concentraba en organizar a las mujeres brindándoles un sentido de libertad en todos los campos a los que se dirige.

Levantó el movimiento de mujeres en todos los ámbitos que visitó y pidió cuentas al estado turco fascista colonialista. Es por eso que los estados masculinos asesinos están atacando con profundo miedo e ira la ola de revolución que se extiende en torno al lema de JIN JYAN AZADI, que es el heraldo de la vida libre, tejido alrededor de las mujeres que brota en Kurdistán y se extiende a Oriente Medio.

Mientras intentan silenciar el grito de libertad de las mujeres kurdas que se extiende por todo el globo, no pueden evitar que las mujeres de todo el mundo se aferren a este grito con más fuerza. El estado turco fascista, ahogándose en su propia inmundicia, incluye cada vez más a las fuerzas internacionales en su oscura identidad a medida que las consignas de la revolución abandonan lo individual y adquieren una identidad universal. La mentalidad que asesinó a Jina Amini en Irán y asesinó a Nagihan Akarsel en Sulaymaniyah hoy trató desesperadamente de silenciar el grito de libertad de las mujeres asesinando a Evin (Emine Kara).

Como movimiento de mujeres de Kurdistán, creemos que todos los pueblos y mujeres del mundo, que no han escatimado su solidaridad con el pueblo kurdo, apoyarán la búsqueda de justicia en este caso de hoy. Nuestro llamamiento es para que todas las mujeres del mundo pidan cuentas al dictador fascista Erdogan dondequiera que estén, y obliguen a los responsables a llevar a los verdaderos asesinos ante la justicia para romper el silencio de los estados francés y europeo.

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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Reflexión sobre desafíos que enfrentan los feminismos en América Latina

Por: Leonardo Frías Cienfuegos

 

Si algo nos han enseñado los movimientos feministas, es que los temas sobre los que se debate son siempre los más actuales en el sentido de la demanda por la igualdad y la equidad, la erradicación de la violencia contra las mujeres o la no discriminación por asuntos de género.

Así lo manifestó Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la UNAM, al poner en marcha la Tercera Conferencia Anual Latin American Interdisciplinary Gender Network (LAIGN), “Irrupciones Feministas Anti-Sistema en América Latina”, realizada en conjunto entre el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), la Universidad de Yale y UNAM-Boston.

En realidad, destacó, siempre se está hablando de derechos humanos, de libertad, de justicia, de ética, de política, y para tratar cada uno de estos temas no hay mejor manera que el trabajo interdisciplinario. Esto asegura, continuó, que a través de los diversos discursos disciplinarios, de las discusiones, del debate, y desde las narrativas de los activismos feministas, se puedan construir microcomunidades enredadas que desemboquen en una reflexión colectiva, una visión de conjunto, y así veamos cuáles han sido nuestros alcances y cuáles son los desafíos.

La Conferencia Anual LAIGN, agregó Valencia García, llega a su tercera edición en la búsqueda de su consolidación como parte de las actividades interinstitucionales de la UNAM, en la que intervinieron 120 integrantes de la red, provenientes de 35 instituciones de América Latina.

Las calles latinoamericanas se inundan con pañuelos verdes y morados, y pancartas demandando justicia. Las feministas provocan a través de la escritura, las artes y la reflexión colectiva; se hacen escuchar en calles, aulas, mercados, parlamentos y redes sociales; se apropian de espacios y de sus cuerpos; resignifican la memoria; intervienen el lenguaje y los símbolos patrios; proponen antimanuales y antimonumentas, así se lee en la introducción y bienvenida del CIEG a dicho cónclave.

Y continuó: “cada movilización es única, pero todas forman parte de un proceso más amplio de luchas antisistema. La tercera conferencia abre un espacio para discutir los desafíos que enfrentan los feminismos y analizar posibles antídotos para estos tiempos de conservadurismo”.

Al respecto, Marisa Belausteguigoitia, titular del CIEG, enfatizó: “estos movimientos son críticos, y la crítica se hace con lo que se deja fuera y desordena el centro, es ese orden de lo que quedó fuera: reflexión desde lo anti, que produce efectos críticos”.

En su oportunidad, Benjamín Juárez Echenique, exdirector del Centro de Estudios Mexicanos (CEM) de la UNAM en Boston, Estados Unidos, dijo que nadie se resiste a la convocatoria de la red que cuenta con una marca irresistible: UNAM-Yale.

Ante esto, añadió que el feminismo no es algo que compete sólo a las mujeres, sino a todos, y tampoco únicamente a la interdisciplina, pues además a los estudios intersección en los que vemos género, junto con situaciones de clase, geografía, economía e ideas políticas.

“Porque no se trata de hablar para quienes tienen las mismas ideas, sino dirigirnos a aquellos que no las tienen, y llegar a construir consensos y acciones; es por eso que el primer motor para la creación de esto fue romper geografías, porque estamos en uno de los centros más importantes del mundo de pensamiento y de acción”.

Finalmente Claudia Valeggia, directora del Council on Latin American & Iberian Studies (CLAIS) de la Universidad de Yale, manifestó que la unión de la mencionada red, así como de la universidad que representa y la UNAM, se dio para generar conocimiento a través de contenidos académicos, culturales y activistas que faciliten un diálogo y ofrezcan posibles soluciones a temas respecto al género.

Se realizaron, detalló, labores en siete grupos de trabajo: Género y educación; Teoría del género y feminismo; Género, economía, pobreza y salud; Género en las artes y las humanidades; Género en la ciencia, la tecnología y la innovación; Género y derechos humanos; y Foro de género y políticas.

Fuente de la información e imagen:  Gaceta UNAM

 

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La resistencia y los Mundos Otros se ubican en la periferia: Raúl Zibechi

Por: Jaime Quintana Guerrero

Cuautla, Morelos. En el libro «Mundos Otros y pueblos en movimiento. Debates sobre anti-colonialismo y transición en América Latina», el periodista y escritor uruguayo Raúl Zibechi propone una mirada social a las experiencias y luchas de América Latina; el papel del Estado y sus alianzas; del pensamiento crítico, de los pueblos originarios y de las resistencias, e invita a pensar en las renovadas y e innovadoras lecturas de una realidad.

En entrevista con Desinformémonos, Raúl Zibechi explica que “los pueblos originarios y su lucha anticolonial, junto con las mujeres y su lucha antipatriarcal, son dos movimientos o sujetos colectivos que han hecho entrar en crisis al pensamiento crítico de cuña eurocéntrica, ya sea marxista, anarquista, cristiana. Son colectividades que han mostrado un mundo nuevo, que no se va a construir después de la toma del poder, sino que ya existen en retazos pequeños de mundos otros”.

Los movimientos que gestan esos mundos nuevos, la resistencia, la lucha y la esperanza, asegura Zibechi, “siempre se ubicaron en la periferia”. Esos mundos donde los sectores populares tienen una fuerza importante en sus propios territorios, pueblos originarios, pero también negros, campesinos y periferias urbanas, “ya no esperan al mañana, ya existen hoy”.

Desde hace más de 30 años, Raúl Zibechi ha recorrido la América Latina insumisa. Es un viajero que acompaña movimientos y procesos sociales, así como educador popular y periodista, que forma parte del equipo de trabajo en Desinformémonos y en otros medios de comunicación.

Zibechi explica que su formación en los años 60 y 70 comenzó cual ferviente seguidor del marxismo-leninismo, que defendía la revolución, la toma del poder, la organizacion jerarquizada, la dirección con centralismo democrático y la conquista del poder. En ese tiempo era la puerta que abría el tránsito de un mundo nuevo a un mundo poscapitalista, socialista “o como se le quiera llamar”, hasta que “esa forma de ver el mundo entró en crisis”.

Era una crisis ideológica, aclara el periodista. “En principio pensaba que había entrado en crisis por el fracaso del socialismo real, pero luego me doy cuenta de que, además de eso, la irrupción de dos fuerzas sociales muy importantes, que son los pueblos indígenas y las mujeres, que esos mundos otros están tejidos, no con la producción de mercancías o valores de cambio, sino por la producción de valores de uso. Son básicamente un mundo de los cuidados, del sostenimiento y la reproducción de la vida”.

En Mundos Otros, Raúl Zibechi escribe que “uno de los obstáculos a superar en este proceso anticolonial era el propio concepto de movimientos sociales y de movimiento anti-sistémico, conceptos creados en contextos determinados”. Más adelante, Zibechi emplea el término de “sociedad en movimiento” para ubicar territorios y organizaciones territoriales, pero argumenta que las experiencias zapatista, kurda y de pueblos originarios en Latinoamérica lo llevaron al concepto de “pueblos en movimiento”, al que se suma el ingrediente de la autodeterminación.

Esos mundos, señala el escritor, “los encontramos en comunidades indígenas, en palenques, en espacios donde los sectores populares organizados recuperan territorios y van construyendo su vida en esos espacios, esos mundos no hegemonizados por el capital ni por el Estado ni por relaciones sociales patriarcales y coloniales capitalistas”.

Estados que mutan

Sin olvidar el papel del Estado y su desarrollo, Raúl Zibechi explica que éstos “han mutado radicalmente. Aunque no hay una fecha concreta de esa mutación, sí hay un periodo que podría llamarse periodo neoliberal, en los años 80 y 90, cuando los Estados se transforman bajo la hegemonía del capital financiero, pues antes el capital era básicamente un capital productivo, industrial”.

Explica que el Estado, en el periodo anterior, “contribuía a la formación de ciudadanos, el Estado-Nación, que defendía la soberanía nacional”. México, señala, es un ejemplo de ello, pues desde el Cardenismo, la soberanía nacional y la construcción de ciudadanos “es a través de la escuela, de los símbolos patrios y del trabajo”.

Fue un periodo en el cual “una familia podía llegar del campo a la ciudad, existía una fuerte migración interna, y a lo largo de una o dos generaciones podían tener una desarrollo ascendente. Llegaban a la ciudad como albañiles o mujeres que trabajaban en la limpieza, y después de un tiempo podían enviar a sus hijos o hijas a la Universidad. Eso fue una realidad en todo el mundo, y también en América Latina”.

Hoy en día, expone Zibechi, “la situación se han invertido, pues hoy la ciudadanía no tiene ningún valor y la soberanía nacional tampoco. Los Estados-Nación han sido secuestrados por ese uno por ciento que representa el capital financiero. El Estado ya no sirve más para crear ciudadanos ni para proteger a través de la salud, de brindar educación, de alentar la vida y la reproducción de las familias; sino que son parte del sistema de acumulación por robo, de acumulación por desposesión, como lo menciona el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, en el texto La Cuarta Guerra Mundial”.

Las formas en las que se traduce la guerra de despojo contra los pueblos se observa, agrega el periodista y acompañante, en el desplazamiento de comunidades enteras para convertir la naturaleza en mercancías. Esa política de capital, explica, “es apoyada y avalada por el Estado, en un proceso donde sus instrumentos, desde las fuerzas armadas y policiales hasta la justicia y un andamiaje institucional, facilitan el despojo, mercantilizando todo lo que puedan. Ahí es donde se encuentran las resistencias”.

“Ya no importa tanto quién esté en el gobierno, si es de derecha, izquierda, centro o lo que sea, porque la política y las acciones concretas se deciden en otro lugar, en los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, que es un tribunal internacional de arbitraje al servicio del capital”, enfatiza Zibechi.

El proceso de secuestro del Estado por el capital financiero, como lo llama el autor, ha sido muy rápido, se produjo en muy poco tiempo, en un par de décadas. “Ya no depende a considerar que hay sectores o personas buenas dentro de esas institucionalidades, porque eso no cambia”, sentencia.

La resistencia en la periferia

Una de las cosas que ayudó a definir las periferias, expone Raúl Zibechi, fue estudiar a fondo el proceso de trabajo y resistencia en las fábricas de Uruguay y de las causas y el desarrollo de las rebeliones contra el sistema de explotación de la división social del trabajo, en lo que se llamó Fordismo y Taylorismo.

En este sistema de trabajo, explica, participaron “los obreros no calificados, la periferia de los obreros, y los obreros más calificados o una parte de ellos. Pero inicialmente esta periferia de obreros no calificados estaba en las secciones más ruidosas, más contaminadas en pintura, en aquellas secciones que implicaban una maquinaria terriblemente ruidosa, con frío en invierno y calor en verano. Ellos son los que se rebelaban. Esas rebeliones obreras no pasaban por los sindicatos, sino que los sindicatos las bloqueaban o intentaron bloquearlas, aunque en algunos casos hicieron un puente y a veces acompañaron esas luchas”.

Insiste en que existe una lectura en el movimiento obrero sobre “que el sindicato fue el centro de la lucha. Ha habido sindicatos muy buenos, pero siempre fue la base obrera y sobre todo los no calificados (periferia) en la industria los que tomaron la iniciativa”.

Ahora, explica Zibechi, son los pueblos originarios, los pueblos negros, campesinos y las periferias urbanas los centros de los movimientos, pero esto tampoco quiere decir que son todos los que participan en las luchas.

“Si uno mira con la lupa”, detalla el viajero y acompañante, “ve lo que existe en las comunidades, que algunos jóvenes y jóvenas toman la inciciativa y en el mejor de los casos consiguen arrastrar a buena parte de la comunidad, o a muchas comunidades en algunos momentos. Después viene la represión y lo que queda es un núcleo reducido, pero con convicciones muy firmes”.

Añade que son grupos no jerarquizados, que no responden a un aparato que funciona en el centralismo democrático, sino una organización de carácter comunitaria, con compromiso militante. “No hace falta estar en una organización jerarquizada para tener un firme compromiso con la vida, con la lucha y la resistencia. Además ellos tienen un diálogo con sectores más amplios, que cuando pueden se expresan”. Eso, resalta Zibechi, es el corazón.

“Las cosas funcionan en la vida con base en dos momentos: la expansión y la contracción. Cuando la represión es muy fuerte aparece la contracción y los pueblos se protegen, pero cuando hay condiciones se expanden. Sucede así en el invierno o en el verano con las plantas, con los animales, con la vida y con las luchas”, aclara el periodista.

“La vida son ciclos”, dice. “Eso es lo que pasa en las Juntas de Buen Gobierno, en Cherán u otras experiencias. Cuando la situación se pone muy dura, parece que las cosas se reducen al mínimo, pero luego vuelven. Lo digo para no desesperar, porque las cosas en este momento están pasando por una sequía muy depredadora, y tiene muchas raíces esa sequía, algunas en institucionales, otras represivas y otras vivenciales”, remarca.

Economías legales e ilegales

“Yo quiero desarmar la idea de las economías legales e ilegales para pensar que todo el sistema funciona como un mecanismo aceitado legal o ilegal, pacífico y con violencia, y que en cada momento se utiliza lo que conviene. Las llamadas economías ilegales o el narco no podrían existir ni sobrevivir sin un apoyo explícito de las Fuerza Armadas y policiales, del aparato de justicia y por lo tanto del Estado”, recalca el periodista Raúl Zibechi.

El concepto de lo legal y de lo ilegal, considera, “habría que aparcarlo, estacionarlo a un costado”, porque “uno puede decir que la economía capitalista es legal, pero fue fundada en el despojo. Cuando los Españoles llegan a la América no había propiedad privada, pero entonces usurparon tierras y le pusieron el nombre de los hacendados a las tierras, y así todo”.

Si miramos a largo plazo y miramos esto ciclos, cuenta el escritor, “vemos que la economía llamada legal siempre estuvo fundada en lo ilegal, en las fuerzas brutas, y se reproduce en buena medida de la misma manera. Hoy existe todo un aparato publicitario queriendo convencer a la población de que la sociedad funciona bien, sólo que existen malos muy violentos llamados narcos. Pero el sistema hoy funciona con base en el despojo, y las llamadas economías ilegales o narcos son complementarias de esas economías supuestamente legales”.

Un ejemplo que explica a la economía legal son las patentes de las semillas, dice. “Hoy en día se patentan semillas que durante milenios cultivaron los campesinos, pero llega Monsanto u otras empresas y se apropian de ellas, y el campesino ya no la puede seguir usando. En Colombia hay gente presa o asesinada por usar y guardar sus mejores semillas, algo que siempre hicieron los campesinos, para usarlas en la próxima temporada. Las semillas patentadas semillas que se suicidan, que ya no sirven para un segundo cultivo”.

Esta es una práctica de muerte, asegura Zibechi. “Es una economía de muerte y los campesinos lógicamente la resisten”. “La diferencia entre la economía legal e ilegal es mínima, es una cuestión de formas. Toda la economía capitalista, y en este periodo del capitalismo particularmente, se basa en el despojo, la muerte, el desplazamiento forzado y el genocidio, y eso o lo entendemos o nos llevan a la tumba sonriendo, porque creemos que estamos en la legalidad”, considera.

El escritor y periodista se pregunta, “¿cuál es la legalidad de la Guerra contra las Drogas?” En relación con las “economías ilegales”, dice, “éstas contribuyen porque les ayudan a despejar en los lugares donde existe oposición, y no es ninguna casualidad que en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y en buena parte de México, los narcos a quienes atacan no van contra el ejército ni el gobierno. Atacan a los pueblos que resisten. Sistémicamente son parte de lo mismo. Más que una alianza, diría que es un engranaje que funciona abarcando todas esas facetas”, concluye el periodista.

Frente a todo el engranaje sistémico de violencia y despojo contra la vida, sin embargo, Zibechi asegura que los movimientos y las luchas sociales, gestadas en la periferia, son el frente que no sólo resiste a las embestidas del Estado y el capital, sino que también, como parte de su resistencia, construyen y participan desde su cotidianidad los mundos otros, aquellos que abren paso a los nuevos mundos.

Fuente de la información e imagen: https://desinformemonos.org

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Conflicto bélico en Ucrania aumenta pobreza en América Latina

Por:  UAM

Una consecuencia inmediata derivada de la invasión de Rusia a Ucrania es el incremento de la pobreza en América Latina, que se calcula será de un punto porcentual en México en 2022, aseguró el maestro Eduardo Gudynas en el primer Foro Crisis alimentaria, cambio climático y alternativas de sustentabilidad, convocado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El investigador del Centro Latinoamericano de Ecología Social de Uruguay sostuvo que el aumento de los precios de los combustibles y la inflación, sumados a la herencia de problemas económicos derivados de la pandemia, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), explican el fuerte impacto sobre la pobreza en la región.

“En una primera ola tuvimos alzas de costos en los minerales, agroalimentos y energía; luego una caída que mantiene la volatilidad; en una segunda, se observan impactos en el comercio global, en las finanzas y en la disponibilidad de las inversiones, además que se alteraron las rutas del comercio global por la relocalización de exportaciones rusas”, enfatizó.

El conflicto bélico tendrá serios efectos en América Latina por la escasez en la disponibilidad de suministros, que serán más caros, la persistencia del desempleo, factores que se mezclan con los problemas no superados que dejó el COVID-19.

En el conversatorio Efectos de la guerra en Ucrania en América Latina, la agropecuaria y los alimentos señaló que por el aumento de precios de combustibles y comestibles en Perú y Ecuador se han dado protestas de la población, mientras en Brasil se generó una huelga de camioneros.

“Rusia tiene un patrón de exportaciones parecido al de un país latinoamericano, casi todos son productos extractivos como el gas, hidrocarburos y agroalimentos, podemos decir que una economía extractiva invadió a otra”.

Previo a la invasión a Ucrania prevalecía “un cierto consenso de que la globalización había triunfado y que los flujos comerciales estaban marchando de la mano de las empresas”, añadió.

Sin embargo, “con la guerra se derrumbó la metáfora de que dos países que cuentan con McDonald’s no entran en guerra, esa parábola encarna que la presencia de empresas capitalistas está en auge en esas naciones, pero la realidad acabó con esa idea”.

A Rusia se le han aplicado más de seis mil sanciones económicas y comerciales –suma más que las atribuidas a Irán y Siria–, en tanto las empresas trasnacionales aceptaron los castigos y se retiraron del país.

El investigador subrayó que también se han incrementado el costo de los metales, granos e hidrocarburos. En el caso de los hidrocarburos, en un primer momento subieron los precios, si bien ahora bajaron, pero persiste una fuerte volatilidad, por lo que para frenar las afectaciones en el mercado energético Estados Unidos ha liberado parte de su stock de petróleo.

Los costos de los fertilizantes sufrieron un aumento, aspecto que ya estaba en curso desde hacía tiempo, lo cual tiene un efecto negativo sobre la dotación para México.

El incremento de los agroalimentos es otro de los aspectos que ha desencadenado la guerra en Ucrania, “a eso le podemos llamar la inflación verde, puesto que tanto Rusia como Ucrania son grandes exportadores de productos agrícolas”, lo que se vio reflejado en la subida en los precios de la soya y el azúcar.

El costo de los fertilizantes nitrogenados que compran los países latinoamericanos también ha registrado variaciones desde finales de 2020, aunque con la guerra la elevación fue mayor.

El investigador refirió a ideólogos rusos como Aleksander Dugin, ultraconservador que rechaza todo lo de occidente, llama a rebelarse contra Estados Unidos y piensa que la defensa de la ecología es parte de una expresión imperialista y que los militares deben controlar los recursos naturales.

Sergei Karaganov, analista sobre recursos naturales, es el encargado de delinear la política exterior y sostiene que en esa nación profesan una democracia autoritaria, frente a occidente donde existe un gran desorden y conflictos, con minorías que generan reclamos, por lo que la apuesta es por un régimen con una democracia autoritaria.

La idea de Vladimir Putin no es un nuevo marxismo o la opción de otra cuarta internacional. Es una paradoja que en la guerra son los jóvenes de familias pobres quienes integran el ejército ruso para ir a pelear “y en esa confrontación los energéticos se usan como arma de guerra, al igual que los alimentos, de lo cual en Latinoamérica somos poco conscientes, porque podemos surtir la canasta básica, pero se requiere que las naciones aborden este problema en forma coordinada”.

Así, resulta importante reorganizar la producción de alimentos en América Latina, buscar que los productos de Brasil se redirijan a países que tienen déficit, pero desde los gobiernos no existen proyectos que busquen coordinar la producción agrícola, además que desde la academia no hay un debate sobre la necesidad de la integración de un polo regional.

“Actualmente los países europeos están destinando recursos importantes para desarrollar la investigación del litio como una forma de cambiar su dependencia energética, mecanismo que ha generado el encarecimiento del mineral”, refirió el investigador.

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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Marxismo abierto y decolonialidad

Por: Luis Bonilla-Molina[1]

  1. El debate

Asumimos la perspectiva decolonial a partir de los trabajos de Quijano (1930-2018), especialmente El nuevo terreno de la lucha de clases y los problemas de la revolución en América Latina (1974), José Carlos Mariátegui: reencuentro y debate (1979) Poder y Democracia en el Socialismo (1981), El trabajo a finales del siglo XX (2003), entre otros, cuya línea de pensamiento siempre fue trabajar desde América Latina la disputa entre capital y trabajo, a favor de los explotados y contra la burguesías, así como su crítica implacable a la idea del partido revolucionario burocratizado que subalterniza las otras formas de organización de la clase trabajadora. Es decir, una decolonialidad de carácter anticapitalista, que no se escondió en eufemismos para pensar la idea del socialismo, eso si un socialismo no burocrático. Quijano hablo de decolonialidad cuando era impensable que se convirtiera en una moda, que en muchos casos obvia los aportes del intelectual peruano.

Ciertamente el discurso descolonial ocupa hoy una parte importante del trabajo intelectual, sacudiendo los cimientos de muchas verdades fosilizadas, posibilitando aperturas epistémicas. Sin embargo, preocupa el énfasis, las tildes y el carácter pro-normativo de algunos de sus exponentes que limitan el diálogo con otras corrientes de pensamiento, operando este fenómeno como una negación de su propia esencia. En una perspectiva dialéctica nos resultan de mucho más interés, los diálogos plurales que puedan generarse a partir de las provocaciones descoloniales con mirada incluyente.

Pero la motivación de estas pequeñas y dispersas notas no es académica, sino política. Algunos discursos descoloniales están permeando las narrativas de la nueva socialdemocracia latinoamericana, que bajo el rótulo de progresismos está hoy más concentrada en una agenda de conciliación de clases que en una revolución que implique un cambio radical. En ese sentido, cualquier discurso que, atacando al marxismo y la lucha de clases, hable de “lo propio”, les resulta atractivo para seguir manteniendo el aire comunicacional de revolucionarios. Para este sector político la aproximación a la decolonialidad no es esfuerzo para reinventar-se en la lucha contra el capital, el imperialismo, las naciones imperialistas ni las burguesías, sino que sirve de aliento para la pulsión de fuga, respecto a definiciones concretas en el terreno de la lucha de clases, especialmente del socialismo. Las narrativas decoloniales que sin negarla obvian la lucha de clases, allanan el camino para la adaptación política del buen salvaje al buen revolucionario. En ese sentido, algunas “decolonialidades” corren el riesgo de operar más como un dispositivo ideológico reproductor del sistema mundo capitalista, que frena el cambio radical, que, como un punto de partida para pensar el poder y la política desde abajo, desde el terreno de los sin nadie, de los condenados de la tierra.

La decolonialidad desde Quijano siempre tiene lugar de enunciación en las fábricas, el campo, los sectores marginales y contra todo tipo de poder, incluso contra las opresiones que se pretenden presentar como de “socialismo real”, real politik. Quijano no dudo en criticar a los instalados en el poder, a las nomenclaturas partidarias cuando sus prácticas no abrían camino al poder en manos de la propia clase. El pensamiento decolonial de Quijano consideraría un insulto a la inteligencia y la lucha de los pueblos hablar de “burguesía revolucionaria”, algo ante lo cual la decolonialidad socialdemócrata se hace de la vista gorda. Ahí esa variante del discurso descolonial pasa de ser un asunto para convertirse en un problema para el cambio radical, un problema para la lucha de clases desde una perspectiva de la clase trabajadora.

  • El marxismo como narrativa de los explotados y desheredados

Marx fue un hombre de su tiempo histórico quien construyó un horizonte teórico y político radical a partir de su relación con la clase obrera industrial organizada, vista como continuidad de la lucha de clases, pero también tomando partido en las posiciones filosóficas que influían en las posibilidades de organización del mundo del trabajo.

La tarea de Marx fue tremendamente descolonial en cuanto posibilitó romper con la idea y cultura que la burguesía intentaba colocar en las mentes y vida material de la clase obrera, que ubicaba a los ricos como la única clase social capaz de garantizar el bienestar de la sociedad. Las teorías del valor, el develamiento de la plusvalía, el análisis del carácter de clase del Estado, la lucha de clases, la emancipación y la superación de la alienación son estudios decoloniales.

El socialismo no es un credo sagrado, sino un pensamiento del tiempo histórico del capitalismo industrial, una síntesis interpretativa de las resistencias anticapitalistas, que hereda la tradición histórica del proletariado y formula elaboraciones propias del mundo del trabajo. Su elaboración estructural tiene plena vigencia, aunque algunos de sus enunciados estén marcados por las limitaciones del desarrollo del pensamiento alternativo de hace casi 200 años y haga necesario actualizarlo. Es un pensamiento para comprender y actuar en el sistema mundo capitalista, al que hay que enriquecer, ampliar y ajustar permanentemente conforme lo demande la lucha de clases en cada país, algo que Quijano hizo de manera permanente, incluso conflictuando en algunos aspectos con el propio Marx.

La decolonialidad de Marx en cuanto ruptura de alienación burguesa y la explotación de la burguesía sobre los y las trabajadoras, es un punto de referencia sobre el cual situarse en el diálogo con las narrativas descoloniales. Si a diferencia de Quijano, el discurso no sirve para denunciar a la burguesía, para impulsar una sociedad de socialismo democrático desde abajo, para denunciar a los viejos y nuevos burgueses y todas las formas de poder, entonces que es una narrativa funcional al sostenimiento del orden burgués.

El marxismo hoy es abierto, enriquecido por las perspectivas afro caribeñas, feministas, ecológicas, anti raciales, de los pueblos originarios, de las diversidades sexuales, de las culturas juveniles, de las espiritualidades ancestrales. Ese marxismo se reconstruye y actualiza desde una clara perspectiva del mundo del trabajo contra cualquier tipo de explotación, segregación, dominación y alineación. Este artículo, es un punto de partida de un trabajo que aspiramos sostener en el tiempo de encuentro del marxismo abierto con las corrientes decoloniales anti capitalistas.

  • El capitalismo y sus contracturas ideológicas

No solo la clase obrera asume los aprendizajes derivados de las resistencias. El capitalismo y la dominación burguesa aprenden también y han entendido que los discursos y narrativas son muy importantes para mantener una correlación de fuerzas que les permita sostener su lógica de poder, consumo y reproducción ideológica.

Por ello, al agotarse el ideario liberal burgués el sistema capitalista ha estado en búsqueda incesante de nuevas narrativas, ya sean centrales o auxiliares, que no solo fabriquen ilusiones de felicidad marcadas por un mañana de gran consumo individual, sino que resulten útiles para desactivar los nichos de resistencia.  Para el capitalismo, cualquier teoría, narrativa o imaginario del mundo que disuelva la lucha de clases, que sustraiga la idea de sociedad de los y las de abajo, que disipe el riesgo que implica plantearse la eliminación de la burguesía como clase social, resulta de especial interés.

La socialdemocracia jugó un papel central en la idea de cambiar el mundo no solo sin tocar a la burguesía, sino construyendo un Estado que fortaleciera sus intereses. Socialdemocracia y fordismo se complementarían durante décadas, con su lógica de negociación tripartita que hiciera manejable y con límites precisos los conflictos de la clase trabajadora, creando la cultura de circunscribir las luchas a lo económico, dejando a un lado el cambio estructural del sistema.

Con la crisis de los precios del petróleo, la llamada crisis de sobre producción de los años setenta del siglo XX y llegada de la globalización neoliberal, el fordismo se diluyó en su eficacia política para la burguesía. El desmantelamiento de la URSS, proceso que iniciaría el estalinismo y culminaría la era Gorbachov, tuvo como efecto que la socialdemocracia migrara del centro político a la derecha, dejando abierto un amplio campo que vienen cubriendo las izquierdas que abandonan la idea de un cambio radical y se arropan en el discurso del progresismo. Este nuevo actor político requiere nuevas narrativas y categorías discursivas para seguir presentándose como novedosos a la par que se distancian de la perspectiva de lucha de clases.

  • La posmodernidad como ruptura ideológica

Cada cierto tiempo surgen en las universidades micro sectas con impacto mediático pero limitado aporte a la producción de conocimiento. Los cultos académicos operan como grupos de interés para acceder a recursos, ascensos y privilegios y se hacen notar actuando como francotiradores contra corrientes con tradición en la crítica anti sistema. Logran atraer la atención de los medios de comunicación burgueses que suelen tener aprensiones respecto a las narrativas que se inscriben en la lucha de clases.

Tanto la crítica a la modernidad que borra la lucha contra la burguesía, como la canonización del modernismo son aristas de un mismo fenómeno. La crítica a la modernidad emerge como un discurso estructural anti sistema. Hay quienes se adentran a este debate considerando que el capitalismo es hijo de la modernidad, mientras otros que la modernidad es el imaginario ideológico del capitalismo y en especial del capitalismo industrial. Mientras los segundos se fundamentan en premisas que parten del mundo del trabajo y/o los marxismos abiertos, los primeros dan origen al discurso de la posmodernidad.

Como mostraría Jameson en Posmodernismo: la lógica cultural del capitalismo avanzado (1989) las narrativas y la estética son usadas por el capitalismo para su reproducción. La posmodernidad instaló la idea que los dos metarelatos de la era capitalista, liberalismo y socialismo, eran hijos de la modernidad y por lo tanto era imposible salir de su lógica pensando y actuando en clave socialista. Como esto en el fondo implicaba una renuncia a la lucha de clases y la disolución de los programas que procuraban la destrucción del poder burgués, el sistema mundo lo promueve como “perspectiva crítica”. Todo se convierte en efímero, mientras la explotación y la dominación se recrudecen en la era neoliberal. El discurso posmoderno opera como ideología burguesa, aunque artes de sus fundamentos puedan tener algún valor teórico, en la práctica se convierte en propaganda para desmovilizar resistencias anticapitalistas.  Incluso los anuncios de una teoría de la transmodernidad tendrán el desafío de mostrar cómo se sitúan respecto al poder de la burguesía y el capital, por ende, ante las clases subalternas y la cuestión del poder.

  • El discurso descolonial no puede ser una continuidad de las narrativas posmodernas

El discurso descolonial desde la perspectiva de Quijano tiene una potencia radical, porque no esquiva ni asume neutralidad ante el poder de las burguesías, la reproducción del capital y la generación de plusvalía, pero tampoco se deja limitar por categorías como partido único revolucionario, opresiones justificadas por las contradicciones con naciones imperialistas, ni de ningún otro signo. En ese sentido está ubicado en las antípodas del discurso posmoderno. Esto no ocurre con algunas narrativas poscoloniales de especial difusión en la actualidad. Llegó la hora de debatir al respecto

La invitación y el compromiso que asumimos a partir de este pequeño artículo, es trabajar otras descolonialidades posibles a partir de la lucha de clases.

Lista de referencias

Jameson (1989) Posmodernismo: la lógica cultural del capitalismo avanzado. Paidos. Barcelona

Quijano (1974) El nuevo terreno de la lucha de clases y los problemas de la revolución en América Latina. En Antología de CLACSO: Cuestiones y Horizontes (2014). Buenos Aires. Argentina

Quijano (1979) José Carlos Mariátegui: reencuentro y debate. En Antología de CLACSO: Cuestiones y Horizontes (2014). Buenos Aires. Argentina

Quijano (1981) Poder y Democracia en el Socialismo. En Antología de CLACSO: Cuestiones y Horizontes (2014). Buenos Aires. Argentina

Quijano (2003) El trabajo a finales del siglo XX. En Antología de CLACSO: Cuestiones y Horizontes (2014). Buenos Aires. Argentina


[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas. Postdoctorado en propuestas y modelos de evaluación de la calidad educativa. Postdoctorado en pedagogías críticas y educaciones populares. Presidente de la Sociedad venezolana de Educación Comparada. Integrante del Consejo Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. Profesor Asociado de la Universidad Nacional Experimental de Caracas (UNEXCA- en Venezuela), Profesor Extraordinario de la Universidad de Panamá (Panamá). Profesor invitado del Instituto McLaren de Pedagogías Críticas y la Universidad Indígena Campesina (México), la Universidad de Tolima y Surcolombiana (Colombia). Director de Investigaciones del Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación (CIIOVE), centro miembro de CLACSO y la CLADE

<strong>Marxismo abierto y decolonialidad</strong>

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Libro(PDF): Extractivismo agrario en América Latina

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Este libro consta de diez capítulos, incluyendo esta introducción. Los nueve capítulos restantes presentan estudios de caso de varios países de América Latina, en los que se analizan las características extractivistas de diversos sistemas complejos agrícolas y forestales. Cada capítulo aporta al menos una perspectiva única sobre el concepto de extractivismo agrario, contribuyendo a su utilidad analítica y política.

Autoras(es): Ben M. McKay. Alberto Alonso-Fradejas. Arturo Ezquerro-Cañete. [Coordinadores]

Carla Mariela Poth. Ben M. McKay. Gonzalo Colque. Sergio Sauer. Karla R. A. Oliveira. Diana Ojeda. Andrés León Araya. Natalia Landívar García. Alberto Alonso-Fradejas. Darcy Tetreault. Cindy McCulligh. Markus Kröger. Maria Ehrnström-Fuentes. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. University of Calgary. Social Sciences and Humanities Research Council.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISBN: 978-987-813-264-8

Idioma: Español

Descarga: Extractivismo agrario en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2591&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1664

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