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¿Cómo trabajar los miedos de los niños ante el coronavirus en las aulas?

Por: ABC

Pilu Hernández Dopico, maestra y CEO de El Pupitre de Pilu, ofrece cuatro pautas.

Los colegios, este año, tienen el reto de plantar cara al coronavirus al mismo tiempo que intentan desarrollar su propia actividad académica. Así, los profesores y demás profesionales de los centros educativos no solo han de vigilar que los menores se laven las manos o no se quiten la mascarilla, sino que también han de velar por su bienestar psicológico. Según la maestra Pilu Hernández, CEO de El Pupitre de Pilu, los profesores han de convertir el aula en un lugar seguro donde los pequeños no sientan miedo.

«Partimos de que el mayor deseo de los niños y niñas tras estar confinados era volver a clase, y tras 6 meses lo han logrado. Para ellos, el cole no es solo un lugar educativo, donde aprenden nuevos conocimientos, sino que principalmente es un lugar de encuentro con sus iguales, un espacio de ocio donde se relacionan con sus amigos y amigas. Es en la escuela donde forjan sus primeras amistades», recuerda la experta.

Pero este curso es muy diferente y están viviendo nuevas situaciones que podría provocar inestabilidad en sus rutinas. Aunque a los docentes no se les forma en gestión de las emociones, estos -indica la experta- «pueden seguir unas pautas para enfrentar el miedo en las aulas ante situaciones difíciles».

Ciertamente, a los docentes no se les forma en gestión de las emociones, «pero podemos seguir unas pautas para enfrentar el miedo en las aulas ante situaciones difíciles de abordar». Por ello, El Pupitre de Pilu propone 4 pautas a seguir en las clases:

1. El sentimiento que tiene que primar en las aulas es la calma y la resiliencia. Tenemos que asumir que el virus ha venido para quedarse y debemos aprender a vivir con él.

2. No podemos olvidar que muchos de los pequeños también han perdido seres queridos en esta pandemia, y debemos darles herramientas para superarlo y enfrentar el miedo que produce esta pérdida.

3. Debemos trabajar la diferencia entre privacidad y aflicción, ya que habrá niñas y niños que les quiten su privacidad de ir al colegio, pero tenemos que explicarle que eso lo podrán recuperar. El verdadero conflicto llega cuando hay que trabajar la aflicción, ese sentimiento de pena, dolor y/o tristeza que los pequeños pueden llegar a tener en estos momentos.

4. Tenemos que ser realistas y honestos. Debemos preparar a los niños mentalmente en lo que están viviendo y lo que pueda venir, ya que no es verdad que todo va a salir bien, y no podemos afirmarlo. Existen familias que están sufriendo directamente esta pandemia, no sólo sanitariamente hablando, sino también están en ERTES o han sido despedidos de sus trabajos, por lo que a sus hijos no podemos decirles que todo va a ir bien. Debemos enseñarles a vivir con ello, darles estrategias para afrontar lo que están pasando. Claramente no es la misma situación la de un niño ha perdido a su padre, que la de otro que le hayan echado del trabajo, pero ambas situaciones deben afrontarse.

«Como conclusión -dice la experta-, debemos crear aulas donde el miedo no sea el protagonista, sino que los protagonistas sean los alumnos, y que la educación no se ponga en último lugar, ya que es un derecho fundamental de los más pequeños. Además, tenemos que recordar que el colegio es el lugar donde los niños se desarrollan más allá de las competencias educativas que puedan adquirir en él, es donde comienzan a forjar amistades y aprenden a relacionarse».

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-trabajar-miedos-ninos-ante-coronavirus-aulas-202010110100_noticia.html

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Espacios educativos virtuales: ¿una pausa para la ansiedad social?

Por: Driveth Razo

Se pensaría que los espacios educativos virtuales están lejos de potencializar la ansiedad social. Sin embargo, la ansiedad social se presenta aún detrás de la “comodidad” de una webcam.

 

En marzo de este año comenzó el traslado de las aulas escolares a clases impartidas en diversas plataformas online debido a la contingencia sanitaria por la COVID-19. Aunque esta situación parecía que daría un respiro a las personas con ansiedad social, no resultó más que en el empeoramiento de alguno de sus síntomas.

Acorde al Manual MSD para el usuario, las personas que tienen fobia social, un tipo de trastorno de ansiedad, experimentan ansiedad a tal grado que tratan de evitar situaciones sociales o las enfrentan pero con gran malestar. La prevalencia anual de la ansiedad social es cercana al 9 % de las mujeres y al 7 % de los hombres, y alrededor del 13 % de las personas llegan a padecerla en algún momento de su vida.

La fobia social tiene diversas aristas, desde la preocupación por la posibilidad de que su actuar o comportamiento en público pueda ser inapropiada, hasta la preocupación por perder el hilo de sus pensamientos o no encontrar las palabras adecuadas para lograr expresarse debidamente. Las personas normalmente temen no estar a la altura de las expectativas, ser juzgadas o rechazadas.

En algunas ocasiones, la ansiedad social está ligada a situaciones públicas específicas como hablar, comer o realizar cualquier actividad frente a un público, conocer nuevas personas o mantener alguna conversación, por ejemplo. Por lo que uno esperaría que en la cuarentena, la ansiedad social disminuyera en aquellas personas que tienen este padecimiento, al no tener que enfrentarse a situaciones públicas.

Sin embargo, esto no es así. Frente al coronavirus las personas con trastornos de ansiedad están en una situación de mayor fragilidad. En primera instancia, las personas con fobia social necesitan encontrar una seguridad. Una seguridad que hoy es imposible ya que nadie puede controlar lo que va a pasar, ni sabe lo que sucederá ni siquiera el día de hoy.

Por otro lado, se encuentran los inconvenientes que trae consigo llevar las clases a las plataformas digitales. Se hace un doble esfuerzo para concentrarse en lo que dicen los profesores y evitar distracciones como las redes sociales. Asimismo, mantener la cámara prendida durante todas las clases es una medida para comprobar que los estudiantes estén prestando atención, saber que se está interactuando con alguien, para muchas personas resulta abrumador.

Diversas aplicaciones como Hangouts o Zoom agrandan la imagen, en este caso la cara, de la persona que se encuentra hablando. Paige Thompson, afirmó en una entrevista para el Washington Post, que su ansiedad social se ha duplicado desde que trabaja bajo este modelo. “Cuando empezó, me sentí incómoda. A veces sonrío cuando las situaciones son incómodas y lo hice, lo que me hizo sentir avergonzada de que la gente lo viera». Así que apagó la cámara.

Aunque parezca una probabilidad remota, también se puede tener miedo de que alguien fije tu recuadro para que siempre aparezca en grande. Por lo que hay un desgaste emocional enorme por parecer aún más interesado, mantener una postura correcta, y muecas acordes a lo que se va comentando.

Ellen Hendriksen, psicóloga clínica, afirma que las personas que padecen ansiedad social es porque sienten que hay una “forma buena de ser” y una “forma mala de ser”. Creen que las personas los detestarán si se salen de los parámetros de lo “normal”, “adecuado”, por lo que siempre buscan alcanzar, lo que consideran que es, esa perfección acorde a la situación que se desarrolla. En videollamada, se está más consciente de uno mismo, en comparación a una conversación en persona, ya que uno puede autopercibirse a través de la cámara, seguir cada movimiento y estarlos sobre pensando antes y después de realizarlos.

Ahora bien, al tratar de buscar encajar en estos moldes, varias personas se esfuerzan por leer el lenguaje corporal del otro para así imitarlo. Sin embargo, en estas situaciones pueden resultar todo un reto ya que, a través de estas plataformas, sólo se puede ver la cabeza y los hombros, e incluso las expresiones faciales pueden ser difíciles de leer, especialmente si la otra persona se mueve y reacciona a las cosas que suceden en su espacio.

Aunque, como se menciona, otra persona puede reaccionar a algo que sucede en su entorno; también puede potencializar la inseguridad que siente el hablante que padezca de ansiedad social, ya que este no sabrá con certeza si fue por algo que él o ella dijo o por factores externos. Tal como me sucedió durante una exposición virtual para una clase. Si bien en un comienzo estaba llevando adecuadamente la presentación, en un instante que volteé a ver los recuadros de mis compañeros y vi la indiferencia de algunos o incluso las sonrisas de otros, perdí el hilo de lo que estaba diciendo y acabé concluyendo lo más rápido posible.

Si bien, resulta casi imposible determinar del todo los efectos que la pandemia dejará tras de sí en la salud mental de las personas; se prevé un incremento en las fobias sociales. Dada la disminución del contacto social, podría haber un alza en los patrones evitativos, lo cual ayudaría a intensificar la fobia.

Sin embargo, todo dependerá de cada persona. Tal como comenta Candela Molina, psicóloga general sanitaria y coordinadora de Cepsim, para el diario ABC. “Hay que tener en cuenta nuestros recursos de supervivencia y la resiliencia individual y comunitaria”.

No cabe duda que la pandemia ha generado una crisis en el ser humano y en su contexto, así como en su habilidad para enfrentarse a lo desconocido. El traslado de lo físico a lo digital, en lugar de darle un respiro a las personas con ansiedad social, lo ha intensificado. No se puede saber a ciencia cierta cuál será el efecto que traerá consigo la pandemia. Después de todo, cada cabeza es un mundo propio y, dependiendo de su fortaleza mental y su resiliencia, es que será capaz de enfrentar las situaciones que se vayan presentando.

Lo único que se puede hacer por el momento es apagar la cámara, aunque sea unos minutitos, si el profesor lo permite, ocultar los recuadros de los asistentes cuando la profesora o alguna persona esté compartiendo pantalla, o simplemente dejar correr la plataforma en segundo plano mientras se toman apuntes en el primero.

Está bien tomarse unos minutos. Recuerda, no eres la única persona que tal vez lo pueda necesitar. Después de todo, estamos juntas en esto.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ansiedad-social-covid19-zoom

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¿Cómo evitar el trastorno de ansiedad por separación en los niños este regreso a clases?

Por: Paulette Delgado

 

Después de meses de cuarentena y escuela en casa, es tiempo de que las familias vayan preparando a sus hijos para el regreso a las aulas y evitar así la ansiedad por separación.

Oficialmente, el regreso a clases en México fue el pasado 24 de agosto, y aunque muchos esperaban regresar presencialmente a las aulas, debido a la pandemia, las lecciones seguirán siendo en línea. Para muchas madres y  padres que regresaron a trabajar a sus oficinas o lo hacen desde casa, el hecho de que sus hijos sigan en casa puede ser todo un reto ya que implica que retomen, de nuevo, los roles de educadores que asumieron en marzo al inicio de la pandemia. Aún así, este periodo es una excelente oportunidad para prepararlos para enfrentar la ansiedad por separación que pueden sufrir cuando sea momento de regresar a las aulas.

Debido a la pandemia y las restricciones que se han implementado para reducir los contagios por COVID-19 desde hace más de seis meses, niños y niñas han pasado más tiempo en casa con sus familiares, demandando su atención y tiempo, incluso más que antes de que iniciara la cuarentena.

Todo esto se debe a que los pequeños buscan aferrarse a aquello que los haga sentirse seguros ante esta época de cambios e incertidumbre. Las familias brindan seguridad y confort, por lo que es natural que en época de incertidumbre como la que estamos viviendo, los niños busquen apegarse a cualquier cosa estable para protegerse.

¿Qué es el trastorno de ansiedad por separación?

Steven Meyers, maestro de psicología de la Universidad Roosevelt, en Illinois, Estados Unidos, dice que “el apego es una respuesta instintiva a la amenaza y la ansiedad percibidas. En términos evolutivos, las crías de todas las especies tienen más probabilidades de sobrevivir si permanecen cerca de sus padres para protegerse cuando el peligro es inminente”, dijo al HuffPost. “Los niños tienen esto codificado en su biología y puede ser provocado por el estrés y la incertidumbre de una pandemia global”.

Niños y niñas alrededor del mundo están experimentando un cambio que rompe con la socialización a la que se habían acostumbrado. La ausencia en las aulas, clases deportivas o de música; la convivencia en reuniones, parques, deportivos o plazas comerciales, se han sustituido con plataformas de videoconferencia como Zoom, pero estas no ofrecen la misma experiencia de la convivencia y socialización en persona. Respecto al apoyo y la atención que reciben, sus padres son todo lo que tienen ahora.

“Muchos niños se han vuelto más apegados a sus padres [porque] tienen menos posibilidades de socializar con los demás”, señala Meyers. «Las personas nos proporcionan a todos conexión y estimulación, y hay pocas opciones [para lograr esta conexión] cuando estamos atrapados en casa».

La Universidad de Standford define el Trastorno de Ansiedad por Separación (o SAD por sus siglas en inglés) como “la preocupación y temor excesivos de estar separado de los miembros de la familia o individuos con los que el niño está más ligado”.  Es una etapa de desarrollo normal en niños menores de tres años.

“Muchos niños se han vuelto más apegados a sus padres [porque] tienen menos posibilidades de socializar con los demás”.

En casos muy severos, el SAD puede provocar ataques de pánico e incluso, en casos extremos, puede resultar en que los niños necesiten acudir a un psiquiatra para ser medicados.  Los síntomas del Trastorno de Ansiedad por Separación son:

Síntomas

  • Angustia excesiva al estar lejos de sus seres queridos o de su casa.

  • Pensamientos recurrentes sobre qué pasaría si perdieran a un familiar.

  • Estrés causado por estar constantemente pensando que algo malo les va a pasar, como por ejemplo, perderse.

  • No querer salir de casa por miedo a estar lejos de sus papás.

  • Miedo a estar solo en casa.

  • Rechazar pasar la noche en cualquier otra casa si la familia no lo acompaña.

  • Tener pesadillas sobre separarse de su familia.

  • En caso de que la niña vaya a separarse de sus padres, porque alguno de ellos, por ejemplo, tiene que salir a trabajar, decir o fingir que se siente mal para hacer que se queden a cuidarla.

Aunque este trastorno de ansiedad es común en menores de tres años, puede también presentarse a cualquier edad. Los jóvenes también sienten ansiedad por separación resultado de la “nueva normalidad” y las repercusiones que tendrán al volver a las aulas. El estrés se manifestará en alumnos que vuelven a los niveles de educación básica por el tiempo que han pasado sin socializar fuera de sus casas, posiblemente volviéndose más retraídos al interactuar con quienes no han sabido de su cuidado durante la pandemia.

Esta inseguridad puede resultar no solo en cambios en sus expectativas, sino que también las instalaciones a las que volverán no serán las mismas. Si el espacio físico al que retornarán los estudiantes, o las personas que les rodean, les provoca nuevas emociones, es necesario estar atentos a las señales que estos presenten, pues aunque habrá quienes puedan expresarlo y compartirlo a los demás sin problemas, así también habrá quienes se les dificulte compartirlo.

La doctora Abigail Gewirtz, psicóloga infantil y autora de When the World Feels Like a Scary Place: Essential Conversations for Anxious Parents and Worried Kids, recomienda a maestros, madres y padres a estar atentos a las reacciones que los niños y jóvenes puedan tener al regreso a clases.  “Debemos estar atentos a los síntomas, como que los niños no duerman bien, se cansen por la mañana o entren en su habitación en medio de la noche, que tengan pesadillas. Algunos niños pueden expresar su ansiedad, otros no. Y algunos se ponen de mal humor, esa puede ser una señal».

Comunicación: clave para aminorar la ansiedad

Independientemente de si haya un próximo año escolar presencial, híbrido o totalmente online, las familias deberán estar preparadas para el regreso a clases. Hablar con tus hijos durante la cena o un paseo por el parque, en espacios donde sientan que mejor puedan expresarse y darse a entender sobre el futuro de su educación. También es importante reconocer que es un futuro al que tal vez les cueste más acostumbrarse y si notas que se muestran ansiosos al respecto, prepara  estrategias para afrontarlo de la manera más comprensible posible.

Con el otoño acercándose y un nuevo ciclo escolar comenzando, muchos padres y madres empiezan a preocuparse de qué pasará cuando sus pequeños regresen a clases presenciales. De por sí, el primer día de clases ya era difícil para muchos niños, especialmente para los más pequeños, ya que no conocen a los adultos o compañeros de clase con los que convivirán durante el nuevo ciclo académico. El regreso a clases  puede provocarles miedo, pero este puede ser ahora más aterrador al ver a todos con mascarillas, al tener que seguir nuevas medidas de higiene y seguridad y al ver pasillos llenos de gente después de sólo convivir con su familia por meses.

Para ayudarlos a navegar la ansiedad por separación debido al apego que crearon con sus padres durante estos meses, es importante crear una buena comunicación, que los papás sean abiertos sobre lo que puede pasar. Debido a que la pandemia es una situación fuera del control de todos, es imposible saber si una vez que los niños regresen a clases no surgirá un rebote y estos tengan que regresar de nuevo a las clases virtuales. Hablar sobre las posibilidades de este panorama ayudará a que sepan qué esperar y les ayude con su ansiedad.

La Dra. Abigail Gewirtz, psicóloga infantil y autora, advierte que evitar o ignorar los signos de ansiedad puede ser perjudicial a largo plazo. “La clave para entender la ansiedad es que cuando tienes algo que te pone ansioso, evitarlo es muy reforzador”, dice Gewirtz. Sin embargo, “cuanto más lo evites, mejor te sentirás [en el momento]. Pero esto significa que cuando tengas que afrontarlo, será mucho más difícil».

Es importante ofrecer a los niños un lugar seguro para hablar y donde se sientan validados. Si en estas conversaciones, el padre o madre nota que el hijo es propenso a sufrir de ansiedad, será esencial hablar sobre cómo manejarlo y qué medidas se pueden tomar al respecto, como por ejemplo, realizar ejercicios de respiración o con una pelota antiestrés.

Estar en constante comunicación con los maestros también es muy importante. No sólo puede ayudar a las familias a entender más sobre el proceso de regreso a clases pero también ayudará a informar a los maestros si un alumno sufre de ansiedad, de esta manera su maestro podrá prestar más atención.

Un regreso gradual a la “nueva normalidad”

Otro punto importante que ayudará a los más pequeños en el regreso a clases es empezar a exponerlos poco a poco a la escuela. Una vez que el virus se vaya disipando o los científicos encuentren una vacuna contra el COVID-19 y las escuelas empiecen a abrir sus puertas, es importante buscar formas en las que los niños puedan familiarizarse de nuevo con la experiencia de la enseñanza presencial.

Ya sea a través de recorridos virtuales por las instalaciones, donde los alumnos puedan visualizar los espacios y cómo estos se han modificado para cumplir con las medidas de sana distancia, hasta  sesiones online con sus maestros donde puedan verlos en las aulas. “Cuantas más oportunidades tenga tu hijo de estar expuesto a la escuela, menos extraño y aterrador será», dice la Dra. Gewirtz.

Otra manera de exponerlos gradualmente a la socialización y convivencia en persona, es empezar a hacer el recorrido a la escuela todos los días. Ya sea caminando, en carro o autobús, que se familiaricen de nuevo con  la ruta puede ayudar a tranquilizarlos. Establecer una rutina ayudará a que el regreso a la vida fuera de cuarentena ya que no sea tan dramática, ya que una rutina los ayuda  a sentir que tienen una estructura y un horario.

“Cuantas más oportunidades tenga tu hijo de estar expuesto a la escuela, menos extraño y aterrador será”.

En casa, actividades tan simples como ponerse el uniforme de la escuela aunque vayan a tener clases online, puede ser de gran ayuda, incluso prepararles un almuerzo y ponerlo en sus loncheras. Lo importante es mostrarles lo más que se pueda, cómo será un día escolar bajo la “nueva normalidad” para hacer que disminuya su ansiedad por separación y miedo de regresar a las aulas.

Parte del problema de ansiedad que están sufriendo muchos pequeños es que son muy perceptivos, por lo que si ven a sus padres estresados por las noticias es posible que lo capten ellos también y se inquieten, aunque los padres les limiten el acceso a las noticias, ellos perciben el estrés a través de los adultos con los que conviven todos los días. Esto puede resultar en que se sientan aún más ansiosos y busquen apegarse más a sus padres y familiares, buscando en ellos más tranquilidad.

Es importante que las parejas discutan cómo comunicarse con los hijos y sobre el tipo de mensaje que desean transmitirles. Para ello, será esencial estar en el mismo canal sobre las medidas de seguridad que van a seguir como familia, sobre la importancia de cuidarse y cómo lidiar con el miedo y ansiedad que pueden sentir, de manera que no lo transmitan a los hijos sin darse cuenta. Por ejemplo, si notan que la presencia de otras personas fuera del círculo familiar en el que han estado inmersos durante la cuarentena los pone nerviosos o inquietos, es una señal de que será necesario prepararlos para ver y convivir con otras personas de nuevo.

Considerar estos factores ayudará a prepararlos para el regreso a clases, no podemos esperar que de un día para el otro estén listos para regresar a clases presenciales. Para lograrlo, los adultos de la familia deberán estar listos también para enfrentar los retos de regresar a la “nueva normalidad” y poner el ejemplo de cómo actuar si la presencia de otras personas nos causa miedo o ansiedad.

Mark Reinecke, psicólogo clínico y director clínico del San Francisco Bay Area Child Mind Institute (Instituto de la Mente Infantil del Área de la Bahía de San Francisco), señala que “en situaciones ambiguas, los niños pequeños recurren a sus padres para obtener pautas sobre cómo responder. Si el padre tiene confianza y seguridad en sí mismo, el niño lo percibirá. ¿Se modela o se mantiene en casa la ansiedad del niño sin darse cuenta?».

La manera en que los niños aprenden a manejar la pandemia desde su hogar es clave para ayudarlos a navegar su regreso a la “nueva normalidad”. Si desde casa, sus familiares no les ayudan a establecer una rutina y a manejar su apego y ansiedad por separación, esos niños sólo se volverán más propensos a sufrir estrés y ansiedad al regresar a clases. La clave está en prepararse con tiempo.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/trastorno-de-ansiedad-por-separacion-cuarentena

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Covid-19 interrumpe la educación de más del 70% de los jóvenes

Por: Eduardo Camin

 

Desde el comienzo de la pandemia, más del 70 por ciento de los jóvenes que estudian o compaginan sus estudios con trabajo se vieron afectados adversamente por el cierre de escuelas, universidades y centros de formación, revela un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Los efectos desproporcionados de la pandemia en los jóvenes han exacerbado la desigualdad y podrían mermar la capacidad productiva de toda una generación, señala el informe Los jóvenes y la panademia de la Covid 19: efectos en los empleos, a la educación, los derechos y el bienestar mental .Estos son los sectores más golpeados por el desempleo en la ...

De sus resultados se desprende que el 65% de los jóvenes considera que su actividad educativa se ha visto afectada adversamente desde el comienzo de la pandemia, como consecuencia del período de transición de la enseñanza presencial en las aulas a la enseñanza en línea o a distancia durante la fase de confinamiento.
Pese a sus esfuerzos por proseguir sus estudios y su formación, la mitad de esos jóvenes opina que la conclusión de sus estudios se verá retrasada, y el 9% señala que podría tener que abandonarlos definitivamente.

La situación ha sido aún peor para los jóvenes que viven en los países de ingresos más bajos, en los que existen mayores deficiencias en materia de acceso a Internet y disponibilidad de equipos, y en ocasiones, de espacio en el hogar.

Ello pone de relieve la enorme «brecha digital» entre regiones; mientras que el 65% de los jóvenes de los países de altos ingresos pudieron asistir a clases impartidas por videoconferencia, la proporción de jóvenes que pudo proseguir sus estudios en línea en los países de bajos ingresos fue únicamente del 18%.

«La pandemia tiene una repercusión muy adversa en los jóvenes. No sólo merma su empleo y futuro profesional, sino que menoscaba en gran medida su educación y formación, y, por ende, su bienestar mental. No podemos permitir que eso suceda», señala Guy Ryder, Director General de la OIT.

Preocupados por su futuro

Oxfam: La pandemia multiplica pobres en A. Latina, pero también ...Según el citado informe, el 38% de los jóvenes manifiesta inquietud por su futuro profesional, y se prevé que la crisis dificulte el desarrollo del mercado laboral y prolongue el período de transición de los jóvenes desde que terminan sus estudios hasta que logran su primer empleo.

Algunos jóvenes ya se han visto afectados, habida cuenta de que uno de cada seis de ellos ha tenido que dejar de trabajar desde que comenzó la pandemia. Por lo general, los trabajadores más jóvenes trabajan en sectores muy afectados por la pandemia, en particular los relacionados con la atención al cliente, la prestación de servicios y las ventas, de ahí que sean más vulnerables frente a los efectos económicos de la pandemia.

El 42% de los jóvenes que han mantenido su empleo han visto reducidos sus ingresos. Ello ha repercutido en su bienestar mental. La citada encuesta pone de manifiesto que el 50% de los jóvenes es susceptible de padecer episodios de ansiedad o depresión, y que el 17% probablemente los padezcan.

Pese a la compleja coyuntura actual, los jóvenes utilizan su vigor para movilizarse y hacer que se escuche su voz en la lucha contra la crisis. Según la encuesta, uno de cada cuatro jóvenes realizó algún tipo de trabajo voluntario durante la pandemia.La pobreza que generará la crisis puede cobrarse más vidas que la ...

Es fundamental que se escuche la voz de los jóvenes para dar una respuesta más inclusiva a la crisis de la Covid 19. Según se recoge en el informe, la participación de los jóvenes en la toma de decisiones en consonancia con sus necesidades y proyectos aumenta la eficacia de las políticas y los programas y les brinda la oportunidad de contribuir a su aplicación.

También se aboga por la adopción de medidas políticas a gran escala de forma acuciante para evitar que la crisis menoscabe el futuro profesional de toda una generación de jóvenes a largo plazo, como la reintegración en el mercado laboral de los jóvenes que hayan perdido su empleo o que hayan tenido que reducir la cantidad de horas de trabajo, así como el acceso de los jóvenes a prestaciones de desempleo y a programas que permitan mejorar su bienestar mental, en particular apoyo psicosocial o realización de actividades deportivas.

La Generación del Confinamiento

Salud mental del adolescenteLa respuesta de los gobiernos en todo el mundo a la propagación rápida y sin precedentes de la pandemia de la Covid-19 ha conducido a una ralentización económica mundial. La pandemia ha perturbado todos los aspectos de nuestras vidas. Incluso antes del inicio de la crisis, la integración social y económica de los jóvenes era un reto continuo.

En la actualidad, a menos que se tomen medidas urgentes, es probable que los jóvenes sufran impactos graves y duraderos a causa de la pandemia. Los efectos en los jóvenes, los empleos y las empresas probablemente sean de larga duración, así como más notorios entre las poblaciones más vulnerables, incluidos los jóvenes.

La historia nos ha mostrado que una crisis como la pandemia de la Covid-19 puede tener consecuencias graves y prolongadas para las poblaciones más jóvenes, a las que se está empezando a denominar la “generación del confinamiento” .

La pandemia está teniendo graves repercusiones en los trabajadores jóvenes, al acabar con sus empleos y socavar sus perspectivas profesionales. Uno de cada seis jóvenes (el 17 por ciento) que estaban trabajando antes del inicio de la pandemia dejaron de hacerlo totalmente, en especial los trabajadores de menor edad, de entre 18 y 24 años, y los trabajadores ocupados en la prestación de apoyo administrativo, los servicios, las ventas y la artesanía y oficios conexos

Las horas de trabajo de los jóvenes empleados disminuyeron casi una cuarta parte (a saber, un promedio de dos horas al día) y dos de cada cinco jóvenes (el 42 por ciento) indicaron una reducción de sus ingresos. Los jóvenes que viven en países de ingresos más bajos son los más expuestos a las reducciones de las horas de trabajo y a la contracción de los ingresos consiguiente.Clínica Ciudad del Mar

La ocupación se consideró el principal determinante de la manera en que la crisis ha afectado de manera diferente a las mujeres y los hombres jóvenes. Las primeras indicaron mayores pérdidas de productividad en comparación con sus homólogos masculinos. La abrupta interrupción del aprendizaje y del trabajo, exacerbada por la crisis de salud, ha deteriorado el bienestar mental de los jóvenes. El estudio revela que el 17 por ciento de los jóvenes probablemente sufran ansiedad y depresión.

El bienestar mental es menor entre las mujeres jóvenes y los jóvenes de entre 18 y 24 años. Los jóvenes cuya educación o trabajo se había interrumpido o había cesado totalmente tenían casi dos veces más probabilidades de sufrir probablemente ansiedad o depresión que los que continuaron trabajando o aquellos cuya educación siguió su curso. Esto pone en evidencia los vínculos existentes entre el bienestar mental, el éxito educativo y la integración en el mercado de trabajo.

La educación en el paradigma neoliberal

A través de la experiencia sabemos que ningún fenómeno surge sin causa. Hoy la prerrogativa de todos nuestros males está enfocada en la Covid-19. Por lo tanto, todos los informes se han analizado a partir de esta premisa, soslayando lo esencial; que estamos inmersos en un sistema basado en la explotación del trabajo asalariado a partir de la propiedad privada de los medios de producción.

La desigualdad y la pobreza deben ser analizadas en el marco del orden mundial que las produce. La globalización neoliberal, consolidada desde la posguerra y transformada en un tsunami, junto a la expansión de las tecnologías de la información, se ha convertido en el régimen económico hegemónico. Por lo tanto, sus consecuencias sociales merecen un examen profundo que abarque la propia lógica capitalista.

Un planeta absolutamente globalizado, en el cual los capitales se evidencian dominadores casi absolutos de la escena político-social, con su consiguiente influencia ideológico-cultural. La idea respecto a que no existe nada más allá del modelo de democracia de mercado se pretende totalmente válida; se presenta con fuerza avasalladora.

De esto se desprende la actual ideología dominante, centrada en un individualismo cada vez más acrecentado, atravesado por una irrefrenable tendencia consumista, despreocupación por asuntos sociales y una ética del triunfo personal.

Las nuevas generaciones, criadas en forma creciente en ese caldo de cultivo cultural, bombardeadas de continuo con las nuevas tecnologías de información y comunicación que fomentan la salida personal por sobre todas las cosas, junto a una cierta forma de hedonismo y un conformismo político, son las abanderadas de esa ideología.La educación en tiempos de pandemia : : El Litoral - Noticias ...

Su cosmovisión está modelada en la idea del Estado burocrático, forzosamente deficiente, en la entronización de la iniciativa privada y del más desvergonzado individualismo egocéntrico, todo ello mediado siempre por las nuevas tecnologías de la información. Estas recetas de entronización absoluta del libre mercado se complementan necesariamente con el achicamiento -desmantelamiento de los Estados nacionales.

Todas las empresas públicas son privatizadas, la inversión social educación y salud (considerada “gasto” social) se reduce a porcentajes ínfimos y la prédica constante hace del Estado un “paquidermo inservible, corrupto, disfuncional”. Esa ideología, estas prácticas concretas de ajuste estructural, las vemos recorriendo todo el mundo, produciendo similares efectos en todas partes, e independientemente de la Covid 19.

El cambio de los fenómenos en el tiempo sigue una sola dirección; del pasado al presente y al futuro. El tiempo no corre para atrás: sólo en los cuentos y novelas fantásticas es posible crear la “maquina del tiempo” que nos lleva al pasado. En modo alguno se puede decir que “todo tiempo pasado fue mejor”, pero no caben dudas que el momento actual abre interrogantes preocupantes sobre la posibilidad de cambios sociales.

El llamado neoliberalismo, más que una fórmula económica, parece un programa civilizatorio. De ahí la trascendencia de plantearse alternativas al modelo dominante. A pesar de vivir en un mundo inundado de desarrollos tecnológicos y culturales espectaculares, la lucha por la subsistencia sigue anclada en una lógica embrutecedora que reduce al sujeto a su expresión más primitiva, una pieza insignificante, sin conciencia, apenas pura energía (física o intelectual), extraída para alimentar la maquinaria global.

En el capitalismo la lógica de las necesidades queda subordinada constantemente a la lógica del beneficio. A pesar de los intentos de loUno de cada tres universitarios no encuentra trabajo cuatro años ...s actuales “gurús” del mundo capitalista de presentarlo como un capitalismo “nuevo” “moderno”, que aprendió de sus errores, en realidad el capitalismo hoy globalizado ha envejecido y camina hacia su muerte.

La paradoja actual es que muchos de los que hoy sufren el desempleo o el subempleo recibieron una sólida educación.

Fuente e imagen:  http://estrategia.la/2020/08/21/covid-19-interrumpe-la-educacion-de-mas-del-70-de-los-jovenes/

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El desarrollo emocional es tan importante como el académico

Por: Yolanda Heredia Escorza

 

“La pandemia que atravesamos por COVID-19 ha hecho que los estudiantes tengan que lidiar con sentimientos de aislamiento, frustración, aburrimiento, ansiedad y estrés; esto trae consigo una respuesta de desesperanza, depresión y enojo”.

La ansiedad causada por el aislamiento social que vivimos por el COVID-19, los retos virales peligrosos en redes sociales, el ciberacoso, el acoso escolar, entre muchas otras situaciones, son ejemplos reales a los que están expuestos nuestras niñas, niños y jóvenes, las cuales van en aumento. Hoy más que nunca es necesario desarrollar en forma consciente y sistemática las habilidades socioemocionales que necesitan los estudiantes para afrontar con éxito circunstancias cambiantes, inciertas y desconcertantes como la que están experimentando actualmente; además de lo que les tocará vivir más adelante en su vida de adultos.

La pandemia que atravesamos reafirma la necesidad de preparar a los estudiantes en el manejo de sus emociones. Quedarse en casa y llevar sus estudios -en el mejor de los casos- por medios electrónicos, ha tenido ya consecuencias emocionales en ellos. Lidiar con el sentimiento de aislamiento, frustración, aburrimiento, ansiedad o estrés, trae consigo una respuesta de desesperanza, depresión o hasta enojo.

“Debemos desarrollar en forma consciente y sistemática las habilidades socioemocionales que necesitan los estudiantes para afrontar situaciones inciertas y desconcertantes que actualmente enfrentan ante la pandemia por COVID-19”.

En este mismo contexto, las familias tienen que cumplir con sus obligaciones laborales, las tareas del hogar, a la vez que apoyan y supervisan las actividades escolares de sus hijos, lo que no necesariamente saben hacer de manera adecuada, provocándoles angustia y estrés. Quienes son docentes enfrentan la impotencia de no estar cerca de los alumnos, la angustia que causa no tener las herramientas tecnológicas o no saber cómo usarlas adecuadamente, esto provoca una pérdida de control para orientar mejor al estudiantado.

Cuando las personas desarrollan madurez emocional están mejor equipadas para adaptarse a nuevas situaciones con mayor facilidad; a dominar el miedo y la angustia que causa la ruptura de la rutina y orientar su energía para buscar formas adecuadas a las circunstancias que viven.

¿Qué son las habilidades socioemocionales?

El desarrollo de las habilidades socioemocionales ha sido objeto de estudio especializado por psicólogos, neurocientíficos, y educadores. El término Inteligencia Emocional (IE) fue introducido por primera vez por Mayer, J. D. y Salovey, P. (1997) la definen como la parte de la inteligencia social que incluye habilidades para: percibir, valorar, y expresar emociones con exactitud, acceder o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; comprender las emociones y regularlas promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. A estas capacidades se les llama en su conjunto, habilidades socioemocionales (entrevista a Marc Brackett, 2019).

A la fecha, se han realizado múltiples investigaciones sobre las habilidades socioemocionales y con ello, la creación de instrumentos para medirlas, así como el diseño de programas educativos para desarrollarlas. Por estas necesidades es como surge un nuevo campo de estudio: el aprendizaje socioemocional (SEL por sus siglas en inglés) (Nathanson, L., Rivers, S. Flynn, L & Brackett, M. A. 2016; Malti, T & Noam, G. G. 2016).

No fue sino hasta el 2016, que en México se les dio lugar a las habilidades socioemocionales en el currículum de educación básica, y se ha ratificado en los actuales planes y programas de estudio (Acuerdo número 07/06/17). Aun así, los docentes deben perfeccionar las estrategias didácticas para su desarrollo, así como la publicación de investigación científica sobre el tema en poblaciones mexicanas. Por lo que este campo disciplinar, nuevo en nuestro país, está abierto para llevar a cabo intervenciones e investigación que aporten conocimiento para los docentes.

Programas educativos para desarrollar habilidades socioemocionales

Uno de los programas educativos que ha tenido más difusión y aplicación a nivel mundial es el realizado por el Centro para la Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale. El Programa RULER formado por el acrónimo (Recognize, Understand, Labeling, Express, Regulate) ha sido implantado en muchas escuelas de educación básica y educación media con excelentes resultados. Este programa se basa en cuatro sencillas herramientas que son implementadas en el aula, la escuela y también en casa.

Cuatro herramientas del Programa RULER

  1. El acuerdo emocional

  2. El medidor emocional

  3. El metamomento

  4. El plano emocional

El interés del Centro para la Inteligencia Emocional es apoyar a las escuelas. Una vez que lo conoces, el programa es fácil adaptarlo a casi cualquier institución siempre y cuando toda la comunidad escolar esté consciente de su utilidad (Brackett, M. A. Rivers, S., Reyes, M. & Salovey, P. 2012).

Otro programa que existe en nuestro país para estudiantes del nivel medio superior es Construye T diseñado y desarrollado con apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y la Secretaría de Educación Pública, se aplica en los planteles de este nivel. Los materiales para alumnos y docentes los pueden consultar en el sitio y también es fácil adaptarlo a cada plantel.

La decisión de usar cualquiera de los programas debe venir de la comunidad escolar, esto es, una decisión colegiada para que todos los profesores, directivos, personal administrativo y familias se comprometan en su aplicación tanto dentro del salón como fuera de él. Cuando todos entienden la utilidad de implementarlo es más sencillo que los alumnos lo experimentan cotidianamente, el clima emocional de la escuela se vea fortalecido y las personas que conforman la comunidad sean capaces de regular sus emociones.

Investigaciones realizadas por alumnos del Tecnológico de Monterrey

A continuación, les comparto resultados relevantes derivados de investigaciones e intervenciones realizadas por los alumnos de la maestría en educación del Tec de Monterrey en diferentes niveles educativos.

  • Nivel maternal
    Con un rango de edad de 2 a 3 años después de una intervención de 25 sesiones durante 5 semanas: ”Un 46 % de los alumnos podía identificar las cuatro emociones básicas: alegría, enojo, tristeza y aburrimiento en los juguetes elaborados para este fin y, asociarlas con un sonido específico. El 25 % podía imitar la emoción que veía en los juguetes y poco a poco a identificarla en otros compañeros. Empezaron a reír más, la conducta de morder a otro compañero fue eliminado en un 100 %. El llanto disminuyó un 19 % y los gritos un 12 %, debido al hecho de que los infantes estudiantes comenzaron a usar el lenguaje oral para expresarse, pedir ayuda y establecer límites. Los golpes, utilizados principalmente como un medio para establecer límites, también fueron eliminados al 100 %. Finalmente, un aumento del 71 % de los estudiantes establece límites a través de expresiones como «No», «No es así» y «Eso no es amable». Del mismo modo, hubo un aumento del 35 % en los estudiantes que solicitaron ayuda para resolver las diferencias al tratar con otros” (Tesista María Minerva Méndez Zarazúa, 2018). Estos logros son impresionantes considerando que son niños muy pequeños de edad.

  • Nivel primaria

    “En alumnos de segundo de primaria al cabo de trabajar en el salón durante un semestre son capaces de nombrar las emociones que sienten, representar la emoción con un color. Durante las actividades se observó mayor atención por parte de los alumnos, participando el 100 % de manera activa durante los momentos en los que se compartían aprendizajes. El 65 % de los alumnos modificaron actitudes o hábitos relacionados a su aprendizaje de manera intencionada. Se logró clarificar diversos conceptos (meta, enojo, alegría, tristeza, temor). En las actividades realizadas de manera cooperativa, no se reportaron incidentes en los equipos de trabajo, el 100 % de los alumnos participó en la consecución de la meta u objetivo a realizar” (Tesista María José García López, 2019).

  • Nivel educación media

    En un bachillerato tecnológico en el que los alumnos llevan el programa Construye T se encontró que este programa logra aumentar la inteligencia emocional de los estudiantes, medida a través de la prueba del perfil de competencia emocional (PEC por sus siglas en inglés).

Conforme los alumnos avanzan en su trayectoria escolar se encontró que las capacidades de percepción, comprensión y regulación emocional aumenta. En el estudio los alumnos de sexto semestre obtuvieron un mayor puntaje que los alumnos de cuarto y segundo semestre. Estas capacidades son de vital importancia para la adaptación a los entornos y contribuyen sustancialmente al bienestar psicológico y al crecimiento personal de los alumnos, lo que demuestra la eficiencia del programa. La investigación completa está en proceso de publicarse en una revista indexada.

Estos ejemplos nos dan una idea sobre lo valioso que resulta invertir tiempo y esfuerzo en el desarrollo de las competencias socioemocionales en los niños, adolescentes y jóvenes. A largo plazo desarrollamos personas adultas más felices y encaminados al bienestar. También los adultos podemos utilizar las herramientas y procedimientos del programa RULER que nos ayuden a regular nuestras emociones en forma sana todos los días.

Una vez que se renueve la asistencia a las escuelas en todos los niveles educativos y nos enfrentemos a la nueva realidad, será necesario realizar esfuerzos adicionales para fortalecer las habilidades socioemocionales en los estudiantes con la finalidad de disminuir la carga de emociones negativas causadas por el aislamiento social y las posibles carencias materiales que pueden enfrentar. Es importante reconstruir su confianza y fomentar la responsabilidad del autocuidado que entre otros factores se relaciona con la madurez emocional, independientemente de la edad de la persona.

Acerca de la autora

Yolanda Heredia (yheredia@tec.mx) es profesora investigadora de la Escuela de Humanidades y Educación. A lo largo de 20 años ha dirigido más de 40 tesis de maestría y 15 disertaciones doctorales. Ha publicado libros, capítulos de libros y artículos en revistas arbitradas.

Referencias

Brackett, M. A. Rivers, S., Reyes, M. & Salovey, P. (2012). Enhancing academic performance and social and emotional competence with the RULER feeling words curriculum. Learning and Individual Differences 22 (2012) 218–224 disponible en https://doi.org/10.1016/j.lindif.2010.10.002

Diario oficial de la Federación. Ley General de educación. ACUERDO número 07/06/17 por el que se establece el Plan y los Programas de Estudio para la Educación Básica:    Aprendizajes clave para la educación integral. Disponible en http://www.dof.gob.mx/nota_detalle_popup.php?codigo=5488481

García López, M.J. (2019). Desarrollo de habilidades socioemocionales en Educación Básica. Tesis de maestría

Guimon, P. Entrevista a Marc Brackett. (2019). El País diario semanal. Disponible en https://elpais.com/elpais/2019/02/21/eps/1550759747_675256.html

Mayer, J. D.-Salovey, P. (1997): What is emotional intelligence? En P. Salovey y D.  Sluyter (Eds). Emotional Development and Emotional Intelligence: Implications for Educators (pp. 3-31). New York: Basic Books.

Malti, T & Noam, G. G. (2016) Social-emotional development: From theory to practice, European Journal of Developmental Psychology, 13:6, 652-665, DOI: 10.1080/17405629.2016.1196178.

Mendez Zarazua,M.M (2018). Emociones para llevar. Tesis de maestría.

Nathanson, L., Rivers, S. Flynn, L & Brackett, M. A. (2016). Creating Emotionally    Intelligent Schools With RULER. Emotion Review Vol. 8, No. 4 (October 2016) 1– 6 DOI: 10.1177/1754073916650495

SEP. (s/f). Programa de desarrollo socioemocional para la educación media superior ConstruyeT Disponible en: https://www.construye-t.org.mx/que-debemos-hacer

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/importancia-del-desarrollo-emocional-estudiantes

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S.O.S por la salud mental

Por: lahora.com.ec

Los efectos de la pandemia sobre la salud mental pueden derivar en situaciones de ansiedad, depresión, miedo de infectarse e insomnio. En su estado crítico, estas condiciones pueden, incluso, ocasionar un paro cardiorrespiratorio. Ninguna atención que como sociedad pongamos al estado de la salud mental de los nuestros, es poca.

La situación económica que enfrentan las familias ecuatorianas, la incertidumbre frente a la salud, el empleo, la delincuencia y el riesgo eminente de contagio empeoran síntomas que llegan hasta al 25% en quienes contraen el virus o conforman el círculo epidemiológico de un paciente confirmado.

Un estudio de la Universidad de las Américas en Quito revela que las cifras son similares a las detectadas durante lo más crítico de la pandemia por el coronavirus en China, lo cual refleja que son producto de la particular situación que vivimos.

El Ministerio de Salud Pública, mediante su línea 171, trabaja también con voluntarios y estudiantes universitarios para brindar ayuda emocional y psicológica.

A las familias, amigos, empleadores y colegas de quienes padecen síntomas de ansiedad o depresión les corresponde un rol vital que empieza por desestigmatizar estos problemas, que pueden tener soluciones sencillas pero requieren de atención. En casos graves, muchos de los cuales pasan desapercibidos, corresponde buscar ayuda, en ocasiones, incluso en contra de la voluntad de la persona afectada.

La salud mental es parte de nuestro bienestar como sociedad, y es una condición que se trata con apoyo comunitario y solidario.

«La depresión es la sombra de la cultura empresarial, cuando el voluntarismo mágico se enfrenta a oportunidades limitadas.” Mark Fisher (1968-2017) Filósofo, escritor y maestro; Inglaterra.

«La salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad.” Constitución de la Organización Mundial de la Salud

Fuente: https://lahora.com.ec/quito/noticia/1102323467/sos-por-la-salud-mental

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Ansiedad infantil, ¿cómo detectarla?

Por: Sofía García-Bullé

 

La ansiedad puede ser más persistente que el estrés, causando efectos nocivos a largo plazo.

 

La extensión del periodo de aislamiento debido a la pandemia es inevitable. En artículos anteriores, hemos hablado sobre cómo conservar la salud mental y manejar el estrés en adultos, pero en la mayoría de los casos, los adultos ya tienen las herramientas para identificar que están estresados y que su rutina podría estar afectando su salud mental.

¿Qué pasa cuando los niños en casa continúan inquietos a pesar de tener una agenda balanceada y suficiente tiempo de interacción con sus padres? Si manejar una constante comunicación para aminorar el estrés de los niños en esta época de incertidumbre no ha sido suficiente para estabilizar su estado de ánimo, podríamos estar hablando de ansiedad. Para aprender a detectarla y trabajarla, necesitamos entender que estrés y ansiedad no son lo mismo.

Estrés vs. Ansiedad

La línea entre la ansiedad y el estrés es muy delgada. Las dos son respuestas emocionales a un efecto adverso, pero existen características que las distinguen. El estrés, por ejemplo, es causado por un estímulo externo. Este estímulo puede ser de corto plazo, como un examen, una mudanza o una fecha límite, así como de largo plazo, como la pobreza, la discriminación sistémica, una enfermedad crónica, o en el presente caso, una pandemia.

En cambio, la ansiedad no es causada principalmente por un elemento externo, sin por una persistente y excesiva preocupación que podría estar ligada a un estímulo, pero no lo necesita para presentarse.

Los síntomas más comunes de la ansiedad y del estrés son, dificultad para concentrarse, agotamiento, irritación, tensión muscular y problemas para dormir. Sin embargo, el estrés podría catalogarse como más fácil de manejar, dado que su causa es un estímulo externo del cual es más factible disociarse o que bien podría terminar si es de corto plazo. En el caso de la ansiedad, las causas que lo potencian se nutren de una reacción interna, por lo cual es más difícil de identificar.

Infografía original por Global Medical Education. Traducida por Web Psicologos. (Fragmento)   Original completa español
Infografía original por Global Medical Education.
Traducida por Web Psicologos. (Fragmento)
¿Cómo saber si es ansiedad?

La ansiedad, tanto en niños como en adultos, es la reacción negativa que persiste aún después de que un evento negativo y el estrés consecuente han terminado. Puede detectarse cuando los mismos síntomas asociados al estrés continúan o empeoran.

Además de estos patrones, los niños con ansiedad también pueden presentar falta de autoestima y confianza para tratar cosas nuevas o realizar tareas simples, problemas para comer, mal manejo de la ira, pensamientos negativos o un comportamiento consistentemente pesimista, así como el deseo de evitar actividades comunes como ver a sus amistades o tomar clases en línea.


¿Cómo combatir la ansiedad en niños?

Lo más difícil de entender con respecto a la ansiedad es que no se trata de un ciclo lineal con principio y fin. Como padres o maestros no podemos eliminar la ansiedad en un niño, eso solo podría lograrse en terapia, lo que sí podemos hacer es ayudarle a manejarla. Si su problema de ansiedad no ha escalado, enseñarles a tolerar la ansiedad puede hacer que esta desaparezca con el tiempo mientras el niño va ganando control sobre sus efectos.

Otra medida importante es no evitar completamente las cosas que podrían poner a un niño ansioso, si bien esto puede hacer que se sienta bien a corto plazo, a largo podría reforzar su ansiedad y coartar el desarrollo de habilidades necesarias, lo ideal es realizar el acompañamiento que le ayude gradualmente a disminuir el estrés que causa la ansiedad.

Las expectativas al momento de ayudar a un menor de edad con un problema de ansiedad deben ser realistas y empáticas. No se le puede prometer que cualquier situación en la que se pone ansiosa no va a volver a suceder, pero se le puede reforzar la confianza en que estará bien de todas formas, si le damos las herramientas para manejar los sentimientos negativos consecuentes.

¿El aislamiento ha afectado el nivel de ansiedad de tus hijos o alumnas? ¿Qué métodos has puesto en práctica para tratar de disminuir este estado de ánimo? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/ansiedad-infantil

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