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Chile: UV crea comisión que definirá orientaciones en materia de salud mental a nivel institucional

América del Sur/Chile/09-07-2021/Autor(a) y Fuente: www.cronicadigital.cl

Proponer un conjunto de orientaciones que sirvan de base para la definición e implementación de nuevas políticas, de acciones más precisas y de una estrategia permanente de prevención e intervención temprana en la materia, a nivel institucional, es el objetivo de la recientemente creada Comisión de Salud Mental de la Universidad de Valparaíso (UV).

La instancia fue convocada a expresa petición del rector Osvaldo Corrales e instituida oficialmente mediante un decreto fechado este jueves 1 de julio, en atención a la importancia y a la insospechada dimensión que este tema ha adquirido en el último tiempo, como resultado de los múltiples problemas y desafíos que hoy enfrenta la mayoría de las personas a nivel nacional y global, los cuales se han agudizado debido a la pandemia, afectando en lo particular y de gran manera a estudiantes, docentes y personal que cumple funciones al interior de las diferentes comunidades educativas.

“Como Universidad de Valparaíso no podemos permanecer indiferentes ante esta realidad, de la que tampoco hemos podido escapar. Si bien desde hace años se realizan iniciativas y se han aplicado instrumentos destinados a acompañar y ofrecer ayuda a los integrantes de nuestra institución que han padecido problemas de esta índole, el contexto nos exige un esfuerzo mayor e ineludible. Hoy tenemos el deber de generar nuevas formas de trabajo que en lo posible nos ayuden a paliar los efectos de esta situación compleja que vivimos. Hay una afectación importante en materia de salud mental, que se expresa de distintas formas: en depresión, en ansiedad y otros diversos trastornos. Incluso, en casos dramáticos que hemos conocido y lamentado profundamente. Por lo tanto, existe la necesidad de generar una respuesta institucional acorde para un fenómeno que nos obliga a estar mejor preparados y que debemos enfrentar de mejor manera”, argumentó el rector Corrales.

Por ello, y tras sostener una reunión con decanos en la que recogió sus impresiones y opiniones al respecto, la máxima autoridad de la UV resolvió crear una comisión integrada por seis especialistas en el tema -propuestos por las representantes de las facultades-, los cuales dispondrán de un plazo inicial de tres meses para presentar un documento con propuestas que consideren necesarias y que a su juicio faciliten el abordaje integral de la salud y el bienestar mental bajo una perspectiva triestamental.

“Esta comisión ha sido creada por decreto y contará con sus propios estatutos, por lo que operará en forma autónoma. Su tarea será la de generar un documento cuyas propuestas y conclusiones podrían derivar, incluso, en la conformación de una instancia cuya labor sea permanente y de un sistema formalizado en esta materia. En el fondo, éste es el paso inicial de un primer ciclo de trabajo operativo, con miras a la implementación de políticas y de una estrategia que nos permita avanzar de manera efectiva, eficiente y oportuna en salud mental, como nos comprometimos al presentar nuestro plan de acción para esta rectoría”, precisó el profesor Osvaldo Corrales.

Integrantes

La Comisión de Salud Mental de la Universidad de Valparaíso quedó conformada por el médico psiquiatra Reginald Rees, la enfermera Roxana Gálvez, los psicólogos Carlos Clavijo y Javier Morán, el sociólogo Jorge Chuaqui y la trabajadora social Ketty Cazorla, quien además fue escogida para asumir la coordinación general de este grupo de trabajo.

Durante la reunión de presentación en modalidad remota a la que fueron invitados por el rector, los seis integrantes agradecieron ser considerados, al tiempo que valoraron la preocupación de las autoridades por este tema.

En el encuentro también participaron el vicerrector académico Carlos Becerra; el director de Gestión y Desarrollo de Personas, Juan Pablo Jaña; y la directora de Asuntos Estudiantiles, Pierina Penna, quienes apoyarán la labor de los comisionados y servirán de articuladores entre estos y las unidades de sus respectivas áreas.

Todos coincidieron al señalar que la creación de esta comisión representa tanto un desafío mayor como una oportunidad de dar cuenta de la gran capacidad instalada que posee la UV para el diseño de sus propias políticas en este ámbito -así como en otros-, con base en la evidencia obtenida a través de investigaciones, estudios, encuestas y otras iniciativas que hacen factible dar una respuesta institucional más orgánica y activa en lo relacionado con la salud y el bienestar mental de sus estudiantes, docentes y personal.

Santiago de Chile, 2 de julio 2021
Crónica Digital/PL

Fuente: https://www.cronicadigital.cl/2021/07/02/uv-crea-comision-que-definira-orientaciones-en-materia-de-salud-mental-a-nivel-institucional/

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Rompiendo el estigma de la salud mental

Por: Paulette Delgado

Nueve de diez personas con problemas de salud mental se sienten afectadas por el estigma que rodea su diagnóstico.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por las siglas de su nombre en inglés), más del 50 % de los adultos en Estados Unidos necesitarán tratamiento por temas de salud mental en algún momento de su vida. Además, 1 de cada 25 personas vive con una enfermedad mental grave, por ejemplo, un trastorno alimentario, trastorno bipolar, trastorno de estrés postraumático (TEPT) o depresión. Aún así, existe un gran nivel de estigma alrededor del tema, perjudicando a los afectados.

Un estudio publicado en el 2020 analizó investigaciones pasadas sobre estigma y salud mental, indica que los trastornos de salud mental prevalecen en todo el mundo. De acuerdo con el estudio titulado Interventions to Reduce Stigma Related to Mental Illnesses in Educational Institutes: a Systematic Review, los trastornos mentales representan el 7 % de las enfermedades a nivel mundial y causan el 16 % de las lesiones en personas de 10 a 19 años, haciendo del suicidio la tercera causa de muerte en adolescentes, quienes son una población social sumamente vulnerable, ya que buscan la aprobación de sus compañeros y las redes sociales.

El estigma de la salud mental

El diccionario de Cambridge define el estigma como “un fuerte sentimiento de desaprobación que la mayoría de la gente en una sociedad tiene sobre algo, especialmente cuando este juicio social es injusto”.

Las personas pueden aplicar estigmas a un sinfín de cosas, como personas que tienen cierta cultura, cierto estilo de vida, o que viven con problemas de salud, como enfermedades mentales. El estigma sobre la salud mental se ha convertido en una barrera para que la gente busque ayuda, más específicamente que quieran tratarse y vivir una mejor vida. Este sentimiento puede venir de la familia, amigos, compañeros de trabajo, o la sociedad en general.

El problema viene de que esas creencias muchas veces son representaciones simplificadas o generalizadas sobre grupos de personas que son inexactas y ofensivas. Al ser negativas, provocan que una persona tenga una idea errónea de lo que es vivir con alguna enfermedad mental.

Un ejemplo de ello es el trastorno de identidad disociativo (TID), antes conocido como desorden de personalidad múltiple o trastorno de personalidad múltiple. El TID se desarrolla en personas que sufren de algún trauma desde pequeños y es definido por Wikipedia como “la existencia de dos o más identidades en una persona, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente”. La película “Fragmentado”, estrenada en el 2016, cuenta la historia de un hombre que sufre de esta enfermedad. El filme lo muestra como un peligro para la sociedad. La realidad es que la gente que sufre de TID tiene la misma posibilidad de ser alguien violento como alguien sin ninguna situación que afecte su bienestar mental. Además, muchas veces las diferencias entre las distintas “personalidades”, que en realidad se conocen como alters, no son muy notorias. Otro ejemplo es la película “Psicópata Americano” que también empeora el estigma de las personas que sufren de este trastorno.

Por otro lado, los estigmas se pueden observar en la manera en la que se habla de las enfermedades. Por ejemplo, describir la tristeza o el estrés como depresión o ansiedad. Esto se vuelve un problema cuando las personas empiezan a asociar estos trastornos con emociones o sentimientos, pensando que es algo fácil de superar, invalidando las experiencias de otros. Según el Centro de Adicciones y Salud Mental de Canadá (CAMH por sus siglas en inglés), el estigma alrededor de estas enfermedades previene que un 40 % de personas busquen tratarse.

Debido a la manera en que Hollywood retrata a las personas con enfermedades mentales muchos temen ser diagnosticados o buscar apoyo en otras personas porque no quieren ser etiquetados como “locos” o peligrosos. En realidad, estas personas tienen diez veces más probabilidades de ser víctima que ser el atacante, siendo una población vulnerable.

Más allá de los medios, el estigma sobre la salud mental proviene de distintas fuentes como creencias y las propias enfermedades que hacen que alguien pueda actuar fuera de la norma. Según la Fundación de Salud Mental de Inglaterra, nueve de cada diez personas con algún tipo de problema de salud mental sienten que el estigma y la discriminación tiene un efecto negativo en sus vidas. Las personas con algún diagnóstico de este tipo pasan por serias dificultades para encontrar trabajo, tener relaciones a largo plazo y ser incluidos en la sociedad.

En ocasiones este estigma no es notorio, otras sólo es la manera en que la gente describe una condición o persona que vive con una enfermedad mental. Aún así, esto puede producir efectos como: internalizar creencias negativas, aislamiento, baja autoestima, desesperación, evitar buscar tratamiento, empeoramiento de los síntomas, discriminación e injusticias.

Para superar el estigma, la escuela y el sistema educativo en general debe apoyar para aumentar el conocimiento sobre las enfermedades mentales, ya que gran parte de los sentimientos en contra de las personas con afectaciones de salud mental se forman por falta de conocimiento y la sobreexposición a ejemplos negativos.

Reduciendo el estigma en la escuela

La Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales de los Estados Unidos ha informado que el 27 % de los estudiantes tienen depresión. Por eso, las escuelas juegan un papel importantísimo en apoyar a sus alumnos y crear un ambiente seguro para ellos. Para empezar a ayudarlos, los educadores pueden guiar a sus alumnos para que abandonen los estereotipos que tienen sobre la salud mental, fomentando conversaciones reflexivas al respecto. Además de que esto ayuda a crear un lugar seguro para compartir sus experiencias. También hablar del tema ayuda a normalizar hablar sobre salud mental, rompiendo prejuicios como pensar que las personas con problemas mentales están locas, por ejemplo.

Durante esos momentos de discusión, es importante también incluir estrategias de mindfulness (prestar atención plena) ya que esto ayuda a comprender mejor lo que están diciendo otras personas, así como saber cómo actuar ante las experiencias de otros, creando un aula segura para todos.

Invitar a expertos también es una gran herramienta para eliminar estigmas por cuanto son personas capacitadas para el diagnóstico y tratamiento. Han tratado con todo tipo de personas con enfermedades mentales y pueden ayudar a brindar una idea más clara de cómo se ven esos diagnósticos. Además, ayudan a reforzar que los problemas de salud mental son como cualquier otra cuestión de salud que necesita de doctores y tratamiento para sobrellevarlos.

Además de expertos es importante involucrar a las familias. Muchas veces, los jóvenes creen que los adultos no logran comprenderlos o que no entienden que es la depresión, ansiedad o cualquier otra enfermedad mental, por eso, invitarlos y educarlos a la par de sus hijos puede ayudar a todos. Sin embargo, ninguna de estas acciones podrá reemplazar la ayuda de los expertos en salud mental. Es por eso que los docentes deben insistir a los estudiantes y a sus familias para que busquen ayuda profesional.

La salud mental va más allá de sentimientos de angustia o tristeza, es un problema de salud pública que ha obtenido una pésima reputación debido a los estigmas y prejuicios de la sociedad. Romper con los estigmas es un trabajo en equipo, se necesita del esfuerzo de todos para mejorar la calidad de vida de aquellos que sufren de alguna enfermedad mental. No sólo se trata de buscar mejores fuentes y educarse, sino exigir que los medios dejen de esparcir estereotipos dañinos de trastornos. Uno de los factores más importantes que hace que el estigma sea tan poderoso es que, en un nivel extremo, puede llevar a las personas a rechazar o excluir a otras. Es por eso por lo que buscar información sobre el tema y hablar al respecto puede ser la diferencia entre que una persona busque tratamiento profesional o no.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx

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Entrevista a Marcelo Rocha: «Detrás de niños con rótulo de hiperactivos encontré poetas, filósofos e investigadores»

Por: Paula Busnadiego

El psicoanalista Marcelo Rocha, autor de «Títeres en terapia», cuestiona las etiquetas que condenan a las infancias.

Quien rompe lanzas por los estigmatizados de siempre es el psicoanalista Marcelo Rocha, que en su nuevo libro Títeres en terapia aborda la problemática de la patologización y los rótulos que condenan a las infancias, e invita a una mirada más sensible sobre ella. “Hay que dejar de observar a los niños clasificatoriamente por lo que hacen y empezar a comprenderlos por lo que son, por su esencia” dice Rocha, que sostiene que los diagnósticos han transformado la forma de mirar a los niños y propone trabajar en red para sostenerlos amorosamente.

Esta idea y muchas otras están presentes en Títeres en terapia, una obra de Editorial Noveduc que ofrece una propuesta original e interdisciplinaria donde se conjugan el arte de los títeres de Elena Santa Cruz, la prosa de Carlos Skliar, los análisis de Esteban Levin y Ruth Harf y la música del compositor rosarino Fabián Gallardo.

El libro se define como una experiencia sensible y única sobre el cuidado de las infancias. Y logra su cometido a través de la historia de Legado, el niño protagonista, y los pormenores de su tránsito por la escuela. En diálogo con La Capital, Rocha cuenta sobre las ideas que abraza su libro, pone en el banquillo a los test de diagnósticos que ahorran tiempo pero producen angustias y plantea la necesidad de generar redes entre docentes, médicos y familias que permitan bien mirar y bien acompañar a las infancias.

—En el libro hay un cuestionamiento a aquellos diagnósticos que ponen el foco en las conductas. ¿Estos diagnósticos han transformado a los niños en problemas?

—Sí, podemos decir que estos diagnósticos han transformado la forma de mirar a los niños y en esa transformación se corre el eje de lo que antes se miraba. En otros contextos epocales y culturales si un niño era movedizo se decía que era terrible, o era un bandido. Ahora el problema es que se impone un concepto que se traduce en un rótulo y esto tiene que ver principalmente con el discurso del saber, con estos famosos manuales de clasificación psiquiátrica. Y empiezan a aparecer nombres que nos horrorizan y que engloban a los niños en ciertos diagnósticos. Por ejemplo, antes el autismo era como algo mas puro, que generalmente no se encontraba, ahora se habla del espectro autista (TEA) y un niño que no mira, que no habla o que aletea está dentro de ese espectro. Desde la clínica vemos que eso no es así. Hay niños que aletean porque tienen ansiedad y eso no es autismo, o no miran porque tienen alguna inhibición. Lo que se juega aquí es toda esa confusión y se empieza a mirar mal a las infancias. Los niños empiezan a ser observados solo por sus conductas, por lo visible, y se va perdiendo la posibilidad de ver realmente de qué sufre ese niño, qué le pasa. Eso es lo que nos interesa.

—El libro plantea el caso de Legado, un niño supuestamente hiperactivo. En este caso el tratamiento tuvo una buena resolución. ¿Cuál es tu mirada sobre lo que sucede en las escuelas cuando llegan este tipo de diagnósticos?

—La historia de Legado tiene un final feliz, pero sabemos que hay muchas otras que no. Los contextos familiares difíciles o las pocas posibilidades educativas agudizan las problemáticas en la historia de cada niño. Lo bueno es que cuando se trabaja bien, en red entre los docentes, el médico y la familia, siempre se acrecientan los porcentajes de buenos resultados. Los fracasos o las dificultades aparecen cuando hay disrupciones o malos entendidos en esa red. Un mensaje del libro es la importancia de la interdisciplina en el trabajo. La escuela como eje, con su directivo y docentes comprometidos con lo que le pasa a ese niño, el terapeuta unido a la escuela y la familia. De modo tal que entre todos puedan construir un saber y un hacer que sostenga a ese pequeño. A veces hay niños con problemáticas graves a los que se le suman dificultades vinculares a nivel familiar, entonces ahí la escuela es un sostén, un soporte, el cuarto nudo como yo lo llamo. Es un nudo que anuda los otros nudos que están débilmente atados en el niño. Si esta red está en comunicación continua se acrecienta mucho el nivel de efectividad en mejorar la calidad de vida de un niño.

Legado es el nombre del protagonista de “Títeres en terapia”. Es la historia de un chico catalogado como hiperactivo.

Legado es el nombre del protagonista de “Títeres en terapia”. Es la historia de un chico catalogado como hiperactivo.

—¿El diagnóstico desdibuja el nombre propio del niño? Por ejemplo, Juan deja de ser Juan y se transforma en un niño con TDA (trastorno por déficit de atención). ¿Esos diagnóstico rígidos cosifican al niño y lo privan de su subjetividad?

—Totalmente. Nos preocupa cuando una madre o padre dice “yo tengo un hijo Down”, y se pega Down a la palabra hijo. En realidad lo que tendría que decir es “yo tengo un hijo con síndrome de Down” que no es lo mismo. Nos preocupa cuando un significante, un rótulo, un diagnóstico avasalla por sobre el nombre propio, se le pega y termina parasitando al nombre. Nos encontramos en ámbitos educativos con expresiones como “yo tengo un alumno TGD”, y eso es terrible porque lo que nos nomina como seres humanos es el nombre propio.

—Hay una especie de cosificación de la infancia.

—Si, ahí dijiste algo fundamental, la cosificación, que no solo acontece en el ámbito educativo cuando se toma al niño por el síndrome. “Si el niño tiene TEA hay que actuar de tal forma”. ¿Por qué?, si el niño es una experiencia impredecible. Si vos lo tomás como TEA y generás todo un método para trabajar en función de su TEA, claramente lo estás cosificando, porque estás perdiendo la posibilidad de lo espontáneo. También esto acontece muchas veces en el ámbito familiar, cuando se trata demasiado al niño en su dificultad, se empieza a sobredimensionar esa condición y se pierde el lado de la subjetividad.

—¿Esto que estás planteando tiene que ver con esa “trampa” de la que hablás en el libro, en la que caen padres y maestros y en donde la escuela corre el riesgo de perpetuar sentencias sobre los chicos?

—Sí, claramente. Cuando se genera un diagnóstico, esos de los que yo llamo salvajes, donde en una entrevista mediante un test se diagnostica a un niño, se cae en esa trampa. Una trampa en la que todos empiezan a observar a ese niño desde lo que se les dice.

—Y ese diagnóstico finalmente se transforma en una sentencia.

—Claro, porque comienza a predestinar lo que el niño puede o no hacer. Sabemos que los niños tienen plasticidad neuronal, simbólica, y ante eso nadie puede predecir nada, porque el sistema nervioso es plástico y la subjetividad es mucho más plástica. Entonces no podemos caer en esa trampa. El problema es cuando a una familia se le dice “tu hijo tiene tal cosa”, la familia empieza a actuar en consecuencia y se va perdiendo el vínculo de naturalidad que es donde más se dona a un hijo. Un niño recibe y aprende muchas más cosas cuando se siente que es tomado más naturalmente por sus padres. Pero si se le dice a los padres “usted tiene que hacer tal y tal cosa con su hijo” se pierde ese vínculo natural. Lo bueno es que hay un gran porcentaje de docentes y directivos que hoy están teniendo una muy buena mirada. Hoy los terapeutas y docentes somos mas conscientes y ahí es donde tenemos que acompañar a los padres, armando una red donde bien acompañar y bien mirar a las infancias.

El libro publicado por Noveduc suma el aporte de Elena Santa Cruz, profesora en nivel inicial y titiritera.

El libro publicado por Noveduc suma el aporte de Elena Santa Cruz, profesora en nivel inicial y titiritera.

—Hay una frase en el libro que dice que “cuando hay diagnósticos cerrados se pierden muchas posibilidades”. ¿Tiene que ver con esto, no?

—Exacto, porque ante un diagnóstico cerrado se cierra también hasta la forma de crianza en un “debo hacer” y ahí se van perdiendo muchas otras cuestiones. Eso lo vemos en niños que son hiperterapeutizados, que están todas las semanas con terapias y pierden el contacto mas importante que es el juego con los compañeros, ir a la plaza. Son niños agotados con tantas terapias.

—Hacés una defensa de aquellos niños llamados “hiperactivos” y decís que son los que más aprenden. ¿Por qué?

—¿Quién no ha tenido en la primaria uno de esos compañeros al que le decían que era terrible, ese que no se quedaba quieto y que actualmente sería catalogado como hiperactivo? Hoy seguramente es muy exitoso, no solo porque gane dinero sino porque ha aprendido a hacer cosas. Los niños mas inquietos son lo que mas aprenden la vida, el mundo. A mí los que más me preocupan son los niños que están muy quietos, los alumnos ideales, porque esos niños muy quietos no están haciendo uso de su cuerpo, de su fantasía, de su creatividad, y eso cuando llegamos a la edad adulta pasa factura. Si no hemos vivido esa movilidad, esa inquietud en la infancia, nos va a faltar algo en la adultez. Hay que tener mucho cuidado con rotular a un niño como hiperactivo, porque detrás de esa hiperactividad yo me he encontrado con poetas, filósofos e investigadores.

—En el libro hacés la propuesta de pasar de la observación clasificatoria a una comprensiva. ¿Qué implica este cambio de perspectiva?

—Implica pasar a un tipo de mirada más sensible, dejar de observar a los niños clasificatoriamente por lo que hacen y empezar a comprenderlos por lo que son, por su esencia, por sus subjetividades. La subjetividad es su personalidad, hay niños mas inquietos, otros más miedosos, cada quien tiene sus particularidades. Si pasamos a una observación comprensiva vamos a poder mirar mejor a los niños, porque vamos a estar comprendiendo por qué hacen lo que hacen. Ahí está el punto, no ver lo que hace sino comprender por qué hace lo que hace. Eso es un trabajo de análisis y aquí hay un trabajo para el adulto que siempre está apurado. Tenemos que poder mirar desde la propia infancia y eso es algo que hemos olvidado.

—Y que además requiere de un tiempo.

—Lógico. Fijate que eso está totalmente ligado a la forma en la que se diagnostica a un niño. Los psicoanalistas y muchos otros profesionales nos tomamos tiempo para meternos en el mundo del niño. Tenemos tiempo porque la infancia es tiempo. Lo que queremos es bucear en la angustia y el dolor de ese pequeño y para lograrlo tratamos de llegar a él de la forma que se pueda, a través de un títere, de un objeto, de la música. Cuando nos encontramos con un niño lo primero que tenemos que lograr es una relación, no podemos quedarnos quietos, tenemos que ser dinámicos para lograrlo. Hay una idea errónea de que el psicoanalista solo escucha y analiza palabras y no es así. El psicoanalista va a la escuela, dialoga con los docentes y construye un diagnóstico diferencial junto a ellos. En cambio muchos profesionales que se dedican a diagnosticar parece que no tienen tiempo y administran un tests, que claro ahorra tiempo, pero al ahorrar tiempo podés producir mucha angustia. La ansiedad la tenemos los adultos y estamos mirando a los niños desde ese lugar y eso les transmitimos, por eso hay niños más ansiosos e hiperactivos. No es que la culpa sea de los padres, pero tenemos que admitir que los niños crecen en vínculos. No se puede pensar en el malestar de un niño descontextualizadamente de los vínculos familiares. Legado, el protagonista de esta historia, estaba expresando un malestar que también tenía que ver con los otros.

Fuente e imagen:  lacapital.com.ar

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Consejos para que los estudiantes afronten el futuro con resiliencia

Por: Educación 3.0

Plantearse metas realistas o registrar los logros del día a día son algunas de las pautas que ofrece la psicóloga Rocío Rivero para conseguir que el alumnado sea más resiliente de cara al futuro.

Cuando las circunstancias cambian, nosotros cambiamos con ellas. Esa es la gran capacidad de adaptación que define al ser humano. Hace algo más de un año, casi de un día para otro, nuestra vida cambió de repente. Muchos de nosotros dejamos de salir cada día para ir a trabajar, los estudiantes no podían acudir a sus centros de estudio y poco a poco nos acostumbramos a vivir al otro lado de la pantalla.

La ‘nueva escuela’

Consejos para afrontar el futuro con resiliencia

En el ámbito educativo se planteaban nuevos retos que generaban incertidumbre entre los docentes y los estudiantes. Aunque muchos de nosotros pensábamos que el gran reto educativo era aprender los distintos contenidos en línea, pasar de ser expertos en el aula a serlos online; la realidad es que el gran objetivo fue conseguir el bienestar emocional a través de las pantallas. Los estudiantes necesitan y echan de menos convivir, estar con sus amigos y sentirse parte de un grupo. ¿Cómo se consigue transmitir, conectar y potenciar habilidades fuera del aula?

Para ello, los docentes han ido avanzando (tecnológicamente) a pasos agigantados, al mismo tiempo que han ido cerrando la brecha entre cómo lo hacían en clase y cómo lo hacen ahora a través de nuevas plataformas. Han ido creando estrategias para desarrollar habilidades, para incrementar la creatividad y desarrollar el pensamiento crítico favoreciendo, de este modo, el aprendizaje y la motivación. Por tanto, se ha podido observar que el ‘e-learning’ ayuda en la autogestión y el aprendizaje autónomo, así como en la disciplina.

Consejos para ser resilientes de cara al futuro

consejos resiliencia

No obstante, otro de los beneficios de todo este cambio en la educación ha sido el desarrollo de la resiliencia, porque, a pesar de las dificultades, se han ido cumpliendo los objetivos, pero son muchos los alumnos que han necesitado y necesitan ayuda para calmar la ansiedad que les está provocando la incertidumbre del momento. Hay que tener en cuenta que los estudiantes poco o nada resilientes no creen en sus posibilidades, tienen baja autoestima, cuentan con más miedos que el resto de sus compañeros y, generalmente, son más ansiosos. Todo esto, indudablemente, afecta a su aprendizaje.

Así, y para que el alumnado desarrolle la resiliencia de cara al futuro, pueden aplicar los siguientes consejos:

  • Plantearse metas realistas con una fecha de inicio y una posible fecha de consecución. Una fecha posible porque también tenemos que ser flexibles y más aún con todos los cambios que se van produciendo diariamente, pero el hecho de tener redactadas nuestras metas con una fecha nos motiva a la acción, nos hace empezar a dar pasos. Y así es como se consiguen los objetivos: paso a paso.
  • Buscar actividades de la vida diaria que resulten placenteras. Como, por ejemplo, salir a pasear, hablar con determinadas personas, cocinar nuestra comida preferida… Podemos escribirlas y cada día hacer una de estas actividades.
  • Registrar los logros. Es un gran motivador porque esto nos ayuda a ver nuestros avances y cambiar pensamientos tan comunes como: “No estoy haciendo nada”. Además nos hace tomar conciencia de si debemos replantearnos nuestros propios objetivos.
  • Permitirse sentir. Tanto lo positivo, como lo negativo. Todo sentimiento tiene una función. Las emociones son las que nos ayudan a adaptarnos, a socializar y a motivarnos, y nos indican si estamos bien con lo que estamos haciendo o necesitamos cambiar algo, por tanto, no tenemos que tener miedo a sentir.
  • Disfrutar del presente. Es decir, centrarnos en lo que estamos haciendo en cada momento (comiendo, andando, estudiando…) sin pensar en el pasado ni en el futuro, o al menos sin pensar demasiado. No hay que adelantarse demasiado al futuro ya que nos puede generar ansiedad pensando que van a ocurrir cosas negativas cuando la realidad es que no tenemos ninguna certeza de que vaya a ser así.

Fuente: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/consejos-resiliencia/

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No todo es positivo con el teletrabajo: está causando estrés, ansiedad, depresión…

La pandemia está teniendo un efecto negativo en la salud mental de la población, aumentado el estrés, la ansiedad, la depresión y la sensación de agotamiento.

Se están estudiando las causas y el impacto, pero numerosos estudios apuntan a que el teletrabajo está detrás de muchos de estos síntomas y la mayoría de los expertos temen que el deterioro de la salud mental persista después de que ésta haya terminado.

De hecho, según datos que maneja Wellness Coach Institute, la consultora especializada en programas de bienestar corporativo, cuatro de cada seis personas que teletrabajan han declarado tener ansiedad o depresión. Además, las limitadas interacciones sociales de la gente durante la pandemia, unido a las tensiones entre los miembros de una misma familia encerrada en casa y al miedo a la enfermedad están contribuyendo también a aumentar una sensación de angustia entre los trabajadores.

Muchas personas han pasado de llevar una vida bastante activa en la que salían de casa por la mañana, hacían multitud de actividades, tenían reuniones con otros trabajadores, comían fuera… a teletrabajar, cambiando también sus hábitos de ocio hacia actividades mucho menos activas en el propio domicilio y sobre todo con muchas llamadas y videollamadas que son un potencial generador de estrés si no se gestionan bien.

Entonces ¿qué podemos hacer para combatir esa sensación de ansiedad, estrés y cansancio que nos provoca teletrabajar? Desde la consultora Wellness Coach Institute indican algunos consejos:

1. Limitar el uso de las videollamadas

El número de servicios de videollamada móvil alcanzó los 1.800 millones a nivel mundial en 2020; aumentando desde los 1.200 millones de 2019. Esto representa un crecimiento del 50 % en 12 meses. Muchas de las conversaciones que un trabajador realiza mediante videollamada también se pueden resolver por email, al escribir cada uno gestiona sus tiempos, se pueden hacer pausas y no hay que estar 100 % pendientes de la pantalla, lo que resulta agotador. Hay que tratar de agendar las videollamadas de manera espaciada a lo largo de la semana para no tenerlas todas el mismo día.

2. Planificar el día

En lugar de levantarse sin más, conviene emplear cinco minutos para repasar cómo se va a afrontar el día: ¿Nos duele algo? ¿hemos descansado bien? ¿a qué vamos a dedicar más energía hoy? Revisar cuales son los posibles potenciadores de estrés que uno puede tener y preparar cómo podemos reaccionar frente a ellos: esa reunión que no nos apetece, tener que ir al supermercado, una charla incómoda que hay que tener en casa… muchas de las cosas que nos estresan y que ya sabemos que van a pasar. Hacer una proyección mental de esa situación, y planear cómo podemos reaccionar, nos ayudará mucho a afrontarla.

3. Frecuencia mejor que intensidad

También hay que dedicar otros cinco minutos a calentar nuestros músculos y articulaciones antes de ir a la ducha o a desayunar. Debemos pensar en nuestro cuerpo como si fuera un coche, que necesita coger temperatura antes de que podamos acelerar. Poco es mejor que nada, y frecuencia mejor que intensidad, mejor moverse cada día 20 minutos que una hora a la semana en máxima intensidad.

4. Evitar el Multitasking

La capacidad de atención del ser humano, es decir, la cantidad de tiempo concentrado que una persona puede dedicar a una tarea sin distraerse, se ha reducido a ocho segundos, lo que supone una disminución de casi el 25 % en los últimos 15 años. El multitasking (hacer varias cosas a la vez) nos distrae aún más y evita que seamos productivos. Por ello, cuando vayamos a abordar una parte concreta de nuestra jornada de trabajo en la que necesitemos estar concentrados, hay que tratar de no tener otros estímulos externos: apagar las notificaciones de los emails, las alarmas del móvil, evitar tener ruidos de fondo, no tener varias pestañas de navegación abiertas en el ordenador, silenciar el móvil, y no contestar a nuestros mensajes de Whatsapp cada pocos minutos. Se puede tratar de hacer un descanso cada hora de cinco minutos o cada dos horas de diez minutos para revisar emails personales, y contestar mensajes en el móvil.

5. Mostrar gratitud

Todos estamos pasando por momentos muy complicados, pero seguro que tenemos muchas pequeñas cosas que agradecer. Antes de que hagamos nuestra primera actividad del día, en lugar de pensar en todo lo que no tenemos (un trabajo satisfactorio, buen sueldo, buena salud, etc.), debemos tratar de pensar en todas las pequeñas cosas que sí tenemos. Aunque sean pocas cosas, la mayoría de nosotros tenemos lo suficiente para vivir bien y muchas cosas que siempre hemos dado por hecho te hay que tenerlas porque siempre las hemos tenido. Aunque sólo sean unos segundos, hacer un ejercicio de gratitud nos ayuda a programar nuestro cerebro hacia un patrón de pensamiento positivo.

6. Buscar soluciones profesionales

Estamos viviendo en la sociedad más longeva de la historia, pero eso no significa que vivamos mejor. Tenemos un exceso de personas con obesidad, con estrés, con falta de sueño o con trabajos que llevan al sedentarismo. El problema no está en que no queramos sentirnos mejor. El problema está en que el ritmo de vida ha cambiado y hay muchas personas que no tienen la información que necesitan para crear un plan que les ayude a aprender a sentirse bien. Para poder afrontar cambios reales y duraderos necesitamos realizar un aprendizaje global del bienestar, de interiorizar la importancia de cómo nos alimentamos, cómo gestionamos el estrés o saber si descansamos lo suficiente, es decir, la suma de todos los elementos necesarios para que nos sintamos bien. Hacer una dieta pero seguir durmiendo menos de 6 horas hará que podamos estar más delgados pero menos sanos. Hacer deporte de alta intensidad tres veces por semana, pero seguir trabajando 12 horas diarias con altos niveles de estrés, puede ser peligroso para nuestra salud. Afrontar un proceso de cambio requiere desarrollar e implementar un plan integral que debe de ser personalizado para cada persona. Cada uno tenemos motivaciones, personalidades y necesidades diferentes. En este entorno empiezan a surgir consultoras de wellness corporativo, empresas especializadas en implementar programas de bienestar corporativo que desarrollan programas que incluyen talleres de yoga, de nutrición, de mindfulness… Programas que tienen éxito entre los empleados ya que: son fáciles de implementar, tienen una visión a largo plazo y son lo más personalizados posible.

Carlos Vasallo Bolander, director de Wellness Coach Institute, ha comentado«La pandemia y el teletrabajo están teniendo un efecto negativo en la salud mental de gran parte de los trabajadores españoles, lo que para algunos puede suponer un lujo, como es trabajar desde casa, para otras personas, que se han visto obligadas a hacerlo, ha supuesto un cambio en sus rutinas que a veces no han sabido como sobrellevarlo, por ello, desde Wellness Coach Institute hemos querido dar una serie de sencillos consejos para tratar de hacer el teletrabajo lo más llevadero posible y mejorar el bienestar de los empleados, hasta que la situación actual, tan inestable y cambiante, mejore, que al final es lo más importante.»

Fuente e imagen: diariocritico

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Canastas y Barrilitos

Por: Elisabeth De Puig

Las inquietudes que han salido a la luz a raíz de la denuncia de las prácticas en que habría incurrido la ministra de la Juventud así lo indican y serían la expresión de una voluntad ciudadana de que el Cambio no tenga contemplaciones frente a posibles desviaciones.

Pasan los días, las semanas, los meses y seguimos viviendo en un contexto inaudito e inédito, en medio de una crisis interminable que nos fuerza a una adaptación permanente, a nuevos aprendizajes, a vivir en la incertidumbre y con elementos contradictorios.

El regreso a clase virtual se acerca y la ansiedad de los padres aumenta; Navidad está a la vuelta de la esquina con sus primeras luces. Lo cierto es que estas serán para muchos unas Navidades muy especiales que no se parecerán a las anteriores.

Las recibirán con cierta tranquilidad económica servidores públicos de carrera que han visto sus empleos protegidos durante la pandemia y no se preocupan por un doble sueldo que están seguros van a cobrar. Lo más probable es que solo pierdan los beneficios suprimidos este año de las fiestas navideñas y la entrega de canastas que caracterizan esta temporada. Desesperados -dentro de esta categoría- estarán los que han sido cancelados de la administración pública por los motivos que sean.

En el sector privado, unas 400,000 familias lo van a pasar mal. Me refiero a los trabajadores que han sido suspendidos y se han beneficiado de los programas Fase uno y dos (que, dicho sea de paso, se acabarán en diciembre sin que la economía haya recuperado su brillo), y que -por lo que se sabe hasta ahora- recibirán una fracción mínima del tan esperado doble sueldo que permite “resolver” a tantas familias de nuestro país.

En cuanto a las más de 800,000 familias que reciben los beneficios de las diversas tarjetas y que se ayudan con el chiripeo, estas -de todas maneras- nunca la pasan muy bien.

Peor les irá todavía a las familias que no se benefician de ninguna tarjeta, así como las de migrantes.

Se habla mucho de la medida dispuesta por el gobierno de prohibir las canastas mientras las iglesias han apelado al mantenimiento de esta práctica. ¿Se tratará de lo mismo? Si bien entiendo, el gobierno ha prohibido gastar dinero en canastas suntuosas que el ministro tal mandaba al ministro cual, las canastas que diversas instancias gubernamentales mandaban a directores de periódicos, a altos ejecutivos de bancos y de otras entidades con el dinero del contribuyente, a la par de las canastas que recibían de diversas fuentes.

Prohíbe aparentemente también las canastas que era costumbre distribuir al personal en el transcurso de la fiesta navideña de la institución.

Si se puede aplaudir la supresión de las canastas suntuosas es más difícil alegrarse con la supresión de las canastas de los empleados que devengan bajos salarios y los hay muchos en la administración pública.

De todas maneras, estas prohibiciones no deberían tocar la solidaridad con las personas más vulnerables de la sociedad, a las cuales seguramente se refieren las iglesias.

Con los fondos ahorrados con la eliminación de las canastas de lujo se podría entregar -y sobraría- una caja de alimentos digna distribuida sobre la base de criterios claros, transparentes y reales para que todas las familias en situación de extrema pobreza que viven en nuestro territorio se beneficien de una cena de Navidad.

Por otro lado, junto a estas medidas, la población está esperando ver la concreción de otras promesas de cambio: la lucha contra la corrupción y la mejoría de la calidad del gasto. Si bien estas iniciativas eran necesarias antes de la pandemia, ahora más que nunca son imprescindibles. Suprimir los gastos suntuarios sería parte de este plan.

Las inquietudes que han salido a la luz a raíz de la denuncia de las prácticas en que habría incurrido la ministra de la Juventud así lo indican y serían la expresión de una voluntad ciudadana de que el Cambio no tenga contemplaciones frente a posibles desviaciones.

Está claro, de todas maneras, que el dinero que sigue siendo entregado a los legisladores para asistencia social, en espera de un mejor destino, no debe de ninguna manera ser manejado por el propio legislador sino directamente por la cámara correspondiente y que su asignación se haga de manera igualitaria. No es cuestión de rendición de cuentas y transparencia. A cada uno su función: a los honorables senadores y diputados, de hacer las leyes; al Estado, de ocuparse de la protección social, y al Senado y a la Cámara de Diputados, de pagar los asesores de los honorables miembros.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/canastas-y-barrilitos-8873620.html

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¿Cómo trabajar los miedos de los niños ante el coronavirus en las aulas?

Por: ABC

Pilu Hernández Dopico, maestra y CEO de El Pupitre de Pilu, ofrece cuatro pautas.

Los colegios, este año, tienen el reto de plantar cara al coronavirus al mismo tiempo que intentan desarrollar su propia actividad académica. Así, los profesores y demás profesionales de los centros educativos no solo han de vigilar que los menores se laven las manos o no se quiten la mascarilla, sino que también han de velar por su bienestar psicológico. Según la maestra Pilu Hernández, CEO de El Pupitre de Pilu, los profesores han de convertir el aula en un lugar seguro donde los pequeños no sientan miedo.

«Partimos de que el mayor deseo de los niños y niñas tras estar confinados era volver a clase, y tras 6 meses lo han logrado. Para ellos, el cole no es solo un lugar educativo, donde aprenden nuevos conocimientos, sino que principalmente es un lugar de encuentro con sus iguales, un espacio de ocio donde se relacionan con sus amigos y amigas. Es en la escuela donde forjan sus primeras amistades», recuerda la experta.

Pero este curso es muy diferente y están viviendo nuevas situaciones que podría provocar inestabilidad en sus rutinas. Aunque a los docentes no se les forma en gestión de las emociones, estos -indica la experta- «pueden seguir unas pautas para enfrentar el miedo en las aulas ante situaciones difíciles».

Ciertamente, a los docentes no se les forma en gestión de las emociones, «pero podemos seguir unas pautas para enfrentar el miedo en las aulas ante situaciones difíciles de abordar». Por ello, El Pupitre de Pilu propone 4 pautas a seguir en las clases:

1. El sentimiento que tiene que primar en las aulas es la calma y la resiliencia. Tenemos que asumir que el virus ha venido para quedarse y debemos aprender a vivir con él.

2. No podemos olvidar que muchos de los pequeños también han perdido seres queridos en esta pandemia, y debemos darles herramientas para superarlo y enfrentar el miedo que produce esta pérdida.

3. Debemos trabajar la diferencia entre privacidad y aflicción, ya que habrá niñas y niños que les quiten su privacidad de ir al colegio, pero tenemos que explicarle que eso lo podrán recuperar. El verdadero conflicto llega cuando hay que trabajar la aflicción, ese sentimiento de pena, dolor y/o tristeza que los pequeños pueden llegar a tener en estos momentos.

4. Tenemos que ser realistas y honestos. Debemos preparar a los niños mentalmente en lo que están viviendo y lo que pueda venir, ya que no es verdad que todo va a salir bien, y no podemos afirmarlo. Existen familias que están sufriendo directamente esta pandemia, no sólo sanitariamente hablando, sino también están en ERTES o han sido despedidos de sus trabajos, por lo que a sus hijos no podemos decirles que todo va a ir bien. Debemos enseñarles a vivir con ello, darles estrategias para afrontar lo que están pasando. Claramente no es la misma situación la de un niño ha perdido a su padre, que la de otro que le hayan echado del trabajo, pero ambas situaciones deben afrontarse.

«Como conclusión -dice la experta-, debemos crear aulas donde el miedo no sea el protagonista, sino que los protagonistas sean los alumnos, y que la educación no se ponga en último lugar, ya que es un derecho fundamental de los más pequeños. Además, tenemos que recordar que el colegio es el lugar donde los niños se desarrollan más allá de las competencias educativas que puedan adquirir en él, es donde comienzan a forjar amistades y aprenden a relacionarse».

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-como-trabajar-miedos-ninos-ante-coronavirus-aulas-202010110100_noticia.html

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