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Carles Monereo: “Dime cómo evalúas y te diré cómo aprenden tus alumnos”

15 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Carles Monereo

¿Tenemos claros los objetivos de las evaluaciones?
Evaluar cubre un amplio espectro de objetivos, desde acreditar unos conocimientos, competencias, capacidades; hasta dar un feedback al alumno y al profesor del proceso de aprendizaje en sí. Cuando evaluamos sabemos si la persona que está aprendiendo va por buen camino o no. También sirve para dar cuentas a la sociedad sobre cómo se educa a los ciudadanos.

¿Cómo evaluamos a nuestros alumnos?
Es complicado definirlo porque nuestro sistema es muy diverso. Hay centros que están muy en línea con la educación por competencias y por lo tanto  evalúan de acuerdo a este sistema, pero hay otros que continúan perpetuando un  método más sumativo, que evalúan conocimiento estático, conceptos declarativos. Este último responde más a una evaluación cuya finalidad  es únicamente acreditar conocimientos.

¿Cuál de las dos es el  mayoritario?
Aún impera la evaluación sumativa, que yo entiendo que es la que tiene menor interés educativo, aunque en ocasiones y en determinados contextos pueda resultar útil.

¿Pero si no educamos como antes, por qué se evalúa como antes?
En los métodos de evaluación también se detecta una evolución. Pero ahora mismo te puedes encontrar que dentro de un mismo centro, incluso de un mismo departamento, los profesores evalúen de forma distinta. Creo que el problema es que la evaluación siempre se ha considerado al margen del aprendizaje, no como parte de él.

¿Evaluar también es una forma de enseñar, entonces?
Claro, es un proceso conjunto. Si no sabes qué vas a evaluar ni cómo lo vas a hacer, ¿cómo decides qué es lo que vas a enseñar y cómo vas a hacerlo? Desde el punto de vista de la educación por competencias, por ejemplo, la diferencia entre una actividad que sirve para evaluar y una que sirve para enseñar tiene pocas diferencias; únicamente los recursos y ayudas que les des a los alumnos para solventar la situación que les plantees.

¿Una misma actividad puede servir entonces para enseñar y evaluar a la vez?
Sí, un mismo ejercicio puede servir para ambas cosas. Lo que se propone cada vez más es que las actividades de evaluación también sirvan para el  aprendizaje.

¿La evaluación sumativa no contribuye al aprendizaje del alumno?
Contribuye a cierto tipo de aprendizaje de tipo memorístico. Adquieres conocimientos muy útiles para ganar en programas de televisión o en juegos de mesa de culturilla general, pero se trata de un aprendizaje poco funcional.

Denos un ejemplo de evaluación innovadora.
A mí me gustan mucho las evaluaciones auténticas, las que plantean al alumno una situación real, como la que puede encontrarse en su día a día, como ciudadano en primaria o como profesional en la educación superior. De esta forma se activan los conocimientos, las aptitudes, el vocabulario, la comunicación, etc.

¿Cómo son las evaluaciones que planteas a tus alumnos?
Mis alumnos serán futuros psicólogos escolares y para evaluarles les propongo una situación verídica: deben ayudar a un profesor real a crear una unidad didáctica atractiva sobre un tema determinado para un grupo de alumnos con unos perfiles determinados. Pero no se trata de una simulación, se trata de casos reales. El profesor al que ayudan además participa en algunas clases y pone algunos  puntos de la nota final de mis alumnos. Este tipo de evaluaciones es lo que llamamos una evaluación auténtica.

 ¿Y este tipo de evaluación motiva o asusta a los alumnos?
Generalmente les asusta al principio, principalmente a los que suelen sacar buenas notas porque les rompe los esquemas de estudio que les funcionan bien. Pero tengo la certeza de que al final del curso el 80% de los alumnos están satisfechos con la evaluación, ya que les pido que, de forma anónima, respondan a un cuestionario para valorar las dinámicas de la clase.

¿Y queda satisfecho con las respuestas de sus alumnos?
Más que quedar satisfecho sirve para poner el termómetro a la clase. A veces los profesores no nos damos cuenta de lo que pasa en el aula. Con este cuestionario acabo averiguando por ejemplo, qué temas explicados en clase no han quedado claros, o qué problemas han tenido los grupos de trabajo cooperativos en los que se integran los alumnos para trabajar en clase.

¿Cuáles definirías como pautas claves para desarrollar una evaluación auténtica?
Este tipo de evaluaciones deben poner al alumno frente a situaciones lo más realistas posibles para que desarrollen y activen todos sus conocimientos y aptitudes. Hay que tener en cuenta y permitir el uso de todas las herramientas que los alumnos tendrían en la vida real. Mis alumnos pueden usar los apuntes, Internet, llamar por teléfono, consultar con otros profesionales, etc.

¿Y en primaria y secundaria?
Lo mismo. Se trata de que los alumnos utilicen los recursos que han aprendido en clase enfrentándose a problemas reales que se encuentran en el día a día, como ir a comprar por ejemplo o entender un prospecto de un medicamento. En situaciones reales los niños y niñas tienen la oportunidad de desplegar conocimiento de matemáticas, lengua, ciencias naturales, pero también de activar actitudes, emociones, procedimientos, etc.

¿Los profesores saben transmitir la importancia de las evaluaciones?
Los alumnos aprenden en función de cómo les evalúas y por consiguiente es fundamental trasmitir muy claramente y desde el primer día qué esperas de ellos. Si planteas a tus alumnos evaluaciones reales, resulta más fácil que los alumnos entiendan cuál es el sentido de lo que vas a enseñar. Pero si propones conceptos abstractos para formular unos cálculos o analizar unas frases que a lo mejor un día les sirven para algo, difícilmente el alumno se motivará.

¿Qué es lo más importante para transformar las evaluaciones?
Debemos tener claro qué es lo que queremos evaluar. Esas listas interminables de competencias abstractas que abundan ahora en las programaciones no ayudan demasiado. Es mejor que cada profesor determine, en primer lugar, qué situaciones auténticas deberán ser capaces de resolver sus alumnos al final de curso y luego diseñe las unidades y planifique las clases de acuerdo a esas situaciones de evaluación.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/carles-monereo-dime-como-evaluas-y-te-dire-como-aprenden-tus-alumnos/

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Elena Martín: “La evaluación hay que llevarla al proceso, no al producto”

15 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Elena Martín

¿La comunidad educativa tiene claro el concepto de evaluación?
Yo creo que no. Asociamos evaluación a examinación y no, no son sinónimos. La evaluación no es una parte final del proceso. Debe ser un continuo y de esta forma puedes ir viendo avances, ritmos… no te la juegas todo en una última pregunta. Cuando yo reviso y corrijo estoy viendo dónde están. Todas las enseñanzas de servicio aprendizaje son una evaluación en sí misma. La evaluación hay que llevarla al proceso, no al producto.

¿Con qué finalidad evaluamos actualmente a los alumnos?
Desgraciadamente, con una finalidad acreditativa. Es decir, la importancia de poner nota está centrada en plasmar nuestro juicio de valor en una calificación y eso lleva a que hagamos la evaluación para poner una nota precisa, objetiva y justa.

¿Y cuál debería ser la finalidad deseada?
La función formativa debe coexistir con la acreditativa. Deberíamos evaluar para saber en qué punto se encuentra el alumno, hasta qué punto hemos logrado asumir objetivos con él y por qué. Solo así sabremos cuál es el siguiente paso que debemos dar. Nosotros lo que planteamos es que hay una tensión entre la función acreditativa y la función formativa de la evaluación.
La lógica de la escuela ha derivado hacia esta parte más acreditativa olvidando la formativa.

¿Es posible hacer las dos cosas?
Por supuesto. No es imposible poner nota y además hacer una evaluación formativa. Debemos entender dónde está y por qué está en ese punto, y esto nos permite saber en qué línea debemos trabajar. Lo que no podemos permitir es que la función acreditativa se coma a la pedagógica y realce una estructura muy competitiva. Es uno de los elementos más perversos y difíciles de gestionar del sistema.

¿La información que obtenemos de las evaluaciones actualmente solo se utiliza para puntuar?
Los profesores tienen que plasmar en un boletín una calificación. A esto están obligados. Pero nada les impide, además, hacer una evaluación más narrada. Esta parte más pormenorizada es la que tiene valor. Son muy poco los centros que han entrado en un planteamiento de evaluación que les permite entender mejor en qué punto tenemos al alumno y como se le puede ayudar.

¿Qué impacto tiene la evaluación en el proceso de aprendizaje del alumno?
Imagínate que un alumno ha mejorado mucho en una asignatura, pero sigue siendo el último de la clase. ¿Qué es lo que trasciende de la evaluación? Que está suspendido, pero no se refleja la mejora que ha logrado. No hay autoestima que aguante esto. Lo ideal sería que cada uno se hiciera la evaluación respecto al nivel que tenía anteriormente: esto es una evaluación individualizada. Esto permite ver si avanzas o no, pero sin compararte con otros, sino solo contigo mismo.

¿Puede ser el alumno partícipe de su evaluación?
La evaluación puede ser estimulante si conseguimos que el alumno entienda que la causa de que esté donde está es una causa transformable, que entienda porque no ha alcanzado el objetivo o porque sí, y  qué es lo siguiente que necesita hacer. De esta forma evitaríamos atribuciones del tipo “yo soy tonto” a “mí no se me da bien esto”. Estas atribuciones colocan la responsabilidad fuera y les hacen pensar que ellos no pueden controlar las causas que sí son transformables. El estudiante se construye una identidad muy incompetente. Cuando alguien piensa que no puede aprender, no aprende.

¿Qué debe hacer el profesor ante este planteamiento?
Hay que entender la repercusión. No es que debamos ser blanditos y que regalemos notas; lo importante es que el adulto haga entender al alumno en qué estadio está y que planifique, si puede ser conjuntamente, qué es lo siguiente que hay que hacer para mejorar. Si esto no es así, lo normal es abandonar una tarea para la que parece que careces de las características necesarias.

El profesor puede, entonces, influir en la autoestima del alumno.
La función de la escuela es ejercer influencia educativa. ¡Los tenemos 16 años en las aulas! Es importante que los alumnos se conozcan y la mayoría de ellos no lo hacen. Se creen que con leer 8 veces algo ya se lo saben. Además de que el docente entienda dónde está el alumno, es importante enseñar al alumno a hacer esta valoración por sí mismo. Si tiene los criterios claros de lo que ha aprendido, es también capaz de corregir sus ejercicios y los de sus compañeros. La autoevaluación y la coevaluación son procesos dirigidos a hacer que el alumno tome conciencia de sí mismo.

¿Cómo podemos fomentar este tipo de evaluaciones?
La función formadora es aquella que permite a los alumnos valorar sus propios procesos. Para ello, los profesores debemos hacer las evaluaciones de manera que no todo dependa de nosotros, sino que sean procesos que analicen lo que está pasando y que el propio alumno tome conciencia de qué ha aprendido y porqué.

¿Es adecuado evaluar de la misma forma y al mismo tiempo a todos los alumnos?
Si estamos planteando que hay que atender la diversidad en las metodologías, también debemos hacerlo con la evaluación, es evidente. Tenemos estilos de aprendizaje diversos y también tenemos alumnos a los que les puedes decir que algo está mal y no se hunden en la miseria y otros que al menor toque de atención se deprimen. Es complejo en lo que nos diferenciamos. Yo propondría a los docentes que apliquen metodologías que se ajusten tanto como puedan a su diversidad.

¿Cree que ahora no lo hacen?
Cuando llegan a la evaluación hay una regresión. Han enseñado de manera diversa pero evalúan de manera uniforme. Esto es una contradicción teórica grandísima. No se puede evaluar por igual, pero tampoco creo que deban plantearse preguntas distintas.

¿Qué sería más correcto?
Como digo, no se trata de plantear diferentes modelos. Creo que más bien tiene que ver con que hagas tareas que sean suficientemente amplias como para que se puedan responder con distinto nivel de complejidad. Es muy difícil que alguien no aprenda algo de algo relevante. Quizá no ha aprendido tanto como otro, pero algo seguro que sí sabe. Si las tareas son suficientemente amplias, todo el mundo puede demostrar cierto nivel de competencia.

¿Qué motivo damos a los alumnos para evaluarlos?
No se les explica, se da por sentado que se hace y ya está. Está tan incorporado a la lógica de la escuela que cuando los alumnos empiezan el colegio ya saben que se les evaluará. Nadie se molesta en explicarles el porqué hacemos esto o para qué sirve. Los alumnos solo tienen la perspectiva de la nota.

¿Y sería importante que se les explicara?
La escuela se ha pervertido tanto por el elemento acreditativo que los alumnos no se dan cuenta que no les evaluamos para machacarlos, sino que si no evaluamos no sabemos dónde estamos.Nadie puede educar a otro si no va viendo el progreso que hace. No se puede hacer un proceso intencional, para querer conseguir una meta, sin tener evaluación.

¿Qué opina de las evaluaciones externas?
Si una evaluación externa no sirve para mejorar, no está justificada. Pero si se hace que, sobretodo, no sirva para ir a peor.

¿Cómo cree que deberían ser?
Las evaluaciones externas deben hacerse sin rankings. No se puede poner a competir a los centros y hacer públicos los resultados. Esto no aporta nada a la mejora. Lo que debe aportar es información para que los centros se entiendan mejor. Es importante utilizar también el criterio del nivel sociocultural. Si no se controla este factor, que sabemos a ciencia cierta que es un predictor de rendimiento clarísimo, estás dando una información al centro incompleta.
Al centro hay que decirle que va bien o mal en relación a centros con características similares, no hace falta poner nombre y apellido a los centros.

¿Hay alguna evaluación que pueda servir de referente?
No sé si de referente, pero los que las hacen muy bien son los vascos. En Euskadi sus pruebas diagnósticas devuelven la información a los centros con una comparativa longitudinal: se compara el estado del centro con el estado del año anterior. Las tendencias son la información más interesante. Ellos las hacen por nivel sociocultural, pero también por modelo lingüístico, que es un rasgo imprescindible en su caso. También se comparan grupos dentro del mismo centro. A veces una media del centro hace opaca la realidad por grupos y hay grandes diferencias.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/elena-martin-la-evaluacion-hay-que-llevarla-al-proceso-no-al-producto/

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España: Junta destaca la «importancia» de la participación de las familias en los Consejos Escolares .

Europa/España/14.11.2017/Autor y Fuente: http://www.20minutos.es/

La delegada de Educación de la Junta en Córdoba, Esther Ruiz, ha inaugurado las jornadas taller sobre los Consejos Escolares ‘Tu participación en el nuevo modelo del sistema educativo’ en las que se ha disertado sobre «la necesidad, el sentido y la calidad» de la participación de los Consejos Escolares en el sistema educativo actual y, en este sentido, Ruiz ha subrayado la importancia de fomentar la participación de las familias en este órgano educativo. ECO  Poca actividad social ¿QUÉ ES ESTO? 0 0 EUROPA PRESS. 11.11.2017

En una nota de prensa, la Junta ha señalado que la jornada se ha inaugurado con una ponencia-coloquio titulada ‘Los nuevos consejos escolares: participación activa’, del inspector de educación Francisco Cuadrado Muñoz y moderada por la presidenta de Fapa Ágora, María José Priego Mérida. En ella se ha analizado de manera activa y práctica, con los representantes de las Asocaciones de Madres y Pades del Alumando (Ampas), la necesidad de los Consejos Escolares.

La delegada de Educación ha señalado que con estas jornadas «se trata de fomentar la participación eficaz de este órgano conociendo cómo hacerlo, mejorando la calidad de las interacciones y la comunicación con el centro escolar». Asimismo, ha añadido que «es importante que los representantes de las familias en los Consejos Escolares conozcan y analicen, no solo la regulación normativa de la participación y las funciones de los Consejos Escolares, sino que distingan actitudes y conductas propias de las culturas individualistas y asociativas en la participación, niveles de implicación y dificultades que pudieran plantearse».

En este sentido, Ruiz ha destacado la ponencia coloquio de Cuadrado Muñoz, en la que «se van a compartir dudas y experiencias de participación de los centros educativos, como una oportunidad para reflexionar y de aprendizaje como consejeros escolares». Por su parte, el inspector Francisco Cuadrado Muñoz ha señalado que las investigaciones en entornos educativos «demuestran que la participación de las familias puede mejorar sustancialmente los logros y el éxito escolar» y ha añadido que el camino es a través de los Consejos Escolares, «donde se evalúa tanto del Proyecto educativo como el de Gestión del centro, así como sus normas de organización y funcionamiento y su programación general anual». La presidenta de Fapa-Ágora, María José Prieto, ha manifestado que la federación comienza este nuevo curso, como años anteriores, «con la intención de llegar al mayor número de Ampas», y, por tanto, de familias, para hacer hincapié en «la importancia» de la formación para una participación activa y de calidad en los consejos escolares, «que redundará positivamente en la educación que nuestros hijos reciban en los centros docentes».

Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/3184277/0/educacion-junta-destaca-importancia-participacion-familias-consejos-escolares/

Imagen: http://cdn.20m.es/img2/recortes/2017/11/11/578692-944-500.jpg?v=20171111134442

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¿Cuántas veces debe estar expuesto el cerebro a una palabra para aprenderla?

Por: BBC Mundo

¿Alguna vez te has puesto a pensar cuántas veces necesitas escuchar una palabra para incorporarla a tu vocabulario?

¿Una, cinco, diez, veinte?

También es posible que no necesites la misma cantidad de repeticiones para aprender todas las palabras. Tal vez con algunas precises menos tiempo que con otras.

Pero entonces ¿se puede establecer un número?

Exposición

La cantidad de veces en el que el cerebro de un estudiante debe estar expuesto a una palabra para aprenderla ya preocupaba a los miembros del departamento de Investigaciones Educativas de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, hace más de medio siglo.

MaestraDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLa exposición reiterada es la clave para aprender nuevo vocabulario, aseguran los expertos.

En concreto, en 1965 los especialistas en educación y psicología David Ausubel y Mohamed Youssef de esa casa de estudios llegaron a la conclusión de que un estudiante necesita estar expuesto a una palabra 17 veces para aprenderla.

Y en la actualidad los expertos dicen que el promedio va de entre 15 a 20 veces.

Incluso, basándose en esta premisa, el Departamento de Educación de Estados Unidos publicó recomendaciones para mejorar la alfabetización de los adolescentes.

Una de las sugerencias para mejorar el vocabulario es la repetición de la exposición de nuevas palabras en un contexto tanto escrito como oral y dando lugar a la práctica.

Por esto, BBC Mundo consultó a Catherine Snow, profesora de Educación en la cátedra Patricia Albjerg Graham de la Universidad de Harvard.

Línea
Cerebro sobre un libro.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionAunque no es un músculo, al cerebro de un estudiante hay que entrenarlo.

¿Por qué el cerebro necesita estar expuesto tantas veces a una palabra para aprenderla?

En primer lugar, este es un promedio entre muchas palabras y condiciones diferentes de aprendizaje. A veces solo toma una vez aprender el significado de una palabra. Puedes apuntar a algo y decir la palabra y los niños la recordarán, la aprenderán y la llamarán así de ahí en adelante. Pero el significado de muchas palabras no puede encapsularse en señalar un objeto o una imagen. Hay muchas cosas que aprender sobre otras palabras, no solo cómo las pronuncias o lo que significan, sino también el contexto adecuado para usarlas.

Entonces para entender el contexto en el que aparecen muchas palabras es necesario que la escuches 10, 20 o 30 veces para que tengas un buen sentido de las múltiples estructuras en las que pueda aparecer.

Tenemos que pensar en estas 15 o 20 veces de exposición como un promedio entre palabras fáciles y difíciles, aquellas con un significado simple contra las que cuentan con uno complejo.

Es posible aprender una palabra en una primera exposición, pero las posibilidades son pocas».

Catherine Snow, profesora de Educación en la Universidad de Harvard.

¿Qué sucede con los estudiantes de un segundo idioma?

Para el caso de los estudiantes de un segundo idioma se espera que aprendan unas 200 palabras por semana. Algunas de esas palabras la aprenderán, pero no podemos estar seguros si las recordarán.

¿Y cuál es la estrategia?

El diseño típico es que el maestro seleccione las 200 palabras para enseñar esa semana y asegurarse de que los alumnos estén expuestos a ellas unas cinco veces en el día en que se supone que deben ser introducidas. Al día siguiente, cuatro veces. Tres veces el próximo par de días. Y luego una o dos veces la semana después. De este modo existen muchas oportunidades para que el alumno escuche o lea esas palabras, y así asegurarse de que se produzca la consolidación de la memoria (proceso por el cual la memoria a corto plazo pasa a la memoria a largo plazo).

Este promedio de exposición del cerebro para aprender una palabra ¿se aplica a cualquier edad?

Los datos con los que contamos son en el marco de la enseñanza de idiomas. Ese es el único lugar donde se puede saber con qué frecuencia se expone una palabra al alumno, porque con los niños pequeños no sabemos cuán a menudo usamos una palabra antes de que la aprendan.

Todo sugiere que a partir de los 15 años los estudiantes son más eficientes en el aprendizaje, ya que pueden estudiar por sí solos y usar bibliografía para reforzar los conocimientos. Entonces, creo que los estudiantes más jóvenes probablemente necesitarían más exposición.

Catherine Snow (Foto: Universidad de Harvard)Derechos de autor de la imagenUNIVERSIDAD DE HARVARD
Image captionCatherine Snow sostiene que en promedio el cerebro necesita estar expuesto a una palabra entre 15 y 20 veces para aprenderla. (Foto: Escuela de Educación de la Universidad de Harvard)

¿Cuál es su experiencia en torno a la cantidad de veces que el cerebro debe estar expuesto para aprender un idioma?

Es posible aprender una palabra en una primera exposición, pero las posibilidades son pocas, según lo revelan las estadísticas. La forma de asegurarse es proporcionando múltiples exposiciones. Pero también es más fácil enseñar palabras si están relacionadas entre sí. La forma en que yo lo hago es: primero mostrar una foto de un tema en el que los estudiantes estén interesados y luego pensar qué palabras realmente se necesitan para hablar sobre ese tema. Luego presentar lecturas y oportunidades para escribir relacionadas y las palabras naturalmente se repetirán múltiples veces.

¿Puede mencionar alguna otra estrategia para hacer que los alumnos aprendan una nueva palabra?

Averiguar cómo hacer que los estudiantes usen las palabras de forma oral y escrita. De esta manera es mucho más probable que formen lo que llamamos una representación léxica de alta calidad (que incluye una ortografía, semántica y fonética detallada).

Hay palabras que conocemos, aunque no estemos muy seguros de cómo deletrearlas o pronunciarlas, pero puedes entenderlas si las lees. Esas palabras son frágiles en nuestro vocabulario. Sin embargo, si puedes hacer que los niños entiendan cómo usarlas, es más probable que las recuerden.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-41674285

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Isabel Solé: “Ceñir la lectura a un nivel instrumental es limitador”

Fuente: http://blog.tiching.com

Isabel Solé

“No hay dos personas que lean el mismo libro” ¿Está de acuerdo con esta frase de Edmund Wilson?
Claro que hay muchas personas que leen el mismo libro, lo que quería decir Wilson es que no hay un libro que tenga una sola interpretación. A pesar de que todos leamos el mismo texto, cada uno hace una interpretación peculiar de aquello que ha leído. Esto no es muy diferente a lo que ocurre cuando escuchamos una conferencia, cuando vemos una película o cuando observamos una obra artística. En cada una de nuestra acciones interviene lo que nosotros aportamos a nivel cognitivo y emocional y esto es lo que nos hace llegar a una determinada interpretación.

La forma en la que un niño o niña aprende a leer, ¿de qué manera condiciona su capacidad de aprendizaje?
Para responder esta pregunta deberíamos remitirnos a muchos aspectos que tienen que ver con lo que significa aprender a leer. De forma muy simplificada, podemos decir que la forma en la que un niño aprende a leer determina cómo entiende el papel de la lectura. Lo que puede influir en la capacidad de aprendizaje es que enseñemos que la lectura va más allá de aprender a decodificar la escritura.

¿Qué formas hay de aprender a leer?
Cuando enseñamos a leer de forma que lo importante es entender lo que dice el texto, probablemente la aproximación de estos niños a la lectura estará muy condicionada a esta idea. Cuando la forma de aprender a leer contempla las aportaciones que el niño hace respecto a la lectura, el niño entiende que el texto es algo sobre lo que se puede pensar, reflexionar… Esto le da una visión enriquecida y aprende  que la lectura es un instrumento que le sirve, no solo para saber lo que el texto dice, sino también para revisar sus propias ideas, para aprender…

¿Se tiene esto en cuenta hoy en día en las aulas?
Los estudios indican que se invierte mucho tiempo en que los niños aprendan a leer, es decir, se invierte en los estadios iniciales de la lectura, que son muy importantes, pero se dedica menos esfuerzo a enseñar a utilizar la lectura para aprender contenidos complejos como son los de las áreas curriculares. Es frecuente la creencia cómoda, pero equivocada, de que cuando un niño o niña sabe descifrar textos puede aprender a través de la lectura.

Y, en cambio, ¿cuál es la realidad?
La competencia lectora no es una capacidad que se adquiere, se convierte en estable y se aplica tal cual como si fuera un patrón. Es una capacidad que se moldea, se hace más flexible a medida que vamos leyendo textos de complejidad diversa y que nos sirven para resolver distintas tareas y lograr diferentes objetivos de lectura. Todo esto exige que se enseñe a poder trabajar el texto: relacionar información dispersa, analizar, buscar las ideas principales, etc. A enseñar estos aspectos se presta menos dedicación de la que se debería.

¿Todos los niños aprenden a leer al mismo tiempo?
No. Para que los niños puedan aprender a leer, deben entender lo que la escritura representa, su relación con el lenguaje oral. Esto lo explican muy bien Ana Teberosky y Emilia Ferreiro en sus investigaciones. Los niños deben entender qué es un sonido, qué es una letra, deben saber aislar una letra en el conjunto de una palabra, o lo que es más difícil, aislar un sonido en una emisión fonética continua. Deben saber aislar segmentos y hacer correspondencias. Esto es un proceso lento y apasionante, y que cada niño hace a su ritmo, aunque la curiosidad que suelen tener sobre el tema facilita mucho las cosas.

¿Qué influye en este aprendizaje?
Las experiencias que ellos tienen en el lenguaje escrito son muy importantes. Hay familias en las que el lenguaje escrito está muy presente en su día a día y familias en las que lo está menos. De la misma forma que hay familias en las que la música está muy integrada y otras en las que no lo está. Esto hace que para algunos niños el proceso esté más estimulado y pueda ser más rápido, y que en otros niños el proceso vaya más despacio. Aunque nunca es un problema, al final todos los niños lo acaban haciendo.

Y cuando hablamos de aprender a reflexionar y a interpretar los textos, ¿también hay un ritmo individual?
Por supuesto, cada niño aprende todo a su ritmo. Cada alumno llegará a metas diferentes en tiempos diferentes. Además, este es un proceso de ir y venir. Lo que no podemos esperar es que todos hagan lo mismo con un mismo contenido porque sus experiencias y su motivación varían en cada caso.

¿Piensa que un niño o adolescente puede leer cualquier libro o deben tener cierta calidad literaria?
Lo que sería interesante es que los niños tuvieran a su alcance muchas lecturas y que fueran de mucha calidad. Que tengan mucha libertad para poder escoger: todo lo que tiene que ver con el disfrute de la lectura está directamente relacionado con el respeto que tenemos por sus deseos a la hora de escoger.

¿Es un error habitual?
En nuestra formación literaria tiene cabida el habernos equivocado muchas veces con los libros, así como la capacidad de seguir determinadas corrientes o autores, etc. Lo que hay que primar es que los niños lean.

Una interesante reflexión…
Hay maestros o padres preocupados porque los niños solo quieren leer cómics, pero igual ellos solo leen novela policíaca. Lo importante es que los niños se enganchen con la lectura. Cuando vemos que hay mucha reiteración o que se enfocan solo a un género es el momento de invitarles a leer cosas distintas, pero sin hacer uso de la imposición. Como dice Pennac, “el verbo leer, como otros verbos (amar, por ejemplo), tolera mal el imperativo.”

Con un entorno tan estimulante como el que rodea a los niños y niñas hoy en día, ¿cómo se consigue la concentración necesaria para poder comprender aquello que se lee?
La competencia con lo audiovisual es dura, tiene mucho atractivo y exige menos esfuerzo cognitivo. Si un niño puede escoger, seguramente escogerá lo más fácil y lo que socialmente se valora más. Nuestra sociedad no valora mucho el conocimiento ni las características vinculadas a la lectura: la concentración, la pausa, el detalle, la tranquilidad, el silencio. Creo que la mejor manera es que los adultos que forman parte del entorno del niño le inviten a leer y den ejemplo. No intentando que dejen de estar atraídos por otros entretenimientos, pero sí dando valor a la lectura. Es muy importante el papel de las personas que son importantes para ellos.

¿Qué implica la lectura comprensiva? 
En la lectura comprensiva interviene el texto, pero también el formato, el contenido, la densidad informativa… además de lo que aportamos nosotros como lectores: la finalidad con la que leemos, los conocimientos previos, el sentido que le damos a esta lectura, nuestras creencias, etc. Interviene asimismo la capacidad que tenemos para procesar la información del texto y ser estratégicos con ella.

Son muchos factores a tener en cuenta. 
La lectura es una actividad cognitiva muy compleja. Esto explica también que dos lectores no entiendan exactamente lo mismo cuando leen el mismo texto o que un mismo lector aborde un texto en diferentes momentos de su vida y extraiga cosas diferentes. La lectura no es solo “decir” lo que dice el texto,  sino elaborar una interpretación propia para dicho texto, poder comprenderlo y desentrañarlo.

¿Cuáles son las claves para una comprensión lectora óptima?
Todas las condiciones anteriores entran en juego. Muchas veces al leer nos damos cuenta que no entendemos nada: puede ser porque no tenemos suficiente conocimiento previo para entender lo que dice ese texto, quizá porque no sabemos por qué lo estamos leyendo, o porque nos aburre.Es necesario tener en cuenta estas variables, sobre todo desde el punto de vista de la educación. La lectura se enfocará de distinta manera si las lecturas tienen sentido y responden a una finalidad visible para el lector, si se adaptan a sus conocimientos previos. Pero deben tenerse en cuenta todas las variables.

Comenta que con frecuencia la enseñanza de la lectura se orienta a saber qué dice el texto y no a la reflexión libre. ¿Qué podemos hacer para cambiar esta perspectiva?
Saber qué dicen los textos está muy bien, el problema es ceñir la lectura a un nivel puramente instrumental porque esto es limitador. Leer nos permite saber qué dicen otros sobre un tema, pero también nos permite reflexionar pensar sobre lo que nosotros mismos pensamos. Es una función de la lectura más epistémica, orientada a mejorar nuestro conocimiento y de lectura crítica. Sabernos situar delante de los textos es importante.

¿Y cómo podemos llegar a conseguirlo?
Lo que les pedimos a los estudiantes no se puede limitar a que reproduzcan qué dicen los textos, sino que deben ser tareas orientadas a que digan qué piensan de ellos y que encuentren argumentos para apoyar su propia interpretación, relacionándolo con otras cosas que han leído. La simplificación está en no ver la diversidad de formas de ser lector, y de formas diferentes de procesar la información. Es importante saber que seguimos aprendiendo a leer a lo largo de nuestra vida, el aprendizaje de la lectura solo empieza en la escuela.

¿Qué quiere decir exactamente?
Hay que dar a conocer la lectura en todas sus dimensiones, no hay ninguna razón por la que la lectura se deba enseñar únicamente de manera reproductiva o instrumental. Esto exige que entendamos qué significa leer y para qué nos sirve la lectura. Cada disciplina científica tiene su manera peculiar de codificar la información, por lo que exige una forma determinada de leer y de escribir. El aprendizaje de la lectura no puede limitarse a aprender a leer textos narrativos en una determinada etapa del sistema educativo: aprender a leer de forma profunda, crítica y epistémica es un proceso que no se desprende de lo anterior, y al que hay que prestarle la atención que se merece a lo largo de toda la escolaridad.

¿Se deben propiciar espacios educativos para la lectura?
Todo lo que favorezca la lectura está muy bien. En los primeros cursos de escolaridad esto se entiende bien: hay espacios cómodos con estanterías con libros en un ambiente agradable y cuidado. También ayuda la idea de que no se puede leer todo en cualquier lugar. Yo,  si voy en el metro,  puedo leer un correo o una novela -¡aunque seguramente no la disfruto igual que en una hamaca!-, pero no un ensayo, o una propuesta de contrato, que requieren mayor concentración.

¿Deben tener una característica especial?
Lo que es más importante de estos espacios es que se utilicen, y que lo utilicemos todos. Que no sea un espacio donde los niños van cuando han acabado una tarea, o cuando el profesor está haciendo otra tarea (corrigiendo, por ejemplo), porque entonces tiene una consideración como “de relleno”. Si la lectura importa, entonces debe tener un tiempo para todos, incluidos los profesores. Quizá ellos serán, para algunos estudiantes, los únicos adultos significativos a los que pueden ver leyendo.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/isabel-sole-cenir-lectura-nivel-instrumental-es-limitador/

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Crisis de aprendizaje

08 de noviembre de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com

Por: PCNPOST

617 millones de niños y adolescentes no están recibiendo conocimientos mínimos en lectura y matemática

Nuevos datos proporcionados por el Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS) revelan que, a nivel mundial, 617 millones de niños y adolescentes no logran alcanzar los niveles mínimos de conocimientos en lectura y matemática requeridos. De acuerdo al UIS, esto apunta a una “crisis de aprendizaje” que podría poner en riesgo el avance hacia la materialización de la Agenda para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

El desglose de los datos muestra que más de 387 millones de niños en edad de cursar educación primaria (56%) y 230 millones de adolescentes en edad de cursar educación secundaria baja (61%) no lograrán los niveles mínimos de conocimientos en lectura y matemática.

África Subsahariana concentra la cifra más alta: 202 millones de niños y adolescentes no están aprendiendo estas asignaturas esenciales. En toda la región, prácticamente nueve de cada diez niños entre las edades de 6 y 14 no adquirirán los niveles mínimos de conocimiento en lectura y matemática. En Asia Central y del Sur, se ha identificado el segundo nivel más alto de niños en esta situación cifra que alcanza al 81% de esta población, es decir 241 millones de niños.

La mayoría de los niños en situación de no aprendizaje asisten a la escuela:

Quizás los más sorprendente – y alarmante – es que dos tercios de los niños que no logran aprender se encuentran escolarizados. De los 387 millones niños en edad de cursar educación primaria que no pueden leer correctamente, 262 millones asisten a clases. Adicionalmente, se ha identificado a cerca de 137 millones de adolescentes en edad de cursar educación secundaria baja que, a pesar de asistir a la escuela, no han logrado alcanzar niveles mínimos de competencia en lectura.

Los datos sugieren que las nuevas cifras son el resultado de tres problemas de ocurrencia común. Primero, acceso limitado a la escuela, situación que implica que los niños no escolarizados tendrán escasas o ninguna posibilidad de lograr un nivel mínimo de conocimientos. Segundo, el hecho de no lograr retener a los niños en la escuela ni poder darles la orientación necesaria durante su trayectoria escolar. Tercero, el tema de la calidad de la educación que se imparte en el aula.

Una llamada de alerta

Las cifras son abrumadoras tanto en términos del potencial humano desperdiciado como de las expectativas de desarrollo sostenible. Sin embargo, muchos de estos niños no están ni ocultos ni aislados de sus gobiernos o comunidades ya que forman parte del aula y cada uno alberga sus propias aspiraciones y potencial. Podemos ayudar a estos niños, aunque no basta con desear que permanezcan en la escuela y aprendan los conceptos básicos. Las última información dada a conocer representa una llamada de alerta en el sentido que se deben realizar muchas más inversiones destinadas a mejorar la calidad de la educación: Silvia Montoya, Directora del UIS.

Los objetivos mundiales de la educación son claros: el Objetivo 4 de Desarrollo Sostenible (ODS 4) busca que los gobiernos se comprometan a garantizar “una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje para todos”. Los nuevos datos son los primeros en medir el avance hacia la consecución de la meta 4.1 de los ODS, que requiere una educación primaria y secundaria que constituya una vía hacia “el aprendizaje pertinente y eficaz”. UNESCO

Fuente artículo: http://pcnpost.com/crisis-de-aprendizaje/

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Xavier Kirchner: “Las TIC permiten la heterogeneidad en clase”

08 de noviembre de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Xavier Kirchner

Fue el precursor de la introducción de las TIC en el aula a través del programa EduCAT1x1. ¿Cómo nació la idea?
Durante la etapa en la que fui director de segundo nivel en el centro de I+D de Telefónica en Barcelona, muchas de las personas con las que trabajaba, en su mayoría jóvenes, eran precursores de lo que hoy llamamos nativos digitales: tenían la capacidad de hacer muchas cosas en paralelo. Fue cuando tomé conciencia de que se debía potenciar esa habilidad y de que la educación no podía seguir siendo lineal como hasta entonces.

Y, de la idea al hecho, ¿qué pasos siguió?
Me reuní con el Consejero de Educación en aquel momento, Ernest Maragall, y le propuse iniciar un proyecto para avanzar en la implementación de la educación digital. Además, la coyuntura era favorable: en primer lugar, la idea tuvo muy buena acogida entre la comunidad educativa; en segundo lugar, ya existía la posibilidad de acceder a netbooks económicos; en tercer lugar, habían nacido iniciativas para poner al alcance de los profesores libros de texto digitales; y, por último, el Ministerio de Educación había puesto en marcha el programa Escuela 2.0, que permitió invertir en infraestructura y llevar wifi a las escuelas. Todo ello facilitó el nacimiento de EduCAT1x1.

Debió de haber dificultades…
Podría nombrar muchas, pero la más grande vino de la mano de la conectividad de las escuelas, que fallaba mucho y que costaba arreglar porque había varias empresas responsables de garantizarla. No había un ente único que se encargara de extremo a extremo de la conectividad y esto dificultaba encontrar y solucionar los problemas.

¿Estamos preparados para asumir el reto de introducir la tecnología en el aula?
Sí, porque la tecnología digital está en la vida de todos. Todo el mundo está colgado de un smartphone, usa una tablet o un ordenador. No hay una brecha digital que deje a los ciudadanos fuera del sistema. En el caso de Cataluña, hay una oferta editorial importantísima y las escuelas tienen ya la infraestructura adecuada. El único problema que había antes es que no existían los recursos para introducir la tecnología digital de forma fácil para los docentes.

Desde su experiencia, ¿cómo deben convivir los recursos educativos analógicos y los digitales?
Quien mejor lo puede decir son los docentes. Son quienes pueden decidir cómo educar a los alumnos, porque los conocen y conocen la situación en la que viven. Y para ello deben tener la libertad para combinar los recursos analógicos y digitales.

¿Cree que la digitalización es la clave para personalizar el aprendizaje de los estudiantes?
La educación personalizada es un objetivo pedagógico presente desde siempre: no hay dos alumnos iguales. Pero, teniendo en cuenta el contexto en el que se encuentra la escuela occidental hoy, con alrededor de 20 o 30 alumnos por docente, con horarios… es imposible. Los medios digitales facilitan que el profesorado pueda elegir cuáles son los mejores recursos para combinar la estrategia docente con la estrategia de aprendizaje del alumno.

¿Cómo?
El mundo digital permite la heterogeneidad dentro de la clase, porque mientras yo estoy sentado en un pupitre viendo los números primos en un módulo educativo básicamente visual, a mi lado mi compañero los estudia mediante un módulo básicamente explicativo. Y nuestro profesor, en lugar de explicar a todos a la vez qué son los números primos, puede estar pendiente de qué problemas tenemos. Esto es un sueño que con métodos analógicos era sólo posible si tienes un profesor particular, pero no con un profesor por cada 30 alumnos.

Viendo que no hace tanto esta imagen era impensable, se hace difícil predecir el futuro.
Sí. Sin embargo, se intuye por dónde va a ir, porque hay una tendencia que está entrando con mucha fuerza: la educación basada en recomendaciones de filtrado colaborativo. Se trata de un sistema que tiene dos vías: una que viene determinada por la información sobre las necesidades del alumno, que el sistema recaba mediante sus ejercicios y evaluaciones; y otra viene determinada por la actividad y preferencias mostradas en redes sociales. Así, mediante los recursos educativos adaptados y la posibilidad de recomendaciones individualizadas, se puede llegar a fomentar muchísimo la educación personalizada.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/xavier-kirchner-las-tic-permiten-la-heterogeneidad-en-clase/

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