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Utopía, Educación, gobiernos y profesores

 Autor: Eduardo Ibarra Aguirre

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura presentó su informe de seguimiento global del ramo en 2016 en el que alerta: Es posible generar efectos negativos graves cuando se usan los resultados de los alumnos para responsabilizar a maestros y escuelas de los problemas de fondo que se enfrentan.

A juicio de la Unesco, que está en vías de abandonar Estados Unidos e Israel, los gobiernos son responsables de garantizar las condiciones adecuadas para el aprendizaje, como la rendición de cuentas, pues la corrupción en el sector educativo es más elevada que en el campo de la construcción. Ilustra que durante 2009-14, de las licitaciones en educación de los países asociados solamente 38% tuvieron un licitador, cifra que en el sector de la construcción apenas alcanzó 16%.

El informe Rendir cuentas en el ámbito de la educación: cumplir nuestros compromisos, como cada año analiza el avance en el logro de las metas –como garantizar la educación con inclusión, equidad y calidad–, destaca que para concretar los ambiciosos objetivos en materia educativa depende de diversos agentes que deben cumplir responsabilidades compartidas, por lo que “no se deben exigir cuentas a alguien por resultados que están fuera de su control”.

El enfoque utilizado por el órgano integrado por 193 Estados miembros y seis Miembros Asociados, amén de pertinente por colocar en un primer plano las responsabilidades gubernamentales y subrayar la incidencia de los factores socioeconómicos en la tarea educativa, sin pretenderlo son una fuerte llamada de atención sobre el aplicado en México con la reforma educativa promulgada en 2013 –la más estratégica de las reformas estructurales, reza la propaganda oficial– e impuesta con el apoyo de la Policía Federal y del Ejercito por Emilio Chuayffet, después relanzada con más agresividad por Aurelio Nuño y en la actualidad con Otto Granados.

Hoy es suficiente con voltear la vista a Michoacán, donde la Sección 18 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación deplora que el gobernador Silvano Aureoles recurra a la judicialización y no al diálogo para frenar las protestas, con saldo de 78 profesores detenidos, 20 de ellos golpeados por agentes de la PF, seis policías lesionados, cuatro vehículos incendiados, dos patrullas destruidas y pérdidas millonarias por la toma de las vías del tren en las que se mueven toneladas de mercancías del puerto de Lázaro Cárdenas a otros puntos del país y Asia. Todo por exigir durante dos meses lo elemental: el pago de salarios, aguinaldos, bonos y otras prestaciones.

¿Cuál reforma educativa puede impulsarse cuando la que está en curso es de corte administrativo y laboral para controlar al magisterio y no se cubren a tiempo las obligaciones salariales del gobierno?

Es plausible, por ello, que la Unesco reivindique la transparencia como parte sustantiva de la mejora de los sistemas educativos, pues sólo 6% de las naciones publican cada año informes de seguimiento, mientras menos de 20% garantiza a su población un mínimo de 12 años de escolaridad. En 45% de las naciones, los ciudadanos no pueden llevar a juicio a sus gobiernos por violar el derecho a la educación, y sólo en 41% de los Estados se aplica esta medida. En acciones como la elaboración de material didáctico para alumnos y escuelas, 60% de los sindicatos magisteriales no es consultado, y en la mitad de los países no existen reglamentos para regular el número de alumnos por clase. Entre ellos, digo yo, destacadamente México.

Acuse de recibo

“Mario Campos. ¿Por qué todos los periodistas, hasta los más serios, siguen mencionando que el nuevo presidente de la república tomará posesión el 1o. de diciembre, cuando el 83 constitucional modificado señala que será el 1o. de octubre? ¿Será que lo volvieron a modificar y quedó como estaba anteriormente? ¿Seré el único que no se enteró? No sean gachos, me hubieran avisado. Ni un voto más al PRIANRD”. La reforma entra en vigor en 2024… Antonio del Campo Gordillo sobre el quinceañero Forum en Línea: “Felicidades por el aniversario y la lucha que ha significado lograr todos estos años de información. No cualquiera es así”… Invitación. “A 19 años del inicio de la Revolución bolivariana. Logros y retos”, miércoles 7 a las 17 horas en Laredo 5, frente al parque México, colonia Hipódromo-Condesa… Para leer en Forum. Davos: Las preocupaciones de la elite (Jorge Faljo). Boleta de calificaciones del primer año de Trump (Luis Emiliano Gutiérrez Poucel). Donald Trump y el ocaso de Enrique Peña (Dolia Estévez). Sonámbulos incomprendidos;  Peña Nieto y los sepultureros de la ciencia ficción (Jesús Delgado Guerrero). ¿Quién trajo a México a JJ Rendón? (José Luis Camacho Acevedo). Andamio; Epifanías; Las vueltas del tiempo; Desde Rusia con amor (Raúl Moreno Wonchee). Asesores ominosos, la catadura del PRI; Un libro y una propuesta legislativa contra la trata (Teresa Gil).

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/02/06/utopia-educacion-gobiernos-y-profesores

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Opinión: La Didáctica de la Matemática. Una Ciencia Joven

Chile / 18 de febrero de 2018 / Autor: Ismenia Guzmán Retamal / Fuente: Universia

En la obra “Veinte años de Didáctica de las Matemáticas en Francia”, se da cuenta del Coloquio realizado en homenaje a Guy Brousseau en junio de 1993 y de la fundación de la Asociación para la Investigación en Didáctica de la Matemáticas ARDM.

Veinte años en una vida marca la entrada a la madurez, la Didáctica de la Matemática trata de instalarse como una disciplina científica, cuyo objeto de estudio son los fenómenos que ocurren en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Hay acuerdo entre los investigadores que su nacimiento ocurre durante los años 60, debido a las consecuencias de la llamada reforma de las matemáticas modernas. Entre los cambios de los programas escolares, está la introducción de la lógica y la teoría de conjuntos, éstos ocurrieron en varios países y produjo un fracaso total en el aprendizaje de los alumnos. Una problemática llevó a profesores y académicos a espontáneamente buscar razones y medios para mejorar la enseñanza.

Estados Unidos desarrolla la Educación Matemática (Mathematics Education) y Europa, la Didáctica de las Matemáticas. Se organizan Jornadas, Coloquios y Congresos, con el fin de intercambiar experiencias, en general centradas en los problemas de aprendizaje de los alumnos y en los métodos y acciones de profesores en clases.

En Chile, en 1982, se crea la Sociedad Chilena de Educación Matemática (SOCHIEM), integrada principalmente por académicos universitarios encargados de la formación de profesores de matemáticas para la Enseñanza Básica y Media. La actividad principal de la SOCHIEM es la realización de las Jornadas Nacionales organizadas por la Sociedad en conjunto con alguna Universidad que ofrezca la sede. Los hallazgos o fenómenos emergentes de esas experiencias necesitaban ser analizados en profundidad. Surge así la necesidad de contar con marcos teóricos que permitan realizar análisis en profundidad que puedan dar una significación científica a esos fenómenos didácticos.

La enseñanza y aprendizaje de las matemáticas son procesos complejos que convierten a La Didáctica de las Matemáticas (o Educación Matemática) en un campo de problemas de distinta naturaleza, relacionados con: el aprendizaje de un saber matemático, la enseñanza, las instituciones donde se realiza el proceso, los diferentes niveles de estudio, la realidad sociocultural de la institución y de los alumnos, etc.  Existen así, fenómenos de dimensión micro didáctica relacionados con la clase, mezo didáctica con los programas y textos, macro didáctica relacionada con la institución.

Debido a la complejidad del objeto de estudio, la Educación Matemática se presenta como un campo interdisciplinario que integra otros dominios, como las Ciencias Cognitivas, la Pedagogía, la Sociología, Filosofía, Epistemología y, claro está, la Matemática. De esta manera, la Educación Matemática (EM) tiene características de ciencia social y también de ciencia experimental. En este sentido, los métodos de investigación de la EM son compartidos con tales ciencias, pudiendo ser así cualitativa, estudio de casos, observaciones clínicas, u observaciones directas de clases, etc., y los datos se recogen mediante, encuestas, entrevistas entre otros. También puede ser cuantitativos con uso de Programas tales como por ejemplo el CHIC.

El Marco Teórico de la EM está compuesto por diferentes teorías debido a su interdisciplinariedad y complejidad de su objeto de estudio. Entre ellas se distingue la Teoría de Situaciones, la Teoría de la Transposición Didáctica, la Teoría de Registros de Representación Semiótica, el Enfoque Antropológico de lo Didáctico, el Juego de Marcos Matemáticos, el Enfoque Onto-Semiótico, la Etnomatemática, el Espacio de Trabajo Matemático, entre otros.

Guy Brousseau, uno de los principales didactas franceses reconocido internacionalmente, desde los años 70 planteaba la necesidad de modelizar científicamente los fenómenos didácticos del proceso de enseñanza y aprendizaje, por ejemplo en 1986 escribe Fondements et Méthode de la Didactiques des Mathématiques publicado en el volumen 7.2 de la revista Recherches en Didactique des Mathématiques (RDM).

En Chile, todavía en los años 1990, en las Jornadas de la SOCHIEM, las exposiciones no contemplaban investigaciones propiamente tales, sino experiencias puntuales sobre rendimientos o diagnósticos. Un ejemplo es el del proyecto de las 900 escuelas que se realizó en ese tiempo en todo el país, liderado por el MINEDUC. Se refería a la solución de problemas matemáticos planteados a alumnos de 1° a 4° año básico.  La gran cantidad de material recogido ha quedado guardado sin analizar.

Yo regresaba con mi doctorado en Didáctica de las Matemáticas y organizamos en el Instituto de Matemáticas (IMA) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), el primer seminario de formación en Didáctica de las Matemáticas para colegas que dictaban los talleres de educación matemática en el IMA y abierto a colegas del de la Universidad de Playa Ancha. En ese Seminario se echaron las bases del Magíster en Enseñanza de las Ciencias con mención en Didáctica de las Matemáticas (el primer postgrado en el área), creado en julio de 1995, y dentro de los dos años siguientes  se graduaron los primeros estudiantes como magister en enseñanza de las ciencias con mención en didáctica de la matemática. A partir de entonces empezó a crecer la masa crítica en el área.

Por otra parte, a finales de los 90 académicos chilenos comenzaban a llegar con sus doctorados obtenidos en el extranjero, y la SOCHIEM en 2004 publicaba el primer número de la Revista RECHIEM. Siguieron los números de 2006 y 2008. Publicación que ha sido interrumpida, publicándose posteriormente los Anuarios que recopilan las presentaciones de las Jornadas.

Actualmente la masa crítica en el área de la Educación Matemática va en crecimiento debido a la creación de los Magíster en el área creados por la Universidad Católica del Maule en 2008, en la Universidad de Los Lagos en 2011, Universidad Alberto Hurtado en el 2013, entre otros. Pero sin duda, los Programas de Doctorado en Didáctica/Educación Matemática, son los que han potenciado el crecimiento de la masa crítica en la disciplina; en Chile son dos, el Doctorado en Didáctica de la Matemática de la PUCV y el Doctorado en Educación Matemática de la Universidad de Los Lagos, ambos inician 2011. Se sabe que la Universidad Católica del Maule iniciará el Doctorado en Didáctica de la Matemática en marzo del 2018.

A la fecha, la Didáctica de la Matemática o Educación Matemática como disciplina científica tendría 45 años, contados desde la celebración de los veinte años de la Didáctica de la Matemática en Francia en 1993, y se espera que siga creciendo y consolidándose a nivel internacional y sobre todo nacional.

Fuente del Artículo:

https://cl.universianews.net/2018/01/29/opinion-la-didactica-de-la-matematica-una-ciencia-joven/

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Del #MeToo al poder del NO: qué nos dice Kenia sobre educar en la igualdad de género

Kenia / 18 de febrero de 2018 / Autor: Liliana Arroyo / Fuente: El Diario de la Educación

La prevención, mediante la formación de niñas y niños sobre abusos y violencia de género, es una clave que podríamos aprender de lugares como Kenia.

Por suerte, en 2017 las violencias y desigualdades de género se han instalado en el debate social permanente. Casos como la “manada” de los San Fermines o el movimiento #MeToo (yo también) nacido desde el universo hollywoodiense sirven para visibilizar y denunciar. Siendo una cuestión silenciada, menospreciada e infravalorada desde siempre, eso es para celebrarlo. No obstante, esas acciones de reconocimiento y confesión llegan tarde, porque contarlo es lo mejor cuando ya ha sucedido, pero lo ideal es poder evitarlo.

La prevención radica en la educación desde el respeto y la igualdad, así que cualquier pieza del engranaje educativo está invitada a sumarse. El momento de empezar es siempre y, de hecho, cuanto antes, mejor. Los abusos ocurren cuando una parte de la historia se siente más fuerte, más poderosa o con derechos superiores a la otra. La parte que lo recibe se percibe como débil e incapaz de rebelarse. Ambas partes creen que eso tiene sentido: la primera porque se siente impune, lo ve normal. La segunda porque cree que la situación es culpa suya. Después tenemos al entorno, las miradas –cómplices o ciegas– que son las que podrían identificar cuándo se pierde el respeto. Ahí hablamos del resto de alumnos y también del personal docente. Save the Children ya alertó de lo importante que es que los docentes reciban formación para prevenir abusos.

Existen muchos ejemplos y proyectos para educar en el respeto y la igualdad, pero hoy os invito a mirar hacia Kenia, donde se ha desarrollado una metodología llamada No Means No Worldwide (No significa No en todo el mundo). No olvidemos el contexto: en Kenia, los abusos sexuales se cuentan por violaciones.

El programa, desarrollado por un matrimonio estadounidense afincado en Nairiobi, consiste en un conjunto de intervenciones educativas orientadas al empoderamiento, la autodefensa y la generación de relaciones sanas. Son módulos de 12h que tres años después (comenzaron en 2015) han conseguido disminuir la tasa de violaciones a la mitad, las propias chicas han evitado el 50% de las violaciones después de recibir la formación y en 3 de cada 4 casos han sido los propios chicos los que han intervenido para prevenir el asalto. Os podéis imaginar las implicaciones personales y sociales. Sólo diremos que el embarazo no deseado tras el abuso es una de las principales razones para que las chicas abandonen la escuela.

¿Qué podemos aprender de este ejemplo inspirador y respaldado por resultados? El modelo del “No significa No” tiene tres lecciones universales:

  1. Que los módulos de sensibilización tienen que ser para niños y niñas: no tiene ningún sentido abordar sólo a una parte, cuando el acoso no es cosa de mujeres únicamente. Utilizan muchos recursos de habilidades verbales y juegos de rol para generar empatía.
  2. Se trabaja la autodefensa: pero la solución no es enseñar claves de artes marciales. La autodefensa comienza por la asertividad y el reclamo de los límites del propio espacio físico. Antes de llegar al contacto físico hay una invasión de ese terreno propio que nos rodea y reivindicarlo es también un derecho.
  3. Se dan herramientas para romper el silencio: eso pasa por denunciar, pero también se trata de prevenir o intervenir. En el caso de Kenia es muy revelador el hecho de que son los propios chicos y jóvenes los que más asaltos evitan.

Hay una cuarta lección quizá menos evidente pero igualmente necesaria: ofrecer a los chicos referentes de masculinidades positivas. Es decir, a la vez que se rompen los prejuicios, se empodera a las chicas para que el “no” sea rotundo, ellas pasan a tener voz y desencajan la sumisión. Ellos, construidos sobre la superioridad y el poder sobre otras, necesitan otros fundamentos sobre los que forjar su identidad. Y cuanto más masculinidades diferentes existan, más habrá calado el respeto.

Fuente del Artículo:

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/02/07/del-metoo-al-poder-del-no-nos-dice-kenia-educar-la-igualdad-genero/

Fuente de la Imagen:

https://www.thedailybeast.com/the-metoo-movement-shows-its-more-than-just-a-hashtag

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Pactos, 4 por ciento y reforma de la educación -1 de 3-

República Dominicana / 18 de febrero de 2018 / Autor: Jesús de la Rosa / Fuente: Hoy Digital

Los años de la década del 80 del pasado siglo 20 fueron trágicos para el desarrollo de la América Española y el Caribe. La tasa de crecimiento económico fue persistentemente negativa, a tal punto que el nivel de vida de sus habitantes estuvo por debajo de la de los años 70. Por eso, dicha década se denomina la “década pérdida” para el desarrollo social y económico de los países de la región.

El endeudamiento externo acumulado durante años, la recesión de los países industrializados, las altas tasas de interés internacional predominante, y la imposibilidad de adaptarse oportunamente a los cambios globales, fueron las razones para que los países latinoamericanos y caribeños se encontraran al final de la década perdida con la pesada carga de una deuda externa que superaba los 435 mil millones de dólares.

La República Dominicana no fue la excepción. Hacia finales de la década de los 80, nuestro país se encontraba con una deuda externa de más de 4 mil millones de dólares; los precios internacionales de los productos tradicionales en baja y sin expectativas de aumento; y con una tasa de inflación que sobrepasaba los tres dígitos. La sociedad dominicana se encontraba en un periodo crucial de su historia en momentos en que las grandes transformaciones en el orden económico, político y social que se estaban produciendo en el mundo obligaban a todos las naciones a redefinir sus políticas económicas y a trazarse nuevas estrategias para afrontar con éxito los problemas que las afectaban.

La situación de deterioro en que se encontraba el sistema dominicano de instrucción pública era una de las manifestaciones de esta crisis y uno de los factores que contribuían a agravarla. Parecía que no estábamos en condiciones de afrontar la difícil tarea de sacar el país del atolladero en que se encontraba y de conducirlo por el camino del progreso.

La certeza de parte de educadores y de algunos que otros funcionarios públicos, dirigentes empresariales, sindicales y comunitarios, de que la educación es una condición fundamental e imprescindible para el desarrollo y bienestar de la sociedad fue lo que dio origen al Plan Decenal de Educación 1993-2003. Dicha iniciativa contemplaba la eliminación total del analfabetismo; el establecimiento del nivel preescolar; la generalización de la educación primaria; la expansión de la educación técnica; la ampliación de la educación media; la reorganización de la educación superior; la revalorización de la profesión docente; la elevación de las partidas presupuestarias dedicadas al sector educativo; y, la implementación de una nueva ley orgánica de educación en sustitución de la vigente desde los tiempos de la Intervención Norteamericana de 1916.

El Plan Decenal no despertó, en principio, interés alguno de parte del gobernante de turno. Afortunadamente, dicho Plan, como bien lo expresara en su oportunidad el entonces rector del INTEC, Rafael Toribio, “fue capaz de reunir a representantes de distintos grupos sociales, políticos y económicos, en la tarea de elaborar, de manera conjunta, un plan de desarrollo educativo”.

En resumen, el Plan Decenal 1993-2003 se constituyó en todo un modelo de planificación colectiva, concebido y desarrollado por cientos de personas bajo las sabias orientaciones del educador costarriqueño Lorenzo Guadamúz. Del mismo cabe afirmarse que fue el de mejores resultados entre todos los planes de reformas de la educación implementados aquí desde la llegada de Eugenio Marías de Hostos al país hasta nuestros días.

Fuente del Artículo:

Pactos, 4 por ciento y reforma de la educación

Fuente de la Imagen:

http://crees.org.do/es/gr%C3%A1fica-del-d%C3%ADa-calidad-de-la-educaci%C3%B3n-en-centroam%C3%A9rica-y-rep%C3%BAblica-dominicana

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¿Qué debemos esperar de un sistema educativo?

España / 18 de febrero de 2018 / Autor: Joaquín Rodríguez / Fuente: Blogs Madri+d

Ayer 26 de enero el diario The Times (y el resto de los medios de comunicación británicos) publicó las School league tables, una verdadera clasificación jerarquizada de los centros escolares británicos en forma de liga o competición que, con la tendenciosa justificación de otorgar a los padres el poder de elegir (Parent power 2018), confronta a todos los centros escolares del Reino Unido, sometidos a severas inspecciones externas que les obligan a estar mucho más preocupados por obedecer a lo que lo que los indicadores demandan que por educar a sus alumnos. Es díficil imaginar un sistema escolar que pueda desnaturalizar hasta tal punto el sentido primordial de la educación generando una justa o torneo entre escuelas, una suerte de eliminatoria en la que se genera una brecha insalvable entre los centros que alcanzan un A-Level y aquellos otros que no lo logran. Y es difícil imaginar una medida que refuerce hasta tal punto las diferencias sociales y culturales de partida, que fragüe la brecha social original que está en el origen del fracaso escolar sistemático, diviendo a los alumnos entre centros que asegurarán el éxito social de los hijos y centros que les destinarán al fracaso.

Un sistema educativo basado en la convicción de que la educación es competencia y contienda, no puede ser otra cosa que la sala de máquinas que prepara a sus usuarios para enfrentarse a un mundo de capitalismo despiadado que ubicará y premiará a cada cual en función de los títulos acreditativos obtenidos en esos centros. Una sociedad profundamente clasista, por tanto, que maneja la ideología del don con desparpajo e hipocresía porque consigue convencer a todos de que las diferencias en los resultados escolares obedecen a una forma ininteligible pero cierta de dotación diferencial natural, no de origen o génesis social. Una gestión capitalista del conocimiento, también, porque el saber pierde todo su valor para el fomento de la emancipación personal y se pone al servicio, plenamente,  de una supuesta progesión social que va dejando por el camino a vencedores y vencidos.

Son famosos sus colegios de élite, sin duda, selectos clubs de los hijos de las clases más acomodadas, pero debería destacarse la paradoja de que su sistema escolar, globalmente considerado, está muy por detrás de la mayoría de los sistemas de la OCDE (puesto 27 en matemáticas, 22 en lectura y 15 en ciencias). Es la consecuencia lógica de generar una burbuja de centros aristocráticos y un furgón de cola, atestado, de centros subordinados. De hecho, la variabiabilidad de calificaciones intercentros, de segregación escolar anunciada, es una de las más grandes del mundo. Y es la consecuencia natural de una formación deficiente del profesorado: como podía leerse en un reciente artículo sobre la deserción del profesorado en las escuelas británcias y la falta de nuevas vocaciones, “no existen suficientes incentivos para que estudiantes con talento se conviertan, nunca más, en profesores”. Sometidos a la presión y la vigilancia de la inspección, a la competencia descarnada de las clasificaciones intercentros, a la desconfianza sistemática de los padres, al desprestigio general de la profesión, ¿quién querría convertirse en chivo expiatorio?

La fórmula antágonica de la gestión inglesa la resume Pasi Sahlberg en Finnish lessons. What can the world learn from educational change in Finland?¿Cuáles son las claves del éxito de su sistema? “Este otra manera de gestionar el cambio educativo”, afirma Sahlberg, “incluye la mejora del cuadro docente, la limitación de las evaluaciones a los estudiantes a lo estrictamente necesario, la ubicación de la responsabilidad y la confianza como valores superiores a la mera rendición de cuentas, la inversión en equidad en la educación y la entrega de la responsabilidad de la gestión sobre las escuelas y distritos a profesionales experimentados en educación”. Algo aparentemente muy sencillo que tiene como colofón la prohibición expresa de que pueda publicarse ninguna clasificación de los resultados de los centros escolares en un país que, por otra parte, carece de inspección educativa, de exámenes o pruebas antes de los 9 años, que solamente realiza evaluaciones por muestreo de los centros escolares con el fin de contribuir a su mejora continua, que confía en las municipalidades y los centros escolares para la gestión y el gobierno autónomos de los centros, que exime a los profesores de su carga docente con el fin de que puedan dedicar ese tiempo a la colaboración y generar una verdadera comunidad de aprendizaje, que hace de la equidad, la confianza y la responsabilidad, en fin, el fundamento de su gestión.

No es una casualidad, obviamente, que uno de los países del mundo con menos variabilidad de calificaciones y resultados intercentros sea Finlandia, es decir, que es indiferente a qué colegio vayan los hijos de cualquiera, porque sus resultados serán buenos y equiparables. Y no puede ser tampoco causalidad que eso ocurra, sobre todo, en el resto de los países nórdicos (Islandia, Suecia, Noruega y Dinamarca), porque la construcción de un Estado social equitativo está en la base, en el principio, del diseño de un sistema educativo capaz de garantizar el éxito de todos sus alumnos.

¿Qué debemos esperar, entonces, de un sistema educativo? La elección es, en realidad, bastante sencilla: o sistemas jerárquicos y competitivos que refuerzan las diferencias culturales y sociales de partida en un círculo vicioso que pretende naturalizarlas, en los que el conocimiento es tan sólo la moneda de cambio de un sistema orientado a generar segregación laboral, o sistemas sociales equitativos que pretenden que todos y todas alcancen un nivel satisfactorio de habilidades y conocimientos por medio de los que gestionar satisfactoriamente su propia vida, sin rigidez, presión y stress, por medio de la confianza y la plena asunción de la responsabilidad personal. Comparen, elijan y apliquen.

Fuente del Artículo:

https://www.madrimasd.org/blogs/futurosdellibro/2018/01/29/138051#.Wn5Qb67ibcs

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Quitarle el velo a la educación

Chile / 18 de febrero de 2018 / Autor:  / Fuente: El Dínamo

“No hemos abandonado aún el reino de la selección natural, en el que el cambio genético está por encima del cambio cultural” dice el historiador David Christian ¿Qué quiere decir esto y qué implicancias tiene sobre el sistema educativo? Quiere decir que nuestra biología se transmite naturalmente de generación en generación, mientras que nuestra cultura (ideas, valores, actitudes, ritos, hábitos) no. A consecuencia de esto, la cultura, requiere de un proceso de socialización para que los individuos de una determinada sociedad puedan coexistir, entenderse y respetar el orden establecido.¿Es el sistema educativo entonces la institución llamada cumplir el rol de socialización? En el siglo XX lo fue; en el siglo XXI su hegemonía en este campo ha perdido fuerza. Para entender esta aseveración es preciso primero dar un ejemplo de cómo el sistema educativo cumplió un rol socializador en el siglo XX, y luego esbozar las ideas en torno a por qué ya no lo haría con la misma fuerza en el siglo XXI.

Pues bien, el proceso de socialización tiene que ver finalmente con la construcción de la sociedad en que vivimos, la cual solo puede ser entendida en la medida en que entendemos que ese constructo es lo que creemos cierto, lo que damos por verdadero, lo que asumimos, la forma en la que conocemos, lo que dudamos y lo que no dudamos, lo que desafiamos y lo que acatamos, lo que valoramos de la vida y lo que no valoramos, lo que premiamos y castigamos, lo que creemos justo e injusto. Esto está dado por lo que Kuhn llamara los espirales del conocimiento, que son aquellas premisas epistemológicas (la forma en que conocemos lo que conocemos) que priman en la época en que vivimos.

Durante la Edad Media primó la doctrina teológica, que dio paso al proceso de ilustración, el cual tuvo a la base el desarrollo de la ciencia, la valoración de la duda, la búsqueda de respuestas racionales a los fenómenos, y una visión del conocimiento progresiva, es decir, que la acumulación y desarrollo del conocimiento podía acercarnos cada vez más a la verdad, en donde el cerebro pasa a ser la parte más importante de nuestro ser, ya que es éste el que puede, según la visión positivista de la realidad, aprehender lo que hay fuera de nuestra existencia en un mundo dado. Bajo ese marco de ideas se crean las principales instituciones educacionales y se entra a la era moderna, caracterizada por la revolución industrial que trae consigo la producción en masa de productos, el aumento del consumo, el aumento de la mano de obra, y la necesidad de capacitar dicha mano de obra.

Se trataba de un nuevo orden social, Dios no era suficiente para explicar los fenómenos, el rol de los sacerdotes pasaba a los filósofos y sociólogos, y la escuela pasa a ser el instrumento por medio del cual se sociabilizan estas nuevas ideas, capacitando al hombre moderno para insertarse en una economía real, caracterizada por la producción de bienes y el desarrollo tecnológico de la maquinaria. En paralelo, el Estado seguía creciendo, necesitando más burócratas. En este contexto, por supuesto que las materias que contemplaría la educación serían nociones mínimas de lenguaje, matemática y ciencia, como ejes del currículum nacional, de manera de desarrollar la sociedad en términos industriales (teoría del capital humano). Esto fue lo que se llamó la educación funcionalista.

Lo delicado de la escuela como instrumento socializador es que ésta, históricamente, en razón de las calificaciones obtenidas por los estudiantes, ha definido lo que es correcto y lo que no, lo que es moral y lo que no, los niños y niñas sociales y antisociales. Los marca, así, con una simple nota es capaz de decir “tú no eres bueno para esto”, tienes un problema severo, no encajas, no sirves para nada –para matemática, lenguaje y ciencia, claro-. Decía Weber “la función de la escuela no se limita a definir y delimitar la cultura legítima, sino que la impone como tal, y también crea hábitos de conducta puesto que forma a la juventud”.

Así, entre los hábitos de conducta que marcaron la era moderna y que siguen perdurando hasta la actualidad encontramos: el consumo, la sobrevaloración de la razón por sobre el desarrollo físico, espiritual y emocional, la noción de progreso únicamente en términos económicos (posesión de bienes y servicios) sin tomar en cuenta otros aspectos de la calidad de vida como el tiempo disponible, el aire, la contaminación, la competencia por sobre la colaboración, y la desesperanza de un cambio de sistema –el fin de la historia decían algunos, imagínense hubiesen dicho eso en la edad feudal ¿un sistema de gobernanza sin reyes? estás loco, y aquí estamos.

Pero otros filósofos y científicos tienen otra visión de los fenómenos, no una positivista, sino una constructivista, en donde la realidad no está separada del individuo y no se va a aprehender, sino que es el individuo y los individuos en conjunto los que construyen la realidad. Se entiende entonces que la realidad y la verdad no son conceptos estáticos y que no hay una visión de progreso absolutamente lineal en torno al conocimiento. Estos filósofos comienzan a reflexionar sobre la función del lenguaje en la construcción de realidad –lo que permite desafiar al postivismo y develarlo-, particularmente, en lo que respecta a la labor de la escuela.

En lo que respecta a develar la labor de la escuela, la corriente sociológica corresponde a la Nueva Sociología de la Educación (Young, Mannheim), la cual señala que la capacidad individual y los antecedentes familiares son fundamentales a la hora de explicar el rendimiento escolar. Los alumnos provenientes de clases medias son aquellos que tienen mayor posibilidad de éxito escolar, dado que en su proceso de socialización primaria han desarrollado las capacidades cognitivas, lingüísticas, los valores, actitudes y aspiraciones que concuerdan con la educación formal y el paradigma epistemológico de la época. Se considera entonces que la medición del rendimiento escolar y desempeño académico de los alumnos no es válido.

Bajo este debate, de orden más académico, pero que subyace de manera latente en el inconsciente colectivo de muchos, y que lamentablemente no ha sido desarrollado por la opinión pública ni la clase política es que nos insertamos en el siglo XXI. Un siglo caracterizado por un desarrollo tecnológico ligado a las telecomunicaciones, con un correlato en dos aspectos: la inmediatez y el acceso a la información, y la generación de nuevos contenidos (escritos, visuales, auditivos, audiovisuales). Estos aspectos producen un desacople entre la economía industrializada de la mano del paradigma epistemológico positivista con dos conceptos en particular: creatividad y desafío de la autoridad. Así, en el pasado, era común que los padres dijeran a sus hijos: ¿músico? ¿artista? ¿deportista? Deja de soñar, estudia, obtén un título, entra a una empresa, gana dinero y compra ese tipo de cosas, tú no tienes cabida. Y claro, posiblemente hace un par de décadas la economía permitía eso, efectivamente, los que podían acceder a la universidad y seguían ese camino, tenían garantizado ese futuro. Pero hoy no es así, un título universitario no te asegura absolutamente nada. Y muchos jóvenes comienzan a optar por lo que para ellos es valioso: valoran más su tiempo, aprenden en internet, viajan aunque sea con lo puesto, otros delinquen, otros trafican, otros hacen un poco de todo, otros nada de nada ¿La razón? la escuela ha perdido su rol socializador, no garantiza inserción en la economía, y la economía no tiene suficientemente desarrolladas industrias ligadas a sus intereses. La escuela se ha convertido así en una atrofiadora de creatividad y nuestra economía también. Hacerse cargo de una educación de calidad requiere en primer término construir una economía acorde a los tiempos que corren.

Fuente del Artículo:

http://www.eldinamo.cl/blog/quitarle-el-velo-a-la-educacion/

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Otro sexenio perdido en materia educativa

México / 18 de febrero de 2018 / Autor: Víctor A. Arredondo / Fuente: La Jornada Veracruz

El comunicado del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) #3 de este año ratifica que el desempeño escolar mexicano es alarmantemente bajo y que no sólo no avanza sino que presenta retrocesos

Nuestro país sigue perdiendo terreno ante la creciente desigualdad educativa entre pobres y ricos

Tales resultados deben servir para evaluar el verdadero desempeño de la autoridad educativa y la influencia real del INEE en las políticas y programas de la SEP.

La «Reforma Educativa» de este sexenio dedicó una parte significativa del tiempo disponible a desarrollar, aplicar y reparar los estragos de una estrategia nacional que se centró, primero, en evaluar a los maestros. La percepción social de este esfuerzo, a pesar de las múltiples aclaraciones oficiales, fue que con ello se buscaba descubrir a los «docentes ineptos» para separarlos del salón de clases y, eso sí, acabar con la injerencia sindical en cuestiones que no son objeto de su naturaleza y misión gremial. El valor diagnóstico de la evaluación para promover integralmente la calidad quedó en un segundo plano y evidenció la parcialidad de una estrategia inicial que no puso el mismo énfasis en la ponderación de otros componentes esenciales del sistema educativo: la infraestructura escolar, los planes y contenidos educativos, las condiciones y perfiles del alumnado, el entorno económico, social y cultural de los planteles, las discrepancias en el acceso a recursos de aprendizaje, la administración escolar, las políticas educativas y de financiamiento, etcétera. Si bien algunos de estos temas de evaluación fueron retomados posteriormente por el INEE y la propia SEP, no quedó claro cómo los resultados de tales evaluaciones influyeron directamente en las acciones compensatorias y de promoción de la calidad de la autoridad educativa. Y esta interrogante es fundamental. Se pueden generar cientos de estadísticas sobre desempeño escolar e, incluso, documentos conceptuales sólidos sobre los fines, objetivos y prácticas de la educación nacional; pero si todo ello no trasciende en las aulas, ese cuantioso esfuerzo no es rentable socialmente.

La política y el financiamiento educativo y los programas y acciones de remedio y promoción en el ámbito federal, estatal y local, deben ser consecuencia del diagnóstico y de sus respectivas metas. De nada sirven los dictámenes y recomendaciones del médico sobre nuestra salud si no se acompañan de las correspondientes medidas de prevención y terapia. Y el problema nodal –es un auténtico nudo gordiano– de nuestro sistema educativo es que contamos con decenas de años de diagnóstico y formulación de recetas que no se han reflejado en el actuar real. Y las razones de este hecho son múltiples. Unas se deben a cuestiones de personalidad y capacidad: el gran ego de muchas autoridades educativas que se consideran autosuficientes y capaces sin alguna evidencia firme; su actitud del «borrón y cuenta nueva» que desestima lo hecho anteriormente por otros; los intereses ocultos que se sobreponen a la labor educativa trascendente; lo inadecuado del perfil e inexperiencia de numerosos responsables de la gestión educativa; su insuficiente liderazgo y mística para la convocatoria social; su falta de entrega por las causas nobles; la simulación generalizada en sectores de la burocracia educativa –»ley del menor esfuerzo»–; y la sensación de abandono y menosprecio que tienen los trabajadores de la educación por parte de la autoridad educativa. Otras razones se refieren a cuestiones técnico-políticas: no ha habido al interior de la SEP y de las oficinas educativas estatales una evaluación sólida de su propia estructura, funciones, resultados e impacto real en la calidad de la educación. Prevalecen oficinas y programas que han sido el resultado acumulado de las ocurrencias de la autoridad en turno; existe duplicidad –y a veces conflicto– en sus funciones; operan con independencia de la política, prioridades y metas educativas nacionales; y todo ello, ha impedido la necesaria sintonía y alineación integradora del quehacer técnico-administrativo-financiero del sector para acrecentar radicalmente la calidad y equidad educativa en el país. «No, los maestros y maestras no son los culpables de la debacle en la educación».

La inexperiencia de la autoridad educativa federal fue la que ocasionó que, hasta los dos último años de la actual administración federal, la SEP pretendiera hacer de manera apresurada, lo que debió haber hecho desde el primer año: atender los diagnósticos anteriores y emprender cuanto antes una verdadera campaña nacional de actualización profesional, promoción de nuevos enfoques y métodos de aprendizaje en el aula, aplicación generalizada de recursos didácticos de gran impacto, modernización de la infraestructura y gestión escolar, conectividad de internet en todas las escuelas del país, mayor participación social y rendición de cuentas en la educación –en especial, por parte de los directivos–. En cambio, con una actitud autocomplaciente se dedicaron a desarrollar en sus propias oficinas burocráticas soluciones que debieron haber estado en manos de expertos comprobados. La soberbia y los intereses mezquinos es lo que impidió que funcionarios de la SEP analizaran y aprovecharan las experiencias de sistemas estatales exitosos en la mejora del desempeño escolar –el INEE reconoce lo logrado recientemente por Sonora, Zacatecas, Tabasco y Tamaulipas, como en su momento la OCDE y la prueba ENLACE resaltaron el caso de Veracruz–. Lo mismo ha sucedido con aquellas organizaciones e instituciones que cuentan con evidencias contundentes sobre su aporte a la calidad educativa nacional: fueron hechas a un lado para recurrir a lo que ahora se observa como un monopolio de servicios a la educación pública: el Tecnológico de Monterrey. Es tiempo de evaluar cuál es el valor agregado real que se ha obtenido como resultado de las cuantiosas contrataciones que le asignó la Subsecretaría de Educación Media Superior.

Otra tarea pendiente es la de asegurar una relación estratégica funcional entre los resultados y recomendaciones que produce el INEE y la toma de decisiones en la SEP. Son dos realidades paralelas, porque el INEE no influye como debiera en las decisiones administrativas y financieras del sector educativo. Sabemos que su autonomía, naturaleza y misión la convierten en un ente no ejecutivo de programas de intervención educativa. Pero si la sociedad mexicana está invirtiendo en un tanque pensante de esa dimensión, lo menos que se debe hacer es evaluar en qué medida el sector educativo oficial está tomando en cuenta sus directrices. Resulta imprescindible establecer mecanismos funcionales para traducir sus recomendaciones en políticas, programas y formas de financiar la educación. De no ser así, su impacto en la calidad será totalmente marginal.

Fuente del Artículo:

http://www.jornadaveracruz.com.mx/Post.aspx?id=180129_080455_637

Fuente de la Imagen:

http://elmaestrocompentente.blogspot.mx/2015/04/la-guerra-perdida-de-la-educacion-en.html

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