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Ecuador ya tiene su propia plataforma digital que reunirá información de la biodiversidad con apoyo de la ciudadanía

América del Sur/Ecuador/

El Instituto Nacional de Biodiversidad, Inabio, hizo público el funcionamiento de la plataforma digital iNaturalistEc, que forma parte de la iniciativa global iNaturalist.org.

Se trata de una herramienta para celulares y aparatos tecnológicos, a través de la cual el ciudadano común puede tomar y subir fotografías y sonidos de la flora y fauna del país para alimentar un banco de datos y aportar a la identificación, investigación, desarrollo de programas y procesos de educación por parte de científicos locales y mundiales.

Esta es una forma de impulsar la ciencia ciudadana, con el fin de que se involucre con la biodiversidad y conozca lo que le rodea, dijo el subdirector del Inabio, Francisco Prieto.

Apoyo para científicos

Hasta julio del presente año en iNaturalist.org, se sumaron 25 millones de registros y están 400 mil científicos conectados. En esa plataforma global 184 mil datos corresponden a reportes proporcionados por ciudadanos ecuatorianos, manifestó el director del Inabio, Diego Inclán.

En iNaturalist.org, la plataforma mundial que nació en California (EE.UU.), cuenta con cinco mil especies “muy bien trajadas” que permiten una aproximación taxonómica a los nuevos registros que se basan en documentos compartidos por los ciudadanos, aseguró.

En cuanto a la plataforma ecuatoriana, dijo que tiene el objetivo de crear conciencia para la conservación y se constituye en un buen camino para llenar vacíos de información en el contexto geográfico. Hay mayores registros que provienen de las poblaciones que se asientan en el centro de Ecuador, pero no se tiene reportes ciudadanos de las ciudades del norte, sur, de la Costa y de gran parte de la Amazonía,añadió.

Apoyo y aplicación

José León, investigador de la Fundación Jocotoco, expresó su apoyo a esta iniciativa y anunció que en las reserva Canandé, que se ubica en Esmeraldas, se realizará en octubre próximo un ‘Bio Blitz’ (búsqueda de especies en forma intensiva) utilizando la app iNaturalistEc.

Dijo que en las siete mil hectáreas cubiertas por bosque remanente del Chocó, existe una gran diversidad biológica que la quieren registrar.

El colectivo Aves Quito ha iniciado ya la utilización de esta plataforma para monitoreo del programa Jardines silvestres, informó Sandy Espinoza.

Con el programa y la aplicación se promueve que las personas suban las fotos y observaciones conseguidas en los jardines de las ciudades y realizar un monitoreo de la biodiversidad urbana. Al momento suman 250 m2 de jardines urbanos y la meta es llegar a los 500 m2. Se fomenta el cultivo de plantas nativas que tengan relación con aves e insectos. (CM)

Fuente: https://www.lahora.com.ec/noticia/1102267307/ecuador-ya-tiene-su-propia-plataforma-digital-que-reunira-informacion-de-la-biodiversidad-con-apoyo-de-la-ciudadania

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Lo que las guerras le han causado a la naturaleza, según científico

Por: Tatiana Pardo Ibarra. 

El biólogo y conservacionista estadounidense, Thor Hanson, habló sobre el futuro de Colombia.

Cuando el doctor Thor Hanson, experto en biología de la conservación, fue voluntario del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, en Uganda, ayudó a establecer el programa de turismo de gorilas de montaña en el Parque Nacional Impenetrable de Bwindi. En medio de esa experiencia, dice, se dio cuenta de que “cualquier esfuerzo de conservación es tan estable y sostenible como el contexto político y social en el que tiene lugar”.

Hanson se volcó entonces a analizar la relación que existe entre la guerra y la biodiversidad, e hizo un llamado a una nueva subdisciplina: la ecología de la guerra. Él la define como un subcampo de la ecología en el que se estudian, de manera más profunda y amplia, las implicaciones ambientales de los conflictos armados en todas sus etapas: los preparativos, la guerra misma y las actividades de posguerra. “Los conflictos armados van más allá de erupciones esporádicas de violencia. Son dinámicos”, señala.

Vamos por el principio: ¿cuáles son las principales relaciones entre la biodiversidad y el conflicto armado?

¡Esta es una gran pregunta! El conflicto armado tiene implicaciones importantes y, a veces, sorprendentes para la biodiversidad. Los preparativos implican una contaminación significativa en la fabricación y prueba de armas, pero también en la degradación de grandes áreas de tierra para la capacitación y el entrenamiento militar. Las guerras erosionan el tejido social y político que protege la biodiversidad, pero también pueden conducir a la recuperación de algunos recursos mediante la reducción de la actividad humana en zonas de conflicto. También es común la extracción de recursos (por ejemplo, madera, diamantes, oro, vida silvestre) para financiar la guerra, el aumento de la caza y la deforestación, el desplazamiento de la población local y el aumento de la producción de narcóticos.

¿Y en la posguerra?

Las actividades de posguerra incluyen, por ejemplo, la restauración, reconstrucción y repatriación, todas las cuales tienen implicaciones para la biodiversidad. Es complicado, pero una cosa está clara: la guerra es extremadamente frecuente en los puntos calientes de biodiversidad (los hotspots deben cumplir con dos condiciones: tener al menos 1.500 plantas vasculares endémicas y haber perdido al menos un 70 por ciento de su superficie original).

De los 40 conflictos activos en 2014, el año más reciente con un resumen revisado por expertos, 34
(85 por ciento) ocurrieron en países que tienen ‘hotspots’ de biodiversidad

Colombia es uno de los países más biodiversos del planeta, ¿cuáles deberían ser las prioridades ambientales tras la firma del acuerdo de paz con las Farc-ep?

Existen increíbles oportunidades para la conservación de la biodiversidad en Colombia, pero también grandes riesgos en la prisa por volver a hacer presencia y desarrollar áreas boscosas que en algún momento estuvieron en poder de las Farc. Además del rol de los profesionales de la ciencia y la conservación –asesorando en políticas y planificación–, señalaré una prioridad importante que a menudo se pasa por alto: es esencial establecer un proceso legal claro y rápido para determinar la tenencia de la tierra en áreas de posguerra.

Hay muchas formas posibles de promover la conservación de la biodiversidad a través de áreas protegidas y la gestión sostenible de tierras públicas y privadas, así como el ecoturismo o las compensaciones por captura de carbono; sin embargo, para que cualquiera de estas ideas sea implementada, los reclamos sobre la tierra deben resolverse de manera clara y permanente. ¡Una de las primeras prioridades de conservación en paisajes de posguerra es el proceso legal!

Thor Hanson

Thor Hanson, biólogo experto en ecología de la guerra.

¿Qué aspectos positivos u oportunidades rescataría?

Las consecuencias ambientales de la guerra son abrumadoramente negativas, y el primer papel para la conservación de la biodiversidad es demostrar que la sostenibilidad puede ayudar a evitar o mitigar el riesgo de conflicto. Cuando ocurren guerras, ciertas oportunidades de conservación pueden surgir de la disminución de las actividades humanas en zonas de conflicto (por ejemplo, la suspensión de la extracción de recursos). En estos casos, la comunidad científica puede ayudar apoyando a la población local y al personal en zonas de conflicto para hacer de la biodiversidad una prioridad junto con otros objetivos de recuperación. Y luego, mantener activa esa ayuda en el periodo de posguerra.

¿Por qué el medioambiente debe ser transversal a la construcción de paz?

¡Esto es vital! El movimiento de consolidación de la paz ambiental busca oportunidades para utilizar intereses compartidos en los recursos naturales y la conservación, y así ayudar a construir la buena voluntad entre los adversarios y disminuir la tensión a través de las fronteras en disputa. La gestión de cuencas hidrográficas, la gestión de pesquerías, las áreas protegidas transfronterizas (parques de paz), la investigación cooperativa y los objetivos de conservación de la vida silvestre son algunos de los ejemplos en curso sobre la sinergia entre las prioridades ambientales compartidas y la consolidación de la paz.

En 2009, usted dijo que más del 90 % de los principales conflictos armados entre 1950 y 2000 ocurrieron en países que tienen hotspots de biodiversidad. ¿Esto ha cambiado en los últimos años? ¿Se ha actualizado?

No hemos realizado el análisis con los datos del siglo XXI, y no conozco a nadie que lo haya hecho. Pero, anecdóticamente, la tendencia parece continuar. De los 40 conflictos activos en 2014, el año más reciente con un resumen de conflictos revisado por expertos, 34 (85 %) ocurrieron en países que tienen hotspots, lo que es similar a nuestros resultados de 1950-2000. Se necesitaría profundizar más para obtener el número de cuántos combates actuales están ocurriendo en zonas altamente biodiversas y vulnerables, pero podría decirte que es similarmente alto.

¿Cómo podría usarse la ecología de los conflictos armados para la formulación de políticas, con visión a largo plazo?

Comprender las relaciones entre la guerra y la ecología fomenta una mejor formulación de políticas en todas las etapas, con resultados positivos tanto para las personas como para los recursos naturales. Existe una conexión clara entre los recursos naturales degradados, el sufrimiento humano y la frecuencia de los conflictos armados.

Las estrategias de guerra que reducen el daño ambiental también pueden reducir los costos y salvar vidas (por ejemplo, la eficiencia del combustible mejora la eficiencia de la cadena de suministro). Y las políticas de posguerra que mejoran la gestión de los recursos naturales (por ejemplo, los parques de paz en fronteras) pueden reducir las disputas sobre la tierra y el riesgo de futuros conflictos.

Durante el posconflicto, ¿en qué debería centrarse la investigación ecológica? ¿Qué tan difícil es medir los impactos de la guerra en la naturaleza?

Normalmente hay un vacío de datos muy grande. Lo primero es incluir una evaluación rápida para identificar las prioridades de conservación y las prioridades de restauración. Sin embargo, el esfuerzo debe ser multidisciplinario e incluir una evaluación de las expectativas en las ciencias sociales, las necesidades humanas.
Durante las guerras, la investigación está necesariamente limitada por razones de seguridad, pero las oportunidades se expanden de manera considerable y rápida en la posguerra. Este periodo hay que aprovecharlo.

Fuente de la reseña: https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/como-impacta-el-conflicto-armado-al-medioambiente-393618
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La naturaleza a la escuela o viceversa; pero algo habrá que hacer

Por: Carmelo Marcén

La educación reglada debe ser en buena parte un contexto de naturaleza en donde se representen pasajes de vida real.

Cada vez son más los niños y niñas que viven todo el año en un entorno totalmente urbano, tanto que el contacto con la naturaleza se está reduciendo al mínimo. La ven un poco en parques y jardines, domesticada, o por la televisión; a veces tienen la suerte de que en su escuela se la muestren. La naturaleza vivida es biodiversidad múltiple, diferente según dónde y cómo, lugar donde aprenden muchas cosas que ayudan a crecer personalmente, rica en afectos si se sabe sentir, y también escenario con alguna incógnita. Por eso, la educación reglada debe ser en buena parte un contexto de naturaleza en donde se representen pasajes de vida real.

No pretendemos crear escuelas al estilo del Emilio de Rousseau ni atiborrar cada día a los estudiantes con capítulos de National Geographic –por cierto, no dejen de ver Planeta Tierra y Planeta azul con David Attenborough en la BBC– pero, al menos, sugerimos que la naturaleza tome presencia activa en la escuela o, mejor, que la escuela salga de vez en cuando a la naturaleza. Lo tiene más fácil el alumnado del medio rural pero, incluso, este ha sucumbido al influjo de las pantallas electrónicas y es raro que salga de su clase al campo a observar, hacerse preguntas, sentir el influjo del viento y los colores, escuchar los sonidos de los pájaros o, simplemente, dejarse llevar por el conjunto y sentir emociones.

Estar en contacto con la naturaleza es obligado en un sistema escolar que tiene –desde los primeros cursos de primaria hasta secundaria– una materia que se llama Ciencias de la naturaleza o Biología. Hay que salir a buscarla para que lo abstracto aprendido se vuelva concreto vivido. Quizás una buena parte del profesorado “teme” salir del aula por los problemas de logística que se crean, por las responsabilidades que lleva consigo. Convendría buscar la forma de limitar estos inconvenientes y adentrarse en el mundo vivo y desconocido. Se puede empezar a experimentar visitando un enclave próximo al centro, un parque serviría, para encontrar el aliciente emocional, para escuchar a la vida y obrar en consecuencia; así evitaríamos que nos suceda como a Víctor Hugo, a quien embargó la tristeza por la pérdida de interrelación entre personas y naturaleza. A la vez, lograríamos admirar la belleza del verde que da paso a la hermosura, como le sucedió a Calderón de la Barca.

En tiempos se practicaba la educación al aire libre, se conectaba a menudo con la biodiversidad, pero se desvanecieron una parte de aquellos vínculos tradicionales. Seguro que entonces se estaba más a salvo de lo que Richard Louv –autor entre otros de libros como El último niño en el bosque o El principio de la naturaleza– llama “el trastorno por déficit de naturaleza”, la pérdida de comunicación de los urbanitas con ella, con el conjunto de seres vivos. Lo contrario ayudaría a fomentar la creatividad y la salud, a pasar de la toma de conciencia a la acción personal y colectiva. Habrá que escuchar con atención lo que dice Heike Freire. Defiende acercar a los niños al medio natural –fomentar el razonamiento y la capacidad de observación– para mejorar el desarrollo cognitivo y disminuir los impactos por estrés, además de desarrollar otras habilidades como la sociabilidad. Asegura que este contacto necesita un enfoque más ecológico por parte de las escuelas, rediseñando los patios escolares para que sean lugares verdes, así como transmitir en las clases respeto y compromiso por el planeta. De todo ello habla en http://educarenverde.blogspot.com/, y en el libro que, con el título Educación en verde, editó Graò. Practicar el descubrimiento guiado al principio para no perderse detalles poco visibles dará paso a la búsqueda particular de referentes que ayuden a asumir acciones, a implicarse más en el cuidado del entorno. En cierta manera, por caminos similares transita la educación en el desarrollo sostenible (EDS) algo urgente si queremos hacer la necesaria transición ecológica y social. ¡Hay que educar en verde! Ya hay movimientos de este estilo en marcha en varios países. Dense una vuelta por Children & Nature para conocer más detalles de esta apuesta educativa.

Atentos a la nueva serie Nuestro planeta que Netflix estrenará el 5 de abril de la mano de David Attenborough, a quien en este artículo queremos hacer un reconocimiento especial por sus 50 años de dedicación a la divulgación de la educación –observación y acción formativa y positiva– en el medio natural; con su imágenes pasamos horas y horas viendo crecer a plantas y animales, a seres de otros reinos. Su palabra y su forma de contar las cosas seguro que atraen a jóvenes y adultos.

En este asunto, madres y padres tienen mucho que decir. Practicar las relaciones con el mundo natural, aunque sea en el fin de semana, es más educativo y vivencial que pasar la tarde en un gran centro comercial. Mejor todavía si varias familias se unen y transitan por recorridos o enclaves naturales que cuentan con proyectos pedagógicos, tipo espacios protegidos, que tanto han proliferado en la mayor parte de los territorios y países. Esas vivencias permiten la interconexión con mundos nuevos a la vez que se aprende –de forma lúdica, emocional y compartida– la asignatura vital que es el mundo silvestre. Si no pueden salir, vean en familia las películas que aquí recomendamos, comenten lo que sienten y disfruten descubriendo los tesoros que encierra el medio natural. Al final, de lo que se trata es de compartir pensamientos, de experimentar recorridos hacia una conciencia ecológica; quizás esta llegue a convertirse en una forma personal de ser y estar en el mundo.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/03/01/la-naturaleza-a-la-escuela-o-viceversa-pero-algo-habra-que-hacer/

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“Hay que saber qué tenemos y quererlo para poderlo proteger”: Richard Deverell

Por: Semana Sostenible. 

En 121 hectáreas está Kew Gardens, el jardín botánico más grande del mundo. Más de dos siglos de historia investigando y preservando miles de especies de todo el Planeta. Semana Sostenible habló con su director sobre su papel a la hora de enfrentar retos como cambio climático y seguridad alimentaria.

Richard Deverell llegó a Colombia gracias a una invitación hecha porMaloka y el Hay Festival. Pero, su interés en el país ha existido desde siempre, pues representa para él un gran laboratorio. Un paraíso para la investigación.

Este hombre ha dedicado su vida profesional a liderar propuestas innovadoras en materia de participación y educación, por eso, cuando se le pregunta si Colombia necesita una política pública que enmarque la educación ambiental no duda en decir: “Sí”.

En septiembre de 2012 asumió la dirección del famoso Kew Gardens o Jardín Botánico Real de Londres. Desde allí se ha destacado por fortalecer la investigación científica, con un claro enfoque: ayudar a salvar el mundo o resolver los desafíos críticos que enfrenta la humanidad en el siglo XXI.

De hecho a Bogotá llegó a presentar su conferencia: ¿Pueden los jardines botánicos salvar el mundo? Semana Sostenible habló con Deverell sobre este interrogante y otros más que se van desprendiendo a hora de convertir en afirmación la pregunta.

Semana Sostenible: Richard, ¿pueden los jardines botánicos salvar el mundo?

Richard Deverelle: Creo que los jardines botánicos pueden tener una contribución enorme a la hora de hacerlo. Por ejemplo, uno de los grandes problemas que enfrentamos es la extinción y la pérdida de biodiversidad. Frente a esto, una de las cosas que se puede hacer es identificar las zonas que tienen muchas plantas en riesgo y hacer ‘lobby’ para su protección.

Otra cosa que se  puede hacer son bancos de semillas donde podemos guardar cualquier planta, es como un seguro para el futuro en caso de extinción. Por ejemplo, nosotros trabajamos en Colombia con algunos compañeros para proteger el bosque seco tropical y buscar que no desaparezca nunca. Pero, además, también podemos jugar un papel muy importante frente a la seguridad alimentaria.

Kew Gardens cuenta con la colección más grande de plantas vivas y disecadas del mundo. Foto: Cortesía Kew Gardens London

S.S.: ¿El tema de seguridad alimentaria lo manejan a partir del banco de semillas?

R.D.: Sí, pero no es la única forma. Hoy en día tres cuartas partes de la carga calórica que consumimos proviene solo de 12 especies de plantas. Tres de ellas son arroz, trigo y maíz. Pero, existen 7 mil más que se pueden comer.

Sobredepender de unas pocas es muy peligroso. Pero para dejar de hacerlo hay que conocer las diversidad que existe e investigar sobre posibilidad que ofrecen. Por ejemplo, saber cómo se adaptan al cambio climático. Esto sí que puede salvar a la especie humana.

S.S.: En Colombia hemos dejado la investigación a los institutos de investigación. Los jardines botánicos casi que se ven solo como museos. ¿Pasa lo mismo en Inglaterra? ¿Cómo los perciben?

R.D.: En Reino Unido nosotros tenemos el mismo problema. La gente ve el jardín solo como un sitio para ir de visita. Normalmente no ven ese maravilloso grupo de científicos que están trabajando para comprender más las plantas y entender toda la historia de ellas y cómo su conocimiento puede resolver esos problemas globales que enfrentamos.  Así que tenemos el mismo problema.

S.S.: ¿Han hecho algo al respecto?

R.D.: Sí, muchas cosas. De hecho, una de ellas son las historias que contamos a nuestros visitantes. Por ejemplo, nosotros hemos incrementado las historias sobre el trabajo de nuestros propios científicos, y los vínculos entre lo que la gente ve en el jardín y el trabajo científico y eso es una experiencia que une los dos lados del trabajo.

Otra cosa importante para aumentar la conciencia del público sobre lo que hacemos es publicar en los medios de comunicación resultados de nuestras investigaciones científicas. Hace poco lo hicimos con un trabajo realizado sobre las plantas de café y el riesgo de extinción que enfrentan. Esto ayuda mucho a que la gente tenga en su mente Kew y pienso en él y su trabajo científico sin tener que estar allí.

S.S.: ¿Cómo se financia Kew Gardens?

R.D.: La tercera parte del presupuesto viene del Ministerio de Ambiente en Gran Bretaña, el resto lo conseguimos nosotros a través de proyectos, entradas, eventos y otro tipo de actividades.

S.S.: ¿Cuál es la oferta de Kew Gardens?

R.D.: En este momento tenemos 30 mil especies de plantas distintas que le hacen ser el más diverso del mundo, con la más grande colección de plantas. Nosotros tenemos enormes invernaderos que nos permiten hacer crecer plantas de diferentes zonas climáticas porque podemos controlar la temperatura. También contamos con 14 mil árboles, entre ellos 8.000 especies distintas. Algunos tienen más de 250 años. Son tan viejos como el jardín.  Tenemos una colección espléndida de orquídeas, el próximo mes haremos una exposición dedicada a Colombia.

S.S.: A propósito, ¿Kew Gardens tiene proyectos en Colombia?

R.D.: Llevamos dos años trabajando con el programa de Colombia Bio (de Colciencias) en Boyacá. Eso incluye bancos de semillas, taxonomía, identificar lo que hay en esta parte del mundo y su potencial uso.

A futuro también quisiéramos hacer un intercambio de estudiantes y profesionales para aprender los unos de los otros.

S.S.: ¿Cómo hacer que Colombia encuentre en su biodiversidad un verdadero capital, que económicamente, pero, también en términos de seguridad alimetaria le de más valor?

R.D.: Cada año en el mundo descubrimos 2.000 nuevas especies, entonces la primera parte es saber lo que tenemos. Investigar para saber lo que tenemos es el primer paso. Entender las familias de plantas es muy importante. Saber que si cierta planta me sirve para determinada cosa, las de su familia deben tener propiedades similares.

Cuando conocemos lo que tenemos podemos plantear alternativas alrededor del turismo, la alimentación y medicina.

S.S.: Para conocer e investigar mucho más, entonces, ¿deberíamos tener una política pública de educación ambiental?

R.D.: Sí, creo que es necesaria una política pública. Siempre creo que si el público entiende algo lo van a querer mucho, y si lo quieren lo van a proteger. Entonces, hay que entenderlo para quererlo y hay que quererlo para protegerlo. Hay un vínculo entre el conocimiento y la protección que es muy fuerte y que se deba dar siempre.

*Fuente: https://sostenibilidad.semana.com/tendencias/articulo/hay-que-saber-que-tenemos-y-quererlo-para-poderlo-proteger-richard-deverell/42732

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La teoría de la elección, el método de enseñanza del siglo XXI

Por: El Espectador/Juan Pablo Aljure

A diferencia del colegio, en el mundo real las personas necesitan saber usar los conocimientos; no es suficiente con adquirirlos. Instituciones y organizaciones alrededor del mundo trabajan por formar a estudiantes con destrezas y conocimientos que les permitan enfrentar los retos de esta época.

La mayoría de las personas que pasaron por el colegio saben lo tedioso que era tener que memorizar los 18 grupos de elementos de la tabla periódica, las tablas de multiplicar, historias como la teoría del Big Bang, las capitales del mundo, los presidentes de cierto número de países y un sinfín de conceptos que hasta hoy muchos no han utilizado. Se trataba de un método de estudio tradicional que medía al ser humano con calificaciones que valoran más su capacidad de memorizar la información, que su habilidad de ponerla en práctica para solucionar los problemas de su vida real y hacerla mejor.

Fue así como se formaron varias generaciones alrededor del mundo y como aún se siguen formando muchos niños y adolescentes, con un modelo de transmisión, repetición y reproducción de conocimiento que no logra educar a los estudiantes para vivir y desenvolverse con éxito en la era globalizada del conocimiento.

Conscientes de esta falencia, gobiernos, organizaciones e instituciones alrededor del mundo hoy les apuntan a las habilidades que una persona necesita para enfrentar el mundo real, habilidades que han sido llamadas competencias del siglo XXI. Dentro de ellas se incluyen destrezas, conocimientos y actitudes necesarias para enfrentar exitosamente los retos de esta época. Pues la globalización y el uso de las tecnologías han cambiado sustancialmente la forma en que las personas se comunican y colaboran, y, por ende, la forma en que se produce conocimiento.

No se trata de algo nuevo. Hacia el año 1965, William Glasser, médico psiquiatra y psicólogo, creó la Teoría de la elección. Dicha teoría explica el funcionamiento del cerebro, de la mente y del comportamiento humano, y plantea que las personas aprenden más y mejor cuando se retan, se motivan y actúan por su propia elección.

Para Glasser, “el método educativo tradicional castiga con bajas calificaciones y reprobación a los estudiantes que se rehúsan a aprender de memoria información, que tanto ellos como sus profesores saben que pronto olvidarán. El castigo por no aprender de memoria es una práctica educativa destructiva. Se trata de tiempo que podrían usar en la lectura, investigación de información en libros y utilización de lo que han consultado”.

Cambiar el chip de enseñanza y aprendizaje no resulta tan sencillo. Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) considera que cambiar el modelo educativo tradicional es un deber en el que todos los sectores de la sociedad a escala mundial deben intervenir si se desea una nueva generación productiva y feliz.

“El método tradicional debe ser reemplazado, ya que el desarrollo social y económico actual exige que los sistemas educativos ofrezcan nuevas habilidades y competencias que les permitan a los estudiantes beneficiarse de las nuevas formas emergentes de socialización y contribuyan activamente al desarrollo económico bajo un sistema cuya base principal es el conocimiento”, señala un informe de la organización.

Para ellos, “las personas deberán poseer un conjunto de habilidades y competencias que se ajusten a la gestión del conocimiento, que incluye procesos de selección, adquisición, integración, análisis y colaboración en entornos sociales en red. Para muchos jóvenes, las escuelas son el único lugar en el que se aprenden tales competencias”.

En Colombia, el tema no es aislado. El colegio Rochester, ubicado en Bogotá, cuenta con calidad Glasser en Latinoamérica, certificación otorgada por el Instituto William Glasser International a organizaciones educativas alrededor del mundo que basan su sistema pedagógico en la Teoría de la elección.

Para Juan Pablo Aljure, presidente de la Fundación Educativa Rochester, “los niños y jóvenes de hoy requerirán para el mañana mayores habilidades analíticas y comunicativas, capacidad para resolver problemas, creatividad e iniciativa, así como trabajo en equipo, adaptabilidad y dominio de las relaciones públicas para colaborar de manera constructiva y efectiva con otros”.

La metodología, implementada en el colegio desde 1997, permite ver cambios rápidos y evidentes como que los niños se interesan por ir al colegio, no porque de lo contrario les pongan una mala calificación, sino porque conviven en un ambiente de respeto, confianza y cooperación.

“El objetivo inicial es eliminar las relaciones de adversarios, es decir, llenas de miedo. El miedo es el enemigo del aprendizaje. Bajo estrés crónico las personas sobreviven, no aprenden. Después de esto lo que empezamos a ver es gente alegre y en ese contexto sucede todo el cambio curricular para que los estudiantes desarrollen competencias basadas en un aprendizaje útil, donde los estudiantes resuelvan asuntos de la vida cotidiana, creen soluciones, conserven la biodiversidad, tengan y mantengan una salud mental y física, aprendan a liderar sin autoritarismo, y a ser sistémicos al pensar y actuar”, puntualizó Juan Pablo Aljure.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/la-teoria-de-la-eleccion-el-metodo-de-ensenanza-del-siglo-xxi-articulo-752720

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Ecuador: Senescyt contará con fondo de $ 2 millones para procesos de investigación

Ecuador/Febrero de 2018/El Telégrafo

La Agenda Nacional de Investigación sobre la Biodiversidad 2018 se cumplirá sobre tres metas: gestión de investigación, estudio básica y respuesta de la biodiversidad. Augusto Barrera, secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), presentó este miércoles la Agenda Nacional de Investigación sobre la Biodiversidad 2018.

El acto se realizó junto con autoridades del área, entre ellos Tarsicio Granizo, ministro del Ambiente; Diego Inclán, director general del Instituto Nacional de Biodiversidad; y Hugo Pérez, vicerrector de Investigaciones de la Universidad de las Fuerzas Armada, y representante de la Red Ecuatoriana de Universidades y Escuelas Politécnicas para Investigación y Posgrados.

Este instrumento se presenta como un esfuerzo interinstitucional para implementar los principios constitucionales y dar respuesta a los desafíos del cambio de modelo de desarrollo en la biodiversidad.

“Si queremos ir a un país pospetrolero, si queremos abandonar el extractivismo y queremos construir el futuro sobre la base del conocimiento, esta Agenda es un instrumento valioso porque se convierte en política pública”, expresó Barrera.

El secretario de Estado añadió que la difusión del bioconocimiento debe incluirse en las instituciones de educación superior; es por ello que el 6% del presupuesto universitario se destina a temas de investigación.

La Senescyt contará con un fondo de $ 2 millones para procesos de investigación y se mantendrán diálogos con Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), ministerios y organismos de cooperación internacional para aunar esfuerzos. Granizo mencionó que Ecuador, al ser uno de los países más megadiversos del mundo, ha llevado a pensar en los recursos naturales como un elemento estratégico para el desarrollo de la bioeconomía.

Señaló que hasta el momento se conoce menos del 5% de toda la biodiversidad del país.

Todavía no se conoce sobre los organismos microscópicos e invertebrados que pueden ser útiles para la medicina.

“Nuestro país debe aprovechar de manera sustentable esos recursos para salir del extractivismo y avanzar hacia una economía de investigación y conocimiento, que es el sueño de muchos científicos y que hoy se ha convertido en realidad y en una política pública”.

La Agenda presenta tres metas: gestión de la información e investigación básica sobre la diversidad biológica; estudio de la diversidad funcional y respuesta de la biodiversidad frente a impulsores de cambio; y bioprospección con fines de conservación e impulso de la bioindustria en el Ecuador.

Fuente: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/6/senescyt-invertira-usd-2-millones-para-investigacion-de-biodiversidad

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Panamá: Presentarán proyecto de educación ambiental y de conservación marina

Centro América/Panamá/08 Febrero 2018/Fuente: Panamá América

Proyecto busca motivar a la nueva generación de panameños interesados en trabajar en la gestión de la rica biodiversidad de Panamá.

Con el objetivo de educar a niños y jóvenes sobre la importancia de la conservación marina, autoridades ambientales presentarán un proyecto por el costo de $2.4 millones.

El Ministerio de Ambiente, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y el fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) mantienen una propuesta en materia de educación ambiental que fortalecerá la implementación de los programa ‘Q?rioso’, Chispa y el programa escolar, así como las exhibiciones y acuarios del Centro Natural Punta Culebra en la ampliada Calzada de Amador.

Unos 30 mil niños y jóvenes panameños entre los cuales participan 120 estudiantes en condición de vulnerabilidad social recibirán mentoria por parte del STRI.
Oris Sanjur, directora asociada para la Administración científica del STRI detalló que se busca motivar a la nueva generación de panameños interesados en trabajar en la gestión de la rica biodiversidad de Panamá.
Además, STRI adelantará investigaciones relacionadas con el monitoreo, rehabilitación y conservación de la megafauna marina y costera de Panamá.
Fuente: http://www.panamaamerica.com.pa/sociedad/presentaran-proyecto-de-educacion-ambiental-y-de-conservacion-marina-1096455
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