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La ciencia también es cosa de niñas

07 Febrero 2019/Fuente: El mundo

El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La ONU instauró este día en 2015 para intentar reducir «la brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) que persiste desde hace años en todo el mundo».

Aquel mismo año se publicó el último informe Científicas en Cifras que dejaba en evidencia que el número de mujeres que se dedican a este ámbito de trabajo no se corresponde con el reconocimiento que reciben ni con su presencia en puestos de responsabilidad. Aunque el 39% de profesionales dedicados a la investigación científica son mujeres, sólo un 21% del profesorado catedrático de las universidades públicas españolas son mujeres.

Otro estudio más reciente, el Informe Mujeres Investigadoras 2016 del CSIC, revela que si echamos la vista a Europa a medida que se asciende en la carrera científica la proporción de mujeres disminuye. Esta es una tendencia común en los Veintiocho, a pesar que desde hace varios años más del 60% de los títulos universitarios y al menos el 45% de los doctorados los obtienen las mujeres.

Estos datos son el síntoma de una realidad que hay que revertir dando visibilidad a las mujeres científicas, reivindicando su trabajo y acercando la ciencia a las niñas a través de la educación. Así nacen iniciativas como 11 defebrero, una plataforma ciudadana formada por profesionales de la comunidad científica decididos a “contribuir a cerrar la brecha de género que actualmente existe en el ámbito científico”. Esta plataforma quiere promover prácticas que favorezcan la igualdad de género en el ámbito científico desde fases tempranas a través de actividades auspiciadas por investigadoras y rescatando del olvido el trabajo de aquellas mujeres que cambiaron el curso de la ciencia.

Reafirmando su compromiso con la igualdad de género, ACCIONA han aunado fuerzas con 11defebrero organizando encuentros entre las científicas del presente y las científicas del futuro, quienes envían un mensaje de optimismo y confianza en el futuro de la mujer en la ciencia. Científicas de la talla de Assumpta Parreño, investigadora y profesora de Física Nuclear en la Universidad de Barcelona o Júlia Borràs, investigadora en el Instituto de Robótica e informática Industrial del CSIC conversan con las niñas que en unos años tomarán el testigo en una carrera de fondo por la igualdad.

ACCIONA colabora en varios proyectos para acabar con la brecha que separa a mujeres y hombres en las disciplinas STEM. Es el caso de Homeward Bound, la expedición que une la lucha contra el cambio climático y el liderazgo femenino, o de Inspiring Girls, que bajo el lema Niñas sin límites: la energía del futuro, busca que las niñas sigan sus aspiraciones personales y profesionales sin dejarse guiar por estereotipos de género.

Fuente: http://www.planetainteligente.elmundo.es/planeta-en-accion/la-ciencia-tambien-es-cosa-de-ninas

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Documental: La escuela del silencio

Presenta: Youtube

Documental que evidencia las dificultades de niñas en escuelas rurales.

Proyecto presenta la problemática de las niñas en las escuelas del Perú. … Además, señaló que “La escuela del silencio” representa el silencio social de ser niña en comunidades quechua-hablantes o aymara-hablantes con bajos recursos; por lo que existe un tema cultural que hay que abordar y transformar.

“Hoy las niñas y los niños acuden a la escuela primaria en similares porcentajes. Lo hacen en condiciones distintas que sus congéneres de las zonas urbanas. Conforme crecen las brechas se acentúan, y las niñas rurales y de barrios periurbanos van quedando rezagadas, con menos posibilidades de hacer realidad su proyecto de vida”, comentó.

El documental que ha sido producido por César Hildebrandt Chávez por encargo de UNICEF y con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Comercio y Desarrollo de Canadá, relata la historia de niñas que a pesar de vivir en entornos muy distintos – comunidades amazónicas, alto andinas y un asentamiento humano de Ventanilla – tienen un sueño común y enfrentan similares barreras para cumplirlos.

Ellas anhelan culminar la escuela y convertirse en profesionales. Estas niñas a su corta edad deben asumir el cuidado de sus hermanos menores y labores domésticas propias de una persona adulta; además deben trabajar para colaborar con la economía familiar; y día a día soportar la discriminación de género y la violencia en sus casas y colegios.

Miles de niñas y adolescentes están asumiendo responsabilidades que no les corresponden. Son niñas cuidando a otros niños y alejándose de la escuela; niñas trabajando para contribuir a la economía familiar. Deserción escolar, repitencia, bajos logros de aprendizaje y maternidad precoz suelen ser el resultado de esta situación.

Al referirse a “La Escuela del Silencio” la Embajadora de Canadá comentó “el video que comparte hoy UNICEF ayuda claramente a asegurar el derecho a la educación de las mujeres, desde un enfoque que articula género y diversidad cultural, reconociendo que la pobreza es un factor que dificulta fuertemente este ejercicio”.

Finalmente el representante de UNICEF señaló la necesidad de que Estado, cooperación internacional, sociedad civil y comunidad educativa aborden este problema con enfoque de género para garantizarles a las niñas el derecho a culminar su educación secundaria. Puntualizó que sólo así ellas podrán incorporarse en mejores condiciones al mercado laboral y romper con la cadena de pobreza que arrastran sus familias de generación en generación.

A tomar en cuenta:

  • Según el MINEDU el promedio urbano femenino de conclusión oportuna de la secundaria es superior al masculino. Sin embargo, se mantiene una brecha importante de más de 30 puntos, entre lo urbano y rural. El 76.9% de las adolescentes entre 17 y 18 años del área urbana han culminado la secundaria. En el área rural lo han hecho el 42.5%.
  • En el área urbana el 8.5 de las niñas que culminan sexto grado y el 9% de las adolescentes que culminan secundaria tiene atraso escolar. En el área rural ocurre lo mismo con el 28.9% y 26.8 % de las escolares, respectivamente. En el caso de la población indígena el promedio de atraso es de 33.4% al concluir la primaria y el 35.5% al terminar la secundaria.
  • El embarazo adolescente aumenta cuando menor es el nivel educativo. El 34,9% de las adolescentes que solo cuenta con nivel primaria está embarazada. Entre las adolescentes que tienen estudios superiores el porcentaje de embarazadas es de 4,5%.

Para mayor información en UNICEF, por favor contactar a Marilú Wiegold teléfono 613-0706 celular 99757-3218, e-mail mwiegold@unicef.org y Sandra Esquén, celular 99901-7866, e-mail sesquen@unicef.org  

Link. https://www.youtube.com/watch?v=wBG3jUvTMCs

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La brutal brecha de género en la educación chilena

Por Alejandra Fuenzalida 

Nuestro país presenta, en materia educacional, la brecha de género más alta entre 37 naciones pertenecientes a la OCDE. Así de categórico es el informe que recientemente dio a conocer el organismo y que sitúa a nuestro país en una posición difícil respecto de sus compañeros. “Educación at a glance 2018” es el nombre del estudio que, una vez más, nos muestra un aspecto aún sin resolver, como es el acceso de las mujeres a los ambientes académicos y las desiguales condiciones salariales que debemos enfrentar.

En esta línea, la OCDE informa que las mujeres chilenas que cuentan con estudios superiores, ganaron un 65% de la renta que reciben los hombres por igual cargo e igual desempeño¿Qué pasa con nuestro país? Nos encontramos, en este ranking, justo a continuación de Brasil, en una posición que no contribuye a los esfuerzos que se están realizando para reducir la brecha de género.

El informe también arroja que en el grupo de mujeres entre 25 y 64 años, el 79% que egresó de la Educación Superior cuenta con trabajo, mientras que en el caso de los hombres el número llega a 91%. Son estos 12 puntos porcentuales los que dan cuenta de la diferencia en el acceso y sobre los que debemos trabajar a la brevedad, abogando por la equidad.

Otros datos interesantes que entrega el estudio se relaciona con la cobertura educativa en nuestro país. El 31% de mujeres entre 25 y 34 años cuenta con estudios superiores, mientras que el 52% registra escolaridad completa. En el caso de los hombres, los números llegan a 28% y 55% respectivamente. Si bien todos estos datos corresponden a 2015, la realidad es que hoy mucha de esta inequidad sigue latente.

¿De qué manera nos hacemos cargo de estos indicadores para generar el cambio que realmente necesitamos como país?

¿Dónde tenemos que focalizar nuestros esfuerzos como para acabar con esta brecha?

A sólo 15 meses de entrar en la tercera década del siglo 21, parece insólito seguir levantando estas banderas, cuando el sentido común nos indica justamente el valor y la importancia de contar con igualdad de acceso de forma transversal en diversas áreas del desarrollo de las personas. Sin embargo, las diferencias persisten y debemos eliminarlas de manera efectiva y rápida.

El acceso a la educación es un Derecho Humano y, como país, debemos seguir trabajando para resguardarlo por el bien de las mujeres y su desarrollo personal.

Es así como lograremos construir una sociedad más justa y con igualdad de oportunidades para la población en general, sin discriminación por género.

Fuente del artículo: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/educacion/la-brutal-brecha-de-genero-en-la-educacion-chilena/2018-09-21/062221.html

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La educación de las niñas combate la pobreza y mejora la salud

Por: viceversa-mag.com/Cesar Chelala/05-09-2018 

La desigualdad social y el acceso desigual a la educación atrapan a millones de niñas y mujeres en todo el mundo. Si bien la “brecha de género” en la educación se ha reducido en la última década, las niñas siguen estando en desventaja, especialmente en lo que respecta al acceso a la educación de nivel secundario. Y recordemos que las mujeres todavía constituyen casi dos tercios de la población analfabeta del mundo. 

Esta brecha de género es generalmente más amplia en los niveles más altos de escolaridad. Según algunas estimaciones, las mujeres en el sur de Asia, por ejemplo, tienen solo la mitad de años de educación que los hombres, y las tasas de matrícula femenina en el nivel secundario son dos tercios de las de los hombres. 

En términos generales, la disparidad de género es mayor entre los pobres. Ser una niña de una familia pobre se convierte así en una doble desventaja. Además, el sesgo de género –en algunos casos los enfoques de la enseñanza y el grado de atención de los docentes- coloca a las niñas en una situación de desventaja adicional. 

El acceso general a la educación básica ha aumentado notablemente en la última década en muchos países en desarrollo. A pesar de eso, es menos probable que los niños pobres asistan a la escuela. En Argentina, de acuerdo con cifras oficiales, cerca de 650.000 niños y adolecentes están fuera del sistema educativo. 

Existe un acuerdo generalizado insoslayable sobre la urgencia de que la educación primaria debe convertirse en universal lo antes posible, pero las diferencias en la asistencia a las escuelas muestran que es menos probable que los pobres logren este objetivo que aquellos que viven en familias de mejor situación económica. 

Para los niños pobres, es más difícil tener fácil acceso a las escuelas, porque las escuelas tienden a concentrarse en las ciudades y las áreas donde solo viven las familias más acomodadas. La disponibilidad física de las escuelas, sin embargo, no es el factor más crítico en la mayoría de los países en desarrollo. Es importante considerar no solo los promedios nacionales, sino también la situación de las niñas pobres en las áreas rurales. 

Aunque los gastos en educación en muchos países en desarrollo han aumentado en las últimas décadas, a menos que estos recursos se destinen específicamente a los sectores más vulnerables, tenderán a aumentar las disparidades en lugar de disminuirlas. 

Las disparidades en el logro de la educación, en gran medida, se han atribuido a sistemas escolares ineficaces. Los gobiernos tienden a gastar menos en la educación primaria y secundaria pública -el tipo de escolarización que beneficia más a los pobres- durante las crisis económicas. Además, las guerras, los conflictos civiles, las crisis económicas y las epidemias alteran los servicios y afectan la asistencia a la escuela. Todos estos problemas suelen tener una mayor repercusión en los pobres. 

La eliminación del sesgo de género en la educación es particularmente importante cuando el nivel de educación de los padres está relacionado con el logro educativo de sus hijos. Varios estudios han demostrado que educar a las madres es más importante que educar a los padres para aumentar las posibilidades de éxito de sus hijos. 

Además, una gran cantidad de evidencia muestra los beneficios de la escolarización de las mujeres no solo para que sus hijos tengan buena educación, sino también para su salud, nutrición y supervivencia. Las tasas de inmunización entre los hijos de madres educadas, por ejemplo, han sido consistentemente más altas que las de las madres sin educación. 

Las niñas educadas pueden desarrollar habilidades esenciales para la vida, incluida la confianza en sí mismas, la capacidad de participar de manera efectiva en la sociedad, y la capacidad de protegerse mejor del VIH / SIDA y la explotación sexual, entre las más importantes. Además, las mujeres pobres y con poca educación son más propensas a morir durante el embarazo o el parto.   

Varios estudios han demostrado que las mujeres educadas no solo tienen menos hijos sino que también tienen mejores perspectivas económicas. La educación de las niñas no solo las empodera, sino que también se considera la mejor inversión en el desarrollo de un país. 

El aumento de los gastos en educación para los sectores más pobres de la sociedad produce mejores rendimientos en productividad, ingresos y crecimiento económico. Por el contrario, la desigualdad en la distribución de la educación ha frenado el crecimiento económico y el ingreso per cápita en muchos países. 

Tomar medidas para aliviar la pobreza se ha convertido en una prioridad global urgente. Y una de las mejores formas de reducir la pobreza es aumentar el nivel educativo de los pobres, especialmente  de las niñas. 

*Fuente: https://www.viceversa-mag.com/educacion-ninas-combate-pobreza-mejora-salud/
*Fuente de la imagen: http://www.todosayudan.com/el-banco-mundial-apuesta-por-la-educacion/
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México: Mujeres, con menor acceso al trabajo y a la educación

Autor: Ramón Verdín

La maternidad es el principal factor que contribuye a que las jóvenes en México interrumpan sus estudios o que dejen de trabajar.

México ostenta el segundo lugar, únicamente detrás de Turquía, respecto al número de jóvenes de entre 19 y 25 años que no estudian ni trabajan. Entre el sector juvenil es mayor la cantidad de mujeres que renuncian a la educación, o que no consigue un trabajo estable y bien remunerado, que la de varones.

En la República Mexicana, el 33.8 por ciento de las adolescentes está «inactiva» (no busca trabajo o no estudia), mientras que un 3 por ciento de las chicas está desempleada.
En el caso de los hombres, el 4.9 por ciento de la medición está «inactivo» y 4.6 puntos porcentuales «no trabaja», de acuerdo con la información del documento «Education at a Glance 2017», emitido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El promedio entre las naciones integrantes de la OCDE es de 10.9 por ciento de mujeres «inactivas» y 5.7 por ciento sin trabajar, enfrentadas a un 6.5 por ciento de población juvenil masculina «inactiva» y 8.0 por ciento de muchachos desempleados.

La diferencia entre México y el promedio de la OCDE es de 22.9 puntos de diferencia, lo cual evidencia la inequidad para el acceso de las jóvenes a la educación y la posterior dificultad a empleos remunerados de manera óptima.

En este tenor, la maternidad es el principal factor que impide que la mujer desarrolle una actividad laboral o estudie, mientras que en el caso de los hombres, los motivos de salud (accidentes o crónicos) contribuyen a esta «inactividad». Cabe considerar que el análisis de la OCDE contabiliza a los muchachos que están fuera de trabajo «temporalmente» o que reingresarán a las actividades académicas en un futuro inmediato.

Educación accesible

Estas diferencias marcadas son preocupantes, abundó el abogado y economista Jaffet León Chávez, ya que si se contrasta el acceso que tienen las mujeres a la educación con el que tienes los hombres, es mucho menor.

«La brecha de género está en todos los niveles, incluyendo lo educativo. No se han roto las barreras y se refleja en los topes salariales y otras circunstancias desfavorables para las mujeres, por el simple hecho de serlo».

El analista y colaborador de la plataforma Acceso.mx aclaró que el Estado, principal proveedor de la educación básica en el país, así como la iniciativa privada, deben «garantizar una mayor equidad en el acceso a la educación», ya que mientras no se logre este objetivo «no se superarán la inequidades en los pagos».

«La reforma fue creada para poder avanzar en temas educativos, sin embargo en el corto plazo no podremos observar los resultados tangibles. Es una reforma muy nueva, que apenas nace, y nosotros como mexicanos la tenemos que observar», aceptó. Igualmente, aceptó que la reforma educativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto «debe ser conservada», a pesar de que los resultados no se verán en el corto plazo.

Fuente: https://www.debate.com.mx/culiacan/desigualdad-mujeres-trabajos-acceso-mexico-20180724-0017.html
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España: El 64 % de trabajadores con ganancias bajas son mujeres: cobran menos de 12.900 euros al año

España/03 de Junio de 2018/Por: Ana Requena y Raúl Sánchez/Portal Rebelión

El 17% de los trabajadores en España tiene ganancias bajas y de ellos, la mayoría son mujeres, según la Encuesta de Estructura Salarial.
En 2016, el 18% de las trabajadoras cobraba el salario mínimo (9.172 euros anuales, unos 655 mensuales en esa fecha) o menos.
Entre los hombres esa cifra era la mitad: el 9%.

El 17% de los trabajadores en España tiene ganancias bajas, esto es, por debajo de 12.900 euros al año aproximadamente. De ellos, el 64% son mujeres, según la Encuesta de Estructura Salarial publicada este martes por el Instituto Nacional de Estadística. La encuesta muestra, una vez más, la existencia de la brecha salarial entre hombres y mujeres (la ganancia anual media femenina supone el 77% de la masculina), pero también pone de relieve la concentración de las trabajadoras en los segmentos salariales más bajos: esta tendencia se da en todas las ramas de actividad, ocupación y tipo de relación laboral.

En 2016, el año al que se refiere esta encuesta, el 18% de las trabajadoras cobraba el salario mínimo (9.172 euros anuales, unos 655 mensuales en esa fecha) o menos. Entre los hombres esa cifra era la mitad: el 9% de asalariados se encontraba en ese rango salarial.
La pirámide muestra una tendencia clara: conforme ascendemos en los rangos salariales el porcentaje de hombres aumenta y el de mujeres disminuye. Las trabajadoras son mayoría entre quienes cobran el salario mínimo y también entre quienes perciben un rango de sueldo de entre 655 y 1.300 euros. A partir de ahí, la tendencia se invierte. Hasta el punto de que en la cúspide (el rango salarial de quienes cobran 4.500 euros o más), hay un 3,41% de hombres y un 1,4% de mujeres que trabajan.
Si miramos cuál es la ganancia anual media, la brecha entre hombres y mujeres es de más de 5.000 euros: esa ganancia media de los hombres es de 25.924 euros al año mientras que la de las mujeres es de 20.131 euros. Esa brecha es más grande en los sectores de actividad mejor remunerados: en suministro de energías y actividades financieras, donde se registran los sueldos más altos, la brecha es de 8.000 y 13.000 euros anuales de media, respectivamente. En hostelería, el peor remunerado, los hombres cobran 3.000 euros más anuales que las mujeres.
En cuanto ocupación, algunos puestos superan la media de la brecha. Es el caso de los gerentes y directores, un puesto en el que las mujeres cobran, de media, 11.000 euros anuales menos que sus compañeros hombres. Curiosamente, lo mismo sucede en la parte baja de la pirámide: entre los trabajadores no cualificados de los servicios, los hombres perciben salarios que son, de media, 5.000 euros superiores a los de las mujeres.
El tipo de contrato también determina el salario: los trabajadores con contratos indefinidos ganan 24.516 euros anuales, mientras que el sueldo de los temporales es de 16.567 euros. La brecha de género se da en ambos casos, pero es más intensa en los contrato estables: las asalariadas indefinidas cobran de media 21.086 euros anuales, mientras que sus homólogos hombres perciben 27.655 euros. Es decir, unos 6.500 euros de diferencia. Esa cantidad se reduce a 2.000 euros en el caso de las mujeres y hombres con contrato eventual.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242256&titular=el-64-%-de-trabajadores-con-ganancias-bajas-son-mujeres:-cobran-menos-de-12.900-euros-
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La educación para descubrir al macho que llevamos dentro

Por: Carlos Aldana

Descubrir el macho que llevamos dentro es asumir, con alegría y novedad, las formas de relaciones y de ejercicio de poder que nos han sido negadas.

Los hombres hemos aprendido a conocer, sentir y vivir en el mundo desde el privilegio que nos ofrece nuestra propia condición biológica. Ser hombres nos ha brindado condiciones favorables (pero desiguales) en relación con las mujeres. Este privilegio nos ha impedido descubrir la injusticia de una vida patriarcal y nos ha deformado.
Todo hecho educativo tiene que representar descubrimientos de todo tipo. Siempre educar(nos) será hacernos descubridores. Por eso, postulo que llegar a sentir el macho que llevamos dentro constituye uno de esos descubrimientos maravillosos, aunque cargado de dolores, penas y vergüenzas, y lleno de relatos personales que no pueden negarse.
Este es un descubrimiento liberador, que nos abre ventanas a nuevas realidades, a relaciones novedosas, a quitarnos cargas. Aunque puede llenarnos de culpas y remordimientos, descubrir el macho que llevamos dentro es asumir, con alegría y novedad, las formas de relaciones y de ejercicio de poder que nos han sido negadas.
Insisto en que el descubrimiento de una atadura tan fuerte y tan ceñida, como es el patriarcado cuando lo llevamos muy adentro, empieza por el reconocimiento de los privilegios por ser hombres. También es el reconocimiento de que, hasta determinada edad y punto de nuestra vida, hemos sido parte de un sistema de influencias que pretende, precisamente, la introyección de esos rasgos machistas que ayudan, desde la cultura, a configurar el patriarcado, como una visión de poder económico, social y político. Sin embargo, acentúo “hasta determinada edad y punto de nuestra vida”, porque la educación también llega a representar una exigencia de responsabilidad y de transformación. Qué fácil y cómodo sería culpar siempre al sistema, a la sociedad, a nuestra madre o nuestra familia de lo macho que somos, cuando ya hemos descubierto los rasgos, las implicaciones, los efectos y otras variables que permiten la existencia del patriarcado. En la medida que nos sintamos más protagonistas de nuestra vida -y por tanto de nuestro propio proceso educador-, en esa medida descubrir el patriarcado en nuestra esfera íntima y personal, ya es una responsabilidad innegable. Sin excusas o justificaciones.
Una educación para el siglo XXI pasa por reconocer, descubrir, superar, transformar o destruir el patriarcado, en todas nuestras sociedades, ese que no nos deja construir un mundo mejor, donde hombres y mujeres seamos compañeros en igualdad de poder. Implica el cambio serio de estructuras y políticas, de prácticas institucionales, de modificación profunda de las relaciones de poder establecidas entre y para hombres y mujeres. Esta lucha, además, se compone de esas transformaciones en visiones, actitudes, interacciones, comportamientos y otros componentes culturales (como la simbología) que, en el día a día, representan la forma más potente y sutil de incorporar el patriarcado a través del machismo. Recordemos que el machismo constituye una cultura y el patriarcado un sistema que es producto y causa de esa cultura.
En países como los latinoamericanos, la educación como lucha para cambiar las condiciones injustas y excluyentes pasa por la transformación seria y permanente de las relaciones de poder en las cuales las mujeres (y toda expresión de diversidad en orientación e identidad sexual) son asumidas para y desde la subalteridad. Ese privilegio, que no pedimos pero que tampoco rechazamos los hombres, es el punto de partida para una educación que transforme el ejercicio de poder. Esta es una lucha compañera de la lucha contra las estructuras económicas globalizadas y acomodadas a los ejes de poder. Pretender una vida digna para pueblos enteros es también pretender la transformación de las condiciones de vida de las mujeres en esos pueblos, pues es en ellas que todas las variables de exclusión se agudizan.
Empecemos, pues, por educar(nos) para hacer este difícil, complejo pero maravilloso descubrimiento, que es la puerta de entrada para cambios personales, pero también colectivos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/09/la-educacion-para-descubrir-al-macho-que-llevamos-dentro/

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