Por: Ecoportal
Es muy probable para el año 2100 la temperatura global haya aumentado 2 grados centígrados (o 3,6 grados Fahrenheit). Esa es la conclusión más amenazante a la que llegaron dos estudios diferentes, usando metodologías completamente distintas, que fueron publicados en la revista científica Nature Climate Change este lunes.
primer estudio usó análisis estadísticos para demostrar que hay un 95% de probabilidades de que la Tierra se caliente más de 2 grados al final del siglo y apenas un 1% de posibilidades de que el aumento esté por debajo de los 1,5 grados.
“Nuestro modelo se basa en información que ya muestra el efecto de las políticas existentes para mitigar la emisión (de gases de efecto invernadero). Alcanzar el objetivo de un calentamiento menor 1,5 grados requerirá que la intensidad de carbono desminuya mucho más rápido que en el pasado reciente”, sostuvo Adrian Raftery, autor de este trabajo.
El segundo estudio analizó las pasadas emisiones de gases de efecto invernadero y la quema de combustibles fósiles para demostrar que incluso si los humanos dejáramos de quemar combustibles fósiles ya mismo, la Tierra seguirá calentándose, con una temperatura aumentará en unos 2 grados para 2100.
Además, concluyó que si las emisiones continúan por más de 15 años, un escenario mucho más probable que la interrupción súbita, la temperatura de la Tierra podría aumentar incluso en 3 grados. “Aunque dejemos de quemar combustibles fósiles hoy, la Tierra seguirá calentándose lentamente”, señaló Thorsten Mauritsen, autor del segundo estudio.
Evaluados en conjunto, los resultados similares de las dos investigaciones presentan una cruda realidad.
Los estudios fueron terminados antes de que Estados Unidos se retirara del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, por decisión del presidente Donald Trump.
“Claramente, la salida de EE.UU. del Acuerdo de París hará que sea mucho más difícil alcanzar nuestros objetivos de aumentar 1,5 o máximo 2 grados”, explicó Raftery.
¿Por qué 2 grados?
La marca de los 2 grados fue establecida por el Acuerdo de París firmado en diciembre del 2015. Pero ya había sido propuesta como límite por el economista de Yale William Nordhaus, en 1977.
Según los investigadores, el clima se está calentando desde que comenzó la quema de combustibles fósiles en el siglo XIX, durante la Revolución Industrial.
Si sobrepasamos esa marca, los científicos estiman que la vida en nuestro planeta como la conocemos hoy cambiará por completo. Entre las posibles consecuencias están un aumento del nivel del mar, extinciones masivas, sequías extremas, incremento de los incendios forestales, huracanes más intensos, reducción de cultivos y de agua fresca y derretimiento del hielo en el Ártico.
El impacto en la salud humana también será profundo. Las temperaturas cada vez más altas y los cambios en el clima empeorarán la calidad del aire y habrá más contaminación de agua y de alimentos, así como más infecciones transmitidas por mosquitos y garrapatas y un mayor estrés parte la salud mental, según un reciente reporte de la Sociedad del Consorcio Médico en Clima y Salud.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 12,6 millones de personas mueren globalmente por culpa de la contaminación, los climas extremos y las enfermedades relacionadas con el clima. Se espera, según el organismo internacional, que entre el 2030 y el 2050 el cambio climático cause unas 250.000 muertes adicionales.
El impacto de nuestro pasado
El primer estudio usó información de población, emisiones de carbono y producto interno bruto de 152 países, durante los últimos 50 años.
El otro hallazgo interesante que encontraron Raftery y sus colegas en esa investigación fue que la población no es un factor que influya en el tema.
“Eso se debe al hecho de que buena parte de la población del futuro crecerá en África, en países cuyasemisiones de carbono son actualmente muy bajas”, explicó Raftery.
En el segundo estudio, Mauritsen y su coautor Robert Pincus combinaron observaciones del calentamiento global pasado y de cuánto calor y cuánto carbono está siendo absorbido por el océano. Su descubrimiento radica en que aunque el CO2 dura muchísimo tiempo en la atmósfera, la capacidad de absorción del océano tal vez reducirá los cálculos del calentamiento global en 0,2 grados.
El problema es que “el estudio no se preocupa por las emisiones futuras”, indicó Mauritsen. “Nuestro estudio puede ser una referencia para calcular lo lejos que estamos de alcanzar varios objetivos relacionados con la temperatura”, añadió.
¿Qué podemos hacer?
Los investigadores aseguran que la clave para evitar estas preocupantes conclusiones está en un cambio de las políticas públicas.
“Los próximos años serán fundamentales en la lucha contra el cambio climático”, aseguró Dargan Frierson, coautor del primer estudio. “¿Trabajaremos en instalar energías limpias o nos quedaremos estancados con las viejas fuentes de contaminación? Si no actuamos rápidamente, es mejor que nos preparemos para las consecuencias severas de vivir en un mundo mucho más caliente”, sentenció.
“Solo hay dos caminos realistas para evitar un desastre a largo plazo: aumentar los incentivos financieros para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar considerablemente los recursos para hacer investigación que nos lleve al menos a implementar reparaciones tecnológicas parciales”, consideró por su parte Dick Startz, economista y coautor del segundo estudio.
“Nada es gratis. Pero las dos opciones son mejores que la catástrofe que se dibuja al final del camino”, concluyó.
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