Por: Ecoportal
El Banco Mundial (BM) ha advertido que el cambio climático amenaza con generar 100 millones más de pobres hacia el año 2030 si no se modifican las tendencias actuales, lo que generará«movimientos de población considerables».
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El Banco Mundial (BM) ha advertido que el cambio climático amenaza con generar 100 millones más de pobres hacia el año 2030 si no se modifican las tendencias actuales, lo que generará«movimientos de población considerables».
10 Septiembre 2017/Fuente:iberoamericasocial /Autor:Padilla y Piedra
Su padre gestó una revolución armada a finales de los 40 en Costa Rica, cambiando la historia de este país centroamericano para siempre, y dando paso a una de las democracias más sólidas de la región. Hoy, la hija del caudillo José Figueres Ferrer, es líder mundial al frente de una de las batallas más dramáticas e importantes que enfrenta la humanidad: el calentamiento global.
En esta carrera del ser humano contra su propia autodestrucción, su vocación por el servicio público le impidió mantenerse al margen, dedicando así su vida a esta lucha. Recientemente, como Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, fue una de las artífices del Acuerdo de París, en el cual el mundo alcanzó históricos entendimientos para atender esta problemática, compromisos hoy bajo ataque por polémicas figuras, como el electo presidente de los Estados Unidos Donald Trump.
Catalogada como una de las mujeres más influyentes del mundo por revistas como Forbes y Times, Christiana aspiró sin éxito a ser la primera mujer en alcanzar la Secretaría General de la ONU, enfrentándose a los poderes más recalcitrantes del planeta y a un sistema multilateral que aún arrastra vicios antidemocráticos y patriarcales.
“Lo imposible no es una verdad absoluta, imposible es una actitud ante la vida”, fue su lema de campaña en las Naciones Unidas. En esta entrevista doña Christiana nos cuenta cómo hacer de lo imposible una realidad alcanzable, o al menos, como dicen, morir con las botas puestas en el intento.
Iberoamérica Social: La Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de 2015 sorprendió al mundo y le dio esperanza con la adopción del Acuerdo de París, uno de los esfuerzos más relevantes de nuestros días, y liderado por una costarricense, ¿Cuáles son los principales logros y qué queda pendiente?
Christiana Figueres: Hay varias cosas que son críticas dentro del Acuerdo de París. Lo primero es que establece la línea de referencia que cada país va a usar como su inicial contribución a este esfuerzo. Se invitó a cada país a que montara su plan nacional de cambio climático y contribución al esfuerzo global. Eso es muy importante porque cada país pudo hacer su asesoría técnica y sectorial. Si hubiéramos definido de entrada que todos los países deben contribuir de igual manera, en los mismos sectores, pues no hubiera salido el Acuerdo, porque cada país es absolutamente sui generis. Le abrimos la puerta a cada país, pero bajo la condición de que era la contribución inicial y que sobre esa base se seguirá construyendo y mejorando cada cinco años.
El punto dos, es que el Acuerdo marca la trayectoria sobre la cual cada país va a contribuir a la des carbonización, se establece la dirección en la cual se mueve la economía global basada en un imperativo científico, tecnológico y moral. El Acuerdo apunta a una sola dirección común que es la des carbonización de la economía, la dirección en la cual vamos evolucionando.
El punto tres es la meta final, la parte que fue más difícil de negociar. Cuando iniciamos un viaje empezamos en un punto de partida, atravesamos un ruta y arribamos a alguna meta, no salimos sin saber a dónde vamos, porque de lo contrario no podemos medir lo que hicimos. Nuestra meta es la carbono neutralidad global para la segunda mitad del siglo. Además, algo crucial del Acuerdo es que reconoce que los gobiernos nacionales no pueden por sí solos, aunque tienen la mayor responsabilidad porque son las Partes del Acuerdo. Se reconoce por primera vez las acciones del sector privado, las ONG’s, los individuos, se conforma una red de actores que son los que van a hacer la diferencia para alcanzar la meta.
El único punto que yo lamento que no se pudiera incluir en el Acuerdo, pero que si de haberlo incluido probablemente no hubiéramos alcanzado Acuerdo, es la urgencia. La urgencia de la acción en cambio climático es algo difícil de explicar y es muy difícil de ser aceptada especialmente por los países en desarrollo. Si nosotros no llegamos al punto máximo de disminución de la emisiones globales para el año 2020, no vamos a poder llegar a la carbono neutralidad en la segunda parte del siglo a costos manejables. Digamos que seguimos aumentando las emisiones y llegamos a un punto de inflexión tarde, en el 2025 o 2030; ahí vamos a tener que afrontar dos cosas: pérdidas en vidas humanas y costos económicos gigantes, porque vamos a tener que transformar la economía y pujar la tecnología más drásticamente.
Ese sentido de urgencia de llegar a un punto de inflexión para el año 2020 que es lo que nos dice la ciencia no se incluyó en Paris, porque a la primera escucha suena como si fuera una amenaza para los países en desarrollo. La razón es que el mundo se ha venido desarrollando en los últimos 150 años de acuerdo a una curva con el aumento del producto bruto global unido al porcentaje de gases de efecto invernadero. Tenemos en la cabeza que esas dos curvas van de la mano. Hay que desligar la curva del PBG que sigue subiendo en los países en desarrollo de la curva de los gases de efecto invernadero. No obstante, si uno interpreta el Acuerdo lo que dice es que tenemos que permitirle a los países en desarrollo que sigan en su crecimiento económico pero sin que se sigan subiendo las emisiones de gases de efecto invernadero.
IS: Su candidatura a la Secretaría General representaba dos cosas a nuestro parecer. Proviene de un país que promueve la paz internacionalmente, sin ejército, y, además, usted se especializa en temas de medio ambiente, también un tema importante en la política exterior de Costa Rica. Ambos tópicos, pueden resultar incómodos para las grandes potencias que son las que más contaminan, y que cuentan con aparatos y operaciones militares desplegados en todo el mundo. ¿Considera que ello influyó en no alcanzar el puesto?
CF: Yo creo que el hecho de que vengo de un país desmilitarizado, habiendo tomado la decisión tan tajante e intencional de no tener ejército, es una decisión que se tomó en el 48 pero que la hemos interiorizado, nos sentimos orgullosos de eso y es parte de nuestra espina dorsal. Creo que en el Consejo de Seguridad eso como mínimo levantó un signo de pregunta. Si bien el Consejo de Seguridad está comprometido con la paz, la verdad es que el 100 por ciento de las conversaciones son sobre conflictos, y entonces ahí pudo haber una reticencia y yo me di cuenta de eso con las preguntas que me hicieron. En lo segundo, también tienen razón, mi trayectoria en la ONU se ve en un campo que se mira ambiental, aunque a mí me parece que es económico y social. Algunos opinaban que mi trayectoria en la ONU es en un tema que tal vez no es muy contundente o que es un tema que no se lleva a los más altos niveles de la ONU.
Además agregaría, al buen diagnóstico que ustedes han hecho, que yo me dediqué durante muchos años, incluido el Acuerdo de Paris, a una diplomacia activa, a incluir a otros sectores, a la población civil, organismos internacionales y eso a muchos gobiernos sinceramente no les gusta. Sienten que las decisiones de la ONU son nada más de gobiernos nacionales y que son ellos quienes deben tomar las decisiones.
Otra cosa más que fue incómoda para ciertos países, es el compás moral bastante claro que salió en el debate público que organizó la Asamblea General y Al Jazeera, cuando preguntaron quién estaría dispuesto a pedir perdón por lo que hizo la ONU en Haití y yo fui la única en levantar la mano. A mí me extrañó que todos mis demás colegas no levantaran la mano; pero con esto una demuestra que hay un compás moral que no siempre es compartido por todo el mundo y que es un compás moral muy tico. Y además, ¡ser mujer! ¡imagínense qué barbaridad! ¡La suma de estos factores fueron demasiado para el Consejo de Seguridad!
IS: Entonces ser mujer fue un punto importante que limitó su aspiración…
CF: Sí, yo creo que para todas las 6 candidatas el factor género jugó en contra de nosotras. Definitivamente, yo sentí, y así lo he compartido con mis colegas amigas candidatas, que en el Consejo de Seguridad no hay suficiente conformidad con la idea de que una mujer pudiera estar en esa silla. Acordémonos que en el Consejo son todos hombres, con la excepción de la embajadora de EE.UU., y algunos de ellos han estado ahí desde hace 10, 12, 15 años y siempre han trabajado con hombres.
IS: Usted indicó en varias oportunidades que el cambio climático debe ser considerado un asunto de seguridad internacional, ¿Por qué?
CF: Creo que el mejor ejemplo de eso es Europa en este momento, porque nosotros vemos una población migrante de Europa que están viniendo más que todo de países en conflicto. Si a esos países en guerra, le agregás los que estarán en conflicto con la naturaleza, y con la capacidad de su propia tierra de darles alimento y de sostener la vida, vamos a tener una situación muy poco manejable. Actualmente, tenemos 60 millones de desplazados, el nivel más alto de la historia, eso no es nada con respecto al desplazamiento que podríamos tener si nos fijamos en países como India o Bangladesh, o zonas de África, que pierden el terreno al mar o se desertizan, ahí la gente no podrá llevar el alimento, no tendrá agua. Estos 60 millones se podrían duplicar o triplicar si nosotros no controlamos el cambio climático, y esas personas que están desesperadas son las que utiliza el terrorismo para ganar aliados. ¿Cómo van a sobrevivir ellos o sus hijos? El desespere los lleva a unirse a estas causas. Por eso yo creo que hay una gran vinculación.
IS: Entonces es un tema de derechos humanos también…
CF: Es una cuestión de derechos humanos desde el principio hasta el final. El primer derecho humano que pierda esta gente es el derecho a quedarse en su hogar, en su tierra y poder vivir ahí. Ya pierden ese derecho. Segundo, empiezan a migrar, y durante el camino de migración y desplazamiento sufren atropellos de sus derechos humanos; sobretodo las mujeres, víctimas de injusticias físicas, morales y psicológicos. Los niños sufren también, pierden sus derechos humanos a la salud, a la educación, a la alimentación, entre otros. Todos sus derechos básicos los pierde esta población. Y tercero, cuando llegan a su destino, en muchas ocasiones se dan nuevos atropellos a sus derechos humanos porque vienen de otra cultura; hemos visto esta discriminación con la gente que está migrando por necesidad. Entonces esta problemática se convierte en una tragedia de derechos humanos desde el principio hasta el final.
IS: ¿Qué pasaría si el Presidente electo Trump realmente concreta sus intenciones de retirar la firma del Acuerdo de París y de no darle seguimiento al plan de reducción de emisiones de carbono de la Administración Obama (Clean Power Plan)? Inclusive ha propuesto eliminar estas restricciones por considerar que “eliminan puesto de trabajo”.
CF: Bueno, varias cosas, número uno, en cuanto a lo legal, hay que acordarse que hay una cláusula en el Acuerdo de París que establece que cualquier país con deseos de retirarse necesita iniciar el trámite y esperar tres años, y después un año adicional; entonces él no puede sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París hasta dentro de cuatro años, cuando él ya está terminando su periodo. Lo que sí podría hacer es dejar de cumplir, porque no hay una penalidad. Cualquiera de estas opciones son pasos legales, pero también pasos diplomáticos bastante serios. Así las cosas, EE.UU. como país, como aliado, sufriría efectos negativos que debería mitigar, tendría un problema de credibilidad; pero también a quien perjudicaría sería a la misma industria de los EE.UU., porque es obvio que la economía global se está descarbonizando. Es evidente que los países se están pasando a tecnologías nuevas y de bajo carbono, y si abandonan el Acuerdo de Parías, no existirá un incentivo para mantenerse al día con las tendencias y transformaciones tecnológicas del futuro; se mantendrían con una economía del Siglo XX, cuando todos ya están en el Siglo XXI.
IS: ¿Cuánto afectaría esto al apoyo de otros países altamente contaminantes, por citar un ejemplo India, en la implementación del Acuerdo de París? Un riesgo puede ser: si EE.UU no lo hace ¿por qué lo harían los países en vías de desarrollo?
CF: Yo no creo que si EE.UU. se sale, todos los demás países se vayan a salir, porque cada uno de los países puso su contribución nacional, de acuerdo con sus fortalezas y oportunidades, para empezar la des carbonización de su propia economía. Yo creo que si EE.UU. deja de cumplir el Acuerdo de París, a quien vamos a ver surgir muy rápidamente como líder de des carbonización es a China, porque China se ha dado cuenta que esto es muy positivo para su economía.
India va a seguir adelante pero un poco más lento, esto porque cuenta con mucho apoyo tecnológico y financiero, parte del cual proveniente de los EE.UU., si EE.UU. retira esta ayuda, pues le sería mucho más difícil.
China sí puede sola, y no solo China, sino que recientemente 47 países en vías de desarrollo, incluido Costa Rica, negociaron su intención para generar una des carbonización total del sector energético, eso después de las elecciones en EE.UU.; elección que no lo pudo echar para atrás.
Esto es como si fuéramos todos en una vía rápida en una sola dirección, y uno de los vehículos decide salirse de la vía y estacionarse, pone las lucecitas amarillas y todos vuelven a ver. De estos vehículos siempre va a ver, pero no debemos concentrarnos en estos. Que este vehículo se detenga no cambia la dirección de la vía. No hay que distraerse ni perder el tiempo con un vehículo que ha decidido detenerse, porque generalmente estos vehículos que ponen las luces intermitentes y se detienen, es porque tienen un problema…
IS: ¿Cuáles son los mayores retos que tenemos como región latinoamericana para implementar el Acuerdo de París?
CF: Yo creo que los mayores retos están en cómo acelerar la transición del gas a la energía renovable, hay algunos países que todavía está con carbón, como es Colombia por ejemplo, pero la verdad es que son pocos, la gran mayoría, en cuanto a su generación de electricidad, lo hacen con gas natural o con energías renovables. América Latina tiene un amplio recurso de energías renovables, como la solar, eólica, hídrica y geotérmica, que es un recurso bastante inusual en el mundo, tenemos muchísimo recurso natural para energía. Entonces para nosotros, el gran reto es cómo acelerar más rápido la explotación de estos recursos, en vez del gas natural. Estos combustibles renovables no solo no contaminan, son autóctonos y endémicos de cada país. Pensemos en matrices energéticas no solo para no contaminar, sino también para fortalecer nuestra seguridad energética. Ese es el reto más grande de América Latina.
Por supuesto, también el uso del suelo, ya que contamos con las más altas tasas de deforestación en el mundo. Eso hay que revertirlo.
IS: ¿Cuál considera usted sería la estrategia adecuada para la financiación climática e involucrar al sector privado?
CF: Yo no creo que sea arte de magia. El sector privado va a invertir donde ellos vean que hay un riesgo manejable y donde hay una buena probabilidad de obtener ganancias. Punto final. De lo que se trata es de construir los escenarios en los que el sector privado se vea incentivado para hacer esas inversiones. No se le está pidiendo al sector privado que sean ellos los que salvan al planeta, lo que se les está pidiendo, es que pongan su cabeza y sus inversiones en las tecnologías limpias; así entonces el capital fluye, no es tan complicado.
IS: ¿Qué hará Christiana en el futuro?
CF: Tengo la suerte de poder seguir trabajando en el tema que me apasiona, al que le he dedicado mi vida…Estoy comprometida con esta misión, que muchos dicen es imposible, pero que yo quiero hacerla posible.
Fuente de la entrevista: Padilla, S., Piedra, D. (2017). Christiana Figueres: “el cambio climático es un asunto de derechos humanos y seguridad internacional. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales VII, pp. 19 – 24. Recuperado en http://iberoamericasocial.com/ el-cambio-climatico-es-un-asunto-de-derechos-humanos-y-seguridadinternacional/
Fuente de la imagen: https://iberoamericasocial.com/wp-content/uploads/2017/01/CF3-1024×681.jp
Por: Ecoportal/01-09-2017
De acuerdo con un estudio reciente, el cambio climático causará cerca de 60 mil muertes prematuras en 2030 y matará a 260 mil personas en 2100. Estos datos trágicos responden a una tendencia mundial que que aún no tiene miras de revertirse.
Frente a este panorama, el sitio británico Eco Experts, especialista en ahorro energético, ha realizado un estudio y en varias infografías nos muestra el ranking de los países que tienen más posibilidades de adaptarse al cambio climático.
Los datos que se tuvieron en cuenta para elaborar la infografía fueron:
En rojo se encuentran los países de mayor riesgo; en verde, los más preparados.

La conclusión salta a la vista: el mapa muestra que los países desarrollados son los que mejor podrán resistir el impacto del cambio climático. Pero a su vez, estos países son los que más daño están causando al ambiente por sus actividades industriales.
En América Latina y el Caribe, los únicos países suficientemente preparados para no ser considerados en riesgo son Chile y Uruguay.
Hay que aclarar que el cambio climático no distingue fronteras políticas, es por ello que en un mismo país puede haber zonas de mayor riesgo que otras como sucede en Estados Unidos con Miami pese a que el país del norte sea uno de los mejor preparados.
Según el ranking, los países que tienen más probabilidades de sobrevivir al cambio climático son:
1. Dinamarca
2. Nueva Zelanda
3. Noruega
4. Singapur
5. Reino Unido
Por otro lado, los que tienen menos posibilidades son:
1. República Centroafricana
2. Chad
3. Eritrea
4. Burundi
5. Sudan
El listado completo puede verse aquí.
Ecoportal.net
Con información de:
Ecuador/Agosto de 2017/Fuente: Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Suramérica
El ministro ecuatoriano de Ambiente, Tarsicio Granizo, afirmó este miércoles que su país está decidido a enfrentar el cambio climático, siendo referente a nivel regional e internacional desde un continente que, sin embargo, no es el mayor emisor de contaminantes a la atmósfera.
“No solo está decidido, sino lidera varios procesos a nivel latinoamericano y mundial en temas de cambio climático”, señaló a una pregunta de Andes tras la apertura en Quito un ‘Diálogo regional sobre Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) que concluye el viernes.
El titular expuso que su país posee proyectos relacionados con la mitigación de la deforestación y con una mejor agricultura “climáticamente inteligente” y además con el cambio de la matriz productiva y energética “que generen menos emisiones”. “Hoy tenemos todo un portafolio de actividades que nos ayudan a enfrentar este fenómeno”, precisó.
Respecto a la salida del gobierno de Donald Trump de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático (2015) y del Acuerdo de París (2016), señaló que, en su opinión, “responde a intereses económicos internos que deberán resolver los mismos habitantes de Estados Unidos, pero la sociedad civil norteamericana mantiene una oposición muy firme con respecto al cambio climático y muchos Estados continúan con su políticas de mitigación y disminución de emisiones”.
“No creo que haya mayor consecuencia con la salida de EE.UU; evidentemente lo que sí debilita el multilateralismo que es tan necesario en temas de cambio climático”, apuntó.
Señaló que existe el propósito de elaborar las ‘NDC’ desde Ecuador con la sociedad civil, no solo con las Organizaciones No Gubernamentales, sino con los movimientos sociales y con los restantes Ministerios y carteras de Estado relacionados con el cambio climático.
La realización de este evento es fundamental porque es un reconocimiento al esfuerzo de Ecuador y su liderazgo en temas de cambio climático “es una oportunidad nuestra para mostrarles a los demás países lo que estamos haciendo y para que cunda el ejemplo”, dijo a la prensa acreditada.
En su discurso, el ministro Granizo señaló que el Acuerdo de París “aunque llegó tarde y no es suficiente”, es la herramienta más importante para combatir el cambio climático, lo cual consideró como un tema geopolítico más que técnico.
América Latina, recordó, es el que menos emisiones contaminantes genera y la que deja la menor ‘huella ecológica’ y su misión es conservar sus recursos en el tiempo, de ahí su invitación para que los países de la región incluyan en los debates para elaborar sus ‘Contribuciones Nacionalmente Determinadas’ a los diferentes sectores de su población y puso como ejemplo a los indígenas que durante siglos han preservado la cuenca amazónica.
«Uno de los resultados que podemos sacar de este evento es una integración latinoamericana para primero defender esa huella ecológica baja que tenemos en América Latina todavía, pero sobre todo para asegurar que los países que generalmente emiten, no descarguen sus responsabilidades de reducir las emisiones en los países que menos emiten”, instó.
A este ‘Diálogo Regional’ asisten más de un centenar de delegados del continente con la participación de representantes del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD); del Secretariado de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático; el Center for Clean Air Policy; la Alianza para Transparencia en el Acuerdo de París y la GIZ (Agencia del Gobierno Federal Alemán especializada en cooperación técnica para el desarrollo sostenible en todo el mundo).
El objetivo es discutir sobre planificación e implementación de las NDC y compartir experiencias y prácticas. Además, el rol del sector privado y las estrategias de financiación en la implementación de las NDC; la identificación de oportunidades de acción en el sector energético e intercambiar sobre monitoreo, reporte y otros elementos sobre el marco de transparencia incluidos en el Acuerdo de París.
Fuente: https://www.andes.info.ec/es/noticias/ecuador-esta-decidido-enfrentar-cambio-climatico-ministro-ambiente.html
Argentina / 30 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.infocampo.com.ar
Los dos ministerios de la Nación continúan con la implementación de la campaña “la escuela se planta contra el cambio climático”.
Los ministerios de Ambiente y Desarrollo Sustentable y de Educación de la Nación, en el marco del Día del Árbol, continúan con la implementación de la campaña “La escuela se planta contra el cambio climático”, que en breve contará con una plataforma online que permitirá seguir paso a paso los avances del proyecto. La iniciativa, llevada adelante en conjunto por ambas carteras, propone plantar un millón de árboles de especies nativas en establecimientos educativos en todo el país a lo largo de un año.
La campaña, realizada a nivel federal, tiene como objetivo concientizar sobre la importancia de los bosques nativos para mitigar los efectos del cambio climático y forma parte de las estrategias nacionales de Educación Ambiental, Deforestación Cero y Cambio Climático. Asimismo, las plantaciones de árboles realizadas buscan mitigar las problemáticas ambientales asociadas a la deforestación; involucrando a la comunidad educativa en el desarrollo del proyecto.
Para la ejecución de las acciones, los ministerios nacionales transferirán fondos a las provincias para la compra de plantines y la adecuación de viveros. Las provincias enviarán información para poder realizar un seguimiento de las acciones y comunicar sus avances.
La plataforma web en elaboración facilitará el acceso al número de árboles plantados en el marco de la campaña en cada provincia del país y en cada ecorregión, detallando la cantidad y variedad de especies. En tal sentido, la educación, la comunicación y la participación resultan herramientas imprescindibles para hacer frente al cambio climático. Es por esto que las escuelas son la protagonistas de estas actividades, participando tanto en la plantación y el cuidado de los árboles, como así también, mediante la recepción de materiales educativos según niveles (inicial, primario y secundario) para acompañar las acciones de educación ambiental.
La plataforma también servirá para compartir las experiencias de las escuelas y tendrá recursos educativos actualizados sobre bosques nativos, su relación con el cambio climático y las funciones ecosistémicas, las especies nativas de nuestro país, instructivos sobre cómo plantar y cómo elegir las especies adecuadas para las distintas ciudades, entre otros temas.
En nuestro país, el Día del Árbol se celebra desde 1901, por una iniciativa del Consejo Nacional de Educación, lo que demuestra vínculos históricos y valiosos entre la educación y el ambiente.
Fuente noticia: http://www.infocampo.com.ar/los-ministerios-de-ambiente-y-educacion-buscan-plantar-un-millon-de-arboles/
Chile / 30 de agosto de 2017 / Fuente: http://www.diarioeldia.cl
La jornada fue organizada por la mesa intersectorial “Educación para la Sustentabilidad”, organismo focalizado en formar ciudadanos comprometidos con el medio ambiente.
Con el objetivo de fortalecer las herramientas de quienes trabajan en el área de educación ambiental, se desarrolló la séptima versión del Seminario Habla Educador, esta vez bajo el lema de “Comunicación Ambiental en Condiciones de Cambio Climático”.
El seminario, que se desarrolló durante dos días, fue organizado por la Mesa Regional de Educación Para la Sustentabilidad, liderada por la Seremi de Medio Ambiente con la colaboración de más de veinte organizaciones y busca instaurar procesos educativos que promuevan ciudadanos empoderados y comprometidos con el desarrollo sostenible.
El Seremi del Medio Ambiente de la Región de Coquimbo, Eduardo Fuentealba, señaló que “el cambio climático es un fenómeno que está latente en el planeta, en nuestro país y en nuestra región, por eso, este seminario fue diseñado para entregar información a los educadores, más aun pensando que el Plan de Acción Nacional de Cambio Climático, anunciado hace unas semanas por la Presidenta Bachelet, tiene entre sus novedades incorporar los contenidos de cambio climático en el currículo escolar de la enseñanza básica y media”.
Para el Seremi de Educación, Pedro Esparza, “todas las instituciones del siglo XXI tienen el desafío de innovar, y en ámbito educativo hay que abordar desde la metodología la educación ambiental y el cambio climático. Esto debe tener una dimensión vivencial, de conexión con el entorno, que le signifique a niños y jóvenes una invitación a cambiar el mundo, y ese desafío también nos asiste a los adultos y al sistema educativo”.
En el Seminario Habla Educador participaron 130 personas, principalmente educadores ambientales vinculados al Sistema Nacional de Certificación Ambiental de Establecimientos Educacionales (SNCAE). Para María Pía Claussen, coordinadora del SNCAE de la Escuela Lucila Godoy Alcayaga de Coquimbo, este seminario fue “interesante, con propuestas nuevas y nos ayudó a clarificar conceptos y terminologías que nos permiten bajarlo al objetivo curricular de nuestra escuela que tiene un sello ambiental”. Además, valoró los talleres de diálogo grupal “que nos abrió la posibilidad de compartir experiencias entre pares”.
Mesa “Educación para la Sustentabilidad”. Los colaboradores del seminario Habla Educador fueron la Seremi de Educación, Seremi de Energía, Seremi de Obras Públicas, JUNJI, CONAF, Dirección General de Aguas, los centros de investigación CEAZA y CAZALAC, el Observatorio Astronómico Cerro Tololo, la Universidad Católica del Norte, la agrupación Tierra y Valle de los Niños, las fundaciones Ciencia para Todos y Alter-Eco, la ONG Red Aves, el Consejo Nacional de Televisión, entre otros.
En el seminario se firmó un protocolo de acuerdo que establece que tres nuevas organizaciones se incorporan a la mesa “Educación para la Sustentabilidad”: el Comité Pro Defensa de la Fauna y Flora (CODEFF), la Fundación para la Superación de la Pobreza Región de Coquimbo y el Departamento de Arquitectura de la Universidad de La Serena.
Los organismos que pertenecen a la mesa definieron en la Estrategia Regional de Educación para la Sustentabilidad 2015-2020 capacitar, a través de un trabajo colaborativo, en cinco principales áreas: cambio climático, biodiversidad, eficiencia energética, manejo de residuos, cuidado del recurso hídrico y astronomía.
Fuente noticia: http://www.diarioeldia.cl/region/educadores-ambientales-se-capacitan-en-cambio-climatico-en-serena
África/Sudáfrica/Agosto del 2017/Noticias/https://theconversation.com/
Universities are no longer simply institutions of learning. Over the past 50 years, they have also become important players in global financial markets. They have become institutional investors.
Universities have to decide what to do with the pension fund contributions of their staff. They also receive large monetary donations from alumni and other private donors. This money – millions, sometimes billions of dollars – goes into university investment funds. These can be managed internally or delegated to investment managers.
Harvard University in the US has the biggest endowment fund in the world with USD$32.7 billion, while university endowment funds in the UK hold between £2.5 million and £1 billion. Pension funds in the US and UK are even more substantial. For example, the California University pension fund boasts more than USD$70 billion.
University funds in southern Africa are much smaller, but some are still significant. According to our calculations, the universities with the largest endowments are all in South Africa, with the top five representing a little less than USD$1 billion collectively. The pension funds of the top 10 universities in the region come to around USD$3,6 billion.
The question of how universities choose to invest all this money is increasingly coming under scrutiny. In the US, Europe, Australia and New Zealand universities’ pension funds and endowment funds are starting to align their investment portfolios with the social concerns of their students and staff.
In the 1970s student and staff activists at US universities put serious pressure on their managements to stop investing in companies involved in the Vietnam war or, later on, in apartheid South Africa.
Today climate change is the issue that’s increasingly dominating the activist agenda on university campuses. Since 2012, 350.org, a climate change activist movement, has been pushing for total disinvestment from fossil fuels – with some significant victories . Student activists in the US have also called successfully for disinvestment from prisons.
In 2005 the UN established a responsible investment coalition called the Principles for Responsible Investment. Signatories pledge to invest according to six principles, aiming to achieve long-term sustainable investment returns and benefits for society as a whole. So far over 1000 investment managers have signed up, making it the biggest coalition of this kind in the world.
A few academic institutions have signed up too. Harvard’s USD$35 billion University Endowment Scheme joined in 2014. And at least four retirement funds, endowment funds or foundations linked to tertiary education institutions in the US and Europe signed up this year. As was the case with Harvard, this has often happened under pressure from student activists.
So far no universities in South Africa or Africa have signed the principles. But there are signs that the idea of responsible investment is starting to gain some traction – especially within the heightened activism at South African universities.
For example, the South Africa fossil free disinvestment campaign has made significant progress at the University of Cape Town. After a four-year campaign, the university’s convocation of alumni and students this year voted to support a motion to disinvest from fossil fuels.
The Rhodes Must Fall movement also brought the issue of workers’ exploitation into focus. It accused leadership at the University of Cape Town of having blood on its hands for being invested in Lonmin at the time of the Marikana Massacre.
This was closely followed by nationwide Fees Must Fall protests. Protesters called on government to provide free education for all. In doing so, they challenged the idea that universities should operate as businesses according to free market principles. They also challenged the role of the university in society by calling for decolonisation of the institution.
Since then the University of Cape Town’s council has agreed to design a responsible investment policy. This makes it the first known Southern African university to do so.
For this movement to truly take off in Southern Africa’s universities, there needs to be a paradigm shift at the level of university management.
As stressed by the University of California, becoming a responsible investor is not about giving up on financial returns. Rather it’s about finding ways to achieve these while addressing societal challenges and opportunities. A responsible investor can decide to disinvest from environmentally and socially harmful sectors, but also to support new investment opportunities such as renewable energy.
An institutional investor that takes its responsibility towards future generations seriously should reflect on its values to take informed decisions on how financial returns can be better achieved. Fortunately it’s becoming easier to do this thanks to a surge in innovative investment strategies and funds that seek to achieve both good financial returns and positive social impacts. The African Investing for Impact Barometer – a research project that we run for the Bertha Centre for Social Innovation and Entrepreneurship at the UCT Graduate School of Business – charts the rise of opportunities like this and shows that impact investing on the continent is booming.
This trend, combined with activism, can persuade universities to become more proactive, creative and responsible investors.
Student and staff activists have clearly begun to interrogate the links between social and environmental issues and their universities’ investment choices. For university management, these questions present an opportunity to think about how their investment portfolios can be used address the social concerns of their students and staff. Universities – being both institutional investors and places of education – can ultimately find improved investment solutions that create a more sustainable future for the generations of learners to come.
Fuente: https://theconversation.com/south-african-universities-need-to-rethink-how-they-invest-their-millions-81306
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